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ABRIL 2008
AUTORIDADES:
RECTOR
ING. MARIO ANTONIO RUIZ RAMIREZ
VICE RECTORA
DRA. LETICIA ANDINO DE RIVERA
SECRETARIA GENERAL
LICDA. TERESA DE JESUS GONZALEZ DE MENDOZA
A todos gracias
SOFIA CANIZALEZ
TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN.……………………………………………………………………………………………….…..1
INTRODUCCION……………………………………………………………………………………………..i
OBJETIVOS……………………………………………………………………………………………….….iii
CAPITULO I LA HISTORIA DE LA PENA ....................................................................................... 10
I .1 FASE VINDICATIVA. ............................................................................................................. 10
I.2 FASE EXPIACIONISTA O RETRIBUCIONISTA ..................................................................... 12
I.3 FASE CORRECCIONALISTA ................................................................................................ 15
I .4 FASE RESOCIALIZANTE ...................................................................................................... 19
I.5 LA PENA: FUNDAMENTOS Y FINES .................................................................................... 22
I.5.1 TEORÍA SOBRE EL FUNDAMENTO DE LA PENA ................................................................ 23
I.5.2 ALGUNAS TEORIAS SOBRE LAS PENAS ............................................................................ 24
I.6 LAS PENAS PRIVATIVAS DE LIBERTAD.............................................................................. 25
I.6.1 HUMANIDAD EN SU EJECUCIÓN. ........................................................................................ 28
I.6.2 REFORMA DEL DELINCUENTE. ........................................................................................... 29
I.7 SISTEMAS PENITENCIARIOS .............................................................................................. 31
I.7.1 SISTEMA FILADÉLFICO O PENSILVÁNICO ........................................................................ 32
I.7.2 SISTEMA DE AUBURN ......................................................................................................... 35
I.7.3 SISTEMA PROGRESIVO ...................................................................................................... 37
I.7.4 SISTEMA REFORMATORIO ................................................................................................. 43
CAPITULO II DERECHO COMPARADO ........................................................................................ 46
II.1 ESPAÑA ............................................................................................................................... 46
II.2 MÉXICO ................................................................................................................................ 47
II.3 ASIMILACIÓN DE LO QUE DISPONE EL ART. 27 DE NUESTRA CONSTITUCIÓN, CON LO
QUE DISPONEN CONSTITUCIONES DE OTROS PAÍSES. ................................................. 57
II.3.1 CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA. ..................................................... 58
II.3.2 CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE PANAMÁ ............................................................ 59
II.3.3 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA DE CHILE ................................................ 59
II.3.4 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA DE NICARAGUA. ..................................... 60
II.3.5 CONSTITUCIÓN DE ESPAÑA ............................................................................................. 61
CAPITULO III LA PENA DE PRISIÓN EN EL SALVADOR ............................................................. 62
III.1 PENAS PRINCIPALES ........................................................................................................ 68
III.1.1 PENA DE PRISIÓN ............................................................................................................. 68
III.1.2 PENA DE ARRESTO DE FIN DE SEMANA . ........................................................................ 69
III.1.3 PENA DE ARRESTO DOMICILIARIO. ................................................................................. 69
III.1.4 MULTA. ................................................................................................................................ 70
III.1.5 TRABAJOS DE UTILIDAD PÚBLICA.................................................................................... 71
III.2 PENAS ACCESORIAS. ....................................................................................................... 71
III.2.1 MEDIDAS DE SEGURIDAD ................................................................................................ 71
III.2.2 TRABAJOS DE UTILIDAD PÚBLICA.................................................................................... 80
III.2.3 ARRESTO DE FIN DE SEMANA ......................................................................................... 81
III.2.4 ARRESTO DOMICILIARIO .................................................................................................. 82
III.2.5 INHABILITACIÓN ................................................................................................................ 82
III.2.6 TRAMITACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN ............................................................... 84
III.2.7 EL DEPARTAMENTO DE PRUEBA Y LIBERTAD ASISTIDA ............................................... 85
CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 85
RECOMENDACIONES ................................................................................................................... 87
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................................... 88
RESUMEN
GENERAL
- Estudiar la pena de prisión y su fin que es la readaptación del individuo a la
sociedad; desde un contexto histórico enmarcando su evolución hasta la
actualidad.
ESPECIFICO
- Conocer como ha sido la evolución de la pena a lo largo de la historia
- Analizar si nuestra legislación penal esta enfocada hacia el fin readaptador,
al imponer la pena de prisión a un individuo que ha cometido un delito y
este al cumplirla pueda reincorporarse a la sociedad como un miembro
productivo.
- Establecer los diferentes tipos de penas privativas de libertad como no
privativas que existen en El Salvador.
CAPITULO I
LA HISTORIA DE LA PENA
I .1 FASE VINDICATIVA.
La fase vindicativa se ubica desde la etapa primitiva hasta comienzos del siglo
XIV. En este período, la venganza era la primera respuesta del individuo que se
consideraba ofendido por el comportamiento lesivo de otro sujeto.
Precisamente por su carácter de reacción primaria, la venganza privada como
una forma de castigo contra determinados comportamientos predominó como
función admitida y reconocida por muchos siglos. Entre los latinoamericanos, del
Derecho Penal se desarrollaba partiendo de la venganza privada y solo
gradualmente asume el carácter público, ya que la pena adquiere diferentes
formas, lo que Reinhat llama el carácter mixto de la pena,( Reinhart, Maurach,
Derecho Penal, Parte General, Editorial Astrea, Buenos Aires, año 1994, Pág. 57)
Las instituciones de la justicia familiar y gentilicia no requirieron de elaboraciones
teóricas para justificar y sobrevivir. Les bastó acudir al sentimiento personal
primario, devolver un mal a quien lo ha causado. En el Derecho Germánico la
pena más grave era comúnmente la expulsión de la tribu para quien había
delinquido lo que resultaba en enemistad entre los clanes; ya que dicho
comportamiento significaba la muerte del sujeto expulsado.
Del estudio del periodo en que se dio esta fase, es posible afirmar que ninguno
de los grupos sociales que han vivido lo que hemos denominado “fase
vindicativa” se ha ocupado jamás de señalar y explicar los postulados y principios
fundamentales de las reacciones de sus miembros. Esto, porque no necesitan
hacerlo, pues, como se indica, su complejidad y desarrollo no lo requirieron
(Sandoval Huertas, Emilio, Penología Universidad Externa de Colombia, año 1987
Pág. 43). Únicamente se escribió en la Biblia sobre la venganza como una forma
de castigo contra determinados comportamientos, lo que demostró la perspectiva
existente sobre la pena en aquella época.
El transcurso del tiempo permitió el surgimiento de dos instituciones orientadas a
controlar y superar la realización frecuente e inmoderada de actos de venganza
privada. Nos referimos al talión y la composición. La primera el Talión, que
configuró la más antigua y elemental noción entorno a la proporcionalidad de la
sanción penal, restringió la entidad de las acciones vindicativas a exactamente el
mismo perjuicio (ojo por ojo, diente por diente). Y la segunda la Composición a su
vez estableció la posibilidad de realizar transacciones comerciales sobre el
derecho de tomar venganza que poseía el ofendido; en consecuencia era factible
que el mismo agresor o sus familiares, acordasen entregar un bien de
determinado valor al perjudicado o a su grupo, y este a cambio renunciaba a
ejercer la facultad vindicativa.
