Вы находитесь на странице: 1из 88

COMPENDIO DE NORMAS INTERNACIONALES Y

JURISPRUDENCIA SOBRE PERSPECTIVA DE


GÉNERO
PODER JUDICIAL DEL PERÚ
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE CUSCO
COMISIÓN DISTRITAL DE JUSTICIA DE GÉNERO

José Luis Lecaros Cornejo


Presidente del poder Judicial del Perú

Miriam Helly Pinares Silva


Presidente de la Corte Superior de Justicia de Cusco

Compiladoras: Comisión Distrital de Justicia de Género


Presidenta: Dafné Dana Barra Pineda
Integrantes: Sandra Natalí Villa Humpiri
Marklaren Ascue Lovon
Carla Álvarez Delgado
Jaqueline Ivonne Ganvini Valdivieso
Diseño y diagramación: Yhobany Yhasmany Venegas Linguithy
Celia Adriana Apaza Escalante
Cusco, julio 2019.
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

INDICE
PRESENTACIÓN 3

I. NORMAS INTERNACIONALES 5

1.1. DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS (10/01/1948) 5

1.2. CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS (1969) 6

1.3. CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN


CONTRA LA MUJER – CEDAW (18 de diciembre de 1979) 7

1.4. RECOMENDACIONES DEL COMITÉ DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ELIMINACIÓN


DE LA DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER – CEDAW (1992) 9

1.5. CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA


VIOLENCIA CONTRA LA MUJER "CONVENCION DE BELEM DO PARA" (1994) 17

1.6. CONVENIO N° 100 DE LA OIT: CONVENIO SOBRE IGUALDAD DE REMUNERACIÓN

(1951) Convenio relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra


masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor 21

1.7. COMITÉ DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA ONU. OBSERVACIÓN GENERAL N°. 28:
COMENTARIOS SOBRE ARTÍCULO 3 - LA IGUALDAD DE DERECHOS ENTRE HOMBRES
Y MUJERES (2000) 22

II. JURISPRUDENCIA 25

2.1. SENTENCIAS DEL SISTEMA UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS 25

2.2. SENTENCIAS DEL SISTEMA INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS 27

1
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

III. JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL 47

3.1. SENTENCIA T-027/17, DE LA SALA SEPTIMA DE REVISIÓN DE TUTELA DE LA CORTE


CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA 47

Sobre el tratamiento de agresiones mutuas 47

3.2. SENTENCIA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA

Sobre la violencia psicológica y la aplicación de la perspectiva de género en el

ámbito del derecho civil 50

3.3. SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ESPEÑOL N° 59/2008 (14-05-2008)

Fundamentos de la diferenciación normativa para la protección de la mujer en

función de la lesividad y el derecho a la igualdad 54

IV. JURISPRUDENCIA NACIONAL 59

4.1. SENTENCIAS DE TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 59

4.2. ACUERDOS PLENARIOS 66

2
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

PRESENTACIÓN

El reconocimiento de la violencia de género como afectación del derecho de igualdad material


de las mujeres, ha generado la evolución normativa de los derechos humanos, imponiéndose
a través de los tratados internacionales como la Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) y la Convención de Belém do Pará, entre
otros, la obligación estatal de incorporar un marco normativo de prevención, protección y
erradicación de la violencia contra la mujer; aspecto que ha venido siendo abordado en
nuestro país con las modificaciones y promulgaciones normativas de los últimos años, como
por ejemplo la Ley N° 30364, entre otros.

No obstante, otra obligación estatal es la de capacitar a los operadores jurídicos para que
puedan adecuar su ejercicio funcional con la normatividad incorporada, desprendiéndose de
estereotipos de género que puedan reforzar patrones de discriminación estructural contra las
mujeres, la materialización de esta obligación implica la comprensión de la situación de
discriminación estructural histórica en la que se encuentran las mujeres en el país y el mundo
por parte de los operadores jurídicos.

3
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Es en dicho objetivo, que la Comisión Distrital de Género de nuestra corte superior de justicia,
elaboró el presente compendio normativo y jurisprudencial; pues reconocemos la imperiosa
necesidad del conocimiento de la normatividad internacional y las reglas jurídicas
incorporadas mediante la jurisprudencia internacional y nacional sobre la materia, para la
adecuada comprensión y tratamiento jurídico de los casos que comprendan un supuesto de
discriminación de la mujer en las diversas áreas del derecho.

Así, el presente compendio se ha dividido en dos capítulos; el primero reúne la normatividad


internacional sobre la materia, en el que se encuentran contenidos los artículos más
relevantes de los principales tratados internacionales, así como recomendaciones de los
comités de seguimiento de los mismos; el segundo recopila la jurisprudencia internacional y
nacional de la materia, dividido a su vez en tres subcapítulos, en los que se abordan las
principales sentencias del sistema universal e interamericano de derechos humanos, así como
del Tribunal Constitucional peruano y de las cortes internacionales de países iberoamericanos,
como Colombia y España, finalmente se señalan los Acuerdos Plenarios de la Corte Suprema
de Justicia relacionados con el análisis de la violencia de género.

Siendo la finalidad de la elaboración de la presente obra la incorporación de la perspectiva de


género como herramienta de tratamiento de los procesos judiciales, así como para la
elaboración de las resoluciones judiciales, por parte del personal administrativo y
jurisdiccional de nuestra corte superior de justicia, en la concreción de las obligaciones
estatales de nuestro país, y concretamente de la visión del Poder Judicial en relación a la
materia.

Comisión Distrital de Justicia de Género.

4
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

I. NORMAS INTERNACIONALES

1.1. DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS (10/01/1948)

Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados
como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición.

Artículo 7. Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de
la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta
Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

5
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

1.2. CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS (1969)


Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos

1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.

Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno


Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya
garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se
comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren
necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades.

Artículo 8. Garantías Judiciales

1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella,
o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter.
Artículo 24. Igualdad ante la Ley

Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin
discriminación, a igual protección de la ley.

6
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

1.3. CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN


CONTRA LA MUJER – CEDAW (18 de diciembre de 1979)
Parte I
Artículo 1: Definición de discriminación contra la mujer
A los efectos de la presente Convención, la expresión "discriminación contra la mujer" denotará
toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de
su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y
las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en
cualquier otra esfera.

Artículo 2: Obligaciones de los Estados Parte:


Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas, convienen
en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar
la discriminación contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen a:

a) Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en cualquier otra


legislación apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y asegurar por ley u
otros medios apropiados la realización práctica de ese principio.

b) Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones


correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la mujer.

c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad con
los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales competentes y de otras
instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación.
d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y velar por
que las autoridades e instituciones públicas actúen de conformidad con esta obligación.

7
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer
practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas.

f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o
derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la mujer.

g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación contra
la mujer.

Artículo 3: Los Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las esferas
política, social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter
legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de
garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en
igualdad de condiciones con el hombre.

Artículo 4:
1. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales de carácter temporal
encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer no se considerará
discriminación en la forma definida en la presente Convención, pero de ningún modo
entrañará, como consecuencia, el mantenimiento de normas desiguales o separadas; estas
medidas cesarán cuando se hayan alcanzado los objetivos de igualdad de oportunidad y trato.

2. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales, incluso las contenidas en la
presente Convención, encaminadas a proteger la maternidad no se considerará
discriminatoria.

8
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Artículo 5: Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para:
a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a
alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra
índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos
o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres;

b) Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad


como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de hombres y mujeres
en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos, en la inteligencia de que el interés de los
hijos constituirá la consideración primordial en todos los casos.

1.4. RECOMENDACIONES DEL COMITÉ DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ELIMINACIÓN


DE LA DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER – CEDAW (1992)

1.4.1. RECOMENDACIÓN GENERAL N° 19 (1992)

6. (Tipos de violencia contra la mujer) El artículo 1 de la Convención define la discriminación


contra la mujer. Esa definición incluye la violencia basada en el sexo, es decir, la violencia
dirigida contra la mujer porque es mujer o que la afecta en forma desproporcionada. Incluye
actos que infligen daños o sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer
esos actos, coacción y otras formas de privación de la libertad. La violencia contra la mujer
puede contravenir disposiciones de la Convención, sin tener en cuenta si hablan
expresamente de la violencia.

9. Cabe subrayar que, de conformidad con la Convención, la discriminación no se limita a los


actos cometidos por los gobiernos o en su nombre (véanse los incisos e) y f) del artículo 2 y el
artículo 5). Por ejemplo, en virtud del inciso e) del artículo 2 de la Convención, los Estados
Partes se comprometen a adoptar todas las medidas apropiadas para eliminar la

9
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

discriminación contra la mujer practicada por cualesquiera personas, organizaciones o


empresas. En virtud del derecho internacional y de pactos específicos de derechos humanos,
los Estados también pueden ser responsables de actos privados si no adoptan medidas con la
diligencia debida para impedir la violación de los derechos o para investigar y castigar los
actos de violencia e indemnizar a las víctimas.

Observaciones sobre disposiciones concretas de la Convención

11. Las actitudes tradicionales, según las cuales se considera a la mujer como subordinada o
se le atribuyen funciones estereotipadas perpetúan la difusión de prácticas que entrañan
violencia o coacción, como la violencia y los malos tratos en la familia, los matrimonios
forzosos, el asesinato por presentar dotes insuficientes, los ataques con ácido y la circuncisión
femenina. Esos prejuicios y prácticas pueden llegar a justificar la violencia contra la mujer
como una forma de protección o dominación. El efecto de dicha violencia sobre su integridad
física y mental es privarla del goce efectivo, el ejercicio y aun el conocimiento de sus derechos
humanos y libertades fundamentales. Si bien en esta observación se hace hincapié en la
violencia real o las amenazas de violencia, sus consecuencias básicas contribuyen a mantener
a la mujer subordinada, a su escasa participación en política y a su nivel inferior de educación
y capacitación y de oportunidades de empleo. (Inciso f) del artículo 2, artículo 5 e inciso c) del
artículo 10)

17. La igualdad en el empleo puede verse seriamente perjudicada cuando se las somete a
violencia, por su condición de mujeres, por ejemplo, el hostigamiento sexual en el lugar de
trabajo. El hostigamiento sexual incluye un comportamiento de tono sexual tal como
contactos físicos e insinuaciones, observaciones de tipo sexual, exhibición de pornografía y
exigencias sexuales, verbales o de hecho. Este tipo de conducta puede ser humillante y puede
constituir un problema de salud y de seguridad; es discriminatoria cuando la mujer tiene
motivos suficientes para creer que su negativa podría causarle problemas en el trabajo, en la
contratación o el ascenso inclusive, o cuando crea un medio de trabajo hostil.

10
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

(Artículo 11)
Recomendaciones concretas
24. A la luz de las observaciones anteriores, el Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer recomienda que:

b) Los Estados Partes velen por que las leyes contra la violencia y los malos tratos en
la familia, la violación, los ataques sexuales y otro tipo de violencia contra la mujer
protejan de manera adecuada a todas las mujeres y respeten su integridad y su
dignidad. Debe proporcionarse a las víctimas protección y apoyo apropiados. Es
indispensable que se capacite a los funcionarios judiciales, los agentes del orden
público y otros funcionarios públicos para que apliquen la Convención.

g) Se adopten medidas preventivas y punitivas para acabar la trata de mujeres y la


explotación sexual.

i) Se prevean procedimientos eficaces de denuncia y reparación, la indemnización


inclusive.

t) Los Estados Partes adopten todas las medidas jurídicas y de otra índole que sean
necesarias para proteger eficazmente a las mujeres contra la violencia, entre ellas:

i) medidas jurídicas eficaces, como sanciones penales, recursos civiles e


indemnización para protegerlas contra todo tipo de violencia, hasta la violencia
y los malos tratos en la familia, la violencia sexual y el hostigamiento en el lugar
de trabajo;
iii) medidas de protección, entre ellas refugios, asesoramiento, rehabilitación
y servicios de apoyo para las mujeres que son víctimas de violencia o que se
encuentren en peligro de serlo.

11
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

v) Los informes de los Estados Partes incluyan información acerca de las


medidas jurídicas y de prevención y protección que se hayan adoptado para
superar el problema de la violencia contra la mujer y acerca de la eficacia de
esas medidas.

1.4.2. RECOMENDACIÓN GENERAL N° 35 ACTUALIZA LA RECOMENDACIÓN


GENERAL N° 19
29. El Comité recomienda que los Estados partes apliquen las siguientes medidas legislativas:
a) Velar por que todas las formas de violencia por razón de género contra la mujer en todas
las esferas que constituyan una violación de su integridad física, sexual o psicológica se
tipifiquen como delito e introducir, sin demora, o reforzar, sanciones legales proporcionales a
la gravedad del delito, así como recursos civiles46;

b) Velar por que todos los sistemas jurídicos, en particular los sistemas jurídicos plurales,
protejan a las víctimas y supervivientes de la violencia por razón de género contra la mujer y
velar por que tengan acceso a la justicia y a una reparación efectiva, de conformidad con las
orientaciones que ofrece la recomendación general núm. 33;

c) Derogar, en particular en las leyes consuetudinarias, religiosas e indígenas, todas las


disposiciones jurídicas que discriminan a la mujer y, de ese modo, consagran, alientan,
facilitan, justifican o toleran toda forma de violencia por razón de género. En particular, se
recomienda derogar lo siguiente:
i) Las disposiciones que permitan, toleren o condonen cualquier forma de violencia por
razón de género contra la mujer, incluido el matrimonio infantil o forzado y otras prácticas
tradicionales nocivas, las disposiciones que permitan realizar procedimientos médicos a
mujeres con discapacidad sin su consentimiento informado y las disposiciones que
penalicen el aborto, la condición de lesbiana, bisexual o transgénico y a las mujeres que
ejercen la prostitución y el adulterio, o cualquier otra disposición penal que afecte a las

12
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

mujeres de manera desproporcionada, en particular aquellas que conlleven la aplicación


discriminatoria de la pena capital a las mujeres;

ii) Las normas probatorias y procedimientos discriminatorios, a saber, los procedimientos


que permitan la privación de la libertad de la mujer para protegerla de la violencia, las
prácticas centradas en la “virginidad” y las defensas jurídicas o factores atenuantes
basados en la cultura, la religión o el privilegio masculino, como la defensa del
denominado “honor”, las disculpas tradicionales, el indulto por parte de los familiares de
las víctimas y supervivientes o el matrimonio posterior de la víctima o superviviente de
una agresión sexual con el autor, los procedimientos que conlleven las penas más duras,
incluidas lapidaciones, flagelaciones y muerte, reservadas a menudo a las mujeres, y las
prácticas judiciales que hagan caso omiso de una historia de violencia por razón de género
en detrimento de las acusadas.

iii) Todas las leyes que impidan a las mujeres denunciar la violencia por razón de género o
las disuadan de hacerlo, como las leyes de tutela que privan a las mujeres de su capacidad
jurídica o limitan la posibilidad de las mujeres con discapacidad de declarar ante un
tribunal, la práctica de la denominada “custodia precautoria”, las leyes de inmigración
restrictivas que disuadan a las mujeres, en particular las trabajadoras domésticas
migrantes, de denunciar ese tipo de violencia y las leyes que permitan la doble detención
en casos de violencia doméstica o el procesamiento de las mujeres cuando el autor es
absuelto;

d) Examinar las leyes y políticas neutrales en cuanto al género para asegurarse de que no crean
o perpetúan las desigualdades existentes y derogarlas o modificarlas si lo hacen;

e) Garantizar que las agresiones sexuales, en particular la violación, estén tipificadas como un
delito que afecta al derecho a la seguridad personal y a la integridad física, sexual y psicológica

13
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

y que la definición de los delitos sexuales, en particular la violación conyugal y por parte de un
conocido o la violación en una cita, se base en la falta de libre consentimiento y tenga en
cuenta circunstancias coercitivas. Las limitaciones de tiempo, en caso de que existan, deberían
dar prioridad a los intereses de las víctimas y supervivientes y tener en cuenta las
circunstancias que obstaculizan su capacidad para denunciar la violencia sufrida ante los
servicios o autoridades competentes.

31. El Comité recomienda que los Estados partes apliquen las siguientes medidas de
protección: a) Aprobar y aplicar medidas eficaces para proteger y ayudar a las mujeres
denunciantes y a los testigos de la violencia por razón de género antes, durante y después de
las acciones judiciales mediante, entre otros:

i) La protección de su privacidad y seguridad, de conformidad con la recomendación


general núm. 33, en particular mediante procedimientos judiciales y medidas que
tengan en cuenta las cuestiones de género, teniendo en consideración las garantías
procesales de las víctimas y supervivientes, los testigos y los acusados;

ii) La prestación de mecanismos de protección adecuados y accesibles para evitar una


posible violencia o más actos de la misma, sin la condición previa de que las víctimas y
supervivientes inicien acciones legales, por ejemplo, mediante la eliminación de las
barreras de comunicación para las víctimas con discapacidad. Los mecanismos
deberían incluir la evaluación inmediata de los riesgos y la protección, compuesta por
una gran variedad de medidas eficaces, y, cuando corresponda, la emisión y
seguimiento de órdenes de desalojo, protección, alejamiento o seguridad de
emergencia contra los presuntos autores, incluidas sanciones adecuadas en caso de
incumplimiento. Las medidas de protección deberían evitar imponer una excesiva
carga financiera, burocrática o personal sobre las mujeres víctimas o supervivientes.
Los derechos o reclamaciones de los autores o presuntos autores durante y después

14
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

de los procedimientos judiciales, en particular en lo que respecta a la propiedad, la


privacidad, la custodia de los hijos, el acceso, los contactos y las visitas, deberían
determinarse a la luz de los derechos humanos de las mujeres y los niños a la vida y la
integridad física, sexual y psicológica y regirse por el principio del interés superior del
niño.

iii) Asegurar el acceso a asistencia financiera, gratuita o de bajo costo, asistencia


jurídica de gran calidad, servicios médicos, psicosociales y de orientación, educación,
vivienda de precio módico, tierras, cuidado del niño y oportunidades de capacitación
y empleo para las mujeres víctimas y supervivientes y sus familiares.
iv) Proporcionar a las mujeres en instituciones, entre ellas residencias, centros de asilo
y lugares de privación de libertad, medidas de protección y de apoyo en relación con
la violencia por razón de género;

b) Velar por que todas las acciones judiciales, medidas de protección y de apoyo y servicios
para las víctimas y supervivientes respeten y fortalezcan su autonomía. Deberían ser
accesibles para todas las mujeres, en especial para las afectadas por las formas
interrelacionadas de discriminación, tener en cuenta las necesidades concretas de sus hijos y
otros familiares a cargo, estar disponibles en todo el Estado parte y concederse
independientemente de su condición de residentes o de su capacidad o voluntad para
cooperar en las acciones judiciales contra el presunto autor. Los Estados también deberían
respetar el principio de no devolución.

