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TULIA - NORELA

“SUS VIDA SON COMO LA DEL


CÁNTARO; SIEMPRE ESTÁN
COMUNICANDO VIDA”

“ROMPE EL CÁNTARO, PUES


ERES AGUA, NO CÁNTARO.
VE MÁS ALLÁ DE TI MISMA,
PUES, ERES MAR, NO RÍO”.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS¡
Noviembre 3 – noviembre 14 2018.

“EL CÁNTARO DE AGUA”


Fatigado y sediento caminaba Jesús atravesando, en
pleno mediodía, los estériles campos de Samaria.
Con ávidos ojos buscaba un arroyo donde calmar su
sed. Cerca de un pozo vio a una samaritana que
llenaba su cántaro.
Hija de Samaria, tengo sed, dame de beber.
Pero, un judío, replicó ella, ¿Beberá el agua que le dé
una samaritana?
Dame de beber, repitió Jesús; después, levantando
su mano y haciendo en el aire un misterioso trazo,
agregó: A ti y a tu cántaro los bendigo.
¿Qué virtud adquirirá mi cántaro con tu bendición?,
dijo ella con entonación irónica.
Derrama su agua y lo verás.
La samaritana volcó el cántaro y se percató que el
agua no dejaba de escurrir nunca.
Y ahora ¿Qué debo hacer? Preguntó sorprendida.
Ve, le dijo Jesús, por todos los caminos y da de beber
tu agua, a los judíos, los que la beban cambiarán en
amor infinito su odio implacable por los samaritanos.
Y la joven obedeció. Todos los que bebían de aquella
agua amaban a los hijos de Samaria, hasta los
mismos escribas y fariseos.
Sorprendida la samaritana buscó a Jesús y le
preguntó: Señor, ¿Qué agua milagrosa has puesto en
mi cántaro?
Es… le contestó el Nazareno, el agua de la fraternidad,
cuando la beban todos los hombres, se unirán en
estrecho abrazo los más diferentes pueblos y las más
distintas razas. Te encargo con tu cántaro para que
sigas comunicando vida a los demás.
CANTO: GIRA QUE GIRA…
RECUERDA: TU VIDA INTERIOR TE DA LAS FUERZAS QUE
NECESITAS PARA CONVERTIR TU VIDA EN UNA VASIJA
ÚTIL, GRATA A LOS OJOS DEL ALFARERO Y GRATAS A LOS
OJOS DE LOS QUE LA UTILIZAN. ASÍ ES, ESTAMOS
LLAMADOS A QUE A TRAVÉS DE NOSOTROS SE HAGA EL
BIEN, SE VIVA EN LA VERDAD Y SE TRASMITA EL AMOR,
HOY ES TU OPORTUNIDAD. POR ESO, NO NOS
DESANIMEMOS: PUES AUNQUE POR FUERA NOS VAMOS
DETERIORANDO, POR DENTRO NOS RENOVAMOS DÍA A
DÍA
(2 CORINTIOS 4:16)

ANT: “SACAREIS AGUAS CON GOZO DE LAS


FUENTES DE LA SALVACIÓN”.

Cada mañana al me torna cada día


despertar, más capaz de construir la
con mi cántaro en el paz
hombro, y un mundo más humano
Voy cantando hacia tu y de ir indicando el
Pozo camino
y Tú, Señor, me dices: de tu Fuente a muchos de
“Sacareis aguas con mis hermanos.
gozo
de las fuentes de la En tu contemplación
salvación. disfruto,
mi amado Jesús, de tu
Tú, Jesús, eres el agua cercanía,
viva y crece mi identidad de
que enriquece mi pobre misionera,
vida. Imitando a tu Madre, la
En Ti encuentro la Virgen María.
sabiduría
para vivir con alegría. Contigo, Madre,
Si me sacio de la Fuente, Queremos recorrer
que es tu Corazón el camino que nos lleva
traspasado, a celebrar el don de tu
puedo aceptar sonriente agua viva,
mi presente y mi pasado. Bendícenos y llena
nuestro cántaro con tu
Amado Jesús; tu agua agua.
viva,
que es el Espíritu Santo,
ANT:
“Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice:
dame de beber…” “quizá tú le habrías rogado a él, y él te
habría dado agua viva”.

La maravilla de la oración se revela junto al pozo donde


vamos a buscar nuestra agua: allí Cristo va al encuentro
de todo ser humano, es el primero en buscarnos y pedirnos
de beber.

