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IMPUTACION EN ESPAÑA DE LAS PERDIDAS DE

FILIALES ESPAÑOLAS EN EL EXTRANJERO,


MOTIVADAS POR:

* DEPRECIACION DE VALORES.

* FONDO DE COMERCIO FINANCIERO.

* DEPRECIACION DE LA MONEDA.

P&A CONSULTORES – DEPARTAMENTO TRIBUTARIO

COLECCIÓN JURÍDICO-TRIBUTARIO DOCUMENTOS.

Documento 6/2003 (15 de marzo de 2003).


INTRODUCCIÓN.

En el presente documento se trata de determinar la posibilidad de que la


matriz española pueda compensar, a efectos del Impuesto sobre
Sociedades español, las pérdidas incurridas por una filial extranjera
motivadas por dos hechos específicos:

* la depreciación de la cartera y

* la devaluación de la moneda.

VALORES DE RENTA VARIABLE ADMITIDOS A COTIZACIÓN.

La Norma 8ª de Valoración del Plan General Contable establece que los


valores negociables admitidos a cotización en un mercado secundario se
contabilizaran, al menos, al final del ejercicio, en el precio de adquisición
o el de mercado si éste fuera inferior. En este último caso deberán
dotarse las provisiones necesarias para reflejar la depreciación
experimentada. Para el Plan General Contable el precio de mercado será
el inferior de: a) la cotización media en un mercado secundario
organizado correspondiente al último trimestre del ejercicio; b) la
cotización del día del cierre del balance o, en su defecto, la del
inmediato anterior que hubiera sesión.

No hay regulación en la LIS de la provisión que pueda afectar a estos


valores. Por tanto, será de aplicación el criterio de la norma contable-
mercantil, esto es, se computará como gasto la pérdida de valor
realizada en el ejercicio cuando el valor de mercado sea inferior al precio
de adquisición, siendo dicho valor de mercado la cotización media del
último trimestre del ejercicio o bien la cotización del día de cierre del
ejercicio, si fuese inferior.

No serán deducibles las dotaciones correspondientes a participaciones


en entidades residentes en países o territorios calificados
reglamentariamente como paraísos fiscales –excepto que dichas
entidades consoliden sus cuentas con las de la entidad que realiza la
dotación en el sentido del articulo 42 del Código de Comercio- ni las
concernientes a valores representativos del capital social del propio
sujeto pasivo.

No obstante, tratándose de sociedades de un grupo mercantil o bien


sociedades asociadas, aunque estén admitidas a cotización en un
mercado organizado, la provisión a efectos fiscales se regirá por los

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mismos criterios establecidos para las participaciones en entidades que
no están admitidas a cotización.

VALORES DE RENTA VARIABLE NO ADMITIDOS A COTIZACIÓN.

El Plan General Contable establece la dotación de esta provisión con los


mismos principios que para los valores que cotizan, pero determinando
el valor de mercado mediante criterios valorativos racionales. A efectos
de determinar la corrección de valor de las participaciones en el capital
de otras entidades, se comparará el precio de adquisición con el valor
teórico contable que corresponda a tales participaciones, corregido en el
importe de las plusvalías tácitas existentes en el momento de
adquisición y que subsistan en el momento de la valoración posterior.

Fiscalmente, el articulo 12.3 de la LIS establece la regulación de la


provisión por depreciación de valores representativos de la participación
en fondos propios que no cotizan en un mercado secundario organizado.
La LIS establece que la dotación por depreciación máxima deducible
será la diferencia entre los importes de los valores teóricos contables al
inicio y al cierre del ejercicio, debiendo tenerse en cuenta las
aportaciones y devoluciones de aportaciones realizadas en el ejercicio.
Para el calculo de esta diferencia se tomaran los valores al cierre del
ejercicio siempre que se contemplen en los balances formulados o
aprobados por el órgano competente.

Por tanto, para poder computar la depreciación en el mismo ejercicio en


que la sociedad participada obtiene la pérdida, es preciso que al tiempo
de dotar la provisión los administradores de la sociedad participada
hayan formulado las cuentas anuales de dicha entidad o bien se
hubieran aprobado las cuentas anuales de esta última, pues de los
balances de dichas cuentas se debe determinar el valor teórico de la
sociedad participada al efecto de dotar la correspondiente provisión. Por
tanto, no es preciso que estén aprobadas las cuentas para que puedan
tomarse en consideración al objeto del cálculo de la eventual dotación
de la provisión.

Según criterio de la Dirección General de Tributos (16-5-97), cuando no


se disponga de la información necesaria sobre las filiales al cierre del
ejercicio, la determinación de la dotación a la provisión se realizará
tomando en consideración los valores teóricos del último balance
aprobado por las filiales.

No obstante, no serán deducibles las dotaciones correspondientes a


participaciones en entidades residentes en países o territorios calificados

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reglamentariamente como paraísos fiscales –excepto que dichas
entidades consoliden sus cuentas con las de la entidad que realiza la
dotación en el sentido del articulo 42 del Código de Comercio- ni las
concernientes a valores representativos del capital social del propio
sujeto pasivo.

FONDO DE COMERCIO FINANCIERO.

La Ley 24/2001, de 27 de diciembre, de Medidas Fiscales para el año


2002 introdujo en el artículo 12 de la LIS la posibilidad de amortizar,
con trascendencia fiscal, el fondo de comercio financiero, esto es, la
diferencia entre el precio de adquisición de la participación y su valor
teórico contable en la fecha de adquisición, en la parte que no sea
imputable a los bienes y derechos de la entidad no residente.

La norma es aplicable a las acciones de sociedades no residentes en


España cuyas rentas sean susceptibles de acogerse al régimen de
exención del articulo 20 bis de la LIS, y, con arreglo a la misma, el
posible fondo de comercio financiero será deducible de la base imponible
con un límite anual máximo del 5% de su importe. En consecuencia, la
deducción correspondiente tanto a la provisión por depreciación como al
fondo de comercio financiero no resulta aplicable en el caso de
sucursales extranjeras de matrices españolas, al no tener aquellas
acciones propias.

La deducción es compatible con la provisión por depreciación de la


cartera, pero no es aplicable si el importe que se amortiza de fondo de
comercio forma parte de inversiones en la creación de filiales en el
extranjero para las que se faculta la aplicación de la deducción de la
cuota prevista en el articulo 34 bis de la LIS.

