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MESOZOICO

GENERAL

El Mesozoico se presenta en Venezuela en dos provincias geológicas


diferentes, una de dominio epicontinental y otra de dominio geosinclinal (DOTT, 1974);
la primera es autóctona, mientras que la segunda está en posición alóctona.
Los sedimentos del Mesozoico están bien preservados en el dominio
epicontinental autóctono. Afloran en la Cordillera de Los Andes, Sierra de Perijá y
Serranía del Interior Oriental y están presentes en el subsuelo de las cuencas de
Maracaibo, Barinas y Venezuela Oriental. La provincia de dominio geosincli nal se
encuentra tectónicamente yuxtapuesta sobre rocas de dominio epicontinental del
Mesozoico y Cenozoico.
Las rocas de la provincia de dominio geosinclinal, alóctonas, forman las
Cordilleras de la Costa Central y Oriental y la Serranía del Interior, la península de
Paraguaná, la isla de Margarita y demás islas venezolanas del margen continental.
Este conjunto forma parte de una unidad mayor, la cual denominaremos de aqui en
adelante Cordillera del Caribe. Dentro de la provincia geosinclinal se encuentran rocas
del Paleozoico, Mesozoico y parte del Cenozoico, pero su principal fase de desarrollo
ocurrió durante el Mesozoico por relleno de cuencas sedimentarias, actividad ígnea
efusiva e intrusiva y metamorfismo; su emplazamiento tectónico hasta su posición
alóctona actual ocurrió durante el Cenozoico.
Las rocas de dominio geosinclinal, tectonizadas y, poco o nada
metamorfizadas, se encuentran en la Zona Meridional Externa de la Cordillera del
Caribe, mientras que el cuerpo central de rocas ígneas y metamórficas ocupa la mayor
parte de los Macizos Centrales, Araya-Paria, Margarita, etc. y constituyen el tema del
Capítulo V de la obra de González de Juana.
La sedimentación del Mesozoico en Venezuela tuvo lugar entre dos
eventos tectónicos mayores: la Orogénesis Permo-Triásica y la Orogénesis del
Cretácico Superior. A juzgar por las edades isotópicas de algunos granitos andinos, los
efectos del primer período orogénico se prolongaron durante una parte importante del
Triásico. Los efectos de la Orogénesis Permo-Triásica, que se observan
principalmente en el occidente de Venezuela, son de una tectónica compresiva con
actividad ígnea calco-alcalina intrusiva y extrusiva. Esta última parece haberse
extendido hasta el Mesozoico inferior, con centros volcánicos ubicados en Perijá y en
El Baúl. En cambio la Orogénesis del Cretácico Superior tuvo su mayor efecto en la
Cordillera del Caribe, en algún lugar al norte de su posición actual.
La ruptura de Pangea comenzó hace unos 200 m.a., ini ciándose con una
tectónica distensiva de "rift" en la que pudo ocurrir vulcanismo basaltico y
sedimentación de capas rojas intercaladas con depósitos lacustres. En el Triásico
Superior y más abundantemente durante el Jurásico se acumularon en Venezuela
Occidental grandes espesores de capas rojas y lacustres, ocasionalmente intercaladas
con rocas volcánicas.

A principios del Jurásico, hace unos 180 m.a., ya existía mar entre Norte y Sur
América, cuyas primeras manifestaciones fueron extensos cuerpos de evaporitas como
los preservados en el Golfo de México. Los sedimentos marinos más antiguos reco-
nocidos en Venezuela hasta la fecha son del Jurásico Superior, de alrededor de 150
m.a. y están preservados sin metamorfismo y aparentemente in situ en la península de
La Goajira y metamorfizados en las rocas de la Cordillera del Caribe. Las facies mari -
nas que se reconocen son pelágicas, con faunas de amonites como Perisphinctes y
costero-litorales con Exogyra.
Durante el Cretácico continúa la separación de Pangea. En el Cretácico
inferior , hace unos 135 m.a. se modifica la geometría de los centros de esparcimiento
oceánico y en los límites de placas cambian los estilos tectónicos. Aunque la región del
Caribe fue abierta a principios del Jurásico, el "rift" proto-Atlantico Sur solo fue
invadido por el mar hace 115 m.a. (Aptiense), época en la cual comienza la
transgresión cretácica sobre el borde continental de Venezuela. La nueva geometría
conlleva condiciones de estancamiento oceánico, favorables a la captación de carbono
orgánico y posterior generación de hidrocarburos.
El Cretácico Inferior en posición autóctona se conoce en la peninsula de
La Goajira, donde aflora una secuencia marina transgresiva. La transgresión invade a
Venezuela desde el mar Caribe en el Aptiense con facies de aguas someras y
costero-litorales. Otro frente transgresivo simultáneo se observa en la región andina,
procedente del mar epicontinental de la Cordillera Oriental de Colombia.
La transgresión Cretácica avanza sobre el borde continental en facies
marinas someras hasta hace unos 100 m.a., cuando cambian las condiciones de
marinas abiertas a marinas con estancamiento de las aguas, captación de carbono
orgánico y casi ningún aporte clástico, condiciones que continuaron hasta hace unos
75 m.a.; durante este lapso de circulación restringida ocurre la máxima cobertura
marina de Venezuela. A partir de 75 m.a. y hasta el final del Cretácico el régimen
sedimentario cambia, el mar es abierto a la circulación, recibe un volumen
extraordinario de sedimentos epiclásticos y al final del Mesozoico las condiciones son
francamente regresivas.
En la Cordillera del Caribe se han identificado rocas con fósiles cuyas
edades se ajustan a la transgresión y regresión cretácica. Asimismo se han observado
agrupaciones de valores numéricos de edad isotópica determinados en rocas de la
cordillera, que tienden a coincidir con los grandes eventos que definie ron los ciclos
sedimentarios principales del Mesozoico. Al efecto, SANTAMARIA y SCHUBERT
(1974) determinan dos conjuntos de rocas ígneas: una serie tholeítica cuyas edades
determinadas por el método K/Ar, oscilan entre 114 m.a. y 130 m.a. y una serie
calco-alcalina, con edades comprendidas entre 84 m.a. y 30 m.a. y un máximo de
valores concentrados alrededor de los 70 m.a.
SISTEMAS TRIASICO Y JURASICO

HISTORIA GEOLOGICA DEL PROCESO SEDIMENTARIO

El evento tecto-termal Permo-Triásico culminó con el levantamiento de la


parte occidental de Venezuela. Los primeros sedimentos del Mesozoico están
representados por capas rojas de ambiente continental que alternan con episodios
lacustrinos y salobres y sólo se reconocen facies marinas en La Goajira. Estos
ambientes se localizan frecuentemente en cuencas separadas con marcada
coalescencia entre los clásticos gruesos. En consecuencia, deberá esperarse que a
pesar de la similitud litológica entre las varias secuencias de capas rojas, existan
secciones cuyas edades no son estrictamente contemporáneas entre sí, por lo cual las
correlaciones entre áreas diferentes son frecuentemente difíciles de hacer. Estudios
paleontológicos sugieren que estos ambientes continentales comenzaron a
desarrollarse en el Triásico superior, pero su edad es principalmente Jurásica
(BENEDETTO Y ODREMAN 1977; GEYER, 1977; ODREMAN Y BENEDETTO, 1977).
El volcanismo desarrollado durante el Triásico-Jurásico tuvo dos centros
separados: uno en la región de El Totumo, Sierra de Perijá, donde las coladas de lava
y piroclásticas se intercalan con sedimentos continentales y otro en El Baúl, donde
esta intercalación no es evidente.

SIERRA DE PERIJA

La sedimentación del Triásico-Jurásico en Perijá está representada por


los sedimentos continentales del Grupo La Gé (HEA Y WHITMAN, 1960). Estos
sedimentos muestran gran variación lateral e interdigitación entre las diversas clases
de rocas.

