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RESIDENCIA DE TRADUCCIÓN - Traductorado en francés

Cátedra: Traductología (Traductorado en alemán)


Institución: I.E.S. en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández"
Traductora: Inés Santana
Texto: GOUANVIC, Jean-Marc, Sociologie de la traduction - La science-
fiction américaine dans l'espace culturel français des années 1950, Arras,
Artois Presses Université, 1999

PRÓLOGO

La traducción proteiforme

La traducción de la ciencia ficción norteamericana en la cultura francesa


inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial presenta rasgos ejemplares para
el teórico y el historiador de la traducción: se trata de un caso relativamente raro 1 de
importación masiva de un tipo de textos extranjeros en un espacio cultural, que se
acompaña con una importación de estructuras editoriales extranjeras. El fenómeno de la
traducción de la ciencia ficción norteamericana en el espacio cultural francés nos
interesa, pues, precisamente porque los textos (novelas y relatos) no son los únicos que
serán traducidos: la traducción de los textos se opera al mismo tiempo que una
translación de los modelos institucionales norteamericanos (colecciones y revistas
especializadas, fanclubs, premios y distinciones, etc.). Analizar la traducción de la
ciencia ficción norteamericana significa analizar la totalidad de los fenómenos
culturales que hacen que los textos extranjeros existan traducidos en la sociedad meta,
con todo lo que eso implica sociológica y semióticamente. Este análisis traductológico
podrá constituir una herramienta de comprensión general susceptible de perfeccionarse
después en otros objetos de estudio, y capaz de revelar aspectos no vistos o aún no
descubiertos.
El sintagma "ciencia ficción" es en sí mismo significativo del fenómeno
sociosemiótico que se da en la importación/traducción de esta literatura en el campo
literario francés. Podría decirse que en francés, "science-fiction" es lo contrario de una
traducción en sentido estricto, dado que el vocablo "science" en posición de
determinante no corresponde a la sintaxis francesa que habría preferido al menos
"fiction de science", "fiction-science" o, con mayor verosimilitud, "fiction scientifique".
Science-fiction –con el guión como única marca de afrancesamiento– es un xenismo,
préstamo léxico cuya formación no corresponde a las normas usuales del francés, por lo
que da indicios del origen extranjero (norteamericano) del fenómeno. Sucede que los
introductores de la ciencia ficción en Francia consideraron que convenía hacer tabla
rasa de todas las designaciones anteriores para designar a esta literatura; proclamaban,
pues, el carácter específico que reviste para ellos la "Science Fiction" en relación con
todo lo que había existido hasta entonces: novela científica, de anticipación, de
hipótesis, fantasy científico, fantasy, maravilloso- científico, etc. "Science-fiction"
remite de manera ostentosa a un referente de origen extranjero: para designar a esta

1La novela gótica, analizada por Joëlle Prungnaud (1994) es uno de estos casos. Sin embargo, la novela
gótica no dio lugar a la translación de estructuras editoriales ni de modelos institucionales como en el
caso de la ciencia ficción.

1
literatura en francés, el término resulta forzado y su función es, por un lado, establecer
una ruptura con respecto a los textos franceses capaces de alterar la especificidad de la
llamada ciencia ficción y de sumergirla, por asimilación, en un todo más vasto, y, por
otro lado, marcar el origen norteamericano del género.
La (no-)traducción del anglo-americano Science Fiction no era absolutamente
necesaria, más aún si se la compara con las designaciones de esta literatura en otras dos
lenguas europeas: si el español, al igual que el francés, optó por la sintaxis americana
(ciencia ficción), el italiano prefirió "fantascienza"2. No traducir Science Fiction es un
signo de cierta relación entre la "cultura" francesa y la "cultura" norteamericana.
Analizar esta relación resulta interesante no sólo para el espacio cultural francés sino
también para los demás países europeos –y para los países no europeos–. Está claro que
la CF norteamericana se difundió ampliamente, en varios países de Europa, a través de
Francia, que, desde ciertos puntos de vista, y objetivamente, encabezó la penetración de
la cultura norteamericana en ese continente. Considerar el caso francés significa
estudiar la génesis de un fenómeno que crecerá velozmente en toda Europa, a partir de
1950, y crear las condiciones de un estudio de la importación de la literatura
norteamericana en los otros países europeos, en una situación de "policismo".
Los fenómenos de "policismo" en traducción fueron abordados por Dionÿz Durisin3,
y en particular el caso de la "traducción de traducción", o "traducción de segunda
mano", en la que la traducción en lengua B' desempeña el papel de "podstrotchnik",
palabra por palabra, que podrá servir de guía al traductor en lengua A –y aun de
substituto al original B4. Estos fenómenos de "policismo" y de mediación traductora no
son en absoluto excepcionales; basta con pensar en la traducción de la Biblia hecha por
la American Bible Society a más de 2000 lenguas (al menos para uno de los libros)5, en
las traducciones de las literaturas escritas en lenguas poco comunes o poco conocidas,
de las literaturas en lenguas consideradas "difíciles" por los occidentales (tales como el
japonés6). Todos estos fenómenos obedecen a la geopolítica de la traducción y
responden a un análisis sociológico comparable al que pretendemos realizar.
Sería razonable reflexionar sobre la geopolítica mundial de los movimientos de
traducción, gracias a la cual se podría tener una idea de las hegemonías y de las
dominaciones simbólicas que ciertas sociedades ejercen sobre otras. Evidentemente, ver
"hacia dónde" están orientadas las actividades de traducción es un fenómeno
importante: en general, las obras pertenecientes a sociedades dotadas de fuerte
legitimidad –obras fuente– son traducidas a lenguas habladas en sociedades de menor
legitimidad –sociedades meta–. Convendría, de todos modos, introducir un parámetro

