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Secretaría:
Felicitas Martínez
Montaje:
Equipo del Museo del Prado
Fotografías:
Laboratorio del Museo del Prado
Sumario
Palabras Preliminares
LUIS GOMEZ-ACEBO 7
Monstruos, enanos y bufones
ALFONSO E. PÉREZ SÁNCHEZ 9
Ala > i fas y pequeneces
JULIÁN GALLEGO 15
Catálogo
MANUELA B. MENA MARQUES 25
índice de Artistas
[5]
Agradecimientos
La Fundación Amigos del Museo del Prado y el Museo del Prado, agradecen
profundamente la colaboración recibida de Instituciones y personas que han
hecho posible esta Exposición:
Banco de España; Exmo. Sr. D. Luis Blanco Soler, Académico Director de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando; Exmo. Sr. D . J o s é M . Azcárate Ristori,
a
[6]
Palabras preliminares
Luis Gómez-Acebo, Duque ele Badajoz
Presidente de la Fundación "Amigos del Museo del Prado"
E
n la primavera del pasado año el Real Patronato y la Dirección del
Museo del Prado solicitaron a la Fundación "Amigos del Museo del
Prado" su ayuda para adquirir el "Retrato de enano", un importante
cuadro de Juan Van der Hamen, hasta entonces no estudiado ni
conocido por el público - el primer catálogo científico en que figura es
precisamente el de la Exposición sobre la naturaleza muerta en la España del
Siglo de Oro celebrada en mayo de 1985 en el Museo Kimbell de Fort Worth
(Texas) -, que se encontraba en el mercado artístico de Madrid.
Los Amigos del Museo del Prado, dispuestos siempre a colaborar con los
fines y propósitos del Museo, realizaron a partir de aquel momento todas las
gestiones necesarias para lograr que el retrato figurara en las colecciones del
Prado. Por esta causa, y siguiendo un procedimiento que se ha demostrado
sumamente fructífero en muchas ocasiones, se pensó en recabar la colaboración
de otras entidades. En este caso bastó que se tratara el asunto en el Consejo de la
Fundación para que uno de sus miembros, D. J o s é Felipe Bertrán y Caralt,
ofreciera la posibilidad de que el cuadro fuera adquirido, para ser entregado al
Prado a través de los Amigos del Museo, por la Fundación Bertrán de Barcelona.
Así se hizo y hoy podemos contemplar el "Retrato de enano" en las salas de
nuestra primera pinacoteca gracias a esta generosa contribución, que constituye
un excelente ejemplo de la capacidad de las entidades privadas para cooperar con
los museos públicos en el enriquecimiento de sus fondos y en la divulgación del
Patrimonio Histórico, y ante el cual deseo expresar el más profundo
agradecimiento en nombre de los Amigos del Museo del Prado.
[7]
[8]
Monstruos, enanos y bufones
Alfonso E. Pérez Sánchez
Director del Museo del Prado
P
uede parecer sorprendente, e incluso de mal gusto, dedicar una
exposición al mundo, ciertamente ingrato y doloroso, de los seres
deformes, física o psíquicamente, que pulularon por las cortes
europeas y muy especialmente en las del mundo austríaco o con él
relacionadas, hasta los albores mismos del siglo XVIII.
La generosa donación del soberbio retrato de Enano de Van der Hamen,
que la Fundación de Amigos del Museo del Prado ha hecho al Museo, ofrece la
ocasión de agrupar en su torno, a modo de ideal bienvenida, un nada corto
conjunto de sus compañeros del Prado y fuera de él, ofreciendo así, además, la
ocasión de reflexionar un tanto sobre lo que este mundo de monstruos, enanos,
locos, bufones, "hombres de placer" y, como se decía entonces, "sabandijas de
palacio", representa.
El papel de estos seres fuera de la norma usual, marginados por su propia
deformidad, que en ocasiones se convierte, paradójicamente, en soporte único de
subsistencia, es sumamente variado y a veces alcanza considerable importancia en
el ambiente palaciego.
Estos ejemplares de seres deformes que bullen en palacio o en las casas de
los grandes, asumían según su carácter, funciones bien diversas. Hay, por
supuesto, los simples "monstruos", seres de alguna anormalidad sorprendente,
verdaderos "prodigios de la naturaleza", que se llevan a Palacio para ser vistos
como excepciones-singulares de la creación. Recibían con frecuencia algua dádiva
extraordinaria, que resolvía su difícil existencia por algún tiempo, y solían ser
retratados para dejar testimonio de su extraña apariencia, del mismo modo que se
retrataban, y a veces por los más importantes maestros, los animales raros que
aparecían en los más apartados lugares del reino o los ejemplares singulares de
las cacerías reales.
Se trata, en realidad, de una documentación que casi podríamos llamar
científica, la única posible en esos tiempos. A este tipo corresponden por ejemplo
las singulares mujeres barbudas, desde la curiosa Brígida del Rio, de Peñaranda,
que Sánchez Cotán retrató en 1590, a los 50 años de edad, que ahora se expone
(n° 17), o la mucho más famosa Magdalena Ventura, pintada por Ribera en 1631,
no para el rey, sino para el Virrey napolitano, Duque de
Alcalá, en cuya corte, como en casi todas las europeas del
momento, se procuraba "documentar" esos seres
excepcionales y únicos, de cuyo conocimiento y en cierto
modo posesión, se enorgullecían.
Recientemente se ha documentado con insólita
precisión la realización de este lienzo, cuya historia ya
conocíamos por la inscripción que muestra. Una carta del
"Residente" veneciano, es decir, del embajador en el
virreinato, de fecha 11 de febrero de 1631, cuenta como
"en la habitación del Virrey estaba un famosísimo pintor
que hacía un retrato de una mujer de los Abruzzos,
casada y madre de muchos hijos, que tiene el rostro
enteramente viril, com más de un palmo de barba negra y
bellísima y el pecho todo velludo. Su Excelencia tuvo el
gusto de hacérmela ver como cosa maravillosa, y verdaderamente lo es" ( 1 ) .
Al mismo tipo responde la bien conocida Monstrua pintada por Carreño en
1680, vestida y desnuda, de cuya presencia en Madrid se imprimió relación
pormenorizada, y a la que el Rey regaló el lujoso traje con que fue retratada.
(n°*31 y 32)
La actitud de displicente curiosidad hacia estos seres deformes, cuya
humanidad parece casi ignorarse, se equipara muchas veces a la que se adopta
con los animales raros, objeto tantas veces de atención y cuidados singularísimos
y no sólo de la preocupación iconográfica ya referida.
191
Otro tipo bien diverso de seres anormales es el de los "bobos", "simples" o
"locos", personas con alguna disminución intelecutal, afectuosos, ingenuos, sin
malicia alguna, que eran adoptados en Palacio, por su sencillez, tan en contraste
con la actitud usual del cortesano verdadero, con su afición a la intriga, a la
mentira aduladora y al medro interesado. Con frecuencia se les asigna sueldo o
retribución generosa en la casa real y se les ve aparecer y desaparecer en la
documentación palaciega, con un gesto de dulce resignación. A esta especie
pertenecen algunos de los más hondos personajes velazqueños: el b o b o de Coria
o Calabacillas, el niño de Vallecas, Pablo de Valladolid ( n 25, 26 y 23) o el
o s
[10]
está sobrado a todas horas. Fuese, y apenas lo hizo, cuando supieron quien
era y quiso su fortuna que el día siguiente fué el de Tabara a verle, y entró
diciendo lo mismo que el bufón ¿Está acá mi primo? Metieron los criados mano a
las espaldas diciéndole: ¡Picaro bufón! ¿Vienes otra vez a engañarnos?. Defendióse
como pudo y saliendo el duque al ruido, se acabó la pendencia en risa y en que
llegase a oidos del Rey, diciéndoselo el mismo bufón en la mesa, celebrándolo
mucho, y todos cuantos lo han sabido y sólo el de Tabara quisiera que algún
viento de esos que ahora corren de arrebatacapas le trocara la suya por no
parecerse a un truhán tanto" (4).