Posteriormente los grupos sociales fueron alcanzando un cierto grado de
complejidad y desarrollo y se conoció la prisión (Cuello Calón, Eugenio, Moderna
Penología, Casa editorial Barcelona, Tomo I, año 1989, Pág. 114) como
precaución para que el imputado no aludiese comparecer a su propio proceso,
ni escapara a la sanción. Esto se dio principalmente en la antigua Roma
(Ministerio de Justicia, Revista de Política Criminal, El Salvador, Vol. 1y 2, Año
1997 mes de Junio y Julio Pág. 316), aunque en el Derecho Germánico se dio
raras veces la pena de prisión pero predominó la pena capital y las penas
corporales. Esta es una de las apariciones de la prisión sin duda efímera pues en
los siglos XI y XII no vuelve a encontrarse, mientras que en el sigo XI, en
Alemania la sanción penal pública reemplaza a la auto ayuda, la reparación
usurpada y la venganza, lo que produjo un notable cambio en la tendencia
existente.
Santo Tomás de Aquino (año 1235-1274 d.C.) consideró la pena como necesaria
para la salud del cuerpo social, y declaró que era el príncipe el encargado de
aplicarla para velar por la sociedad. Luego Duns Scoto (año 1247-1308 d.C.)
examinó la licitud de la pena a la luz de las sagradas Escrituras y considero lícito
la muerte del blasfemo, del homicida, del adúltero y de muchos otros. Estos
autores retoman evidentemente los planteamientos bíblicos.
En el siglo XIII y comienzo del Siglo XIV vuelven a aparecer la privación de
libertad, pero no como instrumento de venganza, sino como precaución para
que el ofensor no eludiera comparecer a su propio proceso ni escapar a la
sanción, es decir, como un medio para prevenir la fuga.
La función de la pena consistente en causar un mal a quien lo haya cometido, en
este siglo había desaparecido, pero la prisión continuaba siendo instituto de
prevención procedimental y no de sanción penal, ya que solo era un medio para
aplicar la pena.
I .4 FASE RESOCIALIZANTE
b) La prevención especial.
Esta opera sobre la persona que ha cometido el delito para que no vuelva a
delinquir, ya sea mediante la readaptación al medio social del que se mostró
enemigo, ya sea poniéndolo en condiciones de que no vuelva a dañar
(inocuización).
Sistemas que emplea esta teoría:
Por medio de la reforma
La sociedad no cumple su misión con internar al delincuente y poniéndolo en
libertad una vez cumpla la condena impuesta. Es preciso hacer una proyección de
futuro, y tener en cuenta que en ese momento de recobrar la libertad, de volver a
la vida social libre, puede constituir un peligro mas grave que cuando entró en
prisión.
Por ello es preciso llegar a la persona del delincuente e intentar su reforma de
manera que sea capaz de convivir sin cometer nuevos delitos.
Absolutas
Sostiene que el delito es presupuesto y fundamento de la pena, que la pena es un
fin en si mismo. No es un medio para conseguir otro fin.
Entre estas teorías están:
La teoría de la retribución divina
La teoría de la retribución ética
La teoría de la retribución jurídica
La teoría de la expiación
Relativas
Consideran la pena como un medio para conseguir fines sociales. El fundamento
jurídico de la pena está en el interés social a castigar. Miran hacia el futuro más
que al pasado. Se castiga a la persona para que no delinca más.
Las clasificaciones o modalidades de las teorías relativas son muy numerosas,
pero las podemos clasificar en:
1. Teoría de la Prevención General:
- Teoría de la intimidación
- Teoría de la coacción psíquica
- Teoría de la advertencia
2. Teoría de la prevención Especial
- Teorías correctivas
- Teorías de legitima defensa del Estado
- Teorías compensatorias del Estado
- Teorías del contrato social(Rousseau, Becaria)
3. Teorías Unificadoras
Tratan de conciliar posturas anteriores, y entienden que el delito es el fundamento
de la pena y que el fin está fuera de ella. (Roxin, Mendoza)
Podemos definir la pena privativa de libertad diciendo que es aquella pena que
“consiste en la reclusión del condenado en un establecimiento penal (prisión,
penitenciaría, reformatorio) en el que permanece, en mayor o menor grado
privado de su libertad y sometido a un determinado régimen de vida y, por lo
común, sujeto a la obligación de trabajar”.
La pena privativa de libertad no tiene una larga historia. Si bien existen
antecedentes de encierro de los delincuentes, la idea del mismo descansaba en
otros motivos.
Hasta finales del siglo XVIII, la prisión sirvió solo a los fines de contención y
guardaba de los reos para preservarlos físicamente hasta el momento de ser
juzgados. El derecho penal recurría durante ese largo periodo histórico,
fundamentalmente, a la pena de muerte, a las penas corporales (mutilación y
azotes) y a las infamantes. Por ello, la prisión era mas bien una antecámara de
suplicio que otras cosa. La tortura se usaba frecuentemente para descubrir la
verdad. La prisión fue siempre una situación de alto peligro, un incremento del
desamparo y con ello un estadio previo de extinción física.
Es precisamente en el último tercio del siglo XVIII cuando la pena de muerte,
sanción preferente hasta ese momento, empieza a tener detractores,
esencialmente porque no había podido contener la oleada de criminalidad que
había invadido Europa durante el último tercio del siglo XVII y primera mitad del
siglo XVIII. Es el momento en que podemos situar la aparición de la pena
privativa de libertad como auténtica pena.
Se entendió que la pena privativa de libertad era el nuevo gran invento social,
intimidando siempre, corrigiendo a menudo, que debía hacer retroceder al delito,
acaso derrotarlo, en todo caso encerrarlo entre muros. La crisis de la pena de
muerte encontró así su fin, por un método mejor y más eficaz, excepción hecha
con pocos, de los más graves casos, ya que otra pena ocupaba su puesto. A
partir del siglo XVIII, la pena de prisión, constituye el sistema básico del sistema
represivo.
Durante bastantes años, la privación de libertad ha sido el medio de castigar a los
delincuentes e impedirles escapar para cometer nuevos delitos. La privación de
libertad fue siempre considerada como un poderoso medio de disuasión de la
criminalidad. Sin embargo, hay que reconocer que, en este último sentido, ha
resultado en muchos casos ineficaz, fomentando incluso la reincidencia.
Son muchas las voces que se alzan para señalar la crisis por la que atraviesa la
prisión, llegándose a señalar por algunos autores que la pena carcelaria es un
claro factor criminógeno, que la prisión ha fracasado en su empeño de crear
hombres libres, como así lo ponen de manifiesto las estadísticas de reincidencia,
al contrario, crea delincuentes.
Ante tal descrédito, algunos autores llegan a solicitar la desaparición de la cárcel.
