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Resumen Manual Terapia de Parejas

Costa y Serrat

Entrenamiento en habilidades de comunicación y de resolución de problemas.


Útil un entrenamiento en habilidades de comunicación.
Tres elementos implicados: el emisor, el receptor y el mensaje.
El objetivo básico del entrenamiento en habilidades de comunicación será:
a) asegurar que ambos componentes de la pareja aprendan un nuevo vocabulario
interpersonal adecuado para vehiculizar un mensaje descifrable por un código
común
b) que incorporen a sus repertorios comportamentales una serie de habilidades (saber
escuchar, expresar sentimientos...) que les capaciten para emitir y recibir dichos
mensajes adecuadamente.
Aprendizaje de un nuevo vocabulario interpersonal
Lograr un modo de comunicación más operativo.
El lenguaje inespecífico, se presta a cuantas interpretaciones subjetivas y muy personales
puedan realizar cada uno de los componentes de la pareja.
De este modo se fomenta la existencia de un código interpretativo en el que cada uno hace un
juicio de intenciones del comportamiento del otro.
El mundo de valoración subjetiva pierde el anclaje en los datos de la realidad externa en donde
está «el otro» y se establece un tipo de «comunicación» basado casi exclusivamente en los
errores perceptivo-cognitivos que cada uno de los componentes de la díada pudiera tener.
Lenguaje Operativo:
1) Debe estar basado en descripciones observables y cuantificables para que cada
miembro de la pareja sepa con facilidad qué es lo que ocurre y qué es lo que se debe
cambiar
2) Debe ser congruente, conveniente y oportuno según la situación y el contexto en que
tiene lugar.
3) Debe hacer énfasis en la información positiva. Si digo a mi pareja «habla más bajo»
(información positiva) en lugar de «no 'hables tan alto» o «no des voces» es posible que
colabore mejor, amén de que evito de ese modo prestar atención y por tanto, reforzar,
conductas negativas o defensivas y enviar señales acusativas en mi mensaje.
4) Debe estar basado tanto en la comunicación verbal como no verbal.

El terapeuta, a lo largo de las entrevistas y de todo el proceso de intervención, debe procurar que
todos estos requisitos estén presentes en la comunicación de la pareja, Utilizará modelado, role-
playing, ensayo conductual, instrucciones, tareas, etc., para asegurar el aprendizaje de este
nuevo vocabulario interpersonal.
Aprendizaje de habilidades conversacionales
Entrenamiento específico en habilidades conversacionales:
- Hacer preguntas
- Dar información gratuita o adicional
- Escuchar
- «Llevar» una conversación:
- cambiar de tema
- tomar la palabra
- pasar la palabra
- Cerrar la conversación
Mediante ensayos conductuales, modelado y refuerzos discriminativos el terapeuta enseña cómo
utilizar estos elementos de un modo adecuado según los objetivos de ser un conversador ameno
e interesante. Se incide en los componentes conductuales verbales y no verbales y se analiza qué
elementos facilitan y hacen fluida una conversación.
El saber escuchar no supone sólo tener buenos oídos y recibir la información de un modo pasivo
sino que, y sustancialmente, implica dar señales al emisor de que se está recibiendo.
El escuchar, pues, es un proceso activo que no sólo contribuye a mantener y fomentar la
comunicación sino que también origina estados emocionales positivos en una relación diádica.

Aprendizaje de habilidades de expresión


El entrenamiento en este tipo de habilidades tiene por objetivo lograr que cada uno de los
miembros de la pareja exprese, de modo honesto y directo, por una parte, sentimientos,
peticiones y/o elogios positivos que faciliten el que ambos se sientan a gusto y disfruten de la
relación, y por otra, sentimientos negativos o críticas que sean efectivos para producir cambios
constructivos en sus relaciones o en la conducta del otro.

a) Expresión de sentimientos positivos

La pareja debe aprender habilidades específicas:

- Expresar emociones que sean del agrado del otro.


- Reconocer aspectos positivos y gratificantes en la conducta del otro.
- Expresar y pedir intercambio físico gratificante. El material básico de entrenamiento puede
aportarse.
b) Expresión de sentimientos negativos

Tan importante como la expresión de sentimientos positivos es la expresión de críticas y


sentimientos negativos tales como cólera, irritación, depresión, frustración... La expresión de
estos sentimientos suele hacerse de un modo que generalmente fomenta las discusiones y peleas
en el seno de la pareja.
1. Especificar la conducta del otro que ha «motivado» los sentimientos negativos.

2. Expresar y «confesar» como propios los sentimientos negativos.


3. Hacer una petición al otro que contribuya a mejorar la situación y los sentimientos:

- para cambiar palabras o acciones en el presente o futuro,


- para ayudar en la solución de un problema o dilema,
- para encontrar un consenso, compromiso o clarificación.

4. Reforzar al otro por haber escuchado nuestra petición y comprometerse a realizarla o plantear
un compromiso alternativo.