Del tono y familiaridad con que estos bufones, audaces y seguros en su
autoridad y confianza, se comportan en otras ocasiones, no precisamente de
burlas, ofrece también ejemplo significativo el propio Barrionuevo, en un relato
que ha sido muy frecuentemente citado al hilo de las descripciones del desastre
económico español: "Dícese que gusta la Reina de acabar de comer con confites
y que habiéndole faltado dos o tres días, salió la dama que tiene cuidado de ésto
y dijo que cómo no los llevaban como solían. Respondiendo que el confitero no
los quería dar porque le debían mucho y no le pagaban nada. Quitóse entonces
una sortija del dedo y dijo: "Vaya volando por ellos con esta prenda a cualquier
parte". Hallóse Manuelillo de Gante, el bufón, presente y dijo "Torne Vm. a
envainar en el dedo su prenda" y sacó un real de a cuarto y diolo diciendo:
"Traigan luego los confites a priesa para que esta buena señora acabe con ellos de
comer". ( 5 )
La figura del enano es constante también en las representaciones cortesanas
y por supuesto no sólo españolas. Su vinculación a los reyes, en cuyo séquito son
indispensables, los hace aparecer frecuentemente en las
representaciones del séquito de los Reyes Magos. En el
ámbito madrileño, en los años en que Van der Hamen
realiza el soberbio retrato que da ocasión a esta exposición
y a estas páginas, Vicente Carducho ha dejado un curioso
ejemplo en el lienzo del retablo de Algete (1619) y por los
mismos años, su amigo Eugenio Cajés en un lienzo del
Prado, depositado en el Museo de Granada, también
destaca muy señaladamente el enano deforme, ricamente
vestido, portador de la corona del grave
Rey Melchor (6).
[11]
Durante una representaicón teatral celebrada en Mayo de
1636 en el Buen Retiro, a la que asistió el embajador de
Módena Fulvio Testi, un grupo de enanos de ambos sexos,
ataviados como los antiguos "reyes y reinas de Castilla", se
sentaron a los pies de los solios reales ( 7 ) .
Es sabido, y aparece en ocasiones en la literatura, el
extraño y equívoco significado erótico que a veces alcanzan
ciertos enanos, en los que quiso verse algo diabólico. Lo
cierto es que efectivamente en ocasiones se alzan voces
acusatorias, y hay constancia de episodios escabrosos. Pellicer
recoge en sus Avisos de 1 de Diciembre de 1643, cómo
"Marcos de Enanillas, aposentador de Palacio y un hombre
muy bien recibido en él y querido de los reyes, mató de
noche a su muj er y se huyó a sagrado. Dicese que tuvo celos de un enano de
Palacio.. " ( 8 )
Lo más frecuente, sin embargo, es la irónica visión de los poetas satíricos,
que insisten frecuentemente, con agudeza, sobre la pequenez de estos seres tan
familiares en la vida cortesana.
Góngora describe el Sepulcro de Simón Bonamí, enano, al que, en otras
décimas menciona con desdén, por haber rejoneado un toro en Madrid:
Yace el gran Bonami, a quien
será esta piedra no leve,
que ocupara por lo breve
una sortija más bien;
de Átropos a uno el desdén
en tierra lo postró ajena,
que un gusano tan sin pena
se lo tragó, que al enano
le sobra más del gusano,
que a j o n á s de la ballena"(9)
A fines del siglo XVII la vieja costumbre europea de mantener enanos en los
ámbitos cortesanos había caído ya en desuso, fuera de España.
La condesa dAulnoy, ya citada, recuerda que: "También los aristócratas
tienen enanos y enanas, que son muy desagradables: sobre todo ellos me parecen
feos, hasta el punto de causarme repugnancia: su cabeza es casi mayor que su
cuerpo. Ellas arrastran su pelo destrenzado, llevan trajes magníficos y son las
confidentes de sus dueñas, por cuya razón logran cuanto apetecen..." ( 1 0 ) y
subraya, con asombro, que los Reyes, a las horas de comer, no se hallan rodeados
de personajes de la Corte, sino que "sólo suelen hallarse presentes algunas damas
de Palacio, meninas, enanos y e n a n a s " ( l l ) . La singular viajera ha olvidado por
entero que ese uso de los enanos, como personaje palaciego, viene de muy lejos
y tuvo en todas las cortes europeas, incluso en la francesa, amplio desarrollo.
Si Mantegna retrata en la solemne Cámara de los
Esposos, del Palacio Ducal de Mantua ( 1 4 7 4 ) , a la
diminuta enana de la Duquesa, Agostino Carracci nos
deja hacia 1596 las
efigies de Arrígo
peloso, Pietro mat-
eo y Anión nano
(Enrique, peludo;
Pedro, loco y
Amón, enano)
personajes de la
Corte del Duque
de Parma, que res-
ponden precisa-
mente a los tipos ("monstruo", loco y enano), que venimos comentando y que se
presentan, además, rodeados de animales.
Aparte Flandes, ligado tan estrechamente a nuestra patria por intensos víncu-
los históricos, es en la Corte Medicea, donde el paralelo con lo que se conoce de
España es más profundo.
[12]
Desde el enano Morgante, a quien Bronzino pintó
desnudo para el Duque Cosme, su señor, hasta el
Gabriel Martínez, quizá
Español, que conoce-
mos por un anónimo
lienzo florentino, pin-
tado hacia 1690, ofre-
ciendo una rana a una I
cigüeña negra ( 1 2 ) , o
el grueso enano que
parece tener a su cui-
dado los perros del
palacio de Bóboli, cu-
ya imagen nos ha dejado Tiberio Titi ( 1 5 7 3 - 1 6 2 7 ) , la
corte de los Médici florentinos ofrece también un
riquísimo repertorio de enanos y "sabandijas"(13).
NOTAS
( 1 ) G. de Vito, Ribera e la "svolta deglianni tienta en "Ricerche sul 6 0 0 napoletano", Milán, 1983, p.
43.
( 2 ) J . de Barrionuevo, Avisos, Edición de la Biblioteca de Autores Españoles, T o m o CCXXII, pp.
39-40.
( 3 ) Condesa dAulnoy, Un viaje por España en 1679, Madrid, Ed. La Nave, s.a., p.p. 316-317.
( 4 ) J . de Barrionuevo, Avisos, Edición de la Biblioteca de Autores Españoles, T o m o CCXXII, pp.
55-56.
( 5 ) J . de Barrionuevo, oh. cit., T o m o CCXXII, p. 12
( 6 ) Angulo-Pérez Sanche/., Pintura madrileña del primer tercio del siglo X\11, Madrid, 1969, pp. 110 y
238, lám. 62.
( 7 ) Fulvio Testi, Lettere, ed. Maria Luisa Doglio, Bari, 1967, vol. 3, carta 1150.
( 8 ) J . de Pellicer, Avisos Históricos, Selección de Enrique Tierno Galván, Madrid, Taurus, 1965, p. 209.
( 9 ) L. de Góngora, Delicias del Parnaso, Barcelona, 1634, p. 181.
( 1 0 ) Condesa d'Auínoy, ob. cit., p. 164.
( 1 1 ) Id., p. 3 9 8 .
( 1 2 ) Natura viva in Casa Medid, Catálogo de la Exposición, Florencia, Palacio Pitti, 1 9 8 5 - 1 9 8 6 , n" 34.
( 1 3 ) Natura viva in Casa Medid, cit., p. 8 5 .
H3]
[14]
Manías y Pequeneces
Julián Gallego
D
esde hace muchos siglos, los grandes de este mundo han mostrado
afición a admitir en su corte más íntima a hombres y mujeres sin otro
mérito que escasear en razón o en estatura. Locos y enanos vieron
así asegurada una existencia a cubierto de necesidad e incluso de
trabajos, holgada y hasta holgazana comparada con la de seres
normales. Pero ¿qué es lo normal?: Evidentemente, lo que siga las normas. V éstas
no son eternas ni inmutables, sino variables y relativas, según el canon que los
propios grandes de este mundo imponen. Como creo haber dicho en otra
ocasión, hasta el concepto de belleza deriva de ese canon movedizo: y las largas
narices, los belfos caídos, las mandíbulas prognatas de los últimos príncipes
españoles de la Casa de Austria pueden representar para sus contemporáneos un
paradigma de nobleza y hermosura, aunque alcancen las proporciones, casi
caricaturescas, de Carlos II ( 1 ), nunca faltará a su vera un pequeño deforme que
ponga en su lugar las cosas, y comparado con el cual el Hechizado será trasunto
fiel de Apolo-Febo. En fin, Jonathan Swift hizo viajar a Gulliver por diversos países
para estudiar lo relativo de nuestras normas y, tras maduras reflexiones, pareció
tomar partido por la superioridad del caballo sobre el hombre. No seré yo quien
ponga en duda la majestad del rey ele la Creación, aunque recuerde la extrañe/.a
de Montesquieu sobre la posibilidad lógica de ser persa. ¿Es posible ser loco o
enano?: Parece que sí y ello puede sernos una ayuda para sobrevivir si no somos
ni eso, ni cualquier otra cosa. Si somos (a nuestro modo, evidentemente)seres
normales.
