REVISTAS ARGENTINAS

Revista chaza la identificación kelseniana entre

de la Universidad de Córdoba. Estado y derecho, pues se distinguen.
—según él— no sólo por sus concep-
tos, sino por sus ideas: la del dere-
Córdoba. cho es la justicia, la del Estado es
el poder. Lo típico, pues, de la idea del
Año XXXII, núin. 3, .1945: derecho en Goldschmidt es su función:
atributiva.
D.R. PiZARRO CKESPO, Carlos: La filo- Respecto del fin del derecho, Goldsch-
sofía jurídica de James Goldschmidt. midt —nos dice Pizarro— se sitúa en
(Págs. 603-632.) un término medio entre Kant y Hégel.
No niega, como éste, la conocida defini-
En esta tercera parte de ?ti estudio ción de la finalidad jurídica kantiana
sobre Goldschmidt enfoca el articulista como limitación de la libertad según una
la delimitación de lo jurídico en el pen- ley general, sino que, admitiendo lo de
sador alemán, al que valora con rela- limitación, rechaza la ley general come»
ción a las formas y principios determi- elemento positivo y lo sustituye por la
nantes de la evolución del pensamiento justicia o igualdad, siguiendo a Aristó-
jurídico contemporáneo en su nación. teles. "Libertad e igualdad son los fun-
En las otras dos partes de su trabajo damentos del Derecho."
trató el Dr. Pizarro de los fundamentos También contrasta Goldschmidt con
filosóficos en que Goldschmidt se apoya. Stammler por su idea de la moralidad,
De ello se deduce que los principios que si para Stammler no .trascendía de
morales y las instituciones jurídicas en la vida interior del hombre, para
Goldschmidt arraigan tanto en la es- Goldschmidt sí. Y asimismo rechaza
fera natural como en la de la libertad, Goldschmidt la oposición kelseniana en-
"encontrándose así condicionados por el tre la autonomía moral y la heterono-
1 prior-i emocional del libre arbitrio y mía jurídica, pues ambos órdenes son del
por el a priori natural de la causalidad". mismo origen y naturaleza. Goldsch-
Goldschmidt rechaza el a, briori mo- midt encuentra la diferencia de derecho
ral de Kant como pura legalidad y el y moral en el punto de referencia de
« priori material fenomenológico. ambos: la moral mira a las personas y
El valor o idea del derecho es para no a sus acciones (subjetivamente, la
Goldschmidt la justicia. El articulista moral es un sistema de virtudes), en tan-
recorre las opiniones sobre la idea del to que el derecho mira a las acciones.
derecho en Kelsen, Stammler, Radbouch, La antítesis de derecho y moral no es;
Mayer, Mündi, para acabar por des- exterior e interior, sino real y personal.
tacar la imprecisión en que esa idea se El derecho tiene tiara Goldschmidt
encuentra en Goldschmidt: "un princi- doble naturaleza: por un lado es im-
pio regulativo que tiene que aplicarse a perativo para los ciudadanos, por otro
una materia, una carta en blanco que es medida para el juicio del juez. Aun-
faene que llenarse". "El contenido de la que admite la existencia del derecho
Justicia
v
se. determina por el modo de injusto—como los iusnaturalistas—, dice
er de la época -• de la nación en los que la ley estimada injusta por la ge-
cuales los principios de la justicia han neralidad no pierde su validez, pero la
de aplicarse." Por eso Goldschmidt re- vinculación de ella dimanante es sólo
387
 REVISTA BE REVISTAS
provisoria y a lo largo la norma pierde
su vigencia.
El articulista termina su trabajo con
un breve estudio de la evolución del
pensamiento jurídico alemán contempo-
ráneo a partir de Stammler.
En los últimos párrafos de su análi-
sis sobre Goldschmidt, el Dr. Pizarro
reseña cómo el pensador alemán resuel-
ve la dualidad entre el orden, moral y
el jurídico en sus diversos contrastes:
interioridad-exterioridad, autonomía-he-
leronomía, orden normativo - realidad
fáctica. Goldschmidt resuelve esas antí-
tesis refundiéndolas en uno de sus miem-
bros : en exterioridad, en heterono-
mía, ctc.—(B. M.)
NAZAR, Félix Antonio: Vico y el pensar
miento revolucionario del rigió XVIII.
(Págs. 655-650.)
A medida que se ahonda en el con-
tenido de las obras de J. B. Vico, más
se advierte la semejanza entre sus ideas
y las del pensamiento posterior. El ar-
ticulista, tras esta afirmación, recuerda
el texto de B. Croce, en el que se atri-
buye a Vico la paternidad en la Esté-
tica, la Filología, la Historia (Momin-
sen, jSTiebhur), la interpretación de los
mitos (Heine, Müller, Bachofen), el his-
toricismo jurídico (Savigny), la lucha
de clases (Marx, Sorel), etc., creaciones
y movimientos de los dos úitimos siglos.
Le llama, siguiendo a Wundt, "el si-
glo x i x en germen".
El articulista continúa afirmando el in-
flujo de Vico en la teoría de ¡a evolu-
ción con su tesis de que la humanidad
marcha hacia un estado ideal, natural
y eterno a través de tres etapas: divina,
heroica, humana. La última es la época
de la democracia. En ella, la lucha de
clases alcanza su culminación. La plebe
impulsa la evolución en lo social como
en lo político.
Para Vico —nos dice el articulista—,
"la clase aristocrática, reservándose con
carácter exclusivo un orden de paren-
tesco y sucesión, se asegura las rique-
zas y con éstas el poder". La custodia
de las leyes es otra reserva que la aris-
tocracia tiene para prevalecer política-
mente. Esto es lo que hace afirmar a
Peters que Vico fue un revolucionario
sin saberlo. Medio siglo más tarde sus
ideas fructificaron en la Revolución
388
francesa. En su obra hay también una
marcada simpatía por las clases prole-
tarias, aunque sin situarse polémica-
mente a favor de ellas.
A continuación, el autor señala las di-
ferencias entre Vico y los filósofos de la
Revolución: Rousseau, Voltaire, M011-
tesquieu. El pensamiento de éstos es in-
dividualista; el de aquél es colectivista.
Vico no concibe al individuo indepen-
dizado de la sociedad de la que forma
parte. Además, no se enfrentó con el
orden existente para combatirlo; su
ejemplo fue Roma y por eso sus prin-
cipios democráticos están referidos a
estadios sociales ya superados. Vico, a
diferencia de ¡os revolucionarios poste-
riores, no ataca a la Monarquía ni a la
Iglesia, antes las defiende. Para él, la
Monarquía —"régimen de uno frente
a la igualdad de todos"— es la forma
más perfecta de realización de un ideal
democrático. Pero una Monarquía de-
mocrática, donde la plebe es motor de
la evolución. A la Monarquía, según Vi-
co, tiende la humanidad como a su es-
tado natural, ideal y eterno, con inten-
tos renovados. El ideal de Vico se rea-
liza en las monarquías constitucionales.
El articulista rebate esta opinión y aboga
por la forma republicana como la más
propia de la democracia.
Sin embargo, es incuestionable para
el articulista que la obra de Vico, aun
sin intención revolucionaria, contiene
ideas y principios en nombre de los cua-
les, años después, se transforma la so-
ciedad revolucionariamente. Fue Vico el
precursor de un sistema democrático.—
(B. M.)
Derecho del Trabajo.
Revista crítica mensual de Jurispruden-
cia, Doctrina y Legislación.—Buenos
Aires.
Núm. 11, noviembre 1945:
UNSAIK-, Alejandro M.: Síntesis del ré-
gimen, legal de las asociaciones pro-
fesionales.
Para el autor, la importancia del régi-
men legal de asociaciones profesionales
descansa en el hecho de que sus dispo-
siciones permiten agrupar las diversas
clases de asociaciones en: a) asociacio-
 REVISTA DE REVISTAS

nes con personalidad gremial; Z>) aso- jo y Previsión, y c) participación en ac-

ciaciones profesionales con personalidad
jurídica; c) asociaciones profesionales
inscritas, pero sin personalidad gremial,
y d) asociaciones profesionales no ins-
critas. Kn lo que a su estatuto (contrato
social) se refiere, se las deja en libertad.
Pueden, a este respecto, incluir u omitir
reglas sobre determinados asuntos, pero
tratándose de entidades con --ersonalidad
gremial, necesariamente en los estatu-
tos han de figurar disposiciones sobre
determinados pujíos que no pueden ser
silenciados. Nótese que entre esos pun-
tos del estatuto lia de figurar lo relacio-
nado con las autoridades y procedimien-
to para determinar la suspensión y
reanudación del trabajo, esto es, la huel-
ga. Mientras que las asociaciones DO re-
conocidas no pueden hacer otra cosa
que "peticionar", las reconocidas tienen
la facultad de "representar". De esta
representación del interés profesional
derivan sus funciones, entre las que
merecen particular atención las siguien-
tes : a) •'defensa del interés individual";
V) "contribuir a la vigilancia de la
legislación del trabajo", lo que no debe
entenderse en el sentido de que el
sindicato queda investido de las facul-
tades que están reservadas al personal
de inspección de la Secretaría de Traba-
tividades políticas, pero ésta no puede
darse sino a posteriori de la resolución
adoptada por la asamblea o congreso de
la asociación. Pero la novedad destacada
en materia de patrimonio consiste en que
los empleadores quedan obligados a rete-
ner, al efectuar el pago de los sueldos
de su personal, las cuotas sindicales y
a entregarlas a la asociación, siendo res-
ponsables en caso de no hacerlo. El de-
creto establece, como derecho de las
asociaciones el de intervenir en las nego-
ciaciones colectivas, celebrando y modi-
ficando convenios colectivos de trabajo,
aunque no se explica suficientemente que
tal facultad esté exclusivamente reser-
vada a las asociaciones con reconoci-
miento gremial. Se confiere a las enti-
dades un derecho vinculado al contrato
colectivo, y nadie ignora que ello plantea
innúmeros interrogantes que. cada legis-
lación ha resuelto a su manera: deter-
minación de las partes contratantes
(¿grupos o sindicatos?), efectos hacia
terceros, causas de incumplimiento, con-
secuencias, sanciones, revisión, duración,
reconducción, etc. El autor cree que en
el decreto, al menos en líneas generales,
han debido insertarse algunos principios
normativos al respecto.—(H. M. C.)

