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Rafael Gutierrez Arzola

Derecho Parroquial

Naturaleza de la parroquia en el derecho canónico

Una de las figuras de la organización eclesiástica más conocida es la parroquia. Por


parroquia se suele entender la división organizativa inferior a la diócesis, y subordinada al
Obispo diocesano. Existen parroquias en la Iglesia desde tiempo muy remotos; en la iglesia
de Roma aparece la ciudad dividida en titulus ya desde el siglo III, en lo que se considera un
antecedente de la parroquia.

La definición de parroquia la da el canon 515: la parroquia es una determinada comunidad


de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la
autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio.

En esta defición se evidencia la comunidad, y también el elemento territorial, si bien es


importante, está considerado en un segundo lugar. La tarea del párroco se define como el
cuidado pastoral de la comunidad.

La parroquia está erigida o suprimida por el obispo diocesano, que debe obrar en base a los
criterios de la salvación de las almas. Su extensión y la población debe ser tal que consienta
a la suficiente asistencia espiritual, el recíproco conocimiento y la colaboración entre
párroco, sacerdotes y fieles. La parroquia tiene una personaliad jurídica, no del tipo de una
asociación civil, que determina po rmayoría de votos, sino por voluntad y consenso de la
autoridad, que puede acoger también las propuestas de la comunidad. Las parroquias son
territoriales, pero pueden existir parroquias personales en razón del rito, de la lengua o de
la nacionaliddad de los fieles de un terrotorio, o incluso por otra determinada razón (c. 516).

En cada parroquia debe haber un solo párroco, que es el representante jurídico de la


parroquia, y debe vigilar que los bienes de la misma sean administrados según el Derecho
Canónico. El titular de una parroquia debe ser una persona física. El párroco ejerce la acción
o ministerio o cura pastoral. Se trata de la misión del servicio espiritual. De esta manera es
el cooperador principal de la cura pastoral del obispo, con la triple función de enseñar,
santificar y regir.

En las parroquias se puede constituir el consejo pastoral, que es discrecional, no obligatorio,


con carácter consultivo y debe tener estatuos aprobados por el obispo diocesano. Debe
reflejar un cierta imagen de la parroquia, con sacerdotes, religiosos y laicos, compuestos
por pocos miembros. Tiene carácter permanente, con cesación a rotación y es importante
la continuidad.

Un párroco puede estar sólo en su encargo, o puede también estar acompañado por otros
presbíteros, en calidad de vicarios parroquiales, pero siempre ha de haber un solo párroco
que dirija; al respecto, los diáconos no pueden ser párrocos ni vicarios parroquiales, como
lo determina el canon 546.
Rafael Gutierrez Arzola
Derecho Parroquial

El párroco está obligado a procurar que la palabra de Dios se anuncie en su integridad a


quienes viven en la parroquia; procurará que la Santísima Eucaristía sea el centro de la vida
parroquial; el párroco debe procurar conocer a los fieles que se le encomiendan y
finalmente, el párroco procurará promover la función propia de los laicos, y cooperará con
el Obispo diocesano (528-629).

El nombrarmiento de párrocos corresponde al Obispo diocesano y también a aquél que se


le equipara en derecho de acuerdo con el canon 368. No corresponde al Vicario General ni
a los demás Ordinarios de la diócesis. El Administrador diocesano no tiene facultades de
nombrar párroco, salvo que la diócesis lleva más de un año vacante o impedida.

La Curia diocesana

El Código de Derecho Canónico le dedica 25 cánones al organismo encargado de ayudar al


Obispo en el gobierno de la diócesis, la curia diocesana. La mayoría se dedican al Vicario
general y episcopal, al canciller de la curia y los notarios y al Consejo de asuntos económicos.

El Código solo da unas indicaciones generales sobres la Curia diocesana, puesto que será
cada Obispo el que dé la mayoría de las determinaciones sobre la Curia diocesano, como su
composición y las funciones concretas de cada uno de los miembros.

El canon 469 describe a la Curia diocesana como aquella que consta de aquellos organismos
y personas que colaboran con el Obispo en el gobierno de toda la diócesis, principalmente
en la dirección de la actividad pastoral, en la administración de la diócesis, así como en el
ejercicio de la potestad judicial.

El Vicario General y los Vicarios Episcopales

El cargo de Vicario General es de nombramiento obligado para cada diócesis. Debe haber al menos
un Vicario General para cada diócesis.

Según el canon 479, “en virtud de su oficio, al Vicario general compete en toda la diócesis la potestad
ejecutiva que corresponde por derecho al Obispo diocesano, para realizar cualquier tipo de actos
administrativos, exceptuados, sin embargo, aquellos que el Obispo se hubiera reservado o que,
según el derecho, requieran mandato especial del Obispo”.

El Vicario Episcopal, por su parte, tiene la misma función del Vicario General reservada para la parte
del territorio o para los asuntos para los que haya sido nombrado. En esta materia su potestad es
tan amplia como la del Vicario General.

La figura del Vicario episcopal es común en la organización diocesana actualmente. Muchas diócesis
han dividido su territorio por zonas y tienen un Vicario al frente de ccada una de ellas: estos son
Vicarios episcopales. Igualmente, en muchas diócesis existen Vicarios para asuntos concretos, como
el Vicario para la vida consagrada, o para la pastoral con las familias, etc. Estos son también Vicarios
episcopales.
Rafael Gutierrez Arzola
Derecho Parroquial
El Canciller de la Curia

En cada diócesis debe designarse un Canciller, cuya principal función, a no ser que el derecho
particular establezca otra cosa, consiste en cuidar de que se redacten las actas de la curia, se expidan
y se custodien en el archivo de la misma (482).

Es función del Canciller llevar el archivo diocesano. En el archivo de la Curia se conservan los asuntos
recientes o que se encuentran en el curso de los acontecimientos. Si pasa el tiempo y el asunto se
convierte en histórico, el expediente ha de pasar al archivo histórico. Además, debe haber un
archivo secreto -puede ser un armario fijo e inamovible con llave segura que se instale en el local
del archivo diocesano- en el que se conserven los asuntos que deben guardarse bajo secreto (c. 489-
490).

Consejo episcopal

La función de coordinar y dirigir el trabajo de la Curia corresponde al Obispo diocesano, pero el


Código de Derecho Canónico de la posibilidad de nombrar un Consejo episcopal, que estaría
integrado –además del Obispo- por los Vicarios generales y episcopales (c. 473). Aunque no está
indicado, parece conveniente que participe también el Canciller de la Curia, el cual deberá levantar
acta. Su función es la de coordinación de la tarea pastoral de la diócesis. La figura del Consejo
episcopal es una novedad del vigente Código de Derecho Canónico, y responde al deseo de
establecer un cauce de cooperación entre los miembros de la Curia diocesana.

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