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Hasta 1902, año del inicio del reinado de Alfonso XIII, transcurre una larga época presidida
por la Constitución de 1876 y el enfrentamiento entre los dos partidos preponderantes (liberal y
conservador) gracias a la manipulación electoral y el caciquismo. Este periodo se verá duramente
sacudido por la Guerra de Cuba y el Desastre colonial de 1898.
2. Pacificar el país.
En 1899 tras la derrota de Cuba, el nuevo líder conservador Silvela sustituyó a Sagasta
como Presidente del Gobierno y presentó un programa regeneracionista, para emprender un
ambicioso plan de reforma económica e inversiones, además de una reforma militar y una
descentralización administrativa. Fernández Villaverde, el ministro de Hacienda, impulsó una
política presupuestaria que aumentaba los tributos de primera necesidad y creaba otros para
hacer frente a las deudas contraídas durante la guerra. También trataba de limitar el gasto para
reducir la deuda. El gobierno entró pronto en crisis, debido a los enfrentamientos entre el ministro
de Hacienda y sus ministros. En marzo de 1901 Sagasta volvió a formar gobierno y en mayo de
1902, Alfonso XIII fue proclamado rey con 16 años.
Los primeros años de este reinado se caracterizan por las continuas crisis y divisiones
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entre los partidos:
En 1905 hubo una grave crisis político-militar en Barcelona. Debido a unas caricaturas y
unos conflictos con los militares, se promulgó una ley de Jurisdicciones en 1906, por la cual
quedaban bajo jurisdicción militar las ofensas a la unidad de la patria, al ejército y a la bandera. Las
consecuencias fueron graves, pues la ley suponía un ataque a la libertad de expresión. Su
derogación se convirtió en el nexo de unión nacionalista entre los partidos catalanistas, en una
coalición electoral llamada Solidaridad Catalana.
En 1907 el rey nombró jefe de gobierno a Antonio Maura, que presidió el “Gobierno
Largo” hasta 1909, con una ambicioso programa de gobierno con carácter regeneracionista,
denominado “revolución desde arriba”. Pretendía crear una nueva clase política que tuviera el
apoyo de las “masas neutras”. Su reforma más importante era la Ley de Administración Local,
dirigida a desmontar el sistema caciquil. La autonomía municipal era la base para desmontar el
sistema caciquil y hacer participar a la masa neutra del país. En la ley se preveía la creación de las
Mancomunidades, asociaciones regionales de las Diputaciones Provinciales, que debía ser el
primer paso para un autogobierno regional. La ley no llegó a aprobarse, al caer el gobierno de
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Maura tras los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona (1909).
Alfonso XIII encargó la formación de gobierno en febrero de 1910 a José Canalejas, político
liberal, que intentó llevar a cabo un programa regeneracionista. Se ganó el respeto del rey, de
Maura y de los republicanos. Sus medidas fueron:
3. continuó con la línea abierta por Maura para otorgar a Cataluña sus
reivindicaciones. En 1912 se aprobó la Ley de Mancomunidades, que entró en
vigor en 1913.
En noviembre de 1912 José Canalejas fue asesinado por los disparos de un anarquista
Manuel Pardinas en la Puerta del Sol. Se iniciaron graves disputas en el sistema de partidos
dinásticos, que abandonaron las propuestas regeneracionistas y empezaron a cuestionar el turno
pacífico, dando lugar a gobiernos de coalición cortos. El liberal conde de Romanones sustituyó a
Canalejas. El rey no quiso cambiar de partido, gobernante, ni tampoco consideró necesario
convocar elecciones. Lo cual fue muy criticado por Maura, que se posicionó en contra del
Gobierno.
Desde finales del siglo XIX la presencia española en Marruecos había aumentado. En 1906
la Conferencia Internacional de Algeciras concedió a España la administración del Rif, región del
norte de Marruecos. En 1909 Maura decidió enviar a Melilla tropas de refuerzo de Barcelona y
Madrid formadas por reservistas para responder a un agresión de los marroquíes a los
trabajadores españoles empleados en la construcción del ferrocarril de la Compañía de Minas del
Rif. Cuando el 18 de julio los primeros reservistas salieron del puerto de Barcelona, la campaña en
contra se radicalizó y comenzaron los primeros incidentes. Desastre del Barranco del Lobo de
Marruecos, murieron 1200 soldados españoles, lo cual fue el motivo de la huelga general de la
Solidaridad Obrera, a la que se unieron socialistas y republicanos. Por la tarde se declaró el estado
de guerra. El comité de huelga perdió el control de la situación y se produjeron durante tres días
asaltos y quemas de conventos e iglesias. Pero la represión posterior fue aún mayor: registros,
unas 1500 detenciones y 1700 procesos. Hubo 17 condenas a muerte, de las que se ejecutaron 5,
entre ellas las del prestigioso pedagogo anarquista Francisco Ferrer i Guardia. Su ejecución se
produjo en medio de una oleada de protestas internacionales. Consecuencia de todo ello fue el
desprestigio de Maura, y su destitución por el rey, acabándose así su intento regeneracionista.