REVISTAS BOLIVIANAS
Revista Jurídica. los que se recogieron, además del espí-
ritu y contenido parcial de la Constitu-
Órgano de la Facultad de Derecho, Cien- ción vigente, todo el material aprove-
cias sociales, políticas y económicas de chable de los 31 proyectos de reforma
la Universidad autónoma "Simón Bo- anteriores, así como sugerencias de la
lívar".—Cochabamba. Corte Suprema de Justicia.
Las secciones que comprende el refe-
Año VII, núm. XXX, marzo 1945: rido texto son las siguientes: la Kación,
Derechos y garantías, Conservación del
Proyecto de reformas constitucionales. orden público, Nacionalidad y ciudada-
(Págs. 136-165.) nía, Poder legislativo, Senadores y Di-
putados, Leyes y resoluciones del Con-
_ Con fecha 4 de diciembre de ip.14 la greso Nacional, Poder ejecutivo1, Mi-
Comisión de Constitución de la Conven- nistros de Estado, Régimen interior. Ré-
ción Nacional de Solivia «M-eseutó a la gimen económico y financiero, Régimen
citada Asamblea un proyecto de ley so- social, La familia, Poder judicial, Régi-
bre Reformas constitucionales, que su- men comunal, Régimen cultural. Régi-
pone, más que simples variaciones en el men agrario, La fuerza armada, y Re-
contenido de este texto político, una formas de la Constitución.
nueva redacción de. la Constitución, com- Es totalmente imposible dar_ tan si-
prensiva de 170 artículos, a través de quiera un extracto de las principales
 REVISTA DE BEVISTAS
disposiciones y principios en los» que se
inspira. Como diferencias más notables
acusadas entre el proyecto y el texto
constitucional en vigor merecen desta-
carse :
A) Establecimiento del sistema uni-
cameral," proponiéndose el funcionamien-
to del Congreso en una sola Cámara,
denominada Congreso Nacional, que con
diputados y senadores, aquéllos elegidos
por cuatro años y éstos por seis, reno-
vándose en su totalidad al expirar los
respectivos plazos, ejerza el Poder le-
gislativo, refundiéndose, en su conse-
cuencia, todas sus atribuciones y sim-
plificándose extraordinariamente la ela-
boración de las leyes.
B) Se. amplían las atribuciones del
Poder ejecutivo, concediéndole la ini-
ciativa en materia de impuestos y de
gastos.
C) Kn orden a los derechos indivi-
duales se concede la ciudadanía a la
mujer, con ciertas condiciones; se limita
la libertad de comercio para los extran-
jeros; se amplía el reglamento de ha-
bcas-corpus, y se establece la igualdad
entre los hijos legítimos y naturales re-
conocidos en cuanto a los efectos de la
sucesión hereditaria, autorizándose la
indagación de la paternidad.
D) Por lo que se refiere al Poder
judicial, se resuelve la cuestión plantea-
da en otro artículo de esta misma Re-
vista respecto al conocimiento (\Q. las
cuestiones electorales, que definitivamen-
te son sustraídas a la Corte Suprema
de Justicia.
K) Se incorporan a la Constitución
las directrices y líneas generales de los
preceptos ya incorporados a la legisla-
ción, referentes a régimen cultural, agra-
rio, económico, etc.
F) Inteserante es, por otra parte, el
sistema de elección de los alcaldes y
miembros del Concejo Deliberante de
las capitales de departamento, provin-
cias v secciones, que deben efectuarse
por sufragio popular.
Curioso ejemplo, en definitiva, de pro-
yecto de Constitución, que al lado de
expresas declaraciones democráticas y
de instituciones de. marcado sabor libe-
ral contiene afirmaciones autoritarias y
de carácter intervencionista, acentuando
la .importancia cada vez mayor que van
adquiriendo los factores económicos, so-
ciales y mercantiles.
Kn otro terreno, es de destacar la
39O
continuación del Estado boliviano en la
trayectoria netamente católica de sus
instituciones, añadiéndose en este pro-
yecto al artículo 2.", en el que se de-
clara que "el Estado reconoce y sostiene
la religión católica, apostólica y roma-
na", la prohibición contenida en el ar-
tículo 134 de pertenecer a "sectas se-
cretas" para los que desempeñen los
cargos de ministro de la Corte Suprema
o fiscal general.—(L. T.)
FAJARDO, Francisco: Facultad del Poder
legislativo para cancelar el mandato
de los magistrados del Poder judicial.
(Págs. 165-174)
Se trata de la demanda de inconstitu-
cionalidad planteada por el ex presi-
dente de la Corte Suprema de justicia
contra la Convención Nacional, que de-
cretó la renovación de los magistrados
de este Alto Tribunal.
.Según se desprende de las alegaciones
del demandante, resulta que de. acuerdo
con lo consignado en los artículos 59
y 143 de la Constitución- vigente del.
Estado boliviano, son atribuciones de
cada Cámara o de la Corte Suprema,
respectivamente, en materia electoral:
calificar las credenciales de los miem-
bros que no hubiesen sido demandados
ante la Corte Suprema v fallar en las
demandas que se iniciaren sobre la vali-
dez o invalidez de las elecciones presi-
denciales 3* parlamentarias, así como so-
bre la inhabilidad de los candidatos; es
decir, que en materia de competencia
electoral corresponde el conocimiento o
decisión sobre la validez de las actas a
la propia Asamblea o Convención o al
más alto Tribunal de Justicia de la na-
ción, según exista o no demanda contra
dicha elección.
No obstante el anterior principio, y
cuando la Corte Suprema de Justicia se
encontraba conociendo de veintinueve de-
mandas electorales, afirma el citado ex
presidente, recibió con fecha I de agosto
de 1044 la orden telegráfica 'de la Con-
vención Nacional, por la que ésta co-
municaba al expresado órgano jurisdic-
cional su decisión de asumir el conoci-
miento inmediato de todas las demandas
planteadas ante la Corte Suprema de
Justicia que aun no hubieren sido re-
sueltas.
Ante dicho mandato de inhibición acor-
 REVISTA DE REVISTAS
<dó el Tribunal de Justicia, por unani-
midad de sus miembros y entendiendo
cumplir el deber que los preceptos cons-
titucionales autos mencionados le impo-
nen, seguir conociendo de todas las de-
mandas pendientes de fallo, haciéndo-
selo saber así al presidente de la Con-
vención.
Como consecuencia de este auténtico
conflicto de atribuciones, la Convención
Nacional desechó las sentencias dicta-
das por la Corte Suprema, aceptando
como miembros de ella a candidatos
cuyas actas y credenciales fueron anu-
ladas por este Tribunal, y decretando a
continuación la destitución de sus car-
gos a la casi totalidad de sus miembros.
En opinión del demandante, dos me-
didas inconstitucionales fueron, pues, to-
madas por la Convención en este asunto.
La primera, la decisión de conocer de
las demandas contra la elección de cier-
tos candidatos pendientes en la Corte
Suprema de Justicia. Para ello era pre-
ciso antes modificar el contenido de los
artículos Zg y 143 de la Constitución, lo
que, por otra parte, nunca podría haber
llevado a cabo la Convención por ca-
recer de facultades expresas para ello,
ya que la convocatoria de elecciones no
se realizaba para Convención constitu-
yente, habiendo sido investidas de tal
•carácter por decisión del Poder ejecu-
tivo, resolución ésta unilateral que aten-
ta a la soberanía nacional, que, resi-
diendo en el pueblo, es ejercida por
delegación en los Poderes legislativo,
ejecutivo y judicial sobre la base de
su independencia y coordinación, según
se determina en el artículo 3.* de la
Constitución.
La segunda decisión de destituir de
sus cargos a los componentes de la
Corte Suprema de Justicia es también
inconstitucional, afirma el demandante,
Por cuanto todos ellos ocupaban sus
puestos en virtud de nombramiento cons-
titucional y por diez años, plazo del
artículo 145 de la Constitución, no pu-
diendo ser removidos sino a consecuen-
cia de sentencia ejecutoria, previo juicio
de responsabilidad.
Lamentamos «o conocer la decisión
final sobre este asunto, así como las
razones alegadas por la Convención Na-
cional boliviana para fundamentar sus
impugnadas resoluciones, y confiamos
•en que algún número posterior de la
revista satisfaga nuestra natural curio-
sidad.
Se trata, en definitiva, del tan discu-
tido problema político de la facultad
de los organismos legislativos para exa-
minar la validez de la elección de sus
miembros. ¿Es acto jurisdiccional o po-
lítico? De los tres sistemas clásicos de
atribución de estas cuestiones: legisla-
tivo, jurisdiccional y mixto parece en
principio que la Constitución de Boiivia
se inclina por este último en cuanto dis-
pone el sometimiento del examen de la
validez de las actas a la Corte Supre-
ma de Justicia o a la propia Asamblea
legislativa, según haya o no existido
demanda contra la elección. Sistema
mixto al estilo inglés en cuanto su-
pone, no la atribución a un determi-
nado Tribunal u organismo distinto al
de Justicia o al legislativo —impropia-
mente denominado mixto por algunos
autores, cuando en realidad se trata de
una solución jurisdiccional—, sino el so-
metimiento de la validez de la elección a
un régimen que participa simultánea-
mente del ejercicio de ¡os Poderes le-
gislativo y judicial, distinguiéndose para
la atribución concreta de la competencia
en el requisito de la contenciosidad; es
decir, si existe o no oposición, cristali-
zada en forma de demanda, a la elec-
ción de que se trate.—(L. T.)
VALDIVIESO, José: La igualdad de los
hijos ante la ley. (Proyecto de re-
forma constitucional.) (Págs. 174-184.)
En un breve y documentado artículo
examina el Dr. Valdivieso este pro-
blema a tenor de lo preceptuado en los
artículos 131 y 132, cuya antinomia pone
de relieve, de la Constitución boliviana
de 1939, los que disponen: el matrimo-
nio, la familia y la maternidad están
bajo la protección de la ley, y que ésta
no reconoce desigualdades entre los hi-
jos, teniendo todos los mismos derechos.
Esta declaración no se muestra de
acuerdo con los principios del Derecho
civil boliviano, que establece la antigua
clasificación de los hijos en: legítimos,
legitimados, naturales, adulterinos, in-
cestuosos y sacrilegos, agrupados en las
tres categorías de: a,) legítimos, b) na-
turales y c) ilegítimos. En su consecuen-
cia, y en opinión del autor, existe una
situación injusta derivada de los pre-
391
 REVISTA DE REVISTAS
ceptos del Código civil al amparar éste
a los hijos legítimos y naturales reco-
nocidos únicamente, estableciendo a su
favor los derechos sucesorios, de los
que quedan excluidos los naturales no
reconocidos y los ilegítimos.
¿ Qué motivos, qué precedentes cons-
titucionales pudo haber inspirado el con-
tenido de la Constitución vigente en
orden a la igualdad declarada?
Después de un estudio del contenido
de los artículos 43 y 41 de las Consti-
tuciones de la República española de
1931 y del Uruguay de 1934, respecti-
vamente, deduce la consecuencia el
Dr. Valdivieso de que ambos textos son
más moderados, por cuanto la igualdad
de los hijos a que se refieren tiene tan
sólo efectos limitados a los deberes de
los padres, no a su postura ante la ley.
No nos dice el autor si, en su opi-
nión, la Constitución de la "U. R. S. S.,
cuyos preceptos en orden al "matrimo-
nio" y condición de los hijos con tanto
entusiasmo encomia, puede, en efecto,
haber inspirado los artículos 131 y 132
del texto boliviano, limitándose a exten-
derse en consideraciones sobre lo que
denomina concepciones burguesa y so-
cialista en orden al problema sexual y
de unión matrimonial, como si este "pro-
blema" pudiera ser objeto de interpre-
taciones exclusivamente materialistas to-
talmente ajenas a todo esplritualismo.
Critica la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia al interpretar la
igualdad declarada por la Constitución,
que, en definitiva, la ha restringido tíni-
REVISTAS
The Can adían Journal of Econó-
mica and Political Science.
Órgano de la "Canadian Political Scien-
ce Association".—Toronfo.
Vol. / / , ném. 4, noviembre 1945.
ELLTS, H. W.: Competition and Weifare.
(Competencia y bienestar.) (Págs. 554-
565.)
La teoría económica ha avanzado mu-
cho en la última década, al interesarse
por los problemas de la renta nacional y
392
camente a establecerla entre los hijos
legítimos y los naturales reconocidos,
dejando al margen de aquel precepto a
las restantes clases de hijos. En este
concepto defiende la igualdad absoluta
entre iodos los hijos, estimando que
"los hijos de las uniones libres o concu-
binarias, situaciones legalizadas en la
legislación social, no pueden quedar al
margen de la ley".
Teniendo en cuenta lo consignado, así
como las conclusiones adoptadas por
los Congresos de Derecho celebrados
en Cochabamba y en Potosí en 1939 y
1940, respectivamente, en los que se abo-
gó por la equiparación legal de los hi-
jos adulterinos e incestuosos a los na-
turales, el Dr. Valdivieso invita a la
Convención Nacional a efectuar una re-
forma constitucional sobre 'este punto
con "emoción revolucionaria" que
aumente "el saludable baño que en las
aguas cristalinas de la tendencia socia-
lista" recibió y que en su opinión podría
tomar la forma que expone, cuyos prin-
cipios y esencia son:
a) Matrimonio fundado en la igual-
dad de derechos para ambos sexos.
b) Patrimonio familiar inembargable.
c) Clasificación de los hijos en dos
grupos: matrimoniales y extramatri-
moniales.
d) Igualdad entre ambos grupos por
lo que a derechos sucesorios se refiere.
e) Investigación de la paternidad.
f) Prohibición de figurar en las ac-
tas de inscripción la legitimidad o ile-
gitimidad de los nacimientos.—(L. T.)'
CANADIENSES
de la demanda efectiva y por la signi-
ficación que en el empleo de los recur-
sos ejercen magnitudes tales como el'
ahorro, la inversión, el consumo y las-
reservas monetarias de caja. Sin em-
bargo, después del -'-imer impacto de-
una revolución es obligado que aparez-
can signos de continuidad con el pasado.
En el campo de la doctrina económica
puede esperarse que dicha continuidad'
se establezca al explorar cómo condi-
ciones particulares de equilibrio —en las
diversas situaciones de competencia, mo-
nopolio, oligopolio, etc.—• ayudan a ex-
plicar el comportamiento de los gran-
 REVISTA DE REVISTAS
des agregados que dicha doctrina estu-
dia. Y con igual confianza podemos es-
perar que esta síntesis de las teorías de
Marshall y de Keynes arrojen nueva
luz sobre los problemas de política eco-
nómica. La coincidencia en este aspecto
se observa ya, excepto en las posiciones
más extremistas. El lenguaje empleado
en las discusiones populares resume di-
cha coincidencia en dos ideas: la nece-
sidad de la intervención gubernamental
para asegurar la plena ocupación, y el
deseo de mantener, no obstante, el sis-
tema de empresa privada. Para los ex-
tremistas de ambos lados, estas ideas son
incompatibles, pero la efectividad de la
ciencia económica y de Jos economistas
en el escenario de la actualidad viene
condicionada primariamente a la elabo-
ración de políticas que hagan compati-
bles ambas exigencias cardinales. Las
derechas norteamericanas deben recono-
cer que una sociedad organizada en ré-
gimen de competencia razonable no po-
see una tendencia inherente a la obten-
ción de nroductos en un nivel elevado
y estable. Por supuesto, que esto no es
un descubrimiento, ya que la teoría de
los ciclos durante más de dos decenios
ha venido basándose en las tendencias
cumulativas y antiequilibradoras que se
originan cuando una economía pierde su
ponderación en un. sentido o> en otro.
Mr. Hawtrey se refirió a la "inestabi-
lidad inherente al crédito"; el profesor
Pigou, a los factores psicológicos cumu-
lativos, y Mrs. Spiethofí, Schumpeter y
Robertson, al carácter ondulatorio de
factores "reales", como los inventos y
las inversiones. Pero hasta la "revolu-
ción keynesiana" las alternativas de
prosperidad y depresión se consideraban,
incluso por algunos de los economistas
citados, como algo natural, inevitable e
incluso beneficioso. En nuestros días
prevalece la idea de que las contraccio-
nes de la producción y el empleo por
bajo de un nivel sustancial de utiliza-
ción de los recursos son "inapropiadas",
empleando un término de Robertson.
Pero el análisis de Keynes no termina
aquí, sino que añade la imposibilidad
,de atribuir a las empresas privadas la
responsabilidad de reducir el paro. Re-
presentando fracciones más o menos re-
ducidas del producto nacional total,
cualquier empresa podrá, y en el cálcu-
lo económico ordinario tendrá necesa-
riamente que elevar a un máximo su
posición prescindiendo del grado de
ocupación en la economía nacional. En
consecuencia, corresponde al Estado
aquella responsabilidad. Por otra parte,,
las izquierdas americanas deberán re-
conocer (si su deferencia ante el senti-
miento nopular en favor de la empresa
privada es algo más que un tributo ver-
bal) que una política de ocupación total
debe reforzar, en vez de minar, el go-
bierno de la economía mediante un sis-
tema de "recios en régimen de com-
petencia, en lugar de ia intervención
estatal directa. Esto supone que, si bien
cuando se inicia una depresión hay que
acudir a los gastos públicos con rapidez
y energía, una política de largo alcance
debe reducir la necesidad de acudir a
este recurso. Y por igual razonamiento
ello implica que, a largo plazo, la inter-
vención gubernamental ha de ir redu-
ciéndose. Plena ocupación v perfección
de la competencia son los dos puntos de
Arquímedes en que puede apoyarse la
coincidencia en mi amplio sector de la
teoría y la política económicas. El se-
gundo es el más descuidado. Para las-
izquierdas, porque la reacción natural
es prescribir intervenciones estatales sin
percibir que un procedimiento semejan-
te en otros campos significaría un total
colectivismo; para las derechas, hay el
tópico corriente cíe "la ley seivátiva de-
la competencia", un prejuicio que ignora
los principios ordenadores de los mer-
cados en régimen de competencia y que
fomenta, de hecho, un fascismo indus-
trial. Pero el señalar los méritos de
una economía gobernada por los precios
no puede hacerse prescindiendo del obje-
tivo de un nivel de ocupación elevado
y estable. A menos que supongamos que
los ideales americanos pueden aceptar-
permanentemente la cesión de las liber-
tades individuales a un estado colecti-
vista, la estabilidad en la ocupación sólo
podrá conseguirse a largo plazo.
El autor completa su argumento con-
cuatro proposiciones que. analiza deta-
lladamente: i." Pretender la ocupación
total fomentando el consumo no es pro-
bable que tenga éxito, y aunque lo tu-
viera, es dudoso que tal método sea de
desear. 2." Conseguir el objetivo citado
por medio de gastos gubernamentales se
presta a la necesidad de intervenciones
estatales de mavor alcance y ello puede-
significar virtualmente un colectivismo.
393
 REVISTA DE REVISTAS
3* La conexión entre la dirección de
la economía por el mercado y el go-
bierno democrático v libertad política
es algo más que un accidente histórico.
REVISTAS COLOMBIANAS
Revista Javeriana.
Publicación de la -Pontificia Universi-
dad Católica Javeriana.—Bogotá.
Tomo XXIV, núm. 117, agosto 1945:
RESTREPO JARAMILLQ, Gonzalo: Inter-
vención y libertad. (Págs. 65-70.)
La hecatombe que cubre de luto la
redondez de. la tierra es una revolu-
ción. Quiéranlo o no sus promotores in-
mediatos, debajo de. cada guerra impor-
tante hay un subsuelo atormentado- y
revuelto de ideas en. conflicto, destinado
K definir la geología política del mundo.
Esta vez la revolución fundamental se
ha planteado con mayor nitidez que en
otras ocasiones. Las democracias, sor-
prendidas por el auge de doctrinas; cuya
prodigiosa fecundidad habría parecido
absurda en el siglo xix, buscan afano-
samente una teoría del Estado capaz
de oponerse como instrumento de vida a
las distintas formas de totalitarismo. Lo
que se. debate es cómo debe entenderse
el poder público frente al individuo.
¿Cómo debe resolverse el problema?
¿ Hasta dónde pueden subsistir las li-
bertades del individuo? ¿Hasta qué lí-
mites debe llegar la intervención del
Estado?
• Es preciso llegar a una especie de
transacción entre el poder público y los
anhelos individuales. El primero debe
sacrificar autoridad, y los segundos li-
bertad. Hav que superar la teoría de la
anárquica libertad de los individuos para
hacer cuanto les venga en gana. Se
puede gozar y usar, pero no abusar de
la propiedad sin perjudicar a terceros.
El hombre de hoy es ser social y colec-
tivo hasta en el recinto de su hogar.
Por eso el individuo inancliesteriano va
dejando de existir, pues para regular
los innumerables conflictos de la vida
moderna se necesita un poder superior
e imparcial: el Estado.
394
4.* Kxisten posibilidades muy promete-
doras de realizar una política de ocu-
pación total por medio de mercados
competidores.—(I. P.)
Pero el poder civil tiene misión más
amplia, trascendente y civilizadora que
la de servir de polizonte, de ser Estado
gendarme. El Estado moderno no pue-
de, ser mero poder pacificador. Debe ser,
ante todo, un gran poder coordinador.
Mas, ¿dónde deben fijarse los límites
entre la iniciativa individual y la inter-
vención del Estado? Es imposible seña-
lar teóricamente, una frontera con abso-
luta precisión. Pero sí existen normas
generales que deseamos proclamar. El
Estado no debe emprender sino lo que
la iniciativa individual no sea capaz de
realizar bien realizado'. En el campo in-
dustrial debe tomar sólo aquellas em-
presas cuyo dominio por el particular
llegue a comprometer la libertad o la
seguridad del conjunto social, y esto
cuando no basta la reglamentación ofi-
cial para conjurar el peligro.
En tesis general, es mejor la ley que
el funcionario, o sea <jue en lugar de
hacer las cosas el Estado debe ordenar
cómo se hacen. No es convirtiéndose en
patrono tjniversal como corrige las in-
justicias sociales, sino fijando claramen-
te, por medio de la leí' las obligaciones
y derechos a los patronos y señalando en
un preciso y justiciero código de tra-
bajo derechos y deberes a los operarios.
La verdadera misión del Estado es
la ley inflexible para los subditos y no
el absurdo procedimiento de sustituir
a éstos en sus funciones.
Para que la ley llene cumplidamente
su misión no sólo ha de ser sabia, tiene
también que. cumplirse con rectitud, con
energía y sin cólera. Debe ser tan alta
y tan serena que todos nos sometamos
a ella, no como quien se rinde vencido
ante el mandato tiránico, sino como
quien se inclina respetuoso ante la or-
denación de la razón. Regresemos a los
sanos principios que enseñaba a los Fe-
lipes de España uno de los padres del
Derecho constitucional moderno, cono-
cido en la historia de las letras con el
 REVISTA DE REVISTAS .
nombre ilustre del jesuíta Juan de Ma-
riana.— (A. S. B.)
GKNEPT, Jean: Polonia y' Rusia. (Pági-
nas 76-86.)
I Dominará. Moscú a la Europa de
mañana? ¿Resucitará Polonia indepen-
diente? ¿Seguirá siendo el criterio del
equilibrio entre las potencias europeas
Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia?
¿ Se respetarán los derechos estableci-
dos y los gobiernos legítimos?
La posición de los aliados frente a
Polonia se presenta así: han ayudado a
su liberación por medio de un poderío
militar extraordinario; lian permitido, a
su vez, su actual situación per un po-
derío diplomático demasiado flaco.
Entraron en guerra en 1939 para pro-
teger el territorio polaco; ganaron la
•guerra y no sólo no triunfaron dando
seguridad a la integridad territorial de
Polonia, sino que pierden por no estar
enteramente seguros de si Polonia va a
subsistir como Estado independiente,
Han abandonado al Gobierno legítimo y
lian reconocido al ("omite de Lublin,
títere de Afoscó.
Varias ele sus declaraciones podrían
interpretarse como una sumisión a. la
fuerza. La oportunista política británi-
ca para lograr la paz se presta a las
componendas. Para realizar la colabora-
ción internacional busca los compro-
misos, pero este oportunismo es inter-
pretado como una debilidad cada vez
mayor, que permite reivindicaciones
más francas y anhelos más inmensos.
Conceder más sería romper el equili-
brio europeo.
Por lo que hace a los Estados Uni-
dos, sus gigantescas hazañas financie-
ras, industriales, navales y aéreas no
llegan a compensar la ausencia de una
política internacional definida. Sin em-
bargo, su Posición e? única.
Nunca encontró Roosevelt "razonables
V justa?" las exigencias rusas. ; Qué
palabra^ hubiera buscado Mr. Churchill
si Rusia, a cambio de. su ayuda, le
hubiera oáráña la mitad de Inglaterra?
¿Hubieran hallado los polacos eso justo
V razonable? Y, sin embargo, afirmaba a
la vuelta de la conferencia de Yalta:
"E.-í;> fné francamente un compromiso;
no !« acepto totalmente en modo al-
Los aliados pueden hablar de. compro-
misos, pero los polacos ni siquiera tie-
nen la opción a compromisos. La solida-
ridad de los católicos del inundo entero
debe reforzar el llamamiento hecho por
los representantes de la cultura polaca,
que no pueden permanecer insensibles, y
deben llevarles el consuelo de. la sim-
patía. Que Polonia vea en esta multitud
y en su colaboración para llamar la
atención del público una razón de es-
peranza.—(A. S. B.)
Tomo XXIV, mmi. 11S, septiembre 1943:
ORTIZ J.OZA2TO, A.: La inmigración
europea. (Págs. 120.-135.)
Como uno de los efectos de la ca-
tástrofe sin nombre que asoló al mundo
quedan en Europa cincuenta, cien o más
millones de personas que buscarán en
las tierras libres de América pan, tra-
bajo, hogar, alegría, seguridad. Eur-
asia contiene el 87 por ico de la po-
blación total del globo, y la América
del Sur, según Penk, puede albergar
unos 1.800 millones de habitantes.
La inmigración europea, seleccionada,
dirigida y asimilada, ha sido factor pre-
ponderante en el progreso de los Esta-
dos Unidos, Argentina v Brasil. Argen-
tina anunció que está en condiciones de
recibir actualmente un millón de niños
europeos. El auge insospechado y por-
tentoso de los Estados del Sur del Pira-
sil se del:»; a la inmigración italiana y
alemana. El progreso de las regiones
de Valdivia, Osorno y Llanquiliue, en
Chile, tienen como factor principal la
inmigración alemana, y el adelanto de
Magallanes, en la misma República, hay
que atribuirlo a la inmigración inglesa,
vugoslava y española. Españoles e ita-
lianos han labrado, al fundirse con los
criollos, el poderío argentino. Los esta-
distas brasileños ven cercano el día en
que su nación tendrá doscientos millones
de habitantes.
Colombia, alegre y confiada, no lia
tomado postura definida en este vital
aspecto. De acuerdo con su extensión
territorial v su población (1.200.000 kiló-
metros cuadrados y cerca "de. 10 millo-
nes de habitantes), Colombia es de todos
'los países de América la que menos
inmigración ha recibido. Según la cifra
de 1938, el número de extranjeros esta-
?95
 REVISTA DE REVISTAS
blecidos en Colombia es de 56.418. De
éstos, un 50 por 100 son hispanoameri-
canos y, por lo tanto, no deben consi-
derarse como inmigrantes. Es decir, que
por cada 400 colombianos hay un ex-
tranjero, v. sin embargo, los países que
se haa aprovechado en América de la
inmigración europea lían progresado ex-
traordinariamente, se han puesto a la
cabeza de este hemisferio. Keyserling
decía que América estaba en el tercer
día de la creación. Colombia, como la
mayoría de los pueblos americanos, está
por hacer, y una inmigración escogida
contribuirá a realizar esos aspectos, sin
borrar su perfil tínico, sin violentar su
entraña esencial.
El medio tropical en que vive es par-
ticularmente hostil a la planta humana.
En su lucha constante con el ambiente
geográfico, nuestra raza ha perdido mu-
chas de las virtudes y energías hispa-
nas. Las enfermedades del "trópico, la
desnutrición y la carencia de higiene
han debilitado grupos raciales que fue-
ron modelo de vigor, de inteligencia ex-
pansiva, de voluntad tensa. Al cabo de
trescientos o cuatrocientos años las en-
fermedades tropicales han arruinado
muchas biologías poderosas de conquis-
tadores, colonizadores y proceres glo-
riosos o anónimos.
Es apremiante defender y robustecer
a este pueblo y a esta raza, de sangre
empobrecida, con inmigrantes podero-
sos, de carácter enérgico, de mente equi-
librada y creadora, de ambición incon-
trastable. Los 300.000 kilómetros de tie-
rras frías y templadas pueden albergar
un crecido número de inmigrantes, y
quedan, además, la inmensa realidad de
nuestros valles -• llanuras cálidas, apro-
vechables después de un vasto sanea-
miento por el brazo del hombre, ayuda-
do por el dinero, la cooperación y la má-
quina. El Gobierno debe utilizar y fo-
mentar la inmigración de europeos afi-
nes de nuestro pueblo, nuestra raza, re-
ligión e idioma. Españoles, principal-
mente vascos; aragoneses, catalanes, na-
varros, etc., deben ser apoyados para
que se establezcan en tierras colombia-
nas, lo mismo que portugueses, lombar-
dos y piamonre.ses. bretones, belgas, sui-
zos, irlandeses, v hacer el ensayo con
bávaros y escandinavos, que seguramen-
te aportarán muchas de las virtudes ra-
ciales de que carecemos. Es preferible
la inmigración por familias a la indi-
396
vidual. Deben ser distribuidos por re-
giones, climas, oficios, profesiones, a fin
de acelerar su vinculación al ambiente.—
(A. S. B.)
GOROSITO H., L.: ¿Cambiará el concepto
de patria.? (Págs. 144-148.)
¿Qué será de las nacionalidades?
¿Persistirán dentro de un vasto con-
curso armonioso, o bien habrán de nu-
blarse o desaparecer, con la pérdida to-
tal o parcial de su historia, costumbres,
economía y autonomía? ¿Qué posición
habrá de adoptar el sentimiento patrió-
tico? ¿Deberemos resistir al oleaje dis-
gregador o concurrir con traje de fiesta,
sin puñales ocultos, al baile más o me-
nos enmascarado de las naciones? Y, en
todo caso, ¿no será conveniente repasar,
por si alguno vacila, los pilares de la,
nacionalidad?
En estos críticos e inciertos momen-
tos es preciso robustecer nuestro pa-
triotismo. Los que nos dieron esta po-
sibilidad de patria de que gozamos fra-
guaron, en cierta medida, nuestro des-
tino. Patria es, en resumen, cultura,
pero esta cultura no es un traje a la-
moda, sino un vino viejo que cuando lo
bebemos nos habla de sangre, de reli-
gión, de lengua, de historia. No pode-
mos, ni debemos, separar ninguno de
estos elementos que integran la fórmula.
No podemos calcular la celeridad que
llevarán los hechos consumados en esta
tan cerrada curva de la Historia; pero
sí podemos improvisar un puente de-
lanchas mientras se forja el de piedra.
En principio, no podemos oponernos
a ¡a realización del único redil bajo un
solo Pastor; realización política por la
que tal vez en un mañana imprevisible
se proyecten los caminos de la Provi-
dencia. Pero la Filosofía v la Historia
están de acuerdo en advertirnos que esto
no es más que un ensayo, con todos los
defectos de la improvisación.
.Hemos asistido ya a dos grandes gue-
rras económicas; posiblemente ha de-
venir pronto la guerra del espíritu. En-
tonces el mundo habrá de combatir no-
por una ciudad ni por un continente,
sino por Dios en persona; no ya por
la subsistencia de su cuerpo material
-—el hombre y la máquina—, sino por
la subsistencia de su esníritu mismo, el
patrimonio cultural y la dicha eterna.
 REVISTA DE REVISTAS
Pero la pacificación del hombre interior
está fuera del campo político, pertenece
al orden religioso. Vencer la mediocri-
dad ; no ser rebaño; aspirar a la cul-
tura verdadera; sentirse enraizado con
la Historia. Los árboles profundos, las
.grandes copas abiertas al cielo libre, se
perillán con troncos enormes y enhiestos.
Tal es la consigna de esta hora.—
(A. S. B.)
Val. XXIV, nútn. ng, octubre 1945:
PATTEE, Ricardo: Pallas y aciertos de
San Francisco. (Págs. 212-219.)
Rn esta segunda parte de su trabajo,
el autor examina los logros principa-
les obtenidos en la Conferencia de San
Francisco, al lado de las fallas que pue-
den observarse en la estructura de la
nueva Liga de naciones. En la primera
parte estudió el panorama general, el ele-
mento político y personal que influyó
poderosamente en las grandes decisiones
de San Francisco.
Al iniciarse la Conferencia —dice el.
autor— resaltaba "la ausencia de todo
concepto de cjue el mundo ha cambiado
después de esta guerra en materia de
soberanía". La idea clásica de soberanía
nacional no tiene ya vigor; es ya un
término relativo, tanto para los pequeños
como para los grandes países. "Esta
guerra debe haber servido para con-
vencernos de titie la realidad que vivi-
mos no es la de 10.14 ni la de 1900, que
el mundo ha cambiado políticamente
hasta hacer de la idea de soberanía
-vieille ccole, algo tan arcaico y fuera de
tono como los derechos feudales." Para
el autor, la tragedia de 1919 fuá 110 re-
conocer que una auténtica organización
nacional exige el sacrificio de alguna
porción de soberanía nacional. Así, la
Sociedad de Naciones se debatió en una
contradicción continua: sus supuestos
poderes chocaban con las no abolidas
soberanías absolutas.
"I^a «segunda guerra mundial vino a
demostrar que las estrecheces de' un
nacionalismo absurdo o las limitaciones
Tigidas de una soberanía extremista no
concuerdan en absoluto con las exigen-
cias del siglo en que vivimos." "Pero en
San Francisco, en vez de campear un
espíritu de elevadas miras, de claridad
de visión y de positiva altura, hubo el
predominio de la idea nacional, de for-
cejeo para obtener ventajas, de la quis-
quillosidad patriotera en busca afanosa
de beneficios y de exaltación de su pro-
pia personalidad nacional." "Fue un pa-
norama en que 110 se notaba la presen-
cia de una nueva idea,." lil autor subra-
ya esta última palabra, y añade: "En
San Francisco se discutieron ad nan-
seam los métodos, los procedimientos,
las técnicas de la paz universal..., pero
si nos preguntamos si había en el am-
biente una idea nueva, un concepto
audaz, atrevido, novedoso, de la convi-
vencia internacional, la respuesta tiene
que ser negativa." "Se notaba la misma
inflexibilidad de antaño, la defensa del
imperialismo, del colonialismo, de las
bases estratégicas..." "Ninguna nación
mostró disposición de sacrificar algo."
"Francia defendió a todo trance la inte-
gridad absoluta de su imperio, oponién-
dose a los fideicomisos porque, según
ella, atentaban a la dignidad del hom-
bre." "Nada tampoco en la exposición
de los británicos revelaba el más mínimo
deseo de cambiar el statu quo de su
Imperio."
La vuelta de las tropas inglesas a
Hong-'Kong es señalada por el autor
como prueba de que las potencias ma-
yores lo que quieren, "ante todo y por
encima de todo, es volver a los felices
tiempos de antes de la hecatombe de
1939"- "El resultado de .San Francisco
es que el peligro de gangrena interna-
cional sigue en pie."
Entra a seguido el autor en el análisis
de la Carta de San Francisco. Logros de
la Carta: "Fuera de toda duda, es muy
superior al borrador de constitución
aprobado originalmente en Dumbarton
Oaks." Este documento, elogiado por
las potencias mayores, no contenía men-
ción de los derechos del hombre, de
ideas morales, ni siquiera de justicia.
"Desde la apertura de la Conferencia
era evidente que las naciones pequeñas
insistirían sobre la reforma cabal del
documento: setecientas enmiendas apro-
ximadamente se propusieron por los
delegados que fueron a San Francisco.
De ellas, incorporadas, con modifi-
caciones, varias al texto de la Carta
orgánica. Con esas enmiendas el docu-
mento aseguró "una mayor participa-
ción de_ las cuarenta y cinco naciones
no invitantes en el funcionamiento de
la nueva organización internacional". La
397
 REVISTA DE REVISTAS
idea de justicia como norma y princi-
,pio, que faltaba en el borrador de Dum-
bartbn Oaks, se integró en la Carta de
San Francisco en las siguientes dispo-
siciones :
Preámbulo: "Establecer condiciones en
las cuales la justicia'y el respeto por las
obligaciones que surjan de los tratados
y otras tuentes del Derecho internacio-
nal puedan ser mantenidos."
Propósito: "Mantener la paz y la se-
guridad internacionales, y para ese fin
procurar por medios pacíficos y en con-
formidad con los principios de justicia
y Derecho internacional el arreglo y so-
lución de los litigios internacionales." °
Principios: "Todos los miembros arre-
glarán cualquier disputa internacional
por medios pacíficos en tal forma que
la paz y la seguridad internacionales y
la justicia no se hallen amenazados."
Tribunal internacional de Justicia:
"Cada miembro se compromete a cum-
plir con el fallo del Tribunal interna-
cional de Justicia en cualquier pleito en
que se halle envuelto."
Lo mismo sucede con los derechos
individuales: la diferencia entre los
acuerdos de Dumbarton Oaks y la Car-
ta de San Francisco en este particular
es notable: "A pesar de que se. ha dicho
innumerables veces que la guerra que
acaba de concluir fue llevada a cabo
para defender la dignidad de la per-
sona humana y los derechos inviolables
que la asistían, nada se menciona en
Dumbarton Oaks sobre este punto. En
la Carta de San Francisco se hace un
progreso considerable. "La Carta pro-
pone la organización de una Agencia
para encargarse de la redacción de una
declaración de los derechos del hombre
y también incluye en el texto mismo
numerosas referencias a este punto:
Preámbulo: "Reafirmar nuestra fe en
los derechos humanos fundamentales, en
la dignidad y el valor de la persona
humana."
Propósitos: "Para lograr la coopera-
ción internacional al contribuir al res-
peto por los derechos humanos y las
libertades fundamentales para todos, sin
distinción de raza, religión o sexo."
Funciones de la, Asamblea general:
"... ayudar a la realización de los dere-
chos humanos y las libertades fundamen-
tales para todos."
Propósitos del Consejo Económico y
social: "La organización promoverá el
398
respeto universal por ios derechos hu-
manos y libertades fundamentales."
Funciones y autoridad del Consejo
Económico y Social: Lo mismo que el
apartado anterior.
Organización del Consejo Económico'
y Social: "... establecerá comisiones en
el terreno económico y social y para
proteger los derechos humanos."
A pesar de todas estas referencias,
el autor dice que "la expresión que
hallamos en el texto final (sobre los
derechos humanos) no puede satisfacer
plenamente a los que compartimos el
concepto cristiano: nada hay que s &
refiera a la subordinación a Dios ni al
derecho natural".
También en el terreno del Derecho
internacional señala el autor avances de-
importancia en la Carta respecto al bo-
rrador de Dumbarton Oaks. "El actual
documento tiene la virtud máxima de
que incluye lo referente al Tribunal in-
ternacional de Justicia en el mismo tex-
to, no separado de él, como sucedió
con la constitución de la Sociedad de-
Naciones, produciendo, por tanto, la si-
tuación anómala de que una nación pu-
diese pertenecer al Tribunal de La Haya,
sin tener nada que ver con la Liga esta-
blecida en Ginebra." El Tribunal, ahora,
es una parte integrante de la organiza-
ción internacional. Verdad que no se in-
cluye ninguna disposición sobre la obli-
gatoriedad de su.jurisdicción, pero cada,
nación, al someter un asunto a su fallo,
se compromete a acatar la decisión. Cía--
ro que el Tribunal aun no llega a tener,
como había pedido el Episcopado de
Estados Unidos, fuerza coactiva para,
obligar al cumplimiento de sus fallos.
En cuanto a la defensa de los países-
pequeños, la Carta realiza, según el'
autor, considerables esfuerzos. La Asam-
blea general -—máximo organismo a que-
pertenecen todos los países por igual—•
recibe una ampliación de sus poderes:
la Asamblea puede discutir cualquier
cuestión o asunto dentro de la Carta y
hacer recomendaciones a los miembros
de las Naciones Unidas o al Consejo
de Seguridad ; puede recomendar me-
didas para el arreglo pacífico de cual-
quier asunto que pueda amenazar eí
bienestar general o las relaciones amis-
tosas entre sus miembros.
"Uno de los organismos más intere-
santes en la organización y que tiene
que ver directamente con la Asamblea
 REVISTA DE REVISTAS
general es el Consejo Económico y So-
cial." Por primera vez en la historia mo-
derna una institución internacional lia
dejado de ser pura y exclusivamente
política para reconocer plenamente el'
papel preponderante que desempeña lo
social y lo económico en las relaciones
entre los países." "Por fin, hemos logrado
que la diplomacia abarque estos aspectos
de la vida humana." Una de las amena-
zas más directas a la paz internacional
es el estado de miseria y pobreza en
que yacen tantos países; la Carta lo re-
conoce así al crear el Consejo Econó-
mico y Social. Lo político ya no es
causa exclusiva de los conflictos inter-
nacionales y, por tanto, nada resuelven
los arreglos puramente políticos.
Finalidades de este Consejo Econó-
mico y Social: i) Contribuir a un nivel
más elevado de la vida, empleo para
todo el mundo y condiciones de des-
arrollo económico •" social. 2) Promo-
ver la solución de los problemas inter-
nacionales de carácter social, económi-
co e higiénico, como también la coope-
ración internacional en el terreno de la
cultura y la educación. 3) Coordinar las
actividades de los diversos organismos
del ramo por medio de consultas, inter-
cambio de impresiones, para luego ha-
cer recomendaciones a la Asamblea y a
los miembros de las Naciones Unidas.
J) Convocar conferencias internacionales
que constituyan parte de jurisdicción.
' Preparar proyectos para someterlos a
la Asamblea general.
También el proceso para las enmien-
das a la Carta recibió en San Fran-
cisco forma viable : puede ser convocada
una Conferencia para considerar la ne-
cesidad de la revisión de la Carta, con la
aprobación de dos terceras partes de la
Asamblea y de siete miembros de los
once del Consejo de Seguridad. Pero
esta facultad modificadora queda, en
realidad, anulada, pues cualquier pro-
yecto- de enmienda puede ser derrotado
por el voto de los cinco Grandes.
El autor resume a continuación las
' fallas de la Carta de San Francisco. La
mas radical es que "el concepto moral
como tal no fue incorporado". "No hay
el más ligero reconocimiento do ]a su-
premacía de la ley moral." No hay tam-
poco "nada que limite definitivamente
la soberanía nacional", ni "nada que fa-
vorezca una creciente tendencia hacia
una verdadera comunidad internacional".
Tampoco la Carta dispone medios físi-
cos para que se ejecute una decisión del
Tribunal internacional. Pero lo más gra-
ve de la Carta es la concentración de
autoridad y de poder en el Consejo de
Seguridad." "La falta capital de San
Francisco fue dar a las naciones domi-
nantes una autoridad tan ilimitada, que
el Consejo de Seguridad viene a ser la.
fuerza Preponderante en todo, el orga-
nismo." "Solamente por graciosa con-
cesión se les ha permitido a los demás
organismos existir y funcionar." El
autor señala los casos en que el Consejo
ejerce el veto absoluto: 1) Cualquier
enmienda a la Carta orgánica. 2) Cual-
quier recomendación para la admisión
de nuevos Estados en la Liga. 3) Apli-
cación de sanciones diplomáticas, eco-
nómicas o militares en cualquier caso.
4) Investigación en litigios en que la po-
tencia que ejerce el veto no es litigante.
5) Suspensión y expulsión de Estados .
por no cumplir con las obligaciones de
la Carta. 6) Decisión en toda cuestión
que envuelva cualquier aspecto de la
labor de la Liga que no sea puramente
de procedimiento o rutinario.
Otras dos fallas, según el autor, son
el problema del regionalismo y el de
los fideicomisos.
En cuanto al regionalismo, ya en la
Conferencia de San Francisco se plan--
teó crudamente la oposición entre el ín-
teramericanismo y el mundialismo. Ru-
sia se opuso a la admisión de Argentina,
dando por no existente la Conferencia,
de Chapultepec, en la que había quedado
acordada la admisión. El autor se pre-
gunta: ¿cómo conciliar la doctrina de
Monroe con la necesidad de apoyar con-
tada lealtad el establecimiento de una
organización realmente mundial ? De
aquí que el texto final de la Carta sobre
el regionalismo no satisface.
En el fondo, este problema no se
presta a componendas de especie algu-
na: no puede haber dos primacías. "Los-
Estados americanos no pueden ejercer
la supremacía en la determinación de
sus litigios y al mismo tiempo someterse
a la voluntad suprema del Consejo de
Seguridad; o el sistema americano o el
Consejo." rio puede haber alternativa ló-
gica." "Lo que se ha hecho es un pot-
pourri de consideraciones y conceptos
para armonizar lo inarmonizable. Asi-
mismo indica el autor el contraste con
que la Carta se sitúa respecto al ínter-
399'
 KEVISTA DE REVISTAS

