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HORA SANTA

MARÍA MADRE Y MODELO DE TODA VOCACIÓN.


MONITOR:
Estimados hermanos, confrontemos nuestra vida, nuestra realidad, con la luz que brota del
vientre de María: Jesús. Dejemos que Dios nos abrase, que Cristo se siente junto a nosotros.
Recibimos a nuestro vencedor de la muerte, recibamos al amor de los amores, Cristo nuestro
Señor Sacramentado. (Exposición del Santísimo)

Canto: Gloria.
DIRIGENTE.- Señor Jesús, deseosos de ti estamos, por eso de rodillas te contemplamos,
adoramos y amamos. Míranos Señor, aquí estamos dispuestos a adorarte, dispuestos a
escuchar tu voz.

Creemos firmemente en ti Señor, esperamos solo en ti y te amamos con todo nuestro ser.
Padre Nuestro, Dios te Salve, Gloria…

Todos:
Hoy, Señor, me presento ante ti, con todo lo que soy y lo que tengo. Acudo a ti como
persona sedienta, necesitada porque sé que en ti encontraré respuesta.

Deseo ponerme ante ti con un corazón abierto como el de María, con los ojos fijos en ti
esperando que me dirijas tu Palabra.
Como Abraham, con el corazón lleno de tu esperanza, poniendo mi vida en tus manos.
Como Samuel, con los oídos y el corazón dispuestos a escuchar tu voluntad.

Aquí me tienes, Señor, con un deseo profundo de conocer tus designios. Quisiera tener la
seguridad de saber lo que me pides para mi vida.

Quiero saber con certeza el camino que tengo que seguir. Quiero entrar dentro de mí
mismo y encontrar la fuerza para darte una respuesta sin excusas, sin pretextos.
Quiero perder tantos miedos que me impiden ver claro el proyecto de vida que puedas
tener sobre mí. ¿Qué quieres de mí, Señor? ¡Respóndeme! ¿Quieres que sea un discípulo
tuyo para anunciarte en medio de este mundo? Señor, ¿qué esperas de mí? ¿por qué yo y
no otro?
¿Cómo tener la seguridad de que es este mi camino y no otro?

En medio de este enjambre de dudas quiero que sepas, Señor, que haré lo que me pidas. Si
me quieres para anunciar tu Reino, cuenta conmigo, Señor. Si necesitas mi colaboración
para llevar a todas las personas con las que me encuentre hacia ti, cuenta conmigo, Señor.
Si me llamas a ser testigo tuyo de una forma más radical con una vocación específica en
medio de los hombres, cuenta conmigo, Señor. Y si estás con deseos de dirigir tu Palabra a
mis oídos y a mi corazón, habla, Señor, que tu siervo escucha. Amén.

DIRIGENTE: Dios, grande y misericordioso, en tus misteriosos proyectos has establecido


asumir nuestro rostro humano. Y el rostro del hombre ha llegado a ser el rostro de Dios.
¡Santa imagen de Cristo Jesús, dulce rostro del Salvador! Rostro de hombre y rostro de Dios,
mirada penetrante que perdona, da seguridad, consuela. Jesús, verdadero rostro del Padre,
imagen auténtica de hombre, rostro en el que leemos nuestra historia de ayer, de hoy, de
mañana. Buscamos tu rostro, Señor Jesús. Tú que eres Dios y vives entre nosotros para
siempre.

Canto: Dios está Aquí.


DIRIGENTE: Cada uno de manera personal y en silencio se pone en las manos de nuestro
amigo Jesús. En un espacio de silencio hablamos con él. (Música de fondo.)

LECTOR: De los Hechos de los Apóstoles 1, 9-14.


María es una mujer resucitada, una mujer que supo asumir el dolor de ver a su hijo morir en
la cruz. María no pierde la paz, ni la esperanza. Sabe entender a Dios, sabe asumir el plan de
salvación desde su inicio hasta su fin.
Necesitamos jóvenes que sean portadores de la esperanza, en la que nuestra sociedad vea
vida y futuro, nos hace falta el carisma de vivir para Dios.

Esto significa una actitud habitual en María. Jesús le llenaba por completo. Miraba
continuamente a Jesús. Lo observaba, le escuchaba, y todo lo que veía en Él o le oía decir se
convertía para Ella en materia de meditación, de coloquio maternal, una madre confiada y
respetuosa con su hijo.

DIRIGENTE: Si el texto nos presenta a María llena del pensamiento de Jesucristo, quiere
decir que su Corazón no tenía dentro más que a Jesús y que Jesús la llenaba del todo. Pensaba
en Jesús. Miraba a Jesús. Amaba a Jesús. Actuaba como Jesús...