Por tanto, ambos incentivos fiscales son incompatibles en la misma


adquisición, en el sentido de que no puede aplicarse la deducción en la
base imponible del fondo de comercio en la medida en que la parte del
precio de adquisición correspondiente a dicho fondo de comercio se
incluya en la base de la deducción por actividades exportadoras. Cuando
la misma adquisición de la participación en la entidad no residente
permita aplicar ambos incentivos, lo normal será que el sujeto pasivo
opte por aplicar la deducción en la cuota por actividades exportadoras
dado que ello supone una deducción de determinado porcentaje del
importe de la inversión en el mismo período impositivo en que se realiza
la misma, mientras que la deducción del fondo de comercio incorporado
en el precio de adquisición se deduce a nivel de base imponible y
durante un período de 20 años.

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La LIS establece de forma expresa la compatibilidad de la deducción del
fondo de comercio incorporado en el precio de adquisición con la
deducción por la provisión de valores mobiliarios, cuando la entidad no
residente vea disminuido su valor teórico final respecto al del inicio del
ejercicio, cualquiera que haya sido su causa, como puede ser la
obtención de pérdidas en ese ejercicio o la distribución de reservas que
estuviesen incorporadas igualmente en el precio de adquisición de la
participación.

Ejemplo:

Una sociedad residente adquiere el 1-1-2002 el 50% de


participación en el capital de una entidad no residente que cumple
los requisitos del art. 20 bis de la LIS para que sus rentas gocen
de exención. El precio de adquisición de la participación asciende a
38.000. Los fondos propios de la entidad no residente al inicio y
cierre de ese ejercicio son los siguientes:

FONDOS PROPIOS 1/1/2002 31/12/2002

Capital 10.000 10.000


Reservas 20.000 20.000
Beneficio 2001 4.000 2.000
Beneficio 2002 ------- 8.000

La mitad del beneficio generado en el ejercicio 2001 se supone que fue


distribuido en mayo del 2002. Asimismo, que determinados elementos
patrimoniales de la entidad no residente están valorados contablemente por
un importe de 10.000 cuando su valor de mercado es de 20.000.

Entonces:

Valor teórico fecha adquisición participación: 17.000 (0,5 * 34.000)

Precio de adquisición – Valor teórico: 21.000 (38.000-17.000)

Mayor valor imputable a los elementos de la entidad participada: 0,5 *


(20.000 – 10. 000) = 5.000.

Fondo de comercio incorporado en el precio de adquisición de la


participación: 16.000 (21.000 – 5.000), del cual será deducible en el
ejercicio 2002 un importe de 800 (0,5 * 16.000).

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Por otra parte, se supone que al cierre del ejercicio el valor de la
participación se ha depreciado en un importe de 5.000, de las que 1.000
proceden de la distribución del dividendo y 4.000 de las pérdidas imputables
a la participación, de manera que si la sociedad residente dota una provisión
de 5.000, en la medida en que el dividendo de 1.000 percibido de la entidad
no residente goce de exención a efectos del art. 20 bis de la LIS, solamente
será gasto deducible un importe de 4.000 de dicha depreciación, el cual ex
compatible con la deducción de 800 practicada correspondiente al fondo de
comercio incorporado en el precio de adquisición de la participación.

PÉRDIDAS POR MODIFICACIÓN DEL TIPO DE CAMBIO.

En cuanto al tema de las posible pérdida de valor de la cartera de la


matriz debida a la depreciación monetaria registrada en el país de la
filial, la normativa fiscal recogida en el Impuesto sobre Sociedades sigue
el mismo criterio que el establecido por la normativa contable.

Según el Plan General Contable español, en el caso de los valores de


renta variable su conversión en moneda nacional se hará aplicando al
precio de adquisición el tipo de cambio vigente en la fecha en que los
valores mobiliarios se hubiesen incorporado al patrimonio. La valoración
así obtenida no podrá exceder de la que resulte de aplicar el tipo de
cambio vigente en la fecha de cierre al valor que tuviesen los valores en
el mercado.

En el supuesto de que al cierre del ejercicio el precio de adquisición


resulte inferior al valor de cierre del ejercicio procederá dotar la
correspondiente provisión por depreciación de valores negociables,
recogiendo en la misma la modificación en el valor de la acción debida a
la variación en el tipo de cambio, además, como ya se ha señalado
anteriormente, de recoger también en la provisión la posible variación
en el valor de la acción debido al cambio de su valor teórico. Como
puede observarse, se acumulan dos efectos en el valor de la acción. Por
una parte, lo que puede denominarse “efecto valor teórico” y por otra, el
“efecto depreciación monetaria”.

La doctrina administrativa (DGT, 2-1-2001), establece que cuando el


valor teórico contable de la participación en una sociedad extranjera se
incrementa en la moneda del país pero como consecuencia de una
devaluación la valoración en pesetas es inferior a la existente al inicio
del año, la entidad podrá dotar contablemente la provisión por
depreciación de valores que será deducible fiscalmente en la medida en
que no exceda de la diferencia entre los valores al inicio y al cierre de
ejercicio según el tipo de cambio vigente en esas fechas.

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CONCLUSIONES.

La existencia de pérdidas en filiales extranjeras de matrices españolas


debido al doble efectos de la depreciación de la cartera y de la
depreciación monetaria lleva a plantear las siguientes consideraciones
de índole fiscal:

1. En cuanto a la depreciación de la cartera, los criterios contable y


fiscal coinciden en el caso de los títulos cotizados y discrepan en el
de no cotizados. En los cotizados, el término básico de referencia
es la cotización en el mercado, y en el caso de los no cotizados la
evolución de su valor teórico.

2. Fiscalmente, se contempla la posibilidad de amortizar, sujeta a


límite, el fondo de comercio financiero, configurándose su
compatibilidad Con la auténtica provisión por depreciación de la
cartera.

3. En la línea prevista en el ámbito de la normativa contable, la


provisión por depreciación de la cartera podrá recoger la
modificación en el valor de la acción debida a la variación del tipo
de cambio.

ANEXO.

AEAT: 14-02-2001

SUMARIO:

IS. Acciones sin cotización. Provisión depreciación.

PRECEPTOS:

Ley 43/1995 (Ley IS), arts. 10.3 y 12.3.

Cuestión planteada:

La dotación a la provisión por depreciación de valores


representativos de participación en fondos propios de entidades que no
coticen en un mercado secundario organizado ¿es deducible
fiscalmente?

Contestación:

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Será deducible la dotación a la provisión realizada de acuerdo con
la normativa contable y con el límite máximo establecido en la Ley del
Impuesto sobre Sociedades, eso es, en la medida en que no supere la
diferencia entre los valores teóricos contables de la entidad participada
al inicio y al cierre del ejercicio, considerando, a estos efectos, los
valores recogidos en los últimos balances aprobados.
La regla de valoración 8.ª 2 del Plan General del Contabilidad
establece una corrección valorativa cuando el precio de adquisición de la
participación sea superior al valor teórico contable que le corresponda
corregido en el importe de las plusvalías tácitas existentes en el
momento de la adquisición y que subsistan en el de la valoración
posterior.

