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Kintsukuroi,

Cicatrices que nos recuerdan de dónde venimos

Mariana Alejandra Aponte Galeano.


Mayo 2019.

Colegio Bilingüe Richmond.


Senior Independent Project
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Índice

1. ESTADO DE LA CUESTIÓN 1
1.1. Una mirada histórica 1
1.2. Algunas miradas teóricas 6
2. OBJETIVOS 9
3. JUSTIFICACIÓN 10
4. MARCO TEÓRICO 12
4.1. Hagamos memoria… 12
4.2. ¿Pero qué es memoria histórica? 19
4.2.1. Un derecho fundamental 21
4.2.2. La memoria: individual o colectiva 23
4.2.3. Historia y memoria ¿son lo mismo? 24
4.2.4. Halbwachs y la memoria histórica 26
4.2.5. La memoria histórica en Colombia 27
4.3. Hacia una paz duradera 30
4.4. Educación para la paz 33
4.4.1. Marco legal 35
5. DISEÑO METODOLÓGICO 38
6. ANÁLISIS 40
7. REFLEXIÓN FINAL Y CONCLUSIONES 48
8. LISTA DE REFERENCIAS 51
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Índice de cuadros

Tabla 1
Etapas de violencia y paz a lo largo de la historia 32

Tabla 2
Unidades catedra para la paz 42

Tabla 3
Contextos catedra para la paz 43
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Índice de figuras e ilustraciones

Figura 1
Resultados del plebiscito 15

Figura 2
Balance del conflicto armado 17
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RESUMEN ABSTRACT

El presente trabajo de investigación se The present research work has as its main

plantea como objetivo principal, analizar el objective, to analyze the role of the

papel de la construcción de la memoria construction of historical memory in

histórica en la educación, para entender el education, to realize the process of

proceso de comprensión de la paz en el marco understanding peace in the context of the

del posconflicto colombiano. A su vez, Colombian post-conflict. In turn, it exposes

expone el resultado de un recorrido the result of a bibliographic journey through

bibliográfico por los principales aspectos del the main aspects of the internal armed

conflicto interno armado en Colombia, sus conflict in Colombia, taking into account its

causas, consecuencias y contexto. Lo cual se causes, consequences and main context.

enmarca posteriormente en la Which is part of the conceptualization of

conceptualización de memoria histórica y historical memory and how it is materialized

cómo esta se materializa a través de la through education for peace; expressly in the

educación para la paz; expresamente en la implementation of pedagogical initiatives

implementación de iniciativas pedagógicas such as, Chairs for Peace in the colleges

tales como, Cátedras para la Paz en los belonging to the Union of Bilingual Schools

colegios pertenecientes a la Unión de (UCB). In order to carry out the pertinent

Colegios Bilingües (UCB). Para llevar a cabo approach of the key concepts, under which

la correcta conceptualización de los this research is consolidated, it was necessary

conceptos clave, bajo los cuales se consolida to make a previous revision of the theoretical

esta investigación, fue necesario hacer una and historical antecedents of the same, in

revisión previa de los antecedentes teóricos e order to select the most accurate
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históricos de los mismos, con el fin de definition in relation with the context and the

adoptar la definición más acorde con el object of study of this project.

contexto y el objeto de estudio de este Keywords: Historical memory, imperfect

trabajo. peace, conflict, education for peace.

Palabras Clave: Memoria histórica, paz

imperfecta, conflicto, educación para la paz.


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INTRODUCCIÓN

“No levantes la voz…, mejora tu argumento”

-Desmond Tutu

El Premio Nobel de la Paz de 1984, Desmond Tutu, reconocido por su lucha contra el Apartheid

y por ser el primer sudafricano negro en ser elegido y ordenado como Arzobispo Anglicano de

Ciudad del Cabo. Con esta frase Tutu sugiere que, para ganar una “contienda” no hace falta dar el

golpe más contundente, ni ser el más rudo, puesto que con tan sólo unas cuantas palabras es posible

derribar a su adversario sin la necesidad de incurrir en actos violentos o barbáricos, pese a la

percepción colectiva. Hoy en día, que vivimos en un mundo donde el fin justifica los medios y la

violencia es el único camino, aparente, para resolver un desacuerdo; son muy pocas las personas

que logran comprender el valor y la fuerza que yace oculta tras el uso de los argumentos y las

palabras adecuadas en el momento preciso. Esta es una reflexión que integra plenamente el

momento coyuntural por el que atraviesa Colombia actualmente, tras la firma del acuerdo de paz

la sociedad colombiana se debate entre sus viejos hábitos; donde gracias a la normalización de la

violencia, ésta era vista como la única forma de solucionar un conflicto, y su disposición para

transformar su cultura y darle el si al perdón y a la reconciliación en el país.

Colombia, es hora de abrir los ojos, de decir ¡Ya no más!, es tiempo de dar vuelta a la página

y de comenzar a aceptar nuestro pasado, pero sobre todo nuestras cicatrices que, en medio de todo

el dolor y la brutalidad de las mismas, encierran una belleza sin igual, que no sólo cuenta con una

historia propia sino también con una enseñanza. Las cicatrices son entonces las costuras de la

memoria, la forma que el tiempo encuentra de que nunca olvidemos las heridas, y al ser estas los

hilos que mantienen unida nuestra memoria deberíamos enaltecerlas y repararlas en vez de
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ocultarlas, porque al hacer esto se pone en manifiesto la transformación de la sociedad colombiana,

además de, la belleza que se esconde detrás de las imperfecciones, de lo humano.

En primera instancia, este documento se encuentra dividido en 4 partes: fundamentos de la

investigación, después, se sitúa un recorrido teórico-conceptual que permite delimitar las bases de

la investigación además del diseño metodológico, seguido por un estudio de caso empleado para

desarrollar el análisis ya propuesto, para cerrar con la reflexión sobre la temática abordada y las

conclusiones generales de todo el documento. Al seguir estos pasos, se concluye que aún falta

mucho terreno por cubrir para la construcción de memoria histórica y paz imperfecta, lo que

implica que es necesario seguir cimentando y comprendiendo el concepto de paz imperfecta,

enmarcada especialmente en la actualidad colombiana.

En segundo lugar, vale la pena resaltar que las temáticas abordadas en este documento

concierne en gran medida a la realidad actual del país, lo que les da un valor agregado en cuanto a

la pertinencia de este proyecto de investigación, no sólo porque es un tema que le compete a toda

la sociedad colombiana por igual, sino también porque tras la firma del acuerdo de paz los ojos de

la comunidad internacional están puestos sobre Colombia y como esta busca, ya sea preservar o

debilitar la “paz” que fue “alcanzada” en 2016. Por otra parte, al enmarcar los conceptos a trabajar

bajo el ámbito educativo del país; se hace una correspondencia entre el posconflicto y el papel que

juegan los jóvenes en este, el cual puede ser directamente influenciado o afectado por la rigurosa

planeación e implementación de las pedagogías propuestas (Cátedras para la Paz) con el objeto de

consolidar valores y conocimientos a través de la Educación para la Paz.


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1. ESTADO DE LA CUESTIÓN

El conflicto armado es un evento que atraviesa la historia de muchos países alrededor del mundo

desde los inicios de la modernidad. Si se revisan los procesos políticos en algunos de los

continentes, vemos que en países de Asia, África y Latinoamérica la violencia partidista y la

desigualdad desencadenaron enfrentamientos fratricidas que dan como resultado la pérdida de un

número incalculable de vidas humanas, así como pérdidas en la infraestructura y la biodiversidad

de los lugares afectados.

Para la presente investigación, se realiza un recorrido inicial que permita comprender los

orígenes del conflicto armado y la manera en que el mismo es concebido, con el fin de delimitar

la mirada sobre la memoria histórica acerca del conflicto y arrojar algunas luces que nos lleven a

un análisis profundo de la realidad actual. Así pues, la presente revisión contempló un

acercamiento a diferentes fuentes y documentos, tales como investigaciones, estudios y artículos

rastreados en bases de datos académicas y especializadas, entre ellas Jstore, Google Académico y

Britannica. El resultado del rastreo se organiza en las siguientes categorías a saber:

conceptualización, fundamentos teóricos y resultados obtenidos.

1.1. Una mirada histórica

El conflicto interno armado hace referencia al enfrentamiento violento entre dos o más partes;

usualmente entre los grupos al margen de la ley que se oponen al gobierno por motivos étnicos,

políticos, económicos o sociales, y afecta masivamente a la población civil. En consonancia con

lo anterior, éste es un fenómeno que acaece a la historia humana y que ha permeado cada rincón

del planeta; de acuerdo con esto, regiones tales como: Asia, en los países árabes principalmente

(Siria, Iraq y Afganistán), y África, siendo el conflicto armado de Sudáfrica uno de los más

significativos e importantes, al tratarse de una de las políticas de segregación racial más


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significativas, tanto histórica como socialmente: el apartheid. Sumado a esto, se encuentra el

genocidio de Ruanda el 6 de abril de 1994, un conflicto étnico entre Hutus y Tutsis que desató una

ola de violencia donde fueron asesinados entre 800 mil y un millón de personas (en su mayoría

tutsis) en tan solo 100 días; allí “los hutus (85% de la población), agredieron, torturaron y

aniquilaron de manera sistemática al otro 15% tutsi con un objetivo claro: exterminarlos” (TeleSur.

s.f.).

Igualmente, América Latina ha sido fuertemente golpeada por la violencia y el conflicto, desde

1950 hasta la actualidad países como: Perú, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y

Colombia siendo este el conflicto armado más extenso en toda la región y en el hemisferio

occidental. Algunos de estos países se encuentran construyendo sus procesos de paz, mientras que

los otros están en la fase de implementación y reconciliación. Teniendo en cuenta lo anterior, es

pertinente revisar el contexto en el que se dieron estos conflictos armados, su desarrollo, el acuerdo

de paz que se dio en cada uno de estos y la posterior implementación del mismo. Esto, con el fin

de establecer comunes denominadores entre los conflictos para así relacionarlos con el caso

colombiano y hacer un análisis.

Entre 1980 y 1992, la Fuerza Armada de el Salvador (FAES) se enfrentó a las fuerzas

insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en la guerra civil de

El Salvador. Como en el caso de Colombia, El Salvador mantuvo la exclusión política, económica,

social e histórica que se dio durante La Colonia. Además, creó un abismo entre la lo estipulado en

la constitución y su aplicación en la vida cotidiana, cosa que no sólo erosionó el sistema judicial

del país sino también la legitimidad del Estado ante el pueblo. Sumado a lo anterior, el Estado no

estableció su presencia en todo el territorio nacional, dejando las zonas más remotas y vulnerables

a la deriva, sin presencia efectiva de justicia, educación, salud y policía. Esta situación propició el
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surgimiento y posterior fortalecimiento de entes no estatales al margen de la ley, quienes se

ocuparon de llenar los vacíos y suplir las necesidades que el Estado no le suplía a estas

comunidades.

Sin embargo, tras el cese a las hostilidades entre los principales actores del conflicto y el

posterior acuerdo de paz, El Salvador no dejó de ser un país violento, esto se debido a las cuatro

fracturas que lo componen: política, social, económica e histórica. A pesar de haber subsanado la

fractura política, al utilizarla como un camino para expresar los diferentes puntos de vista sin

necesidad de incurrir en la violencia, las fracturas económica y social siguen estando latentes en

el pueblo salvadoreño y son estas las que hacen que este país siga siendo violento, no los acuerdos

de paz. De acuerdo con esta indagación, la violencia que aún sigue presente en El Salvador se irá

desvaneciendo a medida que el Estado se fortalezca a sí mismo y comience a cumplir sus deberes

con la sociedad, además de enmendar las fracturas económica y social, logrando así un mayor

grado de integración nacional.

