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Apuntes para un
debate estratégico.
3
“El triunfo del MAS abre una posibilidad de transformación radical de la sociedad y el Estado, pero no
en una perspectiva socialista (al menos en corto plazo), como plantea una parte de la izquierda (...) El
potencial comunitario que vislumbraría la posibilidad de un régimen comunitarista socialista pasa, en
todo caso, por potenciar las pequeñas redes comunitaristas que aún perviven y enriquecerlas. Esto
permitiría, en 20 o 30 años, poder pensar en una utopía socialista.” El "capitalismo andino-amazónico",
Álvaro García Linera, Le Monde Diplomatique, enero de 2006.
Texto completo en: https://www.lahaine.org/aH7o
.
La izquierda y los debates sobre el poder
Por su parte Lenin5 se refiere al poder de los consejos (poder soviético) como
organizaciones de masas a las que se les transfiere todo el poder público. Los
oprimidos toman en sus manos toda la gobernación del Estado, administración
de la economía y la dirección de la producción.
4
Trotsky León, “La dualidad de poderes”. En: Historia de la revolución rusa, Capitulo XI, RyR ediciones, Bs. As.,
2012.
5
Lenin, Valdimir Ilich, ¿Qué es el Poder soviético?. Publicado en Pravda, 1928.
A su vez Mao Tse Tung6 al preguntarse por qué puede existir el poder rojo,
sostiene que para que el poder popular en pequeñas zonas pueda o no
mantenerse por largo tiempo depende de si continúa desarrollándose la
situación revolucionaria en todo el país. Si así ocurre, no cabe duda de que las
pequeñas zonas rojas se mantendrán por largo tiempo y, más aún, llegarán
indefectiblemente a ser una de las numerosas fuerzas para la conquista del
Poder en todo el país.
Para Rosa Luxemburgo7 desde el escalón más elevado del Estado, hasta el
municipio más diminuto, la masa proletaria tiene que sustituir a los órganos
superados de la dominación burguesa de clase, por sus propios órganos de
clase.
6
Mao Tse Tung, “¿Por qué puede existir el poder rojo en China?”. En: Obras escogidas de Mao Tse-Tung.
Ediciones en lenguas extranjeras, Tomo I, pp. 63-73, Pekin 1968.
7
Luxemburgo Rosa, Espontaneidad y Acción, Ediciones RyR, Bs. As., 2015, p. 405.
8
Gramsci, Antonio, en Consejismo, La Caldera ediciones, La Plata, 2012, p. 12.
tanto: ¿qué significa construir desde la perspectiva del poder popular en el
momento actual, en momentos no revolucionarios, en momentos de dominio
estable de la burguesía? ¿Qué implica esto cuando no existe ese poder dual o
doble poder?
11
Poulantzas, Nicos, Estado, poder y socialismo, Siglo XXI, México, 1991. p. 324
12
Ibid., p. 323.
Si inscribimos esta perspectiva en una orientación que podemos denominar
como socialismo desde abajo, que supone la apuesta a otro modo de ejercicio
del poder, ¿qué implica esa otra forma de ejercicio del poder? Proponemos
algunas claves para adentrarnos en esta pregunta, que entendemos necesario
profundizar y someter a revisión crítica.
13
Hal Draper, ¿Qué es el socialismo desde abajo? Marxist Internet Archive – Sección en Español –
Texto original de 1960, corregido en 1968.
reconocimiento de su poder contractual en términos redistributivos, de la
capacidad de negociar en mejores condiciones la compra de su mercancía, esa
es la posibilidad permitida del ejercicio de su poder. Desde la perspectiva del
poder popular el/la sujeto/a se organiza en tanto productor/a (no bajo la figura
contractual): toma en sus manos la tarea y la preocupación por la organización
de la producción y de la vida social.
14
Piva, Adrián, “Burocracia y Teoría Marxista del Estado”, en Revista Contra Tiempos, nº 1, Bs. As, 2013.
15
Acha, Omar, “El socialismo desde abajo, de ayer a hoy”. En AA.VV., Socialismo desde abajo,
Herramienta, Bs. As., 2013.
supone una subsunción real del trabajo al capital, quien produce y reproduce a
los/as trabajadores/as como atributo suyo, como seres humanos/as según su
necesidad. Esto supone permanentes transformaciones en el proceso de
trabajo y en la subjetividad productiva de las/os trabajadores/as. La vieja idea
de Marx de que el/la trabajador/a le pertenece al capital aún antes de vender su
fuerza de trabajo al capitalista, se vuelve perceptible al reconocer las múltiples
estrategias de control sobre la vida del/la trabajador/a, sobre su consumo, sus
momentos de ocio, su deseo, sus necesidades, sus anhelos. Se trata,
entonces, de generar organizaciones colectivas que operen en sentido
contrario, que se propongan ganar mayores cuotas de poder en el lugar de
trabajo y sobre su propio proceso de reproducción.
Si la apuesta central tiene que pasar por desarrollar, extender y ampliar los
embriones de poder popular en perspectiva de la acumulación de fuerzas como
preparación de un momento de auge de movilizaciones de masas, como el
ensayo y experimentación del proyecto hegemónico de la clase; ¿qué lugar
ocupa la estrategia electoral en este proceso? ¿Para qué presentarse? ¿Lo
central es apostar a constituir frentes “ganadores”? Y por otro lado, si
pensamos que la estrategia debe estar adecuada al contexto histórico, y
situada en el marco de determinada disputa política nacional; ¿cómo se
expresa esto en la Argentina? ¿qué lugar ocupa una alianza con el peronismo,
o con algún sector del mismo?
16
Bensaid Daniel, El retorno de la cuestión político estratégica. En: www.danielbensaid.org.
Si bien entendemos que la vía insurreccional puede ser una estrategia válida,
como abonamos a la idea de que nuevas revoluciones socialistas no serán ni
calco ni copia, serán únicas e irrepetibles, parece inapropiado descartar
cualquier posibilidad estratégica a priori. Y, como consideramos necesaria la
intervención electoral, creemos importante afinar una posible intervención que
contribuya a un horizonte emancipatorio, a pesar de que no sea nuestra
apuesta central.
18
Bensaid, Daniel, op. cit.
tiempo discuta la forma en la que esos servicios se organizan y qué tipo de
salud y educación queremos, para qué o para quién. Existe una vasta
experiencia acumulada, en este sentido, por el movimiento popular desde
donde apoyarse para construir esta agenda.
Estos son apenas algunos elementos a tener en cuenta para formular nuestros
lineamientos para la intervención política de cara a procesos electorales.
Nuestra perspectiva además debe incluir un fuerte cuestionamiento al
andamiaje institucional al que pretendemos acceder, es decir a la democracia
parlamentaria representativa. Por un lado entendemos esos lugares que
peleamos en las instituciones como puntos de apoyo para las luchas que
venimos librando, pero al mismo tiempo emprendemos la tarea de ejercer esa
representación sometiendo nuestro mandato a espacios de deliberación
colectiva, poniendo a disposición la revocabilidad de los mandatos y
construyendo progresivamente espacios de deliberación que se presenten
como alternativos a los de la institucionalidad del régimen.