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Facultad de Humanidades y Arte.

Bachillerato en Humanidades.
Sociología Clásica.

LA CUESTIÓN SOCIAL EN CHILE


“Sociedad Industrial, degeneración de la naturaleza humana y la cuestión social”

Profesor Pablo Martínez.


Kevin Inostroza B.
16 de Enero, 2019
Se entenderá por Cuestión Social al conjunto de consecuencias negativas con raíz en lo
social problematizadas que surgieron como producto de la Revolución Industrial y los
cambios que este proceso acarreó en las relaciones entre un “Yo” y un “Otro”, tanto a nivel
estructural como en la vida cotidiana en sociedad. Dichas consecuencias están causadas por
fallas en el proyecto/proceso de homogeneizar y hacer “progresar” la sociedad, puesto que
como resultado se obtuvo una sociedad extremadamente desigual, patológicamente
dependiente y con varias deficiencias críticas en cuanto a bienestar social se refiere.
Contextualizando, la Cuestión Social aparece luego de la implementación del Régimen
Industrial, el cual tiene por objetivo volver todas las estructuras sociales existentes en
estructuras sociales “modernas”, esto vía una serie de procesos “revolucionarios” respecto a
las diversas tecnologías de producción: las Revoluciones Industriales (Para este ensayo se
hace referencia principalmente a la primera, iniciada a fines del siglo XVIII y la segunda,
iniciada entre 1850 y 1870) en donde sus impactos fueron haciéndose progresivamente
visibles tanto en ámbitos de beneficios como contras. Esta “Revolución por el Progreso”
implicó una serie de cambios sobre los métodos de producción y trajo consigo la
modificación de paradigmas en la vida en sociedad. Paulatinamente las diversas
subjetividades padecieron la actualización del mundo, de uno progresivamente llenado por
máquinas (Y de forma tardía lentamente remplazado por las mismas), el cambio de una
producción manual a una producción mecanizada y en masa. La Revolución Industrial
como hecho social juega un papel clave en las dinámicas sociales ya que derivó no sólo en
una migración de masas humanas, desde zonas rurales a zonas urbanas, sino que trajo
consigo la aparición de otros nuevos fenómenos sociales como la “Fábrica”, la “Hora Pico”
y las nuevas condiciones extremas de “Hacinamiento”, la “Medicalización” de la “Locura”,
la “Máquina”, la “Escuela Moderna”, etc. Esto también implicó cambios políticos,
económicos y un cambio de percepción de la realidad y de sentido de existencia, puesto que
supone la modernización del mundo social en donde se producirían subjetividades de forma
masiva de la misma forma como se produciría mercancía en fábricas, si es que si no, una
producción en masa de capital social y capital humano (Evidenciando como objetivo
primordial el producir un gran ejercito obediente de trabajo).
Es así que con la consolidación de la “Escuela Moderna" en conjunto de la
implementación de tecnologías tales como la “Pedagogía”, nuevas formas de organización
escolar y disciplinas como la “Educación Básica” es que esta pasa a ser una herramienta
fundamental para el orden y control de la nueva y creciente población urbana, para la
imposición sistemática de “verdades”. Toda subjetividad urbana joven dispuesta a
integrarse al “Mundo Moderno” debía ser recluida en dicha institución, concebida como un
espacio cerrado, socializador, y por tanto, normalizador. Es tanto así que la Escuela se
instala en las sociedades modernas como una estructura que pretende producir cuerpos
dóciles a través de un sistema educativo de amplio alcance: Dulcificar costumbres, apartar a
los menores de las fábricas, evitar que vagabundearan por las calles, y ajustar ritmos de
vida al cumplimiento de horarios. Más tarde veremos que en cierta medida, y a modo casi
irónico, fue la implementación de esta institución y en consecuencia de la alfabetización de
las masas, que la crítica social se fue dando y promoviendo a través de la imprenta en el
“Bajo Pueblo”, la colectivización del conocimiento y la gestación insurgente de
movimientos sociales, la producción y reproducción organizada de saberes contrarios a la
norma. Se da paso así a la visibilización de la problemática denominada como “Cuestión
Social”, manifestando errores de diseño en la maquinaria social; Problemática aún
irresuelta y que ha devenido en una “Nueva Cuestión Social” en la actualidad. Esto debido
a que la clase dominante históricamente ha respondido de forma ineficiente, cegada por
intereses muy distintos al bienestar común. Una escasez de empatía, de valoración y de
reconocimiento por parte de un “Yo” a un “Otro” de cualquier naturaleza, sea este humano,
otra especie o, incluso, con el mismo entorno/habitad.