---------------------------------------------------------------------------------

DGT: 02-01-2001
N.º CONSULTA: 1679/2000

SUMARIO:

IS. Provisión por depreciación de valores mobiliarios. El valor


teórico contable de la participación en una sociedad extranjera se ha
incrementado en la moneda del país pero, como consecuencia de su
devaluación, la valoración en pesetas es inferior a la existente al inicio
del año. La entidad podrá dotar contablemente la provisión por
depreciación de valores, que es deducible fiscalmente en la medida en
que no exceda de la diferencia entre los valores teóricos al inicio y al
final de año según el tipo de cambio vigente en esas fechas.

PRECEPTOS:

Ley 43/1995 (Ley IS), arts. 10.3 y 12.3.


RD 1643/1990 (PGC), normas de valoración 8.ª y 14.ª.

Descripción sucinta de los hechos:

La consultante posee una participación del 20,44 por 100 en el


capital de una sociedad de nacionalidad brasileña que no cotiza en
mercados secundarios organizados. A lo largo del ejercicio 1999, el valor
teórico contable según balance de las acciones, denominado en moneda
brasileña, se ha visto incrementado. No obstante, el real brasileño ha
experimentado una notable devaluación con respecto a la peseta, en
cuantía tal que absorbe el incremento de valor teórico y determina, a

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finales de ejercicio, una valoración de la cartera en moneda nacional
inferior a la existente a 1 de enero de 1999.

Cuestión planteada:

1. Dotación a la provisión por depreciación de valores mobiliarios:


deducibilidad fiscal y cuantía.

2. Cuenta a utilizar para recoger contablemente la depreciación


experimentada por la participación en la sociedad brasileña.

Contestación:

El apartado 3 del artículo 10 de la Ley 43/1995, de 27 de


diciembre, del Impuesto sobre Sociedades (IS) establece que:

«En el régimen de estimación directa la base imponible se


calculará corrigiendo, mediante la aplicación de los preceptos
establecidos en la presente Ley, el resultado contable determinado de
acuerdo con las normas previstas en el Código de Comercio, en las
demás leyes relativas a dicha determinación y en las disposiciones que
se dicten en desarrollo de las citadas normas.»

Por otra parte, el apartado 3 del artículo 12 del citado texto legal
señala que:

«La deducción en concepto de dotación por depreciación de los


valores representativos de la participación en fondos propios de
entidades que no coticen en un mercado secundario organizado no
podrá exceder de la diferencia entre el valor teórico contable al inicio y
al cierre del ejercicio, debiendo tenerse en cuenta las aportaciones o
devoluciones de aportaciones realizadas en el mismo. Este criterio se
aplicará a las aportaciones en el capital de sociedades del grupo o
asociadas en los términos de la legislación mercantil.
Para determinar la diferencia a que se refiere el párrafo anterior,
se tomarán los valores al cierre del ejercicio siempre que se recojan en
los balances formulados o aprobados por el órgano competente.»

En materia contable, la norma de valoración 8.ª del Real Decreto


1643/1990, de 20 de diciembre, por el que se aprueba el Plan General
de Contabilidad, relativa a valores negociables y aplicable tanto a
inversiones financieras temporales como permanentes, indica que éstas
se valorarán por el precio de adquisición a la suscripción o compra,
teniendo en cuenta que si el precio de adquisición fuera superior al valor

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teórico contable corregido en el importe de las plusvalías tácitas
existentes en el momento de la adquisición y que subsistieran en el de
la valoración posterior, procedería dotar la correspondiente provisión por
la diferencia existente. Por otro lado, la norma de valoración 14.ª,
referida a las diferencias de cambio en moneda extranjera, señala, en lo
que a valores de renta variable se refiere, que su conversión en moneda
nacional se hará aplicando al precio de adquisición el tipo de cambio
vigente en la fecha en que dichos valores se hubieren incorporado al
patrimonio. La valoración así obtenida no podrá exceder de la que
resulte de aplicar el tipo de cambio vigente en la fecha de cierre, al valor
que tuvieren los valores en el mercado.
En el caso planteado por la consultante son dos las circunstancias
que influyen sobre la valoración de la participación poseída: la variación
del valor teórico contable como consecuencia de la evolución positiva de
los resultados generados por la sociedad participada, y la evolución
negativa de los tipos de cambio. El impacto de este último sobre el valor
de la participación neutraliza y excede el efecto positivo derivado de la
evolución de los negocios de la entidad no residente, de manera tal que,
globalmente considerado, el valor teórico contable de la cartera al final
del ejercicio 1999, denominado en pesetas, es inferior al calculado para
el inicio del mismo ejercicio. Por tanto, la consultante podrá dotar
contablemente la correspondiente provisión por depreciación de valores
representativos de la participación en fondos propios de entidades no
cotizadas, en los términos establecidos en la normativa contable a que
se ha aludido.
Respecto de la deducción a efectos fiscales del gasto contabilizado
por la depreciación de la participación, de acuerdo con lo dispuesto en el
citado artículo 12.3 de la Ley del IS, será deducible en la medida en que
no exceda de la diferencia entre los valores teóricos contables al inicio y
al cierre del ejercicio determinados según el tipo de cambio vigente en
esas fechas.
En cuanto a la segunda de las cuestiones planteadas cabe señalar
que, como indica la propia presentación del Real Decreto 1643/1990, el
Plan General de Contabilidad sólo es de aplicación obligatoria en aquella
parte de su contenido que establece los principios, normas de valoración
y modelos a los que deben ajustarse las cuentas anuales, así como las
normas de elaboración de las mismas, es decir, en aquella parte que es
desarrollo de la legislación mercantil. Sin embargo, aquellos aspectos
del Plan que simplemente estructuran una mecánica contable no serán
vinculantes para las empresas. En este sentido, la numeración,
denominación y movimiento de las cuentas constituye, simplemente,
una guía para facilitar a las empresas el cumplimiento de sus
obligaciones legales en materia de contabilidad. Así, por tanto, la
dotación a la provisión podrá efectuarse con cargo a cualquier cuenta

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cuya denominación contribuya a ofrecer una imagen fiel de los
resultados de la consultante. Por ello, sería recomendable que el nombre
empleado para la cuenta de cargo aluda a la circunstancia básica que ha
determinado la dotación de la provisión, que no es otra sino la evolución
negativa de los tipos de cambio. Resulta también conveniente que las
cuentas empleadas para recoger la provisión reflejen la vocación con
que la cartera poseída ha entrado a formar parte del patrimonio de la
consultante y las relaciones existentes con la entidad participada, esto
es, si se trata de una mera inversión financiera temporal o permanente,
si ésta puede ser considerada como empresa del grupo o asociada, etc.