Pero, además ele sincero y ele inmediato a oscuras fuerzas naturales, ese loco
puede resultar gracioso, con sus contorsiones o con sus impertinencias. La
palabra bufón, según Coraminas, aparece en castellano a comienzos del siglo
XVII, tomada del italiano "buffone", aumentativo de "bufo", cómico, que hace reír,
a su vez emparentada con befa, mola o escarnio. Los juegos ele escarnio
medievales divierten y despellejan. Otra vez nos topamos con el loco o el bufón
que arranca la piel de las conveniencias sociales y presenta la verdad desollada,
dejando al príncipe la libertad ele admitirla como mensaje o rechazarla como
insensatez. Esa pugna entre lo socialmente razonable y lo insensatamente sincero
se ha perpetuado en los circos, en la oposicic')n del "augusto" ejue se las da ele
enterado, y el "payaso", que le demuestra lo vano ele sus reglas; Stan Laurel vence
a Oliver Harely.
Miguel ele Cervantes, que en su inmortal historia del ingenioso hidalgo plantea
esa antinomia y complemento entre el loco en comunicación con la idea más
sublime y el bufón razonable c]iie le viene con la rebaja, hasta terminar
quijotizado, muestra en su Licenciado Vidriera la razón de la sinrazón. Para el
escritor, Alonso Quijano y Tomás Rodaja tienen ele común el haberse vuelto locos
de puro sutiles: la claridad de sus mentes les impide pensar y obrar contra lo
justo. "Conciencia tan escrupulosa más es ele religioso que de soldado ", dice, a
Tomás, don Diego (2) y Cervantes, ejue trata de emplear a Sancho Panza ele
contraste ("repoussoir", dicen los franceses, según Littré, a la "chose ou personne
qui en fait valoir une autre par le contraste") (3) de la alta locura de don Quijote,
se da cuenta de las limitaciones que el buen sentido impone a lo mejor de
nosotros mismos, y deja a su héroe en libertad de hacer muchas buenas cosas
prohibidas a los cuerdos. Por eso, el Cura persuade a los Cuadrilleros ( o seáse a
las autoridades del orden público) de "que no tenían para qué llevar aquel
negocio (la captura de don Quijote) adelante, pues aunque le prendiesen y
llevasen, luego le habían de dejar por loco" (4), inmunidad del bufón.
Con el circo han llegado también, hasta nuestros días, los enanos como seres
cómicos o grotescos. Vestidos de toreros o de flamencas excitan las carcajadas de
un público que considera normal. Su empleo ha llegado hasta el cinematógrao y
Luis Buñuel nos proporciona ejemplos españoles, para no tener que buscarlos en
Francia o en América, donde no faltan y a veces teñidos de perfidia, lo que agrava
el abuso. En las antiguas cortes, que habían suprimido toda espontaneidad en
aras de una procotolaria perfección, las cabriolas y saltos de los enanos daban
motivo a risas que no habían de ser excesivas. La joven esposa de Felipe IV,
Mariana de Austria, muy pronto envejecida en la penumbra del Alcázar madrileño,
fue amonestada por su Camarera Mayor por reírse de las contorsiones de los
enanos que amenizaban la soledad de su almuerzo; y no por caridad cristiana,
sino por olvidar el sosiego y compostura de una reina de España.
116]
corresponde a un caballero. Aquí del anónimo Sabio, "que un día...", cuando se
lamentaba de ser el más mísero de los hombres, vio a otro sabio, "que iba
cogiendo las hierbas que él arrojó", según cuenta que cuentan don Pedro
Calderón de la Barca. Ser enano del Rey, de la Reina, del Príncipe o de los
Infantes era una apreciable posición en los escalafones del "Grefier". Y en los
Reinos de España abundaban situaciones sociales junto a las que ser criado de un
bufón era mejor que una Canonjía. Basta leer unas cuantas novelas picarescas
para percatarse de ello.
[17]
En dos de sus cartones de tapiz aparecen seres desprovistos de estatura o de
razón: en el de "Los pobres en la fuente" hay un personajillo que, más que niño,
parece enano; en el gran cuadro de "La era", los gañanes aparecen
emborrachando a un bobo (ese "tonto del pueblo" característico de las aldeas
españolas hasta no hace mucho tiempo, que servía de hazmerreír a sus
convecinos), que se ha dicho pudiera ser un "loco" de la Duquesa de Alba. No
hay que olvidar a otro personaje tragicómico del círculo de Cayetana: su aya, ama
o "beata", de cuyos sermones aparece burlándose en el delicioso cuadrito no ha
mucho ingresado en nuestra pinacoteca nacional, pareja de otro (col. part.) en
donde dicha "beata"es víctima de los tirones de falda de dos niños, uno de ellos
la negrita María de la Luz, adoptada por los de Alba. El enano deforme aparece
varias veces en dibujos y grabados grotescos (por ejemplo en el Capricho "¡Qué
sacrificio!" o en el Proverbio "Los Majos-bailarines"); no pocos de sus personajes
dibujados tienen proporciones enanas (ver las litografías "El Vito" o el "Majo viejo
embozado"), como reacción cuasi-rembranesca contra la alta estatura
académico-manierista, defendida por El Greco. No hay ni que decir que el tema
de la locura ocupa en la obra del aragonés un importante lugar.
Los grandes, a imitación de los reyes,tenían como se ve, sus enanos y bufones.
Famoso es el retrato del "Enano del cardenal Granvelle", ministro de Carlos V y
Felipe II y gobernador de los Países Bajos. El personaje, con cara de pocos
amigos y lujoso traje, fue representado junto a un perro, para poner su pequenez
de manifiesto. El autor de ese cuadro, el pintor holandés Antonio Moro (12), es
en gran parte responsable de la tipología del "retrato Casa de Austria", que
seguirán los pintores españoles hasta la desaparición de la dinastía y de que hay
buenos ejemplares en el Prado. Aquí nos importa más el retrato de "Perejón,
Bufón del Conde de Benavente y del Gran Duque de Alba", viejo de aspecto
benévolo, de grandes zancas, vestido a la moda de mediados del siglo XVI y con
una baraja francesa en su retorcida mano derecha, mientras apoya la izquierda en
el pomo de la espada. Según Allende-Salazar, pudiera tratarse de cierto Perico de
Saterbas, citado por Fray Prudencio de Sandoval, "hombre gracioso y apacible" a
quien alude, acaso, Carlos I en una carta escrita en Bruselas en 1545, "de lo que
pasó en Cigales en casa de Pejerón" ( 1 3 ) . No sería éste, como veremos, el único
bufón de importación. En el siglo siguiente, el Conde-Duque de Olivares, el
Duque de Medina de las Torres y el Marqués de Liche tenían sus propios enanos.
Un enano figura en las dos versiones del cuadro velazqueño "Ejercicio ecuestre
del príncipe Baltasar-Carlos" (cois. Duque de Westminster y Wallace; en esta
última parece haber otro enano más) acaso don Sebastián de Morra con
Nicolasito Pertusato. Según Moreno Villa, unos vivían en el Alcázar y otros, fuera.
Cita a un tal Panela, que fabricaba juguetes para Baltasar-Carlos, en especial el
muñeco llamado "Dominguillo". Otro muñequera de Su Alteza era cierto Jorge
Salvador.
