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Programa del Seminario de Diseño Gráfico y Publicidad

Cátedra Ex Savransky

Curso de verano 2020


Tema del curso: “El diseño de los intercambios simbólicos: condiciones subjetivas y
dominación en la construcción de las adhesiones políticas”.

Profesor a cargo del Curso:


Lic. Federico Ferme

Docentes auxiliares de trabajos prácticos


Noelia López
Tali Miculitzky
Cintia Mariscal
Diego Couzo

■ Fundamentación

1–. El lugar del Seminario de Diseño Gráfico y Publicitario en la Carrera de Comuni-


cación Social

La presencia de un Seminario de Diseño Gráfico y Publicitario en el plan de estudios de la


Carrera de Ciencias de la Comunicación no tiene que ser justificada desde la perspectiva de
los saberes específicos que esas disciplinas puedan aportar a la formación de los estudiantes
de nuestra carrera. Antes que adoptar los saberes y métodos que definen la identidad disci-
plinar del Diseño tal como es configurada en las instituciones académicas que tienen como
propósito la enseñanza de su práctica y la formación de diseñadores, es preciso definir los
contenidos de este seminario de acuerdo a criterios que se ajusten a los objetivos, intereses y
necesidades teóricas y prácticas con los que se conforma el perfil de estudiante de la Ca-rrera
de Comunicación Social. Suele pensarse que porque el Diseño es comunicación hay que
incluirlo en la currícula sin reflexión previa y con el riesgo de producir fuertes desarti-
culaciones con los contenidos de otras materias y puntualmente con el propósito formativo
de este seminario en el marco del actual Plan de Estudios. La razón de la incorporación del
Diseño a los contenidos de la carrera no debería ser circunscripto únicamente a su utilidad
práctica para el ejercicio profesional de los futuros comunicadores. Tampoco es la finalidad
de los tres seminarios del tronco común brindar saberes prácticos relativos a sus objetos de
estudio. En eso se distinguen tanto de los Talleres Optativos como de los Talleres Anuales de
las Orientaciones, cuya modalidad tiene como propósito la ejercitación de determinadas
habilidades y la instrumentación de conocimientos teóricos en el campo de la intervención
práctica. Por el contrario, los seminarios buscan articular los contenidos de las diversas ma-
terias del tronco común para el análisis, indagación y, fundamentalmente, problematización
de los fenómenos contemporáneos de la comunicación social, en torno a los cuales se orga-
nizan. En ese sentido, hay que poder distinguir, por un lado, al Diseño como práctica pro-
yectual que busca comunicar principalmente a través de la imagen, y cuya enseñanza se
orienta hacia los aspectos técnicos y prácticos de la producción de la forma: educación de los
sentidos, manejo de los materiales y herramientas, experimentación y resolución prácti-ca en
el marco del trabajo en taller. Y, por el otro, al Diseño en su manifestación social co-mo
fenómeno de la comunicación contemporánea que incide cada vez con mayor extensión y
profundidad en la producción, circulación y recepción de los órdenes significativos que
constituyen lo social. Pocas son las esferas de la vida social en las que el Diseño no preten-
da intervenir a través de una programación estratégica y racional de los intercambios sim-
bólicos de significaciones imaginarias sociales y son indudables sus efectos en el terreno
social, cultural y político. Piénsese, por ejemplo, en el papel del Diseño Industrial, de la
Moda y la Publicidad en la conformación de los hábitos, esquemas de percepción y valora-
ción en las sociedades de consumo, o de las estrategias del marketing en la formación de la
opinión pública y en la elaboración de campañas políticas actuales. Sólo así el Diseño se
vuelve un fenómeno a ser comprendido desde las Ciencias de la Comunicación como Teo-
ría Social. Poco parece importarle –aunque podrían mencionarse excepciones– a las disci-
plinas del Diseño la indagación y relevamiento de la dimensión significativa del usuario al
que se dirige la obra, como condiciones de recepción del sentido y la significación, ni mu-
cho menos comprender cuáles son las condiciones constitutivas de esos órdenes significati-
vos, ni de qué manera contribuyen a establecer y reproducir distintos modos de la domina-
ción social o a abrir la posibilidad para su transformación. En esa dirección, el propósito del
Seminario de Diseño Gráfico y Publicitario no es enseñar a diseñar, sino desarrollar ca-
tegorías y metodologías para su análisis, reflexión y problematización como fenómeno so-
cial.

2–. El Diseño como disciplina proyectual y los intercambios simbólicos direccionados

