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CONSIDERACIONES PARA UTILIZAR LA BANDERA DE LA ANM

Hermano carísimo, quien estas líneas escribe, a lo largo de este breve texto no pretendo otra cosa más que el
de tratar de abordar el significado de la bandera de la Adoración Nocturna y sobre el modo de cómo se deberá
portar y rendir para rendir el debido homenaje a Nuestro Señor.

La bandera, es símbolo de Nuestro Señor Jesucristo (Art. 175). Por lo que la bandera siempre deberá ser
acompañada por dos Adoradores con un hacha encendida en los actos propios de la Adoración Nocturna. No
así, cuando su Divina Majestad está realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, debiendo
abandonar las hachas y regresar a sus lugares para rendirle honor al Rey de Reyes y Señor de Señores. No
obstante, los porta hachas deberán estar pendientes a las indicaciones de las rúbricas que se indican en el
ritual para acatar tales disposiciones, como al terminar el Sanctus en donde deberán encenderlas y colocarse
de rodillas, uno frente al otro, a la entrada del presbiterio (pág. 471 del ritual).

La bandera que haya sido bendecida y jurada por todos los Adoradores de la sección, deberá ser rendida
siempre por un Adorador propio de la sección (Art. 157). Además, únicamente deberá llevarse en cualquier
acto o procesión en los que esté manifiesto o reservado el Santísimo Sacramento, pues la presencia de la
bandera demuestra que la Sección o Turno se encuentran en aquel acto real al servicio de su Divina Majestad.
Tenga presente que se exceptúan los casos en los que el Prelado de la Diócesis o en caso de entierro (Art.
147).

No nos hincamos, ni mucho menos adoramos, a la bandera puesto que sólo es un símbolo de NSJ y, por lo
tanto, no está presente en ella como sucede en el caso del Santísimo Sacramento. Antes bien, procuramos
guardar el mayor respeto que nos sea posible, aun cuando está en su estuche o enrollada.

Procure el Adorador entender que toda nuestra atención, deberá estar enfocada únicamente a NSJ presente
en el Santísimo Sacramento, expuesto o reservado, pasando estar la bandera, y cualquier otra cosa, a segundo
término. Recordar que el centro de todo siempre será Nuestro Señor Sacramentado.

Sobre el modo de portarla.

El Adorador Nocturno, al momento de portar la bandera y teniendo presente sobre el gran privilegio que
representa portar el símbolo de NSJ, deberá demostrar gallardía y una vestimenta adecuada, procurando
demostrar, en su mismo actuar al momento de portar la bandera, absoluto respeto y una gran devoción.

La bandera siempre deberá ser portada con la mano derecha por encima de la mano izquierda, enhiesta
(completamente erguida), con postura firme y con la mayor seriedad que sea posible.

El Adorador, al momento previo de tomar la bandera, deberá tomar la tela, besarla y estrecharla a su corazón
como símbolo de amor y de profundo respeto por el honor que le ha sido otorgado de portar la bandera.

Procúrese tener la bandera ligeramente levantada cuando el Santísimo está expuesto, pudiendo dejar la base
sobre el suelo para evitar la fatiga cuando no esté presente el Santísimo.

Sobre el modo en que deberá rendirse

Antes de tomar la bandera, se deberá besar y estrecharse al corazón como


Modo de rendirla símbolo de veneración y de profundo respeto al símbolo de NSJ, todo ello,
(pág. 43 del ritual) siempre y cuando, no esté expuesto el Santísimo Sacramento sobre el altar;
en caso contrario, sólo tomar la bandera y rendirse del modo que se expone
a continuación. Procure el Adorador hacer genuflexión sencilla y con la bandera completamente extendida
con el brazo derecho. No se deberá inclinar el cuerpo y la bandera no deberá tocar el suelo, por ningún motivo,
procurando que esta esté completamente extendida apuntando hacia la custodia con el Santísimo expuesto,
en forma de flecha o formando una diagonal hacia el Sagrario.

¡ADORADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO! 1


¡AVE MARÍA PURÍSIMA!
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Se deberá rendir durante las siguientes ocasiones:

Al momento en que inicie la incensación cuando sea expuesto el Santísimo. No se deberá rendir a la
incensación previa a la reserva del Santísimo.
Durante la bendición con el Santísimo (procure rendirse cuando el sacerdote voltea la custodia para
dar inicio a la bendición).
Durante el Te Deum solemne.
Al presentarse los Adoradores delante del altar, o del monumento, en las Vigilias del Jueves y Viernes
Santo.
Cuando lo indique el ritual de la Adoración Nocturna Mexicana.

