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El tejido graso o adiposo se considera una variante especializada del tejido conjuntivo laxo. Los
adipocitos son células que pueden aparecer aisladas o en pequeños grupos en el tejido conjuntivo laxo.
Pero también pueden formar tejido graso, en el que constituyen el tipo celular predominante.
El tejido adiposo constituye una forma de almacenamiento del exceso de calorías, igual que los
glúcidos. La grasa representa la forma más eficaz de almacenamiento energético por dos motivos:
- Más energéticos: los triacilglicéridos generan más del doble de calorías que el glucógeno (9,3 frente a
4,1 kcal/mol).
- Más reserva: el tejido adiposo representa gran parte del peso corporal (10-20% en varones y del
20-25% en mujeres).
Más recientemente se ha conocido que los adipocitos segregan diversos factores reguladores,
endocrinos y paracrinos, que intervienen en la regulación del balance energético.
Organización histológica
El tipo celular predominante es el adipocito, que puede existir aislado o en pequeños grupos en el
conjuntivo laxo. El tejido adiposo está con frecuencia organizado en lobulillos. Los tabiques conjuntivos
llevan vasos y nervios, que penetran dentro de los lobulillos y originan la rica microirrigación e inervación
del tejido adiposo. Existen también otras células del tejido conjuntivo laxo como fibroblastos, células
cebadas, leucocitos, macrófagos...
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La grasa blanca está formada por adipocitos de gran tamaño (50-100 micrómetros de diámetro).
Se acumulan lípidos en una gran gota central, que ocupa gran parte del citoplasma. Esa única gota de
grasa da el nombre de unilocular al tejido graso blanco. El citoplasma queda reducido a una finísima
lengüeta periférica, que contiene el núcleo, muy aplanado. A veces se describen con un aspecto en "anillo
de sello".
La mayor parte de los lípidos almacenados en los adipocitos blancos corresponden a
triacilglicéridos (más del 90%). El resto corresponde a ácidos grasos, colesterol, fosfolípidos y otros,
dependiendo de la dieta. Los depósitos de grasa suelen desaparecer al disolverse en los alcoholes, pero
también hay protocolos que conservan la grasa y ésta puede teñirse con tinciones específicas.
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La gota de grasa está rodeada de filamentos de vimentina. Por fuera del adipocito se aprecia una
lámina externa, semejante a las membranas basales de los epitelios.
1. Función energética
Los lípidos llegan a los adipocitos desde el intestino o el hígado, mediante la sangre, donde circulan
en forma de complejos lipoproteicos. La mayor parte de los lípidos provienen de los alimentos ingeridos. El
intestino envía lipoproteínas denominadas quilomicrones, que contienen abundantes triglicéridos y otros
lípidos, como colesterol. El hígado envía triglicéridos y otros lípidos como VLDL (Very Low Dense
Lipoproteins).
En la superfície del endotelio de los capilares del tejido adiposo existe una lipasa de lipoproteína
(sintetizada por los adipocitos), que hidroliza las lipoproteínas y libera ácidos grasos y glicerol, que son
incorporados por los adipocitos. Una vez en el citoplasma, en el retículo liso se resintetizan triglicéridos. Se
forman pequeñas gotitas de grasa, que se fusionan con la gota de grasa central.
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El tejido graso que rodea y protege ciertos órganos como vísceras, globo ocular, grandes
articulaciones (rodilla), constituye un almohadillado para la palma de las manos y la planta de los pies, que
absorben golpes y amortiguan la locomoción. La grasa de estas localizaciones no realiza una función
energética: prácticamente no desaparecen en situaciones de ayuno extremo.
4. Secreción endocrina
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de alimentos. La leptina se segrega cuando hay un exceso de tejido adiposo en el organismo. Actúa
sobre un centro del hipotálamo, generando una respuesta de saciedad que detiene la ingesta.
La grasa parda suele formar lobulillos bien delimitados, aunque pueden verse ocasionales
adipocitos pardos entremezclados con los blancos. La grasa parda está muy vascularizada, más que la
blanca. Los adipocitos pardos tienen formas poligonales, se disponen muy próximos entre sí y a los
capilares. Reciben también abundante inervación. En este caso, sí existen terminaciones nerviosas directas
sobre los adipocitos pardos.
Los adipocitos pardos son células más pequeñas que los blancos. Se caracterizan por contener
numerosas gotas lipídicas en el citoplasma, que contienen triglicéridos mayoritariamente. El núcleo ocupa
una posición central, y adopta diversas formas al adaptarse a las gotas lipidicas que le rodean. El citoplasma
contiene abundantes mitocondrias, con crestas muy desarrolladas.
La función mejor conocida de la grasa parda es la génesis de calor como respuesta termogénica
al frío. La lipólisis de los triacilglicéridos almacenados genera ácidos grasos y glicerol. Seguidamente, tiene
lugar la beta-oxidación de los ácidos grasos en las mitocondrias.
Las mitocondrias de los adipocitos pardos presentan una peculiaridad. En ellas existe la proteína
termogenina o UCP-1 (uncoupling protein-1), que desacopla la oxidación de los ácidos grasos de la
formación de ATP.
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La termogenina actúa como vía alternativa para el regreso de los protones a la matriz mitocondrial,
por lo que el flujo de protones no conduce a la síntesis de ATP, sino que la energía se libera en forma de
calor. El calor disipado es comunicado a la sangre, que eleva asi la temperatura corporal. Esta función
termogénica es importante en los bebés, que pierden más calor que los adultos al tener una relación
superfície/peso elevada y una piel muy fina, con poca grasa subcutánea.
Los animales hibernantes contienen abundante grasa parda, que les permite calentar su organismo
para salir de la hibernación a la vida activa.
Recientemente se ha visto que la grasa parda puede jugar un papel importante frente a la obesidad
y a la diabetes, mediante la combustión de exceso de lípidos y glucosa en el organismo. Se ha descubierto
que los humanos poseen más grasa parda que la que se creía anteriormente, aunque se trata de una BAT
funcional, que puede activarse y constituir un potencial terapéutico para estas dos enfermedades. Este BAT
de humanos adultos presenta características similares a la grasa "beige". En recién nacidos, en cambio,
los adipocitos pardos presentan los rasgos característicos de la grasa parda convencional.
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El tejido graso es una de las principales fuentes de células madre en el organismo adulto debido a
su fácil extracción y a su gran capacidad para originar diversos linajes celulares. Se denominan ADSC o
ASC, de. Las siglas inglesas Adypose tissue derived stem cells. Se obtienen en grandes cantidades de un
tejido muy accesible, más que en la médula ósea, en la que también existen numerosas células madre. Y
presentan una potencialidad similar. A partir de las ADSC se han obtenido adipocitos, condrocitos,
hepatocitos, células óseas, endoteliales, musculares y sanguíneas. Las ASC suponen una alternativa
eficienite a las células madre embrionarias, sin presentar los reparos éticos que éstas tienen.