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Sujeto y discurso: fuente imprescindible del psicoanálisis

Un psicoanalista debe ser capaz de “jugar su partida desde la ciencia y la cultura” (Gallo, 2012,
p.163), es decir que ha de ser capaz de llevar a cabo su práctica valiéndose del método
psicoanalítico como un postulado de la ciencia para abordar al sujeto y sus componentes
colectivos inherentes y posibilitar el ejercicio de análisis, esto en tanto el psicoanálisis se ocupa
de lo que la sociedad y el sujeto no quieren saber. Así, el psicoanálisis, como psicología de lo
profundo, indaga desde el método analítico en eso de lo que el sujeto habla y no sabe pero le
afecta, lo que constituye el desarrollo de la terapia psicoanalítica. De esta manera, el analista y
el analizante dan forma la práctica psicoanalista, no obstante el sujeto analizante es quien la
hace posible.

El papel del sujeto analizante y su discurso son la fuente y orientación imprescindible de


la terapia psicoanalítica por encima de la experiencia y título del analista. Esta afirmación
manifiesta varios componentes esenciales para psicoanálisis y su respectiva caracterización en
los dos papeles en juego (sujeto y analista). Así, para empezar en la terapia psicoanalítica no
hay otra fuente más allá que el propio discurso del sujeto (Gallo, 2012), lo que este expresa no
es más que la voz del inconsciente hablando de lo que el sujeto no sabe, entonces al ser un
discurso elocuente y cargado de información que remite a sucesos reprimidos, se desencadena
un estado en que el sujeto significa una pregunta para sí mismo como para el analista que debe
tener una posición de escucha y atención al detalle denominada atención flotante la cual le
permitirá el acercamiento a lo causante de los s´ntomas de su paciente. Retomando al sujeto, la
generación de preguntas por parte de éste respecto a su neurosis da origen a la clínica
psicoanalítica, junto con su deseo de llegar a eso que no entiende de lo que siente y lo que le
sucede, por ello cabe apuntar como menciona Gallo (2012) no existe la clínica de lo
psicoanalítico sin un sujeto lleno de incertidumbre.

Ahora, al hablar de sujeto analítico se hace referencia a un sujeto en escisión, no hay unidad
alguna ni racionalidad en él ya que está caracterizado por ser dividido, es decir tiene una lucha
interna debida al inconsciente y el lenguaje, respecto de lo que sabe y lo que no, lo que puede
hacer y lo que no, actúa guiado por pulsiones, el deseo, y llega a crear un goce que le satisface
pero le conduce a la muerte. Es evidente que un sujeto que habla de todo aquello desde su
inconsciente posee una subjetividad marcada que significa una fundamento irremovible del
psicoanálisis, existe grana afinidad desde este hacia lo subjetivo es por ello que toma el caso
por el caso enfocándose siempre en la singularidad de cada sujeto analizante. Lo fundamental
en el análisis es la significancia que tenga lo dicho por el sujeto para si mismo, la forma en que
este la transmite y la entienda desde su ahora conciencia.

El analista, por otra parte cumple un papel más pasivo en el que si debe implicarse para producir
un saber en el analizante, mas no involucrarse pues no debe responder por él. La posición es
limitada al caso en que se esté, puesto que el analista debe evitar trabajar desde la erudición,
aunque tenga conocimiento y experiencia previa esto ha de dejarlo de lado con cada sujeto,
asimismo no funciona como juez ni figura experta, el sujeto por sí solo tiene suficiente con lo
que se juzga. De esta manera el analista hará un buen trabajo desde la ignorancia docta, de
alguien que sabe pero voluntariamente ignora hasta cierto punto su saber para dar lugar a lo
nuevo” (Gallo, 2012 p.79)

Para concluir, claramente tanto analizante como analista son ejes que guían y caracterizan la
terapia psicoanalítica sin embargo, lo aquí desarrollado posibilita enmarcar al sujeto analizante
como elemento imprescindible para esta práctica pues lo que tiene para decir cada uno desde
su singularidad es lo que pretende analizar y tratar el psicoanálisis y de hecho este análisis es
realizado por parte del sujeto tomando su incertidumbre y lo que su inconsciente transmite; el
psicoanalista por su parte conecta desde la atención flotante y guía la terapia hacia la
producción del saber manteniendo la ignorancia docta y dependiendo de la posición en que el
sujeto desarrolle su neurosis.

Bibliografía
Freud, S. (1925). Psicoanálisis. En S. Freud (Ed). Obras completas XX. Amorrortu editores
Gallo, H. (2012). Del metodo y la investigación psicoanalítica. En H. Gallo y M. E. Ramírez.
(Ed). El psicoanálisis y la investigación en la universidad (pp. 163-176). Buenos Aires: Grama
ediciones
Gallo, H. (2012). Investigación psicoanalítica, clínica de lo social y valor del concepto. En H.
Gallo y M. E. Ramírez. (Ed). El psicoanálisis y la investigación en la universidad (pp. 77-
103). Buenos Aires: Grama ediciones
Gallo, H. (2012). Método, sorpresa, subjetividad, verdad y saber. En H. Gallo y M. E.
Ramírez. (Ed). El psicoanálisis y la investigación en la universidad. Buenos Aires: Grama
ediciones

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