32. El Comité recomienda que los Estados partes apliquen las siguientes medidas con respecto
al enjuiciamiento y el castigo de la violencia por razón de género contra la mujer:

a) Garantizar el acceso efectivo de las víctimas a las cortes y los tribunales y que las
autoridades respondan adecuadamente a todos los casos de violencia por razón de género
contra la mujer, en particular mediante la aplicación del derecho penal y, según proceda, el

15
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

enjuiciamiento ex oficio para llevar a los presuntos autores ante la justicia de manera justa,
imparcial, oportuna y rápida e imponer sanciones adecuadas. No deberían imponerse tasas o
costas judiciales a las víctimas y supervivientes;

b) Velar por que la violencia por razón de género contra la mujer no se remita
obligatoriamente a ningún tipo de procedimiento alternativo de arreglo de controversias,
como la mediación y la conciliación. El uso de esos procedimientos debe regularse
estrictamente y permitirse únicamente cuando una evaluación anterior por parte de un
equipo especializado garantice el consentimiento libre e informado de las víctimas y
supervivientes y no existan indicadores de nuevos riesgos para las víctimas y supervivientes o
sus familiares. Los procedimientos deberían empoderar a las víctimas y supervivientes y correr
a cargo de profesionales especialmente capacitados para comprender e intervenir
debidamente en los casos de violencia por razón de género contra la mujer, garantizando la
protección adecuada de los derechos de las mujeres y los niños y que dichas intervenciones
se realicen sin una fijación de estereotipos ni revictimización de las mujeres. Los
procedimientos alternativos de arreglo de controversias no deberían constituir un obstáculo
para el acceso de las mujeres a la justicia formal.

33. El Comité recomienda que los Estados partes apliquen las siguientes medidas con respecto
a las reparaciones:

a) Proporcionar reparaciones efectivas a las víctimas y supervivientes de la violencia por


razón de género contra la mujer. Las reparaciones deberían incluir diversas medidas,
tales como la indemnización monetaria, la prestación de servicios jurídicos, sociales y
de salud, incluidos servicios de la salud sexual, reproductiva y mental para una
recuperación completa, y la satisfacción y garantías de no repetición, de conformidad
con la recomendación general núm. 28, la recomendación general núm. 30 y la
recomendación general núm. 33. Tales reparaciones deben ser adecuadas, atribuidas
con prontitud, holísticas y proporcionales a la gravedad del daño sufrido;

16
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

b) Establecer fondos específicos para reparaciones o incluir asignaciones en los


presupuestos de los fondos existentes, en particular en el marco de los mecanismos
de justicia de transición para reparaciones a las víctimas de violencia por razón de
género contra la mujer. Los Estados partes deberían aplicar sistemas de reparaciones
administrativas sin perjuicio de los derechos de las víctimas y supervivientes a obtener
reparaciones judiciales y diseñar programas de reparaciones transformativos que
ayuden a abordar la discriminación subyacente o la situación de desventaja que causó
la violación o contribuyó de manera significativa a ella, teniendo en cuenta los aspectos
individuales, institucionales y estructurales. Debe darse prioridad a la capacidad de
acción, los deseos, las decisiones, la seguridad, la dignidad y la integridad de las
víctimas y supervivientes.

1.5. CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA


VIOLENCIA CONTRA LA MUJER "CONVENCIÓN DE BELEM DO PARA" (1994)

Artículo 1: Definición de violencia contra la mujer


Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier
acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual
o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.

Artículo 2: Tipos de violencia contra la mujer


Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica:
a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación
interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la
mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual;

b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que comprende,
entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada,

17
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas,


establecimientos de salud o cualquier otro lugar, y

c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera que ocurra.

Artículo 3: Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público
como en el privado.

Artículo 5: Toda mujer podrá ejercer libre y plenamente sus derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales y contará con la total protección de esos derechos
consagrados en los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos. Los
Estados Partes reconocen que la violencia contra la mujer impide y anula el ejercicio de esos
derechos.

Artículo 6: El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros:
a. el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación, y
b. el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación.

Artículo 7: Deberes de los Estados


Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen en
adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir,
sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente:

a. abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y velar por que las
autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones se comporten de
conformidad con esta obligación;

18
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

b. actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la
mujer;

c. incluir en su legislación interna normas penales, civiles y administrativas, así como las de
otra naturaleza que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la
mujer y adoptar las medidas administrativas apropiadas que sean del caso;

d. adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar,


amenazar, dañar o poner en peligro la vida de la mujer de cualquier forma que atente contra
su integridad o perjudique su propiedad;

e. tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo medidas de tipo legislativo, para modificar
o abolir leyes y reglamentos vigentes, o para modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias
que respalden la persistencia o la tolerancia de la violencia contra la mujer;

f. establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a
violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso
efectivo a tales procedimientos;

g. establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para asegurar que la


mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño u otros
medios de compensación justos y eficaces, y

h. adoptar las disposiciones legislativas o de otra índole que sean necesarias para hacer
efectiva esta Convención.

Artículo 8: Los Estados Partes convienen en adoptar, en forma progresiva, medidas


específicas, inclusive programas para:

19
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

a. fomentar el conocimiento y la observancia del derecho de la mujer a una vida libre de


violencia, y el derecho de la mujer a que se respeten y protejan sus derechos humanos;

b. modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, incluyendo el


diseño de programas de educación formales y no formales apropiados a todo nivel del proceso
educativo, para contrarrestar prejuicios y costumbres y todo otro tipo de prácticas que se
basen en la premisa de la inferioridad o superioridad de ambos géneros o en los papeles
estereotipados para el hombre y la mujer que legitimizan o exacerban la violencia contra la
mujer;

c. fomentar la educación y capacitación del personal en la administración de justicia, policial


y demás funcionarios encargados de la aplicación de la ley, así como del personal a cuyo cargo
esté la aplicación de las políticas de prevención, sanción y eliminación de la violencia contra
la mujer;

d. suministrar los servicios especializados apropiados para la atención necesaria a la mujer


objeto de violencia, por medio de entidades de los sectores público y privado, inclusive
refugios, servicios de orientación para toda la familia, cuando sea del caso, y cuidado y
custodia de los menores afectados;

e. fomentar y apoyar programas de educación gubernamentales y del sector privado


destinados a concientizar al público sobre los problemas relacionados con la violencia contra
la mujer, los recursos legales y la reparación que corresponda;

f. ofrecer a la mujer objeto de violencia acceso a programas eficaces de rehabilitación y


capacitación que le permitan participar plenamente en la vida pública, privada y social;

20
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Artículo 9: Principio de interseccionalidad

Para la adopción de las medidas a que se refiere este capítulo, los Estados Partes tendrán
especialmente en cuenta la situación de vulnerabilidad a la violencia que pueda sufrir la mujer
en razón, entre otras, de su raza o de su condición étnica, de migrante, refugiada o desplazada.
En igual sentido se considerará a la mujer que es objeto de violencia cuando está embarazada,
es discapacitada, menor de edad, anciana, o está en situación socioeconómica desfavorable o
afectada por situaciones de conflictos armados o de privación de su libertad.

1.6. CONVENIO N° 100 DE LA OIT: CONVENIO SOBRE IGUALDAD DE REMUNERACIÓN


(1951) Convenio relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra
masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor
Artículo 1
A los efectos del presente Convenio:
▪ (a) el término remuneración comprende el salario o sueldo ordinario, básico o mínimo,
y cualquier otro emolumento en dinero o en especie pagados por el empleador, directa
o indirectamente, al trabajador, en concepto del empleo de este último;
▪ (b) la expresión igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano
de obra femenina por un trabajo de igual valor designa las tasas de remuneración
fijadas sin discriminación en cuanto al sexo.

Artículo 2
▪ 1. Todo Miembro deberá, empleando medios adaptados a los métodos vigentes de
fijación de tasas de remuneración, promover y, en la medida en que sea compatible
con dichos métodos, garantizar la aplicación a todos los trabajadores del principio de
igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra
femenina por un trabajo de igual valor.
▪ 2. Este principio se deberá aplicar sea por medio de:

21
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

▪ (a) la legislación nacional;


▪ (b) cualquier sistema para la fijación de la remuneración, establecido o
reconocido por la legislación;
▪ (c) contratos colectivos celebrados entre empleadores y trabajadores; o
▪ (d) la acción conjunta de estos diversos medios.
Artículo 3
▪ 1. Se deberán adoptar medidas para promover la evaluación objetiva del empleo,
tomando como base los trabajos que éste entrañe, cuando la índole de dichas medidas
facilite la aplicación del presente Convenio.
▪ 2. Los métodos que se adopten para esta evaluación podrán ser decididos por las
autoridades competentes en lo que concierne a la fijación de las tasas de
remuneración, o cuando dichas tasas se fijen por contratos colectivos, por las partes
contratantes.
▪ 3. Las diferencias entre las tasas de remuneración que correspondan,
independientemente del sexo, a diferencias que resulten de dicha evaluación objetiva
de los trabajos que han de efectuarse, no deberán considerarse contrarias al principio
de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra
femenina por un trabajo de igual valor.

1.7. COMITÉ DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA ONU. OBSERVACIÓN GENERAL N°. 28:
COMENTARIOS SOBRE ARTÍCULO 3 - LA IGUALDAD DE DERECHOS ENTRE HOMBRES
Y MUJERES (2000)

2. El artículo 3 explicita que todos los seres humanos deben disfrutar en pie de igualdad e
íntegramente de todos los derechos previstos en el Pacto. Esta disposición no puede surtir
plenamente sus efectos cuando se niega a alguien el pleno disfrute de cualquier derecho del
Pacto en un pie de igualdad. En consecuencia, los Estados deben garantizar a hombres y
mujeres por igual el disfrute de todos los derechos previstos en el Pacto.

22
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

3. En virtud de la obligación de garantizar a todas las personas los derechos reconocidos en el


Pacto, establecida en los artículos 2 y 3, los Estados Partes deben adoptar todas las medidas
necesarias para hacer posible el goce de estos derechos y que disfruten de ellos. Esas medidas
comprenden las de eliminan los obstáculos que se interponen en el goce de esos derechos en
condiciones de igualdad, dar instrucción a la población y a los funcionarios del Estado en
materia de derechos humanos y ajustar la legislación interna a fin de dar efecto a las
obligaciones enunciadas en el Pacto. El Estado Parte no sólo debe adoptar medidas de
protección sino también medidas positivas en todos los ámbitos a fin de dar poder a la mujer
en forma efectiva e igualitaria. Los Estados Partes deben presentar información en cuanto al
papel que efectivamente tiene la mujer en la sociedad a fin de que el Comité pueda evaluar
qué medidas, además de las disposiciones puramente legislativas, se han tomado o deberán
adoptarse para cumplir con esas obligaciones, hasta qué punto se ha avanzado, con qué
dificultades se ha tropezado y qué se está haciendo para superarlas.

4. Los Estados Partes son responsables de asegurar el disfrute de los derechos en condiciones
de igualdad y sin discriminación alguna. Según los artículos 2 y 3, los Estados Partes deben
adoptar todas las medidas que sean necesarias, incluida la prohibición de la discriminación
por razones de sexo, para poner término a los actos discriminatorios, que obsten al pleno
disfrute de los derechos, tanto en el sector público como en el privado.

30. La discriminación contra la mujer suele estar íntimamente vinculada con la discriminación
por otros motivos como la raza, el color, el idioma, la religión, la opinión política o de otra
índole, el origen nacional o social, la posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social. Los Estados Partes deberán tener en cuenta la forma concreta en que algunos
casos de discriminación por otros motivos afectan en particular a la mujer e incluir
información acerca de las medidas adoptadas para contrarrestar esos efectos.

23
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

24
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

II. JURISPRUDENCIA

2.1. SENTENCIAS DEL SISTEMA UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS

2.1.1. SENTENCIA DE LA CORTE EUROPEA DE DERECHOS HUMANOS OPUZ VS.


TURQUÍA Demanda Nº 33401/02 Sentencia del 9 de junio de 2009

138. (…) En relación con esto, habiendo evaluado las prácticas en los Estados miembro (ver
párrafo 89, arriba), el Tribunal observa que hay ciertos factores que se pueden tener en cuenta
para decidir acusar o no: - la gravedad del delito; - si los daños de la víctima son físicos o
psicológicos; - si el acusado usó un arma; - si el acusado realizó alguna amenaza desde el
ataque; - si el acusado había planificado el ataque; - el efecto (incluyendo el psicológico) que
pudo haber tenido en cualquier niño que viviera en el hogar; la probabilidad de que el acusado
vuelva a delinquir; - la amenaza constante a la salud y la seguridad de la víctima o de cualquier
otra persona que estuviera, o pudiera estar involucrada; - el estado actual de la relación de la
víctima con el acusado; el efecto que tuvo continuar con la acusación en contra de los deseos
de la víctima en su relación con el acusado; - la historia de la relación, en especial si había
habido otras instancias de violencia en el pasado; - y la historia criminal del acusado, en
especial cualquier instancia anterior de violencia.

25
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

139. De esta práctica se puede inferir que mientras más grave sea el delito, o mientras más
grande sea el riego de cometer más delitos, es más probable que el procesamiento del
acusado continúe por el interés público, incluso si las víctimas retiran sus denuncias.

144. Con respecto al argumento del gobierno de que cualquier otro tipo de interferencia por
parte de las autoridades nacionales hubiera llevado a la violación de los derechos de las
víctimas conforme al artículo 8 del Convenio, el Tribunal recuerda el fallo que realizó en un
caso similar de violencia doméstica (ver Bevacqua and S. v. Bulgaria , Nº 71127/01, § 83, 12
de junio de 2008), en el que sostuvo que la opinión de las autoridades de que no se requería
asistencia ya que opinaban que la disputa era un “asunto privado” no era compatible con sus
obligaciones positivas de asegurar que los demandantes ejercieran sus derechos. Además, el
Tribunal reitera que, en algunas instancias, la injerencia de las autoridades nacionales en la
vida privada o familiar de los individuos puede ser necesaria Corte Europea de Derechos
Humanos. (…)Por lo tanto, el Tribunal considera que, teniendo en cuenta la gravedad de los
delitos cometidos por H.O. en el pasado, las autoridades procesales tendrían que haber
podido llevar adelante los procedimientos como un asunto de interés público, sin importar
que las víctimas hubieran retirado las denuncias (con respecto a esto, ver Recomendación Rec
(2002)5 del Comité de los Ministros, §§ 80-82 arriba)

192. (…) Por lo tanto, parecería ser que la supuesta discriminación en cuestión no se basaba
en la legislación per se, sino que surgía como resultado de la actitud general de las autoridades
locales, tales como la forma en la que se trataba a las mujeres en las comisarías cuando
denunciaban casos de violencia doméstica, y la pasividad de parte de los jueces para proveer
protección eficaz para las víctimas. El Tribunal nota que el Gobierno de Turquía ya había
reconocido estas dificultades en la práctica cuando se trató el asunto ante el Comité de la
CEDAW (Ibíd.).

200. Teniendo en cuenta los datos anteriores sobre el hecho de que la pasividad judicial

26
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

general y discriminatoria de Turquía, si bien no es intencional, afectaba principalmente a las


mujeres, el Tribunal considera que la violencia sufrida por la demandante y su madre puede
considerarse una violencia de género que es una forma de discriminación contra la mujer. A
pesar de las reformas llevadas a cabo por el Gobierno recientemente, la indiferencia total del
sistema judicial y la impunidad que gozaban los agresores, como en el presente caso, indicaron
que no había un compromiso suficiente para tomar las acciones apropiadas para tratar la
violencia doméstica (ver, en particular, la sección 9 de la CEDAW, citada en el párrafo 187,
arriba)

2.2. SENTENCIAS DEL SISTEMA INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS

2.2.1. CASO PENAL MIGUEL CASTRO CASTRO VS. PERÚ


Sentencia del 25-11- 2006

Hechos:
Los hechos expuestos por la Comisión en la demanda habrían ocurrido a partir del 6 de mayo
de 1992 y se refieren a la ejecución del “Operativo Mudanza 1” dentro del Penal Miguel Castro
Castro, durante el cual el Estado, supuestamente, produjo la muerte de al menos 42 internos,
hirió a 175 internos, y sometió a trato cruel, inhumano y degradante a otros 322 internos. Los
hechos también se refieren al supuesto trato cruel, inhumano y degradante experimentado
por las presuntas víctimas con posterioridad al “Operativo Mudanza 1”.

El Decreto Ley Nº 25421 de 6 de abril de 1992 ordenó la reorganización del Instituto Nacional
Penitenciario (INPE) y encargó a la Policía Nacional del Perú el control de la seguridad en los
establecimientos penitenciarios. Fue en el marco de esta disposición que se planificó y ejecutó
el “Operativo Mudanza 1”. La versión oficial fue que dicho “operativo” consistía en el traslado
de las mujeres que se hallaban recluidas en el pabellón 1A del Penal Miguel Castro Castro, a
la cárcel de máxima seguridad de mujeres en Chorrillos. Las autoridades estatales no
informaron del referido traslado ni al Director del penal, ni a las prisioneras, sus familiares o
abogados. El objetivo real del “operativo” no fue el referido traslado de las internas, sino que
se trató de un ataque premeditado, un operativo diseñado para atentar contra la vida y la

27
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

integridad de los prisioneros que se encontraban en los pabellones 1A y 4B del Penal Miguel
Castro Castro. Los actos de violencia fueron dirigidos contra dichos pabellones, ocupados en
el momento de los hechos por internos acusados o sentenciados por delitos de terrorismo y
traición a la patria.