Frente a estas tesis revolucionarias, las tesis reformistas persiguen la reforma,
enemiga del inmovilismo y de la revolución.
Es el problema más espinoso del penitenciarismo presente, el gran reto ante el
que se encuentra la moderna Ciencia Penitenciaria.
La prisión, lejos de estar a punto de desaparecer, se afianza. Ni la
despenalización de ciertas conductas, ni el surgimiento de sustitutivos a las penas
privativas de libertad, permiten seriamente pensar en una próxima desaparición
carcelaria. Por muy en crisis que esté la pena privativa de libertad, hay estructuras
injustas, hay Código Penal y hay cárceles para rato.
La pena privativa de libertad sigue siendo, en todo el orbe, el eje de los distintos
sistemas penales y el único instrumento práctico para alejar de la sociedad a
aquellos sujetos nocivos y peligrosos que han puesto en grave riesgo la vida
comunitaria. Lo que tiene que hacer la Ciencia Penitenciaria es cambiar
radicalmente nuestros sistemas penitenciarios, buscando y perfeccionando los
medios para conseguir la rehabilitación del delincuente, meta de todo sistema
penitenciario.
Justo es reconocer, no obstante, que en estos últimos años en que se empezó a
disponer de prisiones bien organizadas, dirigidas por personal competente, se ha
comenzado a dar el encarcelamiento un contenido positivo, aprovechando el
tiempo del internamiento para preparar a los condenados a integrarse en un
medio profesional y social, aptos al ser puestos en libertad.
De esta manera se fue desarrollando poco a poco, la idea de un tratamiento que
permitiese la reintegración social.
Para que ese sistema, que se inspiraba en la reeducación, pudiese tener éxito,
era necesario, naturalmente, contar con la participación activa del condenado.
Resulta entonces necesario dar a los presos condiciones de vida que hicieran
posible, en el plano humano y psicológico, la colaboración que se esperaba de
ellos.
Las penas privativas de libertad, por tanto, si queremos desterrar los peligros de
ineficacia que les acechan, hay que organizarlas sobre otras bases, que son las
siguientes:
b) Regla 60.1. Se insiste en la misma dirección cuando expresa que: "El régimen
del establecimiento debe tratar de reducir las diferencias que puedan existir entre
la vida en prisión y la vida libre en cuanto estas contribuyan a debilitar el sentido
de responsabilidad del preso o el respeto a la dignidad de su persona”.
Hoy día el principio de legalidad de la pena tiene profundas raíces en todos los
estados civilizados, siendo una de las más firmes garantías de los ciudadanos, ya
que la pena solo se puede ejecutar respetando la condición humana del penado.
Estos principios de humanidad en la ejecución de la pena han tenido acogida, tras
la segunda guerra mundial, en las constituciones de algunos Estados. (Ejemplo
España), estos principios fundamentales han tenido su consagración legislativa,
tanto en el plano constitucional, como en la vertiente penitenciaría, artículos 2 y 3
de la Ley Orgánica General Penitenciaria de 1979, sobre los que más adelante
volveremos.
Las revolucionarias ideas que reclamaban una penalidad más justa, sobre todo,
un sistema ejecutivo más humano y digno que irradiaban fundamentalmente de
las obras de BECCARIA, HOWARD y BETHAM, fueron acogidas con gran
entusiasmo en Europa. Sin embargo, la reforma carcelaria propiamente dicha,
tardaría algunos años en llegar, desenvolviéndose lentamente hasta los albores
del siglo XIX en el que ya podemos hablar de la irrupción en el universo penal de
los grandes sistemas penitenciarios.
Los impulsos reformadores que partieron indudablemente de Norteamérica se
configuraron en tres modalidades de detención denominadas sistemas filadélfico
o pensilvánico, auburiano y reformatorio. Como afirma COELLO CALON, la gran
reforma penitenciaria inspirada en las ideas de corrección y mejora de los reos,
sobre la base de su aislamiento, viene en línea recta de América del Norte y muy
especialmente de la acción de los cuáqueros. A los tres sistemas americanos hay
que añadir un cuarto de Raigambre profundamente europea: el sistema
progresivo.
Orígenes históricos.
En las colonias británicas de América del Norte, al igual que en Inglaterra, regía
una penalidad dura y bárbara, constituyendo la pena de muerte y las restantes
penas corporales y mutilantes casi todo el sistema punitivo. La reacción ante esta
situación tuvo su concreción en Guillermo Penn, jefe de una secta cuáquera,
quien en 1681 trató de suavizar el Código Penal que regía en la colonia que había
fundado él mismo y que adoptó su nombre: Pensilvania.
La primera prisión construida por los cuáqueros fue en Walnut, Walnut Street Jail,
en 1776, siendo considerada como la primera penitenciaría americana y el
precedente más próximo a nuestras modernas prisiones. Aunque planeada para
105 presos en régimen de aislamiento, al poco tiempo contenía el millar, ya que
era utilizada no sólo como prisión del condado, sino para custodia de prisioneros
de guerra y de Militares. Y así, en una misma celda vivían veinte o treinta presos.
No había separación por edades y sexos, ni existía la menor disciplina.
Al reorganizarse en 1787 la Sociedad de Prisiones de Filadelfia lo primero que
hicieron fue preparar un informe en el que salieron a relucir los males acumulados
en los once años de funcionamiento de la Walnut Street Jail. En las visitas que
realizaron a la cárcel los representantes de la Sociedad se encontraron que los
hombres y las mujeres mantenían relaciones entre sí sin ser molestados; que
numerosas muchachas se hacían internar en la prisión por deudas supuestas
para tener acceso a los hombres. El alcohol circulaba libremente por el
establecimiento, siendo el abuso del ron una de las causas que contribuían a las
prácticas homosexuales.
Ante tal estado de cosas, la Sociedad de Prisiones de Filadelfia pidió la completa
abstinencia de bebidas alcohólicas y el trabajo forzado en régimen de recíproco
aislamiento celular. Para llevar a cabo tales propósitos se construye en 1818 una
penitenciaría en las proximidades de Pittsburg, Western Pensilvania Penitentiary.
Arquitectónicamente se pone de manifiesto la influencia de la prisión de Gante y
del panóptico de Bentham. Significó en su tiempo un adelanto científico, ya que
adoptó unos criterios arquitectónicos que constituirían el precedente del sistema
radial, sistema arquitectónico penitenciario que tanta importancia iba a tener en el
siglo XX.
Con la construcción de estas dos penitenciarías comenzó a aplicarse el que
conocemos como sistema filadélfico o pensilvánico. La base de su régimen era el
aislamiento total de los presos. Cerrado a todos los influjos del mundo exterior,
animado del deseo de convertirse en un hombre nuevo y mejor, el penado tenía
que purificarse a través de la reflexión, los buenos deseos y el silencio.
Características principales.
Podemos resumirlas en las siguientes:
- Aislamiento celular completo, diurno y nocturno.
- Ausencia de visitas exteriores.
- Ociosidad casi total.
- Higiene y alimentación adecuada.
- Carácter ético-religioso del sistema.