americanismo y respecto a las alianzas nación del mundo, después de Ecuador,

que Rusia ha concertado con Francia, que se consagró al Sagrado Corazón de
Checoslovaquia, Polonia y Yugoslavia; Jesús, como gratitud por la paz alcan-
•en el último caso, como estas alianzas zada a comienzos de siglo. Ahora —les
van dirigidas contra Alemania, no están dice el Papa a los colombianos— "el
sujetas a la acción del Consejo. mundo sigue teniendo necesidad de paz:
En Dumbarton Oaks no hay una pa- paz interior en cada pueblo y paz exte-
labra respecto a fideicomisos. En San rior entre los diversos pueblos. Sola-
Francisco se comprendió que era impo- mente reconociendo la soberanía social
sible disponer de estos territorios •—los de Jesucristo nodrá gozarse de aquella
.mandatos de Oriente y África, antiguas libertad y hallarse aquella justicia so-
colonias alemanas, Palestina— sin algún cial... sin que ninguna paz podrá exis-
.arreglo preciso, y así surgió el sistema tir."
de fideicomisos. Rn los capítulos XII Advierte el Papa a los colombianos
y XIII de la Carta están las estipulacio- •ítra el peligro de ciertas propagan-
nes pertinentes. Se estableceti tres clases cías, "tan audaces como arteras", que
.o categorías de territorios fideicomisa- querrían convertir ahora en país de mi-
bles: i) Antiguos mandatos de la Liga sión a un pueblo que cuenta con cuatro
de Naciones. 2) Territorios arrebatados siglos de intachable Cristianismo".—
al enemigo. 3) Territorios que en cual- (B. M.)
quier potencia colonial voluntariamente
coloque bajo la vigilancia internacional.
Estados Unidos se aseguró en la Carta Universidad Católica Bolivariana.
la reclamación y gobierno de las islas
japonesas que considere indispensables Medellíik
para su defensa.
El autor duda de que ninguna poten- Val. XI, núm. 42 agosto-septiembre
cia volutariamente ceda colonias suyas 1945:
para someterlas al régimen de fideico-
misos. ¿ Sería concebible —se pregunta— JARAMILLO, Esteban: La cuestión social
que Inglaterra colocase a Jamaica, a la his de las encíclicas. (Págs. 474-
lí.ong-Kong o Gibraltar en esta cate- 491.)
.goría internacionalizada? ¿Sería proba-
ble que Francia hiciese otro tanto con Después de hacer un luminoso resu-
Indochina, Madagascar o Martinica? men del problema social en la Antigüe-
i Sería probable que Estados Unidos dad, en la Edad Media, en el Renaci-
abandonase su soberanía sobre Puerto miento, en la Revolución y en el si-
Rico para que se internacionalizara? La glo xix, en el que aparece el fenómeno
Conferencia de San Francisco sólo rozó marxista, el profesor Jaramillo estudia
"la superficie del problema colonial. "El la labor social de los últimos Papas
problema de 750 millones de colonia- que a través de las encíclicas han fun-
les en todas partes del mundo quedó damentado la doctrina social de la Igle-
•excluido del programa de actividades sia. Cuando el mundo social y econó-
de la Conferencia." Pero con esto no se mico del siglo xix se transformó, por
resuelve nada. "Pretender que la sitta- obra de las" ideas' marxistas y revolu-
•ción se mantenga estancada es absur- cionarias, en un campo de batalla, la
do.— (B. M.) Iglesia tuvo que intervenir en el com-
bate con la luz de sus encíclicas. El
Papa León XIII publicó el 15 de mayo
de S. S. Pío XII a. Colombia. de 1891 su encíclica Rertmn' novarwm,
(Págs. 193-198.) en la que "con pluma maestra afronta
el problema social y formula para él
El Papa se. dirige a los colombianos soluciones admirables, basándose en las
•con motivo de clausurarse, en Bogotá -el doctrinas de la Iglesia, en el estudio
Congreso de Cristo Rey en conmemora- profundo de la naturaleza humana, en
ción del centenario del Apostolado de la tradición, en la Historia y en las más
la Oración, del día 27 al día 30 de avanzadas ciencias económicas, políti-
septiembre de 1945. Recuerda e'. Sumo cas y sociales". La Reruni, novarum de-
Pontífice que Colombia fue la segunda fiende la propiedad privada, pero tam-
400
 REVISTA DE REVISTAS
lien dicta los deberes de la misma en
favor de la comunidad y,, sobre todo,
le fija los justos límites del bien común.
El profesor Jaramillo estudia a conti-
nuación los principales puntos de la in-
mortal encíclica de León XTTI. Extrae
de ella las principales afirmaciones: de-
recho a la propiedad privada, deberes
de justicia de los patronos, la interven-
ción del Estado, los deberes de los
•obreros y otros puntos, para analizar-
los con recto sentido y claro afán exe-
gético.
Al cumplirse los cuarenta años de la
aparición de la Rertwn novarum —el 15
-de mayo de 1931—, Pío XI lanzó su ad-
mirable carta Quadragesimo atino sobre
la restauración del orden social. En ella
"se confirman y se amplían las tesis de
la Rerwn novarum, se arroja una nue-
va luz sobre las cuestiones que pare-
cían dudosas a los espíritus poco culti-
vados, se defiende victoriosamente este
documento contra las objeciones y re-
paros que pudieran hacérsele aún entre
los católicos y se eleva aún más la
doctrina social y democrática de la Igle-
sia, llevándola a contemplar nuevos y
•graves problemas en el campo econó-
mico, surgidos de los avances realizados
durante los últimos cuarenta años".
En la encíclica Quadragesimo anno
Pío XI fija la posición de la Iglesia en-
tre ¡as dos tendencias extremas —indivi-
dualismo y colectivismo— que se dispu-
tan la supremacía del campo social y
•económico. "Ante todo, protesta contra
la calumniosa afirmación de que la Igle-
sia es defensora de privilegios injustos
y aliada de los ricos contra los prole-
tarios. Al contrario, reafirma el princi-
pio de que la propiedad tiene un doble
carácter, individual y social, según que
atienda al interés de los particulares o
mire al bien común, y encarece la ne-
cesidad de definir la naturaleza íntima
de los deberes que gravitan sobre la
propiedad y concretar los límites que
las necesidades de la conveniencia social
trazan al mismo derecho de propiedad
y al uso o ejercicio del dominio."
Pío XI proclama en su encíclica pro-
fundas reformas sociales: la convenien-
r nocidas y guiadas por los principios,
ia del contrato colectivo y la necesi-
dad de fijar un salario mínimo para la
sustentación del obrero y de su familia
7 aun para atender necesidades extra-
ordinarias teniendo en cuenta las cir-
cunstancias locales, la- situación de la
26
Empresa, las exigencias del bien común
y la justa proporción entre los salarios
y los precios de venta de las mercancías.
El profesor Jaramillo aplica en la úl-
tima parte de su ensayo las tesis ponti-
ficias a los agudos problemas plantea-
dos por la postguerra, que se pueden
centralizar en dos fundamentales: "fal-
ta de empleos y salarios insuficientes".
Ambas cuestiones pueden ser resueltas
con las doctrinas pontificias. El derecho
al empleo, el derecho al trabajo y el
jornal suficiente para las necesidades
de la familia y no del trabajador
—puntos básicos de la doctrina so-
cial cristiana— ofrecen una posibili-
dad de salvación al mundo econó-
mico de nuestros días. Para afrontar eí
problema es preciso la ayuda de todos:
"el Estado, dando garantías a la pro-
piedad privada, base esencial do la ri-
queza de las naciones; el Estado, seña-
lando con justicia y claro concepto del
bien común los deberes y límites de esa
propiedad; el Estado, dando protección
efectiva ai obrero por medio de leyes
sabias que le aseguren el pan del cuer-
po y del espíritu; los ricos, cooperan-
do decididamente con los Gobiernos para
la realización de aquellos fines con no-
ble espíritu de caridad y una alta con-
cepción de las necesidades de la paz
social y económica y de sus propios in-
tereses, y la opinión pública toda, di-
fundiendo, fomentando y apoyando y
defendiendo la elevada política de mu-
tua inteligencia y armonía entre las cla-
ses sociales: he aquí los únicos facto-
res que pueden servir en estos tiempos
de confusión y desorden, de grandes pa-
decimientos y de tremendas perspectivas
para reconstruir la averiada máquina
social, política y económica de las na-
ciones".—(J. A. C.)
CASTEI.LVÍ, F. Marcelino de: La perso-
nalidad de Pío XII a la lus de la noví-
sima Eclel-egotecnia. (Págs. ^20-531.)
El autor define la nueva ciencia ecle-
legotécnica como la "ciencia de la selec-
ción y clasificación de vocaciones, co-
procedimientos y recursos de. todas las
disciplinas existentes o viables, fecun-
dadas entre sí, que bajo algún aspecto
puedan servirle como ciencias integran-
tes o auxiliares". La Eclegotecnia se
401
 REVISTA DE REVISTAS
propone el conocinjiento integral, tan
profundo como sea posible, de un de-
terminado individuo en toda su com-
plejidad. En ella intervienen las ramas
más diversas de la ciencia: la historia
del individuo tratado por la Eclegotec-
nia, la siconomía con sus divisiones, la
fisonomía, la caracterología, la grafolo-
gía, la endocrinología, la tactosíquica, etc.
A través de esta nueva ciencia el autor
estudia la persona de Pío XII y hace,
según ella, un retrato físico y moral del
Pontífice felizmente reinante.—(I. A. C.)
RESTRETO, Rubén Darío: Causas filosó-
ficas y políticas que prepararon la in-
dependencia. (Págs. 532-562.)
La revolución americana tuvo una lar-
ga trayectoria de formación. Los pri-
meros indicios de la revuelta que cris-
talizó en el siglo xix fueron las rebel-
días más o menos declaradas de Gonzalo
Pizarro en el Perú en el siglo xvi, de Al-
varo de Loyón en Colombia y, sobre
todo, la de Lope de Aguirre, que no
por ser un episodio de escasa repercu-
sión en el Imperio deja de tener im-
portancia histórica. Posteriormente, en
Méjico, Cuba, Perú y Nueva Granada
estallaron pequeñas revoluciones contra
el poder virreinal, especialmente en or-
den a los impuestos y tributos. Pero
sólo a partir de la independencia de los
Estados Unidos, el movimiento eman-
cipador americano tuvo una dirección
determinada y cobró fuerza auténtica y
sentido universal.
Los primeros destellos de la revolu-
ción americana fueron los acuerdos chi-
lenos tomados en los últimos años del
siglo xvili, que solicitaron a Inglaterra
medios económicos y ofrecieron a la
Gran Bretaña la adopción por Chile de
la Constitución británica; posteriormen-
te, hay que citar la revolución de Tupac
Amaru, el movimiento emancipador de
Miranda y la conspiración mejicana pre-
sidida por los Condes de Torres Cosío
y Santiago, que compraron armas a los
mercaderes y militares ingleses en Ja-
maica para alzarse contra el poder vi-
rreinal.
Ya dentro de la época revolucionaria,
el autor recoge las opiniones vertidas
por los historiadores contrarrevolucio-
narios españoles, que afirman que, frente
a las opiniones sustentadas por la escue-
4O2
la liberal y decimonónica, los pueblos,
americanos no se sublevaron en defensa,
de la revolución y en contra de la Co-
rona y de la Iglesia, sino que reaccio-
naron contra un sistema nuevo de go-
bernar España "y que anestesió la sen-
sibilidad españolísima de entonces en
estas tierras". El historiador Roa Bar-
cena cree que la pérdida de América
fue debida al liberalismo español. Res-
trepo hace suya esta afirmación y recoge-
igualmente la tesis de que el liberalis-
mo, entonces naciente, contribuyó al de-
sastre revolucionario, difundiendo en las
masas los gérmenes del filosofismo y
haciendo al mismo tiempo que los ele-
mentos conservadores se agrupasen en
torno del estandarte de la independencia,
para guardar las instituciones y costum-
bres cuya desaparición se creía segura
si se prolongaba la dependencia ameri-
cana de la metrópoli.
Examina después Rubén Darío Res-
trepo si hubo motivos suficientes para
justificar el movimiento emancipador
americano. Después de hacerse la pre-
gunta, el autor contesta afirmativa- '
mente, ya que, según él, la metrópoli
ejercía de hecho un abuso de poder,.
"Nuestras revoluciones —escribe— es-
tán conformes con las doctrinas de la
Iglesia y particularmente con los prin-
cipios escolásticos. Si bien exige otra,
condición para que la resistencia al tira-
no no sea lícita, cual es la de que el
pueblo tenga derecho a proveerse a sí
mismo en orden a la autoridad; pero'
si el pueblo o el gobernante tienen de-
pendencia de algún otro poder o auto-
ridad superior a éste debe acudir el'
pueblo en demanda de remedio contra
los excesos de ¡a tiranía. Pero hacemos
aquí una pregunta: ¿Los criollos eran
tenidos como españoles? Si hicieron los
españoles algún reconocimiento poste-
rior de América como parte de la na-
ción española, fue meramente protoco-
lario y no se cristalizó en una repre-
sentación proporcional de las colonias
ante las Cortes peninsulares". Restrepo-
afirma, por último, que las naciones
americanas poseían una esfera de so-
beranía propia no reconocida por el Po-
der central y que, por tanto, tenían de-
recho a que esa soberanía se ejerciera
por un poder independiente.
A pesar de que la Revolución fran-
cesa no fue la inspiradora del movimien-
to emancipador americano, es indudable
 EEVISTA DE REVISTAS
que muchos de sus caracteres y de sus
tópicos repercutieron en el alzamiento
del antiguo Imperio español. Pero la
esencia de la revolución americana fue
esencialmente antifrancesa. "La revolu-
ción hispanoamericana no estuvo nunca
basada en la francesa, como lo preten-
den algunos críticos e historiadores, sino
que fue una reacción contra esa revolu-
ción, sobre todo en cuanto €l movimien-
to francés tenía de anticlerical y anti-
rreligioso."
Seguidamente, Rubén Darío Restrepo
estudia los principios filosóficos y polí-
ticos que animan la Revolución fran-
cesa y las doctrinas de los enciclope-
distas, que hicieron posible aquélla y su
repercusión en el ambiente americano.
A continuación examina la organización
de los cabildos, que tanta importancia
tuvieron en los primeros brotes revolu-
cionarios, y las figuras de los famosos
revolucionarios Nariño y Torres. Tan-
to el clero como los intelectuales, mu-
chos de ellos imbuidos de las doctrinas
francesas, llevaron el peso de las pri-
meras revueltas. Cuando la Junta Cen-
tral Española quiso rectificar la línea
de
r
conducta seguida por los últimos
eyes y declaró "que las colonias de
América formaban parte integrante de
la Monarquía peninsular" era ya tarde.
La mecha revolucionaria estaba encen-
dida. Una "leyenda negra" activamente
dirigida contra España y la confusión
de los espíritus hicieron lo demás.
A partir de entonces el nombre de
España fue duramente atacado por las
naciones que fueron sus hijas. Pero ya,
como escribe Rubén Darío Restrepo, "la
hora inevitable de la justicia tenía que
llegar para España. Europeos, españoles
y americanos iniciaron la jornada de res-
tauración española. En Argentina se ha
registrado un movimiento intenso alre-
dedor de este asunto. José León Suárez,
hace unos seis lustros, empezó, la nue-
va era. Después, innumerables han sido
l°s defensores." Al terminar su ensayo,
Restrepo escribe: "Hispanoamérica hase
encaminado últimamente por los senderos
dfil españolismo tradicional, añorando
aquella cultura que configuró nuestro
'tiloma, rindiendo culto a la memoria de
aquella España del siglo xvi, que ins-
piró y enrutó nuestra literatura y for-
"?° nuestros escritores. Una nueva con-
ciencia del destino de Latinoamérica está
e
n cultivar esa legendaria tradición, ha-
ciendo de estas Repiiblicas un bloque
compacto-que sirva de muro donde cho-
quen y vuelvan atrás las extrañas in-
fluencias. Conservar la pureza, la actua-
lidad de aquellas señoriales tradiciones
y mantener incólumes estos postulados
de grandeza espiritual es la gran misión
de Latinoamérica en el presente siglo."—
(J. A. C.)
Universidad Nacional
de Colombia.
Revista trimestral de cultura moderna.—
Bogotá.
Junio-julio-agosto 1945:
HoLGTJÍsr, Andrés: ¿Fue Quevedo un
filósofo f (Págs. SS-63-)
Para Andrés Holguín, España no es
pueblo de filósofos ni de hombres de
ciencias. Antes de estudiar a Quevedo
como filósofo escribe los siguientes pá-
rrafos, que por su rara doctrina co-
piamos textualmente:
"Con mucha razón se hurla D. Mar-
celino Menéndez y Pelayo de quienes
han tratado de encontrar en El Quijote
una expresión científica o, ante todo, la
manifestación de los principales postu-
lados científicos del siglo x v n ; obser-
vando que si dejamos de admirar a
Cervantes como novelista y creador de
tipos humanos imperecederos para con-
vertirlo en hombre de ciencia, destrui-
remos completamente su prestigio, ya
que, por una parte, el aporte científico
de El Quijote no pasa de ser una fic-
ción completamente arbitraria, y, por
otra, correríamos el peligro de hacer
de la obra inmortal una especie de en-
ciclopedia monstruosa, deforme, absur-
da, pesada e inútil.
"Pero D. Miguel de Cervantes ha
sido siempre, para bien y para mal,
símbolo de España. Más aún que Don
Quijote y Sancho Panza, enlazados en
la unidad del hombre, es Cervantes el
símbolo de su patria y de su tiempo.
Por ello mismo nos ha parecido una
tarea bastante inoperante aquella de
D. Marcelino Menéndez y Pelayo al
tratar de demostrar la existencia de una
auténtica ciencia española, analizando
desde un punto de vista crítico. Las mis-
mas censuras que hace D. Marcelino-
4O3
 REVISTA DE REVISTAS
contra los intérpretes- "científicos" de
El Quijote podríamos formularlas con-
tra D. Marcelino en relación con Es-
paña.
"En realidad, España no ha sido nun-
ca un país de filósofos ni de científi-
cos. El español es un hombre pasional,
un impulsivo, un hombre movido por la
onda de la sangre. El españpl está go-
bernado por la voz patética del instinto,
por la vaga intuición o la iluminación
repentina. El español es un hombre san-
guíneo que no ptiede limitarse jamás
a realizar la labor absorbente del pen-
samiento inactivo. Por esto, el español
no puede ser nunca un pensador me-
tódico y sistemático: la onda de la san-
gre le lleva siempre hacia otras regio-
nes, más allá del raciocinio. El hom-
bre pasional que habita en España no
puede nunca entregarnos una obra del
sereno racionalismo de un francés o de
la exactitud cerebral de un alemán.
"Por ello, no fiemos la reputación de
España, en estas condiciones mentales,
que nunca han sido sus características,
pues su clara refutación destruiría por
su base misma ese prestigio.
"Si tenemos la España heroica del
Cid; la España épica de Fernando en
lucha secular contra los moros; la Es-
paña mística de San Juan de la Cruz
y de Santa Teresa; la España de Co-
tón, de los conquistadores y coloniza-
dores ; la España espléndida de Lope
de Vega, Calderón, Cervantes, Tirso,
Quevedo y Góngora; la España de Fray
Luis de León y Gracián; la España trági-
ca del Greco; si las mejores conquistas
españolas de los siglos XV, xvi y xvn no
son las tierras americanas, sino los con-
tinentes de la mística, de la lírica, de
la novela y el teatro; si tenemos toda
esta España mística y heroica, inmortal
en un plano estético, inolvidable en su
actitud eterna de conquistador, ¿para
qué tratar de fundar su gloria en uua
ciencia de. que carece, en unos filósofos
que nunca ha tenido y en unos siste-
mas de pensamiento que no tienen el
orden, el método y la profundidad que
lanzan más allá del tiempo las obras
filosóficas?
. "Nos vienen a la imaginación las ante-
riores reflexiones al leer los tremendos
esfuerzos dialécticos que hace D. Juan
Valera en sus estudios de crítica lite-
raria para tratar de demostrar que
D. Francisco de Quevedo y Villegas fue
404 .
un hombre de ciencia y un filósofo,
aproximándolo a Descartes y a Cousin.
"Las tesis filosóficas que allí se asig-
nan a Quevedo —sobre el fundamento
psíquico de la filosofía, sobre epistemo-
logía, sobre la existencia de Dios, so-
bre la experiencia sensorial, sobre el
yo, el no yo y lo absoluto, etc.— son,
nos parece, más de D. Juan Valera que
del propio Quevedo.
"Sobre todo, y aun antes de hacer
cualquier estudio directo sobre, el pen-
samiento de Quevedo, creemos que po-
dríamos repetir, ahora en relación con
D. Francisco, lo mismo que dice Me-
néndez y Pelayo sobre Cervantes, y lo
mismo que dejamos consignado contra
D. Marcelino en relación con España:
si tenemos la obra prodigiosa de Que-
vedo, que va de la más alta poesía a la
más desconcertante de las sátiras; de
la burla literaria al misticismo; de la
moral a la política; de la teología a la
novela picaresca; de la historia a la
crítica literaria; si tenemos todo esto,
que constituye una unidad completa y
sorprendente, enlazada por un estilo
nervioso, tenso y denso, ¿para qué bus-
car la mayor gloria de Quevedo en
unos postulados filosóficos que no tienen,
creemos, ninguna vigencia actual? Deje-
mos a Quevedo con toda su gloria in-
mensa, que deriva natural y espontá-
neamente de ese conjunto de obras di-
símiles ; pero desengañémonos en rela-
ción con su filosofía y aun en relación
con su teología o su moral consideradas
desde un punto de vista doctrinario."
"A pesar de esto —escribe a conti-
nuación Holguín—, la mayor parte de
los críticos juzga a Quevedo como un
gran filósofo. Su fama se cimenta en
las agudas observaciones de sus obras, en
sus sutilezas, en sus intuiciones y, sobre
todo, en su libro denominado Provi-
dencia de Dios." Pero, para Holguín, en
esta obra Quevedo no se basa en un apa-
rato rigurosamente filosófico, ya que,
más que un tratado filosófico, el primer
capítulo de su Providencia de Dios es
una afirmación concluyente de que el
alma es inmortal. En el segundo tratado
de la obra, que trata "De la incom-
prensible disposición de Dios en las feli-
cidades y sucesos prósperos y adversos
que los del mundo llaman bienes de for-
tuna", el autor. del ensayo vuelvo a
afirmar que Quevedo no lleva a cabo
una investigación filosófica, sino que se
 REVISTA DE REVISTAS
limita, en un "brillante estilo literario",
a respaldar sus afirmaciones con sen-
tencias de "varios filósofos cristianos, y
en especial con citas de Santo Tomás
de Aquino". Para Holguín, la argumen-
tación de Quevedo para explicar la exis-
tencia del mal en el mundo es débil,
ya "que, por una parte, toda demos-
tración mediante analogías carece de so-
lidez, y, por otra, el argumento se des-
arrolla dando por aceptado hipotética-
mente lo mismo que se quiere probar:
la demostración, pues, sólo tiene vali-
dez en forma hipotética". En sus argu-
mentaciones, Quevedo, según el escritor
colombiano, se apoya simplemente en
la autoridad de otros filósofos. Quevedo
es un creyente y olvida que ha intentado
hacer una demostración filosófica y se
limita a dar por demostrada la existen-
cia de la Divina Providencia, que era
precisamente el objeto de la demostra-
ción.
Seguidamente, Holguín contrapone al
filósofo y al creyente, y escribe: "Lo
que ocurre siempre, psicológicamente, es
que D. Francisco no puede dejar de ser
creyente ni un segundo ni aun en forma
hipotética. Por esto no puede situarse
nunca en un plano sereno de simple in-
vestigación mental (!). Como buen espa-
ñol, es un pasional, un apasionado de
sus propias tesis. Las tesis de un es-
pañol están siempre alimentadas por su
propia sangre. Esta fuerza mística, este
impulso sagrado, facilitan a Quevedo
su camino de cristiano, pero le hacen
perder energía creadora como filósofo."
El tercer tratado de la Providencia
de Dios tiene por objeto probar la exis-
tencia de la Divina Providencia, pero
al estudiar el problema, la actitud de
Quevedo es nuevamente la de un cre-
yente y no la de un filósofo. Ello lleva,
según Holguín, a la afirmación de que
la Providencia de Dios es una obra de
carácter religioso o moral y no de or-
den filosófico. Por tanto, los ataques que
formula Merimée contra el carácter filo-
sófico de la obra del gran escritor son
fundados. Según aquél, en la Providen-
cia de Dios falta el plan de la obra, hay
desorden en las ideas, sobreabundan los
argumentos de autoridad, se desconocen •
los escritores y filósofos contemporá-
neos al autor, y éste "tiene los ojos vuel-
tos hacia el pasado y no hacia el por-
venir".
Holguín cree que Quevedo vive, como
toda la España del siglo xvir, la vida
intelectual de la Edad Media. Hasta
Quevedo no llega el método experimen-
tal ni le inundan las luces de los nue-
vos sistemas filosóficos nacidos ante los
últimos descubrimientos de la tierra y
el cielo. Los medios especulativos del
autor español son los que caracterizan
al pensamiento medieval: por un lado,
un completo apriorísmo; por otro, la
autoridad indiscutible de Aristóteles;
por otro, las citas de los Padres de la
Iglesia. Pero, a pesar de que Quevedo
se considera tomista y aristotélico, su
doctrina epistemológica se separa radi-
calmente de Santo Tomás y Aristóteles.
Quevedo considera que "el entendimien-
to para obrar como quien es tiene por
estorbo los sentidos". Por último, Hol-
guín cree que Quevedo, en su obra la
Providencia de Dios, se contradice per-
manentemente y no puede presentar mi
sistema filosófico coherente y armónico
y un conglomerado de ideas encadena-
das que expliquen el universo y el hom-
bre. Sólo cuando Quevedo —termina el
autor del ensayo— "no intenta hacer
filosofía y se vuelve hacia los proble-
mas de la muerte —Los sueños, o en
sus poemas— su pensamiento adquiere
una profundidad grandiosa. Y allí sí
puede vislumbrarse, tras el aparato for-
mal, una inquietante dimensión filosó-
fica".—!'/. A. C.)
NIETO ARTKTA, Luis E.: Un diálogo con
el profesor Kelsen sobre la lógica ju-
rídica. (Págs. 111-131.)
El célebre profesor austríaco Hans
Kelsen vive desde hace unos años en
los Estados Unidos, en donde explica,
en la Universidad de California, su cá-
tedra de Derecho político. Luis E. Nie-
to Arteta celebró recientemente una en-
trevista con el ilustre jurista, en la que
el tema de la conversación versó sobre
la lógica jurídica. Según el profesor
argentino Carlos Cossío, la teoría pura
del Derecho sustentada por Kelsen es
el descubrimiento de la lógica jurídica,
es decir, la lógica del conocimiento de
la experiencia jurídica, "una lógica cuyo
supuesto sería una determinada lógica
pura, tal como esa lógica ha sido ex-
plorada por la filosofía íenomenológica".
Con esta cuestión se inició el diálogo
de Kelsen y Nieto Arteta. Para el pro-
405
 REVISTA DE REVISTAS
íesor austríaco, sólo liay una lógica ge-
neral que se puede aplicar y se aplica
a los distintos conocimientos. No puede
haber varias lógicas regionales que se
apliquen especialmente a cada una de
las ramas de la ciencia. La teoría pura
del Derecho, para Kelsen, es lógica apli-
cada al conocimiento jurídico, pero no
una definición de una presunta lógica
jurídica.
Ante estas afirmaciones de Kelsen,
Nieto Arteta recuerda que en el pró-
logo que escribió el profesor argentino
Carlos Cossío a la versión castellana
de La teoría pura del Derecho, del ju-
rista austríaco, se afirmaba que "en ella
se había puesto al descubierto por pri-
mera vez una esfera inédita en el cam-
po del Derecho de vital interés, la es-
fera de la lógica jurídica". Kelsen dio
su consentimiento a la publicación del
prefacio de Cossío, aunque en la ac-
tualidad no apoye sus afirmaciones.
Para Nieto Arteta, en cambio, la posi-
ción de Carlos Cossío es la más justa,
ya que también, para él, la teoría pura
del Derecho es un descubrimiento de la
lógica jurídica.
Nieto preguntó a continuación al
maestro austríaco cuáles eran las rela-
cionen entre la fenomenología y la teoría
pura del Derecho. Para Kelsen, la vincu-
lación entre la fenomenología y la teoría
pura del Derecho es teóricamente falsa.
La teoría pura del Derecho proporciona
las bases para una completa, exhaustiva
exploración de todas las subesferas de
la ciencia y de la filosofía jurídicas. En
su contestación a Nieto Arteta el pro-
fesor Kelsen se declaró totalmente ad-
verso a todo intento que quiera vincular
la fenomenología y la teoría pura del
Derecho. Sobre la nueva teoría e.goló-
gica del Derecho, la opinión de Kelsen
asegura que al afirmar Cossío que el
derecho es conducta y nue la experien-
cia jurídica es una experiencia de vida
humana viviente, identifica inexacta-
mente a la ciencia jurídica con la socio-
logía de la conducta.—(J. A. C.)
LÓPEZ MICHELSEN, Alf ouso: Considerar
dones sobre nuestra evolución consti-
tucional. (Págs. 133-145.)
"La Constitución política de Colom-
bia ha sido la misma —escribe López
Michelsen— en sus líneas fundamentales
406
desde 1811 hasta miestros días. El
principio de que la soberanía reside esen-
cialmente en la nación, o sea el dogma
roussoniano de la soberanía popular, ha
permanecido inalterable a través de to-
das las Constituciones y de todas las re-
formas que han tenido lugar en casi
un siglo y medio de vida independiente,
y las garantías ciudadanas del Derecho
sajón y de la Revolución francesa se
lian conservado prácticamente inaltera-
bles durante el mismo período."
Sin embargo, la tesis de la soberanía
popular de Rousseau no prevaleció de
modo absoluto en la Constitución colom-
biana. Por encima de ella se encuentra
el Derecho, que es anterior al Estado.
El Derecho natural —anterior a la co-
munidad política—, según la tesis espa-
ñola del Siglo de Oro, informa el De-
recho colombiano, y por eso la mayoría
parlamentaria no puede modificar algu-
nas reglas indelebles que Dios —en la
teoría española— ha enseñado a los
hombres. De esta manera, la afirmación
de la soberanía popular no puede nunca
llegar a modificar ese derecho natural
que prevalece sobre la voluntad del
pueblo.
El autor del ensayo estudia después
la Constitución de Eiladelfia, que tanto
influyó en la Constitución colombiana.
El Código norteamericano representa el
triunfo del capitalismo y de la burgue-
sía sobre ciertas formas de socialismo
de tendencias igualitarias. A pesar de
que el problema político y social de la
Colombia independiente no era semejan-
te al de los Estados Unidos, Colombia
adoptó casi textualmente la posición de
la Carta de Filadelíia respecto a los pro-
blemas del derecho de propiedad. La
Constitución colombiana es, por eso, ca-
pitalista y burguesa frente al espíritu
tradicional del Derecho político espa-
ñol, que representaba una tendencia de-
mocrática en cuanto la Monarquía his-
pana se apoyó siempre en el pueblo
frente a los privilegios de los señores
feudales. Durante la dominación espa-
ñola en América, España defendió siem-
pre los intereses del pueblo contra los
excesos de los grupos privilegiados. Ló-
pez Contreras escribe textualmente: "Lo
que se. ha llamado a la ligera el fanatis-
mo religioso español de los conquista-
dores sirvió para que la autoridad real
pusiera coto a los abusos de los privi-
legiados en España y en las Indias. Esta
 REVISTA DE REVISTAS