El Diseño como disciplina proyectual surge a fines del siglo XIX y principios del XX como
una conjunción entre los requerimientos de la industria y las vanguardias artísticas. A dife-
rencia del hacer espontáneo que caracterizaba al trabajo artesanal en el que la producción
quedaba librada al saber práctico del artesano, quien definía y modificaba durante el proce-
so de elaboración las determinaciones de los objetos, con el desarrollo de la producción en
serie surgió la necesidad de poner bajo control racional cada vez más aspectos del proceso
productivo. La subordinación del trabajo al capital que tuvo lugar con el paso de la organi-
zación del trabajo del taller artesanal a la producción industrial supuso una expropiación cada
vez más grande del saber espontáneo del trabajador sobre su trabajo. Con el propósito de
aumentar la productividad se sometió a la fuerza de trabajo a formas de disciplinamiento y
control que sustituyeron los saberes implícitos característicos de los oficios por una direc-
ción racional de la producción que era ajena a los trabajadores. Se implementaron criterios y
métodos que definían no sólo los tiempos, ritmos, cantidad y calidad de la producción si-no
incluso las secuencias de movimientos mínimos para el cumplimiento de las tareas. De esta
manera, se produjo un profunda separación entre un «saber» que permitiera fijar obje-tivos
y calcular resultados de manera anticipada, por un lado, y un hacer práctico al que tanto el
proceso de trabajo como sus productos se le presentaban como extraños. Pero así como el
trabajo debió subordinarse a los avances tecnológicos de la producción en serie también la
forma de los objetos tuvo que adecuarse a las determinaciones de la industria. La
imposibilidad de modificar las condiciones del objeto durante el proceso de producción, la
degradación estética generada por la producción industrial y la inviabilidad económica de
multiplicar los recursos técnicos para ampliar las opciones exigía un trabajo de determi-
nación de la forma que fuera anterior a la producción del objeto. De allí surgió el carácter
proyectual del Diseño: como un intento de anticipar la forma en un programa que precedie-
se a su realización material.
Las primeras Escuelas de Diseño, en sus expresiones funcionalistas y racionalistas, bus-
caron establecer condiciones universales para la producción de la forma. La pretensión era
anticipar una forma que se supeditara por completo al cumplimiento de una función pero
que, aún así, gozara de valor estético. En la medida en que las funciones pudieran delimi-
tarse racionalmente y ser expresadas por la forma se alcanzarían también condiciones uni-
versales de legibilidad para ser incorporadas a la etapa de prefiguración. Existía la aspi-ración
de crear una gramática universal de la forma con la que diseñar objetos que estuvie-ran
completamente determinados por su valor de uso y, por consiguiente, despojados de toda
investidura simbólica. Se partía de la suposición de que era posible distinguir en una forma
su dimensión funcional de todo orden de significación. En esta dirección, Alfred Lo-os en
“Ornamento y delito” había expresado su desprecio por todo excedente significativo al que
consideraba signo de degradación cultural y derroche económico. Durante mucho tiempo se
intentaron desarrollar metodologías para la composición de la forma según crite-rios
racionales, como la elaborada por Christopher Alexander para quien la forma del ob-jeto de
diseño podía ser alcanzada luego de un proceso de descomposición analítica de las
necesidades funcionales a satisfacer y su síntesis en términos formales. Pero estas ideas, que
expresan cierto «realismo ingenuo», se apoyan en una concepción «natural» de la fun-ción
como si ésta fuera una propiedad inherente a los objetos a la que puede accederse a través
del conocimiento científico. De la misma manera, la concepción de un «usuario ide-al» con
necesidades universales, al que se llega únicamente por la vía de la racionalización, se
sostiene sobre la existencia de una dimensión natural del cuerpo humano y sus necesida-des.
Este fue el caso, por ejemplo, de El Modulor de Le Corbusier, con el que buscaba de-sarrollar
una unidad de medida de la escala del cuerpo para aplicarse universalmente a la arquitectura.
Pero como lo ha señalado Castoriadis, las «necesidades humanas», al igual que la forma y
función de los objetos no pueden constituirse por fuera de un orden signifi-cativo. Por
consiguiente, el pretendido carácter natural de las necesidades y funciones no es más que el
producto de un proceso de naturalización de significaciones imaginarias socia-les instituidas
que siempre son arbitrarias y contingentes. Al tratarlas como universales, en tanto se las
considera como inscriptas en una naturaleza, el racionalismo construyó con sus obras un
modelo disciplinario.
Las transformaciones en el sistema de producción alrededor de la década del ’50 tam-bién
generaron nuevas demandas que el Diseño buscó satisfacer. Si a principios del siglo XX el
Diseño surgió de la mano de la producción en serie, como un intento de anticipación racional
de una forma que era determinada por su valor de uso, con los avances tecnoló-gicos que
hacieron posible una fabricación de objetos cada vez más diversificada —y la consecuente
expansión del mercado–, la competencia dejó de ser entre los productos para pasar a ser una
competencia por su significación. El Diseño dejó de apuntar a la producción de una forma,
entendida como la realización racional de una función de uso, para trabajar sobre su
investidura simbólica. En la medida en que el valor de los los objetos no se redu-ce a su
utilidad y tiene la capacidad de comunicar mensajes se empezó a intervenir sobre su valor
significativo. Bajo estas condiciones surgió la Publicidad y el trabajo sobre la ima-gen de
marca cuya finalidad última, aún cuando pudiera destacar aspectos de la funcionali-dad de
un producto, es siempre el sentido. Esto supone que junto al mercado económico en el que
se intercambian valores de uso hay un mercado simbólico en el que se intercambian sentidos
que operan como valores de cambio de los primeros. Como ha señalado Bourdieu «aquello
que se intercambia deja de ser un objeto material para volverse un símbolo o un mensaje que
se comunica y funda un vínculo social». Los objetos distinguen, incluyen o excluyen;
generan prestigio y legitimidad tanto como degradación y menosprecio. De esta manera, si
hay un mercado de los intercambios simbólicos también hay luchas por la apro-piación de
los valores significativos: por el crédito, la notoriedad o el reconocimiento que expresan. El
Diseño, como disciplina proyectual, pretende direccionar intencionadamente y de modo
racional la dinámica, los contenidos y las modalidades de los intercambios simbó-licos. A
partir de una programación estratégica de la producción de sentidos y significacio-nes busca
anticipar en forma determinada los efectos que ha de producir en la recepción. La incidencia
de la Publicidad en el mercado y en la conformación de las modalidades de con-sumo ha
mostrado la capacidad de intervenir en el terreno de los intercambios simbólicos a partir de
un cálculo expreso. Pero, lo mismo, sin lugar a dudas, puede encontrarse en la propaganda
política en la que se busca una eficacia significativa que sobrepasa por mucho el discurso
racional y las propuestas programáticas y se centra en aspectos imaginarios y simbólicos de
la construcción significativo-afectiva de los candidatos. La política puede pensarse como una
forma de intercambio simbólico direccionado en tanto se define por la intención explícita y
planificada de producir –a través de acciones propagandísticas, cam-pañas, etc.— unos
efectos premeditados, entre los que se encuentra principalmente la cons-trucción de
adhesiones a través del condicionamiento de las prácticas y representaciones de los sujetos
receptores.

