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Entendemos como neurociencia el estudio del desarrollo del sistema nervioso, su estructura, así como

las funciones que desempeña. Esto conlleva una característica multidisciplinar que la une con una
multitud de ámbitos como la educación, la lingüística, la psicología e, incluso, con la filosofía.

Conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es el sistema nervioso con


particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con la conducta y el
aprendizaje

 Consiste en comprender cómo funciona el cerebro para aplicarlo a la mejora del proceso de
aprendizaje.
 La neurociencia permite estudiar cómo aprende el cerebro y aplicarlo al día a día de la educación para
mejorar la forma en que se enfoca el proceso de enseñanza – aprendizaje.
 La neurociencia permite aportar algunas pistas sobre la importancia de la motivación y de los retos
(estímulos) para activar determinadas zonas de nuestro cerebro que nos ayudarán en el proceso de
aprendizaje.

Principal objetivo de investigación en Neurociencia es ofrecer una comprensión mecanicista de la


conducta de todo el organismo, un nivel de análisis más allá de las moléculas, células o circuitos
individuales.

La misión de la neurociencia es explicar la conducta humana con relación a las actividades del cerebro. Al
saber cómo funciona este los maestros podrán diseñar mejores currículos, concebir mejores estrategias,
aumentar la inteligencia emocional, mejorar la capacidad de retener información y mejorar el
aprovechamiento académico.
Si tenemos tantas ganas de aprender, mientras dormimos se activan las regiones cerebrales pertinentes
al igual que cuando estamos despiertos. Hay que reconocer que hay momentos especialmente adecuados
para ciertos aprendizajes, ejemplo: la capacidad para aprender una lengua disminuye con la edad (a partir
de los trece años). Antes de esa edad, según las autoras mencionadas, todos somos genios lingüísticos.
Sin embargo, la Neurociencia nos dice que el cerebro adulto, o al menos ciertas regiones, es casi tan
maleable como el del niño.
Entonces nos referimos a la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del sistema nervioso para adaptarse
continuamente a circunstancias cambiantes, cosa que ocurre cada vez que aprendemos algo. Nuestro
cerebro está diseñado para la acción; la pasividad y la rutina lo intoxican, necesitamos fomentar la
gimnasia cerebral, la inventiva, la creatividad, la incorporación de las TIC`s, generar ideas, las creaciones
fundadas en la actividad neuronal, entre otras.

Las neurociencias pueden realizar importantes contribuciones al conocimiento para facilitar la


comprensión de procesos cognitivos claves para la enseñanza-aprendizaje, tales como la memoria, la
atención, el lenguaje, la lectoescritura, las funciones ejecutivas, la toma de decisiones, la creatividad y la
emoción, entre otros.
Las neurociencias modernas son también importantes para el entendimiento de situaciones de riesgo de
aprendizaje y así ofrecer un beneficio para muchísimos niños.
La metodología utilizada ofrece además la posibilidad de probar empíricamente estrategias e
intervenciones que pueden implementarse en el área de educación como, por ejemplo, el monitoreo y la
comparación de distintas modalidades de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, aunque se pueda
enfatizar el potencial de las neurociencias como una herramienta para mejorar la educación, la transición
del laboratorio al aula no es sencilla.

Es importante remarcar, principalmente por el interés general que despierta en la actualidad la


neurociencia, que existen varias creencias erróneas basadas en interpretaciones incorrectas de
investigaciones científicas que, a veces, incluso, tienen una repercusión mediática o pública.
Los llamados "neuromitos" o creencias sin base científica también existen en torno a los procesos
cognitivos involucrados en la educación. Algunos de ellos son que "usamos solo el 10% del cerebro", que
"el cerebro izquierdo es el sitio de la racionalidad y el derecho de la creatividad" o que "existe un estilo
de aprendizaje visual, auditivo y kinestésico". Estas concepciones sin sustento científico pueden llevar a
la implementación de prácticas desacertadas.