FORMACION TINACOA

La Formación Tinacoa, unidad basal del Grupo La Gé, se acumuló en un


ambiente poco profundo de aguas dulces a salobres, propicio a la formación de
calizas, con abundante materia vegetal detrítica y ausencia de clásticos terrígenos. La
Formación Tinacoa es una unidad de grano consistentemente fino de unos 600 metros
de espesor que puede dividirse en dos miembros: uno inferior predominantemente
calcáreo y otro superior predominantemente arenoso, con fragmentos piroclásticos. La
formación tiene su sección tipo en el río Tinacoa y se reconoce en el flanco oriental de
la Sierra de Perijá. El miembro inferior consta de lutitas tobáceas carbonáceas y
calizas afaníticas tobáceas que aumentan en dirección sur hasta formar lla mayor parte
de la sección en el río Negro. El miembro superior presenta grauvacas con
piroclásticas y tobas intercaladas con con lutitas calcáreas y carbonáceas. Toda la
unidad muestra sericitización. Las piroclásticas gradan lateralmente y hacia arriba a
las volcánicas de La Gé.
Tanto HEA y WHITMAN (1960) como BOWEN (1972) coinciden en
señalar la ausencia de fósiles marinos y la presencia de materia carbonosa en estos
sedimentos. El material piroclástico presente en la Formación Tinacoa aumenta de
tamaño hacia la parte superior, unas veces embebido y otras formando capas
intercaladas con los sedimentos lutíticos y calcáreos. Las piroclásticas aumentan de
volumen lateralmente y hacia el tope de la formación y se conocen con el nombre de
Volcánicas de La Gé.
El espesor de la Formación Tinacoa es aún impreciso. BOWEN (1972)
midió 685 m incompletos en el río Tinacoa y estima 500 m para las piroclásticas del
Miembro Caño Caliche.
En la Formación Tinacoa se han identificado restos de peces atribuídos
al género Lepidotus, que se extiende del Jurásico al Cretácico y esporomorfos
posiblemente del Jurásico-Cretácico inferior. ODREMAN y BENEDETTO (1977)
basados en la identificación de una flora de Ptilophyllum sp. y Otozamites sp.
asociados con Cyzicus (Euesteria) sp. y en el hallazgo de ejemplares fragmentarios de
Lepidotus, concluyen que la edad de la Formación Tinacoa es básicamente Jurásico
inferior a medio.
En ninguna parte de la Sierra de Perijá se conoce la base de esta
formación, que siempre se presenta en contacto de falla, con la probable excepción del
curso superior del río Palmar donde el Miembro Caño Caliche parece descansar
concordantemente sobre calizas de la Formación Palmarito, aunque puede estar
representando un considerable hiatus.
La parte superior de la Formación Tinacoa pasa aparentemente hacia
arriba a la Formación Macoita o lateralmente a las volcánicas de La Gé.

FORMACION MACOITA

La sección tipo se encuentra en el río Macoíta con una sección de


referencia en el cercano caño Cuna. La Formación Macoíta registra un aporte de
clásticos terrígenos ausentes en Tinacoa, que se refleja en la acumulación de arcosas,
lo que sugiere un cambio en la provincia distributi va; las volcánicas intercaladas son
correlacionables con el episodio volcánico de El Totumo. En terminos generales la
formación puede definirse como un intervalo de lutitas y limolitas calcáreas gris
aceituna, a veces pseudo-oolíticas, interestratificadas con grauvacas, areniscas
tobáceas, tobas líticas, frecuentemente con estratificación cruzada. HEA y WHIT MAN
(1960) mencionan la presencia de calizas en la parte inferior de la unidad, mientras
que BOWEN (1972) señala que la unidad se caracteriza por la ausencia de calizas.
La Formación Macoíta representa una secuencia transicional entre la
Formación Tinacoa, las rocas volcánicas de La Gé y la Formación La Quinta. En
consecuencia es parcialmente reemplazada por las volcánicas con las cuales se
interdigita. El espesor en la localidad tipo alcanza 2350 m, mientras que en el río
Palmar, donde hay un buen desarrollo de las volcánicas de La Gé, sólo afloran 50 m
de litología similar a la de la Formación Macoíta entre éstas y los sedimentos rojos de
la Formación La Quinta.
El contacto inferior con la Formación Tinacoa es transicional y el contacto
con la Formación La Quinta en el área tipo es transicional y concordante. La
Formación Macoíta representa una secuencia transicional entre la Formación Tinacoa,
las rocas volcánicas de La Gé y la Formación La Quinta. En consecuencia es
parcialmente reemplazada por las volcánicas con las cuales se interdigita. El espesor
en la localidad tipo alcanza 2350 m, mientras que en el río Palmar, donde hay un buen
desarrollo de las volcánicas de La Gé, sólo afloran 50 m de litología similar a la de la
Formación Macoíta entre éstas y los sedimentos rojos de la Formación La Quinta.
BOWEN (1972) mencionó restos de plantas y escamas de peces no
determinados y palinomorfos obtenidos de lutitas en la parte media de la formación,
posiblemente Jurásico Inferior a Medio. ODREMAN Y BENEDETTO (1977)
identificaron una asociación de paleoflora con ejemplares de Ptilophylum sp.
Phlebopteris sp. en lutitas de la Formación Macoíta en el río Palmar que consideran
indicativa del Jurásico Medio Superior.

VOLCANICAS DE LA GE

BOWEN (1972) utiliza este nombre para designar las tobas y


“aglomerados" de color gris a gris verdoso, macizas y bien cementadas con poca a
ninguna estratificación, que pasan lateralmente a las formaciones Tinacoa y Macoita.
En la parte alta del valle del río Palmar muestran calizas ftaníticas silí ceas negras
interestratificadas en la parte inferior.
En los aglomerados además de fragmentos de tobas son comunes los
fragmentos de rocas sedimentarias diversas. En el tope de la secuencia aparece un
conglomerado monocomposicional de peñones de calizas paleozoicas.

FORMACION LA QUINTA

La Formación La Quinta es una unidad sedimentaria de naturaleza


continental cuya localidad tipo se encuentra en el Estado Táchira. En la Sierra de
Perijá el termino se aplica a una potente secuencia de limolitas, areniscas y
conglomerados de color rojo. HEA y WITHMAN (1960) proponen la restricción del
nombre La Quinta en Perijá a la serie de capas rojas, la cual tiene productos
volcánicos asociados que incluye tobas, coladas y diques; las capas rojas que no
tienen productos volcánicos y se encuentran por encima de las rocas anteriores fueron
denominadas con el nombre de Conglomerado de Seco. Localmente, las volcánicas
reemplazan totalmente a la formación y se conocen como Rocas Volcánicas de El
Totumo.
El espesor de la Formación La Quinta es superior a los 1.000 m
incluyendo a las rocas volcánicas de El Totumo.
En la Sierra de Perijá los fósiles en la Formación La Quinta son muy
raros. L.E.V. I (1956) menciona la presencia de Posidonomya como índice del Jurásico.
BOWEN (1972) menciona la presencia de Estheria en la parte basal de una unidad
similar que aflora en Valledupar (Colombia). En la parte superior se encuentra
ocasionalmente madera petrificada.
El contacto inferior de la Formación La Quinta es transicional con la
Formación Macoíta en el río Macoíta; en otras regiones pueden presentarse relaciones
de discordancia. La Formación La Quinta y las Rocas Volcánicas de El Totumo están
recubiertas discordantemente por el Conglomerado de Seco.
La Formación La Quinta aflora extensamente en la Sierra de Perijá. En
algunos pozos profundos de la Plataforma de Maracaibo se han encontrado cuñas de
sedimentos rojos, litológicamente correlacionables con la Formación La Quinta que
aflora en el Flanco Andino de Trujillo.

ROCAS VOLCANICAS DE EL TOTUMO

El Totumo fué un centro volcánico de tal magnitud en época de la


Formación La Quinta, que las rocas extrusivas desplazaron de modo total a las
sedimentarias. El volcanismo es intermedio a básico y hay flujos de lavas, en contraste
con las Volcánicas de La Gé formadas por piroclásticas ácidas.
Las Rocas Volcánicas de El Totumo no se extienden hacia el norte, donde
fueron aparentemente erosionadas. Hacia el sur van perdiendo volumen al alejarse de
los centros volcánicos y consecuentemente se encuentra toda clase de interdigitación
entre las volcánicas y la Formación La Quinta.
Las Volcánicas de El Totumo constituyen una intercalación muy compleja
de coladas volcánicas, tobas, brechas y diques de composición intermedia a básica.
MOTICSKA (1975) proporciona la siguiente descripción " Litologicamente la serie
consiste en lavas subaéreas andesíticas, vacuolares y no vacuolares, flujos tobáceos,
andesíticos, tobas mixtas, aglomerados volcánicos cementados con sedimentos de la
Formación La Quinta, y en menor cuantía dacitas porfídicas y muy excepcionalmente
riolitas. Las lavas ácidas son las más jóvenes dentro de la serie, si se exceptúan
posiblemente los diques andesíticos que intrusionan todo el complejo". Las rocas
encajantes presentan metasomatismo y aún metamorfismo progresivo, alteraciones
hidrotermales y minerales de hierro.
Se ha observado la ocurrencia discontínua de minerales diagnósti cos de un
metamorfismo de muy bajo grado en toda la secuencia volcánica. Las alteraciones
hidrotermales parecen haber sido parcialmente coevales con el volcanismo y han
favorecido el enriquecimiento de cobre en algunas lavas amigdaloides de composición
andesítico-basáltica (MOYA Y FIGUEROA, 1977); el cobre se presenta en estado
nativo rellenando las amigdalas.
CONGLOMERADO DE SECO

La localidad tipo está en la quebrada Aponcito Seco al noreste de


Machiques, donde alcanza un espesor de 670 m. HEA Y WITHMAN (1960) consideran
a estos conglomerados de color rojo, no asociados a rocas volcánicas, como
pertenecientes al ciclo continental de La Quinta pero en posición discordante sobre los
sedimentos rojos intercalados con las Rocas Volcánicas de El Totumo.
El Conglomerado de Seco consiste en capas macizas de conglomerados
de guijarros a peñones mal escogidos de rocas graníticas en bloques angulares,
calizas paleozoicas y volcánicas de El Totumo. La matriz consiste en una mezcla
compleja de fragmentos de rocas volcánicas, sedimentarias y granos minerales con
cemento hematítico-arcilloso. No se han encontrado fósiles.
El Conglomerado de Seco tiene una extensión limitada a ambos lados de
la sección tipo y HEA Y WITHMAN sugieren la posibilidad de que este conglomerado
fuese acumulado delante de un escarpado de falla. El contacto superior del
conglomerado y la Formación Río Negro suprayacente es el típico de una sedimenta-
ción continental durante inestabilidad tectónica, debido a su restringida extensión
lateral; generalmente Río Negro yace en un contacto directo con la Formación La
Quinta.

