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Civilisation.

Hasta 1902, año del inicio del reinado de Alfonso XIII, transcurre una larga época presidida
por la Constitución de 1876 y el enfrentamiento entre los dos partidos preponderantes (liberal y
conservador) gracias a la manipulación electoral y el caciquismo. Este periodo se verá duramente
sacudido por la Guerra de Cuba y el Desastre colonial de 1898.

El periodo que se inicia en 1875 está presidido por la restauración de la monarquía


borbónica. Con ella volvieron algunas características de la etapa anterior al Sexenio Democrático.
Cánovas del Castillo afirmó los principios ideológicos y las bases institucionales del nuevo sistema
político:

1. Apartar el ejército del poder político.

2. Pacificar el país.

3. Conseguir la estabilidad política mediante un sistema bipartidista.

En el contexto de la derrota española en 1898 surgieron una serie de críticas hacia el


funcionamiento del sistema político y hacia la propia mentalidad derrotista y conformista del país.
La opinión pública reaccionó con cierta pasividad a la pérdida del Imperio Colonial. Tras el desastre
del 98 nació un ansia de “regeneración”, que ocupó a los grupos intelectuales y llegó a ser el punto
de partida de cualquier programa de futura acción. Se trataba de diagnosticar los problemas y dar
soluciones que regenerarían una España doliente. Se basaba en la constatación del aislamiento del
cuerpo electoral del país, de la corrupción de los partidos políticos y del atraso económico y social
que España presenta frente a los países europeos más avanzados. Los regeneracionistas presentna
programas basados en la reorganización política al margen del turno dinástico, la limpieza del
sistema electoral, la reforma educativa para alfabetizar a la población, las obras públicas
hidráulicas y el fomento de la agricultura, pero no participaron en la vida política parlamentaria.
Los nuevos políticos adoptaron muchas de las ideas regeneracionistas e intentaron aplicarlas.

En 1899 tras la derrota de Cuba, el nuevo líder conservador Silvela sustituyó a Sagasta
como Presidente del Gobierno y presentó un programa regeneracionista, para emprender un
ambicioso plan de reforma económica e inversiones, además de una reforma militar y una
descentralización administrativa. Fernández Villaverde, el ministro de Hacienda, impulsó una
política presupuestaria que aumentaba los tributos de primera necesidad y creaba otros para
hacer frente a las deudas contraídas durante la guerra. También trataba de limitar el gasto para
reducir la deuda. El gobierno entró pronto en crisis, debido a los enfrentamientos entre el ministro
de Hacienda y sus ministros. En marzo de 1901 Sagasta volvió a formar gobierno y en mayo de
1902, Alfonso XIII fue proclamado rey con 16 años.

Los primeros años de este reinado se caracterizan por las continuas crisis y divisiones
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entre los partidos:

1. Conflictividad social: a partir de 1902 aumentaron las huelgas y se incrementó la


afiliación a la UGT. La acción del gobierno fue escasa, se limitó a la creación del
Instituto de Reforma Sociales (1903) y del Instituto Nacional de Previsión (1907),
antecedente de la Seguridad Social.

2. La cuestión religiosa: socialistas, republicanos y parte del Partido Liberal


denunciaban el dominio que ejercía la Iglesia sobre la enseñanza y propugnaron la
limitación del número de congregaciones y la regulación del matrimonio civil.

3. Problema militar: los militares atribuían la derrota del 98 a los políticos. Se


enfrentaban a sectores antimilitaristas y a una prensa liberal hostil, especialmente
en Cataluña, donde se acusaba al ejército de la derrota. Los militares identificaban
nacionalismo con separatismo.

4. Movimiento nacionalista: el nacionalismo nació a comienzos de siglo en el País


Vasco. Cataluña se volvió muy nacionalista debido al perjuicio que supuso la
pérdida de las colonias. Las tendencias catalanistas se agruparon en 1901 en la
Lliga Regionalista, dirigida por Prat de la Riba y Cambó

Maura y Canalejas: hasta 1905 se sucedieron varios gobiernos conservadores con


continuas crisis debido a la lucha interna por el poder entre los dirigentes del partido, hasta que
Maura fue elegido presidente del partido. En 1905 el rey nombró un gobierno liberal, pero
tampoco había unanimidad en el partido Liberal, por lo que entre 1905 y 1907 se sucedieron en el
gobierno diferentes políticos.

En 1905 hubo una grave crisis político-militar en Barcelona. Debido a unas caricaturas y
unos conflictos con los militares, se promulgó una ley de Jurisdicciones en 1906, por la cual
quedaban bajo jurisdicción militar las ofensas a la unidad de la patria, al ejército y a la bandera. Las
consecuencias fueron graves, pues la ley suponía un ataque a la libertad de expresión. Su
derogación se convirtió en el nexo de unión nacionalista entre los partidos catalanistas, en una
coalición electoral llamada Solidaridad Catalana.

En 1907 el rey nombró jefe de gobierno a Antonio Maura, que presidió el “Gobierno
Largo” hasta 1909, con una ambicioso programa de gobierno con carácter regeneracionista,
denominado “revolución desde arriba”. Pretendía crear una nueva clase política que tuviera el
apoyo de las “masas neutras”. Su reforma más importante era la Ley de Administración Local,
dirigida a desmontar el sistema caciquil. La autonomía municipal era la base para desmontar el
sistema caciquil y hacer participar a la masa neutra del país. En la ley se preveía la creación de las
Mancomunidades, asociaciones regionales de las Diputaciones Provinciales, que debía ser el
primer paso para un autogobierno regional. La ley no llegó a aprobarse, al caer el gobierno de
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Maura tras los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona (1909).

En cuanto a la economía se tomaron algunas medidas intervencionistas: se promulgó la


Ley de Protección Industrial y se fomentaron la industria naval y las comunicaciones marítimas. En
el ámbito político se llevó a cabo una reforma electoral que establecía el voto obligatorio, con el
objetivo de acabar con la corrupción electoral. En la política social se creó el Instituto Nacional de
Previsión en 1908, antecedente de la Seguridad Social.