Por último, el orden y la disciplina eran fácilmente mantenidos gracias a la
estructura celular del edificio y a la falta de relación entre los presos. A pesar de
esto las infracciones reglamentarias que se producían eran corregidas
severamente.
Ventajas e inconvenientes.
Ventajas:
- Evita la corrupción y el contagio
- Promueve la reflexión, permitiendo al preso pasar revista a su vida pasada y
pensar seriamente sobre su porvenir.
- Facilita el mantenimiento, de las condiciones higiénicas del establecimiento.
- Hace muy difícil las evasiones, facilitando la vigilancia.
- Las posibilidades de alteración del orden eran escasas y el mantenimiento de la
disciplina era fácil.
- El número de funcionarios encargados del orden y vigilancia era mínimo.
- Facilitaba el tratamiento.
- Producía un innegable efecto intimidatorio, tanto en el penado como en la
sociedad.
- El aislamiento era propicio para lograr una capacitación del condenado,
permitiéndole aprender un oficio que le sería de gran utilidad llegado el momento
de su liberación.
Inconvenientes:
Es contrario a la naturaleza sociable del hombre, ya que como afirma VON
HENTIG, el hombre en este sistema es obligado a descender al estadio de un
eremita por fuerza, encerrado en una jaula de piedra, inmóvil. Supone un peligro
para la salud física y mental del preso, poniéndose de manifiesto el incremento de
la tuberculosis y la aparición de las llamadas psicosis de prisión.
Otro de los inconvenientes apreciados era el relativo al trabajo que se
desarrollaba en los establecimientos celulares, en la mayoría de las ocasiones
improductivo, buscando más el entretenimiento de los presos que su formación
profesional futura. Finalmente, es un sistema, desde el punto de vista económico,
excesivamente caro, ya que el régimen celular requería unos establecimientos
muy amplios para albergar en celdas individuales a todos los presos.
Orígenes históricos.
El Estado de Nueva York, al igual que los demás Estados de la Unión, sometió a
revisión todo el sistema de cumplimiento de penas de reclusión en ese momento
vigente, intentando mejorar la suerte de los condenados que en 1796 se
hacinaban en la prisión de Nueva York conocida con el nombre de Newgate.
Nombrando una Comisión con el objeto de dirigir la construcción de un nuevo
establecimiento penitenciario que descongestionase el existente, se designa la
ciudad de Auburn para su emplazamiento. Los reclusos estaban divididos en tres
clases. La primera comprendía los criminales más endurecidos, que se hallaban
recluidos en aislamiento celular absoluto; la segunda clase estaba formada por los
individuos menos corrompidos, que eran confinados en celda durante tres días a
la semana, y a la tercera pertenecían los delincuentes jóvenes a los que se
permitía trabajar en el taller todos los días de la semana. Los fallos que llevaba
consigo el aislamiento y carencia de trabajo produjeron entre los presos cinco
muertos y uno se convirtió en un loco furioso y agresivo, todo ello en breve plazo
de tiempo.
Características principales:
- Aislamiento celular nocturno al objeto de evitar la promiscuidad y corrupción de
los presos entre sí.
- Vida en común durante el día, dedicados al trabajo.
- Mantenimiento de la regla del silencio absoluto. Todas las actividades de la
prisión, incluido el trabajo en común, estaban dominadas por una severa regla:
silencio absoluto.
- Disciplina cruel. Todas las infracciones a las reglas del establecimiento eran
inmediatamente corregidas con una serie de castigos corporales, que iban desde
los azotes con látigo normal, hasta el empleo del famoso y temible «gato de las
nueve colas», formado por nueve finas correas que producían otras tantas
heridas.
- Prohibición de contactos exteriores. Los reclusos estaban aislados totalmente
del mundo exterior ya que no se les permitía recibir ninguna clase de visitas, ni
aun de su familia.
- Los reclusos recibían un grado de enseñanza demasiado elemental: sólo lectura,
escritura y nociones de aritmética.
Ventajas e inconvenientes.
Ventajas:
Permite una eficaz organización del trabajo en común de los presos, que rompe la
monotonía y ociosidad que el sistema pensilvánico llevaba consigo, al tiempo que
el trabajo en comunidad es más económico respecto a su instalación y produce
una mayor calidad en los productos elaborados; supone una mayor economía en
la construcción de las prisiones; evita los males originados por el aislamiento
continuo, y, por ultimo, la regla del silencio elude la contaminación entre los
reclusos.
Inconvenientes:
Las criticas se centraron principalmente en torno al silencio absoluto, contrario a
la natural sociabilidad del hombre. También los castigos corporales que tanto se
utilizaban en este sistema son rechazables por inhumanos e indignos. La regla del
silencio absoluto, como era imposible de llevarse a la práctica, dio lugar a una
serie de corruptelas ideadas por los presos para burlarla y comunicarse entre sí,
tales como golpes en paredes y tuberías, además del lenguaje manual que
utilizan los sordomudos.
Los castigos corporales no sólo no corrigen, sino que aumentan el odio y la
inadaptación social de los que lo sufren, aparte de la degradación y humillación
que supone, tanto para los reclusos, como para sus ejecutores.
Influjo del sistema.
El sistema de Auburn no fue objeto de tan violentos ataques como el sistema
celular pensilvánico. Precisamente la experiencia negativa que produjo el
aislamiento celular absoluto y un agudo sentido lucrativo de la economía, son los
que contribuyeron, más que el amor al prójimo, a crear el sistema de Auburn.
Prisiones donde se recluyeran en celdas solamente los tipos más peligrosos, se
limitaran el aislamiento total de uno a tres días y se reuniera a los penados en
grandes talleres, eran más baratas de construir y administrar.
El sistema de Auburn, al contrario de lo que ocurrió con el pensilvánico, tuvo gran
aceptación en los Estados Unidos, y fue aplicado en la mayoría de las prisiones
de los Estados de la Unión. Sin embargo, en Europa apenas tuvo influencia, ya
que sólo fue aceptado en Suiza, Cerdeña y en una cárcel de Baviera, siendo
abandonado a los pocos años, lo que no ha ocurrido en Estados Unidos, donde
aún sigue vigente para algunos Estados
Cabe observar, finalmente, que el sistema de Auburn, desligado de la dureza,
incompatible con las modernas concepciones acerca de la ejecución penal, con
sus elementos de aislamiento nocturno y viuda de trabajo en común diurna,
constituye una de las bases del sistema progresivo, hoy en vigor en gran número
de países.
b) El Sistema de Obermayer.
d) El Sistema de Montesinos.
Orígenes históricos.
Bajo el lema reformar a los reformables, surgió un movimiento penitenciario en
América del Norte con el exclusivo fin de reformar y corregir a los delincuentes
jóvenes, bajo la iniciativa de la Asociación de la Prisión de Nueva York en 1869.
La resonancia que alcanzaría el sistema se debió, como hemos tenido ocasión
anteriormente de comprobar en todos los sistemas penitenciarios a la
personalidad de un hombre Zebulon R. BROCKWA. Provisto de grandes dotes
psicológicos, perfecto conocedor de la naturaleza humana, y sobre todo
entusiasmado con la idea de reformar a los penados, supo aplicar durante más de
veinte años un sistema que llenaría una época de la Penología, triunfando y
adquiriendo gran notoriedad por los resultados positivos conseguidos.