ANDES VENEZOLANOS

FORMACION LA QUINTA

Las mayores extensiones y afloramientos de la Formación La Quinta se


encuentran en el declive suroeste de Los Andes de Mérida y Táchira, en algunos
lugares del piedemonte de Barinas y en localidades del Estado Trujillo. La localidad y
sección tipo están en las cercanías de La Quinta en el camino de Seboruco a La Grita,
Estado Táchira (KÜNDIG, 1938); allí se reconocen tres partes de la Formación La
Quinta: la inferior, de conglomerados de color rojo a veces con material tobáceo,
interestratificados con areniscas arcillosas; la parte media, predominantemente
lutítico-limosa y la parte superior de areniscas rojas con estratos cruzados.
En la base de la sección tipo se encuentran tobas dacíticas o riolíticas
infrayacentes con aparente concordancia a los conglomerados rojos de la formación.
BURKLEY (1976) determinó una edad U/Pb de 229 ± 15 m.a., en circones de estas
tobas , lo que ubica al intervalo en el Triásico inferior. La presencia de material tobáceo
redepositado en sedimentos de La Quinta, la escasa ocurrencia de volcánicas en
secciones de esta formación y determinaciones de una edad Jurásica para la
Formación La Quinta sugieren la posibilidad de que exista un hiatus entre las volcá-
nicas y los sedimentos de La Quinta en Los Andes Venezolanos.
La Formación La Quinta se compone de clásticos generalmente gruesos,
limolitas y arcillitas de colores rojo típico. El carácter de los cantos incorporados a los
conglomerados que la forman está controlado por la provincia distributiva, siendo un
factor distintivo en muchas secciones la presencia de cantos rodados de calizas
fosilíferas de la Formación Palmarito.
En muchas regiones la sección comienza con grandes espesores de
clásticos gruesos USECHE Y FIERRO (1972) en la región de Pregonero describen
400-600 m de estos conglomerados que son progresivamente más finos y pasan
gradualmente a una zona calcárea de espesor variable, formada por calizas
dolomíticas o lutitas calcáreas y que constituye el nivel fosilífero de esta formación,
caracterizado en muchas secciones por un intervalo con restos carbonosos y
frecuentes restos de peces y concostrácodos, que representa un ambiente lacustre.
Los fósiles de la Formación La Quinta son escasos KÜNDIG (1938)
menciona coprolitos de grandes escualos que contienen escamas, placas, dientes y
huesos palatinos pertenecientes a un género de peces ganoideos que no puede ser
diferenciado del Lepidotus característico del Rético y Jurásico europeos. La presencia
de concostráceos (estéridos) de agua dulce es conocida en la Formación La Quinta
desde hace tiempo; el holotipo de Isaura Olsoni BOCK proviene de una sección al sur
de Mérida, junto con ejemplares bien preservados del ostrácodo y Cypridea valdensis
SOWERBY y de Isaura Olsoni que ha sido igualmente encontrada junto a Howellites
colombianus BOCK en la zona calcárea de la formación en la región de Pregonero.
También en la región de Pregonero PEREZ (1977) cita la identificación
de ostrácodos por I.G. SOHN como Darwinula sp. y Cypridea sp. indicativos de una
edad Jurásico Superior. BENEDETTO Y ODREMAN (1977), en estudios sobre la
localidad tipo de la Formación La Quinta y de la carretera Flor de Patria-Boconó,
encontraron nuevamente la asociación paleobotánica de Ptilophyllum-Otozamites
mencionada en la Formación Tinacoa de la Sierra de Perijá, junto con los géneros
Dictyozamites sp. y Williamsoniella sp. indicativa de que la Formación La Quinta en
Los Andes está restringida al Jurásico, sin evidencias de edad Triásica.
En la región de Seboruco se observan impregnaciones de malaquita y
azurita y en el contacto con la Formación río Negro mineralización de cobre.

MACIZO DE EL BAUL

GRUPO VOLCANICO DE GUACAMAYAS

En el Macizo de El Baúl aflora una secuencia de rocas volcánicas


principalmente efusivas, no deformadas, que MARTIN B. (1961) designó con el nombre
de Grupo Volcánico de Guacamayas y que se presenta discordante sobre las
metamórficas antiguas. Aparentemente no existe relación genética ni en el tiempo
entre las volcánicas y la intrusión granítica de El Baúl; las primeras constituyen las
rocas más jóvenes expuestas en la zona.
MARTIN B. reconoce dos asociaciones volcánicas, una inferior riolítica y
una superior latítica. La Asociación Riolítica representa tres episodios volcánicos. La
asociación de latita cuarcífera representa los últimos dos episodios efusivos del Grupo
Volcánico de Guacamaya.
Toda la secuencia del Grupo Volcánico de Guacamayas presenta
lenticularidad y espesores variables; el espesor de los flujos y tobas se considera
cercano a 350 metros y fue controlado por la paleotopografía del Alto de El Baúl y la
topografía local producida por el mismo volcanismo.
MACDONALD Y OPDYKE (1974), obtuvieron una edad K/Ar en roca total
de 192 ± 3.8 m.a. y 195 ± 3.9 m.a., que ubica la edad del Grupo Volcánico de
Guacamayas en el final del Triásico. La muestra es de un flujo de riolita proveniente de
las cercanías del contacto de las volcánicas con el Grupo El Barbasco, cerca de la
carretera El Baúl-San Carlos, en la hacienda El Socorro.

RESTO DE VENEZUELA

Las rocas sedimentarias sin metamorfismo descritas por RENZ (1960) en


la Goajira colombiana, con un contenido de fósiles indicativos del Jurásico Superior no
han sido encontradas en territorio venezolano. Sin embargo, en los macizos
metamorfizados del norte de Venezuela se conocen rocas jurásicas en afloramientos
esporádicos.

SECUENCIAS METAMORFICAS

En la península de Paraguaná se reconocen sedimentos de edad


Jurásico Superior por la presencia de amonites encontrados en las calizas de la
Formación Pueblo Nuevo (MACDONALD, 1968 Y FEO CODECIDO, 1968). Esta
formación que aflora en los flancos orientales y occidentales de la Mesa de Cocodite,
se encuentra en contacto de falla o discordante (?) con el Granito de Paraguaná. La
unidad está formada por rocas de metamorfismo de bajo grado, con asociaciones
mineralógicas de cuarzo-albita-muscovita-clorita. La litología es de filitas y pizarras
grafitosas, metareniscas conglomeráticas, cuarcíticas y feldespáticas, cantidades
menores de calizas recristalizadas y metaftanitas. En las calizas se encontraron
MACDONALD (1968) varios géneros de amonites identificados por R.W. IMLAY como
Virgatosphinctes sp., Subdichotomoceras? sp., Subplanites? sp. y Orthaspidoceras?
sp., indicativos del Jurásico Superior; algunas calizas contienen además escasas
estructuras de algas e impresiones de pelecípodos.
En las rocas metamórficas de la Cordillera de La Costa, específicamente
en las calizas de la Fase Zenda de la Formación Las Brisas, URBANI (1973) reseña el
hallazgo e identificación de ejemplares de Exogyra vírgula (DEFRANCE) del Jurásico
Superior. El hallazgo de estos fósiles pone de manifiesto la presencia de rocas del
Mesozoico Medio en las cordilleras metamórficas.

En la Cordillera de Araya-Paria se conocen secuencias de rocas


metamórficas (GONZALEZ DE JUANA et al, 1972) que infrayacen formaciones del
Cretácico Inferior; estas rocas metamórficas probablemente pertenecen al ciclo
Triásico-Jurásico. Sin embargo hasta la fecha no se han encontrado evidencias
paleontológicas que lo confirmen. La Formación Macuro está intrusionada por la masa
granítica de la Asociación Ígneo El Mango-Doña Juana la edad de 128 " 11 m.a. K/Ar
en hornblenda obtenida por SANTAMARIA indicaría para Macuro una edad geológica
no superior al Jurásico.

