Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
lenguaje”
Seis textos interpretan una plétora de voces que pronuncian este grito
de guerra lacaniano con diferentes referencias, inflexiones y marchas.
El lector no encontrará material para una lectura definitiva sino un
contrapunto reglado cuya armonía revela el inconsciente en su
multivocidad.
Contenido
El sujeto y el entre
Bruno Bonoris
La máquina de afectar
Sebastián Lema
1 “Hacía mucho tiempo que el concepto de inconsciente golpeaba a las puertas de la psicología
para ser admitido. Filosofía y literatura jugaron con él harto a menudo, pero la ciencia no sabía
emplearlo. El psicoanálisis se ha apoderado de este concepto, lo ha tomado en serio, lo ha
llenado con un contenido nuevo” (Freud, Sigmund. “Algunas lecciones elementales sobre
psicoanálisis”, original de 1940 [1938]. En Obras completas, vol. XXIII, Amorrortu, Buenos
Aires, 2006, p. 288).
2 El término inconsciente hizo su aparición en lengua inglesa en 1751. Henry Home, Lord
Kames. En Essays on the Principles of Morality and Natural Religion, Corrected and
Improved, in a Third Edition. Several Essays Added Concerning the Proof of a Deity, Edited
and with an Introduction by Mary Catherine Moran, Liberty Fund, Indianapolis, 2005, p. 161.
https://oll.libertyfund.org/titles/1352.
3 Lo dijo innumerables veces, incluso tan temprano como 1896 en “La herencia y la etiología de
las neurosis”. Freud, Sigmund. En Obras completas, vol. III, Amorrortu, Buenos Aires, 1991,
p. 151.
4 La contrasubversión del Complejo de Edipo no remite tanto a la idea en sí misma –
indudablemente muy valiosa– sino al modo en que fue concebida: como un complejo universal
y ahistórico.
5 Freud, Sigmund. “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia
paranoides) descrito autobiográficamente”, original de 1911 [1910]. En Obras completas, vol.
XI, Amorrortu, Buenos Aires, 2006, p. 36.
6 Freud, Sigmund. “Breve informe sobre el psicoanálisis”, original de 1924 [1923]. En Obras
completas, vol. XXIII, Amorrortu, Buenos Aires, 2006, p. 204.
7 Lacan, Jacques. El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
original de 1964. Paidós, Buenos Aires, 2006, clase 29 de enero de 1964.
8 Si el psicoanálisis no es una hermenéutica, queda abierta la pregunta por el método. Hemos
quedado huérfanos, metodológicamente hablando. ¿Es posible pensar el psicoanálisis como
una arqueología?
9 Lacan, Jacques. “Posición del inconsciente”, original de 1964. En Escritos 2, Siglo XXI,
Buenos Aires, 2008, p. 793.
10 Lacan, Jacques. “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, original de
1953. En Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires, 2008, p. 241-242.
11 Ibidem, p. 250.
12 Lacan, Jacques. El seminario, libro 2: El yo en la teoría de Freud y en la técnica
psicoanalítica, original de 1954-55. Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 241.
13 “Estoy pensando en la palabra immixing [...] pienso que la primera vez que introduje esta
palabra fue precisamente para la relación de los sujetos [...] Los sujetos no son entonces
aislados, como los pensamos. Pero, por otro lado, ellos no son colectivos. Tienen una cierta
forma estructural, precisamente immixing que es, hablando con propiedad, aquello sobre lo
cual una discusión como la de hoy puede introducirnos, y creo que únicamente en la medida en
que no estamos tan seguros que quien inventa es exactamente el designado por un cierto
nombre propio [...] las invenciones son producidas, podemos decir, exactamente al mismo
tiempo, o en el lapso de pocos meses la una de la otra, por sujetos (debo pronunciar esta
palabra, tarde o temprano) que se encuentran a grandes distancias (geográficas o de otro tipo)
los unos de los otros [...] Entonces, aquí es donde reside la cuestión. En proponer el término
sujeto para esta conexión, y en demandar que lo distingamos del vuestro ser vivo que usted
introdujo con toda su animación” (Lacan, Jacques, original de 18 de octubre de 1966, citado en
Peusner, Pablo, “Textos inéditos de Lacan en español - Intervenciones en Baltimore”.
http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/2007/08/textos-inditos-de-lacan-en-espaol.html.)
14 Lacan, Jacques. El seminario, libro 20: Otra vez, original de 1972-73. Versión crítica a cargo
de Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos Aires, s/f, p. 2.
15 Lacan, Seminario 2, op. cit., p. 141.
16 Lacan, Jacques. El seminario, libro 1: Los escritos técnicos de Freud, original de 1953-1954.
Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 239.
17 Ibidem, p. 240.
18 Le debo esta idea a Alfredo Eidelsztein.
19 Lacan, Jacques. El seminario, libro 14: La lógica del fantasma, original de 1966-1967.
Versión crítica a cargo de Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos
Aires, 2008, clase del 12 de abril de 1967.
20 En mi primer libro El nacimiento del sujeto del inconsciente, Buenos Aires, Letra Viva, 2019,
me dediqué a analizar la dimensión histórico-epistémico del sujeto del inconsciente. Los
renglones que siguen pueden entenderse como una brevísima introducción a este problema.
21 Tal vez sea importante aclarar que no toda lógica produce la sutura del sujeto ¿Podemos decir
lo mismo de la psicología?
22 Para este problema recomiendo leer los libros Infancia e historia: Ensayo sobre la destrucción
de la experiencia de Giorgio Agamben, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2007 y
Hermenéutica del sujeto de Michel Foucault, original de 1981-82, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2008.
23 Lacan, Jacques. “La ciencia y la verdad”, original de 1966. En Escritos 2, Siglo XXI, Buenos
Aires, 2008.
24 Foucault, op. cit., p. 33.
25 Lacan, “La ciencia y la verdad”, op. cit.
26 Lacan, “Posición del inconsciente”, op. cit.
27 Lacan, Jacques. El seminario, libro 9: La identificación, original de 1961-62. Versión crítica a
cargo de Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos Aires, 2004.
28 Lacan, “Función y campo…”, op. cit., p. 273.
29 Heidegger, Martin. La época de la imagen del mundo, original de 1938. Versión castellana de
Helena Cortés y Arturo Leyte, s/f. http://www.fadu.edu.uy/estetica-diseno-
i/files/2015/08/heidegger_epoca_imagen_mundo.pdf.
