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HUBERT BENOIT
1
Contenido
Prefacio de John Fitzsimmons Mahoney
Introducción
Primera Parte
El Dominio Metafísico
1• Perspectivas Metafísicas
2• Validez de nuestro intelecto en el Dominio Metafísico
3• El Dominio Nouménico
4• El Principio Creador
5• La naturaleza de Dios.
Segunda Parte
Fenomenología Cósmica y Humana
Tercera Parte
Agonía y Muerte del Egoísmo Humano
Cuarta Parte
La Humildad y el Acceso a la Liberación
2
Prefacio de John Fitzsimmons Mahoney.
Usted está a punto de leer un libro poco común sobre un tema que también es poco
común: la posibilidad de una transformación radical de la psique humana.
Aproximadamente, durante los últimos dos mil años de la civilización Occidental,
nuestra filosofía, religión, psicología y literatura, han visto, en su mayor parte, solo
una realización temporal que siempre es una forma psicológica para ser ejecutada
como éxito a nivel material o psicológico, en este mundo o en una vida futura
imaginada. Sin embargo, la verdadera Realización, en las palabras del Dr. Benoit,
es una "revolución completa en nuestra psique que nos libra de todo sufrimiento y
da acceso al Bien Absoluto y Eterno". El primer intento en nuestra tradición
Occidental de discutir la Realización como una posibilidad abierta al hombre, fue un
trabajo de Dionisio el Areopagita (San Denis), traducido del griego al latín,
aproximadamente en 850 d. C., por John Scotus Erigena, a quien se le ha
considerado como una de las mentes más brillantes de la Edad Media.1 Este trabajo
fue verdaderamente trascendental en la formación de la filosofía Cristiana primitiva.
Alan Watts, en la introducción a su traducción de este trabajo del griego al inglés,
afirma que si este trabajo se hubiera perdido para la historia, sólo se habría podido
restaurar a partir de citas contenidas en las obras de Santo Tomás de Aquino.2 Y
Santo Tomás declaró hacia el final de su vida que todas sus palabras fueron simple
paja en comparación con aquello que le fue revelado mientras oficiaba misa el día
6 de diciembre de 1273. Teniendo en cuenta que la última edición de su trabajo
apareció en 61 volúmenes, Santo Tomás dejó de escribir abruptamente después de
haber realizado una producción tan prodigiosa; por lo que sólo se puede suponer,
que le ocurrió una transformación completa en su conciencia; que lo puso en
contacto con otra dimensión. A pesar de la insistencia de sus compañeros, este
prolífico autor metafísico dijo que no escribiría más y que simplemente esperaría el
final de su vida. Murió un año después, dejando inconclusa su Summa.
Desafortunadamente, ha habido una tendencia por agrupar estas obras raras de
información psico-metafísica en la vaga categoría de misticismo y de considerarlas,
únicamente, como algo que deben contemplar los monjes u otras almas que se
aíslan de las actividades de la vida ordinaria. Sin embargo, estas obras, tal como la
que leerá, abren un mundo de gran visión psicológica y nos exponen ante la
posibilidad de una nueva frontera o dimensión que es nuestra necesidad última y
fundamental. El Dr. Benoit denomina a esta revolución completa en la psique
humana como Realización, y a las intuiciones y principios de la "Enseñanza", como
Metafísica Tradicional o Ciencia Sagrada, las cuales están más allá de lo material.
Lo que distingue especialmente a este libro, es la rara combinación de un análisis
psicológico detallado de la naturaleza de la humanidad, proyectado en el contexto
1 Frederick Artz, Mind of the Middle Ages (New York, Alfred Knopf, 1953).
2 Alan Watts, Theologia Mystica (Sausalito, CA: The Society for Comparative Philosophy, 1971), p. 3.
3
de las enseñanzas de la Metafísica Tradicional. Además de exponer los
mecanismos, procesos y leyes íntimos que gobiernan nuestro funcionamiento
mental, el Doctor Benoit muestra cómo estas operaciones de la conciencia están
conectadas, en última instancia, al cosmos, del cual formamos una parte dinámica.
Usted encontrará especulaciones del Doctor Benoit sobre el universo y la mente
para anticiparse a aquellas que pertenecen a la ciencia moderna. Por ejemplo, el
Doctor Benoit afirma que lo que normalmente se llama el vacío del espacio
intergaláctico, no es una nada, pues la nada, simplemente, no tiene existencia. La
investigación moderna apunta hacia el hecho de que gran parte de la materia del
universo, más del noventa y seis por ciento, es invisible para nuestros sentidos.
Recientemente, un científico de Harvard exclamó que era bastante vergonzoso decir
esto a los astrónomos, quienes durante años, habían “pensado” estar observando
el universo. 3 Conceptos como los eventos mutuamente determinados, están
reemplazando el modelo tradicional de causa-efecto de las ciencias físicas. Esto
está relacionado con el modelo del Doctor Benoit de la "Ley de
Intercondicionamiento". Las últimas investigaciones en neurofisiología, como la
realizada por Benjamin Libet, de la Universidad de California, en San Francisco, han
demostrado que la cantidad de actividad cerebral precede a todos los actos
voluntarios. Esto significa que lo que llamamos libre albedrío, es simplemente una
ilusión. El Doctor Benoit se refiere a la humanidad ordinaria como totalmente
condicionada, la que en consecuencia, no tiene libre albedrío. Sin embargo, el
Doctor Benoit llega a estos y a otros conceptos desde una dirección completamente
diferente a los métodos empíricos utilizados por la ciencia física.
En un momento donde las fuentes de conocimiento sobre la naturaleza de nuestras
mentes y el destino humano se cuestionan constantemente a través de diversos y
posibles medios, la investigación del Doctor Benoit es una prueba de que las
posibilidades para la humanidad son mucho mayores y muy diferentes de las que
han sido enseñadas. Muchos científicos consideran que los fundamentos del
psicoanálisis y su descendencia (la psicología), son pseudociencias poco capaces
para ayudarnos a resolver nuestros problemas más fundamentales. Las religiones
se dan al sensacionalismo y a la política, y su único llamado a las masas es para
"creer", como si la creencia fuera una llave mágica para dar fin al sufrimiento
humano. Por difícil que parezca, ahora nos vemos obligados a pensar por nosotros
mismos y a viajar solos en los mares inexplorados de nuestra propia conciencia con
algunas enseñanzas que aún poseen el poder y la resonancia de la verdad. A
menudo pienso en este libro particular como un "haiku metafísico", debido a su
concisión y capacidad para llegar a la esencia de los temas más importantes
relacionados con la humanidad y la posibilidad de nuestra transformación. La
3
Dennis Overbye, "The Shadow Universe", Discover, mayo de 1985, pág. 14. Siempre hay que tener cuidado
al usar analogías del mundo fenoménico y aplicarlas a los Principios Metafísicos. Sin embargo, además de
darle un nuevo significado al "Vacío", este es ciertamente un indicador interesante de lo que dice el Dr. Benoit
sobre Prakriti, la sustancia primordial que forma toda manifestación. (Traducción de Fitzsimmons)
4
tradición de "señalar directo con el dedo", aquí está en todo su esplendor, llevada a
cabo por un hombre que es un caso auténtico de Realización.
Quisiera decir algunas palabras sobre la vida del Doctor Benoit, ya que él,
ejemplifica una combinación de cualidades que rara vez se encuentran en la
actualidad: aprendizaje amplio, los más altos grados de habilidad científica y
artística, así como gran coraje. Después de completar sus estudios médicos y
musicales (fue violinista en el Conservatorio Nancy, Francia), practicó la cirugía
durante doce años. En el período crucial del desembarco aliado en Normandía,
durante la Segunda Guerra Mundial, fue atrapado en una casa mientras sucedía un
período de bombardeo-aniquilación en St.-Lo, en donde resultó gravemente herido.
Pasó muchos años en una cama de hospital, pero se recuperó milagrosamente.
Posteriormente pasó a la psiquiatría, la cual practicó durante los últimos treinta y
cinco años en París. 4 Ha escrito varios libros que han aparecido en muchas
ediciones, tanto en Europa como en los Estados Unidos: Metafísica y Psicoanálisis
(1949), La Doctrina Suprema (1952), Las diversas caras del amor (1955) y ¡Déjalo
Ir! (1954) También escribió la introducción a la edición francesa de la obra clásica
de D.T. Suzuki, La Doctrina Zen de la No-Mente (1952). Podría agregar que Benoit
consideró que, La Realización Interior (1979), es su mejor trabajo: representando
una destilación de su pensamiento e investigación en los últimos treinta y cinco
años. Aunque el Doctor Benoit continuó escribiendo transcurridos veinte años
después de la publicación de su último trabajo, no ha intentado publicar hasta ahora
(1986).
Aldous Huxley, quien es mencionado brevemente en este libro por el Doctor Benoit,
tradujo un artículo de Benoit, titulado: "Notas en relación con una técnica de
realización intemporal", el cual apareció en la edición de marzo-abril de 1950 de
Vedanta y en la revista West. Huxley, mantuvo intercambios de correspondencia
con el Doctor Benoit y también escribió el prólogo de La Doctrina Suprema. Cuando
Huxley leyó el primer trabajo del Doctor Benoit, Metafísica y Psicoanálisis, le
escribió:
Un libro como el suyo, anuncia la llegada, por fin, de una verdadera ciencia de la psicología del
hombre. Hasta ahora solo hemos tenido vislumbres parciales. Hombres como Eckhart, Ruysbroeck,
Suso, conocían por experiencia y reconocían en teoría las bases eternas del yo temporal, pero
trataban la psicología del yo como hicieron los lógicos antes de los biógrafos, como los aristotélicos
antes de los existencialistas. Por otro lado, en nuestro tiempo, cuando los psicólogos finalmente han
aprendido a considerar el yo biográficamente, la vida ha sido completamente despojada de la
Realidad Primordial de Eternidad. Su mérito, es haber reunido los elementos que separan los
accidentes históricos y proclamar una psicología que relacionará los hechos temporales con sus
fundamentos atemporales.5
Huxley, uno de los intelectuales más versátiles del siglo XX, cruzó libremente los
límites de la ciencia, la literatura, la filosofía, la metafísica y la religión. Su
investigación lo convenció de que una dimensión completamente nueva estaba
6
Smith, Letters of Aldous Huxley, p. 612.
7
J. Krishnamurti and David Bohm, The Future of Humanity (New York: Harper & Row, 1979), p. 3.
8
Recomendamos que el concepto el hombre (utilizado por Hubert Benoit en la versión original, escrita en
francés), se entienda como: la humanidad, los humanos, las personas. (Nota del Proyecto Hubert Benoit)
6
Introducción
7
Primera Parte
El dominio metafísico
1. Perspectivas Metafísicas.
Por miles de años, mucha gente ha buscado entender la naturaleza del universo. Entre
los más inteligentes, se percataron que percibieron todas las cosas de acuerdo a la
estructura de sus órganos sensoriales y no, de acuerdo a la realidad. En consecuencia,
todo lo que vieron, escucharon, tocaron, etcétera, lo nombraron fenómeno (del verbo
phainein, aparecer). A partir de estas apariciones, estos fenómenos que aparecen, ellos
se preguntaron qué apareció de lo invisible y se manifestó en una forma visible.
Muchos de estos buscadores, los más dotados con intuición metafísica, pensaron que
el origen de todas las cosas fue uno; ese Principio Único fue el origen de la multiplicidad
fenoménica, y que esta multiplicidad fue su manifestación. Esta distinción entre
principio y manifestación, es la base de la Metafísica Tradicional, la ciencia sagrada de
aquello que está más allá de lo físico.
Los primeros textos que conocemos fueron escritos en la antigua India: el Vedanta
expone la metafísica más pura, la Metafísica Tradicional.
Cuando hablamos de cosas que pertenecen al mundo perceptible, cada palabra puede
verse en el ojo de la mente como una sugerencia porque nuestra memoria ha asociado
la pulpa de una experiencia viva con el esqueleto verbal de la palabra. Pero las cosas
8
cambian cuando se forman conceptos metafísicos porque nunca experimentamos ni
vivimos lo que designan, y nuestra memoria no puede agregar nada a la naturaleza de
sus esqueletos verbales. Entonces, en un texto metafísico, uno puede sentirse tentado
de ver solo un juego verbal sin contenido verdadero.
No obstante, es posible hablar con precisión del dominio metafísico. Si las palabras
empleadas en este dominio no designan nada que nos podamos representar, podemos,
sin embargo, concebir su significado. Nuestro intelecto puede concebir lo que no
podemos percibir. Y en la medida en que una persona lee un texto metafísico, está
dotada de intuición metafísica, por lo que esa persona concibe el significado del texto
a través de su formulación verbal, aunque pueda o no representárselo. Cuando Jesús
dijo: " Quien tenga oídos para oír, que oiga ", invita a sus oyentes a comprender lo que
sus palabras solo pudieron sugerir. Y cuando dijo: "Felices aquellos que no han visto
pero han creído ", afirmó la posibilidad de percibir intuitivamente la evidencia de ciertas
verdades intelectuales que no se prestan a ninguna representación ni a ninguna imagen
perceptible. La persona que trata con nociones metafísicas puede utilizar palabras que
pertenecen a este dominio, pero a menudo debe apelar a los símbolos o a las
parábolas, como a menudo lo demuestra el Evangelio.
Pero la intuición es una facultad totalmente personal. Por lo tanto, es imposible que dos
personas puedan tener exactamente la misma idea intuitiva. La idea es propuesta, pero
no impuesta de forma idéntica a todos. Además, esto no se puede demostrar
lógicamente a partir de hipótesis, como se hace en las ciencias cuantitativas. Las
personas siempre tendrán diferentes opiniones sobre las nociones metafísicas, y
muchas las negarán por completo.
El Chan9 tiene una excelente imagen simbólica de un dedo que apunta hacia la luna,
indicándola e invitándonos a verla. Aquí, la luna representa la Conciencia Absoluta
Informal, que es inexpresable, mientras que el dedo corresponde al estado formal de la
enseñanza iniciática, que a su vez puede expresarse oralmente o por escrito. Y el Chan
siempre ha afirmado la utilidad y la necesidad de una enseñanza formal. Al mismo
tiempo, siempre ha puesto a sus discípulos en guardia contra la tendencia muy humana
de confundir el "dedo" por la "luna" y caer en la idolatría de las palabras y los textos; es
decir, en creer que esas afirmaciones son la Verdad Absoluta.
El lector de un texto metafísico debe saber que ninguna de las palabras es verdadera
desde el punto de vista del Absoluto, y que cada idea se presenta como: "Todo es, para
nuestra comprensión, como si..."
9
Es engañoso decir que la enseñanza iniciática del Lejano Oriente conocida en el mundo Occidental es el Zen.
Cuando Bodhidharma llegó al Lejano Oriente hacia principios del siglo séptimo, para llevar la enseñanza del
Buda, llegó a China. Allí se entendió esa enseñanza y se adaptó a la mentalidad china con el nombre de Chan,
la forma más pura de esa enseñanza. Entonces el Chan, pasando por Corea, llegó a Japón, donde dio origen a
numerosas sectas budistas japonesas, una de las cuales fue el Zen. En realidad, los que se llaman los Maestros
Antiguos eran chinos y vivían en China. El Zen pronto se degradó, y las personas que realmente van a un
monasterio Zen no encuentran la enseñanza más pura del Chan. Por lo tanto, en este libro prefiero referirme
al Chan y no al Zen.