SISTEMA CRETACICO

HISTORIA GEOLOGICA DEL PROCESO SEDIMENTARIO

GENERAL

La transgresión cretácica se produce en Venezuela como un efecto tardío


y como corolario de fenómenos más importantes relacionados con la separación de
Pangea durante el Jurásico y quizá, más directamente, con la apertura del "rift" del
Atlántico sur.
Los mares transgresivos proceden del norte, del mar abierto formado
entre Norte y Sur América durante el Jurásico, e invaden el margen continental
soportado principalmente por la sedimentación paleozoica, incorporada a las masas
cratónicas por efecto de la orogénesis Permo-Triásica y peniplanada en el lapso
geológico siguiente; sin embargo en Venezuela Occidental todavía subsistieron , por lo
menos hasta fines del Albiense, elevaciones topográficas como el Arco de Mérida, que
condicionan el avance de las aguas durante los primeros tiempos de la transgresión.
En los mares epicontinentales se depositaron las secciones cretácicas y mejor
preservadas en todos sus detalles, no solo en la Cordillera Oriental de Colombia,
donde GANSSER (1973), menciona una de las columnas cretácicas más completas del
mundo, sino también en el emplazamiento actual de Los Andes venezolanos y en la
plataforma de Maracaibo.
Las zonas epicontinentales se caracterizan por su estabilidad tectónica
durante el Cretácico, pero más al norte, en ambientes más profundos, existieron
condiciones tectónicas activas o geosinclinales (DOTT, 1974), que incluyen
tectogénesis, metamorfismo, actividad ígnea, etc. características de la Cordillera del
Caribe (Capítulos V y VIII de González de Juana et al.). En Venezuela no se han
identificado rocas autóctonas del Cretácico inferior extremo, que hasta la fecha solo se
conocen en rocas de la Cordillera del Caribe o redepositadas de ésta.
El Cretácico más antiguo sedimentado sobre el dominio cratónico se
conoce en la Cordillera Oriental de Colombia y en la Península de la Goajira. En esta
última región RENZ (1960) describe tres formaciones de sedimentos marinos: Palanz,
Moina y Yuruma, las dos últimas con fósiles índices del Hauteriviense y Barremiense.
La transgresión se produce desde dos frentes; el primero se origina en el
mar del dominio geosinclinal al norte del cratón e invade por el oriente y por el surco
de Barquisimeto, mientras que el segundo frente proviene del mar epicontinental de la
Cordillera Oriental de Colombia y progresa contra la Plataforma de Maracaibo y Arco
de Mérida (González de Juana, 1951) por los surcos de Machiques y Uribante.
La transgresión Cretácica considerada en conjunto comienza comienza
en el Barremiense y es consecuencia del hundimiento registrado en el borde
septentrional del cratón de Guayana, cuya lenta subsidencia continúo hasta el
Santoniense. La morfología del substratum sobre el cual se desarrolló la transgresión
había sido afectada por largos períodos erosivos, lo cual, unido a pequeñas
oscilaciones verticales ocurridas durante el largo período de subsidencia produjo
avances y retrocesos en las aguas, que ocasionaron a su vez cambios de ambientes,
modificación en la naturaleza de los detritus procedentes de las provincias distributivas
y repetición de litotipos.
En Venezuela Occidental los surcos de Machiques, Uribante y
Barquisimeto reciben grandes volúmenes de sedimentos fluviales (Formación Río
Negro) durante el Barremiense; a comienzos del Aptiense habían sido practicamente
rellenados y las aguas marinas comenzaron a progresar sobre las áreas positivas.
Sobre el substratun peniplanado se desarrolló la sedimentación del Aptiense en
ambientes de aguas muy llanas, compuesta en gran parte por calizas bioclásticas de
gran similitud entre sí (Grupo Cogollo) y con espesores comparables entre las distintas
secciones excepto en las regiones más elevadas del Arco de Mérida.
En la Plataforma de Maracaibo la sedimentación del Aptiense tuvo lugar
en su mayor parte sobre un substratum de rocas paleozoicas y en menor escala sobre
sedimentos triásico-jurásicos.
Al oeste de la Plataforma del Lago de Maracaibo, sobre el Surco de
Machiques, los ambientes fueron más diversificados y por intervalos cortos indicativos
de subsidencias que llegaron a producir ambientes pelágicos y reductores.
Al comienzo del Albiense, en zonas adyacentes al Arco de Mérida tuvo
lugar un rejuvenecimiento que ocasionó un mayor aporte de arena a la sedimentación
de las áreas marginales; solamente durante el Albiense Superior se igualaron los
ambientes sedimentarios y los pocos remanentes positivos del Arco de Mérida fueron
rebasados.
El Arco de El Baúl y su prolongación septentrional fueron probablemente
áreas positivas durante el Cretácico medio-inferior, rebasadas durante el
Cenomaniense-Turoniense, época durante la cual la transgresión continuó hacia el sur
y las cuencas de Barinas y de Venezuela Oriental quedaron comunicadas.
En Venezuela Oriental la transgresión Cretácica tuvo lugar en forma
similar, controlada igualmente por la rata de subsidencia del borde septentrional del
Cratón de Guayana; el substratum estuvo constituído en la parte meridional por rocas
precámbricas o paleozoicas peniplanadas. La ausencia de la barre ra sedimentaria que
representó en Venezuela Occidental el Arco de Mérida durante todo el
Aptiense-Albiense, permite postular aquí la presencia de un substratum mucho más
plano y más uniforme, que ha facilitado la interpretación de los fenómenos causados
por las pequeñas oscilaciones del borde cratónico caracterizadas en los sedimentos
del Grupo Sucre.
En la Serranía del Interior de Venezuela Oriental las determinaciones
paleontológicas conocidas no muestran edades anteriores al Barremiense; sin
embargo como no se conoce la base de la Formación Barranquín, no debe excluirse
totalmente la presencia de sedimentos de edades más antiguas.
En las cuencas oceánicas jóvenes desarrolladas en el Mesozoico se
produjeron condiciones de estancamiento de las aguas durante el Cretácico, entre el
Valanginiense y el Santoniense inferior, en parte debidas a la existencia de barreras
locales y de condiciones oceánicas favorables a la estratificación del agua por
densidades. Los lapsos de mayor acumulación de extensas capas sapropélicas con
muy alto contenido de carbono orgánico fueron, según RYAN Y CITA (1977), el
Barremiense superior, Aptiense, Cenomaniense medio y Coniaciense superior.
En la Cordillera del Caribe algunas secuencias de filitas negras pueden
representar sedimentos euxínicos tectonizados en el dominio geosinclinal. Sobre el
borde cratónico, desde Colombia hasta Trinidad, las formaciones La Luna y Querecual
representan condiciones euxínicas desarrolladas entre el Cenomaniense y el
Coniaciense superior. La Formación La Luna se considera como la roca madre de gran
parte del petróleo de la Cuenca de Maracaibo.
En el lapso comprendido entre el Cenomaniense y el Santoniense la
transgresión Cretácica alcanzó su mayor penetración hacia el sur, hasta una linea no
lejana al curso actual de los ríos Arauca y Orinoco. En su parte septentrional los
ambientes sedimentarios fueron pelágicos, con sedimentación biogénica y
frecuentemente euxínicos, pero en el flanco sur de las actuales cuencas de Barinas y
de Venezuela Oriental el progreso de la transgresión tuvo lugar sobre la superficie
peneplanada de rocas precámbricas o paleozoicas incorporadas al Escudo de
Guayana; los primeros ambientes fueron característicos de planicies costeras y con
posterioridad, de ambientes fluvio-deltaicos hacia el sur y de plataforma marina poco
profunda hacia la parte central de ambas cuencas.
El ciclo marino del Cretácico, en el borde cratónico o dominio
epicontinental, sufre un cambio gradual a consecuencia de la Orogénesis del Cretácico
superior evidenciada por la sedimentación clástica de las formaciones Colón y Mito
Juan. Este ciclo culminó con un levantamiento general de tierras en el Cretácico
superior.
En la provincia de dominio geosinclinal los efectos de la Orogénesis del
Cretáceo Superior parecen factor importante, pero su historia no está suficientemente
estudiada. Como prueba podemos mencionar la existencia de un conjunto de edades
radiométricas en rocas graníticas en rocas graníticas de la Cordillera del Caribe, cuyas
edades por el método K/Ar parecen agruparse alrededor de los 70 m.a.

CARACTERES DISTINTIVOS DE LAS UNIDADES LITOLOGICAS EN VENEZUELA


OCCIDENTAL.

