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Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Nada humano me es ajeno

IDENTIDADES JUVENILES
Olivia Leal Sorcia

Uno de los objetivos centrales del Taller Identidad, Conocimiento y Aprendizaje


que cursan todos los estudiantes de primer ingreso a la Universidad Autónoma de
la Ciudad de México (UACM), refiere que los jóvenes conozcan y se apropien del
paradigma de aprendizaje propio de la universidad, a través de la construcción de
un proyecto académico favorecedor de su identidad como estudiante universitario.
A partir de este objetivo, se resalta la importancia de que los estudiantes analicen
el tema de identidad. Partiendo de preguntas básicas: quiénes y cómo somos, de
nuestra historia personal y de formación, intereses, conocimientos, experiencias,
habilidades y actitudes, se enfatiza en buena medida, el modelaje de nuestros
aprendizajes. No obstante y como parte de los postulados del taller se reconoce que
los aspectos sociales, políticos, económicos y culturales que nos rodean,
necesariamente influyen en cómo, desde dónde y para qué aprendemos.
Así, como parte de los contenidos a trabajar en el curso se plantean tres
ámbitos: 1) construcción del proceso personal identitario; 2) identidad universitaria
y 3) la construcción de un proyecto académico. Para los fines del presente escrito
se parte del segundo ámbito, con el propósito de establecer puentes que nos
permitan analizar la relación entre la configuración de las identidades juveniles y
sus expresiones en los espacios universitarios.

La noción de juventud como “construcción cultural”


Las preguntas que guían el presente escrito pueden sintetizarse en tres aspectos
¿Por qué es importante en la actualidad hablar de identidades juveniles? ¿Qué
son las culturas juveniles? ¿Qué relaciones se pueden establecer entre las
Memoria Foro Identidad, Conocimiento y Aprendizaje, Plantel Cuautepec, 2008
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culturas juveniles y sus expresiones en espacios universitarios? Para iniciar


partimos de una definición de la juventud en términos antropológicos.
Desde una mirada antropológica la juventud aparece como una
“construcción cultural”, relativa en el tiempo y en el espacio. Siguiendo los
planteamientos de Carlos Feixa (1998), cada sociedad organiza la transición de la
infancia a la vida adulta de forma variada, dotando de significados particulares las
formas y contenidos de esta transición. En este sentido,
Las formas de la juventud son cambiantes según sea su duración y su
consideración social. También los contenidos que se atribuyen a la juventud
dependen de los valores asociados a este grupo de edad y de los ritos que
marcan sus límites, ello explica que no todas las sociedades reconozcan un
estadio nítidamente diferenciado entre la dependencia infantil y la autonomía
adulta (Feixa, 1998, pp. 18-19).
Al respecto podemos mencionar un ejemplo citado en la misma obra de Feixa,
donde se narra la historia de un niño en su tránsito a la vida adulta. 1 Según la
narración, Tommé es un niño perteneciente a un grupo de la selva amazónica,
quien tras cazar su primer animal (un mono) y empezar a coquetear con las
muchachas, su padre le advierte: “Tú piensas que eres un hombre, pero te miro y
sólo veo a un niño tonto. Ha llegado la hora de que mueras”. En el contexto de
este grupo amazónico “morir” significa cumplir con el rito de paso que lo convertirá
en un adulto. Así, Tommé tendrá que ingerir un alucinógeno, permanecer aislado y
en ayuno durante cierto tiempo. Una vez que despierta al concluir el rito, su padre
le comenta: “Has vuelto a nacer. Ahora eres un hombre, has pasado de niño a
hombre”. Desde este momento Tommé ya puede pensar en casarse, tener hijos y
participar en las actividades de los adultos (1998, p. 19).

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Dicho caso el autor lo retoma a su vez de un film titulado La Selva Esmeralda del director John
Boorman (1985).
Memoria Foro Identidad, Conocimiento y Aprendizaje, Plantel Cuautepec, 2008
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En el campo de la antropología podemos ubicar diversos ejemplos sobre


ritos de paso que narran los tránsitos de niños y niñas a una etapa adulta, sin
experimentar etapas del ciclo de vida que en nuestras sociedades (occidentales)
podemos considerar como adolescencia o bien juventud. A partir de estas
consideraciones es que podemos dotar de contenido la frase inicial de este
apartado, en el sentido de que la noción de juventud aparece como una
construcción cultural.