Jesús tiene sed; su petición llega desde las profundidades


de Dios que nos desea.
La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de
Dios con la sed del hombre.
'Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él”.

“Señor, dame de esa agua para que no sienta más sed...”


Nuestra petición es, en verdad, una respuesta a la queja
divina: “Me han abandonado a mí, manantial de aguas
vivas, para excavarse cisternas, cisternas agrietadas que
no pueden retener el agua”- (Jer 2,13).

Nuestra petición es respuesta de fe a la promesa gratuita


de salvación.
“Sacaréis con regocijo el agua de las fuentes de salvación,
y diréis en aquel día: Alabad a Yahvé, invocad su nombre;
pregonad sus obras entre los pueblos, proclamad que es
excelso su Nombre” - (Is 12,3-4).

“Oídme los que seguís la justicia y buscáis a Yahvé.


Mirad la roca de la cual habéis sido cortados, el profundo
manantial de donde habéis sido sacados”- (Is 51,1).
Nuestra petición es el amor con que respondemos a la sed
del Redentor.

En el Antiguo Testamento se relata la historia de Agar,


sierva de Abraham, quien anduvo errante por el desierto
con su hijo, y llevando sólo un cántaro de agua. Cuando le
faltó agua, la afligida madre dejó al muchacho debajo de
un arbusto, pensando que moriría. Y el relato sigue
diciendo que Dios le abrió los ojos a Agar y vio una fuente
de agua. Entonces llenó el cántaro de agua y dio de beber
al muchacho Génesis 21, 9-21.

En el Nuevo Testamento está la historia de la mujer junto


al pozo de Sicar. Había venido a sacar agua para su uso
diario. Pero allí encontró al Maestro y recibió el agua de
vida, que sólo Él puede dar. Así que dejó su cántaro y
regresó llevando en su interior una fuente de agua viva
Juan 4, 1-30.}
https://www.youtube.com/watch?v=jGNPbXYyVvo
ORACIÓN FINAL
Señor, Tú me sondeas y me conoces.
Sabes que mi corazón anda siempre inquieto, ansioso,
anhelante...
Tengo muchas cosas, no carezco de nada.
Pero “los dioses y señores de la tierra” no me satisfacen.
El cántaro que lleno con mis obras y mis ajetreos
cotidianos
se me vuelve cada día más incapaz de saciar mi sed de
vida plena.
Recorro calles y plazas, con mi cántaro en las manos.-
No me bastan las aguas turbias y efímeras que soy capaz
de retener en él.
Como busca la cierva corrientes de agua, así te busco yo,
Dios mío.
Como tierra reseca, agostada, sin agua, mi alma tiene
sed de ti,
y espera, resistente, que tu lluvia me empape y convierta
mi desierto en vergel,
que tu torrente me inunde y de mi seno corran ríos de
agua viva.
Que tu misericordia no retarde tu Promesa, Señor, que
nuestro deseo la atraiga;
que mi vida rendida a tu Espíritu consienta en mí la
misma transformación
que obró en la samaritana; que, dejando por fin mi
cántaro, me convierta en tu discípula y vaya a comunicar
la buena noticia a mis hermanos. AMÉN

DEJÉ MI CÁNTARO Y CORRIENDO, FUI A


ANUNCIARTE
Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al
pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaria
a sacar agua, y Jesús le dice: “Dame de beber.” Juan 4,
42.
No te importa estar cansado de ir de pueblo en pueblo:
Jericó, Jerusalén, Judea, Galilea…”Era necesario que
pasaras por samaria.” Para hacerte hoy el encontradizo
conmigo. Llego con mucha sed, traigo mi cántaro vacío por
eso voy con prisa a sacar agua. Estoy entretenida en mis
pensamientos y no me doy cuenta de que estás ahí,
sentado junto al pozo. Quieres llamar mi atención: “Dame
de beber.” Y entonces te veo y entablo una conversación
contigo, extrañada de que alguien que no había visto
nunca antes necesite mi ayuda.
En cuanto empezamos a hablar comienzo a sentirte
familiar, muy cercano, como si de algún modo me
conocieras…de toda la vida, como si no te extrañara nada
de lo que soy, ni de lo que he hecho.
Me hablas de un agua que no se acaba, y aunque no te
entiendo muy bien, sé y estoy convencida de que es eso
lo que quiero.
Entonces, algo en mí se alegra y brota como esa fuente de
la que me hablas y dejo mi cántaro vació en el pozo, y voy
corriendo a contarles a todos lo que se están perdiendo.
Me creen al ver que ya no cargo con mi cántaro, que no
necesito ir al pozo donde iba antes, que algo mucho más
valioso ha saciado mi sed para siempre.