Alfonso XIII encargó la formación de gobierno en febrero de 1910 a José Canalejas, político
liberal, que intentó llevar a cabo un programa regeneracionista. Se ganó el respeto del rey, de
Maura y de los republicanos. Sus medidas fueron:

1. Cuestión religiosa: permitió las religiones diferentes a la católica en sus


respectivos templos, por lo que rompió con el Vaticano. Aprobó la “Ley del
Candado” que prohibía la instalación en España de nuevas órdenes religiosas en
el plazo de dos años.

2. Servicio militar: abolió el sistema de quintas, estableciendo el sistema militar


obligatorio para todos en tiempos de guerra, sin posibilidad de redenciones.

3. continuó con la línea abierta por Maura para otorgar a Cataluña sus
reivindicaciones. En 1912 se aprobó la Ley de Mancomunidades, que entró en
vigor en 1913.

4. Sustituyó el impopular impuesto de consumos por un impuesto sobre las rentas


urbanas.

5. Promovió la legislación social, para controlar el movimiento obrero, siguiendo la


“revolución desde arriba” de Maura. Estableció el arbitraje del Estado en los
conflictos laborales, reducción de la jornada laboral, prohibición del trabajo
nocturno, regulación del trabajo de la mujer, de los contratos de aprendizaje, etc.

En noviembre de 1912 José Canalejas fue asesinado por los disparos de un anarquista
Manuel Pardinas en la Puerta del Sol. Se iniciaron graves disputas en el sistema de partidos
dinásticos, que abandonaron las propuestas regeneracionistas y empezaron a cuestionar el turno
pacífico, dando lugar a gobiernos de coalición cortos. El liberal conde de Romanones sustituyó a
Canalejas. El rey no quiso cambiar de partido, gobernante, ni tampoco consideró necesario
convocar elecciones. Lo cual fue muy criticado por Maura, que se posicionó en contra del
Gobierno.

La renovación del republicanismo: el Partido Radical como partido de masas: cuando se


produjo la restauración monárquica los republicanos del Sexenio Revolucionario se dividieron en
varios grupos. Una parte importante del Partido Republicano Progresista estuvo dirigido por Ruiz
Zorrilla.
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En 1886 los republicanos dirigidos por Salmerón de la Unión Republicana participaron en
los procesos electorales. De este grupo se escindió en 1895 el Partido Radical, dirigido por
Alejandro Lerroux en Barcelona y Blasco Ibáñez en Valencia con un programa político fuertemente
anticlerical. Este atrajo a gran cantidad de apoyos entre las clases trabajadoras inmigrantes de
Barcelona y su cinturón industrial, en competencia con los anarquistas y los nacionalistas
catalanes. Otro grupo era el “posibilista”, más moderado, dirigido por Castelar, que terminó
integrándose en el Partido Liberal.

El republicanismo no suponía un problema serio para la monarquía, pero el sufragio


universal supuso una mejora para este sector en cuanto a sus resultados electorales. Tras el
periodo restaurador, los republicanos constituyeron la oposición parlamentaria antimonárquica
más importante. Tenía su base social en las clases medias urbanas, pero su crecimiento estaba
limitado por su excesiva fragmentación. El Partido Radical Republicano tuvo un papel muy
importante en la Semana Trágica de Barcelona de 1909.

Anticlericalismo y Semana Trágica: los sucesos de esta semana tuvieron su origen en la


tensión vivida por la ciudad de Barcelona desde años atrás. Al éxito electoral del nacionalismo de
la Solidaridad Catalana de 1907 se suma el crecimiento de la movilización obrera, sobre todo
anarquistas, con la creación paralela de la Solidaridad Obrera (futura CNT) y el arraigo del
republicanismo de Alejandro Lerroux con su discurso anticlerical, españolista y aparentemente
revolucionario.

Desde finales del siglo XIX la presencia española en Marruecos había aumentado. En 1906
la Conferencia Internacional de Algeciras concedió a España la administración del Rif, región del
norte de Marruecos. En 1909 Maura decidió enviar a Melilla tropas de refuerzo de Barcelona y
Madrid formadas por reservistas para responder a un agresión de los marroquíes a los
trabajadores españoles empleados en la construcción del ferrocarril de la Compañía de Minas del
Rif. Cuando el 18 de julio los primeros reservistas salieron del puerto de Barcelona, la campaña en
contra se radicalizó y comenzaron los primeros incidentes. Desastre del Barranco del Lobo de
Marruecos, murieron 1200 soldados españoles, lo cual fue el motivo de la huelga general de la
Solidaridad Obrera, a la que se unieron socialistas y republicanos. Por la tarde se declaró el estado
de guerra. El comité de huelga perdió el control de la situación y se produjeron durante tres días
asaltos y quemas de conventos e iglesias. Pero la represión posterior fue aún mayor: registros,
unas 1500 detenciones y 1700 procesos. Hubo 17 condenas a muerte, de las que se ejecutaron 5,
entre ellas las del prestigioso pedagogo anarquista Francisco Ferrer i Guardia. Su ejecución se
produjo en medio de una oleada de protestas internacionales. Consecuencia de todo ello fue el
desprestigio de Maura, y su destitución por el rey, acabándose así su intento regeneracionista.

Sindicalismo de masas y respuesta obrera: la huelga general de 1917: tras la


Restauración, el movimiento obrero había pasado a la clandestinidad, y se escindió en dos
tendencias diferentes: la anarquista y la socialista.

