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Sumario
I
LA UNIVERSIDAD MEDIEVAL
Antecedentes
¿Por qué en las ciudades?
El ansia de saber por el saber mismo
Las primeras universidades
El funcionamiento de las universidades
El método de enseñar
El studium como tercer poder
II
LA UNIVERSIDAD COLONIAL
Las primeras instituciones
Función de la universidad
III
LAS UNIVERSIDADES VENEZOLANAS
Las instituciones pioneras
El desarrollo hasta finales del siglo XX
IV
LA UNIVERSIDAD DE HOY
Misión de la educación superior
Lo específico de la universidad
Al servicio del bien común
La calidad
El progreso de la ciencia
Investigación y docencia
Evaluación y competencia
V
LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN AMERICA LATINA
Estado actual
Algunos problemas puntuales
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Agustín Moreno Molina
I
LA UNIVERSIDAD MEDIEVAL
Antecedentes
Pero con la decadencia del orden feudal, las ciudades y sus catedrales
cobraron mayor importancia. En cierta forma la cultura se había democratizado al
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Agustín Moreno Molina
El método de enseñar
de Juana de Arco, para comprobarlo. También eran admiradas las mujeres que se
destacaban por su erudición en el cualquier género del arte; y muchas crónicas
(BÚHLER, J. 1977:251) dan fe de la frecuencia con la que la madre y esposa
encontraba en el seno de su familia el amor y el respeto a que eran acreedoras.
Por su parte, las monjas eran protegidas como personas eclesiásticas por el
derecho canónico y civil y encontraban por parte del pueblo el mismo respeto que
los frailes o el mismo repudio cuando el caso fuera menester.
II
LA UNIVERSIDAD COLONIAL
La corona española dio lo que tenía, con sus luces y sombras. Salamanca,
la más antigua y célebre de sus universidades fue el modelo institucional, guía y
alma mater de las que nacieron en el Nuevo Mundo; y allí precisamente, en sus
aulas se discutió la moralidad de la misma empresa conquistadora mientras ésta
se encontraba en pleno desarrollo. El otro modelo fue la de Alcalá de Henares,
universidad fundada por el Cardenal Cisneros con la debida autorización pontificia,
con mayor independencia del poder civil y cuya preocupación central fue la
teología (TÜNNERMANN, C. 2000: 24).
En una geografía tan extensa era difícil que de los lugares más remotos,
llegaran estudiantes a las principales universidades de la América española. De
ahí el interés de los obispos, de los funcionarios de las reales audiencias, y de los
superiores de las comunidades religiosas de las ciudades importantes en
reclamar del papa y de la Corona los privilegios universitarios para facilitar los
grados académicos. Esta necesidad dio origen a numerosos colegios fundados en
conventos y colegios, lo cual facilitó desde el punto de vista económico la tarea de
la Corona. La gran impulsora del movimiento fue la Iglesia, mediante la abnegada
entrega de sus prelados, religiosos y funcionarios públicos. En poco tiempo
relativamente, los nuevos centros universitarios llegaron a formar una verdadera
constelación: en 1558 en Santo Domingo, la de Santiago de la Paz; en 1580 en
Bogotá, la de Santo Tomás; en 1586 en Quito, la de San Fulgencio; en 1619 en
Santiago, la de Nuestra Señora del Rosario; en 1621 nada menos que seis, a
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Agustín Moreno Molina
encuentran Bello, Palacios Fajardo, Sanz, Roscio, Peña y Espejo y cuyos aporte
más que con la espada se materializó en sus libros, actas, manifiestos y
proclamas, se forjó en las aulas de la Real y Pontificia Universidad de Caracas,
bajo el fervor de la escolástica. Sanz, por nombrar a uno de ellos, se granjeó el
prestigio jurídico entre las autoridades reales con las que colaboró en algunas
reformas legales; aunque en un polémico escrito formuló una despiadada crítica a
la educación colonial. Él es un caso emblemático de los frutos de una universidad
que conocía las corrientes más novedosas del pensamiento europeo. Universidad
que desde sus inicios comenzó “moderna” gracias a profesores como Baltazar de
los Reyes Marrero “inmortal maestro ilustre fundador de la clase de filosofía
moderna en Venezuela” como fue calificado por el Claustro universitario presidido
por José María Vargas en 1827 (PARRA LEON, C. 1954:320). Sostiene el
historiador Caracciolo Parra León que Descartes, Leibnitz y Wolf, Malebranche y
Berkeley, Bacon, Locke, Condillac y Lamark, Eximeno y Verney, dejaron huella
profunda en la educación de los universitarios caraqueños, que no los leyeron
(como algunos dicen, sin vista ni examen de documentos) a escondidas y en
deseo de formarse por su propia cuenta, sobresaltados por la Inquisición, sino que
los recibieron, a ciencia y paciencia de todo el mundo, de labios de los
catedráticos de la Universidad, clérigos y seculares, por lo menos desde 1788 en
adelante (1954: 310). Igual ocurrió en otras instituciones fundadas en el siglo
XVIII, donde la preocupación científica no respondió más a las doctrinas
aristotélico- tomistas, sino al horizonte de la modernidad, y a requerimientos
fundados en razones cuando no en intereses locales.
