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LOS EFECTOS DE LO NO DICHO EN EL CAMPO DE CLÍNICA CON NIÑOS Y

ADOLESCENTES

Autores: Lic. Mariana Moser; Lic. Roxana Gaudio


Institución: Fundación Creando Lazos. Facultad de Psicología. UNLP
Contacto: (0221) 15- 5401683; (0221) 15- 4857544 / marimoser@hotmail.com;
roxanagaudio@hotmail.com
Resumen:
La clínica con niños y adolescentes se desarrolla en la compleja frontera dada por la
articulación del campo de lo intrapsíquico con lo intersubjetivo, involucrándose allí los
tiempos de organización del aparato psíquico, los tiempos de la constitución subjetiva.
Concebir al psiquismo infantil como un psiquismo en constitución supone delimitar uno
de los ejes ordenadores de la clínica con niños y adolescentes, que da cuenta de su
especificidad. Dicha premisa implica, a partir del encuentro dado con la singularidad,
dar lugar a un espacio de interrogación que posibilite configurar las particularidades del
dispositivo analítico y del marco conceptual en el que se sostienen las prácticas. Ahora
bien, ¿qué singulares aristas se introducen y asume dicha clínica cuando se inserta en
un dispositivo institucional?, ¿qué interrogantes y qué posicionamiento habrá de
constituirse ante la presencia de un cuerpo enfermo?
El espacio de la clínica en el encuentro con un cuerpo marcado por los signos de un
padecimiento del orden de lo orgánico, asume en su complejidad, la articulación de
diversos discursos que atraviesan y configuran la problemática, abriendo a un abanico
de posibles en el campo de las intervenciones.
A partir de la noción conceptual de Proyecto Identificatorio propuesta por Piera
Aulagnier, se articularán los derechos del niño hospitalizado, en vinculación a la trama
discursiva o de silencio que se constituya en torno al cáncer infantil; a partir del trabajo
realizado en la Fundación Creando Lazos de la ciudad de La Plata, institución sin fines
de lucro, que se dedica a la atención integral del niño con cáncer y su familia, desde la
oferta de atención psicológica e inclusión en espacios recreativos.

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Palabras claves: Clínica con niños y adolescentes, cáncer infantil, proyecto
identificatorio, palabra: lo dicho y lo no dicho.

Introducción:
La clínica con niños y adolescentes se desarrolla en la compleja frontera dada por la
articulación del campo de lo intrapsíquico con lo intersubjetivo, involucrándose allí los
tiempos de organización del aparato psíquico, los tiempos de la constitución subjetiva.
Concebir al psiquismo infantil como un psiquismo en constitución supone delimitar uno
de los ejes ordenadores de la clínica con niños y adolescentes, que da cuenta de su
especificidad. Dicha premisa implica, a partir del encuentro dado con la singularidad,
dar lugar a un espacio de interrogación que posibilite configurar las particularidades del
dispositivo analítico y del marco conceptual en el que se sostienen las prácticas. Ahora
bien, ¿qué singulares aristas se introducen y asume dicha clínica cuando se inserta en
un dispositivo institucional?, ¿qué interrogantes y qué posicionamiento habrá de
constituirse ante la presencia de un cuerpo enfermo?
Desde la perspectiva sostenida el dispositivo terapéutico no puede ser pensado por
fuera de las articulaciones, del entramado que se constituye en y con la institución en
que se inserta.
El espacio de la clínica en el encuentro con un cuerpo marcado por los signos de un
padecimiento del orden de lo orgánico, asume en su complejidad, la articulación de
diversos discursos que atraviesan y configuran la problemática, abriendo a un abanico
de posibles en el campo de las intervenciones.
El marco jurídico, las coordenadas institucionales, el saber médico, el discurso parental,
atravesados por la palabra o el silencio adquieren un singular estatuto en el dispositivo
analítico a partir del encuentro con un niño.
La Fundación Creando Lazos, es una institución sin fines de lucro, que se dedica a la
atención integral del niño con cáncer y su familia, desde la oferta de atención
psicológica e inclusión en espacios recreativos. La misma surge a partir de la demanda
no cubierta por el ámbito institucional-sanitario en la ciudad de La Plata, desarrollando
sus actividades en vínculo pero por fuera del marco hospitalario. Actividades sostenidas