2 Sería interesante estudiar en qué medida el término italiano elegido representa posturas socio-estéticas
diferentes de las que rigen los espacios culturales franceses y españoles en el momento de su
implantación.
3 Cf. "Artistic Translation in the Interliterary Process" (1991). Según el autor, "[...] under conditions of
specific interliterary associations, translation of translation is a very frequent phenomenon and this, in
particular, in relations between the more and the less differentiated literatures, in cases when a certain
literature performs a mediatory function in relation to another literature" (p. 125).
4 Por lengua A, entendemos la lengua "materna" del traductor; es la lengua meta. La lengua B es la
lengua del texto original (fuente) y la lengua B' es la lengua mediadora de la traducción en lengua A.
5 Cf. Eugene Nida (1994), p. 193. En el campo literario, Jacques Brenner (1982) consigna que "[...]
Parisot había traducido Kafka no a partir del texto original sino de la versión inglesa" (p. 268). En un
pequeño artículo en homenaje a Antoine Berman, Yves Gambier (1994) aborda las posibilidades de la
traducción en sus "retours" y sus "détours".
6 Es notorio el hecho de que las traducciones francesas de los libros de Mishima fueron realizadas a partir
de la traducción norteamericana, a pedido del mismo Mishima.

2
capaz de diferenciar la traducción de la adaptación. Es evidente que los textos
traducidos nunca pueden tratarse sociológicamente de igual modo que los textos
adaptados. Existe un ejemplo patente en el tratamiento de las obras de Louisa May
Alcott en francés. Luego de que en un principio Little Women (1868-1869) fuera
"traducida libremente del inglés por Mme Rémy", con la autorización de la autora, y
publicada en Lausana en 1872, bajo el título de Petites femmes, el editor de Julio Verne,
Pierre-Jules Hetzel, especializado en literatura juvenil, se hizo cargo de la obra. La
"Biblioteca de Educación y de Recreación" publica en 1880 Les Quatre filles du Dr
March [sic] "según L. M. Alcott, por P.-J. Stahl".7 A partir de esa fecha, se asiste a una
apropiación de Little Women por los editores y los traductores, con idas y vueltas con
respecto al reconocimiento de L. M. Alcott como única autora8. El caso es interesante
por muchos aspectos, especialmente por las marcas de americaneidad conservadas o no
en las adaptaciones. Estas marcas, traducidas o no, deben relacionarse con la imagen
que la sociedad meta se forja de la sociedad fuente. Aquellas adaptaciones en las que el
origen del texto resulta indiferente no deben tratarse como traducciones que sí indican
ese origen en forma clara y –con mayor razón– lo proclaman. La relación con el texto
extranjero es en principio de dos órdenes, según se trate de una adaptación o de una
traducción. No obstante, podría suceder que una adaptación no se oriente hacia una
eliminación de las marcas de origen del texto sino, al contrario, hacia una
sobredeterminación de esas marcas en el texto meta. Todo lo cual tiende a probar que,
en ningún caso –y en particular en el de un socioanálisis bourdieusiano– se puede pasar
por alto un análisis comparativo del texto meta con el texto fuente, incluso cuando se
está frente a una adaptación.
Podríamos preguntarnos si el estudio de la traducción de la CF en la Francia de
posguerra puede aclarar el fenómeno de la "SF" (science fiction). La CF fue objeto de
análisis profundos sobre todo desde 1950, en numerosos países, especialmente en
Estados Unidos, el primero en proponer cursos universitarios sobre el tema, en los años
1960. Todo lo que atañe al campo de la CF propiamente dicho, a su semiótica, a su
poética, a su sociología, fue cuidadosamente analizado, como lo demuestra la
bibliografía en el Anexo. Lo menos conocido es, precisamente, el efecto traducción de
la CF norteamericana en la sociedades occidentales. Este estudio puede aclarar de otra
manera todo lo relativo a este género literario.
Se sabe que la traducción es una práctica paradójica por su estatuto, desde el
momento en que es generalizada9 e invisible10. Toda actividad cultural donde interviene
la lengua está –en un estadio u otro de su práctica y de su desarrollo– sumergida en la