30 Lacan, Seminario 11, op. cit.
Por el equívoco, lalangue viene a un lugar que ya lo estaba
esperando. Aquello que surge de un yerro muestra que, en
psicoanálisis, algo puede operar como concepto no tanto por el
significado que lo define, sino por la posición en una red que lo
estaba esperando.
Este decir no procede más que del hecho de que el inconsciente, por estar
“estructurado como un lenguaje”, esto es, lalengua que habita, está sujeto al equívoco
con que cada una se distingue. Una lengua entre otras no es otra cosa sino la integral
de los equívocos que de su historia persisten en ella.5
Esta insistencia en el equívoco, que no duda en asimilarlo a una
integral, parece apoyarse en algo que está entre la relación particular
al Otro y lo que del equívoco está determinado por la estructura de
cada lengua:
No es de ningún modo al azar que en lalengua, cualquiera que ella sea, cuya primera
impronta recibió alguien, una palabra es equívoca. No es ciertamente por azar que en
francés la palabra ne {no} se pronuncie de una manera equívoca con la palabra noeud
{nudo}. No es de ningún modo por azar que la palabra pas {no}, que en francés
redobla la negación contrariamente a muchas otras lenguas, designe también un pas
{un paso}. Si yo me intereso tanto en el pas, no es por azar.6
Lalengua sirve para muy otras cosas que para la comunicación. Es lo que la
experiencia del inconsciente nos ha mostrado en tanto que está hecho de lalengua –
esta lalengua [...] lo que es nuestro asunto de cada uno respecto de lo que, para
nosotros, es la lengua, la lengua que se dice materna, y no por nada se dice así.9
De la lengua algo pasa y se ejerce en su particularidad para el
sujeto y a ello está llamando lalangue materna: una forma particular
de errar el golpe anquilosado del significado.
Los padres modelan al sujeto en esta función que intitulo como simbolismo. Lo que
estrictamente quiere decir, no que el niño sea de alguna manera el principio de un
símbolo, sino que la manera en que le ha sido instilado un modo de hablar no puede
más que llevar la marca del modo bajo el cual los padres lo han aceptado.10
... el lenguaje [...] interviene siempre bajo la forma de lo que yo llamo con una palabra
que he querido formar tan cercana como fuera posible de la palabra laleo {lallation} –
lalengua {lalangue}.13
Esta referencia al laleo es muy importante porque en ella se
basan muchas lecturas que pretenden ver en lalangue una especie de
carta abierta a la poética psicoanalítica. El problema es que el laleo
como tal lejos está de poder pensarse como un fuera del lenguaje.
Como demostró Roman Jakobson,14 no está por fuera de la estructura
fonética de una lengua. La práctica del laleo es muy difícil de separar
de la interlocución del Otro, que incentiva e inhibe algunos rangos de
sonido en particular. Como sabemos, el fonema es una categoría
diferencial dentro de un sistema que agrupa un rasgo amplio de
sonidos, haciéndolos a todos operar como uno en relación al nivel
siguiente de la lengua, el morfémico, en el que el fonema se define,
por alterar o no, el significado, no de él, ya que no lo tiene, pero sí del
morfema del que forma parte. De allí que el modo particular en que el
Otro instila lalangue a partir de la práctica concreta de la palabra no
deja de llevar la marca de la estructura fonemática en particular y del
orden simbólico en general.
...el inconsciente es [...] el testimonio de un saber en tanto que escapa en una gran
parte al ser que da ocasión de percatarse de hasta dónde llegan los efectos de lalengua.
Es en efecto, es cierto, es en efecto que este ser da cuenta por todo tipo de afectos que
permanecen enigmáticos, lo que resulta de esta presencia de lalengua en tanto que,
de saber, ella articula algunas cosas que van mucho más lejos que todo lo que él
mismo, en calidad de saber enunciado, soporta.15
Hay efectos que se soportan en el saber, pero que para el sujeto
aparecen enigmáticos, como afectos. Enigmáticos porque el sujeto los
soporta sin reconocer en ellos la operatoria significante de la cual, a
su vez, se soportan:
El lenguaje, sin duda, está hecho de lalengua, es una elucubración de saber sobre
lalengua misma. Pero el inconsciente es un saber, un savoir-faire con lalengua. Lo
que se sabe hacer con lalengua sobrepasa, en otros términos, por mucho aquello de lo
que se puede dar cuenta a título del lenguaje. Pero plantea la misma cuestión que es
planteada por el término de lenguaje. Está sobre la misma vía, excepto que va ya
mucho más lejos, que anticipa sobre la función del lenguaje –que lalengua nos afecta,
ante todo, por todo lo que ella comporta como efectos que son afectos– y si se puede
decir que el inconsciente está estructurado por… como un lenguaje, es muy
precisamente en cuanto que estos efectos de lalengua, ya ahí como saber, como saber
que no tiene nada que hacer, va mucho más allá de todo lo que el ser, el ser que habla,
es susceptible de articular como tal...16
...el sentido se sabe. Tan es así que uno se asombra, visto el genio de lalengua, que no
se haya hecho con él una sola palabra, que nos hayamos atascado: lo sensato (le
sensé), lo sensible, todo lo que se quiera, pero que no haya acabado por cristalizarse:
lo sensabido (le sensu).17
¿Qué es, por lo tanto, el cuerpo? ¿Es o no es el saber del Uno? El saber del Uno se
revela no venir del cuerpo. El saber del Uno, por poco que podamos decir al respecto,
el saber del Uno viene del significante Uno. ¿El significante Uno viene del hecho de
que el significante como tal no sea nunca más que el uno entre otros, referido como
tal a estos otros, y como siendo su diferencia con los otros? [...] ¿Qué quiere decir hay
Uno? Lo que quiere decir hay Uno es esto que permite localizar la articulación
significante: que de uno entre otros –y se trata de saber si es cualquiera– se levanta un
S1, un enjambre {essaim} de significantes, un enjambre zumbante, ligado a esto, que
este Uno de cada significante –con la cuestión de “¿es de ellos {d’eux} que hablo?”–
este S1 que puedo escribir primero por su relación con S2:
S1 → S2
