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Filosofía del Lenguaje en Tolkien

La importancia del Verbo en los relatos


tolkienianos

Tomás Brezovsky

Cátedra de Filosofía del Lenguaje


Profesor Eduardo Allegri
Introducción

Atravesando la postura de algunos pensadores y considerando que las semillas del


Verbo han germinado y producido mucho fruto en las obras de J.R.R. Tolkien, haré el
intento de interpretar algunos relatos del profesor según la doctrina tomista en materia
del lenguaje. Aún así, estos fragmentos y muchos más pueden ser -y son de hecho-
objeto de un análisis mucho más profundo. En el presente ensayo consideraré sólo lo
esencial, interpretándolo según el pensamiento de Pieper y Derisi.

¿Qué es el lenguaje?

Antes de adentrarnos en el análisis de las obras es necesario considerar cuál es la


naturaleza del lenguaje y de aquel a quien le es propio. Como primera aproximación
Pieper afirma que el lenguaje es un expresarse o manifestarse y, como estas dos
acciones lo hacen notar, se entiende que debe haber dinamicidad por parte del sujeto del
lenguaje, o mejor dicho, espontaneidad. Tal ser, dice el filósofo, debe tener un centro de
dinamicidad del que partan aquellos movimientos que le permitan remitirse, como es el
caso del lenguaje, a una realidad extramental.

Este expresarse posee ciertas características, las cuales deben necesariamente traerse a
colación para entender la cuestión en profundidad. Se dice que lo que especifica al
lenguaje es su carácter sonoro, particularmente el sonido animado o vox -voz, boca y
hálito, distinguiéndolo de todo lo que sea audible. Este sonido animado está cargado de
sentido, es signo de la realidad contemplada, que dimana de la voluntad del hablante; al
hablar no sólo dará a conocer algo, sino más bien ese algo se presentará a través del
símbolo. Sólo por la acción de un sujeto cognoscente, que se una intencionalmente con
un ser, podrá darse el lenguaje, la expresión consciente, por el verbo, de aquel objeto de
unión. Por ello afirma Pieper que “sólo hay palabra y lenguaje en el supuesto de un
conocimiento intelectual”.1

Entonces, esta unión por la que se concibe el verbum cordis o verbo interior (el
concepto) en la intimidad del ser cognoscente se expresa como signo audible, que se da
de diferentes modos o idiomas, mientras permanece inalterado en la mente del sujeto.

El hablar de Dios

Es destacable el hecho de que el relato de la creación de Arda, el mundo concebido por


Tolkien, comience con mayor similitud al Prologo del Evangelio según San Juan que al
primer capítulo del Génesis, pues es determinante comprender cuál es el rol de la
palabra en la hechura de todo lo que es. Mientras leemos en el primer versículo del
Prologo “En el principio era el Verbo”, en el Ainulindalë se nos dice “En el principio
estaba Eru, el Único, (…) y primero hizo a los Ainur, los Sagrados, que eran vástagos

1
Pieper, J. ¿Qué quiere decir “Dios habla”? Consideraciones previas a una discusiónteológica. La fe ante
el reto de la cultura contemporánea. Rialp: Madrid, 1980. Pág. 123.