7 P.-J. Stahl es el seudónimo de Pierre-Jules Hetzel.


8 En 1910, se incluye la obra Les Filles du Dr March [sic] en las obras de P.-J. Stahl ("Romans et contes
de tous les pays"). En 1923, Les Quatre Filles du Dr March [sic] se atribuye a P.-J. Stahl (Bibliothèque
verte, Hachette). La misma "Bibliothèque verte" reeditará Les Quatre Filles du Dr March en 1950, con L.
M. Alcott y P.-J. Stahl como autores. Ya de dominio público, la célebre novela vuelve a traducirse (por
Germaine Lalande, bajo el título Les Quatre sœurs March, en 1947) y a readaptarse (Petites bonnes
femmes, en 1950, en la "Bibliothèque rouge et or", sólo con el nombre de la autora; "Adaptación de R. y
A. Prophétie"). Las adaptaciones de Little Women no iban a quedar ahí porque, después de la guerra,
existieron adaptaciones hechas a partir de las adaptaciones de P.-J. Stahl.
9 Y no es necesario, para dar cuenta de su generalización, invocar los sentidos derivados que Roman
Jakobson (1966 [1959]) o Michel Serres (1966) dan a la noción de traducción. Se puede encontrar el
enunciado de esta paradoja en diversos artículos de los defensores de la teoría del polisistema. Vease
especialmente a Theo Hermans (1985).
10 Cf. especialmente Lawrence Venuti, The Translator's Invisibility. A History of translation.
Londres/Nueva York, Routledge, 1995.

3
problemática de la traducción stricto sensu, es decir de la traducción interlingual. Se
comprende, pues, que los teóricos y los historiadores de la traducción insistan en la
importancia que tiene la traducción en los intercambios artísticos, literarios, científicos,
técnicos internacionales, en el aporte de la traducción en la innovación que permite la
traducción de las producciones culturales más allá de las "fronteras" lingüísticas11. Esta
insistencia es muy útil, si se tiene en cuenta, precisamente, la "invisibilidad" del factor
traducción en los intercambios. Pero no basta con afirmar que la traducción borra
fronteras nacionales, hace circular las ideas más allá de las lenguas, pone lo propio en
presencia del extranjero, es factor de innovación y de creatividad. Es necesario analizar
no sólo los factores determinantes de las traducciones para mostrar con toda claridad las
transformaciones que padecen necesariamente, dentro del proceso de traducción, y a
través de este proceso, las producciones de una cultura (cultura fuente), importadas a
otra cultura (cultura meta), en un momento de su historia, sino también las posiciones
de poder asumidas por las traducciones y sus agentes en sus áreas específicas. De este
modo, podrán descubrirse los desafíos sociales que representan las traducciones en las
sociedades en las que se producen y se difunden (sociedades meta).
La traducción sigue siendo un punto ciego del análisis científico de los textos. Para
comprobarlo, basta con consultar la planificación de un curso de literatura extranjera –
cualquiera sea la lengua en cuestión–. Basados en la lectura analítica de los textos, estos
cursos sólo son posibles si los textos están traducidos12. Cuando se trata de obras de la
propia cultura, nos sorprendemos ante las alteraciones con respecto al original que
quedan de relieve al leer la obra traducida13. Las distorsiones de traducción imponen al
texto connotaciones y denotaciones a veces muy alejadas de las de la obra original14. La
cuestión de saber en qué consisten estas distorsiones y a qué obedecen ocupa
tradicionalmente el centro de los análisis de traducción15. Sin embargo, no todo está
"distorsionado" en la traducción. Parte del "sentido" del texto de la cultura fuente pasa a
la cultura meta. ¿Qué sentido? Nos parece importante integrar los criterios de
disponibilidad de los materiales lingüísticos (provenientes de la estilística comparada),
de la aceptabilidad social (provenientes del análisis del discurso) en un marco teórico
envolvente, capaz de ofrecer un modelo de los rasgos pertinentes de la cultura fuente y
de la cultura meta, de los agentes de traducción (no sólo de los traductores) y de la

11 Cf. Jean Delisle y Judith Woodsworth, directores de Les Traducteurs dans l´histoire /1995). Versión
inglesa: Translators Though History (1995).
12 No se pede pensar en otra solución. El caso de que un lector políglota acceda satisfactoriamente a
cuatro, cinco o seis literaturas extranjeras en la lengua original, es excepcional, y en todo caso limitado,
si se piensa en la cantidad de lenguas en que se producen obras literarias en el mundo moderno.
13 Y no se trata sólo de un efecto de recepción, observable en el caso de textos que, en francés, se leerían
en un país francófono distinto del país en que fue producido. La que juega de manera determinante es la
componente propia de la traduccuón.
14 Se puede pensar en el caso de las traducciones quebequenses de Chéjov y de Brecht analizadas por
Annie Brisset (1990). En La Bonne âme de Se-Tchouan (Brecht), por ejemplo, el personaje de Wang de
la región de Se-Tchouan está identificado al quebequense de "notre Belle Province", explotado desde la
conquista inglesa (ver especialmente pp. 292-294). Oponiéndose a sus convicciones internacionalistas, el
traductor quebequense hace de esta pieza de Brecht una obra de emancipación nacional.
15 Eugene Nida fue uno de los primeros teóricos de la traducción en en abordar científicamente este
aspecto, apoyándose en categorías de la antropología cultural norteamericana. Ver en particular
"Linguistics and Ethnology in Translation Problems" (1945), donde distingue cinco tipos de problemas
de traducción: los que están ligados a (1) la ecología, (2) la cultura material, (3) la cultura social (4) la
cultura religiosa y (5) la cultura lingüística (p. 196). Gideon Toury (1995), por su parte, también aborda
los problemas de la traducción en función de los hechos de cultura, pero también como especialista en
semiótica, es decir, intentando determinar leyes y normas de la comunicación interlingual.