3–. El diseño de los intercambios simbólicos: condiciones subjetivas y dominación en la


construcción de las adhesiones políticas.

El carácter intencionado del Diseño de los intercambios simbólicos se diferencia de otras


formas espontáneas de intercambio en que se rige por una finalidad explícita de generar de-
terminados efectos en los receptores y para lograrlo debe emplear estrategias, metodologías
y saberes específicos. En el ajuste entre la finalidad que busca realizarse a través de la obra
y los resultados obtenidos se encuentra su eficacia como disciplina proyectual. Lo que esto
supone es que el diseñador por intermedio de su obra tiene la capacidad de incidir expresa-
mente en las prácticas de los destinatarios y, por lo tanto, en la constitución de su subjetivi-
dad. Son cada vez más los aspectos de la vida cotidiana que se vuelven permeables a las
distintas formas del Diseño, y más profundo y permanente el condicionamiento y control de
los comportamientos que alcanza a través de la intervención en el orden simbólico. Es por
ese motivo que puede decirse que el Diseño constituye en la actualidad una de las for-mas
más importantes de la dominación social. Existen formas explícitas de la dominación que
cuentan con la violencia física como su principal medio de coacción, y que en su ver-sión
más extrema pueden conducir a la represión, al terror o a la guerra. En esos casos, la pérdida
de la vida o la posibilidad del daño físico son la condición del dominio, y quienes se someten
ante la fuerza del otro lo hacen con plena conciencia de ello. Así lo expresa, por ejemplo, un
ejército que acepta la superioridad de su oponente y se rinde. Es innegable el carácter
traumático e indeleble que estas formas de sometimiento pueden ejercer sobre una
subjetividad individual o colectiva, pero quienes la padecen pueden identificar su origen y
remitir sus conductas actuales a aquel acontecimiento.
Sin embargo, junto a este poder explícito –que generalmente se encarna en el poder re-
presivo del Estado– hay otras formas implícitas por las que, como afirma Castoriadis, “se
logra que alguien haga por sí mismo lo que se querría que hiciese sin necesidad de un poder
explícito”. Se trata de un modo de la dominación por el que se construyen formas de legiti-
midad y fidelidad sin las cuales incluso la violencia explícita perdería su justificación –des-
pués de todo, agrega Castoriadis, no hay ejército que no preste cierta fidelidad a la causa que
defiende–. Bajo la apariencia de la “espontaneidad” los agentes sociales terminan por
someterse a la dominación, a la que viven como incuestionable. Le prestan conformidad sin
saber que lo hacen ya que habiendo sido interiorizada por la subjetividad no opera como al-
go que se les exige desde el exterior, y a lo cual podrían resistirse, sino viniendo de sí. Por
un proceso que se asemeja más a una autoconstricción que a una coerción directa los agen-
tes sociales, a través de sus prácticas, adhieren tácitamente a sentidos y valores sociales le-
gitimándolos de diversas formas. No sólo han asimilado la dominación como una parte su-
ya, sino que se relacionan con el mundo y se perciben a sí mismos según esos esquemas
dominantes. Podría decirse, a partir de Hegel, que los dominados se ven a sí mismo con los
ojos del Amo: «viven la vida elegida por Otro». Es en esta dirección que para Bourdieu la
dominación simbólica «se instituye a través de la adhesión que el dominado se siente obli-
gado a conceder al dominador». Pero no se trata de una obligación de la que se tiene clara
conciencia y de la que uno pudiera sustraerse por un “mero esfuezo de la voluntad”, sino que
es vivida desde la capa prerreflexiva y corporal de la subjetividad. El habitus inscripto en el
cuerpo propio genera prácticas individuales y colectivas cuyo sentido va más allá de la
reflexión, el cálculo conciente y la representación. Condiciona nuestras prácticas, maneja
nuestros comportamientos y se nos impone, mostrándonos que no tenemos pleno dominio de
lo que hacemos. Junto al sentido que el pensamiento construye respecto de lo que hace-mos
hay un sentido de lo que efectivamente realizamos en la práctica que obedece a una ló-gica
que es oscura para la conciencia. Pascal se ha referido a la «costumbre» como a una creencia
corporal que sin violencia, método, ni argumentos «arrastra al espíritu sin que se dé cuenta».
Es sobre esta dimensión corporal de la subjetividad donde se ven los efectos de este modo
de dominación y donde se comprueba la fuerza de atracción que los símbolos del poder