9
Este recordatorio, que nos pone en guardia contra los peligros del lenguaje, es
necesario. Más adelante, habrá otras advertencias, debido al gran peligro de las
palabras y de los diversos significados que les podemos dar. Con mayor razón, esto
aplica al Principio Absoluto: es informal, más allá del dominio de la forma, y ninguna
palabra, siendo formal, puede representarlo. Nuestra comprensión no se verá
obstaculizada por el uso de tales palabras si tenemos la intuición metafísica de lo que
nos sugieren.
3. El Dominio Nouménico.
Dentro de la Metafísica Tradicional, la noción central es la del "Ser" (opuesta a la
existencia; existir viene de ex sistere, es decir, que emana del Ser). Pero el Vedanta va
más allá del Ser, y llega a nombrarlo "No-Ser" (es decir, el Principio del Ser) o Vacío.
R. Guenon define el Vacío como "el infinito de las posibilidades de manifestación y de
no manifestación", y el Ser como "el infinito de las posibilidades de manifestación".10 El
Ser no es, por lo tanto, el creador, sino el poder de la creación, por encima de la
creación. Más allá del Ser, está el Principio Creador, a quien se le han dado muchos
nombres: Brahma, Dios, Yahvé ("el que no puede ser nombrado"), Alá, etcétera.
Sería un error creer que esta jerarquía incluye tres entidades distintas. En realidad, se
presentan tres perspectivas del Absoluto, perspectivas que decrecen en plenitud desde
el Vacío hasta el Creador Principal. A menudo reuniré estas tres nociones en una:
Noúmeno, que significa lo que se puede concebir, pero no percibir. Designa el Vacío,
el Ser y el Creador. Se puede ver esto representado esquemáticamente en la figura 1.
Vacío
Ser
Dios el Creador
Figura 1. Tres perspectivas del Absoluto en orden descendente, lo que a menudo es referido
como Noúmeno.
10
Rene Guenon, Les Etats Multiples de L'etre (Paris: Les Editions Vega, 1947), p. 31. Esta es la traducción de
Fitzsimmons. En inglés, este libro está disponible como The Multiple States of Being, traducido por Joscelyn
Godwin, y disponible en Larson Publications.
10
La transformación metafísica de la psique humana es la comprensión de que la
humanidad es Noúmeno en su totalidad: cada uno de nosotros, no sólo es Dios, sino
también Ser y Vacío. El maestro Eckhart distinguió a Dios de “la Deidad”, que era
infinitamente superior, y afirmó que la humanidad puede percatarse que somos la
misma Deidad. ¿No decía el Buda liberado: “Soy infinitamente superior a Brahma?”
Hablaré brevemente sobre el Ser y el Vacío, y en cambio, me centraré en el Principio
Creador para estudiar el génesis del Cosmos. La humanidad es parte del cosmos; el
ser humano es parte de los múltiples estados de la existencia. La psique, en la
condición habitual no liberada, es lo que quiero describir para señalar los obstáculos
que se oponen a la liberación. De esta manera, podemos ser guiados hacia el objetivo,
a pesar de estos obstáculos.
Por lo tanto, abordaré la cuestión del Noúmeno en su perspectiva inferior de Dios el
Creador. Después, pasando al mundo fenoménico, veremos la forma específica en la
cual Dios y su creación están unidos, así como las consecuencias que esto trae al ser
humano.
4. El Principio Creador.
Dios es lo Incognoscible, por lo que es imposible hablar de él directamente. Pero
nosotros podemos concebir algunos de sus atributos infinitos.
Dios es informal: la forma, siendo la relación de distancias ente puntos situados en el
espacio, no existe en el dominio nouménico, el cual no incluye espacio.
Dios no tiene ubicación: por su inmanencia (residencia), él está en todas partes en su
manifestación y en ninguna parte en particular. Pero por su inmanencia y su
trascendencia (su totalidad), él es la naturaleza divina del ser humano, su Realidad
Absoluta. Él es el Ser (S mayúscula) con el fin de distinguirlo del yo individual. El Chan
expresa esto al decir: “Es en vano que en el todo el Cosmos, busquen a Dios fuera del
hombre.” Y esto, a pesar de que el Ser, que se encuentra en estado de posibilidad, no
reside en nadie mientras no se haya realizado.
Dios es impersonal: uno puede decir que Dios es la Personalidad Absoluta Única. Pero
a causa del significado que nosotros damos a las palabras una persona, muchas
personas, estando limitada cada persona, es obvio decir que Dios es impersonal.
Dios es precisamente ilimitado o infinito: el uso del término infinito en el dominio
fenoménico de las matemáticas es un error, porque todo valor matemático es limitado.
Usted sólo puede perseguir indefinidamente una progresión de números que se
expande continuamente. Pero esto es sólo la ampliación de un límite, sin eliminarlo. Así
que debemos hablar de indeterminación matemática, pero no de infinito, dentro de este
dominio. Podemos concebir el infinito divino, pero no lo podemos representar de
11
ninguna manera. La persona realizada no ve el Noúmeno infinito; la persona sabe que
él o ella, lo es.
Dios es eterno: esto plantea la pregunta del tiempo. El lenguaje inglés posee dos
buenas palabras, tiempo y duración, pero en la práctica los usamos como sinónimos,
con una preferencia clara por la palabra tiempo. En India, también hay dos buenas
palabras que no se emplean por igual; Kali es tiempo eterno, Kala es duración. Dios
está en el tiempo eterno; él no tiene principio y no tendrá fin. En la manifestación, las
cosas creadas, aparecen y desaparecen necesariamente; su existencia es un paso de
duración, pero el Cosmos Total es eterno; éste no tiene principio y no tendrá fin. Dios
no creó la manifestación en un día, ni él cesará de crearla en otro día.
La duración incluye el pasado, el presente, y el futuro. El tiempo es, por sí mismo, el
instante eterno; en consecuencia, uno puede hablar algunas veces de la eternidad del
instante.
Los atributos que estamos describiendo aplican para las tres perspectivas del
Noúmeno. Ahora vamos a hablar de la naturaleza específica del Ser, en la medida en
que éste es el Creador, es decir, sobre Dios.
5. La Naturaleza de Dios.
Dios es el nombre que le hemos dado al Principio Creador. Es Ser en la medida en que
se manifiesta. Hablar de la existencia de Dios es un error. Dios "es" trascendente a todo
lo que existe en la manifestación. Como dijo Hui-neng, "Ninguna cosa es"; las cosas
creadas existen, pero no son, sólo el Noúmeno es.
La palabra Dios, como todos los otros nombres que se le han dado al Principio Creador,
tiene el serio inconveniente de evocar la imagen de una persona y empujarnos a
personificar al Principio Metafísico. Todas las religiones han caído en esta trampa y,
por ese hecho, son erróneas. Cada "religión", una palabra que proviene de relier
(unirse), nos invita a unirnos a Dios, como si Dios y la humanidad fueran dos "cosas"
separadas, una de la otra; sólo sucede por diferentes modalidades de la misma
naturaleza. Sin embargo, Dios, siendo el Todo Absoluto no es otra cosa que Él mismo;
mientras que la humanidad, en un estado de existencia que emana de Él, no sabría
cómo volver a ascender la corriente de la emanación del creador. Más adelante, en
este libro, veremos la posibilidad de la Realización Interior, que es la idea de que el Ser
inmanente en cada uno de nosotros es idéntico al Ser Absoluto y, en este sentido,
somos idénticos a Dios. Pero la identidad no es relación ni lo mismo que reunión. Este
error es evidente en la Cristiandad, donde la humanidad, alguna vez en el “paraíso”,
permanecerá como distinta ante Dios, permitiéndosele, únicamente, contemplarlo; y
aún en su cuerpo terrenal, contemplarlo.
En la mentalidad "habitual" de las personas que "creen en Dios", su imagen de "Dios"
es tan sutil e ingenua que lo consideran la figura antropomórfica de una persona que
12
exhibe todas las características de la psique humana. Para ellos, Dios es una persona
que tiene pensamientos formales, sentimientos, deseos y cosas por el estilo.
Por esta razón, he dudado en usar la palabra Dios en este libro, porque muchas
personas criadas en nuestra ética judeocristiana lo han personificado. Finalmente,
decidí usar esta palabra con la esperanza de que algunas mentes, para quienes Dios
no está muerto, puedan restaurar esta palabra a su verdadera definición metafísica.
Dios es “aquello” que le dijo a Moisés “Soy el que soy”, “Soy aquello que Es (o quien
Es)”. La definición de Dios está en estas definiciones en su total simplicidad. Diremos,
como lo hacemos en nuestro lenguaje cotidiano, que Dios no hace ninguna otra cosa
más que Ser. Ser es suficiente en Sí mismo; inmutable, estable en Sí mismo. No actúa.
Es lo que la metafísica china llama “No acción”.
Lo que voy a decir sobre el tema de Dios es "de Dios en la medida en que Él Es", y no
"de Dios en la medida en que Él se manifiesta por Sí mismo en la Creación"; lo que
podría sugerirnos la imagen de una "cosa" suprema y fija que, estando en Sí mismo y
para Sí mismo, flota sobre el universo, en su espléndido aislamiento muy por encima
del movimiento cósmico y sin relación con él. Esta visión errónea proviene, como todas
las demás, del hecho de que nuestro lenguaje está estructurado para describir, estudiar
y comprender el mundo fenoménico; las apariencias formales de este mundo, de este
aparente "múltiple", donde vemos las cosas ilusoriamente siendo entidades distintas.
En realidad, el Noúmeno es la Entidad Única, una Entidad que, además, no se puede
decir que sea distinta, porque nada está fuera de Ésta, no hay nada que pueda ser
distinguido de Ésta.
Recordemos que nuestro intelecto es útil para concebir el mundo nouménico y para
hablar de él. Todo aquello que continuaré diciendo sobre el tema de Dios, solo
expresará puntos de vista intelectuales sobre estas discriminaciones. No debemos
tomar estas nociones abstractas literalmente y confundirlas con entidades distintas.
Ninguna afirmación de una enseñanza iniciática verdadera puede pretender ser un
fragmento de la Verdad Absoluta, porque esta última es Uno, como lo Absoluto es Uno.
La Verdad Absoluta es el atributo intelectual del Principio Único del Todo Absoluto; es
la "Mente Cósmica" del Chan. Al ser un aspecto del Todo, no es una totalización de
elementos y, por lo tanto, no puede fragmentarse. Pero nuestro pensamiento reflexivo
solo puede comprender una pregunta analizándola, distinguiendo diversas nociones en
ella y viendo las relaciones que existen.
Cada frase que expresa nuestra intuición metafísica es, por lo tanto, una representación
analítica, no dotada de Realidad Absoluta, sino de una realidad relativa, porque nuestro
intelecto funciona de manera formal o verbal. Esta realidad, por relativa que sea, no es
despreciable, y podemos construir sobre ella con confianza en nuestra búsqueda de la
verdad. Poco a poco se construye como el “dedo” que correctamente señala la “luna”,
y gracias a ese “dedo”, es posible que un día tengamos la inexpresable evidencia de
nuestra naturaleza de Buda, de nuestra divinidad: evidencia estrictamente individual e
incomunicable porque está más allá de toda expresión verbal posible. Al leer lo que
sigue, no piense que estas cosas son el Absoluto, pero son parte del conocimiento
13
formal, sin el cual, nunca se podría conseguir la liberación. La liberación puede ocurrir
un día de manera repentina: la trascendencia de la mente y la evidencia irreversible.
No es que podamos conocer la Verdad Absoluta, sino poder reconocer que somos ésta.
Perdone esta extensa "precaución oral", pero antes de continuar era necesario decir
que nuestra intuición metafísica puede revelarnos, en los límites formales del lenguaje
humano, la naturaleza del Ser Absoluto o Dios.
Dios, hemos dicho, es Uno, no en el sentido de unidad cuantitativa, sino de unidad
cualitativa. Por lo tanto, en la palabra “Uno”, el Vedanta prefiere la expresión “No- Dos”.
Decir que Dios es Uno, se refiere a que fuera de Él, nada es. Este Uno es, por lo tanto,
el Todo Absoluto.
Si imaginamos a Dios en su integralidad global, nuestra intuición permanecerá en
silencio después de que Él se revele como este Uno, que es el Todo Único. Pero Dios
tiene una infinidad de atributos o aspectos. Desde este ángulo, nuestra intuición nos
informará sobre Dios según nuestros medios limitados. Los atributos divinos no son
elementos o partes agregados de Dios, ya que Dios es el Todo y no una suma de
partes; los atributos son aspectos divinos que aparecen en nuestra mente de acuerdo
a la manera en que esta percibe a Dios.
Dios es la causa de sí mismo: Puesto que nada está fuera de Dios, salvo Él mismo, no
puede ser causado (creado) por nada. A veces se le llama el "No Creado"; por su parte,
Spinoza consideró que Él es "Causa de sí mismo", que Él es "aquello que la esencia
necesariamente implica que Él sea"; es decir, aquello que no sabría cómo no ser. En el
Ego sum qui sum de la Biblia, Dios también se define a sí mismo.
Dios es Espíritu: Acabamos de ver que Dios es causa de Sí mismo y merece ser
llamado el No-Creado. Pero estas dos nociones equivalentes nos hacen ver a Dios
como "creado por Él mismo" o "auto-creado". En otras palabras, en el origen de lo que
uno llama Creación, el principio divino de la creación es Dios mismo. No hay
incompatibilidad entre las nociones de No-Creado y Auto-Creado. No-Creado significa
"creado por sí mismo". Esto nos lleva necesariamente a preguntarnos cómo Dios se
crea a sí mismo.
Si pensamos, según el pensamiento común, que alguna persona ha creado algo y si
reflexionamos sobre el "cómo" de esta creación, veremos este "cómo" dividido en dos
partes: Una parte precede inmediatamente a la aparición de lo creado y consiste en
una actividad formal del trabajo, en un "hacer", y este "hacer" parece ordenar la
aparición de lo creado. Pero el "cómo" que estamos estudiando incluye otra parte, esta
vez conceptual. Por ejemplo, ninguno de nosotros conoce cómo hacer algo sin tener
previamente una concepción de lo que se quiere hacer, y es esta concepción la que en
realidad dirige la realidad de la apariencia de la cosa creada.
Pero Dios, que es suficiente para sí mismo, que es No-Acción, no "hace" nada,
obviamente no crea nada a través de cualquier "hacer". Esto implicaría la existencia
inconcebible de un mecanismo entre Dios y Él mismo. La Creación divina no incluye
14
ningún "hacer", y consiste en una concepción pura de la cosa creada. Dios crea al
concebir, sin hacer nada en absoluto. En otras palabras, Dios es Conciencia Absoluta,
consciente de Sí mismo; Dios es Espíritu puro y absoluto.
Dios es Conciencia Absoluta, consciente de Sí mismo: Insistimos en este punto. Como
dijimos anteriormente, Dios es "causa de Sí mismo", lo que significa que Él mismo se
concibe, por lo tanto, es consciente de Sí mismo. Dios, en efecto, causa (es decir, crea)
cualquier cosa al concebirla. Es al concebirse a Sí mismo, al ser consciente de Sí
mismo, que Dios es causa de Sí mismo. Esto nos lleva a la evidencia de que Dios es
Conciencia Absoluta, consciente de Sí mismo.
Dios es la única causa libre. Como causa de Sí mismo, Dios es la única causa de la
cual provienen todas las cosas. Y Él es la única causa libre, porque Él “es” por la única
necesidad de su naturaleza. Así, Spinoza dijo: "Dios es la única causa libre".