4
demanda social. Todas estas cuestiones forman parte de nuestras preocupaciones e
intentaremos encontrarles respuesta abordando la teoría de Pierre Bourdieu.
Este estudio de sociología bourdieusiana de la traducción es sin duda el primero en
su género. Sin embargo, el pensamiento de Pierre Bourdieu es objeto de creciente
interés desde hace unos años, y no es raro que se cite a este autor, incluso en
traductología (teoría e historia). En este primer ensayo, hemos intentado abordar
seriamente el conjunto de su teoría social y especialmente en la forma que adquiere
cuando se trata de las producciones simbólicas (artes y letras), antes que extraer
elementos que, aunque pertinentes, podrían llevar a suavizar su teoría. Nos ha parecido
que el desafío último de este estudio era no tanto "mejorar" las teorías existentes en
traductología sino más bien elaborar una sociología general de la traducción que, a
través y más allá de la ciencia ficción, haría resurgir la lógica transnacional de la
emergencia y de la práctica de los poderes simbólicos en los espacios culturales
nacionales.

5
INTRODUCCIÓN

PROBLEMÁTICA GLOBAL
Hacia una sociología de la traducción

La ambición primera de este estudio es traductológica: se trata de poder pensar


la traducción en términos que den cuenta de las problemáticas sociales de esta
práctica cultural. Ahora bien, para delimitarlas, deben darse varias condiciones una
de las cuales nos interesa especialmente: necesitamos una teoría social que pueda
integrar la traducción en el conjunto de los sistemas significantes, teniendo en cuenta
el hecho –¡qué trivial parece!– de que la traducción es una práctica textual que opera
en lo interlingual.
No presentaremos aquí un estado actual de las investigaciones en
traductología1 sino que nos contentaremos con las consideraciones capaces de
aclarar nuestro propósito. De manera general, observamos que, desde 1970,
aproximadamente, la traductología se desarrolló hacia múltiples direcciones, con
centros de investigación en algunas instituciones nacionales o regionales,
constituidos según los intereses particulares y las tradiciones dominantes de las
regiones y de los países en cuestión. Así por ejemplo, los estudios psicolingüísticos
son muy importantes en Finlandia y en Alemania2, y los estudios semióticos en
traductología son tema de los polisistémicos de Israel (Gideon Toury, 1980 y 1995),
y de Bélgica (José Lambert)3. En 1996, Michael Cronin publicó en Irlanda una obra
interesante tanto por el contenido propio como por el método, que trata de manera
indisociable teoría e historia de la traducción4.
La multiplicidad de los enfoques en traductología obedece principalmente a
divisiones que existen fuera de ella, en disciplinas conexas, la psicolingúística y la
semiótica en nuestro ejemplo, y que ella adapta según sus propias exigencias.
Especulando un poco, se podría trazar un cuadro de las investigaciones
traductológicas existentes y posibles, relacionándolas con ciencias en las que se
apoyan y que les proporcionan sus fundamentos metodológicos. Cabría la
posibilidad de preguntarse, sin embargo, si no hay una o varias maneras de describir
los objetivos específicos de los investigadores, que se refieran, esta vez,
directamente a la traducción. Se propuso distinguir en traducción las investigaciones
basadas en el proceso de las que se basan en el producto5. Basil Hatim e Ian Mason

1 Podrán encontrarse síntesis parciales recientes sobre todo en el número de TTR "Orientations
européennes en traductologie", dirigido por Yves Gambier (1995), así como también en "La
traduction dans les pays germanophones: état actuel de la recherche", Nadja Grbic y Michaela Wolf
(1996).
2 Cf. Paul Kussmaul y Sonja Tirkonnen-Condit (1995). Es evidente que los investigadores de estos
países no trabajan exclusivamente sobre estos temas. Pensamos, por ejemplo, en la teoría del skopos,
particularmente representada por los investigadores alemanes (ver cita nº 1).
3 Cf. José Lambert y Hendrik van Gorp (1985) y, para una exposición más reciente, José Lambert
(1995), pp. 105-152; contiene bibliografía bien completa sobre la teoría del polisistema.
4 Michael Cronin (1996), Translating Ireland, Translation, Languages, Culture. Cork, Cork
University Press.
5 Siguiendo a Roger Bell (1987), Basil Hatim e Ian Mason (1990) retoman esta distinción defendida
por el lingüista H. G. Widdowson (Explorations in Applied Linguistics. Oxford, Oxford University
Press, 1979).