es decir, ustedes pueden poner aquí tantos de ellos como quieran, es el enjambre del
que hablo. El significante como amo, a saber en tanto que asegura launidad, la
unidad de esta copulación del sujeto con el saber, es eso el significante amo, y es
únicamente en lalengua, en tanto que es interrogada como lenguaje, que se
despeja...26
[Sobre la vida] Y bien, de esto se trata, precisamente se trata de los semas, a saber, de
ese algo que se encarna en lalengua. Pues es preciso resolverse a pensar que lalengua
es solidaria de la realidad de los sentimientos que ella significa. […] Por supuesto,
podemos proyectar así esos sentimientos sobre animales. Sólo les haré observar que si
podemos proyectar impedimento, turbación, perplejidad sobre animales es
únicamente sobre animales domésticos. Si podemos decir que un perro está turbado,
perplejo o impedido en algo, es en la medida en que se encuentre en el campo de esos
semas y esto por nuestro intermedio. Entonces, al menos quisiera hacerles sentir lo
que implica la experiencia analítica. Es que cuando se trata de esa semiótica, de lo
que constituye sentido y de lo que comporta sentimiento, y bien, lo que esa
experiencia demuestra es que de lalengua, tal como la escribo, procede lo que no
vacilare en llamar la animación, y por qué no, saben bien que no los fastidio con el
alma; se trata de le animación en el sentido de un revolver, de un cosquilleo, de un
rascado, de un furor; para decirlo todo la animación del goce del cuerpo. Y esa
animación no es nuestra experiencia, no proviene de cualquier parte. Si el cuerpo, en
su motricidad, está animado en el sentido que acabo de decirles, a saber, el de la
animación que da un parásito [...] y bien, eso proviene de un goce privilegiado
distinto del goce del cuerpo; […] esto es muy precisamente lo que situamos en el
goce fálico. El goce fálico es aquél que aportan, en suma los semas.29
[El sema] es lo que constituye sentido. Todo lo que constituye sentido en lalengua
muestra estar vinculado a la ex-sistencia de esa lengua, a saber: a lo que está fuera del
asunto de la vida del cuerpo; y si hay algo que intenté desarrollar [...] es que en la
medida en que dicho goce fálico, dicho goce semiótico se sobreagrega al cuerpo, hay
un problema. Les propuse resolver tal problema [...] resolverlo simplemente con la
comprobación de que esa semiósis resbaladiza consquillea el cuerpo en la medida [...]
en que no hay relación sexual.30
...lo Real, es lo que ex-siste al sentido en tanto que yo lo defino por el efecto de
lalengua sobre la idea, o sea sobre lo Imaginario supuesto por Platón al animal
parl’être entre otros, ¡entre otros animales-cuerpo o diablo en el cuerpo, como
ustedes quieran!35
3. Conclusiones
Si el lenguaje, y también el inconsciente, puede ser pensado
como una máquina, en su automatismo, en las leyes combinatorias
que operan por sí mismas sin que nadie las piense ni las postule, en su
causalidad significante y en su temporalidad lógica, ¿cuál será el
estatuto de sus efectos? Ya que, por un lado, tenemos toda la
dimensión del significado y del sentido, que podríamos decir que le
son connaturales o que están en continuidad, que son de la misma
estofa. Pero que, por otro lado, encontraríamos efectos que, en
apariencia, no llevarían la marca de una continuidad lingüística:
sentimientos, afectos, cuerpo. Esto obligaría a la teoría a malabares
expositivos, energías que se desplazan y consistencias que son
invadidas por la marca del lenguaje.
† En lo que respecta al cuerpo del texto, mantendremos el término en francés “lalangue” para
evitar las confusiones derivadas de la lectura en voz alta. En el caso de las citas preferimos
mantener la transcripción del texto original.
‡ En este caso la transliteración al español permite sostener en el “pasar lalengua” cierta erótica
que viene al caso en el acto de instilar lalangue.
¶ Ducrot y Todorov, op. cit., p. 307, lo definen como “átomos semánticos”, como unidades
aisladas de sentido. Pero al desplegar el problema de la metodología por la que se definirían
dichas unidades, es claro que el método conmutativo no es suficiente para definirlos, como sí lo
es para el establecimiento de los fonemas, por lo que es necesario apelar a la dimensión del
discurso, mucho más difícil de formalizar.
** Por ejemplo, el síntoma, que Lacan ubica en esa intersección en el seminario R.S.I.
1 Frase atribuida a Burroughs, William. El tiquet que explotó. Minotauro, Barcelona, 1998.
2 Lacan, Jacques. El saber del psicoanalista. Charlas en Sainte-Anne, original de 1971-72.
Versión crítica a cargo de Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, s/f, p. 9.
3 Mounin, Georges. Los problemas teóricos de la traducción. Gredos, Madrid, 1977.
4 Lacan, El saber…, op. cit., pp. 13-14.
5 Lacan, Jacques. “El atolondradicho”. En Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 514.
6 Lacan, Jacques. “Conferencia de Ginebra sobre el síntoma”, original el 4 de octubre de 1975.
Traducción de Ricardo Rodríguez Ponte, s/f, p. 17.
7 Lacan, Jacques. “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”. En Escritos
1, Siglo XXI, México, 2009, pp. 461-495.
8 Lacan, “Conferencia de Ginebra sobre el síntoma”, op. cit., pp. 17-18.
9 Lacan, Jacques. El seminario, libro 20: Otra vez, original de 1972-73. Versión crítica a cargo de
Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos Aires, s/f, p. 386. A partir de
aquí las comillas nos pertenecen.
10 Lacan, “Conferencia de Ginebra sobre el síntoma”, op. cit., pp. 17-18.
11 Diccionario de la Real Academia Española (Versión en línea). http://dle.rae.es/srv/search?
m=30&w=instilar.
12 Lacan, Jacques. El seminario, libro 24: L’insu que sait de l’une-bévue s’aile a mourre,
original de 1976-1977. Versión bilingüe de la Ecole Lacanniene de psychanalyse, clase del 19
de abril de 1977, p. 4. http://ecole-lacanienne.net/es/bibliolacan/seminarios-versiones-
bilingues/.
13 Lacan, “Conferencia de Ginebra sobre el síntoma”, op. cit., pp. 16-17.
14 Ducrot, Oswald y Todorov, Tzvetan. Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje.
Siglo XXI, Buenos Aires, 2011.
