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Cuerpos territorializados desde la experiencia danzante

Dra. Mónica Cohendoz- FACSO- NACT ECCO- UNICEN

Lic. María Eugenia del Campo- FACSO- UNICEN

Médica Olga Díaz – Escuela de Salud- UNICEN

RESUMEN
El trabajo es un análisis de la experiencia de extensión universitaria “Biodanza
madre” realizada en el Servicio territorial Nº 7 de la ciudad de Olavarría que reúne
la población de tres Unidades de Atención Primaria de la Salud. Desde el 2004 se
celebra la semana mundial del parto respetado y existe la Ley N°25.929 de parto
humanizado, sin embargo todo el ciclo de gestación requiere ser considerado
como un proceso de incardinamiento a través de la autopercepción de lo propio
corporal. La experiencia de la maternidad desde la concepción dominante bió-
médica ha redundado en medios de expropiación de saberes y poderes femeninos
Desde un enfoque interdisciplinario (comunicación, ciencias médicas y
antropología) proponemos realizar encuentros semanales de acompañamiento al
embarazo, a través de las prácticas denominadas “Doula” y la biodanza, para
fortalecer el proceso de comunicación afectiva, alcanzar bienestar corporal y
emocional que lleve a las mujeres a lograr el empoderamiento sobre su cuerpo y
una experiencia positiva del proceso de gestación y parto. Nos interesa analizar
esta práctica como una performance de reterritorializacion corporal en tanto
habilita a manifestar las afecciones repremidas por los mandatos heterosexuales
sobre la maternidad.

Trabajo congreso
La perspectiva de género exige de esta forma una
voluntad alternativa y la metodología para construirla
a través de acciones concreta
Marcela Lagarde

La fuerza poderosa del cuerpo de la mujer gestante se ha simbolizado a través de


imágenes de la fertilidad y la maternidad que fueron usadas por la sociedad
patriarcal para someter el cuerpo femenino a través del control , hasta socavar su

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capacidad creadora en función de la reproductividad social. La procreación como
destino femenino es un mito fundacional en las sociedades patriarcales que reprime
la autonomía de cuerpo materno (Lagarde, M. 2005). Esta convicción nos llevo a
plantearnos realizar intervenciones desde una perspectiva de género en espacios
de participación de mujeres gestantes a partir de focalizar el cuerpo como territorio
de la subjetividad. (Cohendoz,M. 2014, 2015)

La corporeidad es condición socio-experiencial básica y nos inscriben un


entramado de dimensiones que pueden distinguirse, al menos analíticamente, en
cuerpo-subjetivo, y cuerpo-social (Scribano, 2007). Pero, si la sociedad capitalista
se estructura conflictivamente, la tensión sujeto/sociedad emerge, se desplaza,
neutraliza o naturaliza a partir de modalidades particulares que van adquiriendo los
mecanismos de regulación de las sensaciones y los dispositivos de soportabilidad
social (Scribano, 2012, 2010). Cuerpo y conflicto se ponen de manifiesto no solo en
prácticas, sino también en emociones y sensaciones. Así el miedo, el dolor 1, la
incertidumbre son afecciones “a soportar” durante la gestación, propusimos fugarse
del dispositivo para proponer una experiencia de reconocimiento del propio cuerpo
gestante desde la biodanza.

Somos un equipo interdiciplinario de la Universidad Nacional del Centro de la


Provincia de Bs. As. querealizo a partir del 2015 un proyecto de extensión
universitaria, denominado Biodanza madre, en el Servicio territorial Nº 7 de la
ciudad de Olavarría ( el mismo reúne la población de tres Unidades de Atención
Primaria de la Salud) ; articulamos tres instituciones, el NACT Estudios en
Comunicación y Cultura en Olavarría de la Facultad de Ciencias Sociales, la
Escuela Superior de Ciencias de la Salud de la UNICEN y el Municipio del Partido
de Olavarría, para promover un embarazo y parto acompañado a través del

1. «Parirás con dolor» no fue sólo una idea sino también un mandato religioso, y
por eso el Tribunal de la Santa Inquisición ejecutaba a aquellas parteras que
prescribían calmantes durante el parto. Frente al dolor, está la apuesta por “lo
entrañable” de una experiencia no expropiada.

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bienestar de las madres en todo el proceso. La metodología de trabajo vincula el
sistema de Biodanza y la práctica de Doula. Consideramos esta práctica como una
performance de reterritorializacion corporal en tanto habilita a manifestar las
afecciones repremidas por los mandatos heterosexuales de la maternidad
patriarcal2.

