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Bertha E. Lavaniegos
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Adriana Vallarino
ra temprana las señales que nos permitan impedir que dichos daños sean gua r di a n es de n u estro f u t u ro am bi en tal
(editores)
irremediables, ya que las consecuencias que implica la destrucción de los
ecosistemas son incalculables. Por otro lado, su restauración o rehabilitación
implica altos costos y es poco probable que se alcance el mismo estado ini-
cial de los ecosistemas.
La sensibilidad mostrada por las especies indicadoras ante disturbios
ambientales, cuantificados a través de las modificaciones de sus patrones
conductuales, de distribución y abundancia, así como en sus alteraciones
genéticas, bioquímicas, fisiológicas y morfológicas, han probado ser una he-
rramienta confiable en la detección de disturbios ambientales de tan baja
intensidad que no pueden ser detectados por otros medios.. Además, la in-
formación que pueden proveer los organismos bioindicadores es de suma
utilidad para orientar las políticas públicas en materia de conservación y
protección de los ecosistemas.
Te invitamos a conocer las ventajas y en algunos casos desventajas del uso
Bioindicadores:
gua r di a n e s de n u e st ro f u t u ro am bi en tal
de los organismos bioindicadores para evaluar distintos tipos de perturba-
ciones ambientales y las técnicas necesarias para hacerlo con éxito. En un
futuro cercano, estas especies jugarán un papel primordial en la preserva-
ción de nuestros recursos naturales y dada nuestra íntima interdependencia,
también determinarán en buena medida, nuestra propia existencia.
7
Crustáceos planctónicos como indicadores de
variabilidad climática y corrientes marinas
Planktonic crustacean as indicators of climatic variability and marine
currents
Bertha E. Lavaniegos
147
148 Invertebrados acuáticos
Los indicadores son señales que transmiten un mensaje complejo de una manera
simple y útil (Kurtz et al. 2001). Pueden reflejar aspectos físicos, químicos o bio-
lógicos y así ser usados para caracterizar el estado de un ecosistema y predecir
cambios. En el plancton existen numerosas especies que son excelentes indica-
dores de condiciones ambientales de los ecosistemas marinos ya que son sensi-
bles a pequeñas variaciones ambientales. Particularmente, las especies oceánicas
suelen tener reducidos intervalos de tolerancia a fluctuaciones de temperatura y
salinidad (Johnson y Brinton 1963; Beaugrand 2005). Esto ha llevado a diferentes
tipos de aplicaciones de las especies planctónicas como indicadoras de cambios
en el ambiente incluyendo su papel decisivo en el establecimiento y regulación de
estándares ambientales por los gobiernos (Niemi y McDonald 2004).
Crustáceos planctónicos como indicadores de variabilidad climática 149
Antecedentes
Russell (1935) fue el primer zoólogo marino que estableció de manera explíci-
ta el concepto de especie indicadora para el plancton. Dicho autor hizo una re-
visión sobre la variabilidad en la presencia de especies del plancton en función
de las condiciones hidrológicas, siendo el caso mejor estudiado la alternancia
de las especies de quetognatos Parasagitta setosa y P. elegans asociada al mo-
vimiento del agua en el Canal Inglés y el Mar del Norte.
A partir del trabajo de Brinton (1962), donde establece la biogeografía de
los eufáusidos del Pacífico, Johnson y Brinton (1963) usaron diversas especies
indicadoras para definir regiones con fauna propia que refleja la circulación
del océano a gran escala. Así, Thyasanoessa longipes es una especie represen-
tativa en el Subártico, Euphausia brevis lo es en los grandes giros del Pacífico
central subtropical en ambos hemisferios, Nematoscelis gracilis en la banda
ecuatorial y Euphausia superba en el océano Antártico. También existe una
fauna propia de las zonas de “transición” como son las corrientes de borde
oriental y las zonas de convergencia. En la Corriente de Humboldt Euphausia
mucronata indica zonas de surgencia (Escribano et al. 2000). Hay especies de
eufáusidos que pueden estar presentes en más de un sistema oceánico como
por ejemplo Euphausia pacifica que habita aguas subárticas y también la Co-
rriente de California. Sin embargo, mientras más amplia sea la distribución
geográfica de una especie y por tanto sea más tolerante a los cambios am-
bientales, menos adecuada puede ser como un indicador. Por lo anterior, es
relevante el punto de observación. Mientras que una especie subtropical como
Nyctiphanes simplex puede indicar transporte de agua cálida hacia zonas tem-
pladas (Brodeur 1986; Tanasichuk y Cooper 2002), carecerá de efectividad en
su ámbito hogareño que es la región comprendida cerca de las costas del sur de
California y de Baja California (Lavaniegos y Ambriz-Arreola 2012).