15 Lacan, Seminario 20, op. cit., pp. 387-388.
16 Ibidem, p. 388.
17 Lacan, Jacques. El seminario, libro 21: Les non-dupes errent, original de 1973-74. Versión
crítica a cargo de Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos Aires, s/f, p.
152.
18 Lacan, Jacques. El seminario, libro 5: Las formaciones del inconsciente. Paidós, Buenos
Aires, 2016.
19 Lacan, Jacques. El seminario, libro 10: La angustia, original de 1962-63. Versión crítica a
cargo de Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos Aires, s/f.
20 Lacan, Les non-dupes errent, op. cit., p. 183.
21 Lacan, Jacques. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”. En
Escritos 2, Siglo XXI, México, 2009, pp. 755-788.
22 Lacan, Jacques. “Televisión”. En Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, pp. 535-572.
23 Lacan, Jacques. El seminario, libro 23: El sinthome. Versión crítica a cargo de Ricardo
Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos Aires, s/f.
24 Krymkiewicz, Martín. “Antiontología significante”. En El rey está desnudo: Revista de
Apertura, Sociedad Psicoanalítica, nº 12, 2018, pp. 73-86. http://elreyestadesnudo.com.ar/wp-
content/uploads/2018/04/Revista_nro_12.pdf.
25 Lacan, Seminario 20, op. cit., p. 393.
26 Ibidem, p. 394.
27 Ibidem, p. 395.
28 Ídem.
29 Lacan, Seminario 21, op. cit., pp. 183-84.
30 Ibidem, p. 184.
31 Ibidem, p. 186.
32 Lacan, Seminario 20, op. cit., p. 286.
33 Ibidem, p. 20.
34 Lacan, Seminario 21, op. cit., p. 185.
35 Lacan, Jacques. El seminario, libro 22: R.S.I., original de 1974-75. Versión crítica a cargo de
Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos Aires, s/f, p. 112.
que Freud realizó algo nuevo: la obra freudiana es un cambio radical
de postulados, una ruptura respecto de lo anterior. Otros círculos, más
escépticos, cuestionan la pertinencia de adjudicarle un estatuto de
innovación: la empresa freudiana es el producto ordinario de una
tradición médica y social. Sin embargo, no son posiciones
necesariamente antagónicas.
M. Charcot, contrario a esta opinión, se propone demostrar que todos esos fenómenos
del ataque histero-epiléptico, tan desordenados y tan variables en apariencia, se
desarrollan siguiendo una regla, una ley, y describe prácticamente un tipo que
representa el ataque completo, especie de patrón al que pueden referirse o compararse
los ataques confusos, incompletos o anormales, en sus numerosas variedades.1
La innovación freudiana
Freud transforma esencialmente estos cuerpos cuando postula
que si bien tienen leyes, están ocultas. La descripción freudiana le da
un lugar central a una expresión diferente de aquella normal a través
de la palabra y su significado común. En el cuerpo freudiano, no se
trata de lo dicho evidente, sino del querer decir. Así, crea otro
régimen de lo que hay, en el que la mente y el cuerpo cartesianos
aparecen como avatares del sentido inconsciente freudiano. El cuerpo
hablante freudiano no es ni un organismo que emite palabras a través
de su boca, ni necesariamente un cuerpo que revela una verdad. Más
bien, se trata de la intencionalidad de lo sinsentido oculto.
Tomé entonces nota de estar frente a una novedosa manera de responder, y por medio
de repetidas presiones promoví una serie de palabras en apariencia carentes de
sentido: Casero-Camisón-Cama-Ciudad-Carromato. «¿Qué quiere decir eso?»,
pregunté.2
Descifra de esta forma otro lenguaje cuyas ideas no tienen relación aparente entre sí;
en este lenguaje el signo no atañe a la semántica común; sólo significa cuando se
pone en relación con otro signo que, a primera vista, no tiene nada común con él; sin
embargo los dos tienen una correferencia que hay que buscar.10
«¿Qué quiere decir eso?», pregunté. Meditó un momento, y luego se le ocurrió: «Sólo
puede tratarse de una historia que ahora me viene a la mente. Cuando yo tenía diez
años, y doce la hermana que me seguía en edad, cierta noche tuvo ella un ataque de
furia y fue preciso atarla y llevarla a la ciudad en un carromato. Sé con exactitud que
fue el casero quien la dominó y luego la acompañó también al sanatorio».11
El recule freudiano
Freud no sostuvo esta novedad a lo largo de su obra. El complejo
de Edipo es quizá la evidencia más notoria para soportar esta
aseveración:
Antes de abandonar París, convine con el maestro (Jean Martín Charcot) el plan de un
trabajo comparativo de las parálisis histéricas con las orgánicas. Yo quería desarrollar
la tesis de que, en la histeria, parálisis y anestesias de partes del cuerpo se deslindan
guardando correspondencia con las representaciones comunes (no anatómicas) que
los seres humanos tienen de estas últimas.10
Antes de que yo pueda decirle algo, es preciso que haya averiguado mucho sobre
usted; cuénteme, por favor, lo que sepa de usted mismo… Diga, pues, todo cuanto se
le pase por lamente. Compórtese como lo haría, por ejemplo un viajero, sentado en el
tren del lado de la ventanilla que describiera para su vecino del pasillo cómo cambia
el paisaje a su vista.11
Lacan apostaba que sería posible tocar un punto íntimo de vergüenza del analizante;
no de una vergüenza social frente al otro, sino una vergüenza íntima, sin la cual la
vida quedaría desnuda, sin cualidad, descualificada. La familia es la primera
intimidad de cada uno, su “extimidad”.17
Se ve cómo la función intelectual se separa aquí del proceso afectivo. Con ayuda de la
negación es enderezada sólo una de las consecuencias del proceso represivo, a saber,
la de que su contenido de representación no llegue a la conciencia.2
Para Freud, entonces, la negación corresponde a un proceso
intelectual que se distingue de uno afectivo; dice que se trata de un
juicio adverso, pero que reposa en un deseo de reprimir: “El juicio
adverso {Verurteilung} es el sustituto intelectual de la represión”.3
Señalemos que el juicio en sí ya fue realizado, puesto que la
representación ha sido declarada irreconciliable con el “yo”, mientras
que la negación no agrega un segundo juicio, simplemente le aplica a
un contenido la marca que lo denota como no afirmado por el “yo”.
