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Desmontando la teoría queer
Crítica materialista a una teoría metafísica
Kalinda Marín
@kalindalamar
Desmontando la teoría queer
Crítica materialista a una teoría metafísica
v 1.1: febrero 2020
Kalinda Marín
medium.com: @kalindalamar
¿Por qué la teoría queer es una teoría engañosa que no conduce a la revolución
feminista? 6
Judith Butler 11
El regreso del varón 19
Feminist sex wars: prostitución, pedofilia y pornografía 34
El origen queer: la negación de las mujeres 48
Crítícas feministas, marxistas y decoloniales a la teoría queer 50
¿Por qué la palabra ‘trans’ y el transgenerismo son una trampa liberal? 59
Mujeres transexuales o personas transgénero 65
¿Qué es el transgenerismo? 81
El feminismo radical y el transgénero 92
(Judith Butler, El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad,
2007, 46)
¿Por qué la teoría queer es
una teoría engañosa que no
conduce a la revolución
feminista?
La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana. Adrienne Rich,
1980.
Una lectura atenta y cuidadosa del texto muestra que aparte de ignorar
los aportes previos del feminismo, expoliando descaradamente a
autoras como Adrienne Rich, Selma James o Angela Davis, realmente lo
que quieren es colar de tapadillo su política patriarcal de identidad.
Finalmente, el objetivo es borrar a las mujeres, especialmente a las
lesbianas, a las que fingen defender.
Hago un paréntesis en el análisis del texto pro-queer para que os fijeis en
algo. Toda esta cháchara antifeminista y reaccionaria, camuflada como
una teoría transgresora y revolucionaria, luego tiene consecuencias
prácticas: poner en cuestión el sujeto del feminismo, violencia machista,
defensa del porno, la prostitución y el sadomasoquismo, amenazas y
golpes a mujeres...
Judith Butler
Veamos el propósito real de la teoría y práctica queer. Sigamos
leyendo juntas el primer texto. Leamos cómo comienza la
sección “La identidad performativa de Judith Butler”. Los
autores afirman nada más empezar: Los estudios de género
han sido emparentados con la Teoría Queer, pues ambos
discuten las identidades (mujeres en el primer caso, gays y
lesbianas en el segundo). Si os fijáis los autores borran y tapan
a “mujer” con “género” y a “lesbiana” con “queer”. Nos
borran y tachan sin disimulo a las mujeres y a las mujeres
lesbianas. No es casual que luego en el movimiento queer
LGTB-etc las mujeres lesbianas estén silenciadas, ocultadas y
borradas, cuando no usurpadas, tal y como ha sido usurpado y
colonizado el feminismo de los últimos 30 años por el
pensamiento queer, patriarcal, misógino y lesbófobo.
Muchas mujeres que leéis esto no habíais nacido en 1990, otras éramos
niñas. Hemos de ser contundentes y rechazar lo que mamamos y nos
dijeron que era feminismo. La trampa de la teoría queer es que mezcla
aportes anteriores del feminismo, el marxismo y el antirracismo, con
antifeminismo liberal, misógino, lesbófobo y patriarcal.
Hemos de ser conscientes de la misoginia interiorizada de
Butler al “problematizar” la categoría “mujeres” como el
sujeto de la teoría y debates feministas. No se “problematiza”
nada más que el sujeto mujer; ningún otro sujeto de los demás
movimientos de liberación es cuestionado. Ese hecho
aparentemente tan simple es una muestra palpable de
misoginia. Butler hace trampas idealistas al decir que responde
a las estructuras de poder instauradas por el patriarcado
contra el que lucha el feminismo. El Movimiento de Liberación
de la Mujer, el feminismo negro, radical, lesbiano… consideran
a las mujeres una clase sexual o una casta oprimida, y luchan
por su liberación en todos los frentes, no por su negación y
usurpación.
El papel reaccionario de la teoría queer resulta evidente si se
observan las consecuencias en la práctica de sus teorías. La
teoría queer trata de destruir al sujeto m
ujer, mujer lesbiana,
qué casualidad, el sujeto en lucha del Movimiento de
Liberación de la Mujer, o de las organizaciones lésbicas que
había llegado a plantear a todo el movimiento de mujeres la
estrategia separatista. La teoría queer afirma abiertamente:
“Al destruir el binarismo se extingue coyunturalmente a la
mujer como sujeto”. La teoría queer, leída atentamente, no
deja dudas de que pese a que se presente como una teoría
transgresora y revolucionaria, realmente esconde idealismo
conservador, liberalismo, misoginia, lesbofobia,
antifeminismo, y el mantenimiento del (des)orden patriarcal
del capitalismo.