Es más, queda claro que el paradigma instalado en la clase dominante les indica que
aquellos problemas son reflejo de una población bárbara y que debe ser controlada. Luego,
esta clase se interesará exhaustivamente de forma histórica en organizar conjuntos humanos
mediante la norma, con objetivo de someterles y conducirles con la menor resistencia
posible, a fin de maximizar la fuerza de sus cuerpos en términos económicos de eficiencia y
productividad, y minimizar la fuerza de los mismos en términos políticos de obediencia
(Foucault, 2000). Haciendo del humano y su subjetividad un producto dócil con un fin
específico que se le será asignado eventualmente y, al mismo tiempo, un bien de capital,
conceptualizando el “sujeto” como un “objeto”, generando una “deshumanización” en masa
mediante la inserción obligatoria de dicho sujeto/objeto de sociedad en las instituciones
sociales, y encausando la sociedad industrial hacia la gran falla del proyecto moderno.
Identificar, aislar, controlar, corregir, ocultar e incluso erradicar aquél sujeto/elemento
que no se ajustase a la norma, y que por su subversión resulte amenazante a la normalidad,
ideario moderno, a alcanzar el tan deseado “progreso” de la sociedad. La clase dominante
se encarga entonces, mediante la ingeniería social, de instaurar en las urbes diversas
instituciones cuya misma misión anteriormente mencionada se aplique al mayor conjunto
de capital humano posible. Se estipula entonces que dicha idea de controlar, identificar,
aislar y corregir a fin de maximizar la producción y ganancias se ejecutará mediante
instituciones destinadas a la reclusión, la producción y, si fuera necesario, corrección
sistemática: la Escuela, la Fábrica, la Cárcel y el Manicomio/Hospital (Foucault, 2000).
Por eso no es de extrañar que es durante esta etapa, la modernidad, en donde se fundan
para el caso de Chile, de entre muchas más, las siguientes instituciones: La “Cárcel
Penitenciaria de Santiago”, la “Casa de Orates”, la “FAMAE” (Fábricas y Maestranzas del
Ejército de Chile), el “Manicomio de Concepción”, las mineras de carbón en la región de
Lota y Coronel, la “Escuela de Preceptores de Santiago” (“Escuela Normal” encargada de
la formación de maestros de escuelas, sementando las bases para los inicios de la
instrucción primaria en Chile), etc.
De esta forma es como en la planeación social y el diseño urbano también se hizo
evidente esta idea de importante análisis para el presente ensayo, puesto que debido al
desigual progreso de la urbe los “servicios urbanos” se convierten en elementos de
diferenciación. De una u otra forma se da paso a la legitimación del centralismo. Se
tornaron privilegios limitados a puntos centrales, volviéndose lujos para la periferia, esto
aplica tanto dentro como fuera del desarrollo de las nacientes metrópolis. En el centro la
renovación de la arquitectura, el iluminado público y el cuerpo de serenos pululaba
mientras que la despreocupación hacia la periferia aumentaba conforme aumentaba el
distanciamiento de dicha zona. Por lo general tanto Manicomios como Cárceles eran
situados en la periferia.