Tan solo sustituye en la conciencia a la represión, es un retorno de lo
reprimido. La negación le permite al pensamiento operar con
contenidos liberados de las restricciones de la represión, es una
especie de tratamiento que se le aplica a estos. ¿Por qué querríamos
operar con estos contenidos? La necesidad de operar con ellos
corresponde a la de lograr un universo de discurso, ya que si a cada
término le corresponde su contrario, si no pudiéramos operar con
alguno de los dos, tendríamos una especie de laguna mental en la que
se empantanaría el pensamiento.† Pero es un hecho conocido que
Freud afirma que no hay contradicción en el inconsciente, allí lo que
hay son términos positivos investidos con afecto. Si no hay
contradicción, es decir, si no tenemos el término complementario que
nos permite hacer un “todo”, ¿cómo es posible una lógica, es decir,
un discurso para el cual todo término cuenta con un referente? ¿Qué
operación, qué “nuevo acto psíquico” debe producirse para lograr la
universalidad? Freud plantea la necesidad de que cierto objeto se
pierda y que en aquel lugar pueda ser reencontrado para lograr el otro
juicio que debe realizarse: el de existencia. Este establece si acaso
una representación ya presente en el “yo” puede ser reencontrada en
la “realidad”. Este juicio se hace necesario por la capacidad de evocar
un “objeto” por medio de la representación, sin que sea necesario que
este esté allí presente:
Así la muerte nos aporta la cuestión de lo que niega el discurso, pero también la de
saber si es ella la que introduce en él la negación. Pues la negatividad del discurso, en
cuanto que hace ser en él lo que no es, nos remite a la cuestión de saber lo que el no-
ser, que se manifiesta en el orden simbólico, debe a la realidad de la muerte.
Así es como el eje de los polos en que se orientaba un primer campo de la palabra,
cuya imagen primordial es el material de la tésera (donde volvemos a encontrar la
etimología del símbolo), está cruzado aquí por una dimensión segunda no reprimida
sino engañosa por necesidad. Ahora bien, es aquella de donde surge con el no-ser la
definición de la realidad.7
Sentido bastante indicado por la frase que sigue, prosiguiendo sobre la Verurteilung,
es decir, la condenación a la que ella designa como equivalente (Ersatz) de la
represión, en la que el propio no debe ser tomado como una marca, como un
certificado de origen comparable al made in Germany impreso sobre un objeto.8
Significa que todo lo reprimido puede tomarse de nuevo y volver a utilizarse en una
especie de suspensión, y que en cierto modo en lugar de estar bajo el dominio de los
instintos de atracción y de expulsión, puede producirse un margen del pensamiento,
una aparición del ser bajo la forma de no serlo, que se produce con la denegación, es
decir, donde el símbolo de la negación está ligado a la actitud concreta de la
denegación.13
Pues así es como hay que comprender la Einbeziehung ins Ich, la introducción en el
sujeto, y la Ausstossung aus dem Ich, la expulsión fuera del sujeto. Es esta última la
que constituye lo real en cuanto que es el dominio de lo que subsiste fuera de la
simbolización.15
Por vacío que aparezca ese discurso en efecto, no es así sino tomándolo en su valor
facial: el que justifica la frase de Mallarmé cuando compara el uso común del
lenguaje con el intercambio de una moneda cuyo anverso y cuyo reverso no muestran
ya sino figuras borrosas y que se pasa de mano en mano “en silencio”. Esta metáfora
basta para recordarnos que la palabra, incluso en el extremo de su desgaste, conserva
su valor de tésera.
Incluso si no comunica nada, el discurso representa la existencia de la comunicación;
incluso si niega la evidencia, afirma que la palabra constituye la verdad; incluso si
está destinado a engañar, especula sobre la fe en el testimonio.17
Objeto es todo lo que no es función, todo aquello cuya expresión no lleva consigo un
lugar vacío.
Una oración asertiva no incluye ningún lugar vacío y por eso su referencia debe ser
concebida como un objeto. Pero esta referencia es un valor de verdad. En
consecuencia ambos valores de verdad son objetos.18
Como un imperativo del rigor científico aparece la necesidad de tomar medidas para
que una expresión jamás pueda carecer de referencia, para que nunca calculemos, sin
darnos cuenta, con signos vacíos creyendo tratar con objetos.20
Pero eso no implica que al sentido también le corresponda una referencia. Las
palabras “el cuerpo celeste más distante de la Tierra” tienen un sentido, pero es muy
dudoso que tengan también una referencia. […] Por el hecho de haber captado un
sentido no se posee aún con seguridad una referencia.22
La referencia del nombre propio es el objeto mismo que designamos con él; la
representación que tenemos en este caso es totalmente subjetiva; entre ambos está el
sentido, que ya no es subjetivo como la representación, pero que tampoco es el objeto
mismo.25
Sería deseable poseer una expresión especial para los signos que solo han de poseer
sentido. Si los llamáramos, por ejemplo, imágenes, las palabras del actor en escena
serían imágenes, incluso el actor mismo sería una imagen.27
Cuanto nos aporta esta nota, ¿no se gestaba ya en ese tiempo una
doctrina lingüística de las “imágenes acústicas” y las “imágenes
conceptuales”? ¿No llamaremos imágenes a los cuerpos, con Lacan y
su nudo, en el que cuerpo correspondía al redondel imaginario? No
desarrollaremos esto por exceder el presente trabajo.