•clase de fanatismo era el del Padre el ensayo de Meyer es un ensayo exposi-

De las Casas, el de Fray Pedro de tivo de la Carta fundamental del mundo
Gante, el del Padre Vitoria y el que internacional de la postguerra.—(J. A. C.)
inspiró las leyes de Indias y mil me-
didas más destinadas a proteger y am-
parar a los indios contra la codicia de Revista de las Indias.
los conquistadores. A ese fanatismo su-
cedió en el período liberal otro fana- Bogotá.
tismo más peligroso, por lo que es me-
nos perceptible: el fanatismo jurídico. Ni'un. 82, octubre 1945:
El Derecho escrito de los racionalistas,
•desvinculado de todo concepto moral, GERBI, Antonello: De Paute en las Cor-
fue más sagrado para los Gobiernos re- tes de Cádis y Fray Servando Teresa
publicanos que los propios libros santos de Mier. (Págs. 91-108.)
para los virreyes. Tener ciertos dere-
chos y estar por encima del Estado fue- En relación con la famosa polémica
ron cosas sinónimas, porque los derechos Buffon-De Painv, corresponde al céle-
del hombre alinderaban nada menos que bre dominico mejicano Fray Servando
la heredad vedada a la acción de los Teresa de Mier la postura extrema en
Gobiernos. Se explica así fácilmente que favor de la América precolombiana con-
«I fanatismo religioso consiguiera en tra toda acción civilizadora ulterior.
pleno siglo xvi extirpar sin dificultad Cuando los azares de su vida trajeron
alguna' la esclavitud de los indios ame- a Europa al fraile citado, éste —como
ricanos, impidiendo que se consagrara recuerda el autor del presente trabajo—•
como institución, a tiempo que tres si- estableció parciales comparaciones con
glos más tarde, en un país de tan avan- su tierra de origen: "casi ni advierte la
zada cultura como los Estados Unidos, diferencia del paisaje o de las criaturas,
fuera necesaria una guerra civil para en tanto que le choca el aspecto de las
abolir el sagrado derecho de propiedad ciudades, y precisamente la fealdad, la
sobre los negros esclavos." inferioridad, la suciedad de las de Euro-
En el mundo colonial español —es- pa en comparación con las de Méjico".
cribe López Contreras—: "el orden mo- "Los hombres y las mujeres no valen
más que las ciudades de Europa", a
ra) estaba por encima del orden jurídico juicio de Fray Servando. "Ni el dogma
y el orden jurídico por encima del orden del progreso, ni la presunta degenera-
económico". Esta unión del poder polí- ción de América encuentran en él el
tico y del orden moral en las relaciones eco más tenue", observa Gerbi. Y con-
patrimoniales es la clave "de nuestra tinúa, con referencia siempre a Fray
•organización política antes de 1811".— Servando: "El continente nuevo no es
(J. A. C.) tal en realidad, como deliró Patrw, mas
se llama nuevo por respeto a la igno-
rancia de los modernos europeos. Era
MEYER, Hermann: Introducción a la famoso antes que la Atlántida se hun-
Carta de las Naciones Unidas. (Pá- diera, y recibió la Buena Nueva de pri-
ginas 147-168.) mera mano. Mier quiere sustituir la vi-
sión europea céntrica de la historia uni-
El autor estudia punto por punto la versal con una visión más equilibrada,
Carta de las Naciones Unidas y com- más balanceada entre los dos hemisfe-
para su articulado con los principales rios y alumbrada por la única luz del
postulados del pacto ginobrino. El en- Redentor... Los mejicanos ya conocían
sayo comprende los puntos fundamen- la religión cristiana antes de Cortés."
tales .de la Carta de la organización La caprichosa tesis de la "cristiandad
mundial y expone el origen y fines de prehispánica de América" llegó a ser
la misma. Junto a la formulación clara obsesiva en tan extraño personaje, quien
de los principios que animan la nueva corrigió las más varias aventuras. La
organización internacional, Hermann última de las persecuciones de que se le
Meyer se preocupa de buscarles ante- hizo víctima fue por Iturbide, al pro-
cedentes en la historia de las relaciones clamarse Emperador. Fray Servando se
internacionales, especialmente en la So- puso de parte del conde Carli, al obje-
ciedad de Naciones. Pero más que nada,

407
 REVISTA DE REVISTAS
tar éste a De Pauw, "tan despectivo
para con todas las antigüedades incai-
cas". "Cuando el Consulado de México
propuso (1811) a las Cortes de Cádiz
limitar la representación de Nueva Es-
paña", Fray Servando reaccionó con su
furia característica y acusó a Pauw
de la presunta desvaloración de Nuevo
Mundo. Trátase de una polémica en que
se perfila con fuertes trazos una extra-
vagante y curiosa figura.—(M. F. A1.)
RIVAS SACCONI, José Manuel: El hwma-
nista Campo Larraondo. (Págs. 83-90.)
Evocación del doctor Mariano del
Campo Larraondo y Valencia (1772-
1860), profesor de Humanidades y hom-
bre político, "nacido y formado en la
REVISTAS
Hevue du Drolt Public et de la
Science Politiqne.
París.
Julio-septiembre 1945:
JÉZE, Gastón: Nicolás Politis. La tna-
rale internaiionale. (La moral inter-
nacional.) (Págs. 279-291.)
Se trata de una glosa a la obra pos-
tuma del profesor de la Facultad de
Derecho de París, fallecido en 1942.
Para Politis, la moral internacional es
la regla fundamental del Derecho de
gentes: la lealtad, que excluye la men-
tira y el engaño y que exige el deber
de hacer honor a la palabra dada. El
fundamento de la moral internacional,
según Politis, no es otro que la misma
utilidad, y comenta Jeze que no debe
por ello reprocharse a Politis, ya que
indudablemente el hombre es ante todo
egoísta, y es exacto que el interés per-
sonal es una de las bases de la moral.
Como principales reglas de la moral
internacional enumera Politis la leal-
tad, la moderación, la ayuda recíproca,
el respeto mutuo, la justicia y la soli-
daridad.
Al referirse a los futuros diplomá-
ticos, sostiene que sus funciones serán
408
Colonia, participante en la obra trans-
formadora de la emancipación y vincu-
lado estrechamente a las realizaciones
de la República". Aunque simpatiza con
las nuevas ideas, "pugna por que de lo
antiguo se conserve todo lo que de bue-
no encierra". Fue versificador adoce-
nado, pero en el género epistolar mere-
ce fama literaria. Le acredita la carta
que le fue inspirada por "una dispara-
tada traducción de Horacio", por cierto
Joseph Tiburcio Lineros. En esa carta
"acertó Campo Larraondo a demostrar
su verdadera vocación literaria, la crí-
tica". Otro trabajo de. mérito es su
Memoria, sobre la importancia del estu-
dio de la. lengua latina. Según Rivas
Sacconi, Campo Larraondo es "él pa-
dre de la crítica colombiana". —
(M. F. A.)
FRANCESAS
más económicas y culturales que polí-
ticas. Debe exigirse en ellos una men-
talidad nueva, más abierta a la vida
práctica y más accesible también a las
prescripciones de la moral internacio-
nal.-;'/. G. H.)
PELLOUX, Robert: Contribution a l'étu-de-
des régimes autoritaires contetnpo-
rains. (Contribución al estudio de Ios-
regímenes autoritarios contemporá-
neos.) (Págs. 334-3S2.)
Rechaza el autor que sea exacta la
fórmula que define el Derecho consti-
tucional democrático como la técnica de
la libertad, y el Derecho constitucional"
autoritario como la técnica del poder. AI
sostener este aserto —dice— se olvida,
que en cualquier régimen existe una
combinación de autoridad y libertad.
Los caracteres esenciales que Pelloux
observa en los regímenes autoritarios-
son los siguientes: i.°, concentración de 1
funciones; 2.", débil participación de los
ciudadanos en la vida política, y 3.0, de-
cadencia de las libertades y corpora-
tismo.
Con arreglo a esta sistemática anali-
za el atitor los regímenes de Alemania,
Ttalia, Rusia, Portugal, Turquía, China,
Rumania, etc., conteniendo sólo leves
 REVISTA DE HEVISTAS

alusiones a "España, y algunas de ellas vado por el deseo, muy vivo en la opi-
referidas a la Dictadura de Primo de nión nacional, de limitar el poder de
R'vera. ¡as asambleas legislativas.
El autor establece la distinción entre El dogma de la inalienabilidad de la
el régimen simplemente autoritario y el soberanía y su secuela de la represen-
régimen totalitario. Es autoritario —afir-
tación implica que no puede haber ejer-
ma— todo Gobierno que rechaza el prin- cicio soberano por parte de los repre-
cipio democrático de participación de sentantes de la soberanía nacional y, por
los ciudadanos en la formación de las ende, que el poder constituyente, jurídi-
decisiones políticas. Es totalitario aquel
camente, no difiere de modo específico
Gobierno que extiende su acción sobrf del poder constituido.
campos normalmente reservados a la Los partidarios de la soberanía de las
autonomía privada, especialmente la es- asambleas constituyentes oponen a la
fera económica y religiosa.—(J. G. H.) revisión pacífica de las constituciones
por los órganos previstos para ello la
elaboración de una nueva constitución
BERLIA, Georges: De la compctence des por asambleas de origen revolucionario.
assemblées constituantes. (De la com- Según ellos, existirían a modo de "días
petencia de las asambleas constitu- grandes"
l
del poder constituyente (1789,.
yentes.) (Págs. 3S3-36.S-) 79'¿, 1848, 1871, 1945), y las asambleas
con poder soberano podrían hacer bro-
Se trata de un trabajo cuyo propó- tar del caos una nueva constitución.
sito es demostrar que el poder consti- Berlia recuerda cómo todos los tex-
tuyente es de la misma naturaleza que tos constitucionales franceses se han
los poderes constituidos; los elegidos preocupado de ¡imitar la competencia
son ¡os representantes de la nación so- de las constituyentes, cuya convocatoria
berana, y en modo alguno los repre- preveían. El hecho de que tradieional-
sentantes soberanos de la nación. mente estas reglas hayan sido infringi-
La afirmación de Sieyés, que atribuía das tiene una importancia que no debe
a los franceses (vale decir a sí mismo) desconocerse.
el descubrimiento del poder constitu- Tanto el poder constituyente como los
yente, era tan inmodesta como inexacta. poderes constituidos son ejercidos por
En la Constitución federal y en la de representación, lo que excluye que pue-
los Estados particulares norteamerica- da verse en ellos una cotnoetencia sobe-
nos surge el poder constituyente moti- rana.— (J. G. H.)

