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En esta unidad, vamos a discutir cuáles son los peligros químicos más importantes y

que están relacionados con la fabricación de alimentos para animales.

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Tenemos una amplia gama de peligros potencialmente asociados con la alimentación
animal, y que crece de acuerdo con la importancia de diferentes fuentes de alimentos
y nuevas tecnologías de producción.
Aunque muchos de estos peligros son importantes, son el entorno de producción y
los procesos específicos que a menudo determinan su prevalencia.

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Entre los peligros químicos que debemos considerar en los procesos de fabricación
de alimentos para animales están las micotoxinas y también los residuos de
plaguicidas.

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Algunas situaciones relacionadas con la operación dentro de las fábricas pueden
llevar a la presencia de peligros químicos. Un almacenamiento inadecuado puede
ocasionar la contaminación cruzada por el derrame de productos.
Otra situación posible es el arrastre (o carryover) de productos, es decir, la
contaminación de un producto por los residuos de una producción anterior y
remanentes en el equipo.

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Uno de los peligros químicos más estudiados en el momento son las dioxinas.
Dioxina es un término genérico, utilizado para designar las dibenzoparadioxinas o
PCDDs y los dibenzofuranos policlorados o PCDFs. Son 7 los PCDDs y 10 los PCDFs
más importantes; contienen 4 iones de cloro en las posiciones 2, 3, 7 y 8.
12 bifenilos policlorados también tienen proporciones similares a los PCDDs y PCDFs
más persistentes. Se llaman BCPs análogos a las dioxinas, o dioxin-like o dl dioxinas.

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Los alimentos que pueden contener dioxinas, y que se consideran las fuentes más
importantes, son los alimentos de origen animal y los pescados.
Las dioxinas son compuestos que se acumulan en los tejidos grasos. Así, los riesgos
asociados a las dioxinas en los alimentos para animales dependen de la cantidad de
grasas y del perfil de los congéneres en el alimento animal. Este último aspecto
influye en la transferencia del alimento animal al alimento humano.

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Las dioxinas y los bifenilos policlorados producen efectos adversos en el sistema
reproductor, sistema inmunológico y sistema cognitivo. Pueden causar tumores, pero
no son genotóxicos.
Los niveles elevados de dioxinas causan cloracné en humanos, como el caso de Viktor
Yuschkenko (foto). El congénere más tóxico es el TCDD.

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Los niveles de dioxinas en el medio ambiente están asociados con el suelo y la
materia vegetal, principalmente en las zonas industriales.
La harina de pescado y el aceite de pescado también pueden contaminarse cuando se
producen a partir de pescados de zonas contaminadas.
Otra fuente identificada es la arcilla utilizada como agente antiaglutinante en los
procesos de fabricación de alimentos para animales.
La cal utilizada como agente neutralizante en la producción de pulpa de cítricos
puede ser otra fuente.
Una gran preocupación es el secado con vapor directo, utilizando un combustible
inadecuado y que genera dioxinas.

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Hay varios casos importantes, relatados en la literatura y los medios de
comunicación, que pueden ayudarnos a entender los incidentes ocurridos y cuáles
fueron las medidas correctivas tomadas.

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Las micotoxinas son otra clase de peligros químicos importantes relacionados con la
alimentación animal.
Se presentan efectos tóxicos en los animales y pueden disminuir su productividad,
acumulándose en los productos de origen animal.
Las micotoxinas más frecuentes son las aflatoxinas, la ocratoxina A, la zearalenona,
las fumonisinas, el deoxinivalenol, el T-2 y el HT-2.

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Con excepción de la aflatoxina M1, cuya forma original es la aflatoxina B1 y que pasa
a la leche como aflatoxina M1, las otras micotoxinas pueden afectar la salud de los
animales, pero no afectan la salud de los humanos. Por lo tanto, las raciones que
pueden estar contaminadas con aflatoxina no deben darse a los animales
productores de leche, especialmente.

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Para el control de micotoxinas en las materias primas utilizadas en la alimentación
animal es importante considerar que la contaminación por aflatoxinas no es
homogénea. Por lo tanto, el método de muestreo para análisis de los productos debe
ser cuidadosamente ejecutado. Una vez que se ha producido la contaminación de los
alimentos para animales, la eliminación de las micotoxinas no es un proceso fácil.
Debemos entonces trabajar en la prevención de su formación y de su acumulación en
los productos agrícolas.

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Como medidas preventivas, se debe considerar:

La aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas, la rotación de cultivos, el


almacenamiento adecuado de los granos y su secado. Una vez contaminadas, se
pueden emplear estrategias para la detoxificación con agentes adsorbentes de
micotoxinas, por ejemplo.

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Los metales pesados también se consideran peligros químicos importantes y
relacionados con la alimentación animal.
El arsénico y el cadmio provocan efectos dañinos en el organismo y se acumulan
principalmente en los tejidos de animales acuáticos.
En el caso del cadmio, los ingredientes minerales pueden presentar niveles altos del
metal y contaminar los productos hechos a partir de él.

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Mercurio y plomo son otros dos metales pesados a considerar cuando prevenimos la
contaminación en alimentos para animales. Las materias primas son las fuentes de
contaminación que debemos controlar para que estos peligros no se introduzcan en
el proceso.

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Este cuadro, del Manual FAO / IFIF sobre Buenas Prácticas de Fabricación de
Alimentos para animales, aporta más información sobre los metales pesados, sus
fuentes y la acumulación en los tejidos animales.

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La alimentación animal es un método eficaz para la administración de medicamentos
veterinarios a los animales.
Durante la medicación, si no se adoptan las medidas adecuadas, puede haber
contaminación de otros productos procesados en la misma instalación.
El uso de drogas no registradas y no permitidas por la reglamentación puede también
resultar en residuos peligrosos en los productos de origen animal a ser consumidos
por los humanos.

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Los residuos de medicamentos veterinarios se encuentran cuando:

Hay situaciones de contaminación cruzada;


Cuando se usan residuos de leche de vacas tratadas con antibióticos;
Partes de peces tratados con antibióticos y que se dan como alimentación a otros
peces;
Uso de antibióticos en procesos de fermentación para la producción de
biocombustibles.

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Los compuestos organoclorados y otros plaguicidas son sustancias persistentes y
también lipofílicas, y pueden acumularse en tejidos grasos.
Las fuentes de contaminación por plaguicidas son las materias primas de origen
vegetal. Por lo tanto, la elección del proveedor adecuado y el control de las materias
primas recibidas son las medidas preventivas más indicadas.

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En este cuadro, presentamos algunos de los plaguicidas y su nivel de acumulación en
los tejidos grasos.

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Los efectos tóxicos más importantes relacionados con los plaguicidas ocurren en el
sistema nervioso, hígado, en los tejidos hormonales e influencian la reproducción, el
desarrollo fetal y el sistema inmunológico.

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Otro peligro químico bastante estudiado recientemente son las toxinas de plantas.
Son metabolitos producidos por las plantas que tienen efectos directos en la salud
animal, con el potencial de transportar compuestos tóxicos para la carne y la leche.
Algunas de estas plantas son comunes alrededor del mundo y otras se limitan a
ciertas regiones geográficas.
La susceptibilidad a los efectos tóxicos de las plantas difiere entre las especies
animales.

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