Señala Moreno Villa que las actividades de esos personajillos eran más variadas
y complejas de lo que pudiera parecer a simple vista: "Ellos hacían de mensajeros
[18]
y espías y... de diversos modos eran útiles para el servicio real" ( 1 8 ) . Por lo
demás, como ya se ha dicho, en ciertos casos llegaban a gozar del afecto
protector de sus amos. Felipe II, cuando escribe a sus hijas desde Lisboa, no
olvida interesarse por la enana Magdalena Ruiz y por el loco Morata. Felipe IV no
tiene empacho de encargar ( o permitir) a su pintor, Diego Velázquez, que retrate
a sus enanos y bufones, como si fueran familiares suyos, siendo que, en principio,
el Sevillano no podía pintar sino al Rey y sus próximos.
Por otra parte, los enanos o locos que no resultaban divertidos se devolvían al
Hospital de Zaragoza. Tal fue el caso de Juan Andrés, trasladado a Madrid en 1677
y devuelto al año siguiente; o de María Ramos, loca de la reina viuda Mariana de
Austria, llegada en 1681 y que "por darle delirios pareció conveniente sacarla de
Palacio" y aposentarla en casa del Sobrestante de coches de la Reina, hasta que,
por fin, se devolvió a su procedencia. Juguetes rotos!.
Velázquez inmortalizó a varios enanos y bufones. En una de sus primeras
efigies del príncipe Baltasar-Carlos, el niño, que tiene unos dos añitos y que por
ello aparece con faldas, aunque con espada, banda y bengala de general, está
acompañado por un enano también infantil, con faldas, delantal y, en las manos
los "atributos" de su inocencia: un sonajero y una manzana. En ese lienzo
admirable (Museum o f Fine Arts, B o s t o n ) , el pintor parece equiparar a los dos
personajillos; pictóricamente, el enano es superior. Pudiera tratarse, para Moreno
Villa (que cree ese cuadro hacia 1 6 3 5 ) , de Francisco Lezcano, "el enano vizcaíno",
entrado en Palacio en 1634, y que estuvo alojado con el aposentador Enanillas,
que en esa fecha era Ayuda del Oficio de Guardajoyas y que, por cierto, nueve
años más tarde apuñalaría a su mujer por celos de don Diego de Acedo, "el
Primo". Por desgracia para esa hipótesis, el cuadro de Boston parece de hacia
1631, fecha en que el "vizcaíno" no había llegado a Madrid ( 2 0 ) .
Ya hemos aludido a don Diego de Acedo, llamado "El Primo", colocado ante
un fondo también serrano, apenas bosquejado, que parece oxigenar su ranciedad
burocrática, sentado en un ribazo, con un enorme infolio en las rodillas que
acentúa su pequenez. Va peinado y vestido como un caballero, con bigote, perilla
y chambergo, ropilla negra de mangas bobas y valona almidonada. A los pies
[19]
tiene libros y un tarro, probablemente cola para pegar las estampillas, en cuya
misión burocrática ayudaba. Debió de ingresar en el Alcázar en 1635. En Molina
de Aragón resultó herido, cuando el atentado contra el Conde-Duque. Acompañó
a Felipe IV en la "jornada de Aragón" y es posible que este cuadro fuera pintado
en Fraga, como el maravilloso retrato militar del Rey (col. Frick, N.York). Moreno
Villa piensa que pudo ser pariente de don Juan de Acedo y Velázquez, contador
mayor del Cardenal Infante, y que acaso por ello le apodaran "el primo" del
pintor ( 2 3 ) . Pienso si acaso el apodo pudiera derivar de un personaje secundario
del Quijote ( 2 4 ) , "culto" ridículo, por la pretensión libresca que manifiesta ese
serio y casi majestuoso enano. Como hemos visto, Marcos de Encinilla mató en
1643 ( p o c o antes de pintado este retrato) a su mujer, por celos de don Diego de
Acedo. Su rostro es correcto e inteligente, aunque no muy simpático. Cuidaba su
aspecto, ya que en junio de 1645 fueron pagados cuarenta reales a un peluquero
zaragozano por una peluca que hizo para "El Primo". Para el Doctor Moragas, se
trata de "un acondroplástico con inteligencia normal o lo suficientemente poco
acusada para permitirle una infatuada vanidad" ( 2 5 ) . En todo caso, no parece,
como Estebanillo González, "hombre de buen humor"...
[20]
futuro Virrey de Flandes (en 1 6 5 6 ) y que tantas preocupaciones despertó en la
madre de Carlos II. Los datos del bufón se sitúan entre 1624 y 1654. Le regalaron
el traje que lleva en el cuadro en 1632, pero aunque muy lujoso, parece ya algo
raído. Ello da a Velázquez ocasión de pintar unos frotes carmesíes de
extraordinaria belleza, dignos del Tiziano. Esa manera, desenvuelta y "liberal", del
personaje y del fondo, apenas esbozado, de Naumaquia, constrasta con el
cuidado volumétrico con que están representados los emblemas militares del
suelo, arcabuz, balas y piezas de armadura. Con su bastón y su espada, su capa y
su sombrero de plumas pasado de moda, este flaco personaje tiene la majestad
algo grotesca del alguacilillo de plaza de toros. Pero pocos monarcas de la tierra
han merecido un cuadro mejor. Consta en los archivos como "hombre de placer",
para Moragas, probablemente oligofrénico ( 3 2 ) . No recibía ración fija de comida,
ni más que vestidos y zapatos.
[21]
También se ha discutido la identidad de los "Esopo" y "Menipo" velazqueños,
cuya autenticidad está fuera de duda. ¿Son mendigos, picaros, hampones o
bufones? ¿Españoles o italianos? En cualquier caso, excelentes ejemplos de esa
línea de filósofos antiguos, presentados como seres astrosos y grotescos, de la
que Ribera dejó tan brillantes como infieles efigies, para la ilustración de la
vanidad de la ciencia pagana ( 3 7 ) . Moreno Villa alude a otros bufones
velazqueños, como Juan de Cárdenas, torero cómico de un retrato perdido del
Sevillano ( 3 8 ) ; Antonio Bañules, que pudiera ser el "Geógrafo" y "El hombre de la
copa" ya aludidos, de no ser éstos Manuel de Gante; Bañules, loco, truhán y
hombre de placer, estuvo en la "jornada de Aragón" y parece raro que Velázquez
no lo retratase en sus ocios de Zaragoza. También era "hombre de placer o juglar,
que tomaba parte en las fiestas palatinas como los enanos y los locos", cierto
Cristóbal el Ciego, a quien se conceden zapatos (de tres suelas), vestidos y
raciones - que le suspendieron cuando, a causa de la sarna que le pegó su hija, no
pudo acudir a Palacio - desde 1635. Moreno Villa no parece conocer la noticia que
da Pellicer, en 1640, ( 3 9 ) de la muerte de Cristóbal, el Ciego en Cienpozuelos, "el
más único componedor y trabador de repente que han visto los siglos...digno de
compararse a Homero", que se ahogó al caer en un río.
Queda referirnos a los dos enanos que Velázquez honró más, al introducirlos
entre los "familiares" de la infanta Margarita: Nicolasito y Maribárbola. Nicolás
Pertusato o Portosanto era italiano, nacido en Alessandría de la Palla, estado de
Milán; entró en Palacio en 1650, ( 4 0 ) y fue enano de la Reina y, en 1675, Ayuda
de Cámara. Regresó a su patria en 1700 y murió poco después. Tiene aspecto de
niño perfectamente formado y proporcionado y en "Las Meninas" está dando con
el pie izquierdo al apacible perro, que ni le hace caso; es una de las figuras más
movidas y sueltas del gran cuadro. Junto a él se yergue, estólida e inexpresiva, la
enana Maria Bárbara Asquen o Asquin, que tenía criada a su servicio. Fue enana
de la condesa de Villerval, a cuya muerte ingresó en el Alcázar, en 1651. Vuelve a
aparecer al fondo del retrato de doña Margarita de Austria, Emperatriz, por Juan
Bautista del Mazo (Prado), en ese trasunto de "Las Meninas" que repite, como
timbre de gloria en los de doña Mariana de Austria, viuda, (Prado y Galería
Nacional de Londres). Regresó a su patria en 1700, año de liquidación de
bufones. Según Moragas "sufría un cretinismo con oligofrenia poco profunda,
acompañada de vanidad, presunción y genio chistoso" ( 4 1 ) .
