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- Disnea
- Neumotórax abierto o tórax paradójico
- Sospecha de neumotórax
- Sospecha de neumotórax de tensión
3. Hemorragia externa significativa o sospecha de hemorragia interna
4. Shock, incluso si es compensado
5. Estado neurológico anormal
- Calificación ECG de 13 o menos
- Convulsiones
- Déficit sensorial o motor
6. Trauma penetrante a la cabeza, el cuello o el torso, o proximal al codo y la rodilla en las
extremidades
7. Amputación o cuasi-amputación proximal a dedos de manos o pies
8. Cualquier trauma en presencia de lo siguiente:
- Historia de condiciones médicas serias (por ejemplo, enfermedad coronaria,
enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad hemorrágica)
- Edad mayor a 55 años
- Niño
- Hipotermia
- Quemaduras
- Embarazo mayor a 20 semanas
- Juicio del proveedor de atención prehospitalaria de condición de alto riesgo
5. Proporcionar manejo adecuado de la vía aérea mientras se mantiene estabilización de la
espina cervical según sea indicado
Después de establecer la seguridad de la escena y controlar hemorragias, el manejo de la vía
aérea es la prioridad más alta en el tratamiento de los pacientes severamente lesionados. Todos
los proveedores de atención prehospitalaria deben ser capaces de realizar las “destrezas
esenciales” de manejo de la vía aérea con facilidad: inmovilización de cabeza y cuello, limpieza
manual de la vía aérea, maniobras manuales para abrir la vía aérea (empuje de mandíbula y
levantamiento de barbilla), succión y el uso de vías aéreas orofaríngeas y nasofaríngeas. Este
principio se discute de forma más directa en el capítulo Vía aérea y ventilación, pero también
es una consideración clave en los capítulos de Trauma en cabeza y Trauma vertebral.
6. Apoyar la ventilación y entregar oxígeno para mantener un Spo2 ≥ 94%
El gasto cardíaco se reporta en litros por minuto (lpm o l/min) y no se mide en el entorno
prehospitalario. Sin embargo, para entender el shock es importante comprender el gasto
cardíaco y su relación con el volumen sistólico. Para que el corazón funcione de manera
efectiva, en las venas cava y pulmonares debe estar presente un volumen adecuado de sangre
para llenar los ventrículos.
La ley de Starling es un concepto importante que ayuda a explicar cómo funciona esta relación.
Esta presión llena el corazón (precarga) y estira las fibras musculares del miocardio. Mientras
más se llena el ventrículo, mayor es el estiramiento de las fibras musculares cardíacas y mayor
la fuerza de contracción del corazón, hasta el punto de sobreestiramiento. Una hemorragia
significativa o hipovolemia relativa disminuyen la precarga cardíaca, de modo que está
presente un volumen de sangre reducido y las fibras no se estiran tanto, lo que resulta en un
volumen sistólico menor; por tanto, la presión arterial caerá. Si la presión de llenado del corazón
es muy grande, las fibras del músculo cardíaco se estiran en exceso y pueden fallar para
proporcionar un volumen sistólico satisfactorio, y nuevamente la presión arterial disminuirá.
La resistencia al flujo sanguíneo que debe superar el ventrículo izquierdo para bombear sangre
hacia el sistema arterial se llama poscarga o resistencia vascular sistémica. Conforme la
vasoconstricción arterial periférica aumenta, la resistencia al flujo sanguíneo crece y el corazón
tiene que generar mayor fuerza para bombear sangre hacia el sistema arterial. Por el contrario,
la vasodilatación periférica extensa disminuye la poscarga.
La circulación sistémica contiene más capilares y mayor longitud de vasos 53 sanguíneos que la
circulación pulmonar. Por tanto, el sistema cardíaco izquierdo (o
del lado izquierdo) funciona a mayor presión y soporta mayor carga que el sistema cardíaco
derecho (o del lado derecho). Anatómicamente, el músculo del ventrículo izquierdo es mucho
más grueso y más fuerte que el del ventrículo derecho.
Vasos sanguíneos
Los vasos sanguíneos contienen la sangre y la dirigen hacia las diversas áreas y células del
cuerpo. Son las “autopistas” del proceso fisiológico de circulación. La aorta se divide en
múltiples arterias de tamaño decreciente, siendo las más pequeñas los capilares (Figura 3.3).
Un capilar puede tener sólo una célula de ancho; en consecuencia, el oxígeno y los nutrientes
transportados por los eritrocitos y el plasma son capaces de difundirse con facilidad a través de
las paredes de los capilares hacia las células de tejido circundantes (Figura 3.4). Cada célula
tiene una cubierta membranosa llamada membrana celular. El líquido intersticial se ubica entre
la membrana celular y la pared capilar. La cantidad de líquido intersticial varía enormemente.
Si está presente poco líquido intersticial, la membrana celular y la pared capilar están juntas y
el oxígeno puede difundirse fácilmente entre ellas. Cuando hay líquido adicional (edema)
forzado en este espacio (como ocurre con la reanimación con líquidos cristaloides), las células
se alejan más de los capilares, lo que vuelve menos eficiente la transferencia de oxígeno y
nutrientes.
El tamaño del “contenedor” vascular está controlado por músculos lisos en las paredes de las
arterias y arteriolas y en menor medida, por músculos en las paredes de las vénulas y venas.
Estos músculos responden a señales del cerebro vía el sistema nervioso simpático, a las
hormonas circulantes epinefrina, norepinefrina y a otros químicos, como óxido nítrico.
