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Introducción
"Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la
luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende
una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que
están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."(Mateo 5:13-15)
"Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de
lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, pero tú no te conviertas a ellos."
(Jeremías 15:19)
"Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás
debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que
los guardes y cumplas." (Deut.28:13)
Un pequeño número de personas con los dirigentes fundamentales de los hombres: aquellos
que saben lo que creen y por qué lo creen, y saben lo que no creen y por qué no lo creen. Un
número pequeño de líderes bíblicos-cristianos podrían causar una Reforma grande. Y esto
será necesario, si el Señor no regresa antes.
En esto, solo Dios debe dirigirnos. Como ciudadanos del Reino de Dios, con una mente
renovada, podemos convertirnos en una fuerza reformadora, con la Biblia como punto de
referencia.
Reforma bíblica
Una Reforma bíblica significa llevar todas las áreas de la vida bajo la soberanía de Dios.
La única alternativa a una Reforma sería una revolución (la creencia de que el hombre por sí
mismo puede crear un nuevo orden - pero el hombre, por sí mismo, no puede crear nada sino
destrucción y muerte.)
Dios tiene que gobernar primero en nuestros corazones, antes de que pueda estar presente en
nuestros pensamientos. Una Reforma no puede planearse humanamente; no podemos juntos
"tramar una Reforma". Una Reforma es un movimiento de Dios en los corazones y
pensamientos de las personas que le reconocen no solo como Salvador sino también como
Señor, y que le sirven. No podemos "estudiar cómo se hace una Reforma", solo cómo se
llevaron a cabo las Reformas del pasado. Dios no es limitado en los medios que Él usa; pero
Él se decidió a usarnos a nosotros, los hombres redimidos. Sin embargo, no nos obligará a
colaborar con Él.
Condiciones de una Reforma
1. Una Reforma puede suceder solamente cuando los redimidos reconocen que Dios y Sus
principios se aplican a todas las áreas de la vida, y que existe una cosmovisión cristiana. (¡La
última vez que los cristianos reconocieron esto claramente, fue en la Reforma del siglo XVI
!)
2. Los cristianos tienen que decidirse a ser tan eficaces y proficientes como pueden, en
aquella área de la vida a la cual fueron llamados. Primero en el dominio de su propia rama
de estudios; después en la re-interpretación bíblica de estos estudios; y después en la
aplicación práctica y quizás la institucionalización de su re-interpretación.
3. Cada cristiano tiene que reconocer personalmente que Dios le llama a un campo específico
de trabajo.
4. Cada cristiano tiene que dominar su campo de trabajo específico - no como un fin en sí
mismo, sino para glorificar a Dios. Es bueno que los jóvenes cristianos vayan a la
universidad; pero que sean sujetos a Dios como Señor para que no sean influenciados por el
pensamiento del mundo que se manifiesta en los estudios universitarios.
5. Cada cristiano debe encontrar a otros cristianos que tengan el mismo llamado como él (la
re-interpretación bíblica de su campo específico de trabajo), y edificar una relación con ellos.
No se necesita a muchas personas para lograr un cambio de la dirección.
6. Edificar relaciones con cristianos más allá de su propio campo de trabajo: en la sociedad,
la política, la educación, etc. Las pocas personas que realmente empiezan a ser activos, por
ejemplo en la política, se convierten en personas claves; y aquellos que son elegidos en
posiciones de poder saben exactamente quiénes son estas personas claves. Ellos saben que
ya no serán elegidos si se enemistan con una de estas personas. ¡Estas personas claves son
una minoría pequeña! ¿Por qué no pueden ser cristianos entra estas personas? - Podrían serlo,
si fueran más bíblicos.
7. Si los cristianos tuvieran una influencia dominante en toda la sociedad, entonces todas las
áreas de la vida podrían estar bajo el señorío de Cristo. Esto no significa que sería una
sociedad perfecta - en le mundo presente no existe ninguna perfección -, pero sería una
diferencia esencial.
La única alternativa a una Reforma es una revolución, que produce opresión, odio y
destrucción. ¿Queremos una Reforma o una revolución?
Preguntas de estudio:
Describe en tus propias palabras las cuatro preguntas filosóficas fundamentales, y sus
posibles respuestas.
¿Por qué tenemos que aplicar la Palabra de Dios a todas las áreas de la vida?
¿De qué manera deben incluirse cosmovisiones no cristianas en una educación cristiana?
Explica esta afirmación: "Tenemos la economía equivocada porque tenemos la teología
equivocada."
Describe las diferencias más importantes entre la interpretación secular de la historia, y
una interpretación cristiana de la historia.
¿Por qué dice Glenn Martin que todo pensamiento se basa en alguna forma de fe?
Describe cómo podemos analizar las enseñanzas que leemos o escuchamos, sin ser
influenciados por ellas.
¿Qué nos enseña el ejemplo de Africa en cuanto a la evangelización y el discipulado?
Describe lo que Glenn Martin entiende con "Reforma".
Contenido:
Cosmovisión griega
La antigua Roma
El Renacimiento
COMPARTIR
VIDA CRISTIANA
Aborto. Eutanasia. Pornografía. Matrimonios entre personas del mismo sexo. Derechos de
los transgénero. Investigación embrionaria. Mejoramiento genético.
Los cristianos que estudian el paisaje cultural en el occidente tienen un claro sentido de que
las cosas se dirigen en un camino destructivo. Mientras que la mayoría de los creyentes
pueden identificar fácilmente los síntomas del declive, pocos se sienten competentes para
diagnosticar y tratar las causas de raíz. Hay muchos factores complejos detrás de esto, pero
una herramienta invaluable para una mejor comprensión y participación con nuestra cultura
es el concepto de cosmovisión. La agitación sociológica y las fisuras morales que observamos
en nuestros días se deben en gran medida a lo que podríamos llamar “tectónica de placas
culturales”: los movimientos y colisiones en las cosmovisiones subyacentes.
¿Qué es una cosmovisión? Como la propia palabra sugiere, una cosmovisión es una visión
general del mundo. No se trata de una visión física del mundo, sino de una visión más bien
filosófica, una perspectiva global sobre todo lo que existe y nos importa.