El hidalgo avilesino don Juan Carreño de Miranda sucede a Velázquez como
pintor de reyes y de enanos, como Carlos II sucede a Felipe IV. Su retrato del
bufón Francisco de Bazán (Museo del Prado) presenta a un personaje contrito y
respetuoso, vestido de negro con ancha valona sin almidonar con visos de babero
eclesiástico, entregando un papel con la mano derecha. Más parece mandadero
de monjas, en esa corte de Doña Mariana, de aires conventuales; pero debió de
tener su gracia este "hombre de placer" (documentado en Palacio entre 1679 y
8 9 ) porque también lo pintó Herrera el Mozo en un cuadro perdido, en compañía
de varios enanos, un negro y unos animales. Más populares, por hirientes a la
sensibilidad, son las dos "monstruas" de Carreño, la vestida y la desnuda (lo que
pudo dar idea a Goya para sus dos anti-monstruas, gitanas o majas). Esa pareja de
cuadros representa, según dicen, a una niña gigante, natural de Barcenas (diócesis
de Burgos), Eugenia Martínez Vallejo, a la edad de cinco años, desnuda,
personificando al dios Baco con pámpanos y racimos, o lujosamente vestida de
colorado, lo que acusa aún más su obesidad. Los rutilantes rojos de Carreño
compensan, en cierto modo, lo desagradable de la imagen. No sé qué será más
triste, si esta pobre niña, vestida o desnuda, o el demandadero Bazán, como no
sean la reina madre o el rey adolescente y escuálido, a quienes sirvieron de
diversión ( 4 2 ) .
Algunos de estos enanos y bufones palatinos se han reunido hoy para recibir,
en las salas del Museo del Prado, a dos compañeros de gajes y desdichas,
pintados por Juan van der Hamen y por Miguel Ángel Houasse. El madrileño Van
der Hamen fue reputado pintor de bodegones, a los que da una sequedad
geométrica hacia la que Cézanne y el Cubismo nos han hecho sensibles. Nacido
en 1596, reinando Felipe I, vio sucederle a su hijo y a su nieto, pese a haber sido
su vida muy corta ( 4 3 ) . Fue poeta "con que probó el parentesco que tienen la
Pintura y la Poesía" ( 4 4 ) , también demostrado en los elogios que le tributaron
J o s é de Valdivielso, Juan Pérez de Montalbán y Lope de Vega. Se lee en Ceán
I Bermúdez que "aunque seco y duro en el historiado, fue dulce y tierno en los
[22]
retratos y mejor en las flores y frutas, distinguiéndose mucho más en pintar dulces
y confituras" ( 4 5 ) . No creo que el soberbio retrato de un enano, que ahora
ingresa en el Prado con los debidos honores, pueda calificarse de "dulce y
tierno". El personaje, vestido de militar de alto grado, con lujoso traje de botones
dorados y valona almidonada, cadena de oro terciada, rico cinturón y tahalí de
que pende la espada, que empuña con la izquierda, mientras la derecha alza la
bengala o bastón de mando, no tiene nada de bufonesco. Si sólo viéramos el
busto, pensaríamos en un caballero del alta posición, de facciones correctas,
serenas, y barba y bigote bien peinados; pero el torso se achica, los brazos se
acortan, las piernas se reducen y tuercen, y lo que empezó en general victorioso
concluye en breve liliputiense. Aún así, de esta menuda figura se desprende un
aura de severidad y casi de grandeza, que hace su imagen inolvidable. ¿Se trata de
un "hombre de placer" o de un militar aguerrido? Las connotaciones irónicas de
Velázquez al retratar a fanfarrones divertidos, como Pernia o don Juan de Austria,
no existen en Van der Hamen. ¿Será un general de corta talla?. En la
interesantísima autobiografía, más o menos verosímil, de don Diego Duque de
Estrada ( 4 6 ) , caballero nacido en Toledo, de padres nobles, en 1589, y que tomó
parte en gloriosos hechos de armas en variadas campañas, se alude a su corta
estatura, lo que en varios episodios le hace extremar su arrogancia; pero nunca se
la califica de enano. Aún así, recordemos ese nombre, a falta de otro de su misma
época. Y, sea quien fuere, recibamos al enano militar con el decoro y respeto
debidos a su traje y expresión, ya que ésa suele ser la regla de juego, en nuestra
sociedad como en la suya.
NOTAS
( 1 ) Vid. J . Gallego: Visión y símbolos en la Pintura Española del Siglo de Oro 1 . ed. española,
:l
[23]
( 1 4 ) J . Moreno Villa, op. cit. pag.. 18.
( 1 5 ) Fray Diego Murillo: Fundación Milagrosa de la Capilla Angélica de N;' Sra. del Pilar
(Zaragoza, 1616).
( 1 6 ) Vida y Hechos de Estebanillo González.. Hombre de Buen Humor (Amberes, 1 6 4 6 ) .
( 1 7 ) J o s é de Cadalso: Los Eruditos a la Violera (Pág. 148 de la edición de Anaya, Madrid, 1 9 6 7 ) .
El original es de 1772.
( 1 8 ) J . Moreno Villa: Op. cit. (pp. 3 3 y SS.).
( 1 9 ) Id., ibid. cf. Julián Gallego: Diego Velázquez (Barcelona, 1 9 8 3 ) . También se ha propuesto la
identificación de esos dos retratos con Antonio Bañules. El hecho de coexistir en el llamado
"Geógrafo" dos técnicas muy distintas del pintor ( c o m p á r e s e e la capa, muy escultórica, con la valona,
muy suelta) hace más dudosa su fecha.
( 2 0 ) J . Moreno Villa: Op. cit., pp. 107-110. Baltasar Carlos nació en 1629 y moriría en Zaragoza
en 1646.
( 2 1 ) J e r ó n i m o de Moragas: Los bufones de Velázquez (En "Medicina e Historia", fascículo VI,
Eds. Rocas, Barcelona, 1 9 6 4 ) .
( 2 2 ) Recuérdese el vestido de monte, "verde, de finísimo paño", que los Duques regalan a
Sancho Panza para asistir a una montería y que se le desgarra al encaramarse a un árbol, huyendo de
un jabalí. (Quijote, Parte 2:\ C. X X X I V ) .
( 2 3 ) J . Moreno Villa: O p . cit. pp. 55-59.
( 2 4 ) Caps. XXII y XXIII de la 2. parte del Quijote.
;l
"¿No le dije a vuestra merced que mirase bien lo q u e hacía, que no eran sino molinos de viento y no
lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?". En el retrato de Calabazas, el "jester"
lleva "otros tales"...
( 2 9 ) J u s e p e Martínez: Discursos practicables del nobilísimo Arte de la Pintura (pag. 212 de la
edición de Barcelona, 1 9 5 0 ) : "La dama dijo que por ningún caso había de recibir tal retrato , y
preguntándole su padre en qué se fundaba, respondió: que en todo no le agradaba, pero en
particular que la balona que ella llevaba, cuando la retrató, era de puntas de Flandes muy finas".
( 3 0 ) J . Moragas, Op. cit. Calabazas y molinillo parecen contradecir este diagnóstico; aunque estos
personajes pudieron merecer el juicio de clon Quijote sobre se escudero: "Tiene a veces unas
simplicidades tan agudas que el pensar si es simple o agudo causa no pequeño contento; tiene
malicias que le condenan por bellaco y descuidado que le confirman por b o b o " . Juicio aplicable a
buena parte de los "hombres de placer" que cobraban de la Corte. (Vid. Quijote, cap. X X X I I de la 2 ;l
parte).
(31) J . Moreno Villa: Op. cit, pag. 6 8 .
( 3 2 ) J . Moragas. Op, cit.
( 3 3 ) "Le Fifre" de Manet (Museo del Louvre) fue pintado en 1866, en la llamada "época
española" d e su autor, en que acusa influencias de Goya y, sobre todo , de Velázquez, a quien
llamaba "Le peintre des peintres". El cuadro, pintado tras el viaje a Manet a Madrid, fue rechazado por
el jurado de Salón de 1866, aunque Emile Zola le reserva, mentalmente, un lugar en el Louvre (Cf. J.L.
Vaudoyer: E. Manet (París, 1955, n" 2 3 ) .
( 3 4 ) en el ejemplar consultado del libro tantas veces citado de J . Moreno Villa, que éste dedicó al
gran hispanista Cf. pag. 124.
( 3 5 ) J . Moreno Villa: Op. cit. pags. 82-84. Me pregunto si el apellido no sería Dobson, más
corriente que Hodson o Bodson.