6
dan preeminencia al proceso6. Por el contrario, André Lefevere realizó toda su obra
bajo el signo de la traducción literaria como "producto"7, en un marco socio-
histórico, junto a otras prácticas de manipulación de los textos (reescritura,
publicación en antologías, crítica, etc.). A esta distinción binaria, entre "proceso" y
"producto", se agrega un tercer término: los estudios de traducción basados en la
"función8". G. Toury integra estos tres elementos dentro de la perspectiva
descriptiva-explicativa de los DTS (Descriptive Translation Studies):

The (prospective) systemic position & function of translation


determines its appropriate surface realization (= textual-
linguistc make-up) [and] governs the strategies whereby a
target text (or parts thereof) is derived from its original, and
hence relationships which hold them together. (p.13)

Otra posibilidad para definir las problemáticas traductológicas es la que


consiste en establecer una distinción entre los traductores/los traductólogos que
privilegian el texto (lengua/cultura) fuente y los que dan prioridad al texto
(lengua/cultura) meta9. Pensamos por supuesto en los polisistémicos, cuya teoría está
expresamente orientada hacia la meta [target-oriented], mientras que, según Henri
Meschonnic,10 la poética de la traducción estaría orientada hacia el texto fuente.

En principio, estas clasificaciones de los discursos sobre la traducción tienen


una función heurística de diferenciación, en el laberinto de la posiciones
multidireccionales de la traductología actual. Sin embargo, no se puede disociar la
función heurística del efecto polémico que produce al mismo tiempo: sin que sea
siempre deliberado, la consecuencia de las clasificaciones es marginar o simplemente
excluir del juego a los competidores directos en el campo de la traductología. Pierre
Bourdieu (1984, p. 92) sostiene que "los sistemas de clasificaciones son productos
sociales, y como tales, son causa de lucha permanente". El sistema de clasificación
binario, basado en la división entre la lengua o el texto fuente y la lengua o el texto
meta, hace avanzar el debate científico, en la medida en que se lo considera una
herramienta susceptible de ser criticada de manera radical tanto como en sus
particularidades. Según su autor, este sistema se encarga de connotaciones
positivas/negativas: los "sourciers" (partidarios del texto fuente) no dejan de tener
analogías con los "sorciers" (brujos), y los "ciblistes" (partidarios del texto meta),
con los "cibistes", adeptos del CB, (radioaficionados). Sin que se tenga plenamente
conciencia, esta dicotomía se basa en un presupuesto, revelado por Jean-René
Ladmiral (1986): la pareja antagónica del conservadurismo y el modernismo. No es
difícil adivinar cuál de los términos de la alternativa es apreciativo y cuál despectivo,
en el marco del hic y el nunc. Al "imponerse", las clasificaciones imponen categorías

6 "La óptica que sostiene este libro [Discourse and the Translator] es la de la traducción encarada
como proceso [process], que implica la negociación del sentido entre los productores y los receptores
de los textos" (1990, p. 3; nuestra trad.).
7 Ver especialmente André Lefevere (1992), y su artículo, entre muchos otros, "Translation and
Comparative Literature: The Search for the Center" (1991).
8 Cf. G.Toury (1995), pp. 12-14.
9 Ver Jean-René Ladmiral (1986)
10 Cf. Pour la poétique II (1973), sobre todo la segunda parte, "Poétique de la traduction".

7
de percepción y de apreciación, y excluyen otras clasificaciones posibles. Ninguna
clasificación carece de riesgos: veremos, por ejemplo, que al acordar demasiada
importancia a las transformaciones de los textos traducidos según las normas de la
cultura meta, se ocultan, en la traducción, determinantes de la cultura fuente.
Los traductólogos son agentes que luchan para imponer las clasificaciones
teóricas de la disciplina y por ende la problemática legítima en el campo de la
traductología. ¿Cuál es la posición del sociólogo de la traducción en estas
condiciones?

El privilegio del sociólogo, si lo tiene, no es estar sobrevolando


por sobre quienes clasifica, sino saberse clasificado y saber
aproximadamente en qué lugar de las clasificaciones está
situado. Así, a quienes creen asegurarse una revancha, y me
preguntan sobre mis gustos en pintura o en música, les respondo
–y no es un juego–: los que corresponden a mi lugar en la
clasificación. Introducir el tema de la ciencia en la historia y en
la sociedad, no es condenarse al relativismo; es exponer las
condiciones de un conocimiento crítico de los límites del
conocimiento que es la condición del conocimiento verdadero.
(P. Bourdieu, 1984, p. 72).

La sociología de la traducción desemboca así en un ejericio de doble


reflexividad por el cual el sociólogo de la traducción se incluye en el juego social
como sujeto conocedor y, a la vez, como objeto del conocimiento. En la conclusión
de este estudio, volveremos sobre el tema.

La exigencia social fue adquiriendo cada vez más peso en la traductología de


los años 1980 y 1990, bajo el impulso de varias corrientes de pensamiento: los
estudios culturales (S. Simon, 1994), la teoría del polisistema (G.Toury, 1980, 1995),
la sociocrítica de los textos (A. Brisset, 1990), la teoría del skopos (desde H.
Vermeer, 1978, hasta C. Nord,1991). Estas "escuelas" no siempre ponen el acento en
los mismos aspectos, ni establecen las mismas prioridades en las investigaciones
sobre traducción pero se basan todas, en mayor o menor grado, en una "idea de lo
social" inscripto en el texto traducido.
Pero ¿qué quiere decir que lo social está inscripto en el texto traducido? Y
además, ¿se puede decir realmente que lo social está inscripto en el texto traducido?
Y si es así, ¿en qué condiciones? ¿Cuál es el estatuto de lo social en la inscripción?
La noción de "inscripción" remite a dos figuras entremezcladas: la metáfora tomada
de la geometría, según la cual una figura pequeña está inscripta en una grande, y la
metonimia instrumental, que remite al acto de escribir y supone una relación más
íntima entre lo social y el texto. Podríamos preguntarnos si esto resulta suficiente
para dar cuenta del modo de ser de las producciones escritas en la sociedad, y de la
sociedad en estas producciones. Para responder a esta pregunta, necesitamos aclarar
qué es lo que da origen a la existencia de los textos y a su traducción.
Como veremos en los capítulos siguientes, en el origen de la traducción, como
en el de toda producción cultural, está "el encuentro entre un habitus socialmente