pueden ejercer. Pero la complicidad con la que los dominados contribuyen a su pro-pia
dominación también puede tomar una forma que es afectiva: «se expresan y sienten en la
lógica del sentimiento o el deber». La deuda, la culpa, la admiración, dejan ver cómo las
pasiones pueden imponer unos contenidos que la represión ha hecho inconscientes y con-
vertirse en el motor de las prácticas. De ellas se vale la política, a través de las produccio-nes
simbólicas del Diseño, para la construcción de sus adhesiones y fidelidades. Neutra-lizan
disposiciones como cuando por miedo los sujetos limitan desde su interioridad todo germen
de ruptura que pudiera sustraerlos de la dominación o cuando el sentimiento de deuda obliga
a sostener unas lealtades que se quisieran abandonar. Pero también reanudan los deseos
inconcientes al ofrecerles líderes, figuras o proyectos colectivos como modelos
identificatorios con los que satisfacerse. La imaginación parece hacer posible la participa-
ción fantaseada en el poder o en el prestigio del otro como si fueran propios, la adhesión a
promesas que son irrealizables o la existencia de amenazas cuyo origen es más interior que
exterior.
No hay dominación que no busque, en cualquiera de sus formas posibles, la aprobación
de los demás. Hay luchas simbólicas al interior de los campos para generar formas de dis-
tinción que legitimen las diferencias de los agentes en la estructura social. También la polí-
tica se vale de símbolos para la construcción de sus adhesiones y su autoridad: utiliza el
lenguaje, las prácticas y gestos del desinterés por los que busca representar los «valores
universales» denegando —en el sentido de Freud– su interés particular. Quienes rinden ho-
menaje, sincero o no, a lo universal –la humanidad, la nación, la patria, el otro–, tienen co-
mo contraparte el beneficio simbólico del reconocimiento universal. Todas estas operacio-
nes expresan la necesidad de reconocimiento que está en la base del poder. Sin ir más lejos
para Maquiavelo el poder del príncipe dependía en gran parte del amor de su súbditos. Pero
también los dominados se sienten reconocidos a través de la identificación con su líder o con
los valores y aspiraciones dominantes. Como ha planteado Scheller, hay una gratifica-ción
en la subordinación que se produce al participar del poder del más fuerte. Esto se ve bien en
el reconocimiento que determinados agentes parecen obtener sólo por ser tenidos en cuenta
en los planes de quienes los dominan.
Los efectos del Diseño en la recepción y las distintas formas de complicidad que contri-
buye a construir es algo que puede constatarse de hecho. Puede analizarse cómo en un mo-
mento histórico los sujetos adhieren con sus comportamientos a determinados valores so-
ciales; cuál es el sentido de su prácticas y cómo las justifican desde el pensamiento; qué ti-
po de afectos se ponen en juego y cómo se entrelazan con las significaciones sociales sedi-
mentadas, para reproducirlas, etc. Pero la descripción de las formas objetivas que adopta la
dominación no permite conocer porqué se someten a ella quienes lo hacen ni de qué depen-
de la conformidad que le prestan al dominador. Podría pensarse que la subjetividad es sólo
un producto pasivo de dispositivos objetivos y que con su sola imposición bastaría para ge-
nerar condiciones de sumisión. Pero en la medida en que no hay sentido sino para una sub-
jetividad incluso la dependencia tiene la fuente de su sentido en ella. Si una subjetividad no
fuera capaz de asumir para sí con un sentido propio el sentido del mundo social no podrían
comprenderse los procesos de interiorización que hacen posible la legitimación y naturali-
zación ni la existencia del sentido social en general. Si bien es cierto que una psique puede
ser formada casi ilimitadamente por lo histórico-social [que puede crear individuos cre-
yentes, proletarios, burgueses, o gobernantes] sólo puede hacerlo –señala Castoriadis– «a
condicion de que la institución satisfaga algunos requisitos mínimos de la psique. El prin-
cipal de todos –agrega–:[es] nutrir a la psique de sentido». Las condiciones de constitución
subjetiva dejan ver cómo se produce un anudamiento entre una lógica libidinal y otra social
en un proceso de transacción sin el cual no sería posible explicar la dinámica de los fenó-
menos colectivos. Para dar cuenta de esa relación es preciso indagar el lugar de la matriz del
reconocimiento en la constitución de la subjetividad y en la conformación de las com-
plicidades en la dominación.