Por ceñirme a lo que nos ocupa en este artículo, Pensando sobre el
sexo: Notas para una teoría radical de la política de la sexualidad fue
un texto f undador, muy influyente en las personas que se adhirieron a
la teoría queer. El artículo de Rubin fue ampliamente difundido y
reimpreso en varias antologías de textos queer a lo largo de la década de
los 90 y comienzos del siglo XXI. Una de las más conocidas fue The
Lesbian and Gay Studies Reader, d
e 1994, libro de cabecera para
muchos autores y autoras queer posteriores. ¿Cómo pueden tener hoy
día los defensores de la teoría queer la poca vergüenza de negar la
defensa teórica y práctica por autores queer de la pedofilia, el
sadomasoquismo o el porno? Mejor será dejaros imágenes de varias
páginas del artículo seminal de Gayle Rubin, P
ensando sobre el sexo:
Notas para una teoría radical de la política de la sexualidad, y que
cada una juzgue por sí misma quién miente y quién no.
Pensando sobre el sexo: Notas para una teoría radical de la política
de la sexualidad, Gayle Rubin, 1984
Hago otra paréntesis para hablar de algo que explica el estado del
feminismo en países de habla castellana: el retraso de décadas en
la traducción de libros feministas revolucionarios, eso si se
traducen. Mujeres, raza y clase. Publicado en 1981, traducido al
castellano en 2004.
Acaba de afirmar que el sujeto mujer o negra no sirven, pero luego se
presenta como antipatriarcal y ¡da a entender que si no niegas la
categoría mujer eres fascista y racista!
D
esde un punto de vista más amplio y social, esta ‘licuación’ de la
identidad es una estrategia antipatriarcal. El discurso patriarcal (así como
el discursos racista, fascista, etc.) es altamente ‘uniseccional’, es decir,
generaliza y moldea identidades estáticas hasta llegar a conclusiones del
tipo ‘la mujer es cuidadosa’, ‘ningún hombre llora’, ‘todos los inmigrantes
bla’ o ‘todos los heterosexuales bla bla’. El feminismo interseccional nos
puede ayudar a deconstruir y disolver tales discursos y llevar a la luz
identidades multifacéticas y transformativas que ya están atravesando
nuestros cuerpos.
Veamos con más detalle cuándo y cómo empezó todo. Los libros
fundadores de la teoría queer se publican en 1990: E
l género en disputa
de Judith Butler y Epistemología del armario de Eve Kosofsky Sedgwick.
Butler cuestiona la identidad “mujer”. Tiene su importancia el año:
1990. Un año después de la caída del Muro de Berlín y un año antes de
la disolución de la URSS. La teoría queer aparece junto a las teorías del
fin de la historia, de los grandes relatos, de la verdad objetiva y de los
sujetos. La teoría queer se presenta destinada a iluminar la
multiplicidad de diferencias sexuales que cuestionan lo hegemónico.
Una vez más una teoría individualista y reaccionaria se presenta como
subversiva y transgresora. Analicemos cómo…
Butler concibe la sociedad como si fuera una miríada de individuos
atravesados por diferentes identidades, que además el individuo elige
para sí, configurándose de manera particular. Esta manera de ver la
sociedad se aparta completamente del análisis materialista, marxista o
feminista. La visión de Butler de la sociedad es puramente ideal. Niega
las relaciones de clases sociales y de producción que estructuran a la
sociedad capitalista, y por tanto sustituye la lucha de clases por “la
creación de actos performativos en torno a la identidad”. Butler niega
que la opresión de la mujer tenga una base material de extraordinaria
fuerza: la familia como reducto de la reproducción de la vida cotidiana,
esfera separada de la producción social, a partir del trabajo no pagado
que realizan las mujeres.
Como veis, estas teorías que nos presentan como nuevas, tienen ya
décadas de existencia, y sus efectos sobre la lucha feminista y la lucha
de clases han sido perjudiciales. El camino para la emancipación de la
mujer se abre cuestionando las bases materiales de la opresión, no
negándolas.