8
constituido y cierta posición ya instituida o posible en la división del trabajo de
producción cultural [...]" (Bourdieu, 1984, p. 210). El traductor es el agente
privilegiado por quien pasan la lógica objetiva del sistema de prácticas, de
disposiciones y de estructuras permanentes y generales que operan en toda
traducción. Pero dista mucho de ser el único en la empresa de traducción. Por ser una
producción cultural, la traducción sólo encuentra su eficacia social dentro de la lógica
de un mercado, es decir cuando la decisión de traducir y el producto resultante se
encuentran legitimados por la respuesta del público y por las diferentes instancias de
ratificación, repercusión crítica, eventualmente premios y distinciones. En la empresa
de traducción intervienen, pues, los mismos agentes que en las otras producciones
culturales, además de los agentes que hacen circular los géneros y los discursos más
allá de las fronteras lingüísticas y nacionales.
De aquí en adelante, a partir de la traducción de la ciencia ficción, género
literario sentido como de aparición reciente, trataremos de co-pensar el "modelo
genérico" y su modo de inserción en la sociedad, y de determinar la manera en que la
traducción transforma y aclimata ese modelo de origen extranjero. Es indudable que
tal programa no sería rechazado por los defensores de los estudios culturales, por los
polisistémicos ni por los sociocríticos. No obstante, nos parece difícil llevarlo a cabo
con los medios que éstos nos brindan porque falta una componente teórica central:
una sociología de las producciones simbólicas11. Para concretar el programa que nos
hemos trazado, recurriremos a la teoría de Pierre Bourdieu, que nos parece hoy la
más apta para dar cuenta de las problemáticas sociales de las producciones
simbólicas. Pierre Bourdieu no construyó su teoría para la traducción. Lo prueba el
hecho de que en sus escritos no enunció jamás restricción alguna de carácter
metodológico ni consideró que la traducción exigía un estudio a parte. De todos
modos, interpretamos su intervención en Traduire l'Europe12 como el signo de un
interés real por la traducción. El presente estudio puede, pues, considerarse como un
intento para leer su teoría pensando en la traducción.

11 Existen otras "sociologías de la traducción". Por ejemplo, Michel Callon (1986) concibe la
traducción como un proceso que, en el contexto de sus investigaciones sobre la aclimatación de las
vieiras Saint-Jacques japonesas en la bahía de Saint-Brieuc, "lleva a todos los actores implicados, por
medio de metamorfosis y de transformaciones variadas, a pasar por los tres investigadores y por sus
programas de estudio y desarrollo" (p. 204); los actores implicados son los "pescadores, las vieiras y
la comunidad científica", todos los cuales son "traducidos" por los investigadores. La noción de
traducción se utiliza aquí como "repertorio" para dar cuenta de procesos de desplazamientos y de
transformaciones de hechos naturales y de hechos culturales. Esta concepción no tiene en cuenta la
especificidad discursiva de los sistemas semióticos ni su autonomía relativa instituida bajo la forma
de campos, lo que constituye un obstáculo infranqueable para el análisis de los fenómenos de
traducción en materia de producciones simbólicas.
12 Traduire l'Europe (dirigido por Françoise Barret-Ducrocq, 1992) es, por lo que sabemos, el único
contexto en el que Pierre Bourdieu se expresa sobre traducción. Habla brevemente de la traducción de
sus obras al inglés, en presencia de uno de sus traductores, Richard Nice. Por otra parte, retoma una
idea que ya ha enunciado sobre la traducción de Heidegger en francés: "[...] los filósofos franceses
leyeron [Heidegger] de manera deshistorizada, porque no sentían el contexto político de las palabras
más insignificantes de su léxico [...]" (p. 202).

9
Así es cómo, inspirándonos en los trabajos de Pierre Bourdieu13, podemos decir
que los textos extranjeros traducidos y colocados en el mercado entran en la lógica de
los bienes culturales. En la economía liberal occidental (con variaciones locales entre
el ultra-liberalismo y el liberalismo matizado de dirigismo de Estado), la que regula
la producción, la difusión y el consumo de los bienes culturales es la ley del mercado,
de la libre competencia y del "laisser-faire". El editor, sometido a la libre
competencia, "busca imponer" en el campo un nuevo productor y un nuevo producto,
vectores de un nuevo sistema de gustos, y capaces de originar un reacomodamiento
de las jerarquías de gustos vigentes en el campo.
Pero ¿podemos decir que el editor "busca imponer" un nuevo productor y un
nuevo producto? En efecto, la inversión de los agentes en la lucha por ocupar la
mejor posición posible en un campo no se opera siguiendo la estrategia deliberada,
sino adecuándose al juego que se juega en el campo (lo que Bourdieu llama la illusio,
adhesión al juego y sentido del juego) y que, en el momento, crea el campo. Bourdieu
lo expresa como nadie podría hacerlo en Leçon sur la leçon (1982):