Características principales.
Las características más destacadas de este sistema eran las siguientes:
1) La edad de los penados tenía unos limites sólo podía recibir aquellos que
fuesen mayores de dieciséis años y menores de treinta y sufriesen por primera
vez una condena (primarios). Los límites de edad suponen un acierto, ya que sí el
reformatorio fue creado con una aspiración reformadora, era necesario distanciar
a los jóvenes de los delincuentes adultos y reincidentes para conseguir su
rehabilitación.
2) La sentencia indeterminada, ya que teniendo en cuenta que cada preso
necesita un plazo distinto para alcanzar la reforma, el juez no puede de antemano
determinar su duración, por lo que el término de la pena era relativamente
indefinido, es decir, entre un mínimo y un máximo fijado en la sentencia. De
acuerdo con este principio, los que mostraban síntomas de corrección y
readaptación podían aspirar a la liberación bajo palabra, en tanto que les
incorregibles cumplían su condena hasta el límite máximo.
3) Una clasificación de los penados constituía otro de los puntos esenciales de la
institución. Al ingresar el recluso era estudiado, a través de una serie de
conversaciones, para constatar el ambiente social en que se desenvolvía, las
causas de su internamiento, sus hábitos e inclinaciones, etc. Junto a estos datos,
reflejados en un fichero, se le efectuaba un examen médico completo.
Los penados estaban divididos en tres grados o clases, siendo colocados a su
ingreso en el segundo, donde el régimen era suave, ya que iban desprovistos de
cadenas y sin uniforme, pasando a los seis meses de buena conducta al primer
grado. En éste recibían un trato preferente, vestían uniforme militar, comían
mejores alimentos y merecían una confianza cada vez mayor. Los que se
conducían mal o habían pretendido fugarse, pasaban al tercer grado,
permaneciendo con cadenas al pie, traje de color rojo y semi aislamiento en
celda. Por el contrario, a los internados de primer grado que persistían en él, se
les aplicaba la libertad bajo palabra.
El liberado que cumplía las condiciones de haber aprendido un oficio y contar con
un fondo de ahorro para sufragarse sus primeros gastos fuera del
establecimiento, era puesto en libertad, siempre que a juicio del consejo de
administración de la institución, la colocación encontrada para trabajar fuese
satisfactoria. Seguía en contacto periódico con el consejo hasta que a los seis
meses, si su conducta seguía siendo buena, quedaba en libertad definitiva. Por el
contrario, si el liberado condicional quebrantaba alguna de las condiciones fijadas
o incurría en nuevo delito era reintegrado al Reformatorio.
Los rnétodos de tratamiento empleados para conseguir los fines de reforma
estaban basados:
- En la cultura física.
- Organización del trabajo.
- Enseñanza de la religión e instrucción cultural suficiente para vivificar el
intelecto y vigorizar su mente.
- Un sistema de disciplina para mantener en todo momento el orden y el
respeto en el Reformatorio.
Juicio crítico. Si analizamos actualmente el sistema reformatorio, nos
encontramos que las bases que lo sustentan son las mismas que las del sistema
progresivo; la novedad consiste más bien en la combinación de principios cuyo
valor ha sido reconocido de modo especial, y en la profunda seriedad con que han
sido aplicados.
El sistema reformatorio alcanzó un gran éxito no sólo en muchos Estados de
América del Norte, sino en Inglaterra y Alemania, que elogiaron la institución e
implantaron en sus respectivos países instituciones parecidas.
El sistema reformatorio ha dejado de tener relieve a partir sobre todo de 1914, por
una serie de defectos que los penitenciaristas resaltaron y que nosotros
sintetizamos, El primer y principal defecto en que incurrió el Reformatorio de
Elmira fue el derivado del sistema arquitectónico en que se basó. Destinado
cuando se construyó a retener delincuentes adultos incorregibles, reincidentes y
fuguistas, la estructura de las edificaciones era la de una prisión de máxima
seguridad, y, por tanto, el ambiente era el menos propicio psicológicamente para
llevar a cabo técnicas y formas de corrección sobre delincuentes jóvenes. El
sistema disciplinario rayaba en la crueldad en numerosas ocasiones, recurriendo
a los castigos corporales con una frecuencia excesiva. Se dijo con unanimidad de
estos centros reformatorios que no reformaban, porque no se daba al penado
sentido de responsabilidad colectiva ni se les proporcionó una educación social
que se asemejase al ambiente en que debían de vivir una vez puestos en libertad.
También la insuficiencia de personal, maestros y especialistas en enseñanza de
oficios, sobre todo, representaron un grave inconveniente de estos centros
(García, Básalo, Carlos J., Algunas Tendencias Actuales de la Ciencias
Penitenciarias, Pág. 6).
CAPITULO II
DERECHO COMPARADO
II.1 ESPAÑA
En España, las fuentes (principio de reserva de ley) son la Constitución española
de 1978, el Código Penal, la Ley General Penitenciaria y el Reglamento
Penitenciario.
Fuentes extralegales del régimen penitenciario, serían las órdenes y circulares de
la Dirección General de Instituciones Penitenciarias y la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional y Supremo.
El objeto del cumplimiento de las penas se resume en el artículo 25.2 de la
Constitución donde establece que las penas y medidas de seguridad estarán
orientadas a la reeducación y reinserción social.
La legislación española establece que el medio para alcanzar la resocialización es
el tratamiento penitenciario que se define como:
1. El conjunto de actividades directamente dirigidas a conseguir la reeducación y
reinserción social de los penados.
2. El tratamiento pretende hacer del interno una persona con la capacidad e
intención de vivir respetando la ley penal y también subvenir sus propias
necesidades. Con esta finalidad se procurará en la medida de lo posible
desarrollarles una actividad de respeto a sí mismos y de responsabilidad,
individual y social respecto a su familia, el prójimo y la sociedad en general.
II.2 MÉXICO
Para el sexenio del Presidente Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), los servicios
fueron ampliados y entonces empezó a atender necesidades de la Penitenciaría,
de la Cárcel de Mujeres y del Tribunal para Menores del Distrito Federal, Colonia
Penal de Islas Marías y de las prisiones de Quintana Roo y de Baja California;
consolidó sus delegaciones en la Penitenciaría del Distrito Federal y en la Cárcel
de Mujeres y se inició el “Registro de reos sentenciados”, mismo que se concluyó
con una organización general del casillero de Sentenciados, su objetivo era contar
con los antecedentes de los reos.
Para 1956 el Casillero de Sentenciados contaba con información de 211 mil 329
sujetos con antecedentes penales y estadísticas de los delitos. De 1957 a 1958 se
construyó la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla, con una capacidad instalada
para 1,500 reos.
México tomaba como base las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los
Reclusos, establecidos por la ONU, aprobadas al 31 de julio de 1975, esta es la
propuesta cuyas bases son la respuesta a la necesidad de una dignificación en
pro de los derechos humanos, y expone un nuevo proyecto penitenciario.
