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DECLARACIÓN DE LISBOA

Relativa a los derechos del paciente,


adoptada por la XXXIV Asamblea Médica Mundial en Lisboa, en 1981.

Dado que pueden surgir dificultades de índole práctica, ética o legal, un médico
debe siempre actuar de acuerdo con su conciencia y en el mejor interés del
paciente.

La siguiente Declaración presenta algunos de los principios de los principales


derechos que la profesión médica desea que se concedan a los pacientes

1. El paciente tiene derecho a elegir libremente a su médico

2. El paciente tiene derecho de ser tratado por un médico libre de tomar decisión
clínica y ética independiente de toda intervención exterior

3. Después de haber sido adecuadamente informado sobre el tratamiento


propuesto, el paciente tiene derecho de aceptarlo o rechazarlo

4. El paciente tiene derecho de esperar que su médico respete la índole


confidencial de todos los datos médicos y personales que le conciernen

5. El paciente tiene derecho de morir con dignidad

6. El paciente tiene el derecho de recibir o rechazar la asistencia espiritual o moral,


inclusive la de un ministra de una religión apropiada
Esta Declaración fue tipiada para la biblioteca jurídica del Dr. Jorge Castellanos Sainz. Noviembre del 2001
DECLARACIÓN DE VENECIA
Relativa a la enfermedad terminal,
adoptada de la XXXV Asamblea Médica Mundial en Venecia, en 1983

1. El deber médico es curar y, cuando sea posible, aliviar el sufrimiento y actuar para proteger los
intereses de sus pacientes

2. No habrá ninguna excepción a este principio, aun en casos de enfermedades incurables o de


malformación

3. Este principio no excluye la aplicación de las reglas siguientes


a) El médico puede aliviar el sufrimiento de un paciente con enfermedad terminal interrumpiendo
el tratamiento curativo con el consentimiento del paciente o de su familia inmediata en caso de
no poder expresar su propia voluntad. La interrupción del tratamiento no exonera al médico de
su obligación de asistir al moribundo y darle los medicamentos necesarios para mitigar la fase
final de su enfermedad

b) El médico debe evitar emplear cualquier medio extraordinario que no tenga beneficio alguno
para el paciente.

c) El médico puede, cuando el paciente no puede revertir el proceso final de cesación de las
funciones vitales, aplicar tratamientos ratifícales que permitan mantener activos los órganos
para trasplante, a condición de que proceda de acuerdo con las leyes del país, o en virtud del
consentimiento formal otorgado por la persona responsable, y a condición que la certificación
de la muerte, o la irreversibilidad de la actividad vital, haya sido hecha por médicos ajenos a los
trasplantes y al tratamiento del receptor. Estos medios ratifícales no serán pagados por el
donante o sus familiares. Los médicos del donante deben ser totalmente independientes de los
médicos que tratan al receptor y del receptor mismo.
Esta Declaración fue tipiada para la biblioteca jurídica del Dr. Jorge Castellanos Sainz. Noviembre del 2001

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