Argumentos de la Corte:
303. Con respecto al tratamiento que deben recibir las mujeres detenidas o arrestadas, el Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha señalado que “no deben
sufrir discriminación, y deben ser protegidas de todas las formas de violencia o explotación”.
Asimismo, ha indicado que las detenidas deben ser supervisadas y revisadas por oficiales
femeninas y las mujeres embarazadas y en lactancia deben ser proveídas con condiciones
especiales durante su detención. El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la
Mujer ha señalado que dicha discriminación incluye la violencia basada en el sexo, “es decir,
la violencia dirigida contra la mujer porque es mujer o que la afecta en forma
desproporcionada”, y que abarca “actos que infligen daños o sufrimientos de índole física,
mental o sexual, amenazas de cometer esos actos, coacción y otras formas de privación de la
libertad”

306. (…) El Tribunal estima que esas mujeres, además de recibir un trato violatorio de su
dignidad personal, también fueron víctimas de violencia sexual, ya que estuvieron desnudas y
cubiertas con tan solo una sábana, estando rodeadas de hombres armados, quienes
aparentemente eran miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. Lo que califica este
tratamiento de violencia sexual es que las mujeres fueron constantemente observadas por
hombres. La Corte, siguiendo la línea de la jurisprudencia internacional y tomando en cuenta
lo dispuesto en la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer,
considera que la violencia sexual se configura con acciones de naturaleza sexual que se
cometen en una persona sin su consentimiento, que además de comprender la invasión física
del cuerpo humano, pueden incluir actos que no involucren penetración o incluso contacto
físico alguno.

28
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

310. Siguiendo el criterio jurisprudencial y normativo que impera tanto en el ámbito del
Derecho Penal Internacional como en el Derecho Penal comparado, el Tribunal considera que
la violación sexual no implica necesariamente una relación sexual sin consentimiento,
Violencia de Género 10 por vía vaginal, como se consideró tradicionalmente. Por violación
sexual también debe entenderse actos de penetración vaginal o anal, sin consentimiento de
la víctima, mediante la utilización de otras partes del cuerpo del agresor u objetos, así como
la penetración bucal mediante el miembro viril.

313. La Relatora Especial de la ONU para la Violencia contra las Mujeres ha establecido,
refiriéndose a la violencia contra las mujeres en el contexto de un conflicto armado, que la
“[l]a agresión sexual a menudo se considera y practica como medio para humillar al
adversario” y que “las violaciones sexuales son usadas por ambas partes como un acto
simbólico”. Este Tribunal reconoce que la violencia sexual contra la mujer tiene consecuencias
físicas, emocionales y psicológicas devastadoras para ellas166, que se ven agravadas en los
casos de mujeres detenidas

333. Este Tribunal considera que el conjunto de condiciones de detención y de tratamiento a


las que fueron sometidos los internos en los centros penales donde se les trasladó o reubicó
con posterioridad al llamado “Operativo Mudanza 1”, constituyó tortura física y psicológica
infligida a todos ellos, con violación de los artículos 5.2 de la Convención Americana, y 1, 6 y 8
de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.

408. Por todo lo anterior, este Tribunal estima que los procedimientos internos abiertos en el
presente caso no han constituido recursos efectivos para garantizar un verdadero acceso a la
justicia por parte de las víctimas, dentro de un plazo razonable, que abarque el
esclarecimiento de los hechos, la investigación y, en su caso, la sanción de los responsables y
la reparación de las violaciones a la vida e integridad. Por ello, el Estado es responsable por la
violación de los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana, en relación con la obligación

29
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

contenida en el artículo 1.1 de la misma, en conexión con los artículos 7.b de Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, y 1, 6 y 8 de
la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en perjuicio de los
familiares inmediatos de los 41 internos fallecidos, de los internos sobrevivientes y de los
familiares de los internos determinados en los párrafos 336, 337, 340 y 341 del Capítulo sobre
violación a la integridad personal e identificados en el Anexo 2 de víctimas de la presente
Sentencia que para estos efectos forma parte de la misma.

Fallo:
La Corte Declara, Por unanimidad, que:
[…]
3. El Estado violó el derecho a la vida consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los 41
internos fallecidos identificados (...).

4. El Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5.1 y 5.2 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de dicho
tratado, y en conexión con los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir
y Sancionar la Tortura, en perjuicio de los 41 internos fallecidos identificados y de los internos
que sobrevivieron (...).

5. El Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5.1 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma,
en perjuicio de los familiares de los internos determinados (...).

6. El Estado violó los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial consagrados
en los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación
con el artículo 1.1 de la misma, en conexión con los artículos 7.b) de la Convención

30
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, y 1, 6 y 8 de


la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en perjuicio de los
familiares inmediatos de los 41 internos fallecidos identificados, de los internos sobrevivientes
y de los familiares de los internos (...).

7. Esta Sentencia constituye per se una forma de reparación

2.2.2. CASO GONZÁLEZ Y OTRAS VS. MÉXICO “CAMPO ALGODONERO”


Sentencia del 16-11-2009
Hechos:
La demanda se relaciona con la supuesta responsabilidad internacional del Estado por “la
desaparición y ulterior muerte” de las jóvenes Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera
Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez (en adelante “las jóvenes González, Herrera y
Ramos”), cuyos cuerpos fueron encontrados en un campo algodonero de Ciudad Juárez el día
6 de noviembre de 2001. Se responsabiliza al Estado por “la falta de medidas de protección a
las víctimas, dos de las cuales eran menores de edad; la falta de prevención de estos crímenes,
pese al pleno conocimiento de la existencia de un patrón de violencia de género que había
dejado centenares de mujeres y niñas asesinadas; la falta de respuesta de las autoridades
frente a la desaparición […]; la falta de debida diligencia en la investigación de los asesinatos
[…], así como la denegación de justicia y la falta de reparación adecuada”.

Argumentos de la Corte:

127. Por su parte, aunque la Fiscalía Especial concluyó que la mayoría de los homicidios de
mujeres en Ciudad Juárez fueron independientes unos de otros y que, por tanto, eran
cometidos en circunstancias de tiempo, modo y ocasión distintos, hasta el año 2005 esta
institución “logró determinar que el número de casos en los que se presentó el patrón
conductual que había identificado el fenómeno denominado ‘Muertas de Juárez’, era de

31
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

alrededor del 30% de los 379 homicidios identificados”, o sea alrededor de 113 mujeres.
Asimismo, la Comisión para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad
Juárez (en adelante la “Comisión para Ciudad Juárez”) señaló que, aunque seguían guardando
discrepancias en cuanto a cifras absolutas, distintos informes coincidieron en que una tercera
parte del total de los homicidios de mujeres eran aquéllos clasificados como sexuales y/o
seriales, estos últimos “son aquéllos donde se repite un patrón en el que por lo general la
víctima no conoce a su victimario y es privada de su libertad y sometida a vejaciones y
sufrimientos múltiples, hasta la muerte”. Los informes del CEDAW y de Amnistía Internacional
también coincidieron en que alrededor de un tercio de los homicidios tenían un componente
de violencia sexual o características similares.

129. El Estado señaló que los homicidios “tienen causas diversas, con diferentes autores, en
circunstancias muy distintas y con patrones criminales diferenciados, pero se encuentran
influenciados por una cultura de discriminación contra la mujer”. Según el Estado, uno de los
factores estructurales que ha motivado situaciones de violencia contra las mujeres en Ciudad
Juárez es la modificación de los roles familiares que generó la vida laboral de las mujeres. El
Estado explicó que desde 1965 empezó en Ciudad Juárez el desarrollo de la industria
maquiladora, el cual se intensificó en 1993 con el Tratado de Libre Comercio con América del
Norte. Señaló que, al dar preferencia a la contratación de mujeres, las maquiladoras causaron
cambios en la vida laboral de éstas, lo cual impactó también su vida familiar porque “los roles
tradicionales empezaron a modificarse, al ser ahora la mujer la proveedora del hogar”.

Esto, según el Estado, llevó a conflictos al interior de las familias porque la mujer empezó a
tener la imagen de ser más competitiva e independiente económicamente. Además, el Estado
citó el Informe del CEDAW para señalar que “este cambio social en los papeles de las mujeres
no ha sido acompañado de un cambio en las actitudes y las mentalidades tradicionales -el cariz
patriarcal- manteniéndose una visión estereotipada de los papeles sociales de hombres y
mujeres”.

32
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

130. Otros factores mencionados por el Estado como generadores de violencia y marginación
son la falta de servicios públicos básicos en las zonas marginadas; el narcotráfico, tráfico de
armas, criminalidad, lavado de dinero y trata de personas que se dan en Ciudad Juárez por ser
una ciudad fronteriza; el consumo de drogas; el alto índice de deserción escolar, y la existencia
de “numerosos agresores sexuales” y “efectivos militares […] provenientes de conflictos
armados” en la cercana ciudad de El Paso.

133. Distintos informes coinciden en que, aunque los motivos y los perpetradores de los
homicidios en Ciudad Juárez son diversos, muchos casos tratan de violencia de género que
ocurre en un contexto de discriminación sistemática contra la mujer. Según Amnistía
Internacional, las características compartidas por muchos de los casos demuestran que el
género de la víctima parece haber sido un factor significativo del crimen, influyendo tanto en
el motivo y el contexto del crimen como en la forma de la violencia a la que fue sometida”. El
Informe de la Relatoría de la CIDH señala que la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez
“tiene sus raíces en conceptos referentes a la inferioridad y subordinación de las mujeres”. A
su vez, el CEDAW resalta que la violencia de género, incluyendo los asesinatos, secuestros,
desapariciones y las situaciones de violencia doméstica e intrafamiliar “no se trata de casos
aislados, esporádicos o episódicos de violencia, sino de una situación estructural y de un
fenómeno social y cultural enraizado en las costumbres y mentalidades” y que estas
situaciones de violencia están fundadas “en una cultura de violencia y discriminación basada
en el género”.

143. En el presente caso, la Corte, (…), utilizará la expresión “homicidio de mujer por razones
de género”, también conocido como feminicidio.

144. Para efectos de este caso, la Corte considera que, teniendo en cuenta la prueba y
argumentación sobre prueba obrante en el expediente, no es necesario ni posible
pronunciarse de manera definitiva sobre cuáles homicidios de mujeres en Ciudad Juárez

33
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

constituyen homicidios de mujeres por razones de género, más allá de los homicidios de las
tres víctimas del presente caso. Por esta razón, se referirá a los casos de Ciudad Juárez como
homicidios de mujeres, aunque entienda que algunos o muchos de éstos puedan haber sido
cometidos por razones de género y que la mayoría han ocurrido dentro de un contexto de
violencia contra la mujer.

164. De todo lo expuesto anteriormente, la Corte concluye que desde 1993 existe en Ciudad
Juárez un aumento de homicidios de mujeres, habiendo por lo menos 264 víctimas hasta el
año 2001 y 379 hasta el 2005. Sin embargo, más allá de las cifras, sobre las cuales la Corte
observa no existe firmeza, es preocupante el hecho de que algunos de estos crímenes parecen
presentar altos grados de violencia, incluyendo sexual, y que en general han sido
influenciados, tal como lo acepta el Estado, por una cultura de discriminación contra la mujer,
la cual, según diversas fuentes probatorias, ha incidido tanto en los motivos como en la
modalidad de los crímenes, así como en la respuesta de las autoridades frente a éstos. En este
sentido, cabe destacar las respuestas ineficientes y las actitudes indiferentes documentadas
en cuanto a la investigación de dichos crímenes, que parecen haber permitido que se haya
perpetuado la violencia contra la mujer en Ciudad Juárez. La Corte constata que hasta el año
2005 la mayoría de los crímenes seguían sin ser esclarecidos, siendo los homicidios que
presentan características de violencia sexual los que presentan mayores niveles de impunidad

279. A pesar de que el Estado tenía pleno conocimiento del riesgo que corrían las mujeres de
ser objeto de violencia, no demostró haber adoptado medidas efectivas de prevención antes
de noviembre de 2001 que redujeran los factores de riesgo para las mujeres. Aunque el deber
de prevención sea uno de medio y no de resultado (…), el Estado no ha demostrado que la
creación de la [Fiscalía Especial para la Investigación de Homicidios de Mujeres en Ciudad
Juárez de la Procuraduría de Justicia de Chihuahua] y algunas adiciones a su marco legislativo,
por más que fueran necesarias y demuestren un compromiso estatal, fueran suficientes y
efectivas para prevenir las graves manifestaciones de la violencia contra la mujer que se vivía

34
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

en Ciudad Juárez en la época del presente caso. Ahora bien, conforme a jurisprudencia de la
Corte es claro que un Estado no puede ser responsable por cualquier violación de derechos
humanos cometida entre particulares dentro de su jurisdicción. En efecto, las obligaciones
convencionales de garantía a cargo de los Estados no implican una responsabilidad ilimitada
de los Estados frente a cualquier acto o hecho de particulares, pues sus deberes de adoptar
medidas de prevención y protección de los particulares en sus relaciones entre sí se
encuentran condicionados al conocimiento de una situación de riesgo real e inmediato para
un individuo o grupo de individuos determinado y a las posibilidades razonables de prevenir
o evitar ese riesgo. Es decir, aunque un acto u omisión de un particular tenga como
consecuencia jurídica la violación de determinados derechos humanos de otro particular,
aquél no es automáticamente atribuible al Estado, pues debe atenderse a las circunstancias
particulares del caso y a la concreción de dichas obligaciones de garantía.

281. En el presente caso, existen dos momentos claves en los que el deber de prevención debe
ser analizado. El primero es antes de la desaparición de las víctimas y el segundo antes de la
localización de sus cuerpos sin vida.

282. Sobre el primer momento -antes de la desaparición de las víctimas- la Corte considera
que la falta de prevención de la desaparición no conlleva per se la responsabilidad
internacional del Estado porque, a pesar de que éste tenía conocimiento de una situación de
riesgo para las mujeres en Ciudad Juárez, no ha sido establecido que tenía conocimiento de
un riesgo real e inmediato para las víctimas de este caso. Aunque el contexto en este caso y
sus obligaciones internacionales le imponen al Estado una responsabilidad reforzada con
respecto a la protección de mujeres en Ciudad Juárez, quienes se encontraban en una
situación de vulnerabilidad, especialmente las mujeres jóvenes y humildes, no le imponen una
responsabilidad ilimitada frente a cualquier hecho ilícito en contra de ellas. Finalmente, la
Corte no puede sino hacer presente que la ausencia de una política general que se hubiera
iniciado por lo menos en 1998 -cuando la CNDH advirtió del patrón de violencia contra la mujer

35
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

en Ciudad Juárez-, es una falta del Estado en el cumplimiento general de su obligación de


prevención.

283. En cuanto al segundo momento -antes del hallazgo de los cuerpos- el Estado, dado el
contexto del caso, tuvo conocimiento de que existía un riesgo real e inmediato de que las
víctimas fueran agredidas sexualmente, sometidas a vejámenes y asesinadas. La Corte
considera que ante tal contexto surge un deber de debida diligencia estricta frente a
denuncias de desaparición de mujeres, respecto a su búsqueda durante las primeras horas y
los primeros días. Esta obligación de medio, al ser más estricta, exige la realización exhaustiva
de actividades de búsqueda. En particular, es imprescindible la actuación pronta e inmediata
de las autoridades policiales, fiscales y judiciales ordenando medidas oportunas y necesarias
dirigidas a la determinación del paradero de las víctimas o el lugar donde puedan encontrarse
privadas de libertad. Deben existir procedimientos adecuados para las denuncias y que éstas
conlleven una investigación efectiva desde las primeras horas. Las autoridades deben
presumir que la persona desaparecida está privada de libertad y sigue con vida hasta que se
ponga fin a la incertidumbre sobre la suerte que ha corrido.

284. México no demostró haber adoptado las medidas razonables, conforme a las
circunstancias que rodeaban a los casos, para encontrar a las víctimas con vida. El Estado no
actuó con prontitud dentro de las primeras horas y días luego de las denuncias de
desaparición, dejando perder horas valiosas. En el período entre las denuncias y el hallazgo
de los cuerpos de las víctimas, el Estado se limitó a realizar formalidades y a tomar
declaraciones que, aunque importantes, perdieron su valor una vez éstas no repercutieron en
acciones de búsqueda específicas. Además, las actitudes y declaraciones de los funcionarios
hacia los familiares de las víctimas que daban a entender que las denuncias de desaparición
no debían ser tratadas con urgencia e inmediatez llevan al Tribunal razonablemente a concluir
que hubo demoras injustificadas luego de las presentaciones de las denuncias de
desaparición. Todo esto demuestra que el Estado no actuó con la debida diligencia requerida

36
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

para prevenir adecuadamente las muertes y agresiones sufridas por las víctimas y que no
actuó como razonablemente era de esperarse de acuerdo a las circunstancias del caso para
poner fin a su privación de libertad.

Este incumplimiento del deber de garantía es particularmente serio debido al contexto


conocido por el Estado -el cual ponía a las mujeres en una situación especial de vulnerabilidad-
y a las obligaciones reforzadas impuestas en casos de violencia contra la mujer por el artículo
7.b de la Convención Belém do Pará.

285. Además, la Corte considera que el Estado no demostró haber adoptado normas o
implementado las medidas necesarias, conforme al artículo 2 de la Convención Americana y
al artículo 7.c de la Convención Belém do Pará, que permitieran a las autoridades ofrecer una
respuesta inmediata y eficaz ante las denuncias de desaparición y prevenir adecuadamente la
violencia contra la mujer. Tampoco demostró haber adoptado normas Corte IDH - González y
otras vs. México (“Campo Algodonero”) 41 o tomado medidas para que los funcionarios
responsables de recibir las denuncias tuvieran la capacidad y la sensibilidad para entender la
gravedad del fenómeno de la violencia contra la mujer y la voluntad para actuar de inmediato.

286. En razón de todo lo expuesto, el Tribunal considera que el Estado violó los derechos a la
vida, integridad personal y libertad personal reconocidos en los artículos 4.1, 5.1, 5.2 y 7.1 de
la Convención Americana, en relación con la obligación general de garantía con - templada en
el artículo 1.1 y la obligación de adoptar disposiciones de derecho interno contemplada en el
artículo 2 de la misma, así como con las obligaciones contempladas en el artículo 7.b y 7.c de
la Convención Belém do Pará, en perjuicio de Claudia Ivette González, Laura Berenice Ramos
Monárrez y Esmeralda Herrera Monreal.