Cabe resaltar, que todos los conflictos armados del siglo XX en Latinoamérica y todas las

guerrillas implicadas en estos fueron influenciadas por las ideologías del comunismo y socialismo

en Europa, China, y especialmente Cuba. De hecho, este fue el caso de Perú, donde en el año 1980

estalló el conflicto interno armado que dio inicio con la guerrilla urbana Sendero Luminoso, un

partido maoísta de extrema izquierda que buscaba la igualdad de todos los peruanos y que al igual

que el M-19 en Colombia se dio en una universidad de Perú. Más adelante otro ente no

gubernamental se sumó al conflicto peruano, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru

(MRTA), entre el MRTA y Sendero Luminoso causaron la muerte de más de 36.829 inocentes e

hicieron parte de uno de los conflictos armados más violentos y sangrientos de toda América

Latina.
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Al igual que en el caso de Colombia y El Salvador, el conflicto por el que atravesó Perú puso

en manifiesto la desarticulación y fragmentación que existe en la sociedad peruana, además de la

exclusión y ausencia del Estado en las zonas más vulnerables del país, “Hay una gran proporción

de la población que sigue abandonada, excluida y maltratada por diversos sectores de la sociedad

y por el mismo Estado” (Távara, G. 2011). Por otra parte, como en Colombia, las fuerzas armadas

perdieron la credibilidad y respeto ante la sociedad civil peruana, ya que dejaron de ser vistas como

entidades que protegen, sino que por el contrario que abusan de su poder. Lo anterior, además de

demostrar la polarización que existe en la sociedad peruana, complicó la reintegración a la vida

civil de los diferentes actores del conflicto, debido a la estigmatización por los crímenes que

cometieron durante el mismo. Para el caso de Colombia son los guerrilleros desmovilizados de las

FARC quienes experimentan la misma situación. Precisamente, ambos países viven bajo un Estado

donde la autoridad no protege, sino que busca su propio interés. Por otro lado, otra de las

consecuencias que dejó el conflicto armado en Perú, y también en Colombia, es que “la violencia

ha permeado los diversos niveles de la sociedad, llegando a ser parte constitutiva de ésta” (2011)

tanto la sociedad peruana como la colombiana vivieron tanto tiempo bajo la violencia que ahora

es parte de su sociedad y es normalizada, cuando no debería ser así.

Al igual que en el caso de Colombia y El Salvador, la polarización de la sociedad guatemalteca

desde la Independencia de España fue solo el inicio de una serie de sucesos que más adelante

provocarían el inicio de la guerra civil de Guatemala en 1960 y finalizaría en 1996 con la firma

del Acuerdo de Paz Firme y Duradera entre el gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionario

Nacional Guatemalteca. Sin embargo, como en Colombia, numerosos fueron los intentos para

finalmente dar por terminado el conflicto que azotó a la sociedad guatemalteca por más de 36 años.

A pesar de lograr la terminación de la guerra, el camino hasta allí no fue fácil, este conflicto estuvo
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marcado por el terror y la violencia, “después de la invasión liberacionista de 1954 en Guatemala.

La idea no tolerar ninguna oposición llevó a construir un enemigo imaginario (…). De esta manera,

para el Estado guatemalteco el enemigo fue toda la sociedad” (Memoria Virtual Guatemala. s.f.)

Debido a lo anterior, el movimiento social que cada vez se fortalecía más fue muy perseguido y

diezmado a través de asesinatos y desapariciones forzosas, por parte de la dictadura de Carlos

Castillo Armas.

El gobierno guatemalteco no fue el único en Latinoamérica que rechazaba e ignoraba a la

oposición, este también es el caso de Colombia; que, con el pretexto de dar fin a la violencia

bipartidista, los partidos políticos tradicionales (liberales y conservadores) firmaron en 1958 un

acuerdo político donde pactaban alternarse la presidencia hasta 1974, limitando así cualquier tipo

de participación política a la oposición. Al igual que en Colombia, las guerrillas guatemaltecas

planteaban una revolución que cambiaría radicalmente la situación socioeconómica y política del

país. Ante esto, el gobierno guatemalteco recurrió a la persecución y opresión con el fin de callar

a los opositores, esto lo único que consiguió fue romper las bases legales del Estado de Derecho y

las fuerzas gubernamentales actuaron siempre fuera de la ley” (Memoria Virtual Guatemala. s.f.)

perdiendo así el respeto y la confiabilidad del pueblo guatemalteco, como en el caso Perú.

Finalmente, los Acuerdos de Paz firmados en Guatemala fueron el resultado de la conciliación que

se llevó a cabo entre los principales actores de esta guerra. Sin embargo, “estos acuerdos van más

allá del cese al fuego, plantean la necesidad de reformas a favor de la población y una

transformación del Estado.” (s.f.).

A pesar de que cada uno de estos países tiene su propio contexto sociocultural, historia y

características específicas, los conflictos que se dieron en cada uno de ellos no son ajenos el uno

del otro y existe la posibilidad de identificar algunas constantes. Estas son: las permanentes luchas
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por el poder político, la débil estructura legal e institucional del Estado, la desigualdad

socioeconómica, los graves niveles de marginación debido a brechas de orden político, social,

económico, cultural y de género, y la desprotección de los derechos de los ciudadanos por parte

del gobierno. El deseo por el poder en un territorio, la acumulación de recursos en las manos de

pocos, el manejo subjetivo y poco democrático de las elites, entre otros ha generado violentas

guerras y conflictos que han afectado en gran medida a la población civil alrededor del mundo.

1.2. Algunas miradas teóricas

El presente rastreo de antecedentes se realizó con el objetivo de caracterizar algunos de los

trabajos investigativos que giran en torno a la construcción de la memoria histórica en Colombia

con el fin de arrojar luces sobre la propuesta que se planeta en este trabajo analítico.

Específicamente, se tomaron en cuenta tres documentos de investigación social, los títulos de

aquellos trabajos son: La construcción de la memoria histórica como derecho fundamental en

Colombia, realizada por Jhon Muñoz, “Memoria histórica razonada”. Una propuesta incluyente

para las víctimas del conflicto armado interno colombiano, escrita por Juan Felipe Rueda en el

2013 en la Universidad Central de Santander, y por último, Experiencias educativas y

reconstrucción de memoria histórica: Análisis en los procesos de reconstrucción de memoria

histórica a través de las experiencias educativas desarrolladas entre los años 2009 a 2016 en el

marco del conflicto armado colombiano, trabajo de grado de la Universidad de la Salle

desarrollado por Eberson Espinosa y Angie González en el 2018. Ahora bien, los trabajos

analizados se pueden agrupar en los siguientes aspectos métodos de trabajo, resultados obtenidos

y construcciones conceptuales; además, cabe resaltar que entre ellos existen ciertos puntos de

encuentro en lo que respecta a conceptualización y autores analizados.


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A pesar de que estos tres documentos difieren en la metodología utilizada para llevar a cabo el

trabajo de investigación; al estar situadas en la misma temática y contexto se hace evidente que

tengan los mismos puntos de partida, fundamentos teóricos y autores. Teniendo en cuenta lo

anterior, cabe resaltar que todas tiene como base el trabajo analítico e investigativo realizado por

el psicólogo y sociólogo francés Maurice Halbwachs, que en 1925 hizo las primeras

aproximaciones a la memoria histórica a través de la teoría sobre la memoria colectiva; “El punto

de vista de Halbwachs sobre la memoria colectiva explica el modo como la subjetividad construye

la memoria por medio de lo que denomina los marcos sociales de la memoria, un conjunto de

señales identitarias que incorporan a un sujeto a un grupo en un periodo de la vida social” (Muñoz,

J. 2018).

Además de esto, todos los trabajos concuerdan en la complejidad de definir la memoria

histórica y como esto hace que entre en conflicto con muchos intelectuales que alegan que la

subjetividad y selectividad de la misma afectan la su validez y trascendencia. Mientras que otros

postulan que las memorias y experiencias vividas por cada individuo perteneciente a una sociedad

convergen y se fusionan en el entramado social, dando paso a la creación de la memoria colectiva,

(las vivencias de un individuo se convierten en los recuerdos de todo un grupo al ser categorizadas

bajo el concepto de memoria), desarrollada con el fin de reparar a las víctimas y garantizar la no

repetición de los hechos.

Paralelamente y teniendo en cuenta la importancia que se le otorga a la generación y

preservación de la memoria histórica, dos de estos trabajos entran en debate ante la posibilidad de

clasificarla como un derecho fundamental, de todos y cada uno de los sujetos pertenecientes a un

país que atravesó por un violento conflicto o guerra; que buscaría dar acceso a la verdad, justicia,

reparación (de víctimas) y no repetición de las atrocidades cometidas en el pasado. Asimismo,


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señalan el debate que existe en el campo de la sociología con respecto a la diferenciación y

correlación que existe entre memoria e historia, donde algunos autores le restan importancia a la

primera por configurarse a través de los recuerdos y las emociones que los acompañan, además de

que esta puede afectarse por la subjetividad y la posibilidad del olvido selectivo, “En el recordar

había que abandonar el deseo de recuperación en sí del pasado cuya imposibilidad es evidente,

porque en ese intento relumbra un peligro, ante el que es obvio, como ya señalábamos acerca de

cómo la memoria de estado, oficial, cruza políticamente a la memoria, y realiza olvidos activos,

constituye memorias hegemónicas y oficiales impidiendo las memorias de los subalternos”

(Muñoz, J. 2018).

Por último, las tres investigaciones concuerdan en la precaria situación en la que se encuentra

la memoria histórica en el marco del posconflicto colombiano, la falta de conciencia sociocultural

y las falencias del sistema judicial en materia del derecho a la verdad, justicia, reparación y no

repetición de los actos violentos perpetrados durante más de 50 años por todos los actores del

conflicto armado. Igualmente, resaltan la imperativa necesidad de generar memoria histórica y

posteriormente trabajar por la preservación de la misma pese al paso del tiempo, mediante la

academia como práctica reflexiva para generar conciencia social sobre el pasado y la no repetición,

la creación de una memoria histórica razonada, la concientización y la clasificación de esta como

un derecho fundamental.
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2. OBJETIVOS

Para tener en cuenta la elaboración de esta investigación, primero, se plantea como objetivo

general, analizar el papel de la construcción de la memoria histórica en la educación, para

comprender el proceso de comprensión de la paz en el marco del posconflicto colombiano.

Y segundo, se plantean como objetivos específicos: (1) y (2). Identificar y caracterizar el papel

que tiene la construcción de memoria histórica en un país que ha sido fuertemente golpeado por la

violencia y el conflicto, y (3) determinar de qué forma las pedagogías para la paz propician el

reconocimiento y valoración del pasado colombiano a fin de desarrollar el pensamiento crítico-

reflexivo en los jóvenes colombianos para el posconflicto.


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3. JUSTIFICACIÓN

Teniendo en cuenta el impacto social, político y económico del conflicto armado sobre el país,

y en un momento de profunda coyuntura como el que atraviesa Colombia, producto del acuerdo

de paz firmado en el año 2016 con la guerrilla de las FARC para poner fin al conflicto que azotó

al pueblo colombiano por más de 50 años, se hace necesario analizar la necesidad de la existencia

y creación de la memoria histórica.

En este sentido, el propósito del presente trabajo es comprender, establecer y determinar si, la

falta de memoria histórica propicia la aparición de una visión sesgada y subjetiva sobre el proceso

de paz y el posconflicto, además de afectar la forma en cómo se comprende un conflicto: su origen

y desarrollo, sus causas y consecuencias. Por otra parte, se busca analizar qué papel tiene la

memoria histórica en un pueblo que ha sido fuertemente golpeado por la violencia y el conflicto.

De acuerdo con lo anterior es necesario entender y analizar cuál es la importancia de que un país

esté al tanto de su pasado y lo reconozca para que así pueda entender mejor las dinámicas del

conflicto y el posconflicto, ya que un país que no conoce su historia está condenado a repetirla.