Esta reforma Constitucional se concretó hasta los primeros meses de gestión del
Presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), aprobada por unanimidad en la
Cámara de Diputados y dieciocho Legislaturas Estatales y publicadas el 23 de
febrero de 1956 en el Diario Oficial de la Federación.
Es en 1971 cuando se aprueba por el Congreso Federal, la Ley que Establece las
Normas Mínimas sobre Readaptación Social de Sentenciados, que regula el
tratamiento de readaptación social en base al trabajo, la capacitación para el
mismo y la educación, como lo indica el artículo 18 constitucional. Esta es la
respuesta del gobierno de la república a la impostergable necesidad de
estructurar un sistema penitenciario acorde con nuestros mandatos
constitucionales y con el grado de desarrollo alcanzado por nuestro país.
"Sólo podrá imponerse la pena de muerte en los casos previstos por las leyes
militares durante el estado de guerra internacional.
Se prohíbe la prisión por deudas, las penas perpetuas, las infamantes, las
proscriptivas y toda especie de tormento.
a) Deben ser tratados como seres humanos; no deben ser discriminados por
motivo alguno, ni podrá infligírseles tratos crueles, torturas físicas, morales,
psíquicas, coacciones o molestias, trabajos incompatibles con su estado físico,
acciones denigrantes a su dignidad, o hacerles víctimas de exacciones, ni ser
sometidos a experimentos científicos;
b) Deben cumplir las penas en los lugares destinados para el efecto. Los
centros penales son de carácter civil y con personal especializado; y
En cuanto a este artículo se puede decir que agrega un aspecto muy importante,
el cual es la capacitación de los detenidos, ya que esto permite una readaptación
mejor en la sociedad, en nuestro ordenamiento jurídico, también se establece esto
ya que el Art. 27 Constitución explica que se les va a educar y formar hábitos de
trabajo, con lo cual se permitirá una readaptación en la sociedad, de manera que
se puede decir que en ambas Constituciones se establecen aspectos que
pretenden que los detenidos no asimilen hábitos de trabajo y que por ello no
puedan ser aceptados en la sociedad.
Art. 25. "Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que
en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción
administrativa, según la legislación vigente en aquel momento.
Fue hasta 1879 que se estableció que en cada población de la República debía
poseer cárceles separadas para hombres y mujeres, además cada cabecera de
distrito debía de contar con instalaciones individuales para procesados,
rematados y deudores. El personal que debía nombrarse para el control de dichas
instalaciones correspondía al respectivo municipio y era el inspector el
responsable de la buena marcha de la institución y los captores nombrados por el
alcalde municipal tenia por función la vigilancia del lugar y tenían la facultad de
castigar a los reos (de forma moderada) cuando estos últimos cometían una falta.
Posteriormente la custodia de los presidios de las cabeceras departamentales era
obligación de los guardias militares (Comisión Revisora de la Legislación
Salvadoreña, Estudio Diagnostico del Sistema Penitenciario de El Salvador, 1950,
Pág. 92).
El problema de los castigos corporales llegó a ser primordial en los debates
políticos del siglo XIX, al discutir la concepción de la pena en ese entonces,
porque los jueces al decretar la pena imponían castigos corporales, un caso típico
que registra nuestra historia es el de un sujeto de nombre Guillermo Zavaleta
quien había sido apresado y enjuiciado por le robo de café y de un caballo, razón
por la cual se le condeno a cuatro años de prisión, inhabilitación absoluta para
ejercer cargos o derechos políticos, sujeción y vigilancia de la autoridad durante el
tiempo que durara la condena y otro tanto mas que se contaría desde el
cumplimiento de ésta, además se le condeno a restituir el café que había robado y
a doscientos palos (azotes).
Desde la época de la independencia, nuestra Constitución prohibía de forma
expresa los castigos corporales, al presidente Rafael Zaldivar se le achaco el
irrespeto a los derecho plasmados en la carta magna ya que se prohibían las
penas infamantes, los reos eran constantemente sometidos a atropellos de ésta
naturaleza, además la normativa secundaria permitía la utilización de dichos
castigos, los mismos jueces al condenar no solo establecía la pena privativa de
libertad como pena sino que juntamente señalaban el numero de azotes que
debían imponer en atención al delito cometido.
Pero para 1881 el mismo presidente Zaldivar a través de un decreto prohibió los
castigos corporales, sin embargo estos seguían formando parte de los castigos
judiciales. Y en el año 1895 se decretó el establecimiento de más casas
correccionales (Comisión Revisora de la Legislación Salvadoreña, Estudio
Diagnostico del Sistema Penitenciario de El Salvador, 1950, Pág. 92).
En 1897 se inaugura la Penitenciaria Central, la cual contaba con talleres de
sastrería, talabartería, herrería y tejedería, además poseían biblioteca y escuelas
para la educación de los internos. El 18 de febrero de 1903 se terminó de
construir la Penitenciaria Occidental, y en 1950 por decreto Ejecutivo se creo la
Penitenciaria Oriental siendo presidente el Coronel Oscar Osorio. Dicho decreto
estableció una distribución geográfica de la siguiente forma:
En la Penitenciaria Central se ubicaría a los reos sentenciados por los tribunales
de los distritos judiciales de los Departamentos de San Salvador, la Libertad,
Chalatenango, Cuscatlán, Cabañas y la Paz.
En la Penitenciaria de Occidental se alojaría a los reos sentenciados por los
tribunales de los distritos judiciales de los Departamentos de Santa Ana,
Ahuachapán y Sonsonate.
En la Penitenciaria de Oriente, serían los del departamento de la Unión, Morazán,
San Miguel, Usulután y San Vicente (Memoria de Labores del Ministerio de
Justicia, 1950).
A través de la Constitución de 1950 se trató de ejecutar una reforma
penitenciaria, y por medio de acuerdos se organizó el personal penitenciario,
pero es hasta 1964, que a través de una comisión se elaboró un proyecto para la
estructuración de un núcleo penitenciario, el cual comprendió:
- La construcción en San Salvador de un centro de reclusión
- Cuatro granjas penales en diferentes partes del país
- La conversión de las penitenciarias oriental y occidental en casas urbanas de
trabajo.
En las granjas penales se pensó recluir como máximo a 360 internos y en las
casas urbanas de trabajo se ubicaría a internos que procedieran del área urbana
con o sin oficio y con vocación o sin ella.
En 1964 existían 6201 internos (involucrados menores, mujeres y hombres de
diversas edades). En esta fecha existían veintinueve centros de reclusión para
adultos, dos para menores y un nosocomio para enfermos de tuberculosis.
Es importante señalar que los problemas coyunturales que se vivieron en la época
de los ochenta influyeron notablemente en el sistema penitenciario de nuestro
país debido a que diversos centros penales fueron objeto de ataques por grupos
armados, por lo que fueron cerrados muchos de ellos; ya que a estos se decidió
utilizarlos como bases militares, con lo cual el objetivo de readaptación de los
internos en esa época fue interrumpido.