2
de su pensamiento”. 2 Así como en la doctrina cristiana se afirma que, mediante el
Verbo, Dios hizo todo lo que es, en los relatos del profesor (que toma los elementos del
cristianismo y los pone como arquetipo de sus historias) se ubica como intermediarios
en la creación de Arda a los Ainur, que se manifiestan como pequeños encajes que se
adaptan a una parte del pensamiento del dios, como se detalla: “Cada uno solo entendía
aquella parte de la mente de Ilúvatar de la que proveníaél mismo”3. De este modo,
teniendo una necesaria e íntima comunicación con Eru, se les comunica temas para
entonar y así glorificar a su creador, desde el lugar propio de cada ser, es decir, según su
esencia. Pero sucede que, tras un gran crecimiento de la armonía gracias a la
comunicación de las melodías entre los ellos, se los convoca para entonar un canto
mayor, en conjunto, por el cual se les manifestaría un mundo pensado por Ilúvatar.
Volviendo nuevamente nuestra mirada sobre la doctrina cristiana, Derisi explica que las
esencias, eternamente presentes en el pensamiento divino, llegan a ser por el hecho de
quesólo Dios les confiere existencia por un acto libre y generoso de Amor, formulado
por su Verbo, haciendo a las esencias partícipes de su Existencia. Gracias a esto se
entiende el por qué, luego de la discordia generada por Melkor, el ainur soberbio, Eru
afirme que ninguna canción pueda tocarse que no posea en él su fuente más profunda,
dando a entender la función solamente instrumental de los Sagrados para la creación.Y
así, siguiendo el relato bíblico de la creación, en el cuento del profesor Ilúvatar habla, y
dice: “¡Eä! ¡Que sean estas cosas!”4.

Otro tema a considerar, siguiendo el pensamiento de Ratzinger, es la cuestión del


silencio, la disponibilidad y el escuchar que tiene el ser creado ante su creador. Los
ainur se limitaron a recibir las canciones transmitidas por Eru, facilitando, luego de los
cantos y la atención puesta entre cada uno de ellos, la mayor comprensión entre ellos,
jamás comunicándole algo al Creador. El lenguaje da a conocer la realidad, por lo que
puede decirse que hubo un lenguaje del dios hacia los ainur y de los ainur hacia sus
semejantes, pero nunca hacia Ilúvatar.

El hablar del hombre y su relación con las cosas

La palabra humana no crea, tan sólo ilumina lo ya creado y establecido, confiriendo el


acto a la verdad de los entes, actualizando su inteligibilidad. Tal es el caso del Concilio
de Elrond, en El Señor de los Anillos. Buscando Boromir una explicación a sus sueños,
viajó hacia las estancias del sabio elfo. No buscaba otra cosa que la espada quebrada,
posesión del linaje de Isildur, con la que había quitado el anillo de la mano de Sauron.
Poniéndose de pie Aragorn, deposita la espada sobre la mesa, y ante el sobresalto de
Boromir, Elrond afirma: “Es Aragorn, hijo de Arathorn, y a través de muchas

2
Tolkien, JRR. Ainulindalë. El Silmarillion. Minotauro, Buenos Aires, 2016. Pág. 11.
3
Op. Cit. Pág. 11.
4
Op. Cit.Pág. 17.

3
generaciones desciende de Isildur, el hijo de Elendil de Minas Ithil. Es el jefe de los
Dúnedain del Norte, de quienes pocos quedan ya”5.

Al pronunciarse la verdad de un ser se da lugar a la unidad del ser, de la verdad y del


verbo en el seno del acto intencional, procediendo de manera análoga a la unión entre
ser, verdad y verbo, donde los tres se identifican en el Acto Puro.

Aún así, no debemos dejar de considerar el hecho de que, según nos dice el Doctor
Angélico en sus Cuestiones Disputadas, “Las esencias de las cosas nos son
desconocidas”. Tenemos la capacidad de develar la verdad de las cosas pero, ¿hasta qué
punto? Derisi nos habla sobre un lenguaje inservible, que no puede versar sobre lo
inefable. Tal es la situación límite que atraviesan los místicos.

El hombre, por su espíritu, tiene la grandeza de de-velar la verdad de las cosas,


manifestando así lo que Dios dijo de ellas. Así, por ser imagen y semejanza de Dios,
alcanza cierta analogía respecto a Él. Del mismo modo, el ainur llamado Aulë, hacedor
de los enanos, imitó a su Creador formando en las entrañas del nuevo mundo a tales
creaturas. Así como naturalmente podría afirmar el hombre, el valar le responde a Eru
que lleva en el corazón la hechura de las cosas nuevas a causa de la hechura que Él
mismo le dio, obrando como el hijo que convierte en juego el trabajo del padre por el
simple hecho de ser el hijo.