BARREMIENSE-APTIENSE

FORMACION RIO NEGRO

La localidad tipo de esta formación fué definida por HEDBERG Y SASS


(1937) en las gargantas del río Negro hacia el suroeste de Machiques, Distrito Perijá
del Estado Zulia. En el flanco oriental de Perijá se extiende hacia el sur desde el
levantamiento de El Totumo hasta la frontera con Colombia en Río de Oro. Hacia el
norte de El Totumo sólo se encuentra esporádicamente y con espesores reducidos,
tales como los 70 m mencionados por LIDDLE (1946) en el río Cachirí o los
afloramientos de la Isla de Toas. En la Plataforma de Maracaibo está representada por
unos pocos metros de areniscas y conglomerados que se encuentran en el subsuelo
por debajo de las calizas del Grupo Cogollo y por encima de la Formación La Quinta o
el basamento pre-Mesozoico. Aflora extensamente en el Surco del Uribante y en Los
Andes Venezolanos.
En la sección tipo se caracteriza unas veces por sedimentos de origen
fluvial con areniscas conglomeráticas y otras, por arcosas de grano grueso con
acanaladuras y lentes de conglomerados, frecuentemente con estratificación cruzada e
intercalaciones de lutitas, todo ello de colores predominantemente claros, grises y
amarillos, con excepción de algunas capas rojas cuyo color tiñe otras partes de la
formación.
Con excepción de algunos restos de plantas, no se han encontrado
fósiles en el área tipo de la Formación Río Negro, que es discordante sobre
formaciones pre-cretácicas y transicional con la Formación Apón suprayacente. Por su
posición estratigráfica puede afirmarse que pertenece al Cretácico Medio Inferior
pre-Aptiense y a causa de su correlación lateral con sedimentos marinos fosilíferos
infrayacentes a las calizas del Grupo Cogollo, que afloran en la Península de la
Goajira, la Formación Río Negro abarca el Barremiense y puede extenderse a niveles
más antiguos.
El espesor de la Formación Río Negro es muy variable, como
corresponde a todo conglomerado basal de avance en caso de transgresión. En la
sección tipo aflora un espesor de 3.000 m y SUTTON (1946) refiriendose al río Apón
menciona 2.830 m. La Formación Río Negro se acuña rapidamente contra los bordes
de la Plataforma de Maracaibo y Arco de Mérida; en los pozos perforados en el Lago
de Maracaibo solo se encuentran escasos metros de un conglomerado basal con
guijarros de cuarzo bien redondeados en una matriz arenosa. Contra el Arco de Mérida
estos conglomerados basales se caracterizan por una delgada secuencia de clásticos,
que en parte representan la extrema meteorización del substratum y en parte se
originaron en las líneas de avance de las sucesivas formaciones transgresivas. En el
suroeste andino, especialmente en el Surco del Uribante, la Formación Río Negro es
esencialmente similar a su equivalente lateral de Perijá y litológicamente consiste en
areniscas y conglomerados de color claro con intercalaciones de capas delgadas de
limolitas verdes y rojas; estas últimas tiñen de rojo a la unidad.

GARCIA J. et al. en la Región de Lara-Trujillo correspondiente a Los


Andes, redefinen a la Formación Peñas Altas e incluyen en su base lo que denominan
Facies 1 " Clásticos basales" el cual colocan en el Barremiense. Esta facies de un
espesor máximo de 40 metros, representa el inicio de la transgresión y consiste en
capas alternadas de de conglomerados oligomícticos, areniscas micáceas mal
escogidas e intercalaciones de lutitas de color gris claro a gris verdoso, muchas veces
conteniendo restos de plantas. Los conglomerados están soportados por la matriz, los
cantos (hasta de 6 cm) son de cuarzo o cuarcita y muy angulares; es abundante la
presencia de mica en la matriz.

APTIENSE-ALBIENSE

GRUPO COGOLLO

La sedimentación marina inicial en Venezuela Occidental es de ambiente


de aguas someras agitadas, con acumulación de calizas bioclásticas de la Formación
Apón, calizas bioclásticas con glauconita de la Formación Lisure y al final del Albiense,
calizas arenosas con Ostrea scyphax de la Formación Maraca; estas tres formaciones
constituyen el Grupo Cogollo.
La primera publicación del nombre Cogollo como unidad litoestratigráfica
se debe a GARNER (1926) quien empleó el título de Caliza de Río Cogollo para
designar calizas cristalinas macizas grises, infrayacentes a la Formación La Luna en el
río Cogollo de la Sierra de Perijá.
ROD Y MAYNC (1954) subdividen al Grupo Cogollo en tres formaciones
que en orden ascendente denominan Apón, Lisure y Maraca, subdivisión aceptada por
el L.E.V. II (1970). La localidad tipo del Grupo Cogollo está en el río Cogollo. Esta
subdivisión es útil y conveniente en la Sierra de Perijá y en parte del subsuelo de la
parte norcentral del Lago de Maracaibo debido a la litología característica de la
Formación Lisure, pero en las regiones donde las calizas constituyen practicamente
todo el espesor Aptiense-Albiense como sucede en la Goajira venezolana, la
subdivisión se torna más dificil.

FORMACION APON

La Formación Apón fué definida por SUTTON (1946) en la región de


Perijá para referirse a la caliza inferior del Grupo Cogollo con localidad tipo en el río
Apón, unos 10 km al oeste de Machiques. Es transicional y concordante sobre la
Formación Río Negro y tiene amplia distribución en Venezuela Occidental.
La Formación Apón se compone de caliza gris y azulosa, dura, densa, en
capas gruesas, generalmente fosilífera, con intervalos menores de lutita que varían de
calcáreas a arenosas. Un intervalo de lutitas calcáreas negras y calizas laminares
delgadas ha servido a ROD Y MAYNC (1954) para efectuar la subdivisión de Apón en
tres miembros. RENZ (1959) designa estos mismos intervalos en forma ascendente
como Miembros Tibú, Machiques y Piché, concordantes entre sí, y los cuales pueden
reconocerse en la Sierra de Perijá.
El Miembro Tibú se caracteriza por calizas bioclásticas de aguas llanas,
sobre las que se produce una sedimentación alternante euxínica y de aguas
oxigenadas localizada en el Surco de Machiques, que caracteriza al Miembro
Machiques. En el subsuelo del Lago de Maracaibo se reconoce un intervalo de lutitas
dolomíticas muy persistente y de carácter regional, que ha sido denominado Miembro
Guaimaros, con localidad tipo en el flanco occidental de Los Andes de Mérida. Sobre
el Miembro Machiques en Perijá, o sobre el Miembro Guaimaros en el subsuelo del
Lago de Maracaibo, se repiten las facies de calizas bioclásticas de aguas oxigenadas
y se denominan Miembro Piché; este miembro es reemplazado en casi toda la
provincia andina por las areniscas de la Formación Aguardiente.
Los afloramientos de la Formación Apón forman un cinturón más o menos
continuo en el flanco oriental de la Sierra de Perijá, con un espesor de unos 650
metros que disminuye hacia el norte; en la Plataforma de Maracaibo alcanza solo 250
m. La edad de la Formación Apón se ha determinado en base a la presencia
de numerosos fósiles, como amonites, moluscos y foraminíferos característicos del
Aptiense-Albiense.

FORMACION PEÑAS ALTAS

GARCIA J. et al. (1980) en la Subcuenca de Lara-Trujillo utilizan este


nombre formacional para el intervalo Aptiense-Albiense.
El nombre de Formación Peñas Altas fue utilizado por RENZ (1959) para
definir un intervalo compuesto por areniscas, calizas y lutitas, ubicado entre el tope de
sus "Lutitas de Guaimaros" y la base de su "Formación La Puya". SALVADOR (1961) y
GAENSLEN (1962) consideraron en base a criterios litológicos, que Peñas Altas era
un sinónimo innecesario de la Formación Aguardiente.
GARCIA J. et al. redefinen la Formación Peñas Altas para la Subcuenca
de Lara trujillo, incluyendo en ella el intervalo comprendido entre la base del Cretáceo
y la base de la Formación La Luna. La secuencia se presenta como una alternancia de
bancos relativamente gruesos de arenisca (grano grueso hasta fino), lutitas fosilíferas
y calizas arenosas (muy fosilíferas hasta pobremente fosilíferas). A esta litología se la
puede clasificar de acuerdo a las facies siguientes:
1.- Clásticos basales
2.- Gruesos bancos de arenisca de grano fino a grueso, con
estratificación cruzada y laminación alternada.
3.- Delgadas capas de areniscas glauconíticas asociadas
con las capas de lutita y caliza.
4.- Lutita arcillosa sin fósiles.
5.- Lutita laminada fosilífera.
6.- Calizas arrecifales con rudistas.
7.- Caliza de tipo wackestone (lodolita de carbonato).
8.- Caliza tipo grainstone (calcarenita).
9.- Caliza tipo coquinoide.

En el área Chejendé-Mitón-Torococo el espesor de la formación es de


420 metros y en la región de Torondoy 210 m aproximadamente. En la sección tipo de
la Formación en el Cerro de Peñas Altas, a unos 18 Km al noreste de Carache tiene un
espesor aproximado de 700 m.
La Formación Peñas Altas está discordante sobre rocas más antiguas:
así en el área Chejendé-Mitón-Torococo, está discordante sobre la Formación La
Quinta y sobre la Formación Mucuchachí; en la región de Torondoy está discordante
sobre la Formación Sierra Nevada; en el área de Niquitao, se encuentra sobre las
formaciones Cerro Azul y Sabaneta. La formación Peñas Altas infrayace en
concordancia al Miembro La Aguada de la Formación La Luna.
La Formación Peñas Altas se correlaciona con el intervalo Río
Negro-Apón-Aguardiente de la Subcuenca del Uribante y con el intervalo Río
Negro-Apón-Lisure de la Subcuenca de Machiques.
En base a todos los elementos faunísticos y florísticos que se describen
para esta formación y las evidencias por ellos aportados, se le asigna una edad
Barremiense-Albiense superior.