Hace algunos años que se realizan acciones tendientes a poner en debate los
modelos de parto y nacimiento vigentes al momento. Dos polos definen este campo:
por un lado, quienes abordan tal experiencia como un objeto de trabajo e
intervención del equipos de salud (médicos/as, parteras y enfermeras/os) y, por otro
lado, quienes estiman que la figura central y más activa del momento del parto y
nacimiento es la mujer que transita por tal experiencia, poniendo especial hincapié
en su condición de mujer sana y autónoma, conocedora de su cuerpo y sus
procesos fisiológicos. Ambos modelos tienden a ser excluyentemente practicados
por unos u otros profesionales sin que existan espacios abiertos de intercambio de
opiniones y experiencias como nosotras propusimos, tanto al integrar el equipo de
trabajo interdisciplinariamente, como al interpelar a las mujeres desde su territorio (
tanto físico, su barrio como corporal, su cuerpo. Muchos menos existen lugares de
encuentro entre los diversos especialistas que intervienen en el parto y nacimiento
–por lo que planificamos equipos de trabajo interdisciplinarios -, con sus diversos
paradigmas de abordaje, y las protagonistas del embarazo y el parto, las mujeres. Y
menos aún, pensar que estos espacios se den en lugares fuera de los ámbitos
institucionales de los profesionales de la salud..

2El vínculo materno como un lazo biológico, natural, animal, dualistamente


escindido de un mundo espiritual, que será de suyo inmaterial y antinatural. De
esta manera el patriarcado se asegura su exclusión del orden simbólico, cultural,
ideológico, racional. Lo materno patriarcal no tiene historia, ni subjetividad, ni
civilización, ni cultura, ni política, ni economía, etc., y en esto consiste la gran
represión contemporánea, sobre la cual nos proponemos debatir desde el
feminismo.

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Muchos debates actuales proponen que los profesionales y las instituciones
sanitarias deben “respetar” los derechos, las decisiones y la libertad de la
parturienta y del recién nacido; que el parto debe ser “humanizado”, es decir,
transformado en un acontecimiento del propio cuerpo, no sólo en un hecho técnico-
científico con derivaciones jurídicas.

La experiencia del embarazo, parto y nacimiento, a la luz de la histórica reciente, ha


sido progresivamente monopolizada por la acción estatal, a través de las políticas
públicas universales en materia de salud pública, y por la intervención de las
ciencias bio-médicas y sus saberes y poderes institucionalizados. Estos dispositivos
han convertido un espacio y experiencia esencialmente femenina en un objeto de
trabajo, estudio e intervención de un conjunto de especialistas. El cuerpo femenino
grávido se transformó en la escena donde ejercen su acción privilegiada este
conjunto de saberes, prácticas y poderes masculinizados, sobre todo por medio de
la medicalización creciente del proceso de reproducción. Tal entramado institucional
ha tenido como principal efecto la disminución de la mortandad materno-infantil a
través de eficaces técnicas de detección precoz de irregularidades y de técnicas de
intervención quirúrgica. Pero es posible verificar que la re-codificación de la
experiencia de la maternidad, en formato bió-médico, ha redundado en medios de
expropiación de saberes y poderes femeninos articulados al conocimiento y gestión
del propio cuerpo grávido y el de su hijo/a. La medicalización del parto opera sobre
el mecanismo de la reproducción biológica, haciendo foco sobre el cuerpo y la
sexualidad femenina.

El embarazo y especialmente el parto desde la revolución industrial se han


medicalizado perdiendo paulatinamente el carácter fisiológico y trascendental
para convertirse en un negocio. Alertados por los aumentos innecesarios de las
cesáreas en todo el mundo, en 1985 la Organización Mundial de la Salud se
pronuncia pidiendo que cesen las prácticas intervencionistas injustificadas. Desde
el año 2010, UNICEF, el Ministerio de Salud de la Nación y los ministerios
provinciales impulsan las maternidades seguras centradas en la familia (MSCF)
donde se promueven tanto la participación activa de la mujer como de la familia a

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lo largo de todo el proceso de atención del embarazo, parto y seguimiento del
bebé. Lamentablemente a la fecha, es una propuesta que cuesta implementar a
pesar de ser una política nacional. Una doula3 es esa mujer que ha atravesado
sus propios partos y se pone al servicio de otra mujer que va a parir. La acompaña
durante el embarazo, trabajo de parto, parto y puerperio (o en alguno de estos
momentos) enfocándose en el aspecto emocional, en su bienestar general y en
sus necesidades.

Cabe destacar el contexto legislativo y normativas ministeriales existentes a nivel


nacional relativa a la temática: Ley No. 25.929 sobre los “Derechos de padres e
hijos durante el proceso de nacimiento” del año 2004; Ley 25.673 de “Salud Sexual
y Procreación Responsable” y su reglamentación por medio del Decreto Nacional
1282/2003; Propuesta Normativa Perinatal del Ministerio de Salud de la Nación del
año 2004, Resolución Ministerial Nº 647/2003. Estos marcos jurídicos y normativos
se dan dentro de una corriente internacional signada por las recomendaciones para
los estados nacionales que elaboró, en 1983, la Oficina Regional para las Américas
de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de
la Salud (OPS).