401. En similar forma, el Tribunal considera que el estereotipo de género se refiere a una pre-
concepción de atributos o características poseídas o papeles que son o deberían ser

37
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

ejecutados por hombres y mujeres respectivamente. Teniendo en cuenta las manifestaciones


efectuadas por el Estado (supra párr. 398), es posible asociar la subordinación de la mujer a
prácticas basadas en estereotipos de género socialmente dominantes y socialmente
persistentes, condiciones que se agravan cuando los estereotipos se reflejan, implícita o
explícitamente, en políticas y prácticas, particularmente en el razonamiento y el lenguaje de
las autoridades de policía judicial, como ocurrió en el presente caso. La creación y uso de
estereotipos se con - vierte en una de las causas y consecuencias de la violencia de género en
contra de la mujer.

Fallo:
11. Esta Sentencia constituye per se una forma de reparación.

12. El Estado deberá, conforme a los párrafos 452 a 455 de esta Sentencia, conducir
eficazmente el proceso penal en curso y, de ser el caso, los que se llegasen a abrir, para
identificar, procesar y, en su caso, sancionar a los responsables materiales e intelectuales de
la desaparición, maltratos y privación de la vida de las jóvenes González, Herrera y Ramos,
conforme a las siguientes directrices:

i) se deberá remover todos los obstáculos de jure o de facto que impidan la debida
investigación de los hechos y el desarrollo de los respectivos procesos judiciales, y usar
todos los medios disponibles para hacer que las investigaciones y procesos judiciales
sean expeditos a fin de evitar la repetición de hechos iguales o análogos a los del
presente caso;

ii) la investigación deberá incluir una perspectiva de género; emprender líneas de


investigación específicas respecto a violencia sexual, para lo cual se deben involucrar
las líneas de investigación sobre los patrones respectivos en la zona; realizarse
conforme a protocolos y manuales que cumplan con los lineamientos de esta

38
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Sentencia; proveer regularmente de información a los familiares de las víctimas sobre


los avances en la investigación y darles pleno acceso a los expedientes, y realizarse por
funcionarios altamente capacitados en casos similares y en atención a víctimas de
discriminación y violencia por razón de género;

iii) deberá asegurarse que los distintos órganos que participen en el procedimiento de
investigación y los procesos judiciales cuenten con los recursos humanos y materiales
necesarios para desempeñar las tareas de manera adecuada, independiente e
imparcial, y que las personas que participen en la investigación cuenten con las debidas
garantías de seguridad, y

iv) los resultados de los procesos deberán ser públicamente divulgados para que la
sociedad mexicana conozca los hechos objeto del presente caso.

18. El Estado deberá, en un plazo razonable, continuar con la estandarización de todos sus
protocolos, manuales, criterios ministeriales de investigación, servicios periciales y de
impartición de justicia, utilizados para investigar todos los delitos que se relacionen con
desapariciones, violencia sexual y homicidios de mujeres, conforme al Protocolo de Estambul,
el Manual sobre la Prevención e Investigación Efectiva de Ejecuciones Extrajudiciales,
Arbitrarias y Sumarias de Naciones Unidas y los estándares internacionales de búsqueda de
personas desaparecidas, con base en una perspectiva de género, (…).

20. El Estado deberá crear, en un plazo de seis meses a partir de la notificación de esta
Sentencia, una página electrónica que deberá actualizarse permanentemente y contendrá la
información personal necesaria de todas las mujeres, jóvenes y niñas que desaparecieron en
Chihuahua desde 1993 y que continúan desaparecidas. Dicha página electrónica deberá
permitir que cualquier individuo se comunique por cualquier medio con las autoridades,
inclusive de manera anónima, a efectos de proporcionar información relevante sobre el

39
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

paradero de la mujer o niña desaparecida o, en su caso, de sus restos, de conformidad con los
párrafos 507 y 508 de esta Sentencia. […]

22. El Estado debe continuar implementando programas y cursos permanentes de educación


y capacitación en derechos humanos y género; perspectiva de género para la debida diligencia
en la conducción de averiguaciones previas y procesos judiciales relacionados con
discriminación, violencia y homicidios de mujeres por razones de género, y superación de
estereotipos sobre el rol social de las mujeres dirigidos a funcionarios públicos (…). El Estado
deberá informar anualmente, durante tres años, sobre la implementación de los cursos y
capacitaciones.

2.2.3. CASO ROSENDO CANTÚ Y OTRA VS. MÉXICO


Sentencia del 31-08-2010
Hechos:
Según indicó la Comisión Interamericana, la demanda se refiere a la supuesta responsabilidad
internacional del Estado por la “violación [sexual] y tortura” en perjuicio de la señora Rosendo
Cantú ocurrida el 16 de febrero de 2002, por la “falta de debida diligencia en la investigación
y sanción de los responsables” de esos hechos, por “las consecuencias de los hechos del caso
en la hija de la [presunta] víctima”, por “la falta de reparación adecuada [en] favor de la
[presunta] víctima y sus familiares”, por “la utilización del fuero militar para la investigación y
juzgamiento de violaciones a los derechos humanos”, y por “las dificultades que enfrentan las
personas indígenas, en particular las mujeres, para acceder a la justicia y a los servicios de
salud”.

Argumentos de la Corte:
89. En primer lugar, para la Corte es evidente que la violación sexual es un tipo particular de
agresión que, en general, se caracteriza por producirse en ausencia de otras personas más allá
de la víctima y el agresor o los agresores. Dada la naturaleza de esta forma de violencia, no se

40
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

puede esperar la existencia de pruebas gráficas o documentales y, por ello, la declaración de


la víctima constituye una prueba fundamental sobre el hecho.

118. Por otra parte esta Corte considera que una violación sexual puede constituir tortura aun
cuando consista en un solo hecho u ocurra fuera de instalaciones estatales. Esto es así ya que
los elementos objetivos y subjetivos que califican un hecho como tortura no se refieren ni a la
acumulación de hechos ni al lugar donde el acto se realiza, sino a la intencionalidad, a la
severidad del sufrimiento y a la finalidad del acto, requisitos que en el presente caso se
encuentran cumplidos. Con base en lo anterior, el Tribunal concluye que la violación sexual en
el presente caso implicó una violación a la integridad personal de la señora Rosendo Cantú,
constituyendo un acto de tortura en los términos de los artículos 5.2 de la Convención
Americana y 2 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.

178. En otras oportunidades esta Corte ha especificado los principios rectores que es preciso
observar en investigaciones penales relativas a violaciones de derechos humanos y que
pueden incluir, inter alia: recuperar y preservar el material probatorio con el fin de ayudar en
cualquier potencial investigación penal de los responsables; identificar posibles testigos y
obtener sus declaraciones, y determinar la causa, forma, lugar y momento del hecho
investigado. Además, es necesario investigar exhaustivamente la escena del crimen, y se
deben realizar análisis en forma rigurosa, por profesionales competentes y empleando los
procedimientos más apropiados. En casos de violencia contra la mujer, ciertos instrumentos
internacionales resultan útiles para precisar y dar contenido a la obligación estatal reforzada
de investigarlos con la debida diligencia. Entre otros, en una investigación penal por violencia
sexual es necesario que: i) la declaración de la víctima se realice en un ambiente cómodo y
seguro, que le brinde privacidad y confianza; ii) la declaración de la víctima se registre de
forma tal que se evite o limite la necesidad de su repetición; iii) se brinde atención médica,
sanitaria y psicológica a la víctima, tanto de emergencia como de forma continuada si así se
requiere, mediante un protocolo de atención cuyo objetivo sea reducir las consecuencias de

41
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

la violación; iv) se realice inmediatamente un examen médico y psicológico completo y


detallado por personal idóneo y capacitado, en lo posible del sexo que la víctima indique,
ofreciéndole que sea acompañada por alguien de su confianza si así lo desea; v) se
documenten y coordinen los actos investigativos y se maneje diligentemente la prueba,
tomando muestras suficientes, realizando estudios para determinar la posible autoría del
hecho, asegurando otras pruebas como la ropa de la víctima, la investigación inmediata del
lugar de los hechos y garantizando la correcta cadena de custodia, y vi) se brinde acceso a
asistencia jurídica gratuita a la víctima durante todas las etapas del proceso.

189. (...) La Corte reitera que el apoyo a una víctima de violación sexual es fundamental desde
el inicio de la investigación para brindar seguridad y un marco adecuado para referirse a los
hechos sufridos y facilitar su participación, de la mejor manera y con el mayor de los cuidados,
en las diligencias de investigación. (...).

201. La Corte anteriormente ha señalado que, de conformidad con el artículo 19 de la


Convención Americana, el Estado debe asumir una posición especial de garante con mayor
cuidado y responsabilidad, y debe tomar medidas o cuidados especiales orientados en el
principio del interés superior del niño. En tal sentido, el Estado debe prestar especial atención
a las necesidades y a los derechos de los niños, en consideración a su condición particular de
vulnerabilidad. De conformidad con sus obligaciones convencionales, efectivamente, el
Estado debió haber adoptado medidas especiales a favor de la señora Rosendo Cantú, no sólo
durante la denuncia penal, sino durante el tiempo en que, siendo una niña, estuvo vinculada
a las investigaciones ministeriales seguidas con motivo del delito que había denunciado,
máxime por tratarse de una persona indígena, pues los niños indígenas cuyas comunidades
son afectadas por la pobreza se encuentran en una especial situación de vulnerabilidad. La
obligación de proteger el interés superior de los niños y niñas durante cualquier
procedimiento en el cual estén involucrados263 puede implicar, inter alia, lo siguiente: i)
suministrar la información e implementar los procedimientos adecuados adaptándolos a sus

42
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

necesidades particulares, garantizando que cuenten con asistencia letrada y de otra índole en
todo momento, de acuerdo con sus necesidades; ii) asegurar especialmente en casos en los
cuales niños o niñas hayan sido víctimas de delitos como abusos sexuales u otras formas de
maltrato, su derecho a ser escuchados se ejerza garantizando su plena protección, vigilando
que el personal esté capacitado para atenderlos y que las salas de entrevistas representen un
entorno seguro y no intimidatorio, hostil, insensible o inadecuado, y iii) procurar que los niños
y niñas no sean interrogados en más ocasiones que las necesarias para evitar, en la medida de
lo posible, la revictimización o un impacto traumático en el niño.

2.2.4. INFORME DE LA COMISIÓN IDH MARIA DA PENHA MAIA FERNANDES VS. BRASIL
Caso Nº 12.051. Informe Nº 54/01. (16 de abril de 2001)
Hechos:
1. El 20 de agosto de 1998, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en adelante
“la Comisión”) recibió una denuncia presentada por la señora Maria da Penha Maia
Fernandes, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y el Comité Latino
Americano de Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM) (en adelante “los
peticionarios”), basada en la competencia que le acuerdan los artículos 44 y 46 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la
Convención Americana”) y el artículo 12 de la Convención Interamericana para Prevenir,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará o CMV).

2. La denuncia alega la tolerancia por parte de la República Federativa de Brasil (en adelante
“Brasil” o “el Estado”) de la violencia perpetrada en su domicilio en la ciudad de Fortaleza,
Estado de Ceará, por Marco Antônio Heredia Viveiros en perjuicio de su entonces esposa
Maria da Penha Maia Fernandes durante años de su convivencia matrimonial y que culminó
en una tentativa de homicidio y nuevas agresiones en mayo y junio de 1983. Maria da Penha,
como producto de esas agresiones padece de paraplejia irreversible y otras dolencias desde

43
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

el año 1983. Se denuncia la tolerancia estatal por no haber tomado por más de quince años
medidas efectivas necesarias para procesar y penar al agresor, pese a las denuncias
efectuadas. Se denuncia la violación de los artículos 1(1) (Obligación de Respetar los
Derechos); 8 (Garantías Judiciales); 24 (Igualdad ante la Ley) y 25 (Protección Judicial) de la
Convención Americana, en relación con los artículos II y XVIII de la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre (“la Declaración”), así como de los artículos 3, 4(a), (b),
(c), (d), (e), (f) y (g); 5 y 7 de la Convención de Belém do Pará. La Comisión tramitó
reglamentariamente la petición. Dado que el Estado no ofreciera comentarios a la misma,
pese a los repetidos requerimientos de la Comisión, los peticionarios solicitaron se presuman
verdaderos los hechos relatados en la petición aplicando el art. 42 del Reglamento de la
Comisión.

Argumentos de la Comisión:
54. El ámbito de aplicación de la CMV se refiere pues a situaciones definidas por dos
condiciones: primero, que haya habido violencia contra la mujer tal como se describe en los
incisos a) y b); y segundo que esa violencia sea perpetrada o tolerada por el Estado. La CMV
protege entre otros los siguientes derechos de la mujer violados por la existencia Violencia de
Género de esa violencia: el derecho a una vida libre de violencia (artículo 3), a que se respete
su vida, su integridad física, psíquica y moral y su seguridad personal, su dignidad personal,
igual protección ante la ley y de la ley; y a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos (artículo 4 (a), (b), (c) (d),
(e), (f) y (g) y los consiguientes deberes del Estado establecidos en el artículo 7 de ese
instrumento. Dice el artículo 7 de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer.

55. La impunidad que ha gozado y aún goza el agresor y ex esposo de la señora Fernandes es
contraria a la obligación internacional voluntariamente adquirida por parte del Estado al
ratificar la Convención de Belém do Pará. La falta de juzgamiento y condena del responsable

44
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

en estas circunstancias constituye un acto de tolerancia por parte del Estado de la violencia
que María da Penha sufrió, y esa omisión de los tribunales de justicia brasileños agrava las
consecuencias directas de las agresiones por su ex-marido sufridas por la señora María da
Penha Maia Fernandes. Es más, como ha sido demostrado previamente, esa tolerancia por los
órganos del Estado no es exclusiva de este caso, sino una pauta sistemática. Es una tolerancia
de todo el sistema, que no hace sino perpetuar las raíces y factores psicológicos, sociales e
históricos que mantienen y alimentan la violencia contra la mujer.

56. Dado que esta violación contra María da Penha forma parte de un patrón general de
negligencia y falta de efectividad del Estado para procesar y condenar a los agresores,
considera la Comisión que no sólo se viola la obligación de procesar y condenar, sino también
la de prevenir estas prácticas degradantes. Esa inefectividad judicial general y discriminatoria
crea el ambiente que facilita la violencia doméstica, al no existir evidencias socialmente
percibidas de la voluntad y efectividad del Estado como representante de la sociedad, para
sancionar esos actos.

57. En relación con los incisos c y h del artículo 7, la Comisión debe considerar las medidas
tomadas por el Estado para eliminar la tolerancia de la violencia doméstica. La Comisión ha
llamado la atención positivamente por varias medidas de la actual administración con ese
objetivo, en particular la creación de Delegaciones especiales de policía, los refugios para
mujeres agredidas, y otras. Sin embargo, en este caso emblemático de muchos otros, la
ineficacia judicial, la impunidad y la imposibilidad de obtener una reparación por la víctima
establece una muestra de la falta de compromiso para reaccionar adecuadamente frente a la
violencia doméstica. El artículo 7 de la Convención de Belém do Pará parece ser una lista de
los compromisos que el Estado brasileño no ha cumplido aún en cuanto a este tipo de casos.
58. Por lo expuesto, la Comisión considera que en este caso se dan las condiciones de violencia
doméstica y de tolerancia por el Estado definidas en la Convención de Belém do Pará y existe
responsabilidad del Estado por la falta de cumplimiento del Estado a sus deberes establecidos

45
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

en los artículos 7(b), (d), (e) (f) y (g) de esa Convención, en relación a los derechos por ella
protegidos, entre ellos, a una vida libre de violencia (artículo 3), a que se respete su vida, su
integridad física, psíquica y moral y su seguridad personal, su dignidad personal, igual
protección ante la ley y de la ley;

y a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la ampare contra actos
que violen sus derechos (artículos 4 (a), (b), (c ) (d), (e), (f) y (g)). […] VII. Conclusiones

60. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos reitera al Estado de Brasil las siguientes
Conclusiones:
[…]
2. Que, con fundamento en los hechos no controvertidos y el análisis expuestos
anteriormente, la República Federativa de Brasil es responsable de la violación de los
derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial, garantizados por los artículos
8 y 25 de la Convención Americana en concordancia con la obligación general de respetar
y garantizar los derechos, prevista en el artículo 1(1) de dicho instrumento, por la dilación
injustificada y tramitación negligente del presente caso de violencia doméstica en Brasil.
[…]

4. Que el Estado ha violado los derechos y el cumplimiento de sus deberes según el artículo 7
de la Convención de Belém do Pará en perjuicio de la señora Fernandes; y en conexión con los
artículos 8 y 25 de la Convención Americana y en su relación con el artículo 1(1) de la
Convención, por sus propios actos omisivos y tolerantes de la violación infringida.

46
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

III. JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL

3.1. SENTENCIA T-027/17, DE LA SALA SÉPTIMA DE REVISIÓN DE TUTELA DE LA


CORTE CONSTITUCIONAL COLOMBIANA (23/01/2017)
Sobre el tratamiento de agresiones mutuas
Problema jurídico:
3.1. La Sala respondió a la siguiente cuestión: ¿una comisaría de familia y una autoridad
judicial incurren en la causal de procedencia de la acción de tutela contra providencia judicial
por defecto fáctico, al negarse a conceder una medida de protección de desalojo por violencia
intrafamiliar, con fundamento en que hubo agresiones mutuas entre la pareja, omitiendo un
informe del Instituto de Medicina Legal que certifica la existencia de riesgo grave de la mujer?.

4.1. Es necesario tener en cuenta que, en virtud del principio de igualdad material, existe un
deber a cargo del Estado tendiente a brindar una protección especial a las personas que “por
su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancias de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellos se comentan” (Artículo 13 de
la Constitución).

