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CICLO A

 MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos: caminamos, de nuevo, en el llamado “Tiempo Ordinario”,
siguiendo las huellas de Jesús y aprendiendo de él. En este domingo, el
evangelio, por medio de Juan, el Bautista, nos va a anunciar quién es
Jesús, y nos habla desde su experiencia personal, desde su encuentro con
Jesús de Nazaret. Jesús es el Cordero de Dios, el don de Dios a la
humanidad, el sueño de Dios para el hombre, el regalo de la vida de Dios.
La declaración acerca de Jesús, por parte del Bautista, es una invitación a
los hombres y mujeres de todos los tiempos: nos hace saber que en Jesús
se encuentra la vida, que por él podemos liberarnos de la opresión y de
cuanto es la no-vida. Comencemos la celebración y que el Señor despierte
nuestros corazones y nuestros oídos a su Palabra y a su presencia. De pie
y entonemos el canto de entrada.

 LECTURA DEL LIBRO DEL PROFETA ISAÍAS (49, 3. 5-6)


Dios llama a su Siervo desde el seno materno y le encomienda una noble
misión: Ser luz de las naciones, que reúna a todos en un solo pueblo y los
haga ver su salvación. Escuchemos.

 SALMO 39 “AQUÍ ESTOY, SEÑOR, PARA HACER TU VOLUNTAD”


El salmo 39 refleja la actitud de obediencia del Siervo a la voluntad de Dios
que se ofrece a sí mismo por la salvación de todos. Con sinceridad
dirijámonos a Dios cantando: “AQUÍ ESTOY SEÑOR, PARA HACER TU
VOLUNTAD”

 LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS


CORINTIOS (1, 1-3)
Una vez más san Pablo recuerda a los suyos que él fue llamado para ser
apóstol de Cristo, mensajero de gracia y paz, además saluda a la
comunidad de Corinto, Iglesia de Dios. Escuchemos.

 † LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SAN JUAN (1, 29-34)


Hoy Juan Bautista nos da un testimonio que es a la vez una gran noticia:
“Este hombre, Jesús, es el Hijo de Dios.” Abramos el oído, la mente y el
corazón, y pongámonos de pie para la proclamación del Santo Evangelio.
 MONICIÓN PARA LA PRESENTACIÓN DE OFRENDAS
Con el pan y el vino ofrezcamos nuestra vida al Señor, para que en ella se
haga su voluntad y no la nuestra.

Compartamos el fruto de nuestro trabajo y apoyemos al sostenimiento de


nuestra parroquia. Aportemos con desprendimiento en la colecta.

 MONICIÓN PARA LA COMUNIÓN


Al acercarnos a compartir la Cena del Señor, reconocemos a Jesús como el
enviado del Padre que nos hace partícipes de su gracia y su paz. Con
alegría acerquémonos a recibirlo.

Y para aquellos hermanos y hermanas que no puedan recibir a nuestro


Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar, recemos y
meditemos esta oración en el silencio de nuestro corazón:

Creo Señor mío, que estás real y verdaderamente en el Cielo y en el


Santísimo Sacramento del Altar, te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma, pero ya que no puedo hacerlo
ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y
como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas,
Señor que jamás me separe de ti. Amén.

 MONICIÓN DE DESPEDIDA
Vayamos a casa con alegría a dar testimonio de Cristo presente en
nosotros. Sólo con su gracia podremos mantener nuestro compromiso en el
servicio a Dios y al prójimo.

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