Dependiendo de si son estimulados para contraerse o se les permite relajarse, dichas fibras
musculares en las paredes de los vasos resultan o en contracción o en dilatación de los vasos
sanguíneos, lo que en consecuencia cambia el tamaño del componente contenedor del sistema
cardiovascular y por ende afectan la presión arterial del paciente.
Existen tres compartimientos de líquidos: líquido intravascular (líquido dentro de los vasos),
líquido intracelular (líquido dentro de las células) y líquido intersticial (líquido entre las células y
los vasos). Cuando el líquido intersticial está presente en exceso, produce edema y causa la
sensación esponjosa, blanda y húmeda cuando la piel se comprime con un dedo.
Respuesta hemodinámica
Sangre
El componente líquido del sistema circulatorio, la sangre, contiene (1) eritrocitos para
transportar oxígeno, (2) factores que combaten infecciones y anticuerpos) y (3) plaquetas y
factores de coagulación esenciales para que 54 la sangre coagule en momentos de lesión
vascular, proteína para reconstrucción
celular, nutrientes como la glucosa y otras sustancias necesarias para el
metabolismo y la supervivencia. Las diversas proteínas y minerales proporcionan
una alta presión oncótica para ayudar a evitar que el agua se fugue a través de las paredes de
los vasos. El volumen de líquido dentro del sistema vascular debe ser igual a la capacidad del
vaso sanguíneo para llenar de manera adecuada el contenedor y mantener la perfusión.
Cualquier variación en el volumen del contenedor del sistema vascular comparada con el
volumen de sangre en dicho contenedor afectará el flujo de sangre, ya sea de forma positiva o
negativa.
El cuerpo humano es 60% agua, la cual es la base de todos los líquidos corporales. Una persona
que pesa 70 kg (154 lb) contiene alrededor de 40 litros de agua. El agua corporal está presente
en dos componentes: líquidos intracelular y extracelular. Como se apuntó antes, cada tipo de
líquido tiene importantes propiedades específicas (Figura 3.5). El líquido intracelular, el líquido
dentro de las células, representa aproximadamente 45% del peso corporal. El líquido
extracelular, el líquido afuera de las células, puede clasificarse en dos subtipos: intersticial e
intravascular. El líquido intersticial, que rodea a las células tisulares y también incluye líquido
cefalorraquídeo (que se encuentra en el cerebro y el canal medular) y el líquido sinovial (que se
encuentra en las articulaciones), representa alrededor de 10.5% del peso corporal. El líquido
intravascular, que se encuentra en los vasos y transporta los componentes formados de la
sangre, así como oxígeno y otros nutrientes vitales, representa aproximadamente 4.5% del
peso corporal.
En esta revisión de cómo los líquidos se mueven a través del cuerpo es útil un repaso de los
conceptos clave. Además del movimiento de líquido a través del sistema vascular, existen dos
tipos principales de movimientos de líquido: (1) movimiento entre el plasma y el líquido
intersticial (a través de los capilares) y (2) movimiento entre los compartimientos de líquidos
intracelular e intersticial (a través de las membranas celulares).
El movimiento de líquido a través de las paredes capilares está determinado por (1) la diferencia
entre la presión hidrostática dentro del capilar (que tiende a sacar al líquido) y la presión
hidrostática afuera del capilar (que tiende a empujar el líquido hacia adentro); (2) la diferencia
en la presión oncótica de la concentración de proteínas dentro del capilar (que mantiene
adentro al líquido) y la presión oncótica afuera del capilar (que empuja líquido hacia afuera) y
(3) la “fugabilidad” o permeabilidad del capilar (Figura 3.6). Presión hidrostática, presión
oncótica y permeabilidad capilar son afectadas por el estado de shock, así como por el tipo y
volumen de reanimación con líquidos, lo que conduce a alteraciones en el volumen de sangre
circulante, la hemodinámica y el edema tisular o pulmonar.
El movimiento de líquido entre los espacios intracelular e intersticial ocurre a través de las
membranas celulares, lo cual está determinado principalmente por efectos osmóticos. Ósmosis
es el proceso mediante el cual los solutos separados por una membrana semipermeable
(permeable al agua, relativamente impermeable a los solutos) gobiernan el movimiento del
agua a través de dicha membrana con base en la concentración del soluto. El agua se mueve
desde el compartimiento con menor concentración de soluto hacia el de mayor concentración
de soluto para mantener el equilibrio osmótico a través de la membrana semipermeable (Figura
3.7).
Respuesta endocrina
Sistema nervioso
El sistema nervioso autónomo dirige y controla las funciones involuntarias del
cuerpo, como respiración, digestión y función cardiovascular. Se divide en dos subsistemas: los
sistemas nerviosos simpático y parasimpático, los cuales se oponen mutuamente para
mantener en equilibrio los sistemas corporales vitales.
El sistema nervioso simpático produce la respuesta de pelear o huir, la cual 55 simultáneamente
hace que el corazón lata más rápido y más fuerte, aumenta la frecuencia respiratoria y constriñe
los vasos sanguíneos hacia órganos no
esenciales (piel y tracto gastrointestinal) mientras dilata los vasos y mejora el flujo sanguíneo
hacia los músculos. La meta de este sistema de respuesta es mantener cantidades suficientes
de sangre oxigenada hacia tejidos cruciales, de modo que
un individuo pueda responder a una situación de emergencia mientras desvía sangre de áreas
no esenciales. En contraste, el sistema nervioso parasimpático ralentiza la frecuencia cardíaca,
disminuye la frecuencia respiratoria y aumenta la actividad gastrointestinal.
