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Después que Austria cayó bajo el poder del nazismo alemán , varios estudiosos de Viena
emigraron a Estados Unidos, y allí junto con otros exponentes de la escuela de Berlín, que también
habían huido de la dictadura nazi, dieron origen a un nuevo y brillante movimiento neopositivista
al que se unieron algunos estudiosos norteamericanos. El postulado fundamental del
neopositivismo afirma que se deben formular los problemas de manera empírica, de modo que
puedan ser objeto de las ciencias experimentales. Los neopositivistas distinguían dos tipos de
enunciados, los "enunciados observables" y el conocimiento científico debe poder ser reducido a
proposiciones analíticas de la lógica y de la matemática, a afirmaciones elementales sobre datos
sensibles. El neopositivismo, sin embargo, mostró claramente sus límites al pretender abarcar toda
la realidad sólo desde el ángulo de un lenguaje estructurado y lógico. R. Carnap en su obra «La
construcción lógica del mundo» trata de elaborar un sistema de conceptos con los cuales se pueda
expresar científicamente el mundo, con asertos precisos, organizados y bien estructurados. Pero
su «construcción» del mundo resultó ser endeble, porque en el fondo era de tipo psicológico y
trascendente al lenguaje que él pretendía utilizar.
Su tesis de fondo sostiene que la ciencia es puro lenguaje y está compuesta de enunciados
lingüísticos unidos entre sí por estrictas reglas lógicas. Las verificaciones y comparaciones
científicas no advienen entre «afirmaciones y hechos», sino sólo entre «proposiciones y
proposiciones». Con ello quería desligar el significado de los signos lingüísticos de una excesiva
referencias objetiva, y vincularlos más al contexto lingüístico, a las reglas empíricas de su uso. Hay,
una cierta reivindicación de las circunstancias y del contexto en que el lenguaje es empleado.
Uno de los temas centrales de esta obra es la exposición de la teoría de la representación del
lenguaje. Wittgentein quería elaborar una doctrina objetiva del lenguaje descriptivo del mundo,
sin que estuviera contaminada por la intencionalidad subjetiva. El obstáculo y la dificultad que
constituían los signos lingüísticos, consistía en que son entidades o cosas diversas de otras
entidades, hechos o fenómenos del mundo. Para hallar una solución ideó la teoría de la
representación.
Las proposiciones elementales describen hechos simples o estados sencillos del mundo. Una
representación es verdadera sólo si lo que afirma corresponde efectivamente a algo real y
existente, en caso contrario es falsa. Las proposiciones complejas constituyen la mayor parte de
nuestra proposiciones verbales. Su verdad o falsedad -Wittgentein habla de "función de verdad de
las proposiciones"- depende de la verdad o falsedad de las proposiciones elementales que las
integran.
Admite que la comprensión de la realidad y del mundo, no proviene únicamente del lenguaje
reglamentado por la lógica y las matemáticas, sino también del lenguaje cotidiano y ordinario que
posee igualmente sus propias reglas. Este nuevo enfoque condujo a Wittgenstein a proponer un
análisis más antropológico y pragmático del lenguaje, y a explicar la novedosa teoría de los juegos
del lenguaje, ciertamente la idea más saliente y digna de ser tomada en cuenta. - En primer lugar
el lenguaje es una actividad humana que responde a las necesidades y exigencias de relación,
comprensión y manejo de la vida. Por consiguiente, la comprensión de una expresión lingüística no
depende sólo de la estructura preestablecida de un idioma, sino que está integrada a múltiples
factores extra lingüísticos.
De aquí surgen las múltiples formas de usos del lenguajes y la diversidad de "juegos lingüísticos"
que se crean, según los significados que los individuos quieran darle. Y esta multiplicidad no es
algo de fijo, dado una vez para siempre, sino nuevos tipos de lenguaje, nuevos juegos lingüísticos -
como podríamos llamar algunos surgen y otros envejecen y se olvidan.
Dado que las situaciones de la vida cotidiana son variadas, utilizamos el idioma para elaborar
significados prácticos de acuerdo con las circunstancias.
El lenguaje expresa los pensamientos humanos mediante la actividad realizada por signos, por
tanto es el uso de éstos el que califica los significados de nuestro hablar. Por tal motivo, y en
segundo lugar, el lenguaje no es una entidad fija, sino flexible, se construye y se desmonta a partir
de las variables cotidianas, de las costumbres y circunstancias que hacen variar los usos y sentidos
de los signos lingüísticos. El significado de un discurso no puede desligarse de la dimensión
práctica del uso de los signos y lenguajes. Finalmente, otra consecuencia de los juegos lingüísticos
es que ellos circulan bajo consignas comunitarias, es decir, están sujetos al consenso de la
sociedad que los utilizan.El lenguaje no es un asunto privado, sino que pertenece al patrimonio
público. Allí los vocablos y los significados están sujetos a la evolución y a los cambios de las
épocas y de los contextos. En definitiva es ella la que genera el lenguaje, la que crea modelos y
establece las normas de su uso.