Así las cosas, y partiendo del hecho de que el país se encuentra atravesando por una fase de

transformación y cambio, que busca contribuir a una mayor integración de nuestros territorios, una

mayor inclusión social, en especial de quienes han vivido al margen del desarrollo y han padecido

el conflicto; es pertinente hacer una revisión de los trabajos con relación a la generación de

memoria histórica en el posconflicto. Para ello, resulta conveniente que este proceso sea plasmado

desde una perspectiva distinta, en este caso, la óptica de la nueva generación de jóvenes

colombianos a quienes se les entregará el futuro de un nuevo país, y de quienes vivirán las

consecuencias de cómo se administren las soluciones del posconflicto, un proyecto en el que se


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plasme la importancia de la memoria histórica en el sostenimiento del acuerdo de paz en un país

fuertemente golpeado por la violencia, la pobreza y la desigualdad.

Esto con el propósito de informar y crear conciencia sobre la historia colombiana, el contexto

en que se dieron los grupos al margen de la ley, el impacto que estos tuvieron en el pueblo

colombiano, el posterior acuerdo de paz y la importancia que este tiene para dar fin al conflicto.

Principalmente en los jóvenes, ya que son ellos quienes se enfrentarán al posconflicto y tendrán la

tarea de preservar el acuerdo de paz. Por lo anterior, es necesario educar a la juventud colombiana

y hacer que se informen sobre los antecedentes y la historia para que así conformen un criterio

propio y por fin haya un cambio en Colombia, donde los políticos dejen de manipular las masas y

el pueblo colombiano empiece a tener una voz y una opinión ante la situación del país.
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4. MARCO TEÓRICO

4.1. Hagamos memoria…

A lo largo de la historia, muchos intelectuales se han preguntado si la violencia y el conflicto

son inherentes al ser humano o si en realidad la guerra no es una fatalidad biológica sino una

invención social como se postula en El Manifiesto de Sevilla sobre la Violencia de 1989; a pesar

de las opiniones divididas es imposible negar que la guerra ha acompañado la historia humana

desde sus inicios, entre estas: la Guerra de las Galias (58 a.C.-51 a.C.), las Guerras Médicas (492

a. C.-478a. C.), las Cruzadas (1095-1270), la Guerra de los 100 años (1337-1453), las Guerras

Napoleónicas (1803-1815), la Guerra de los Pasteles (1838-1839), la Primera Guerra Mundial

(1914-1919), Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Guerra de Vietnam (1965-1975), Guerra del

Golfo Pérsico (1990-1991) o la Guerra Civil en Sudán del Sur (2013-…) y la Guerra Civil en Siria

(2011-…) aún activas, por sólo nombrar algunas.

De acuerdo con lo anterior, es necesario hacer una revisión sobre lo que se entiende por

conflicto hoy en día. Según el Instituto Americano de Formación e Investigación (IAFI), este se

entiende como un estado de desarmonía entre personas, ideas e intereses incompatibles, donde los

actores de este o bien persiguen metas diferentes, defienden valores contradictorios, tienen

intereses opuestos o distintos, o persiguen simultáneamente y competitivamente la misma meta.

Así mismo, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) estableció una definición de conflicto

no internacional o interno, según el derecho internacional humanitario (DIH) y basándose en lo

dispuesto en el artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra (1949): el conflicto armado

interno comprendería las acciones armadas en el interior de un Estado que dan lugar a hostilidades

dirigidas contra un gobierno legal, que presentan un carácter colectivo y un mínimo de

organización. Para que un conflicto interno sea definido como tal, debe cumplir con los siguientes
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criterios: Por una parte, las hostilidades deben alcanzar un nivel mínimo de intensidad. Puede ser

el caso, por ejemplo, cuando las hostilidades son de índole colectiva o cuando el Gobierno tiene

que recurrir a la fuerza militar contra los insurrectos, en lugar de recurrir únicamente a las fuerzas

de policía. Por otra, los grupos no gubernamentales que participan en el conflicto deben ser

considerados "partes en el conflicto", en el sentido de que disponen de fuerzas armadas

organizadas. Esto significa, por ejemplo, que estas fuerzas tienen que estar sometidas a una cierta

estructura de mando y tener la capacidad de mantener operaciones militares.

Desde hace más de 50 años Colombia ha vivido inmersa en algo que se denomina “conflicto

armado interno”, donde los principales actores son el Estado Colombiano, las guerrillas de extrema

izquierda y los paramilitares. Pero, este conflicto tiene un trasfondo que va mucho más allá del

surgimiento de las guerrillas en los años 60, este enfrentamiento tiene sus raíces en la violencia

que polarizó al país y que caracterizó las relaciones entre liberales y conservadores desde el siglo

XIX hasta la época del Frente Nacional (1958-1978). La política al servicio de los intereses de la

élite, la desigualdad, la exclusión social y la falta de opciones políticas de oposición (al

conservadurismo y el liberalismo) explican el surgimiento de los distintos grupos guerrilleros de

los años 60 y 70, entre ellos, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el

Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Movimiento 19 de abril (M-19).

La violencia en el país se agravó con la aparición, a principios de los años ochenta, de los grupos

paramilitares, especialmente las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), para llevar a cabo la

lucha contrainsurgente. Además del surgimiento de las AUC, también es necesario tener en cuenta

la importancia y el impacto que tuvo el narcotráfico que azotó y contribuyó al panorama violento

del país en la década de los 80’s y que además adelante sirvió como apoyo directo e indirecto de
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los grupos insurgentes y posteriormente las nuevas estructuras paramilitares, que han hecho aún

más complejo el conflicto donde la principal víctima es la población civil.

A pesar de que las confrontaciones entre el Estado y los grupos al margen de la ley han marcado

la agenda política de todos los presidentes colombianos desde 1964, sólo cuatro de ellos han

procurado dar fin a este conflicto, específicamente con la guerrilla de las FARC, por medio del

consenso y la mediación. Esta fase se inicia con Belisario Betancourt (1982-1986), seguido de

César Gaviria (1990-1994), Andrés Pastrana (1998-2002) y finalmente fue Juan Manuel Santos

(2010-2014) (2014-2018) quien tras años de negociaciones (2010-2016), logró firmar el acuerdo

de paz con la guerrilla de las FARC el 26 de Septiembre de 2016 en una ceremonia llevada a cabo

en Cartagena de Indias, donde Colombia se presentó ante el mundo como un país dispuesto a

sobreponerse a su dura historia/pasado y en total disposición a buscar y encontrar acuerdos

consensuados por ambas partes.

Aun así, el 2 de octubre de 2016 el entonces presidente Juan Manuel Santos, convocó a los

colombianos a las urnas para votar en el plebiscito por la paz buscando el respaldo popular al

acuerdo. Pese a la expectativa, Colombia decidió decirle NO a la paz’ “La votación fue muy

apretada mostrando la marcada polarización del país. El 'No' gana con el 50,23 % de los votos

(6.424.385 votos) contra el 49,76 % (6.363.989). Esto, según la Registraduría Nacional con el

99,64 % de mesas informadas y el 37,37 % de la votación.” (El Tiempo. 2016). Paradójicamente,

en las zonas del país más afectadas por la violencia el SI arrasó en las urnas, como en el caso del

municipio de Bojayá, ubicado en el departamento del Chocó, donde con un 96% las víctimas de la

masacre de Bojayá, ocurrida el 2 de mayo del 2002, le dieron el SI a la paz y al fin de la violencia

en Colombia; mientras que en el centro del país y en las grandes ciudades donde el conflicto no ha

llegado a permear el tejido sociocultural ganó el NO, siendo este el caso de “Los cuatro
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departamentos, con grande urbes, responsables del triunfo del ‘no’ dibujan un círculo de rechazo

en el centro del país, a excepción de Bogotá D.C., donde el sí se impuso pero no fue lo

suficientemente fuerte.” (Marcos, A. 2016).

Figura 1
Resultados del plebiscito

Croda, R. (2016). Ilustración de los resultados del plebiscito. [Ilustración]. Recuperado de:
https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/mundo/8/el-no-a-la-paz-gano-por-53-894-votos
16

Tras el triunfo del NO se generó un aire de incertidumbre en todo el territorio nacional, el

proceso de paz ahora estaba en el limbo y como si fuera poco, aumentó aún más la polarización en

el país gracias a la derrota del gobierno por parte del principal partido de oposición el Centro

Democrático, liderado por el expresidente Álvaro Uribe. Posteriormente, el entonces presidente

Santos, el senador Uribe y los voceros del NO se reúnen con el fin de hablar sobre el acuerdo de

paz y discutir ciertas partes del mismo; ante la victoria del NO el 13 de octubre el cese al fuego

bilateral se extiende hasta el 31 de octubre del mismo año. Finalmente, el 12 de noviembre el

gobierno y las FARC alcanzan un nuevo acuerdo de paz incorporando las propuestas de los

partidarios del NO en la consulta, y el 24 de noviembre de 2016 las cabezas de la negociación,

santos y el exjefe guerrillero Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, firman el acuerdo de paz

definitivo en el Teatro Colón de Bogotá que ulteriormente pasaría a ser debatido y refrendado en

el Congreso de la República.

Después de más de 50 años de conflicto, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) se

encargó de recapitular lo ocurrido con el fin realizar un balance de la guerra en Colombia, esto a

través de la recopilación y el análisis de las cifras que este dejó:


17

Figura 2
Balance del conflicto armado

CNMH. (s.f.). Infografías: Observatorio de memoria y conflicto [ilustración]. Recuperado de:


http://centrodememoriahistorica.gov.co/observatorio/infografias/
18

De acuerdo con la infografía presentada por el CNMH, el período de tiempo bajo el cual se

hace un balance del conflicto va desde 1958 hasta el 2018; cabe resaltar que pese a la firma del

acuerdo de paz en el 2016 la violencia sigue vigente en Colombia. Tomando como ejemplo base

el asesinato a los líderes sociales (257 líderes asesinados hasta el 31 de julio de 2018) desde el

inicio de la implementación del acuerdo. De los 353.531 hechos documentados durante este lapso,

262.197 fueron víctimas fatales, especialmente civiles (215.005), de asesinatos selectivos

(178.065), acciones bélicas (46.533) y masacres (24.518) principalmente; donde los presuntos

responsables que han atentado contra la vida y la integridad física de los colombianos han sido

los grupos paramilitares con 94.754 de un total de 215.664 casos, actores desconocidos con 35.778

casos, la guerrilla con 35.683 y los agentes el Estado como policía, fuerzas miliares, entre otros,

con 9.804. Asimismo, las principales formas de violencia contra la libertad individual son: la

desaparición forzada, el secuestro y el reclutamiento y utilización de menores de edad.

Ante estos datos, Gonzalo Sánchez, director del informe ¡Basta Ya! Colombia: memorias de

guerra y dignidad elaborado por el CNMH, afirma que las cifras del conflicto colombiano son el

récord de la ignominia, además señala que el prólogo de informe comienza afirmando que este

conflicto rompe con todos los cánones de los países en guerra debido a,

“el acumulado de expresiones de victimización. En todas hay récords


tremendos, 18olorosísimos. Cuando decimos que en Colombia hay
proyecciones –porque no tenemos los datos exactos- de 39 mil secuestrados,
de los cuales 27 mil están relacionados con el conflicto armado, esa es una
cifra grande comparada con cualquier conflicto en el mundo. O cuando
proyectamos que hay 25 mil desaparecidos. Argentina se sacudió con una
tercera parte. Y si se habla del desplazamiento forzado también estamos con
otro récord con más de 5 millones. Uno va sumando y todos son récords
ignominiosos que van más allá de la complejidad de cualquier otro
conflicto.” (Reyes, E. 2013).