Actualmente los únicos lugares que ofrecen cuidados del cuerpo para mujeres
embarazadas son centros privados quedando excluidos amplios sectores de la
población. No existe en Olavarría un servicio coordinado desde la municipalidad
para el ejercicio controlado de la mujer embarazada, por ello nace la idea de crear
un espacio de bienestar para mujeres embarazadas que permita brindar una
contención y estimulación más completa en un lugar más próximo a sus lugares de
residencia.

Nuestro proyecto Biodanza madre ofreció un espacio donde además de la danza


se brindo a las futuras mamás la oportunidad de tener un embarazo saludable al
tiempo de ir trabajando y reforzando el proceso de vinculación madre-hijo.

3
La palabra doula (que se pronuncia "dula") deriva del griego antiguo y significa
“mujer que sirve" ,aplicada al nacimiento es quien acompaña a otra mujer en el
parto.
5
Biodanza Madre es un sistema vivencial de integración y vinculación de la madre
consigo misma, con su bebé en gestación, su pareja y su entorno ecológico. Esta
integración se da a través de la música, la danza, el canto prenatal y masajes.

El procedimiento vincula el sistema de Biodanza y la práctica de Doula. En esta


amalgama se adaptan movimientos y posturas recopiladas y estudiadas para el
bienestar de las futuras madres en danzas que proporcionan alivio y permiten una
vinculación más afectiva y profunda con su estado, con su bebé en gestación, con
el nuestro instinto natural de procrear, dar a luz, alimentar y criar.

Cantar en el embarazo ayuda a sentir el cuerpo de una forma más lúdica,


descubriendo los beneficios de la voz a nivel físico, psíquico/ emocional, en la
comunicación y vinculación con el bebé, así como para la fase de dilatación, parto
y nacimiento y la recuperación postparto.

En el trabajo de parto y nacimiento la voz puede ser además una gran aliada: es
un medio analgésico natural que posee el cuerpo, aumenta la fuerza para
empujar, favorece la dilatación y la relajación, permite vivir de forma más activa y
positiva las contracciones y facilita a la mujer estar más en contacto con sus
sensaciones y necesidades en cada momento. Se incorpora también una instancia
de masajes y aromas que hacen aún más íntima y placentera la vivencia.

Biodanza Madre no es sólo la práctica de la Biodanza ni es sólo el


acompañamiento de Doula; es un sistema finamente tejido para devolver y
preservar la gratificación del embarazo y parto a una mujer plena y empoderada.

Danza y territorialidad corporal

La propuesta teórico-metodológica consistió en prestar atención a los dos rasgos


característicos del taller como proceso performativo: a) la construcción de una
comunidad de práctica y la expresión a través del dialogo sobre las vivencias
como significativas para comprender la corporalidad. B) Este proceso dinámico
requirió de un análisis etnográfico de la práctica social que tomo en consideración

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percepciones, sentimientos, significados, propósitos y relaciones sociales entre las
asistentes, y entre ellas y sus bebes, es decir, su cuerpo territorializado4.

El arte de performance es una experiencia corporal que pone en crisis los


mecanismos de control propios del capitalismo sobre los cuerpos. Para Deleuze y
Guattari, el cuerpo sin órganos no es más que un conjunto de prácticas de
desaparición del cuerpo que el capitalismo promueve, "ya está en marcha desde el
momento en que el cuerpo está harto de los órganos y quiere deshacerse de ellos,
o bien los pierde". En oposición a la dominación, emergen prácticas inscritas en el
cuerpo, como si de un tatuaje se tratara, bellamente cartografiadas por los
autores en el libro Mil mesetas (2003): la destrucción en el cuerpo hipocondríaco,
el ataque externo en el cuerpo paranoico, la lucha interna en el cuerpo
esquizofrénico, la plurivocidad orgánica en el cuerpo drogado, la clausura
hermética en el cuerpo masoquista. Que el deseo es codificado por el poder,
significa que quienes ejercen un poder buscan “interpretar” el deseo de aquellos
sobre los que ejercen dominio. Es decir, darle una representación para que se
haga consciente. De manera tal que al codificar el deseo, el sujeto se torne
manejable y previsible.

En las sociedades de “control”, dice Deleuze (1991), se “modula” el cuerpo en


base a una estrategia, el aplazamiento ilimitado que provoca el lenguaje analógico
propio del capitalismo de concentración. Es de gran utilidad para quienes ejercen
control que los sujetos queden capturados por ciertas representaciones que nos
“endeudan”. Frente a ellas performar desde el arte el cuerpo, la biodanza es
participar de una experiencia que desautomatiza la propia percepción del cuerpo
para subvertir su control.