Algunos de los centros penales que fueron ocupados por la milicia son: el centro
penal de San Salvador, ubicado en Santa Tecla, donde se estableció el centro de
comunicación de la Fuerza Armada en 1982. El centro penal de Cojutepeque, fue
utilizado en 1983, por cuerpos de élites de contra insurgencia y el Centro penal de
Chalatenango se usó para alojar a un Batallón en 1984.
Debido a la crisis política existente en el país, los problemas continuaron y por ello
no es posible que se le de cumplimiento a la finalidad de la Ley Penitenciaria
señala en cuanto a la pena, hasta la actualidad.
LEGISLATIVA
En nuestra legislación, la pena fue regulada por primera vez en el Código Penal
que fue aprobado en dos partes: la General, el 8 de abril de 1825, por la
Asamblea Ordinaria del Estado y la Especial, el 13 de abril de 1826, por la misma
Asamblea.
En dicho Código como penas corporales figura la muerte, trabajo perpetuo,
deportación, destierro o extrañamiento perpetuo del territorio del Estado, obras
públicas, presidio, reclusión en una casa de trabajo, vergüenza pública, ver
ejecutar una sentencia de muerte, prisión en una fortaleza, confinamiento a
distrito determinado y la de destierro perpetuo o temporal de un pueblo o distrito
determinado.
Es evidente que este código se encaminaba a buscar a través de la pena, la
retribución por el daño causado, al igual que la Constitución de 1824, la que
establecía en el Art. 64 que se podía hacer uso de la fuerza para asegurar la
persona.
Posteriormente la Constitución de 1841 en su Articulo 79 señalo que “Todas las
penas debe ser proporcionales a la naturaleza y gravedad del delito; su verdadero
objeto es corregir y no exterminar a los hombres. Por lo tanto todo apremio o
tortura que no sean necesarias para mantener en seguridad a la persona, es
atroz y cruel y no debe consentirse”. Esto significa que a diferencia de la
Constitución anterior, más que una retribución se busca una proporcionalidad de
la pena por el daño causado, aunque aspectos como la tortura todavía se
enmarcaban; pero dentro de ciertas limitantes (Historia de las Constituciones de
El Salvador, Editorial Jurídica, Pág. 38).
Luego en 1859 entró en vigencia un Código Penal que reguló algunas penas
infamantes y de duración perpetua, las Constituciones posteriores de 1864 y 1871
enmarcaron en sus artículos 84 y 112 respectivamente, las mismas
disposiciones referentes a la pena, que establecía la Constitución de 1841.
La constitución de 1872 en su Art. 30 Establece de igual forma que la
Constituciones anteriores lo referente al objeto de la pena aunque sin hacer
mención a aspectos como la tortura y prohibió la pena de muerte en ciertos
casos.
En 1873 se realizó una codificación de leyes sustituyó una recopilación elaborada
por el Presidente Doctor Isidro Menéndez que contenía leyes especiales sobre
cárceles. Así la Ley 5° del libro undécimo estaba conformada por 54 artículos y
el primero de ellos hacia referencia a la división que debía existir en las cárceles
en cuanto al sexo.
En la cabecera de cada distrito debía contarse con dicha separación y hasta se
señalo la creación de una cárcel especial para funcionarios públicos.
En 1880 se emite una nueva constitución que prohibió expresamente toda pena
infamante o de duración perpetua, como las establecidas en los Códigos Penales
de 1825 y 1859.
En 1881 el Poder Legislativo emitió un Decreto prohibiendo los castigos
corporales por ser contrarios a la Constitución vigente.
El 19 de Diciembre de 1881 se promulga un Código Penal que se basa en la
Constitución de 1880.
El 4 de diciembre de 1883 se emite otra constitución que regula de forma similar
a la anterior lo relativo a la pena.
Es en la Constitución del 13 de agosto de 1886 en el Artículo 19 inciso 2 que se
introduce una innovación en lo referente a la aplicación de la pena, puesto que en
ella se establece la prohibición de las penas perpetuas, la aplicación de palos y
toda especie de tormento.
Es en 1898 según Decreto Legislativo del 23 de Mayo, que se aprobó la Ley
Relativa a la Penitenciara de San Salvador, publicándose en el Diario Oficial del
26 de Marzo de ese año.
Dicha Ley contenía un solo considerando donde se expresaba que era necesario
armonizar el régimen de las penitenciarias con el Código Penal vigente de esa
época.
El Reglamento de la Penitenciaria Occidental fue publicado el 2 de febrero de
1904 y el reglamento Interno de la Penitenciaria Central fue publicado en el Diario
Oficial del 13 de noviembre de 1906.
La Constitución de 1939 en el artículo 35 parte final estableció lo referente a la
pena de forma similar a la de 1886 que se prohibirían las penas perpetuas, los
infamantes, las proscriptivas y todas especie de tormento, mientras que la
Constitución de 1944 no señalo ninguna disposiciones referentes a la aplicación
de la pena. Luego la de 1945 en su artículo 19 estableció lo referente a la
aplicabilidad de la pena como una copia exacta de la Constitución de 1886.
El 3 de octubre del 1945 se emite un Reglamento General de Penitenciaria
publicado en el Diario Oficial numero 223, tomo 139 del 13 de octubre de 1945,
este reglamento consta de 28 artículos, en él se expresó que cada centro penal
debía contar con un Director, sub.-director, secretario, intendente y guarda de
almacén, tenedor de libros, médicos y su ayudante, también se establecían en el
reglamento las funciones que le correspondían a cada uno de estos y el articulo
17 describía los talleres que debían poseerse en cada centro penitenciario y hasta
el tipo de educación que se debía impartir a los internos (lectura, aritmética,
escritura) y se establecía la necesidad de llevar libros de Registro y Estados
Diarios en las penitenciarias a fin de establecer un control de estas.
Es con la Constitución de 1950 en el artículo 168 inciso. 3° que se establece la
obligación del Estado de crear los Centros Penitenciarios con el Objeto de
corregir a los delincuentes, educarles y formales hábitos de trabajo, procurando
su readaptación y la prevención del delito.
El 13 de febrero de 1973 se decretó un Código Penal que entró en vigencia en
1974 y que unificó las penas privativas de libertad y aplicó en la parte general; el
sistema de fijación de penas relativamente indeterminadas. Además en esta fecha
se publica en el Diario Oficial Nº 180, Tomo 240 del 27 de septiembre de 1973 la
Ley del Régimen de Cetros Penales y Readaptación, que fue una ley obsoleta,
desde su nacimiento y con abundante terminología en desuso.
La Constitución de 1983 en su articulo 27 Inciso 3° regula de la misma forma que
la Constitución de 1950 lo referente a la obligación del Estado en cuanto a la
creación de Centros Penales, adoptando una tendencia humanista, tal como lo
plasma en el articulo 1, al expresar que el origen del Estado es la persona
humana.
Posteriormente con el fin de desarrollar el objeto propuesto en lo atinente a la
pena según lo plasmado en la Constitución a través de una normativa de carácter
secundario, se publica la Ley Penitenciaria en el Diario Oficial Nº 335, del 13 de
mayo de 1997. Esta Ley desarrolla los principios constitucionales del artículo 27
inciso 3° ya que dicha normativa también adopta una tendencia humanista.