La aplicación de la teoría del aprendizaje compatible con el cerebro impacta a la educación en tres
aspectos fundamentales:
1. Currículo: los profesores deben diseñar el aprendizaje centrado en los intereses del alumno y hacer
un aprendizaje contextual.
2. Enseñanza: los educadores deben permitirles a los alumnos que aprendan en grupos y usen el
aprendizaje periférico. Los profesores que estructuran el aprendizaje alrededor de problemas reales,
estimulan también a los estudiantes a aprender en entornos fuera de la sala de clase y fuera de la
escuela.
3. Evaluación: ya que los alumnos están aprendiendo, su evaluación debería permitirles entender sus
propios estilos de aprendizaje y sus preferencias. De esa manera, los alumnos supervisan y mejoran
sus procesos de aprendizaje.
Y luego se preguntan: ¿Qué sugiere el aprendizaje basado en el cerebro? Sugiere que los profesores deben
ayudar a los alumnos a que tengan experiencias apropiadas y saquen provecho de esas experiencias.

Al tratar con la neurociencia los educadores deben reflexionar y trasladar esa continua investigación al
mundo de la educación, pero no traducir esa investigación compleja en estrategias que no resultan.
Los profesores deben entender que la mejor manera de aprender no es por la clase expositiva, sino
participando en entornos reales que permitan ensayar cosas nuevas con seguridad.

Una manera concreta de llevar esa aspiración a la práctica es que en cada escuela los profesores y el
cuerpo directivo hagan investigación-acción sobre las aplicaciones de los resultados y los avances en
Neurociencia al proceso de aprendizaje y enseñanza.
Sólo la investigación-acción, dice Jensen (1998), hecha por usted o por otros colegas, confirmará que la
idea que usted leyó en una revista de educación o que aprendió en un curso-taller sobre Neurociencia y
Educación, resulta para más de alguien, en muchas partes, reflejando una alta confiabilidad en el método.
Sousa (2001), hablando de las ventajas de la investigación-acción, afirma que la investigación-acción le
permite al profesor y al cuerpo de profesores recoger datos para determinar la efectividad de las nuevas
estrategias sugeridas compatibles con el cerebro; le permite, además, acrecentar su propio desarrollo
profesional; le proporciona al profesor una consistente retroalimentación para su autoevaluación,
introduce formas alternativas para evaluar al estudiante, y sus resultados pueden llevar a importantes
cambios en el currículo.
Algunos descubrimientos fundamentales de la Neurociencia, que están expandiendo el conocimiento de
los mecanismos del aprendizaje humano, son:
1. El aprendizaje cambia la estructura física del cerebro.
2. Esos cambios estructurales alteran la organización funcional del cerebro; en otras palabras, el
aprendizaje organiza y reorganiza el cerebro.
3. Diferentes partes del cerebro pueden estar listas para aprender en tiempos diferentes.
4. El cerebro es un órgano dinámico, moldeado en gran parte por la experiencia. La organización funcional
del cerebro depende de la experiencia y se beneficia positivamente de. Precisa más esto al sostener que
el cerebro es moldeado por los genes, el desarrollo y la experiencia, pero él moldea sus experiencias y la
cultura donde vive.
5. El desarrollo no es simplemente un proceso de desenvolvimiento impulsado biológicamente, sino que
es también un proceso activo que obtiene información esencial de la experiencia.
En resumen, la Neurociencia está comenzando a dar algunas iluminaciones (insights), si no respuestas
finales, a preguntas de gran interés para los educadores.

Autores
 Eric Kandel
 Charles Scott Sherrington
 Santiago Ramón y Cajal
 Rodolfo Llinás
 Camillo Golgi
 John Carew Eccles
 Michael Gazzaniga
 Edgar Douglas Adrian
 Bernard Katz
 Henry Hallett Dale
 Sarah-Jayne Blakemore y Uta Frith
 John T. Bruer
 Francisco Mora
 Tomas Ortiz
 Ana Iglesias
 Jesús Mª Nieto
 Nieves Maya y Santiago Rivero
 John Geake
 Tokuhama-Espinosa, 2011
 Felipe Ramon y Cajal
 Steven Pinker
 Álvaro Pascual

Mi propuesta es que debe cumplir cuatro objetivos:


1. Ayudarnos a comprender el proceso educativo;
2. Ayudarnos a resolver los trastornos de aprendizaje de origen neurológico;
3. Ayudarnos a mejorar los procesos de aprendizaje y a ampliar las posibilidades de la inteligencia humana,
sugiriendo nuevos métodos y validando los que la pedagogía elabora;
4. Ayudarnos a establecer sistemas eficaces de interacción entre cerebro y nuevas tecnologías.