En pacientes que presentan hemorragia después de sufrir un traumatismo, el cuerpo intenta
compensar la pérdida de sangre y mantener la producción de energía. El sistema cardiovascular
está regulado por el centro vasomotor en el bulbo raquídeo. En respuesta a una falla temporal
en presión arterial, los estímulos viajan hacia el cerebro vía los nervios craneales IX y X desde
receptores extendidos en el seno carotideo y el arco aórtico. Estos estímulos conducen a
aumento de actividad en el sistema nervioso simpático, con aumento en resistencia vascular
periférica, lo que resulta de constricción arteriolar y aumento en el gasto cardíaco a partir de un
aumento en la tasa y la fuerza de la contracción cardíaca. El aumento en el tono venoso
aumenta el volumen de sangre en circulación. La sangre se desvía de las extremidades, el
intestino y los riñones hacia áreas más vitales (el corazón y el cerebro), donde los vasos se
constriñen muy poco bajo intensa estimulación simpática. Estas respuestas resultan en frío,
extremidades cianóticas, reducción en la producción de orina y reducción en la perfusión del
intestino.
Una reducción en la presión de llenado de la aurícula izquierda, una falla en la presión arterial y
cambios en la osmolaridad plasmática (la concentración total de todos los químicos en la
sangre) provocan la liberación de hormona antidiurética (ADH, por sus siglas en inglés) de la
hipófisis y aldosterona de las glándulas suprarrenales, lo cual aumenta la retención de sodio y
agua en los riñones. Este proceso ayuda a expandir el volumen intravascular, sin embargo, se
requieren muchas horas para que este mecanismo haga una diferencia clínica.
Clasificación del shock traumático
Los determinantes primordiales de la perfusión celular son el corazón (que actúa como la
bomba o el motor del sistema), el volumen de líquido (que actúa como el líquido hidráulico), los
vasos sanguíneos (que funcionan como conductos o tubos de plomería) y finalmente, las células
del cuerpo. Con base en estos componentes del sistema de perfusión, el shock puede
clasificarse en las siguientes categorías (Recuadro 3.1):
- Shock hipovolémico: es principalmente hemorrágico en el paciente con trauma y se
relaciona con la pérdida de células sanguíneas circulantes con capacidad de transportar
oxígeno y volumen de líquido. Ésta es la causa más común de shock en el paciente con
trauma.
- Shock distributivo (o vasogénico): se relaciona con anormalidad en el tono vascular que
surge por varias causas.
Shock cardiogénico: se relaciona con la interferencia en la acción de bombeo del corazón.
Recuadro 3.1 Tipos de shock traumático
Los tipos comunes de shock vistos después de un trauma en el escenario prehospitalario
incluyen:
- Shock hipovolémico
o Volumen vascular menor que el tamaño vascular normal
o Resulta de pérdida de sangre y líquidos
Shock hemorrágico
- Shock distributivo
o Espacio vascular mayor que lo normal
“Shock” neurogénico (hipotensión)
- Shock cardiogénico
o El corazón no bombea de forma adecuada
o Resulta de lesión cardíaca
Si la valoración no sugiere hemorragia como la causa del shock, deben sospecharse causas no
hemorrágicas. Éstas incluyen taponamiento cardíaco y neumotórax a tensión (ambos
evidentes por venas de cuello distendidas frente a venas de cuello colapsadas en el shock
hemorrágico) o hipotensión neurogénica. Los sonidos respiratorios disminuidos en el lado de la
lesión torácica, enfisema subcutáneo, dificultad respiratoria (taquipnea) y desviación traqueal
(un hallazgo tardío que rara vez se ve en el campo) sugieren neumotórax a tensión. La presencia
de estos signos sugiere la necesidad de descompresión con aguja del lado involucrado del tórax.
Diferentes fuentes de shock cardiogénico se sospechan con traumatismos torácicos contusos
o penetrantes, sonidos cardíacos amortiguados sugieren taponamiento cardíaco (dificultad
para detectar en el ambiente prehospitalario ruidoso), disritmias e hipotensión neurogénica
con signos de trauma vertebral, bradicardia y extremidades calientes. La mayoría de, si no
todas, estas características puede detectarlas el proveedor de atención hospitalaria astuto,
quien puede determinar la causa del shock y la necesidad de intervención adecuada cuando sea
factible en el campo.
Las áreas de evaluación del paciente incluyen el estado de la vía aérea, ventilación, perfusión,
color y temperatura de piel, tiempo de llenado capilar y presión arterial. Aquí se presenta cada
una por separado, en el contexto de la revisión primaria y de la revisión secundaria. La
evaluación simultánea es una parte importante de la valoración del paciente para recopilar y
procesar información de diferentes fuentes de manera expedita.
Revisión primaria
Uno de los primeros pasos en la valoración del paciente es obtener una observación inicial de
su condición tan pronto como sea posible. Los siguientes signos identifican la necesidad de
sospecha de condiciones que amenazan la vida:
- Ansiedad leve, que avanza hacia confusión o NDC alterado
- Taquipnea leve, que conduce a ventilaciones rápidas y a dificultad respiratoria
- Taquicardia leve, que avanza hacia taquicardia marcada
- Pulso radial debilitado, que avanza hacia ausencia de pulso radial
- Color de piel pálido o cianótico
- Tiempo de relleno capilar prolongado
- Pérdida de pulsos en las extremidades
- Hipotermia
- Sensación de sed
Cualquier compromiso o falla de la vía aérea, la respiración o el sistema 63 circulatorio deben
manejarse antes de avanzar. Los siguientes pasos se describen
en serie ordenada; sin embargo, todas estas valoraciones se realizan de manera
más o menos simultánea (Recuadros 3.4 y 3.5).