El motor –lo que se llama a veces la motivación– no está ni en el


fin material o simbólico de la acción, como pretende el finalismo
naif, ni en las imposiciones del campo, como pretende la visión
mecanicista. El motor está en la relación entre el habitus y el
campo, que hace que el habitus contribuya a determinar lo que lo
determina. (1982, p. 48)

En Choses dites (1987), el sociólogo hace la crítica de la noción de


"estrategia":

Sigue siendo un término que empleo no sin dudar. Estimula el


paralogismo fundamental, que consiste en dar el modelo que
explica la realidad descripta, olvidando el ‘todo sucede como
si‘, que define el estatuto del discurso teórico. [...] De hecho,
todos mis esfuerzos apuntan, al contrario, con la noción de
habitus, por ejemplo, a dar cuenta del hecho de que los
comportamientos (económicos u otros) toman la forma de
secuencias objetivamente orientadas respecto de un fin, sin ser
necesariamente el producto ni de una estrategia consciente, ni
de una determinación mecánica. De alguna manera, los agentes
caen en la práctica que les es propia y no la que eligen en un
libre proyecto, ni aquella a la que son empujados por un
obstáculo mecánico. Si esto es así, significa que el habitus,
sistema de disposiciones adquiridas con relación a cierto campo,
resulta eficiente, operante, cuando encuentra las condiciones

13 Los conceptos teóricos elaborados por Pierre Bourdieu, a mediados de los años 1960, se formulan
diversamente de libro en libro y según los objetos de estudio. En el campo de las producciones
artísticas, nos referiremos mínimamente a las siguientes obras (la reformulación más reciente se
encuentra en Méditations pascaliennes, 1997): capital simbólico y mercado de los bienes simbólicos
(1971, pp. 49-126; 1997, pp. 283-288), habitus (1979, pp.189-195; 1997, pp. 170-175 y 256-259),
campo (1992, pp. 32-326, 1997, pp. 119-123), illusio (1992, pp. 455-458; 1997, pp. 162-164).

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para su eficacia, es decir, condiciones idénticas o análogas a
aquellas de las que él es el producto. (1987, pp. 127-128).

Dicho esto, la obra traducida difundida en el campo literario está sometida a


la misma lógica objetiva que la obra vernácula no traducida: el monopolio de la
imposición de las categorías de percepción y de apreciación legítimas. Es el editor
quien toma la decisión de traducir tal texto de tal autor extranjero, en función del
beneficio máximo que estima poder sacar. La traducción de autores y de obras que
demostraron "ser valiosos" en el campo cultural fuente (obras consagradas por
premios o por cifras de venta que las transforman en best-sellers) significa, en
general, una inversión segura. Pero este tipo de beneficio es propio de los editores
posicionados como industria cultural. Los editores que no asumen esta posición
justifican su lugar en el campo por la lógica del descubrimiento. Resulta que el
origen extranjero de la obra es negociado diversamente según el uso del campo
cultural meta. Se pueden determinar dos polos: (a) el origen extranjero de la obra se
proclama de manera ostentosa en el caso en que la obra ya goza de un capital
simbólico elevado en la cultura fuente, e incluso en el caso en que la misma cultura
fuente está marcada globalmente con una fuerte aura de legitimidad. Esta legitimidad
puede aumentar el efecto de ostentación y llegar hasta la traducción ficticia o la
pseudotraducción; (b) en el polo opuesto, el origen extranjero del texto puede
disimularse de diversas maneras: naturalización del nombre y/o apellido del autor;
reemplazo del nombre del autor por el del traductor, promovido así al rango de autor.
Entre estos dos polos se distribuyen las posiciones conferidas a lo traducido en el
campo de la cultura meta. Sin embargo, queda por ver cómo los campos culturales
(literarios, en este caso) negocian la relación con lo extranjero y con lo nuevo en la
materialidad del texto. Trataremos de establecerlo efectuando un análisis diferencial
de las traducciones y de los textos fuente. Las traducciones de autores
contemporáneos o clásicos son publicadas, según el caso, junto a o en lugar de
autores vernáculos jóvenes o ya instalados en el campo literario. Cualquiera sea la
realidad, como insiste Bourdieu (1992, p. 224), la lucha por el poder sincroniza los
tiempos discordantes; en el campo cultural meta, ya no existen los clásicos o autores
de aparición reciente, autores traducidos (clásicos o modernos en la cultura fuente):
todos los autores son contemporáneos en el campo literario meta por el hecho de que
su existencia en el campo ya los reconoce como un factor de poder.
A partir de estas bases metodológicas, pretendemos dar cuenta de una
dimensión de la traducción, la pertenencia de los textos traducidos a conjuntos que
los abarcan, los géneros literarios14, y que les confieren su existencia socio-
institucional y su eficacia discursiva, concentrando nuestra atención en la ciencia
ficción norteamericana traducida al francés. Este marco teórico es particularmente
apropiado para el estudio traductológico del género ciencia ficción, por el hecho de
que este último está marginado debido a que, institucionalmente, pertenece al
estatuto paraliterario. En efecto, la ciencia ficción forma parte de esos géneros no

14 Para despejar cualquier equívoco, tengamos en cuenta que sólo empleamos el concepto de géneros
literarios en el sentido de configuraciones socioestéticas dotadas de una poética y de potencialidades
discursivas propias que pueden darse o no en una época y en una sociedad dadas.