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La corriente anarquista se reorganizó en torno a la Federación de Trabajadores de la
Región Española de 1881. El anarquismo se implantó en Cataluña, Aragón, Levante y Andalucía,
pero las divisiones internas, la escasa organización y la represión policial que desencadenó la
persecución de la supuesta organización anarquista secreta “la Mano Negra” en 1883 debilitaron
al movimiento. Los anarquistas se inclinaron por un activismo sindical, mientras que los más
radicales optaron por la “acción directa”, la huelga directa y el atentado terrorista. En la última
década del siglo XIX y la primera del siglo XX hubo muchos atentados contra reyes y presidentes de
gobierno de toda Europa. La respuesta contundente de las autoridades alimentó una dinámica de
acción-represión continua. Uno de los atentados más famosos fue el de la bomba puesta por los
anarquistas en el teatro del Liceo de Barcelona. Otro atentado sangriento fue el de 1896, que
derivó en el proceso de Montjuich, un proceso con falsas confesiones arrancadas mediante
torturas, que acabó con la ejecución de los supuestos culpables. En represalia, Cánovas fue
asesinado por el anarquista Angiolillo en 1897.

La tendencia socialista, de orientación marxista es la otra corriente. En 1879 el núcleo de


tipógrafos madrileños en el que destacaba Pablo Iglesias, junto con intelectuales y otros artesanos,
fundan en Madrid el PSOE. Su programa se basaba en tres objetivos fundamentales: la abolición
de las clases sociales, la transformación de la propiedad privada en propiedad colectiva y la
conquista del poder político por la clase obrera. Aprovechando la Ley de Asociaciones de 1887, en
1888 se fundó en Barcelona la UGT (Unión General de Trabajadores), el sindicato vinculado a este
partido.

Las movilizaciones de obreros alcanzaron su punto culminante en 1890. Este año se


celebró por primera vez el 1º de mayo, siguiendo las consignas de la II Internacional. A partir de
ese año creció la implantación de sindicatos por todo el país y el PSOE comenzó a obtener cargos
de concejales en elecciones municipales de las zonas industriales. Solo empezó a convertirse en
oposición política de los partidos dinásticos a partir de comienzos del siglo XX, cuando arraigó en
los centros urbanos industrializados, donde era difícil manipular las elecciones. La movilización
obrera consiguió que en los primeros años del siglo XX se aprobasen algunas leyes que mejoraban
las condiciones jurídicas de los trabajadores: la Ley de Accidentes de Trabajo (1900), de Protección
a las Mujeres y Niños (1900), creación del Instituto de Reformas Sociales (1903) y del Institutio
Nacional de Previsión (1908).

Dentro de la oposición política entre 1902 y 1917, el socialismo tuvo una importancia
creciente en el ámbito municipal, pero solo logró un escaño parlamentario en 1910. Un sector del
anarquismo evolucionó desde el terrorismo hacia el sindicalismo participando primero en la
creación de la Sociedad Obrera (1907) y, después, tras la Semana Trágica, creando la CNT
(Confederación Nacional del Trabajo), que proponía la huelga general revolucionaria para la
transformación de la sociedad. Su mayor arraigo se produjo en Cataluña, Levante y Andalucía,
donde estaba muy extendida entre los jornaleros del campo.

En 1917 se produjo una grave crisis militar, política y social que puso en entredicho la

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pervivencia de la Restauración. Hubo graves problemas en el sistema político, el descontento
militar y la conflictividad social, derivada del aumento del coste de la vida, provocando una
protesta generalizada en la que se vieron implicados los partidos marginados del poder, los
militares y las organizaciones obreras.

El movimiento de 1917 no consiguió sus objetivos, debido a la falta de un programa


común, nunca lograron una verdadera convergencia de intereses. La indecisión y el confusionismo
mostrados por los militares y el rumbo revolucionario que los sindicatos imprimieron al conflicto
contribuyeron al fracaso de la protesta. El ejército español, como consecuencia de las guerras
coloniales, presentaba un número excesivo de oficiales con relación al de soldados. Los ascensos
se obtenían por méritos de guerra, lo cual beneficiaba a los militares africanistas, en detrimento
de los peninsulares, lo cual agravaba la situación. El descontento de los oficiales desembocó en la
formación de las llamadas Juntas de Defensa, nacida en Barcelona y que se extendió por toda la
Península.

Las juntas reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de
guerra, reivindicando la antigüedad como único criterio. El manifiesto de junio de 1917 culpaba al
gobierno de los males del ejército y del país. Este manifiesto hizo crecer en ciertos sectores de la
oposición las esperanzas de que el ejército pudiera sumarse a un movimiento que exigiese una
renovación de la política nacional. Pero las reivindicaciones de las juntas poco tenían que ver con
las de los otros sectores sociales.

El gobierno de Eduardo Dato suspendió las garantías constitucionales, clausuró las Cortes
e impulsó la censura de prensa. Como reacción, y a iniciativa de la Lliga Regionalista, se organizó
en Barcelona la Asamblea de Parlamentarios catalanes el 5 de julio de 1917, que exigió la
formación de un gobierno provisional que convocase unas cortes constituyentes. Pero el gobierno
prohibió la reunión, que acabo siendo disuelta por la Guardia Civil. El movimiento asambleario no
tuvo continuidad y murió sin haber conseguido la reforma constitucional. El movimiento
huelguístico que se desató en agosto, impulsado por los sindicatos, inhibió a las fuerzas burguesas,
ante el temor de un estallido revolucionario de mayores dimensiones de la reforma constitucional
planteada por los parlamentarios.

La conflictividad laboral fue motivada por el descenso de los salarios reales provocado por
la coyuntura bélica. En 1916 se produjo un importante movimiento huelguístico y las centrales
sindicales, CNT y UGT, acordaron firmar un manifiesto conjunto en el que se instaba al gobierno a
intervenir para contener los precios bajo la amenaza de convocar una huelga general. La tensión
estalló en agosto de 1917 cuando, a raíz de un conflicto ferroviario en Valencia, la UGT, con el
apoyo del PSOE, decidió llamar a la huelga general. La protesta no debería finalizar hasta que se
formara un gobierno provisional que convocara unas cortes constituyentes.

La huelga tuvo una incidencia muy desigual, se produjeron incidentes violentos en algunos
puntos del país como Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias. La reacción del gobierno fue

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represiva: se declaró la ley marcial, y se envió al ejército a reprimir el movimiento, se encarceló a
los miembros del Comité de huelga, se les juzgó en consejo de guerra y se les condenó a cadena
perpetua.