FORMACION AGUARDIENTE

Ya se ha indicado el cambio lateral que la parte superior de la Formación


Apón y la Formación Lisure sufren en dirección sur, hacia Los Andes. El nuevo
intervalo sedimentario, formado por areniscas, calizas y lutitas, se denomina
Formación Aguardiente con sección tipo en la Concesión Barco en Colombia y buen
desarrollo en la región de la Depresión de Táchira-Tarra.
Segun GARCIA J. et al. la Formación Aguardiente en la Subcuenca del
Uribante llega a tener un espesor de 200 a 300 m. Esta unidad predominantemente
arenosa, consiste de paquetes de areniscas (arenita cuarzosa), lutita limosa, lutita
carbonácea, delgadas capas de carbón, una facies alternante de areniscas y lutitas y
en algunas ocasiones calizas arenosas fosilíferas. Los contactos basal y superior de
esta formación son concordantes, a veces gradacionales y sin hiatus. El contacto basal
con la infrayacente "Lutita de Guaimaros" es concordante y en algunos lugares la
secuencia de la Formación Aguardiente empieza con una caliza detrítica. El contacto
superior con la suprayacente Formación Capacho es concordante y a veces
gradacional.
Cerca de la transición hacia la Formación Capacho la wacka muy
glauconítica contiene bastante cemento de carbonato. En estos niveles cuspidales se
presentan a menudo bivalvos del género Chondrodonta (Ch. cf. munsoni) que sugiere
una edad Albiana media a superior.

CENOMANIENSE A SANTONIENSE

Durante este período tuvo lugar la máxima cobertura marina en


Venezuela y el desarrollo de ambientes euxínicos característicos. La sedimentación
que se inició en el Cenomaniense marca en Venezuela Occidental un avance marino
notable, que progresa sobre el Cratón de Guayana adentrándose en la Cuenca de
Barinas, sobrepasando el Arco de El Baúl y comunicándose con el ambiente marino de
la Cuenca de Venezuela Oriental. En casi toda la Cuenca de Maracaibo
se producen condiciones euxínicas del fondo marino y se acumulan las calizas y lutitas
laminares de color negro que caracterizan a la Formación La Luna este ambiente
continuó probablemente hasta el Santoniense. En Los Andes de Táchira perduran
ambientes marinos, en facies de calizas bioclásticas de colores claros e influjos
clásticos, que caracrerizan a la Formación Capacho y sus Miembros Seboruco y
Guayacán; es solo después del Turoniense cuando se producen en Táchira las
condiciones euxínicas características de la Formación La Luna y posteriormente se
desarrollan condiciones favorables a la acumulación de sílice biogénica en el Miembro
de Ftanita del Táchira. En Trujillo y Lara las condiciones son aparentemente una
mezcla de las condiciones existentes en Perijá y en Táchira, de tal forma que la
litología de la Formación La Luna en Trujillo y Lara muestra intercalación de facies
euxínicas y oxigenadas.
Al avanzar la transgresión sobre el Cratón de Guayana se producen
ambientes marginales; durante el Cenomaniense predominan los clásticos con
acumulación de areniscas glauconíticas de la Formación Escandalosa. A finales del
Turoniense se alcanzan las condiciones marinas favorables a la acumulación de
calizas, caracterizadas por el Miembro Guayacán, las cuales recubren a modo de
manto discontinuo toda la Cuenca de Barinas y se correlacionan con el evento
simultáneo de las calizas del Miembro Infante de la Formación Tigre en el subsuelo de
la Cuenca de Venezuela Oriental. Al proseguir la transgresión en la Cuenca de Barinas
se sedimentan lutitas y ftanitas de los Miembros La Morita y Quevedo de la Formación
Navay.
Durante el lapso , entre el Cenomaniense y el Santoniense, unos 22
millones de años (VAN HINTE, 1976), la sedimentación más característica es la de los
ambientes marinos euxínicos de la Formación La Luna, considerada como la roca
madre del petróleo encontrado en muchos de los yacimientos de la región de
Venezuela Occidental (ZAMBRANO et al.1971, FEO CODECIDO, 1972).

FORMACION CAPACHO.

En la Depresión de Táchira-Tarra, por debajo de la Formación La Luna,


se presenta un intervalo de lutitas duras de color gris oscuro a negro, calizas duras de
colores claros, frecuentemente fosilíferas y ocasionales limolitas, que se conoce con el
nombre de Formación Capacho; tiene su localidad tipo cerca de la población de
Capacho, hoy Independencia, Estado Táchira. El nombre es uno de los más antiguos
en los anales de la geología de Venezuela y fué originalmente utilizado por SIEVERS
en 1888. La parte inferior de la unidad es de edad Cenomaniense, de forma que es
equivalente lateral en tiempo con la Formación La Luna de Perijá y la parte basal es
muy similar litológicamente a la Formación La Luna (Miembro La Grita); el nombre
Capacho se conserva por el caracter distintivo del intervalo lutítico intermedio y de las
calizas de colores claros en la parte superior. RENZ (1959) subdividió la Formación
Capacho en tres Miembros que de más antiguo a más joven denominó La Grita,
Seboruco y Guayacan. El Miembro Seboruco es eminentemente lutítico y en el
Miembro Guayacán se presentan calizas bioclásticas de colores claros, con una
extensión lateral notable.

FORMACION LA LUNA.
La Formación La Luna constituye la unidad litoestratigráfica más
característica del Cretácico de Venezuela Occidental, de modo similar a la Formación
Querecual en Venezuela Oriental. Consiste típicamente en calizas laminadas densas
de color gris oscuro a negro, carbonáceas a bituminosas, con espesores de pocos
centímetros y de arcillas, calcáreas o no, de color negro; como carácter notorio la
formación presenta concreciones elipsoidales y discoidales de caliza negra dura, cuyo
diámetro varía de pequeñas a casi un metro, y es bastante común la presencia de
ftanita negra.
El nombre de Calizas de La Luna fue aplicado por GARNER (1926) para
designar esta unidad litoestratigráfica, descrita posteriormente por HEDBERG y SASS
(1937) con rango de Formación, que todavía conserva en la nomenclatura
estratigráfica de Venezuela. La sección tipo se encuentra en la quebrada La Luna,
unos 16 Km al oeste-noroeste de la Villa del Rosario en la parte central norte del
Distrito Perijá, Estado Zulia; la base se encuentra en el tope de la última caliza del
Grupo Cogollo y el límite superior de la formación de la sección tipo, en la vecindad de
las emanaciones de petróleo activas que se encuentran unos 450 m al noroeste de la
casa del potrero del rancho La Luna, y es probablemente un contacto de falla.
SCHWEIGHAUSER Y BOOMER (1960) ilustraron el acceso a la localidad tipo y ROD
Y MAYNC (1954) mostraron una columna estratigráfica. El espesor de la unidad es
cercano a los 300 m.
La Formación La Luna se extiende sobre toda Venezuela Occidental con
una litología notablemente uniforme, aunque el contenido de CaCO 3 es mayor al norte
de la región andina. En Perijá y Lago de Maracaibo la litología es de colores negros y
ambientes euxínicos, en contraste con Táchira, donde se observan depósitos de
calizas claras, y con el piedemonte de Táchira hacia Barinas, donde la sedimentación
fue notablemente arenosa, justificándose en ambos casos la designación de unidades
litoestratigráficas diferentes. En Perijá los desarrollos más típicos de la
Formación La Luna muestran hiladas y bancos en general delgados, de caliza micrítica
laminada gris a negra, densa, dura, carbonácea y bituminosa, intercalada con lutitas
laminadas calcáreas, negras y ftanitas negras. Las concreciones elipsoidales de caliza
micrítica densa, generalmente fosilíferas o piríticas, son muy típicas en esta formación;
llegan a formar horizontes contínuos, alcanzan frecuentemente gran tamaño y
contienen macrofósiles perfectamente conservados. En la parte superior se encuentran
frecuentes intervalos de ftanitas negras con restos de peces. Las calizas de la
formación despiden fuerte olor a petróleo en fractura fresca y es frecuente encontrar
gotas de petróleo en los fósiles incorporados en las concreciones, especialmente hacia
la base de la unidad.
La Formación La Luna se sedimentó en un ambiente marino, bajo
condiciones de fondo euxínicas que inhibieron la vida bentónica. En este ambiente
reductor se preservó materia orgánica y se formó pirita durante las fases de
diagénesis.
La formación contiene abundantes fósiles planctónicos, en especial
Amonites sp. e Inoceramus sp. en las concreciones y foraminíferos en las lutitas y
calizas laminadas, que en conjunto permiten establecer un lapso de edad
Cenomaniense-Turoniense-Coniaciense. Estudios más detallados han permitido una
zonación más refinada.
En Táchira la Formación La Luna puede dividirse en dos intervalos
litológicos distintivos: el inferior suprayace a las calizas del Miembro Guayacán de la
Formación Capacho, presenta la litología típica de la Formación La Luna y no ha sido
definido con otro nombre estratigráfico; en cambio el intervalo superior, notablemente
diferente por el predominio de ftanita sobre otros tipos litológicos, constituye un
horizonte característico y cartografiable que ha sido definido con el nombre Miembro
Ftanita del Táchira. Esta subdivisión fué propuesta por RENZ (1959) y aplicada por
autores posteriores.
El intervalo inferior de la Formación La Luna en la Depresión de
Táchira-Tarra tiene la litología característica de esta formación tal y como fue definida
en Perijá, aunque abarca un lapso de edad más corto y más joven; se compone de
lutitas calcáreas grises a negras con intercalaciones de calizas criptocristalinas e
intervalos de ftanita calcárea. Las concreciones de caliza gris a negra son típicas de
este intervalo inferior.
CARMONA (1971) señala que las capas de fosforita están presentes en
la parte superior ftanítica de la Formación La Luna, probablemente en el Miembro
Ftanita del Táchira. Estudios realizados por FOSFASUROESTE en la zona de Monte
Fresco y áreas vecinas con la finalidad de explotar la roca fosfática han confirmado
que la la capa de interés económico denominada "Capa 2" se encuentra en el
Miembro Ftanita del Táchira y estratigraficamente a unos 15 metros por debajo del
contacto con el Miembro Tres Esquinas de la Formación Colón.
En Trujillo y Lara la Formación La Luna puede subdividirse en tres
miembros en base a un intervalo intermedio, margoso y lutítico, que no ha sido
reconocido en el área tipo de las colinas piemontinas de Perijá. Los nombres de estos
miembros son en orden ascendente La Aguada, Chejendé y Timbetes (RENZ, 1959).
El Miembro La Aguada, es fundamentalmente calizas laminares negras,
con intercalaciones de lutitas margosas y limolitas calcáreas, bien laminadas, con
concreciones calcáreas elipsoidales, con escasos fósiles.
El Miembro Chejendé está formado predominantemente por lutitas
silíceas, bien estratificadas, gris oscuro a negra, con impresiones de amonites e
inoceramus; con calizas negras lenticulares, fosilíferas, hacia la parte media del
miembro.
El Miembro Timbetes es muy semejante al Miembro La Aguada, pero
con capas de chert intercaladas, con abundantes amonites e inoceramus.
En toda la Formación las capas tienen buena laminación y estratificación
delgada. La edad asignada a la Formación La Luna va del Cenomaniense al
Conaciense.
FORMACION ESCANDALOSA