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canónicos, "dominados", que, en nuestras sociedades, y por razones ideológicas, se
mantienen fuera del ámbito letrado15.
La sociología bourdieusiana aplicada a la traducción es una de las que permiten
analizar mejor el fenómeno de la traducción en todos sus estados, antes y después del
texto traducido tanto como en la práctica de la traducción. Con sus conceptos de
campo, agente, habitus, illusio tal como él los define, Bourdieu aclara qué es lo que
da origen a las producciones simbólicas en nuestras sociedades, evitando el escollo
del pensamiento maniqueo16:

La noción de campo permite superar la oposición entre lectura


interna y análisis externo sin perder nada de los saberes y de las
exigencias de estos dos análisis, tradicionalmente percibidos como
inconciliables. Conservando aquello que está incripto en la noción
de intertextualidad, es decir, el hecho de que el espacio de las
obras se presente a cada momento como un campo de tomas de
posición que sólo pueden comprenderse relacionalmente, en tanto
sistemas de márgenes diferenciales, se puede plantear la hipótesis
(confirmada por el análisis empírico) de una homología entre el
espacio de las obras definidas en su contenido propiamente
simbólico, y en particular en su forma, y el espacio de las
posiciones en el campo de producción [...]. (1992, pp. 288-289)

Abordaremos la traducción de la ciencia ficción norteamericana, en el espacio


cultural francés de los años 1950-1960, redistribuyendo un poco las cartas
traductológicas. En primer lugar, veremos cómo apareció la ciencia ficción
norteamericana en los años 1920, y cuál fue la poética social que la impuso como
género específico.
En un segundo capítulo, examinaremos cuál fue la recepción de las traducciones
francesas del autor inglés H. G. Wells en el Mercure de France y en la Nouvelle
Revue Française, al comienzo del siglo XX. Este capítulo sobre la traducción de uno
de los padres de la ciencia ficción, en las dos grandes revistas literarias francesas de
la época nos permitirá tener una idea precisa del interés que despiertan las temáticas
de ciencia ficción avant la lettre, en Wells pero también en los franceses Julio
Verne, Maurice Renard y el franco-belga Rosny Aîné.
Luego (Capítulo III), pasaremos revista a los primeros intentos por implantar la
ciencia ficción norteamericana en Francia, en los años 1930. Estos intentos no
estuvieron coronados por el éxito y hubo que esperar la posguerra para asistir a la
importación masiva de la CF estadounidense (Capítulo IV). Esta vez, la importación
fue exitosa y veremos cuáles fueron los modelos institucionales (revistas o
colecciones especializadas, en particular) y los modelos discursivos (las categorías
de relatos) que se impusieron en el campo de la ciencia ficción en vías de formación.
El "desembarco" de la ciencia ficción norteamericana fue exitoso gracias al
compromiso de agentes dotados de fuerte legitimidad cultural, el trío Boris Vian,
Raymond Queneau y Michel Pilotin. El primero que se lanza a la traducción es Boris
Vian: Temps Modernes, France-Dimanche, Mercure de France y la colección de

15 Ver Marc Angenot (1980).


16 Sobre el mecanicismo y el finalismo, ver Bourdieu (1982), p. 48.

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ciencia ficción, "Le Rayon Fantastique", de Hachette-Gallimard, publican los textos
que él traduce o adapta, lo que contribuyó, desde 1951, a crear este nuevo
movimiento que examinaremos en detalle.
El capítulo VI presenta un análisis semiótico de algunas novelas traducidas por
diferentes traductores y publicadas en "Le Rayon Fantastique", realizado desde el
doble punto de vista de la especificidad del género y de la pertenencia de los relatos
a la cultura anglo-sajona (y no sólo norteamericana). En el capítulo siguiente
analizamos las dos novelas traducidas por Boris Vian del autor norteamericano
Alfred E. van Vogt, The World of Null-A y The Pawns of Null-A. El capítulo VII está
dedicado a las traducciones-adaptaciones de la revista Galaxie (primera serie), que
encierran rasgos muy significativos ligados a la asimilación de la onomástica
extranjera, tradicionalmente intacta en las traducciones.
Una vez analizados en detalle los rasgos traductores de la importación de la
ciencia ficción norteamericana, tanto desde el ángulo sociosemiótico interno como
desde el de la sociología de la institución, estaremos en condiciones de precisar las
problemáticas sociales de la traducción de este género en el momento de su
aparición en el espacio cultural francés. Terminaremos este ensayo realizando una
vuelta reflexiva a la posición que hemos asumido en el presente estudio y en el
campo traductológico que emerge ahora, a fines de los años 1990.

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