El ocaso del sistema político: nombramiento como jefe de gobierno del conservador
Eduardo Dato en 1913, provocó una crisis entre los conservadores. Lo mismo sucedió con los
liberales, divididos en tres grupos, encabezados por Romanones, Alba y García Prieto. Esta
disgregación interna aumentó la inestabilidad política y dificultó la creación de mayorías de
gobierno.

En los débiles gobiernos que se formaron entre 1913 y 1917, sin mayorías y con graves
problemas internas, era frecuente el cierre periódico de las Cortes y la aprobación de decretos en
vez de leyes para gobernar. Esta situación contribuyó cada vez más al desprestigio del sistema. Al
mismo tiempo se desarrollaba en Europa la Primera Guerra Mundial (1914-1918). España se
mantuvo neutral, lo que favoreció el auge económico ya que las necesidades de los contendientes
provocaron una gran demanda de productos agrarios e industriales. El aumento de las
exportaciones enriqueció a los empresarios e intermediarios. La situación no fue favorable para las
clases trabajadoras, ya que tuvieron que enfrentarse al alza de precios y la carecía de algunos
artículos enviados a la exportación. El deterioro de la capacidad adquisitiva generó una fuerte
conflictividad social que afectó al sistema.

Otros acontecimientos que influyeron fueron: el estallido de la Revolución Rusa en 1917,


la organizaciones obreras vieron en Rusia un ejemplo a seguir y ello estimuló sus perspectivas
revolucionarias, y la aparición de nuevos Estados tras los tratados de paz que estimularon la
aparición en España de nuevos grupos nacionalistas con objetos independentistas.

La crisis militar, política y social de 1917 puso en entredicho la pervivencia de la


Restauración, pero no logró acabar con el sistema. Pero el régimen entro en una progresiva
descomposición y desgaste por la nula renovación política, la fuerte heterogeneidad, la debilidad
de la oposición, que no consiguió vehicular una alternativa conjunta. El sistema entró
definitivamente en crisis en 1923. La consecuencia más importante de los sucesos de 1917 fue el
recurso frecuente a la formación de gobiernos de concentración. En 1918 Maura configuró un
gabinete con la participación de líderes dinásticos, conservadores y liberales, y de los regionalistas
catalanes, la Lliga.

Fracasados los gobiernos de coalición, se volvió al turno. Los conservadores gobernaron


entre 1919 y 1922 y después los liberales. En ese contexto de crisis institucional, el ejército cobró
un protagonismo cada vez mayor en la vida política convirtiéndose en el principal agente represor
de los episodios revolucionarios y presentándose como solución de fuerza capaz de salvar a la
monarquía de un sistema político corrupto e incapaz de solucionar los graves problemas del país.

Los partidos desde siempre excluidos del juego político, republicanos y socialistas, no
consiguieron afianzar un programa político alternativo. El Partido Radical de Lerroux retrocedió
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electoralmente y, al ir perdiendo apoyo obrero fue evolucionando hacia posiciones más
conservadoras. El Partido Reformista de Melquiades Álvarez fue alejándose de los republicanos y
socialistas para acercarse a la izquierda dinástica (liberales). El resto de la oposición republicana
siguió fuertemente fragmentada y sin un liderazgo prestigioso. En los años finales de la Dictadura
el republicanismo se convertiría en una alternativa política.

El Partido Socialista incrementó su filiación y su fuerza electoral, había evolucionado desde


1909. Sus nuevos dirigentes Julián Besteiro e Indalecio Prieto se mostraron partidarios del
parlamentarismo y de una práctica política reformista y moderada. El estallido de la Revolución
Rusa suscitó una fuerte controversia, surgió un grupo de dirigentes partidarios de apoyar al
régimen bolchevique y de ingresar en la III Internacional. Ante la falta de entendimiento, en 1921,
éste sector más radical decidió abandonar el PSOE y fundar el PCE (Partido Comunista de España).

En Andalucía la situación de miseria del campesinado, reforzada por el aumento de los


precios y por la influencia de la Revolución Soviética, dio paso al llamado “trienio bolchevique”
(1918-1921). Los anarquistas y los socialistas impulsaron revueltas campesinas en las cuales se
quemaron las cosechas, se ocuparon tierras, se repartieron propiedades y muchos municipios
llegaron a estar controlados por los comités de huelga.

El movimiento huelguístico afectó con gran virulencia a un buen número de regiones


industriales, pero en Barcelona alcanzó mayores dimensiones. En 1919 se inició una huelga en La
Canadiense, la empresa que suministraba electricidad a la mayor parte de Barcelona. La huelga
terminó con un acuerdo, pero el incumplimiento de la promesa de liberar a los detenidos hizo
reanudar la huelga y la patronal respondió con el cierre de las empresas y una durísima represión
contra los sindicatos. Así se llegó a una radicalización extrema de las posturas de los sindicatos y
de la patronal.

La lucha sindical degeneró en un activismo violento y algunos grupos anarquistas


atentaron contra las autoridades, los patronos y las fuerzas del orden. El `residente del Gobierno,
Eduardo Dato, fue asesinado por militantes cenetistas en 1921. Empresarios y pistoleros pagaron a
pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros. El general Martínez Anido fue
nombrado gobernador civil de Barcelona. Éste protagonizó una política de protección de los
pistoleros de la patronal, ejerció una dura represión contra los sindicalistas y puso en práctica la
“ley de fugas”. Fue la época conocida como pistolerismo, período en el que entre 1916 y 1923
fueron asesinadas 226 personas, entre ellas conocidos empresarios y dirigentes sindicales como
Salvador Seguí “El Noi del Sucre”

El desastre de Annual: el protectorado español en Marruecos tenía escaso valor


económico. El apoyo recibido por algunos grupos empresariales se desvaneció debido a ese escaso
valor. Tanto el ejército como el resto de la sociedad no querían una nueva guerra colonial. Durante
la Primera Guerra Mundial, el protectorado estuvo en calma. Peor acabado el conflicto y bajo la
presión que suponía la reanudación del intervencionismo francés en la zona, las autoridades

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españolas decidieron reemprender sus acciones militares para afianzar el control del territorio. La
intervención tuvo éxito en la zona occidental, con base en Ceuta y Tetuán, pero en la oriental las
cabilas ofrecieron mucha mayor resistencia. En julio de 1921, el general Silvestre inició una
campaña con el objetivo de extender el control español alrededor de Melilla, adentrándose en el
corazón del Rif, sin haber protegido suficientemente su retaguardia ni haber asegurado los
abastecimientos.

