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su propia porción de los recursos naturales del mundo.

Tampoco podían ser dueños de las


herramientas con las que trabajaban. Como resultado, no eran dueños ni siquiera de su propia
energía humana. Al igual que los recursos naturales y las herramientas, el trabajador era propiedad
del Estado.
Por eso yo he viajado a través de este país durante los últimos veinte años, hablando como un
portavoz de la libre empresa y sus cuatro pilares: libertad, recompensa, reconocimiento y esperanza.
El capitalista tiene la libertad de ser dueño de los recursos naturales y de las herramientas necesarias
para su comercio. Con esto, el capitalista, a su vez, es libre. Y qué gran diferencia hace el ser libre!
Vean la historia del marxismo. Cuando los gobiernos socialistas se apoderaron de los recursos
naturales o de otras herramientas de la producción, la productividad decreció. Y cada vez que
devolvían a la gente los derechos de propiedad, la productividad aumentaba. La razón está clara.
Cuando mi hijo Dick tenía dieciséis años, le di un automóvil. Era mi automóvil. Yo compré las
llantas, yo mandé arreglar los frenos. ¿Tiene algo de raro que Dick dejara las marcas de las llantas
en el pavimento, que regresara de pasear a sus amigos por toda la ciudad con el coche hecho una
porquería y el tanque de gasolina vacío, y que cuando algo fallaba abandonara el coche en el garaje
hasta que yo lo enviara a reparar?
Cuando Dick cumplió dieciocho años le entregué el coche en propiedad. Repentinamente dejaron
de aparecer las marcas de las llantas. Dick debía comprar las llantas. Los largos paseos se acortaron.
Dick tenía que comprar la gasolina. Y dejé de andar acarreando a sus amigos por todas partes. El
mantenimiento del automóvil ya era responsabilidad suya. Ahora mi hijo es presidente de su propia
corporación, el Windquest Group. Es un líder responsable en nuestra comunidad, colabora en la
directiva de la escuela estatal y como consultor de empresas, incluyendo la nuestra. En alguna parte
del camino aprendió a conocer la libertad y la responsabilidad de ser dueño.
Siempre ocurren dos cosas cuando los recursos naturales y las herramientas son propiedad de la
gente: duran más y se usan con mayor efectividad. Por eso el campesino americano, que es dueño
de la tierra y del tractor, conserva la tierra bien cuidada y el tractor en excelentes condiciones.
Cuando llega la hora de cosechar, le pone luces al tractor y trabaja toda la noche. Y como resultado,
recibe cada vez mayores recompensas por un trabajo eficientemente realizado.
Veamos la fórmula una vez más:
BM = RN + EH x FI
Durante muchos años he viajado por todos los ámbitos del país usando estas letras para explicar
cómo funciona el capitalismo. Y sigo creyendo en ella, pero existe aún un ingrediente que le falta a
la fórmula.
El secreto para lograr un éxito auténtico y duradero en los negocios es la solidaridad. En la
actualidad, cuando presento la fórmula, añado solidaridad a cada una de las etapas del proceso. La
fórmula para el Capitalismo Solidario es la siguiente:
BM = (RN + EH x H) x 5
Cuando multiplicamos la fuerza de cada componente por solidaridad, suceden cosas
sorprendentes. Debemos permitir que la solidaridad nos guíe en cada etapa de nuestro camino hacia
el bienestar material y, eventualmente, en el empleo de éste. La solidaridad debe guiamos también
en el uso de los recursos naturales, de la energía humana y de las herramientas.
Hay quienes se ríen cuando digo que la solidaridad, no el beneficio, es la meta final del
capitalismo. Piense lo que quiera, pero sepa esto: Cuando la solidaridad inspira e informa a la libre
empresa, aparecen los beneficios, mejora la calidad de la vida humana y la tierra es restaurada y
renovada. Cuando la solidaridad no es un ingrediente activo del proceso, los beneficios pueden
continuar produciéndose temporalmente, pero a largo plazo el costo en sufrimiento humano y en
desolación de la naturaleza es muchísimo mayor del que osaríamos pagar.

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