¿Cómo pasar de la teoría e investigación del cerebro a la


práctica en el aula y a las políticas educacionales?
Algunos descubrimientos fundamentales de la Neurociencia, que están expandiendo el conocimiento de
los mecanismos del aprendizaje humano, son:
1. El aprendizaje cambia la estructura física del cerebro.
2. Esos cambios estructurales alteran la organización funcional del cerebro; en otras palabras, el
aprendizaje organiza y reorganiza el cerebro.
3. Diferentes partes del cerebro pueden estar listas para aprender en tiempos diferentes.
4. El cerebro es un órgano dinámico, moldeado en gran parte por la experiencia.
5. El desarrollo no es simplemente un proceso de desenvolvimiento impulsado biológicamente, sino que
es también un proceso activo que obtiene información esencial de la experiencia.

Principios
1. El cerebro es un complejo sistema adaptativo
2. El cerebro es un cerebro social
3. La búsqueda de significado es innata
4. La búsqueda de significado ocurre a través de "pautas"
5. Las emociones son críticas para la elaboración de pautas
6. Cada cerebro simultáneamente percibe y crea partes y todos
7. El aprendizaje implica tanto una atención focalizada como una percepción periférica
8. El aprendizaje siempre implica procesos conscientes e inconscientes
9. Tenemos al menos dos maneras de organizar la memoria
10. El aprendizaje es un proceso de desarrollo (plasticidad)
11. El aprendizaje complejo se incrementa por el desafío y se inhibe por la amenaza
12. Cada cerebro está organizado de manera única

Principios para diseñar la escuela, a fin de que ésta sea compatible con el cerebro:
1. Unir la literatura de la Neurociencia con las interpretaciones de los principios del aprendizaje basado
en el cerebro.
2. Facilitar las implicaciones. Los principios que forman el cerebro se basan directamente en lo que
sabemos de neurofisiología del cerebro y de entornos óptimos de aprendizaje.
3. Hacer un lugar no es lo mismo que distribuir un espacio. Los entornos óptimos de aprendizaje deben
ser enfocados holísticamente, incluyendo tanto el ambiente físico como el entorno social, organizacional,
pedagógico y emocional.
4. El diseño de entornos de aprendizaje basado en el cerebro requiere que transformemos nuestro
pensamiento tradicional basado en disciplinas o asignaturas en maneras interdisciplinarias.

Hay tres elementos interactivos de enseñanza que emergen de sus principios y que pueden perfectamente
aplicarse en el proceso de aprendizaje-enseñanza:
1. Inmersión orquestada en una experiencia compleja: crear entornos de aprendizaje que sumerjan
totalmente a los alumnos en una experiencia educativa.
2. Estado de alerta relajado: eliminar el miedo en los alumnos, mientras se mantiene un entorno muy
desafiante.
3. Procesamiento activo: permitir que el alumno consolide e interiorice la información procesándola
activamente.

El desafío consiste en crear un nuevo paradigma que ajuste el aprendizaje natural


con las tecnologías de punta. Analizar las discrepancias entre las actuales prácticas
de enseñanza y las óptimas prácticas de aprendizaje. No hay que responder por qué
no se puede hacer, sino más bien cómo se puede hacer. A futuro seremos no
diseñadores de enseñanza, sino diseñadores de aprendizaje.

La evaluación de los procesos de enseñanza aprendizaje se debe abordar desde múltiples facetas,
concibiendo la evaluación como un proceso que parte de la detección y evaluación de las necesidades
específicas que nos permita conocer el perfil individual. Debe continuar con la adaptación de todos los
procesos involucrados en el aprendizaje para finalmente terminar con la evaluación de los resultados
obtenidos y el trabajo realizado. Porque enseñar y aprender empieza por evaluar las necesidades
específicas de nuestros alumnos, es decir, por conocer su cerebro.
De la mano de los conocimientos que nos aporta la Neuroeducación todo el proceso de evaluación debe
ser entendido como un adaptación continua las necesidades de cada persona y parte del hecho de que
todos somos diferentes también al aprender, por lo que hemos de definir una educación para cada
persona adaptada a su perfil individual que nos permita de valorar los potenciales partiendo de los puntos
fuertes y las habilidades, para desarrollar a la persona en todas sus facetas, teniendo en cuenta que cada
cerebro está organizado de manera única.