La reacción de los rifeños no se hizo esperar y las cabilas de Abd el Krim atacaron por
sorpresa el puesto español de Annual, provocando una gran desbandada entre las tropas
españolas, que perdieron todo el territorio ocupado y sufrieron más de 10000 bajas. El desastre
de Annual puso en evidencia la deficiente organización del ejército y tuvo consecuencias para la
estabilidad del sistema político.

La impopularidad de la empresa marroquí crispó a la opinión pública y las reacciones


políticas no se hicieron esperar. El gobierno dimitió y se inició un proceso para indagar las
responsabilidades militares y políticas de la derrota. A tal efecto se nombró una comisión en el
Congreso encargada de elaborar un informe sobre lo sucedido. Este informe, conocido como
“Expediente Picasso”, provocó fuertes debates en las Cortes y contó con la oposición del ejército,
que quería frenar el asunto, de él podían derivarse responsabilidades de los mandos militares y
llegar a implicar a la propia monarquía en el desastre.

La cuestión de Marruecos se convirtió en un factor básico de crisis política y de debate en


torno a las responsabilidades fue un elemento decisivo que llevó a los militares a optar por una
decisión de fuerza. El expediente no llegó nunca a las Cortes, ya que días antes de la fecha prevista
para su discusión se produjo el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera.

LA SEGUNDA REPÚBLICA

La Segunda República es una de las etapas más cruciales de la historia contemporánea de


España. En sus ocho años de vigencia emergieron todas las frustraciones históricas y los grandes
problemas que dividían el país. Todo ello bajo un fondo de lucha social entre las elites del antiguo
sistema y los trabajadores.

Tras conocerse el resultado del escrutinio, el día 14 por la mañana, en Eibar se proclamó la
República y, a lo largo del día, se hizo lo mismo en otras ciudades españolas, mientras la población
salía a la calle. A Alfonso XIII no le quedó más remedio que suspender la potestad real e ir al exilio.
La República fue recibida con gran entusiasmo popular y con la esperanza de iniciar un cambio
radical en la vida política del país, para lo que se pretendió modernizar las estructuras del Estado y
realizar reformas económicas y sociales.

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La República venció en circunstancias adversas que contribuyeron a su corta duración. El
plano internacional: era el del crak del 29, que supuso la más grave crisis del capitalismo, por la
que se vieron afectados los sectores más dinámicos. También se produjo al mismo momento la
proliferación de los fascismos. En el ámbito interno: se apoyó sobre un consenso muy débil,
formado por las clases medias y los obreros. Además era objetivo de oposición, tanto por la
izquierda como por la derecha.

1. Periodo constituyente:

Tomó posesión del gobierno el comité revolucionario y proclamó la República. Se formó


un gobierno provisional en el que participaron distintas fuerzas políticas: la Derecha Liberal
Republicana de Alcalá Zamora, los Republicanos de Izquierda de Manuel Azaña, los Republicanos
Radicales de Alejandro Lerroux y los Socialistas de Indalecio Prieto. Siguieron lo acordado en el
Pacto de San Sebastián: convocatoria de elecciones a cortes para el 18 de junio, reformas agraria,
del ejército, etc. mediante decretos ministeriales.

Las elecciones fueron ganadas por la coalición republicano-socialista. La derecha tuvo una
representación en cortes menor que su fuerza real en la sociedad. Por primera vez, el Parlamento
estaba formado por partidos políticos. Hubo una gran movilización social y pasó a ser el centro de
la vida política del país.

La Comisión Constitucional elaboró el proyecto de constitución, que definía el Estado


Español como una República de trabajadores de todas las clases. Los Principios de la Constitución
son:

- El Estado quedó configurado de forma integral para contemplar la posibilidad de


gobiernos autónomos, sin caer en el federalismo.

- Asimismo recogía la división de poderes, que presentaba algunos cambios:

o Ejecutivo: recaía en el Consejo de Ministros y en el Presidente de la República.


Elegido por el Congreso de los Diputados. Sus competencias estaban
restringidas.

o Legislativo: queda reforzado especialmente.

o Judicial: quedaba asegurado en unos tribunales de justicia independientes.

- Siguiendo la tradición de anteriores constituciones progresistas, como la Non Nata del


76, recoge una amplia declaración de derechos y libertades muy novedosas para su
tiempo:

o El voto se establece a los 23 años y se extiende hasta la mujer.


o Se separan la Iglesia y el Estado
o Se aprueba el matrimonio civil.
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o Así como el divorcio.
o Igualdad en la educación y el trabajo.
o Equiparación de hijos legítimos e ilegítimos.

- Contempla expropiaciones forzosas con un fin social para equiparar a la sociedad.


- Nacionaliza los servicios públicos.

La Constitución de 1931 tuvo un carácter revolucionario para su época, y por ello, no


contó con el consenso de todas las fuerzas políticas. Además evidenció cada vez más el ya
existente poco entendimiento entre la clase conservadora y la progresista, sobre todo, en el tema
religioso, agrícola o social.

Bienio Reformista

- Coalición Republicana Socialista: tras la aprobación de la Constitución el 10 de


diciembre Alcalá Zamora fue nombrado presidente de la República y Manuel Azaña
fue nombrado jefe de Gobierno, instaurando así el Bienio Reformista.

o Características: clima permanente de tensión política, propiciado desde la


izquierda a través de huelgas y motines, y desde la derecha mediante el
boicot, la resistencia a las reformas y la provocación al gobierno. El gobierno
de Azaña impulsó un programa de ampliación y profundización de las
reformas del periodo constituyente.