REVISTAS
The Nineteenth Century
and After.
Londres.
Val. CXXXIX, núm. 827, enero 1946:
DAVIES, Rev. D. R.: 1946. (Pág. 1.)
Dice el autor que cada año se pre-
senta cargado de perspectivas y espe-
ranzas. El de 1946 empieza presagiando
amenazas. Se abre el año con un mundo
enfermo, con la civilización occidental
herida, es posible, mortalmente. No
existe —por haberse perdido— Una con-
ciencia mundial. Sólo un atroz confu-
sionismo puede permitir que se hable
INGLESAS
de la democracia mientras exista el Go-
bierno ruso o se califique de fascismo a
la teología.—(M. C.)
BURN, W. L.: Anglo-Russian Rclationsr
An histórica! Retrospcct. (Relaciones
anglo-rusas. Una ojeada retrospecti-
va.) (Pág. 7-)
Durante mucho tiempo —dice el
autor— se ha considerado como de mal
gusto hacer en público alguna suges-
tión que pudiera considerarse como tina
crítica de Rusia. Así, por ejemplo, afir-
mar que su prensa no es libre. Cuando-
Rusia pedía la apertura 'del segundo
frente, muchos creyeron que la caridad
409
 REVISTA DE REVISTAS
•tenía cabida en los asuntos internacio-
nales. Todos los que podían creer en
un "nuevo" mundo no encontraban di-
ficultad para creer en una nueva Rusia.
Esta era, en fin, más popular en la Gran
Bretaña que lo había sido desde 1S15.
Recuerda el autor la popularidad de
que Rusia gozaba en Inglaterra al ter-
minar las guerras napoleónicas, popula-
ridad que comienza a declinar en 1835
y se convierte en verdadero odio en
1853, cuando la guerra de Crimea. La
pérdida inicial de dicha popularidad fue
debida a la conducta de Rusia en el
problema de los Estrechos y a sus pre-
tensiones y avances sobre la India. Y,
sin embargo, en la guerra de Crimea
la amenaza de Rusia a los intereses bri-
tánicos no era mucho mayor que lo
había sido en el siglo xvm. Ha cam-
biado la opinión pública respecto a ella,
la misma que en los tiempos actuales pa-
rece como si estuviera anestesiada con-
cediendo al Gobierno ruso en todo y
para todo una patente de bondad casi
evangélica. Señala el despertar recien-
tísimo de esta opinión adormecida en
Inglaterra, y a este propósito recuerda
tnie a Mr. Edén costó gran trabajo
hacer creer a la Cámara que los acuer-
dos logrados en Yalta habían sido sa-
tisfactorios. Mientras —a partir de en-
tonces— los que no confían en Rusia
se hacen todavía más recelosos, la im-
petuosidad rusa en el terreno diplomá-
tico se acentúa, dedicándose a realizar
acciones unilaterales y siempre intran-
.sigetites. Dice el autor que hay quienes
excusan a Rusia diciendo que su con-
ducta se debe al recelo e inseguridad
que siente después del descubrimiento
de la bomba atómica. Pero estas excusas
no le parecen aceptables, porque Rusia,
«1 realidad, sigue la misma conducta
desde mucho antes de anunciarse el des-
cubrimiento de la nueva arma. En de-
finitiva —afirma—, la política rusa es
ahora como ha sido siempre, aunque
algo más acentuada. Lo que se trata es
de un Estado policíaco que encuentra
en todos los países del mundo mercados
de exportación para sus ideas políticas.
Dice Burn que hay que comprender bien
esto para evitar un desastre y que los
rusos deben reconocer que los ingle-
ses se han dado cuenta de ello. Ocul-
tar nuestras opiniones sobre la po-
lítica rusa, dándole así ánimos para pro-
seguir, es ir a la catástrofe. Encontrar
41O
excusas —termina diciendo el autor—
para la política rusa es alentarles a se-
guir en una postura de la que no es
fácil retirarse, pero que los británicos
no pueden admitir.—(M. C.)
Vol. CXXXIX, núm. 828, febrero 1946:
VOIGT, F. A.: Dark Places. (Zonas os-
curas.) (Págs. 49-66.)
La trágica situación en que están su-
midas amplias zonas de Europa, ocul-
tada hasta ahora por razones políticas
que 110 entramos a valorar, va conocién-
dose paulatinamente y despertando hon-
das inquietudes en quienes no han per-
dido con la contienda su sensibilidad
humana. El artículo de Mr. Voigt es
aleccionador a este respecto. Es necesa-
rio decir la verdad —afirma Mr. Voigt—,
aunque ésta nos sea dolorosa, y la ver-
dad fluye a lo largo de su artículo.
Dos tesis principales inician su alega-
to : la solidaridad de Europa y la re-
pulsa de que una injusticia anterior pue-
da justificar la presente. "No ha sido
solamente el último enemigo quien ha
perdido la guerra: Europa ha perdido
la guerra. La herencia grecorromana y
cristiana, unida al régimen de derecho,
eso era Europa. Y en la hoguera de la
segunda guerra mundial se ha consu-
mido más que a medias." Pero esta
comprobación de una realidad no im-
plica escepticismo acerca del porvenir
de Europa. Lo que acontece es que hoy
se ofrece como reconstrucción lo que
es desintegración, y como progreso lo
que no es sino reacción. El signo
del despertar de Europa será, para
Mr. Voigt, el día en que Europa tome
como propia cualquier injusticia come-
tida contra cualquiera de sus miembros.
La solidaridad europea es ratificada
de nuevo por Mr. Voigt: "No es buen
europeo —y si es inglés, no es buen in-
glés— quien mire como remota o ajena
cualquier parte de Europa. Europa es
nuestro hogar mayor y todo lo que ocu-
rra dentro de sus confines nos atañe.
La pérdida de cualquier miembro cons-
tituye una mutilación para un organis-
mo vivo. Si ahora no se siente como tal
es porque el organismo está debilitado
y. entumecido." El escritor no se de-
tiene ante las lógicas consecuencias de
 REVISTA DE REVISTAS
su tesis. Condena la actual injusticia
como condenó la pasada.
Tras esta toma de posición, Mr. Voigt
pasa a analizar cada una de esas "zonas
oscuras" de la Europa despedazada de
hoy. Comienza tratando, según infor-
maciones de testigos presenciales, en su
mayoría británicos, de los horrores de
la "liberación" en Checoslovaquia. Va-
liéndose de textos anteriores al con-
flicto, prueba que no todos los alema-
nes sudetes actuaban como adversarios
irreconciliables del pueblo checo; pero
esto no ha impedido que las medidas
de represalia alcancen a todos, sin dis-
tinción de ideas políticas, edad o sexo.
Al describir aquellas primeras jornadas
del verano de 1945 se estremecen sus
fibras más profundas de europeo y de
inglés. Así, ante los horrores del cam-
po de Saaz: asesinatos en masa, tor-
turas despiadadas a ancianos y mujeres,
centenares de alemanes emparedados en
barracones angostos que se cerraban
herméticamente, hombres y mujeres va-
gando con la razón perdida después del
tormento..., todo esto desfila en aluci-
nante visión ante el lector, que se ve
forzado a releer el texto para cerciorar-
se de quiénes son los verdugos y a
quiénes les corresponde el papel de víc-
timas. Y esto se repitió en otros cam-
pos, amén de la tragedia de millones
de alemanes forzados a abandonar sus
hogares y a trasladarse a zonas super-
pobladas, después de interminables ca-
minatas por caminos hostiles.
Pasa a continuación Mr. Voigt a tra-
tar de otra "zona oscura", la Galitzia
oriental. Aquí la escena no varía, aun-
que no sean exactamente los mismos per-
sonajes. Comienza señalando que el nú-
mero de "desplazados" alcanza la estre-
mecedora cifra de los cuarenta millo-
nes, de los que un millón están en cam-
pos especiales bajo el cuidado de la
U. N. R. R. A. y de los ejércitos occi-
dentales. La casi totalidad de estos últi-
mos pertenece a regiones hoy ocupa-
das por los rusos y que no desean, en
tnodo alguno, regresar a lo que fueron
sus hogares. La norma establecida es
que no se les obligará a volver, salvo
•<iue se trate de subditos rusos. Él pro-
fundo drama de estos desplazados a
quienes se obliga a volver a una patria
<iue les es hostil ocupa esta parte del
artículo de Mr. Voigt. El acuerdo an-
terior se ha cumplido con rigor excesivo,
sobre todo en el caso de los ucranianos
occidentales y de los pertenecientes a los
países bálticos, para quienes el retorno
a la "patria" implica su destierro hacia
zonas interiores muy distantes, cuando
no el envío a las inhóspitas regiones si-
berianas. Estudia a continuación el pro-
blema minoritario de la Galitzia tal co-
mo se planteó en la pasada postguerra y
las garantías impuestas a. Polonia por
los Tratados especiales de minorías. La
situación cambió totalmente de aspecto
a partir del momento en que se decidió
el reparto de Polonia, después de su
derrota ante el III Reich; esta zona
pasó a poder de Rusia, que se dedicó
inmediatamente a desarraigar la pobla-
ción, destruyendo al mismo tiempo su
profundo sentimiento religioso, deste-
rrando a sus obispos y sacerdotes, mu-
chos de los cuales murieron en el exilio
o en la cárcel. (El lector puede recordar
a este respecto la reciente separación de
Roma de la Iglesia rutena, realizada por
Moscú.) Como final de este capítulo,
analiza Mr. Voigt las luchas de los ucra-
nianos por su nacionalidad y la actual
existencia de más de 300.000 ucranianos
en Canadá y de más de un millón en los
Estados Unidos, muchos de los cuales
han combatido voluntariamente en esta
guerra.
El tercer capítulo está dedicado a Ru-
mania. Tras una breve síntesis de la ac-
tuación rumana en la pasada guerra, afir-
ma que el armisticio ruso-rumano, apro-
bado por los aliados, se ejecuta en be-
neficio exclusivo de Rusia, de la que Ru-
mania no es sino un instrumento. La po-
lítica actual de Rusia está encaminada
a destruir todos los resortes económicos
y morales del pueblo rumano para
rrar definitivamente ese "enclave". Los
viejos partidos políticos están alejados
del Gobierno y éste es una verdadera
dictadura minoritaria al servicio de Mos-
cú. Estudia después la situación econó-
mica y financiera con la inflación gigan-
tesca promovida por el Ejército ruso.
Analiza los términos del armisticio para
comprobar su dureza y su interpreta-
ción extensiva. Por último, señala el
desencanto producido en estas zonas al
ver incumplidas las promesas hechas por
los aliados y el obligado desprestigio
de éstos, con la consiguiente pérdida de
influencia en zona tan vital.
Cierra el artículo el análisis de la si-
tuación actual de Yugoslavia. Para que
4IT
 REVISTA DE REVISTAS