La cosmovisión de una persona representa sus creencias más fundamentales y lo que asume
acerca del universo en que habita. Refleja cómo respondería a las “grandes preguntas” de la
existencia humana: preguntas fundamentales acerca de quienes y qué somos, de dónde
venimos, por qué estamos aquí, a dónde vamos (si es que vamos a algún lugar), el significado
y propósito de la vida, la naturaleza de la vida que existe después de la muerte, y qué es una
buena vida aquí y ahora. Pocas personas piensan en estas cosas con profundidad, y menos
aun tienen firmes respuestas para estas preguntas, pero la cosmovisión de una persona por lo
menos la inclinará hacia cierto tipo de respuestas, y la alejará de otras.
Las cosmovisiones moldean e informan nuestras experiencias en el mundo que nos rodea.
Afectan a lo que vemos y cómo lo vemos, igual que unos lentes con cristales de color.
Dependiendo del “color” de los lentes, algunas cosas se verán con más facilidad, o por el
contrario, se verán sin el énfasis adecuado, o distorsionadas. De hecho, puede que algunas
cosas ni siquiera se puedan ver.
Además, las cosmovisiones también determinan en gran medida las opiniones que tiene la
gente en asuntos de ética y política. Lo que una persona piensa acerca del aborto, eutanasia,
relaciones entre personas del mismo sexo, ética medioambiental, política económica,
educación pública, y así sucesivamente, dependerá de la cosmovisión de fondo más que de
ninguna otra cosa.
Como tales, las cosmovisiones juegan un papel central y definitorio en nuestras vidas. Dan
forma a lo que creemos y a lo que estamos dispuestos a creer, a cómo interpretamos nuestras
experiencias, cómo nos comportamos en respuesta a esas experiencias, y cómo nos
relacionamos con otros. Nuestros pensamientos y acciones se ven condicionados por nuestra
cosmovisión.
Las cosmovisiones operan tanto a nivel individual como a nivel social. Es raro que dos
personas tengan exactamente la misma cosmovisión, pero pueden compartir la misma base.
Además, dentro de una sociedad, ciertos tipo de cosmovisión serán representados con más
prominencia que otros, y ejercerán una mayor influencia en la cultura de esa sociedad. La
civilización occidental ha estado dominada por una cosmovisión cristiana desde alrededor
del siglo IV, aunque han existido grupos e individuos que la han desafiado. Pero en los dos
últimos siglos, por razones que van desde lo tecnológico a lo teológico, la cosmovisión
cristiana ha perdido dominio, y otras cosmovisiones que compiten con ella se han vuelto más
prominentes. Estas cosmovisiones no cristianas incluyen:
El naturalismo: no existe Dios; los seres humanos son solo animales evolucionados;
el universo es un sistema físico cerrado.
El posmodernismo: no existen las verdades ni estándares morales objetivos; la
“realidad” es, en definitiva, una construcción humana social.
El panteísmo: Dios es la totalidad de la realidad; así pues, todos somos divinos por
naturaleza.
El pluralismo: las diferentes religiones del mundo representan perspectivas
igualmente válidas acerca de la realidad última; hay muchos caminos válidos hacia la
salvación.
El Islam: hay un solo Dios, y no tiene hijo; Dios ha revelado su voluntad para todas
las personas a través de su último profeta, Mahoma, y su palabra eterna, el Corán.
El deísmo terapéutico moralista: Dios solo quiere que seamos felices y amables con
otras personas; Él interviene en nuestros asuntos solo cuando lo invocamos para que
nos ayude.
Cada una de estas cosmovisiones tiene implicaciones profundas en cómo la gente piensa
acerca de ellos mismos, qué comportamientos consideran correctos y equivocados, y cómo
orientan sus vidas. Por tanto es crucial que los cristianos sean capaces de conectar con la
incredulidad al nivel de la cosmovisión. Los cristianos no solo necesitan entender lo que
significa tener una cosmovisión bíblica, sino también por qué deben sujetarse a ella y
aplicarla a la totalidad de la vida. Deberían ser capaces de identificar las principales
cosmovisiones no cristianas que luchan por dominar en nuestra sociedad, entender en qué se
diferencian de la cosmovisión cristiana de manera fundamental, y elaborar un argumento bien
razonado sobre por qué solo la cosmovisión cristiana es verdadera, buena, y hermosa.
El desafío es más grande que nunca. Pero no debemos desanimarnos, porque las
oportunidades y recursos de los que disponemos son también mayores ahora de lo que jamás
lo han sido. En el último medio siglo ha habido un destacable renacimiento en la filosofía y
apologética cristiana, y gran parte de este se ha centrado en desarrollar y defender la
cosmovisión bíblica. En cualquier cosa que Dios llame a su pueblo a hacer, Él los equipa
para ello (ver Ef. 4:11-12; Heb. 13:20-21). El problema no es que la iglesia esté poco
preparada, sino que todavía ha de hacer un uso completo de lo que Cristo ha provisto para
ella
Respuesta: Una “cosmovisión” se refiere a una concepción general del mundo desde una
perspectiva determinada. Una “cosmovisión cristiana” es, entonces, una concepción
comprensiva del mundo desde la perspectiva cristiana. La cosmovisión de un individuo en
su “concepto global”, una armonía de todas sus creencias acerca del mundo. Es su manera
de entender la realidad. La cosmovisión que alguien tenga, es la base para la toma de
decisiones diarias, y por lo tanto, resulta extremadamente importante.
Una manzana colocada sobre una mesa es vista por mucha gente. Al mirarla un botánico,
la clasifica. Un artista ve un bodegón y la dibuja. Un abarrotero la ve como un bien
disponible y la registra en su inventario. Un niño ve en ella su almuerzo y se la come. La
manera en que veamos cualquier situación está influenciada por la forma en que veamos
al mundo en general. Cada cosmovisión, cristiana o no cristiana, incluye al menos estas
tres preguntas:
Por otro lado, la cosmovisión cristiana, responde a estas tres preguntas bíblicamente: (1)
Somos una creación de Dios, designados para gobernar al mundo y tener compañerismo
con Él (Génesis 1:27-28; 2:15). (2) Pecamos contra Dios y sujetamos todo el mundo a
maldición (Génesis 3). (3) Dios Mismo ha redimido al mundo a través del sacrificio de Su
Hijo Jesucristo (Génesis 3:15; Lucas 19:10), y un día restaurará la creación a su estado
perfecto (Isaías 65:17-25). La cosmovisión cristiana nos lleva a creer en una moral única y
absoluta, en milagros, en la dignidad humana, y en la posibilidad de redención.