4–. Condiciones de aprobación del seminario

Por tratarse de un seminario dictado en la modalidad de Curso de Verano las condiciones de


aprobación difieren de las de un cuatrimestre regular. La reducción del tiempo de cursda hace
que las formas de dictado y evaluación deban adaptarse. El seminario se aprueba con el %80
de la asistencia. La regularización de la materia se alcanzará con la entrega al final de la
cursada de un proyecto de trabajo en el que se pongan de manifiesto los objetivos, las
categorías y la zona problemática de interés. El programa de este Curso de Verano 2018 está
destinado al trabajo con categorías que permitan realizar análisis de dinámicas sociales y
colectivas por lo que se fomenta la realización de una investigación empírica, sin desme-dro
de la posibilidad de realizar un trabajo de carácter argumentativo y conceptual. Para la
aprobación definitiva del seminario se exige la entrega del trabajo final proyectado durante
la cursada dentro de los 2 años de duración de la regularidad. La entrega deberá realizarse
por mails con anterioridad a las fechas de final (al menos dos semanas antes) y los estu-
diantes deberán inscribirse para que se les pueda volcar la nota en el acta correspondiente.
El trabajo puede ser individual o de hasta dos estudiantes.

Programa Analítico por Unidades

■ Unidad 1: Intercambios simbólicos, dominación y reconocimiento. Introducción.

1–.El intercambio como fundamento de la sociabilidad. Todo fenómeno social supone un


proceso de intercambio. La comunicación como intercambio simbólico. Los intercambios
espontáneos y direccionados. El problema del “Don” en Mauss: ¿cómo construir un lazo
social duradero? “Un regalo dado siempre espera un regalo a cambio”: de porqué se de-
vuelve lo recibido. El acto de generocidad coexiste con la obligación: La obligación de dar,
recibir y devolver. La cosa regalada no es inerte, su dimensión material y significativa. Lo
imaginario y lo simbólico: el sentido. El “hau” como el “espíritu en la cosa que obliga a de-
volver” y la presencia del otro en la cosa: “uno se regala con la cosa”. Los objetos como
sustitutos de los hombres y el obsequio como gesto. El Fetichismo. “Mecanismos espiritua-
les” de dominación y subordinación: crédito, superioridad y deuda. El sentimiento de obli-
gación. La fundación y legitimación de la asimetría. Las prestaciones agonísticas y no ago-
nísticas. El Potlatch. El desafío, la rivalidad y la reciprocidad en los intercambios. Formas
arcaicas y Estado de Naturaleza. El Potlatch y la negación de la naturaleza. El honor y el
prestigio como manifestación del poder. El gasto improductivo y el valor simbólico: las
fiestas, ceremonias y el «hacerse ver». Las formas actuales de la política. El Potlatch como
la eufemización de la guerra y el intercambio de dones como «lucha por el reconocimien-to»
en tiempos de paz. El intercambio es confirmación de sí. La transacción económica y moral.
La intersubjetividad.

2–.La Dialéctica del Amo y del Esclavo en Hegel. El sentimiento de sí, la certeza subjetiva
y la verdad objetiva: la Autoconciencia, el Para sí. El Yo natural y el Deseo animal. El Yo
como vacío y el contenido como negación de lo dado. La realidad objetiva y subjetiva. El
Deseo como acción, negación y supresión. La destrucción material y la superación dialéc-
tica. La asimilación y la interiorización. El Deseo humano como trascendencia de lo dado:
el Deseo de otro Deseo. De la relación con el mundo natural a la relación con el Otro. La
intersubjetividad. La conservación de la vida como valor del deseo animal y el prestigio
como valor de la Autoconciencia. La lucha a muerte por el reconocimiento es el intento de
imponerse al otro como «valor supremo». El reconocimiento como matriz constitutiva de la
subjetividad y sus formas históricas. De cómo el interés particular se hace general al hacer-
se reconocer por el Otro. La certeza subjetiva como saber íntimo de la propia existencia
humana y la verdad objetiva como su confirmación por el otro. La reciprocidad y la asime-
tría. Amo y Esclavo: la Dominación. ¿Por qué retrocede el Esclavo? El miedo a la muerte
biológica y a la muerte subjetiva. La renuncia al propio valor y la asunción del valor del otro
como propio: “El Esclavo adopta el punto de vista del Amo”, la identificación con el
Dominador, la figura del Amo como ideal y la interiorización de la dominación. El someti-
miento como imposición por la fuerza o como reconocimiento de la legitimidad: “El Escla-
vo hace sobre sí lo que el Amo quiere hacerle”. La complicidad. El temor, la deuda y la
angustia como motores subjetivos de la reproducción de la dominación. La lucha se pro-duce
en el terreno de los afectos. Formas del desconocimiento. La salida del Esclavo es el trabajo.
El trabajo al servicio del Otro. La represión del deseo y la demora de la satisfac-ción. El goce
del Amo. La libertad interior y el sometimiento exterior: el Estoico.

Bibliografía de Teóricos

–. Kojeve, A., La Dialéctica del Amo y del Esclavo, Bs. As., Ed. Fausto, 1999.
–. Ricoeur, P., “La lucha por el reconocimiento y la economía del don” (Conferencia).