Objeto
x x
S p
Yo
Nunca ha llegado a satisfacerme la explicación que dan los lógicos acerca del juicio
en general. Según ellos, este consiste en la representación de una relación entre dos
conceptos. Sin entrar ahora en litigio con ellos sobre las deficiencias de tal
explicación, que, en cualquier caso, sólo conviene a los juicios categóricos, pero no a
los hipotéticos y disyuntivos (estos, en cuanto tales juicios, no contienen una relación
entre conceptos, sino incluso entre juicios), sólo señalaré que –prescindiendo de que
este descuido de la lógica ha dado lugar a algunas incómodas consecuencias– no se
indica en dicha explicación en qué consiste esa relación.33
Solo así surge de dicha relación un juicio, es decir, una relación objetivamente válida
y que se distingue suficientemente de la relación que guardan entre sí las mismas
representaciones. Esta última sólo poseería una validez subjetiva, según las leyes de
asociación, por ejemplo. De acuerdo con tales leyes, únicamente podría decir:
“Cuando sostengo un cuerpo siento la presión del peso”, pero no: “El mismo cuerpo
es pesado”; esta última proposición indica que las dos representaciones se hallan
combinadas en el objeto, es decir, independientemente del estado del sujeto, no
simplemente que van unidas en la percepción (por muchas veces que ésta se repita).35
P( ) P(P( )) P(p)
S(A) S1 ˅ S2 → S1 → S2 ^ S ◊ a
Ahora bien, si el valor de verdad de una oración es su referencia, se sigue que, por
una parte, todas las oraciones verdaderas y, por otra, todas las falsas, tienen la misma
referencia. Vemos entonces que en la referencia de la oración se ha borrado todo lo
individual. Por eso nunca nos puede importar solo la referencia de una oración.
Tampoco el mero pensamiento confiere conocimiento alguno, sino únicamente el
pensamiento junto con su referencia, es decir, con su valor de verdad.37
<un hombre que no está casado es un soltero> hubiera supuesto una predicación en
forma de ecuación y, por lo tanto, la proyección de un conjunto o grupo de sustitución
tomado del código léxico de la lengua dentro del contexto del mensaje dado.40
Si se halla presente uno de los signos sinónimos (como pueden serlo la palabra soltero
o el gesto de señalar un lápiz), el otro signo (la locución hombre no casado o la
palabra lápiz) se convierte en redundante y por lo tanto en superfluo.41
Una vez que falla la contextura, el paciente, que sólo puede intercambiar los
elementos de que dispone, maneja semejanzas y cuando identifica algo lo hace a
modo metafórico [o cuasimetafórico pues no presenta “transferencia de significación
deliberada”], no ya metonímicamente.42
La hoy tan popular mezcla de psicología y lógica da un buen detergente para este fin.
En primer lugar, todo se vuelve representación. Los significados (Bedeutungen) de las
palabras son representaciones.45
Pero, señala Frege, los objetos son ahora modificables según les
pongamos o no atención, es decir la abstracción sería como un ir
vaciando la conciencia de aquello que nos sale al encuentro como
particularidad de los objetos. Vemos dos gatos, uno blanco, uno
negro, uno sentado, el otro acostado, uno ronronea, el otro agita la
cola, etcétera. Si voy retirando mi atención de cada una de estas
características, ¿logro al final que se presente en mi conciencia el
concepto de gato? Frege critica esta posibilidad:
Tiene que ser posible negar un pensamiento falso y, para que esto sea posible,
requiero de este pensamiento. Lo que no es, no lo puedo negar. Y lo que requiere de
mí como portador, no lo puedo por negación transformar en algo cuyo portador no
soy y que puede ser captado como lo mismo por diversas personas.60
* Lic. en Psicología (UBA). Docente (UBA). Residente en Hospital Ramos Mejía (CABA).
Contacto: manu.r1990@gmail.com
† Todas las consecuencias de no alcanzar esto se ven en la psicosis. Tomemos un ejemplo del
texto freudiano: “He tenido una nueva representación obsesiva. Al punto se me ocurrió que
podría significar esto en particular. Pero no, no puede ser cierto, pues de lo contrario no se me
habría podido ocurrir” (“La negación”, op. cit., p. 253). Y bien, en la psicosis efectivamente no
se le habría podido ocurrir, el retorno hubiera sido “desde afuera”.
‡ Elegimos no llenar el lugar vacío con una x para hacer más ilustrativo el ejemplo.
¶ Aquí se lee sin esfuerzo lo acertado de la propuesta de Lacan para la psicosis: una respuesta que
llega antes de que se formule la pregunta, puro enigma.
** Para quien “lo verdadero a medias es falso”, pero eso es todo lo que tenemos.
1 Lacan, Jacques. El seminario, libro 14: La lógica del fantasma, original de 1966-1967. Versión
crítica a cargo de Ricardo Rodríguez Ponte para uso interno de la EFBA, Buenos Aires, clase 1,
p. 3 (Nota al pie de R.R.P.).
2 Freud, Sigmund. “La negación”, original de 1925. En Obras completas, vol. XIX, Amorrortu,
Buenos Aires, p. 254.
3 Ídem.
4 Ibidem, p. 255.
5 Ibidem, p. 256.
6 Ibidem, p. 254.
7 Lacan, Jacques. Escritos 1. Siglo XXI, Buenos Aires, 2014, p. 360.
8 Lacan, Jacques. Escritos 2. Siglo XXI, Buenos Aires, 2014, p. 838.
9 Ídem.
10 Ibidem, p. 839.
11 Lacan, Seminario 14, op. cit., p. 16. El resaltado es nuestro.
12 Lacan, Escritos 2, op. cit., p. 843. El resaltado es nuestro.
13 Ibidem, p. 845.
14 Lacan, Escritos 1, op. cit., p. 365.
15 Ibidem, p. 369.
16 Frege, Gottlob. “Función y concepto”, original de 1891. En Escritos Lógico-Filosóficos,
Colihue, Buenos Aires, 2017, p. 21.
17 Lacan, Escritos 1, op. cit., p. 245.
18 Frege, “Función…”, op. cit., p. 32.
19 Ibidem, p. 33.
20 Ídem.
21 Lacan, Escritos 1, op. cit., p. 371. El resaltado es nuestro.
22 Frege, Gottlob. “Sobre sentido y referencia”. En Escritos Lógico-Filosóficos, op. cit., p. 49.
23 Ibidem, p. 48.
24 Ibidem, p. 50.
25 Ibidem, p. 51.
26 Ibidem, p. 55.
27 Ídem.
28 Ibidem, p. 56.
29 “C’est bien en quoi, toujours, j’ai affirmé ceci, qu’on ne sait pas assez que les névrosés sont
increvables!” Lacan, Jacques. El seminario, libro 21: Les non-dupes errent. Inédito, clase del
11 de diciembre de 1973. http://staferla.free.fr.
30 Heidegger, Martin. La pregunta por la cosa. Orbis, España, 1975, p. 124.
31 Ibidem, p. 125.
32 Kant, Immanuel. Crítica de la razón pura. Gredos, Madrid, 2010, p. 146.
33 Ibidem, p. 147.
34 Agregamos la represión y la forclusión siguiendo a Schejtman, “De la ‘negación’ al seminario
3”, en Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis, Grama, Buenos Aires, 2012.
