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A- Conociendo al adversario: (Efesios 6.10-12) Los soldados romanos llevaban una espada
en una mano y en la otra un escudo. Pablo las comparó con armas ofensivas y defensivas
del cristiano. La justicia caracteriza la “armadura” usada para combatir a nuestros
adversarios espirituales. Satanás puede causarnos heridas grandes. Dios nos ha dado los
recursos que necesitamos para de una manera eficaz resistir al diablo. Con nuestras
propias fuerzas no lograremos nada, pero Dios nos da el poder para la batalla. Los
términos “principados”, “potestades”, “gobernadores” y “huestes espirituales en las
regiones celestes” se refieren a una jerarquía demoníaca. Aunque la naturaleza exacta de
esta jerarquía no esta clara, si sabemos que existe. El reino demoníaco está organizado y
procura alcanzar con eficiencia sus metas. Esta unido en el deseo de destruir a los hijos de
Dios e impedir el progreso del Reino de los Cielos.
Efesios 6.12 dice “no... contra sangre y carne”: Una de las más grandes demandas de la
iglesia es saber distinguir entre la lucha espiritual y otras de tipo social, personal o político.
De otra manera, creyentes individuales y grupos de cristianos son fácilmente arrastrados a
entablar batallas contra adversarios humanos, en lugar de luchar por medio de la oración
contra las invisibles maniobras del infierno que están detrás de escena. Por esta razón
participemos en la batalla de la oración, de manera que el mal sea obligado a retroceder, y
de esa forma, alcanzar la voluntad de Dios.
LA ARMADURA ESPIRITUAL
1. Cinto de la Verdad: El soldado tenía un cinturón que aseguraba que su vestidura se ajustara
bien al cuerpo a fin de concederle libertad de movimiento en la batalla. Pablo nos hace entender
que necesitamos ajustar nuestro corazón con la verdad e integridad (v.14). La verdad nos da
libertad para mantener relaciones eficaces con Dios y con los demás.
2. Coraza de Justicia: La coraza cumplía la función de proteger los órganos vitales y la espalda
del soldado de una herida mortal. El carácter justo del cristiano, por medio de Jesús, da protección
contra los poderes de las tinieblas. El pecado siempre le da una oportunidad a Satanás, y nosotros
tenemos que darle la menor cantidad de oportunidades posibles.
3. Calzados los Pies: Los soldados usaban sandalias que tenían puntitas en las suelas para
proporcionar puntos de apoyo en la batalla. El Evangelio de la Paz nos el apoyo que necesitamos
cuando confrontamos las luchas de la vida (v.15) Puede darnos paz en medio de cualquier
conflicto.
4. Escudo de la Fe: El propósito del escudo era cubrir el resto del cuerpo tanto como fuera
posible. La fe en Dios nos protege cuando llega las dificultades (v.16) La fe nos permite
concentrarnos en Dios y no en las circunstancias.
5. Yelmo de la Salvación: El yelmo protegía la cabeza de los golpes que pudieran recibirse en
la batalla. Para los cristianos, el conocimiento de la salvación que Dios ha concedido en Cristo es
una gran defensa (v17). Satanás ataca la mente, tratará de engañarlo al hacerle creer que la
verdad de la salvación por medio de Jesucristo no se aplica a usted. Conocer y creer en la verdad
es una gran defensa contra las mentiras del diablo.
6. Espada del Espíritu: La espada era el arma fundamental del soldado cuando luchaba cuerpo
a cuerpo. Pablo llamó a la Palabra de Dios “La Espada del Espíritu” (recuerde las lecciones acerca
de la Biblia del Nivel 1) a menudo Jesús empleó las Escrituras al enfrentarse a sus opositores. Al
participar en la batalla debemos seguir su ejemplo.
El vers. 18 nos manda a orar “en todo tiempo con toda oración y súplica en el espíritu”. Aunque la
oración no se describe como parte de la armadura del cristiano, ella es sin lugar a dudas, parte
esencial de su defensa. La oración nos une a aquel que nos puede proteger del maligno.
Satanás es un enemigo imponente. Quiere destruirlo todo y a todos los que pueda. Tratará de
engañarlos de toda forma posible. Sin embargo, no estamos desamparados en nuestra lucha
contra él. Dios nos ha dado armas para luchar y una armadura para nuestra protección. Estas
armas nos dan victoria en la batalla en el reino sobrenatural. Ellas pueden destruir cualquier
fortaleza. Nuestra responsabilidad es acudir al arsenal divino y usarlo en la batalla. Dedique tiempo
cada día a ponerse la armadura de Dios. Cada mañana vístase para la batalla espiritual y pídale a
Dios su fuerza y poder. Medite en su Palabra y pídale que le hable a través de ella. Usted
experimentará una asombrosa diferencia en su diario andar.
Responder
1.- ¿Cuál es el peligro de no usar toda la armadura de Dios? (Si tiene algún testimonio comentarlo en
la
clase)