III
LAS UNIVERSIDADES VENEZOLANAS
en América Latina. Hay que decir en primer lugar lo siguiente: con la desaparición
del orden colonial y la instauración de las repúblicas independientes no llegaron
los vientos de cambio en la estructura universitaria. Los actores políticos y las
antiguas autoridades peninsulares fueron sustituidas por la clase terrateniente de
los criollos o la incipiente burguesía comercial. Según firma TÜNNERMANN
(2000:30-31), a quien seguimos casi exclusivamente en este punto, los
movimientos principales de la ilustración, que sirvieron de apoyo ideológico al
movimiento de independencia, fueron préstamos intelectuales que abrieron el
camino a otra forma de dependencia: la cultural.
antigua universidad colonial fue sustituido por el abogado. No podía ser de otra
forma. Si antes los eclesiásticos jugaron papel preponderante en aquella sociedad
de “cristiandad” donde los valores del catolicismo eran impuestos por la institución
religiosa; al desaparecer ese poder; es el abogado quien asume las más
importantes funciones sociales y es a él, quien corresponde estructurar las
nacientes repúblicas según el nuevo orden legal.
Según los datos suministrados por Mario Briceño Iragorry (1956:144) el rey
Felipe II en 1592 encargó al obispo de Venezuela la fundación de un colegio
seminario, pero el cumplimiento de tal mandato quedó sin efecto durante muchos
años, debido a las prolongadas vacantes episcopales y al hecho de encontrarse la
silla episcopal en la ciudad de Coro, aunque los obispos residieran en Caracas.
Una vez que el traslado a Caracas se hizo oficial en 1637, el obispo Fray Mauro
de Tovar tomó interés en la fundación pero el terremoto de 1641 echó por tierra
nuevamente el proyecto. El sucesor de Tovar, ni siquiera llegó a Caracas, se
quedó en Trujillo donde murió. Hay que esperar hasta 1673 para que fray Antonio
González de Acuña fundara el Seminario de Santa Rosa de Lima. Toda esta
historia viene al caso porque ese fue el primer establecimiento de educación
superior en lo que actualmente es Venezuela y el precursor y base de la
Universidad. A la cátedra de gramática, sostenida por el rey, el obispo añadió la de
artes y teología. La aprobación real fue de 1675. La inauguración la realizó el
obispo Diego de Baños y Sotomayor, que dio la organización definitiva y pidió al
rey, en 1687 licencia para conferir grados académicos. El prelado dio las
constituciones que firmó en 1696. En ese mismo año se realizó con toda
solemnidad la inauguración del “Magnífico, Real y Seminario Colegio de Señora
Santa Rosa de Santa María de Lima de Santiago de León de Caracas”. El rey lo
aprobó en real cédula del 30 de diciembre de 1697 y lo confirmó en la del 17 de
junio de 1698.