35 Kant, op. cit., p. 147.
36 Ver nota 13.
37 Frege, “Sobre sentido...”, op. cit., p. 58.
38 Jakobson, Roman. “Dos aspectos del lenguaje y dos tipos de trastornos afásicos”. En
Fundamentos del Lenguaje. Ayuso-Pluma, Madrid, 1980.
39 Ibidem, p. 114.
40 Ibidem, p. 117.
41 Ibidem, p. 118.
42 Ibidem, p. 127. El contenido entre corchetes es un agregado nuestro.
43 Ibidem, p. 132.
44 Frege, Gottlob. “Sobre concepto y objeto”. En Escritos Lógico-Filosóficos, op. cit., p. 99.
45 Frege, Gottlob. “Reseña de filosofía de la aritmética I”. En Escritos Lógico-Filosóficos, op.
cit., p. 117.
46 Ibidem, p. 118.
47 Ibidem, p. 119.
48 Ibidem, p. 123.
49 Ibidem, p. 126. El resaltado es nuestro.
50 Piaget, Jean e Inhelder, Barbel. Psicología del niño. Morata, Madrid, 1997, p. 103.
51 Ver nota 4.
52 Frege, Gottlob. “El pensamiento. Una investigación lógica”. En Escritos Lógico-Filosóficos,
op. cit, p. 157.
53 Ibidem, p. 156.
54 Ibidem, p. 175-177.
55 Ibidem, p. 184.
56 Frege, Gottlob, “La negación. Una investigación lógica”, original de 1918-1919. En Escritos
Lógico-Filosóficos, op. cit., p. 189.
57 Ibidem, p. 188.
58 Ver notas 5 y 7.
59 Ibidem, p. 190.
60 Ibidem, p. 194.
61 Ibidem, p. 195. El agregado entre corchetes es nuestro.
62 Kirk, Geoffrey Stephen, Raven, John Earle y Schofield, Malcolm. “Parménides”. En Los
filósofos presocráticos, Gredos, Madrid, 2015, pp. 419-424.
63 Frege, “La negación…”, op. cit., p. 206.
64 Ibidem, p. 208.
65 Ver nota 44.
66 Ver nota 22.
67 Ver nota 57.
68 Ver nota 12.
un” Lenguaje, es decir, la estructura misma es “como un” Lenguaje.
Esto implica que porta su propia función o código. Vale decir, lo
inconsciente no es Lenguaje, sino que es “como un” Lenguaje,
asuntos distintos.
[En su] forma más amplia como un sistema que ofrece leyes o propiedades de
totalidad, en tanto que sistema. Estas leyes de totalidad son, por consiguiente,
distintas a las leyes o las propiedades de los propios elementos del sistema. Pero
insisto en el hecho de que tales sistemas que constituyen las estructuras son sistemas
parciales en relación con el organismo o el espíritu. La noción de estructura no se
confunde, en efecto, con cualquier tipo de totalidad y no equivale a decir simplemente
que todo depende de todo.1
Para Deleuze la estructura tiene relación con lo articulado, por
tanto, se interroga:
¿Qué quiere decir que el lenguaje es articulado? No quiere decir solamente que hay
movimientos de la glotis que articulan el lenguaje, no se trata solamente de los
movimientos físicos articulatorios. El lenguaje es actualizado por movimientos físicos
articulatorios debido a que él mismo es articulado. ¿Y qué significa ser articulado?
Quiere decir estar compuesto de unidades discretas que remiren ellas mismos a
elementos tomados en relaciones binarias [...]. Diría entonces que hay dos cosas que
son fundamentales en la idea de código: un número finito de unidades discretas que
son el objeto de una serie finita de elecciones binarias. ¿Por qué introduzco esta idea
de elección? Es para dar cuenta de la relación entre las unidades y los elementos,
entre las unidades significativas y los elementos tomados dentro de relaciones
binarias.2
Eddington declara, en un pasaje de gran alcance al que hemos de volver: “lo que la
física encuentra finalmente en el átomo, o en cualquier otra entidad estudiada por los
métodos físicos, es la estructura de un conjunto de operaciones. Podemos describir
una estructura sin especificar los materiales empleados: por eso puede ocurrir que las
operaciones que constituyen la estructura permanezcan desconocidas... Considerada
individualmente, cada operación podría ser cualquier cosa; lo que nos interesa es la
manera cómo se encadenan unas con otras”.3
Si nos fijamos en su sintaxis y rehuimos su materialidad,
forcluimos toda discusión de su origen, constitución o la manera qué
es –pregunta ontológica– el “como un”, o, de qué bases empíricas
posibles el contenido rellena la función abstracta. Queremos decir:
¿No tiene importancia alguna si a la estructura, al molino le entran
aguas de ríos o aguas de ácido sulfúrico? Lo inconsciente estaría
estructurado en elementos discretos en diferencias, esa sería su
materia prima, los “significantes”, el molino toma a sus fauces este
río-significante, no hay otra cosa que mueva o empuje sus aguas. En
caso que tenga algún pivote, polea o tuercas, estas son, llámese
“objetos perdidos”, “objetos a”, “agujeros”, etcétera.
A priori Fono-logocentrado
Si en Kant tenemos Formas a priori como Tiempo y Espacio, en
Lacan tenemos un a-priori pan-simbólico, pan-estructural. Solo que
se suma a las ecuaciones –a su notación de matemas: a, S1, S2, S –
una Falta, Tyché, vacío, das Ding, Nada, agujero, para dar cabida al
movimiento –giros– de las poleas en sus juegos discursivos
significantes (A, H, M, U). En otras palabras, no tiene importancia
buscar un origen, una causa constituyente, si el solo pensar un origen
implica ya el propio lenguaje. Tal argumento no es distinto a decir:
para qué pensar un origen si todos moriremos o para qué buscar una
verdad si la verdad absoluta no existe. Es el lenguaje quien crearía el
origen, por tanto, el lenguaje –su articulación, su estructura– debe ser
increado ex-nihilo: como Dios hizo el Verbo, es mediante el lenguaje
que nos preguntamos por el origen o su constitución.