19

Pese a haber firmado los acuerdos con la guerrilla de las FARC-EP empieza un camino que

permita dar por finalizado el conflicto armado en Colombia. Este luctuoso evento histórico no solo

dejó 7.9 millones de víctimas, también ocasionó un daño y un sufrimiento sin igual a la población

colombiana; en este sentido, todavía queda un largo camino hacia la consolidación de una paz

estable y duradera. Ahora, el pueblo colombiano debe luchar por preservar el acuerdo de paz y

todo lo estipulado en el, sin embargo, lo anterior sólo puede lograrse cuando el Estado colombiano

deje de estar ausente y haga presencia en todo el territorio nacional, cuando se acepte el pasado y

se comprenda el conflicto, cuando el pueblo colombiano desarrolle conciencia y criterio propio

sobre el presente el pasado y el futuro del país, cuando el país cree y desarrolle su memoria

histórica. Un paso inicial es desarrollar procesos consistentes de formación en la Escuela

colombiana, asunto capital para la presente investigación y que será abordado más adelante.

4.2. ¿Pero qué es memoria histórica?

La memoria histórica es un concepto ideológico e historiográfico que hace referencia al

esfuerzo consciente de los grupos humanos por conectar con su pasado, sea éste real o imaginado,

valorándolo y tratándolo con especial respeto. Además de esto, la creación de memoria está

estrechamente relacionada con la tarea de recordar, que puede ser entendida como “una cualidad

intrínseca a la vida; a esa cualidad de hacer durar el tiempo pasado en el tiempo presente, las

sociedades humanas en formas culturales diferentes le han llamado memoria, una prolongación

del pasado en el presente.” (Bergson, 1977, citado por Muñoz, J. 2018). El arte de reconstruir el

pasado a través de los recuerdos y las experiencias vividas es algo que ha estado presente desde

los inicios de la historia de la humanidad, de hecho, antes del desarrollo de la escritura, la

información era transmitida de generación en generación a través de la memoria y la tradición oral,

esto con el fin de preservar las costumbres, la cultura y la historia a pesar del tiempo.
20

Sin embargo, fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que la memoria histórica tomó

relevancia en el ámbito sociocultural alrededor del mundo; este evento histórico “no solo trajo el

holocausto, inauguró una demanda social y cultural de la humanidad por la memoria. Una

avalancha memorialista comenzó con los desastres de la segunda guerra, el deber de memoria

como el derecho a ella y la verdad, justicia y reparación que entrañaba, se convirtió́ a partir de ahí́

en una constante” (Muñoz, J. 2018). Debido a que, el mundo no estaba dispuesto a olvidar las

atrocidades cometidas contra la población judía, la necesidad de recordar se hizo inminente en

todo nivel de la sociedad humana, “Benjamín y Levi Pierre, sobrevivientes de los campos de

exterminio, quienes atestiguaron la exigencia de la memoria y el testimonio que, como definimos

más arriba, es el superviviente y testigo directo del acontecimiento, su propia verdad del dolor.”

(2018). Así, nace la exigencia por parte de la humanidad de concientizar, registrar y materializar

lo acontecido durante la guerra en archivos, ya sea escritos, orales, visuales o espaciales;

documentos creados con el propósito de garantizar la no repetición de los hechos cruentos y

vulneraciones a la dignidad humana. “Adorno lo refiere así́: “Hitler ha impuesto a los hombres un

nuevo imperativo categórico para su actual estado de esclavitud: el de orientar su pensamiento y

acción de modo que Auschwitz no se repita, que no vuelva a ocurrir nada semejante” (Adorno,

1984, p. 365, citado por Muñoz, J. 2018)

Hasta ahora entonces esta revisión del concepto de conflicto pone en perspectiva la posibilidad

de la reconstrucción del mismo. Entonces, esto obliga a una comprensión más profunda de lo que

significa la construcción memoria de la memoria individual y colectiva. Asunto que se trata a

continuación.
21

4.2.1. Un derecho fundamental

A lo largo del desarrollo del concepto de memoria histórica se ha debatido si esta debería

considerarse como un derecho fundamental de todo ciudadano alrededor del mundo. este

interrogante emerge en el marco de la segunda posguerra mundial, donde los Estados se hacen a

la responsabilidad de reconstruir los daños y atrocidades causadas a pueblos enteros a partir de la

generación de la memoria histórica. La reparación a las víctimas que se dio en aquel contexto

fundamentado en derecho a la verdad y a la restauración de la memoria dio paso al desarrollo de

múltiples trabajos entorno a la memoria, además de diversos monumentos, museos y

representaciones artísticas con el ánimo de impedir el olvido y garantizar la no repetición de los

hechos. Con el fin de asegurar el acceso al derecho a la verdad por parte de las víctimas es necesaria

la existencia de un Estado de derecho “garante de esa libertad de elección de búsqueda de la

identidad y territorialidad en una tradición y una memoria, pero sobre todo un principio

fundamental de memoria histórica que dé garantía a la participación de las personas en esa

reconstrucción.” (Muñoz, J. 2018). Dentro de este proceso, la memoria histórica entra en la

sociedad como una herramienta que no sólo aporta al perdón y a la reconciliación, sino que también

aporta al esclarecimiento de los sucesos, la reparación moral de las víctimas y a subsanar las

heridas latentes en el tejido social de una nación; en este concepto se agrupa “el aspecto subjetivo

de la vivencia y experiencia individual con el aspecto historiográfico del documento y el dato, por

ello es simultáneamente descriptivo del pasado como prescriptivo de la esperanza.” (2018).

En consonancia con lo anterior, el derecho a la memoria histórica por parte de las víctimas está

vinculada directamente con el restablecimiento de la dignidad y el pasado de aquellos que han

sufrido, además de exaltar su fortaleza y capacidad a reponerse ante las adversidades, seguir

adelante y poder recordar lo que vivieron a pesar de las sensaciones que esto evoque. A pesar de
22

esto, la memoria como se presenta varias vertientes en cuanto a su cualidad de derecho

fundamental, tanto individual como colectivo, específicamente se muestra como una fuente

testimonial que aporta al restablecimiento de la verdad y la justicia. Lizandro Suárez citado por

Muñoz en el texto que ha servido como referente hasta ahora afirmó, “Así́, el derecho a la verdad

en consistencia con el deber-derecho de memoria justifica sostener a la memoria histórica como

derecho fundamental, esta temática hizo sus primeros atisbos en el campo de los derechos

humanos, con los derechos de tercera generación” (Suárez. 2012, citado por Muñoz, J. 2018).

El derecho a la memoria histórica y a la verdad en la construcción de la misma, halló su

oportunidad en el marco jurídico de los derechos de segunda generación, donde se integran los

derechos sociales y culturales de la declaración de derechos humanos:

“El derecho que asiste a las víctimas de violaciones manifiestas de los


derechos humanos y violaciones graves de las normas internacionales de
derechos humanos, así́ como a sus familias, en el marco del sistema jurídico
interno de cada Estado, de conocer la verdad sobre esas violaciones, en
particular la identidad de los autores y las causas, los hechos y las
circunstancias relacionados con las violaciones” (Oficina del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2005, p. 2).

En el informe de Joinet, acerca de la cuestión de la impunidad de los autores de violaciones de

los derechos humanos (derechos civiles y políticos), presentado en 1997 por la comisión de

derechos humanos se sitúan por primera vez los términos de verdad, justicia y reparación basado

en el principio del derecho a la memoria. Sin embargo, no es hasta 2006 que la oficina del alto

comisionado de los derechos humanos consagra a este como un derecho imprescriptible, sin

restricción o suspensión, además amplía su definición para incluir no solo a las victimas sino

también a las ejecuciones extrajudiciales y la tortura.


23

4.2.2. La memoria: individual o colectiva

A la hora de definir y categorizar el concepto de memoria histórica es necesario identificar si

la memoria es individual o colectiva. En este orden de ideas, algunos afirman que es individual

debido a que se construye a partir de las vivencias y recuerdos de cada sujeto. Estos aspectos, se

pueden ver claramente alterados por las emociones y sentimientos que acompañaron a aquellas

situaciones; “unos afirman que la memoria es individual, solo es manifestable y acaecible en el

ámbito del sujeto individual, sólo al “yo” le es dado suscitar el recuerdo, el otro y la sociedad son

las circunstancias catalizadoras de la experiencia individual, activan o suscitan el recuerdo”

(Muñoz, J. 2018). Otros en cambio, manifiestan que la memoria puede ser entendida como un

fenómeno colectivo, en este contexto, los sujetos pasan a formar parte de los tejidos que conforman

las sociedades, donde crecen, se socializan y generan vivencias que más adelante se convierten en

recuerdos. De esta forma, la memoria histórica se entiende como “el modo como los recuerdos

individuales son posibles en un entramado social, es decir la red colectiva de la historia

proporciona por decirlo así́, los ganchos donde se cuelgan los recuerdos individuales dándoles su

sentido” (Noque, 1951, citado por Muñoz, J. 2018)

No obstante, también existe la posibilidad de entender la memoria como algo tanto individual

como colectivo, ya que los recuerdos a partir de los cuales se constituye la memoria son propios

del individuo, de su ser y sus sensaciones, nadie nunca podrá cambiárselos o arrebatárselos porque

estas vivencias han pasado a formar parte de su alma y de la persona que es ahora. Sin embargo,

esto no suprime la posibilidad de que la memoria de cada individuo pase a formar parte de la

memoria colectiva de un país o población a la hora de reconstruir el pasado objetivo incluyendo

diferentes perspectivas y ángulos de lo ocurrido.


24

Lo anterior, fue enmarcado por el filósofo y antropólogo francés, Paul Ricoeur, al otorgarle a

la memoria la característica de variable e inclusiva ya que se mueve entre lo individual y lo

colectivo, “pasamos de la memoria individual a la memoria colectiva, tránsito perfectamente

legítimo, en la medida que, gracias al lenguaje, las memorias individuales se superponen con la

memoria colectiva” (Ricoeur 2010, p. 20-28, citado por Muñoz, J. 2018). La anterior afirmación

constata la existencia de una intrínseca y fluida relación entre lo individual y lo colectivo a la hora

de construir memoria histórica, siendo los individuos, en este caso, los hilos que conforman el

entramado de relaciones que moldean la colectividad y el tejido social. Conjuntamente, se define

la relación entre la historia y la memoria, además de la cualidad que tiene esta última de fluctuar

entre lo individual y lo colectivo como: “la memoria histórica es entonces un relato personal

intergeneracional integrado a un relato histórico de largo periodo” (Blondel, 1934, citado por

Muñoz, J. 2018).

4.2.3. Historia y memoria ¿son lo mismo?

Otra de las grandes incógnitas que ha surgido a lo largo del desarrollo del concepto de memoria

histórica en el siglo XXI es la relación que existe entre el concepto de memoria e historia. De

acuerdo con el diccionario de Oxford, esta última hace referencia a la disciplina que estudia y

expone, de acuerdo con determinados principios y métodos, los acontecimientos y hechos que

pertenecen al tiempo pasado y que constituyen el desarrollo de la humanidad desde sus orígenes

hasta el momento presente. La historia se escribe a partir de las experiencias y los recuerdos de los

individuos pertenecientes a una sociedad sobre cierta situación o acontecimiento. Sin embargo, la

memoria nunca podrá reemplazar a la historia, ya que la memoria es selectiva y puede caer

fácilmente en la subjetividad y/o el sesgo. En este sentido, vale la pena resaltar que, “Mientras la

historia adopta necesariamente la forma de un registro, continuamente reescrito y reevaluado a la


25

luz de evidencias antiguas y nuevas, la memoria se asocia a unos propósitos públicos, no

intelectuales: un parque temático, un memorial, un museo, un edificio, un programa de televisión,

un acontecimiento, un día, una bandera” (Judt & Snyder, 2012, p. 267, citado por Muñoz, J. 2018).