Lo que comunico a Vd. con el alcance y efectos previstos en el


apartado 2 del artículo 107 de la Ley General Tributaria.

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DGT: 12-12-2000
N.º CONSULTA: 2314/2000

SUMARIO:

IS. Provisión por depreciación de valores. Una entidad dotó la


provisión por depreciación de valores por pérdidas incurridas por una
sociedad participada hasta anular el precio de adquisición y por el resto
de las pérdidas dotó una provisión por responsabilidades que ajustó
fiscalmente como no deducible. En ejercicio posterior acudió a una
ampliación de capital y dotó una nueva provisión por depreciación de
valores con cargo a la provisión por responsabilidades. Será deducible
esta provisión por depreciación de valores mediante un ajuste negativo
al resultado contable.

PRECEPTOS:

Ley 43/1995 (Ley IS), art. 12.3.


RD 1163/1990 (Devolución Ingresos Indebidos), art. 8.º y disp.
adic. tercera.

Descripción sucinta de los hechos:

La entidad consultante es una empresa constructora sujeta a las


normas de adaptación del Plan General de Contabilidad a las empresas
constructoras, siendo única accionista de una sociedad anónima. Esta
última en los ejercicios 1992 a 1995 incurrió en fuertes pérdidas que
ocasionaron en 1995 y 1996 una ampliación de capital para restablecer

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el equilibrio patrimonial. La consultante reflejó las pérdidas de la filial
dotando la provisión por depreciación de valores hasta anular el precio
de adquisición de los títulos, contabilizando el resto de las pérdidas
dotando una provisión por responsabilidades, no considerando esta
última como deducible.
Posteriormente en los ejercicios del aumento de capital tampoco
consideró dichas pérdidas al anularse contablemente las provisiones por
responsabilidades creando una provisión por depreciación de cartera
nuevas que no representaba la depreciación de las acciones del ejercicio
sino de los anteriores. En la actualidad se está tramitando la disolución
de la filial.
Cómputo de dicha depreciación de valor en el momento de la
disolución.

Cuestión planteada:

Cómputo de dicha depreciación de valor en el momento de la


disolución.

Contestación:

De acuerdo con el artículo 12.3 de la Ley 43/1995, de 27 de


diciembre, del Impuesto sobre Sociedades (IS), la deducción en
concepto de dotación por depreciación de los valores representativos de
la participación en fondos propios de entidades que no coticen en un
mercado secundario organizado no podrá exceder de la diferencia entre
el valor teórico contable al inicio y al cierre del ejercicio, debiendo
tenerse en cuenta las aportaciones o devoluciones de aportaciones
realizadas en el mismo, determinándose dicha diferencia de los valores
al cierre del ejercicio siempre que se recojan en los balances formulados
o aprobados por el órgano competente.
En consecuencia, la provisión por responsabilidades dotada por el
exceso de las pérdidas de la entidad participada respecto del valor de
adquisición de la participación, no tendrá la consideración de gasto
fiscalmente deducible en el ejercicio en el que se hayan dotado. No
obstante, en el ejercicio en el que se aportó capital para cubrir dicho
exceso de pérdidas, siempre que el valor de la participación no se haya
recuperado como consecuencia de beneficios obtenidos por la entidad
participada, el valor de la participación se depreció por el importe de la
aportación, de acuerdo con lo establecido en el citado artículo 12.3 de la
Ley del IS, siendo fiscalmente deducible dicha depreciación siempre que
se hubiese contabilizado como gasto.
De los hechos manifestados en la consulta parece deducirse que
dicha depreciación no se contabilizó como gasto en el ejercicio en el que

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se aportó capital por cuanto que dicha provisión se dotó con cargo a la
provisión por responsabilidades. No obstante, a efectos fiscales, de
acuerdo con el artículo 19 de la Ley del IS, dicha provisión tenía la
condición de deducible en dicho ejercicio dado que la depreciación tuvo
lugar en el mismo, entendiéndose cumplido el requisito de
contabilización del gasto dado que ello tuvo lugar en un ejercicio
anterior (en el que se dotó la provisión por responsabilidades que no fue
deducible), para lo cual se debió realizar un ajuste negativo al resultado
contable para determinar la base imponible del referido ejercicio que se
corresponde con el ajuste positivo de igual importe realizado en el
ejercicio de contabilización de la provisión por responsabilidades.
Por tanto, al objeto de computar dicho gasto en el período
impositivo en el que realmente se devengó, el sujeto pasivo podrá instar
a la Administración Tributaria la devolución de ingresos indebidos o, en
caso contrario, la rectificación de la declaración del IS correspondiente a
dicho período en los términos establecidos, respectivamente, en el
artículo 8.º o disposición adicional tercera del Real Decreto 1163/1990,
de 21 de septiembre, por el que se regula el procedimiento para la
realización de devoluciones de ingresos indebidos de naturaleza
tributaria.

---------------------------------------------------------------------------------

AEAT: 28-03-2000

SUMARIO:

IS. Pérdida de valor de elementos patrimoniales. Acciones con


cotización.

PRECEPTOS:

Ley 43/1995 (Ley IS), art. 10.3.

Cuestión planteada:

¿Es deducible la dotación a la provisión por depreciación de


valores representativos de la participación en fondos propios que cotizan
en un mercado secundario organizado?

Contestación:

Las correcciones valorativas efectuadas de acuerdo con la


normativa contable, en relación con los valores representativos de

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participación en fondos propios de entidades que coticen en un mercado
secundario organizado, tienen plena eficacia a efectos de la
determinación de la base imponible, salvo las correspondientes a las
participaciones en el capital de sociedades del grupo o asociadas, a las
de entidades residentes en territorios calificados como paraísos fiscales
(salvo que consoliden sus cuentas con las de la entidad), y a los valores
representativos del capital social del propio sujeto pasivo.

---------------------------------------------------------------------------------

DGT: 16-05-1997
N.º CONSULTA: 1013/1997

SUMARIO:

IS. Provisión por depreciación de la cartera de valores. La


determinación de la dotación a la provisión, si no se dispone de la
información necesaria de las filiales al cierre de su ejercicio, se efectuará
tomando en consideración los valores teóricos del último balance
aprobado por dichas entidades.

PRECEPTOS:

Ley 43/1995 (Ley IS), art. 12.3.