Biliografía de Prácticos

–. Mauss, M., “Introducción”; “Capitulo I”, “Capitulo II” [Fragmento pp. 138-186] Ensayo
sobre el Don. Forma y función del intercambio en las sociedades arcaicas, Katz., Bs. As.,
2009.
–. Lefort., C., “El intercambio y la lucha de los hombres”, en Las formas de la historia.
Ensayos de antropología política, D.F., Fondo de Cultura Económico, 1988
‒. Combes, H., “A manera de conclusión: pensar el intercambio en política”, en Revista
Desacatos, No. 36, México, May-Ago., 2011.

Bibliografía complementaria

‒. Honneth, A., “Reconocimiento y obligaciones morales”, en Revista Estudios Políticos,


No.14, Medellín, Enero-Julio, 1999.

■ Unidad 2: la dominación simbólica y la adhesión al juego social como transacción: el


habitus y la incorporación.

La dominación simbólica: formas de adhesión, legitimación y naturalización de la domina-


ción: «los dominados contribuyen, unas veces sin saberlo y otras a pesar suyo, a su propia
dominación». La complicidad. La dominación desde una teoría de la práctica. El habitus
como incorporación de la objetividad social y como creencia corporal. Reconocimiento
práctico y adhesión dóxica. La lógica de la práctica y el cálculo conciente: lo prerreflexivo y
la conciencia explícita. Aportes de la fenomenología: el cuerpo propio, el hábito y la in-
tencionalidad operante. La transgresión intencional y la intersubjetividad. El esquema cor-
poral. La interiorización de la dominación. Las aspiraciones subjetivas y la identificación.
La dominación adquiere la forma de las emociones corporales: culpa, amor, admiración,
respeto. La pasión de los dominados. La illusio, la libido y la investidura afectiva como
compromiso con los sentidos sociales. La dominación simbólica como transmutación de re-
laciones objetivas en relaciones afectivas: fidelidad, deuda, respeto. Estructuras objetivas y
subjetivas de la dominación: la autolimitación. Habitus primario y habitus específico. “Au-
nar esfuerzos con el psicoanálisis”: el apuntalamiento de la pulsión sexual en la pulsión de
autoconservación. La “introducción del narcisismo” en la teoría social. Narcisismo origina-
rio o primario. La renuncia de las investiduras originarias del ámbito familiar y las apuestas
a las investiduras del campo. La represión y las adhesiones inconcientes a la dominación.
Solapamiento de la lógica libidinal y la dinámica social. La búsqueda de reconocimiento
como motor de las investiduras al juego social. La transacción y el capital simbólico como
capital de reconocimiento: gloria, honor, reputación. Las estrategias del habitus y el «perse-
verar en el propio ser». La reproducción y transformación de las prácticas.

Bibliografía de Teóricos

–. Bourdieu, P., “Estructuras, habitus, prácticas, en El sentido práctico, Siglo XXI, Bs. As.,
2007.
–. Bourdieu, P., “Violencia simbólica y luchas políticas”, en Meditaciones pascalianas,
Anagrama, Barcelona, 1998.
–. Merleau-Ponty, M., “La espacialidad del cuerpo propio y la motricidad” en Fenomeno-
logía de la percepción, Fondo de Cultura Económico, México, 1957. (Fragmento).
–. Merleau-Ponty, M., “La percepción del prójimo en el niño”, en Psycholigie et pédagogie
de l’enfant: Cours de Sorbonne 1949-1952. (1era Parte). Traducción de cátedra.
‒. Laplanche, J., “El orden vital y la génesis de la sexualidad humana” en Vida y muerte en
psicoanálisis, Bs. As., Amorrortu, 2001.
‒. Freud, S., “Introducción del narcisismo”, en O.C., XIV (1914-1916), Bs. As., Amorrortu,
2006.

Bibliografía de prácticos

–. Bourdieu, P., “Los modos de la dominación”, en El sentido práctico, Siglo XXI, Bs. As.,
2007.
–. Bourdieu, P., “La creencia y el cuerpo”, en El sentido práctico, Siglo XXI, Bs. As., 2007.
–. Bourdieu, P., “Esperanzas subjetivas y oportunidades objetivas”, en Argelia 60, Bs. As.,
Siglo XXI, 2006
–. Bourdieu, P., “Las contradicciones de la herencia”, en La miseria del mundo, Fondo de
Cultura Económico, Bs. As. 2007.
‒. Bourdieu, P., “Prefacio” a Lazarsfeld, P, Jahoda, M., Zeisel, H., Les chômeurs de
Marienthal, Ed. de Minuit, París, 1981. (Traducción de cátedra)

Bibliografía complementaria

‒. Merleau-Ponty, M., “El fenómeno de la imitación”, en Psycholigie et pédagogie de


l’enfant: Cours de Sorbonne 1949-1952. Traducción de cátedra.
‒. Bleichmar, S., “Producción de subjetividad y constitución del psiquismo”, en El des-
mantelamiento de la subjetividad. Estallido del Yo, Ed. Topía, Bs. As., 2010.