Así como en el resto de países en los cuáles se implementó el régimen industrial, en
Chile muchos elementos se conjugaron para transformar problemas “aislados” y
“cotidianos” de la sociedad Chilena en una Cuestión Social. El contexto económico
capitalista ya consolidado, una naciente industrialización del país comandada por una
ambiciosa burguesía industrial y un desmedido proceso de urbanización intensificó las ya
malas condiciones de la clase proletaria, considerándose esto para este ensayo como un
fallo en la ingeniería social y políticas públicas aplicadas. En otras palabras, una clase
dirigente ineficiente y sorda ante el malestar de una clase explotada, que eventualmente
dejó de estar dispuesta a quedarse esperando que un Estado compuesto por un grupo
minoritario implementara, siquiera ofreciera, alguna solución. El pueblo chileno que recibió
la modernidad enfrentó diversos problemas, tales como la pobreza, la mortalidad infantil, el
analfabetismo, el alcoholismo, la prostitución y propagación de enfermedades de
transmisión sexual, epidemias, y huelgas, siendo la periferia y el sector popular los más
afectados.
De esta forma, luego de la problematización y visibilización de las nefastas
consecuencias resultantes de la “Revolución Industrial” y mediante diversas subjetividades
disidentes (movimientos sociales) fue que la cuestión social se volvió un problema
transversal a nivel de país. Mediante un estudio histórico se pueden identificar 3 corrientes,
que serán detalladas a continuación:
Primera corriente:
La primera tendencia se originó en el interior del clero, el mundo Conservador-Católico,
viendo la Cuestión Social como resultante de una crisis moral que desvirtuó el rol dirigente
y protector de la élite. Esta línea de pensamiento social cristiano es legitimada por la iglesia
en 1891 con la promulgación de la Encíclica Rerum Novarum, en donde se trataba la
“Cuestión Social” no solo como un problema material, sino que también como uno
espiritual, y que debía ser corregido a partir de las leyes de la moral y de la religión.
Basados principalmente en la premisa de que, según el buen vivir cristiano, le
correspondería a los ricos el cuidado y bienestar de los más desvalidos, y en donde se les
acusa de una falta de responsabilidad en cuanto a la educación y justicia por parte de la
clase dominante. En la “Proclama Revolucionaria” de 1811, un texto adelantado a la
promulgación del Rerum Novarum, se puede distinguir de forma más detallada el
pensamiento de esta primera corriente. Es en este texto del Padre Franciscano Fray Antonio
Orihuela de Concepción en donde ya podemos apreciar una incipiente consciencia de clase,
haciendo denuncia pública de un dominio Oligárquico y aliado a la Clase Burguesa,
desinteresado en la Clase Proletaria. Es con este manifiesto donde se empiezan a emitir
juicios abiertos contra dicha clase dominante. Esta proclama iba dirigida principalmente a
las clases sometidas y explotadas, un reproche al “Bajo Pueblo” por su mansedumbre y
blandura, haciendo un llamado a las clases populares de Chile a levantarse contra la
opresión, atacando así a la burocracia opresora española y a la ceguera de la élite criolla
dirigente quienes, según Orihuela (1811), eran los culpables de las desgracias del pueblo
puesto que les identificaba como sujetos que debido a su posición privilegiada, por lo
general en importantes cargos políticos y sociales, dejaron de lado el bienestar común,
aumentando la desigualdad social y los problemas de las clases más desfavorecidas. Es este
texto el primer documento de la historia Chilena, conocido hasta ahora, en que se incita a la
Revuelta Social, y que en consecuencia logró que a los pocos días los patriotas se juntaran
para pedir Cabildo Abierto, reuniéndose así el 5 de septiembre de 1811, y consiguiendo una
junta provincial de gobierno autónoma y con ello la destitución de los Diputados de ese
entonces.
Segunda corriente:
Una segunda corriente se puede identificar, de corte Laico y Liberal, vinculada al
Partido Radical. Para esta corriente la Cuestión Social fue el resultado de un conflicto de
clases, una falla a nivel estructural de la sociedad, afectada por el mal desarrollo económico
(Mala distribución de Capitales), la explotación laboral y el abandono del estado hacia el
sector popular. Esta corriente apunta hacia el rol del estado y le acusa de falta de
responsabilidad en cuanto a políticas públicas destinadas a una legislación social que
incentivara y asegurara el progreso y desarrollo de todos los sectores.
