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I.

La Historia de Grecia

El mundo antiguo “[...] el Estado es un hecho natural, [...] el hombre es naturalmente sociable, y [...] el
que vive fuera de la sociedad por organización y no por efecto del azar es, cierta-
grecorromano mente, o un ser degradado, o un ser superior a la especie humana [...].
La naturaleza arrastra, pues, instintivamente a todos los hombres a la asociación
Una guía para su abordaje política. El primero que la instituyó hizo un inmenso servicio, porque el hombre,
que cuando ha alcanzado toda la perfección posible es el primero de los anima-
les, es el último cuando vive sin leyes y sin justicia. En efecto, nada hay más mons-
truoso que la injusticia armada [...] La justicia es una necesidad social, porque el
derecho es la regla de vida para la asociación política, y la decisión de lo justo es
Tomo 2 lo que constituye el derecho.” Aristóteles, Política, I (1962:23-24)

Mundo griego
Los descubrimientos arqueológicos y los avances de las diversas Ciencias So-
ciales han transformado la visión que se tenía hasta el siglo XIX de la historia griega,
tanto porque se han abierto al conocimiento tiempos y espacios de los que antes
no se sabía casi nada, como porque han cambiado las miradas, los enfoques y los
temas de mayor interés.
El avance en el conocimiento exige que hoy una Historia del área se abra con la
María Leonor Milia consideración de las antiguas sociedades del Egeo: la primera de ellas, la civiliza-
Claudio Horacio Lizárraga ción minoica o cretense, que –más allá de las incógnitas aún no dilucidadas– muestra
indudables signos de intercambios culturales con el Cercano Oriente; la segunda,
la civilización micénica, ya claramente protogriega, pero en cuyas estructuras
Incluye artículos de: palaciales también se advierten sorprendentes analogías con algunas ciudades
Nélida Diburzi mesopotámicas.
Fabiana Alonso
Más que la gran cesura que se produce con el derrumbe de estas civilizaciones
Silvia Calosso
Edgardo Blumberg
del Egeo, y de la llamada Época oscura que sigue a las mismas, el gran tema de la
Andrea Raina historia griega es la polis, una modalidad peculiar dentro de un tipo más amplio: la
Eduardo Matías Fischer ciudad-Estado antigua.
Roberto Matías Vicentín La polis sigue un proceso –que varía según los casos– desde su emergencia en
el siglo VIII hasta los tiempos arcaicos y clásicos. A partir de la conquista macedónica
y la época helenística, pierde una de sus notas esenciales: su autonomía plena.

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Sin embargo, en el Mediterráneo oriental y sus tierras adyacentes, la palabra 2. La civilización cretense o minoica
sigue designando a la ciudad, no ya independiente, pero sí responsable de dirigir
–a través de sus instituciones políticas– sus propios asuntos. “Minos, rey de Creta, estaba casado con Pasifae, hija del Sol, que experimentó una
Y sobre todo, la ciudad sigue siendo para el imaginario de los antiguos el ámbito pasión antinatural por un toro que había surgido del mar. Ella pidió ayuda a Dédalo,
necesario de la civilización. artesano de ascendencia divina, que construyó un artilugio que le permitía tener
También lo es para los romanos y para todo el inmenso territorio puesto bajo su relaciones sexuales con la bestia. Pasifae, luego, dio a luz un monstruo, mitad hom-
autoridad. Roma es finalmente, no sólo el nombre de la mayor ciudad del mundo bre, mitad toro, llamado Minotauro. Por orden del rey, Dédalo construyó un laberin-
antiguo, sino el del Imperio por ella construido, todo el cual queda simbólica e ideo- to en el que estaba albergado el monstruo, y cada año los atenienses, que eran
lógicamente incluido y representado en el concepto de civilización. Más aún: Roma súbditos de Minos, tenían la obligación de proporcionar siete jóvenes y siete don-
será la Civilización. cellas para alimento del Minotauro. Teseo, el joven hijo del rey ateniense, conven-
ció a su padre para que lo incluyera en el lote anual de víctimas. Cuando Teseo
llegó a Creta, se enamoró de él la hija de Minos, Ariadna, quien le entregó el ovillo
1. La ampliación del horizonte de hilo que le permitió no perderse en el laberinto y con cuya ayuda Teseo mató al
del conocimiento histórico en el área egea Minotauro. La pareja luego huyó a la isla de Naxos. Allí Teseo abandonó a Ariadna
Hasta fines del siglo XIX los inicios de la historia de Grecia se remontaban al le- y el dios Dionisos la encontró y se casó con ella.” (Finley, 1987:53)
gendario pasado homérico. Por su contenido mítico, esos comienzos no podían ser
precisados temporalmente, pero a la vez constituían una protohistoria, el pasado El relato mítico y los restos arqueológicos del palacio de Cnosos (inclusive su
de la polis. Así es que los descubrimientos arqueológicos a los que hemos hecho plano) nos invitan rápidamente a pensar en el Minotauro, el laberinto y su leyenda.