Concepto
Autores
Principios/supuestos básicos
Proceso de enseñanza / didáctica
Concepción sobre el estudiante
Concepción sobre el docente
Forma de evaluar

Algunas estrategias que se sugieren son:


1. Las instituciones que imparten enseñanza deben considerar los aportes de la neurociencia hacia la
educación. Es necesaria la formación del nuevo docente. Este nuevo docente debe reflexionar que la
educación del futuro debe estar en armonía con el funcionamiento del cerebro y su estructura. Es lo
que se ha llamado la enseñanza y el aprendizaje compatible con el cerebro.
2. Una estrategia importante, para el análisis y el razonamiento, es indudablemente el recurso de la
memoria de trabajo. Por lo tanto, el docente debe promover actividades que estimulen la memoria
de trabajo; ya que esta juega un papel trascendental, en la toma de decisiones, el razonamiento y el
cálculo.
3. La atención es otro recurso importante que involucra a la memoria de trabajo. Por eso, despertar la
atención del estudiante es de vital importancia. El docente debe ser creativo e innovador para
aumentar la motivación y estimular los niveles dopaminérgicos. A mayor concentración, menor es la
ansiedad. Se debe evitar la inhibición, así como también el bloqueo en los alumnos. Este se presenta
cuando la actividad atencional es débil y, como consecuencia, se pierde la oportunidad para utilizar
el recurso de la memoria de trabajo en actividades que incluyan la resolución de problemas o las toma
de decisiones.
4. Jensen (2004) refiere que el cerebro enriquece su aprendizaje, cuando se le presentan retos en un
entorno desafiante e interactuante, por ejemplo, la resolución de problemas. Esta estrategia,
permitiría la generación de nuevas conexiones dendríticas y prepararía a los hemisferios cerebrales
para alcanzar abstracciones complejas. Otra estrategia está referida al buen uso del lenguaje corporal
o gestual.

Elementos constitutivos básicos para tal tipo de construcción:


1. Trabajo interdisciplinario genuino con debates que incluyan aspectos teóricos, epistemológicos,
ideológicos y éticos en un marco de respeto mutuo y prudencia de aplicación.
2. Identificación de problemas comunes en lugar de división de problemas según disciplinas.
3. Identificación de constructos operativos comunes.
4. Consideración de la integración de los niveles de análisis en los abordajes metodológicos y analíticos,
incluyendo las variables culturales.
5. Diseño de intervenciones que incluyan metodologías de base empírica con combinación de lógicas
cuantitativas y cualitativas, e integración tecnológica.
6. Formación interdisciplinaria de recursos humanos.
7. Divulgación de los conocimientos neurocientíficos y de enseñanza integrados en el ámbito
institucional y comunitario.

Referencias
 Schunk, D. (2012). Teorías del aprendizaje: Una perspectiva educativa. México: Pearson. Recuperado
de: http://www.visam.edu.mx/archivos/_LIBRO%206xta_Edicion_TEORIAS_DEL_APRENDIZAJE%20-
%20DALE%20H%20SCHUNK.pdf
 Marina, J. (2012). Neurociencia y Educación. En Participación educativa, 1(1), 7-14. Recuperado de:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4945118
 Salas, R. (2003). ¿La educación necesita realmente de la neurociencia? Estudios Pedagógicos, (29),
155-171. Recuperado de: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
07052003000100011#kandel97
 Álvarez, M. (2013). La neurociencia en las ciencias socio-humanas: una mirada transdisciplinar.
Ciencias sociales y educación, 2 (3), 153-166. Recuperado de:
https://revistas.udem.edu.co/index.php/Ciencias_Sociales/article/download/808/748
 Barrios-Tao, H. (2016). Neurociencias, educación y entorno sociocultural. Educación y Educadores,
19(3), 395-415. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/834/83448566005.pdf
 Mogollón, E. (2010). Aportes de las neurociencias para el desarrollo de estrategias de enseñanza y
aprendizaje de las Matemáticas. Educare, 14(2), 113-124. Recuperado de:
https://www.redalyc.org/pdf/1941/194115606009.pdf
 Benarós, S. (2010). Neurociencia y educación: hacia la construcción de puentes interactivos.
Neurología, 50(3), 179-86. Recuperado de:
https://www.researchgate.net/profile/Maria_Hermida/publication/41420578_Neuroscience_and_e
ducation_Towards_the_construction_of_interactive_bridges/links/554418240cf23ff716852f29.pdf
 Caballero, M. (2018). Neuroeducación: desde la evaluación del perfil individual hasta la evaluación del
aprendizaje. Recuperado de: https://neuroeducacionweb.net/evaluacion-del-aprendizaje-desde-la-
neuroeducacion/

