Erikson sostuvo que los niños se desarrollan en un orden predeterminado, Erikson

no se basa en el desarrollo cognitivo sino en el desarrollo social y como este

afecta su identidad personal.

Las etapas según Erikson son ocho:

1. Confianza frente a desconfianza. Comprende desde el nacimiento hasta los

doce meses, en esta etapa el niño desarrollo un vínculo de confianza con los
padres, sino se desarrollan la confianza puede generar en el niño conductas de
temor y desconfianza.

2. Autonomía frente vergüenza y duda. Comprende de la edad de un año hasta

los tres años, Los niños comienza a afirmar su independencia, si se apoyan se
vuelven más independientes y seguros de sus capacidades, pero si los controlan
excesivamente pueden volverse dependientes de los demás y puede ocasionar
sentimientos de duda en sus diferentes actividades.

3. Iniciativa frente a culpa. Comprende desde los tres hasta los siete. Los niños
inician a planear sus actividades o juegos. Si los padres u otras personas cohíben
o critican este tipo de actitudes de iniciativa pueden generar en los niños actitudes
de culpa y resentimiento.

4. Industriosidad frente a inferioridad. Comprende desde los siete años hasta la

pubertad. En esta etapa los niños desarrollan una sensación de orgullo por sus
logros, si son reprimidos en sus esfuerzos por volverse competente, se puede
desarrollar en el niño actitudes de inferioridad con los demás.

5. Identidad frente a confusión de papeles. Comprende desde los 12 hasta los

19 años. El joven está en la búsqueda de su identidad, la incapacidad de forjar
una identidad propia puede generar a una confusión de roles y su papel en la
sociedad lo que provoca la desesperación.

6. Intimidad frente a aislamiento. Comprende desde los 20 a los 40 años

relaciones más largas, compromiso, preocupación por el otro dentro de una
relación, al no lograr la intimidad se produce una dolorosa situación de
aislamiento y soledad.

7. Generatividad frente a estancamiento. Comprende desde los 40 años hasta

los 60 años. Se establece nuestras relaciones personales, familiares,
profesionales y laborales. Al no cumplir con algunos de los objetivos, la vida se
convierte en rutina y genera un sentimiento de no ser productivos.

8. Integridad del yo frente a desesperación. Comprende la etapa de la vejez.

Se acepta la propia vida y podemos desarrollar integridad si consideramos que
hemos llevado una vida acertada. Otras personas pueden sentir desesperación
por la perdida de los roles anteriores y arrepentimiento por oportunidades
perdidas.