Es importante recordar que una cosmovisión es general. Ello afecta cada área de la vida,
desde el dinero hasta la moral, desde la política hasta el arte. El verdadero cristianismo
es más que una serie de ideas utilizadas en la iglesia. El cristianismo, como se enseña en
la Biblia, es en sí mismo una cosmovisión. La Biblia nunca distingue entre una vida
“religiosa” y una “secular”; la vida cristiana es la única vida que existe. Jesús se proclamó
a Sí mismo “el camino, y la verdad y la vida” (Juan 14:6) y al hacerlo, se convirtió en
nuestra cosmovisión.
Según el diccionario, la palabra inteligencia significa ‘habilidad para discernir los materiales o
entre la maldad y bondad, es decir, capacidad de definir los materiales correctamente’.
La Cosmovisión Cristiana de la Ayuda al que Sufre Sra. Gladis Dickelman, Presidenta Sr. Robert
Martin, Vice-presidente Con aportes de parte de los miembros del Comité para la Ayuda al que Sufre
de La Coalición para el Avivamiento Dr. Jay Grimstead, D.Min., Editor General Sr. E. Calvin Beisner,
M.A., Asistente del Editor General 1 Prefacio El sufrimiento llegó a este mundo por medio de la
desobediencia de Adán y Eva para con Dios y la Caída resultante del hombre y la naturaleza de su
estado original de perfección tal y como fueron creados por Dios. Como consecuencia el hombre
está en desarmonía con su Creador, consigo mismo, con otros hombres y con la naturaleza. Desde
entonces la tierra ha estado plagada de violencia, enfermedad, desastres, muerte y del sufrimiento
que todo esto trae. Muchos sufren como resultado de sus propias decisiones pecaminosas por su
desobediencia y rechazo a Dios y a Sus mandamientos. Sus decisiones pecaminosas tienen efectos
dolorosos y de amplio alcance sobre la totalidad de sus vidas. Abusan de sus cuerpos y mentes con
drogas, alcohol, inmoralidad sexual, o descuidan las prácticas de la buena salud, y sufren así tanto
física como emocionalmente. De igual manera, el sufrimiento puede provenir de relaciones
quebrantadas, ambientes llenos de tensión, batallas internas que no han sido apropiadamente
tratadas, o incluso de ataques demoníacos. Muchos que están en prisión cosechan las
consecuencias de su conducta criminal, mientras que otros son cautivos de adicciones destructivas
que brotan de sus decisiones. La pobreza puede incluso resultar de la rebelión contra la autoridad,
la pereza, falta de disciplina y auto-control e ignorancia. Pero otros sufren sin contribuir
directamente a las causas de su sufrimiento. Son víctimas de fuerzas externas como los defectos de
nacimiento, accidentes, enfermedades, o catástrofes repentinas (diluvios, terremotos, incendios,
sequías, etc.). Algunos sufren por la muerte de un miembro de la familia o de un ser amado. Otros
son víctimas de la violencia humana ya sea en sus formas institucionales de la tiranía
gubernamental, la guerra, el prejuicio cultural, o en sus formas individuales como el crimen, la
violencia doméstica y personal, o por los “pecados de los padres.” Las agencias gubernamentales
han llegado a asumir cada vez más la responsabilidad que una vez se encontraba en las manos de
los individuos, las organizaciones privadas y las iglesias para tratar con quienes sufren. La filosofía
política prevaleciente nos lleva a creer que quienes sufren son responsabilidad del gobierno. El
gobierno civil sí tiene alguna responsabilidad judicial y legal, pero como dice el Dr. John Perkins, “Es
necio esperar que nuestro gobierno tome la delantera proveyendo servicios sociales creativos,
constructivos y de cuidado.” El pobre historial del gobierno muestra que es ineficiente, perpetuando
a menudo los males que busca resolver. En contraste, la Biblia asigna la responsabilidad primaria
para ayudar al que sufre a los Cristianos individuales y a la Iglesia. Tenemos un mandamiento de
parte de nuestro Señor, y Su promesa de canalizar Sus grandes recursos de amor, sabiduría y energía
a través de nosotros para llevar a cabo nuestra tarea. Esta no es una opción, sino una obligación. No
podemos entregarle a nuestro gobierno o a alguien más nuestro papel como las manos, el corazón
y los pies de Jesús. “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del
mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les
dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” (Santiago 2:15, 16). Los
motivos impulsores y las metas primarias detrás de toda acción de ayuda deben ser obedecer y
glorificar a Dios, traer los pecadores a un conocimiento salvador de Cristo, y presentar a todo
creyente como una persona madura en Cristo. El Cuerpo de Cristo debiese ser reconocido como un
pueblo que escucha los clamores de aquellos que están en necesidad y que vienen en su ayuda. Por
lo tanto, no debiesen existir divisiones entre el evangelismo y el ministerio a la gente que sufre.
Debe haber un testimonio de obras de compasión si ha de haber un verdadero testimonio del
mensaje de Jesucristo. Pues Jesús dijo que vino “para dar buenas nuevas a los pobres... a pregonar
libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año
agradable del Señor” (Lucas 4:18, 19). Como Su pueblo debemos hacer lo mismo, haciendo uso de
Su poder y de Su Palabra. Nuestra meta es ayudar a los necesitados a que lleguen a ser capaces de
ayudar a otros, no edificar nuestros propios egos haciéndonos nosotros mismos indispensables.
