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ETIOLOGIA
La cavidad bucal es una de las partes del cuerpo humano que cuenta con mayor número
y variedad de flora microbiana, alrededor de 500 especies, de las cuales 22 son
predominantes y las causantes de la caries dentaria o la enfermedad periodontal.
Las infecciones odontogénicas suelen estar causadas por diferentes especies, en
particular por una combinación de bacterias aerobias las que están dotadas de gran
virulencia y promueven fases iniciales agudas de la infección y bacterias anaerobias
facultativas y obligadas que predominan una fase crónica y en los abscesos.
Tabla N.1 observamos la flora bacteriana predominante en las infecciones odontogénicas
VIAS DE DISEMINACIÓN
La cavidad bucal por ser un conjunto dinámico de pequeños ecosistemas, cada uno
caracterizado por condiciones anatómicas diversas y especies de microorganismos
variadas, las infecciones de una zona con frecuencia se extienden a otros sitios dentro o
fuera de la cavidad bucal, siendo el tejido pulpar, periodonto, glándulas salivales, senos
maxilares, área pericoronaria los sitios más comunes de origen de la infección misma
que puede diseminarse hacia las orbitas, espacios aponeuróticos o fasciales del cuello,
cavidad nasal entre otros.
Cuando el proceso infeccioso continúa su evolución, ganando acceso a tejidos más
profundos en el hueso, estos comienzan su expansión en todas direcciones y perforan
la cortical más cercana o de menor resistencia, ganando así acceso a los tejidos blandos,
y con ello, generando infección de los espacios aponeuróticos.
En la siguiente tabla se esquematiza las principales zonas de infección, las zonas o
espacios vecinos de diseminación y las vías de abordaje para un correcto drenaje del
material purulento.
Tabla 3.- principales fuentes de infección, espacios vecinos de posible diseminación y zonas de
abordaje para drenado.
DIAGNOSTICO
La tecnología disponible en la actualidad permite complementar o corroborar el
diagnóstico de los procesos infecciosos; sin embargo, una exploración física adecuada
continúa siendo la base del diagnóstico, la historia clínica e interrogatorio contienen
datos determinantes para el expediente clínico, estos factores ayudan a entender el
curso del proceso infeccioso, así como a determinar el estado en el que se encuentra.
Las infecciones odontogénicas, al igual que todas las infecciones del ser humano,
presentan los signos cardinales:
Rubor: es el resultado de la vasodilatación de arteriolas y capilares, así como el
incremento en la permeabilidad en las vénulas.
Calor: es causado por el incremento del flujo sanguíneo debido a la
vasodilatación, y el incremento en la velocidad del metabolismo.
Tumor: se presenta como resultado de la acumulación de fluidos de
extravasación, exudados o pus.
Dolor: la distensión de los tejidos por acumulación de exudados ocasiona una
compresión en los nervios sensoriales, además de que el daño tisular provoca la
liberación de sustancias químicas mediadoras del dolor, como las
prostaglandinas, bradicininas, leucotrienos, entre otros.
Pérdida de la función: es causada principalmente por la inflamación y el dolor
que se encuentran relacionados con la musculatura de la región infectada.
Exploración física
En la exploración física, dentro del área de cabeza y cuello es importante valorar
asimetrías faciales a causa de la inflamación que ocasione pérdidas de los bordes o con-
tornos anatómicos normales, así como cambios de coloración en los tegumentos. La
palpación bimanual del cuello también es importante para determinar la presencia de
linfadenopatias cervicales, así como para valorar la extensión del aumento de volumen.
La rigidez muscular, el trismus y la dificultad para deglutir, son características clínicas
importantes para determinar la gravedad de un proceso infeccioso cervicofacial.
La fiebre es otro dato clínico relevante, ya que habla de una respuesta sistémica al
proceso infeccioso; la mayoría de los pacientes presentan aumento en la temperatura
corporal, que puede ir desde febrícula (en estados iniciales o infecciones leves) hasta
temperaturas de 40 °C o más (en procesos avanzados). Los procesos infecciosos más
agresivos, o de avance más rápido, generalmente se encuentran asociados a patologías
sistémicas como la diabetes mellitus, enfermedades autoinmunitarias o administración
concomitante de inmunosupresores.
Las características del edema o inflamación, junto con otros signos y síntomas,
confirman el proceso infeccioso e indican clínicamente los espacios aponeuróticos
afectados, así como la etapa del proceso infeccioso. La coloración de los tegumentos en
el sitio de la inflamación indica el grado de vascularidad que presentan los tejidos, un
color rosado o enrojecido significa un aumento en la vascularidad, mientras que uno
azulado o violáceo puede indicar sufrimiento tisular.