■ Unidad 3: Imaginación e imaginario: la indisociabilidad de sujeto y sociedad

La noción de imaginación e imaginario en Castoriadis. Diferencias entre imaginación canó-


nica, imaginación segunda e imaginación radical. “Psique y sociedad son irreductibles e
indisociables”: condiciones subjetivas de la heteronomía y la autonomía. La transacción: “la
psique se alimenta de sentido”. El flujo incesante e indisociable de representaciones, afectos
e intenciones y el imaginario social instituyente. Socialización y psicogénesis: re-presión,
sublimación e identificación. La “sublimación ampliada” como investidura de los valores
sociales. La renuncia a los sentidos privados y la interiorización de las significacio-nes
sociales. Mundo privado y mundo común. La mónada psíquica como núcleo originario del
sujeto, el narcisismo primario y la certeza subjetiva: “el egocentrismo imposible de
erradicar”. La ruptura violenta del mundo monádico y la aparición del otro: la lucha de las
omnipotencias y el reconocimiento. La identificación con el colectivo y el sustituto de la
omnipotencia perdida: la participación en los proyectos políticos y la crisis de los polos
identificatorios. El resto no socializado de la psique y el sentido singular junto a las signi-
ficaciones sociales: la vuelta a la omnipotencia. La satisfacción alucinatoria en Freud, el
principio de placer y la fantasía: más allá del principio de realidad. La compensación ima-
ginaria: la psique invierte la situación a su favor. La amenaza real y fantaseada: la puesta en
forma. La creación ex nihilo y las fantasías originarias. Relación entre pulsión y represen-
tación. Los destinos de pulsión. El placer de representación y la desfuncionalización de la
imaginación. El inconciente y la regulación por el discurso del Otro. El inconciente calcula.
Las significaciones imaginarias sociales y la institución imaginaria de la sociedad: la insti-
tución, la remisión y la sedimentación en lo histórico-social. El magma de significaciones y
la dimensión conjuntista-identitaria.

Bibliografía de Teóricos

–. Castoriadis, C., “Lo imaginario: la creación en el dominio histórico social” en Los


dominios del hombre, Barcelona, Ed. Gedisa, 1998.
–. Castoriadis, C., “Las raíces psíquicas y sociales del odio”, en Figuras de lo pensable, Bs.
As., Fondo de Cultura Económico, 2001.
‒. Bleichmar, S., “De la autopreservación de sí mismo al cuidado del semejante”, en La
construcción del sujeto ético, Bs. As., Paidós, 2016.
–. Freud, S., “Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico”, en O.C. Vol. XII,
Bs. As., Amorrortu, 2004.

Bibliografía de prácticos

–. Castoriadis, C., “Psicoanálisis y política”, en El mundo fragmentado, Bs. As., Caronte,


1993.
–. Castoriadis, C., “Nuevamente sobre psique y sociedad”, en Figuras de lo pensable, Bs.
As., Fondo de Cultura Económico, 2001.
–. Castoriadis, C., “Las raíces psíquicas y sociales del odio”, en Figuras de lo pensable, Bs.
As., Fondo de Cultura Económico, 2001.

■ Unidad 4: La doble verdad de los intercambios simbólicos: ¿cómo se producen las


adhesiones políticas?

Interés y desinterés en los intercambios simbólicos: interés particular e interés general. Lo


reprimido y lo conciente: la renuncia al interés particular y la satisfacción a través de lo ge-
neral. La doble verdad de los intercambios: la perspectiva objetiva y subjetiva. Estructura y
vivencia. Debate entre Mauss y Levi-Strauss. El desinterés del don y la espera interesada: la
desilusión. Lo universal como condición de la dominación. De cómo se construye fideli-dad
a través de los intercambios. Los eufemismos prácticos y la (de) negación en Bourdieu. La
práctica como síntoma y como formación de compromiso. La negación (Verneinung) en
Freud como defensa frente al deseo. Los modos en que lo inconciente accede a la concien-
cia. El repudio (Verleunung) de la realidad para conservar el deseo: “ya lo sé…pero aún así”.
La fantasía y el inconciente. El «saber» y el «no querer saber» la verdad del intercam-bio. El
tabú de la explicitación: lo que no puede ser dicho. Los comportamientos ambiguos:
conservar y abandonar a la vez. El clientelismo como intercambio simbólico direccionado.
Análisis etnográficos de la dominación: el clientelismo político y la negación de la lógica del
interés económico. El habitus clientelar. La “transacción fundacional” y el lazo durade-ro: la
gratuidad y la gratitud. Voluntad y obligación coexisten. ¿Favores por votos? «Dar es
poseer». De cómo la asimetría del intercambio material se intenta equilibrar con afecto.
Cálculo moral, transacción y reconocimiento: la philía: la lucha es afectiva. La construc-ción
de la legitimidad del vínculo. “Después de todo lo que hicimos por vos…”, deuda, cul-pa y
obligación moral: los imperativos afectivos. El “sacrificio” en la política como desin-terés
interesado. El lugar del portavoz en la constitución del grupo. Del malestar no formu-lado a
la puesta en palabras.

Bibliografía de Teóricos

–. Bourdieu, P., “¿Es posible un acto desinteresado?”, en Razones prácticas, Barcelona,


Anagrama, 1997.
–. Freud, S., “La negación”, en O.C. Vol. XIX, Bs. As., Amorrortu, 2004.
–. Freud., S., 23ª Conferencia: Los caminos de la formación del síntoma”, en O.C., XVI, Bs.
As., Amorrortu, 2004.
–. Mannoni, O., “Ya lo sé, pero aun así…”, en La otra escena. Claves de lo imaginario, Bs.
As., Amorrortu, 2006.