Es imposible imaginarse a María sin pensar en Jesús ni por un momento, lo mismo en


Nazaret, que en los caminos de Galilea, colgado en la cruz o subido al Cielo. Jesús estaba
siempre metido en el Corazón de María, su Madre...

Asumamos los valores de María, vayamos al encuentro de nuestros hermanos, seamos


portadores de buenas noticias, que la paz de Dios impere en nuestras vidas.

Canto a María
DIRIGENTE: Hablo con Jesús con el Salmo del discípulo que quiere anunciar a Dios

Aquí estamos, Señor, como tus discípulos en Galilea.


Aquí estamos, Señor, respondiendo a tu llamada.
Aquí estamos, Señor, porque nuestro gozo eres tú.
Aquí estamos, Señor, queremos ser anunciadores de tu Reino.
Aquí estamos, Señor, con la confianza puesta en ti.
Como los discípulos en Galilea... nuestro deseo es salir a tu encuentro, porque en medio de
nuestra vida tú ocupas siempre un lugar importante.
Tú eres nuestro gozo, porque te hemos visto, sentido y descubierto.
Tú eres nuestro gozo, porque eres la perla preciosa, el tesoro escondido.
Tú eres nuestro gozo, porque toda nuestra vida tiene sentido desde tu presencia.

Queremos ser anunciadores de tu Reino... porque te hemos sentido cerca; porque ahora
sabemos qué es lo bueno, lo perfecto; porque cuando algo tan grande como tú se descubre,
ya no es posible guardar silencio.
Por eso acudimos a ti, porque si nos falta valentía, tú nos darás coraje; porque si nos falta fe,
tú nos la aumentarás; porque si nos falta el ánimo, tú nos darás la paciencia; porque contigo,
Señor, cualquier cosa es posible.
Aquí estamos, Señor, porque eres nuestro Dios.
Aquí estamos, Señor, porque nos has mirado.
Aquí estamos, Señor, con nosotros puedes contar.
Aquí estamos, Señor, para decirte con el corazón
Que nos ayudes en ésta, nuestra misión.

Aquí estamos, porque sabemos que nos necesitas, y te ofrecemos lo mejor que tenemos,
nuestra propia vida, para que sea instrumento al servicio de tu Reino.
Con la confianza puesta en ti... Sabemos que no debemos poner toda la confianza en nuestras
propias fuerzas, sino en las tuyas.
Canto vocacional

DIRIGENTE: Señor Jesús, que en el Corazón de María nos diste el Corazón maternal más
amante y hermoso. En él nos encerramos como te encerraste Tú, para salir de él convertidos,
conforme al designio divino, en hijos de Dios santos, inmaculados, amantes, imágenes
perfectas de tu Corazón Divino.

Madre María, cuyo Corazón Inmaculado amó a Jesús como no pudo amarlo ningún otro
corazón. Enciéndenos en el amor a tu Hijo Jesús. Que sea Él nuestra única ilusión, la meta
de todas nuestras aspiraciones y el premio más grande de nuestra vida cristiana.
PRECES
El Dios que es Amor nos ha dado en Jesucristo y en María los Corazones más bellos y más
amantes. Nosotros le aclamamos:
Haz, Señor, que el mundo entero arda en el amor divino.

+Señor Jesucristo, el manso y humilde de Corazón, haz nuestros corazones en todo


semejantes al tuyo.

+Señor Jesucristo, que en la Cruz nos encomendaste a tu Madre y nos encerraste en su


Corazón Inmaculado, haz que en ese Corazón materno encontremos la salvación que nos
mereciste con tu pasión y muerte redentora.

+Señor Jesucristo, que quieres para todos los hombres tus hermanos la paz, el bienestar y el
respeto a sus personas; no permitas que en el mundo reinen la pobreza injusta, la violencia,
los odios y el desamor.

+Señor Jesucristo, que en el Cielo nos esperas con ilusión a todos; abre las puertas de la gloria
a nuestros hermanos difuntos.
Y con las mismas palabras de nuestro maestro agradecemos al Padre diciendo:

PADRE NUESTRO.
Señor Sacramentado, Tú nos das en la fe de María el modelo acabado para responder a tu
llamada. En nuestro corazón quieres encontrar el amor, la pureza, la humildad y la entrega
del Corazón de tu Madre. Conforma nuestro corazón con el suyo, para que halles en nosotros
una respuesta a tu invitación. Tú que vives y reina por los siglos de los siglos.

Reserva del santísimo

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