Recuadro 3.4 XABCDE
La revisión primaria del paciente con trauma ahora enfatiza el control de la hemorragia externa
que amenace la vida como el primer paso en la secuencia. Aunque los pasos de la revisión
primaria se enseñan y muestran en forma secuencial, muchos de ellos pueden y deben,
realizarse de manera simultánea. Los pasos pueden recordarse usando el nemónico XABCDE:
X—Control de la hemorragia externa severa (exanguinante)
A—Manejo de vía aérea [Airway] y estabilización de columna cervical
B—Respiración [Breathing] (ventilación y oxigenación)
C—Circulación (perfusión y otras hemorragias)
D—Discapacidad
E—Exposición/ambiente
Recuadro 3.5 MARCH
MARCH es un acrónimo de valoración del paciente alternativo al XABCDE que usan los
practicantes de SEM que trabajan en situaciones de trauma y tácticas. MARCH significa:
M—Hemorragia masiva: controle el sangrado de una hemorragia que amenace la vida con un
torniquete, apósitos hemostáticos o apósitos compresivos convencionales.
A—Vía aérea: valore por obstrucción y asegure la vía aérea de la víctima con posicionamiento
corporal, vía aérea nasofaríngea, vías aéreas avanzadas o vía aérea quirúrgica.
R—Respiraciones: valore y trate las heridas torácicas penetrantes, heridas torácicas soplantes
aspirantes y neumotórax a tensión.
C—Circulación: valore por signos de shock. Establezca acceso intravenoso o intraóseo, e inicie
reanimación si está médicamente indicado.
H—Cabeza/hipotermia: proteja a la víctima de hipotermia. Las exposiciones a calor, químicos o
tóxicos también pueden ser factores de riesgo. Inmovilice cualquier fractura mayor y
proporcione restricción de movimiento vertebral para pacientes en riesgo.
El abordaje MARCH se alinea estrechamente con el abordaje XABCDE, que es el acrónimo
utilizado por los miembros del SEM para la valoración de pacientes que sufren traumatismos.
Una comparación lado a lado muestra las siguientes características paralelas:
- hemorragia Masiva
- vía Aérea
- Respiraciones
- Circulación
- cabeza (Head)/hipotermia
- hemorragia eXanguinante
- vía Aérea
- Breathing (respiración)
- Circulación
- Discapacidad
- Exposición/ambiente
Hemorragia exanguinante
La hemorragia exanguinante puede matar a un paciente más rápido que la mayoría de los otros
mecanismos de trauma. Es posible sangrar hasta morir en pocos minutos a partir de una lesión
arterial significativa y por tanto este tipo de sangrado debe controlarse de inmediato. El
paciente puede yacer sobre la principal fuente de hemorragia o ésta puede estar oculta por sus
ropas. El paciente puede perder una cantidad significativa de sangre por laceraciones del cuero
cabelludo debido a la alta concentración de vasos sanguíneos o a partir de heridas que dañen
vasos sanguíneos grandes (subclavia, axilar, braquial, radial, cubital, carótida, femoral o
poplítea). Examine rápidamente al paciente por cualquier signo de sangrado severo desde un
vaso grande e inicie intervenciones adecuadas sobre una extremidad, apósitos compresivos
sobre el cuero cabelludo o empaquetamiento de una herida que no sea tratable con alguna otra
terapia.
Vía aérea
La vía aérea debe evaluarse rápidamente en todos los pacientes. Una vía aérea permeable es
un componente para asegurar la entrega de cantidades adecuadas de oxígeno a las células del
cuerpo. Los pacientes que necesitan manejo inmediato de su vía aérea incluyen a aquellos con
las siguientes condiciones, en orden de importancia:
- Pacientes que no respiran
- Pacientes que tienen compromiso obvio de la vía aérea
- Pacientes que tienen frecuencias ventilatorias mayores de 20 por minuto
- Pacientes que tienen sonidos de ventilación ruidosos
Respiración
El metabolismo anaeróbico asociado con la disminución de la oxigenación celular
produce un aumento en ácido láctico. Los iones de hidrógeno producidos a partir
de la acidosis se convierten, por el sistema de equilibrio ácido-base del cuerpo, en
agua y dióxido de carbono. El sistema de percepción del cerebro detecta este
aumento anormal en la cantidad de dióxido de carbono y estimula al centro
respiratorio a aumentar la frecuencia y profundidad de la ventilación para remover
el dióxido de carbono. En consecuencia, la taquipnea frecuentemente es uno de
los primeros signos del metabolismo anaeróbico y el shock, incluso más temprano
que el aumento en la frecuencia del pulso. En la revisión primaria no se toma
tiempo para medir una frecuencia ventilatoria. En su lugar, las ventilaciones deben estimarse
como lentas, normales, rápidas o muy rápidas. Una frecuencia ventilatoria lenta, en conjunción
con shock, por lo general indica que un paciente está en un shock profundo y puede estar a
momentos de un paro cardíaco. Una frecuencia ventilatoria rápida es motivo de preocupación
y debe servir como impulso para buscar la causa del shock. También podría ser un signo de un
problema meramente respiratorio, como un neumotórax simple o taponamiento cardíaco
temprano.