Descripción sucinta de los hechos:

La entidad consultante tiene participaciones en el capital de otras


entidades.
Al cierre de su ejercicio no posee, con carácter general, la
información necesaria para proceder al cálculo de la depreciación
experimentada por determinadas filiales, por lo que ha optado por
determinar la provisión en función de los balances aprobados por las
empresas filiales.

Cuestión planteada:

A efectos del Impuesto sobre Sociedades, ¿puede la entidad dotar


la provisión conforme al último balance aprobado?

Contestación:

El artículo 10.3 de la Ley 43/1995, de 27 de diciembre, del


Impuesto sobre Sociedades, establece:

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«En el régimen de estimación directa la base imponible se
calculará corrigiendo, mediante la aplicación de los preceptos
establecidos en la presente Ley, el resultado contable determinado de
acuerdo con las normas previstas en el Código de Comercio, en las
demás Leyes relativas a dicha determinación y en las disposiciones que
se dicten en desarrollo de las citadas normas».

Por otra parte, el apartado 3 del artículo 12 de la misma Ley


establece:

«La deducción en concepto de dotación por depreciación de los


valores representativos de la participación en fondos propios de
entidades que no coticen en un mercado secundario organizado no
podrá exceder de la diferencia entre el valor teórico contable al inicio y
al cierre del ejercicio, debiendo tenerse en cuenta las aportaciones o
devoluciones de aportaciones realizadas en el mismo. Este mismo
criterio se aplicará a las participaciones en el capital de sociedades del
grupo o asociadas en los términos de la legislación mercantil.
Para determinar la diferencia a que se refiere el párrafo anterior se
tomarán los valores al cierre del ejercicio siempre que se recojan en los
balances formulados o aprobados por el órgano competente.
No serán deducibles las dotaciones correspondientes a la
participación en entidades residentes en países o territorios calificados
reglamentariamente como paraísos fiscales, excepto que dichas
entidades consoliden sus cuentas con las de la entidad que realiza la
dotación en el sentido del artículo 42 del Código de Comercio, ni las
concernientes a valores representativos del capital social del propio
sujeto pasivo».

En consecuencia, será deducible la dotación a la provisión que


corresponda de acuerdo con la normativa contable con el límite máximo
establecido en el mencionado artículo 12.3; es decir, la dotación
contabilizada será deducible en la medida que no supere la diferencia
entre los valores teóricos contables de la participada al inicio y al cierre
del ejercicio, considerando, a estos efectos, los valores recogidos en los
últimos balances aprobados.

Todo lo cual se comunica de acuerdo y a los efectos previstos en el


artículo 107 de la Ley General Tributaria.

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Sentencia AN (Sala de lo Cont.-Adm.) de 26 julio 2001.

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Resumen: Provisión por depreciación de valores. Valores adquiridos a
entidad vinculada por un precio superior al teórico. Depreciación:
inexistente. Improcedencia de la dotación. Salida de dinero de las
cuentas de la entidad con destino presunto a la caja de la misma, pero
que era percibido por otras personas. Posteriormente se efectuaba
salida de la caja de la entidad con destino a las cuentas bancarias de la
misma. Renta sometida al Impuesto.

Disposiciones estudiadas: LIS, arts. 10 y 12.3.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

CUARTO.-El tema de la regularización de la dotación para la provisión de


la depreciación de la cartera de valores, requiere, dada su complejidad,
la descripción de los siguientes datos fácticos relevantes para su
adecuado enjuiciamiento:

1º En los meses de noviembre y diciembre de 1986 las


compañías «Lozano, SA», y «Buhler Miag, SA», ambas acreedoras de
«Pastas Gloria, SA», libraron letras de cambio por importes, respectivos
de 100.630.000 ptas. y 122.799.000 ptas., contra «Industrias
Alimenticias Gloria, SA» (IAG), letras avaladas solidariamente por don
Fernando R. P. y don Emilio E. G.

2º El 5 de enero de 1987 se constituye la citada «Industrias


Alimenticias Gloria, SA» (IAG), con capital de 5.000.000 de ptas.,
integrante de 1.000 acciones que fueron suscritas por mitad entre don
Fernando R. P. y don Emilio E. G. y su familia.

3º El 16 de febrero de 1987 IAG amplía su capital en 45.000.000


de ptas., emitiendo 9.000 acciones nominativas, de las que don
Fernando R. P. suscribe el 49,98% y don Emilio E. G., su esposa y
familia el 50,02%. Gloria Pastas Alimenticias suscribe una acción y en
pago de tal suscripción aporta un negocio de fabricación de productos
alimenticios con un valor patrimonial de 1.250 ptas (activo de
900.574.041 ptas. y pasivo de 900.572.791 ptas.).

4º El 23 de diciembre de 1987 don Fernando R. P. vende a


«Espuelas Empresa Constructora, SA» (EEC), sociedad controlada al
100% por don Emilio E. y su círculo familiar, un total de 4.998 acciones
al precio de 1 pta. por acción.

16
5º El patrimonio neto de Industrias Alimenticias Gloria a 31 de
diciembre de 1987 (único ejercicio en que la misma realiza actividad
empresarial), según balance comprobado, es de 231.710.131 ptas. por
lo que el valor teórico por acción resultaba de -23.171 ptas.

6º Con fecha de 1 de enero de 1988 «Industrias Alimenticias


San Juan, SA», se hace cargo de la fabricación y venta de productos
elaborados bajo la marca Gloria, dirigiendo la producción, facturando a
su nombre y haciéndose cargo de instalaciones, personal y clientela. Tal
compraventa, que se efectúa por un precio alzado de 366.233.404
ptas., se eleva a documento público el 29 de febrero de 1988, y origina
en Industrias Alimentarias Gloria una pérdida contable de 346.4327.333
(sic) ptas., saldo negativo que resulta de la contabilidad del ejercicio
1988.

7º El 22 de febrero de 1988 (una semana antes de la venta de


las instalaciones de Industrias Alimenticias Gloria) Emilio E. y su familia
habían transmitido a Espuelas Empresa Constructora (perteneciente en
su totalidad al grupo familiar), 4.991 acciones (valor teórico de
115.646.461 ptas.), al precio de una peseta por acción.

8º El 24 de diciembre de 1988 la Junta General de Industrias


Alimentarias Gloria en Acuerdo elevado a Escritura Pública, solicita a los
accionistas la amortización de pérdidas del ejercicio 1987, facultando a
don Emilio E. para que otorgara los documentos necesarios.