47
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

La Corte ha reconocido que, entre los sujetos de especial protección constitucional, se


encuentran las mujeres cabeza de familia, las mujeres en estado de gravidez, los niños, niñas
y adolescentes, los grupos étnicos, las personas en situación de discapacidad, las personas de
la tercera edad, entre otros, y ha ordenado la adopción de acciones afirmativas a favor de
todos ellos.

6.2.1. Al respecto debe precisarse que el deber de debida diligencia de las autoridades
encargadas de prevenir y erradicar toda forma de violencia contra la mujer, implica evaluar
los testimonios de las víctimas a la luz de un enfoque de género, evitando toda revictimización.
La violencia intrafamiliar, y en particular la violencia contra la mujer, no solo se ejerce en el
plano físico sino también en el plano psicológico y moral a través de prácticas que se dirigen
a humillar y reducir la confianza y reducir la confianza de la mujer con el fin de mantener los
estereotipos de dominación y abuso del machismo.

(…) La labor del Estado en la prevención y erradicación de la violencia contra la mujer implica
para las autoridades una flexibilización de los procedimientos y del rigor probatorio siguiendo
el criterio pro persona, dirigido a hacer efectiva la protección a la mujer frente a todo tipo de
violencia. Como se verá a continuación, el hecho de que en una sociedad como la nuestra, en
el ámbito de la violencia intrafamiliar, las agresiones entre hombres y mujer sean mutuas, no
es motivo suficiente para dejar sin protección a ésta última.

7.2. (…) La violencia contra la mujer en el ámbito de la violencia intrafamiliar, se nutre de una
discriminación histórica que asigna unos roles específicos a cada género, en la que predomina
una posición dominante del género masculino a través de criterios de apropiación y dominio
de la mujer. Esta violencia, que se ejerce tanto desde el ámbito físico como psicológico,
pretende resquebrajar la autonomía e independencia de la mujer, y en el marco de los
paradigmas y estereotipos, se tolera sin que haya una reacción social o estatal eficaz. Valga
aclarar que este fenómeno, no ha sido ajeno a la administración de justicia, pues las decisiones

48
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

judiciales también han sido fuente de discriminación contra la mujer al confirmar patrones de
desigualdad. Para contrarrestar esta situación, la jurisprudencia constitucional ha introducido
subreglas sobre cómo deben analizarse los casos que involucren actos o medidas
discriminatorias, reiterando la obligación que tienen las autoridades judiciales de abarcar sus
casos desde un enfoque diferencial de género. Al respecto, en sentencia T-012 de 2016, se
precisó que las autoridades judiciales deben:

“(i) desplegar toda actividad investigativa en aras de garantizar los derechos en disputa
y la dignidad de las mujeres; (ii) analizar los hechos, las pruebas y las normas con base
en interpretaciones sistemáticas de la realidad, de manera que en ese ejercicio
hermenéutico se reconozca que las mujeres han sido un grupo tradicionalmente
discriminado y como tal, se justifica un trato diferencial; (iii) no tomar decisiones con
base en estereotipos de género; (iv) evitar la revictimización de la mujer a la hora de
cumplir con sus funciones; reconocer las diferencias entre hombres y mujeres; (v)
flexibilizar la carga probatoria en casos de violencia o discriminación, privilegiando los
indicios sobre las pruebas directas, cuando estas últimas resultan suficientes; (vi)
considerar el rol transformador o perpetuador de las decisiones judiciales; (vii) efectuar
un análisis rígido sobre las actuaciones de quien presuntamente comete la violencia;
(viii) evaluar las posibilidades y recursos reales de acceso a trámites judiciales; (ix)
analizar las relaciones de poder que afectan la dignidad y autonomía de las mujeres”.

7.3. En este sentido, la existencia de agresiones mutuas entre la pareja, debe leerse a la luz
del contexto de violencia estructural contra la mujer. El estereotipo de la mujer débil que no
se defiende ante la agresión, es solo otra forma de discriminación. La defensa ejercida por una
mujer ante una agresión de género, no puede convertirse en la excusa del Estado para dejar
de tomar las medidas adecuadas y eficaces para garantizarle una vida libre de violencia. Las
víctimas de violencia de género no pierden su condición de víctimas por reaccionar a la
agresión, y tampoco pierde una mujer que se defiende, su condición de sujeto especial

49
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

protección constitucional. En virtud de lo anterior, debe tenerse en cuenta que cuando un


hombre y una mujer se propician agresiones mutuas, en términos generales, no están en
igualdad de condiciones. La violencia contra la mujer está fundada en estereotipos de género
que les exige asumir roles específicos en la sociedad, ajenos a la “independencia, dominancia,
agresividad, e intelectualidad del hombre” y cercanos a la “emotividad, compasión y sumisión
de la mujer”. Y la obligación del Estado es la de adelantar todas las medidas necesarias para
contrarrestar la discriminación histórica y estructural que motiva a la violencia de género.

3.2. SENTENCIA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. SALA SEXTA DE REVISIÓN


T-967/2014
Sobre la violencia psicológica y la aplicación de la perspectiva de género en el ámbito
del derecho civil
La Corte evaluó si los derechos fundamentales de la accionante habían sido conculcados por
el juzgado de familia accionado, al no valorar debidamente las pruebas que daban cuenta de
la violencia física y psicológica a la que fue sometida junto con sus hijas menores de edad, y
que fueron presentadas en el proceso de divorcio. En aquella ocasión se consideró que el
juzgado incurrió en defecto fáctico y en vulneración directa de la Constitución Política, al
emitir la sentencia bajo argumentos que en ese caso contribuían a perpetuar la violencia y la
discriminación contra la mujer. Además, se precisó que los hechos de violencia psicológica y
doméstica son muy difíciles de probar desde los parámetros convencionales del derecho
procesal, por lo que es claro que las víctimas tienen como única posibilidad de protección abrir
los espacios de intimidad familiar a sus más allegados; en esa medida, los operadores
judiciales deben flexibilizar esas formas de prueba y valorar integralmente todos los indicios
de violencia. Sus principales considerandos son:

36. La violencia psicológica se ocasiona con acciones u omisiones dirigidas intencionalmente


a producir en una persona sentimientos de desvalorización e inferioridad sobre sí misma, que
le generan baja de autoestima. Esta tipología no ataca la integridad física del individuo sino su

50
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

integridad moral y psicológica, su autonomía y desarrollo personal y se materializa a partir de


constantes y sistemáticas conductas de intimidación, desprecio, chantaje, humillación,
insultos y/o amenazas de todo tipo.
37. Al estudiar este tema, la Organización Mundial de la Salud presentó el precitado Informe
titulado “Estudio multipaís de la OMS sobre salud de la mujer y la violencia doméstica contra
la mujer (2005)”. De los resultados de las investigaciones se destacan las conclusiones
referentes al maltrato psíquico infligido por la pareja a la mujer, pues se establece que el
mismo es sistemático y en la mayoría de los casos es más devastador que la propia violencia
física. En el Estudio se identificaron los actos específicos, que para la OMS son constitutivos
de dicho maltrato psicológico, así:

∙ Cuando la mujer es insultada o se la hace sentir mal con ella misma.


∙ Cuando es humillada delante de los demás.
∙ Cuando es intimidada o asustada a propósito (por ejemplo, por una pareja que grita y tira
cosas).
∙ Cuando es amenazada con daños físicos (de forma directa o indirecta, mediante la
amenaza de herir a alguien importante para ella).
Así mismo, ese informe definió que cuando la pareja propicia maltrato psíquico sobre la mujer,
se registra un porcentaje más elevado de comportamiento dominante sobre la misma, a partir
del cual también se ejercen actos de intimidación como: a) impedirle ver a sus amig[a/o]s; b)
limitar el contacto con su familia carnal; c) insistir en saber dónde está en todo momento; d)
ignorarla o tratarla con indiferencia; e) enojarse con ella si habla con otros hombres; f)
acusarla constantemente de serle infiel; g) controlar su acceso a la atención en salud.

De esta manera queda claro que la violencia psicológica contra la mujer, como una de las
formas de violencia más sutil e invisibilizada, tiene fuertes implicaciones individuales y sociales
que contribuyen a perpetuar la discriminación histórica contra las mujeres. Por tanto, es
necesario darle mayor luz a este fenómeno para que desde lo social, lo económico, lo jurídico

51
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

y lo político, entre otros, se incentiven y promuevan nuevas formas de relación entre hombre
y mujeres, respetuosas por igual, de la dignidad de todos los seres humanos en su diferencia
y diversidad.

40. (…) como quedó evidenciado, una de las mayores limitaciones que las mujeres encuentran
para denunciar la violencia, en especial la doméstica y la psicológica, es la tolerancia social a
estos fenómenos, que implica a su vez la ineficacia de estos procesos y las dificultades
probatorias a las que se enfrenta la administración de justicia frente a estos casos. Estas
razones explican también los altos niveles de impunidad y el mantenimiento de conductas
discriminatorias contra las mujeres, incluso provenientes de esos mismos operadores de
justicia. Debido a lo anterior, según algunas investigadoras, “la justicia, en su dimensión
normativa, estructural y funcional, requiere de una remoción en sus cimientos para responder
a las necesidades de las mujeres ante las diversas modalidades de […] discriminación, […]
violencia y […] coerción que se manifiestan en las vidas concretas”.

42. (…) La reflexión evidencia que, hasta ahora, sólo los casos de mayor “gravedad”, han tenido
respuestas estatales que involucran una perspectiva de género en la administración de
justicia. Así, este planteamiento permite formular una premisa que ha sido dominante: por
regla general, la perspectiva de género en la administración de justicia, sólo se aplica en los
procesos judiciales, con sus limitaciones propias, cuando está en riesgo grave la integridad
física y/o la vida de las mujeres; es decir en materia penal.

43. Sin embargo, esta pauta de acción no es suficiente, ya que, es claro que existen diversos
tipos de violencia, ante las cuales el Estado debe proporcionar múltiples y coordinadas
soluciones. Por ello, desde la administración de justicia, la protección a las mujeres en materia
penal debe continuar, e incluso, incrementarse, pero no se puede dejar de lado la protección
desde el ámbito civil y de familia.

52
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

44. Por ello, debe ampliarse la aplicación de criterios de interpretación diferenciados, cuando,
por ejemplo, colisionen los derechos de un agresor y una víctima de violencia doméstica o
psicológica, en un proceso de naturaleza civil o de familia. De este modo, en aras de una
igualdad procesal realmente efectiva, es claro que en ningún caso los derechos del agresor
pueden ser valorados judicialmente por encima de los derechos humanos de la mujer a su
integridad física y mental y a vivir libre de cualquier tipo de violencia. Si la ponderación judicial
se inclina en favor del agresor, bajo la perspectiva de falta de pruebas, sobre la base de la
dicotomía público-privado que lo favorece, es necesario verificar si el operador judicial actúa
o no desde formas estereotipadas de ver a la familia y a la mujer, que contribuyen a normalizar
e invisibilizar la violencia.

48. Tal es el caso de la posición de muchas mujeres frente a la administración de justicia


cuando sus denuncias y/o reclamos son considerados como asuntos privados, producto de
visiones que reflejan la desigualdad histórica y estructural contra éstas. En estos casos, esa
neutralidad de la justicia, puede ser problemática, pues detrás de ese velo, son identificables
diversas barreras impuestas por la violencia y la discriminación contra éstas. En efecto, la falta
de recursos económicos, la vergüenza, las amenazas, las intimidaciones, las distancias físicas
o geográficas, la falta de orientación, la invisibilización, los estereotipos de género presentes
en los operadores jurídicos, entre otras situaciones, son factores que permiten concluir que
bajo una perspectiva de género una víctima de violencia en Colombia no llega en igualdad de
armas procesales a un proceso civil o de familia.

56. (…) iv) Desconocer la situación de vulnerabilidad en este caso y hacer prevalecer un
argumento procesal sobre la protección sustancial de los derechos de la mujer violentada,
configuraba una revictimización de la accionante y un caso de indiferencia estatal frente a la
violencia estructural de género.

53
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

57. Aunado a lo anterior, la Sala recuerda que en Colombia los principios que rigen el derecho
procesal pueden ser usados transversalmente dentro de toda actuación judicial, (incluida la
tutela) para permitir la armonización de las normas que rigen cada caso particular, con los
postulados constitucionales. Así, dos de tales principios de raigambre constitucional son los
consagrados en los artículos 29 y 228 Superiores, el debido proceso y la prevalencia del
derecho sustancial. De estos se deduce que los procedimientos y las formas están consagrados
como medios o herramientas para encauzar la materialización de los derechos sustanciales,
“dentro de una vía preestablecida y recorrida de manera justa, equitativa y respetuosa, que
enriquezca la legitimidad de la decisión tomada”

La aparente tensión que pudiera generarse entre el respeto por las formalidades procesales y
la primacía del derecho sustancial, en este caso, encuentra solución “en la concepción de las
formas procedimentales como un medio para lograr la efectividad de los derechos subjetivos,
y no como fines en sí mismas”

3.3. SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ESPAÑOL N° 59/2008 (14-05-2008)


Fundamento de la diferenciación normativa para la protección de la mujer en función
de la lesividad y el derecho de igualdad

9. La razonabilidad de la diferenciación normativa cuestionada —la que se produce entre los


arts. 153.1 y 153.2 CP— no sólo requiere justificar la legitimidad de su finalidad, sino también
su adecuación a la misma. No sólo hace falta que la norma persiga una mayor protección de
la mujer en un determinado ámbito relacional por el mayor desvalor y la mayor gravedad de
los actos de agresión que, considerados en el primero de los preceptos citados, la puedan
menospreciar en su dignidad, sino que es igualmente necesario que la citada norma penal se
revele como funcional a tal fin frente a una alternativa no diferenciadora. Será necesario que
resulte adecuada una diferenciación típica que incluya, entre otros factores, una distinta
delimitación de los sujetos activos y pasivos del tipo: que sea adecuado a la legítima finalidad

54
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

perseguida que el tipo de pena más grave restrinja el círculo de sujetos activos —en la
interpretación de la Magistrada cuestionante, que, como ya se ha advertido, no es la única
posible— y el círculo de sujetos pasivos.

a) La justificación de la segunda de estas diferenciaciones (de sujeto pasivo o de protección)


está vinculada a la de la primera (de sujeto activo o de sanción), pues, como a continuación se
expondrá, el mayor desvalor de la conducta en el que se sustenta esta diferenciación parte,
entre otros factores, no sólo de quién sea el sujeto activo, sino también de quién sea la
víctima. Debe señalarse, no obstante, que esta última selección típica encuentra ya una
primera razón justificativa en la mayor necesidad objetiva de protección de determinados
bienes de las mujeres en relación con determinadas conductas delictivas. Tal necesidad la
muestran las altísimas cifras en torno a la frecuencia de una grave criminalidad que tiene por
víctima a la mujer y por agente a la persona que es o fue su pareja. Esta frecuencia constituye
un primer aval de razonabilidad de la estrategia penal del legislador de tratar de compensar
esta lesividad con la mayor prevención que pueda procurar una elevación de la pena.
La cuestión se torna más compleja en relación con la diferenciación relativa al sujeto activo,
pues cabría pensar a priori que la restricción del círculo de sujetos activos en la protección de
un bien, no sólo no resulta funcional para tal protección, sino que se revela incluso como
contraproducente. Así, si la pretensión fuera sin más la de combatir el hecho de que la
integridad física y psíquica de las mujeres resulte menoscabada en mucha mayor medida que
la de los varones por agresiones penalmente tipificadas, o, de un modo más restringido, que
lo fuera sólo en el ámbito de las relaciones de pareja, la reducción de los autores a los varones
podría entenderse como no funcional para la finalidad de protección del bien jurídico
señalado, pues mayor eficiencia cabría esperar de una norma que al expresar la autoría en
términos neutros englobara y ampliara la autoría referida sólo a aquellos sujetos. Expresado,
en otros términos: si de lo que se trata es de proteger un determinado bien, podría
considerarse que ninguna funcionalidad tiene restringir los ataques al mismo restringiendo los
sujetos típicos.

55
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Con independencia ahora de que la configuración de un sujeto activo común no deja de


arrostrar el riesgo de una innecesaria expansión de la intervención punitiva —pues cabe
pensar que la prevención de las conductas de los sujetos añadidos no necesitaba de una pena
mayor—, con una especificación de los sujetos activos y pasivos como la del inciso cuestionado
del art. 153.1 CP no se producirá la disfuncionalidad apuntada si cabe apreciar que estas
agresiones tienen un mayor desvalor y que por ello ese mayor desvalor necesita ser
contrarrestado con una mayor pena. Esto último, como se ha mencionado ya, es lo que
subyace en la decisión normativa cuestionada en apreciación del legislador que no podemos
calificar de irrazonable: que las agresiones del varón hacia la mujer que es o que fue su pareja
afectiva tienen una gravedad mayor que cualesquiera otras en el mismo ámbito relacional
porque corresponden a un arraigado tipo de violencia que es “manifestación de la
discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las
mujeres”. En la opción legislativa ahora cuestionada, esta inserción de la conducta agresiva le
dota de una violencia peculiar y es, correlativamente, peculiarmente lesiva para la víctima. Y
esta gravedad mayor exige una mayor sanción que redunde en una mayor protección de las
potenciales víctimas. El legislador toma así en cuenta una innegable realidad para criminalizar
un tipo de violencia que se ejerce por los hombres sobre las mujeres en el ámbito de las
relaciones de pareja y que, con los criterios axiológicos actuales, resulta intolerable.