- Programa:

o Ejército: Azaña, en sus planes de gobierno diseñó un ejército profesional que


se adecuara a la realidad democrática del momento, asegurando su
obediencia al poder civil y acabado con el estatuto especial de los militares,
para lo cual también era necesario reducir efectivos militares. Con ese fin se
creó la Ley de Retiro de la Oficialidad, a cambio de que los militares en activo
prometieran su adhesión al régimen. Se les concedía la posibilidad de retirarse
con el sueldo íntegro. Además se suprimieron algunos rasgos tradicionales, se
redujo el número de oficiales y de unidades.

Se cerró la Academia Militar de Zaragoza para frenar el innecesario


crecimiento del número de oficiales. Las regiones militares fueron sustituidas
por divisiones orgánicas, a la vez que desaparecían las Capitanías Generales.
También desaparecieron Tribunales de Menor y el Consejo Supremo de
Justicia Militar, así como la prensa destinada exclusivamente al ejército.

La reforma, aunque estuvo técnicamente bien planteada, no logró sus

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objetivos porque el número de oficiales retirados fue menor al esperado por
el gobierno. Se consiguió la disminución de los gastos, pero la reducción del
presupuesto de defensa dificultó la modernización. Por todo ello la ley fue
recibida por sectores del ejército, sobre todo africanistas, a pesar de la
tradición militar.

- Religiosa: en materia religiosa, se decretaron una serie de disposiciones con el


fin de limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad española y secularizar la
vida social. Estas intenciones quedaron plasmadas en la constitución, que
estipulaba la no confesionalidad del Estado, la libertad de cultos y la supresión
del presupuesto de culto y clero. También se permitió el divorcio, el
matrimonio civil y se secularizaron los cementerios. El temor a las órdenes
religiosas por la influencia que estas tenían en la enseñanza llevó a la
disolución de la orden de los jesuitas y a la nacionalización de sus bienes, a la
vez que se prohibió la enseñanza a otras órdenes. Finalmente la ley de
Congregaciones limitó la posesión de bienes a las órdenes religiosas y previó
la posibilidad de disolución en caso de peligro para el Estado.

La cuestión religiosa creó al régimen sus mayores enemigos; los


católicos vieron una agresión a la religión y la jerarquía manifestó su
antagonismo al régimen. El Gobierno, como respuesta expulsó al Cardenal
Segura y al obispo de Vitoria recrudeciendo aun más las desgastadas
relaciones. Al aumentar el clima de tensión contribuyeron también el
anticlericalismo tradicional y la violencia esporádica de los sectores radicales.

- Agraria: la reforma de la agricultura fue el proyecto de mayor envergadura


iniciado por la República teniendo en cuenta el papel que desempeñaba en la
economía española. Desde sus inicios, los dirigentes de la República se
propusieron buscar soluciones a la cuestión agraria en el convencimiento de la
urgente necesidad de emprender una reforma que mejorase esa situación de
los campesinos y permitiese poner fin al relativo retraso de gran parte de la
agricultura española.

Una serie de primeros decretos, que perseguían proteger a los


campesinos sin tierras y a los arrendatarios, establecieron la prohibición de
poner fin a los contratos de arrendamiento. También fijaron la jornada laboral
de 8 horas en el campo y determinaron el establecimiento de salarios mínimos
y la obligación de los propietarios de poner en cultivo tierras aptas para ello.

El verdadero ensayo reformador se llevó a cabo con la elaboración de una


Ley de Reforma Agraria en septiembre de 1932, que suponía la expropiación
de grandes cantidades de tierra. Como resultado hubo un incremento de la

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tensión social. La ley fue todo un fracaso. Los grandes propietarios mostraron
su descontento frente a los campesinos. Los campesinos se vieron frustrados,
por lo que tendieron hacia posturas más revolucionarias.

Cuestión autonómica

El objetivo era la configuración de un Estado que permitiera a las regiones con


sentimientos nacionalistas tener una organización propia y acceder a la autonomía era una
cuestión pendiente en la vida política española y un derecho reconocido por la Constitución de
1931.

- Cataluña: el 14 de abril, el presidente del ERC había proclamado la República


Catalana dentro de Federación Ibérica, que quedó anulada tras negociaciones.
Fue reconocido un Gobierno Autonómico, Generalitat, y una comisión quedó
encargada de redactar un Estatuto, que fue aprobado en referéndum. En 1932
fue aprobado un Estatuto con recortes. Régimen Autonómico Catalán:
contaba con un gobierno y parlamento propios con competencias en materia
económica social, educativa, cultural y se reconoció la cooficialidad del
catalán.

- País Vasco: el PNV y los Carlistas aprobaron en junio de 1931 el proyecto de


Estatuto. Se trata de un estado con carácter tradicionalista y partidista. Contó
con la oposición del republicanismo de izquierda y socialistas por ser en
exceso confesional, escasamente democrático e incompatible con la
constitución republicana, con lo cual su aprobación se retrasó. En octubre de
1936 se aprobó un estatuto fruto de un consenso político entre nacionalistas,
republicanos y socialistas, con carácter democrático. José Antonio Aguirre fue
el primer Lendakari.

Reformas sociales y educativas

El socialista Largo Caballero propició desde el Ministerio de Trabajo reformas destinadas a


mejorar las condiciones laborales. Ley de Contratos de Trabajo, regulaba la negociación colectiva.
Jurados mixtos, reconocía el poder de arbitraje vinculante en caso de desacuerdo. Se crearon
seguros sociales, se redujo la jornada laboral de los trabajadores del campo, se reforzó el papel de
los sindicatos agrícolas. Como resultado: imitación de organizaciones patronales que se opusieron
en promulgación y frenaron algunos proyectos como la intervención obrera en empresas.