(36) J . Moragas:Op. cit.
( 3 7 ) Camón Aznar, data a "Menipo" quince años después del "Esopo"; aquél sería "un picaro, un
mendigo de gran ciudad, un cínico de pobreza" y no un bufón (J- Camón Aznar: Velázquez, tomo 2",
pags. 7 0 0 - 7 0 , Madrid, 1 9 6 4 ) . "Esopo", pintado en el primer viaje a Italia y retocado al ponerle a
"Menipo" d e pareja, "es una figura romana". Sus letreros "son un añadido incongruente" (Ibid, t o m o
1" pp. 4 1 5 - 4 1 9 ) . Esopo "no tiene relación alguna con los bufones, ni tiene aire de asalariado".
( 3 8 ) J . Moreno Villa:Op. cit.pags. 88-89-
( 3 9 ) J o s é Pellicer y Tovar: Avisos históricos... (Edición del "Semanario Erudito", tomos 31-33,
Madrid 1 7 9 0 ) . Ver el "aviso" de 3 de julio de 1640, donde se cuenta la muerte del ciego. Sobre
Pellicer y sobre los enanos y bufones en relación con Zaragoza ver la antología de J . Gallego: Temas
de cultura aragonesa (Zaragoza, 1 9 7 9 ) .
( 4 0 ) J : Moreno Villa: Op. cit. pags. 125-30.
( 4 1 ) Id. ibid. 66-7 y j . Moragas, Op.cit.
( 4 2 ) Vid. A. Pérez Sánchez en Catálogo de la Exposición "Carreño Rizi Herrera y la Pintura
Madrileña de su tiempo ( 1 6 5 0 - 1 7 0 0 ) " (Museo del Prado, Madrid, 1 9 8 6 ) .
( 4 3 ) Lázaro Diaz del Valle: Epílogo y nomenclatura de algunos Artífices... manuscrito d e 1659. Cf.
F.J. Sánchez Cantón: Fuentes Literarias par la Historia del Arte (Madrid, 1 9 3 3 ) .
(44)Acisclo Antonio Palomino: Museo Pictórico y Escala Óptica (Madrid, 1 7 1 5 - 1 7 2 4 ) . Ver T o m o
III, biografía n" 101 ( p p . 886-7 de la edición de Aguilar, Madrid, 1 9 4 7 ) .
( 4 5 ) Juan Agustín Ceán Bermúdez: Diccionario Histórico de los más ilustres profesores de las
Bellas Artes en España, T o m o V, pp 124-27 (Madrid, 1 8 0 0 ) .
( 4 6 ) Diego Duque de Estrada: Comentarios del Desengañado de Si Mismo, Vida del mismo Autor
(Edición de H. Ettinghausen, Clásicos Castalia, Madrid, 1 9 8 3 ) . Ver por ejemplo, en la Undécima Parte
(pag. 3 1 4 ) una frase del protagonista: "Soy tan pequeño... q u e si no hago milagros a cada esquina, no
sólo no me creen, pero a la vuelta de ella me quieren dar con el pie".
( 4 7 ) Este retrato d e enano no figuró en la exposición "Miguel Ángel Houasse, pintor d e la Corte
de Felipe V ( 1 6 8 0 - 1 7 3 0 ) " (Ayuntamiento de Madrid, 1 9 8 1 ) . Ver los estudios sobre este artista por
Juan J . Luna (pags. 4 3 a 1 0 3 ) .
[24]
Catálogo
Manuela B. Mena Marqués
[25]
Juan Van der Hamen
y el Retrato de enano
[26]
JUAN VAN DER HAMEN Y LEÓN
(Madrid, 1956 • 1631)
[27]
1 Retrato de enano
l. 1,22 X 0,87
Museo del Prado (Cat. n" 7065)
[28]
CAT. 1
[29]
2 Retrato de Lorenzo van der Hamen
L. 0,55 x 0,43.
Madrid. Instituto Valencia de D.Juan.
[30]
[31]
3 Retrato de D. Francisco de la Cueva
y Silva
L. 1,17 x 1,05
Firmado y fechado: "1625"
Madrid. Real Academia ele Bellas Artes de San
Fernando.
[36]
•
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CAT. 5
[37]
6 Bodegón de dulces
l. 0,325 X 0,685
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
[40]
[41]
8 Bodegón de dulces
L. 0,52 X 0,88.
Firmado: "Ju" Vanderhamen y León (?) fet. 1622" (La
cuarta palabra está borrada y muy restaurada, pero
quizá originalmente, como parece lógico, fuera el
segundo apellido del artista.
Museo del Prado (n" 1164):
[42]
CAT. 8
[43]
9 Florero y bodegón con perro
L. 2,28 x 0,95.
Museo del Prado (Cat. n" 4158).
[44]
CAT. 9
[45]
10 Floreros y bodegón con perrito
L 2,28 X 0,95.
Musco del Prado (Cat. n" 6413).
[48]
CAT. 11
[49]
12 Bodegón con fruteros y dulces
L. 0,82 X 1,24.
Madrid. Banco de España.
[50]
[51]
Monstruos, enanos
y bufones
[52]
PAOLO CALIARI, llamado VERONES
(Verana, 1528 - Venecia, 1588).
El cuadro procede de la Colección Real con la dignidad con que más tarde lo haría
española, en cuyo inventario del Alcázar de Velázquez. Halagados, bien vestidos,
1666 aparece citado por vez primera. Según el perfectamente introducidos en el medio
catálogo del Museo del Prado de Madrazo, aristocrático e imprescindibles a sus señores.
podría tratarse del lienzo que describe Ridolfl
en 1 6 4 8 en casa de los marqueses de la Torre Procedencia: 1648, Venecia, Palacio de los
en Venecia, aunque no es dato seguro por falta Marqueses de la Torre (?).-Colecciones Reales,
Alcázar, Inventario de 1666.
de documentación rigurosa. Quizá hay que
pensar que vino con las obras adquiridas por Exposiciones: Ginebra, 1939,n" 171.
Velázquez en Italia.
Bibliografía: Catálogos del Museo del Prado,
Existe una copia idéntica en la National 1872-1914, n" 533.-1914-1985, n" 502.- Ridolfl, 1648
Gallery de Washington y varias versiones, de (1914), p. 319.- Venturi, 1929, IX, 4", p. 944.-
Berenson, 1958, p. 137.- Pallucchini, 1963-64, p. 127
inferior calidad, atribuidas al taller del pintor,
Puppi, 1973, p. 288.- Ticozzi, 1975, n" 78.- Pignatti,
en diferentes museos: Dijon, Lyon, Liverpool y 1976, n" 240.- Ángulo, 1979, p. 198-200.- Posner,
Turt'n. El lienzo del Prado, que se fecha Antoine Watteau, 1984, p. 72.
concordemente hacia 1 5 7 5 - 1 5 8 0 es uno de los
más bellos originales de la madurez del artista,
por la riqueza y exquisitez de la técnica q u e se
pone de manifiesto en la perfecta captación de
la materia, en los brillos de las sedas o en la
disolución de las formas bajo los ricos efectos
luminosos y atmosféricos.
[54]
[56]
ANTONIO MORO
(Utrech, 1519 - Amberes, 1576).
Esta obra de Antonio Moro, junto con el sostiene una baraja, tradicional símbolo
Enano del Cardenal Granvela, constituye uno iconográfico de la ociosidad y detalle por el
de los precedentes d e la retratística de las cual el artista nos revela la verdadera
figuras de enanos y bufones cortesanos, ocupación del personaje en la vida. Jamás
relacionados estrictamente con la Corte caballero alguno se hubiera retratado con el
española. símbolo del ocio y el placer en sus manos, y
es en ese profundo y sutil contraste entre la
La identificación del personaje aparece en baraja que Pejerón parece querer esconder en
el Inventario de 1600 del Alcázar de Madrid, su deforme mano a las miradas del espectador,
en q u e se describe el cuadro, situado entonces y su rostro serio, de mirada profunda, teñida
en una de las piezas de la Casa del Tesoro: de melancolía, que Moro ha sabido captar con
"Pejerón, loco del Conde de Benavente, impresionante agudeza psicológica, donde
con calzas y jubón blanco y una reside la fuerza expresiva de este retrato y lo
baraja de naipes en la mano derecha". Quizá que para nosotros parece ser hoy una
se tratara de un tal Perico de Saberbas, citado dramática denuncia de la vida de los bufones
por Fray Prudencio de Sandoval, identificación de corte.
q u e recoge Allende-Salazar: "hombre gracioso
y apacible sin ofender a nadie": A él parece Procedencia: Colección Real. Alcázar, Inventario
referirse asimismo el Emperador Carlos V en 1600.- Buen Retiro, 1701.
carta fechada en Bruselas el 17 de Febrero de
1545, en la que comenta: "... ¡o que pasó en Bibliografía: Friedlánder, Vol. XIII, n" 363.- F¡.
