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la Tierra que dependen de su latitud y en las que los paralelos notables o principales dividen a
la superficie terrestre. Dichas zonas son cinco: dos zonas templadas (norte y sur), dos zonas
polares (ártica y antártica) y una zona intertropical, a ambos lados del ecuador terrestre. No
debe confundirse con zona climática o zona térmica, ya que estas últimas dependen
principalmente de factores climáticos como temperatura y precipitación, en lugar de utilizar
únicamente la latitud.
En una primera aproximación, estas cinco zonas sirven para definir algunas características
climáticas muy generales que se pueden aplicar a grandes extensiones de nuestro planeta y
cuya delimitación está establecida por la distinta inclinación de los rayos solares a lo largo del
año lo cual se debe, a su vez, a que la eclíptica, es decir, el plano en el cual se mueve
la Tierra en su movimiento de traslación alrededor del Sol, no coincide con el plano ecuatorial,
es decir, con el plano perpendicular al eje terrestre que define el movimiento de rotación de la
Tierra.
Los paralelos notables son los dos trópicos (de Cáncer en el hemisferio norte y
de Capricornio en el hemisferio sur), los dos círculos polares (ártico en el hemisferio norte
y antártico en el hemisferio sur) y la línea ecuatorial o ecuador.
Atendiendo a las distintas zonas geoastronómicas de la Tierra y la manera como a lo largo del
año los rayos del Sol inciden sobre los habitantes de cada una de estas zonas, éstos se han
clasificado de la siguiente manera (estos nombres hacen referencia a las sombras que
proyectan):
Ascios o ascianos: son los habitantes de la zona intertropical que dos veces al año, a
medio día, al pasar el Sol por su cenit no proyectan sombra alguna.
Anfiscios: son los habitantes de la zona intertropical que durante una parte del año
proyectan su sombra hacia el norte, y durante otra parte hacia el sur. Estos mismos
habitantes son ascios dos veces al año.
Heteroscios: son los habitantes de las zonas templadas cuya sombra se proyecta siempre
hacia el polo geográfico más cercano; esto se debe a que en esas latitudes el Sol nunca
alcanza su cenit.
Periscios: son los habitantes de las zonas polares porque en la época en que el Sol los
ilumina, la sombra que proyectan da cada día una vuelta completa a su alrededor. Esto se
debe a que en esa latitud el Sol no se oculta sino que rodea el horizonte.
La atmósfera es clave en el mantenimiento del equilibrio entre la recepción de la radiación solar y la emisión
de radiación infrarroja. La atmósfera devuelve al espacio la misma energía que recibe del Sol. Esta acción de
equilibrio se llama balance energético de la Tierra y permite mantener la temperatura en un estrecho margen
que posibilita la vida.
En un periodo de tiempo suficientemente largo el sistema climático debe estar en equilibrio, la radiación solar
entrante en la atmósfera está compensada por la radiación saliente. Pues si la radiación entrante fuese mayor
que la radiación saliente se produciría un calentamiento y lo contrario produciría un enfriamiento. Por tanto, en
equilibrio, la cantidad de radiación solar entrante en la atmósfera debe ser igual a la radiación solar reflejada
saliente más la radiación infrarroja térmica saliente. Toda alteración de este balance de radiación, ya sea por
causas naturales u originado por el hombre (antropógeno), es un forzamiento radiativo y supone un cambio de
clima y del tiempo asociado.
Los flujos de energía entrante y saliente se juntan en el sistema climático ocasionando muchos fenómenos
tanto en la atmósfera, como en el océano o en la tierra. Así la radiación entrante solar se puede dispersar en
la atmósfera o ser reflejada por las nubes y los aerosoles. La superficie terrestre puede reflejar o absorber la
energía solar que le llega. La energía solar de onda corta se transforma en la Tierra en calor. Esa energía no
se disipa, se encuentra como calor sensible o calor latente, se puede almacenar durante algún tiempo,
transportarse en varias formas, dando lugar a una gran variedad de tiempo y a fenómenos turbulentos en la
atmósfera o en el océano.Finalmente vuelve a ser emitida a la atmósfera como energía radiante de onda
larga. Un proceso importante del balance de calor es el efecto albedo, por el que algunos objetos reflejan más
energía solar que otros. Los objetos de colores claros, como las nubes o la superficies nevadas, reflejan más
energía, mientras que los objetos oscuros, como los océanos y los bosques, absorben más energía solar que
la que reflejan. Otro ejemplo de estos procesos es la energía solar que actúa en los océanos, la mayor parte
se consume en la evaporación del agua de mar, luego esta energía es liberada en la atmósfera cuando el
vapor de agua se condensa en lluvia.
