Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Diferentes investigaciones realizadas años atrás llegaron a la conclusión de que los potenciales de
ahorro de energía, viables desde el punto de vista técnico y económico, representaban más de un
30 % de la demanda energética. Si bien es cierto que algunos de estos potenciales ya se han
aplicado, debemos admitir que todavía pueden ofrecer muchas posibilidades a las empresas que
utilizan aire comprimido.
La primera medida para ahorrar debería consistir en recabar los datos de consumo y hacerlos
transparentes. Esto también requiere la asignación de los costes de energía relacionados con el
aire comprimido a cada departamento o área de producción, en función del consumo. Solo con
estas medidas organizativas, en algunas empresas ya han conseguido ahorrar entre un 30 y un
40% en el consumo y los costes de aire comprimido.
En cuanto a las medidas técnicas para el ahorro de energía relacionado con el aire comprimido, la
detección de fugas en la red de aire comprimido se encuentra en el primer puesto. Incluso en las
empresas que llevan a cabo una buena labor de conservación, es posible perder hasta un 30% del
aire comprimido producido por culpa de las fugas (datos de la agencia alemana de energía de
NRW: – 10 % en redes industriales, máximo un 30%).
Un único orificio de fuga de tan solo 2 mm de diámetro puede generar una pérdida de 0,4 m3/min
en una red de 10 bar, lo que al año supone unos costes de energía adicionales de varios miles de
euros. Además, comprobar las posibles fugas de la red con un dispositivo de medición por
ultrasonido adecuado no supone un gran gasto. El periodo de amortización de este tipo de
detección de fugas, que debe repetirse con frecuencia, es normalmente de seis meses a dos años.
Es indiscutible que, a la hora de la verdad, hay muchos motivos para no dar prioridad a esta tarea.
Sin embargo, los responsables no deberían impedir que se lleve a cabo.
Desde un punto de vista energético, el compresor de tornillo de una etapa con inyección de aceite
ofrece ventajas ya que funciona con niveles de temperatura mínimos y, por consiguiente, con un
rendimiento elevado. Este tipo de compresor es ciertamente la mejor opción para muchas
empresas que requieren un compresor de hasta 100 kW.
Si se necesita aire comprimido de mejor calidad, también se puede elegir, entre otros, el compresor
de tornillo de dos etapas, sobre todo si tiene una conexión energética y térmica con un secador de
adsorción que utiliza el calor del compresor para la regeneración del agente desecante. Sin
embargo, el usuario también puede utilizar compresores de pistones de dos etapas y sin aceite
que, en comparación con los compresores de tornillo, presentan un rendimiento de un 5 a un 10%
más elevado y, además, funcionan con pérdidas mínimas por inactividad.
La mayor parte de la energía que se utiliza para la producción de aire comprimido se convierte en
calor (residual) y no en aire comprimido. Pero si se mira desde un punto de vista más positivo,
cuando ese calor residual se puede aprovechar, la eficiencia de la producción de aire comprimido
aumenta considerablemente.
Junto a la elección del compresor, hay que elegir la preparación. Cuando aquellos que se han
decidido por un compresor lubricado con aceite (más eficiente) necesitan un aire comprimido de
calidad, en algunos casos deben invertir lo que se han ahorrado en energía de producción en la
preparación. Independientemente de si un componente de preparación necesita corriente eléctrica
o no, mediante la presión de diferencia, éste aumenta el consumo de energía que se necesita para
la preparación del aire comprimido.
En el caso de los secadores de adsorción, además hay que tener en cuenta que estos utilizan una
cantidad de aire comprimido como aire de regeneración o aire de purga y, con ello, aumentan el
consumo de aire comprimido. Esto también empeora el rendimiento energético.
En la red de tuberías se aplica el principio del collar de perlas, que es tan resistente como su
eslabón más débil. ¿Qué significa esto? Cada estrechamiento produce una pérdida de rendimiento
y, por tanto, un mayor consumo de energía. Esto lleva a la necesidad de comprobar las secciones
tubulares y los elementos de unión de forma adecuada y, en caso necesario, a sustituirlos; una
tarea que puede llevarse a cabo, por ejemplo, durante la búsqueda de fugas que se realiza en cada
turno). Además, se recomienda bloquear las herramientas de aire comprimido que no sean
necesarias (tampoco delante de las unidades de mantenimiento) con las llaves esféricas, puesto
que dentro de las herramientas podría haber fugas sin revisar.
El control es un factor fundamental para el control del consumo de aire comprimido e influye de
forma significativa en el consumo de energía y, por tanto, ofrece un gran potencial de optimización.
Una buena manera de comenzar con la optimización, es realizar un análisis del estado real a partir
del cual se pueda deducir el concepto de regulación ideal. Aquí es prácticamente imposible
formular afirmaciones generales.
Para concluir, podemos afirmar que hay muchas opciones para reducir los costes de energía
relacionados con el aire comprimido. Muchos de ellos, como puede ser la búsqueda y la
eliminación de fugas, solo requieren una mínima inversión permitiendo con ello un ahorro rápido.
Otros como la elección de conceptos de control requieren una intensa dedicación y, a menudo, la
asistencia de expertos.
En cualquier caso, es útil llevar un registro lo más preciso posible de los costes del aire comprimido
referido al consumidor o al departamento, ya que a menudo este suele ser el primer estímulo para
reducir de forma sistemática los costes.