Nuestra tarea es, humilde y obedientemente, ayudar a otros a alcanzar su potencial de ayudar a los
necesitados. No debemos buscar soluciones de corto plazo que perpetúan la dependencia y dañan
la dignidad de aquellos a quienes “ayudamos.” Según Perkins, para corregir la injusticia económica,
debemos ir en pos del desarrollo, capacitar a la gente para que llegue a ser autosuficiente a través
del poder del evangelio. Las víctimas de la hambruna y de la guerra dependen de nuestros esfuerzos
de auxilio, y no osamos descuidar sus necesidades. Pero la necesidad más grande es la de desarrollo
para romper el ciclo de pobreza, de modo que los receptores de hoy lleguen a ser los dadores de
mañana. Esta estrategia debiese extenderse a muchas áreas del necesitado. La Biblia dice que es
más bienaventurado dar que recibir, por lo tanto necesitamos motivar y equipar a otros para que
den y para que ellos también puedan cosechar la bendición de Dios. Aunque cada Cristiano tiene
responsabilidad personal por aquellos que están sufriendo, la acción individual no es suficiente. La
Iglesia ha de ser un refugio, un ministerio de compasión y una voz por la justicia. Además de
organizar esfuerzos unidos para ayudar a quienes sufren la Iglesia debe conformar al orden Bíblico
las estructuras sociales, económicas, legales, educativas, médicas y gubernamentales. Hacer esto
no solamente eliminaría mucho sufrimiento, sino que también aumentaría la justicia y la compasión,
incrementando la efectividad del mensaje de salvación. Esto requiere que los Cristianos en todos
los senderos de la vida cooperen en y a través de sus iglesias locales, y que las iglesias locales
también trabajen juntas. Jesús dijo que la Ley podía ser resumida en los mandamientos de amar a
Dios y amar al prójimo. No debemos cerrar nuestros corazones a alguien en necesidad cuando
tenemos los medios para ayudar. No podemos esperar eliminar todo el sufrimiento en el mundo, o
incluso en la vida de una persona; intentarlo producirá solamente frustración y desesperación. El
mundo aún está caído y la opción por el pecado siempre está presente. Pero estamos llamados a
llevar a cabo actos de amor significativos y sacrificiales, a la compasión y a la obediencia a Dios. “En
esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos
poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano
tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no
amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:16-18). Con estos
pensamientos en mente presentamos las siguientes afirmaciones y negaciones con la esperanza de
que ayuden a conducir al Cuerpo de Cristo a una acción más efectiva en la ayuda al necesitado.
Declaraciones de Afirmación y Negación LAS CAUSAS DEL SUFRIMIENTO 1. Afirmamos que la causa
fundamental del sufrimiento es la Caída del hombre registrada en Génesis 3. Negamos que Dios o
la naturaleza fuesen la causa inicial del sufrimiento en el mundo, y que el hombre y la naturaleza se
hallen en su estado normal. 2. Afirmamos que las causas del sufrimiento y la carencia – el pecado y
la separación de Dios, las obras del Adversario, la elección personal y ancestral, la opresión
individual y colectiva – siempre han de ser abordadas. Negamos que cualquier auxilio al necesitado
efectúe un cambio positivo y de larga duración si solamente son aliviados o eliminados los síntomas.
3. Afirmamos que existen personas heridas y sufridas que son víctimas inocentes de causas
naturales o humanas en este mundo caído. Negamos que todo el sufrimiento resulte del pecado y
de la decisión personal. 4. Afirmamos que la Biblia establece y presenta el patrón para la estructura
familiar; que el colapso de esta estructura definida es causa de mucho dolor; y que tal colapso
resulta del alejamiento y abandono de los estándares Bíblicos establecidos por Dios. Negamos que
el colapso de la familia sea causado por la falta de empleo, la falta de educación o el racismo. 5.
Afirmamos que algunas personas sufren como resultado directo de la decisión personal, cosechando
las consecuencias de sus propias acciones. Negamos que todos aquellos que sufren de hábitos
destructivos, pobreza, homosexualidad o enfermedad sean simplemente víctimas del cambio, la
sociedad, la opresión o la herencia. 6. Afirmamos que todos los no Cristianos sufren espiritualmente,
en el ámbito emocional y a menudo físicamente porque no conocen o no obedecen a Dios; que
necesitan aceptar a Jesucristo como Salvador y Señor para disfrutar del fruto del Espíritu aquí y
ahora y para escapar del sufrimiento eterno; y que los Cristianos deben ministrarles el evangelio de
salvación. Negamos que algún no Cristiano no esté sufriendo y que no se halle en necesidad de
salvación. LA NECESIDAD DE UNA RESPUESTA BÍBLICA 7. Afirmamos que hay multitud de personas
que están sufriendo en el mundo y que no podemos, delante de Dios, permanecer aislados de ellos.
Negamos que el sufrimiento sea algo que no exista o que no sea importante solo porque no lo
veamos, y que no seamos afectados por el sufrimiento de otros. 8. Afirmamos que Dios espera que
todos los Cristianos respondan con amor y compasión a aquellos que están sufriendo, ya sea como
víctimas inocentes o como resultado de las decisiones personales. Negamos que la compasión
mostrada hacia aquellos que están en necesidad sea una opción, y que la necesidad de confrontar
el pecado en la vida de alguien nos libre de la necesidad de amarle y ayudarle. 9. Afirmamos que
cubrir las necesidades de aquellos que sufren es parte integral de la comisión de Cristo de predicar
el evangelio y de hacer discípulos a todas las naciones. Negamos que el evangelio pueda ser
predicado con indiferencia frente a las necesidades temporales. 10. Afirmamos que la participación
directa en las vidas y comunidades de aquellos que sufren es algo esencial para la ayuda efectiva.
Negamos que el ministerio centrado en Cristo hacia los que sufren sea posible sin el contacto
personal íntimo con aquellos que sufren y el conocimiento de primera mano de su ambiente. 11.
