Вы находитесь на странице: 1из 4

Altares Zoques: Color y tradición

chiapaneca
Las ofrendas zoques son una tradición en varios zonas de Chiapas. En
Tuxtla Gutiérrez la cultura popular se encuentra muy arraigada entre
los seguidores de la Mayordomía Zoque, pues cada año celebran con
diversas actividades religiosas la llegada de los santos difuntos.

El altar es colocado en casas o templos donde reciben somés, que


son ofrendas otorgadas por un grupo de personas y vendidas en las
parroquias para apoyo económico de la comunidad y de sus
celebraciones religiosas.

Los altares son adornados con papel picado de colores alusivos a la


fecha, manteles, sahumerio, velas, veladoras, fotografías de difuntos,
colocan bebidas y comidas que le gustaba al difunto en vida,
principalmente agua.

Según datos históricos un altar zoque se compone de acuerdo a la


región a la que pertenezca, no es lo mismo un altar de Tuxtla al de
uno en San Fernando, ni a uno de Tapilula, aunque éstos sean
municipios zoques, pero esencialmente se componen de casi lo
mismo, la diferencia es el sincretismo o valor de las cosas que
componen el altar.

“El altar zoque lleva un cielo que es una tela que va desde el techo de
la casa y baja por la pared donde está la mesa de tal manera que la
tela cubra todo el altar, de preferencia debe de ser de color morada
(que significa dolor y luto) o de color naranja (que significa el color
de paso de la vida a la muerte para los zoques) o bien de color
blanco”.

Se dice que en la parte superior del altar debe colocarse un Cristo,


también la imagen de un santo al que los zoques llaman santo de
espera, ya que es el que acompaña al alma en el regreso a este
mundo, la imagen puede ser de cualquier santo, de preferencia una
virgen, y posteriormente se coloca la imagen del difunto, y se
acompaña de algún accesorio que en vida usó el fallecido, por
ejemplo un rebozo o un sombrero.

Alrededor del altar se le pone la ofrenda mayor que es el somé (somé


es una palabra zoque que significa ofrenda o regalo). Éste debe de
estar cubierto de ramas de caoba, tempisque, zapote negro, cuy o de
cualquier árbol de la región, además está acompañado de panes en
forma de roscas o de muñecos que se llaman ponsoquis, y también
de frutas de la región como plátanos, cocos, papayas, etc.

Las flores que se usan en un altar zoque son solamente las de


cempasúchil (en zoque se llama muzá); la flor de lechita (en zoque
se llama punupunú); la flor amarilla de cerro y la flor de seda.

Se coloca una veladora por cada muerto al que se le dedica el altar y


se riega con juncia todo alrededor.

Los alimentos que los verdaderos altares zoques ofrecen a sus


muertos son el sispola (cocido), puxase (chanfaina), ningufjuti (mole
de puerco), sihuamonte (caldo de conejo); caldo de shuti (caracol de
río); patashete con huevo; moni (hongo blanco); tamales de
jacuané; de hoja de milpa; tamal de chipilín; pictes de elote; pozol
blanco (popo hujcuy); pozol de cacao (caca hujcuy); nono (atole);
fuerte (aguardiente); mistela y un vaso de aguardiente para los
difuntos que llegan cansados y con sed del más allá; puxinú (sorgo
reventado con miel); yumi (raíz parecida al camote); tsani- tsunu
(dulce de guineo); calabaza en dulce; melcocha (de panela);
caballito, jammani (jobo); yono (cupapé en dulce); nucuyati
(chincuya) y coyol en dulce.

Pan de muerto (sin manteca y sin levadura); las cazuelejas; el


marquesote y las rosquillas.
Altar zoque en día de
muertos
Un altar zoque se compone de acuerdo a la región a la que pertenezca, no es lo mismo un
altar de Tuxtla al de uno en San Fernando, ni a uno de Tapilula, aunque estos sean municipios
zoques, pero esencialmente se componen de casi lo mismo, la diferencia es el sincretismo o
valor de las cosas que componen el altar.

Elementos que conforman un Altar Zoque


Los altares dedicados a los muertos, que construyen los tuxtlecos de origen zoque, están
constituidos por una mesa de madera adornada con ofrendas, que normalmente es la del
altar dedicado a los santos. Esta mesa debe llevar un mantel blanco. El altar zoque lleva un
cielo que es una tela que va desde el techo de la casa y baja por la pared donde está la mesa
de tal manera que la tela cubra todo el altar, de preferencia debe de ser de color morada (que
significa dolor y luto) o de color naranja (que significa el color de paso de la vida a la muerte
para los zoques) o bien de color blanco.