No resulta reprochable el entendimiento legislativo referente a que una agresión supone un


daño mayor en la víctima cuando el agresor actúa conforme a una pauta cultural —la
desigualdad en el ámbito de la pareja— generadora de gravísimos daños a sus víctimas y dota
así consciente y objetivamente a su comportamiento de un efecto añadido a los propios del
uso de la violencia en otro contexto. Por ello, cabe considerar que esta inserción supone una
mayor lesividad para la víctima: de un lado, para su seguridad, con la disminución de las
expectativas futuras de indemnidad, con el temor a ser de nuevo agredida; de otro, para su
libertad, para la libre conformación de su voluntad, porque la consolidación de la
discriminación agresiva del varón hacia la mujer en el ámbito de la pareja añade un efecto

56
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

intimidatorio a la conducta, que restringe las posibilidades de actuación libre de la víctima; y


además para su dignidad, en cuanto negadora de su igual condición de persona y en tanto que
hace más perceptible ante la sociedad un menosprecio que la identifica con un grupo
menospreciado. No resulta irrazonable entender, en suma, que en la agresión del varón hacia
la mujer que es o fue su pareja se ve peculiarmente dañada la libertad de ésta; se ve
intensificado su sometimiento a la voluntad del agresor y se ve peculiarmente dañada su
dignidad, en cuanto persona agredida al amparo de una arraigada estructura desigualitaria
que la considera como inferior, como ser con menores competencias, capacidades y derechos
a los que cualquier persona merece.

b) Esta razonabilidad legislativa en la apreciación de este desvalor añadido no quiebra, como


alega el Auto de cuestionamiento, porque tal desvalor no haya sido considerado en otros
delitos más graves —maltrato habitual, delitos contra la libertad sexual, lesiones graves u
homicidio. De un lado, porque la comparación no desmiente la razonabilidad en sí de aquel
juicio axiológico; de otro, porque tampoco objeta el precepto cuestionado desde la
perspectiva del principio genérico de igualdad, al tratarse de delitos de un significativo mayor
desvalor y de una pena significativamente mayor. Lo que la argumentación más bien sugiere
es o un déficit de protección en los preceptos comparados —lo que supone una especie de
desproporción inversa sin, en principio, relevancia constitucional— o una desigualdad por
indiferenciación en dichos preceptos merecedora de similar juicio de irrelevancia.

Lo mismo sucede respecto a la objeción de que la agravación se haya restringido a las


relaciones conyugales o análogas —sin inclusión, por ejemplo, de las paternofiliales. Y más allá
de que las relaciones comparadas —meramente sugeridas en el Auto de cuestionamiento—
son relaciones carentes de las peculiaridades culturales, afectivas y vitales de las conyugales
o análogas, debe subrayarse que cuando las mismas son entre convivientes cabe su
encuadramiento en el art. 153.1 CP si se considera que se trata de agresiones a personas
especialmente vulnerables.

57
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

c) Como el término “género” que titula la Ley y que se utiliza en su articulado pretende
comunicar, no se trata una discriminación por razón de sexo. No es el sexo en sí de los sujetos
activo y pasivo lo que el legislador toma en consideración con efectos agravatorios, sino —
una vez más importa resaltarlo— el carácter especialmente lesivo de ciertos hechos a partir
del ámbito relacional en el que se producen y del significado objetivo que adquieren como
manifestación de una grave y arraigada desigualdad. La sanción no se impone por razón del
sexo del sujeto activo ni de la víctima ni por razones vinculadas a su propia biología. Se trata
de la sanción mayor de hechos más graves, que el legislador considera razonablemente que
lo son por constituir una manifestación específicamente lesiva de violencia y de desigualdad.

58
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

IV. JURISPRUDENCIA NACIONAL

4.1. SENTENCIAS DE TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

4.1.1 Expediente N° 1479-2018/PA-TC (05-03-2019) Sobre la aplicación de la


perspectiva de género en la investigación fiscal

9. (…) En ese sentido, la perspectiva de igualdad de género, entendido como una nueva mirada
a la desigualdad y a la situación de vulnerabilidad de las mujeres, se presenta como una
herramienta metodológica que necesariamente debe ser empleada en el ámbito institucional
(y también en el ámbito privado), ya que ayuda a la materialización de las medidas públicas
adoptadas para lograr una real igualdad en derechos entre hombres y mujeres, y porque
también constituye un instrumento ético que dota de legitimidad a las decisiones
institucionales que se tornen en aras de alcanzar una sociedad más justa e igualitaria.

59
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

10. La perspectiva de igualdad de género es, pues, una nueva forma de análisis que evidencia
cómo es que determinados hechos o situaciones afectan de manera distinta a los hombres y
a las mujeres, vale decir, un análisis con sensibilidad de género y motivado por lograr la
equidad entre hombres y mujeres. Es esta definición conceptual la que explica por sí sola la
necesidad de su incorporación en el ámbito institucional.

11. Ahora bien, la adopción de la perspectiva de igualdad de género en el ámbito institucional


supone un proceso de cambio en la acostumbrada forma de ejercer la función y el servicio
públicos, que propicia, a su vez, ajustes en las estructuras institucionales, así como la
flexibilización en los procedimientos y prácticas rígidas diseñados para el funcionamiento
estatal. De ahí que, por ejemplo, la adopción del enfoque de género en el ámbito de la
administración de justicia supondría la creación de una jurisdicción y fiscalía especializadas,
así como exigiría de un análisis con perspectiva de género presente en el razonamiento que
sustenta las decisiones de jueces y fiscales al momento de impartir justicia y perseguir e
investigar el delito.

4.1.2. Expediente N.° 01272-2017-PA/TC MADRE DE DIOS (05-03-2019): Sobre el


derecho de lactancia

17. La transformación de enfoque y percepciones tanto de hombres y mujeres, a efectos de


lograr, en primer lugar, reconocimiento, para la consecución de paridad de las mujeres en los
ámbitos político, educativo y laboral, es una tarea pendiente que le corresponde al Estado a
través de acciones positivas y a la sociedad en su conjunto. Ciertamente, "en el caso de las
mujeres, las acciones positivas constituyen medidas (normas jurídicas, políticas, planes,
programas y prácticas) que permiten compensar las desventajas históricas y sociales que
impiden a las mujeres y a los hombres actuar en igualdad de condiciones y tener las mismas
oportunidades, es decir, que tienen la finalidad de conseguir una mayor igualdad social
sustantiva. En tal línea, el Tribunal Constitucional, en la STC 0001-0003- 2003-AI/TC

60
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

(acumulados), ha destacado en el fundamento jurídico 12: «(...) cuando el artículo 103 de la


Constitución prevé la imposibilidad de dictar leyes especiales "en razón de las diferencias de
las personas", abunda en la necesaria igualdad formal prevista en el inciso 2) de su artículo 2,
según la cual el legislador no puede ser generador de diferencias sociales; pero en modo
alguno puede ser interpretado de forma que se limite el derecho y el deber del Estado de,
mediante "acciones positivas" o "de discriminación inversa", ser promotor de la igualdad
sustancial entre los individuos.

18. Ahora bien, las acciones positivas que debe ejecutar el Estado deben ir acompañadas del
reconocimiento de algunos derechos diferenciados a favor de las mujeres. Ello en la medida
en que, como se afirmó antes, la naturaleza biológica está en el ámbito reproductivo, pues
conlleva a ciertas acciones biológicas que no pueden ser asumidas por el hombre, tales como
llevar el embarazo, el parto o la lactancia natural.

22. Lo que se busca a través de derechos como la licencia por embarazo y por lactancia no
solo es proteger el derecho a la igualdad y a la salud de las mujeres, así como el derecho a la
salud del niño o niña, sino que no haya conflicto entre las responsabilidades propias de su
naturaleza biológica y las profesionales.

30. Uno de los derechos reconocidos por nuestro ordenamiento jurídico en el ámbito laboral
es el permiso por lactancia. Si bien no se encuentra enumerado en la Constitución, ello no
significa que carezca de fundamentalidad. El permiso por lactancia es un derecho de
configuración legal vinculado a otros derechos expresamente reconocidos, que adquiere
especial relevancia debido a los diversos derechos que la Constitución prevé con respecto al
trato preferente hacia la madre, en particular, la madre trabajadora, tanto en el ámbito
laboral, como en el ámbito del hogar y la familia.

35. Por lo expuesto, el derecho a gozar del permiso por lactancia constituye, claramente, un

61
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

contenido implícito de los bienes protegidos y derechos antes referidos (salud del medio
familiar, protección a la familia, libre desarrollo de la personalidad, tanto de la madre como
del recién nacido), que se encuentra reforzado por la especial protección reconocida por la
Constitución a las mujeres, en general y a la madre trabajadora, en particular, tanto en el
ámbito laboral remunerado como en el ámbito del hogar.

40. Resulta evidente entonces que toda afectación del derecho a la licencia por maternidad y
al permiso por lactancia materna incide en el derecho a la igualdad y, subsecuentemente,
tanto en la prohibición de la discriminación por razón de sexo como en la prohibición de
sometimiento.

57. Es claro, entonces, que las madres trabajadoras son sujetos de especial protección
constitucional, y tienen garantizado, como mínimo, el descanso pre y postnatal, así como el
derecho a gozar de un permiso por lactancia.

88. La violación del derecho al permiso por lactancia materna de la demandante, da lugar, a
su vez, a la violación del derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad, a la
libertad de trabajo, a la protección de la familia y a la salud del medio familiar. También se
han visto vulnerados los derechos del hijo de la actora, tales como la protección de la familia,
la salud del medio familiar, así como el interés superior del niño. A ello se debe agregar que
también se ha acreditado en autos que la jornada laboral de la actora excedía en exceso la
jornada de las 8 horas diarias o 48 semanales.

4.1.3. Expediente Nº 05121-2015-PA/TC (24/01/2018): Sobre la inaplicación de


estereotipos de género en la investigación fiscal e importancia de la
declaración de la víctima
Hechos:
El Tribunal Constitucional declaró fundada la demanda de amparo interpuesta contra el

62
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Ministerio Público para que se declaren nulos un dictamen y una resolución fiscal que
archivaron una denuncia por el presunto delito de violación sexual cometido en agravio de la
demandante.
En mayo de 2005, luego de participar en una reunión social, la demandante quedó
inconsciente por el consumo de alcohol y fue víctima de violación sexual. En julio de ese año
denunció el hecho ante el Ministerio Público, presentando documentos de la asistencia
médica que recibió inmediatamente después de ocurrida la agresión en el servicio de salud de
la Pontificia Universidad Católica del Perú, que diagnosticó desgarro perineal y sangrado
activo, y una cinta magnetofónica que contiene una conversación con el presunto agresor,
quien reconocería su responsabilidad. Sin embargo, se resolvió no haber mérito a formular
denuncia penal. La decisión fue confirmada.

Fundamentos relevantes:

4. Este Tribunal advierte que violencia contra la mujer constituye un problema estructural en
nuestra sociedad que ha colocado a sus ciudadanas en una situación de especial
vulnerabilidad, por lo que exige una atención prioritaria y efectiva por parte del Estado.
27. (…) Tampoco se tiene en cuenta la declaración de la propia recurrente, que en estos casos
resulta de vital importancia. Y es que, como se ha señalado más arriba, dadas las especiales
circunstancias que rodean el delito de violación sexual "la declaración de la víctima constituye
una prueba fundamental sobre el hecho" (Cfr. Casos Fernández Ortega contra México y
Rosendo Cantú también contra México antes citados)

28. Tal disposición fiscal señala también que (...) la sindicación hecha por la denunciante, sin
medidos de prueba que sustenten sus afirmaciones, resulta insuficiente para ser considerada
como elemento que atribuya responsabilidad penal alguna, más aun teniéndose que desde la
fecha en que ocurrieron los hechos a la de formulación de la denuncia transcurrieron cuarenta
y dos días (...) aunado a la edad de la denunciante, su actividad preprofesional en la carrera
de Derecho y principalmente la forma y circunstancias del hecho incoado (...) Vale decir, que

63
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

para formalizar una denuncia penal por violación sexual la disposición fiscal toma como
criterios la demora en denunciar, la edad, ocupación de la víctima y las circunstancias en que
ocurrieron los hechos; criterios que no hacen sino obstaculizar el acceso a la justicia de quien
alega haber sido sexualmente agredida, como si por estos supuestos las personas debieran
tener una protección mayor o menor de la justicia frente a las agresiones sexuales. Ello,
claramente, contraviene la obligación constitucional del Estado peruano para tomar acciones
idóneas orientadas a lograr la eficiencia en la impartición de justicia en casos de violencia
contra la mujer, a la que se ha hecho referencia supra. Estos patrones discriminatorios,
aplicados también en la investigación del delito, ya han sido advertidos por la Relatoría sobre
Derechos de las Mujeres de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al referirse al
Acceso a la Justicia para Mujeres Víctimas de Violencia en las Américas (…).

30. Finalmente, este Tribunal llama la atención sobre la aseveración efectuada por el
Ministerio Público de que el tiempo transcurrido entre los hechos y la formulación de
denuncia genera por sí solo dudas sobre la declaración de la recurrente. Tal afirmación, que
se encuentra tanto en el dictamen fiscal (folio 26) como en la resolución que resuelve la queja
(folio 38), desconoce el rechazo social de la violencia contra la mujer y profundiza su situación
de vulnerabilidad, descrita en los fundamentos precedentes de la presente sentencia.

4.1.4. Expediente 06040-2015-PA/TC. San Martín (21/10/2016): Sobre el derecho


de identidad de género

Así las cosas, la realidad biológica, a tenor de lo expuesto, no debe ser el único elemento
determinante para la asignación del sexo, pues éste, al ser también una construcción, debe
comprenderse dentro de las realidades sociales, culturales e interpersonales que la propia
persona experimenta durante su existencia. Por ende, el sexo no debe siempre ser
determinado en función de la genitalidad, pues se estaría cayendo así en un determinismo
biológico, que reduciría la naturaleza humana a una mera existencia física, y ello obviaría que
el humano es un ser también psíquico y social, Tampoco es viable que el juez civil esté obligado

64
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

a asumir que el hecho de permitir a una persona modificar su sexo legal (asignado por el
Estado sobre la base del sexo biológico) para que se armonice con su sexo real (el que el sujeto
desarrolla como parte de su identidad), contravendría el orden de las cosas por alterar sin
"motivos suficientes" los registros civiles correspondientes y, con ello, la seguridad jurídica
(criterio también asumido en la STC 0139-2013-PA/TC), ya que, como ha entendido el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, en una afirmación que este Tribunal comparte, esta
modificación en el registro civil y en los documentos de identidad de una persona no genera
afectaciones al interés público, no interfiere con la función registra] y no afecta el derecho de
sucesiones o las relaciones laborales ni la justicia penal [Cfr, Tribunal Europeo de Derechos
Humanos. Caso Christine Goodwin Vs. Reino Unido. Sentencia de 11 de julio de 2002, párrafo
91].

Por lo demás, este Tribunal advierte que existe una fuerte tendencia de reconocer que existe
un derecho a la identidad de género, el cual forma parte del contenido constitucionalmente
protegido del derecho a la identidad personal. Este hace referencia al conjunto de vivencias
que denotan una expresión propia del ser humano, y que, por ello, le permiten distinguirla de
otras personas. La forma en que ella decide no seguir los patrones convencionales que, dentro
de las prácticas sociales, permiten identificar a una persona como "hombre" o "mujer", es,
ineludiblemente, un aspecto esencial de la manera en que ha decidido desarrollar su vida, y
que, en ese sentido, merece tutela constitucional al formar parte de su identidad. Es
importante, por lo demás, mencionar que este mismo criterio ha sido asumido por la Corte
IDH en los casos Karen Atala vs. Chile, y Duque vs. Colombia, en los cuales precisó que la idea
de la "identidad de género" encuentra cobijo en el artículo 1.1 de la Convención Americana.
En un sentido similar, la Organización de Estados Americanos [Asamblea General de la
Organización de Estados Americanos. AG/RES. 2435 (XXXVIII-0/08)], también ha instado a los
Estados a adoptar las medidas necesarias para combatir la discriminación y cualquier forma
de violación de derechos humanos en contra de las personas en razón este motivo [Asamblea
General de la Organización de Estados Americanos.AG/RES. 2600 (XL-0/10)]

65
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

4.2. ACUERDOS PLENARIOS

4.2.1 ACUERDO PLENARIO N° 01-2011/CJ-11690: Apreciación de la prueba en los delitos


contra la libertad sexual
En el AP N.° 1-2011/CJ-116901, la Corte Suprema de la República aborda la apreciación de la
prueba en los delitos contra la libertad sexual. En este pronunciamiento, el Poder Judicial
rechaza los prejuicios o estereotipos de género al momento de juzgar los delitos sexuales (f. j.
8).
Citando la sentencia del caso Gonzales y otras de la Corte IDH, destacó la especial relevancia
de implementar la perspectiva de género para la intervención y regulación del Derecho Penal
y Procesal Penal; se estableció la adopción y aplicación de la perspectiva de género en la
administración de justicia (f. j. 9).

Se definió la violación sexual sin la necesidad de que produzca lesiones (f. j. 13), y precisó,
siguiendo a la sentencia de la Corte IDH en el caso Fernández Ortega, que ésta persigue, entre
otros, los fines de intimidar, degradar, humillar, castigar o controlar a la persona que la sufre
(f. j. 15).

El acuerdo señaló la irrelevancia de la resistencia de la víctima de agresión sexual pues “lo que
reprime este delito es un abuso sexual indeseado, no voluntario, consentido”; así, la “falta de
exigencia de resistencia de la víctima como un presupuesto material indispensable para la
configuración del delito de violación sexual, encuentra explicación racional doble: de un lado,
porque el tipo penal comprende la amenaza como medio comisivo del delito; y, de otro, por
la presencia de las circunstancias contextuales concretas que pueden hacer inútil una

1
RAMIREZ HUACOTO, Beatriz. Articulando respuestas: Estándares sobre violencia contra las mujeres en el
Sistema Interamericano de Derechos Humanos y sus concordancias en el Perú; Revista Género y Derecho Penal,
Instituto Pacífico, 2017, p. 131-133.

66
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

resistencia de la víctima” (f. j. 18). El delito “se configura con la realización del agente del acto
sexual indeseado, involuntario o no consentido, y que, por ende, no existe forma en que la
resistencia de la víctima se erija en presupuesto material sine qua non para la configuración
de este ilícito penal”; por tanto, “la constatación de si el agente doblegó o no la resistencia de
la víctima de abuso sexual, en absoluto constituye objeto de dilucidación preponderante en
el proceso, pues existen supuestos como el abuso sexual practicado con amenaza grave
coetánea a la consumación del acto, o se realizan bajo un contexto objetivamente
intimidatorio anterior y contemporáneo a la consumación del abuso sexual”.

Además, “se presentan cuando acontecen circunstancias de cautiverio, en contexto análogo,


o dicho abuso es sistemático o continuado. Es decir, son casos en los cuales la víctima no
explicita una resistencia u opta por el silencio, dada la manifiesta inutilidad de su resistencia
para hacer desistir al agente, o asume tal inacción a fin de evitar un mal mayor para su
integridad física” (f. j. 21).