Afirmamos que la ayuda para el que sufre debe afirmar el valor y dignidad de cada persona; que
debe abordar la totalidad de la persona en cuerpo, alma y espíritu en el contexto de un entorno
social y natural; que debemos, con todo respeto, ayudar a desarrollar habilidades y destrezas,
enseñándole al que sufre a ayudar a otros. Negamos que cualquier ayuda dada al que sufre efectúe
un cambio positivo a largo plazo si esta devalúa al individuo, si deja de involucrar a la totalidad de
la persona en el proceso de ayuda, o si incrementa la dependencia no bíblica en otras personas o
instituciones. 12. Afirmamos que solamente los programas que operen sobre la base de los
principios Bíblicos son capaces de abordar la causa raíz del sufrimiento e involucrar la totalidad de
la persona en el proceso de ayuda, efectuando de este modo un cambio positivo y duradero, y que
la Iglesia, por lo tanto, está diseñada y equipada de manera única para ser la institución más efectiva
para ayudar a los que sufren. Negamos que algún programa no Cristiano o secular pueda abordar
adecuadamente el problema raíz del sufrimiento, involucrar la totalidad de la persona temporal y
espiritual, y por ende, que tales programas puedan llevar a cabo un cambio positivo y duradero del
sufrimiento. 13. Afirmamos que los Cristianos, las iglesias y las organizaciones Cristianas debiesen –
cuando puedan hacerlo sin comprometer los principios Bíblicos – trabajar con las agencias
gubernamentales existentes, e influenciarlas, con los negocios y las instituciones locales de alcance
para ayudar a los que sufren, y que esto debiese ser la responsabilidad de todos los ciudadanos,
especialmente de los Cristianos, como participantes en el gobierno. Negamos que sea incorrecto
que los Cristianos cooperen con los buenos programas gubernamentales y seculares que ayuden a
aquellos que están en necesidad, y que sea inapropiado hacerlo como un testigo Cristiano de amor
e interés y como una oportunidad para compartir el evangelio. 14. Afirmamos que los Cristianos y
la Iglesia deben buscar, de manera humilde, diligente y continua, la sabiduría de Dios por medio del
Espíritu Santo y de las Sagradas Escrituras, con el propósito de entender como ayudar mejor a los
que sufren. Negamos que los Cristianos o la Iglesia puedan ministrar efectivamente sin la guía y
dirección de Dios. AYUDANDO A LOS POBRES 15. Afirmamos que el papel cada vez mayor del
gobierno civil al ayudar a los que sufren ha sido abrumadoramente inefectivo, que muchas agencias,
instituciones y programas gubernamentales son extremadamente derrochadores, desvían fondos
económicos hacia los burócratas y las funciones burocráticas en lugar de dirigirlos hacia los
necesitados; y que las demandas crecientes de fondos por impuestos para el servicio humano le
quitan al sector privado la oportunidad de brindar una ayuda directa y extender de este modo un
interés personal, amor y un testimonio Cristiano. Negamos que la responsabilidad principal de
ayudar a los que sufren se halle en el gobierno civil; que los programas gubernamentales sean
efectivos para producir beneficios duraderos; que los programas gubernamentales hayan probado
ser efectivos en el manejo y administración de los costos; que la mayor parte de ese dinero haya
sido realmente dirigido a los necesitados; y que los programas gubernamentales fomenten un
testimonio personal de amor y ayuda espiritual. 16. Afirmamos que la asistencia social ha
recompensado y alentado la inmoralidad; que ha contribuido significativamente a la destrucción de
la familia Afro-americana en los Estados Unidos; y que ha paralizado a los supuestos beneficiarios al
causar un ciclo de dependencia. Negamos que el subsidio por desempleo sea un medio efectivo para
combatir la pobreza ya sea para el presente o a largo plazo. 17. Afirmamos que existen aquellos que
sufren por una pobreza deliberada; que necesitan ser desafiados educacional, espiritual y
culturalmente a ser más responsables y trabajadores para que sus hijos y nietos no repitan su
descuidado estilo de vida; y que aunque la Iglesia no debiese aprobar o consentir la pereza debiese
proveer una ayuda sustancial para las víctimas de la indolencia de otros, tales como los hijos o
esposas de aquellos jefes de familia caracterizados por la ociosidad. Negamos que a alguien, pero
especialmente a aquellos que sufren de pobreza deliberada, se les deba suplir tomando por la fuerza
el dinero de otros. AYUDANDO A LOS PRISIONEROS 18. Afirmamos que el alcoholismo y las
drogadicciones resultan de las decisiones y elecciones personales. Negamos que el alcoholismo y la
drogadicción resulten únicamente de la herencia o del trasfondo cultural. 19. Afirmamos que la
restitución, las multas y la pena capital son más efectivas que el encarcelamiento para el
establecimiento de la justicia y la prevención del crimen. Negamos que Dios haya tenido el propósito
de que las sociedades usaran la encarcelación como un castigo a largo plazo y de uso frecuente. 20.
Afirmamos que los prisioneros sufren de descuido, instalaciones inadecuadas y carecen de un
tratamiento compasivo, humano y correctivo, y que los Cristianos debiesen establecer ayudas que
impulsen el cambio de vida para los encarcelados. Negamos que los encarcelados tengan que ser
desatendidos o devaluados, y que no tengan potencial para un cambio dramático – especialmente
si son regenerados en Cristo. 21. Afirmamos que las estructuras judiciales y legales deben proveer
los medios para una sentencia equitativa y justa haciendo que el castigo sea proporcional al crimen,
y que las estructuras actuales son, en muchos casos, o demasiado indulgentes, demasiado rigurosas
o totalmente inefectivas en darles una ayuda legítima y correctiva a los ofensores y en proteger a la
comunidad de la reincidencia criminal. Negamos que el costo del sistema penal esté produciendo
resultados satisfactorios AYUDANDO A LOS DISCAPACITADOS 22. Afirmamos que toda la gente
debiese honrar y respetar a las personas ya ancianas; que debiésemos darles oportunidades para
que contribuyan significativamente en la familia, la iglesia y la sociedad; y que debiésemos recurrir
a la riqueza de su experiencia, dones y habilidades. Negamos que alguien deba ignorar o irrespetar
a las personas ya ancianas, y que debiesen ser tratadas como obstáculos a la realización personal,
familiar o social. 23. Afirmamos que aquellos discapacitados físicos y mentales son creados por Dios
con la misma dignidad y valor dados a todos los seres humanos, y que debiesen ser integrados en la
vida cotidiana de la familia, la iglesia y la sociedad como miembros que contribuyen, con