En la parte superior del altar se coloca un Cristo, también la imagen de un santo al que los
zoques llaman santo de espera, ya que es el que acompaña el alma en el regreso a este
mundo, la imagen puede ser de cualquier santo, de preferencia una virgen, y posteriormente
se coloca la imagen del difunto, y se acompaña de algún accesorio que en vida usó el difunto
por ejemplo un rebozo o un sombrero. En la parte alta de la mesa se coloca el somé y un
joyonaqué (flor costurada); en el piso, bellamente adornado con juncia, un brasero con mirra,
copal y estoraque; cuatro velas blancas sobre tallos de plátano y muchas veladoras, una por
cada difunto llamado a visitar y a comer

Alrededor del altar se le pone la ofrenda mayor que es el somé (somé es una palabra zoque
que significa ofrenda o regalo). Éste debe de estar cubierto de ramas de caoba, tempisque,
zapote negro, cuy o de cualquier árbol de la región, además está acompañado de panes en
forma de roscas o de muñecos que se llaman ponsoquis, y también de frutas de la región
como plátanos, cocos, papayas, etc.

Las flores que se usan en un altar zoque son solamente las de cempasúchil (en zoque se
llama muzá); la flor de lechita (en zoque se llama punupunú); la flor amarilla de cerro y la flor
de seda.

Las ofrendas en el altar son solamente las que le gustaban al difunto, pero solamente las
tradicionales entre las que se encuentran el sispolá, el puxasé, el ninguijuti, el fríjol con
chicharrón, el sihuamonte, el canané (todas comidas zoques). En cuanto a dulces están la
manzanilla en dulce, el garbanzo en dulce, el jocote curtido, el nanchi, etc. Las frutas del altar
son solamente la lima, la naranja, la mandarina, el cacahuate y la caña que son frutas de la
región. En cuanto bebidas están el agua, el pozol, el agua de chía, el chocolate con agua, el
pinole, el tazcalate con agua, el atole agrio y el aguardiente. También si fumaba la persona se
le ponen cigarros sin filtro.

El altar debe llevar dos cirios que se colocan dentro de un trozo de tronco de planta de
plátano, ya que antes no se contaba con candelabros y sahumaban el altar con incienso o
copal. Se acostumbraba agregar pétalos de flores desde donde estaba el altar hasta la puerta
simulando el camino que seguirían las almas para llegar a las ofrendas.

Las familias acostumbran a hacer el altar desde el día 30 para que el día que bajan las almas
de los niños que es el 31, puedan saborear de las ofrendas del altar.

Se coloca una veladora por cada muerto al que se le dedica el altar y se riega con juncia todo
alrededor.

El día 1 de Noviembre bajan las almas grandes, ese día por la tarde las familias acostumbran a
reunirse en la casa donde se hace el altar para saborear un rico tamal de untado o tamal de
mole o chiapaneco, y acompañarlo con un atole agrio y así también comer la calabaza en
dulce, mientras hacen coronas de flores de muzá y de punupunú y de flor de siempre viva,
para que éstas coronas se lleven al panteón el día 2 de noviembre.

En esta reunión no debe faltar la presencia de un anciano, mayordomo, o albacea mayor que
va de casa en casa para rezar en el altar una plegaria por el eterno descanso de los finados,
terminado el rezo el dueño del altar le proporciona un poco de cada cosa que tiene el altar por
su visita, así también podrán compartir las ofrendas del altar con los niños que pasan de casa
en casa pidiendo su calabacita. En algunas casas antes de rezar también se acostumbraba
a tocar algunas alabanzas con tambor, carrizo y jarana.

El día 2 de noviembre toda la gente se prepara para ir al panteón para visitar las tumba de sus
muertos llevando velas, flores, comidas, tamales, dulces, bebidas y música, es tanta la
concurrencia que los que duermen esa noche no logran acomodarse y se les dificulta
encontrar la tumba de su familiar.

El altar se quita hasta el día 9 de noviembre en que se celebra la octava de los muertos, y es
solo para despedir a las almas.*

Вам также может понравиться