No es casual que la teoría queer naciera en un momento de declive del
marxismo, en 1990, y en las universidades norteamericanas, en la
academia; ni es casual que ahora rebrote importado por profesoras y
estudiantes universitarias que hablan del sujeto en un sentido
individual. La teoría queer supone que es posible realizar la revolución
en soledad para dejar de ser oprimide, una revolución puramente
idealista ya que sólo se trata de nombrarse de una nueva manera. En el
mejor de los casos es vieja teoría utópica (en el peor sentido de la
palabra): “cambiar el mundo cambiando tu vida”. Como podéis ver en
quienes siguen la teoría queer, no hace más que colocar al sujeto
oprimido en un lugar sumamente angustiante, culpabilizándolo de no
salirse por sus propios medios de las numerosas trampas de la
opresión, y culpando a las mujeres que se niegan a ser borradas.
Ana de Miguel afirma con mucha razón que “uno de los retos
principales del feminismo hoy es el de la claridad conceptual”. Y si
hay un debate donde la claridad conceptual es imprescindible es en
la llamada ‘cuestión trans’. Muchos de los agrios malentendidos
del virulento debate actual vienen de haber aceptado
acríticamente el término ‘trans’, fundiendo y confundiendo los
términos ‘transexual’ y ‘transgenerismo’. Las mismas feministas
hablan sin mayor reflexión de ‘personas trans’, como si usar la
palabra ‘trans’ nos dijera algo claro y preciso. Por ejemplo hoy
mismo me han preguntado si Andrea Dworkin escribió algo del
tema trans (sic). Andrea Dworkin, autora pionera y activista del
feminismo radical, escribió sobre transexualidad en Woman
Hating: A Radical Look at Sexuality en 1974. (El libro se encuentra
en PDF e
n inglés y portugués y parcialmente en castellano en
Dworkinista). Sin embargo Dworkin no escribió sobre
transgenerismo, que es lo que realmente quería saber mi
interlocutora. Las propias personas pro-queer que defienden el
transgenerismo, cuando llega el momento de hablar de sus
referentes, hablan de mujeres transexuales o varones travestis
como Marsha P. Johnson, que nunca afirmaron ser mujeres y
crearon organizaciones como STAR (Street Transvestite Action
Revolutionaries)
La Ely, travesti asesinado en 2018.
Por mi parte siempre que me hablan de mujeres trans, pido que me
aclaren si se refieren a mujeres transexuales o a personas
transgénero, o incluso a travestis, porque para nada da igual, o es lo
mismo. Y no es solo una cuestión terminológica, hay profundas
diferencias de fondo. Para mí no tiene sentido que me pregunten
¿piensas que las mujeres trans son sujetos del feminismo? porque
considero que las mujeres transexuales sí lo son. No porque lo diga
yo, sino porque llevan décadas formando parte del movimiento
feminista sin generar ningún problema ni conflicto. Por tanto no
hay que incluirlas o aceptarlas en el movimiento feminista, porque
hace muchos años que forman parte de él, por mucho que lo
ignoren o no lo acepten algunas feministas o personas
transactivistas sectarias y fanáticas. En el caso de los travestis son
ellos mismos lo que afirman ser varones, como La Ely, un travesti
asesinado en 2018 en Valladolid en un claro crimen de odio, como
los son también los asesinatos de mujeres transexuales, de mujeres
lesbianas, de mujeres heterosexuales. Y nunca olvidemos que a
todas nos violan y asesinan los varones, no las feministas o las
mujeres transexuales. Porque esto no va de egos, ni de luchas
personalistas, ni de la penosa y casposa política española. Va de las
mujeres, de las adolescentes, de las niñas de todo el mundo, porque
es una lucha global. Y lo más estúpido y triste en una guerra es
equivocarte de enemigo.
Como he dicho antes, no estamos solo ante un debate de palabras,
sino ante un debate que afecta al corazón del feminismo, a su
sujeto político, a las niñas, jóvenes y mujeres. Esta es la definición
de ‘personas trans’ que aprendimos tras escuchar a voceros y
voceras del transgenerismo: una ‘mujer trans’ (o ‘transmujer’) es
una persona nacida varón que se identifica como una mujer; un
‘hombre trans’ es una persona nacida mujer que se identifica
como un hombre. Según e
ste artículo en The Guardian , “por qué
una persona se siente masculina cuando es biológicamente
femenina, o al revés, por ahora sigue siendo algo incierto”, y
tenemos que contar con que así seguirá siendo en el futuro
próximo. Aquellos hombres que se identifican como mujeres y
aquellas mujeres que se identifican como hombres no piensan
todos igual, ni mucho menos. Hay algunas de estas personas que se
sienten representados por el transgenerismo y los transactivistas, y
muchas otras que no, y son atacadas y amenazadas por ello. Estas
personas que se oponen al transgenerismo porque piensan que les
irrespeta y no les representa tienen reservado el término ‘truscum’
o ‘transcum’ por parte de transactivistas que tanto piden respeto
para las personas trans… menos para las que piensan de un modo
diferente, porque ‘transcum’ significa ‘escoria trans’.