Un paciente que intenta quitarse una máscara de oxígeno, en particular cuando dicha acción
está asociada con ansiedad y confusión, es muestra de otro signo de isquemia cerebral. Este
paciente tiene “hambre de aire” y siente la necesidad de más ventilación. La presencia de una
máscara sobre nariz y boca crea una sensación psicológica de restricción ventilatoria. Esta
acción debe ser una pista de que el paciente no está recibiendo suficiente oxígeno y está
hipóxico.
La saturación de oxígeno reducida (SpO2), medida con un pulsioxímetro, confirmará esta
sospecha. Cualquier lectura de pulsioxímetro por abajo de 94% (a nivel del mar) es preocupante
y debe servir como estímulo para identificar la causa de la hipoxia. La medición y
monitorización continua del dióxido de carbono corriente final (ETCO2) es una práctica
rutinaria en los pacientes de SEM cuya vía aérea ha sido manejada con procedimientos como la
intubación endotraqueal. Aunque la correlación entre el ETCO2 y la presión parcial de dióxido
de carbono en sangre arterial (PaCO2) es buena en el paciente que tenga perfusión adecuada,
es pobre en el paciente en shock, lo que en consecuencia limita su utilidad para guiar las
ventilaciones. La monitorización de ETCO2 todavía puede ayudar a detectar cambios y
tendencias en la perfusión. Siempre es importante recordar evaluar las lecturas de las máquinas
en el contexto de la apariencia del paciente. Si ésta sugiere hipoxia, trate al paciente por hipoxia
incluso si la máquina indica de otra forma. El pensamiento clásico sugiere que la situación clínica
siempre es más importante que la lectura dada por cualquier dispositivo.
Por ejemplo, observe que las mediciones de pulsioximetría periférica no son confiables cuando
los pacientes están en shock descompensado. O debe usar una medición de pulsioximetría
central o el proveedor de atención prehospitalaria debe examinar la onda del oxímetro para
determinar la confiabilidad de la lectura. La onda debe ser consistente con cada pulso.
Circulación
Los dos componentes en la valoración de la circulación son los siguientes:
- Hemorragia y cantidad de sangre perdida
- Perfusión con sangre oxigenada
o Cuerpo total
o Regional
Los datos acumulados durante la valoración circulatoria ayudan a tomar una rápida
determinación inicial del volumen sanguíneo total del paciente y el estado de perfusión y en
segundo lugar, ofrecen una valoración similar de regiones específicas del cuerpo. Por ejemplo,
cuando se verifican el tiempo de llenado capilar, el pulso, el color de piel y la temperatura de
una extremidad inferior pueden mostrar perfusión comprometida mientras los mismos signos
pueden ser normales en la extremidad superior. Esta discrepancia no significa que los signos
sean imprecisos, sólo que una parte es diferente de otra. La pregunta inmediata por responder
es “¿por qué?”. Es importante verificar los siguientes hallazgos circulatorios y de perfusión en
más de una parte del cuerpo y recordar que la condición corporal total no debe basarse en una
sola región.
Hemorragia
Los esfuerzos por restaurar la perfusión serán menos efectivos o completamente inefectivos
ante hemorragia en proceso. La hemorragia externa severa ya debería estar controlada en este
punto. El proveedor de atención prehospitalaria ahora debe regresar y reevaluar para
garantizar que el sangrado mayor permanece bajo control y buscar cualquier fuente adicional
de sangrado.
La pérdida de sangre significa pérdida de eritrocitos y una resultante pérdida de capacidad para
transportar oxígeno. En consecuencia, aunque un paciente que haya sangrado pueda tener una
SpO2 que sea “normal”, porque la sangre que tenga, esté completamente saturada de oxígeno,
el paciente, de hecho, tiene oxígeno total disminuido, porque simplemente no hay suficiente
sangre para transportar la cantidad de oxígeno necesaria para suministrarlo a todas las células
del cuerpo.
Pulso
El pulso es el siguiente punto importante de valoración para perfusión. La evaluación inicial del
pulso determina si es palpable en la arteria a examinar. En general, la pérdida de pulso radial
indica hipovolemia severa (o daño vascular al brazo), en especial cuando un pulso central, como
el de las arterias carótida o femoral, es débil, filiforme y extremadamente rápido, lo que indica
el estado del sistema circulatorio corporal total. Si el pulso es palpable, deben notarse su
carácter e intensidad de la siguiente manera:
- ¿La frecuencia del pulso es fuerte o es débil y filiforme?
- ¿La frecuencia del pulso es normal, muy rápida o muy lenta?
- ¿La frecuencia del pulso es regular o irregular?
A pesar de que muchos proveedores de atención prehospitalaria involucrados en el manejo de
los pacientes con trauma se enfocan en la presión arterial del paciente, no debería
desperdiciarse tiempo precioso durante la revisión primaria para obtener una lectura de presión
arterial. El nivel exacto de presión arterial es mucho menos importante en la revisión primaria
que otros signos tempranos de shock. A partir de la frecuencia del pulso y de su carácter puede
determinarse información significativa. En una serie de pacientes con trauma, un pulso radial
caracterizado por los proveedores como “débil” se asoció con presión arterial que promediaba
26 mm Hg menos que un pulso que se consideraba como “normal”. Más importante: los
pacientes traumatizados con un pulso radial débil tuvieron 15 veces más probabilidades de
morir que aquellos con un pulso normal.6 Aunque por lo general se obtiene al 65 comienzo de
la revisión secundaria, la presión arterial puede palparse o
auscultarse temprano en la valoración del paciente si hay ayuda suficiente, o una
vez completada la revisión primaria y que los problemas que amenacen la vida se hayan
abordado durante el transporte.