La Tríada Divina.11 Los conceptos de Dios causante de Sí mismo y de Dios causado
por Él mismo, de Dios concibiéndose a Sí mismo y de Dios concebido por Sí mismo,
nos señalan dos aspectos de Dios: uno activo, el otro pasivo. Pero el Absoluto divino
engloba estos dos aspectos y los concilia en una Unidad Trinitaria. La Figura 2 nos
ayudará a comprender mejor esto. Los nombres de los tres ángulos de los triángulos
no necesitan más comentarios. En cuanto a las dos circunferencias, simbolizan el
hecho de que el Absoluto divino, que abarca en su unidad todos sus aspectos o
atributos, abarca en sí todos los aspectos activos y pasivos de Dios que nuestro
entendimiento puede concebir. Estos aspectos de Dios Uno, son idénticos entre sí en
la medida en que participan en la identidad divina. La Tríada Divina es al mismo tiempo
triple, tal como parece a nuestra mente y Uno en tanto es. Los ángulos de los triángulos
en estos diagramas están vinculados por tres líneas paralelas porque la línea triple
significa, en álgebra, "idéntica a" (A = A).
11
Esta tríada triangular no debe confundirse con la Santísima Trinidad Católica, que es una tríada lineal.
15
Hay una tercera forma de ver la Tríada Divina. Spinoza, expresó esta tercera afirmación
al decir que "Dios se ama a Sí mismo infinitamente". En primer lugar, nos resulta difícil
entender la palabra "amor", porque esta palabra evoca los amores humanos que
conocemos. Estos son amores relativos porque participan en la relatividad del mundo
fenoménico, en donde tienen lugar. El amor con el que Dios se ama a sí mismo es un
aspecto de su naturaleza absoluta y por eso, es Amor Absoluto. Pero ¿qué significa
esto?
Dejemos esto por un momento y tratemos de entender esta cuestión de acuerdo a
situaciones que podamos concebir como amor ideal. El amor es esencialmente
"atracción"; quien ama se siente atraído por lo que ama. Con mayor exactitud, la fuerza
cósmica que es el amor nos mueve hacia lo que amamos. En nuestros amores
humanos, el impulso hacia el otro se expresa principalmente por la voluntad de que el
otro exista a través de promover su existencia en diferentes maneras, incluso, por la
contemplación de su imagen idealizada. En suma, afirmamos esa existencia al
favorecerla en cada forma posible. Está claro que quien ama de esta manera quiere
para el otro lo que el otro quiere para sí mismo. "Ama a los demás como te amas a ti
mismo", dijo Jesús. ¿Y no es frecuente que dos amantes sueñen con "hacerse uno"?
En ausencia de la identidad, que aquí es imposible, la fuerza del amor impulsa al ser
que ama a identificarse con el ser amado.
Dejemos ahora el dominio limitado de los amores humanos y consideremos esta
atracción en su sentido cósmico. La ley de la gravedad o atracción, es una ley cósmica
en la que se manifiesta la noción general de “amor”. Cuando la gente descubrió que
una pieza de metal cargada con una energía particular atraía limaduras de hierro, ¿no
le dieron el nombre de "amante" 12, como si la pieza de metal quisiera unirse a las
limaduras? Y todos los cuerpos celestes se atraen, tienden a unirse, y solo se les impide
hacerlo por la fuerza centrífuga de su rotación.
Volvamos al Amor Absoluto, es decir, al amor que es un atributo del Absoluto Divino.
Esto es difícil de concebir correctamente para nosotros, debido al significado ambiguo
de nuestra palabra infinito. Cuando Spinoza habla del amor infinito que Dios tiene para
sí mismo, la palabra infinito no significa "de extraordinaria intensidad", porque esta
palabra, en esta oración, no tiene un significado cuantitativo. El Infinito de un atributo
divino es puramente cualitativo, como el infinito de Dios, y en consecuencia no tiene
nada en común con lo matemáticamente indefinido.
Si al estar armado con esta evidencia metafísica, trato de aplicar al Amor Absoluto la
noción de atracción que tuvo un valor explicativo primordial en el estudio de los amores
fenomenales, me doy cuenta de que esta noción es aniquilada. En efecto, todos los
atributos o aspectos de Dios Uno, participan en su unidad, formando un Todo único,
cada uno de ellos haciendo sólo Uno con los otros; es decir, son todos de la misma
naturaleza; dicha naturaleza, siempre es idéntica a sí misma. Si los expresamos de
diferentes maneras, estas diferencias se refieren únicamente a los "ángulos de visión"
12
La palabra francesa para "amar" es la misma que la palabra francesa para "imán", aimant (Nota de la
traducción de Fitzsimmons)
16
bajo los cuales nuestro intelecto estudia la Identidad Divina. En consecuencia, "Dios
amándose a sí mismo" y "Dios amado por sí mismo", son idénticos a pesar de sus
diferentes formulaciones. Esto se expresa en relación con nuestro funcionamiento
intelectual diciendo que existe, entre "Dios amándose" y " Dios amado" (considerado
separadamente por nuestro pensamiento analítico), una atracción metafísica infinita, es
decir, una identidad; y que esta atracción infinita restablece la identidad de los dos
aspectos que nuestro pensamiento analítico había separado artificialmente.
Es de la misma manera que nuestro funcionamiento intelectual nos obliga a distinguir
de "Dios amándose" y de " Dios amado"; el "Dios-Amor-Absoluto ", los concilia en una
Identidad Trinitaria. Estas discriminaciones analíticas son artificiales porque son
requeridas por el aparato técnico de nuestro intelecto formal, pero no son irreales. Son
reales para nuestra estructura y tenemos derecho a utilizarlos en la búsqueda de
nuestra comprensión.
El amor divino puede representarse simbólicamente en la figura 3 porque nos muestra
una forma de la Tríada Divina, la forma en que todas las formas de amor universal se
nos presentan. Los tres términos que nuestro análisis ha distinguido (activo, pasivo y el
Absoluto que los concilia en la identidad), nos muestran claramente que Dios, el Ser
que es suficiente para el Ser, no es un tipo de bloque inerte o inmóvil. Desde el principio,
nos sentimos tentados a aplicar a la no movilidad de Dios las nociones a las que
estamos acostumbrados en el mundo fenoménico, en las que tenemos experiencia, y
a atribuir a cada uno de los tres términos de la Tríada un rol particular: el aspecto
"activo" de Dios se moverá hacia su aspecto "pasivo"; éste último, acogerá este
impulso, mientras que el Absoluto Divino mantendrá su conjunto en perfecta armonía.
Esta forma de ver es estrictamente sostenible siempre que cada oración que la expresa
comience con "Todo está en nuestros ojos como si...", y no tomar las palabras "activo",
"pasivo", en su sentido fenoménico habitual. Desde un punto de vista estrictamente
metafísico, solo podemos hablar de la inmovilidad-de-la-inmutabilidad-divina. Y si
reemplazamos la expresión negativa de "No-Acción" con su correspondiente positivo
de "Todo Poderoso", vemos a Dios como Energía Infinita, principalmente, contenida en
Él. Cuando lleguemos a la Creación, veremos que se asemeja, de alguna manera, al
resplandor de esta Energía Divina.
17
Figura 3.El triángulo del Amor Absoluto
18
Segunda Parte
Fenomenología Cósmica y Humana
13
Paul Valery, "Charmes," en Le Cimetiere Marin (Paris: Gallimard, 1952), p. 231. La traducción está basada
en la versión francesa de este libro.
19
Dios es Uno, e incluye las tres nociones del Principio Absoluto así como sus aspectos
activos y pasivos. Él los tiene en Sí mismo, reunidos por una atracción o amor infinito.
Por lo tanto, la Tríada Divina tiene una energía nouménica infinita que tiene la
posibilidad o la virtualidad de la radiación energética. Ahora toda posibilidad o
virtualidad nouménica se realiza necesariamente. Así, la radiación energética de Dios
en un cosmos que la manifiesta, es necesaria (es decir, no puede ser) y no es
contingente.
Además, la pregunta "¿Por qué se manifiesta Dios?", en general se plantea a través de
razones absurdas, ya que supone la asimilación de la psicología humana frente a una
psicología divina. ¿Por qué los seres humanos hacen cualquier cosa? Porque desean
hacerlo por una razón u otra. Pero atribuir a Dios cualquier deseo, implica que Dios
puede carecer de algo, lo cual es absurdo, ya que Él es el Todo.
Dios crea la Manifestación porque Su naturaleza lo incluye. Esta es la mejor manera de
responder una pregunta que no merecía ser hecha.
20
eléctrica sin dos polos de diferentes voltajes, y así sucesivamente. Sin una conciliación
perfecta entre los desequilibrios presentes en todas partes, el Mundo no duraría. Por
otro lado, vemos dos fuerzas jugando en el mundo de los fenómenos: una de
construcción, la otra de destrucción. Si el equilibrio no fuera perfecto entre estas dos
fuerzas, el Mundo tampoco podría durar. Lo que acabo de decir se refiere al Cosmos
eterno, no a las cosas creadas que contiene, como nuestra pequeña Tierra, que
apareció un día y desaparecerá en otro, después de un tiempo limitado.
Ante los ojos de Dios, la Manifestación es, por lo tanto, el Todo Cósmico Único, perfecto
y eterno; es un atributo divino, un aspecto del Noúmeno; es el Ser-en-tanto-se
manifiesta. Ahora se comprende que la visión divina de la Manifestación es totalmente
diferente de nuestra visión humana. Para Dios, el Cosmos es su propio Esplendor,
informal y único.
Para la humanidad, el Cosmos es un conjunto inmenso de fenómenos de los que cada
persona forma parte. A través de nuestros órganos sensoriales, tenemos percepciones
de las cosas creadas. Nuestro error más fundamental es la creencia de que las cosas
son absolutamente como las percibimos.
Si la Manifestación es, para los ojos de Dios, su Esplendor perfecto, es radicalmente
diferente para los ojos humanos. Para ilustrar esto, el Chan utiliza una alegoría
ingeniosa: evoca una pieza de brocado, material de seda bordado de oro o plata. Este
material presenta dos caras, su lado anverso y el reverso, que son totalmente
diferentes. Simbolizan la manifestación que presenta su lado anverso a Dios y su
reverso a la humanidad. Su lado anverso es un esplendor divino, pero lo contrario está
hecho de hilos dispuestos de una manera aparentemente caótica: es la vida de los
seres humanos "contada por un idiota lleno de ruido y furia". Sin embargo, en diferentes
lugares, los hilos de esta cara presentan formas deslumbrantes además de aterradoras.
Esto es así, especialmente desde el punto de vista moral, donde los contrastes del caos
son sorprendentes, pasando de la tortura del sádico, al santo que consagra su vida al
servicio de los demás.
¿De qué están hechas las cosas creadas, de acuerdo con el intelecto humano?
Nuestros científicos modernos están haciendo descubrimientos que penetran cada vez
más profundamente en lo que denominan la "constitución de la materia". Pero
desarrollar sus resultados nos alejaría del marco de nuestro estudio actual.
Digamos, más bien, que según la milenaria sabiduría Hindú, el Universo está
enteramente hecho de energía vibratoria, ondulada, distribuida de manera desigual.
Esta energía tiene por su origen la virtualidad energética divina, infinita, de la que ya
hemos hablado y que no es otra cosa que la atracción o el Amor infinito de la Tríada
Divina. El "átomo", una palabra errónea, porque la Manifestación es indefinidamente
divisible, es lo que la ciencia moderna llama "partículas", que son campos energéticos
muy pequeños de trayectorias sinusoidales subtendidas por el éter. Estas ondas no
pueden ser subtendidas por "nada"; sin embargo, este parece ser el caso de las ondas
de luz cuando viajan a través de lo que los científicos llaman el "vacío", mientras que
estas diversas formas de radiación electromagnética (bandas del espectro de luz) están
21
subtendidas por el éter. Las ondas de sonido están subtendidas por el aire, y los átomos
están subtendidos por el éter. Llegamos, a través de los siglos, para unirnos con los
Antiguos que vieron el éter como un fluido imponderable e indefinidamente elástico. No
hay vacío en ninguna parte del universo; de la misma manera que nada es ni existe.
9. Génesis de la Creación.
Dios, Creador absoluto, puede tener como efecto directo o inmediato solo una cosa
absoluta, que es uno de sus atributos infinitos, como el Todo Cósmico, que es su
atributo manifestado. Ciertamente, es creador de todos los fenómenos, pero
indirectamente, a través de dos intermediarios: simbolizados por un lado por la dualidad
Purusha-Prakriti y por el otro, por la Ley de Intercondicionamiento. Estos dos
intermediarios, aunque de origen nouménico, actúan en el mundo fenoménico como
principios relativos, y hacen aparecer y evolucionar a los fenómenos que lo componen.
Por lo tanto, hay una brecha entre el origen nouménico de estos dos intermediarios y
su acción fenoménica. Esta brecha también está entre el Todo Cósmico, que es
nouménico, y los múltiples fenómenos que contiene. Dicha brecha es inevitable. No se
puede concebir una transición progresiva entre la Realidad Absoluta y la realidad
relativa.
Esta brecha corresponde al abismo en el que los Maestros Antiguos invitaban a sus
discípulos para realizarse.
Notemos que este espacio-abismal juega el papel de un obstáculo solo de abajo hacia
arriba, no de la manera opuesta. Si esta ruptura es el último obstáculo para que los
humanos se den cuenta de su naturaleza divina, no obstaculiza la omnisciencia divina
en absoluto, en su conocimiento de todo el mundo fenoménico.
22
puede ver las formas y colores de los objetos de barro, pero no el barro en sí. Es lo
mismo para todo lo que actualmente llamamos tal o cual substancia. Prakriti es la
substancia primordial e indiferenciada, evidentemente invisible, y todas sus
modalidades comparten su invisibilidad.
Vemos que la dualidad de Purusha-Prakriti está cargada por Dios en la creación de
cosas tal como son en cada instante, el instante que Louis Lavelle, 14 llamó "la
intersección del tiempo y la eternidad"; mientras que más adelante hablaremos de la
Ley de Intercondicionamiento, que se encarga de la creación de cosas a largo plazo,
es decir, de su devenir.
No hemos hablado tanto de la dualidad Purusha-Prakriti, mientras que hablaremos más
de la Ley de Intercondicionamiento porque gobierna el devenir, el destino de las cosas
creadas, el destino donde el hombre ve una importancia primordial cuando se trata de
sí mismo o de aquello a lo que está apegado.
14
Louis Lavelle (1883-1951) fue profesor de filosofía en la Sorbona y sucesor de Henri Bergson en el Colegio
de Francia. Es autor de muchas obras, como Le dialectique de l'etemal present (París: Aubier, 1946) y Du Temps
et l'etrnite (París: Ediciones Montaigne, 1945). [Nota de Fitzsimmons]
23
experimentar sentimientos, lo cual es absurdo. ¿Pero no hablamos, bajo el nombre de
Ágape, del amor infinito de Dios por el hombre? No olvidemos que tenemos dos
naturalezas: una fenoménica, la del ego (yo) y la otra divina, la del Ser; la del Ser, que
es Dios, quien se ama infinitamente. Ese amor, como hemos visto, no es un
sentimiento, sino una forma de nombrar la identidad que reúne en Uno, los tres ángulos
de la Tríada Divina. La distinción entre el Ser en un estado de posibilidad y el Ser
realizado, solo tiene un sentido subjetivo para nosotros, pero no tiene un sentido
objetivo para Dios. Entonces, Jesús dijo: "El reino divino está en cada uno de ustedes".
24
Un ejemplo muy simple aclarará lo que voy a decir sobre la relación entre los
fenómenos. Pongo la llama de un fósforo debajo de una hoja de paja seca; la paja se
enciende. Es evidente que la combustión de la paja está condicionada por su
naturaleza, así como por la llama de la cerilla: si hubiera reemplazado la paja con un
trozo de hierro, no se inflamaría. Los fenómenos producidos, por lo tanto, han sido
condicionados por dos factores condicionantes.