Sumado a esto, el historiador francés Pierre Nora afirma que no se debe confundir memoria con

historia; pese a que, la historia se apoya y nace en la memoria. Esta última, puede ser definida

como el recuerdo de un pasado vivido o experimentado por un individuo o grupo de estos, y aunque

sea psicológicamente vivida como individual, la memoria será siempre un fenómeno colectivo que

pasará a formar parte del tejido sociocultural de un país o comunidad. Precisamente al ser

desarrollada a través de las vivencias y recuerdos, la memoria puede ser caracterizada como:

afectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, susceptible de permanecer latente durante

largos períodos y de bruscos despertares. Por el contrario, la historia es una operación puramente

intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso crítico; es una construcción de aquello que

ha dejado de existir, pero que dejó rastros a partir de los cuales se reconstruye lo ocurrido, se

analiza y se integra con el fin de comprender el presente. Asimismo, esta disciplina se configura

lejos de los “rastros subjetivos y emocionales que conllevan los elementos vivenciales de los

individuos y colectivos, tal punto de vista emplaza a la memoria como una actividad no

constructora de la verdad del pasado” (Muñoz, J. 2018).

Pese a lo anterior, cabe resaltar que la historia no podría existir sin la memoria, puesto que, el

pasado se transmite hacia el presente a través del relato y los recuerdos; en el texto La

fenomenología del espíritu, del filósofo alemán del S. XIX, Georg Hegel, la historia

conceptualmente entendida conforma la memoria y el lugar del cráneo donde reside el espíritu

absoluto. Entonces, la memoria y la historia no son conceptos aislados ni excluyentes entre sí, sino

que son aspectos complementarios, y debido a que la historia permanece a pesar del tiempo
26

mientras que la memoria no, ésta se hace tan primordial la construcción, restauración y

conservación de la memoria histórica alrededor del mundo, especialmente en los países y

poblaciones que atravesaron por la violencia de alguna guerra o conflicto.

4.2.4. Halbwachs y la memoria histórica

El psicólogo y sociólogo francés, Maurice Halbwachs, centró su trabajo en la correlación que

existe entre la sociedad y el desarrollo de la memoria. Así, para 1925 Halbwachs inicia el estudio

de la memoria colectiva en el marco de las sociedades modernas de la posguerra, período posterior

a la Primera Guerra Mundial Junto con este concepto nace el término de memoria histórica

fundamentalmente vinculado con la acción social, debido a su carácter ético-político y a su papel

en la reconstrucción del pasado. De igual forma, el francés delimita la memoria histórica como un

relato vivido y experiencial del grupo social al que se pertenece, de acuerdo con esto, “las personas

adquieren su identidad biográfica en función de la identidad colectiva en la cual nació y vivió́ , la

capacidad de recordar se realiza en función de las cohesiones de grupo y su identidad, no hay

recuerdos innatos y los individuos recuerdan como efecto de su pertenencia a su familia, clase

social, generación etc.” (Halbwachs, 2011, citado por Muñoz, J. 2018).

De acuerdo con esto, la identidad colectiva pervivirá mientras se preserve la memoria histórica

que la acoge, la protege y le otorga solidez; asimismo, la correlación que existe entre la memoria

y la identidad de una población reside en la diferenciación que existe entre la memoria del

individuo y de la colectividad. No obstante, el sujeto y el colectivo “funcionan interrelacionados

en el fenómeno socio cultural de la memoria, el derecho a la memoria tiene por titulares al

individuo y a la colectividad” (Muñoz, J. 2018). Si bien, Halbwachs, es consciente y reconoce la

singularidad de la memoria de cada sujeto, también afirma que, los marcos colectivos de la

memoria son la suma, el resultado, de los recuerdos individuales de distintos miembros


27

pertenecientes a una misma sociedad; razón por la cual la memoria debe definirse como un

fenómeno colectivo y vivido de forma social que favorecen la construcción de la historia nacional.

“En consecuencia puede definirse la memoria colectiva como el conjunto de recuerdos de cada

individuo.” (Espinoza, E & González, A. 2018).

4.2.5. La memoria histórica en Colombia

A pesar de la gran acogida que tuvo la memoria histórica en el mundo tras el fin de la Segunda

Guerra Mundial, este no fue exactamente el caso de Colombia, que pese a el extenso y violento

conflicto armado en el que estuvo inmerso, el derecho a la memoria histórica aún carece de un

marco jurídico preciso. De acuerdo con el Ministerio del Interior y de Justicia, el deber que tiene

el Estado colombiano con respecto a la creación de memoria histórica,

“se traduce en propiciar las garantías y condiciones necesarias para que la


sociedad, a través de sus diferentes expresiones tales como víctimas,
academia, centros de pensamiento, organizaciones sociales y de derechos
humanos, así́ como los organismos del Estado que cuenten con competencia,
autonomía y recursos, puedan avanzar en ejercicios de reconstrucción de
memoria como aporte a la realización del derecho a la verdad del que son
titulares las víctimas y la sociedad en su conjunto” (Ministerio del Interior
y de Justicia, 2011, p. 33, citado por Muñoz, J. 2018).

En este sentido y para cumplir con lo estipulado anteriormente, el gobierno de Álvaro Uribe

Vélez creó la Ley 975 del 2005, también conocida como Ley de Justicia y Paz, donde “se dictan

disposiciones para la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al margen de

la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la paz nacional y se dictan otras

disposiciones para acuerdos humanitarios.” (Fiscalía General de la Nación. 2005). En el marco de

esta ley, Art. 50 y 51, se crea la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), con

vigencia de 8 años, a fin de (1) garantizar a las víctimas su participación en procesos de

esclarecimiento judicial y la realización de sus derechos, (2) presentar un informe público sobre
28

las razones para el surgimiento y evolución de los grupos armados ilegales, (3) hacer seguimiento

y verificación a los procesos de reincorporación y a la labor de las autoridades locales a fin de

garantizar la desmovilización plena de los miembros de grupos armados organizados al margen de

la ley, y el cabal funcionamiento de las instituciones en esos territorios, (4) recomendar los criterios

para las reparaciones, (5) coordinar la actividad de las Comisiones Regionales para la Restitución

de Bienes, (6) adelantar acciones nacionales de reconciliación que busquen impedir la reaparición

de nuevos hechos de violencia que perturben la paz nacional (Fiscalía General de la Nación. 2005).

Asimismo, cabe resaltar que en el Art. 8 de esta misma ley entendido como el Derecho a la

Reparación se hacen los primeros atisbos a la preservación de la memoria histórica, “Se entiende

por reparación simbólica toda prestación realizada a favor de las víctimas o de la comunidad en

general que tienda a asegurar la preservación de la memoria histórica, la no repetición de los

hechos victimizantes, la aceptación pública de los hechos, el perdón público y el restablecimiento

de la dignidad de las víctimas.” (2005)

Por otro lado, “el periodo entre 2009 a 2016, demuestra ser una fecha interesante, en la cual,

surgen cambios significativos respecto al reconocimiento de la memoria de las víctimas y su

importancia como sujetos políticos. Un ejemplo de ello se da en el Gobierno del presidente Juan

Manuel Santos, quien presenta una propuesta de indemnización a las víctimas, que es

implementada y ejecutada en el 2011 a través de la Ley 1448, Ley de Víctimas y Restitución de

Tierras” (Muñoz, J. 2018). En esta ley, el Estado reconoce a todas las víctimas del conflicto armado

quienes pueden acceder a una reparación integral que incluye medidas tales como: acceso a la

verdad, restitución de tierras, indemnización administrativa, rehabilitación psicológica y

fundamentalmente garantías de no repetición. Sumado a esto, se contemplan como víctimas a todos

aquellos que “individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos posteriores al 1 de
29

enero de 1958 como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de

violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas

con ocasión del conflicto armado interno.” (Justicia Transicional. 2015).

En ese mismo año, y con el fin de restaurar el tejido sociocultural, el gobierno colombiano

buscó asegurar el buen acompañamiento y garantía de los derechos de las comunidades

mayormente afectadas, en este caso las minorías históricamente discriminadas, por el conflicto

armado a través de los siguientes decretos:

o Decreto 4633: Decreto por el cual se establece medidas específicas de asistencia, atención,

reparación integral y restitución de derechos territoriales para las comunidades y grupos

indígenas.

o Decreto 4634: Decreto por el cual se dictan medidas de Asistencia, Atención, Reparación

Integral y Restitución de Tierras a las víctimas pertenecientes al pueblo Rrom o Gitano.

o Decreto 4635: Decreto por el cual se dictan medidas de asistencia, atención, reparación

integral y de restitución de tierras a las víctimas pertenecientes a comunidades negras,

afrocolombianas, raizales y palenqueras.

(UARIV. 2011)

De acuerdo con todo lo anterior, el 2011 fue un año crucial para el reconocimiento de las

víctimas del conflicto y la creación de un marco jurídico (leyes y decretos) un poco más preciso y

con mayor trascendencia. Es por esto que con la Ley 1448 se crea el Centro Nacional de Memoria

Histórica (CNMH), un organismo gubernamental con sede principal en Bogotá encargado de

contribuir “a la realización de la reparación integral y el derecho a la verdad del que son titulares

las víctimas y la sociedad en su conjunto así como al deber de memoria del Estado con ocasión de

las violaciones ocurridas en el marco del conflicto armado colombiano, en un horizonte de


30

construcción de paz, democratización y reconciliación.” (CNMH. 2014). Esta entidad, cumple un

papel esencial al reunir y recuperar todo el material documental, testimonios orales o cualquier

otro medio que evidencie la violación al Derecho Internacional Humanitario, así como las distintas

verdades y memorias de la violencia, con un enfoque diferenciado y una opción preferencial por

las voces de las víctimas que han sido suprimidas o silenciadas.

De acuerdo con la página oficial del CNMH, entre sus principales objetivos están, (1) la

comprensión social del conflicto armado contribuyendo al esclarecimiento de los hechos, los

responsables y las condiciones en las que se dieron, (2) la consolidación el papel de la memoria

como derecho en la institucionalidad y la sociedad y como patrimonio público, en reconocimiento

a la pluralidad de memorias del conflicto armado, aportar a la dignificación de las víctimas, (3) el

esclarecimiento de los hechos de violencia ocurridos y la convivencia del país, a través de la

reparación simbólica de las víctimas y la implementación de mecanismos no judiciales de

contribución a la verdad de la población desmovilizada y otros actores, diseñar, (4) construir y

entregar al país el Museo de la Memoria como un espacio de dignificación de las víctimas y de

promoción de una cultura respetuosa de los derechos humanos, y (5) conformar y poner al servicio

de las víctimas y la sociedad el archivo de Derechos Humanos y Memoria Histórica como

herramienta de contribución al derecho a la verdad y a la no impunidad.

4.3. Hacia una paz duradera


La paz, al igual que la guerra, ha estado presente desde los inicios de la historia del hombre; sin

embargo, esta nunca ha sido retratada con igual importancia que la violencia y el conflicto en los

libros que recapitulan el pasado de la humanidad. Ante esto, surge la pregunta sobre sí en la historia

prima todo lo relacionado con las hostilidades dejando a un lado los eventos relevantes en relación

con la construcción de paz, cosa que no solo propicia el olvido y la trivialidad del concepto de paz

sino también refuerza la cultura de violencia en la que ha estado sumergida la humanidad. En


31

correspondencia con lo anterior, “para conocer la paz tenemos que conocer el conflicto y saber

cómo pueden transformarse los conflictos, tanto de manera no violenta como de manera creativa”

(Galtung, 2003, citado por Moreno, H. 2014). De hecho, si no se conoce verdaderamente el

conflicto sus causas, variables y el contexto en el que se dio se hace prácticamente imposible

proponer mecanismos y estrategias que propicien la instauración de una paz estable y duradera; en

este sentido, la paz debe ser asumida como la ausencia de violencia y no de guerra, esta es la no

presencia de cualquier tipo de violencia ya sea física, estructural, gestual, cultural o estructural.