no quede duda sobre su postura comien- La tesis de Crossman consiste en afir-

za diciendo: "Es ya un secreto a voces mar que esta guerra ha dejado a la
que Gran Bretaña cometió una terrible Gran Bretaña completamente indefensa
equivocación cuando apoyó a Tito y ante la eventualidad de una nueva gue-
abandonó a Draga Mihailovitch. Con rra que no podría resistir. La (irán.
tal error Inglaterra hizo nacer una ti- Bretaña no puede defenderse logrando
ranía que le es hostil, como lo es a la la alianza de pequeños Estados y de la
libertad; un peligro para la paz de Europa occidental, porque para la gue-
Europa y una amenaza para su propia rra atómica no implica influencia algu-
seguridad imperial." Señala cómo toda na el valor físico o la habilidad en or-
la política de Tito no es sino un re- ganizar. En toda guerra futura la capi-
flejo de las aspiraciones soviéticas. De- tal del Commonwealt británico quedaría
fiende a Draga Mihailovitch de la acu- simplemente destruida el primer día.
sación "colaboracionista", exaltando su Siendo Rusia y Estados Unidos las
lucha contra el invasor alemán. Para únicas potencias que están en condicio-
demostrar la dictadura yugoslava ana- nes de emprender una agresión, si esta
liza las recientes elecciones, en las que .
guerra se ventilara en Europa, el Con-
se prohibió toda propaganda que no tinente vendría a ser un no mun's land.
fuera la del "Frente Nacional", sirvién- De esto deduce Crossman: es absurdo
dose del vocablo "colaborador" para eli- dedicarse a evitar un renacimiento del
minar a todo posible adversario. Copia militarismo germano. Esto está definiti-
a continuación algunos párrafos de un vamente terminado y el peligro de una
libro escolar recientemente publicado, en guerra futura no puede nunca venir.de
el que al mismo tiempo que se enseña a Alemania. Toda política británica de-
leer a los niños se les inculcan las ideasdicada a organizar Europa occidental
de veneración a Rusia y a lo que ella para defenderse de una agresión sovié-
significa, se exalta a Tito, a los "parti-tica es también absurda por la vulnera-
sanos" y a Bulgaria. Concluye el ar- bilidad de la Gran Bretaña.
tículo, todo él interesantísimo por lo La' política británica debe consistir en
que dice y más aún por lo que refleja, resistir las intenciones rusas o america-
aceptando como posible una revuelta in- nas para organizar F2uropa con un sen-
terior para la inmediata primavera y tido estratégico. Inglaterra tiene que
preguntándose cuál sería en tal caso la oponerse a un bloque occidental y a un
actitud respectiva de Inglaterra y Ru- bloque oriental; lo que tiene que hacer
sia.— (P. S.) es neutralizar Europa para el caso d t
una guerra ruso-americana.
Desecha la idea de llegar a la consti-
The Political Quarterly. tución de los Estados Unidos de. Euro-
pa por anticuada e impracticable en la
Londres. realidad actual. Muchos Estados euro-
peos, quiéranlo o no, tienen que estar-
Vol. XVIÍ, núm. r, Enero-marso 1946: más cerca de Rusia que de sus vecinos
del occidente europeo. En cambio, para
CKOSSMAN, A. H.: Britain and Western Crossman, sí debe llegarse a crear una
Etirope. (La Gran Bretaña y ía Euro- verdadera Unión occidental, basada, sim-
pa occidental.) (Pág. 1.) plemente, en la comunidad de intereses
y compenetración de economías que. or-
Afirma el autor que una de las des- ganizadas, sean un mercado oara la Gran
gracias del partido laborista inglés ha Bretaña. Para •eí autor, el bloque occi-
sido la de verse obligado a tomar el dental es un concepto estratégico, cuya
Poder en un momento en que era nece- eficacia descansa en el noder armado
sario reajustar completamente la polí- americano. La unión occidental es algo
tica exterior británica. que excluye por definición la interven-
La segunda guerra mundial, al elimi- ción americana. Si los miembros de esta
nar a Alemania, había destruido com- Unión quieren ganar desde un primer
pletamente el equilibrio de poderes, sur- momento la confianza de Estados Uni-
giendo otro por el auge de Rusia y de dos y de Rusia, tienen que decir bien
los Estados Unidos, salidos de su aisla- claramente, y desde un principio, que
miento continental. quieren ser neutrales en una tercera
412
 REVISTA DE REVISTAS
guerra mundial. El primer objetivo de
la Unión occidental debe ser elevar el
tenor de vida de sus componentes por
la cooperación, lista Unión —afirma,
por último— podría actuar dentro de
la O. N. U. gracias a la actuación que
la Carta reserva a las organizaciones
regionales.—(M. C.)
MARTIN Kingsley: Dritain and Rusia,
(La Gran Bretaña y Rusia.) (Pág. 38.)
Sería equivocado afirmar que. porque
existe una verdadera antipatía entre Ru-
sia y las democracias occidentales el
conflicto es inevitable. Países con siste-
mas políticos, religiosos o económicos
distintos han podido siempre formar
alianzas, y las relaciones entre Ingla-
terra y Rusia 110 ábn, por ello, necesa-
riamente amistosas o malas. Todo de-
pende del criterio de los homlíres de
gobierno. Por esto, la política interna-
cional ofrece amplio campo para el jue-
go de factores ideológicos y personales.
Recuerda las relaciones anglo-rusas en
los tiempos recientes, con sus diferentes
alternativas hasta 1941, en que la exis-
tencia de Alemania, enemigo común,
hace nacer una colaboración forzosa.
Ahora hay muchos que dicen que sólo
en casos extremos puede Rusia traba-
jar en armonía con Inglaterra. Pero
Martin, en este artículo, cree, por el
•contrario, que existe aún la posibilidad
de una colaboración. En ambos países
hay una cierta duplicidad de política.
Las intransigencias rusas y sus peticio-
nes constantes han sido debidas a los
"turbios juegos de la política inglesa.
Propugna por que termine el recelo mu-
tuo, se deje de atacar a Rusia en los
Estados Unidos y por que se abra ca-
mino a una colaboración paciente a la
luz de una franqueza absoluta. De sus
buenos deseos de colaboración —dice el
autor— Rusia ha dado buena prueba
en la U. N. R. R. A. En Berlín, cuan-
'do las tropas soviéticas han molestado
•a las británicas, los altos oficiales ru-
sos han dado toda clase de excusas y
explicaciones.
Si se convence a los rusos de que es
imposible que la Gran Bretaña manten-
ga una adecuada posición económica sin
reconstruir la Europa occidental, cree
que se podrá lograr lá benevolencia
xusa y que no interprete torcidamente
como manejos contra ella estos inten-
tos de reconstrucción. Hay que dar la
sensación —termina— de que se está
dispuesto a continuar la reconstrucción
incluso sin la colaboración rusa.
No da crédito Martin a los que dicen
y creen que la U. R. S. S. no se con-
tentará con nada, pues la doctrina niar-
xista —afirma—• se lia mostrado bien
flexible. Rusia es hoy débil militarmen-
te y debe dedicarse a la mejora de las
condiciones de vida de su pueblo. Stalin
teme el aislamiento. La única fuerza
rusa está en la quiebra del capitalismo
occidental, pero si resolvemos los pro-
blemas económicos, no hay nada que te-
mer.— (M. C.) ,
VATXA, Ayler: The futuro of anglo a-tne-
rican re.lations. (El futuro de las re-
laciones anglo-americanas.) (Pág. 77.)
Se refiere el autor a la afirmación de
Mr. Churchill de que la solidaridad an-
glo-americana es una condición esencial
para la futura paz del mundo y de que
la Gran Bretaña y los Estados Unidos
son aliados naturales.
Dice que un intento de hegemonía an-
glo-americana sería rechazado por los
pueblos que no hablan inglés, dando por
resultado la formación de dos bloques.
Ello sería muy peligroso en caso de
guerra.
No cree que la amistad anglo-ameri-
cana sea tan natural como dijo Chur-
chill, pero sí muy conveniente para In-
glaterra, que no puede aislarse, y esto
por una simple razón económica.
Afirma el autor que es virtualmente
cierto que los Estados Unidos intentan
actuar como campeones del anticomu-
nismo en todo el mundo y quieren re-
forzar la diplomacia del dólar con una
fuerza militar superior a cualquier otra.
En cambio, la Gran Bretaña no está
situada; no puede mantener gran nú-
mero de fuerzas armadas; su economía
está desorganizada, su población dismi-
nuye; si culturalmente forma parte de
Europa, económicamente depende de,
ella y perdería sus mercados aquí si lana
Europa socialista la contemplara como
la avanzada del capitalismo de los Es-
tados Unidos. Aplastada, pues, entre
dos grandes potencias, Inglaterra debe
buscar una política de absoluta neutra-
lidad. El autor define a la Gran Ere-
413
 REVISTA DE REVISTAS
taña como la mayor de las potencias
menores. Sólo puede confiar en una or-
ganización internacional, en la política
de buena vecindad. Hoy corre el riesgo
—hay que aceptarlo así (termina el
autor)— de ser la víctima de ambiciones
territoriales de Rusia o de los Estados
Unidos. No puede desarrollar una polí-
tica de poder, pues los días en que
podía pretender ser el portaaviones de
los Estados Unidos han pasado para
siempre.—(M. C.)
The Qnarterly
Londres.
Nútn. ¡óy, enero 1946:
KENNEDY, A. L.: The Foreign Secreta-
ryships of Mr. Edén. (Mr. Edén en
la cartera de Asuntos Exteriores.)
(Págs. 1-17.)
A la edad de cuarenta y ocho años,
Mr. Edén ha desempeñado durante cer-
ca de siete años el Ministerio de Asun-
tos Exteriores, y precisamente en los
años cruciales en los que los "foreign
affairs" eran precisamente "the affair".
Si Austen Chamberlain tuvo frecuentes
reuniones con los representantes de la
prensa, fue Mr. Edén quien propiamen-
te inició un nuevo estilo en absoluto
desprovisto de ceremonia y rodeado de
la mayor publicidad.
El autor, después de recordar breve-
mente la biografía de Edén, refiere los
episodios internacionales que tuvieron
lugar desde 1935 a 1944 y en los que
Edén fue principal protagonista. En
marzo de 1936, cuando Hitler denunció
el tratado de Locarno y ocupó militar-
mente el Rhin, ofreció al mismo tiem-
po la paz en Europa para veinticinco
años y el reingreso de Alemania en la
Sociedad de Naciones. Gran parte de la
opinión inglesa vio en ello una posibi-
lidad de arreglo del problema europeo,
y como Edén siguió siempre muy de
cerca las orientaciones de la opinión
pública, mantuvo en esta ocasión una
actitud vacilante.
Cuando Chamberlain sucedió a Bal-
dwin como primer ministro, Edén se
vio relegado en sus funciones por no
participar en la política de apacigua-
miento a ultranza llevada a cabo por
414
Chamberlain, que culminó en su viaje
a Italia para entrevistarse con Musso-
lini. En esta visita Chamberlain no íué
acompañado por Edén, sino por Hali-
fax, y en 20 de febrero de 1938 Edén
presentó la dimisión, recibiendo más de
ó.ooo cartas de todos los lugares' del
Imperio que aplaudían su decisión.
Al estallar la guerra, Edén fue mo-
vilizado como comandante del "King's
Royal Rifle Corps" y pronto Chamber-
lain le designó para el cargo de ministro
de los Dominios. Cuando Churcbill su-
bió al Poder se le nombró primeramente
ministro de la Guerra, y al poco tiem-
po fue llevado a desempeñar la cartera
de Asuntos Exteriores, juntamente con
el oficio de "leader" de la Cámara de
los Comunes.
La política de Edén durante el tiempo
de guerra queda claramente definida en
las palabras que él mismo pronunció en
1941, cuando afirmaba que "durante la
guerra la diplomacia es mera consecuen-
cia de las necesidades estratégicas".—
(J. G. H.)
CROTCH, Walter: The I'rcsidents of the
French Repuhlic. (Los presidentes de
la República francesa.) (Págs. 29-46.)
Breve historia de los presidentes de
la tercera República francesa, arran-
cando de la elección de Thiers, que
fue más un acto de conveniencia que
de convicción. Durante su corto período
como jefe de Estado crispaba a sus-
amigos y confundía a sus enemigos con
la amenaza de dimitir, y siempre acaba-
ban ambos suplicándole que permane-
ciera.
Mac Mahon quiso poseer una verda-
dera autoridad nacional, convirtiéndose
en el "leader" de la autoridad y com-
batiendo las fuerzas de liberalismo y
del nuevo republicanismo que comen-
zaban a resurgir. Su conducta planteó
el dilema "se soumettre ou se demettre",
que fue el banderín de las elecciones
del 14 de octubre de 1877, en las cuales
se tachó de inconstitucional la conducta
de Mac Mahon.
Grévy desempeñó su oficio de presi-
dente con estricto respeto al Derecho
constitucional. Después de su primer
septenado, en el que tuvo que amainar
las tempestades provocadas por Gam-
betta, Ferry, Goblet y Freycinet, logró
 REVISTA DE HEVISTAS
ser reelegido por 457 votos. El escán-
dalo suscitado por la venta de honores
y condecoraciones, en la que aparecía
implicado un yerno de Grévy, motivó la
dimisión del presidente a los dos años
de su reelección.
La sucesión de Grévy íué laboriosa,
pues muchos candidatos aspiraban a la
presidencia, entre ellos Ferry, cuya can-
didatura se estimaba esencialmente peli-
grosa, habiéndose llegado a afirmar por
el alcalde de París que el triunfo de
la misma habría acarreado inmediata-
mente la proclamación de la Comuna en
París. Se lanzó la candidatura de Sadi
Carnot, un ingeniero desconocido, que
si en la primera votación sólo reunió
303 sufragios, en la segunda obtuvo 606
contra 188 del representante militar de
la extrema derecha. El período presi-
dencial de Sadi Carnot estuvo carac-
terizado por las campañas y crímenes
anarquistas, a manos de los cuales
murió.
Casimir-Périer, hombre oscuro políti-
camente, pero preeminente figura finan-
ciera, cuya fortuna se calculaba en más
de 40 millones, inspiró su política en el
engrandecimiento financiero, suscitando
fuerte oposición popular, y Millerand le
señaló como el enemigo. Después de
sostenerse durante seis años y medio,
Casimir-Périer tuvo que dimitir antes
de que expirara su mandato presidencial.
La presidencia de Félix Faure se des-
taca por tres hechos: la incorporación
de Madagascar al Imperio colonial fran-
cés (1895), la alianza franco-rusa (1897)
y el escándalo que con la muerte mis-
teriosa de Faure se suscitó (1899). Lou-
bet y Fallieres llegaron a la jefatura
del Estado procedentes de la presiden-
cia del Senado. F'allieres no fue sucedi-
do por Paul Doumer, como se esperaba,
sino por Pomcaré, al que siguieron Des-
chanel y Millerand, y es de destacar
cómo Millerand intentó dar una inter-
pretación constitucional que fortalecie-
ra la posición del presidente recabando
el derecho presidencial para designar el
jefe del Gobierno. Las Cámaras se ne-
garon a entrar en comunicación con el
Gabinete constituido por Millerand, con
lo que se vio obligado a resignar sus po-
deres.
Después de la presidencia de Gastón
Doumergue, Paul Doumer, que llevaba
•ñas de veinte años esperando ser presi-
dente, ganó la elección por 442 votos
frente a los 401 obtenidos por Briaiid.
Doumer fallece a manos del comunista
Gorguloff, que quiso vengar a su pa-
tria y provocar la guerra entre Francia
y la U. R. S. S. Albert Lebrun cierra la
lista de los presidentes de la tercera
República.
De los catorce presidentes, cinco
(Loubet, Fallieres, Poincaré, Doumer-
gue y Lebrun) desempeñaron su man-
dato durante todo el tiempo; seis fue-
ron obligados a dimitir (Thiers, Mac Ma-
hon, Grévy, Casimir-Périer, Deschanel y
Millerand); Sadi Carnot y Paul Dou-
mer murieron asesinados, y Félix Fau-
re. murió de muerte natural, pero ace-
lerada.—(7. G. H.)
GOOLD-ADAMS : Aftermath in Itaiy. (La
postguerra en Italia.) (Págs. 46-57O
Después de exponer la situación ma-
terial en que han quedado las ciudades
italianas como consecuencia de la gue-
rra, y de referirse al problema de los
transportes y en general de la econo-
mía italiana, el autor examina la situa-
ción política. Comprueba que Italia está
peligrosamente impreparada para una
democracia satisfactoria. La caída de
Mussolini fue, después de todo, una
revolución palaciega, y la mayor parte
de Italia no ha tomado parte en su libe-
ración ni frente al dictador ni frente al
enemigo. Sólo una escasa proporción del
país, que a lo más puede cifrarse en
un 20 por 100, puede considerarse po-
líticamente despierta. El resto se en-
cuentra agobiado con sus problemas per-
sonales o en situación aterrada, si se ad-
vierte que no está suficientemente si-
tuado a la izquierda. Esta necesidad de-
ser de .izquierdas que actualmente se
siente en Italia ha dado lugar a cu-
riosos espectáculos en la Asamblea. Los
liberales, los conservadores y los cris-
tianos demócratas ocuparon los escaños
del centro; los comunistas, la extrema
izquierda, y resultó que varios socia-
listas y demócratas laboristas que lle-
garon más tarde se vieron obligados a
ocupar los escaños de la derecha.
Surge con vigor la pugna entre Norte
y Sur. Milán, Roma y Ñapóles pola-
rizan tres posiciones distintas, y el ries-
go de que la unidad italiana se quiebre
en dos o tres Estados debe ser tomado
en consideración. Únicamente la Monar-
41 s
 REVISTA DE REVISTAS
i puede salvar al pueblo de este pe-
ligro. Los partisanos del Norte ignora-
ban que ios italianos del Sur habían
sido electivamente amigos de los
aliados.
El autor concluye con estas palabras:
"Italia es como un pez sin cola. No
puede estar quieto ni ir hacia adelante.
Si alguien le diera una cola nueva po-
dría nadar perfectamente. Pero parece
que en ninguna ocasión lia pensado na-
die, en hacer nada de eso." — (j. G. II.)
VIZCOXDE HINCHINUBROOKE: The cours
of cottservative politi-cs. (El proceso
de la política conservadora.) (Pági-
nas 108-123.)
El partido conservador lia sufrido una
derrota espectacular. El conservatismo
es una fe, un medio de vida y una ac-
titud de la inteligencia. No es ni un
cuerpo de doctrinas ni un llamamiento
para una acción de masas.
A pesar de su reciente derrota, esti-
ma el autor que se equivocan los que,
como Laski, piensan, que el partido con-
servador recibirá el golpe de gracia
en los próximos cinco años. La verdad
•es, por el contrario, que si no existiera
partido conservador sería necesario in-
ventarlo. El socialismo deja sin satis-
facer varios de los más fuertes instin-
tos del hombre. Una sociedad sin indi-
vidualismo no puede sobrevivir, y el
individualismo es precisamente la más
íntima fibra del couservatismo.
Se recuerda la trilogía disraeliana del
•conservadurismo: i.°, mantenimiento de
nuestras instituciones; 2.", conservación
del Imperio, y 3.1', elevación de las con-
diciones de vida del pueblo, y siguiendo
-ese orden, expone el autor ía situación
•actual de esos tres principios.
Respecto al primero, recuerda la má-
xima de lord Falkland de que "cuando
110 es necesario cambiar, es necesario no
cambiar". El pueblo no ha tenido ahora
en cuenta ese principio. La existencia
de tres millones de parados y la conside-
ración de que estamos en mía era de lo
social y lo económico ha motivado el
•desplazamiento del partido conservador.
El conservatismo tiene que abando-
nar sus aspiraciones por el orden y
perseguir por la causa de la libertad, si
se quiere, mantener la democracia. La
enfermedad continental del socialismo,
416
una dolencia maligna que lleva una cen-
turia de desarrollo, ataca actualmente
nuestro cuerpo político —dice el autor—.
Se precisa un gran esfuerzo de la vo-
luntad nacional para expulsar las pon-
zoñosas herejías con que Carlos Marx
ha envenenado el Estado.
Considera el problema de la migra-
ción, la participación di: los Dominios
como miembros de la O. K. U., la nece-
sidad de conferencias imperiales, pos-
tulando que la conservación del Impe-
rio exige, en orden a los asuntos impe-
riales, se abandonen los puntos de vista
de partido.
Un hecho notable que no hay que ol-
vidar es que, a pesar de las dos gue-
rras y de. la gran crisis económica de
1930, no ha dejado de aumentar el ni-
vel de vida de las clases populares. Con
excepción del problema de la vivienda
—un estricto problema de guerra—, las
comodidades de que el hombre se ve
hoy rodeado son mucho mayores que
antes. El nivel de vida de 1014 fue rá-
' pidamente alcanzado y superado en 1924,
y no es aventurado suponer que en 195,0
se restaure y supere el nivel de vida
de 1:039. El ministro de Sanidad ha
anunciado que para 1947 estaría total-
mente solucionado el problema de la
vivienda.
El partido conservador se ha ocupado
siempre de la política de producción,
pero escasamente de la política de con-
sumo. Una de las razones del giro a la
izquierda en las recientes elecciones ha
sido, sin duda, que los socialistas están
más interesados que los conservadores
en la política de fomentar el consumo.
Los conservadores no tienen por qué
imitar en esto a los socialistas. Pero
hay que tener presente que los socia-
listas se ocupan exclusivamente de la
elevación del nivel de vida en su as-
pecto material. Existe una oportunidad
para el conservatismo, y es la de con-
siderar el problema social y psicológico
que se planteará cuando el ciudadano
tenga su casa repleta de aquello que
le hace grata la vida, fenómeno que
calculan los autores que habrá de pro-
ducirse dentro de cinco o, a lo más, diez
años. La política de la abundancia es
mucho más seria y grave que la polí-
tica de la escasez. El problema del ocio
adquirirá pronto la misma magnitud que
e! problema del paro.
Concluye afirmando que el actual ale-
 REVISTA DE REVISTAS
jamiento del Poder constituye una mag-
nífica oportunidad para que el partido
conservador sacuda la pereza y la apa-
tía y prepare un programa ambicioso
para las próximas elecciones.—(J. G. II.)
The Fortnightly.
Londres.
Kúm. 949, enero 1946:
MÍDBLETOX MURRY; j . : Parliamentary
Denwcracy in Europa. (La democracia
parlamentaria en Europa.) (Págs. 6-12.)
"Una de las más aciagas característi-
cas de nuestro tiempo ha sido la ruina
del prestigio que la democracia liberal
y parlamentaria disfrutaba en Europa."
Con estas palabras inicia el presente en-
sayo el renombrado escritor inglés
j . Middleton Murry. Y a continuación
añade: "La Rusia Soviética no sólo re-
clama para sí el título de democracia
par excellence, sino que también lo rei-
vindica para otros países que bajo su
influencia y guía excluyen del' acceso al
poder público a los anticomunistas."
Este hecho —prosigue— constituye una
esencial paradoja a los ojos de los pue-
blos occidentales: "una violenta para-
doja". El que pueda ser defendida no
hace sino probar una vez más esta tre-
menda decadencia.
Al final de la guerra del 14 parecía
como si la democracia hubiese alcan-
zado su ápice de gloria; sin embargo,
en aquel mismo instante la revolución
marxista rusa iniciaba este proceso.
"Veinte años más tarde la democracia se
liatía en retirada a lo largo y a lo an-
<~ho de toda Europa. En Italia, Alema-
nia, Portugal, España y casi todos los
países balcánicos los regímenes parla-
mentarios habían sido deliberadamente
abolidos, incluso en Francia su existen-
cia era visiblemente precaria."
No hay que olvidar, pues, que la olea-
da antidemocrática la inició y puso en
iwovimiento Rusia —continúa el articu-
lista—. Los partidos socialistas se con-
tagiaron de leninismo en su ala extrema
y comenzaron a pensar que el Parla-
mento podía servirles, únicamente, como
excelente tribuna revolucionaria, no en
sn propia función, es decir, como instru-
mento de gobierno. Esta moda empezó
27
a cundir entre todas las clases obreras
de Europa, a pesar de que era exclu-
sivamente aplicable dentro de las condi-
ciones políticas rusas, dividiendo en. dos
la opinión democrática y debilitándola
por consecuencia, y de una manera muy
particular en Alemania, país -clave del
Continente, donde la democracia estaba
en período de aprendizaje y niñez. Pero
incluso sin el estallido ruso, la deca-
dencia de la democracia aparecía visi-
blemente en el auge de la socialdemo-
cracia. "Porque tanto el Gobierno corno
la oposición han de estar en fundamen-
tal acuerdo respecto a la base de la
estructura social para que la democra-
cia funcione con éxito." Cuando este
acuerdo previo y tácito no se da, los
cimientos mismos de la sociedad peli-
gran y se resquebrajan; de ahí que los
socialistas moderados y realmente de-
mócratas hayan tenido que limitar su
ambición y aplicar únicamente sus mé-
todos a aquellos sectores de la economía
social cuya modificación no destruye
esencialmente la organización misma de
la sociedad, "reconociendo que la pre-
servación de la democracia es más im-
portante que la implantación del socia-
lismo". Esta tensión entre socialismo y
democracia era perfectamente visible en
todo el mundo inmediatamente antes de
la pasada guerra. El problema estri-
baba en saber si la democracia sería ca-
paz de aguantar la crudeza de acción y
las medidas de violencia que toda guerra
necesariamente engendra. A este fin re-
sulta preciso contar con que los traba-
jadores comprendan íntimamente el sig-
nificado del régimen democrático y no
planteen huelgas de puro carácter revo-
lucionario que entorpezcan gravemente
el funcionamiento de la sociedad. Al no
hacerlo
:
así, su táctica se asemeja e
'-'-'itifica con la de los partidos autori-
tarios de extrema derecha, igualmente
enemigos de la democracia, aunque por
razones distintas. Como consecuencia de
esto, "las clases medias, temerosas de
desórdenes económicos, se inclinan de
modo natural hacia el autoritarismo".
"El fascismo es una especie de. com-
promiso entre el autoritarismo de las
derechas y el autoritarismo de las iz-
quierdas." "La facilidad con que las
gentes pasaban en Alemania de las filas
comunistas a las del partido nazi es no-
toria." "El fascismo y el comunismo
tienen entre sí mucho más en común
417
 REVISTA DE REVISTAS
que cualquiera de ellos con la democra-
cia narlamentaria." "Por supuesto, si
consideramos el fascismo como algo ab-
solutamente maligno, su resurrección
será deplorable en grado sumo. Pero
si le juzgamos objetivamente en su
esencia y en sus orígenes, liemos de
admitir que surgió en muy distintos paí-
ses, inspirado en una misma necesidad:
para resolver el estancamiento produ-
cido nor las instituciones parlamenta-
rias en países donde los partidos polí-
ticos eran demasiado intolerantes y es-
taban demasiado hondamente divididos
sobre los principios fundamentales para
poder llevarlos a ¡a práctica. El fascis-
mo fue el remedio drástico contra la
parálisis económica y social. Y los par-
tidarios del fascismo en el Continente
europeo no eran todos, ni mucho menos,
enemigos en principio del parlamenta-
rismo."
Mr. Middleton Murry se apoya a con-
tinuación de una manera concreta so-
bre la actual situación francesa, subra-
yando la debilidad y fragilidad de su
sistema político, apoyado sobre tres
grandes grupos de opinión: los demó-
cratas católicos, los socialistas y los co-
munistas, de los cuales, desde el punto
de vista estrictamente democrático, es-
tima genuinos a los socialistas y a un
sector nada más de los católicos, y de-
cididamente enemigos a los comunis-
tas. En todo caso —añade—, es difícil
prever la evolución que este sistema
tripartito de opinión haya de tener en
el futuro régimen parlamentario de la
nación francesa. Examina a continua-
ción las dificultades con que ha de to-
par el establecimiento de un Gobierno
parlamentario en países donde nunca
haya existido un régimen democrático
o en aquellos que lo hayan visto roto
por la violencia, y agrega: "es cierta-
mente muy dudoso el que la democra-
cia, en su infancia o en su segunda ni-
ñez, pueda permitirse el lujo de la to-
lerancia con los intolerantes, o el de la
suavidad con los que propugnan la tác-
tica de la violencia en la minoría".
Pasa revista a continuación a los pro-
blemas subyacentes en la actual situa-
ción democrática del mundo, y particu-
larmente de Inglaterra, subrayando el
hecho de que el momento de máxima
eficacia parlamentaria coincidió en la
Gran Bretaña con la época de su auge
industrial y económico; auge que ha
418
periclitado ya a través de varias gue-
rras mundiales que tuvieron como mo-
tivación última el impulso de compe-
tencia y rivalidad entre las distintas eco-
nomías nacionales. Hoy por hoy —dice—,.
todos los países, excepto uno —los Es-
tados Unidos—, han tenido que susti-
tuir el sistema de libertad y plena ini-
ciativa económica por el régimen de
control estatal más o menos atenuado.
Y los Estados unidos mismo se. verán
obligados en el futuro a seguir esta
misma línea de acción si no quieren des-
embocar en una gigantesca catástrofe.
En resumidas cuentas —concluye—, si
la democracia ha de imponerse y salir
triunfante de los peligros que la ace-
chan y de las dificultades que la ro-
dean, será preciso que desarrolle "una
nueva' y más honda concepción de la
responsabilidad en la ciudadanía demo-
crática". La disciplina política, que ha
sido siempre esencial para el buen fun-
cionamiento de la maquinaria parlamen-
taria, deberá ser ahora ensanchada en
su base y trasladada a otros campos.
"La disciplina económica será también
necesaria. Puede que esta lección sea
todavía más dura de aprender. Pero la
preservación de la democracia depende
de que la lección sea aprendida y en eí
momento oportuno."—(L. P.)
Núm. 050, febrera 1945'•
JAMKSON, Storn: The new Czeckoslovar
kia. (La nueva Checoslovaquia.) (Pá-
gina 73-)
Afirma el autor, después de describir
el aspecto de la capital checa en la ac-
tualidad, comparándolo con el que te-
nía antes de la guerra, que Checoslo-
vaquia ha pasado de ser una democra-
cia liberal a ser una democracia socia-
lista aliada con la Rusia Soviética. Sos-
tiene que esta alianza es la mejor solu-
ción que ha podido encontrar un polí-
tico hábil y realista como Benes. Expo-
ne lo que él llama una revolución so-
cialista, verificada sin disparar un tiro,
operada en Checoslovaquia, y sus eta-
pas principales: lucha contra la infla-
ción; nacionalización de las industrias
básicas, Bancos y Compañías de Segu-
ros, tendiendo todo ello a organizar
una economía totalmente planificada.
Después se refiere a la expulsión de
 REVISTA DE REVISTAS