Pero podemos retroceder más allá de la cerilla y la paja; cada uno de estos objetos
proviene de numerosos factores condicionantes: los elementos combustibles del
fósforo y el material orgánico que forma la paja. De hecho, todos los fenómenos en el
continuo espacio-tiempo están interrelacionados. Para comprender mejor esta
importante pregunta, imagine una red similar a la red de un pescador, pero cuyas
dimensiones se extenderían indeterminadamente. Cada uno de los innumerables
nudos se ve afectado constantemente por algún movimiento que reverbera en todos
los otros nudos, que también se ven afectados por los movimientos que reverberan en
el primero, y así sucesivamente. “La nariz de Cleopatra: si hubiera sido más corta, toda
la faz de la Tierra habría cambiado." (Pascal)15
Así se gobierna el devenir de las cosas creadas. A menudo, los factores condicionantes
son tan numerosos y sutiles, indetectables para nosotros, que evocamos la
“oportunidad”. Esta palabra es un velo modesto sobre nuestra impotencia para conocer.
En realidad, no corresponde a nada; todo lo que sucedió estaba destinado a suceder.
En el juego de la ruleta, tan pronto como el croupier haya lanzado la pelota, el número
ganador está determinado; la pelota no puede alojarse, al final de la carrera, en otra
casilla que no sea dicho número. No hay "oportunidad y necesidad", sino necesidad
imprevisible o necesidad previsible.
Por lo tanto, todos los fenómenos aparecen en virtud de una Ley Única que nosotros
llamamos la Ley de Intercondicionamiento. (Esta expresión es preferible a la Ley de
Orígenes Interdependientes, porque aquí la palabra origen evoca, indebidamente, el
Principio Original, es decir, la Causa Única.) Esta Ley puede llamarse la Ley Madre de
muchísimas leyes hijas: físicas, químicas, termodinámicas, biológicas, psicológicas,
etc., que son modalidades, para la mente humana, de la única Ley Madre. Esta Ley,
pensada por el Pensamiento Divino y creada por el mismo Pensamiento Divino, debe
distinguirse de su juego efectivo, de la manera en que distinguimos el poder legislativo
del poder ejecutivo, el cual aplica las leyes. Es como una computadora de complejidad
inimaginable, creada y programada por el pensamiento divino, que realiza
impecablemente este programa, gobernando así la totalidad del mundo fenoménico, y
esto, en el Tiempo Eterno.
Acordemos, por razones prácticas, reemplazar el importante término de la Ley de
Intercondicionamiento por la palabra Demiurgo, pero sin dar a esta palabra el
significado que los griegos le dieron. El Demiurgo (de Demi Ourgos, que trabaja para
la gente) era, en la filosofía platónica, una especie de Dios Creador. Esta palabra la
usaré como sinónimo de la Ley de Intercondicionamiento. También podemos
15
H. F. Stewart, Pascal's Pensées (New York: Pantheon, 1950), p. 50.
25
considerar al Demiurgo como un misionero creado por Dios para gobernar el
condicionamiento de los fenómenos. Pero este líder de misión no debe ser
antropomorfizado; es un mecanismo, una especie de robot, que funciona
impecablemente y distribuye el bien y el mal sin la menor intención benevolente o
malvada.
De los dos intermediarios existentes entre el Creador y el mundo de los fenómenos, la
dualidad Purusha-Prakriti, por un lado, y el Demiurgo por el otro, el papel que juega el
segundo es lo que únicamente interesa a la humanidad. Que la dualidad Purusha-
Prakriti me haya convertido en un ejemplar humano, es algo que no se presta a mis
preocupaciones; pero los incidentes, accidentes, oportunidades o desgracias que me
esperan, por parte del Demiurgo, en mi futuro, es el dominio en el que luchan mis
esperanzas y mis miedos; porque ignoro lo qué está programado para mí y eso me
sucederá fatal o inevitablemente.
“Fatalmente”, esta palabra evoca el fatalismo inerte donde algunos podrían temer que
el conocimiento de la computadora demiúrgica nos reduzca; es lo mismo para el adagio
islámico: "Lo que está escrito está escrito". Pero si me enfrento a una dificultad, puedo
estar condicionado para enfrentarla ferozmente y de una manera necesaria porque esto
también fue escrito. Quien entiende el destino correctamente no tiene razones para
estar inerte.
La aceptación de la función demiúrgica se hace muy difícil por el inmenso valor que la
humanidad atribuye a lo que llama su “libre albedrío”. Esta cuestión es de tal
importancia para comprender la condición humana, que merece, de nuestra parte,
reflexiones profundas.
26
Los factores hereditarios: estos condicionan a los humanos desde su concepción. Si
consideramos la bipartición de los cromosomas y la naturaleza de los genes en los
cromosomas restantes, invocamos, sobre ellos, la famosa "oportunidad". Esto significa
que ignoramos aquello que condiciona a estos fenómenos, aunque ciertamente, están
condicionados por factores que escapan a nuestra comprensión.
Así se determina lo que nombramos la esencia congénita de un ser humano. La palabra
esencia nos recuerda a la pareja esencia-substancia, Purusha-Prakriti. La esencia
congénita, sin embargo, tiene un significado mucho menos general; mientras Purusha
designa el conjunto de características que hace que una cosa creada sea lo que es en
el instante, la esencia congénita designa el conjunto de características que un ser
particular manifestará en el transcurso de un desarrollo normal. La esencia de la que
hablamos ahora, determina lo que un ser mostrará, poco a poco, como temperamentos
constantes, sus tendencias permanentes, y, por otra parte, sus aptitudes más o menos
brillantes en los diversos dominios de las actividades humanas.
La cuestión de las aptitudes, o lo que normalmente llamamos dones, es particularmente
importante aquí en el dominio intelectual. Este dominio posee muchas complejidades,
porque el intelecto es una especie de dispositivo óptico con numerosas posibilidades
relativamente independientes entre sí. Además de la intuición intelectual, cuyas
habilidades varían según los dominios en los que se practica, y que es una visión directa
e inmediata, hay numerosas operaciones intelectuales mediatas, la deducción, la
inducción, la discriminación, y otras, que el intelecto puede seguir hasta su conclusión.
Desde el punto de vista de la extinción de las opiniones ilusorias, las aptitudes,
obviamente, deben referirse a la intelección de los mecanismos psicológicos humanos
que comienzan con la observación (de uno mismo y de los demás), continuando con la
interpretación de los mecanismos observados, y con el descubrimiento de las leyes
generales de la psique humana, todo esto, a la luz de la Metafísica Tradicional revelada.
Al haber abordado un tema cuyo desarrollo aquí estaría fuera de lugar, me gustaría
precisar la diferencia que debe hacerse entre lo que llamo, por una parte, comprensión
teórica, y por otra parte, el Conocimiento. Ya he empleado estos términos, pero quiero
mostrar la inmensa diferencia entre sus significados. Sólo el Conocimiento suprime
aquello que Buda nombró como la ignorancia, la fuente de todo sufrimiento humano.
Las personas que tienen una comprensión teórica completa y “correcta”, y nada más,
serán ignorantes eruditos; continuarán viviendo según las opiniones teóricas que
habrán desenmascarado, en teoría. Esta comprensión puede expresarse formalmente,
oralmente o por escrito; el Conocimiento, no. Y esto, porque las opiniones ilusorias
realmente abolidas no pueden ser reemplazadas por opiniones “correctas”. El
Conocimiento es inexpresable porque no hay nada más que expresar. ¿Cómo
expresaríamos la solución de un problema ilusorio? Solo podríamos decir que nunca
ha habido un problema. Un problema falso sin solución, ¿cómo lo expresaríamos?
La esencia congénita es comparable a una semilla vegetal capaz, al crecer
normalmente, de producir una planta en particular. Pero el crecimiento de esta planta
será diferente dependiendo de las condiciones de su entorno.
27
Los factores biológicos: el organismo psicosomático humano evoluciona
biológicamente desde el nacimiento hasta la muerte. Según el punto de vista
considerado, todos los órganos constitutivos del organismo se modifican, evolucionan.
A cada edad, su funcionamiento, sus posibilidades, sus gustos. Este concepto es
demasiado evidente para merecer un desarrollo.
Los factores circunstanciales: el organismo psicosomático humano se desarrolla
durante los primeros veinte años; entonces, su crecimiento habrá terminado; de tal
suerte que puede perfeccionarse o degradarse. Pero es durante la primera juventud,
cuando el niño es débil, en todos los puntos de vista, que las circunstancias pueden
dificultar especialmente el desarrollo de la esencia. Cuando el entorno circunstancial
en el que se desarrolla el joven es desfavorable (un factor negativo para este niño),
ciertas posibilidades de su esencia están más o menos inhibidas, mientras tanto,
aparecen mecanismos psíquicos que no pertenecen a esta esencia, los cuales
debemos nombrar y considerar como mecanismos neuróticos. Como los entornos
circunstanciales nunca son perfectamente favorables, podemos afirmar que cada ser
humano es más o menos neurótico; pero hablar de una neurosis patológica verdadera,
conlleva cierto grado de deformación que dificulta la adaptación a lo que llamamos "la
realidad".
28
No se pueden mostrar los sentimientos, tampoco se pueden provocar a voluntad. Todo
lo que es afectivo está intercondicionado.
Centro intelectual: ¿Descubriremos que, en lo que llamamos “nuestro pensamiento”,
finalmente somos libres, no-condicionados? No.
Cuando nos dedicamos a una actividad automática o cuando no hacemos nada,
nuestra imaginación siempre desarrolla un filme imaginario cuyo escenario es a
menudo bastante inútil, tan estúpido; es raro que este escenario sea útil, es decir, que
tenga consecuencias favorables. En cualquier caso, las ideas que nos llegan, no las
creamos libremente.
Sé bien que podemos dirigir nuestra atención sobre tal tema y traerlo de vuelta a pesar
de las asociaciones que a menudo tienden a eliminarlo. Pero, ¿por qué esta actividad
reflexiva nos demanda esfuerzos más o menos dolorosos? Porque nuestro deseo de
resolver tal problema supera el dolor que nosotros sufrimos. Todo deseo es afectividad,
por lo tanto, es condicionado.
Podemos trabajar para obtener el dominio de la mente y, por lo tanto, el silencio interior.
Pero esta revuelta contra el funcionamiento mental es evidentemente la expresión de
un intenso deseo de escapar de esta esclavitud; una vez más, encontramos, en el
origen de estos esfuerzos, la afectividad totalmente condicionada,…y una nueva
esclavitud.
El funcionamiento intelectual está ligado al problema de la elección. Dudando entre dos
soluciones, las vemos intelectualmente, analizando los "pros" y los "contras" (al menos
si no somos esclavos de nuestra impulsividad). Nuestro intelecto es capaz de funcionar
independientemente de nuestra afectividad, con la misma imparcialidad como si
nuestra situación le concerniera a otra persona; en resumen, como un árbitro libre de
toda influencia. Si deliberamos en utilizar esta posibilidad que es nuestra, ¿es este
nuestro familiar "libre albedrío"? Tenga en cuenta que sólo seguimos hablando de la
deliberación que precede a la elección. ¿Pero qué sucede durante la elección en sí
misma? Si las dos eventualidades de la alternativa son razonables y agradables,
mientras que la otra es desagradable y dolorosa, estamos necesariamente
condicionados a elegir la primera.
Pero, en otros casos, una de las opciones es vista por nosotros como razonable y
dolorosa, mientras que la segunda nos parecer agradable pero irrazonable. Si elegimos
nuestro placer, aunque sea irracional, evidentemente estamos condicionados por
nuestra afectividad, la cual, no es libre. Pero nuestra elección puede elegir una acción
racional aunque sea desagradable. Entonces podemos tener la impresión de que
hemos sido el árbitro libre de nuestra decisión y de su cumplimiento. Sin embargo, esto
sería ignorar un factor condicionante muy importante, nuestra necesidad de la belleza
moral de la imagen que tenemos de nosotros mismos; nuestro narcisismo moral puede
empujarnos hacia lo que se llama "la satisfacción del deber cumplido" e incitarnos a
huir de la cobardía que nos infligiría el sufrimiento del remordimiento, es decir, una
mancha en nuestra imagen. Esta preocupación por nuestra imagen se encuentra en
29
numerosas circunstancias; por ejemplo, una persona que hace una acción irrazonable
porque le place, la afectividad influye en su intelecto, le hace desarrollar falsas
"racionalizaciones" que legitiman su elección, prestándole un aspecto racional falso;
¿No siempre queremos "tener razón" en todo cuanto hacemos?
Si somos honestos con nosotros mismos y buscamos sinceramente el origen de
nuestras acciones, siempre les encontraremos un funcionamiento afectivo y, a través
de éste, el condicionamiento demiúrgico.
La afectividad es de naturaleza dinámica (atracción o repulsión); el intelecto solo es un
factor de información; nos muestra, si su funcionamiento es honesto, la acción correcta,
útil, sin tener en cuenta nuestra sensibilidad. Su dominio es el de la deliberación
informativa; pero cuando se trata de decidir, el intelecto no tiene fuerza y es la
afectividad la que nos condiciona, y la afectividad no es libre de ninguna manera. Lo
que llamamos “voluntad” es, de hecho, el resultado de numerosos deseos que pueden
ser inversos los unos con los otros.
¿Cómo puede ser tan sorprendente esto? El Ser Absoluto, que está en nosotros solo
en estado posibilidad, nuestra persona, este organismo psicosomático, es
prácticamente un agregado de fenómenos; ahora hemos visto que toda la
fenomenología del Universo está sometida, por la intermediación de sus leyes hijas, a
la Ley madre del Inter-condicionamiento. Si la realización del Ser se llama "Liberación",
es precisamente porque, mientras ésta no haya ocurrido, no somos libres, sino esclavos
del Demiurgo.
En resumen, el hombre habitual (me refiero al hombre en el que el Ser no se ha
realizado, es decir, prácticamente todo el mundo) es bastante comparable a un títere
cuyo cuerpo y pensamiento son impulsados por un sistema de hilos, sistema cuya
complejidad va más allá de toda imaginación. Al ser invisibles estos hilos, el hombre
está necesariamente persuadido de que hace lo que hace porque lo quiere libremente,
que piensa libremente en lo que quiere pensar. Y lo que acabo de decir sobre el "títere"
puede provocar en él un estallido de revuelta. Sin embargo, es así.
Lo que es capital sobre la libertad humana o su ausencia, se confunde con la no-
discriminación entre libertad exterior y libertad interior. Toda persona desea liberarse
de la opresión de los demás, y puede hacerlo, pero ¿qué pasa con sus propios
mecanismos internos? Durante el tiempo de la esclavitud, un esclavo se vio obligado a
realizar la acción ordenada por su amo, pero se sintió libre para pensar en silencio lo
que quería. De hecho, pensaba en los pensamientos que le llegaban o en los que quería
pensar, pero ¿era libre de crear sus pensamientos? En realidad, su intelecto estaba
condicionado. Podemos darle la vuelta a esta pregunta con la esperanza de encontrar
el ejemplo de una actividad motora o intelectual libre de cualquier condicionamiento.
Pero nuestra esperanza se decepcionará si pensamos honestamente; siempre
encontraremos un condicionamiento que nos habrá determinado.
30
14. La Misión del Demiurgo.
El Demiurgo, dijimos, es comparable a una computadora programada por Dios.