consideraciones apropiadas para auxiliarles en sus necesidades únicas. Negamos que los
impedimentos físicos y mentales sean necesariamente castigos de Dios; que la persona con
impedimentos tenga menos dignidad o valor que los otros o que no haga contribuciones vitales; y
que las discapacidades descubiertas en el niño aún no nacido justifiquen que se les mate en el
vientre. 24. Afirmamos que Dios sana sobrenaturalmente; que Él le da al hombre la habilidad de
combatir la enfermedad y aliviar el sufrimiento físico a través de la ciencia y la práctica médica; que
Él ha provisto el conocimiento para prevenir algunas enfermedades por medio de la nutrición
adecuada y la buena condición física; y que la nutrición apropiada y la buena condición física y
mental son esenciales para la buena salud. Negamos que Dios sane sobrenaturalmente siempre o
nunca, y que el uso de la medicina, la tecnología médica o la cirugía sea incompatible con la fe en
Dios. 25. Afirmamos que quienes sufren mental y físicamente necesitan amistad personal, consejo
espiritual y respeto, lo mismo que una adecuada ayuda profesional, y que la confusión y la tensión
emocional y psicológica también pueden ser causadas por la influencia demoníaca. Negamos que
los Cristianos deban evitar a quienes estén necesitados mental y físicamente. AYUDANDO A LOS
OPRIMIDOS RESPONDIENDO A LA OPRESIÓN DOMÉSTICA 26. Afirmamos que la violencia doméstica,
ya sea física, sexual o emocional, ya sea marital o incestuosa, es una abominación y debe ser una
ofensa criminal, y que se debe tratar con ella por parte de las iglesias, las comunidades y las
autoridades civiles. Negamos que la violencia doméstica pueda confundirse con los métodos Bíblicos
de disciplina aplicados de manera apropiada por parte de los miembros responsables de la familia;
que la violencia doméstica pueda ser justificada por alguna razón; que las autoridades locales de
gobierno no tengan el derecho de intervenir apropiadamente en la violencia doméstica; y que las
iglesias no tengan la obligación de aconsejar y enseñar en contra de tales prácticas pecaminosas.
27. Afirmamos que dentro dela estructura familiar (especialmente la familia Estadounidense de
color) el hombre ha abdicado de su papel como cabeza espiritual y natural del hogar, y que la
desorientación de la familia es responsabilidad última del hombre. Negamos que el hombre sea
inadecuado para cumplir el papel de proveedor espiritual y físico de su familia, y que no haya
esperanza – como sugiere una estadística popular – para la familia de color. 28. Afirmamos que las
víctimas del aborto y el infanticidio son seres humanos que han sido sometidos a un dolor
espantoso. Negamos que las víctimas infantiles del aborto y el infanticidio no sean humanas o que
sean incapaces de sentir dolor. 29. Afirmamos que las mujeres que se practican un aborto son en
muchos casos explotadas por la mala información, la influencia coercitiva, el temor, la falta de
opciones, y que de este modo son dañadas emocional y físicamente, abusadas y explotadas, y a
menudo sufren de prolongadas heridas psicológicas y emocionales. Negamos que todas las mujeres
que se practiquen abortos sean informadas adecuadamente de la verdadera naturaleza de sus
bebés aún no nacidos, los peligros para su propia salud física y emocional, y de las consecuencias de
arrebatar la vida inocente de sus bebés no nacidos. 30. Afirmamos que el aborto, como medio de
control natal, tiene efectos devastadores sobre nuestra nación y en el mundo, y que fomenta el
libertinaje que puede causar epidemias de enfermedades sexuales, devaluar la santidad del
matrimonio y la familia, y – lo peor de todo – destruir el respeto por la vida humana. Negamos que
el uso del aborto como medio de control natal haya beneficiado a nuestra nación. 31. Afirmamos
que los hijos son herencia del Señor; que los padres son responsables por ellos; y que la obligación
principal de los hijos es la obediencia a sus padres. Negamos que el gobierno tenga la
responsabilidad principal de cuidar a los niños; que el curso de vida de cualquier joven le haga
inherentemente rebelde, inmoral o violento; y que sean correctas la actividad sexual pre-marital, la
experimentación con las drogas, y otras presiones sociales fuertes e impías de parte de sus iguales
– las cuales conducen al sufrimiento. 32. Afirmamos que solamente la fe en Jesucristo puede salvar,
redimir y restaurar a la familia. Negamos que algún programa de asistencia gubernamental pueda
salvar a la familia. RESPONDIENDO A LA OPRESIÓN CRIMINAL 33. Afirmamos que las víctimas de
crímenes deben ser protegidas y compensadas de sus pérdidas por parte de los ofensores siempre
que sea posible, y que los ofensores deben ser enjuiciados rápidamente y deben recibir el castigo
apropiado. Negamos que las víctimas estén siendo adecuadamente protegidas o compensadas por
parte de sus ofensores. 34. Afirmamos que la pornografía, como una plaga demoníaca, daña a todos
directa o indirectamente, causando abuso mental y físico, violencia y decadencia más allá de lo que
se puede describir, y destruyendo a los ofensores y víctimas de todas las edades. Negamos que la
pornografía tenga algún valor artístico o redentor; que sea neutral, o que amerite protección bajo
la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos; que sea digna de ser preservada; y
que sea inocua para sus productores, consumidores y para toda la comunidad en la que exista.
RESPONDIENDO A LA OPRESIÓN RACIAL 35. Afirmamos que toda la humanidad es creada a la imagen
de Dios y debe ser tratada de manera consecuente; que Dios cumplirá Sus propósitos a través de
personas de diferentes razas y culturas; que el favoritismo y el prejuicio racial son pecaminosos y
aborrecibles para Dios, causando un gran sufrimiento y privaciones humanas; y que la Iglesia tiene
la responsabilidad especial de enseñar y respaldar el principio Bíblico de imparcialidad y de tomar
la iniciativa para eliminar el favoritismo racial, incluyendo las leyes y tradiciones existentes.
Negamos que la Biblia apruebe alguna forma de prejuicio racial o enseñe que alguna raza fuese o es
de menor dignidad que alguna otra raza. 36. Afirmamos que se debe admitir abiertamente el
prejuicio racial y renunciar a él, y que el arrepentimiento y la restitución vicaria debiesen llevarse a
cabo por parte de todos los Cristianos por los pecados actuales y por los pecados de sus
antepasados. Negamos que el prejuicio racial vaya a desaparecer de manera voluntaria, y que se
pueda tratar con él a puerta cerrada. 37. Afirmamos que el prejuicio racial existe en los sistemas de
empleo, vivienda, las prácticas financieras y de crédito, el gobierno, la educación y los negocios.