Prieto hizo valiosos aportes teóricos en semiología, pero además llevó sus reflexiones al campo
práctico del lenguaje, que lo consideró como un instrumento de valor pragmático. Su postulado
central afirma que toda persona incorpora socialmente el lenguaje en función comunicativa y
referida a contenidos sociales y a las exigencias prácticas de los sujetos.
Las diversas formas de lenguaje, empezando del más importante que es el lenguaje verbal, son
sistemas colectivos de comunicación creados por las sociedades humanas, y su finalidad apunta a
poner en relación a las personas, fomentar sus vínculos y su interacción. Éstas no se pueden
desligar de la vida de la gente que las usa diariamente y que le aplica aquellas variaciones
semánticas inherentes al proceso dinámico de toda comunicación humana. Los medios de difusión
masiva asumen el lenguaje popular y pretenden reflejar así el modo como la gente se comunica en
sus sociedades. Los seres humanos vivimos en permanente conexión comunicativa, participamos
de la vida familiar, comunitaria y pública que exigen el uso del lenguaje hablado, pero también del
cuerpo, de las vestimentas, de las expresiones no verbales de la cara, de las manos y de otros
recursos proxémicos.
Somos seres dialógicos metidos en una corriente comunicativa social, ya que es en la sociedad
donde se construye el lenguaje.
La Pragmática es una disciplina joven si se la compara con el largo historial de otras ciencias como
la lingüística. La lingüística ciertamente influenció a la pragmática y ésta, a su vez, tiene
importantes repercusiones en la lingüística. Pero es preciso reconocer que los límites de la
pragmática del lenguaje no están aún bien definidos, y por este motivo son numerosas las
definiciones o descripciones que se le han dado. La pragmática es el estudio relacionado con la
práctica y los contextos del lenguaje.
En cualquier caso, no hay que olvidar dos elementos que siempre están presentes en la
pragmática del lenguaje y que la especifican claramente
- En primer lugar, el empleo del lenguaje tal como la sintáctica y la semántica lo proponen a un
grupo humano que comparte un idioma. La instancia lingüística formal es interpretada en la
situación comunicativa.
- Comunidad del habla, expresión que indica a un grupo o comunidad humana que comparten las
mismas formas y reglas para hablar. Es un hecho corriente que existan miembros pertenecientes a
varias comunidades de habla, los cuales van adaptando y utilizando normas y conductas
lingüísticas según la comunidad en la que se mueven.
El modelo de Sperber y Wilson es uno de los más seguidos en la actualidad, pero también ha
suscitado muchas polémicas en el campo de la pragmática. Para describirlo sus autores dejaron
entre paréntesis teorías anteriores que explicaban la comunicación, pero que no servían para
describir sus concreciones pragmáticas. Se enfrentaban, pues, dos modelos distintos para estudiar
la comunicación.
Para explicar su modelo Sperber y Wilson recurren en primer lugar a la teoría de la comunicación
lineal descrita
La comunicación ostensiva crea evidencias, con el fin de atraer la atención sobre las cosas que se
desean comunicar. - La inferencia es el proceso por el cual se otorga validez a un supuesto sobre la
base de la validez de otro supuesto. La modalidad inferencial permite la interpretación de
evidencias o pruebas que atraen la atención sobre algo inferido que se quiere comunicar.
El proceso de inferencia resulta ser uno de los aspectos más destacados para entender la teoría de
la relevancia. «Esta noción de relevancia es básica en su modelo, pero no hay que juzgarla en
términos absolutos, sino relativos. El uso del principio de relevancia busca garantizar el logro de la
mayor cantidad de efectos contextuales. En segundo lugar, la presunción de relevancia óptima
tiene que ver con el conjunto de supuestos que se desean comunicar con el propósito de obtener
efectos contextuales.
En la comunicación humana no hay criterios fiables y seguros que permitan predecir qué tipo de
inferencias va a usar el interlocutor para la interpretación de un enunciado. Normalmente se
puede entender que el destinatario que reconoce la intención informativa del emisor, primero
decodifica, después usa los supuestos derivados del enunciado y las inferencias contextuales, y
con todo ese material, por fin interpreta. No está demás repetir que la inferencia supone la
contextualización de los supuestos que se obtienen en la tarea de decodificar los datos ostensivos.
Los rasgos de su modelo, lo aplican Sperber y Wilson a las situaciones de los diálogos y
conversaciones comunes.
La referencia no depende sólo del significado o de los valores deícticos de una frase, sino que
necesita también acudir al contexto y a la inferencia. Aquí también se emplea la inferencia en el
marco del principio de relevancia. De hecho la respuesta comunica más de lo que expresa, pues
insinúa una interpretación negativa para todos aquellos que van al estadio considerado un lugar
de peligro por los continuos actos de violencia que desencadenan ciertos grupos de espectadores
conocidos como «Barras bravas». En este caso la relevancia aumenta, porque un solo enunciado
manifiesta una gran cantidad de supuestos.