mención han permitido llevar más atrás en el tiempo los orígenes de la historia helena. Pero el palacio de Cnosos es solamente el mayor de la isla. Desde los descubri-
Pero, fundamentalmente, han permitido redescubrir sociedades desconocidas hasta mientos de Evans a fines del siglo XIX, los hallazgos se han visto notablemente
por los propios griegos de los tiempos clásicos. incremen-tados, así es que una importante cantidad de palacios forman parte en la
Después del 2500 a. C. aproximadamente, comenzaron a entrar desde el norte – actualidad del conjunto arqueológico que atestigua a la que conocemos como Civi-
al territorio que mucho más tarde será llamado “Grecia”–1 los primeros grupos de lización minoica. Algunos de estos centros palaciales reciben nombres actuales, ya
lengua indoeuropea, provenientes del interior del continente; sabemos que habla- que en época clásica no existían tales asentamientos y no se tenía conciencia y re-
ban un protogriego, conocían el bronce y domesticaban el caballo. cuerdo de los mismos: Zacros, Malia, Festo, Cania, Gortina, Mirtos, entre otros tantos.
No ingresaban a un área vacía, sino a tierras ya ocupadas por una población pre- En su conjunto, las características de los testimonios arqueológicos han permiti-
helénica. En la Grecia propiamente dicha encontraron a los que luego serían llama- do fijar una cronología que básicamente contempla dos grandes períodos:
dos pelasgos, carios y lélegos, unos en un estadio neolítico, otros ya conocedores •Período palacial primitivo (c. 2000 a. C.- 1700 a. C.)
del cobre. A partir de este primer choque se formará –a través de un proceso que no •Período palacial tardío (c. 1700 a. C.- 1400 a. C.)
podemos reconstruir– la civilización micénica, cuyos primeros indicios pueden
fecharse arqueológicamente en torno al 1600/1500 a. C. Pero si bien la arqueología nos permite, desde el punto de vista material, esta-
En Creta, donde arriban más tarde, encontrarán una civilización mucho más an- blecer y precisar diferencias que manifiestan cambios en la técnica, en la pintura,
tigua: la cretense o minoica. Seguramente, la cercanía y la relativa facilidad de en la cerámica, en la construcción, siempre resulta necesario distinguir entre el
navegación en el Egeo habían posibilitado desde un poco antes los contactos, el desarrollo histórico y la evolución de las formas arqueológicas, ya que no es correc-
mutuo conocimiento y las ambiciones. to suponer que los cambios materiales y tecnológicos se correspondan mecánica-
mente con transformaciones de carácter social, económico o político que no siem-
pre pueden ser detectados con claridad.
Por ello, desde el punto de vista histórico nos preguntamos: ¿cuál fue la socie-
dad que hizo posible y que sostuvo en un período prolongado de tiempo este tipo
de construcciones?, ¿quiénes eran sus constructores?, ¿qué se puede saber acer-

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ca de su origen?, ¿qué modos de organización de la vida social lograron?, ¿cuáles como también el tipo de objetos encontrados en el interior de los palacios nos
fueron los factores que provocaron finalmente su derrumbe? hablan de una sociedad que no ha tenido que afrontar la amenaza de algún pe-
El origen de la civilización minoica desde el punto de vista etnológico sigue sien- ligro exterior, ajeno a la isla, pero tampoco del propio interior, aun cuando mu-
do uno de los grandes interrogantes sobre los que no es posible acertar en una única chos palacios se ubicaban en proximidad unos de otros, e incluso algunos de
respuesta. Las hipótesis no son pocas y difieren en sus consideraciones. Por un lado, ellos mantenían una posición de mayor importancia como puede haber sido el
aquellas que sostienen que es posible pensar en el parentesco con alguno de los caso de Cnosos.