Enseñanza

El objetivo era la promoción de una enseñanza liberal laica, y hacer del Estado de garante
del derecho a la educación, atendiendo a toda la población. Además se crearon nuevas escuelas, el
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presupuesto se incrementó en un 50 %. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza
religiosa y se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita. Interés por
promover el desarrollo cultural de la población, sobre todo entre sectores sociales con menos
ingresos: creación de misiones pedagógicas; que trataba de difundir la cultura por sectores rurales.

Adversario reformismo y conflictividad social

Consecuencia de las reformas:

Las reformas paralizaron la vida política española y el régimen republicano topó con la
resistencia y la oposición de los sectores más directamente afectados: Iglesia, Ejército,
propietarios de tierras, organizaciones patronales. Éstos fueron poco a poco reorganizando la
derecha monárquica, mientras los sectores más intransigentes creaban organizaciones de talante
autoritario. Por otro lado, la impaciencia de los trabajadores frente a las reformas, y el desencanto
ante la lentitud y timidez de algunas de ellas, promovieron oleadas de conflictividad.

Reorganización de las derechas:

- Monárquicos: derivaban hacia posiciones antidemocráticas.


o Acción española: núcleo intelectual formado por Ramiro Maeztu, cuya misión
era organizar ideológicamente a la derecha y presentar la monarquía
tradicional como única defensa frente a la revolución social.
o CEDA (1932): Confederación Española de Derechos Autónomos, el partido de
la Corte Católica Tradicional, dirigido por José Mª Gil Robles.
o Renovación Española (1933): Liderado por Calvo Sotelo, que defendía
abiertamente la necesidad de un golpe de Estado.
o Carlistas: Comuna Tradicionalista.

- Nacional Socialistas, Fascistas:


o JONS (1931): Junta Ofensiva Nacional Socialista, unida más adelante a la
Falange Española, partido fundado por Don José Antonio Primo de Rivera.
o Falange Española: ideología antidemocrática, defensa a ultranza del
nacionalismo español, programa político inspirado en el fascismo italiano:
defendía la formación de grupos paramilitares de acción directa dispuestos a
enfrentarse a la izquierda.

Los sectores del ejército pretendieron recoger el descontento generado entre los sectores
más conservadores de la sociedad: autonomía a Cataluña, reforma religiosa, reforma del ejército.
El General Sanjurjo se hizo eco del malestar y protagonizó un golpe de Estado con la pretensión de
forzar el viraje de la República a la derecha, en agosto de 1932, fracasó.

- creación de la UME (Unión Militar Española, 1933): organización clandestina de


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militares de derecha y antireformistas, que tendría una activa participación en el
golpe de 1936.

Obrerismo y conflictividad social

- CNT: dos corrientes:


a) Tendencia moderada: defendían la orientación socialista y mostraban
cierto apoyo a la República. La revolución debía ser obra del esfuerzo
colectivo de las masas organizadas sindicalmente.
b) Tendencia radical: sector insurreccional y revolucionario articulado
alrededor de las FAI. Vio la experiencia republicana como idónea para
propiciar la revolución y fomentar la conflictividad laboral (huelgas), la
insurrección campesina y el establecimiento de comunas libertarias con la
finalidad de destruir el orden burgués existente.

- Casas Viejas: huelgas, insurrecciones y ocupaciones de tierra fueron en aumento


progresivamente. En 1932 los Anarquistas propiciaron una sublevación de mineros
en el alto Llobregat. En 1933 los campesinos de Andalucía en Casas Viejas tomaron
el ayuntamiento, quemaron el registro de la propiedad, colectivizaron la tierra y
declararon el Comunismo libertario. La Guardia Civil cargó sobre ellos, y a los seis
muertos por el incendio de la casa, se sumaron otros 12 vecinos ejecutados.

- Consecuencias: el escándalo fue mayúsculo por los niveles de violencia que habían
sido alcanzados y por la ausencia de explicaciones por parte del gobierno. La
Comisión de Investigación y de Justicia dictaminaron la responsabilidad del
Presidente General de Seguridad, que tuvo que dimitir, y del Capitán Rojas, que
fue encarcelado. A lo largo de 1933 se fue haciendo cada vez más evidente la crisis
de la coalición y el desgaste del Gobierno que fue perdiendo la confianza de parte
de las clases medias, y se vio desacreditado como consecuencia de las nuevas
medidas policiales.

Azaña dimitió, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones en noviembre de
1933.

Bienio Conservador (1933-1936).

Las elecciones de noviembre de 1933 dieron el triunfo a los partidarios de Centro-Derecha


y marcaron un punto de inflexión en la política republicana. Desmantelamiento de la obra
anterior; el nuevo ejecutivo orientó su acción política hacia el desmantelamiento de toda la obra
reformista del bienio anterior. En cuanto al Gobierno, el Partido Radical de Lerroux había perdido

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en buena parte el carácter demagógico de principios de siglo y había virado hacia posiciones más
conservadoras. La CEDA era el partido aglutinador de derechas, liderado por Gil Robles, con un
programa que proponía la revisión de la Constitución y la legislación social.

Las reformas fueron paralizadas, el freno de la reforma agraria fijó la devolución de tierras
a la nobleza, anuló la venta temporal de tierras mal cultivadas a campesinos, se concedió total
libertad de contratación, lo cual supuso una bajada de los salarios a los jornaleros. Los campesinos
respondieron mediante la huelga. Hubo enfrentamientos con Cataluña y el País Vasco. El Gobierno
intentó contrarrestar la reforma religiosa mediante la dotación de un presupuesto para el culto y
el clero y el intento de la firma de un Concordato con la Santa Sede. En cuanto a la reforma militar
se concedió la amnistía para los sublevados con Sanjurjo en 1932 y los colaboradores de Primo de
Rivera. Pero la reforma militar siguió vigente. También se promovieron cambios en la educación.