9º En ejecución de dicho acuerdo Espuelas Empresa


Constructora incorpora al costo contable de la adquisición de las
acciones de Industrias Alimentarias Gloria (mediante asiento de 26 de
diciembre de 1988) un importe de 197.742.344 ptas., cancelando como
contrapartida una parte del saldo deudor por los desembolsos que como
anticipo había realizado Espuelas Empresa Constructora a favor de
aquella sociedad.

10º Dicha incorporación, sumada al valor nominal de las


acciones, eleva el costo de adquisición de la cartera de Industrias
Alimentarias Gloria y permite a Espuelas Empresa Constructora hacer
una provisión por depreciación de valores mobiliarios para 1988 de
231.528.969 ptas. y para 1989 de 346.056.249 ptas.

En base a tales antecedentes considera la Inspección que debe


incrementarse la base imponible declarada en 115.683.360 ptas.
contabilizadas como gasto del ejercicio en concepto de «provisión por la
depreciación de la cartera de valores», cuenta que recoge la

17
depreciación sufrida por las acciones de la mercantil Industrias
Alimentarias Gloria, por comparación del valor de adquisición y el teórico
a 31 de diciembre de 1988, por no aceptar a efectos fiscales tal valor de
adquisición al haberse producido una operación de compraventa de
acciones entre partes vinculadas, y en consecuencia rechazarse la
depreciación contabilizada al entender que se trata de un saneamiento
de activo.

QUINTO.-Para la adecuada delimitación de la cuestión, por tanto,


ha de analizarse la aplicación o no al supuesto de la norma de valoración
que para las operaciones entre sociedades vinculadas establece el
artículo 16 de la antigua Ley 61/1978 de 27 diciembre, del Impuesto
sobre Sociedades (RCL 1978, 2837), así como los artículos 38 y 39 de
su Reglamento, aprobado por Real Decreto 2631/1982.

Dispone el apartado 1 de dicho artículo 16 que «Los ingresos y


gastos se computarán por sus valores contables, siempre que la
contabilidad refleje en todo momento la verdadera situación patrimonial
de la Sociedad». El apartado 3 del referido artículo 16 señala que «...
cuando se trate de operaciones entre sociedades vinculadas, su
valoración a efectos de este Impuesto se realizará de conformidad con
los precios que serían acordados en condiciones normales de mercado
entre Sociedades independientes».

Añadiendo el apartado 4 del mismo que «Lo dispuesto en el


número anterior se aplicará en todo caso: a) A las sociedades vinculadas
directa o indirectamente con otras, no residentes en España. b) A las
operaciones entre una Sociedad y sus socios, consejeros o personas que
formen parte de sus respectivas unidades familiares, definidas de
acuerdo con el artículo 5 de la Ley del Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas (RCL 1978, 1936). c) A las operaciones entre dos
Sociedades en las cuales los mismos socios o personas integrantes de
sus respectivas unidades familiares posean al menos el 25 por 100 de
sus capitales, o cuando dichas personas ejerzan en ambas sociedades
funciones que implique el ejercicio del poder de decisión».

Así como su ordinal 5 que: «A los efectos de lo dispuesto en los


dos apartados anteriores se entenderá que existe vinculación entre dos
Sociedades cuando participen, directa o indirectamente, al menos en el
25 por 100, en el capital social de otra o cuando, sin mediar estas
circunstancias, una sociedad ejerza en otras funciones que implique el
ejercicio del poder de decisión».

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Conforme a dicha normativa que, como se ha dicho, se recogía
también con idéntica redacción en los artículos 38 y 39 del Reglamento
del Impuesto sobre Sociedades, resulta indudable la aplicación al caso
de tal figura jurídica de la vinculación, al resultar acreditado que a partir
de enero de 1988 don Emilio E., junto con su esposa y otros familiares
íntimos eran titulares de 5.002 acciones de Industrias Alimenticias
Gloria (que constituían el 50,02% de su capital), y al mismo tiempo
ambos cónyuges titulares del 100% del capital social de Espuelas
Empresa Constructora, empresa esta última que a su vez era propietaria
de 4.998 acciones de Industrias Alimentarias Gloria, vinculación que
todavía se incrementa más a partir de 22 de febrero de 1988 fecha en
que Espuelas Empresa Constructora pasa a ser titular de 9.989 acciones
de las 10.000 que integraban el capital de Industrias Alimentarias
Gloria.

Lo que establecen dichos preceptos es una presunción «iuris et de


iure» que supone una excepción a la valoración contable de los ingresos
y gastos para el caso de sociedades vinculadas, valorándose conforme a
los precios que serían acordados en condiciones normales de mercado
entre sociedades independientes, cautela que cubre el riesgo donde
ciertas convergencias de intereses puedan afectar, no a la pureza de la
contabilidad propiamente dicha, sino al rigor económico de las
operaciones en ella reflejadas. Se aplican, en consecuencia, los que se
denominan ajustes fiscales de las operaciones vinculadas o precios de
transferencia. Y ello porque lo que se trata de impedir desde el punto de
vista fiscal, a través de la repetida norma del art. 16.3 LIS es la
transferencia de beneficios o pérdidas entre las sociedades vinculadas a
través de la fijación de precios convenidos, mediante la fijación de
ajustes fiscales extracontractuales resultado de aplicar precios de libre
mercado entre sociedades independientes. Por ello, no puede admitirse
la inexistencia de hecho imponible mediante la destrucción de la
presunción de onerosidad de renta, pues se parte de la existencia de
sociedades vinculadas cuyas operaciones, por imperativo legal, tributan
conforme a precios normales de mercado.

En el supuesto enjuiciado, y como efecto más relevante de la


vinculación anteriormente mencionada, ha de destacarse el hecho de
que don Emilio E. y su familia (tal y como se hace ya constar en el
exhaustivo informe ampliatorio emitido por la Inspección, e igualmente
el Acuerdo de liquidación definitiva), con fecha de 22 de febrero de 1988
transmitieron 4.991 acciones cuyo valor teórico era de 115.646.461
ptas. a 31 de diciembre de 1987, al precio de 1 pta. por acción, y a una
sociedad de la cual él y su familia eran propietarios del 100% del
capital: Espuelas Empresa Constructora. Es ésta una operación

19
impensable entre partes independientes, puesto que el comprador
siempre hubiera exigido la previa reposición de pérdidas para dejar
reducido el patrimonio social a 0 ptas. La única explicación para tal
heterodoxo proceder, por tanto, sólo puede ser la de obtener algún
beneficio (fiscal) respecto de la reposición de pérdidas que
obligatoriamente iban a tener que asumir don Emilio E. G. y su familia
por la titularidad de las acciones de una de sus empresas: Industrias
Alimentarias Gloria, reposición de pérdidas que si bien no iba a poder
ser compensada en su base imponible del Impuesto sobre la Renta de
las Personas Físicas, sí podía absorberse, sin embargo, en la base
imponible del Impuesto sobre Sociedades de EEC (100% titularidad de
dicho Emilio E.) por la vía de la dotación para la provisión por
depreciación de valores mobiliarios, tal y como se efectuó en el ejercicio
1988 por importe de 231.528.969 ptas. y en el ejercicio 1989 por
importe de 346.056.249 ptas.