Augusto Orrego Luco, psiquiatra y político con postura laica y liberal, divisaba en “La
Cuestión Social” (Artículos publicados en 1884 en el diario “La Patria” de Valparaíso)
algunos de los principales problemas sociales causantes del deprimente estado de la clase
oprimida; Menciona Orrego que la alta tasa de mortalidad infantil y emigración
descontrolada, tanto de las zonas rurales a zonas urbanas, como de Chile hacía fuera del
país es un problema que solo ocurre en sociedades decadentes, a su vez denuncia un
problema de organización económica y social. Los bajos salarios, argumenta, generaron
una deficiente distribución de la riqueza, y por tanto, generaron una desigualdad tal que se
hacía visible en la urbe, ahogando las clases bajas en la miseria y la mansedumbre servil
(Orrego, 1884).
Tercera corriente:
La tercera corriente es de corte Socialista, proveniente del sector proletario; Los “más
afectados”, la clase trabajadora. Esta tendencia manifiesta que la Cuestión Social es
consecuencia directa de la propia existencia de un Estado Liberal y de un sistema de
producción Capitalista. Se hace necesaria una reacción por parte del sector proletario, en
donde la acción y el poder popular darían paso a la solución de dicha Cuestión Social. El
“Despertar de los trabajadores” diario que circuló entre 1912 y 1926, fundado por Luis
Emilio Recabarren y a quien se le considera padre del movimiento obrero chileno
revolucionario izquierdista, sirvió como medio propagandístico del socialismo y por lo
demás, como medio para hacer denuncia directa de la explotación vivida por el proletariado
y hacer un llamado a la organización y movimiento social. En “Ricos y Pobres” (Una
conferencia dictada la noche del 3 de septiembre de 1910) se hace denuncia clara del
desigual progreso y la inexistente llegada de la modernidad a la “última clase”, qué seguía
viviendo tal cual vivía en 1810 (Recabarren, 1971). Se hace denuncia de la educación y se
le califica de deficiente y enfocada al aprendizaje de la obediencia más que a generar
nuevos conocimientos. La clase dominante había logrado en las subjetividades populares
que apreciaran, casi como un favor, el hecho de entregarles herramientas para vender su
conciencia (Recabarren, 1971). Recabarren ve la pobreza como la prueba más clara del
ineficiente progreso y de un desastre social moral. Afirma también que la aparición de la
cárcel y su imperfecto sistema contribuyó a los problemas sociales en cuanto que esta se
volvió una escuela práctica y profesional para el estudio del crimen y del vicio.
Estas 3 líneas confluyen en que era de máxima prioridad resolver dicha falla en la
maquinaria social, que se iría agravando cada vez más hasta volverse una preocupación de
índole política estatal.