El nombre Formación Escandalosa fue introducido por RENZ (1959) para


una unidad litológica que consiste principalmente en areniscas glauconíticas de grano
fino. La sección tipo de esta formación está situada en la quebrada Escandalosa,
tributaria del río Doradas, en Táchira suroccidental. En la sección tipo comienza con
lutitas y continúa con una arenisca cuarzosa maciza con abundante glauconita,
ligeramente calcárea, de grano fino a mediano y color marrón claro a verdoso. A través
de la sección se observan vetas delgadas e intercalaciones de lutita negra más
calcárea, a veces limolítica, hasta finamente arenosa y micácea. En el tope se incluye
un intervalo de caliza del tipo Guayacán.
El tope de la Formación Escandalosa se define por una caliza cristalina
grisácea, fosilífera y arenosa, interestratificada con areniscas de grano fino, calcáreas
y glauconíticas, limolitas y lutitas arenosas. Este nivel corresponde al Miembro " O"
de la Formación Fortuna en el subsuelo de Barinas; se corre laciona con el Miembro
Infante de la Formación Tigre en el subsuelo de Guárico y con el Miembro Guayacán
de la Formación Capacho en los contrafuertes de Táchira. A través del subsuelo de la
cuenca el espesor de la Formación Escandalosa varía entre 55 y 362 m; en la zona
productora de petróleo el espesor promedio es de 134 m y en la sección tipo el
espesor es de 300 m. En líneas generales el espesor aumenta gradualmente al
suroeste, desde las proximidades del Arco de El Baúl hacia el surco de Uribante.

FORMACION NAVAY.

Dado que la diferenciación en dos unidades, La Morita y Quevedo,


propuesta por KISER (1961)es muy dificil de aplicar en el campo, GARCIA J. et al.
(1980) utilizan el término de Formación Navay para incluir en ella estas dos unidades,
además de la Formación "Burgüita" definida en el subsuelo.
La Formación Navay se inicia como limolitas y lutitas arcillosas,
finamente laminadas con muy pocos niveles arenáceos, de una coloración gris claro a
gris amarillento. Esta secuencia al igual que la mayor parte de la unidad es muy
caolinítica; localmente las lutitas son calcáreas y presentan nódulos fosfáticos. La
secuencia prosigue con niveles limolíticos, areniscas de grano fino e intercalaciones
ftaníticas, de coloración clara. La parte superior está formada por lutitas blancas
laminadas, areniscas caoliníticas grises y arcilitas con un elevado porcentaje de
caolinita color blanco lechozo y con fractura concoidea.
En la Formación Navay se encuentran los yacimientos de areniscas
fosfáticas, principalmente el denominado Los Monos entre las poblaciones de Abejales
y San Joaquín de Navay. Los horizontes fosfáticos que se encuentran localizados en la
parte más superior de la formación, pueden tener entre 20 y 40 metros de espesor,
donde la mayor concentración de P2O5 se encuentra en la denominada Capa B, con
un espesor promedio entre 3 y 6 metros.
En la parte superior de la formación se han encontrado abundantes
restos de crustáceos, amonites indeterminables, gastrópodos, bivalvos, braquiópodos
inarticulados y abundantes restos de peces. El análisis paleológico de esta fauna
sugiere que esta unidad superior se depositó a lo largo de una costa con numerosas
desembocaduras de ríos que forman estuarios en la boca de los mismos y en áreas
contiguas; por lo tanto el ambiente fué de aguas muy someras, salobres y bien
oxigenadas. La edad va desde el Coniaciense al Campaniense.

CAMPANIENSE - MAESTRICHTIENSE.

Después del largo período de máxima transgresión marina sobre todo el


territorio de Venezuela representado por la Formación La Luna y sus equivalentes en
tiempo, se produce un período de sedimentación condensada, probablemente de
ausencia de sedimentación y de difícil interpretación por la escasez de datos de campo
ocasionada por erosión parcial parcial o total en algunos lugares. El intervalo litológico
que representa este período crucial al final de la sedimentación de la Formación La
Luna es el Miembro Tres Esquinas de la Formación Colón, el cual se atri buye a un
lapso no bien definido dentro del Campaniense que puede coincidir con un impulso
inicial de la Orogénesis del final del Cretácico. Sobre este intervalo, muy delgado por
cierto, se acumulan en Perijá las calizas del Miembro Socuy.
A este período de sedimentación condensada sigue en el Maestrichtiense
la extensa sedimentación clástica del enorme volumen de arcillas de la Formación
Colón, la cual es seguida en algunas regiones por un mayor aporte clástico, con
areniscas que llegan a formar el 35% de las areniscas de la Formación Mito Juan.
FORMACION COLON

El nombre de Formación Colón se deriva de dos nombres geográficos, el


Distrito Colón, Estado Zulia y la Ciudad de Colón, Estado Táchira, como localidad de
referencia designada por HEDBERG Y SASS (1937) en el río Lobaterita al norte de
dicha ciudad. Generalmente, al efectuar estudios regionales, es dificil separar la
Formación Colón de la Formación Mito Juan suprayacente y numerosos trabajos se
refieren al binomio Colón-Mito Juan.
La Formación Colón se caracteriza por lutitas microfosilíferas gris oscuro
a negras, macizas, piríticas y ocasionalmente micáceas o glauconíticas, con margas y
capas de caliza subordinada. La Formación Colón se extiende sobre todo el occi dente
de Venezuela, con su litología característica de lutitas negras; en la base de la
formación se presenta persistentemente un intervalo de areniscas glauconíticas y
fosfáticas con restos de peces y ocasionales restos de plantas; este intervalo, de muy
poco espesor, se ha llamado Miembro Tres Esquinas y se interpreta como un intervalo
de sedimentación muy reducida.
Las arcillas laminadas de la Formación Colón están parcialmente
caracterizadas por la abundancia de pequeños foraminíferos bentónicos y en algunos
horizontes se encuentran restos fósiles de moluscos; SUTTON (1946) proporciona una
extensa lista de foraminíferos planctónicos y bentónicos. La edad de la Formación
Colón fué establecida por CUSHMAN Y HEDBERG (1941) como Cretácico Superior,
Campaniense a Maestrichtiense inferior.
Esta edad coincide con la determinada por SELLIER DE CIVRIEUX
(1952) para la Formación Colón en Perijá.
La parte superior de la Formación Colón pasa transicionalmente hacia
arriba a la facies más arenosa de la Formación Mito Juan, que puede ser difícil de
reconocer en muchos lugares.
La secuencia de lutitas negras laminares de la Formación Colón que
suprayacen el intervalo basal, Miembro Tres Esquinas, tiene un espesor de unos 900
m en la localidad tipo; en el subsuelo se perforan unos 900 m de "lutitas cretácicas"
que corresponden al binomio Colón-Mito Juan.
En la región de Perijá y subsuelo del Lago de Maracaibo en la base de la
Formación Colón se encuentra un intervalo de calizas que constituyen un horizonte de
caracter regional el cual se ha denominado Miembro Socuy de la Formación Colón.
SELLIER DE CIVRIEUX (1952) designó una sección tipo en el río Socuy e ilus tró su
ubicación y litología. El Miembro Socuy suprayace al Miembro Tres Esquinas. Consta
de 40 m de caliza margosa de colores claros con intercalaciones muy escasas de
lutitas.
En los Estados Trujillo y Lara, hacia el tercio central de la Formación
Colón aparece un intervalo arenoso denominado Miembro Cujisal por RENZ(1959). La
sección tipo está un kilómetro al noreste del caserío Cujisal, en las cabeceras de un
pequeño tributario de la Quebrada El Vino. El miembro consiste en areniscas
arcósicas, macizas, de color marrón claro; contiene pequeñas cantidades de
fragmentos de roca no identificadas y glauconita. En la sección tipo tiene 25 m de
espesor que aumenta gradualmente hacia el sur y alcanza 120 m entre Humocaro Alto
y Humocaro Bajo, lo cual según RENZ, indica que la arena ha sido transportada
desde el sur - Escudo de Guayana - hacia el noroeste. Los contactos con las lutitas de
Colón son bien definidos.