Además es la base para ejecutar la pena de prisión de acuerdo con el artículo 47
inciso 2° del Código Penal que entró en vigencia el 20 de abril de 1998. Dicha
Ley consta de 138 artículos, los cuales desarrollan de forma amplia aspectos
importantes para darle cumplimiento a los fines de la pena, estableciendo los
derechos y obligaciones de los internos, como parte del Titulo I de dicha Ley,
denominado “Principios fundamentales”.
Ley Penitenciaria
El articulo 37 amplía las competencias que el Código Penal atribuye al Juez de
Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena y reitera alguna de las allí
contenidas. Nos referiremos, pues, exclusivamente a las no contempladas en
dicho cuerpo legal:
1- Al Juez de Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena le corresponde:
1ª Con carácter general, el control de la ejecución de penas y medidas de
seguridad.
2ª Conceder y revocar la libertad condicional, imponiendo las condiciones y
normas de conducta de la misma, conforme a lo prevenido en los artículos 85 y
siguientes del Código Penal
3ª Conocer de los incidentes de rehabilitación de los penados por delito, con
arreglo al artículo 109 Código Penal. La rehabilitación se obtiene por la
concurrencia de dos circunstancias: extinción de la responsabilidad penal por
alguna de las causas prevenidas en el artículo 96 Código Penal y haber
satisfecho, en lo posible, las consecuencias civiles del delito.
De esta competencia se excluye, sin embargo, lo prevenido en el artículo 75 de la
Constitución de la República, Nº 1, 3, 4 Y 5: pérdida de los derechos de
ciudadano que se establecen en los artículos 72 y 73 de la Constitución de la
República por conducta notoriamente viciada, por comprar o vender votos en las
elecciones, por suscribir actas proclamas o adhesiones para promover o apoyar la
reelección o continuación del Presidente de la República o empleen medios
directos encaminados a ese fin y en el caso de funcionarios y autoridades o sus
agentes, por coartar la libertad del sufragio.
4ª Realizar el cómputo de las penas. Esta operación comprende (artículo 44 Ley
Penitenciaria):
a) Descontar de la pena impuesta el tiempo pasado en situación de detención
provisional, aplicando la original fórmula de conversión contenida en el ya
comentado anteriormente artículo 441 A Código Procesal Penal (antiguo artículo
48 Código Penal, según señalamos antes), actualmente quedan derogados por el
articulo 44 de la Ley Penitenciaria.
Por el contrario las que denieguen la extinción admitirán, además del citado
recurso ante la cámara el de casación previsto en el artículo 422 Código Procesal
Penal: “Además de los casos especiales previstos por la ley, sólo podrá
interponerse este recurso contra las sentencias definitivas, los autos que pongan
fin a la acción o a la pena o hagan imposible que continúen o que denieguen la
extinción de la pena, dictados por el tribunal de sentencia y contra la resolución
que ponga término al procedimiento abreviado".
5ª Resolver las quejas o incidentes que formulen los internos sobre las siguientes
materias (artículos. 45, 46 Y 129 1°, 2°, Y 3° Ley Penitenciaria):
¾ Mediante el procedimiento establecido en el artículo 45 Ley Penitenciaria
se resolverán las pretensiones (Quejas) de los internos relacionadas con:
1. Menoscabo directo de derechos fundamentales, lo que implica que la lesión del
derecho debe ser directa e inmediatamente imputable al acto de la administración
penitenciaria.
2. Actividades o sanciones prohibidas por la Ley.
¾ Mediante las normas procesales establecidas en el artículo 46 de la Ley
Penitenciaria se tramitarán las siguientes:
1- Suspensión extraordinaria de la ejecución de la pena (artículo 84 Código
Penal). Esta competencia requiera alguna aclaración.
El instituto de la "suspensión" reviste diferentes modalidades:
- Suspensión condicional de la ejecución de la pena (artículo 77Codigo Penal),
que puede acordarla el Tribunal sentenciador, fijando un periodo de prueba
durante el cual el penado deberá observar determinadas condiciones de entre las
previstas en el artículo 79 Código Penal, con los límites del articulo 80.
- Suspensión condicional extraordinaria de la ejecución de la pena (artículo 78
Código Penal), que tiene el mismo régimen jurídico que la anterior: el órgano
competente es el Tribunal sentenciador; aunque la norma no lo establezca
expresamente, se ha de fijar también un periodo de prueba consustancial a toda
suspensión pues, de lo contrario, padecería el principio de seguridad jurídica que
tendrá la misma duración que la primera puesto que la extraordinaria solo cabe si
no es posible aquélla; y por último, las condiciones son también las mismas
(artículo 79 Código Penal) .
- Suspensión extraordinaria de la ejecución de la pena (artículo 84 Código Penal).
El órgano competente para acordarla es ahora el Juzgado de Vigilancia
Penitenciaria Ejecución de la Pena; y, a diferencia de las dos suspensiones
anteriores, no cabe la fijación del período de prueba por cuanto su duración viene
legalmente determinada según los casos que establece la norma, seis meses o
un año, ni es posible la imposición de condición, norma de conducta u obligación
alguna.
- Suspensión condicional del procedimiento (artículo 22 Código Procesal Penal).
Prevista para los mismos supuestos en que sea aplicable la suspensión del
artículo 77 Código Penal. El órgano competente es el Tribunal que haya de dictar
la sentencia, que igualmente fijará un periodo de prueba e impondrá al imputado
alguno de las condiciones del artículo 23 Código Procesal Penal. El control del
cumplimiento de aquéllas corresponde, sin embargo, al Juez de Vigilancia
Penitenciaria y Ejecución de la Pena (artículo 23). Y en cuanto a las incidencias
que pueda surgir durante el plazo de suspensión, se produce un reparto
competencial:
a) Si el imputado se aparta considerablemente y sin justificación del cumplimiento
de las condiciones impuestas, el Tribunal puede ampliar el periodo de prueba.
b) Si dicho Tribunal no acuerda la ampliación, o si el imputado comete un nuevo
delito o incumple el acuerdo de reparación a la víctima, en estos tres casos
corresponde al Juez de Vigilancia Penitenciaria y Ejecución de la Pena revocar la
suspensión (artículo 24 Código Procesal Penal).
En resumen, las competencias del Juez de Vigilancia Penitenciaria y ejecución de
la Pena en cuanto a las modalidades de suspensión son las siguientes:
• Acordar la suspensión del artículo 84 Código Penal
• Controlar las condiciones impuestas y en su caso, revocar, sin intervención
del Juez o Tribunal, la suspensión del artículo 22 Código Procesal Penal.
Las penas en nuestro país no tienen un carácter preventivo, por lo que el Estado
debe de procurar la prevención de delitos por medio de nuevas reformas del
código penal.
RECOMENDACIONES
• Que haya un mayor esfuerzo por parte del Estado para que la pena
cumpla con su finalidad que es la readaptación y reinserción del
individuo a la sociedad, luego que este haya cumplido su condena.