Como consecuencias de este viraje conservador se radicalizaron los partidos del PSOE y
UGT. Además hubo una gran proliferación de huelgas y conflictos, la CEDA endureció su posición y
exigió su participación en el Gobierno bajo amenaza de retirar su apoyo parlamentario. El
presidente Lerroux accedió ante estas peticiones y otorgó tres carteras ministeriales.

Revolución de octubre de 1934

Una de las causas de esta revolución fue la entrada de miembros de la CEDA en el


gobierno, que fue interpretada por las fuerzas de la izquierda como un camino abierto hacia el
fascismo, por lo que la reacción no se hizo esperar. Por iniciativa de la CNT y la UGT se produjeron
huelgas generales en dos grandes ciudades, pero fracasaron por falta de coordinación y la
contundente respuesta del Gobierno, que convocó el Estado de Guerra. Los acontecimientos
adquirieron especial relevancia en Asturias y Cataluña.

Crisis del Segundo del Bienio

La CEDA se mostró partidaria de aplicar condenas con rigor y proceder a una reorientación
dura de la política del Gobierno, mediante la suspensión del Estatuto Autonómico de Cataluña, la
devolución de las propiedades a los jesuitas, y el nombramiento de Gil Robles como Ministro de
Guerra y de Francisco Franco como Jefe del Estado Mayor.

En julio de 1935 se presentó en Cortes un anteproyecto para modificar la Constitución,


que finalmente no llegó a ser votado como consecuencia de la crisis iniciada en 1935. Crisis de
otoño de 1935: falta de entendimiento entre el presidente de la República y Alejandro Lerroux.
Alcalá Zamora aprovechó la ocasión para encargar la formación de un nuevo Gobierno a José
Chaperreta, un republicano moderado. El Partido Radical se vio afectado por el escándalo de
corrupción “Caso de Estraperlo”. Ante el progresivo enrarecimiento del clima político, Alcalá
Zamora decidió convocar nuevas elecciones para febrero de 1936.
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El triunfo del Frente Popular

El panorama político se dividió en dos bloques, el de izquierdas y el de derechas. La


naturaleza de los enfrentamientos políticos durante el “ Bienio Negro” y la necesidad de unir las
fuerzas de izquierda contra el Gobierno conservador propiciaron que desapareciera el
multipartidismo anterior y se formaran dos bloques claramente antagónicos. En la izquierda el
Frente Popular era una coalición basada en un programa común de corte progresista. En la
derecha el Bloque Nacional estaba formado por la CEDA, los monárquicos y tradicionalistas, que
no lograron confeccionar una candidatura única para toda España ni un programa consensuado.

El Frente Popular obtuvo el 48,5 % de los votos, frente al 46,5 % de la derecha,


procedente de las grandes ciudades y regiones del litoral en contraste con los de la derecha del
interior. Los sectores más reaccionarios no aceptaron el triunfo del Frente Popular, e iniciaron una
conspiración contra la República, mientras los sindicatos y partidos obreros exigían la
profundización de las reformas sociales del primer Bienio Republicano Socialista.

El nuevo Gobierno: Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República, Casares


Quiroga ejecutivo. Se decretó una amnistía y se obligó a las empresas a readmitir a muchos
obreros despedidos a raíz de las huelgas de octubre de 1934. El Gobierno de la Generalitat llegó al
poder y se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Además se reanudó el programa
reformista: devolución de bienes comunales a municipios, reanudación de los asentamientos de
campesinos, se apartó del poder a algunos de los generales proclives del golpismo, Franco fue
enviado a Canarias y Mola a Navarra.

Hubo un intenso enfrentamiento social: gran movilización popular, a través de huelgas y la


ocupación de tierras por los jornaleros. Desorden público y violencia en toda España. Los
sindicatos y partidos de izquierda radicalizaron sus posiciones anarquistas y un sector del
socialismo liderado por Largo Caballero se orientó hacia soluciones radicales. La Falange Española
fomentó un clima de enfrentamiento civil y crispación política, recurriendo a la violencia callejera.

Preparación del Golpe de Estado

Hubo una serie de primeros intentos como el de la noche de la selecciones de febrero de


1936, cuando el General Franco intentó la declaración del Estado de Guerra, o en marzo, cuando
un grupo de generales (Mola, Goded, Soliquet y Varela) acordaron un alzamiento que contó con el
apoyo de los militares de la UME. En los primeros momentos, la conspiración tuvo escasas fuerzas
y mala organización hasta que el ascenso fue tomado por el General Emilio Mola, verdadero jefe
del Golpe de Estado de julio de 1936. El plan definitivo se basó en la organización de un plan
simultáneo en todas las guarniciones militares posibles, siendo claves las de Madrid y Barcelona, y
como reserva especial, el ejército de África, cuyo mando se reservaba al General Franco. El jefe
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supremo de la sublevación, en un principio, debía ser el General Sanjurjo.

Contaban con el apoyo de las fuerzas políticas de la derecha que colaboraron en la


elaboración de una red de enlaces militares y civiles para extender el movimiento conspirador y
para buscar más apoyos. Se contó además con el apoyo económico de la CEDA, también contaron
con el apoyo alemán e italiano. Simultáneamente se concibieron planes de alzamiento
insurreccional de los grupos políticos que poseían “milicias políticas” como la Comunión
Tradicionalista, que preparaba también sus particulares planes, o la propia Falange de las JONS.

Una vez triunfado el Golpe hubo ciertos planes, además del camino hacia la Guerra:
- El General Mola pretendía establecer una Dictadura Militar, que eliminaría el
peligro del Frente Popular para volver tras un tiempo a otra situación.
- La CEDA pretendía la vuelta a la monarquía Alfonsina.
- Los Fascistas y Falangistas querían un régimen a la italiana.
- Los Carlistas querían el regreso a la “Monarquía Tradicial”.

El 14 de julio fue asesinado en Madrid el dirigente monárquico José Calvo Sotelo, como
respuesta al asesinato anterior de un colaborador de las milicias de izquierda. El 17 de julio se
inició l sublevación en Marruecos y el 18 se extendió al resto de la Península.

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