Con base en lo anterior, se puede afirmar que, pese a haber firmado el acuerdo de paz en el 2016

y a haber dado fin a la guerra, la paz en Colombia todavía no es una realidad debido a la violencia

estructural que aún hoy sigue latente alrededor del país con los asesinatos a los líderes sociales, las

BACRIM, las disidencias, entre otros. Teniendo en cuenta lo ya planteado y en aras de construir

una paz real, estable y duradera en Colombia se hace pertinente el revisar el concepto de paz

imperfecta y como este se puede ajustar a la realidad actual del país.

En este sentido, es importante resaltar los diversos escenarios a lo largo de la historia

colombiana donde se ha intentado construir paz en medio de la violencia política y cultural; una

paz no perfecta, discontinua y llena de falencias, que, sin embargo, ha servido para posibilitar la

reconciliación de la sociedad, además de construir espacios donde se desarrollan proyectos de

convivencia pacífica. De acuerdo con lo planteado anteriormente y a fin de,

“delimitar el campo conceptual en cuanto a la construcción de paz en


Colombia, se denomina bajo el concepto de Paz Estructural Imperfecta o
inacabada, a todos aquellos momentos o denominados episodios resultantes
de la interrupción del conflicto político armado, bien sea de la violencia
interpartidaria, o de la llamada violencia revolucionaria. (…) Hablar de
construcción de paz desde la paz imperfecta en el ámbito del conflicto
político armado colombiano, implica también, por lo menos, el
32

reconocimiento de la existencia e implementación de políticas públicas que


han contribuido a la resolución del conflicto político armado interpartidista
y de violencia revolucionaria a partir de la expedición de instrumentos de
perdón o de cese al fuego, acuerdos de desmovilización, y procesos de
incorporación política, social y económica de la población y de los
excombatientes del conflicto.” (Moreno, H. 2014).

Acontecimientos tales como, los diversos pactos políticos para superar la violencia bipartidista,

el Frente Nacional, la firma del acuerdo de paz con el M-19 (1990), las numerosas negociaciones

por la paz que se dieron entre el Estado y la guerrilla de las FARC, antes del 2016 donde se firmó

el acuerdo final, en los gobiernos de Belisario Betancourt, Cesar Gaviria y Andrés Pastrana, la

Unión Patriótica (UP), un partido de izquierda creado en 1985 como parte de una propuesta de paz

de las FARC a varios grupos guerrilleros, o el acuerdo del pacto constituyente de 1990 son formas

de lo que se denomina paz imperfecta; “aquellos espacios e instancias en las que se pueden detectar

acciones que crean paz, a pesar de que estén en contextos en los que existen los conflictos y la

violencia” (Muñoz y Molina. 2009. p. 47, citado por Moreno, H. 2014)”.

En la siguiente matriz, se presentan las interrumpidas etapas de violencia y paz a lo largo de la

historia del país:

Tabla 1
Etapas de violencia y paz a lo largo de la historia

1947 -1953 1953 -1954 1954 - 1957 1964 - 1984 1984 - 1990 1984 - 1990 1990 - 2012
Violencia
Primera Segunda Tercera
Violencia Violencia Violencia 1998 - 2002
tregua tregua tregua
Despeje

“Matriz 1 podemos apreciar claramente como en Colombia las líneas de


tiempo de la continuidad de la violencia estructural son interrumpidas por
33

líneas de discontinuidad de la violencia mediante formas de paz imperfecta,


en este caso las transiciones se dan a partir de episodios de treguas.”
(Moreno, H. 2014)

De tal forma, paz imperfecta se puede entender como una categoría teórica compuesta por

“todos aquellos episodios, en los cuales se desatan unos constructos de tiempo que no mantienen

una relación de continuidad de largo plazo, (…) aquellos hechos que generan rupturas de la

dinámica de la violencia habitual mediante acuerdos o pactos transitorios, a mediano o largo plazo”

(Moreno, H. 2014); hechos de paz no acabada ni absoluta, una paz transitoria que se da en medio

de la barbarie y la violencia, entre los dos polos, guerra y paz, intersectados por eventos

intermedios que se alejan o aproximan a uno de estos dos escenarios. En este sentido, construir

paz, “significa evitar o reducir todas las expresiones de violencia, empresa de tamaña magnitud

que nos indica a las claras que la paz no es algo alcanzable de la noche a la mañana, sino un

proceso, un camino, una referencia” (Fisas, 2004, citado por Moreno, H. 2014).

4.4. Educación para la paz

Pese a lo que podría pensarse, la educación es un ámbito que incide en la vida social,

económica, cultural y política de una sociedad; a través de esta es que se construye la ética, los

valores y principios de una comunidad, además de que se constituye como un factor determinante

en el desarrollo de una persona o un país. En este sentido, el conflicto armado en Colombia se

cataloga como un desencadenante no sólo de violencia sino también de pobreza y atraso para las

regiones, cosa que además repercute en gran medida en el desarrollo de la educación en el país,

especialmente en las áreas rurales que han sido las más afectadas por la guerra y la violencia a lo

largo de los años. Justamente por lo anterior es que se hace tan crucial trabajar la cultura de la paz

desde el ámbito educativo, ya que la única forma de preservar el acuerdo de paz y de propiciar los

escenarios adecuados para la reconciliación y la creación de memoria histórica es generando un


34

cambio cultural que sólo se puede construir a través de la educación y la creación de conciencia

en la sociedad colombiana. En este caso particular, la creación de memoria histórica vista desde

las experiencias educativas se muestra cómo,

“un campo de práctica reflexiva en la apuesta de generar lazos de tejido


social evocadas hacia un recuerdo colectivo de valor simbólico sobre las
acciones de colectividad vividas por comunidades víctimas en un pasado
oscuro, que implican un constante proceso de diálogos, en los cuales no
solamente se recogen recuerdos o experiencias, sino que se convierten en un
todo en el que se recuperan y construyen memorias.” (Muñoz, J. 2018)

De acuerdo con el consultor de educación de las Naciones Unidas y director del Instituto

Alberto Merani, Julián de Zubiria, la educación es el camino para la paz y pese a haber firmado

los acuerdos de paz, Colombia aún tiene un largo camino por recorrer para poder consolidar una

paz estable y duradera. Lo anterior sólo será posible si se transforma la cultura y los valores que

la componen a través de la educación y la sensibilización de los colombianos. Igualmente, resalta

la importancia de trabajar en la educación del sector rural con el fin de superar el atraso que este

ha sufrido gracias al conflicto armado;

“La pobreza estructural rural y la falta de tierra, crédito y tecnología


constituyeron el factor más importante que explica el origen del reciente y
cruento conflicto armado colombiano. Es por ello que actualmente se
requiere hacer un énfasis especial en la educación dirigida a la ruralidad, en
esa Colombia olvidada y atrasada que depende en exceso de sus propios y
limitados recursos porque no ha podido contar con el necesario apoyo
estatal.” (De Zubiria, J. 2017).

Teniendo en cuenta todo lo planteado anteriormente se hace necesario revisar qué dice la

legislación colombiana frente a la construcción de paz para el posconflicto colombiano enmarcado

en el ámbito educativo y qué iniciativas pedagógicas existen en torno a la creación de memoria

histórica por parte del Ministerio de Educación Nacional.


35

4.4.1. Marco legal

Partiendo de lo dispuesto en el artículo 22 de la Constitución Política de Colombia, donde se

estipula que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, vale la pena la ley 1732

del 1 de septiembre de 2014, por la cual se establece la Cátedra de la Paz como de obligatorio

cumplimiento en todas las instituciones educativas del país, con el fin de garantizar la creación y

el fortalecimiento de una cultura de paz en Colombia. Ante esta medida, la entonces ministra de

educación Gina Parody declaró que esta asignatura “contribuye a la formación de competencias

ciudadanas, la solución pacífica de conflictos cotidianos y a generar ambientes propicios para

evitar situaciones como el matoneo y la violencia dentro de las instituciones.” (Ministerio de

Educación. 2015). Mientras que el ahora expresidente Juan Manuel Santos, explicó que esta

iniciativa educativa busca que los niños y jóvenes colombianos “aprendan principios y valores

básicos sobre la reconciliación, la solución amigable de los problemas y respeto por los derechos

humanos, lo cual impulsa a "consolidar la nueva Colombia sin guerra, una Colombia con más

equidad, una Colombia mejor educada"” (2015).

De acuerdo con el Ministerio de Educación, esta iniciativa educativa contribuye al

establecimiento de la “cultura de la paz, entendida como la apropiación de conocimientos y

competencias ciudadanas para la convivencia pacífica, la participación democrática, la equidad, la

pluralidad y el respeto por los Derechos Humanos.”. Es por lo anterior que, este mismo organismo

gubernamental estipula que esta asignatura debe ser un espacio reflexivo y de formación en tomo

a la convivencia con respeto, y por esta razón, debe estar articulada con alguna de las siguientes

áreas del conocimiento:

● Ciencias sociales, historia, geografía, constitución política y democracia

● Ciencias naturales y educación ambiental,


36

● Educación ética y Valores humanos

De igual forma, el Decreto 1038 de 2015 reglamenta esta pedagogía, donde se estipula que

Cátedra para la paz “deberá fomentar el proceso de apropiación de conocimientos y competencias

relacionados con el territorio, la cultura, el contexto económico y social y la memoria histórica,

con el propósito de reconstruir el tejido social, promover la prosperidad general y garantizar la

efectividad los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución” (Somos CaPAZes.

s.f.). Asimismo, estipula que, “los establecimientos educativos de preescolar, básica y media

deberán incorporar la asignatura de la Cátedra de la Paz dentro del Plan de Estudios antes del 31

de diciembre de 2015”, de igual forma, la Cátedra que se implemente en cada institución educativa

está encaminada a generar aprendizajes en los siguientes componentes:

a) Cultura de la paz: se entiende como el sentido y vivencia de


los valores ciudadanos, los Derechos Humanos, el Derecho Internacional
Humanitario, la participación democrática, la prevención de la violencia y
la resolución pacífica de los conflictos.

b) Educación para la paz: se entiende como la apropiación de


conocimientos y competencias ciudadanas para la convivencia pacífica, la
participación democrática, la construcción de equidad, el respeto por la
pluralidad, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.

c) Desarrollo sostenible: se entiende como aquel que conduce


al crecimiento económico, la elevación de la calidad de la vida y al bienestar
social, sin agotar la base de recursos naturales renovables en que se sustenta,
ni deteriorar el ambiente o el derecho de las generaciones futuras a utilizarlo
para la satisfacción de sus propias necesidades, de acuerdo con el artículo 3
de la Ley 99 de 1993.
(Somos CaPAZes. s.f..)

De igual forma, el Ministerio de Educación establece que, cada establecimiento educativo

determinará los contenidos de Cátedra para la Paz; sin embargo, en su currículo deberá desarrollar
37

al menos dos de las siguientes temáticas: a. Justicia y Derechos Humanos; b. Uso sostenible de

los recursos naturales; c. Protección de las riquezas culturales y naturales de la Nación.; d.

Resolución pacífica de conflictos; e. Prevención del acoso escolar; f. Diversidad y pluralidad; g.

Participación política; h. Memoria histórica; i. Dilemas morales; j. Proyectos de impacto social; k.

Historia de los acuerdos de paz nacionales e internacionales; y/o l. Proyectos de vida y prevención

de riesgos.
38

5. DISEÑO METODOLÓGICO

La metodología propuesta para la presente monografía es investigación cualitativa de tipo

documental ya que ésta se da a la tarea de buscar y seleccionar fuentes de información sobre el

problema o la pregunta de investigación. Esto con el propósito de presentar una síntesis de las

lecturas realizadas, estableciendo relaciones intertextuales y comparando las diferentes posturas

frente al problema de investigación; seguido de unas conclusiones o una discusión. “La

elaboración de una típica revisión bibliográfica pasa por tres grandes fases: la investigación

documental, la lectura y registro de la información, y la elaboración de un texto escrito” (L,

Bernardo. 2010).