Desarrollo de habilidades de resolución de problemas y de negociación


Jacobson y Margolín (1979, pág. 215) definen la solución -de problemas como una interacción
estructurada entre dos personas, diseñada para resolver una disputa particular entre ellas. La
disputa generalmente gira en torno a una queja o petición de cambio de una persona en relación
a la conducta del otro.
En el proceso de discusión de la sesión ellos enfatizan dos fases: una fase de definición y una
fase de solución del problema, ambas claramente diferenciadas y separadas.
Definición del problema
l. Comenzar siempre con algo positivo. Este modo de introducir un problema facilita la
cooperación y receptividad del otro. Dada la dificultad que tenemos todos para recibir críticas,
comenzar por tonos acusativos y negativos puede suscitar en el otro conductas defensivas y de
contraataque, alejándose el objetivo de llegar la alguna solución acordada.
2. Ser específico. El problema debe ser descrito de tal modo que pueda ser determinado con
claridad por un observador. Los términos vagos e inespecíficos, no son operativos, facilitan la
utilización de un código interpretativo y son factores de riesgo para el conflicto de pareja.
Igualmente, la utilización de términos provocativos y categoriales dicotómicos como “eres un
desconsiderado”, «siempre», «nunca», fomentan los estados de ánimo negativos y nos alejan de
los objetivos de cooperación y mantenimiento de una comunicación clara y precisa.
3. Expresar tus sentimientos. Una buena comunicación para resolver problemas significa
compartir tus sentimientos así como admitir abiertamente la conducta que los motiva (Jacobson,
1979). En este sentido conviene seguir los pasos que se indicaron más arriba en la «expresión de
sentimientos negativos».
4. Admitir tu papel en el problema, es decir aceptar la responsabilidad que uno tiene en el
conflicto existente. Se les recuerda a ambos componentes de la pareja que, independientemente
de las responsabilidades pasadas de cada uno, en el momento presente uno es responsable del
comportamiento del otro y de lograr éxito en el objetivo crucial: resolver el problema Los
diálogos siguientes pueden servir de ejemplo de las consecuencias que pueden derivarse de
seguir o no esta regla.
5. Ser breve cuando defines problemas. A menudo la pareja confunde hablar sobre el problema
con resolver el problema. En este sentido, muy a menudo, uno o ambos componentes de la
pareja suelen emplear mucho tiempo en referencias al pasado, anécdotas o en preguntarse el
porqué de los mismos o de sus sentimientos, sin comprender que todo esto puede ser irrelevante
o inapropiado para resolver el problema actual del que están hablando. Las causas por las que
ellos se preguntan no suelen ser tan «profundas» como presuponen, y sí, en cambio, tan
inmediatas y presentes como su inhabilidad para utilizar un lenguaje operativo y para saber
comunicarse.
6. Discutir únicamente, un problema a la vez. Muy a menudo se observa que las parejas en
conflicto, cuando inician una discusión con el objetivo de hallar alguna solución a un pr6blema,
introducen otros, accesorios, que complican aún más el proceso. Si difícil les resulta discutir con
eficacia un problema, más aún lo será si son varios los presentes en la escena de debate y
negociación. Por otra parte, los datos accesorios que se introducen suelen hacer referencia a
«cuentas pendientes» contraídas por uno u otro, por lo que tienden a fomentar estados de ánimo
inadecuados para un dialogo, sereno y efectivo.
7. Paráfrasis. El utilizar las paráfrasis suele ser un recurso eficaz para dar señales de que uno
está escuchando activamente al otro. Aparte de que facilita el centrar la atención en lo que el
otro dice, este recurso tiene la ventaja de originar en el emisor estados de ánimo que le hacen
más receptivo y motivado a llegar a una solución. Qué duda cabe que cuando percibimos que
somos escuchados nos sentimos, generalmente, gratificados y “comprendidos”.
8. No hacer inferencias. Hablar únicamente sobre lo que puede observarse. Hacer inferencias o
interpretaciones de la conducta de nuestra pareja puede ser muy peligroso para resolver un
problema.
9. Ser neutral y no negativo. El terapeuta debe aclarar que el objetivo no es discutir ni
humillarse mutuamente sino llegar a despejar el terreno y lograr resolver sus problemas.
Una vez definido el problema, y cuando la pareja ha aprendido a comunicarse más o menos
eficazmente, se pasa a la segunda fase de solución de problemas.

10. Centrarse en las soluciones. En esta segunda fase el terapeuta anima a sugerir soluciones
absurdas y adecuadas de modo impulsivo. De este modo las parejas aprenden a discriminar
entre unas y otras y a superar inhibiciones que pueden servir de base a temores a las reacciones
del otro. En esta fase el terapeuta debe evitar que se vuelva a la primera, a redefinir de nuevo los
problemas.

11. El cambio de conducta deberá incluir reciprocidad y compromiso, es decir, ofrecer ayuda
en el proceso de cambio del otro y ofrecerse a cambiar algún aspecto de la propia conducta. Este
ofrecimiento de reciprocidad y compromiso tiene un gran poder reforzante y facilita los cambios
deseables en el otro miembro de la pareja. La cooperación y el compromiso de cada uno están
en función del nivel de ayuda y compromiso del otro.

12. Alcance del acuerdo. Una vez que se han planteado una serie de soluciones, se pasa a
discutir las ventajas y desventajas de la solución propuesta, incluyendo las consecuencias de
cada una para la relación y para ambos componentes de la pareja.

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