los alemanes residentes, medida que jus- Cree que el fracaso de las negociacio-
tifica con exceso para libertarse de lo nes fue debido a la creencia rusa de
que consideran como una verdadera, que, persistiendo en su misma política,
plaga. Persia acabaría por caer en sus manos.
l'ara los eslovacos tiene frases des- No cree el autor que Rusia persiga
pectivas y cree que por el momento se allí la adquisición de nuevos campos
contentarán con su autonomía, en la petrolíferos, sino simplemente que na-
que tanto tienen que aprender por no die, ni americanos ni ingleses, influyan
haber llegado aún a la madurez polí- en las regiones cercanas a sus fronte-
tica de los checos. Respecto al proble- ras. Achaca a Rusia la culpa de lo
ma de Teschen, lo califica de escisión que pasa, sin que sea posible admitir
en la familia eslava, pero no suscep- como justificante de su intervención la
l'l-lk' cié solución por ser región tan vi- necesidad de conceder mejoras sociales
tal para Checoslovaquia como para Po- al pueblo iraniano. Por muy necesarias
lonia. que sean estas mejoras, dicen los polí-
Finalmente, afirma que la protección ticos persas, no justifican de ninguna
rusa es libremente aceptada por el pue- manera una completa sumisión a Moscú.
blo, que la repudiaría si no estuviera Señala los peligros que esta inter-
convencido de que ella es lo más con- vención implica para todo el Oriente
veniente para la política checa en la Medio y concretamente para el mundo
actualidad.—(M. C.) árabe, que vislumbre un gran peligro
religioso y político, máxime cuando Ru-
sia ha manifestado sus deseos de poner
SCIIWABZ, R. P . : The Anglo-Americcm pie en las antiguas colonias italianas de
Agreemcnts. (Los acuerdos anglo- Libia y Eritrea. Cree el autor que Irán
americanos.) (Pág. 81.) saldrá adelante de esta grave crisis, y
afirma que una nación como ella no
El autor analiza los acuerdos anglo- debe desaparecer.—(M. C.)
americanos concluidos en Washington el
6 de diciembre de 1945, es decir: 1) el
acuerdo financiero otorgando un crédi- World Review.
to a la Gran Bretaña y regulando la
forma de pago de las obligaciones di- Londres.
manadas del sistema de préstamo y
arriendo; 2) las bases para celebrar una Diciembre 1945:
Conferencia internacional sobre comer-
cio y empleo de mano de obra, y 3) el ELSON, R. V.: The truth ábout Mihailo-
acta final de los Acuerdos de Bretón vichf (¿La verdad sobre Mihailo-
Woods. Hace extensas consideraciones vich?) (Pág. 25.)
sobre el empréstito norteamericano y
sobre las repercusiones de su posible Por juzgarlos de extraordinario inte-
aceptación.—(M. C.) rés, copiamos textualmente los párrafos
con que Mr. Elson inicia su artículo:
"Yugoslavia es hoy la consecuencia del
WIUJAHS, Kenneth : Pcrsia. The Middle mayor fraude propagandístico de la His-
F.ast and Russia. (Persia. El Oriente toria. Consideremos algunos hechos. Un
Medio y Rusia.) (Pág. 89.) día y otro, durante más de dos años,
se nos ha dicho que Tito era la ver-
Recuerda que la Conferencia celebra- dadera encarnación de la democracia.
da en Moscú en diciembre último no Estoy convencido —dijo Randolph Chtir-
aceptó la sugestión de Mr. Bevin de que, chill— de que los principios liberales y
con el consentimiento del Gobierno ira- de tolerancia que son tan característicos
niano, una Comisión anglo-ruso-ameri- del Movimiento Nacional de Liberación
cana estudiara las condiciones del Irán asegurarán para Yugoslavia un futuro
en lo relativo al funcionamiento de los más feliz. Hoy, The Nation y The New
Consejos Nacionales, minorías y len- Statesnum and Nation, los más firmes
guas. Entonces pareció esfumarse la es- sostenedores de Tito durante su ascen-
peranza de que el problema de Persia sión al Poder, se han visto obligados a
pudiera resolverse' por un compromiso. admitir que la libertad de expresión y
419
 REVISTA DE REVISTAS
la democracia política han dejado de
existir en Yugoslavia y que el régimen
actual está enteramente dominado por
la policía política de Tito: la terrible
O. ,Z. N. A.
Se nos dijo que el movimiento de Tito
era un movimiento nacional, que com-
prendía todas las tendencias. Hoy esta-
mos seguros de que el partido comu-
nista ha monopolizado el Poder y de
que los llamados "partidos de oposi-
ción", a los que recientemente se ha
permitido salir a la luz pública, no son
sino marionetas de papel manejadas por
la N. K. V. D. para hacer comulgar con
ruedas de molino a los crédulos extran-
jeros.
Se nos aseguró en mil arrullos de ala-
banza que Tito era un aliado de la Gran
Bretaña y de los Estados Unidos. Y si
todavía hoy se hace alguien en Ingla-
terra ilusiones sobre la orientación de
Tito, respetuosamente le remitiremos al
discurso del Mariscal pronunciado el 16
de octubre de 1945, en el cual, entre otras
cosas,, hizo esta declaración, aclaradora
de tantas confusiones: "Queremos crear
un Ejército... capaz de montar la guar-
dia en nuestras fronteras; un Ejército
que sea un valioso aliado del grande
y glorioso Ejército Rojo." Ni una pa-
labra sobre sus aliados: la Gran Bre-
taña y los Estados Unidos de América.
Se nos dijo que bajo la ocupación ale-
mana Tito controlaba cuatro quintas
partes del territorio yugoslavo. Pero
ahora es un hecho indiscutible que Yu-
goslavia fue conquistada para Tito por
el Ejército rojo y por el Ejército búl-
garo. El Ejército de Tito, de 500.000
hombres, que controlaba las cuatro quin-
tas partes del territorio, no pudo im-
poner la disciplina en ninguna de las
ciudades tomadas por sus aliados, y des-
pués de que le fue retirado el apoyo del
Ejército rojo no pudo avanzar una sola
milla contra los alemanes hasta el co-
lapso final de la "'Wehrmacht".
Se nos aseguró que Tito tenía el apoyo
entusiasta de la inmensa mayoría del
pueblo yugoslavo. Pero ahora, incluso
los publicistas más fervientes defenso-
res de Tito se han visto obligados a
reconocer que, a pesar del terror de
la O. Z. N. A. (o quizá a causa de
él), la mayoría del pueblo en. Servia,
Croacia y Eslovenia está contra Tito,
creciendo cada día más la oposición.
En resumen: hemos sido decepciona-
42O
dos en todos los puntos. El propósito
de este artículo es explicar cómo hemos
sufrido esta decepción y cómo Tito ha
podido llevar a efecto lo que indiscuti-
blemente puede llamarse la más terri-
ble decepción en la Historia.
De todos los Maquiavelos modernos,
Tito es quizá el más notable. Se alió
con elementos no comunistas e incluso
anticomunistas, para desembarazarse de
estos aliados tan pronto como su apoyo
le fue innecesario. Firmó acuerdos cuan-
do éstos eran precisos, juró con todos
los juramentos democráticos a comple-
ta satisfacción de Randolph Churchill y
otros candidos observadores, impresionó
al mundo creando un elenco de genera-
les con él mismo como mariscal, aumen-
tó sus fuerzas aceptando en sus filas
los "quislings" más notorios, dándoles
una apariencia de demócratas y des-
potricando contra el totalitarismo, alta
y persistentemente, pudo convencer a la
prensa y a los dirigentes políticos de
los Estados Unidos y la Gran Bretaña,
a Churchill y a Randolph Churchill, a
Subasich y Sutej, a Milán Grol y al
rey Pedro, sin escrúpulo en aceptar su
apoyo cuando lo necesitaba.
Lo más irónico de toda esta realidad
es que Tito fue creado no por la iz-
quierda política, sino por las derechas.
No por el News Chronicle ni el New
Statesman and Nation, sino por Chur-
chill, Leopold Amery, ñor Maclean, Se-
ton Watson ; por los más conservadores
de los políticos yugoslavos y, finalmen-
te, por la influencia católica en el "Fo-
reign Office."
Con tales párrafos —copiados al pie
de la letra—• enjuicia el autor de este
artículo la trama de la política yugosla-
va y de la que, al fin y en la actualidad,
ha resultado la dictadura personal de
Tito.
Intenta explicar en su trabajo a qué
fue debido el olvido de la figura de
Mihailovich y de su resistencia y el que
ésta fuera vista por las democracias oc-
cidentales como personificada en el ma-
riscal Tito.
Cree que en Gran Bretaña todos se
engañaron sobre la estrategia de Mihai-
lovich hasta el punto de no otorgarle
importancia, dándosela, en cambio, a la
labor de Tito. Para éste, lo interesante
era matar alemanes, sin tener en cuenta
que ello, sin más ni más, podía acarrear
graves perjuicios y calamidades al pue-
 REVISTA DE REVISTAS
blo yugoslavo. Tito no se preocupó de
las represalias que los alemanes ordena-
ban por cada alemán caído, aunque las
víctimas inocentes se contaran por mi-
llares. Mihailovich, en cambio, creía que
era más efectivo que matar soldados
alemanes sabotear paciente y ocultamen-
te el esfuerzo de guerra alemán. Cómo
la táctica ("- éste era terriblemente per-
judicial pata el Eje lo demuestra Elson
haciendo referencia a una carta de Hit-
ler a Mussolini —que reproduce— ad-
virtiéndole del peligro que Mihailovich
significaba para la victoria del Eje. Las
acusaciones de colaboracionismo hechas
a Mihailovich son otras tantas falseda-
des. La creencia en éstas y la lenidad
anglosajona en cortar las actividades
rusas en los Balcanes, el engaño sobre
la estrategia de ambos y, finalmente, la
candidez de los informadores, son los
factores que han1 producido la realidad
de que, en efecto , sea la Gran Bretaña
quien haya ayudado a implantar la dic-
tadura yugoslava de Tito.—(M. C.)
LIDDELL HART, Captain B. H.: The aío-
núc homb and Britain's post-war de-
fence. (La bomba atómica y la de-
fensa de la Gran Bretaña después de
la guerra.) (Pág. 38.)
Refiriéndose el autor a la situación
militar producida por el descubrimiento
de la energía atómica, expone su opinión
de que, no obstante ello, hay que pre-
ocuparse de la defensa de las islas y
del Imperio, aunque reorganizando las
unidades v servicios militares con arre-
glo a esquemas más en armonía con la
nueva situación originada.
Refuta la opinión de los que creen que
la bomba atómica viene a terminar con
las guerras futuras. A su juicio, éste
será un medio cuyo empleo cada país
Podrá olvidar por temor a las repre-
salias del contrincante si puede emplear
el mismo medio de destrucción. Ocurrirá
con la energía atómica en la guerra lo
que ha ocurrido con los gases. No de-
crecerá por ello la importancia de las
fuerzas armadas, que deben ser dotadas
de una mayor movilidad, así como los
suministros para las mismas. Cree que
hay que avanzar las defensas de la In-
dia colocándolas lejos de ella; que el
número de soldados en tiempo de paz
debe ser superior al que existía en In-
glaterra antes de la guerra que acaba de
terminar; que el servicio militar debe
ser profesional, y, por último, que es
preciso crear una "élite" de hombres de
ciencia militares para la investigación y
elaboración de los planes de defensa de
gran envergadura.—-(M. C.J
United Empire.
Publicación de la "Royal Empire So-
ciety".-—Londres.
Vol. XXXVI, noviembre-dicienibre 1945:
MORRIS, John: Some thoughts on the
japanase problem. (Algunas conside-
raciones sobre el problema japonés.)
(Págs. 226-228.)
En la sesión de la Royal Empire So-
ciety correspondiente al 17 de octubre
informó sobre la cuestión japonesa
Mr. John Morris, antiguo profesor de
lengua inglesa en la Universidad de
Keio (Tokio). El conferenciante anuncia
que no posee la respuesta adecuada para
los problemas que va a plantear. Estos
son, principalmente, los siguientes:
1." El Emperador. Señala las dos
tesis existentes: la de quienes le consi-
deran como responsable primero de los
crímenes de guerra, y la de quienes afir-
man que el Emperador no fue sino un
instrumento de las camarillas militaris-
tas. Mr. Morris se adscribe a esta se-
gunda tesis, señalando, además, que el
Ejército japonés no hubiera depuesto
las armas sin la orden expresa del Em-
perador. Critica las soluciones extremas
defendidas por ciertos sectores austra-
lianos y norteamericanos por considerar-
las inadecuadas para la contextura pe-
culiar del sistema japonés. Acéptese o
no la tesis de la divinidad del Mikado,
tampoco debe extrañarnos —añade—•,
pues entre nosotros siempre ha habido
quienes defendían "el derecho divino
de los reyes". Concluye esta parte de
su informe señalando como aconsejable
una reforma profunda de la institución
monárquica nipona, pero sin acudir a
procedimientos extremos, que serían
contraproducentes.
2.* Ejército japonés. Señala cómo,
pese a la declaración oficial aliada de
haberse terminado la desmovilización de
los siete millones de soldados que inte-
421
 REVISTA DE REVISTAS
graban eJ Ejército, el problema sigue
en pie. Analiza la trascendencia que
siempre han tenido las sociedades se-
cretas —entre ellas la .famosa del Dra-
gón Negro— y admite que éstas per-
duren. Además —prosigue—, gran parte
del Ejército japonés no ha conocido la
derrota y el propio Japón decretó la
retirada de sus mejores unidades del
llamado Ejército del Kwautung —Man-
churia—, que tanta influencia ejercieron
siempre en la política nipona, en la vís-
pera de la derrota, para, impedir que
estas unidades, especialmente educadas
en el sistema político y social nipón,
cayeran en poder de los rusos.
3." El último extremo tratado es la
posibilidad de un régimen democrático
en el Japón. Reconoce la^ inconsistencia
de unos proyectos que desconocen total-
mente la especial contextura de la so-
ciedad humana, a la que se quieren im-
poner. La mayoría de los japoneses —in-
siste— no tienen ni la más lejana idea
de lo que sea "Democracia", con ma-
yúscula, y así lo muestra cierta anécdota
de un alto oficial norteamericano que
comprobó cómo muchos japoneses du-
daban si la "Democracia" fuera algo
comestible o un adorno que poner en
los cabellos. La esperanza de un posible
régimen liberal se debe a la defectuosa
información de quienes han vivido en
Japón, que han creído que las simpatías
liberales en ciertos sectores reducidos
que constituían su ambiente eran com-
partidas por 3a generalidad del pueblo.
Como ya anunció al comenzar su in-
forme, se limita a señalar hechos fácil-
mente comprobables, sin ofrecer solu-
ciones.—(P. S.)
The New English Weekly.
Londres,
Vol. XXVIII, núm. 9,13 diciembre 1945:
TOMLIN, E. W. F . : Democracy and the
American Professor. (La democracia
vista por un profesor americano.) (Pá-
gina 84.)
Se. trata de una glosa al libro The
Social Mind: fmmdatíons of a social
philosophy, publicado por el profesor
John Eiof Boodin, de la Universidad de
California. Boodin habla, no sin indigna-
422
ción, de la estructura esencialmente feu-
dal de la sociedad británica, y, a su jui-
cio, los pasados momentos críticos para
la democracia han sido posibles por el
hecho de. que Inglaterra ocupaba el
puesto director de las naciones demo-
cráticas europeas. El comentarista le re-
plica aduciendo la decidida posición de
Inglaterra desde el comienzo de la gue-
rra, en contraste con la vacilación que
pudo advertirse en los primeros mo-
mentos en amplios sectores de Norte-
américa.
Tomlin se fija en otro punto aborda-
do en el libro del profesor Boodin, ¿poi-
qué los desfiles militares, las concentra-
ciones de masas y las canciones patrió-
ticas van a estimarse privativas de los
regímenes totalitarios, y no pueden ser
utilizadas como demostraciones del es-
píritu democrático? A juicio del comen-
tarista, ello ocurre así porque el espí-
ritu democrático no puede ser demos-
trado con exteriorizaciones que él repu-
ta de índole esencialmente "vulgar"
(sic). Las más puras democracias son
¡as democracias quietas, como Escan-
dinavia. La mejor democracia es aque-
lla en la cual se. puede cantar, desfilar
o celebrar reuniones por cualc¿uier mo-
tivo distinto del político.—(I. G. H.)
Vol. XXVIII, núm. 10, 20 diciembre
1945:
LTTDOVICI, A. M.: The Politics of Char-
les A. Beard. (La política de Charles
A. Beard.) (Pág. 94.)
En su libro Bases económicas de la
política, Beard examina la pretensión
formulada desde tiempo de Aristóteles,
de un control económico de la política,
y llega a la conclusión de que si esa
pretensión era fundada hasta hace poco,
ya no lo es hoy. I-a intervención del
Estado en la Economía ha asumido por
doquier una forma sistemática, y el re-
sultado ha sido que el hombre político
se ha desligado del hombre económico
y ha adquirido poder sobre él, estando
ahora frecuentemente en una posición
supraordinada.
Este punto de. vista encuentra sólido
apoyo en muchos de los sucesos que
han ocurrido en el mundo. En la Fran-
cia del siglo xviil y on la Rusia de prin-
cipio? del xx el hombre económico que-
 REVISTA DE REVISTAS
<ló subordinado al político; pero la vieja
•estratificación de la sociedad resurge
nuevamente después de la fase revolu-
cionaria, como el autor muestra cum-
plidamente examinando el ejemplo de
la' Rusia soviética.
El comentarista pone de relieve que
muchos filósofos políticos han restrin-
gido al ángulo económico la considera-
ción de los problemas políticos. Pero
no hay que olvidar un importante as-
pecto de la política, que es la creación
y salvaguardia de la cultura, aspecto
desdeñado por muchos autores, incluido
el mismo Beard. Ludovici estima pre-
ferible el sistema de educación dirigida
preconizado por Coleridge, con el rele-
vante papel atribuido a la Iglesia, que no
ül olvido en que Beard incurre de una
•consideración total del problema.—
(J. G. II.)
Vol. XXVIII, núm. n, 27 diciembre
1945:
DKRÜICK, Paul: A National Invcstimcni
Board. (Un Consejo Nacional de In-
versiones.) (Págs. 104-105.)
El profesor Iiayek, en su Camino ha-
cia la servidumbre, así como otros eco-
nomistas ortodoxos, miembros del Ins-
tituto de Oxford para la Estadística,
reconocen que el control de la produc-
ción mediante una planificación autori-
tariamente trazada, en lugar de la ac-
ción del mercado, ofrece copiosas difi-
cultades de índole administrativa. El
control de ¡a producción por medio de
la planificación positiva y el del con-
sumo a través del racionamiento y me-
dios similares conduce al nacimiento de
un mercado negro de imposible fiscali-
zación.
En tiempos de escasez, como los pre-
sentes, es absolutamente necesario un
•control directo para prevenir la infla-
ción. El autor estima que los medios
de control indirecto, que en síntesis pue-
den reducirse a tres: establecimiento de
impuestos que eleven el precio de una
mercancía por encima de su coste de
producción (impuestos sobre el whisky
y el tabaco), fijación de precios a de-
terminados artículos protegidos por bajo
de su coste de producción, aportación
'leí capital del Estado a las industrias
¿uyo fomento se desea,» suponen todos
ellos menos dificultades que un control
directo por medio de cuotas o contin-
gentes.
Es un hecho por todos conocido que
antes de la guerra las industrias de lujo
obtenían capital mucho más fácilmente
que las industrias básicas. Un retorno
a un sistema capitalista ilimitado impli-
caría que, por ejemplo, las empresas de
cine o de radio encontraran capital con
más facilidad que las agrícolas o mi-
neras. Para remediar esta situación el
Gobierno laborista propuso la creación
de un Consejo Nacional de Inversiones,
cuya autorización se necesita para la
ampliación de capital o emisión de obli-
gaciones de las sociedades ya existen-
tes o para la constitución de nuevas
compañías. Este sistema equivale a un
control directo en cuanto se concede a
cada industria una -cuota o contingente
de capital nuevo.—(I. G. H.)
Vol. XXVIII, nútn. JÓ, 31 enero 1946:
GODMAN, Stanley: John Deway and th«
Germán Probleni. (John Dewey y el
problema alemán.) (Págs. 152-153.)
Se comenta la obra de Dewey, Germán
Phiíosophy and Poliücs, publicada en
1915 y reeditada en 1942 con un nuevo
capítulo sobre nacionalsocialismo. En el
fondo, el problema entre esas dos abs-
tracciones que se conocen con el nom-
bre de democracia y totalitarismo, es
un problema de sociedad abierta o so-
ciedad cerrada. La sociedad abierta im-
nlica libre discusión y comunicación, y
Dewey pone el dedo en la llaga cuando
afirma que son muy escasos los alema-
nes que tienen el don de dejarse con-
vencer por la discusión y la conversa-
ción, y que el dogmatismo constituye
una de las más acusadas facetas del ca-
rácter germano.
Se fija en el hecho de que el idioma
alemán es característicamente rico en
nombres abstractos y que todos los sus-
tantivos se escriben con mayúscula (aun-
que algún discípulo de Dewey —dice el
comentarista—• ha abolido esa regla : en
la zona británica de ocupación).
Concluye afirmando que el futuro de
Alemania depende de la revitalización
del campo y las pequeñas ciudades.—
(J.G.II.)
423
 REVISTA DE REVISTAS
LUDOVICI, Anthony M.: The United Sta-
tes and the Peace. (Los Estados Uni-
dos y la paz.) (Págs. 153-154.)
El libro de N. Peífer Americds Place
in the World es, según el articulista,
una obra realista, no siempre grata para
los lectores no americanos, especialmen-
te los ingleses.
Después de referirse a la necesaria
implicación de América en los asuntos
de Europa y Asia y de criticar la obra
de la Sociedad de las Naciones, el autor
establece que América, por encima de
todo, desea no verse envuelta en una
nueva guerra. Para lograrlo existen dos
caminos: uno es que los Estados Uni-
dos sean tan poderosos que puedan im-
poner a todo el mundo su voluntad anti-
guerrera, y otro es buscar refuerzos por
medio de alianzas.
La alianza con Inglaterra se desaprue-
ba como quijotesca, ya que aportaría
tanto o más que ella para defender in-
tereses británicos en casi su totalidad.
También se rechaza la política de con-
vertir los Estados Unidos en el supremo
poder y se aboga por que Norteamérica
se incorpore a una asociación con otras
naciones cuyo propósito sea finalizar con
el sistema de las guerras.
Esta asociación debe rehuir las for-
mas idealistas, tan gratas a los ameri-
canos, y tiene que poseer otros resortes
más eficaces que la persuasión moral.
Finalmente, Ludovici formula algunos
reparos a la obra de Peffer, tales como
el que después de manifestar su indig-
nación por los hechos brutales cometi-
dos por los nazis o los fascistas deje
por completo sin mención otros hechos
de i£?ual brutalidad perpetrados por par-
tidarios de otras ideologías. Otro re-
paro es el continuo empleo de la pala-
bra "joven" para referirse a América.
América no es un pueblo joven, hecho
que el mismo Peffer acaba por reco-
nocer, según Ludovici.—(I. G. H.)
Vol. XXVIII, núm. 17, 7 febrero 1946:
MORGAN-WEBB, C.: Post-War Employ-
ntent. (Colocación en la postguerra.)
(Págs. 160-161.)
La incesante eliminación del paro en
la industria británica determinará que
hacia 1950 exista un déficit de operarios
424
de 1.750.000. De ser Inglaterra un país
superpoblado, con cerca de tres millo-
nes de parados, pasaría a ser una co-
marca insuficientemente poblada, que ne-
cesitaría alrededor de dos millones de
trabajadores. La gran depresión de ¡os
años 1931-32 sería considerada como una
edad de oro en comparación con los-
años subsiguientes a 1950.
Estas predicciones que se contienen en
The Economist de 28 de diciembre son
inexactas, según el comentarista, ya que
se basan en una comparación de la mano
de obra existente en 1938 y de la que
se supone existirá en 1950, que no debe
ser aceptada. La producción por hom-
bre y hora era en 1938 un 50 por 100
más que en 1913. Éste incremento se
debe al aumento de maquinaria, de or-
ganización y de inteligencia y habilidad
manual de los-trabajadores. Durante un
solo año de guerra la proporción ha
aumentado más que en todos los años
de entreguerra, por lo cual los cálculos
están montados sobre una base falsa y
no son atendibles.
Dice Morgan-Webb que una cosa hay
de cierto en la predicción: el obrero
necesitado, sin colocación e insuficiente-
mente pagado de 1932 se verá susti-
tuido en 1950 por un obrero bien pa-
gado y atendido que no tendrá que su-
frir los horrores del paro.—(J. G. IIJ
Spectator.
Londres.
Núm. 6.129, 14 diciembre 1945:
NICOI.SON, Harold: Marginal Coinmcnt.
(Comentario al margen.) (Pág. 566.)
Leo Amery se ocupó recientemente en
una conferencia de los vínculos de In-
glaterra con Europa. Amery es no sólo
un buen patriota inglés y un pionero en
la concepción de la Comunidad britá-
nica, sino al mismo tiempo un buen
europeo, que ha estudiado la vida y el'
idioma de muchos países de Europa, y
que está convencido de que la expre-
sión "cultura europea" no es una sim-
ple frase, sino un hecho vital y vivifi-
cador. Amery es, asimismo, un huma-
nista y un perfecto conocedor de Ios-
asuntos públicos y de la política.
Después de £sta presentación, Nicol-
 REVISTA DE REVISTAS
son ofrece un sumario extracto de la
conferencia de Amery. Después de sen-
tar que la palabra Europa no es una
expresión geográfica, sino "una entidad
moral y cultural con carácter y vida
propios", explica que Rusia e Inglate-
rra, a pesar de su estrecha cohesión con
Europa, son realmente extraeuropeas.
.Rusia, por su vasto territorio asiático
y su sistema económico, queda clara-
mente fuera de la entidad Europa; In-
glaterra, situada como una pequeña isla
fuera de la península europea, a pesar
de su íntimo ligamcn cultural con Euro-
pa, es, en rigor, un país oceánico.
A Inglaterra ha interesado siempre el
mantenimiento de la paz en Europa; en
el siglo xix fue capaz de mantenerla
mediante las teorías gemelas del con-
cierto europeo y de equilibrio de poten-
cias. En el siglo xx se quiso lograr el
mismo objetivo utilizando otros medios,
pero la Sociedad de Naciones no aportó
un positivo plan constructivo, sino un
esquema negativo para prevenir la
guerra.
Según Amery, la solución actual es
crear una unión o asociación europea
como visible expresión y foco de un
nuevo patriotismo europeo. La idea, en
su forma moderna, fue primeramente
expresada por el conde Coudenhove-Ka-
lergi y adoptada por Briand en 1929
como base de un orden europeo. El
plan no cuajó, en parte, por la opo-
sición de franceses y británicos, y en
parte por la hostilidad del Secretariado
de la Sociedad de Naciones.
Actualmente, un proyecto semejante
suscitaría el recelo de la U. R. S. S., que
vería una amenaza de coalición del oc-
cidente europeo, y los secuaces del So-
viet en los diversos países recibirían
concretas instrucciones para desplegar
enérgicamente su veto.
Cualquier esquema de una Europa uni-
da política y económicamente bajo la
dirección de Francia (puesto que Fran-
cia es •—dice Nicolson— la mayor po-
tencia europea, y en dos años puede lle-
gar a ser la más rica) podrá encontrar
objeciones políticas y económicas, pero
en su aspecto cultural, ético y psicoló-
gico es indiscutiblemente válido.
El patriotismo es más una emoción
humana que un contenido económico, e
implica la identificación de uno mismo
con una más amplia comunidad. Mien-
tras que la creación de un patriotismo
mundial es un ideal remoto, la crea-
ción de un patriotismo europeo no es en
modo alguno un ideal fantástico. El pa-
triotismo europeo puede basarse sobre
un deseo común de paz y comunidad, y
sobre la común tradición cultural y éti-
ca. Suiza ha sido la primera en llevar
a la práctica esta solidaridad. -En Basi-
lea se ha creado tina "Cruz Verde", cuyo
objeto es subvenir a las necesidades éti-
cas y espirituales, del mismo modo que
la Cruz Roja atiende a las necesidades
físicas. Nicolson saluda a esta nueva or-
ganización al mismo tiempo que afirma
que la primera necesidad de Europa
es lograr su identidad espiritual.—
(I. G. H.)
Núm,. 6.130, 21 diciembre 1945:
DANIELS, H. G.: U. N. O. and the Siviss.
(La O. N. U. y Suiza.) (I'ágs. 586-
587.)
A pesar de que la Carta de las Na-
ciones Unidas rechaza la admisión de
los neutrales, Suiza espera ser admitida
en especiales condiciones. El pueblo sui-
zo estima que, en su caso, la neutrali-
dad fue más un hecho geográfico que
un hecho político. Invoca su vasta obra
humanitaria durante la contienda, espe-
cialmente por medio de la Cruz Roja
Internacional (y no hay que olvidar que
este último cuerpo es puramente suizo,
y la palabra internacional define sus ac-
tividades, pero no su composición). El
pueblo suizo defendió ampliamente el
derecho de asilo. Las investigaciones en
los campos de concentración, la evita-
ción en muchos casos de asesinatos en
masa, la repatriación de prisioneros y
refugiados, etc.. son otros tantos hechos
que abogan por que el pueblo suizo sea
admitido en el seno de la organización
de !as Naciones Unidas.—(I. H. G.)
The New Statesman andNation.
Londres.
Vol. XXXI, núm, 776, 5 enero 1946:
PIJOTEAS : Reflections in Recess. (Re-
flexiones durante las vacaciones par-
lamentarias.) (Págs. 3 v sigs.)
Se comenta ¡a reanudación de las se-
siones del Parlamento inglés después de
425
 REVISTA DE REVISTAS
Jas vacaciones de Pascua, y se pone de
relieve que la Cámara elegida en el
mes de junio último es tan nueva y tan
-diferente de sus predecesores que puede
hablarse propiamente de un "New Deal"
en el gobierno parlamentario. La gran
mayoría laborista refleja un nuevo modo
de ser en el electorado, una denegación
de la confianza a la clase tradicional-
mente gobernante, una determinación en
favor del "selí-government", gobierno
por representantes a los que conocen
personalmente los representados y que
pueden llamarles familiarmente por su
nombre de pila. Nos encontramos por
primera vez con un Parlamento del pue-
blo elegido por el pueblo, para el pue-
blo y de entre el pueblo. ¿Romperá el
vino nuevo las viejas odres?
Las aglomeraciones en el pasillo cen-
tral y los paquetes de cartas de los par-
lamentarios demuestran que los miem-
bros del partido laborista están en con-
tacto más íntimo con el pueblo que los
anteriores partidos gobernantes.
Kl partido laborista, en lugar de in-
tentar gobernar al Gobierno, ha acep-
tado la doble responsabilidad de man-
tener el Gobierno en contacto con el
pueblo y de defender al pueblo contra
los excesos de la burocracia.—(I. G. II.)
Vol. XXXI, núm. 777, 12 enero IQ46:
Laiu-Making and Administration. (Le-
gislación y Administración.) (Pág. 19.)
Si en todo momento es importante la
labor de la Administración, como reali-
zadora de las leyes y de las orienta-
ciones del Gobierno, esta importancia
sube de punto cuando, como ahora ocu-
rre, el Gobierno laborista tiene un claro
mandato de efectuar un avance en di-
rección al socialismo. Es imposible que
•un ministro sea un buen ministro si no
está apoyado y secundado por un buen
cuerpo de funcionarios. Nadie duda de
la capacidad v méritos del "Civil Servi-
ce" británico. Sin embargo, la tenden-
cia al menor cambio y la adaptación a la
rutina determinan que el aparato buro-
crático ofrezca a veces resistencia, y
ello no ocurre en manera alguna porque
los funcionarios sientan conscientemen-
te una oposición política frente al mi-
426
nistro, sino, simplemente, porque los
cambios que se proponen pueden alterar
el equilibrio interno del Departamento
o las relaciones de unos Ministerios con
otros.
Los funcionarios suelen encontrar más
fácilmente razones definitivas de "por
qué 110" debe hacerse tal o cual cosa,
que ayudar constructivamente a levan-
tar una nueva obra. Filo ofrece serios
peligros cuando, como ahora, no se tra-
ta de un cambio parcial, sino de usa
honda transformación en la concepción
de la amplitud y naturaleza de la ac-
ción del Gobierno.
La idea de una corporación pública ha
hallado de nuevo completa aceptación
siempre que se quiere lograr una forma
de administración para un servicio pú-
blico que se considera no puede adap-
tarse a la fiscalización ministerial ordi-
naria. Esto plantea una serie de pro-
blemas, relativos unos a los servicios
que podrán ser encomendados a esta
forma de gestión por corporaciones pú-
blicas, y otros al engranaje de las mis-
mas con la Administración central. La
corporación pública puede actuar como
una empresa operando con capital pú-
blico. El problema de si los empleados
de la corporación han de estar someti-
dos a los funcionarios del Estado, o si
solamente dependerán de los ministros,
así como la cuestión de si la corpora-
ción se relacionará directamente con
cada uno de los ministros o sólo con el
de Economía o el de Hacienda, o, final-
mente, con el Gabinete como totalidad,
son todas ellas cuestiones que habrán de
ser resueltas en un futuro próximo.—
(I. G. TI.)
Vol. XXXI, núm. 780, 2 febrera 1946:
GRANT-DUFF, Shiela: A Socialist Expe-
riment. (Un experimento socialista.)
(Pág. 82.)
Dos rasgos diferencian netamente la
tercera República checoslovaca de la pri-
mera. La primera fue una democracia
burguesa erigida sobre diversas nacio-
nalidades. La tercera es una democracia
social fundada sobre un Estado na-
cional.
La nacionalización de industrias se ha
 SEVISTA DE REVISTAS
aplicado ampliamente en la actual Che-
coslovaquia. Más de diez mil explotacio-
nes han sido nacionalizadas y, aproxima-
damente, un millón de trabajadores están
colocados en Empresas del Kstado. Las
minas, industrias pesadas y especial-
mente las importantes industrias quími-
cas han pasado a manos del Estado.
Todas estas Empresas del Estado se ri-
gen de acuerdo con los principios de
las Empresas comerciales, y si bien el
Estado participa en los beneficios, no
empeña en ellas su responsabilidad.
Las Empresas se gobiernan por mi
administrador y tai Comité de gerencia.
Los miembros del Comité de gerencia
son elegidos en una tercera parte por
los empleados, y en otro tercio por un
organismo denominado "Autoridad cen-
tral", que viene a ser semejante al pro-
yectado "Coal Board" británico. El plan
general de producción viene trazado por
el Consejo Económico, que está com-
puesto de seis ministros y de represen-
tantes de las Uniones de Trabajadores
y de las Instituciones cooperativas. Los
planes concretos se elaboran por la Ofi-
cina de Planificación, y ambos organis-
mos dependen del jefe del Gobierno.
Sin embargo, el ministro de Industria
es el responsable de la ejecución de los
planes en las industrias. Es él quien
aprueba el nombramiento y elección de
los miembros del Comité de gerencia,
y en cualquier momento puede retirar
su aprobación. El administrador o ge-
rente es nombrado y separado de acuer-
do con el ministro de Industria y con
eí Consejo de la Autoridad central.
Es pronto para juzgar los resultados
de esta forma de nacionalización, pero
no hay que olvidar que, como dijo Laus-
man en un discurso reciente: "el futuro
de la industria checoslovaca va indiso-
lublemente unido al futuro de la Repú-
blica checoslovaca".—(I. G. II.)
Vol. XXXI, núm. 781, o febrera 1946:
EDELMAN, Maurice: The Anglo-Russian
Trade Ilold-up. (El comercio anglo-
ruso se consolida.) (Págs. 96-97.)
El acuerdo comercial anglo-ruso, que
Tigió durante la guerra, ha cesado y
aun no ha sido concertado un nuevo
convenio. En el intervalo, mientras In-
glaterra necesita madera rusa y los ru-
sos necesitan maquinaria que podían ob-
tener en Inglaterra, Rusia negocia en
América convenios privados para la
venta de maderas y la adquisición de
maquinaria. Si América celebra antes
que Inglaterra convenios comerciales sa-
tisfactorios con Rusia, bien de carácter
privado, bien por mediación del Gobier-
no, Inglaterra se vería en la desgraciada
situación de tener que comprar madera
rusa reexportada desde América.
Inglaterra ha ofrecido a Rusia un
crédito por cinco años de 30 millones
de libras esterlinas al 2,5 por 100. Los
rusos quieren 100 millones de libras a
un interés más reducido y por un plazo
más largo —quizá quince años—. Este es
el principal punto de divergencia que
se opone a la conclusión del convenio
comercial.
Los grupos soviéticos de exportación
tienen sus agencias propias en el Extran-
jero que vigilan sus intereses. Frente
a esta cerrada integración del comercio
soviético y de la política nacional sovié-
tica, el vendedor y el comprador britá-
nico están en situación de franca des-
ventaja. El representante comercial bri-
tánico en Rusia es un consejero comer-
cial agregado a la Embajada inglesa y
que por la multiplicidad del trabajo que
le está encomendado 110 puede realizar
un completo estudio de las condiciones
industriales y comerciales de los soviets.
Asimismo se pone de relieve la circuns-
tancia de que los rusos prefieren nego-
ciar con Empresas privadas en Inglate-
rra en lugar de hacerlo con grupos o
corporaciones.
El autor continúa diciendo que así
como recientemente se lia concedido a
Grecia un crédito de 10 millones de li-
bras, no parece excesivo que se conce-
dan los loo millones que solicitan los
rusos, teniendo en cuenta el mayor vo-
lumen del comercio, si bien el plazo
debía ser algo más corto de quince años.
Las industrias eléctricas británicas, así
como los constructores que necesitan
madera rusa para sus edificaciones, se.
verían satisfechos con ello. Se recuerda
que hacia eí mes de abril el puerto de
Letiingrado quedará abierto a la nave-
gación y se expresa el deseo de que
sean barcos ingleses y no americanos
los que allí carguen madera.—(J. G. II.)
4-V
 REVISTA DE REVISTAS
Vol. XXXI, núm. 782, 16 febrero 1946:
The Clash in the Middle East. (El cho-
que en el Oriente Medio.) (Págs. 115-
116.)
La pugna entre Bevin y Vichinsky ha
subrayado ante el mundo con tintes dra-
máticos el hecho evidente de que la
alianza anglo-soviética carece hoy de
realidad sustancial. Vichinsky propugna
el comunismo mundial; Bevin, la social-
democracia. Muchos estiman que esas
dos posiciones son eternamente incom-
patibles y únicamente se prevé una lar-
ga serie de conflictos internacionales, con
peligro de guerra al final. Otros esperan
una solución más optimista, pues Ingla-
terra, bajo el Gobierno laborista, no
hará una política de imperialismo de-
cadente, y, de otro lado, Rusia, que no
desea la guerra, modificará su política
y hará posible un arreglo.
El centro del conflicto es el Oriente
Medio, la región donde el Este y el
Oeste se han encontrado desde tiempo
inmemorial en difícil fusión. Las pre-
sentes causas de la disputa no surgen
de choque ideológico entre comunismo
y socialdemocracia, sino que es una
pugna de imperios, y los principales fac-
tores son el petróleo y las comunica-
ciones imperiales. Estratégicamente, los
motivos de los soviets apenas difieren
de los de los zares, aunque el conte-
nido social de su propaganda sea radi-
calmente diferente. Para el Imperio bri-
tánico, el Oriente Medio sigue siendo
un área estratégica vital.
El ideal de Lawrence fue que Ingla-
terra debía ser dueña del Oriente Medio
y amiga y protectora del mundo árabe:
F.l ideal de un Oriente Medio árabe leal
a Inglaterra fue el estímulo de las cam-
pañas antifrancesas de Siria y Líbano,
aprovechando la coyuntura de luchar
contra el Gobierno de Vichy, así como
el de diversos cambios políticos introdu-
cidos en Egipto y el intento de crea-
ción de. una Liga de Estados árabes, ini-
ciada por Egiuto con benévola acogida
por parte de Inglaterra.
Los acontecimientos de noviembre de
1943 en el Líbano y los sucesos de Siria,
en mayo de 194S, han tenido por efecto
eliminar a Francia y dejar a Inglaterra
manos libres en Levante. Los Estados
Unidos han apoyado a Inglaterra en
esta fase antifrancesa de su política.
428
América necesita a Inglaterra para guar-
dar sus comunicaciones, especialmente
las aéreas, y para preservar sus conce-
siones petrolíferas y sus mercados. Pero
los intereses británico y americano acaso
no coincidan siempre en Oriente y es
posible que los americanos hagan un
análisis diferente de la política pro-ára-
be británica.
El punto de vista soviético es que se
trata de un esfuerzo para organizar el
Oriente Medio contra la U. R. S. S.
Pueden aducir diversidad de textos para,
justificar esta posición, del mismo modo
que Inglaterra puede invocar copiosa
propaganda soviética que muestra cómo
la política rusa va encaminada a hacer
añicos el Imperio británico. La propa-
ganda antiturca en la prensa soviética es
una réplica a una más virulenta pro-
paganda antisoviética en la prensa turca
influenciada. El periódico Tannan ataca
a Rusia en términos tan violentos, que.
recuerdan directamente los utilizados
por Goebbels.
Se afirma que la política inglesa, que
cree en la Dosibilidad de un compacto
bloque árabe, probritánico y antisovié-
tico, parece cimentada en la arena. Es
muy problemático pensar en la lealtad
hacia Inglaterra del bloque árabe. Los
árabes son nacionalistas y xenófobos.
Mantendrán una posición de equilibrio
entre las dos fuerzas externas, y su 00-
Htica no vendrá dictada por el amor a
Inglaterra y el odio a Rusia, sino por
un cálculo de las fuerzas rivales y de
la postura que en cada momento se les
muestre como más favorable. El sueño
de una unión panárabe, que resucitara
las glorias del Califato y vinculada a
Inglaterra por lazos de amistad y gra-
titud, es menos inteligente que la polí-
tica realista de Churchill, Roosevelt y
Stalin, aceptando el hecho de la exis-
tencia de otros poderes y colaborando
con ellos sobre la base del respeto mu-
tuo.— (I, G. H.)
Labour Control and De-Control.
Folleto núm. 106 de. las publicaciones
del Comité Económico Fabiano.—•
Londres.
r945, 27 págs.
Precede al informe del Comité un
breve prefacio del sociólogo Colé, en el
 REVISTA DE REVISTAS
-que expone algunas notas de la política
social británica durante la guerra (res-
tricción de las huelgas, aumento del ren-
dimiento, seguridad en el empleo, etc.).
Comienza el informe sobre el control
del trabajo industrial, haciendo una re-
ferencia a la actuación de Bevin como
ministro de Trabajo en el Gabinete de
coalición. "Sólo un "leader" sindical
pudo persuadir a los trabajadores para
que restringieran sus peticiones de ele-
vación de salarios, teniendo en cuenta
las condiciones favorables que a tal res-
pecto les ofrecía el mercado, haciendo
así posible una política de estabilización
de precios." Se hace un resumen de las
disposiciones dictadas para fiscalizar la
ocupación y contratación de trabajado-
res. El obrero, igual que el empleado,
fue sujeto a cierta vigilancia durante
la guerra. No tenía libertad completa
para abandonar su puesto; en algunos
casos había de desempeñar aquellas ta-
reas que le fijaban órganos administra-
tivos. Pero a cambio de estas restric-
ciones en su libertad de trabajo adqui-
ría una serie de derechos nuevos. Se
mejoraba su situación, se le aseguraba
la integridad de su empleo, se le ga-
rantizaba cierta perdurabilidad en sus
relaciones laborales.
En general, se reconoce que la guerra
ha suscitado nuevas medidas de pro-
greso social. Se ha exigido un mayor
rendimiento al obrero, pero se le han
descubierto nuevos horizontes.
Para lo futuro, las garantías del tra-
bajador se ven, de una parte, en los
contratos laborales a largo plazo (long-
term contraéis), que eludirán los paros
temporales, vacaciones forzosas, etc., y,
de otro lado, se confía en los nuevos
métodos de formación o readaptación
profesional. "La tragedia del hombre
capacitado que ve cómo su oficio ya no
le sirve para nada."
Se pasa revista a otras medidas de
bienestar social y especialmente se alude
al sugestivo tema: "industrial relations",
esto e.s, a las relaciones entre las Em-
presas y su personal. Se trata de la
intervención que en ellas ha tenido du-
rante la guerra el sistema de delegados
de fábrica o taller (Shop Stewards),
que equivalen, en cierto modo, a los en-
laces sindicales españoles. Dichos dele-
gados se implantaron principalmente en
la industria de armamento, con el fin
de estimular patrióticamente la produc-
tividad de los trabajadores, al mismo
tiempo cjue cuidaban de las condiciones
materiales de los locales, alimentos, re-
muneración, etc. Se hacen consideracio-
nes sobre el futuro de las Trade-Unions.
También se refiere, a este respecto, al
papel que han jugado los Consejos de
control obrero (Joint Production Comt-
mitecs) o Comités mixtos de produc-
ción. Estas instituciones surgieron ya
en la guerra anterior en las fábricas de.
municiones. La Comisión "Whitley, en su
informe sobre mejora de las relaciones
industriales, recomendaba su implanta-
ción, pero entonces se pensaba en su
eficaz intervención en asuntos contencio-
sos. Ahora se ha visto en ellos su efi-
caz intervencionismo en el aumento de
la producción, propugnando no sólo me-
joras para los trabajadores, sino tam-
bién una mejora del rendimiento de cada
hombre.
El apartado final se titula: "Salarios
e inflación", y en él se señala cómo el
propósito de no elevar desmesurada-
mente los salarios para evitar aquélla
no significa que en momento alguno se
estableciera el llamado "techo de sala-
rios" (Wage Ceíling); en efecto, no se
dictaron normas fijando tarifas míni-
mas.— (M.' P.)
429
 REVISTA DE REVISTAS