Nos hallamos, en definitiva, ante un negocio jurídico simulado o


sin causa, operación simulada o ficticia que, como razona la resolución
del Tribunal Regional, bien podía haber sido enmarcada en un
expediente de fraude de ley. Mas al no haberse tramitado por tal vía,
obligado resulta ceñirnos a lo que se desprende del expediente
practicado, del que resulta, sin lugar a dudas, un negocio plenamente
incardinable en el artículo 16 de la LIS y 38 y 39 del Reglamento del
Impuesto, en cuanto destinado a obtener algún fruto o beneficio de las
pérdidas existentes, a través de su transmisión a una persona jurídica
vinculada que se hallaba en condiciones de poder obtener por vía de
compensación de gastos (o dotación para la provisión de la depreciación
de la cartera de valores) lo que a las personas físicas, en cuanto sujetos
pasivos del correspondiente Impuesto personal, no les era posible,
operación que no hubiera sido posible de no existir la previa vinculación
entre las sociedades y los socios a que se ha aludido con reiteración.

En consecuencia, y dada la evidencia del exceso del precio pagado


por Espuelas Empresa Constructora respecto de la compra de acciones
de Industrias Alimenticias Gloria, sobreprecio respecto de los valores
teóricos de tales acciones cuya razón exclusiva era la de obtener un
ilícito beneficio fiscal, la conclusión de todo lo anterior es que procede
confirmar la regularización que de la dotación para la provisión de la
depreciación de la cartera de valores, como saneamiento del activo no
deducible fiscalmente, se lleva a cabo por la Inspección (y se confirma
en vía económico-administrativa), por lo que el segundo motivo del
recurso asimismo ha de decaer.

20
SEXTO.-El análisis del incremento no justificado de patrimonio que
además se imputa a la sociedad actora por la Administración, exige
poner de manifiesto que del estudio pormenorizado incorporado al
Informe ampliatorio del acta resulta lo siguiente: El dinero que salía de
las cuentas corrientes de la entidad y que contablemente iba a la caja
social, realmente era percibido por personas ajenas a la sociedad y por
conceptos que no se han podido determinar. Si posteriormente de la
caja salió dinero para efectuar ingresos en las cuentas bancarias y
determinados pagos, es evidente que este dinero y el anterior no son el
mismo y consecuentemente, el que salió de la caja y sirvió para realizar
determinados pagos era un dinero «nuevo», de origen indeterminado:
elementos patrimoniales no reflejados en la contabilidad hasta ese
momento y que aparecen una vez que el ingreso en la cuenta corriente
se produce.

Irrealidad contable que favorece que un bien patrimonial (dinero)


que salía de una cuenta de la sociedad (Bancos) a otra cuenta de la
misma (Caja) no generando contablemente variación patrimonial
alguna, realmente no era depositado en dicha Caja social sino percibido
por terceras personas ajenas a la sociedad. La contabilidad reflejada así
un «dinero contable» en el patrimonio de la interesada, pero el dinero
«real» engrosaba el patrimonio de terceras personas.

La resolución del Tribunal Económico-Administrativo Central,


ahondando en tales consideraciones efectuadas por la Inspección, pone
de manifiesto que la regularización se basa en una presunción de que
«los talones cobrados en efectivo por personas desconocidas no llegaron
a ingresar en la caja social, y sólo cuando la sociedad dispuso de
remanente suficiente (proveniente de las operaciones de promoción
realizadas por la constructora) abonó las cuentas bancarias, siendo ese
abono, según se realizó ejercicio por ejercicio, el incremento de
patrimonio que se regulariza como proveniente de un dinero de origen
desconocido». Se consideran hechos demostrados para llegar a esa
conclusión, los siguientes: 1º. Que la empresa mantuvo en caja
plurianualmente efectivos desmesurados frente a las obligaciones
financieras que soportaba; 2º. No se ha justificado la necesidad de
mantener en caja tales efectivos; 3º. No es práctica usual que las
personas desconocidas cobren tan importantes cantidades de dinero en
efectivo para su ingreso en la caja social, ni ha podido probarse quiénes
fueron estas personas; 4º. El conjunto de operaciones se cierra
plurianualmente restituyendo a las cuentas bancarias el dinero
presuntamente anticipado sin ninguna necesidad; y 5º. No se ha
ofrecido ninguna explicación convincente de tan anómalo proceder.

21
Tal prueba de presunciones se halla permitida en derecho
tributario a tenor del artículo 118.2 de la Ley General Tributaria (RCL
1963, 2490), cuyo tenor literal es el siguiente:

«Para que las presunciones no establecidas por la ley sean


admisibles como medio de prueba es indispensable que entre el hecho
demostrado y aquel que se trate de deducir haya un enlace preciso y
directo según las reglas del criterio humano».

Concurre en el supuesto, según se desprende de las anteriores


argumentaciones, el indispensable enlace preciso y directo entre los
hechos base que se exponen y el hecho que se trata de demostrar.

En la demanda, para destruir la indicada presunción, únicamente


se argumenta que «en aquellas fechas la persona encargada de la
contabilidad no era la misma que realizaba los pagos ni intervenía en las
operaciones empresariales, por lo que cuando se emitían los talones y
desconocía su destino, los contabilizaba en la cuenta de caja, a fin de
conocer con exactitud la posición de los saldos de bancos, y cuando le
era suministrada la información y especialmente la documentación
soporte de los apuntes, contabilizaba su salida». Se trata, por tanto, de
una mera alegación de parte que en absoluto desvirtúa los hechos que
ya desde el Informe de la Inspección se acreditan en el expediente, y a
cuya demostración se llega tras un prolongado y elaborado estudio de
las cuentas, talones y otros elementos contables de la sociedad,
demostración que no ha podido ser rebatida por dicha actora en ninguna
de las instancias administrativas.