Los testimonios de las mujeres hablan de esta posibilidad emancipatorias de


percibir el propio cuerpo a través del movimiento:

“sentí cosas que no conocía de mi embarazo “(Marcela, 23 años )

4
Cuerpo territorializado implica que el bebé y la mamá habitan un mismo espacio
psicofísico.
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“puedo moverme sin miedo “(Cynthia, 18 años)

No puedo ir a bailar porque estoy embarazada y mi novio no quiere (Denise,


16 años)

Helen Cixous (1975) usa la distinción derrideana entre lo propio y lo ajeno como
un modo de plantear la diferencia entre masculino/femenino, para ella el “reino de
lo propio” se diferencia del “reino de lo regalado”, lo masculino se afirma en lo
propio como valuarte de poder , de dominación arrogante:

Se da uno cuenta de que el reino de lo propio esta erigido sobre la base


de un miedo que, de hecho, es típicamente masculino: el miedo de la
expropiación, de la separación, de la pérdida de atributo. En otras
palabras, el impacto de la amenaza de castración (Cixous en Toril Mori
1988: 147)

Individualizar el cuerpo a través del embodiment en las performances para


transformar la percepción del mismo es una experiencia de lo propio en la que el
embarazo deja de ser una cuestión familiar para nutrir nuestra percepción del
propio cuerpo como fuerza creadora.

La utopía de crear un espacio en el que los cuerpos se vinculen desde la


inmediatez, donde la energía se derrame por todas partes como gasto
improductivo es realizada por el colectivo en el taller Biodanza madre. La
singularidad del cuerpo aquí se realiza como fuerza existencial, frente a la
identidad como fuerza social. La tensión identidad/ singularidad implica poner en
juego dos vectores sociales ya que la identidad es aquello que hace pasar la
singularidad de las diferentes maneras de existir por un solo y mismo cuadro de
referencia identificable.

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El espacio del taller presenta al cuerpo para figurar5 lo propio como una
heterotopía y crear una escena absolutamente diferente a la del capitalismo
donde el cuerpo es fuerza de reproducción económica a través de la maternidad.
Un espacio alternativo donde se experimenta el cuerpo y su fuerza como poder y
voluntad de las mujeres en el mundo de la vida.

¿Y si le ponen otro nombre?

Este interrogante lo formulo un médico de la Sala de atención primaria donde


realizamos encuentros para informar sobre el proyecto. El médico consideraba
que el taller era una buena idea pero no para la población de esa sala, mujeres de
clase trabajadora que, según él , “quedan embarazadas” y “apenas vienen a los
controles” , un discurso que tiene dos aristas significativas : el prejuicio de género
y la medicalización del cuerpo femenino , ambos sostenidos en la concepción
biologicista del cuerpo que lo escinden de la subjetividad femenina.

El cuerpo territorializado atraviesa esta frontera para desafiar los límites impuestos
y explorar el género como performance en tanto percibe las posibilidades vitales
de la maternidad. La biodanza posibilita expresar un poder hacer frente a la
vulnerabilidad socialmente impuesta por la medicalización del embarazo. El
encuentro y expresión desarticula las barreras que se apropian en el proceso de
gestación del cuerpo femenino: familia, trabajo, sistema médico determinan lo que
se puede y debe hacer, condicionando nuestro derecho a la salud a gestar
vigiladas.

El cuidado que propusimos es no focalizado en los controles de rutina del


embarazo, sino por “dar el tiempo”, (res) guardar” su cuerpo_ tan importante
como “dar vida”_. El taller es un espacio/ tiempo para compartir que ofrece más
que asistencia una médica en interpela integralmente. Como señala Clarissa

5 Para Rosi Braidotti (2004: 213) “una figuración no es una mera metáfora sino un
mapa cognitivo políticamente informado que interpreta el presente en función de la
propia situación incardinada”.

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Pinkola Estés (2009, 78) “No podemos controlar quién nos trae al mundo. No
podemos influir en la fluidez con que nos educan. No podemos obligar a la cultura
a volverse instantáneamente hospitalaria. Pero las buenas noticias son que, aún
después de ser heridos, aún en un estado fetal, aún incluso en un estado hasta el
momento de captura, podemos recuperar nuestras vidas.”

El cuerpo es importante para comprender cualquier acción social (Hanna Arendt ),


“dar a luz” implica crear algo nuevo , la pasividad ha sido impuesta como
dispositivo de represión de la potencia creativa del cuerpo femenino y actuar el
embarazo como potencia de nosotras mismas es un poder político corporal.

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