Cumpliendo este programa, es como alguien que, a cargo de una misión, la ejecuta.
Esta misión es de una complejidad tan extrema que solo hablaremos de aquello que
concierne a los seres humanos.
Sin detenernos en esto, digamos que esta misión concierne a toda la humanidad; todos
conocen los ciclos hindúes y sus cuatro períodos,16 particularmente el último, el Kali-
yuga, ya que, según Rene Guenon, toda la Historia humana que conocemos está
sucediendo y ahora estamos cerca de su final apocalíptico. No podemos recomendar
leer un libro de Rene Guenon, Le Règne de la Quantité ou les Signes des Temps,17 sin
quedar desanimados por las primeras páginas que suponen, para ser comprendido, un
conocimiento de la Metafísica Tradicional. Después de completarse el Kali-yuga, se
reanudará un nuevo ciclo, comenzando con lo que se llama "la edad de oro".
El ser humanos es una criatura muy compleja. En primer lugar, contiene un organismo
psicosomático análogo al de los animales (con esta diferencia inmensa, por tanto, la
psique humana tiene un intelecto que los animales no tienen). Este organismo de
realidad relativa generalmente se llama el "Yo", Yo mediante el cual, se define el
hombre para identificarse con él, de una manera ilusoria. Por otra parte, el hombre
psíquico reside en el Noúmeno Divino que es la Realidad Absoluta del hombre, y que
es aquella a la que denominamos el “Ser”, en oposición al Yo.
El Yo es evidentemente individual, mientras que el Ser es universal. En efecto,
considerado por Sí mismo, objetivamente, el Ser es universal; sin embargo, desde el
punto de vista de la personalidad de la Realización del Ser (Realización rarísima), se
imponen diferencias individuales en nuestras mentes, entre los diversos humanos. De
hecho, como veremos más adelante, la Realización Súbita del Ser supone largos años
durante los cuales los cambios en el condicionamiento humano pueden conducir a un
condicionamiento muy particular (la "muerte espiritual"), donde la posibilidad de
Realización del Ser se transforma en esta misma Realización. Por lo tanto, se puede
decir que, según el grado de madurez del Conocimiento, los hombres individuales están
más o menos cerca, cronológicamente, de la Realización. Para el Sí mismo, estar en
el estado de posibilidad o de Realización es sólo uno y el mismo estado. La diferencia
es puramente subjetiva y consiste en una agitación de la psique del hombre en donde
esta iluminación se produce abruptamente.
Pero ahora, salgamos de este tema, ya que la liberación de la esclavitud demiúrgica no
es parte de la misión del Demiurgo. Esta misión es, ante todo, hacer aparecer y
mantener la vida. El Demiurgo implanta en el hombre la evidencia falsa de que la vida
16
Los cuatro períodos, o yugas, son: Krita-yuga (o Satva-yuga); Treta-yuga; Dwapara-yuga; y Kali-yuga. Estos
períodos corresponden a las edades de oro, plata, bronce y hierro de las antiguas tradiciones occidentales.
(Nota de Fitzsimmons)
17
Rene Guenon, The Reign of Quantity and the Signs of the Times (Baltimore: Penguin Books, 1972.) Una
posible traducción al español sería: "El Reinado de la Cantidad y los Signos de los Tiempos"
31
es un tesoro de valor inestimable (incluso si su vida es desafortunada). Él es la fuente
del hambre, la sed, el sueño, el deseo erótico (conservación de la especie). Sé que
algunas personas afirman, de buena fe, que su muerte les resulta indiferente; pero esto
sucede porque que su imaginación solo funciona de manera abstracta; si fueran
amenazados concretamente con una muerte inminente, perderían su fingida serenidad.
El miedo a la muerte reside en fondo de la psique, y si alguien se las arregla
imaginariamente para lograr la destrucción del propio cuerpo, experimentará una
sensación orgánica de horror que al ser tan fuerte, de una manera irracional, tal cosa
parecerá imposible, o al menos, improbable. Condicionado de esta manera, cada ser
humano se ve obligado a proteger su vida. Al actuar así, el Demiurgo no se opone a la
iluminación porque, como lo dice el proverbio, “primum vivere, deinde philosophari.”
Una persona debe ser excepcionalmente sabia para decir estas palabras de San Juan
de la Cruz: "Ven, oh muerte, tan bien escondido que no te siento venir, porque la alegría
de morir podría devolverme la vida."
Este apego a la vida supone compensaciones. Echemos un vistazo más de cerca y
preguntémonos qué compensan. El Ser está, por su puesto, casi en todos los seres
humanos solo en estado de posibilidad, pero la intuición no consciente de esta
posibilidad, también existe en ellos. Esto se puede constatar cuando vemos que las
personas nunca están satisfechas con las compensaciones que disfrutan; siempre
quieren tener más: las personas enamoradas del dinero no pueden tener un millón sin
hacer todo lo posible para tener dos, luego tres, etcétera; Don Juan nunca conquista
suficientes mujeres; el político cree erróneamente que la satisfacción solo vendrá si es
jefe de Estado. Nos basta con estos pocos ejemplos. Aquello que compensan las
compensaciones, es la ausencia de la Dicha Divina, eterna y que no es amenazada por
nada. Esta es la nostalgia profunda de cada ser humano. Pero la humanidad no busca
obtener este diamante puro y, en su falta de discernimiento, corre hacia el ersatz
(reemplazo), la imitación, lo falso: teniendo la seguridad que aquí se encuentra lo tiene
un valor supremo para él. Y esta carrera es interminable. Mientras tanto, el diamante
puro está en él, entonces se parece al hombre que, montado en su buey, busca a su
buey en todas partes.
Como el hombre habitual es ignorante (en el sentido de creer verdaderas las opiniones
ilusorias), y concibe como satisfactorias las compensaciones que disfrutan los demás
y que él también espera disfrutar. Es en este ersatz donde cree que puede encontrar la
Dicha que es, fundamentalmente, su verdadera necesidad. ¿Quién, entre los cristianos,
vive según las palabras de Jesús: "Sólo una cosa es necesaria, el Reino de Dios en ti"?
Todos los hombres habituales pasan la vida jugando y esperando ganar; en esto,
siguen siendo niños y el hombre realizado, solo es un adulto.
Volvamos a la misión del Demiurgo. A este respecto, permítanme contar una alegoría
concebida por el Señor Gurdjieff. Un aerolito enorme, habiendo golpeado la Tierra,
desprendió una parte de ella.18 En virtud de la ley de la gravitación, esta parte y la Tierra
18
Es bastante interesante que la historia de Gurdjieff relacionada aquí por el Dr. Benoit tenga su
correspondencia en las últimas teorías científicas sobre el origen de la luna. El flujo de datos de la misión de
la luna de Apolo y las últimas simulaciones por computadora han convencido a muchos astrónomos de que
32
retomaron la forma esférica; así nacieron la luna y la Tierra actuales. Los Grandes
Individuos Cósmicos se reunieron para determinar las diversas radiaciones que,
provenientes de la Tierra, nutrirían a su satélite como el Sol nutre la Tierra. Entendieron
que se necesitaría un tipo de radiación muy especial que solo podía provenir del
sufrimiento humano. "Esto es cierto, dijo uno de los Grandes Individuos Cósmicos, pero
esta criatura que solo sufrirá, sin poder espera nada, se suicidará." Así que la asamblea
decidió injertar, en la parte inferior de la columna vertebral humana, un órgano particular
que no es otro que el aparato compensador, un dispositivo que, cegando al hombre, lo
hace tomar el ersatz como "lo único necesario".
Cuál sería, sin el aparato compensador, el destino del hombre. Al ocultarse dentro de
sí mismo el Ser Divino, sólo en estado de posibilidad, e ignorando el Camino de la
Realización, este hombre sufrirá el abandono divino, que es el mismo problema del
Infierno. En realidad, todos estamos en el infierno, pero no nos damos cuenta,
incapaces de distinguir los diferentes diamantes de imitación del diamante puro (Rodin,
escribiendo un día sobre la escultura, le dijo a un amigo: Cada vez que escribo la
palabra “escultura”, quiero escribir “Dios").
Gracias a las compensaciones y a su propia ceguera, las personas experimentan lo
que llaman placeres, alegrías e incluso felicidad (felicidad que no es la Dicha Divina, de
la que no podemos tener idea). Además, cada estado interior experimentado como
eterno, nos hace olvidar, a menudo, que nuestras ersatz siempre son transitorias y que
en realidad vivimos bajo un paquete de espadas de Damocles, sostenidas por hilos
frágiles.
La programación demiúrgica solo concierne al mundo fenoménico, por lo que no tiene
relación con la Realización del Ser; Dios no lo promulgó para favorecer ni para
obstaculizar. De hecho, solo se descubre si le otorga o no, a tal individuo, una
inteligencia lúcida e independiente de su afectividad, acompañada por una intensa
necesidad de la verdad y una intuición metafísica precisa. Como estas características
rara vez se asocian, en la gran mayoría de los casos, al menos en nuestra era Kaliyuga,
la programación del Demiurgo desvía a los hombres hacia compensaciones donde
creen encontrar el verdadero sentido de sus vidas. La Realización permanece en su
estado de posibilidad pura.
Podemos comparar al Demiurgo con el Mito de Satanás. De hecho, Satanás tiene dos
aspectos: uno frente a Dios, el otro frente al hombre. Frente a Dios, actúa como un
siervo fiel: en el Libro de Job, Dios lo convoca para probar a Job de mil maneras; una
misión que Satanás cumple impecablemente. Frente al hombre, Satanás es el
Mentiroso, el que dice “No”, el Tentador que aleja a los hombres del camino correcto
ofreciéndoles compensaciones (el "divertimento" pascual), el oro, la voluptuosidad, el
poder, etcétera. "Satanás dirige la pelota"; "El príncipe de este mundo". El Demiurgo
actúa como si quisiera evitar la Realización del Ser. Y sin embargo, es Dios, o el Ser,
quien programó al Demiurgo de esta manera. No debemos considerar esta situación,
un cuerpo planetario colisionó con la tierra, lo que provocó que el material de la tierra se desechara formando
nuestra luna actual. (Nota de Fitzsimmons)
33
aparentemente incomprensible, en relación con el hombre, sino en relación con la
planificación cósmica que evidentemente ignoramos. Todo lo que existe en el Cosmos
tiene razones cósmicas para existir, incluida la condición humana.
34
Hay otro tipo de rezo, contemplativo u "oración de tranquilidad"; el ser humano
contempla y adora las perfecciones divinas. Esta oración puede conducir al éxtasis,
pero este es transitorio: no es de ninguna manera la Realización; solo se trata de la
más perfecta de las compensaciones. Como tal, es un obstáculo para la Realización,
un obstáculo que desaparecerá si el Conocimiento progresa más. Sin embargo, tiene
una ventaja: asegurar una fe inquebrantable. De hecho, el esplendor divino, en lugar
de ser pensado únicamente, es visto como una nueva luz, una luz sin formas ni color,
infinitamente intensa que, sin embargo, no deslumbra al ojo espiritual. No es bella; es
la Belleza misma. Así que la contemplaríamos incansablemente.
Encontramos la opinión ilusoria de una relación directa entre la humanidad y Dios
antropomorfizado, en la creencia de que Dios recompensa en esta vida las buenas
acciones y castiga las malas. Algunos conocen esta frase: "¿Qué le he hecho al Buen
Dios para que me envíe tantas pruebas?"
Recordemos el abismo que separa al Noúmeno de los fenómenos. En la
contemplación, ninguno de los impulsos de las personas creyentes en Dios puede
atravesar este abismo; sólo alcanzan una imagen mental que pueden considerar
perfecta en todos los aspectos, pero de naturaleza formal, también fenoménica. La
Realización jamás podrá ocurrir a través de creencias emocionales.
35
Tercera Parte
Agonía y Muerte del Egoísmo Humano
36
Aproximadamente, dos siglos después de la llegada de Bodhidharma a China, los
Maestros del Chan, constataron con pena que sus estudiantes discutían
interminablemente sobre puntos teóricos. Así que ellos decidieron dar un golpe a la
barrera en la dirección estrictamente opuesta, aconsejando la práctica del ko-an. Se
trataba de comprender un diálogo críptico. Por ejemplo, a la pregunta “¿Por qué
Bodhidharma vino a China?” La respuesta fue “El ciprés en el patio”; y la atención del
alumno debía permanecer fija en este extraño diálogo hasta que lo comprendiera. El
ko-an, insoluble por el intelecto racional, constituía una especie de muro para detener
la mente del estudiante (a veces, ocho días sin dormir). Este es el propósito del ko-an:
la musculatura cerebral sutil que asume este trabajo mental se agota, ya que la
musculatura gruesa también se desgastaría con una carga similar (si al menos el
alumno tuviera el coraje de ser martirizado así). El intelecto llega a ser incapaz de
funcionar; ha trascendido la dualidad “racional-irracional”. El funcionamiento habitual
de la mente es lo que impide el acceso a la Verdad Absoluta: el acceso a esta Verdad
se hace posible cuando la mente está más allá de la forma. Luego, por un momento, el
alumno ya no piensa en nada formalmente y todo sucede como si el Ser despertara en
él; y el Ser despierta en él, experimentando, más a menos, la Dicha Divina. Pero el
resultado es transitorio porque el principio vital restaura las posibilidades ordinarias del
cerebro y sus condicionamientos habituales. El Ser vuelve a su estado anterior de
simple posibilidad. Y, si el alumno tuviera que comenzar nuevamente usando este u
otro ko-an, sus resultados siempre serán transitorios.
La práctica del ko-an, hasta hoy, todavía es recomendada. Una mujer joven me contó
cómo fue recibida en un monasterio Zen, en Japón. Desde el principio le dijeron que el
intelecto era inútil, que no había nada que entender intelectualmente y le dieron un ko-
an para resolver. Ella no era una de las que, por cierto, son raras, logran una pseudo-
liberación transitoria
El ko-an fue el primer método recomendado para obtener aquello que los japoneses
llaman satori (la Realización). Han existido muchos otros. Un viejo zenista se sentó
durante treinta años frente a una pared; sintiendo que nada se producía, fue a buscar
a Hui-neng, el sexto Patriarca, quien, con pocas frases, lo convenció de que había
perdido el tiempo.
Chen-houei (Maestro Dhyana del Ho-tsö, quien vivió del año 668 al 760) recomendó "el
pensamiento sin hogar", es decir, el alumno no permite que el monólogo interno se
desarrolle en torno a un mismo tema. No quiero detenerme en demostrar por qué
fracasa, inevitablemente, este intento; ya que tendría que exponer de manera detallada
los complejos mecanismos de las imágenes que se asocian en nuestra mente.
37
pueden, más que otros, conducir a la Realización; pero algunos, al menos, pueden
tener el mérito de condicionar un mayor control del comportamiento y propiciar una
calma interior más grande.
Yo también merezco la misma crítica, porque en un libro titulado Dejar Ir,19 recomendé,
al final del trabajo, un procedimiento que denominé "lenguaje divergente", el cual resultó
tan ineficaz como otros. El error, demasiado humano, es creer que hay un
procedimiento, un método, un “truco” (vulgarmente dicho), que en esta dirección, debe
ser buscado.
Escuchemos, en cambio, a Hui-neng:
“Yo, Hui-neng, no conozco ningún procedimiento.
Mis pensamientos no son reprimidos;
El mundo objetivo siempre agita mi mente,
¿Y de qué sirve la Iluminación que madura?”20
19
Hubert Benoit, Let Go! (York Beach, ME: Samuel Weiser, 1973). Versión en francés: Lâcher Prise: théorie et
pratique du détachement selon le Zen (Le Courrier Du Livre, 1971)
20
Esto se encuentra en Essays in Zen Buddhism, por D. T. Suzuki, p. 225. Published in the U.S.A., por Grove
Press, New York, y en el Reino Unido por Rider, un impreso de Century-Hutchinson, Londres.