pueblos conocidos del Cercano Oriente; por otro, las que postulan que los creten- Cabe preguntarse acerca de los factores que incidieron en la destrucción de
ses son herederos directos de los habitantes neolíticos de la isla, que habrían llega- estos palacios, tanto para el 1700 a. C. (en coincidencia con la erupción del volcán
do a la misma hacia el 6000 a. C. También las que consideran válido pensar que de la isla de Thera-Santorini), como para la destrucción final hacia el 1400 a. C.
además del desarrollo autóctono se fueron incorporando los aportes culturales de respecto de la cual no han quedado evidencias claras de que haya sido llevada a
los diferentes pueblos que pudieran haber llegado a la isla. cabo por la violencia o la incursión de invasores continentales.
En lo que respecta a su organización, no podemos dudar de que se trata de una Finalmente resta plantear un interrogante más: ¿es posible decir que la cultura
sociedad que ordena los distintos aspectos de la vida social en torno al palacio. Y minoica con sede en la isla de Creta se haya expandido hacia el conjunto de las
si bien en este punto también el silencio de las fuentes escritas nos impone límites, islas y costas del mar Egeo? Y en ese caso: ¿qué carácter tuvo esa expansión?
las posibilidades de establecer algunas semejanzas y comparaciones nos permi- Indudablemente esta civilización alcanzó un período de esplendor en el Palacial
ten arribar a algunas conclusiones. Tardío, durante el cual, gracias a sus contactos, fue posible llevar su presencia cul-
El palacio aparece a la vez como un centro político, económico y religioso. La tural a todo el Egeo. A lo largo de esta etapa las Cícladas recibieron paulatinamen-
distribución de una gran cantidad de habitaciones en forma de colmena y que te una fuerte influencia de Creta, al igual que la Grecia continental.
muestran al observador la apariencia de un laberinto, refiere a la incorporación, en Pero esta expansión debe ser considerada solamente en el plano de lo cultural
etapas sucesivas, de depósitos que tenían como objeto almacenar durante algún y de las relaciones comerciales, ya que no es posible sostener más aquellas hipó-
tiempo distintos tipos de productos y mercaderías, los que, en su entrada y salida tesis que afirmaban un predominio de Creta sobre el resto de los pueblos del Egeo.
del palacio, eran debidamente registrados a través del sistema de escritura elabo- Fue el propio Arthur Evans quien postuló la teoría de lo que denominó la Talasocracia
rada a esos fines. minoica, trasladando erróneamente el modelo del imperio inglés del XIX a una rea-
Pero también pueden identificarse claramente en el interior de los palacios los lidad tan distante y diferente como la cretense del segundo milenio a. C.2
ámbitos destinados a ceremonias religiosas, como también aquellos que tenían como
objeto establecer las jerarquías para el ejercicio del poder: la denominada sala del
trono en el palacio de Cnosos es un ejemplo de ello. 3. La civilización micénica
Los motivos representados en las pinturas y los frescos hallados en el interior de Los restos arqueológicos nos hablan de una sociedad bastante diferente de la
los palacios cretenses nos dan una idea del profundo conocimiento que los habi- minoica.
tantes de la isla tenían acerca del mar y de las técnicas de navegación. Al mismo Si bien hemos ubicado alrededor del 2000 a. C. la entrada de aquellos pueblos
tiempo dan cuenta, junto a otros hallazgos tales como cerámica minoica encontra- que, junto a los primeros habitantes de la península, darían origen a la civilización
da en las Islas Cícladas y en Egipto, de la red de relaciones de intercambios (posi- micénica, será recién a partir del 1600 que esta asimilación cultural comenzará a
blemente de carácter diplomático) establecida con otros pueblos. mostrar sus primeras manifestaciones.