Bibliografía de prácticos

–. Bourdieu, P., “La economía de los intercambios simbólicos”, en Razones prácticas, Bar-
celona, Anagrama, 1997.
‒. Bourdieu, P., “El misterio del ministerio. De las voluntades particulares a la «voluntad
general», en Loïc Wacquant, El misterio del ministerio. Pierre Bourdieu y la política
democrática, Barcelona, Gedisa, 2007.
‒. Bourdieu, P., “Clase del 1 de Febrero de 1990”, en Sobre el Estado. Cursos en el Collége
de France (1989-1992), Barcelona, Anagrama, 2014.
–. Vommaro, G., Quiróz, J., ‘“Usted vino por su propia decisión’: repensar el clientelismo en
clave etnográfica”, en Desacatos, núm. 36, 2011.

Bibliografía complementaria

–. Auyero, J., “Clientelismo político en Argentina: doble vida y negación colectiva”, en


Perfiles Latinoamericanos, núm. 20, pp. 35-52.
–. Ferme, F., “Intercambios simbólicos y dominación”, Material de cátedra.
–. Mariscal, C. (2017) “Fragmentos de una crisis simbólica, Ni una menos”, (Material de
cátedra, en prensa).
–. Bourdieu, P., “La huelga y la acción política”, en Cuestiones de Sociología, Madrid, Akal,
2011.
–. Butler, J., “Política de género y el derecho a aparecer”, en Cuerpos aliados y lucha política.
Hacia unateoría performativa de la asamblea, Bs. As, Paidós, 2017

■ Unidad 5 Las fuentes subjetivas del poder: la renuncia al deseo y a la agresión

“Las raíces del poder se hunden en la profundidad de la subjetividad”. El problema del po-
der en Freud. La interpretación de Rozitchner. Las formas de la dominación política y la
configuración política de sus adeptos. “¿Porqué los hombres anhelan la servidumbre?”. La
instauración de la matriz despótica y la distancia interior: el duelo edípico como drama fun-
dador de la subjetividad. De la sexualidad infantil al período de latencia: la inscripción de la
Ley y la moral. El sepultamiento del complejo de Edipo: la frustración y la amenaza. Lu-gar
de la amenaza real y de la fantasía. La denegación de la satisfacción es desconocimien-to y
la amenaza es a la pérdida del amor de los padres. El conflicto entre la investidura nar-cisista
y la investidura de objeto: miedo a perder el ser por desear: la renuncia al objeto de deseo y
el fundamento del sometimiento. La transacción: renuncia y adhesión. El obstáculo a la
satisfacción y el padre como rival: la lucha es a muerte. La eliminación del obstáculo:
realidad o fantasía. La rebeldía originaria y el enfrentamiento con el rival. La asimetría de
fuerzas. La eliminación imaginaria del otro y la inversión de la situación a su favor: ¿asesi-
nato del padre o supresión dialéctica? La solución fantaseada es el fundamento de la domi-
nación: la identificación con el represor. La autoridad del padre se introyecta en el yo. La
instauración del superyó y el ideal del yo como herederos del complejo de Edipo. La agre-
sividad hacia el rival es dirigida contra uno mismo. “La detención de la agresión por la
culpa”. De porqué el Esclavo retrocede. La expropiación de la agresividad como método de
dominación social. La culpa real por un hecho fantaseado detiene la transformación. Mie-do,
culpa y angustia. Los sentimientos inconcientes y la necesidad de castigo: su prolon-gación
política como conductas de fracaso. El operador social como modelo de transacción social:
la figura que conglomera fuerzas contradictorias. La canalización de la agresión y el deseo
reprimidos. ¿Quién ocupa el lugar del Ideal del yo? La ratificación exterior de la dominación
interiorizada. La satisfacción inmediata y la postergación de la satisfacción. Formas de la
transacción: formas de intercambio.

Bibliografía de teóricos

‒. Freud, S., “La identificación”, Psicología de las masas y análisis del yo, en O.C., Vol.
XVIII, Bs.As., Amorrortu, 2006.
–. Freud, S., “El sepultamiento del complejo de Edipo”, en O.C., Vol XIX., Bs. As., Amo-
rrortu, 2006.
‒. Bleichmar, S., “Revisión del complejo de Edipo y su relación con la constitución del
superyó”, en La construcción del sujeto ético, Bs. As., Paidós, 2016.

Bibliografía complementaria
–. Freud, S., “31a Conferencia: La descomposición de la personalidad psíquica”, en O.C.,
Vol. XXII, Bs. As., Amorrortu, 2004.
‒.Freud, S., El malestar en la cultura, (Selección del punto V al VIII), en O.C., Vol XXI, Bs.
As., Amorrortu, 2006.

Bibliografía de prácticos

–. Rozitchner, L., “Del duelo a la política: Freud”, en Perón; entre la sangre y el tiempo. Lo
inconsciente y la política, Bs. As., Biblioteca Nacional, 2012.
‒. Rozitchner, L., “La política que excluye la guerra”, en Perón; entre la sangre y el tiem-po.
Lo inconsciente y la política, Bs. As., Biblioteca Nacional, 2012. (Fragmento pp. 356 a 368).

Prof. Federico Ferme

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