Emergencia de las culturas juveniles


¿Desde cuándo se difunden las condiciones sociales y las imágenes culturales
que actualmente vemos y asociamos a la juventud? Diversos estudiosos de las
culturas juveniles coinciden en señalar que el empuje de la industrialización (fines
del siglo XIX), ligado estrechamente al crecimiento de las ciudades en diversas
partes del mundo, además de la aparición de los medios masivos de
comunicación, sobre todo el cine, la radio, la televisión y más recientemente el
internet, constituyen los espacios privilegiados para difundir imágenes y
estereotipos del ser joven.
Partiendo del anterior contexto y de una forma un tanto esquemática
podríamos ubicar algunos rasgos que caracterizan el ser joven en nuestras
sociedades contemporáneas. En primer lugar se trata de una condición transitoria,
esto es, en cierto periodo de tiempo los jóvenes pasarán a ser adultos. Segundo,
los jóvenes por lo regular tienen escaso control sobre la mayor parte de aspectos
decisivos de su vida y, además están sometidos a la tutela de diversas
instituciones como pude ser la familia, la escuela, el espacio laboral, entre otros.
Siguiendo el anterior planteamiento, Brito (1996), destaca:
La juventud es una categoría que agrupa a individuos que mantienen un estatus
de dependencia, que casi siempre viene de la consignación a un mayor: los hijos a
Memoria Foro Identidad, Conocimiento y Aprendizaje, Plantel Cuautepec, 2008
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los padres en la familia, los alumnos al maestro en la escuela y, en general,


mientras adquiere su autonomía, consignado a la autoridad de un adulto (Brito,
1996, p. 29).
A partir de los anteriores elementos y recuperando la propuesta de Feixa (1998),
podemos señalar que las culturas juveniles se refieren a la manera en que las
experiencias de los jóvenes son expresadas colectivamente mediante la
construcción de estilos de vida distintivos. Como parte de estos estilos de vida
distintivos sobresale de manera primordial el uso del tiempo libre, la participación
social en la casa, la escuela, la colonia o el barrio, así como formas particulares de
agrupación en torno a demandas políticas, y más recientemente a movimientos
globales.

Culturas generacionales e identidades juveniles


Por su parte, las culturas generacionales se refieren a la experiencia que los
jóvenes adquieren en el seno de tres ámbitos primordiales: 1) espacios
institucionales (la escuela, el trabajo, los medios de comunicación); 2) espacios
parentales (la familia, el vecindario, el barrio, la comunidad) y 3) espacios de ocio
(la calle, el baile, los locales de diversión y más recientemente las plazas
comerciales, los antros y los conciertos).
La relevancia de dichos aspectos es que en todos estos espacios el joven
se encuentra con otros jóvenes (procesos de socialización), a partir de lo cual se
empieza a identificar con determinados comportamientos y valores, la mayoría de
las veces diferentes a los vigentes en el mundo adulto, o más precisamente lo que
el contexto y época determina como la esfera del mundo adulto.
Por lo anterior, las culturas juveniles no son homogéneas ni estáticas. De
hecho las fronteras son laxas y los intercambios entre los diversos estilos
numerosos. Es por ello que los jóvenes no acostumbran a identificarse con un
Memoria Foro Identidad, Conocimiento y Aprendizaje, Plantel Cuautepec, 2008
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mismo estilo, sino que reciben influencias de varios y, a menudo construyen un


estilo propio. Todo depende de sus gustos estéticos y musicales, pero también de
los grupos con los cuales se relacionan. Al respecto se pueden mencionar otros
factores como la importancia de la generación; las diferencias genéricas y la
posición de clase, como indicadores del tipo de participación y formas de
agrupación de los colectivos juveniles.
Para concluir con este punto, podemos destacar que en México desde
mediados de la década de los años noventa, se han publicado numerosos
estudios, sobretodo de caso y de carácter descriptivo, que aluden a las formas de
agrupación, uso del espacio, consumo y participación política, por parte de los
colectivos juveniles, no solo en las grandes metrópolis mexicanas como la ciudad
de México, Guadalajara y Monterrey, sino que se incluyen ciudades medias como
Toluca, Mérida, Puebla, Hermosillo, Tijuana y aun, regiones rurales, sobre todo
debido a las transformaciones aceleradas debido al fenómeno migratorio.