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La corriente anarquista se reorganizó en torno a la Federación de Trabajadores de la
Región Española de 1881. El anarquismo se implantó en Cataluña, Aragón, Levante y Andalucía,
pero las divisiones internas, la escasa organización y la represión policial que desencadenó la
persecución de la supuesta organización anarquista secreta “la Mano Negra” en 1883 debilitaron
al movimiento. Los anarquistas se inclinaron por un activismo sindical, mientras que los más
radicales optaron por la “acción directa”, la huelga directa y el atentado terrorista. En la última
década del siglo XIX y la primera del siglo XX hubo muchos atentados contra reyes y presidentes de
gobierno de toda Europa. La respuesta contundente de las autoridades alimentó una dinámica de
acción-represión continua. Uno de los atentados más famosos fue el de la bomba puesta por los
anarquistas en el teatro del Liceo de Barcelona. Otro atentado sangriento fue el de 1896, que
derivó en el proceso de Montjuich, un proceso con falsas confesiones arrancadas mediante
torturas, que acabó con la ejecución de los supuestos culpables. En represalia, Cánovas fue
asesinado por el anarquista Angiolillo en 1897.
Dentro de la oposición política entre 1902 y 1917, el socialismo tuvo una importancia
creciente en el ámbito municipal, pero solo logró un escaño parlamentario en 1910. Un sector del
anarquismo evolucionó desde el terrorismo hacia el sindicalismo participando primero en la
creación de la Sociedad Obrera (1907) y, después, tras la Semana Trágica, creando la CNT
(Confederación Nacional del Trabajo), que proponía la huelga general revolucionaria para la
transformación de la sociedad. Su mayor arraigo se produjo en Cataluña, Levante y Andalucía,
donde estaba muy extendida entre los jornaleros del campo.
En 1917 se produjo una grave crisis militar, política y social que puso en entredicho la
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pervivencia de la Restauración. Hubo graves problemas en el sistema político, el descontento
militar y la conflictividad social, derivada del aumento del coste de la vida, provocando una
protesta generalizada en la que se vieron implicados los partidos marginados del poder, los
militares y las organizaciones obreras.
Las juntas reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de
guerra, reivindicando la antigüedad como único criterio. El manifiesto de junio de 1917 culpaba al
gobierno de los males del ejército y del país. Este manifiesto hizo crecer en ciertos sectores de la
oposición las esperanzas de que el ejército pudiera sumarse a un movimiento que exigiese una
renovación de la política nacional. Pero las reivindicaciones de las juntas poco tenían que ver con
las de los otros sectores sociales.
El gobierno de Eduardo Dato suspendió las garantías constitucionales, clausuró las Cortes
e impulsó la censura de prensa. Como reacción, y a iniciativa de la Lliga Regionalista, se organizó
en Barcelona la Asamblea de Parlamentarios catalanes el 5 de julio de 1917, que exigió la
formación de un gobierno provisional que convocase unas cortes constituyentes. Pero el gobierno
prohibió la reunión, que acabo siendo disuelta por la Guardia Civil. El movimiento asambleario no
tuvo continuidad y murió sin haber conseguido la reforma constitucional. El movimiento
huelguístico que se desató en agosto, impulsado por los sindicatos, inhibió a las fuerzas burguesas,
ante el temor de un estallido revolucionario de mayores dimensiones de la reforma constitucional
planteada por los parlamentarios.
La conflictividad laboral fue motivada por el descenso de los salarios reales provocado por
la coyuntura bélica. En 1916 se produjo un importante movimiento huelguístico y las centrales
sindicales, CNT y UGT, acordaron firmar un manifiesto conjunto en el que se instaba al gobierno a
intervenir para contener los precios bajo la amenaza de convocar una huelga general. La tensión
estalló en agosto de 1917 cuando, a raíz de un conflicto ferroviario en Valencia, la UGT, con el
apoyo del PSOE, decidió llamar a la huelga general. La protesta no debería finalizar hasta que se
formara un gobierno provisional que convocara unas cortes constituyentes.
La huelga tuvo una incidencia muy desigual, se produjeron incidentes violentos en algunos
puntos del país como Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias. La reacción del gobierno fue
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represiva: se declaró la ley marcial, y se envió al ejército a reprimir el movimiento, se encarceló a
los miembros del Comité de huelga, se les juzgó en consejo de guerra y se les condenó a cadena
perpetua.