La gran barrera es que el conocimiento se ha estudiado de manera fragmentada, es así como, el cerebro
en el cual se procesa el conocimiento se estudia en los departamentos de neurociencias; la vida psíquica
que lo constituye se estudia en las facultades de psicología; la lógica que lo controla se discute en las
facultades de filosofía; la cultura en la cual se inserta va a los departamentos de ciencias sociales; la
formación que lo hace maleable se encarga a las facultades de educación (Álvarez, 2013, p. 156).

La OCDE (2007) sintetiza contribuciones que no se deberían obviar tanto en la formulación de las políticas
públicas como en las prácticas educativas: facilita la comprensión de la “casualidad” y no solamente de la
“correlación”, y mueve cuestiones importantes del ámbito intuitivo o ideológico al de la evidencia; al
revelar los mecanismos a través de los cuales se producen los efectos, puede ayudar a identificar
intervenciones efectivas y soluciones; disipa los neuromitos que arriesgan distraer la práctica educativa
seria; profundiza la base del conocimiento de lo que constituye el aprendizaje; revela características hasta
ahora ocultas en los individuos para solucionar problemas o mejorar rendimientos; informa acerca de
cómo diseñar y ordenar mejor las diferentes prácticas educativas; apoya al aprendizaje continuo y sus
beneficios para las poblaciones que envejecen; aporta en relación con los hallazgos sobre la propiedad de
plasticidad del cerebro.

Uno de los grandes descubrimientos neurocientíficos que permiten afianzar las teorías acerca de la
influencia del ambiente sociocultural, tanto en el desarrollo del cerebro como en su modificación
estructural y funcional, es la plasticidad cerebral, que le permite adaptarse a condiciones del entorno
tanto intra como extracerebrales (Rodríguez, 2009).
Esta propiedad cerebral para crear, fortalecer, debilitar y eliminar conexiones cerebrales es fundamental
para sustentar la influencia sociocultural en el aprendizaje. La plasticidad se recoge en muchos informes
y artículos científicos, con matices diversos y con aplicaciones en múltiples campos

La propuesta de Álvarez (2013) es una sugerente conclusión cuando considera que el conocimiento de los
“cambios neurobiológicos” que ocurren en el cerebro al realizar procesos de aprendizaje pueden
fortalecer los procesos didácticos, además de nutrir los modelos educativos en aspectos como su
optimización a través del conocimiento de la anatomía y fisiología del cerebro, las emociones, la conducta,
el proceso de la información, los procesos cognitivos, las estrategias metacognitivas.

La OCDE (2007) reporta una sugerente propuesta conclusiva para configurar la relación y los aportes
recíprocos entre educación y neurociencias: La neurociencia por sí sola no puede proveer el conocimiento
necesario para diseñar enfoques eficaces para la educación, y, por lo tanto, la neurociencia educacional
no habrá de consistir en insertar técnicas basadas en el cerebro dentro de las aulas. Más bien, se debe
establecer una relación recíproca entre la práctica educacional y la investigación acerca del aprendizaje,
que es análoga a la relación entre la medicina y la biología. Esta relación recíproca habrá de sostener el
flujo bidireccional continuo de información necesario para dar soporte a una práctica educacional
informada sobre el cerebro y basada en la investigación.

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