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por voluntarios y representantes de diversas áreas disciplinares que no han transitado
directamente el vivir la enfermedad de un niño-adolescente con cáncer.
La Fundación Creando Lazos contempla al derecho como una posibilidad, como un
punto de partida, en articulación al cual se interviene con el niño, con los padres, con la
institución hospitalaria y la comunidad.
Para desarrollar esta exposición se retomarán tres derechos del niño hospitalizado, que
hacen referencia al manejo y obtención de la información. Los mismos han sido
tomados de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño de UNICEF
(1989) y ratificado en la reforma de la Constitución Nacional Argentina en el año 1994.
A saber:
 Los padres deben ser ayudados y alentados para que compartan el
cuidado de sus hijos, y deben ser informados acerca de los tratamientos,
los procedimientos y los tiempos de internación.
 Los niños y sus padres deben tener el derecho de estar informados de
manera apropiada para su edad y entendimiento.
 Los niños y sus padres tienen derecho a la participación informada
en todas las decisiones que tengan que ver con el cuidado de su salud.
A partir de la noción conceptual de Proyecto Identificatorio propuesta por Piera
Aulagnier, se articularán los mencionados derechos en vinculación a la trama discursiva
o de silencio que se constituya en torno a la enfermedad.
La presencia en la Fundación de diferentes áreas disciplinares propicia tanto para los
niños-adolescentes como para sus padres y hermanos diversos recursos de
comunicación y expresión; que dan lugar al abordaje de las diversas problemáticas en
juego durante las distintas instancias de la enfermedad.
La puesta en palabras de las complejas situaciones que se atraviesan, la posibilidad de
nominar los estados afectivos así como los avatares sufridos por el cuerpo en el tránsito
por el tratamiento médico, ocupan un papel central, en tanto conllevan a una mejora en
la relación establecida entre los cuatro actores que desde la Fundación Creando Lazos
se emplazan como principales en el devenir de la enfermedad: el niño, la familia, la
institución hospitalaria y la comunidad.

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Desde la perspectiva sostenida se concibe al niño-adolescente en tanto sujeto activo
en el tránsito por la enfermedad. Los niños y más aún los adolescentes se dan cuenta
de aquello que está ocurriendo, no sólo por sentirlo en el cuerpo, sino también por la
serie de estudios que se le realizan, por las diversas internaciones a las que son
sometidos, por los traslados (cuando no son originarios de la ciudad), por la mirada de
los otros; aún cuando es sostenido en el terreno de lo no dicho. Desde allí, es
fundamental generar los espacios y situaciones que posibiliten el acceso a la
información tanto entre padres e hijos, entre pares, entre padres y médicos, a fin de
propiciar un efecto de verdad a partir de un trabajo elaborativo, que de lugar a un
trabajo de resignificación, de inclusión en la historia, que promueva poner de manifiesto
lo que les sucede en relación a la enfermedad y lo que ella implica. Por tanto, se
apuesta a la manifestación de sus dudas, a la constitución de aquellos interrogantes
que se configuran en torno de lo que les pasa.
Maud Mannoni así se expresa respecto del estatuto que adquiere el silencio, lo no-
dicho: “El niño es sensible a la mentira. Por otra parte, es sensible a todo lo que no se
dice (…) lo que daña al niño, no es tanto la situación real como todo lo que no es dicho.
En ese no dicho, cuanto son los dramas imposibles de ser expresados en palabras,
cuantas las locuras ocultas por un equilibro aparente, pero que el niño trágicamente
paga, el rol del psicoanalista es el de permitir, a través del cuestionamiento de una
situación, que el niño emprenda un camino propio.”(1)

La Clínica:
Piera Aulagnier define al Proyecto Identificatorio, “como la autoconstrucción continua
del Yo por el Yo, necesaria para que esta instancia pueda proyectarse en un movimiento
temporal, proyección de la que depende la propia existencia del Yo. Acceso a la
temporalidad y acceso a una historización de lo experimentado van de la mano: la
entrada en escena del Yo”. (2)
“El tiempo que separa el aquí y ahora de un futuro es identificado con el tiempo que
sería necesario para el retorno de un pasado perdido. El Yo se abre a un primer acceso
al futuro debido a que puede proyectar en él el encuentro con un estado y un ser