Si bien se añade en la demanda que tal recurrente formuló un


seguimiento de la denominada «cuenta de Caja» en el recurso de
alzada, por el que se acreditaba que en ningún momento la Caja se
quedaba a saldo acreedor o rojo, con lo que se justifica el incremento de
patrimonio, tampoco tal alegación puede ser tomada en consideración,
pues el incremento injustificado que se imputa a Espuelas Empresa
Constructora no deriva de un supuesto saldo acreedor de aquella cuenta
de su contabilidad sino del hecho demostrado de que el dinero que salía
de las cuentas corrientes de la misma y que contablemente iba a la caja
social, realmente era percibido por personas ajenas a la sociedad, por lo
que el posterior dinero que salía de tal caja para efectuar ingresos en las
cuentas bancarias y determinados pagos, no era el mismo que el
anterior y por tanto el que salía de la caja y servía para realizar
determinados pagos era un dinero «nuevo», de origen indeterminado.
Incremento que se deduce, a través de los hechos demostrados que se
exponen, mediante el requerido e indispensable enlace preciso y directo,

22
y que no ha sido desvirtuado a través de las manifestaciones que
efectúa la representación de EEC en la demanda.

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Sentencia TS (Sala de lo Cont. Adm.) de 6 mayo 1988.

Resumen: Valoración de activos. Acciones con cotización oficial


adquiridas por un precio superior al de cotización y posteriormente
transmitidas.

Disposiciones estudiadas: LIS, art. 12.3.

SEGUNDO.-Ciertamente el art. 104-2 de la Ley de Sociedades Anónimas


no sólo contempla la forma de valoración de las acciones que se cotizan
en Bolsa, sino también, la de los valores no admitidos a cotización
oficial. Pero la afirmación errónea por limitativa de la sentencia es
indiferente para la cuestión que ha de resolverse en el presente recurso,
que es la forma concreta en la que ha de hacerse la valoración de las
acciones adquiridas por la entidad apelante y referida al momento de su
adquisición, que fue el 19 junio 1978. En esa fecha: a) la cotización
media en la Bolsa durante el último trimestre, oscilaba alrededor de un
40 por 100, y las últimas operaciones realizadas se acercaban mucho a
este tipo de cotización; b) la entidad apelante las adquirió por «precio
convenido» contabilizándolas en el Balance al 129,369 por 100; c)
posteriormente las vendió el 5 octubre 1979 al 40,50 por 100,
acudiendo para ello a la cotización en Bolsa de las acciones en el
momento de la venta...

TERCERO.-Hay que partir de que la Hacienda Pública es un


tercero, respecto de los contratos que celebren los particulares, sean
éstos civiles o mercantiles. Siendo tercero y no habiendo impugnado por
inexacto el precio de la adquisición de las acciones de «I.P. SA», deberá
de estar a la realidad de precio que se abonó por ellas, con intervención
de Agente de Cambio y Bolsa, ya que su fe pública en las transacciones
mercantiles, dotan al contrato celebrado de los requisitos necesarios
para su plena eficacia. Pero ello no significa, sin más que el precio de
compra que se califica como «valor convenido» pueda producir sus
efectos, respecto de los beneficios tributarios que la ley concede. Aquí sí
que, precisamente por su cualidad de tercero ajeno al contrato de
adquisición de acciones, produce el efecto de no tener que admitir, para
los valores cotizados en Bolsa, un valor superior al de dicha cotización,
sobre todo cuando el precio que se dice pagado por estos valores es tres
veces superior al de su cotización oficial. Por otra parte, debe de

23
calificarse de anómala con calificativo ciertamente benévolo la conducta
de la entidad apelante, quien al comprar los valores, dice pagar por ellos
más de tres veces sobre su cotización en Bolsa, y sin embargo, al
venderlos, a efectos de poder obtener un beneficio fiscal por la
depreciación en la venta, los vende a su cotización en Bolsa, o sea con
pérdida de más de tres veces respecto del valor de su adquisición,
puesto que parece lógico que si en el momento de su adquisición no se
tiene en cuenta su cotización oficial, tampoco se debe de tener en
cuenta en el momento de su venta, y se acudan tanto en uno como en
otro momento, a los mismos criterios.

CUARTO.-Ciertamente no se alcanzan a ver las razones por las que


la entidad apelante, pudiendo adquirir las acciones en Bolsa al 40 por
100, las adquirió al 129,369 por 100, como esas razones no sean el
obtener los beneficios de la depreciación de las acciones (diferencia
entre el precio de compra contabilizado y el de venta) puede producir
efectos del Impuesto sobre Sociedades. Y como esas razones no se
exponen en ningún momento, hay que entender que lo que se está
pretendiendo es un fraude de Ley, aplicando el Texto de una norma para
eludir la aplicación de otra, lo que no está permitido, puesto que el art.
6 del Código Civil sale al paso de estas situaciones, ordenando que se
aplique el texto de la norma que se ha pretendido eludir. En conclusión,
si bien el art. 104-2 de la Ley de Sociedades Anónimas contempla la
valoración de las acciones tanto con cotización oficial como sin ella,
cuando se trata de valorar las primeras frente a la Hacienda Pública, que
es tercero respecto de la Sociedad, no puede prescindirse del tipo de
cotización oficial, sobre todo cuando como en el presente caso no se han
dado las razones por las que se dice haber adquirido las acciones por un
«precio convenido» superior en más de tres al de su cotización oficial, ni
se dan tampoco para explicar su venta con arreglo a esta última, es
decir, con una pérdida de más de dos tercios del precio de adquisición...

SEXTO.-Puede establecerse por lo tanto a modo de conclusión, que


cuando se trate de valores que cotizan en Bolsa, la depreciación que ha
de tenerse en cuenta, a efectos impositivos, es la que resulte de la
comparación entre el precio oficial de adquisición y el precio oficial de
venta, no los precios convenidos entre el vendedor y el comprador. Esta
es la conclusión a la que llegó tanto la sentencia apelada como lo habían
hecho antes los acuerdos que confirmó, y por lo tanto, la sentencia debe
de ser confirmada, por estar ajustada a derecho lo que produce como
consecuencia la desestimación del recurso de apelación interpuesto
contra ella.

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Resolución TEAC de 17 mayo 1994.

Resumen: Se admite como pérdida el cargo efectuado a la cuenta de


pérdidas y ganancias que corresponde a la discriminación de valor de las
acciones en cartera en virtud de quiebra, una vez realizado el convenio.

Disposiciones estudiadas: LIS, art. 12.3.

La disminución patrimonial latente desde el ejercicio 1980 se hizo


efectiva y aparente en el año 1984, en el cual, realizado el convenio
entre quebrada y acreedores, fue patente que no existiría remanente
alguno en el haber social, una vez realizado el pago a estos últimos; por
esa razón debe considerarse admisible el proceder contable y fiscal de la
interesada al computar como pérdida en el ejercicio 1984, el valor de la
cartera de acciones que poseía.

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