Las fases llevadas a cabo para la elaboración de la presente revisión bibliográfica comprenden

la recopilación de información relacionada con los antecedentes internacionales relacionados con

el tema, especialmente de América Latina, que se han enfrentado a un conflicto interno armado, a

la firma de un acuerdo de paz y a la posterior implementación del mismo; teniendo en cuenta el

aporte e importancia de la memoria histórica a nivel social durante el posconflicto. Por otra parte,

para el caso particular Colombiano, se revisan los trabajos que analizan la situación de un país que

ha sido fuertemente golpeado por la violencia, la desigualdad, la exclusión, la falta de conciencia,

educación y criterio, teniendo en cuenta las cicatrices y fracturas sociales ocasionadas por la

violencia de más de 50 años. A lo que se suma la consolidación del acuerdo firmado y la

construcción de una paz duradera a través de la creación reconstrucción y preservación de la

memoria histórica por medio de la pedagogía y la formación para la paz.

Al concentrar el desarrollo de la memoria en el ámbito educativo, el corpus seleccionado está

compuesto por textos de los colegios pertenecientes a la Unión de Colegios Bilingües (UCB),

identificando en ellos los elementos de creación de memoria en las clases de historia (cátedras para
39

la paz) y comparándolos con lo estipulado por el Ministerio de Educación, en materia de la

instauración de una educación y cultura para la paz, para caracterizar las propuestas existentes y

posteriormente proponer mecanismos para cumplir con los objetivos propuestos para esta

iniciativa.

Para realizar el análisis cruzado de la información recolectada en los documentos objeto de

estudio se implementaron estrategias de análisis hermenéutico, comprendido este como la

compresión de la situación del documento en contexto, no solo en el que fueron escritos sino en el

que son analizados incorporarlas en las concepciones actuales. En este sentido, el análisis

hermenéutico busca caracterizar el fenómeno en sí, de la enunciación para llegar a comprender su

sentido, mensaje contenido en el enunciado, y sus posibles significaciones, la construcción que el

sujeto hace sobre el enunciado el cual cambia con el contexto de lectura del mismo. Así, por

ejemplo, las obras escritas Shakespeare en el S. XVII y leídas en este mismo periodo de tiempo no

serán entendidas de la misma forma si se leen en el S. XXI. Con todo lo anterior, este se convierte

en un procedimiento de gran valía para esta investigación en tanto se revisa el concepto de

conflicto, memoria histórica y paz imperfecta. Todo lo planteado anteriormente se hace con el

objeto de responder al planteamiento del problema de investigación: ¿Cuál es el papel de la

memoria histórica en el marco del posconflicto colombiano, vista desde la construcción de la

misma a través de la Educación para la Paz?


40

6. ANÁLISIS

Para realizar el presente análisis se determinaron las siguientes categorías que permiten

organizar los datos y llegar a generalizaciones:

● Elementos de Historia de Colombia

● Conceptos asociados al marco teórico:

o Conflicto

o Memoria histórica

o Paz imperfecta

● Eventos institucionales para construir cultura de paz.

A fin de cumplir con lo previamente establecido en el diseño metodológico se llevó a cabo la

búsqueda en línea de los PEI, sílabos y/o manuales de convivencia de los colegios pertenecientes

a la UCB con el objetivo de identificar las estrategias de implementación de Cátedra para la Paz,

una materia exigida por la ley a todos los establecimientos educativos, públicos o privados, a partir

del 31 de diciembre de 2015. Sin embargo, la primera revisión arrojó que no existen datos o

documentos, de acceso público, sobre esta materia en estas instituciones. Lo mencionado

anteriormente abre la posibilidad de revisar en qué medida el Ministerio de Educación Nacional

hace un seguimiento al cumplimiento de las normas establecida en cuanto a la implementación de

esta materia en los colegios.

Pese a que no existen documentos que permitan evidenciar la implementación de ésta en las

instituciones educativas se trasladó el estudio de caso al Colegio Bilingüe Richmond, en adelante

CBR también hará referencia a esta institución. Tras realizar la búsqueda en el Manual de

Convivencia de dicha institución se encontró que en el Artículo 66 de este documento se estipula

brevemente el papel de esta materia dentro del colegio:


41

Art. 66: Dando cumplimiento al Art. 3 del Decreto 1038 de 2015, Cátedra

para la Paz es liderada por el área de Ciencias Sociales. Cátedra para la Paz

tiene únicamente valoración cualitativa y no será tenida en cuenta para la

promoción de los estudiantes. (Colegio Bilingüe Richmond. 2018)

Lo descrito en el Manual de Convivencia es de carácter general y no especifica de forma puntual

la normativa y/o planeación precisa la manera en que esta materia será implementada en el

currículo académico. Sin embargo, cabe resaltar que al introducir esta asignatura al área de

Ciencias Sociales se está dando cumplimento a lo estipulado por el Ministerio de Educación, tras

la creación de la ley 1732 de 2014, donde se estipula que Cátedras para la Paz debe estar articulada

con alguna de las siguientes áreas del conocimiento: Ciencias Sociales, Ciencias Naturales o

Educación ética.

Seguido de esto, y con el fin de hacer una búsqueda más detallada sobre Cátedras para la Paz

en Plan de Estudios del colegio, el análisis se enfoca en una lectura detallada de los planes de

estudio correspondientes al área de Sociales en Escuela Alta (Grados 8 a 11), para el año lectivo

2017-2018. La información encontrada fue la siguiente:


42

Tabla 2
Unidades Cátedras para la Paz

Nombre Unidad

Primer Trimestre Segundo Trimestre Tercer Trimestre

Octavo Mundo feudal y sus Los procesos asociados a la


características independencia continental
de América y la

consolidación de los nuevos
estados y estructuras de
gobierno

Noveno El espacio en el siglo XX: Edad contemporánea: la Memoria y conflicto


Entre el Horror y la crisis de la razón
resistencia.
Décimo El ‘Nuevo Mundo’ y sus Las raíces del No hay armas buenas…
fracturas: Conquista, subdesarrollo. todas las balas son malas”
colonización y resistencia
en América Latina
Once Colombia ¿fragmentada, Colombia y África en el “No hay armas buenas…
imaginada, diversa, siglo XIX: entre la todas las balas son malas”
multicultural? Proyectos de modernidad y el Participación política y
nación en diálogo y tensión capitalismo salvaje. polarización después de la
firma de tratados de paz

[Para el anterior cuadro, todo lo que se encuentra subrayado en verde hacen referencia a las unidades
que trabajan alrededor de al menos un contexto que se relaciona con las categorías de análisis
previamente planteadas, mientras que lo resaltado en rojo corresponde a las que no.]

De igual forma, los contextos bajo los cuales se desarrollan las unidades previamente

mencionadas para cada grado se presentan en el siguiente cuadro:


43

Tabla 3
Contextos cátedras para la paz

Contextos por unidad

Primer Trimestre Segundo Trimestre Tercer Trimestre

Octavo ● Las revoluciones ● Las revoluciones burguesas


burguesas ocurridas entre ocurridas entre los siglos
los siglos XVIII y XIX. XVIII y XIX.
● Los procesos contra ● Los procesos contra
revolucionarios, en revolucionarios, en
particular el movimiento particular el movimiento que
que pretende derogar los pretende derogar los logros
logros de la Revolución de la Revolución Francesa.
Francesa. ● La consolidación de los
● La consolidación de los estados nacionales y el
estados nacionales y el surgimiento del proceso de
surgimiento del proceso de expansión territorial
expansión territorial (Imperialismo).
(Imperialismo). ● Los movimientos …
● Los movimientos independentistas que
independentistas que ocurren en América y la
ocurren en América y la consolidación de los estados
consolidación de los americanos.
estados americanos. ● El surgimiento de los
● El surgimiento de los partidos políticos en
partidos políticos en Colombia y sus efectos en el
Colombia y sus efectos en siglo XIX
el siglo XIX

Noveno ● Geopolítica en el mundo ● El proyecto de Modernidad ● Guerra Fría: El impacto de


contemporáneo. ● República de Weimar dos grandes en el resto del
● Recapitulando el siglo ● Segunda Guerra Mundial mundo.
XIX: Continuidad de la ● Víctimas del conflicto
revolución industrial, armado en Colombia:
imperialismo y memoria y persecusión.
consolidación de los ● Conflicto armado en
Estados-Nación. Colombia: Contexto
● Las guerras mundiales. histórico.
● Crisis socio-económicas y ● Líderes sociales en
surgimiento de ideas Colombia: Una tragedia
totalitarias. anunciada.
Décimo ● Conquista y colonización ● Justificación del proceso de ● Conflicto armado en
de América: la conquista y colonización. Colombia
construcción del ‘otro’ ● Intereses sobre el territorio ● Proceso de paz
americano, la encomienda, por parte de Europa.
la esclavitud y la ● Patrones de conquista y
evangelización poblamiento. Relación con
la actual estructura territorial
44

● Dinámicas de resistencia del país. (Organización


física y cultural: ‘indios territorial, infraestructura de
bravos’, cimarrones, vías de comunicación.)
mujeres blancas y negras. ● Problemáticas asociadas a la
● Colombia contemporánea: ocupación territorial.
Problemáticas de
discriminación racial,
fragmentación social,
género y colonialismo
económico en nuestra
actualidad.
● Colombia contemporánea:
La Constitución del 91 y
las competencias
ciudadanas (a la luz del
examen Saber 9 y Saber
11).
Once ● La Constitución del 91 ● ¿Cómo somos? ¿Todavía ● Conflicto armado en
como Proyecto de Nación pervive la esclavitud y la Colombia
● Las luchas de polarización? ● Proceso de paz
Independencia: quiénes ● Concepto de Estado
lucharon, qué querían, a Moderno
quiénes hemos recordado y ● Colombia siglo XIX.
olvidado en las narraciones Sociedad colonial, proyecto
‘patrias’ europeo
● El radicalismo y la ● Promesas y contradicciones
Regeneración (La de la modernidad. Progreso
Constitución del 86 en y despojo.
contraste con la del 91) ● Proyectos de nación.
Polarización y copia de
modelos.
● Bipartidismo en Colombia
● Imperialismo económico y
territorial en el siglo XIX.
● Pervivencias de la estructura
política en el siglo XX.
Debilidad del Estado y
corrupción política.

Dado lo anterior, es pertinente recalcar que, en vista de los amplios contextos propuestos para

grado octavo estos se extienden para la planeación de los 3 trimestres del año lectivo 2017-2018.

Además, entre las temáticas expuestas las que se ajustan a los conceptos a trabajar en relación con

Cátedras para la Paz son aquellas subrayadas en color amarillo, las cuales se relacionan

directamente con historia de Colombia y creación de memoria histórica.


45

Asimismo, y en comparación con los planes de estudio sugeridos para los demás cursos, noveno

es el grado con menor predominio de las temáticas en relación con las categorías de análisis ya

estipuladas. Sin embargo, para el tercer trimestre se proponen 3 contextos diferentes pero que se

relacionados entre sí al decantar en el concepto general de conflicto y sus consecuencias.

Por otra parte, los últimos grados académicos, décimo y once, son los que tienen mayor

preponderancia de historia de Colombia en relación con los otros cursos. En estos la propuesta

académica gira en torno a la reconstrucción del pasado colombiano alrededor de los siglos XIX y

XX hasta terminar en el conflicto interno armado y el proceso de paz. Teniendo en cuenta lo

anterior, podría afirmarse que estas planeaciones se centran en la historia de la violencia en el país

con el fin de preparar a los estudiantes para la presentar la prueba de estado, ICFES, en grado

undécimo. De igual forma, cabe resaltar que la planeación propuesta para el último trimestre cuenta

con una unidad semejante y por ende los mismos contextos; sin embargo, en el caso de grado once

es más evidente la construcción del concepto de memoria histórica, no sólo por los títulos

propuestos para cada unidad, sino también por la forma y el orden en cómo están propuestas, que

propicia la comprensión de la cronología, el contexto y las repercusiones de lo ocurrido.