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pasado. Ello supone que ha podido reconocer y aceptar una diferencia entre lo que es y
lo que querría ser”. (3)
Cada niño tiene su propio devenir y su propia historia, historia libidinal e identificatoria.
Es en ese momento del trayecto identificatorio del que habla Piera Aulagnier, el “T2”,
donde comienza a concluir en el sujeto el tiempo de la niñez, para comenzar a
adentrarse en el mundo de los adultos.
Historia libidinal, porque el cuerpo es un espacio al cual se debe investir y libidinizar
para que comience a tener un lugar en el sujeto. El yo necesita disponer de un mínimo
de reparos identificatorios. Esos puntos de certezas son provistos por la identificación
simbólica.
El trabajo de construcción-reconstrucción permanente de un pasado es necesario para
investir este tiempo inasible que es el presente. Es preciso que el yo pueda anclarse en
un número mínimo de referentes estables sobre los cuales su memoria garantice su
permanencia, tanto desde lo simbólico como desde lo corporal. Esto implica una
dinámica continua entre los conceptos de permanencia y cambio, que conlleva a su vez
un interjuego entre lo corporal-simbólico y social.
Si el yo no conservara conjuntamente la certeza de habitar un mismo y único cuerpo,
cualesquiera que sean sus modificaciones, la permanencia necesaria de ciertos puntos
de referencia identificatorios desaparecería. Ahora bien, cuando ese cuerpo esta
marcado por el sufrimiento y por la impronta real de una enfermedad como el cáncer
surgen algunos interrogantes:¿cómo será el Proyecto Identificatorio?¿Qué cuerpo se
investirá durante la enfermedad? ¿Qué identidad se podrá forjar?
El niño que padece cáncer, debe realizar una serie de estudios previos hasta arribar al
diagnostico definitivo, a partir del cual se determinará el tipo de tratamiento a seguir
(Quimioterapia, Radioterapia y/o cirugía) y el tiempo que llevará el mismo. Aspectos
éstos que repercuten en su vida, no sólo desde lo corporal sino también de lo psíquico.
Cuando realizan el tratamiento de Quimioterapia, hay múltiples efectos secundarios que
impactan en lo somático, tanto interna como externamente, siendo el más visible de
ellos, la caída del cabello.
A partir de este momento, el tiempo comenzará a estar regido por el tratamiento, ni ellos
ni sus familias podrán disponer del tiempo como antes. Ese tiempo que marca y define

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el devenir histórico de un sujeto ya no será sentido como propio sino determinado por
un otro, al cual deben obedecer. Piera Aulagnier define la categoría de tiempo para
poder dar lugar al devenir de un sujeto, y con ello al proyecto identificatorio. El tiempo
empieza a estar regido por las internaciones y los intervalos de las mismas, no se trata
ya de un parámetro de tiempo compartido socialmente. Desde allí, estos niños se ven
limitados a poder proyectar un futuro lejano, ya que los resultados de los controles son
los que determinaran que podrán hacer o no, sea otra internación o un descanso.
Desde los lineamientos hasta aquí esbozados, se recorta y se presenta un breve
fragmento clínico. Verónica de 17 años de edad tuvo un tumor ovárico e hizo
tratamiento entre los 6 y los 8 años; sobre ello, escasas palabras le fueron ofrecidas en
aquel momento. A medida que fue creciendo dice: “tomé más conciencia de que era un
tumor”, “…vengo porque no se si no estoy embarazada. Yo se que tuve cáncer de
ovarios, me operaron y me quedo medio ovario, de eso en mi casa no se habla,
mencionar el tema pone muy mal a mi mamá… Tengo novio y tuvimos relaciones dos
veces, no nos cuidamos porque yo pensé que nunca iba a poder quedar embarazada
por la operación”. A la semana siguiente Verónica regresa a fin de poder contar que
efectivamente estaba embarazada, así expresa: “vas a ser tía…estoy embarazada”.
El trabajo terapéutico realizado en la Fundación Creando Lazos supone sostener el
posicionamiento activo del niño-adolescente respecto de la participación en la
obtención, transmisión y elaboración de la información recibida. El no sentirse partícipes
de lo que ocurre, el no sentirse escuchados conlleva a episodios de angustia, de enojo
con los padres o con el equipo asistencial, conduce a que no pregunten ni se
interioricen sobre lo que les pasa o podría ocurrir en el futuro.
Aquello del orden de lo no-dicho, produce efectos en el devenir del funcionamiento
psíquico, deja su marca en la trama constituida en los diversos tiempos que conforma el
trayecto identificatorio, puede establecer una singular instalación del eje de la
temporalidad, del investimiento del tiempo futuro, de la posibilidad de proyectarse a
futuro. Se puede observar en el caso relatado, como plantea Mannoni, que lo no dicho
ha posicionado al sujeto sosteniendo a la pareja parental, como el silencio del niño-
adolescente garantiza el “equilibrio” psíquico de la pareja de padres y del
funcionamiento familiar.