EL CRETACICO EN VENEZUELA ORIENTAL

CRETACICO INFERIOR

La transgresión marina que se produce durante el Cretácico Inferior en


Venezuela Oriental procede desde un solo frente ubicado al norte de la Serranía del
Interior. El mar avanza contra el borde del Cratón de Guayana, desarrollando
ambientes nerítico-costeros y litorales y la sedimentación está controlada por avances
y retiradas del mar a consecuencia de movimientos verticales del cratón. Las facies
que resultan son predominantemente areniscas, tanto en la parte inferior como en la
parte superior de la columna sedimentaria, aunque existe desarrollos locales de
calizas.

BARREMIENSE APTIENSE

GRUPO SUCRE

El nombre Grupo Sucre fué introducido por HEDBERG (1950) para


abarcar a las formaciones no metamorfizadas del Cretácico inferior, infrayacentes al
Grupo Guayuta y representa la transgresión sobre el borde septentrional del Macizo de
Guayana. La transgresión es progresiva hacia el sur, pero presenta oscilaciones en
forma de transgresiones y regresiones parciales a diversos niveles. Todas las
formaciones del Grupo Sucre muestran abundancia de clásticos, más gruesos hacia el
sur y más finos hacia el norte, indicando mayor influencia terrestre al avanzar sobre el
borde del cratón de Guayana, con notable alternancia y repetición de ambientes
sucesivamente paludales, de agua salobre y marino poco profundo y repetición de las
condiciones ecológicas.
El Grupo Sucre aflora en la Serranía del Interior de Anzóategui, Monagas
y Sucre, pudiendo subdividirse en dos formaciones: Barranquin y El Cantil. En el flanco
norte se observa mayor influencia marina, sobre todo en los sedimentos estratigrá -
ficamente más altos y el grupo puede dividirse en tres formaciones: Barranquin,
Borracha y Chimana. Las dos últimas están representadas por la Formación El Cantil
en el flanco sur de la Serranía del Interior.
APTIENSE-ALBIENSE

A continuación de los ambientes de la Formación Barranquín y en forma


diacrónica las condiciones ambientales se tornan más marinas, con desarrollo de
calizas bioclásticas y facies asociadas; las formaciones que tipifican estos ambientes
son la Formación Borracha en el flanco norte, con facies arrecifales y la Formación El
Cantil en el flanco sur, caracterizada por intercalaciones de calizas y areniscas; el
Miembro García es un intervalo lutítico en la parte inferior de ambas formaciones.
Sobre las facies de calizas bioclásticas de colores claros, se acumula la
Formación Chimana en forma de cuña transgresiva, marcando un avance pronunciado
del mar. En el subsuelo hacia el sur se producen condiciones marginales, con
ambientes continentales descritos en la Formación Canoa.

CENOMANIENSE A CAMPANIENSE

La sedimentación que se inicia en el Cenomaniense marca un notable


avance marino en Venezuela Oriental, comparable al ocurrido en Venezuela
Occidental; de hecho, ambas regiones estuvieron cubiertas por aguas marinas y
comunicadas entre sí durante el período de máxima transgresión. La unidad litológica
que caracteriza a este lapso de sedimentación tranquila es el Grupo Guayuta. Las
condiciones ambientales iniciales fueron euxínicas con facies reductoras, en un fondo
marino donde se acumularon las calizas laminares ricas en materia orgánica que
caracterizan a la Formación Querecual. Durante el Santoniense las condiciones se
tornan más oxigenadas y hubo algún aporte clástico, así como de la sílice biogénica
que caracteriza a la sedimentación de la Formación San Antonio. Hacia el sur, en
dirección al Cratón de Guayana, las condiciones fueron marinas, pero en facies
nerítico-costeras tipificadas por la Formación Tigre del Grupo Temblador.

CAMPANIENSE-MAESTRICHTIENSE

Después del período de máxima transgresión marina sobre todo el


territorio de Venezuela representado en Venezuela Oriental por el Grupo Guayuta y
sus equivalentes, a consecuencia de un impulso inicial de la Orogénesis del Cretácico
Superior se produce un renovado aporte de arenas provenientes del Cratón de
Guayana. Tales arenas caracterizan a la Formación San Juan y se acumularon en
Forma de cuña que avanzaba hacia el norte recubriendo a la Formación San Antonio
en forma diacrónica, que puede estar ausente por acuñamiento hacia el norte. En esta
región de Venezuela oriental no se observa el hiatus durante el Campaniense
estudiado en algunos lugares de Venezuela Occidental y la manifestación del impulso
orogénico es el aporte de arenas y el levantamiento del borde del cratón.
Sobre la Formación San Juan y en forma igualmente diacrónica se
sedimentan las lutitas de cuenca de la Formación Vidoño, que comienzan a
acumularse en el Maestrichtiense medio dependiendo de la presencia de las areniscas
de San Juan y continúa ininterrunpidamente hasta el Terciario Inferior.

LA TRANSICION DEL MESOZOICO AL CENOZOICO

El final del Cretácico está caracterizado, en grandes extensiones de


Venezuela, por un período de orogénesis que puede correlacionarse con la
Orogénesis Laramidiana de los Estados Unidos y constituye el último evento
tecto-termal importante conocido en Venezuela. Sus efectos más notables se
encuentran en las rocas metamórficas de la Cordillera del Caribe, en las cuales al
metamorfismo regional se añade la intrusión de magmas graníticos.
GONZALEZ DE JUANA Y VIGNALI (1972) postulan que el metamorfismo
regional de los macizos de la Isla de Margarita tuvo lugar durante el Campaniense y
Maestrichtiense. La edad radiométrica de las trondhjemitas de Matasiete (71 " 5 m.a.
K/Ar, OLMETA 1968) y otras edades isotópicas determinadas en rocas graníticas como
Guaremal, 79 " 5 m.a. Rb/Sr (MORGAN, 1969), las dioritas de La Sabana (" 72 m.a.
K/Ar), etc. indican la ocurrencia de un evento termal durante el Cretácico Superior. La
deformación intensa observada por LOCKWOOD (1965) en la Serranía de Jarara,
península de la Goajira, responde a una edad similar. MARTIN B. (1968) concluye que
con el emplazamiento de rocas graníticas cesó el efecto termal y la deformación mayor
en la Cordillera del Caribe, pero que los efectos de tectonismo por gravedad, epirogé -
nesis y sobrecorrimientos alcanzaron gran intensidad durante el Terciario; dicho de
otra manera, a la culminación del período tectónico cretácico siguió un largo período
de inestabilidad en el Terciario Inferior, durante el cual se registran efusiones lávicas
sin metamorfismo regional al comienzo del Paleoceno, como sucede en Los Frailes
con edad de " 68 m.a. K/Ar (SANTAMARIA, 1972).
Los efectos de esta orogénesis no se manifiestan de igual manera en
todo el país; más bien se centran en la Provincia Geosinclinal y afectan en escala
mucho menor a las regiones más estables; por ello se puede admitir que en algunas
zonas el inicio de la sedimentación terciaria aparezca como transicional sobre el
Cretácico.
Al comienzo del Paleoceno una elevación generalizada del borde
septentrional del Cratón de Guayana ocasiona una retirada extensa de los mares hacia
el norte, por lo cual grandes zonas de Venezuela no presentan sedimentación del
Paleoceno ni del Eoceno inferior; tal sucede en prácticamente toda la Cuenca de
Barinas, el Arco de Mérida, ambos flancos del Arco de El Baúl y en las zonas
meridionales de los llanos de Guárico, Anzoátegui y Monagas, así como en la parte
meridional del Territorio Delta Amacuro.
Al norte de Venezuela se conocen igualmente áreas donde no se han
encontrado sedimentos Paleocenos ni del Eoceno inferior, como son las penínsulas de
la Goajira y Paraguaná y las Antillas Holandesas.
Lo anterior, unido a la distribución de mares y tierras, indica que la
extensísima cuenca cretácica de Norte y Sur America fue subdividida en el Terciario en
una serie de cuencas limitadas y locales.

CUADROS

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