Nivel de conciencia
El estado mental es parte de la evaluación de discapacidad, pero el estado mental alterado
puede representar deterioro en la oxigenación cerebral que resulta por reducción en la
perfusión. La valoración del estado mental representa una evaluación de la perfusión y el
funcionamiento del órgano diana. Debe asumirse que un paciente ansioso y confundido tiene
isquemia cerebral y metabolismo anaeróbico hasta que se identifique otra causa. Las
sobredosis de drogas y alcohol y las contusiones cerebrales son condiciones que no pueden
tratarse rápidamente, pero la isquemia cerebral sí. Por tanto, todos los pacientes en quienes
pueda estar presente isquemia cerebral deben manejarse como si en verdad estuviera presente.
Además de las preocupaciones por la presencia de hipoxia y pobre perfusión, el estado mental
alterado también puede sugerir TCE. La combinación de hipoxia o presión arterial disminuida y
TCE tiene un profundo impacto negativo en la sobrevivencia del paciente; por tanto, hipoxia e
hipotensión deben corregirse si están presentes y evitar su desarrollo si no lo están.
Color de piel
El color de piel rosado por lo general indica un paciente bien oxigenado sin metabolismo
anaeróbico. La piel azul (cianótica) o moteada indica hemoglobina no oxigenada y falta de
oxigenación adecuada a la periferia. La piel pálida, moteada o cianótica tiene inadecuado flujo
sanguíneo que resulta por una de las siguientes tres causas:
- Vasoconstricción periférica (con más frecuencia asociada con hipovolemia)
- Suministro reducido de eritrocitos (anemia aguda)
- Interrupción del suministro de sangre hacia dicha porción del cuerpo, como puede
suceder con una fractura o la lesión de un vaso sanguíneo que suministra a dicha parte
del cuerpo
La piel pálida puede ser un hallazgo localizado o generalizado con diferentes implicaciones.
Otros hallazgos, como taquicardia, deben usarse para resolver estas diferencias y determinar si
la piel pálida es una condición localizada, regional o sistémica. Además, es posible que la
cianosis no se desarrolle en pacientes hipóxicos que hayan perdido un número significativo de
sus eritrocitos por la hemorragia. En personas con piel oscura, la cianosis puede ser difícil de
diagnosticar en la piel, pero puede apreciarse en labios, encías y palmas.
Temperatura de la piel
Conforme el cuerpo retira sangre de la piel hacia partes más importantes del cuerpo, la
temperatura de la piel disminuye. La piel que es fría al tacto indica vasoconstricción, perfusión
cutánea disminuida y producción de energía disminuida y en consecuencia, shock. Puesto que
una cantidad significativa de calor puede perderse durante la fase de valoración, deben darse
pasos para conservar la temperatura corporal del paciente.
Las condiciones ambientales en las cuales se hace la determinación de la temperatura corporal
pueden influir en los resultados, así como una lesión aislada que afecte la perfusión; en
consecuencia, los resultados de esta valoración deben evaluarse en el contexto de toda la
situación.
Calidad de la piel
Además del color y la temperatura de la piel, ésta se evalúa por sequedad o humedad. El
paciente con trauma en shock por hipovolemia usualmente tiene piel húmeda y pegajosa
(diaforética). En contraste, el paciente con hipotensión por una lesión en la médula espinal por
lo general tiene piel seca.
Tiempo de llenado capilar
La capacidad del sistema cardiovascular para llenar los capilares después de que se ha
“removido” sangre representa un importante sistema de apoyo. Analizar el nivel de
funcionamiento de este sistema de apoyo, al comprimir los capilares para remover la sangre y
después medir el tiempo de llenado, ofrece una idea de la perfusión del lecho capilar a valorar.
Por lo general, el cuerpo primero retira la circulación en las partes más distales y después la
restaura. La evaluación del lecho ungueal del primer dedo del pie o el hallux proporciona los
indicios más tempranos de que se está desarrollando hipoperfusión. Adicionalmente, ofrece un
fuerte indicio de cuándo está completa la reanimación. Sin embargo, como con muchos otros
signos que puede mostrar un paciente, condiciones severas, tanto ambientales como
fisiológicas, pueden alterar los resultados. Una prueba del tiempo de llenado capilar es una
medición del tiempo requerido para volver a perfundir la piel y por tanto, una medición indirecta
de la perfusión real de dicha parte del cuerpo. No es una prueba diagnóstica de algún proceso
patológico o lesión específicos.
El tiempo de llenado capilar se ha descrito como una prueba pobre de shock. Sin embargo, no
es una prueba de shock, sino más bien de perfusión del lecho capilar a analizar. Utilizada junto
con otras pruebas y componentes de la valoración, es un buen indicador de perfusión y
sugestivo de shock, pero debe interpretarse en el contexto de la situación y circunstancias
actuales.
El shock puede ser la causa de perfusión pobre y retraso en el llenado capilar, pero existen otras
causas, como interrupción arterial producto de una fractura, un vaso dañado por un trauma
penetrante (por ejemplo, herida de arma de fuego), hipotermia e incluso arteriosclerosis. Otra
causa de pobre relleno capilar es la reducción en el gasto cardíaco resultante por hipovolemia
(distinta a la de la hemorragia).
El tiempo de llenado capilar es un signo diagnóstico útil que se utiliza para monitorizar el avance
de la reanimación. Si la reanimación del paciente avanza en forma positiva y la condición de
éste mejora, el tiempo de llenado capilar también mostrará mejoría.