La Tierra, como todo cuerpo caliente, superior al cero absoluto, emite radiación térmica, pero al ser su
temperatura mucho menor que la solar, emite radiación infrarroja por ser un cuerpo negro. La radiación
emitida depende de la temperatura del cuerpo. En el estudio del NCAR han concluido una oscilación anual
media entre 15.9°C en Julio y 12.2°C en Enero compensando los dos hemisferios, que se encuentran en
estaciones distintas y la parte terrestre que es de día con la que es de noche. Esta oscilación de temperatura
supone una radiación media anual emitida por la Tierra de 396 W/m2.
La energía infrarroja emitida por la Tierra es atrapada en su mayor parte en la atmósfera y reenviada de nuevo
a la Tierra. Este fenómeno se llama Efecto Invernadero y garantiza las temperaturas templadas del planeta.
Según el estudio anterior de la NCAR, el Efecto Invernadero de la atmósfera hace retornar nuevamente a la
Tierra 333 W/m2.
Globalmente la superficie de la Tierra absorbe energía solar por valor de 161 w/m2 y del Efecto Invernadero
de la Atmósfera recibe 333 w/m2, lo que suma 494 w/m2, como la superficie de la Tierra emite (o dicho de
otra manera pierde) un total de 493 w/m2 (que se desglosan en 17 w/m2 de calor sensible, 80 w/m2 de calor
latente de la evaporación del agua y 396 w/m2 de energía infrarroja), supone una absorción neta de calor de
0,9 w/m2, que en el tiempo actual está provocando el calentamiento de la Tierra. (CRI).
Capas de la Atmósfera:
La atmósfera esta compuesta por capas concéntricas:
• Troposfera (del griego tropos: giro
y sphaira: esfera): Es la zona inferior de la
atmósfera que se extiende desde el nivel
del mar hasta unos 16 Km. Es una zona de
gran agitación a causa de los vientos y
otras perturbaciones atmosféricas que
tiene gran influencia en el cambio de los
climas y la modificación del relieve
terrestre. Las fuertes corrientes
ascendentes y descendentes hacen que
las masas de aire en esta capa de la
atmósfera estén muy mezcladas. Su
espesor es muy variable y se estima que
es de unos 16 km en las zonas
ecuatoriales, 14 km en las zonas
templadas y unos 10 km en las zonas
polares.
Tipos de vientos
Vientos locales
Dentro de los tipos de vientos existen los denominados locales,
que son aquellos que se presentan dentro de un área delimitada.
De igual manera, estos vientos locales se manifiestan en medios
de baja y alta presión pero en pequeñas proporciones. Estos tipos
de vientos son influenciados por la geografía local y de allí deriva
su nombre.
Planetarios
Los tipos de vientos planetarios son aquellos de carácter
constante. Realizan grandes recorridos a través de la superficie
terrestre y son los encargados de trasladar una gran cantidad de
energía de calor, con dirección hacia los meridianos y a su vez
hacia cada hemisferio.
Vientos continentales
Son aquellos que tienen ciclos periódicos o estacionales; toman
una dirección invertida con el transcurso de los días y las noches,
o también según el curso de las estaciones. (Ver
artículo: Huracán Irene)
Parte de estos vientos continentales son las brisas, los ciclones,
anticiclones y monzones, donde al hablar de las brisas se hace
referencia a aquellos vientos que cambian su dirección
dependiendo si es de día o de noche. Estas brisas pueden ser
oceánicas y continentales.
También son parte de ellos los ciclones, donde hay áreas de baja
presión y es posible distinguirlos por sus rasgos arremolinados,
húmedos, cálidos y con tendencia ascendente, ocasionan el mal
tiempo. Los vientos continentales de este tipo circulan en sentido
anti horario en el hemisferio norte y fluyen con un sentido
horario dentro del hemisferio sur.
Vientos ciclónicos
En meteorología, ciclón usualmente suele aludir a vientos intensos acompañados de
tormenta, aunque también designa a las áreas del planeta en las cuales la presión
atmosférica es baja. En esta segunda acepción el significado de ciclón es equivalente al
de borrasca, y es el fenómeno opuesto al anticiclón.
Los ciclones y anticiclones tienen una importancia fundamental en la generación de los vientos
o corrientes atmosféricas. En efecto, un área de bajas presiones genera vientos al atraer las
masas de aire atmosférico desde las zonas de altas presiones o anticiclónicas.
risas de mar y de tierra
Durante el día el sol calienta más fácilmente la tierra, ya que el agua tiene más
inercia térmica. Durante el día la tierra está más caliente y el aire aumenta de
presión lo que origina un desplazamiento de las masas altas de este hacia el mar. El
vacío que se forma en la zona costera para recuperar el aire que se ha escapado por
las zonas altas, produce un viento hacia la costa desde la mar. De esta manera se
origina durante el día la brisa marina.
La brisa del mar puede penetrar durante el día hasta 50 kilómetros tierra adentro con
gran carga de humedad lo que puede originar pequeños chubascos si se producen
descensos de temperatura significativos.