38
intelectuales del hombre, nace bajo la dominación del Demiurgo; por lo tanto, este
procedimiento no sabe cómo funcionar fuera de su dominio, el cual es fenoménico; este
no puede cambiar al hombre-títere, en un títere condicionado de manera diferente, pues
siempre está situado en el lado fenoménico de la brecha que hemos mencionado, sin
poder cruzar jamás dicha brecha.
Por otro lado, abogar por un "método", es proponer al hombre un camino ascendente,
es decir, un camino donde puede progresar, mejorar cada día, avanzar gradualmente
hacia la Realización, como un viajero que llega a la cima de una montaña en Shangri-
La, si tiene el coraje y la perseverancia necesarios. Durante este ascenso, la vida se
volvería más verdadera hasta alcanzar la Vida Verdadera, que fue mencionada por
Rimbaud cuando escribió: "La vida verdadera está ausente; no estamos en el mundo."
Lo anterior, es para olvidar lo que Jesús afirmó ante Nicodemo: "En verdad te digo, que
si el hombre no muere, no puede renacer."
El camino verdadero, pronto hablaremos de este, es descendente hasta que el hombre,
en el punto más bajo, toca y posee el eje o el árbol del Cielo, y es llevado a la altura
infinita del Vacío.
39
Lo que diferencia al Conocimiento Experimentado (que acompañará instantáneamente
a la realización), de la comprensión puramente teórica, es de naturaleza cualitativa.
Aquello que lo que lo caracteriza no es una disminución en el trabajo del intelecto, sino
que ya no funciona como un filósofo. Funciona en la conciencia de cada instante
experimentado, simplemente. 21
18. La Muerte-para-Renacer.
Las literaturas Chan y Zen nos decepcionan en este tema; nos hablan de varios casos
de Realización que difieren considerablemente entre sí; y a menudo guardan silencio
sobre el camino seguido por un Maestro para obtener la Liberación. Esto concuerda
con la ineficiencia de los métodos y de cualquier técnica; de lo contrario, un hombre
liberado podría contar cómo lo hizo y cuánto tiempo le llevó lograr su objetivo.
Todo lo que podemos saber, en primer lugar, es que los hombres destinados a la
Realización se han, en un momento u otro de su vida, separado de toda compensación
y se han consagrado por completo a este único fin. Su pensamiento nunca parece
desviarse a otra cosa. Además de este desapego que les es común, siguieron caminos
muy diferentes. Pero hay algo que todos conocían: fracaso o fracasos sucesivos, si han
seguido diversos caminos. Este es el camino descendente de fracasos repetidos hasta
el fracaso final. A este respecto, quiero citar, una intuición notable de Dag
Hammarskjold:
21
Benoit usa el término "Conocimiento Experimentado" para expresar un Conocimiento vivo que no es un
mero conocimiento intelectual. El Conocimiento Experimentado transforma radicalmente la psique humana.
Esta transformación incluso altera las células cerebrales y elimina nuestro condicionamiento dañino. (Nota de
Fitzsimmons)
40
Estos recursos son las fuerzas con las que nos dota el Demiurgo, fuerzas
constantemente orientadas hacia la felicidad terrenal, hacia las compensaciones, hacia
las afirmaciones de nuestro Yo, hacia los éxitos. En conjunto, estas fuerzas son nuestra
orientación centrífuga frenética en el laberinto de la vida. También son las trampas del
intelecto cuando pretende ser capaz de resolver prácticamente el enigma de la
condición humana (los métodos o las técnicas).
El instante en que todos los recursos de nuestro ser se agotan, es el instante de la
Realización. Aquí está una descripción del Chan: "El ligero contacto con un cable con
corriente, resulta en una explosión que sacude los cimientos de la Tierra; en la mente
todo estalla como una erupción volcánica o como el rayo del amor a primera vista."
El laberinto de la mitología griega se puede utilizar simbólicamente para comprender la
evolución del hombre hacia la muerte-para-renacer, pero con la condición de hacer
aportaciones importantes.22 Nuestro laberinto, construido sobre el suelo, es horizontal.
No hay salida en este plano. Solo podemos salir por el centro, en donde se encuentra
el Minotauro, y es un trayecto vertical. Este camino pasa a través del Minotauro y esto
es lo que la Metafísica Tradicional nombra como eje o árbol del Cielo.23 En su primer
nacimiento, el hombre nace en este centro, pero sin poder tener conciencia de esto.
Tan pronto como aparece su intelecto, explora el mundo exterior en busca de
compensaciones. Tantos viajes centrífugos que, un día u otro, se convierten en
impases (callejones sin salida). En la medida que los impases explorados son
excluidos, el sujeto, poco a poco, es arrinconado hacia el centro. Los griegos, que
fácilmente humanizaron a sus Dioses y divinizaron a sus héroes, fueron matando al
Minotauro a través de Teseo. En nuestro laberinto simbólico y metafísico, es el
Minotauro quien devora a Teseo. Es así, como éste encuentra el eje del Cielo;
posteriormente es aspirado hacia el Absoluto divino y liberado de la prisión que el
laberinto representó para él. Desde nuestro punto de vista habitual, en esta exploración
del laberinto que va de impase-fracaso a impase-fracaso, termina siendo devorado, y
necesariamente, se ve como un camino descendente. Este, es el cero cuyo camino va
hacia al infinito.
En resumen, en la escala del microcosmos humano, la Realización es una revolución
fantástica: en el hombre habitual, el Demiurgo domina su afectividad y su
comportamiento. La Realización opera un giro radical que lleva al intelecto, por encima
de la afectividad, de vuelta a la Mente Cósmica y le da la dicha infinita. El Demiurgo
solo dirige la parte animal y vegetativa del hombre. Lo que legitima el término de
"muerte espiritual", es la desaparición de toda la arquitectura egoísta del Yo reinante.
La duración de la evolución interior, que va desde el primer deseo de la Realización
hasta los últimos instantes de esta muerte-para-renacer, es muy variable. Si para
Ramana Maharshi, solo han sido dos años, muy a menudo, son decenas de años para
22
Jean d'Encausse, On the Initiation (Paris: Le Courrier du Livre.)
23
Rene Guenon, The Symbolism of the Cross (London: Luzac & Co., 1975) p. 50.
41
otras personas. ¿Esto es lo que Buda pensó cuando, interrogado sobre la mayor virtud
del hombre, respondió que esta era la paciencia?
El camino descendente se refleja, ante todo, por la desvalorización de las
compensaciones. Cuando nos disponemos a disfrutar una de estas, inmediatamente,
una voz se eleva en nosotros: "¿Y luego qué?" o "¿De qué sirve?" Y el placer ilusorio
propuesto ya no nos atrae.
En cuanto la pantalla psíquica, sobre la que se proyectan las fantasías compensatorias,
pierde su opacidad, el ojo espiritual percibe, a través de ésta, la noche profunda, es
decir, la nostalgia principal de nuestro abandono por parte de Dios. Esto es lo que Jesús
expresó al estar crucificado: "Señor, ¿por qué me has abandonado?" Es al nacer,
cuando el alma (para hablar como Platón), cae en un organismo humano y todo nos
sucede como si realmente estuviéramos abandonados por Dios.
En la medida en que el hombre percibe la nostalgia principal, cuyo proceso es
lentamente gradual, experimenta una nueva tristeza, aparentemente incondicionada, e
inmediatamente, busca las razones de su existencia; pero, o no las encuentra o son
bastante desproporcionadas con esta tristeza profunda. Además, para utilizar este
sufrimiento,24 se debe comenzar por purificar y alejar estas circunstancias de nuestro
pensamiento. Sin embargo, el sufrimiento sigue presente y podemos experimentarlo
conscientemente, sin pensar. Es un malestar difuso en todo el ser, en todo el cuerpo, a
veces con una localización a nivel del corazón. Esta primera purificación del sufrimiento
es posible y ennoblecida por la comprensión de que todo sufrimiento moral, grande o
pequeño, refleja nuestra nostalgia por Dios. El hombre “que vive liberado” (en quien
esta nostalgia evidentemente ha desaparecido), es totalmente invulnerable al
sufrimiento, precisamente porque ya no existe la fuente de este.
Esta es la verdadera aceptación del sufrimiento, una aceptación que no tiene nada en
común con la resignación. Esta aceptación se expresa perfectamente por la palabra de
Jesús: "Señor, que se haga tu voluntad y no la mía".
Cuando el hombre toca el fondo de la Noche de los sentidos y del espíritu (San Juan
de la Cruz), su sensibilidad y su pensamiento tienden hacia un detenimiento funcional
completo, un detenimiento que desencadenará la Realización.
Un discípulo, preguntó a su Maestro cuál era la última palabra del Chan; el Maestro
respondió: “Es sí”. El hombre habitual, ante el dolor, tiene la actitud “No” y se rebela;
esta rebelión, a menudo impotente, es cruel. Aprendamos, en todas las circunstancias,
a tener la actitud “Sí”, a estar de acuerdo con nuestras desgracias así como con nuestra
infelicidad. Nuestras felicidades son momentos muy útiles de relajación, pero también
bendecimos y experimentamos plenamente nuestras desgracias, nuestros
sufrimientos, nuestro aburrimiento, ya que, solo con esta actitud, nuestra condición
egoísta recibe los golpes que conducen a su desaparición. Entonces se realiza un
24
Esta utilización del sufrimiento aquí no implica, evidentemente, ascetismo a fortiori, o masoquismo.
42
trabajo inconsciente en nosotros, trabajo que nuestro intelecto sería incapaz de asumir
y que solo puede ser realizado por el Ser.
¿Nuestras desgracias? Distinguimos correctamente los sufrimientos morales de los
dolores físicos. El hombre liberado, quien no puede ser alcanzado por ningún
sufrimiento moral, sigue siendo sensible al sufrimiento físico. Sin embargo, no lo siente
como el hombre habitual; lo siente, pero le resulta indiferente. Esto prueba que, en el
hombre habitual, el dolor físico siempre va acompañado de un sufrimiento moral; este
hombre, de hecho, siempre afirma tener un cuerpo sin dolor, esta afirmación contraria
provoca una revuelta psíquica dolorosa: a menudo queda impotente.
Pero es del sufrimiento moral del que queremos hablar. Su manifestación no es tan fácil
de comprender como la del dolor físico, en donde los nervios sensoriales son irritados
y dicha irritación es conducida al cerebro, a la conciencia.
La explicación del sufrimiento moral implica que nos remontemos a la pregunta
primordial de Hamlet, la Duda del Ser, que habita en cada alma humana. El hombre
tiene la intuición correcta de su naturaleza divina, del Ser, que es su Realidad Absoluta,
y que al mismo tiempo está definido por su persona particular, teniendo evidencia
constante de que no posee ninguno de los atributos divinos; pero la intuición de su
divinidad no puede ser refutada por nada porque es correcta (a pesar de que en el
hombre habitual, el Ser se encuentra en estado de posibilidad). La presencia
simultánea, en el hombre, de estas dos evidencias contrarias, inevitablemente conduce
a la Duda del Ser, un problema que, por tanto, es insoluble. Sin embargo, el hombre
busca resolverlo durante toda su vida, en el sentido de su pretensión divina personal,
es decir, mediante los éxitos que afirman su Yo. Sin cesar, el hombre habitual hace
esfuerzos externos e internos para ser "feliz"; está buscando compensaciones; si la
mala suerte lo alcanza, o se rebela más o menos impotente y sufre intensamente, o se
resigna, refugiándose así en una rebelión silenciosa e inactiva donde sufre menos y
donde el tiempo lo aliviará.
En el estado de sufrimiento moral, el hombre es habitado por una cantidad variable de
energía desarmónica, contraste bipolar, que forma un círculo vicioso imaginativo-
emocional. Esta energía encuentra una salida por la imaginación, pero al mismo tiempo,
esta reactiva la energía desarmónica que surge en el centro afectivo. Esta energía solo
puede usarse para la Realización si el círculo vicioso se rompe al nivel de la
imaginación, de la mente, y por lo tanto deja de constituir una masa energética formal,
un cuerpo extraño que el organismo debe rechazar. La materia prima de esta energía
bipolar es, de hecho, una parte de la energía vital, personal y homogénea del sujeto.
Tan pronto como concentro mi atención en lo que siente mi cuerpo, sin pensar, la
energía del sufrimiento pierde su desarmonía, deja de desgarrarme entre dos polos y
está a disposición del Ser, el cual se acerca más o menos a su despertar, en la medida
en que disminuye la pretensión divina del Yo.
43
Si de esta manera sabemos cómo usar nuestros sufrimientos, la vana pretensión del
Yo disminuye; nuestro estado interior desciende en la dirección de la nostalgia principal,
a la que Rimbaud hizo alusión cuando escribió: ¡Oh! mil viudas / de esta pobre alma.25
Además, nos viene el deseo, cada vez más a menudo, de sentir en nuestro cuerpo este
malestar que provoca la impresión de abandono divino. En general, el sistema
compensatorio oculta este malestar yendo en la dirección que uno no debe tomar. Pero
una mirada lúcida e imparcial, desenmascara fácilmente el precioso malestar; precioso,
ya que conduce poco a poco hacia la nostalgia principal, cuyo infierno, apenas
alcanzado, se transforma repentinamente en paraíso. Tan cierto es que el camino del
Reino Divino en nosotros debe ser precedido por la evidencia ilusoria de su ausencia,
y que el camino de la verdadera Dicha, infinita y eterna, debe pasar por la pérdida total
de toda esperanza en este.
Todos los sufrimientos son humillaciones para nosotros. Tan pronto como son
aceptadas, trascienden en verdadera humildad, en visiones de nuestro Yo como un
"ser" cada vez menor. Finalmente y al mismo instante, lo vemos como nada, como no
"ser"; el Ser se realiza y nos invade por completo, revelándonos que, sin haber sido
conscientes previamente, siempre hemos sido Él en el esplendor de su Realidad
Absoluta.
Cuarta Parte26
La Humildad y el Acceso a la Liberación
25
John Porter Houston, The Design of Rimbaud's Poetry (New Haven, CT: Yale University Press, 1963), p. 131.
Estas líneas vienen del último verso de los poemas 1872 de Rimbaud, justo antes de The Illuiminations (Nota
de Fitzsimmons)
26 Las siguientes páginas constituyen un complemento a la versión de 1979, el cual fue agregado en enero de
1984.
44
proverbio, inglés, exagera en el pesimismo: "La vida es una maldita cosa tras otra."
Conocemos felicidades parciales, a veces muy grandes; pero siempre están
amenazadas y, en cualquier caso, la muerte les pondrá fin.
Muchos hombres no son “filósofos”, pero buscan con una ambición apasionada un logro
tan particular del que esperan una inmensa felicidad. A veces alcanzan su objetivo,
pero se cansan después de un tiempo. Salomón ha poseído todas las cosas exquisitas
que los hombres pueden desear, pero al final de su vida concluyó, que “Todo es vanidad
y perseguir al viento”. La búsqueda de la felicidad absoluta, total y eterna en el plano
de los fenómenos, es un absurdo, ya que su éxito, es imposible.