El seudo-objeto “Cosa”
Siguiendo a Lacan, sin importar qué “Cosa” es o qué es aquella
Cosa “interdicta o perdida” –preguntas ontológicas–, digamos
simplemente que ocurrió una pérdida mística. Por cada pérdida, está
la Falta de las faltas, ligado luego, a un Fantasma que cubre La (en
singular) Falta y estructurando un deseo (binariamente histérico u
obsesivo) insatisfecho o imposible.
Ha sido fijada ineluctablemente al doble lazo de una ‘falta de ser’ biológico que abre
las puertas a una nueva remodelación idealista de la subjetividad y a una falta como
“castración”, que se condena a reducir a una insatisfacción neurótica, la de la
repetición del volver a desear, y se colma en esa apertura más que en la satisfacción
puntual y concreta de un deseo específico.11
Las pulsiones, eso es el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir, pero que este
decir, para que resuene, para que consuene, para emplear otro término del
sinthomadaquin, para que consuene, es preciso que el cuerpo sea sensible a ello. Y
que lo es, es un hecho. Esto es porque el cuerpo tiene algunos orificios, de los que el
más importante, de los que el más importante porque no puede taparse-cerrarse, de los
que el más importante es la oreja, porque no puede cerrarse, porque es a causa de eso
que responde en el cuerpo lo que he llamado la voz (versión crítica).14
Parece de gran importancia, el hecho de que las cuatro cualidades que especifican a la
pulsión deben ser concebidas como elementos discontinuos. Mi pregunta es acerca del
elemento de empuje, que usted descuidó un poco en su exposición de hoy, porque, en
su opinión, creo, era uno de los caminos más cortos para extraviarnos. Pero si, como
lo muestra usted, la pulsión está a la postre destinada a una combinatoria debido al
hecho de la discontinuidad, surge el problema de la contradicción inherente a la
energía del sistema, que es concebida como una fuerza constante y, a la vez, sujeta a
la variación. Me gustaría que precisara esto, si puede, en la medida en que toca un
punto de vista que sigue siendo para mi muy importante, y que no veo claro en su
enseñanza, a saber, el punto de vista económico.15
Parcializar la obra de Freud
Entrando a discutir con la obra de Lacan sobre la “estructura” y
su “condición”. Primero entendamos muy resumidamente que se
“empezaron a hacer evidentes las importaciones y extrapolaciones
inconsistentes desde un campo del saber a otro. Tomemos por
ejemplo la fórmula ‘el inconsciente está estructurado como un
lenguaje’: comporta la reducción de la heterogeneidad del
inconsciente freudiano (que combina afectos y representaciones) a la
homogeneidad del orden significante, propio del lenguaje. Entonces
Lacan proponía a la lingüística como ‘ciencia piloto’ y negaba toda
importancia al afecto. Luego, con la búsqueda de formalización
teórica mediante fórmulas matemáticas (matemas), el extravío fue
aún mayor. En la caducidad de estos aspectos de la obra de Lacan no
es menor el hecho, comprensible, de que muchas de las teorías
utilizadas fueron modificadas o superadas en sus propios campos de
origen.16
Los efectos de significado parecen no tener nada que ver con lo que los causa. Esto
quiere decir que las referencias, las cosas a las que el significante permite acercarse,
siguen siendo, justamente, aproximativas [...] Lo que caracteriza, en el plano de la
distinción significante/significado, la relación del significado con lo que está allí
como tercero indispensable, a saber el referente, es propiamente que el significado lo
yerra.24
Anti-humanismo cadavérico
Podemos leer más radicalmente en el Seminario 2 la
incomodidad que sentía O. Mannoni frente a las formulaciones de lo
Simbólico en Lacan:
Todo saber analítico está, pues, invenciblemente ligado a una práctica, a esta
estrangulación de la relación entre dos individuos, en la que uno escucha el lenguaje
del otro, liberando así su deseo del objeto que ha perdido (haciéndole entender que lo
ha perdido) y liberándolo de la vecindad siempre repetida de la muerte (haciéndole
entender que un día morirá).27
Reduccionismo epistemológico
Más allá del desacuerdo ético o teórico que tengamos, un autor
polémico que discutió, criticó y reformuló la frase “el inconsciente
está estructurado como un lenguaje” fue J.-A. Miller. En su
“Conferencia de 1999”, Miller justamente nos describe en Lacan:
Lacan no es freudiano
Ejemplificándolo concretamente, Lacan, en su Seminario 24,
para su clase 8, explicita:
No está articulado, es no-articulado. ¿De qué está hecho entonces? Está hecho de
cosas no lingüísticas, incluso no sonoras, está hecho de movimiento, de kinesis –
como se dice–. Está hecho de expresión de las emociones, está hecho de datos
sonoros inarticulados: las respiraciones, los gritos... [...] Pero ven entonces que este
lenguaje analógico es en cierto modo un lenguaje bestial. Pero lo tenemos, está hecho
de datos muy heterogéneos –y aquí Bateson solamente ensaya–: pelos que erizan, un
rictus en la boca, un alarido, por ejemplo. Todo eso es lenguaje analógico.
Comprenden que ya estamos relativamente lejos: un grito no se asemeja en nada. No
es la similitud la que va a definir el lenguaje analógico. ¿A qué se asemejan pelos que
se erizan? No es un lenguaje de similitud. Un grito no se asemeja en absoluto al
horror que ha hecho nacer ese grito.32
[La] voz no articulada tiene una altura, una intensidad, una duración, y tiene acentos
[...] ¿cuál es el rol del código en la música, cuál es el rol de lo no articulado? ¿Que se
opone al código musical en la propia música? [...] ¿Qué es todo este dominio de lo
analógico? [...] No digo que haya una oposición simple –aunque en algunos aspectos
la hay– entre articulación y modulación. Quiero decir que la modulación son los
valores de una voz no articulada. Puedo partir de ahí. Dicho esto, existen todas las
mezclas que ustedes quieran entre modular y articular, entre modulación y
articulación [...] Todo tipo de combinaciones son posibles, de modo que ustedes
pueden articular flujos de modulación, pueden articular lo modulatorio. En ese
momento injertan un código. Y eso puede ser muy importante, puede ser que necesite
pasar por un código para dar a la analogía todo su desarrollo.33
Para ir finalizando
Para concluir y cerrar este acotado artículo, entendemos que:
9 789878 613307