Discapacidad
Un sistema corporal regional que puede evaluarse fácilmente en el campo es el funcionamiento
cerebral. Al menos seis condiciones pueden producir un NDC alterado o cambio en el
comportamiento (combatividad o agresividad) en los pacientes con trauma:
- Hipoxia
- Ictus
- Shock con perfusión cerebral deteriorada
- TCE
- Intoxicación con alcohol o drogas
- Procesos metabólicos como diabetes, convulsiones y eclampsia
De estas seis condiciones, la más fácil de tratar y la que matará más rápidamente al paciente si
no se trata, es la hipoxia. Cualquier paciente con NDC alterado debe ser tratado como si la cusa
fuera oxigenación cerebral reducida. Un NDC alterado por lo general es uno de los primeros
signos visibles de shock.
El TCE puede considerarse primario (causado por traumatismo directo al tejido cerebral) o
secundario (causado por los efectos de hipoxia, hipoperfusión, edema, pérdida de producción
de energía, etcétera). En el escenario prehospitalario no hay tratamiento efectivo para la lesión
cerebral primaria, pero la lesión cerebral secundaria en esencia puede evitarse o reducirse
significativamente al mantener la oxigenación y la perfusión.
La capacidad del cerebro para funcionar disminuye conforme la perfusión y la oxigenación caen
y se desarrolla isquemia. Esta reducción en funcionamiento evoluciona a través de varias etapas
conforme diferentes áreas del cerebro resultan afectadas. Por lo general, los primeros signos
son ansiedad y comportamiento agresivo, seguidos por un retraso de los procesos de
pensamiento y una reducción en las funciones motora y sensorial del cuerpo. El nivel de función
cerebral es un importante y mensurable signo de shock prehospitalario. En un paciente
agresivo, combativo, ansioso, o uno con un NDC reducido debe presumirse que tienen un
cerebro hipóxico e hipoperfundido hasta que pueda identificarse otra causa. Hipoperfusión e
hipoxia cerebral con frecuencia acompañan una lesión cerebral y hacen que el resultado a largo
plazo sea todavía peor. Incluso episodios breves de hipoxia y shock pueden empeorar la lesión
cerebral original y resultar en pronósticos más pobres.
Exposición/ambiente
El cuerpo del paciente es expuesto para valorar los sitios menos obvios de pérdida externa de
sangre y para buscar pistas que indiquen hemorragia interna. También se considera la
posibilidad de hipotermia. Esta exposición puede realizarse mejor en el tibio compartimento de
la ambulancia para proteger al paciente del ambiente.
Revisión secundaria
En algunos casos, las lesiones del paciente pueden ser muy severas como para completar en el
campo una revisión secundaria adecuada. Si el tiempo lo permite, la revisión secundaria puede
efectuarse mientras se está en ruta hacia el hospital si no necesitan abordarse otros problemas.
Signos vitales
La medición de un conjunto preciso de signos vitales es uno de los primeros pasos en la revisión
secundaria o, después de revalorar la revisión primaria, cuando haya algunos minutos
disponibles durante el transporte.
Frecuencia ventilatoria
La frecuencia ventilatoria normal para un adulto es de 12 a 20 respiraciones/minuto. Esta
frecuencia variará dependiendo de la edad. (Consulte el capítulo Trauma pediátrico.) Una
frecuencia de 20 a 30 respiraciones/minuto indica una frecuencia frontera anormal; sugiere el
inicio de shock y la necesidad de oxígeno complementario. Una frecuencia mayor que 30
respiraciones/minuto indica una etapa tardía de shock y la necesidad de ventilación asistida. El
evento fisiológico que favorece el aumento en la frecuencia ventilatoria es la acidosis causada
por el shock, pero por lo general se asocia con un volumen corriente disminuido. Estas dos
frecuencias ventilatorias indican la necesidad de buscar las potenciales fuentes de perfusión
deteriorada. Mediante la monitorización de ETCO2 usualmente se obtiene una frecuencia
ventilatoria precisa.
Pulso
En la revisión secundaria, la frecuencia de pulso se determina con más precisión. El rango de
pulso normal para un adulto es de 60 a 100 latidos/minuto. Con frecuencias menores, excepto
en individuos atléticos, deben considerarse un corazón isquémico, medicamentos o una
condición patológica como un bloqueo cardíaco completo. Un pulso en el rango de 100 a 120
latidos/minuto identifica a un paciente que tiene shock temprano, con una respuesta cardíaca
inicial de taquicardia. Un pulso arriba de 120 latidos/minuto es un signo definitivo de shock a
menos que sea causado por dolor o miedo y un pulso por arriba de 140 latidos/minuto se
considera crítico.
Presión arterial
La presión arterial es uno de los signos menos sensibles del shock. Ésta no comienza a caer sino
hasta que un paciente está profundamente hipovolémico (o por pérdida de líquido o por
hipovolemia relativa a un contenedor agrandado). La presión arterial disminuida indica que el
paciente ya no puede compensar la hipovolemia y la hipoperfusión. En pacientes de otra
manera sanos, la pérdida de sangre puede superar 30% de volumen sanguíneo antes de que los
mecanismos compensatorios del paciente fallen y la presión arterial sistólica caiga por abajo de
90 mm Hg. Por esta razón, la frecuencia ventilatoria, la frecuencia y carácter del pulso, el
tiempo de llenado capilar y el NDC son indicadores más sensibles de hipovolemia que la presión
arterial.
Cuando la presión arterial del paciente comienza a caer, existe una situación extremadamente
crítica y se requiere intervención rápida. En el ambiente prehospitalario, un paciente que se
encuentre con hipotensión ya ha perdido un volumen significativo de sangre y es probable que
tenga pérdida de sangre en el traslado. El desarrollo de hipotensión como un primer signo de
shock significa que pudieron haberse pasado por alto signos más tempranos.