El metafísico sabe que sólo la Realización puede conferir al hombre el Despertar del
Ser, así como el despertar de la Felicidad Absoluta y el de todos los aspectos de lo
Divino. El Viviente Liberado, es inmortal, eterno. Uno podría objetar que el cuerpo de
este hombre morirá, y con él, su Yo. Cierto, pero este cuerpo fenoménico, este Yo, ya
ha muerto en el instante de la Realización. Recordemos las palabras de Jesús a
Nicodemo: "En verdad, te lo digo, que si un hombre no muere, no podrá renacer." En
el instante de la Realización (o Liberación, o Despertar, o Iluminación), no importa que
el cuerpo del animal tenga que morir biológicamente más tarde, porque aquello que
muere, no afecta al Viviente Liberado; un abismo separa al cuerpo ilusorio (el Yo), del
Ser: que es la Realidad Única de este Viviente Liberado.
El Viviente Realizado tiene un cuerpo como usted y como yo, pero ante sus ojos, este
cuerpo no es un Yo personal; esta persona es el Ser, y para el Ser, no hay diferencia
entre su cuerpo y cualquier otro cuerpo, e incluso, entre cualquier otro objeto
fenoménico.
Aquí hay un ejemplo: un día recibí la visita de un médico que había ido a la India y tuvo
el privilegio de conocer a Ramana Maharshi. (Recuerde que todo lo que sabemos sobre
Ramana Maharshi nos da evidencia de que él era un Viviente Liberado). En ese
momento el Maharshi estaba al final de su vida terrenal; amputado de un brazo, sufría
crisis agudas causadas por una metástasis cancerosa de los ganglios basales del
cuello. Mientras los dos hombres hablaban, la cara de Maharshi cambió abruptamente.
Sabemos que existe cierta correspondencia en la expresión de un rostro, entre su parte
inferior (debajo de la nariz) y su parte superior (los ojos, la frente); la parte inferior refleja
estados afectivos, la parte superior refleja los estados intelectuales y espirituales.
Cuando el visitante observó que el rostro del Maharshi estaba cambiando
abruptamente, vio que la parte inferior se contraía, apretada por el dolor, mientras que
la parte superior conservaba su expresión habitual de serenidad perfecta. Uno de los
discípulos del Maharshi dijo entonces: “Maestro, ¿estás sufriendo?” El Maharshi
respondió: "De hecho, este cuerpo sufre." El discípulo continuó: "¡Pero pareces sufrir
cruelmente!" Respondió el Maharshi: "De hecho, podemos decir cruelmente." Luego,
cuando el discípulo expresó su dolor por ver sufrir a su Maestro de esta manera, el
Maharshi concluyó el diálogo diciendo: "¿Pero cuán importante es esto?" Esta anécdota
muestra que, si el Maharshi continuaba apareciendo como un cuerpo, él ya no era ese
45
cuerpo. Su cerebro sentía, y solo sentía lo que concierne a ese cuerpo, él no
experimentaba nada conscientemente (excepto La Felicidad Absoluta y Eterna).
Volvamos a las felicidades parciales y transitorias que experimenta el hombre habitual,
y no liberado. Consisten en la satisfacción de los deseos experimentados por este
hombre. Estos deseos, a menudo, son conscientes de antemano (deseos que el
hombre, de una manera más o menos exacta, a menudo desea embellecer,
considerando que el éxito será su satisfacción. A veces, un conjunto de circunstancias
traen satisfacciones imprevistas, y en consecuencia no deseadas de antemano).
La búsqueda de la felicidad se traduce por la búsqueda de la satisfacción de los deseos.
Los deseos son fuerzas, más o menos poderosas, que empujan al hombre hacia
esfuerzos que considera eficaces. Pero no debemos olvidar la complejidad de la psique
humana que tiene, a menudo y simultáneamente, deseos contrarios. El psicólogo que
comprende esto, incluye al mismo tiempo, el absurdo de la creencia común en una
fuerza interna independiente de los deseos, una fuerza imaginaria que la gente común
llama "voluntad". Lo que llamamos así, es sólo el resultado de los deseos. Decir, por
ejemplo, que un niño carece de voluntad, sin considerar, para comprender a este niño,
las modalidades de sus diversos deseos, es sólo un error. Este o aquel psicólogo,
incluso escribirá un libro sobre “la educación de la voluntad”, sin saber primero, qué es
esta famosa “voluntad”.
Dejemos la “voluntad” inexistente y regresemos a los deseos que existen. ¿De dónde
vienen los deseos? ¿Cuáles son sus modalidades exactas? Están, como todas las
tendencias, condicionadas por la herencia y las circunstancias de la vida.
46
Un diagrama simbólico, visto desde arriba, ilustrará correctamente esta idea de
“inversos-complementarios” (Figura 4): se utiliza un poste axial vertical para perforar el
suelo en un movimiento giratorio. En este poste se fija una barra horizontal, y en los
extremos de esta barra, se unen dos bueyes en direcciones inversas. Cuando estos
bueyes caminan, por ejemplo, uno hacia el norte y el otro hacia el sur, la barra
transversal, evidentemente, obliga a los bueyes a seguir un círculo. Pero en cada
instante, su esfuerzo se dirige hacia la tangente del círculo. Uno podría pensar que van
en la dirección contraria y que sus fuerzas se paralizan entre sí. No es así, y estas
fuerzas contribuyen a la rotación del poste central, es decir, que estos bueyes colaboran
y que sus acciones, lejos de ser contrarias, son “inversas-complementarias”. En el
mundo fenoménico, todas las cosas que llamamos contrarias, son en realidad,
inversas- complementarias.
47
Pero otros astros, más importantes, tienen un calor superficial indudablemente superior.
Por otro lado, si un científico estudia el frío (que se opone al calor solo desde un punto
de vista subjetivo), puede, en su laboratorio, casi alcanzar la temperatura de menos
273°15, lo que llamamos el “grado cero absoluto”, pero ningún progreso ulterior nos
permitirá descender por debajo o alcanzarlo exactamente. El orgullo tiene
manifestaciones ilimitadas; aprovechemos este ejemplo simbólico: Diversos “hombres
poderosos” han tratado de subyugar a todos los habitantes de la Tierra, y si se
descubriera un cuerpo celeste habitado por hombres o por criaturas similares, uno
podría imaginar que esta locura orgánica llevaría a un hombre a conquistar este
planeta. El inverso-complementario del orgullo es la humildad, y su manifestación tiene
un límite inmejorable que podría llamarse la “simplicidad absoluta” (o “Humildad
absoluta”). Por lo tanto, se puede alcanzar la humildad perfecta y, en consecuencia,
ocurrir la muerte del Yo. El hombre que alcanza este nivel cero de Orgullo, sería el
“hombre perfecto” y jamás tendrá la mínima consideración por su Yo. Digamos que la
humildad puede, mediante la observación objetiva de uno-mismo y de los demás, casi
alcanzar la perfección, pero es necesario un salto final para trascender esta humildad
casi absoluta en humildad absoluta, completada. La aceptación de la muerte (que
realizó Ramana Maharshi) sería la humildad absoluta. Este último salto, es análogo a
una gracia que viene de lo alto, del Ser, y el Yo nada tiene que ver con éste.
A lo largo del comienzo de este capítulo, me permití utilizar ejemplos simbólicos que
pertenecen al dominio fenoménico. Debemos tener cuidado de no tomarlos como
perfectamente adecuados, ya que estos, por su propia naturaleza, deben residir en el
plano fenoménico, en donde reside nuestra psique. De hecho, estos ejemplos ayudan
a comprender la diferencia entre dualismo (los contrarios) y dualidad (los inversos-
complementarios) y la posibilidad de una humildad perfecta. Estos detalles serán
indispensables más adelante.
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La palabra “pecado” implica un libre albedrío y una responsabilidad que, en realidad,
no existen. Por lo tanto, esta palabra debe ser desterrada para comprender la verdad,
y ser reemplazada por “error”, cuyo inverso-complementario es la acción exactamente
adaptada. En la religión cristiana, si la moral ha tomado un lugar primordial, es debido
en parte a San Pablo, quien predicó esta moral con extrema insistencia. Pero la
tendencia a concebir una moral es, en todo momento, una tendencia humana
fundamental. En el Génesis, vemos la presencia, en el Paraíso, del árbol del Bien y del
Mal; Yahvé prohibió a nuestros primeros padres comer de su fruto. Eva y Adán,
engañados por la Serpiente, desafiaron la ley promulgada por Yahvé y fueron
severamente castigados. El error provocado por la Serpiente en los habitantes del
Paraíso, fue el "error original", que la moral transformó, indebidamente, en "pecado
original". Ciertamente, el Génesis es un mito, pero contiene una gran verdad simbólica.
La moral recibió un fuerte impulso con "los Mandamientos de Dios" impuestos por
Moisés al pueblo judío. Tan pronto como se impone una prohibición legal, el Bien y el
Mal son afirmados según la prohibición, se respete o no. Señalemos que la moral es
diferente entre la diversidad de pueblos; y que cierta acción prohibida entre algunos
pueblos terrestres, puede ser aprobada y acostumbrada entre otros pueblos. Hitler
había promulgado una moral que predicaba la denuncia de los Judíos y su ejecución.
La visión de alguna acción como tan buena y otra como tan mala, es bastante relativa,
ya que depende de las creencias de los hombres. Nuestras traducciones del Evangelio
muestran a Jesús diciéndole a la adúltera: "Ve y no peques más." No conozco los
idiomas hablados por los Judíos en esa época, pero creo que es muy probable que
Jesús haya dicho: "Ve y no cometas más ese error". Además, nuestra moral ha
cambiado y no se trata de lapidar a una mujer adúltera. Citemos una frase del T’chan:
"Tan pronto como tienes el Bien y el Mal, surge la confusión y la mente está perdida."27
Consideremos la lista de lo que erróneamente llamamos “los siete pecados capitales”:
el Orgullo, la Envidia, la Lujuria, la Glotonería, la Avaricia, la Ira y la Pereza. No sé si
fue con intención, que el Orgullo se colocara como el primero, pero merece este lugar.
Se merece el nombre de “pecado principal”, o mejor nombrado, como "error principal".
Veamos esto en detalle:
La Envidia: un hombre envidia a otro porque este último, posee algo que lo afirma y
adula su Orgullo, al mismo tiempo que reduce la envidia ante sus propios ojos y ante
los ojos de los demás. Entonces el envidioso odia a quien lo humilla.
La Lujuria: Todo placer disfrutado por un hombre lo afirma, al menos todo placer que
exceda lo ordinario.
La Glotonería: Lo que acabamos de decir sobre la lujuria también se aplica a la
Glotonería.
27Se puede encontrar en muchos pasajes de un notable texto Chan conocido como Inscrito en la mente
creyente. Ver la versión de Hubert Benoit, en: La Doctrina Suprema: El Zen y la psicología de la transformación
(Editorial Troquel; Argentina; 2001) pp. 268-269.
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La Avaricia: la avaricia es el amor, la búsqueda y la acumulación del dinero, que es un
poder que afirma al Yo.
La Ira: La ira es la reacción de un hombre atacado en aquello que él ve como uno sus
privilegios, es decir, aquello sobre lo que está orgulloso.
La Pereza: es la búsqueda de una reacción cuando un hombre descuida lo que ve como
un deber; está avergonzado de su ociosidad y no está orgulloso de sí mismo.
En resumen, todo aquello que afirma a un hombre, ante sus ojos y ante los ojos de
otros, despierta el Orgullo: Al menos, en la medida en que un hombre se compara con
otros, lo cual es más que frecuente.
Además, cuando un hombre progresa hacia la humildad, escapa poco a poco de los
otros “pecados capitales”.
Estos “pecados capitales” no son más que “errores capitales”, es decir, “opiniones
ilusorias”. Y el Orgullo está en el origen de estas ilusiones.
Es esencial comprender las causas de este Orgullo. El hombre habitual es un Yo que
existe, pero el Ser que ES, es inmanente en él.
Como hemos visto, este hombre, aunque el Ser esté como dormido en él, tiene la
intuición profundamente subconsciente de este Ser y tiende a poseer sus atributos: su
omnisciencia, su omnipresencia, su omnipotencia, su eternidad, su felicidad absoluta.
Conocí a un amigo que recordó creerse Dios a la edad de cuatro años y pensó que, si
su familia no le decía nada al respecto, fue para evitar que él concibiera una vanidad
excesiva.
Pero el Ser inmanente en un hombre, aunque dormido, a menudo se confunde con su
Yo. Aunque es cierto que el hombre está limitado para notar que no posee los atributos
divinos, a falta de algo mejor, se esfuerza por acercarse a estos lo más que pueda. En
la medida que existe la oscura intuición del Ser en los hombres (en grados diversos),
estos esfuerzos por acercarse a los atributos divinos son más o menos intensos, y
aunque son muchos hombres quienes los llevan a cabo, hay quienes hacen esfuerzos
mínimos, y hay quienes luchan con pasión hacia este objetivo.
Por lo tanto, el error original no es más que una opinión ilusoria, según la cual, no se
puede ver la diferencia entre el Ser y el Yo. Como se suele decir, cada hombre es en
su vida subjetiva, el “centro del Mundo”; y ante sus ojos, otros hombres tienen un valor
verdadero en la medida en que son sus parientes (relaciones familiares, amigos o
amantes amantes).
El “pecado original” es, básicamente, una opinión ilusoria (o error) que no merecía
castigo, sino una enseñanza correcta de la Metafísica.28 Además, si este error hubiera
28
Una aclaración parece necesaria aquí. El pecado original y el pecado en general son errores que resultan de
la conciencia no iluminada de la humanidad. No merecen un castigo sino una enseñanza que quita la
oscuridad. El Dr. Benoit se refiere a estas enseñanzas como Metafísica Tradicional. (Nota de Fitzsimmons)
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sido un sacrilegio libremente deseado, es difícil ver por qué los descendientes del
primer hombre fueron condenados a sufrir.
No, tal como el hombre fue creado, estaba destinado a caer en la trampa del error
original, y esto depende, como todas las cosas, de la constitución del Universo tal como
es: concebido por Dios desde toda la eternidad, y cuyas causas siempre se nos
escaparán.
Volvamos al mito, rico en enseñanza, del Génesis. La Serpiente, el Tentador, el
Mentiroso, asegura a la ingenua pareja de Adán y Eva que, si comen el fruto del árbol
del Bien y del Mal, "serán como dioses" y que la muerte con la cual han sido
amenazados por Yahvé, es una amenaza vana. En realidad, el castigo recayó sobre
los seres humanos y todos sus descendientes: morirán y conocerán muchas desgracias
durante su vida transitoria. Aparecen la noción del Yo y sus absurdas pretensiones
(Adán y Eva ocultan su desnudez para esconder aquello que es feo) y la inmanencia
del Ser, permanece en ellos, solo en estado de posibilidad divina, pero el Ser está
dormido y trascendente. Por otro lado, conciben fatalmente las nociones del Bien y del
Mal, con sus desafortunadas consecuencias: el Mal está ensombrecido por el
remordimiento y el Bien está ensombrecido por el Orgullo.
Tenga en cuenta que el Orgullo no esperó a que el “error original” apareciera en la
psique humana; en efecto, el error de Eva, cuando cae bajo la influencia de la Serpiente,
ha sido determinado por esta promesa: "Serán como Dioses." Es fácil ver que esta
promesa es seductora; nuestros primeros padres se sienten halagados en su Orgullo.
Yahvé creó al hombre "a su imagen y semejanza", pero no lo hizo igual a Él. El Orgullo
de Adán y Eva los orilla a convertirse en "como los Dioses", lo que representa, en ellos,
el Orgullo supremo.