¿Quiénes y cómo son los estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de


México?
A partir de la anterior caracterización sobre las culturas juveniles y, recuperando la
inquietud de establecer puentes entre las formas de identificación de los jóvenes
en los espacios universitarios, a continuación se presentan un conjunto de
descripciones elaboradas por los propios estudiantes, quienes ingresaron a la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México durante el 2008, y cuyos futuros
perfiles profesionales abarcan tanto disciplinas sociales, como de la rama de las
ingenierías. Dicho ejercicio forma parte de la revisión de los contenidos del Taller
de Identidad, Conocimiento y Aprendizaje, de manera particular cuando se aborda

Memoria Foro Identidad, Conocimiento y Aprendizaje, Plantel Cuautepec, 2008


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la configuración de la identidad y las interrelaciones que se pueden establecer


entre las expresiones juveniles y los espacios universitarios.
A partir de un trabajo por equipos los estudiantes discutieron y
seleccionaron algunos elementos que pudieran describir la procedencia de los
jóvenes que asisten a la UACM, específicamente al plantel Cuautepec ubicado al
norte del Distrito Federal (delegación Gustavo A. Madero), sus aspiraciones
profesionales, la utilización del tiempo libre y algunas preferencias en estilos
musicales.
Una descripción general sobre la procedencia de los estudiantes y de sus
aspiraciones profesionales, la resumieron en los siguientes términos:
Los alumnos de la UACM plantel Cuautepec en su mayoría viven al norte de la
ciudad de México. Gran parte habita en la delegación Gustavo A. Madero y, viven
en las colonias Vasco de Quiroga, El Arbolillo, Progreso, Cuautepec barrio alto,
entre otras.
Como a casi todos nos queda cerca la universidad tenemos la oportunidad
de seguir estudiando. En promedio se hace un tiempo de 40 minutos. Los alumnos
que no viven en el norte de la ciudad se les dificulta llegar, pero aun así vienen
porque tienen la oportunidad de estudiar.
La finalidad de la mayoría de los estudiantes es la superación de uno
mismo y de conseguir o establecerse en un mejor empleo. Así como hacer nuevas
cosas para ayudar a los ciudadanos. Un ejemplo de lo anterior sería construir
mejores rutas de transporte para facilitar el traslado de los ciudadanos. Para lograr
todo este proceso se tienen que pasar muchos esfuerzos, en el cual muchos se
van quedando.

Por otro lado, consideraciones sobre rangos de edad, preferencias en gustos


musicales y uso del tiempo libre, se recuperan en las siguientes descripciones:

Memoria Foro Identidad, Conocimiento y Aprendizaje, Plantel Cuautepec, 2008


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En la UACM hemos observado que las edades (de los estudiantes) oscilan entre
17 y hasta 40 años, por lo tanto en cuestión de música puede variar en gustos y
géneros. Encontramos el gusto por el rock, electrónica, hip hop, reguetón,
duranguense y el contraste, en su mayoría clásica, instrumental y pop en inglés.
Los jóvenes acudimos a tardeadas de 3:00 a 8:00 pm en donde se baila,
bebe y liga. También asistimos a antros y billares, los más cercanos se encuentran
en (las avenidas) Reforma e Insurgentes.
La mayoría de los jóvenes son muy sociables, es decir, les gusta conocer
gente, tratan de convivir con otros grupos diferentes. Te brindan apoyo aunque no
sean compañeros de clase o amigos. Aunque algunos son muy poco sociables no
afecta el ámbito social que comparten los demás.

A partir del anterior ejercicio descriptivo, los estudiantes pudieron externar en


colectivo diversas opiniones sobre sus particularidades sociales, los retos que les
implica ingresar a un nivel universitario, además de su condición de dependencia
con respecto a sus familias y sus espacios laborales. Asimismo, discutieron sobre
las particulares formas de agrupación que mantienen por compartir el campus
universitario (considerando diferencias genéricas y generacionales) y de manera
primordial, el uso que realizan del espacio urbano. Recordemos que en su gran
mayoría los estudiantes radican en las delegaciones ubicadas al norte del Distrito
Federal, así como en algunos municipios conurbados pertenecientes al Estado de
México.
Los anteriores apuntes nos invitan a seguir ampliando el conocimiento
sobre las dinámicas actuales de los colectivos juveniles y sus particulares formas
de expresión en los espacios universitarios, donde los mismos jóvenes participen y
se involucren en su caracterización.

Memoria Foro Identidad, Conocimiento y Aprendizaje, Plantel Cuautepec, 2008


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Bibliografía

Brito Lemus, Roberto (1996), “Hacia una sociología de la juventud” en Revista


Jóvenes. Ventana Central: los jóvenes al fin del siglo XX, Cuarta Época, Año, 1,
No. 1, julio-septiembre, pp. 24-33.

Feixa Carlos (1998), El reloj de arena. Culturas juveniles en México, Secretaría de


Educación Pública, Centro de Investigación y Estudios sobre la Juventud, México.

Quiroz Carranza, Roxana (2004), “Bandas cholas: una forma de vivir la ciudad” en
Revista Ciudades 63, Red Nacional de Investigación Urbana, México, Puebla,
julio-septiembre, pp. 43-48.

Valenzuela, José Manuel (1988), ¡A la brava ese!, El Colegio de la Frontera Norte,


México.

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