El ocaso del sistema político: nombramiento como jefe de gobierno del conservador
Eduardo Dato en 1913, provocó una crisis entre los conservadores. Lo mismo sucedió con los
liberales, divididos en tres grupos, encabezados por Romanones, Alba y García Prieto. Esta
disgregación interna aumentó la inestabilidad política y dificultó la creación de mayorías de
gobierno.
En los débiles gobiernos que se formaron entre 1913 y 1917, sin mayorías y con graves
problemas internas, era frecuente el cierre periódico de las Cortes y la aprobación de decretos en
vez de leyes para gobernar. Esta situación contribuyó cada vez más al desprestigio del sistema. Al
mismo tiempo se desarrollaba en Europa la Primera Guerra Mundial (1914-1918). España se
mantuvo neutral, lo que favoreció el auge económico ya que las necesidades de los contendientes
provocaron una gran demanda de productos agrarios e industriales. El aumento de las
exportaciones enriqueció a los empresarios e intermediarios. La situación no fue favorable para las
clases trabajadoras, ya que tuvieron que enfrentarse al alza de precios y la carecía de algunos
artículos enviados a la exportación. El deterioro de la capacidad adquisitiva generó una fuerte
conflictividad social que afectó al sistema.
Los partidos desde siempre excluidos del juego político, republicanos y socialistas, no
consiguieron afianzar un programa político alternativo. El Partido Radical de Lerroux retrocedió
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electoralmente y, al ir perdiendo apoyo obrero fue evolucionando hacia posiciones más
conservadoras. El Partido Reformista de Melquiades Álvarez fue alejándose de los republicanos y
socialistas para acercarse a la izquierda dinástica (liberales). El resto de la oposición republicana
siguió fuertemente fragmentada y sin un liderazgo prestigioso. En los años finales de la Dictadura
el republicanismo se convertiría en una alternativa política.
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españolas decidieron reemprender sus acciones militares para afianzar el control del territorio. La
intervención tuvo éxito en la zona occidental, con base en Ceuta y Tetuán, pero en la oriental las
cabilas ofrecieron mucha mayor resistencia. En julio de 1921, el general Silvestre inició una
campaña con el objetivo de extender el control español alrededor de Melilla, adentrándose en el
corazón del Rif, sin haber protegido suficientemente su retaguardia ni haber asegurado los
abastecimientos.
La reacción de los rifeños no se hizo esperar y las cabilas de Abd el Krim atacaron por
sorpresa el puesto español de Annual, provocando una gran desbandada entre las tropas
españolas, que perdieron todo el territorio ocupado y sufrieron más de 10000 bajas. El desastre
de Annual puso en evidencia la deficiente organización del ejército y tuvo consecuencias para la
estabilidad del sistema político.
LA SEGUNDA REPÚBLICA
Tras conocerse el resultado del escrutinio, el día 14 por la mañana, en Eibar se proclamó la
República y, a lo largo del día, se hizo lo mismo en otras ciudades españolas, mientras la población
salía a la calle. A Alfonso XIII no le quedó más remedio que suspender la potestad real e ir al exilio.
La República fue recibida con gran entusiasmo popular y con la esperanza de iniciar un cambio
radical en la vida política del país, para lo que se pretendió modernizar las estructuras del Estado y
realizar reformas económicas y sociales.
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La República venció en circunstancias adversas que contribuyeron a su corta duración. El
plano internacional: era el del crak del 29, que supuso la más grave crisis del capitalismo, por la
que se vieron afectados los sectores más dinámicos. También se produjo al mismo momento la
proliferación de los fascismos. En el ámbito interno: se apoyó sobre un consenso muy débil,
formado por las clases medias y los obreros. Además era objetivo de oposición, tanto por la
izquierda como por la derecha.
1. Periodo constituyente:
Las elecciones fueron ganadas por la coalición republicano-socialista. La derecha tuvo una
representación en cortes menor que su fuerza real en la sociedad. Por primera vez, el Parlamento
estaba formado por partidos políticos. Hubo una gran movilización social y pasó a ser el centro de
la vida política del país.
Bienio Reformista
- Programa:
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objetivos porque el número de oficiales retirados fue menor al esperado por
el gobierno. Se consiguió la disminución de los gastos, pero la reducción del
presupuesto de defensa dificultó la modernización. Por todo ello la ley fue
recibida por sectores del ejército, sobre todo africanistas, a pesar de la
tradición militar.
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tensión social. La ley fue todo un fracaso. Los grandes propietarios mostraron
su descontento frente a los campesinos. Los campesinos se vieron frustrados,
por lo que tendieron hacia posturas más revolucionarias.