En la práctica se constata que los interlocutores implicados en una conversación tienen diferencias
de comportamientos lingüístico según sean los varones o mujeres. El estudio de la práctica del
lenguaje entre los sexos ha determinado precisamente las características «sexo-culturales» y
modos de hablar propias del ser masculino y del ser femenino. Hay, pues, formas lingüísticas
usadas con preferencia por los varones, y otras en cambio, a las que se atienen más las mujeres.
Así, los hablantes mujeres utilizan modos de responder que puedan servir para precaverlas del
dominio masculino.
Esta investigadora de la universidad de Berkeley nota que existen rasgos lingüísticos usados con
preferencia por las mujeres, especialmente en las conversaciones mixtas . Al referirse al
denominado «registro femenino», observa que las mujeres en general, tienden a elaborar una
especial estrategia lingüística cuando hablan con los varones. En una conversación la mujer más
que el hombre, se esforzará para que sean consideradas y favorablemente aceptadas las cosas que
dice, por eso busca mantenerse fiel al esquema de la interacción conversacional. La corriente
feminista que busca la igualdad, desarrolla un lenguaje de ruptura respecto a las formas
anteriores, más rígidas y convencionales.
A su vez los hombres, más que las mujeres, usan formas de hablar tendientes a controlar o bien a
dominar la conversación con las mujeres, y a ser ellos los que determinan la progresión y avance
de la interacción. También en nuestras comunicaciones ordinarias hacemos un uso continuo de
metáforas, y casi sin darnos cuenta saltamos de un significado propio de un término, a otro
llamado figurado o metafórico. En las metáforas se amplían los significados de los enunciados, de
manera que aumentan los valores contenidos en ellas. Es propio, pues, de las metáforas tener una
estructura comparativa.
Hay muchas metáforas que ya se han anclado y establecido en el lenguaje social y que todo el
mundo utiliza, sin necesidad de ser explicadas. Otras veces, en cambio, se crean metáforas ex
novo en discursos y conversaciones de toda clase. Por tanto, sería falso pensar que las metáforas
se basan únicamente en la fuerza semántica de los términos, como si fuese el valor lingüístico el
que las genera. Hay situaciones históricas y culturales que dan origen a nuevas metáforas que
luego se difunden rápidamente.
Un tema que interesa a la pragmática lingüística son las expresiones de cortesía. En efecto se
constata que todas las lenguas poseen un repertorio de frases y de expresiones relativas al trato
cortés con los demás. Son aquellas expresiones del lenguaje conversacional tendientes a regular la
distancia social y el equilibrio en las relaciones humanas. Para Geoffrey Leech45 la pragmática de
la cortesía complementa las sugerencias dadas por H. Grice sobre el uso del «principio de
cooperación».
Las reglas de cortesía interpersonal consisten en poner en práctica adecuadamente las cuatro
normas dadas por Grice. La ya citada autora Robin Lakoff que estudió el fenómeno de las
expresiones de cortesía desde el ángulo del género, y analizó el estilo relacional propio de las
mujeres. Observó que las mujeres en sus estrategias conversacionales ponen el énfasis en la
cortesía positiva mediante el suministro de datos privados, no sólo en los grupos pequeños , sino
también en público, y esto a veces, no es de agrado del público masculino. Otras investigaciones46
han desarrollado un modelo centrado en estrategias de cortesía y tuvieran una aplicación muy
amplia en diversas culturas.
Brown parten del supuesto que toda persona desea resguardar y afianzar su prestigio durante la
conversación, a eso deben tender las normas de cortesía. La necesidad de prestigio es una
exigencia emotiva de reconocimiento y que durante el diálogo puede mantenerse, disminuir,
perderse o aumentar. Se sabe por experiencia que cuando los individuos sienten amenazado su
prestigio, allí comienzan los problemas. «Una clase es el prestigio negativo o el derecho al
territorio, la libertad de acción y la libertad respecto de las imposiciones, esencialmente la
necesidad de que sus acciones no sean impedidas por otros.
La otra es el prestigio positivo, la autoimagen positiva que las personas tienen de sí mismas y la
necesidad de ser apreciados y aprobados por al menos algunas otras personas. En las
conversaciones se trata de poner en práctica aquellas estrategias que favorezcan o al menos que
no hieran el prestigio de los participantes, se debe actuar de tal modo que el receptor de nuestras
palabras y gestos no se sienta amenazado. » En caso de que se incurra directa o indirectamente en
algún acto de amenaza al prestigio, es necesario realizar alguna acción de cortesía compensatoria.
Los hablantes que intervienen en los diálogos, deben esforzarse por cuidar el mutuo prestigio,
también cuando les toca optar entre pareceres diferentes o expresar ideas que se inclinan hacia
posturas no por todos compartidas.