Varios ejemplos de amenazas recibidas por mujeres lesbianas,
transexuales y feministas abolicionistas del género.
Personas transgénero autoidentificadas mujer.
Mujeres transexuales manifestándose en los años 80.
¿Tienen derecho a hacerlo? NO. Rotundamente no. Por acción o
por omisión, por mala fe o por ignorancia, estáis aceptando que en
nombre del colectivo trans está permitido, por lo visto, una vez
más, amenazar de muerte feministas, a mujeres, a las que
anteriormente se ha demonizado, manipulando su discurso.
Perdonad compañeras, pero eso es muy viejo. Todo este patrón de
desprestigio, acoso y ataque viene acompañando al feminismo y a
las feministas desde su mismo nacimiento, y se llama patriarcado.
Hemos de echar la vista atrás para comprender lo que está
sucediendo en la actualidad. En los años 90, con la llegada de la
“tercera ola” posmoderna y queer, la idea de la mujer como clase
sexual había sido rechazada por el feminismo institucional, y se
habían olvidado las opresiones particulares experimentadas por
las mujeres como un colectivo subordinado por la casta de los
varones, el racismo, el capitalismo y el imperialismo. También se
habían rechazado y olvidado todos los análisis del feminismo de la
“segunda ola” sobre el patriarcado y sus diversas opresiones,
considerados ya obsoletos y anticuados, aunque la situación de
opresión de las mujeres no hubiera cambiando.
¿Qué es el transgenerismo?
¿Son las mujeres transexuales parte del sujeto político del feminismo?
SÍ. Lo son hace décadas, aunque pocas de las personas participante en el
debate parecen saberlo. Algunas feministas dicen que las mujeres
transexuales son una amenaza para el feminismo. ¿Lo son? ¿En serio?
Como he dicho llevan décadas dentro del movimiento feminista. ¿Qué
parte de la población son mujeres transexuales? El estudio más reciente
que he encontrado de 2016 calcula 1 cada 15.000 mujeres ¿Y hombres
transexuales? 1 de cada 11.000 varones.
¿De donde sacas esos datos? Del estudio más reciente que conozco.
Collin, Lindsay, et al. “Prevalence of Transgender Depends on the
“Case” Definition: A Systematic Review.” The Journal of Sexual
Medicine 13.4 (2016): 613–626 Hay otros anteriores con datos algo
distintos.
¿Tenemos las feministas
que distinguir entre
transexualidad y
transgénero?
Transmujer
Algunas compañeras han planteado por qué las feministas
hemos de distinguir entre personas transexuales y personas
transgénero. Me sorprende mucho que sostengan que es lo
mismo, porque al decir eso, comparten las tesis queer,
mientras dicen ser radfem. La respuesta a esa pregunta es
sencilla: porque no son lo mismo, porque esa es la verdad, y las
feministas hemos de ir con la verdad por delante. Es el
transgenerismo, PORQUE LE INTERESA, quien mete en el
mismo saco a personas transexuales, personas transgénero,
mujeres lesbianas y hasta travestis (en e
ste artículo incluyo la
definición de personas transexuales y personas transgénero, y
cómo para nada es igual).
La mayoría de los artículos proqueer recientes son metafísicos,
no hacen análisis histórico, de clase, no ofrecen un contexto
socioeconómico y político, y acuden a “argumentos”
irracionales como el miedo o las fobias ante la crítica política
materialista a la teoría queer, por lo que será conveniente
recordar en qué contexto histórico surge esa teoría, a qué
intereses de clase sirve, y qué efectos políticos y prácticos ha
tenido su dominio en la izquierda y el feminismo a lo largo de
los últimos 30 años.
¿Qué ocurría en el mundo cuando aparece
la teoría queer?
"No se construirá nada unificado y revolucionario hasta que cada uno de los
sectores explotados haya hecho notar su propio poder autónomo” (Selma
James)
Conocer bien y restaurar la historia completa del feminismo tiene su
importancia, porque hoy hay autoras queer y posmodernas que pretenden
tener la primacía y la exclusividad de las reivindicaciones de las mujeres
trabajadoras y racializadas, como si el feminismo marxista, negro o decolonial
no hubiesen existido nunca, o no existiesen en la actualidad.