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A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, los progresos de las ciencias
naturales demolieron la concepción metafísica del mundo. Rudo golpe a las
ideas metafísicas en las ciencias fue asestado por Kant (ver), autor de la
teoría natural del cielo, por Lomonósov (ver), quien descubrió la ley de la
conservación de la materia y del movimiento, formuló la idea de la evolución
de la tierra, &c. Los descubrimientos científicos y la actividad práctica del
hombre demostraron que nada permanece fijo, que nada está dado de una
vez por todas en la naturaleza.
A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, Hegel (ver) hizo conocer su teoría
del desarrollo dialéctico. Su doctrina sobre la evolución y el cambio,
desempeñó un papel considerable en el progreso de la dialéctica. Según la
dialéctica hegeliana, el mundo histórico y espiritual por entero, es un solo
proceso en movimiento, cambio, desarrollo y transformación continuos. Las
contradicciones internas constituyen la fuente de este automovimiento.
Hegel aplicó la dialéctica al estudio de los conceptos y de los juicios, a la
lógica. Pero Hegel es idealista, y su sistema dogmático reaccionario,
condicionado por su estrechez de clase, está en contradicción con su método
dialéctico. Para Hegel, la esencia del ser está en el autodesarrollo de una
“idea absoluta”, mística. La conciencia es, según él, el demiurgo de la
realidad, de la naturaleza. No es, pues, la conciencia la que debe concordar
con el desarrollo real, sino la propia realidad la que tiene que someterse a las
construcciones especulativas de la filosofía hegeliana. La dialéctica de Hegel
no tenía todavía formas científicas. Sus formas escolásticas y místicas
desfiguran la realidad y ponen todo cabeza abajo. La dialéctica está
totalmente vuelta al pasado y no hacia el presente y el porvenir. En el
sistema hegeliano, el desarrollo, después de haber alcanzado un grado
determinado, se detiene completamente. Abandonando aun sus principios
dialécticos. Hegel afirma que la naturaleza no sufre ningún cambio.
La filosofía revolucionaria rusa de mediados del siglo XIX, señala una etapa
importante en el desarrollo de la concepción dialéctica del mundo. Belinski
(ver), Herzen (ver), Chernishevski (ver), y otros pensadores rusos, al criticar el
carácter idealista e inconsistente de la dialéctica hegeliana, se esfuerzan en
moldear de nuevo el método dialéctico, en convertirlo en materialista. En sus
manos, la dialéctica es un instrumento de lucha para la transformación
revolucionaria del orden social. Sin embargo, no logran librarse enteramente
de la antigua concepción metafísica. La dialéctica no se convirtió en ciencia
sino a través de los ideólogos del proletariado, Marx y Engels.
Dialéctica
Ciencia que trata de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza,
de la sociedad y del pensamiento humano. Una larga historia ha precedido a
la concepción científica: de la dialéctica, y el concepto mismo de dialéctica ha
surgido durante la reelaboración y hasta la superación del sentido inicial del
término. Ya la filosofía grecorromana subrayó con gran fuerza el carácter
variable de todo lo existente, concibió la vida del mundo como un proceso,
elucidó el papel que en este proceso desempeña la transformación de toda
propiedad en su contraria (Heráclito, en parte los materialistas de Mileto, los
pitagóricos). A tales investigaciones no se aplicaba todavía el término
“dialéctica”. Al principio, con este término (διαλεκτική τέχνη –“arte de la
dialéctica”) se designaba el arte del diálogo y de la discusión: 1) la capacidad
de sostener una discusión por medio de preguntas y respuestas; 2) el arte de
clasificar los conceptos, de dividir las cosas en géneros y especies. Aristóteles,
que no comprendió la dialéctica de Heráclito, consideraba que el inventor de
la dialéctica fue Zenón de Elea, quien sometió a análisis las contradicciones
que surgen cuando se intenta comprender el concepto de movimiento y de
multiplicidad. El propio Aristóteles distingue la “dialéctica” como ciencia de
los argumentos probables, de la “analítica”, ciencia de la demostración.
Platón, siguiendo a los eleatas (Escuela eleática) define el ser verdadero
como idéntico e invariable, mas en los diálogos “El Sofista” y “Parménides”
fundamenta las conclusiones dialécticas en el sentido de que los géneros
superiores de lo que es sólo pueden concebirse de modo que cada uno de
ellos sea y no sea, resulte igual a sí mismo y no igual, sea idéntico a sí y se
transforme en su “otro”. Por esto el ser incluye en sí contradicciones: es uno
y múltiple, eterno y transitorio, invariable y variable, reposa y se mueve. La
contradicción es la condición necesaria para incitar el alma a la cogitación. El
arte de hacerlo es, según Platón, el arte de la dialéctica. Siguieron
desarrollando la dialéctica los neoplatónicos (Plotino, Proclo). En la
escolástica, la filosofía de la sociedad feudal, se empezó a dar el nombre de
dialéctica a la lógica formal que fue contrapuesta a la retórica. En los estadios
iniciales del desarrollo de la sociedad capitalista, formulan ideas dialécticas
acerca de la “coincidencia de contrarios”, Nicolás de Cusa y Bruno. En la
Época Moderna, a pesar del predominio de la metafísica, Descartes y Spinoza
ofrecen ejemplos de pensamiento dialéctico; el primero, en su cosmogonía;
el segundo, en la teoría sobre la substancia como causa de sí misma. En el
siglo XVIII, descuellan en Francia, por la riqueza de sus ideas dialécticas,
Rousseau y Diderot. El primero investiga las contradicciones como condición
del desarrollo histórico; el segundo, además, estudia las contradicciones en la
conciencia social de su tiempo (“El sobrino de Rameau”). Constituye una
etapa importantísima en el desarrollo de la dialéctica antes de Marx, el
idealismo clásico alemán, el cual, a diferencia del materialismo metafísico,
veía en la realidad no sólo el objeto del conocimiento, sino que además la
consideraba como objeto de actividad. Por otra parte, el desconocimiento de
la base verdadera, material, de la cognición y de la actividad del sujeto, llevó
a los idealistas a tener una concepción limitada y de la dialéctica. El primero
en una brecha en la metafísica fue Kant, quien señaló el valor de las fuerzas
contrarias en los procesos físicos y cosmogónica, introdujo –por primera vez
después de Descartes– la idea desarrollo en el conocimiento de la naturaleza.