Cigales en casa de Pejerón (sic)", sin precisar Hymans, Antonio Moro, Bruselas, 1910, p. 101.- G.
Marlier, Bruselas, 1934, p. 100, Cat. n" 26.
más detalles del asunto. Poco más sabemos
del personaje, salvo las menciones de que fue
" l o c o " del Conde de Benavente y del Duque
de Alba y de que quizá más tarde pasara al
servicio del propio rey Felipe II, quien
guardaba este retrato del bufón en lugar
importante del Alcázar, c o m o era la Casa del
Tesoro, junto a otras obras importantes citadas
allí en el mencionado inventario de 1600,
entre las que se contaban retratos de
personajes reales y algún cuadro atribuido a El
Bosco. Parece con ello confirmarse, en fecha
aún temprana, la predilección que los
monarcas españoles sentían por estos
personajes deformes en ocasiones y locos en
otras, cuyos retratos llegarían a ser
fundamentales en la decoración palaciega del
reinado de Felipe IV, con los ejemplos
velazqueños.
[58]
[59]
[60]
ALONSO SÁNCHEZ COELLO
(Alquería Blanca, Benifayó (Valencia) ha.
1531 - Madrid, 1 5 8 8 )
[62]
CAT. 15
[63]
ALONSO SÁNCHEZ COELLO
(DISCÍPULO)
16 Retrato de la Infanta Isabel Clara
Eugenia y Magdalena Ruíz
L. 2,07 x 1,29.
Museo del Prado (Cat. n." 8 6 1 )
La Infanta Isabel Clara Eugenia, aquí El Museo del Prado guarda un réplica o
retratada, fue la hija predilecta de Felipe II. copia de la cabeza de esta figura ( n . " 8 6 2 ) ,
Nacida de su tercera mujer, Isabel de Valois, de gran fuerza e intensidad, aunque de
en Valsaín en 1566, fue la fiel consejera de su inferior factura.
padre y sólo, tras la muerte de éste en 1 5 8 8 ,
accedió a casarse con quien el rey había Los numerosos retratos en ejue reyes y
deseado, el Archiduque Alberto de Austria. Fue príncipes apoyan su mano sobre la cabeza del
regente de los Países Bajos y murió en perro favorito, c o m o el Carlos Vde Tiziano,
Bruselas en 1 6 3 3 . Retratada por SánOhez sitúan verdaderamente a Magdalena Ruíz en el
Coello de niña en varias ocasiones, en lugar exacto q u e ocupaban en la Corte. "Loca"
soberbios retratos conservados hoy en el de la Princesa Doña Juana, hija de Carlos V y
Museo del Prado, éste que puede fecharse en hermana de Felipe II, había acompañado a
torno a 1 5 8 5 - 1 5 9 0 , por la edad q u e aparenta la este último en 1582 durante los meses q u e
joven, se ha considerado obra de algún permaneció en Lisboa, y de ella habla con
discípulo del gran retratista de la Corte de frecuencia en sus cartas. En el inventario de
Felipe II. Una cierta dureza en la los cuadros del Marqués de Leganés se cita
representación de las telas y encajes, la uno de una tal "Magdalena Ruiz, la
minuciosidad c o n q u e están tratadas las joyas portuguesa", q u e sin duda se refiere al mismo
y adornos y un cierto recargamiento personaje. Murió la mujer en El Escorial
decorativo, q u e lo aleja de la sobriedad en 1 6 0 5 .
compositiva de Sánchez Coello, han h e c h o
pensar en la mano de un discípulo. Sin Procedencia: Colección Real. Citado en el
embargo, la aguda captación naturalista de la Inventario del Alcázar de 1 6 0 0 y 1 6 3 6 .
enana y el bellísimo rostro de la Infanta Exposiciones:Tokyo, 1 9 7 0 , n." 3 3 - México, 1 9 7 8 .
parecen mostrar la intervención del maestro,
quizá en los últimos meses de su vida. No Bibliografía: L. Roblot-Delondre, 1913, p. 76.- A.L.
parece posible que obra de tan gran e m p e ñ o Mayer, 1 9 2 2 , p. 229.- Ángulo Iniguez, 1 9 5 4 , p. 305.-
fuera dejada en manos de un discípulo, a no Tietze-Conrat, 1957, p. 40.- Camón Aznar, 1 9 7 0 , p.
4 9 2 , ñg. 422.- Lamente Ferrari, 1 9 7 8 , p. 259.- C.
ser que la muerte hubiera interrumpido el
Lasalle, "Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar",
trabajo del maestro o q u e el lienzo fuera ya de 1981, p. 60.- S. Breuer, 1 9 8 4 , p. 2 1 2 - 2 1 4 , Cat. n." 13.
fecha posterior a la desaparición en 1 5 8 8 de
Sánchez Coello.
[64]
CAT. 16
[65]
166]
FRAYJUAN SÁNCHEZ COTAN
(Orgaz ( T o l e d o ) , 1560 • El Paular (Madrid), 1 6 2 7 )
Es interesante la comparación c o n el
Retrato de enano de Van der Hamen, e n el
cual la plasmación de la realidad es igualmente
magistral, evidenciándose con ello la misma
sensibilidad de "bodegonista" q u e en Sánchez
Cotán, aunque su obra haya dado ya cabida al
estudio psicológico.
[71]
18 Retrato del rey Felipe IV y el enano
"Soplillo"
L. 2,04 x 1,10.
Firmado en el azulejo, cerca del bufete: "R" de
Villandrando
Museo del Prado (Cat. n." 1 2 3 4 ) .
[72]
[73]
[74]
GASPARD DE CRAYER
(Amberes, 1584 - Gante, 1669)
[75]
19 Retrato de Felipe IV con un enano
L. 2 , 1 5 x 1,63.
Inscripción: "K. Phs. 4 . " "
Madrid. Ministerio de Asuntos Exteriores. Palacio de
Viana
[76]
[77]
[78]
JOSÉ DE RIBERA
(Játiva, Valencia, 1591 • Ñapóles, 1 6 5 2 )
[80]
CAT. 20
[81]
[H2J
DIEGO VELÁZQUEZ DE SILVA
(Sevilla, 1599 • Madrid, 1 6 6 0 )
[84]
[85]
22 El bufón D. Cristóbal de Castañeda
y Pernia, llamado "Barbarroja".
L. 1,98 x 1,21.
Museo del Prado (Cat. n." 1 1 9 9 )
[86]
CAT. 22
[87]
23 El bufón Pablo de Valladolid
l. 2,09 x 1,23.
Museo del Prado (Caí. n." 1 1 9 8 )
[88]
CAT. 23
[89]
24 El bufón D. Diego de Acedo,
"el primo "
L. 1,07 X 0,82.
Museo del Prado (Cat. n" 1 2 0 1 ) .
[90]
CAT. 24
[91]
25 El bufón Calabacillas.
L. 1,06 x 0 , 8 3 .
Museo del Prado (Cat, n" 1 2 0 5 ) .
[92]
[93]
26 El niño de Vallecas, Francisco
Lezcano
L. 1,07 x 0,83.
Museo del Prado (Cat. n" 1 2 0 4 ) .
[94]
CAT. 26
[95]
27 El enano D. Sebastián de Morra
L. 1,06 X 0,81.
Museo del Prado (Cat. n" 1 2 0 2 ) .
El bellísimo m o d o en q u e Velázquez ha
resuelto la cortedad de las piernas, e n escorzo,
de tal modo q u e quedan disimuladas, hace
que la atención del espectador se concentre
en la evidente dignidad de la cabeza.
[97]
28 Las Meninas
L. 3,15 x 2,76.
Museo del Prado (Cat. n" 1 1 7 4 ) .