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El investimiento y posicionamiento activo ante la temporalidad requiere de una trama
discursiva que narre la historia del cuerpo, que posibilite que el cuerpo y sus avatares
ingresen en la historia del sujeto. Por tanto, el derecho de informar y de ser informado
es entendido como la posibilidad de generar situaciones, espacios y canales de
metabolización que permitan transitar el tratamiento.

Reflexiones Finales:
La adolescencia implica la elaboración de las significativas transformaciones del cuerpo
que marcan este tiempo de la vida. Cuerpo que se construye en el seno de los vínculos
y del campo histórico-social. En la construcción de la subjetividad, se debe tomar como
aspecto fundamental la temporalización de sí mismo, de su entorno familiar y del campo
social en el que vive.
Piera Aulagnier plantea que para el yo, resulta fundamental poder situar un ideal a
futuro que no se agote en la mera reedición de lo ya vivido. El Proyecto Identificatorio
implica la alteridad potencial para un yo no condenado meramente a permanecer, sino
condenado a investir un cambio, construir y reconstruir un futuro.
Cuando un niño tiene cáncer, no sólo se padece desde lo corporal (dolor real y cambios
reales desde lo físico), sino también desde el campo de lo psíquico. Padecimiento que
muchas veces imposibilita poder proyectar un futuro, ya que la noción de tiempo y
tiempo a futuro, se ve coartada, en la medida que mayormente se ven obligados a
pensar en el día a día, en ocasiones pensar en el término de una semana se transforma
en un tiempo lejano, dado que su abanico de elecciones depende de cómo respondan a
la medicación, a los resultados de los estudios. Idéntica situación se observa en los
padres, provocando un elevado monto de angustia y de ansiedad. Recurrentemente la
pareja parental expresa desde las primeras entrevistas, después del diagnóstico, como
la noticia recibida impacta en sus vidas, como a partir de ese momento no pueden
pensar más a futuro.
Esa noticia que irrumpe, conmueve un proyecto a futuro, que seguramente se
modificará o interrumpirá por un tiempo. El trabajo de metabolización propuesto apuesta
siempre a propiciar que puedan investir un proyecto a futuro para ese niño, lo que
facilitará y habilitará a ese niño a que también pueda pensar el futuro e investirlo como

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condición de posibilidad. Para ello es fundamental, a partir del sostenimiento tanto de
los padres como del equipo asistencial de los derechos del niño hospitalizado, que el
niño-adolescente pueda posicionarse activamente ante la información recibida en
relación a su enfermedad.

Citas bibliográficas:
(1) Mannoni, M.(1998) La primera entrevista con el psicoanalista, Barcelona: Gedisa
Editorial. Pág. 124
(2) Aulagnier, P. (1993) La violencia de la interpretación, Buenos Aires: Amorrortu
Editores. Pág. 168
(3) Aulagnier, P. (1993) La violencia de la interpretación, Buenos Aires: Amorrortu
Editores. Pág. 169

Bibliografía:
Aulagnier, P. (1993) La violencia de la interpretación, Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Aulagnier, P. (1997) El aprendiz de historiador y maestro brujo, Buenos Aires: Amorrortu
Editores.
Aulagnier, P. (1980) El sentido perdido, Buenos Aires: Editorial Trieb.
Bleichmar, S. (1993) La fundación de lo inconciente, Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Constitución Nacional Argentina. Reforma 1994.
Convención de los Derechos del Niño, Ley 23.849. (1989) Derechos del niño
hospitalizado. UNICEF, Argentina.
Mannoni, M.(1998) La primera entrevista con el psicoanalista, Barcelona: Gedisa
Editorial.
Mannoni, M.(1987) El niño, su “enfermedad” y los otros, Buenos Aires: Ediciones Nueva
Visión.
SIOP. (1993) Recomendaciones sobre Aspectos Psicosociales de Oncología
Pediátrica. Sociedad Internacional de Oncología Pediátrica. Argentina: Publicado por la
Fundación Natalí Dafne Flexer.

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