DEL PROFETA JEREMÍAS


Aquí viene una palabra que Yahvé dirigió a Jeremías:
Levántate y baja a la casa del que trabaja la greda; allí te
haré oír mis palabras. Bajé, pues, donde el alfarero que
estaba haciendo un trabajo al torno. Pero el cántaro que
estaba haciendo le salió mal, mientras amoldaba la
greda. Lo volvió entonces a empezar, transformándolo en
otro cántaro a su gusto. Yahvé, entonces, me dirigió esta
palabra: Yo puedo hacer lo mismo contigo, pueblo de
Israel; como el barro en la mano del alfarero, así eres tú
en mi mano." PALABRA DE DIOS
EL ALFARERO Sabes que te necesito, y
Como un ánfora de barro llegas sin que te llame.
mi corazón Permíteme acompañarte
se llena cada día de Ti. en el camino.
Cada día que pasa más Tú conoces y sabes lo
y más Tú te adueñas que quiero,
de mi frágil vasija Lo mismo mis proyectos
dándome desde adentro que mis debilidades.
tu luminosa altura.
No puedo ocultarte nada
Mi voz tan quebradiza Jesús.
atalaya la tuya. Quisiera dejar de pensar
Estoy marcado en medio en mí,
del alma por tus manos, Y dedicarte todo mi
Alfarero tan íntimo, tiempo.
arcilla de los arroyos, Quisiera entregarme por
que me salpican siempre entero a ti.
melodiosos cantares. Quisiera seguirte a donde
quiera
Eres el amigo que se que vayas.
encuentra sin esperarlo. Pero ni esto me atrevo a
No esperaba conocerte decirte, porque soy débil.
tan de cerca. Esto lo sabes mejor que
Pero llegaste, como a la yo.
samaritana, Sabes de qué barro estoy
Y me has dicho: “dame hecha.
de beber “. Tan frágil e inconstante.
Como a Zaqueo, elevaste
los ojos, Por eso mismo te
Y me dijiste: “baja que necesito aún más,
quiero hospedarme en tu Para que tú me guíes sin
casa “. cesar,
Para que seas mi apoyo
mi descanso.
¡Gracias por tu amistad,
Jesús
DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN.

"Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de


los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más
que Juan - .aunque no era Jesús mismo el que bautizaba,
sino sus discípulos -, .abandonó Judea y volvió a Galilea.
Tenía que pasar por Samaria. Llega, pues, a una ciudad
de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob
dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús,
como se había fatigado del camino, estaba sentado junto
al pozo. Era alrededor de la hora sexta. 7Llega una mujer
de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.»
Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar
comida. Le dice a la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo
judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer
samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los
samaritanos.) .Jesús le respondió: Si conocieras el don de
Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le
habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva. Le dice
la mujer: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es
hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? Es que tú
eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y
de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? Jesús le
respondió: Todo el que beba de esta agua, volverá a tener
sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed
jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en
fuente de agua que brota para vida eterna. Le dice la
mujer: Señor, dame de esa agua, para que no tenga más
sed y no tenga que venir aquí a sacarla. Él le dice: Vete,
llama a tu marido y vuelve acá. Respondió la mujer: No
tengo marido. Jesús le dice: Bien has dicho que no tienes
marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora
tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad. Le
dice la mujer: Señor, veo que eres un profeta. Nuestros
padres adoraron en este monte y vosotros decís que en
Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dice:
Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte,
ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que
no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos,
porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora
(ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos
adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así
quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es
espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y
verdad. .Le dice la mujer: Sé que va a venir el Mesías, el
llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo Jesús
le dice: Yo soy, el que te está hablando. En esto llegaron
sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una
mujer. Pero nadie le dijo: ¿Qué quieres? O ¿Qué hablas
con ella? La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad
y dijo a la gente: Venid a ver a un hombre que me ha dicho
todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo? Salieron de la
ciudad e iban donde él. Entretanto, los discípulos le
insistían diciendo: Rabbí, come. Pero él les dijo: Yo tengo
para comer un alimento que vosotros no sabéis. Los
discípulos se decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien
de comer? .Les dice Jesús: Mi alimento es hacer la
voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.

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