[98]
CAT. 28
[99]
VEIAZQUEZ (Discípulo)
29 Retrato de enano con un perro
L. 1,42 X i,07.
Museo del Prado (Cat. n" 1 2 0 3 ) .
[100]
[101]
J
[102]
JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ DEL
MAZO
(Entre 1610-15 - Madrid, 1667).
[104]
CAT. 30
[105]
[106]
JUAN CARREÑO DE MIRANDA
(Aviles, 1614 - Madrid, 1 6 8 5 )
[107]
31 La "monstrua" vestida
L 1,65 x 1,07.
Museo del Prado (Cat. n." 646)
[108]
CAT. 31
[109]
32 La "monstrua" desnuda
L. 1,65 X 1,08.
Museo del l'rado (Cat. n." 2 8 0 0 )
Son dos de las obras mas curiosas de menos que el Muslo de un hombre, tan llenas
Carreño y uno de esos ejemplos de pintura de de roscas ellas y los Muslos, que caen unos
seres deformes o monstruosos q u e han sobre otros, con pasmosa monstruosidad, y
llegado hasta nosotros. La tradición aunque los pies son a proporción del edificio
iconográfica de documentar estos personajes de carne que sustentan, pues son casi como
se remonta hasta el renacimiento, en q u e el los de un hombre, sin embargo, se mueve y
afán científico y la curiosidad universal anda con trabajo, por lo desmesurado de la
hicieron q u e se documentaran todos los tipos grandeza del cuerpo. El qual pesa cinco
de fenómenos anormales de la naturaleza. arrobas y veinte y una libras, cosa inaudita en
Junto a ello, la búsqueda de la expresividad en edad tan poca".
todas las facetas del ser, incluso en las
monstruosas, dio paso a este género de Ambos lienzos obligan a establecer un
pinturas, q u e se guardaban c o m o curiosidades, paralelo c o n las Majas de Goya, quien sin duda
junto a minerales o extraños animales, en las debió de c o n o c e r estos lienzos de Carreño
colecciones palaciegas. Es curioso y muy cuando, aún juntos, se guardaban en la
semejante en su concepción a la "monstrua" Colección Real. El de la "Monstrua" desnuda
desnuda, el Retrato del enano Morgante, de se cita asimismo en los Inventarios Reales,
Agnolo Bronzino de hacia 1553, hoy en los hasta 1 8 0 1 , pero Pedro de Madrazo en el
Uffizi, en q u e aparece desnudo y visto d e Catálogo del Prado de 1872, dice q u e fue
espaldas. En el Inventario de el Palacio del regalado al pintor Juan Gálvez por Fernando
Pardo de 1564 se recogen varias obras de VII en 1827, y vendido por aquél al Infante D.
carácter similar: "un niño de tres dientes", "la Sebastián Gabriel de Borbón, quién aún lo
muchacha barbuda", y en 1636 se inventaría tenía en 1875. Fue donado al Prado en 1 9 3 9
un retrato del gigante catalán Juan Viladons, e por el Barón de Forna, reuniéndose al fin con
indudablemente retratos de este tipo lo fueron su pareja.
el de La Mujer barbuda de Sánchez Cotán en
el Prado, (ver Cat. n." 1 7 ) , el de tema similar Procedencia: Colecciones Reales. Inventario del
de Ribera, (ver Cat. n" 2 0 ) , o el Niño cojo, del Alcázar, 1 6 8 6 , 1694. Inventario de la Zarzuela, 1801.-
Louvre, del mismo artista. Al rigor y precisión Museo del Prado, Inventario, 1849, n." 124.-
de naturalista que mostraban esas obras en el Catálogos, 1 8 5 4 - 1 8 5 8 , n." 124.- 1 8 7 2 - 1 9 0 7 , n." 691.-
siglo XVI, e incluso las mencionadas de Ribera, 1 9 1 0 - 1 9 8 5 , n." 6 4 6 .
infundió Velázquez humanidad y dignidad en Exposiciones: México, 1978, n." 17, Madrid, 1 9 7 9 ,
sus retratos del mismo género y por ese s.n.- Caracas, 1 9 8 1 ,
camino trazado por el maestro sevillano n." 56.- Belgrado, 1 9 8 1 , n." 7.- Oviedo, 1 9 8 5 , n." S.-
continuó Carreño en sus retratos de la Madrid, 1 9 8 6 , n" 5 0 .
"Monstrua". Era ésta Eugenia Martínez Vallejo,
nacida en Barcena ( B u r g o s ) y llegada a la Bibliografía: Relación..., Madrid, Sevilla y Valencia,
Corte en 1680. Una Relación contemporánea, 1680.- Palomino, ed. 1947, p. 1029.- Zarco del Valle,
1870, p. 4 4 0 . - Madrazo, 1 8 7 2 , p. 6 6 4 , n." 6 9 1 . - Curtís,
firmada en Sevilla en 1 6 8 0 por Juan Cabezas,
1883.- Charcot y Richter, 1889, p. 4 6 . - Allende
con una xilografía ilustrativa, recoge la historia
Salazar-Sánchez Cantón, 1 9 1 9 , pp. 245-246.- Berjano
de esta niña, q u e a los 6 años pesaba cinco Escobar, s.a., pp. 146 y 154.- Moreno Villa, 1939, pp.
arrobas: "El rey nuestro señor (Carlos II) la ha 117-118.- Sánchez Cantón, 1 9 4 0 , pp. 13 y ss.- Salas,
hecho vestir decentemente al uso de palacio, 1940, p. 109.- Maranón, 1 9 4 5 , p. 105.- MacVan, 1 9 4 2 ,
con un rico vestido de brocado encarnado y p. 125.- Mayer, 1 9 4 7 , p. 4 7 7 - Castillo d e Lucas,
blanco con botonadura de plata y ha mandado 1 9 5 2 - 5 3 , p. 3 1 . - Lamente Ferrari, 1 9 5 3 , p. 366.- Tietze
al segundo, Apeles de nuestra España, al Conrad, 1 9 5 7 , p. 9 0 , fig. 11.- Bottineau, 1958, p. 4 7 9 . -
insigne Juan Carreño, su pintor y ayuda de Hernández Perera, 1 9 6 1 , pp. 4 4 5 - 4 4 6 . - Marzolf, 1 9 6 1 ,
pp. 90-91 y 170-172.- Ángulo, 1 9 7 1 , p. 2 8 0 . - Barettini,
cámara, que la retrate de dos maneras: una
1972, pp. 4 8 y 2 0 8 - 2 1 1 . - Camón Aznar, 1 9 7 7 , p. 367.-
desnuda, y otra vestida de gala...y lo executó Pérez Sánchez, 1 9 8 5 , pp. 7 9 - 8 0 , láms. 9 5 - 9 6 .
con el acierto que siempre acostumbra el
valiente pincel, teniendo en su casa a ¡a niña
Eugenia muchos ratos del día para este
efecto".
[no]
[111]
33 El bufón Francisco Bazán
L 2,00 X 1,01.
Musco del Prado (Cat. n." 6 4 7 )
[112]
CAT. 33
[113]
[114]
FRANCISCO RIZZI
(Madrid, 1614 - El Escorial, 1685)
[115]
34 Auto de Fe de 1680
L. 2,77 X 4 , 3 8
Firmado: "Rizi" Hispaniae Regís P í a " Fact Anno
D°l683"
Museo del Prado (Cat. n." 1 1 2 6 )
[116]
[118]
DAVID TENIERS, EL JOVEN.
(Amberes, 1610 - Bruselas, 1 6 9 0 )
[119]
35 Las Tentaciones de
San Antonio Abad
C. 0,55 x 0,69.
Firmado: "D. Teniers F e c . "
[120]
[121]
36 El rey bebe
L. 0 , 5 8 X 0,70
Firmado: "D. Teniers Fec."
Museo del Frado (Cat. n." 1 7 9 7 )
[122]
[123]
[124]
MICHEL-ANGE HOUASSE
(París, 1680 - Arpajón, 1 7 3 0 )
[126]
[127]
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EXPOSICIONES
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La edición de este catálogo ha sido posible gracias a la generosa aportación
de PHILIPS IBÉRICA, SA.E. en el 6 0 " Aniversario de su fundación en España.
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