Durante el oficio de la Santa Misa, siempre deberá rendirse al momento de la


Durante la misa consagración (momento inmediato en el que el sacerdote se inclina para
(pág. 470 del ritual) consagrar la hostia), sin inclinarse ni agachando la vista o la cabeza, antes bien
manteniendo la vista firme en aquella víctima inmolada en el altar y Adorando
en secreto al Divino Redentor. Deberá permanecer así hasta que el sacerdote termine con la consagración
(momento inmediato a la genuflexión del sacerdote, una vez consagrado el cáliz).

Tenga presente que la bandera SIEMPRE deberá estar del lado del Evangelio y, al momento de rendirse,
procure el adorador no retirarse lejos del lugar en donde está colocada la peana. Si la peana, por algún motivo,
está colocada en otra posición, absténgase a lo que el párroco o algún superior dictamine.

Durante las vigilias es menester del Jefe de Noche o, en su defecto, del Secretario rendir la bandera, pudiendo
delegar esta responsabilidad si así lo disponen.

NOTA: Procure el Adorador hacer genuflexión sencilla al entrar al presbiterio y doble al momento de salir,
haciendo ligera inclinación, puesto que está realmente presente su Divina Majestad.

Durante la La bandera siempre se rendirá durante la incensación del Santísimo durante


la exposición. Esto es, cuando el sacerdote coloca el incienso en el incensario
incensación del
y se voltea al altar para comenzar la incensación del Santísimo Sacramento.
Santísimo (pág. 42 del
ritual)
NOTA: No se hará lo mismo al reservar el Santísimo.

Sobre el modo en que se deberá saludar

Procuren los Adoradores saludar la bandera, inclinando profundamente la cabeza, al momento de pasar frente
a ellos, como en el canto del Vexilla Regis (pág. 39 del ritual).

• Cuando se abra la puerta del sagrario.


• Cuando pase frente a otra u otras banderas (basta un solo saludo si es más de una bandera,
procurando hacerlo desde una distancia razonable).
• Cuando el abanderado entre y salga del presbiterio.
• Cuando así lo disponga el Ritual de la Adoración Nocturna Mexicana.

Sobre el modo de llevarse durante las procesiones

Procúrese portar siempre la bandera con gallardía, sensibles al pensamiento de que la bandera es la
representación de NSJ sobre ese lienzo. Además, y por las mismas razones, se deberá portar siempre en alto,
sin mostrar decaimiento ni mucho menos algún símbolo que denoste la portación de tal símbolo.

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NOTA: Si el adorador, por alguna causa ajena a él o de fuerza mayor, no puede seguir portando la bandera,
procure dar aviso al adorador más cercano y este portarla con el mismo fervor y respeto que su antecesor.

Sobre la composición de la bandera

El color blanco de la bandera simboliza la blancura de la Hostia Santa y, al mismo tiempo, la gran pureza con
la cual debemos acercarnos a tan augusto sacramento. Las banderas sólo podrán llevar las siguientes
inscripciones sobre el escudo eucarístico como lo marcan los Estatutos de la Adoración Nocturna Mexicana
en su artículo 37.

Alrededor del escudo, deberá llevar el nombre de la sección adoradora, rodeando el escudo. Esta
podrá ser primera, segunda, etc., para el caso de que existan más de una sección. Debajo del escudo
Eucarístico, en forma horizontal, aparecerá el nombre de la población, junto al año de fundación y
el nombre de la Parroquia de la sección adoradora.

NOTA: El turno no se plasma en la bandera, debido a que estos pertenecen a una sección, la cual
está compuesta por uno o varios turnos. No obstante, cada turno deberá contar con su propia
bandera de turno.

Con esto último termino este breve, pero concienzudo análisis y consideraciones sobre el uso y
algunas disposiciones sobre la bandera de nuestra amada orden. Todo sea para dar mayor gloria a
Dios y que nos permita seguir sirviéndole, adorándole y reparando tantas ofensas que se le hacen
en su Santa Presencia Eucarística.

Oremus ad invicem! Y también roguemos por las benditas ánimas del purgatorio, que tanto
necesitan aquel refrigerio.

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