En el aspecto religioso es importante destacar la relación con las fuerzas de la El desenterramiento de Micenas por parte de Schliemann fue lo que le llevó a
naturaleza; son abundantes los lugares de culto al aire libre o en las grutas y las repre- darle el nombre a esta civilización, tomando como referencia el papel protagónico
sentaciones de tipo zoomórfico, entre las que el toro adquiere un lugar central. que a esa ciudad y a su rey Agamenón les fuera asignado por Homero en sus rela-
Hay un aspecto que no es posible dejar de señalar: los palacios carecen de tos sobre la guerra de Troya.
fortificaciones. Esto ha llamado la atención a más de un estudioso, sobre todo si No obstante las referencias legendarias, no hay evidencias de que Micenas en-
se los compara con los palacios de la Grecia continental o la misma ciudad de cabezara en la realidad una confederación de ciudades de aquellos tiempos, ni
Troya. En general, las representaciones artísticas y las formas arquitectónicas, que hubiera ejercido algún poder hegemónico en el área egea.

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Micenas, en la Argólide, fue un importante centro de riqueza y poder, pero no el y un personal numeroso, jerárquicamente ordenado desde los esclavos hasta el rey
único, ya que la Grecia central y meridional fue el escenario de un importante nú- en la cúspide, relacionándose, cada estrato social en los textos disponibles, con una
mero de palacios con características semejantes, entre ellos: Pilos en Mesenia, Tebas, función (tanto militar y religiosa como económica) o con una posesión de tierra, o
Glá y Orcómenos en Beocia y Tirinto también en la Argólide. ambas a la vez. [...] todo lo cual revela una operación masiva de redistribución, en la
En general, los testimonios arqueológicos dan cuenta de una civilización guerre- que todo el personal y todas las actividades, todos los movimientos de personas y
ra: la presencia de importantes murallas construidas con el propósito de la defensa mercancías, por así decir, estaban fijados administrativamente. [...] Semejante red de
de ataques externos es una muestra de ello. Pero a la vez las distintas formas de actividad centralizada requiere registros; con más precisión, registros del modo que
enterramiento, ya se trate de las tumbas de los denominados círculos A o B, o de las los tenemos en las tablillas, y con los mínimos detalles” (1984:233-234).
más recientes, conocidas como tumbas de tholos, son testimonios de la existencia El palacio como conjunto arquitectónico es el centro alrededor del cual giran y
de una nobleza de tipo militar. En la forma de su construcción y disposición existe se desenvuelven los diferentes aspectos de la vida social: su función es religiosa,
la intención de delimitar un espacio sagrado para los muertos, a la vez que los dife- política, militar, administrativa y económica a la vez:
rentes objetos de bronce y oro depositados en las mismas dan cuenta de la distin-
ción de una jerarquía social de estatus y poder que se inmortaliza y perpetúa más “En este sistema de economía que se denomina palatina, el rey concentra y reúne
allá de la muerte. Asimismo, los enterramientos presentan la colocación de losas en su persona todos los elementos del poder, todos los aspectos de la soberanía.
verticales, denominadas estelas funerarias, que tenían como objetivo indicar las Por intermedio de sus escribas, que constituyen una clase profesional enraizada
tumbas por medio de representaciones militares, de animales y cacerías. en la tradición, merced a una jerarquía compleja de dignatarios de palacio y de
En suma, el conjunto de las evidencias arqueológicas nos acerca a un tipo de inspectores reales, el rey controla y reglamenta minuciosamente todos los secto-
organización social con una marcada estratificación y la presencia de una nobleza res de la vida económica, todos los dominios de la actividad social.” (Vernant,
guerrera que concentra el poder político y militar. 1992:36) 3
Un adelanto muy importante en el desarrollo de las investigaciones de esta área
permite aportar más datos al respecto, y es el que se produce a partir de 1952, La información procedente de las tablillas –si bien fragmentaria– ha planteado
cuando John Chadwick y Michael Ventris descifraron la escritura Lineal B (conjun- numerosos problemas de interpretación y polémicas acerca del tipo de sociedad
to de signos que Evans había identificado y a la vez diferenciado del Lineal A cre- de la que dan cuenta.