Asimismo, el acuerdo establece pautas para la valoración de la declaración de la víctima y


específicamente indica que la validez de la retractación de la víctima está en función tanto de
una evaluación interna como externa cuyos pasos se detalla, y recuerda que la credibilidad, la
honorabilidad o la disponibilidad sexual de la víctima o de un/a testigo/a no podrán inferirse
de la naturaleza sexual del comportamiento anterior o posterior (ff. jj. 22-27). El acuerdo
ofrece pautas sobre las pruebas en estos delitos. Indica que, conforme a las particularidades
de cada caso, se debe establecer la relevancia de la prueba conforme a la declaración de la
víctima o testigo, y se debe adecuar la misma a la forma y circunstancias en que se produjo la
agresión sexual evaluando su necesidad e idoneidad. Eso supone que no siempre sea exigible
que el examen médico arroje lesiones genitales, sino que se acuda a otros medios de
corroboración como la pericia psicológica u otras que se adecúen a las peculiaridades del
hecho; y será la declaración de la víctima la que oriente la dirección de la prueba
corroborativa. Se recuerda que el principio de pertinencia y el derecho de las víctimas a su

67
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

intimidad transforman en constitucionalmente inadmisibles las pruebas para indagar respecto


a su comportamiento sexual o social anterior o posterior al hecho denunciado, siempre que
esas pruebas impliquen una intromisión irrazonable, innecesaria y desproporcionada en su
vida íntima. Con esto se busca evitar cuestionamientos de la idoneidad moral de la víctima,
los cuales legitimarían una gama de prejuicios de género que rechazarían la imputación penal
por su comportamiento sexual (ff. jj. 28-36).

Por último, el acuerdo señala que el Estado tiene una función tuitiva respecto de la víctima y
establece como reglas para evitar la estigmatización secundaria de las víctimas, sobre todo de
menores de edad: “a) reserva de las actuaciones judiciales; b) preservación de la identidad de
la víctima; c) promover y fomentar la actuación de única declaración de la víctima. Esta regla
última es obligatoria en el caso de menores de edad, valiéndose para ello de las directivas
establecidas por el Ministerio Público en la utilización de la Cámara Gesell, especialmente
respecto a la completitud, exhaustividad y contradicción de la declaración”.

Solo excepcionalmente se podrá disponer un nuevo examen en juicio “cuando se estime que
la declaración o exploración pre procesal de la víctima: a) no se ha llevado conforme a las
exigencias formales mínimas que garanticen su derecho de defensa; b) resulte incompleta o
deficiente; c) lo solicite la propia víctima o cuando ésta se haya retractado por escrito; d) ante
lo expuesto por el imputado y/o la declaración de otros testigos sea de rigor convocar a la
víctima para que incorpore nueva información o aclare sectores oscuros o ambiguos de su
versión; e) evitarse el contacto entre víctima y procesado, salvo que el proceso penal lo
requiera” (ff. jj. 37-38). Este AP trabaja de forma detallada varios estándares desarrollados en
la jurisprudencia. Es una garantía para el acceso a la justicia de las mujeres víctimas de
violencia sexual porque incluye reglas para la valoración de la prueba orientadas a evitar
afirmaciones, insinuaciones y alusiones estereotipadas. Por eso, la Corte IDH valoró que su
inexistencia previa “favoreció el uso de estereotipos de género” en la valoración del sistema
de justicia.

68
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

4.2.2. ACUERDO PLENARIO N° 01-2015/CJ-11692: Aplicación del error de


comprensión culturalmente condicionado en los procesos interculturales por
delitos de violación de niñas y adolescentes

En el AP N.° 1-2015/CJ-116922, la Corte Suprema de la República abordó la aplicación del error


de comprensión culturalmente condicionado en los procesos interculturales por delitos de
violación de niñas y adolescentes. En este pronunciamiento, el Poder Judicial destacó que la
mayoría de estos delitos que tienen como autores a integrantes de comunidades campesinas
y amazónicas del país guardan “relación con la existencia de patrones culturales tradicionales
que inciden en la potenciación de la vulnerabilidad sexual de niñas y adolescentes menores
de 14 años” (numeral 7). Frente a la impunidad o penas simbólicas que el sistema ha dado a
estos casos amparándose en el error de comprensión culturalmente condicionado, la Suprema
precisa los alcances del art. 15 del Código Penal.
La Corte Suprema destaca que “[e]n el ámbito jurídico confluyen múltiples declaraciones
regionales especializadas e instrumentos internacionales, suscritos por el Perú, que
demandan, también, que las conductas y costumbres que afectan a las mujeres, niñas y
adolescentes en entornos interculturales sean modificadas o removidas por constituir estas
modalidades graves de discriminación y violencia de género”, y se cita la Convención de Belém
do Pará, entre otras (numeral 11) y se cita la novedad de la Ley N.° 30364 que incluye el
enfoque de interculturalidad y la existencia de un protocolo de actuación en procesos que
involucren a ronderos (numeral 12). El AP señala como riesgo de una aplicación indebida o
distorsionada de la figura del error de comprensión culturalmente condicionado que se
proyecte un “equivocado mensaje psicosocial de tolerancia o validación judicial de un acto
delictivo. Esto es, transmiten o promueven una sensación colectiva de impunidad frente a la
cual solo se esgrime como justificación el origen cultural del infractor, lo cual, por su
insuficiencia o argumentación aparente, resiente toda concesión razonable de tutela

2
Ídem. P. 133-135.

69
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

jurisdiccional efectiva para los derechos fundamentales de las víctimas” (numeral 16).
Para una correcta aplicación del error de comprensión culturalmente condicionado se
precisan cuatro reglas. En primer lugar, “deben excluirse de los alcances de dicha disposición
y reprimirse penalmente, toda forma violenta de abuso o prevalimento que hayan utilizado
los imputados para someter a la víctima menor de catorce años de edad a un acceso carnal”.
Se aclara que “no es excusa suficiente el aval posterior de tales actos por parte de familiares
o la aceptación por estos de cualquier forma de compensación, toda vez que la vulneración
de derechos fundamentales, especialmente en casos de violencia sexual de menores de
catorce años de edad, no admite compensación ni conciliación alguna”. Al respecto, se debe
valorar “las notorias diferencias de edad entre el autor y la víctima, la oportunidad y las
circunstancias del hecho, la condición de vulnerabilidad de la menor agraviada, el estado civil
del agresor al momento del hecho, la existencia de formas de negociación o arreglo para la
entrega con fines de prácticas sexuales de la menor al margen de su voluntad y
consentimiento, la aceptación de formas posteriores de composición o indemnización, la
constitución y duración forzada de un estado de convivencia posterior a los hechos, el grado
de aculturación adquirido por el imputado, entre otros análogos” que deberán ser apreciados
y motivados en cada caso por la jueza o juez para decidir su relevancia intercultural o su
significado de género (f. j. 16.i).
En segundo lugar, el AP señala que “[l]a pericia antropológica es obligatoria e imprescindible”
y que el órgano jurisdiccional “debe, además, supervisar que la pericia sea practicada por […]
profesional idóneo y con experiencia acreditada en la materia”. Indica que “debe de centrarse
en el origen de la costumbre invocada y en su validez actual, procurando auscultar la presencia
de vetas de ilustración en el entorno cultural de los sujetos involucrados, las cuales evidencien
procesos de cuestionamiento o rechazo del sometimiento de menores de catorce años a
prácticas sexuales tempranas”; también la pericia debe centrarse en “la existencia de normas,
procedimientos o formas de sanción que se apliquen a las agresiones sexuales en agravio de
niñas y adolescentes o que no brinden a estas una tutela jurisdiccional efectiva o que
discriminen su acceso a la justicia”, advirtiendo la jueza o juez a quien hace la pericia “sobre

70
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

lo impertinente de todo contenido o conclusión pericial que pronuncie por aspectos de


carácter jurídico o de naturaleza procesal o punitiva, o que descalifique a la víctima” (f. j. 16.ii).
En tercer lugar, el órgano jurisdiccional “puede solicitar o aceptar informes (amicus curiae) o
testimonios complementarios o supletorios provenientes de las autoridades comunales o
ronderiles, que coadyuven a la validación, contraste crítico o reemplazo de las pericias
antropológicas requeridas” y que “debe abstenerse de resolver sobre la aplicación de dicha
norma penal si no cuenta con ningún medio de prueba de naturaleza intercultural idóneo para
ello” (f. j. 16.iii).
Y en cuarto lugar, se indica que “[l]a inserción en el razonamiento y argumentación de las
decisiones judiciales, de la doctrina internacional y nacional sobre enfoque de género, interés
superior del niño y compensación de la vulnerabilidad de las mujeres, niñas y adolescentes en
contextos pluriculturales”. Esto implica que jueces y juezas “deben insertar en su
razonamiento y toma de decisiones jurisdiccionales, sobre todo en aquellos casos sobre la
efectividad del artículo 15 del Código Penal, las normas, reglas y principios vinculantes
regulados por la legislación internacional y nacional alusiva a la proscripción de toda forma de
discriminación y violencia física o sexual contra la mujer y los menores de edad” y “también
los efectos jurídicos, culturales y sociales de la prevalencia del interés superior del niño en
condiciones de vulnerabilidad” (f. j. 16.iv).

Este AP sigue también los estándares del SIDH y, en esa medida, representa un aporte para la
aplicación de la justicia de género en clave intercultural. No obstante, caso distinto es el del
último emitido en la misma fecha.

4.2.3. ACUERDO PLENARIO N° 04-2015/CJ-11694: Valoración de la prueba pericial


en delitos de violación sexual
En el AP N.° 4-2015/CJ-116943, la Corte Suprema de la República abordó la valoración de la
prueba pericial en delitos de violación sexual. En este pronunciamiento, se plantean pautas

3
Ídem, p. 136-138.

71
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

para el examen médico legal tanto vaginal, (numeral 25) y procotológico (numeral 26) y se
pautan requisitos mínimos para la realización de la evaluación física integral de acuerdo a la
guía médico-legal para la evaluación de la integridad sexual del Ministerio Público: “a) El
examen debe ser realizado por dos peritos como mínimo, en ausencia de otro y/o en caso de
urgencia podrá ser realizado solo por un perito. b) Para su realización deberá ser asistido por
un personal auxiliar capacitado, y de preferencia femenino. c) Se podrá contar además con la
presencia de cualquiera de las siguientes personas según voluntad expresa del evaluado: i)
familiar, ii) personal femenino de la PNP, iii) personal femenino acompañante (custodio,
tutores, asistentes sociales), d) si se realiza por un solo perito debe realizar la perennización
del examen, previo consentimiento del evaluado, o, en su caso, de su familiar si es menor de
edad, y según la logística disponible (cámara fotográfica o video cámara), e) debe contarse
con un ambiente o consultorio adecuado, con buena iluminación, mobiliario e instrumental
(numeral 27).

Posteriormente la Suprema se pronuncia por la credibilidad del testimonio y la pericia


psicológica forense. Señala que ésta tiene por finalidad “establecer el grado en que cierto
relato específico respecto de los hechos investigados cumple, en mayor o menor grado, con
criterios preestablecidos que serían característicos de relatos que dan cuenta de forma
fidedigna respecto de cómo sucedieron los hechos” (numeral 28).

La pericia debería centrarse en determinar respecto del testimonio “si existen o no elementos
que permitan dudar de su fiabilidad” (numeral 30). El AP señala que la finalidad de la pericia
debería centrarse en determinar respecto del testimonio “si existen o no elementos que
permitan dudar de su fiabilidad” (numeral 30). No obstante, en contraste con lo que indica, y
siguiendo el Protocolo de Estambul que la Corte IDH refiere en sus sentencias, se precisa que
el objetivo general de un peritaje psicológico es “explorar la afectación en el proyecto de vida
de las mujeres que fueron víctimas de violencia sexual”.

72
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Así el peritaje “valora las repercusiones que el daño ha producido en la víctima, tomando en
cuenta su singularidad individual, cultural e histórica, así como la vigencia actual de los efectos
de la violación a los derechos humanos del sujeto evaluado”. Su función es “traducir el
lenguaje subjetivo de la víctima en uno objetivo que transmita al juez y/o fiscal involucrado
en el proceso, la singularidad de la vivencia de la víctima, el impacto del mismo y la forma en
la que ésta puede ser reparada”. Por el contrario, “si se reduce al hecho de señalar si la víctima
dice la verdad o no, se estaría revictimizando a la mujer, en tanto sería reducida a una
categoría de víctima de violación sexual sin dar cuenta de la singularidad de su caso, su
afectación y su vida antes y después del evento de violencia”.

Se señala además que se debe evaluar que la víctima pueda “aportar un testimonio exacto,
preciso y detallado sobre los hechos cuya comisión se estudia [cursivas propias]” (numeral
29). Para analizar el análisis de credibilidad se pide una evaluación cognitiva de la persona
sobre su “habilidad para relatar los hechos con precisión y exactitud. Considera de manera
particular los factores generales que influyen en la adquisición, retención, recuperación y
comunicación verbal de la información (exactitud) [cursivas propias]” (numeral 30).

Aunque esta última referencia a los factores que influyen en el testimonio debe entenderse
en concordancia al AP N.° 1-2011/CJ-116, la literalidad no se asemeja a la protección de las
víctimas que se incluye en los estándares del SIDH expuestos. Asimismo, se indica que “el
delito de violación sexual genera un daño psicológico en la víctima que implica a su vez
lesiones psíquicas agudas producidas por un delito violento —que en algunos casos puede
requerir con el paso del tiempo de un apoyo social o un tratamiento psicológico adecuado—
y por otro, a las secuelas emocionales que persisten en forma crónica como consecuencia del
suceso sufrido y que interfieren negativamente en su vida cotidiana” (numeral 32).

Se señala que “[l] a lesión psíquica incapacita significativamente para hacer frente a los
requerimientos de la vida ordinaria a nivel personal, laboral, familiar o social, por tanto, su

73
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

presencia es medible. Las lesiones más frecuentes son los trastornos adaptativos, el trastorno
de estrés postraumático o la descompensación de una personalidad anómala” (numeral 33).
Y que “las secuelas emocionales que se presentan se refieren a la estabilización del daño
psíquico, es decir, a una discapacidad permanente que no remite con el paso del tiempo ni
con un tratamiento adecuado; es una alteración irreversible en el funcionamiento psicológico
habitual”: De esto es que se concluye que “la pericia psicológica forense es la idónea para
determinar el daño causado” en tanto “es un procedimiento metodológico, realizado por un
perito psicológico, con la finalidad de esclarecer la conducta y determinar el estado de salud
mental de personas implicadas en procesos de investigación policial y/o judicial” (numeral 34).

Esto contrasta también con la redacción del Protocolo de Estambul que la Corte IDH cita pues
allí se indica que “no todas las personas que han sido torturadas [y la violación es una forma
de tortura] llegan a padecer una enfermedad mental diagnosticable. Pero muchas víctimas
experimentan profundas reacciones emocionales y síntomas psicológicos”.

El AP termina precisando que el procedimiento con el que deben desarrollarse las pericias: “i)
observación de la conducta, se debe registrar indicadores como tics, movimientos o temblores
del cuerpo, etcétera, ii) historia clínica psicológica, que es un documento biográfico del
pariente basado en sus vivencias y experiencias, así como de la familia; esencialmente deben
anotar datos de la filiación y el problema actual, iii) examen mental que es una herramienta
que permite detectar alguna patología mental la que será corroborada con los otros
instrumentos, iv) reactivos psicométricos (pruebas psicológicas) [cursivas propias]”. Como
puede verse, esta mención a la detección de patologías difiere de lo anotado en el estándar
internacional.

4.2.4. ACUERDO PLENARIO N° 01-2016/CJ-116. Delito de feminicidio


30. El artículo 8° (b), de la Convención interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer “BELÉM DO PARÁ” obliga a los Estados Partes a adoptar medidas

74
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

específicas para modificar los patrones socio culturales de conducta de hombres y mujeres
para contrarrestar perjuicios y costumbres y todo tipo de prácticas que se basen en la premisa
de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros o en los papeles estereotipados
para el hombre y la mujer que legitiman o exacerban la violencia contra la mujer.

31. En esa línea se tipifica el delito de feminicidio y debe entenderse como la más extrema
manifestación de violencia contra la mujer por su condición de tal.

Tipo Objetivo

32. Sujeto activo.- El sujeto activo en los delitos comunes tiene una misma presentación en el
Código Penal. En general, el sujeto activo es identificable, por el uso de la locución pronominal
“El que” y designa a la persona que puede realizar el tipo penal. En los delitos de homicidio se
sigue igualmente el mismo estilo gramatical. Ahora bien, por la descripción general de las
conductas homicidas, no existe duda alguna que con esta locución pronominal se alude, como
sujeto activo, tanto al hombre como a la mujer. Cuando en el Código Penal se quiere
circunscribir la condición de agente a sujetos cualificados o específicos (delitos especiales), se
les menciona expresamente. Es el caso del delito de auto aborto o de aborto con abuso
profesional, en donde los sujetos activos son “la mujer” o “el médico” respectivamente.

34. En este sentido, aun cuando el tipo penal no lo mencione expresamente, el delito de
feminicidio es un delito especial. Solo los hombres pueden cometer este delito, entendiendo
por hombre o varón a la persona adulta de sexo masculino. Se trata de un elemento
descriptivo que debe ser interpretado, por tanto, en su sentido natural. No es un elemento de
carácter normativo que autorice a los jueces a asimilar dicho término al de identidad sexual.
Tal interpretación sería contraria al principio de legalidad.

75
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

35. Sujeto pasivo.- A diferencia del caso anterior, la identificación del sujeto pasivo del
feminicidio es más clara. La conducta homicida del varón recae sobre una mujer. Ella es
igualmente la titular del bien jurídico tutelado -vida humana- y objeto material del delito, pues
sobre ella recae la conducta homicida. Tampoco es posible, por exigencia del principio de
legalidad, que se la identifique con la identidad sexual.

