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El mundo judío al que vino Jesús fue uno caracterizado por el legalismo. Las leyes
minuciosas, los códigos y la tradición de los rabíes sustituyeron a las enseñanzas
de la Ley, de los profetas y de la poesía. Jesús hizo énfasis en los principios
básicos de la relación entre Dios y el ser humano. Las enseñanzas de Jesús
contienen elementos que enfocan el fin de fines, característica de una ética
teleológica, pero a la vez hace hincapié en los medios aceptables para alcanzar
estos fines, este es un asunto importante en los sistemas deontológicos.
Jesús tomó los diez mandamientos que tienen que ver con responsabilidades
hacia el prójimo e hizo un enfoque en las actitudes internas que producían el
homicidio, el adulterio, la mentira y el robo. Jesús supo que si podemos controlar
las raíces del comportamiento malo, entonces no tendremos que tratar con
personas que han violado estos mandamientos.
El amor y la justicia que Jesús demandaba de sus discípulos solo podía vivirse
sometiéndose al gobierno de Dios en la vida del discípulo. Esta ética, vista así,
tenía una dimensión presente, pero también una futura. En la parusía de Cristo
recién se completará el reino de Dios y en ese momento la ética de Cristo podrá
ser cumplida cabalmente. Sin embargo, eso no disminuye la responsabilidad del
creyente de buscar la santidad en la vida presente.
Asimismo, el notable el énfasis que hace Jesús de la vida ética con la experiencia
espiritual enmarcada en una relación personal del creyente con él mismo. Es decir,
que para Jesús, la experiencia religiosa y el nuevo nacimiento son requisitos
indispensables que capacitan al creyente para poder vivir la ética del reino.
LA ÉTICA DE PABLO
Pablo es un fiel creyente que la experiencia personal con Jesucristo, la cual puede
transformar la vida de cualquier ser humano, de forma radical. Hay que entender,
que esto se debe a la experiencia personal del mismo apóstol Pablo, cuando se
enfrento con Jesucristo en el camino hacia Damasco. Por tal motivo, la ética moral
del aposto Pablo es Cristo-céntrica. Pablo interpreta la moral desde la perspectiva
de su unión mística con Jesús, a quien reconoce como el modelo e inspiración
para vivir una vida moralmente buena.
Ya que el apóstol Pablo al ser Cristo-céntrico en su moralidad, siempre pone al
Señor primero en todas sus acciones, y en sus escritos. El apóstol Pablo, le
exhorta a la congregación, que debe primero tener en cuenta la presencia de
Jesucristo, en su próxima reunión, para presentar este asunto ante la
congregación en pleno, y así de esta forma el poder expulsar de la congregación
al culpable del acto inmoral. La preocupación mayor del apóstol Pablo, en este
asunto de moralidad, tiene que ver con la Iglesia en pleno. Ya que la conducta de
este hombre, que al no ser censurada por los dirigentes de la iglesia, y hacerse de
la vista larga; cree en sí un libertinaje, ya que muchos van a tratar de imitar la
conducta de este hombre. O es que, sí hacen cosas que están fuera de la
moralidad, cualquier otro miembro de la congregación, consientes o no, se lo
sacaría en cara, que el por qué se le permitió a este hombre, sí poderlo hacer. Al
estar la iglesia ignorando esa conducta, como dice un dicho popular de mi pueblo:
El que calla, otorga, haciendo como aceptable esa conducta ante todos y
permitiendo la misma con igual derecho a toda la congregación.