359 Grabaciones.
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> VARIOS
¢ GRABACIONES
RAFAEL KUBELIK, director
Obras de Dvorák, Martinu, Smetana,
Bartók, Janacek, Mussorgski, Borodin,
Shostakovich y Chaikovski. Orquestas
Fil. de Viena, Fil. Checa, Royal Phil. y Sinf.
de Chicago. HÄNSSLER 19019 (10 CD)
como se deduce por el título, reúne esta caja
algunas de las obras de músicos nacidos más
allá de los Urales que grabó el gran director
checo entre 1945 y 1960. Es su mejor época,
pero estas grabaciones tienen fuentes sonoras
desiguales (es decir, monoaurales) y, aunque
han sido remasterizadas con buena técnica,
nadie busque en ellas la exactitud y el detalle.
Son, como es lógico, grabaciones para
aficionados de morro fino que buscan la
expresión misma de Kubelik, su modo de
entender cada pieza y de resolver la partitura.
Y en ese sentido no se van a decepcionar. Hay
aquí curiosidades, rarezas, joyas y sorpresas,
pero sobre todo un retrato espléndido de
Kubelik. les señalo unas pocas.
por ejemplo, la Novena de Shostakovich
estrenada en praga, como en Rusia, en 1945.
El sonido es plano, pero el interés está en la
enorme fuerza, el nervio tenso de Kubelik
leyendo esta obra justo al acabar la guerra.
¿Qué importa el detalle ante esa muestra de
musicalidad torrencial? O el Concierto para piano
de Dvorák por Rudolf Firkunsky, el sonido es
apagado, pero porque está muy recostado
sobre el piano y todos saben que Firkunsky fue
el mejor en esta partitura. De finales de los 40
son también la Sinfonietta de Janacek, en verdad
un poco plana por culpa del sonido, y dos
piezas más de Martinu.
Todo lo demás data de 1950 a 1960, con
tomas sonoras muy aceptables. Aquí, además
de los músicos eslavos, se repasan las mejores
orquestas de aquellos años. Eso permite algunas
curiosidades como la Música para cuerdas,
percusión y celesta con la sinfónica de chicago en
1951. vale la pena compararla, por ejemplo, con
la versión de 1981 con la orquesta de la radio de
Baviera (Orfeo) para contrastar cómo se había
sosegado en treinta años aquel director fogoso e
iracundo. Hay muchas más sorpresas, pero es
mejor que las descubra el aficionado mismo.
Félix de Azúa
66 SCHERZO
LEXÍA
Obras de Duparc, Respighi, Hahn,
Lavilla, Poulenc, Liszt y Montsalvatge
Guillen Munguia, tenor. Josu Okiñena,
piano. SONy 19075946372 (1 CD)
constituye una grata sorpresa que el
prestigioso sello discográfico Sony le haya
dado una primicia en solitario al joven y
prometedor tenor español Guillen Munguia.
Lexía es el título de este álbum, que en torno al
concepto de “el éxtasis de la palabra
transmutada en sonidos”, recoge canciones
artísticas de Duparc, Respighi, Hahn, lavilla,
poulenc, liszt y Montsalvatge. como muestran
las notas al álbum, esta selección, de tono muy
intimista y recogido, es una decisión del propio
tenor, que a su alta musicalidad añade una
profunda cultura musical. Y nos confronta con
una suerte de recorrido anímico que ahonda en
la melancolía, el anhelo o lo extático sin rozar
jamás la morbidez o la afectación. Todo es
naturalidad en este vuelo por palabras en
música, como dicen las declaraciones de
intenciones y se evidencia en la escucha.
Munguia no es aquí un tenor, sino un
cantor que hace suyos los textos, interiorizados
hasta la médula, para luego desgranarlos con
una infinita y siempre inteligente gama de
recursos vocales, donde la contención y una
exquisita prosodia no encorsetan la efusión
que algunas piezas requieren. El instrumento
vocal no está para exhibirse, sino para contar y
transmitir, y a ello se doblega con superlativa
sensibilidad cualquier otra consideración.
El idioma se cuida al máximo y las canciones
francesas se saldan con esa ligera nasalización,
tan grata y casi indispensable en una óptima
pronunciación. Josu Okiñena es un trasunto
perfecto, adaptando como un guante la
sonoridad pianística a las diferentes texturas y
ambientes de este repertorio diversificado, y
simultáneamente coherente. Se trata, en suma,
de un debut sorprendente, de la más despojada
belleza, entre destellos y penumbras, cual
inicio de una travesía musical surcada bajo los
mejores augurios.
Miguel Ángel Aguilar Rancel
TIME & ETERNITY
Obras de Zorn, Hartmann, Machaut,
Martin, Fiser y Bach. Patricia
Kopatchinskaja, violín. Camerata Bern
ALPHA 545 (1 CD)
la dirección artística de la camerata Bern
permite a la violinista patricia Kopatchinskaja
desarrollar proyectos infrecuentes que hacen de
la yuxtaposición y el cruce de caminos el santo
y seña. Este disco es un reto a muchos niveles.
No solo por su repertorio, sino por la propia
hoja de ruta del tracklist, por cómo esta
condiciona la audición. “Toda está música está
hecha de sangre y lágrimas de almas
torturadas”, así lo introduce la responsable
conceptual y solista. con insertos de cantos
tradicionales y un afán reflexivo que se extiende
en un profusamente ilustrado libreto, la escucha
deviene en una experiencia que trasciende el
habitualmente limitado marco de un disco.
Hay dos importantes y traspapelados
conciertos violínisticos del siglo XX aquí; el
Funebre de Karl Amadeus Hartmann (1905-1963)
y el Polyptyque de Frank Martin (1890-1974).
El primero se ofrece sin pausa, como una
extensa y severísima exhalación con una
cuerda abigarrada que contrasta con el sonido
más alado, temeroso y un punto áspero, de
Kopatchinskaja. El segundo llega cuarteado con
interpolaciones de Bach (en transcripciones
para orquesta de cuerda) y hasta de un
contemporáneo, lubos Fiser (1935-1999), de
quien se ofrece Crux, para violín, timbales y
campanas. Tanto paréntesis hace que
perdamos la perspectiva de la desnudez sonora
de Martin, hemos de reconocerlo.
con sus pentagramas, la violinista moldava
plantea dinámicas extremas, como si evitara a
toda costa la tentación de lo simplemente bello.
Todo nos fuerza a una atención distinta.
la puesta en escena del programa resultó
acongojante. Este documento, con su carga
literaria y visual, encierra horas de disfrute y
controversia. Son tantos sus vericuetos que
cuando acabamos sentiremos la necesidad de
volver una y otra vez a asomarnos a estas
músicas, plasmadas así y de esta manera.
Ismael G. Cabral