tense). Su punto de partida fue la hipótesis de que la lengua expresada en Lineal Al respecto, frente a posturas que creyeron ver al mundo micénico como “feudal”
B era un protogriego, lo cual indicaría la llegada de elementos de origen conti- o “esclavista”, Moses Finley señaló –a partir del momento en que comenzaron a
nental inicialmente ágrafos. Al mismo tiempo, se plantean otros problemas: cuál publicarse los resultados del desciframiento– que para establecer el sentido de la
habría sido la lengua expresada en el Lineal A y cuál la función de la escritura en información que estaba saliendo a la luz, más bien había que mirar hacia la organi-
estas sociedades. zación característica de las antiguas ciudades mesopotámicas o sirias, anteriores
El desciframiento permitió el acceso a los archivos de los palacios micénicos. en el tiempo, pero con ciertos rasgos estructuralmente análogos.
Las tablillas con este tipo de escritura fueron todas encontradas entre las ruinas El concepto propuesto por Finley, el de economía de palacio (ya utilizado por
de palacios, lo cual para Finley es “[…] un hecho arqueológico de importancia bási- otros estudiosos como una herramienta de análisis en el Cercano Oriente) posibili-
ca, pues lleva a la hipótesis de que estamos ante una economía de palacio, de gran ta acercarse a la comprensión de la lógica organizativa de las ciudades micénicas,
alcance y muy organizada, de un tipo muy bien atestiguado y documentado en todo establecer comparaciones y, a la vez, detectar sus caracteres específicos.
el Oriente Próximo antiguo. Tal economía se desconocía en Grecia después de la Al respecto resulta significativo el concepto de redistribución derivado del plan-
caída de Micenas, y como es bastante lógico, también se desconocían los archivos teo de Polanyi. El palacio recibe, controla y custodia los bienes producidos por la
y textos administrativos de este carácter, y las estructuras palaciegas amplias y com- comunidad (cereales, ganado, metales, lanas, etc.) y los reasigna en función de las
plicadas, con sus grandes almacenes y dependencias de archivos. […] los registros necesidades del poder y de las jerarquías sociales. Igualmente tiene autoridad sobre
palaciegos comprendían agricultura y pastoreo; un gran surtido de procesos produc- las tierras y los mecanismos para asignar o confirmar su tenencia a la nobleza gue-
tivos especializados; almacenamiento de provisiones de tal variedad y cantidad que rrera, a los dioses, o al damos (la comunidad campesina).
excede las necesidades del mero consumo de un palacio, en su sentido restringido; El análisis comparativo prudente y rigurosamente utilizado permite al historia-

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dor interpretar los datos que posee, a la luz del conocimiento de otras sociedades
(que le sugieren las relaciones posibles), pero sin perder de vista las diferencias. 4
Por otra parte, la presencia del palacio como estructura organizativa en las épo-
cas minoica y micénica sugiere también la existencia de tempranos intercambios
en el área del Mediterráneo oriental y sus tierras aledañas, lo que contribuye a
desdibujar la oposición en otros tiempos vista como irreductible entre Oriente y
Occidente. 5
Debemos recordar, por último, que las tablillas sobrevivieron gracias a los incen-
dios de los palacios y que, en consecuencia, tanto la información contenida en ellas
como el conjunto de los testimonios nos acercan una imagen del momento de la
destrucción de aquéllos, que fueron cayendo uno tras otro alrededor de 1200 y 1100
a. C., para cuya explicación carecemos de información suficiente.
De hecho, el súbito y repentino hundimiento de la cultura micénica es algo que
no ha dejado de intrigar a historiadores y arqueólogos. Se trata de uno de los pro-
blemas que más atrae la atención de los historiadores de la antigüedad y para el
que los interrogantes sobrepasan a las respuestas posibles, pero que, sin embar-
go, dejan planteado el desafío de acercarse a él con las herramientas teóricas y
conceptuales más adecuadas. Una explicación de tipo multifactorial exigiría exa-
minar las diferentes hipótesis planteadas al respecto, analizar las posibles líneas
de fractura interna de esta sociedad, y establecer las relaciones necesarias.

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