El obispo reiteró sus súplicas al rey para que el seminario fuera elevado a
la condición de universidad, por la distancia existente entre Caracas, Santa Fe de
Bogotá, México y Santo Domingo, sedes de la casas de estudios superiores más
cercanas. Además del bien que suponía para la incipiente institución la elevación
de categoría académica. A las peticiones se unieron la de los gobernadores en
1697 y en 1707 y la del rector en 1710. El privilegio de la fundación correspondió
al nuevo obispo Juan Escalona y Calatayud, antiguo alumno de Salamanca. Bajo
su gobierno el Seminario obtuvo la licencia de otorgar grados, y por eso se
considera a Escalona y Calatayud también como fundador. El se esmeró por el
fomento de los estudios. Tomando en cuenta esos adelantos, el obispo, el cabildo
eclesiástico, los alcaldes ordinarios y el rector del colegio-seminario volvieron a
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Agustín Moreno Molina
A raíz de los cambios ocurridos en la política con la muerte del general Juan
Vicente Gómez; la transformación de la estructuras económicas producto de la
exportación petrolera y la tendencia de la dinámica poblacional hacia una sociedad
La Universidad de ayer y de hoy 21
Agustín Moreno Molina
En los últimos siete años del siglo XX fueron creadas, por iniciativa privado
u oficial las siguientes instituciones: la Universidad Alejandro de Humboldt
(Caracas), la Universidad de Margarita (el Valle del Espíritu Santo), la Universidad
de Fermín Toro (Cabudare - Estado Lara), la Universidad José Antonio Páez
(Valencia), la Universidad Monte Avila (Caracas), la Universidad Nacional
Experimental del Yaracuy (San Felipe), la Universidad Nacional Experimental del
Caribe (Catia la Mar), la Universidad Nacional Experimental Politécnica de las
Fuerzas Armadas Nacionales (Caracas), la Universidad Nueva Esparta (Caracas),
la Universidad Rafael Belloso Chacín (Maracaibo), la Universidad Santa Rosa
(Caracas), la Universidad Valle del Momboy (Valera - Estado Trujillo) y la
Universidad Yacambú (Cabudare - Estado Lara).
De tal manera que hoy, en los inicios del siglo XXI y diseminados por todo el
territorio nacional funcionan unas 145 instituciones de educación superior
distribuidas de la siguiente manera: 41 universidades, 21 oficiales y 20 privadas;
49 instituciones oficiales de educación superior de ciclo corto; y 55 privadas
(POLITICAS Y ESTRATEGIAS... 2000:16).
Sin lugar a dudas, desde el punto de vista cuantitativo las cifras resultan
altas. Esto se traduce, en líneas generales, en unas quinientas carreras o
especialidades, en las nueve grandes áreas de conocimiento universalmente
aceptadas. Ello nos conduce a pensar en la heterogeneidad y diferenciación de los
fines y propósitos de la educación superior. Es un tema del que no se habla
suficientemente, pero la existencia de distintos modelos de organización y gestión,
con sus diferentes grados de complejidad y con sus disímiles niveles de calidad,
no hablan bien de la totalidad del sistema. Se observa, además, dos grandes
sectores más o menos parejos: por un lado las instituciones del sector oficial, es
decir, aquellas financiadas con fondos públicos y un número ligeramente inferior
de instituciones financiadas con fondos privados.
IV
LA UNIVERSIDAD DE HOY
La Universidad de ayer y de hoy 24
Agustín Moreno Molina
Lo específico de la universidad
Desde tal perspectiva podrá afirmarse que ninguna sociedad avanzada, por
decirlo de alguna forma, ha llegado al sitial donde se encuentra de espaldas a la
universidad. La ciencia y tecnología, el arte y la cultura, en sus más amplios
horizontes, tienen una referencia ineludible con el quehacer universitario en un
mundo cada día más especializado y profesional.
La calidad
El progreso de la ciencia
producir la riqueza que no existe. Riqueza que no es oro ni plata, sino vida
ciudadana con convivencia de calidad y con los bienes y servicios que
necesitamos” (AUSJAL, 1995: 13).
Investigación y docencia
Evaluación y competencia
En los Estados Unidos, para tener éxito, poder e influencia, tres de los
valores sagrados de cualquier norteamericano, ser egresado de una universidad
prestigiosa es una condición indispensable para alcanzarlos. En un reciente
informe de la Universidad de Florida, comentado por el historiador Germán
Carrera Damas en El Nacional (4/12/2000) sobre las principales universidades
norteamericanas de investigación, se dice que las de más alto nivel, menos de 100
sobre unas 4 mil instituciones de educación superior, se desenvuelven en un
mercado altamente competitivo por el personal y los fondos generadores de
excelencia. Esas universidades compiten por obtener parte de una oferta
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Agustín Moreno Molina
V
LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN AMERICA LATINA
Estado actual
promedio regional, con algunos países que superan ese promedio. Aunque estos
datos no deben tomarse de forma definitiva debido a la poca información que
suministran las instituciones del sector, América Latina queda muy por debajo de
Europa y Norte América.
c. El financiamiento.
c. La autonomía universitaria
BIBLIOGRAFIA