La Sociedad Industrial, degeneración de la naturaleza humana y la cuestión social:
Como anteriormente se mencionó, se identifica la aparición de las siguientes
instituciones: “Fábrica, Cárcel, Escuela y Manicomio” como herramientas para traer orden
social, pero al mismo tiempo, limitar la libertad humana. Estas instituciones cumplen con
un objetivo social común: “Normalizar”, producir e imponer una verdad por sobre las
demás, estandarizar la población, reconducirla y reeducarla de forma sistemática. Estas
poseen estructuras y lógicas operacionales similares a fin de encadenar al humano a una red
de normas y restricciones: Estructura autoritaria y jerarquizada, encierros prolongados,
códigos de vestimenta y conducta, énfasis en el orden y el silencio, circulación en fila,
horarios pre establecidos (Para empezar a producir, comer, pasear, distraerse, terminar de
producir), reducción general de libertades y pérdida de la autonomía de los sujetos. Este
estilo de sujeción masivo conlleva la degradación del ser humano, y una falta de respeto
hacia la verdadera naturaleza humana. En consecuencia, el estrechamiento progresivo de la
esfera de libertad y el confinamiento a un espacio mínimo, casi inexistente, de la autonomía
y la voluntad individual vuelve a las y los sujetos híper-dependientes, cada vez menos
capaces de guiarse por ellos mismos, y por tanto, de generar soluciones ante las dificultades
que se les presentasen (Esta degeneración de la naturaleza humana llega a tal extremo que
las personas se volvieron totalmente dependientes de una voluntad paternalista superior,
desprovistas de la capacidad de concebir un mundo sin aquella voluntad externa que les
diga qué deben hacer en determinado momento; La aberración es tal que las y los
individuos encuentran necesaria la existencia de, por ejemplo, “el estado”, el “jefe”, el
“maestro”; La figura del “pastor” que guía a su “rebaño” se hace obligatoria y un requisito
para la funcionalidad de la vida cotidiana). Todo esto desemboca inevitablemente en
variados tipos de problemas a diferente escala social, desde el individuo hacia las
estructuras sociales más complejas, como si de una bola de nieve se tratase.
La realización de la libertad (Y, por tanto, la más pura demostración de su naturaleza) y
autonomía del individuo solo puede darse en un contexto social donde impere la justicia, la
autoconciencia, la autoregulación y la sana relación de un “Yo” con un “Otro”. La
reciprocidad en las relaciones sociales es incompatible con un sistema en donde exista una
clase dominante y una clase sometida. La restricción de libertades (Entiéndase el control
social de forma arbitraria, sometido a las voluntades e intereses de las clases dominantes,
tal cual opera en las sociedades industriales, las sociedades de control, las sociedades de
vigilancia, las sociedades de cansancio y/o las sociedades “eficientes” y/o “desarrolladas”)
es necesaria e inevitable en la sociedad moderna porque la regulación de los componentes
individuales por parte de organizaciones mayores es requisito para la operatividad “eficaz”
de las sociedades tecnológicas e industriales, y dado que las diversas subjetividades
producidas dentro de este tipo de sociedades se encuentran sometidas a una voluntad
dominante desinteresada en la justicia o equilibrio, subordinadas a una voluntad interesada
en la obtención y acumulación indiscriminada, negligente y hasta patológica de capitales
lograr el bienestar humano con la humanidad, con otras especies y con el entorno/habitad
no es viable, siendo incluso incompatible. Esto implica el eventual, pero inminente, colapso
de la maqueta social ya sea por una catástrofe socio-cultural, ya sea por una catástrofe
ecológica (Kaczynski, 1995).
La cuestión social implica la visibilización de una problemática con raíz en lo social
irresuelta y permanente mientras el humano esté sometido al régimen industrial: La
sociedad industrial implica una producción en masa de subjetivades alienadas e
interdependientes, incapaces de traer solución efectiva a sus problemas, muchas veces,
incapaces siquiera de divisar de forma autónoma dichos problemas. El Régimen Industrial
implica una fé en el “progreso” y en la tecnología que condenó a la humanidad a la
degeneración de la naturaleza de la misma y, por tanto, de sus sociedades, situación que
pareciera agravarse conforme pasa el tiempo; La solución definitiva de todo problema
acusado por los pensadores de la “Cuestión Social” requiere de una alteración radical;
Cambios extremos que sacrifiquen los “beneficios” de la tecnología en favor de la libertad,
la autonomía y el bienestar común.
REFERENCIAS:

Foucault, M. (2000). Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. México: Siglo Veintiuno


Kaczynski, T. (1995). Industrial Society and its Future. New York Times.
Orihuela, A. (1811). Proclama revolucionaria del padre franciscano Fray Antonio Orihuela.
Recuperado de: https://es.wikisource.org/
Orrego, A. (1884). La cuestión social. Santiago, Chile: Imprenta Barcelona.
Recabarren, L. (1971). El pensamiento de Luis Emilio Recabarrren, tomo 1. Santiago,
Chile: Austral.

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