Esa limitación propia de las creaturas les es manifiesta por la oscuridad de la verdad o
inteligibilidad de ciertos entes, no siendo más que la ceguera del ave nocturna frente a la
luz del sol. No existe el misterio en sí, sino que es sólo en relación al ser cognoscente
participado. Melkor, el valar orgulloso, no optó por el camino de la humildad y el
servicio para la gloria de Eru. Por ello se apartó a lugares vacíos buscando la Llama
Imperecedera, aquél poder para dar ser a cosas propias. Pero, limitado como era, no
contempló el hecho de que el poder de crear las cosas sólo estaba en el dios y, ciego
ante aquella verdad, prefirió manipular a su gusto todo lo que Ilúvatar creara,
contentándose (si es válido decir que se contentaba) sólo con artificios.

Este camino comenzado por Melkor no hizo mas que apartarlo de la luz que constituye
el ser y la verdad; recorriendo la senda de la mentira no sólo cayó en una oscuridad por
la carencia de luz, sino que también se introdujo en una No-luz, una red tejida por la
araña Ungoliant, claro reflejo de la esclavitud a la que nos conduce el orgullo y la
negación ante el poder de liberación de la Verdad y el Bien propias del Ser. Al
suprimirse el Verbo, el mundo pierde su inteligibilidad, tocándolo en un lugar de
oscuridad y absurdo, de silencio incomunicable.

Hay quienes optan por esta opción desoladora, corrompiendo la palabra, faltando a su
carácter comunicativo por el cual presenta la realidad a la inteligencia. El lenguaje se
emancipa del objeto porque no hay nada inteligible en él, no hay nada establecido que
podamos comunicar. Lo importante acaban siendo las formas, dejando de considerar

5
Tolkien, JRR. El Concilio de Elrond. El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo. Minotauro,
Buenos Aires, 2016. Pág. 333.

4
aquello a lo cual queremos referirnos. Así, el lenguaje va desvalorizándose hasta
comprender un instrumento de poder, acabando con el carácter comunicativo. El
hombre deja de respetar a sus semejantes por el sólo hecho de negar la realidad con
oscuras palabras, amables en apariencia.

En Akallabêth, otro relato tolkieniano, se narra la caída del reino de los númenóreanos.
Un hecho considerable es que, previo a la caída del pueblo, Sauron, el más grande de
los servidores de Melkor, ante una la inminente derrota se entrega humillado como
rehén del rey, ocultando hábilmente todas sus intenciones tras dulces palabras. Pasados
tres días ya compartía secretos con el monarca, y poco a poco lo subyugaba a él y a sus
súbditos, logrando contradecir las palabras transmitidas por los valar a los hombres,
acerca de la alabanza y servicio debidos a Eru. De esa manera los introdujo en la
oscuridad, hundiendo al rey a tal punto de hacerlo venerar y entregar su voluntadal
enemigo del mundo, Melkor. Cegado, el rey va a la guerra desafiando a los valar,
sellando así el destino de los habitantes de la tierra, pues ante tal desobediencia, Ilúvatar
cambia la forma del mundo, separándolos de las Tierras Inmortales.

Tal es el abuso del lenguaje como instrumento de poder. Así como el anterior ejemplo,
este hecho nos es manifiesto en el relato de la caída del hombre y su expulsión del Edén.

Conclusión

Dios rescata al hombre mediante su Verbo, por el que lo humaniza. Nos busca del
mismo modo que Oromë a los Primeros Nacidos en la Tierra Media y nos salva del
engaño, de la oscuridad de la mentira. Si el Verbo es desplazado de nuestra vida, el
lenguaje mismo cae en un desorden frente a la realidad. Se dice que la medida de un mal
está dada por el bien que niega, por lo que negando el Verbo nos encontramos frente a
un abismo. En esto se demuestra que debe volverse la mirada a Dios, a su Palabra, de
manera que no acabemos errantes a través de una nada infinita. Por eso, la fidelidad de
nuestras palabras respecto de la realidad nos rescata de la esclavitud del pecado y
permite que nos elevemos a nuestra natural grandeza según el Espíritu.

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