En epistemología, Kant desarrolla las ideas dialécticas en la teoría de las
“antinomias”. No obstante, la diléctica de la razón, según Kant, es ilusoria y
se elimina tan pronto como el pensamiento vuelve a sus límites
circunscriptos al conocimiento de los fenórnenos y nada más. Más tarde, en
epistemología (en “Teoría de la ciencia”), Fichte expuso el método
“antitético” para la investigación de las categorías, método que contiene
importantes ideas dialécticas. Siguiendo a Kant, Schelling amplía la
concepción dialéctica de los procesos de la naturaleza. En la cima de la
dialéctica anterior a Marx, se encuentra la de Hegel. Independientemente de
su falsa concepción, en Hegel “por vez primera se concibe todo el mundo de
la naturaleza, de la historia y del espíritu como un proceso, es decir, en
constante movimiento, cambio, transforación y desarrollo, intentando
además poner de relieve la conexión interná de este movimiento y
desarrollo”. (F. Engels, Anti-Dühring, pág. 23 - Ibíd., E.P.U., 1961, págs. 33-
34). A diferencia e las determinaciones abstractas del entendimiento, la
dialéctica, según Hegel es el paso de una determinación a otra en el cual se
pone de manifiesto que tales determinaciones son unilaterales y limitadas, es
decir, contienen la negación de sí mismas. Por este motivo la dialéctica,
según Hegel, es “el alma motriz de todo despliegue científico del pensar y
constituye el único principio que introduce en el contenido de la ciencia una
conexión inmanente y la necesidad”. El resultado de la dialéctica de Hegel
rebasó en mucho el significado que él mismo le había asignado. En la
doctrina hegeliana sobre la necesidad con que todo se transforma en su
negación, se hallaba contenido el principio que revoluciona la vida y el
pensamiento, por lo que los pensadores avanzados veían en la dialéctica de
Hegel “el álgebra de la revolución” (Herzen). La concepción verdaderamente
científica de la dialéctica fue creada sólo por Marx y Engels. Después de
desechar el contenido idealista de la filosofía de Hegel, Marx y Engels
estructuraron la dialéctica sobre la base de la concepción materialista del
proceso histórico y del desarrollo del conocimiento, generalizando los
procesos reales que ocurren en la naturaleza, en la sociedad y en el pensar.
En la dialéctica científica, se combinan orgánicamente las leyes del desarrollo
tanto, del ser como del conocer, dado que tales leyes, por su contenido, son
idénticas, y sólo se diferencian por la forma. De ahí que la dialéctica
materialista sea no sóló una doctrina “ontológica”, sino, además,
gnoseológica, una lógica que examina el pensamiento y la cognición tanto en
su devenir como en su desarrollo, pues las cosas y fenómenos son lo que
devienen en el proceso de su desarrollo, y en ellos está contenido, como
tendencia, su futuro, es, decir, aquello que devendrán. En este sentido, la
dialéctica materialista ve también la teoría del conocimiento como
generalización de la historia del conocimiento, y, cada concepto, cada
categoría, a pesar de su carácter de máxima géneralidad, llevan la impronta
de la historicidad. La categoría principal de la dialéctica materialista es la
contradicción. En la teoría de las contradicciones, la diáléctica materialista
descubre la fuerza motriz y la fuente de todo desarrollo; en ésta categoría se
encuentra la clave de todos los demás principios y categorías del desarrollo
dialéctico: el desarrollo por medio de la transformación de los cambios
cuantitativos en cualitativos, la interrupcion de la gradualidad, los saltos, la
negación del momento inicial del desarrollo y la negación de esta misma
negación; la repetición, sobre una base superior, de ciertas facetas y rasgos
del estado inicial. Precisamente, es esta manera de concebir el desarrollo lo
que distingue la dialéctica de todo género de concepciones evolucionistas
vulgares, tan características de las teorías contemporáneas burguesas y
reformistas. La dialéctica materialista constituye un método filosófico para
investigar la naturaleza y la sociedad. Sólo con un criterio dialéctico es
posible comprender el camino complejo y lleno de contradicciones por el que
se va formando la verdad objetiva, la conexión de los elementos de lo
absoluto y de lo relativo en cada escalón del avance de la ciencia, los pasos
de unas formas de generalización a otras formas, más profundas. La esencia
revolucionaria de la dialéctica materialista, inconciliable con todo
estancamiento e inmovilidad, hace de la propia dialéctica un instrumento de
la transformación práctica de la sociedad, una ayuda para tomar
objetivamente en consideración las necesidades históricas del
desenvolvimiento social, la falta de conformidad de las viejas formas
respecto al nuevo contenido, la necesidad de pasar a formas superiores que
faciliten el progreso de la humanidad. La estrategia y táctica de la lucha por el
comunismo se elaboran en plena correspondencia con la concepción
materialista dialéctica del mundo (Lógica dialéctica).