Los copépodos también presentan diversos patrones de distribución que
los hacen excelentes indicadores de condiciones ambientales aunque no ha
sido posible todavía configurar una biogeografía global del grupo debido prin-
cipalmente al alto número de especies que comprende y su complejidad taxo-
nómica. Fleminger (1975) usó al género Labidocera y sus numerosas especies
para diferenciar regiones costeras. Por ejemplo, L. diandra es característica de
aguas costeras del Pacífico tropical mexicano y también se le encuentra frente
a ambas costas de Baja California Sur, L. kolpos está en la parte norte y central
del Golfo de California, mientras que la distribución de L. jollae es muy am-
plia en la costa occidental de Norteamérica, extendiéndose desde Point Arena
152 Invertebrados acuáticos
El océano está sujeto a diferentes tipos de forzamientos físicos que producen di-
versos tipos de procesos advectivos a varias escalas. Shulenberger (1982) aplicó
el concepto de bioindicadores para probar la hipótesis de una bifurcación del
giro subtropical del Pacífico Norte comparando la composición de especies de
anfípodos hipéridos en ambos lados de la divergencia. Sus resultados no fueron
concluyentes, ya que encontró varias especies comunes en ambos lados, aunque
algunas de ellas sí presentaron diferencias significativas en sus abundancias.
Además de las corrientes geostróficas influidas por la rotación de la tie-
rra, se observa localmente la formación de remolinos y otras estructuras de
mesoescala presentes en el océano mundial que se generan por diversas cau-
sas. Existen regiones particularmente activas en la generación de remolinos o
Crustáceos planctónicos como indicadores de variabilidad climática 153
anillos como es la Corriente del Golfo que lleva agua cálida desde el Caribe
y Golfo de México hacia el Atlántico Norte. Al interactuar con agua fría de
la plataforma continental de Norteamérica se producen meandros en la Co-
rriente del Golfo que acaban por convertirse en anillos, algunos son de núcleo
frío y derivan hacia el Mar de los Sargazos, mientras que otros son de núcleo
cálido y se dirigen hacia la costa norteamericana. La fauna al interior de los
anillos fríos fue estudiada primeramente por Wiebe et al. (1976) quienes ob-
servaron que ésta mantiene su identidad por un periodo prolongado llevando
una comunidad templada hacia el Mar de los Sargazos.
Los estudios iniciales sobre la fauna de los anillos de la Corriente del Golfo
condujeron a la búsqueda de remolinos en diversas regiones del mundo con el
fin de estudiar su dinámica y el plancton asociado. En nuestro país se han rea-
lizado estudios de remolinos tanto en el Golfo de México como en el Pacífico.
Castellanos y Gasca (1999) analizaron los eufáusidos en remolinos al interior
del Golfo de México sin encontrar ensambles de especies característicos dife-
rentes al área circundante, lo cual fue atribuido al comportamiento de migra-
ción vertical de estos crustáceos. Sus resultados divergen de los obtenidos en
un estudio previo por Biggs et al. (1997), quienes registraron un mayor número
de especies dentro de un giro ciclónico. En los remolinos del Golfo de México
los anfípodos hipéridos tampoco mostraron diferencias respecto al medio cir-
cundante, y su distribución se vio más influida por las surgencias (Gasca 2003,
2004). Posteriormente, López-Salgado et al. (2000) publicaron un estudio de
dos remolinos girando en direcciones opuestas frente a la costa de Tamauli-
pas usando copépodos como bioindicadores. En este caso sí se encontraron
especies características del Caribe en el remolino anticiclónico formado por
aguas oligotróficas mientras que el remolino ciclónico presentó especies me-
sopelágicas cuya presencia podría atribuirse a emergencia de aguas propias de
estas estructuras. Los diferentes resultados obtenidos por los diversos autores
podrían deberse probablemente a que el periodo de muestreo fue realizado
en etapas diferentes en la evolución de las estructuras de mesoescala, ya que
cambian rápidamente conforme se mezclan con el agua circundante del golfo
y cuando se acercan a la plataforma continental (Gasca 2003).