Igualmente, es pertinente destacar que en general el trabajo de escuela alta en el área de sociales

para el tercer trimestre se centra sustancialmente en la generación de conocimientos entorno a la

historia de Colombia, esto se debe a que en este período académico se lleva a cabo Foro Colombia,

un espacio de reflexión y construcción de propuestas en torno a la construcción de la paz, en el

contexto social y político actual; que tiene como objetivo principal realizar un acercamiento

académico y cultural significativo a las principales problemáticas que afectan la realidad

colombiana.
46

Por otra parte, el programa de Character Counts, implementado en el colegio desde hace 3 años,

hace parte de las propuestas institucionales para construir cultura de paz. En esta medida y de

acuerdo con el Artículo 5 del Manual de Convivencia esta es una iniciativa que tiene como objetivo

formar personas íntegras que puedan manejar con coherencia las diversas situaciones y retos que

la vida les presenta, que aceptan las diferencias y riqueza de diversidad en el mundo y que se

indignan ante las injusticias y actúen con compasión por otros. De igual forma, éste define los 6

pilares, valores, bajo los que se fundamenta este programa: confiabilidad, responsabilidad, respeto,

justicia, bondad y civismo. De acuerdo con el Artículo 120, ésta es una de las medidas pedagógicas

“que contribuyen a la promoción de la convivencia escolar, a la prevención de las situaciones que

la afectan y a la reconciliación, la reparación de los daños causados y el restablecimiento de un

clima de relaciones constructivas en el establecimiento educativo cuando estas situaciones

ocurran.” (Colegio Bilingüe Richmond. 2018). Por otra parte,

Art. 72: “Programa que contribuye a impactar significativamente las vidas


de los estudiantes desde Pre-Jardin (Pre-Kinder 1) hasta 12o , donde se
realiza un énfasis significativo en el establecimiento de un clima escolar
positivo, el cual se logra al inculcar intencional y explícitamente las
habilidades académicas, sociales y emocionales críticas, así́ como los rasgos
de carácter central basados en los valores de :responsabilidad, honestidad,
confianza, civismo, cuidado y respeto para el desarrollo Académico, Social,
Emocional y de Carácter de nuestros estudiantes.” (2018).

Consolidando, Character Counts es una iniciativa que propicia la sana convivencia entre los

estudiantes, el desarrollo del carácter a través de la ética y los valores. Además de la resolución de

conflictos por medios pacíficos; cosa que también puede entenderse como un elemento

perteneciente a Cátedras para la Paz.

Teniendo en cuenta todo lo planteado anteriormente es válido destacar que, pese a no estar

categorizado bajo la materia Cátedras para la Paz; en el CBR si existen temáticas que giran en
47

torno a las categorías de análisis ya planteadas. Con todo, al no aparecer con esta terminología se

puede hacer una primera lectura donde aparentemente se afirma que no existen iniciativas

relacionadas con esta iniciativa pedagógica.

Revisando lo estipulado por la ley y los planteamientos del Ministerio de Educación Nacional,

el CBR cumple con generar aprendizajes en dos de los tres componentes estipulados, cultura de la

paz y educación para la paz. Artículo De igual modo, el plan de estudios propuesto no sólo cumple

con al menos dos de las doce temáticas planteadas por este organismo gubernamental, sino que

pone en práctica más de las exigidas por el gobierno. Entre éstas se encuentran, la justicia y los

derechos humanos, la resolución pacífica de conflictos, la historia de los procesos de paz

nacionales e internacionales, la participación política y la memoria histórica. No obstante, aún es

necesario desarrollar la tercera categoría de aprendizaje, que hace referencia al desarrollo

sostenible; además de hacer una demarcación mucho más precisa de lo que conlleva esta materia

en medio del área de ciencias sociales y de la comunidad educativa en general; esto debido a que

Cátedras para la Paz no es una materia que se limita únicamente a la enseñanza de la misma en las

aulas de clase sino que trasciende la academia para instaurarse en medio de las dinámicas de

convivencia y el tejido sociocultural de la institución.


48

7. REFLEXIÓN FINAL Y CONCLUSIONES

Al realizar la búsqueda referente a la implementación de Cátedras para la Paz en los colegios

de la UCB y no encontrar ningún documento público que aluda a esta materia, se hace evidente la

complejidad de crear espacios de interacción y socialización entre las instituciones; con el fin de

trabajar colectivamente para que sus comunidades educativas se familiaricen con el desarrollo

sostenible, la educación y la cultura para la paz, (componentes fundamentales de aprendizaje en

esta cátedra). Asimismo, se dificulta la unificación de criterios y/o prácticas que trabajen en torno

a esta pedagogía; debido a esto, vale la pena formalizar los procesos de Cátedras para la Paz y todo

lo que esto con lleva. Lo anterior puede llevarse a acabo mediante el uso de la terminología y

categorización adecuada, además de enmarcar y delimitar el papel que esta tiene dentro del área

de ciencias sociales; ésto, se puede lograr con la ayuda de una programación rigurosa concertada

específicamente en los planes de estudios de los colegios. Ante lo planteado anteriormente, cabe

preguntarse sí esta situación se limita únicamente a este grupo de instituciones educativas,

pertenecientes al sector privado, o si en realidad son varias las instituciones de este carácter

alrededor del país que carecen de un documento público que exponga una normativa y una

planeación especifica sobre esta materia.

Por otra parte, la guerra ha erosionado la moral, la ética y la cultura del pueblo colombiano, en

esta perspectiva y con el fin de erradicar la cultura de violencia que se instauró en la sociedad

colombiana tras más 50 años de conflicto interno, se hace primordial trabajar en la transformación

del tejido sociocultural del país, cosa que únicamente se puede lograr a través de la educación y

de la rehumanización del otro. Generando criterio, consciencia y tolerancia, para así comprender

que Colombia es un país pluriétnico y multicultural, donde la diversidad de perspectivas y

opiniones debería ser vista como un beneficio y no un problema.


49

De igual forma y tras el desarrollo del marco teórico se hace evidente la dificultad de definir

memoria histórica, no sólo por las diferentes concepciones teóricas que existen acerca de este

termino, sino también por la sensibilidad y la versatilidad que la caracterizan. Sin embargo,

después de hacer un detallado rastreo teórico en torno a este concepto es posible construir una

perspectiva global sobre lo que significa la memoria histórica, sus implicaciones e importancia.

En este sentido y con el fin de construir una paz estable y duradera en Colombia es necesario crear

consciencia y memoria histórica en el país, cosa que únicamente es posible cuando se deja de lado

la venganza y se perdona aquellos que causaron daño. Aquel que perdona no lo hace únicamente

para convivir con el otro, lo hace para convivir consigo mismo.

Desde este punto de vista, la memoria es entendida como el pilar fundamental del derecho de

las victimas, donde la verdad, la justicia y la no repetición se hacen imposibles sino existe la previa

configuración de la memoria. La no repetición propuesta como objetivo fundamental de la

memoria histórica, va más allá de las víctimas. Su gran propósito es alcanzar una paz estable y

duradera para toda Colombia y esto sólo se hace posible sí se generan los mecanismos pertinentes

para la reconciliación y la convivencia, conociendo el contexto histórico que dio origen al conflicto

y los factores responsables de que fuera tan cruel y extenso. Como ya se ha dicho, para poder

entender el posconflicto es de vital importancia mirar al pasado e interpretar el contexto y las

causas del conflicto como los elementos encargados de modelar la realidad colombiana tras el

acuerdo de paz. Entender un conflicto implica comprender las causas, consecuencias y contexto

económico, político, social y cultural del periodo histórico en cuestión

Por otro lado, a lo largo del desarrollo del marco legal se hizo notorio que en Colombia las

normas (leyes y/o decretos), difícilmente pasan a formar parte de la realidad tangible del país. Este

es el caso de la ley 1448 de 2011, donde se establece el 9 de abril como el Día Nacional de la
50

Memoria y la Solidaridad con las Víctimas; en esta fecha “se realizarán por parte del Estado

colombiano, eventos de memoria y reconocimiento de los hechos que, han victimizado a los

colombianos y colombianas” (UARIV. 2011. Pg. 47). Por lo anterior, vale la pena preguntarse,

¿cuántas veces verdaderamente se ha conmemorado esta fecha y si los colombianos enterados de

la existencia de la misma? Además de, ¿cuáles han sido los eventos de memoria patrocinados por

el estado con el fin de recordar este día?

De acuerdo con el político, filósofo y orador romano Marco Tulio Cicerón, “una mala paz es

siempre mejor que la mejor de las guerras”; es por esto que no hay cese a las hostilidades o acuerdo

que valga sí la violencia cultural y estructural sigue presente en el país. mientras esto no pare no

habrá paz en Colombia un país que se reconstruye a si mismo mientras sigue inmerso en la

violencia seguirá viviendo las consecuencias de esta guerra y no podrá vivir en paz, ya que todo

esto siempre tendrá un efecto residual en la sociedad colombiana y en su cultura. Esta violencia

cultural no sólo es producto de la repetida exposición a altos grados de violencia a los que se ha

visto sometida la sociedad colombiana, sino también del hecho de que al haber normalizado la

violencia la sociedad colombiana se ha encargado de justificar, promover y glorificar la agresión,,

es lo que la guerra les ha enseñado a lo largo de sus vidas. Con el fin de preservar la paz y revertir

esta cultura de violencia es necesario hacer una transición de una sociedad en guerra a una que sea

tolerante y aprenda a convivir en medio del perdón y la diferencia; cosa que sólo se logrará cuando

la cultura Colombiana se transforme.


51

8. LISTA DE REFERENCIAS

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de: https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/eventos/genocidio-de-ruanda-la-historia-de-
los-hutus-y-los-tutsis
● ACNUR. (2018). ¿Qué es un conflicto armado según el Derecho Internacional
Humanitario?. Recuperado de: https://eacnur.org/blog/que-es-un-conflicto-armado-
segun-el-derecho-internacional-humanitario/
● Aguirre, A. (2015). ¿Por qué es importante la memoria histórica en Colombia?. Revista
Nova et Vetera, Vol. 1 N˚ 3. Recuperado de: http://www.urosario.edu.co/Revista-Nova-
Et-Vetera/Vol-1-Ed-3/Cultura/Por-que-es-importante-la-memoria-historica-en-Col/
● Armada Nacional. (s.f). Concepto Memoria Histórica. Recuperado de:
https://www.armada.mil.co/es/content/concepto-memoria-historica
● Benítez, M. (2016). Guerra y posconflicto en Guatemala: Búsqueda de justicia antes y
después de los acuerdos de paz. Recuperado de:
http://www.scielo.org.co/pdf/recs/n19/n19a06.pdf
● Bernardo, L. (2010). Proyecto de Indagación: La revisión bibliográfica. Facultad de
Psicología, Pontificia Universidad Javeriana. Recuperado de:
https://www.javeriana.edu.co/prin/sites/default/files/La_revision_bibliografica.mayo_.20
10.pdf
● Centro Nacional de Memoria Histórica. (2017). Ojalá Nos Alcance La Vida. Recuperado
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vida
● CIDOB. (s.f). Conflicto en Colombia: antecedentes históricos y actores. Recuperado de:
https://www.cidob.org/es/publicaciones/documentacion/dossiers/dossier_proceso_de_paz
_en_colombia/dossier_proceso_de_paz_en_colombia/conflicto_en_colombia_antecedent
es_historicos_y_actores
● CIRC. (2008). ¿Cuál es la definición de "conflicto armado" según el derecho
internacional humanitario? Recuperado de:
https://www.icrc.org/es/doc/resources/documents/article/other/armed-conflict-article-
170308.htm
52

● CNMH. (2014). ¿Qué es el Centro Nacional de Memoria Histórica? Recuperado de:


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