Negamos que la Iglesia haya hecho un esfuerzo unificado, consistente y efectivo para auxiliar a
aquellos que sufren de prejuicios, y que la mayoría de los líderes de la sociedad hayan iniciado
esfuerzos significativos para aliviar las iniquidades sociales. 38. Afirmamos que en Cristo hay
únicamente una Iglesia, y que Dios desea que los Cristianos lleven el evangelio a pueblos de
diferentes razas, culturas y herencias, uniéndoles en Cristo. Negamos que exista justificación o
excusa alguna para la existencia del racismo en el Cuerpo de Cristo. 39. Afirmamos que los Cristianos
negros, lo mismo que los blancos, tienen la responsabilidad de reconciliar la división entre negros y
blancos y entre las familias Cristianas negras y las naciones, y que Jesucristo puede cerrar la brecha
entre las razas en el Cuerpo de Cristo. Negamos que la Iglesia blanca tenga la responsabilidad total
de cerrar las brechas raciales. 40. Afirmamos que los líderes Cristianos de los medios masivos de
comunicación deben arrepentirse de políticas racistas, y hacer restitución por ellas, y deben llevar
a cabo un esfuerzo serio para alcanzar a las comunidades de minorías y buscar ministros y líderes
de las minorías para despertar a sus comunidades con el evangelio. Negamos que se haya llevado a
cabo la restitución, particularmente en la forma de provisión de tasas reducidas, tiempo, desarrollo
de programas, equipo de televisión y empleos en todos los medios de comunicación, y que las
minorías sean incapaces de producir una programación de calidad y de escribir materiales
sustanciosos que despierten sus comunidades al avivamiento. 41. Afirmamos que los actuales
líderes en las comunidades minoritarias que ponen la política en primer lugar incumplen su principal
responsabilidad espiritual de conducir a sus comunidades a un conocimiento salvador de Jesucristo
y de discipular a sus comunidades bajo Su Señorío. Negamos que la acción social sola pueda traer
justicia y paz a las minorías y a las relaciones raciales. RESPONDIENDO A LA OPRESIÓN SEXISTA 42.
Afirmamos que ambos sexos fueron creados a imagen de Dios como únicos y diferentes, pero con
el mismo valor, dignidad y significado en la sociedad, y que sus papeles y límites difieren para que
puedan satisfacerse y complementarse el uno al otro en la familia, la iglesia y la sociedad. Negamos
que el hombre y la mujer hayan sido creados al mismo tiempo y de la misma manera; que tengan
los mismos papeles o límites; y que las mujeres puedan ser consideradas como inferiores intelectual,
física o espiritualmente, o que se les pueda negar igual respeto y oportunidad en las actividades
educativas, económicas, sociales o personales. RESPONDIENDO A LA OPRESIÓN POLÍTICA Y
ECONÓMICA 43. Afirmamos que los sistemas gubernamentales y políticos tales como el
totalitarismo que impone valores ateos y antibíblicos y niega la libertad religiosa (e.g., el
comunismo, el fascismo, el socialismo, el Nazismo y la Teología de Liberación) son siempre opresivos
y deben ser enfrentados de manera vigorosa, especialmente en su expansión arbitraria y agresiva y
su control de la gente, tanto individual como colectivamente. Negamos que los gobiernos o
enseñanzas ateas sean neutrales moral o religiosamente; que puedan ser aprobados, ignorados o
aceptados; y que tales sistemas puedan sobrevivir sin violencia y la opresión masiva de pueblos y
naciones. 44. Afirmamos que la Biblia respalda una política justa de inmigración combinada con el
respeto y la protección de los derechos y propiedades de los residentes. Negamos que exista una
razón Bíblica o económica para prohibir o limitar severamente la inmigración, y que las leyes de
inmigración deban jamás abusar o maltratar a los extranjeros. 45. Afirmamos que la acción
afirmativa crea dependencia, socava la iniciativa, la diligencia y la responsabilidad, y por ende daña
el sentido de valor de aquellos que se “benefician” de ella. Negamos que la acción afirmativa debiese
usarse como muleta; que sea un fin en sí misma; y que deba usarse jamás a expensas de la
conformidad con el principio Bíblico de imparcialidad. Un Llamado a la Acción en la Ayuda al
Necesitado ACCIONES GENERALES Debido a las convicciones anteriores, llamamos a todos los
hombres y mujeres que profesan a Cristo como su Señor y Salvador personal a unirse a nosotros en:
1. Examinar con seriedad estas afirmaciones y negaciones a la luz de la Palabra de Dios para ver si
son ciertas, e informarnos directamente de aquellos puntos en los cuales crean que nos hemos
apartado de la Escritura o la lógica; 2. Reexaminar nuestras propias teorías y prácticas respecto a la
ayuda a los necesitados y pedirle a Dios que nos muestre dónde estamos fallando; 3. Arrepentirnos
de todos los pecados conocidos, confesándolos y abandonándolos, pidiéndole perdón tanto a Dios
como a todos aquellos a quienes hayamos ofendido, y luego hacer toda la restitución posible; 4.