La fauna asociada a los remolinos ha sido menos estudiada en el Pacífico
mexicano a pesar de que hay una gran actividad de mesoescala (Soto-Mardo-
nes et al. 2004; Zamudio et al. 2007). La distribución de los anfípodos hipéri-
dos fue analizada por Lavaniegos y Hereu (2009) en función de las estructuras
de mesoescala del sector mexicano de la Corriente de California. Se seleccio-
naron las muestras recolectadas durante la noche para reducir la variabilidad
154 Invertebrados acuáticos
Los organismos del plancton han sido ampliamente utilizados como bioin-
dicadores de efectos climáticos, particularmente, de eventos anómalos in-
teranuales. El Niño y La Niña son fases opuestas de un fenómeno conocido
como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO por sus siglas en inglés) que afec-
ta al Océano Pacífico en toda su extensión y tiene una frecuencia irregular
(McPhaden 1999). La presencia de agua cálida en la margen oriental del Océa-
no Pacífico durante El Niño está acompañada de fauna de origen tropical. En
México ha habido mucho interés en dar seguimiento a estos eventos climáti-
cos, particularmente, a los de mayor intensidad pues alteran sensiblemente
el ecosistema. Uno de los más estudiados fue El Niño de 1982-1983. Jiménez-
Pérez y Lara-Lara (1988) observaron un fuerte incremento de organismos de
pequeño tamaño como los copépodos del género Oithona y el cladócero Peni-
Crustáceos planctónicos como indicadores de variabilidad climática 155
Primo brevidens
Vibilia armata
Lestrigonus shoemakeri
Eupronoe minuta
Lestrigonus schizogeneios
Paraphronima gracilis
Viblia australis
Otras
Hay especies indicadoras del zooplancton que reflejan los efectos del cambio
climático. Por ejemplo, se han observado cambios en los límites de distribución
de los grandes biomas marinos. Beaugrand et al. (2002) analizaron censos de
copépodos calanoides del Atlántico Norte durante el periodo 1960-1999 que
se recolectaron por medio de un muestreador continuo de plancton. Encon-
traron que las especies oceánicas templadas habían expandido su distribución
10° de latitud hacia el norte, mientras que la diversidad de los ensambles en
regiones del Ártico y Subártico había disminuido notablemente. Estos cam-
bios fueron interpretados como una consecuencia del calentamiento global
en combinación con la Oscilación del Atlántico Norte. Los desplazamientos
de fronteras biogeográficas asociados al cambio climático también han sido
notados en el Océano Antártico donde se ha observado una retracción de la
distribución de Salpa thompsoni al sur de la Convergencia Antártica (~45°S)
durante el periodo 1980-1998, mientras que anteriormente (1925-1958) su dis-
tribución se extendía hasta la convergencia subtropical (~40°S), aumentando
así la competencia por alimento con el krill (Pakhomov et al. 2002). En los
mares mexicanos se ha especulado sobre la probable tropicalización de la fau-
na debida al cambio climático (Tremblay et al. 2010; Yáñez-Arancibia et al.
2010) sin que hasta el momento se haya realizado un estudio sobre zooplanc-
ton que lo demuestre y probablemente no pueda hacerse, porque por ahora
los datos publicados y las muestras existentes en instituciones mexicanas son
insuficientes para establecer una línea de tiempo lo suficientemente larga.
Por tanto, actualmente, no es posible abordar escalas temporales más lar-
gas con el plancton vivo recolectado en la columna de agua, y es necesario
recurrir al análisis de organismos fósiles contenidos en los sedimentos. Los
cambios climáticos de escala secular pueden ser rastreados con especies de
160 Invertebrados acuáticos
Las especies de copépodos del género Acartia son muy abundantes en la-
gunas costeras y pueden recolectarse fácilmente con una simple red cónica.
Responden en un lapso corto de tiempo a la calidad nutricional del fitoplanc-
ton (Band-Schmidt et al. 2008) y por ello han sido usadas en bioensayos de
toxicidad (Rose et al. 2006; Gorbi et al. 2012). Lo que resulta costoso es el equi-
po requerido en los análisis bioquímicos y se demanda conocimientos espe-
cializados sobre cromatografía de alta precisión. No obstante, es importante
incorporar estas técnicas, ya que permiten la separación y cuantificación de
sustancias tóxicas. Considerando la alta incidencia de mareas rojas que existe
en México (Cortés-Altamirano et al. 1995), los bioensayos de pastoreo propor-
cionan una buena alternativa para estudiar sus efectos en seres vivos.
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168 Invertebrados acuáticos