Ampliamente, he utilizado el mito simbólico del Génesis porque ilumina, parcialmente,
la semejanza del hombre con Dios; y también el error original, ya que convierte al
hombre infinitamente inferior a Dios, debido a su ignorancia y a todas sus opiniones
ilusorias. También muestra que El Orgullo no es solo uno de los “errores de capitales”,
sino que desempeña un papel principal entre el resto de los errores.
Tan pronto como el hombre cae en el ámbito de las opiniones ilusorias, que son
consecuencias de El Orgullo, la forma de sus funciones intelectuales cambian por
completo: el hombre confunde la dualidad del mundo fenoménico con el dualismo;
obteniendo, en consecuencia, opiniones falsas sobre todas las cosas. La diversidad
humana aprecia todas las cosas de maneras muy diferentes y sus vidas son laberintos
tan inextricables que Sócrates llegó a la siguiente conclusión: "Si estoy seguro de algo,
es que no sé nada."
Concluyamos: El Orgullo es el error principal y engendra el resto de los “pecados
capitales”; desempeñando un papel central en el funcionamiento del hombre habitual,
no realizado. El hombre habitual siempre hace algo (excepto durante el sueño
profundo), y toda actividad afirma al hombre, incluso su pensamiento y su monólogo
interior, porque toda actividad, nutre su ilusión de ser y lo ciega frente a su papel real:
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el papel de un “títere condicionado”, un títere que no hace más que existir. Descartes
basó su filosofía en la famosa frase "Pienso, luego existo", la cual, es completamente
falsa. Me afirmo al estar en movimiento, haciendo cualquier cosa, incluso lo más
insignificante. Pascal escribió en sus Pensamientos: "Toda la infelicidad del hombre
proviene del hecho de no saber cómo permanecer sentado en su habitación"; pero si a
Pascal se le hubiera impedido hacer cosas en su habitación, en particular, pensar las
ideas que se le ocurrían, hubiera sido intolerablemente infeliz. Las mentes de estos
grandes pensadores estuvieron equivocadas; el error, por tanto, ¿no es típicamente
humano?
Si se otorga al Orgullo la denominación aparentemente más modesta de amor-propio,
nos resulta más evidente que el Orgullo impregna la psique humana (¿qué es el ser
humano que carece de todo amor-propio?). El Orgullo lleva consigo, con diversas
intensidades, la ignorancia que en boca de Buda, designa el conjunto de opiniones
ilusorias que generan sufrimiento. La búsqueda de la felicidad, si es dirigida
correctamente, sólo puede tener éxito mediante la desaparición de las opiniones
ilusorias (lo cual resulta difícil de obtener), y sobre todo, mediante la desaparición de
su principal origen: El Orgullo
52
Estudiemos las cuatro condicionantes que hemos citado:
1. Conocer la posibilidad teórica, para el hombre, de una Realización que lo libere
de todo sufrimiento y le confiera una felicidad absoluta y eterna. La mayoría de los
hombres ignora esto totalmente.
2. El deseo persistente de alcanzar esta Realización teóricamente conocida. Esta
cuestión es muy compleja. He dicho "deseo persistente", porque ningún hombre
aprende la posibilidad de la Realización sin aprender al mismo tiempo su extrema
rareza y la extrema dificultad para obtenerla.
3. Sin embargo, los seres que buscan la liberación no son absolutamente
excepcionales; pero sus motivos pueden ser muy diferentes.
Hay un motivo, personalmente no creo en éste, pero se encuentra expuesto en uno de
los libros del Profesor D. T. Suzuki; según él, muchos hombres buscan la Realización
para poder comunicarla a otros. ¿Pero estos hombres saben, si una vez “realizados”,
tendrán la intención de hacer proselitismo? El Chan no es una religión ávida de
conquistas, y el hombre realizado ve todas las cosas como iguales en el plano
fenoménico, que es donde viven sus semejantes.
¡El deseo de la Felicidad Absoluta! Pero no podemos tener la más mínima idea de esta
Felicidad Absoluta y Eterna. Un deseo más correcto, es el deseo de ser liberado para
siempre de todo sufrimiento posible. Citemos a Buda: "Todo el problema de la
humanidad es el problema del sufrimiento." Pero aquí no está el condicionamiento que
buscamos comprender, porque todo deseo supone la imaginación de este o aquel
estado interior, y cuando estamos felices, no podemos imaginar y desear el estado
inverso, y cuando estamos infelices, no podemos imaginar y desear una alegría que
podría volver cualquier día. Nuestros estados interiores, en el instante, nos parecen
eternos.
4. Podemos observar, en ciertas personas, una ambición orgullosa de lograr la
Realización, porque así el sujeto sería superior a todos los hombres habituales: El
Orgullo, siempre.
En realidad, si los cuatro factores condicionantes que vimos al principio de este capítulo
no están en acción e indispensablemente presentes, no podrán satisfacer nuestra
curiosidad sobre el condicionamiento de la Realización. No podemos conocer un
destino en todos sus aspectos. Digamos, entonces, que todos los hombres que logran
la Realización, siguen necesariamente los meandros de una predestinación que se nos
escapa, de la misma forma que se nos escapa el “futuro”.
Unas palabras sobre nuestra época actual: Es fácil ver, en nuestros días, el triunfo
alcanzado por las investigaciones fenoménicas por encima de las investigaciones
metafísicas. El progreso pretendido que se ha realizado en el plano fenoménico intoxica
a las mentes. Algunos de estos “progresos” merecen su nombre de manera parcial;
pero, en general, ¿las personas son más felices y más sabias porque las maquinarias
de desplazamiento son cada vez más rápidas, porque desintegramos y fusionamos el
53
átomo? Los instintos perversos de los hombres se lanzan sobre estos pretendidos
“progresos”. Sin importar las facilidades que los progresos traen a la vida cotidiana,
causando una maravilla momentánea, no mejoran las costumbres de la gente. De vez
en cuando, un intelectual idealista, como era Aldous Huxley, es persuadido de que es
la humanidad la que debe progresar en sabiduría, en bondad, etcétera. Lo dijo, lo
escribió, actuó formando grupos de personas sabias. ¡Pero es imposible dejar de notar
que esta "buena voluntad" es una gota de agua en el mar!
Esta evolución hacia el “progreso” en el plano fenoménico, nos lleva a pensar que la
atmósfera de nuestros tiempos se está volviendo cada vez más desfavorable para la
espiritualidad humana y para la aparición de hombres realizados. La humanidad actual,
tan orgullosa de su progreso en el plano material, se está hundiendo cada vez más en
la ignorancia. Y el resultado de esto, es la frecuencia y la intensidad de las hostilidades
entre las naciones e incluso, en el interior de estas. Es posible que un hombre o varios,
localizados en lugares remotos y aislados (más en Asia que en otros lugares), hayan
obtenido la Realización; pero viviendo ya realizados, disminuyen las posibilidades para
que ellos tengan la menor razón de darse a conocer. Los hombres que conocemos y
que se auto consideran realizados, son relativamente numerosos en India y Nepal, pero
todo lo que he podido saber sobre ellos, aumenta mis dudas sobre su pretensión. Esta
evolución actual de la humanidad no puede sorprender a alguien que sabe que nuestra
era corresponde al Kali-Yuga. Esta era catastrófica parece estar llegando a su fin, que
será seguida por un regreso a la primera era, a la Edad de Oro.
Eso está en el orden cósmico y los hombres, aunque pudieran comprender que tuvieron
la desgracia de nacer al final de la Kali-Yuga, obviamente no podrían remediarlo de
ninguna manera. En cualquier caso, debe reconocerse que el hombre que actualmente
está buscando la Realización, enfrenta a obstáculos particularmente grandes.
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Lo que acabo de decir puede sorprenderle e incluso incomodarle. Pensará en muchas
personas conocidas que no dan muestras de amor-propio. El hombre respetuoso, bien
educado, “civilizado”, no da muestras de amor-propio; pero la no-manifestación de El
Orgullo, Orgullo que juzga a los demás y piensa poco en el bien, no es humildad.
Cuando era un niño pequeño (recuerdo bien esta historia), un pariente adulto se detuvo
frente a una granja (yo iba en sus brazos) y conversó con la anciana granjera, quien no
tenía dientes. De repente dije: "Pero ella no tiene dientes", y la pobre anciana respondió:
"Los niños son malvados." Todavía no estaba bien educado, "civilizado".
La vida social sería imposible, llena de luchas y odios, si todos les dijeran a los demás
lo que piensan de ellos. Pero esta discreción, que está destinada a mantener cierta paz
entre los humanos, no tiene nada que ver con la humildad; dejando en claro que uno
protege el amor-propio de los demás y evita ofenderlos, con el fin de evitar posibles
enemigos, en ocasiones peligrosos. Estos comportamientos amables, no impiden que
uno piense lo contrario. ¡Mentiras piadosas! En el hombre bien educado, esta actitud
proviene del amor-propio, y no, de la humildad verdadera.
En resumen, el amor-propio, la preocupación primordial por ser, se implanta profunda
y firmemente en la psique desde el comienzo de la vida, haciendo que la humildad pura
sea imposible hasta que no ocurra la muerte espiritual del Yo. Sólo la Realización hace
aparecer la humildad pura, la única humildad, la humildad verdadera.
El hombre no puede fortalecer gradualmente una humildad verdadera que no posee.
Debe dirigir su atención hacia su amor-propio para ponerlo al descubierto, para
reconocerlo, para tener la certeza de que él es quien pone tanto sufrimiento a su vida:
alternando entre las felicidades precarias provenientes de la autosatisfacción.
Sin embargo, si la humildad perfecta puede invadir repentinamente al hombre (la
Realización) en la agitación total e instantánea de su psique, no es imposible que esta
agitación esté precedida por la progresión de una humildad parcial e imperfecta.
Quienes han entendido repetida y profundamente que la humildad es el único objetivo
deseable, que su amor-propio y sus manifestaciones son estúpidas y vulgares, y que
estas los alejan de la Felicidad Absoluta, insistirán en rechazar todo aquello que los
adula. Amar la humildad, porque solo esta nos lleva hacia la felicidad; y detestar El
Orgullo, porque tiene consecuencias opuestas: esta es la actitud correcta.
Esta comprensión teórica se transformará gradualmente en Conocimiento
experimentado cuando el hombre, durante su vida, esté lo más atento posible a las
manifestaciones (exteriores o simplemente interiores) de su Orgullo y las rechazará por
ser displicentes y perjudiciales.
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"orgullo de ser humilde" me recuerda una anécdota divertida, la de un obispo que dijo:
"En cuanto a la humildad, no le creo en nadie." San Francisco de Asís es un ejemplo
típico de “el orgullo de ser humilde”.
En resumen, todo el trabajo de autoobservación y la observación de los otros debe
relacionarse con las manifestaciones del orgullo y sus diversas modalidades: el amor-
propio, la vanidad, la pretensión, la presunción, la suspicacia, la jactancia o el elogio de
uno mismo, etcétera.
A diferencia de la humildad obtenida parcialmente, ¿por qué el Conocimiento correcto
nos hace capaces de estar atentos de nuestro Orgullo congénito? Esto se debe a que
El Orgullo es, por desgracia, la regla "normal" en las agitaciones del Yo para, al menos,
simular la Realización. Cuando digo "normal", solo me refiero a lo "habitual",
generalizando a todos los hombres que sufren las consecuencias del “error original”. El
hombre tiene la capacidad de reconocer las manifestaciones del Orgullo, porque está
familiarizado con éstas, y porque el Orgullo es una regla práctica en él. La humildad es
una brecha momentánea en una actitud habitual de amor-propio, o una disminución
general de esta actitud: el hombre percibe con facilidad el amor-propio constante que
aún le queda y que no ha disminuido. Básicamente, uno podría definir la humildad como
la disminución del amor-propio habitual, o en el caso del hombre liberado, como la
desaparición del amor-propio.
Otra forma excelente de golpear al Orgullo, es a través de las humillaciones. Para
utilizar una humillación, debemos hacer esfuerzos para aceptarla, reconociendo sin
restricciones que la circunstancia que nos humilló fue perfectamente merecida. Por otro
lado, nos esforzaremos por no pensar-rumiar en este sufrimiento y en su causa, para
fijar nuestra atención en otra cosa, sin olvidar que hemos recibido información benéfica
y muy importante. Esta forma de acoger una humillación y de conservar su preciado
recuerdo, no es habitual. A menudo he tenido la ocasión de decirle a mis pacientes: "En
resumen, usted ha estado enojado", y escucho la respuesta: "¿Enojado? Para nada,
sólo he tenido muchos problemas." Esta respuesta es tan común que siempre me
detengo en este punto. A veces, alguien que desea la desaparición de su Orgullo, se
percata del enojo experimentado ante cualquier tipo de actitud que haya sido adoptada
por otra persona; en este momento tiene la ventaja y la oportunidad de hacer este
trabajo de aceptación, trabajo que a veces exige mucha paciencia.
La Humildad perfecta es una de las características del hombre Realizado. De hecho,
su Yo está espiritualmente muerto y este hombre simplemente acepta lo que en otro
momento hubiera herido su Yo, mostrándose completamente indiferente frente a este.
Lo que he dicho sobre una disminución del Orgullo requiere un complemento. Uno
podría pensar que, en la medida en que disminuye El Orgullo, la Humildad progresa.
Esto no es exacto. Se puede utilizar un diagrama para aclarar esta cuestión. Hemos
visto que la Humildad perfecta es un cero de Orgullo; lo represento en el punto inferior
de la figura 5. Por encima de este punto, dibujo una línea vertical que representa, en su
conjunto, la disminución del Orgullo. Esta línea desciende, ciertamente, hacia el cero,
pero un pequeño intervalo representa aquello que el Chan llama el abismo situado entre
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lo fenoménico y lo nouménico. Ya he hablado sobre esto y también sobre el salto
instantáneo que el despertar del Ser ejecuta en el hombre que ha alcanzado esta etapa.
De hecho, todo lo que el hombre puede hacer para obtener la disminución de su Orgullo
pertenece al mundo fenoménico y, por lo tanto, esto no afecta el salto para cruzar el
abismo y llegar a lo nouménico. El hombre no puede conquistar la Realización, solo
puede, con una humildad casi perfecta, abrirse al Despertar del Ser.
Orgullo de intensidad
variable
según los hombres
Lo que acabamos de ver e ilustrar en nuestro diagrama nos aclara lo que se conoce
como la Vía Negativa. De hecho, si estuviéramos conscientes del grado de humildad
que tenemos al margen del amor-propio que constantemente juega en nosotros, nos
podríamos esforzar directamente para aumentar esta humildad parcial. Esta sería una
Vía Positiva. Pero como hemos visto, la percepción de nuestro grado de humildad es
imposible. Solo podemos obtener un aumento progresivo de nuestra humildad
destruyendo, por erosión lenta, nuestro Orgullo. Propongo un ejemplo figurativo:
Supongamos un conjunto de edificios (que simbolizan El Orgullo) construidos en un
terreno, y que por alguna razón quiero disfrutar de este terreno sin los edificios (el
terreno simboliza la Humildad). No puedo hacer esfuerzos para cumplir mi deseo de
disfrutar el terreno porque está lleno de edificios. Por lo tanto, tendré que destruir con
gran esfuerzo estos edificios detestables. Tendré que demoler los edificios, limpiar el
suelo de escombros, y sin algo más por hacer, tendré éxito; mi suelo será plano y
desnudo sin que yo me ocupe en lo más mínimo de este terreno. Pero demoler es
negativo y la vía que he seguido debe llamarse "vía negativa".
Por tanto, la conclusión de este capítulo será: Destruya su Orgullo progresivamente. En
cuanto a la Humildad, que es su verdadero objetivo, no se preocupe por esta y déjala
crecer sin intentar tomar consciencia de la misma.
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