Cuestión autonómica
Enseñanza
El objetivo era la promoción de una enseñanza liberal laica, y hacer del Estado de garante
del derecho a la educación, atendiendo a toda la población. Además se crearon nuevas escuelas, el
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presupuesto se incrementó en un 50 %. Se intentó acabar con la hegemonía de la enseñanza
religiosa y se adoptó un modelo de escuela mixta, laica, obligatoria y gratuita. Interés por
promover el desarrollo cultural de la población, sobre todo entre sectores sociales con menos
ingresos: creación de misiones pedagógicas; que trataba de difundir la cultura por sectores rurales.
Las reformas paralizaron la vida política española y el régimen republicano topó con la
resistencia y la oposición de los sectores más directamente afectados: Iglesia, Ejército,
propietarios de tierras, organizaciones patronales. Éstos fueron poco a poco reorganizando la
derecha monárquica, mientras los sectores más intransigentes creaban organizaciones de talante
autoritario. Por otro lado, la impaciencia de los trabajadores frente a las reformas, y el desencanto
ante la lentitud y timidez de algunas de ellas, promovieron oleadas de conflictividad.
Los sectores del ejército pretendieron recoger el descontento generado entre los sectores
más conservadores de la sociedad: autonomía a Cataluña, reforma religiosa, reforma del ejército.
El General Sanjurjo se hizo eco del malestar y protagonizó un golpe de Estado con la pretensión de
forzar el viraje de la República a la derecha, en agosto de 1932, fracasó.
- Consecuencias: el escándalo fue mayúsculo por los niveles de violencia que habían
sido alcanzados y por la ausencia de explicaciones por parte del gobierno. La
Comisión de Investigación y de Justicia dictaminaron la responsabilidad del
Presidente General de Seguridad, que tuvo que dimitir, y del Capitán Rojas, que
fue encarcelado. A lo largo de 1933 se fue haciendo cada vez más evidente la crisis
de la coalición y el desgaste del Gobierno que fue perdiendo la confianza de parte
de las clases medias, y se vio desacreditado como consecuencia de las nuevas
medidas policiales.
Azaña dimitió, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones en noviembre de
1933.
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en buena parte el carácter demagógico de principios de siglo y había virado hacia posiciones más
conservadoras. La CEDA era el partido aglutinador de derechas, liderado por Gil Robles, con un
programa que proponía la revisión de la Constitución y la legislación social.
Las reformas fueron paralizadas, el freno de la reforma agraria fijó la devolución de tierras
a la nobleza, anuló la venta temporal de tierras mal cultivadas a campesinos, se concedió total
libertad de contratación, lo cual supuso una bajada de los salarios a los jornaleros. Los campesinos
respondieron mediante la huelga. Hubo enfrentamientos con Cataluña y el País Vasco. El Gobierno
intentó contrarrestar la reforma religiosa mediante la dotación de un presupuesto para el culto y
el clero y el intento de la firma de un Concordato con la Santa Sede. En cuanto a la reforma militar
se concedió la amnistía para los sublevados con Sanjurjo en 1932 y los colaboradores de Primo de
Rivera. Pero la reforma militar siguió vigente. También se promovieron cambios en la educación.
Como consecuencias de este viraje conservador se radicalizaron los partidos del PSOE y
UGT. Además hubo una gran proliferación de huelgas y conflictos, la CEDA endureció su posición y
exigió su participación en el Gobierno bajo amenaza de retirar su apoyo parlamentario. El
presidente Lerroux accedió ante estas peticiones y otorgó tres carteras ministeriales.
La CEDA se mostró partidaria de aplicar condenas con rigor y proceder a una reorientación
dura de la política del Gobierno, mediante la suspensión del Estatuto Autonómico de Cataluña, la
devolución de las propiedades a los jesuitas, y el nombramiento de Gil Robles como Ministro de
Guerra y de Francisco Franco como Jefe del Estado Mayor.
Una vez triunfado el Golpe hubo ciertos planes, además del camino hacia la Guerra:
- El General Mola pretendía establecer una Dictadura Militar, que eliminaría el
peligro del Frente Popular para volver tras un tiempo a otra situación.
- La CEDA pretendía la vuelta a la monarquía Alfonsina.
- Los Fascistas y Falangistas querían un régimen a la italiana.
- Los Carlistas querían el regreso a la “Monarquía Tradicial”.
El 14 de julio fue asesinado en Madrid el dirigente monárquico José Calvo Sotelo, como
respuesta al asesinato anterior de un colaborador de las milicias de izquierda. El 17 de julio se
inició l sublevación en Marruecos y el 18 se extendió al resto de la Península.
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