37. Bien jurídico.- Para la determinación del bien jurídico, es un criterio referencial de entrada,
tanto la ubicación sistemática de los tipos penales, como la denominación con que han sido
rotulados el conglomerado de tipos penales. En este sentido, el feminicidio ha sido ubicado
como un delito contra la vida, el cuerpo y la salud. De esta omnicomprensiva denominación
del Título Primero, de la Parte Especial del Código Penal, ha de delimitarse cuál es el objeto
jurídico de protección. La doctrina es conteste en afirmar que el bien jurídico protegido en el
homicidio, en cualquiera de sus formas, es la vida humana. El feminicidio no puede ser la
excepción. Es más, la propia Convención de Belem Do Para prevé implícitamente la norma
penal que subyace al tipo penal de feminicidio, cuando se establece que toda mujer tiene
derecho a que se respete su vida. En la medida que para la configuración del feminicidio se
requiere también la supresión de la vida de la mujer, éste es un delito de daño.

38. La vida humana se protege por igual en el sistema penal. No existen razones esenciales o
sustentadas en la naturaleza de las cosas para que se entienda que la vida del hombre o de la
mujer deba tener mayor valor y, por ende, ser más protegidas. Como sostiene con razón
Benavides Ortiz, los bienes jurídicos se distinguen por el mayor o menor interés que revisten
para el Estado y no por la frecuencia estadística con que ocurre su vulneración. Por tanto,
agregar otro interés jurídico de protección al que sustenta el feminicidio simple, como la
dignidad de la mujer, o la estabilidad de la población femenina, no aporta mayores luces al
esclarecimiento de lo que se quiere proteger. La dignidad es la condición implícita,
incondicionada y permanente que tiene toda persona, por el hecho de serlo. El producirle la
muerte, independientemente de que sea varón o mujer, es su negación. La estabilidad de la

76
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

población femenina se relaciona con otro delito de lesa humanidad como el genocidio, pero
no puede confundirse con un delito de organización y común como el feminicidio.

39. Distinta es la configuración del bien jurídico en este delito, cuando se revisan las
circunstancias agravantes que concurren en su comisión. En estos casos, se puede verificar
que, por el modo de comisión, las conductas previas a la muerte o la condición misma de la
víctima, concurren otros intereses jurídicos adicionales o independientes que deben
considerarse. En el caso de que la víctima se haya encontrado gestando, se protege también
la vida del feto que también es suprimida. En el caso que la víctima haya sido violada o
mutilada previamente, se vulnera también la libertad (indemnidad) sexual y la integridad
física, respectivamente. Si el sometimiento contextual a la conducta feminicida se realizó con
fines de trata de seres humanos o cualquier forma de explotación, se protege también la
libertad personal. Si la conducta feminicida se realiza a sabiendas de la presencia de los hijos
de la víctima o de niños que estén al cuidado del feminicida, se protege la integridad sicológica
de dichas personas. En resumen, en estos casos si se puede sostener que el delito de
feminicidio agravado es pluriofensivo.

40. Comportamiento típico.- La conducta típica del sujeto activo varón es la de matar a una
mujer por tal condición. Al igual que en todos los tipos penales de homicidio, la conducta del
sujeto activo es descrita con la locución “El que mata”. En el contexto de un derecho penal de
acto, el feminicidio debe implicar una actividad homicida del agente que produzca la muerte
del sujeto pasivo mujer. Desde esta perspectiva el feminicidio es también un delito de
resultado.

41. La muerte puede producirse por acción o por comisión por omisión. Estas dos formas de
comportamiento típico están sujetas a las mismas exigencias que rigen el comportamiento
humano. Tratándose de un feminicidio por acción, debe existir un mínimo control de la
voluntad, para que se entienda que la muerte se ha producido por un individuo que actuaba.

77
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

Si se trata de un feminicidio por comisión por omisión, el sujeto activo o, mejor dicho, el
omitente no impidió la producción de la muerte de la mujer, habiendo tenido el deber jurídico
de impedirlo o si hubiera creado un peligro inminente que haya sido idóneo para producirlo
(posición de garante). En este caso la omisión del hombre corresponde a la realización activa
del feminicidio (juicio de equivalencia).
42. Medios.- Los medios que se pueden utilizar para matar son diversos. En los tipos penales
de homicidio no se hace mención expresa a los medios para la perpetración del homicidio,
salvo en el asesinato donde el uso de determinados medios, califica la conducta (fuego,
explosión o cualquier otro medio capaz de poner en peligro la vida o la salud de otras
personas). Lo mismo ocurre en el feminicidio; cualquier medio idóneo para matar es relevante
típicamente. Pueden usarse medios directos o inmediatos (puño, pies, cuchillo, arma de
fuego), o indirectos o mediatos (veneno, pastillas). Del mismo modo se acepta que se puede
matar con medios materiales o físicos, o por medios psicológicos.

43. La muerte producida por medios psicológicos es de especial importancia en el delito de


feminicidio. No es que este medio sea utilizado o invocado con frecuencia, en el ámbito
judicial, sino porque en el contexto en el que se producen las conductas feminicidas, pueden
hacer pensar que la muerte de la víctima sea un proceso acumulativo de tensiones,
degradación psicológica, o estrés, o la conducta de hostigamiento, acoso, o coacción pueda
desembocar en un ataque cardiaco o en un derrame cerebral. Será ciertamente una ardua
cuestión probatoria el determinar que la presión psicológica produjo la muerte de la mujer.
Dependerá de criterios objetivos como la idoneidad del medio psicológico empleado
(coacción, acoso, hostigamiento), la vulnerabilidad general de la mujer (menor de edad o
adulta mayor), la vulnerabilidad especial de ésta (depresiva, hipertensa), la intensidad y
frecuencia de la violencia psicológica. Los medios probatorios relevantes serán las pericias
médicas, psicológicas y psiquiátricas, pero también los testimonios que den cuenta de la
sistematicidad y características de la agresión. La evaluación que haga el juez debe realizarla
en el contexto de los criterios de imputación objetiva.

78
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

44. Causalidad e Imputación objetiva.- El nexo causal es un elemento indispensable en los


delitos de resultado, como el feminicidio. La imputación objetiva se construye además sobre
la base de la causalidad. En este sentido, en el feminicidio, como en cualquier otra conducta
homicida debe establecerse que hay una vinculación entre la conducta del sujeto activo -
hombre- y la muerte de la mujer. Los jueces deberán establecer conforme a las máximas de la
experiencia y los conocimientos que aporta la ciencia, en el estado en el que se encuentre, los
que determinarán si la muerte de la mujer es una consecuencia de la conducta del sujeto
activo. No se trata de atribuir calidad de causa a cualquier condición presente en el resultado.
Solo de considerar la que sea especialmente relevante para tener la condición de causa.

45. Luego de establecida la base causal, ello no genera automáticamente una imputación
objetiva del resultado, pues la causa, en sentido natural, no coincide con la imputación, en
sentido atribución del resultado muerte de la mujer, como obra del hombre. Al respecto se
dice que “un hecho sólo puede ser imputado a una persona si la conducta ha creado un peligro
para el bien jurídico no cubierto para [por] el riesgo permitido, y dicho peligro se ha realizado
en el resultado dentro del alcance del tipo”. Por tanto, si la conducta del hombre no genera
peligro alguno a la vida de la mujer, o el peligro no produce la muerte de ésta o el resultado
es distinto a la muerte, prohibición por la norma penal subyacente al tipo penal de feminicidio,
no podría colegirse la imputación objetiva, en el caso concreto.

46. Tipo Subjetivo.- El feminicidio es un delito doloso. En el contexto presente, el dolo consiste
en el conocimiento actual que la conducta desplegada por el sujeto activo era idónea para
producir la muerte de la mujer, produciendo un riesgo relevante en la vida de ésta y se
concretó en su muerte. No se trata de un conocimiento certero de que producirá el resultado
muerte. Es suficiente que el agente se haya representado, como probable, el resultado. Por
ende, el feminicidio puede ser cometido por dolo directo o dolo eventual.

47. Ahora bien, la prueba del dolo en el feminicidio, para distinguirlo de las lesiones (leves o

79
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

graves), de las vías de hecho o incluso de lesiones con subsecuente muerte, es una labor
compleja. Hurgar en la mente del sujeto activo, los alcances de su plan criminal, es una tarea
inconducente. Ha de recurrirse a indicios objetivos para dilucidar la verdadera intencionalidad
del sujeto activo. Deben considerarse como criterios, por ejemplo, la intensidad del ataque, el
medio empleado, la vulnerabilidad de la víctima, el lugar en donde se produjo las lesiones,
indicios de móvil, el tiempo que medió entre el ataque a la mujer y su muerte.

48. Pero, el legislador al pretender dotar de contenido material, el delito de feminicidio y, con
ello, convertirlo en un tipo penal autónomo, introdujo un elemento subjetivo distinto al dolo.
Para que la conducta del hombre sea feminicidio no basta con que haya conocido los
elementos del tipo objetivo (condición de mujer, idoneidad lesiva de la conducta, probabilidad
de la muerte de la mujer, creación directa de un riesgo al bien jurídico), sino que además haya
dado muerte a la mujer “por su condición de tal”. Para la configuración del tipo penal al
conocimiento de los elementos del tipo objetivo, se le agrega un móvil: el agente la mata
motivado por el hecho de ser mujer. El feminicidio deviene así en un delito de tendencia
interna trascendente.

49. Se advierte que, con el propósito de darle especificidad al feminicidio, de poner en relieve
esa actitud de minusvaloración, desprecio, discriminación por parte del hombre hacia la
mujer, se ha creado este tipo penal. La función político criminal de los elementos subjetivos
del tipo es la de restringir su ámbito de aplicación, no de ampliarlo. Su función en el presente
caso no es, en estricto la autonomía del tipo penal, independizarlo de los demás tipos penales
de homicidio. Así como la ausencia del móvil feroz convierte el homicidio calificado en
homicidio simple, así la ausencia del móvil de poder, control y dominio determina que la
conducta homicida se adecúe en la modalidad simple.

50. Ahora bien, el agente no mata a la mujer sabiendo no solo que es mujer, sino precisamente
por serlo. (…)

80
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

51. El móvil solo puede deducirse de otros criterios objetivos que precedieron o acompañaron
el acto feminicida. En este sentido, el contexto situacional en el que se produce el delito es el
que puede dar luces de las relaciones de poder, jerarquía, subordinación o de la actitud sub
estimatoria del hombre hacia la mujer. Podría considerarse como indicios contingentes y
precedentes del hecho indicado: la muerte de la mujer por su condición de tal. De la capacidad
de rendimiento que tenga la comprensión del contexto puede llegarse a conclusión que este
elemento subjetivo del tipo, no es más que gesto simbólico del legislador para determinar que
está legislando sobre la razón de ser del feminicidio.

Contextos en los que se produce el feminicidio

54. Violencia familiar.- Este contexto es fundamental delimitarlo, porque es el escenario más
recurrente en los casos de feminicidio. Para ello debe distinguirse dos niveles
interrelacionados pero que pueden eventualmente operar independientemente: el de
violencia contra las mujeres y el de violencia familiar en general. Para efectos típicos, el
primero está comprendido dentro del segundo. Pero puede asumirse que un feminicidio se
produzca, en un contexto de violencia sistemática contra los integrantes del grupo familiar,
sin antecedentes relevantes o frecuentes de violencia directa precedente, contra la víctima
del feminicidio.

55. Para delimitar este contexto, es de considerar cuál es la definición legal de la violencia
contra las mujeres se debe considerar lo establecido en el artículo 5° de la Ley para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar. Al
respecto se la define como “cualquier acción o conducta que les causa muerte, daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico por su condición de tales, tanto en el ámbito público
como en el privado”.

81
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

56. Se entiende, para efecto de la realización del tipo penal, que la violencia puede haberse
traducido en intentos anteriores de darle muerte, de agresiones físicas, sexuales o
psicológicas. La motivación de esta conducta frecuente del hombre es la actitud de desprecio,
subestimación, supuesta legitimidad para sancionarla por incumplimiento de roles
estereotipados, misoginia o celotipia basada en la despersonalización o subestimación de la
víctima.

57. No interesa el lugar en donde se expresen estas protervas actitudes, por parte del hombre,
pues el desvalor de la conducta sistemática es igual si se desarrolla en lugar público o en
privado, sea cual fuere la relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya
compartido el mismo domicilio que la mujer. En el ámbito público la violencia comprende,
entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada,
secuestro y acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas,
establecimientos de salud, o cualquier otro lugar.

58. Pero para la configuración del tipo penal es posible que la violencia haya sido indirecta;
esto es, que el hombre haya ejercido violencia contra otros integrantes del grupo familiar. Ello
es posible porque el hombre puede consolidar su posición de dominio sobre la mujer usando
la violencia contra otros miembros conformantes del grupo familiar. En este sentido en el
artículo 6° de la Ley antes mencionada que esta violencia significa “La violencia contra
cualquier integrante del grupo familiar es cualquier acción o conducta que le causa muerte,
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico y que se produce en el contexto de una relación
de responsabilidad, confianza o poder, de parte de un integrante a otro del grupo familiar. Se
tiene especial consideración con las niñas, niños, adolescentes, adultos mayores y personas
con discapacidad”.
59. Coacción, hostigamiento y acoso sexual.- El segundo contexto es más genérico y, por lo
mismo, requiere de mayor concreción interpretativa. Conforme al sentido usual del lenguaje
la coacción es “Fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute

82
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

algo”. Pero este significado es genérico, puede comprender la fuerza o la violencia que se
ejerce en el contexto anterior. Tampoco es suficientemente delimitador el concepto que se
puede derivar del artículo 151 del Código Penal que tipifica la coacción; esto es, el ejercicio de
la violencia o amenaza para obligar a otro [la mujer] a hacer lo que la ley no manda o le impide
hacer lo que ella no prohíbe. En realidad, así como funciona el tipo penal de coacción, como
la caja de pandora a la que se debe recurrir para proteger la libertad jurídica de las personas,
en casos ciertamente calificados por el medio empleado -violencia o amenaza-, en el contexto
que precedió al feminicidio debe usarse para comprender todos aquellos casos en donde no
caigan en la definición de violencia contra la mujer. Téngase en cuenta que bajo el concepto
de violencia legalmente definida en la Ley N° 30364, no se hace mención expresa a la amenaza,
con entidad propia en el ámbito penal. Bajo este contexto puede comprenderse actos
pequeños pero sistemáticos de agresión a la mujer para obligarla (distribución injusta de
quehaceres domésticos) o impedirle hacer (estudiar o trabajar) algo no prohibido ni impedido
por la ley.

60. Por hostigamiento debe entenderse el acto de hostigar; esto es de molestar a la mujer o
burlarse de ella insistentemente. Al respecto, debe considerarse que estas molestias o burlas
están relacionadas con el menosprecio del hombre hacia la mujer; con una búsqueda
constante de rebajar su autoestima o su dignidad como persona. El hostigador, sin ejercer
actos de violencia directa, va minando la estabilidad psicológica de la víctima, incluso con
actos sutiles o sintomáticos.

61. Para efectos de comprender el tercer contexto de este artículo, debemos remitirnos
igualmente a un referente legal. Al respecto debemos considerar lo pertinente de la Ley N°
27942; Ley de prevención y sanción del hostigamiento sexual. Previo a la remisión de lo que
se entiende por hostigamiento sexual, debe aclararse que el legislador al mencionar el
contexto del feminicidio aludió al “hostigamiento y acoso sexual”. La adjetivación expresada
en singular debe ser interpretada que lo que en el ámbito penal se designa como acoso sexual

83
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

es en realidad el hostigamiento al que se alude, en el ámbito extrapenal. Pero también el


hostigamiento que se menciona, en el tipo penal, no es el que se regula en el ámbito
extrapenal, pues el legislador penal lo hubiera comprendido usando el adjetivo “sexual” en
plural.

62. Aclarado este punto, se tiene que el hostigamiento [acoso sexual en el lenguaje del Código
Penal] tiene dos variantes: el hostigamiento sexual típico o chantaje sexual y el hostigamiento
sexual ambiental. El primero “consiste en la conducta física o verbal reiterada de naturaleza
sexual o sexista no deseada o rechazada, realizada por una o más personas que se aprovechan
de una posición de autoridad o jerarquía o cualquier otra situación ventajosa, en contra de
otra u otras, quienes rechazan estas conductas por considerar que afectan su dignidad, así
como sus derechos fundamentales”. En tanto que el segundo “consiste en la conducta física o
verbal reiterada de carácter sexual o sexista de una o más personas hacia otras con
prescindencia de jerarquía, estamento, grado, cargo, función, nivel remunerativo o análogo,
creando un clima de intimidación, humillación u hostilidad”. Para precisar mejor el concepto
de acoso sexual, los jueces deben completar estos conceptos, remitiéndose en particular a los
artículos 5 y 6 de la Ley N° 27492 (elementos alternativos para su configuración y
manifestaciones del mismo).

63. Prevalimiento.- Otro contexto, en el que se puede dar el delito de feminicidio, es el de


abuso de poder, confianza o cualquier posición o relación que le confiera autoridad al agente.
Son las típicas conductas del llamado prevalimiento; esto es, el de aprovecharse o valerse de
una posición de poder, confianza o legitimación para someter o pretender sojuzgar
arbitrariamente a la mujer, en el ámbito privado o público.

64. Las formas de prevalerse de una posición determinada pueden ser distinta índole: familiar,
laboral -privada o pública militar, policial, penitenciaria. Tres son las consideraciones a tener
en cuenta para su configuración: a. la posición regular del agente, en la familia, en la empresa,

84
Compendio de normas internacionales y jurisprudencia sobre perspectiva de género

en la institución del Estado, en la Policía o en las Fuerzas Armadas, en la institución educativa


o de salud, en el establecimiento penitenciario; b. La relación de autoridad que surge de esa
posición funcional, (estado de subordinación, obediencia, sujeción); c. El abuso de la posición
funcional (desvío de poder) para someter, humillar, maltratar a la mujer.

65. Actos de discriminación. - Finalmente, el delito de feminicidio puede realizarse en el


contexto de cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que
exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el agente. Se entiende por
discriminación, la actitud de impedir la igualdad de oportunidades o de dar igual trato a la
mujer, en cualquier ámbito (personal, familiar, laboral, de salud, educativo) por motivos
sexistas o misóginos.

85

Вам также может понравиться