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Reseña de: Colorado, J. A. (2018). El testigo.

Museo Claustro de San Agustín - Universidad Nacional


de Colombia, Bogotá, Colombia.

La exposición de fotografías llamada “El testigo” del periodista


Jesús Abad Colorado presenta una síntesis de lo que fue el
conflicto armado en Colombia. El recorrido por esta historia está
organizado en cuatro salas diferentes, una por cada lado del
segundo piso del Claustro de San Agustín, en las cuales se
presentan cuatro temas distintos pero estrechamente ligados
por un aspecto en común como es la búsqueda de la esperanza,
el perdón y la paz. Así, esta presentación de fotografías inicia en
la sala llamada “Tierra callada”. En seguida está la sala “No hay
tinieblas que la luz no venza”. Luego sigue una sala que recibe el
nombre de “Y aun así me levantaré”. Y por último la sala “Pongo
mis manos en las tuyas” concluye la presentación. Ahora
revisaremos aspectos que constituyen a cada sala, y cómo en conjunto plantean un cambio en la
manera en que se piensa el conflicto armado, con lo cual se pretende generar conciencia sobre lo
que los más de 50 años de guerra interna significaron para Colombia.

Desde el primer momento del recorrido, la sala “Tierra callada” ya genera un impacto, pues el hecho
de entrar a este lugar y ver el nombre “Bojayá” en algunas paredes y sobre este título los rostros
sufrientes de las víctimas del atentado en ese lugar, o el perro con la sigla A.U.C., en su pelaje, o la
foto del horno crematorio a la mitad de un bosque en el cual los paramilitares desaparecían
personas, o peor aún, los dibujos de niños bajo el título de “lo que más temo es…” que representan
cómo grupos armados invadían su familia, su barrio, su mundo; demuestra que la Tierra fue
silenciada y obligada a guardar silencio. Como seres humanos pertenecemos a la Tierra, pues la
habitamos y en ella moriremos al igual que todas las especies, por lo tanto, se puede afirmar que
nosotros “somos Tierra”. Es un hecho que el conflicto armado en Colombia impuso un régimen de
miedo y muerte. De esta manera se afirma, como Jesús Abad, que la Tierra fue callada.

Esta sala introduce al espectador en lo que será una experiencia de contemplación del dolor, y
reflexión profunda del sufrimiento del “otro” (Dussel, 2008). Tierra callada es la experiencia inicial
porque pretende que el visitante se libere de su indiferencia frente a una guerra que involucró a
todos los colombianos. Claro está, que todo este proceso de empatía con el “otro” se desarrollará
en cada sala, pero desde las diferentes temáticas que cada una presenta.

En seguida se encuentra la sala “No hay tinieblas que la luz no venza”, aquí el fotógrafo presenta
tres problemáticas que son las desapariciones forzadas, los secuestros, y las ejecuciones
extrajudiciales o conocidas generalmente como los falsos positivos. Después de la liberación de la
indiferencia y el egoísmo frente al conflicto armado en Colombia lograda en la anterior sala, se
quiere lograr una identificación del visitante con la soledad que agobia a las personas, familias o
amigos a quienes de manera injusta, los grupos armados les arrebataron un ser querido. Ese vacío
en el alma y en los hogares de las víctimas del conflicto representa las tinieblas a las cuales se refiere
Jesús Abad, y la luz, a esos deseos de perdón, paz y de ponerle fin a una guerra que se supone era
contra el gobierno, pero que en realidad afectó en gran manera al pueblo.

La tercera sala “Y aun así me levantaré”, presenta acontecimientos que confirman que de los tres
actores del conflicto: gobierno, grupos armados y el pueblo, el último fue el más afectado. Se habla
de las masacres perpetradas en lugares como Yolombó, Peque, el eje bananero en los
departamentos del Chocó y Antioquia, y otros lugares, además de intervenciones militares como las
operaciones Mariscal y Orión en la comuna trece de Medellín. Estos hechos, aparte de ser
desgarradores, representan el extremo al que llegó el conflicto. Los rostros de campesinos que
contemplan las montañas, no admirando la belleza del paisaje, sino atentos por si en algún
momento los paramilitares aparecían. O la frase “Algo nos va a pasar” de una habitante del
municipio Vigía del fuerte en Antioquia ante la presencia de un miembro de las A.U.C., son muestras
del miedo que se vivió a diario en varias regiones del país y que sólo aquellos que lo experimentaron
reconocen ahora la importancia de que una época así no se vuelva a repetir y le apuestan a la
construcción de un país en paz.

El título “Y aun así me levantaré” se refiere a la fuerza y capacidad para sanar las heridas de aquellos
que sufrieron en carne propia todas las problemáticas que hasta el momento Jesús Abad presenta
por medio de sus fotografías y se espera que en aquella persona que las contempla nazca algo de
empatía con lo que fueron 50 años de muerte, sufrimiento y miedo para todo un país.

Finalmente está la sala llamada “Pongo mis manos en las tuyas”. Después de presentar lo que se
vivió y lo que fue el conflicto, Jesús Abad presenta aquí cómo se vive el conflicto ahora, es decir,
fotos que muestran las manifestaciones, movilizaciones e implementaciones de los acuerdos de paz
firmados con las F.A.R.C., en el año 2016. Se muestran imágenes de la resistencia que lograron
comunidades que antes eran centros de producción de cultivos ilícitos, pero que pudieron volver al
trabajo de agricultura y ganadería propio de sus regiones. Si bien el acuerdo de paz fue con las
F.A.R.C., es cierto que con el E.L.N., los diálogos aún no han culminado. Por lo tanto surge una
invitación a examinar cómo cada persona ayuda desde su realidad con la implementación de la paz.
El fotógrafo afirma en uno de los mensajes de pared que los colombianos no nos preparamos para
la paz, de ahí que muchos excombatientes manifiesten miedo e inseguridad frente a la manera tan
hostil con que se los ha recibido, por eso la última etapa del proceso al que quiere llegar Jesús Abad
es el de brindar la mano a aquellos que necesitan perdonar y ser perdonados, esto con el fin de
avanzar en el proceso de construcción de una sociedad en paz y de eliminación de las barreras que
existen entre los colombianos.

Así concluye el recorrido por la historia de un conflicto que marcó el pasado de Colombia, y empieza
ahora un largo camino en el que el perdón y la reconciliación serán los cimientos en la construcción
de un país en el que se respete la vida, las diferencias y se eliminen las barreras que impiden lograr
un verdadero crecimiento como sociedad.

Bibliografía
Dussel, E. (2008). 1492. El encubrimiento del otro - Hacia el origen del "mito de la
modernidad". La paz, Bolivia: Biblioteca indígena. Colección: Pensamiento
crítico.

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