A la palpación se valora la consistencia de la inflamación, la cual puede ser blanda, en
etapas tempranas de la celulitis, leñosa en etapas de celulitis más avanzadas, fluctuante
cuando ya se presenta el absceso con su acumulación de pus que lo caracteriza, mientras
que la crepitación puede ser indicativo de algunos procesos infecciosos en los que se
encuentran microorganismos productores de gas.
El dolor es un síntoma importante dentro del desarrollo de las infecciones
cervicofaciales, se presenta en estados iniciales y se incrementa en el momento de la
celulitis, mientras que disminuye o incluso puede llegar a desaparecer en la etapa de
absceso y resolución.
Estudios de laboratorio
Dentro de los resultados más característicos en los estudios sanguíneos se menciona la
biometría hemática, en donde el aumento de los leucocitos por arriba de 12 000/ mm3
indica la presencia de un proceso infeccioso de aparición reciente, a diferencia de los
procesos crónicos donde la cuenta leucocitaria puede ser normal o ligeramente elevada.
Existen variaciones a estas generalidades, ya que en pocas ocasiones, en infecciones
bacterianas agudas graves y algunas enfermedades virales se puede encontrar una
disminución de leucocitos por debajo de 5 000 mm3, esto sucede por la migración
celular al sitio de la infección. La velocidad de sedimentación globular (VSG) presenta un
incremento en la mayoría de las infecciones bacterianas o micóticas, mientras que
permanece sin alteración en infecciones virales.
Radiología
Los estudios de gabinete son un complemento diagnóstico en la odontología y medicina
en general, en el caso de los procesos infecciosos, éstos juegan un papel muy
importante, ya que ayudan a identificar el factor etiológico, además de ayudar a valorar
la vía aérea y los espacios aponeuróticos involucrados.
Periapicales
Ortopantomografia
Lateral de cráneo
Tomografía axial computarizado
MANEJO FARMACOLÓGICO
Una vez explicados los principales microorganismos relacionados con los procesos
infecciosos de la región maxilofacial, y las vías de diseminación, es importante recordar
los principios fundamentales del manejo farmacológico. El tratamiento antimicrobiano
en los procesos infecciosos constituye la primera herramienta terapéutica para combatir
su agresión, por lo que es necesario manejar diversos grupos de antibióticos, así como
saber sus indicaciones, contraindicaciones, efectos colaterales, sus asociaciones y
sinergismo.
El manejo de infecciones dentoalveolares y sus complicaciones relacionadas, como el
absceso y la celulitis, requieren tratamiento médico en la práctica cotidiana. En la
práctica odontológica convencional, no siempre es posible detectar de inmediato
algunos de los padecimientos que pueden debilitar inmunológicamente al paciente, por
lo que es recomendable iniciar el tratamiento farmacológico al primer signo del proceso
infeccioso, especialmente cuando están afectados espacios faciales.
Por mucho tiempo, el tratamiento de primera elección fue la penicilina; sin embargo, en
la actualidad se sabe que alrededor de 20% de los microorganismos involucrados en
infecciones de cabeza y cuello son resistentes a ella, sobre todo los organismos
productores de β-lacta- masas y la mayoría de los bacteroides, incluso algunos
estreptococos que antes eran sensibles a la penicilina dejaron de serlo. Hoy en día existe
una gama muy amplia de antibióticos modernos y de fácil acceso, por este motivo se
recomienda al médico tratante ser cauteloso, ya que un gran número de
microorganismos seguirán siendo sensibles al tratamiento con antimicrobianos
convencionales, mientras que otros requerirán una combinación de dos o más de ellos.
Existe un delicado equilibrio entre los microorganismos que habitan en las diferentes
superficies del organismo, por lo que es recomendable el uso de antimicrobianos de
espectro reducido, que cuenten con la cobertura necesaria en contra de las bacterias
que se sabe participan en la mayoría de los procesos infecciosos odontogénicos, de tal
manera que se ataca el proceso infeccioso de una forma más específica con una
alteración mínima de la microflora nativa. Si, por el contrario, el médico cede a la
tentación de usar alguno de los fármacos más novedosos, con espectros de cobertura
muy amplios, se corre el riesgo de provocar alteraciones de la flora, con las
complicaciones que esto conlleva, por ejemplo, diarrea por barrido de la flora intestinal,
o infecciones causadas por gérmenes oportunistas difíciles de tratar, entre otras.
Bibliografía
Chiappasco, M (2012) “cirugía oral texto atlas a color”3ra edición, editorial Masson,
Barcelona- España, Cap 6, Pag 173-196.
Martinez J (2009) “cirugía oral y maxilofacial” 1ra edición, Editorial El Manual moderno,
Mexico, Cap 14, Pag 287-309