Orar pidiéndole a Dios que llene a todo Su pueblo con el poder capacitador del Espíritu Santo para
que podamos traer nuestras vidas personales y nuestras teorías y prácticas de ayuda al necesitado
a una conformidad más cercana a Su voluntad revelada sobre una base permanente y consistente;
5. Buscar orientación de nuestros hermanos y de las autoridades de la iglesia local en cuanto a como
podemos respaldarnos mutuamente e influenciarnos los unos a los otros para hacer que nuestras
prácticas de ayuda a los necesitados glorifiquen a Dios. Habiendo tratado con nuestros propios
pecados y fracasos personales, y habiéndonos colocado a nosotros mismos como responsables ante
la Biblia y ante los hermanos, ahora nos comprometemos a: 1. Influenciar a cualquier Cristiano
conocido o asociaciones Cristianos con las cuales trabajamos a que consideren seriamente nuestras
afirmaciones y negaciones con la meta de tomar en cuenta sus respuestas; 2. Influenciar a aquellos
en el campo de la ayuda a los necesitados y que concuerden con nuestras afirmaciones y negaciones
para que implementen estas propuestas en su trabajo; 3. Reconocer que ningún programa que
hayamos inventado sustituirá la redención y la regeneración que solamente Dios puede dar, y hasta
que los sufrientes se sometan al señorío de Cristo estaremos solamente tratando problemas
superficiales; 4. Reconocer que en este mundo caído la verdadera fuente de sanidad y consuelo para
aquellos que sufren es el Gran Médico, Jesucristo, quien debe tener la plena libertad de trabajar en
las vidas de la gente; 5. Movilizar y establecer redes con nuestros recursos Cristianos y trabajar en
concierto con las otras esferas profesionales tanto dentro como fuera de la Coalición para el
Avivamiento, para ver que la conducta del Cuerpo de Cristo y de nuestra nación cambien para
aproximarse más y más a la visión de la realidad y la moralidad que se nos presentan en las Sagradas
Escrituras. ESPECIFICACIONES Para estos fines, nos comprometemos con las siguientes metas: 1.
Tratar con la persona completa en nuestros esfuerzos por ayudar a los necesitados, acercándolos a
un entendimiento de la realidad de Dios; 2. Esforzarnos por devolverle al individuo, la familia, las
asociaciones privadas y la Iglesia mucha de la responsabilidad por los necesitados que ahora ejerce
el gobierno civil, por medio del voto, escribiéndoles a aquellos en autoridad, y simplemente
haciendo lo que se requiera en lugar de esperar que alguien más lo haga; 3. Hacer toda ayuda de
auxilio tan directa como sea posible, impidiendo de ese modo la absorción y despilfarro de recursos
en el plano administrativo y así, como embajadores de Cristo, ejemplificar la ayuda apropiada para
los necesitados; 4. Buscar maneras de hacer que la ayuda que ofrezcamos resulte en un beneficio
de larga duración, i.e., capacitando a aquellos necesitados y sufrientes a comenzar a ayudar a otros
a medida que aprenden a llenar sus propias necesidades en obediencia a Dios, haciendo posible de
este modo que nuestra ayuda edifique y sustente la dignidad de los receptores; 5. Trabajar por la
salvación de los necesitados sabiendo que solamente eso provee una resolución eterna de sus
problemas y la bendición eterna en esta vida y en la venidera; 6. Ponernos a la vanguardia, como el
Cuerpo de Cristo, abandonando todos los prejuicios contra las personas: 6.1. Promoviendo la
discusión abierta y honesta a través de todas las barreras artificiales; 6.2. Resolviendo conflictos de
razas y diferencias culturales; 6.3. Viendo a las personas discapacitadas como valiosas y capaces de
contribuir significativamente a la vida de la familia, la iglesia y la comunidad; 6.4. Examinándonos
atentamente a nosotros mismos en oración y meditación de la Palabra de Dios para ver nuestros
prejuicios, y pedirle a Dios y a nuestros compañeros creyentes que nos corrijan; 6.5. No dándole al
mundo motivos para ser acusados de devaluar a cualquier ser humano con base en la falsa norma
del prejuicio; 6.6. Desarraigando el prejuicio racial en el Cuerpo de Cristo por medio del
arrepentimiento, el amor y la disciplina; 7. Clamar por justicia para aquellos a quienes el mundo ha
dejado de oír: las minorías, los ancianos, los niños nacidos y no nacidos, y todos aquellos que no
tienen el poder político suficiente para ser escuchados en un mundo impío debiesen ver que su voz
es escuchada por parte de la Iglesia de Jesucristo; 8. Examinar las equivocaciones pasadas y hacer
restitución siempre que sea posible; 9. Influenciar a la sociedad para que respete y defienda el
concepto de restitución para aquellos que sufren como víctimas del crimen; 10. Examinar como
usamos nuestro dinero, tiempo y energía, y determinando estar involucrados activamente en la
ayuda a los necesitados según el Espíritu Santo nos dirija a través de los varios ministerios Cristianos;
11. Educar a las congregaciones al respecto y ayudarles a participar en oportunidades para ayudar
a los necesitados; 12. Ayudar a las iglesias a establecer sistemas internos para proveerles a los
pobres que se hallen en ellas; 13. Oponernos al establecimiento de falsedades relacionadas con los
“derechos humanos” tales como los “derechos de los homosexuales”; 14. Enfocar nuestra propia
atención y energías, y la de otros, en los asuntos reales sobre derechos humanos tales como los
derechos de los no-nacidos, los discapacitados y los ancianos; 15. Entrenar o ayudar a entrenar
pastores y trabajadores sociales Cristianos y a profesionales de la atención a la salud a identificar,
atar y echar fuera los demonios de aquellas personas endemoniadas; 16. Rescatar a las personas de
la dependencia química; 17. Alentar y ayudar a las iglesias sub-urbanas y de clase media a establecer
vínculos activos y cercanos con iglesias de las zonas urbanas deprimidas y pobres para dirigir sus
recursos monetarios, de amor, gente, conexiones y habilidades para ayudar a esas iglesias hermanas
a convertir sus distritos en jardines, familia por familia y cuadra por cuadra, y así aprender de ellas
las necesidades, aspiraciones y frustraciones reales de los pobres. De conformidad con el deseo de
la Coalición para el Avivamiento de distribuir estos Documentos de Cosmovisión tan ampliamente
como sea posible, por este medio se otorga el permiso para hacerlo por todos los medios,
incluyendo fotocopias, otros sitios web diferentes al de la Coalición, como archivo adjunto en
correos electrónicos, como libro electrónico, y por cualquier otro medio de distribución siempre y
cuando el texto del documento sea distribuido sin modificaciones y en su totalidad, incluyendo esta
página de derechos de propiedad intelectual. Sin embargo, no se otorga permiso alguno para su
distribución en alguna forma que genere ganancias. Para distribuir más de 25 copias impresas en
algún calendario anual se debe obtener el permiso escrito de la Coalición para el Avivamiento.
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