La severidad de la situación y el tipo apropiado de intervención pueden variar con 67 base en la
causa de la condición. Por ejemplo, presión arterial baja asociada con
shock neurogénico no es tan crítica como la presión arterial baja a partir de shock hipovolémico.
El Cuadro 3.4 presenta los signos usados para valorar el shock hipovolémico compensado y
descompensado.
Un importante obstáculo por evitar involucra igualar la presión arterial sistólica con el gasto
cardíaco y la perfusión tisular. Como se enfatizó antes, por lo general se requiere la pérdida
significativa de sangre antes de que el paciente se vuelva hipotenso (hemorragia Clase III). Por
tanto, los pacientes tendrán gasto cardíaco disminuido y oxigenación tisular deteriorada
cuando hayan perdido de 15 a 30% de su volumen sanguíneo, a pesar de tener una presión
arterial sistólica normal. De manera ideal, el shock deberá reconocerse y tratarse en las
primeras etapas antes de que se presente descompensación.
Otra posible fuente de error involucra obtener una sola medición de presión arterial hipotensiva
y no creerla. La presión arterial se repite y puede regresar a lo normal (como parte de la
compensación). Adicionalmente, puede obtenerse/intentarse una presión arterial y el brazalete
no invasivo es incapaz de producir una lectura después de múltiples intentos. Estos dos
problemas deben ser motivo de preocupación hasta que se pruebe de otra manera. No ignore
estos signos potencialmente nefastos.
RESUMEN
- En el paciente traumatizado, la hemorragia es la causa más común de shock. Los humanos
producen la energía necesaria para mantener la vida mediante un sistema complejo,
llamado “metabolismo aeróbico”, que utiliza glucosa y oxígeno. Todo este proceso
depende del sistema respiratorio para proporcionar cantidades adecuadas de oxígeno al
sistema circulatorio, que debe ser capaz de entregar oxígeno a las células del cuerpo.
- El sistema de respaldo del metabolismo aeróbico se llama metabolismo anaeróbico. No
requiere oxígeno, pero es ineficiente y sólo crea una pequeña cantidad de energía. El shock
es un estado de cambio generalizado en función celular a partir del metabolismo
anaeróbico secundario a hipoperfusión de las células tisulares, en el cual la entrega de
oxígeno al nivel celular es inadecuada para satisfacer las necesidades metabólicas. Como
resultado, falla la producción de energía celular y durante un tiempo relativamente corto,
las funciones celulares se deterioran y con el tiempo conducen a muerte celular.
- El shock puede clasificarse en las siguientes categorías:
o Hipovolémico: principalmente hemorrágico en el paciente traumatizado, relacionado
con la pérdida de células sanguíneas en circulación y volumen de líquido con capacidad
para transportar oxígeno (la causa más común de shock en el paciente traumatizado).
o Distributivo: relacionado con anormalidad en el tono vascular.
o Cardiogénico: relacionado con la interferencia en la acción de bombeo del corazón, que
frecuentemente ocurre después de un ataque cardíaco.
- La atención del paciente en shock, o de uno que puede entrar en shock, comienza con una
valoración del paciente, empezando con una historia del evento y un rápido examen visual
en busca de signos obvios de shock y pérdida de sangre.
Los pasos en el manejo del shock son los siguientes:
o Control de cualquier hemorragia arterial.
o Asegurar la oxigenación.
o Identificar cualquier fuente de hemorragia.
o Transportar hacia atención definitiva.
o Administrar terapia con líquidos o sangre cuando sea adecuado. La hemorragia externa
debe controlarse con compresión directa, seguida por la aplicación de un apósito
compresivo. Si esto no es efectivo rápidamente, debe aplicarse un torniquete a la
extremidad al nivel de la ingle o axila. Un agente hemostático tópico también puede
proporcionar control adicional de hemorragia.
- En algunos casos, las fuentes no hemorrágicas de shock en el paciente con trauma (por
ejemplo, neumotórax a tensión) pueden corregirse rápidamente.
- Todos los pacientes traumatizados en shock, además de mantener su oxigenación
adecuada, requieren extricación rápida y transporte expedito hacia una institución de
atención definitiva, donde la causa del shock puede identificarse y tratarse
específicamente.
- El transporte no debe demorarse por medidas como acceso IV e infusión de volumen. Estas
intervenciones deben realizarse en la ambulancia durante el transporte.
- Debe evitarse la infusión muy agresiva de líquidos para minimizar más sangrado y
formación de edema en el paciente con shock hemorrágico después de trauma.
Cinemática del trauma
ESCENARIO
Antes del amanecer en una fría mañana de invierno, usted y su compañero son despachados
hacia un accidente de un solo vehículo. Al llegar, encuentra un vehículo que chocó con un árbol
en un camino rural. La parte frontal del vehículo parece haber impactado al árbol, el automóvil
giró alrededor del mismo y chocó de reversa en una cuneta de drenaje al lado del camino. El
conductor parece ser el único ocupante. La bolsa de aire se desplegó y el conductor se queja,
todavía restringido por su cinturón de seguridad. Usted observa daño en la parte frontal del
automóvil donde impactó al árbol, así como daño en la parte trasera debido al giro y al entrar
de reversa a la cuneta.
- ¿Cuál es el potencial de lesión para este paciente con base en la física del trauma de este
evento?
- ¿Cómo describiría la condición del paciente con base en la física del trauma?
- ¿Qué lesiones espera encontrar?