REVISTAS INTERNACIONALES
Revista Internacional nan sas funciones, dedicando una ma-
del Trabajo. yor atención a las condiciones de tra-
bajo y enfocando en primer término la
cooperación internacional futura sobre
Publicación de la Oficina Internacional política social y sus fundamentos eco-
del Trabajo.—Montreal (Canadá). nómicos en la industria.—(M.° P.j
Vol. XXXII, núms. 2-3, agosi-o-septiem-
bre 1945: BKÜEGEL, J. W . : Política social en Che-
coslovaquia durante la ocupación,.
Las Comisiones industriales de la Orga- 1938-1944. (Págs. 173-196.)
nización Internacional del Trabajo
(Págs. IS7-I73-) La ocupación de Checoslovaquia se
efectuó antes de declararse la guerra,
El Consejo de Administración de la variando el grado de infiltración en las
O. I. T. acordó en enero de 1945 la distintas regiones.
creación de Comisiones para siete in- La política social sufrió considera-
dustrias principales: transporte interior, bles alteraciones debido a los cambios
industria textil, industria minera, side- y reformas operadas en la política eco-
rurgia, industrias metalúrgicas, produc- nómica del país, puesta al servicio de
ción y refinamiento del petróleo, cons- los invasores y de su esfuerzo bélico.
trucción, ingeniería civil y obras pú- Dedica capítulos especiales a varios
blicas. aspectos de la política social, tales co-
La creación de dichas Comisiones mo organización del empleo y ocupa-
obedece a la mayor atención que re- ción de los trabajadores jóvenes; pro-
quieren determinadas industrias, a la blema de los salarios; vacaciones retri-
vigilancia permanente y constante por buidas; jornada de- trabajo, etc., y en
parte de representantes que pertenecie- todos ellos, con datos tomados de fuen-
ran a las industrias mismas. Además, tes oficiales checoslovacas y alemanas,
hay problemas que son eminentemente se recogen los "cambios drásticos que
internacionales. efectuó la potencia ocupante en la le-
La composición de estas Comisiones gislación social..., que privó práctica-
es de carácter tripartito. No se puede mente a todos los trabajadores de los
dar una regla general para fijar el derechos que cualquier Estado moderno
número de sus miembros. Se determi- y democrático les garantiza".—(M* P.)

REVISTAS NORTEAMERICANAS
The American Political
Science Review.
Publicación de la "American Political
Science Association".—Universidad de
Wisconsin.
Vol. XXXIX, núm. 5, octubre 1945:
The United Nations: Peace and Secu-
rity. (Las Naciones Unidas. Paz y
seguridad.)
Bajo este título genérico, Clyde Eag-
43O
letón y Francis O. Wilcox, de las Uni-
versidades de Nueva York y Louisville,
respectivamente, publican una colección
de cinco artículos cuyas recensiones da-
mos a continuación:
1) EAGLETON, Clyde: The Charter adop-
ted at San Francisco. (La Carta adop-
tada en San Francisco.) (Pág. 934.)
Afirma el autor que la Carta funda-
mental de la O. N. U., firmada ea San
Francisco el 26 de junio de 1945, fue la
culminación de una ardua y amplia pre-
 REVISTA DE REVISTAS
paración, el fruto de muchísimos estu-
dios, que en ninguna parte fueron tan
intensos como en los Estados Unidos.
La base de la Carta está constituida
por las proposiciones de Dumbarton
Oaks, donde cada uno de los cuatro
Gobiernos allí representados hizo una
adecuada exposición de sus respectivos
puntos de vista. Sin embargo, como el
proyecto norteamericano era más deta-
llado y comprensivo que los otros, no
tiene nada de extraño que viniera a
constituir el núcleo de las deliberacio-
nes posteriores en la capital de Cali-
fornia. Para la redacción final de la
Carta se tuvieron en cuenta no sólo las
sugestiones oficiales de los delegados
de los países representados en la Con-
ferencia, sino también las ideas acep-
tables de millares de personas que libre-
mente pudieron hacer llegar su criterio
al Departamento de Estado. Previamen-
te a la Conferencia, se había reunido en
Washington, del 9 al 20 de abril, un Co-
mité de Juristas, para estudiar la revi-
sión del Estatuto del antiguo Tribunal
Permanente de Justicia Internacional.
Expone Eagleton los detalles de la
celebración de la Conferencia, la organi-
zación de la misma y la distribución de
su trabajo por Comités }• Comisiones, y
afirma que, a pesar de las claras disen-
siones entre los Cinco Grandes, había
una buena voluntad general de llegar a
un resultado satisfactorio. Lentamente,
fue haciendo progresos la Conferencia
hasta que la Carta se firmó con toda
solemnidad.
Se trata —dice— de un documento
mucho más extenso que muchas consti-
tuciones, que adolece a veces, del defecto
de una mala redacción, debido al temor
de las grandes potencias de encontrar
modificadas las ideas expuestas en Dum-
barton Oaks. Muchos defectos de la
Carta son debidos a! hecho de que la
Conferencia fuera dirigida por gentes
sin experiencia en materia de organi-
zación internacional y más interesadas
en la seguridad política que en el or-
den jurídico o en la forma constitu-
cional.
La Carta añade sobre las proposicio-
nes de Dumbarton Oaks todo lo rela-
tivo al sistema de, fideicomisos, nume-
rosas referencias al Derecho interna-
cional y supone una aclaración del pro-
cedimiento de votación y de solución
pacífica de los conflictos internacionales.
Sin embargo, todos ios cambios intro-
ducidos en la Conferencia no suponen,
un avance sobre dichas proposiciones.
Así sucede, por ejemplo, con lo rela-
tivo a las "domestics questions", o cuan-
do se deja sin resolver hasta qué límite
puede la organización creada imponer
a las partes en litigio la solución de un.
conflicto entre ellas.
Analiza la Carta sacando a la luz.
sus repeticiones y defectos de redac-
ción, como, por ejemplo, dos artículos
sobre los propósitos y principios de las
Naciones Unidas que tienen forma más
bien de preámbulo que <ie texto de un
tratado.
Compara el sistema creado con el de
la Sociedad de Naciones, del que afirma
difiere en concepto y en carácter. La.
calidad de miembro no es automática,
sino simplemente abierta a los Estados
amantes de la paz. El carácter de la
O. N. U. es más universal que el de la
Liga ginebrina, por lo que respecta a su
derecho a imponer a los Estados na
miembros las medidas que juzgue opor-
tunas para el mantenimiento de la paz
y tal vez por no mencionarse el derecho-
a retirarse de la organización. El proce-
dimiento previsto para la enmienda de
la Carta es más liberal que en la Socie-
dad de Naciones, aunque permita el
veto por parte de uno de los Cinco Gran-
des. Por último, otra diferencia funda-
mental consiste en que el Estatuto deí
Tribunal Internacional de Justicia for-
ma parte integral de la Carta.
La autoridad de la O. N. U. está ex-
cesivamente canalizada en manos de los
Cinco, a los que arbitrariamente •—a su
juicio— se señalan puestos permanentes,
en el Consejo, sin que sea posible mo-
dificar esta composición, a menos de lo-
grar un consentimiento unánime y re-
curriendo al procedimiento que se esta-
blece para las enmiendas a la Carta.
La posición especial de los Cinco se
refuerza por el procedimiento acordado
para las votaciones y por los poderes
que se conceden al Consejo respecto a
las derivaciones de la guerra y control'
de los Estados que fueron enemigos.
La base del nuevo sistema debe ser
ampliada en cuanto las circunstancias lo
permitan y en bien de la seguridad y
paz mundiales.
Examinando los órganos de la O. N.
U., recalca que los Consejos no están
subordinados a la Asamblea general. El
431
 REVISTA DE BEVISTAS
Consejo de Seguridad no es un órgano
ejecutiva, salvo en lo referente a la
seguridad.
Señala las diferentes facultades de la
Asamblea, y no le pasa inadvertida la
tendencia a la descentralización de la
organización. En general —termina di-
ciendo—, la Carta provee lo necesario
para una acción colectiva, pero no re-
suelve los conflictos automáticamente.
Los Estados miembros siguen siendo so-
beranas. No es por ello, ni mucho me-
nos, un super-Estado.—(M. C-)
2) Wir.cox, Franeis O.: The Y alta Vot-
ting Formula,. (La fórmula de Y alta
para la votación.) (Pág. 943.)
El artículo de la Carta más discutido
en San Francisco fue el que consagra la
fórmula para la votación acordada en
Yalta. Afirma el autor que en la So-
ciedad de Naciones la autoridad estaba,
desgraciadamente, repartida entre el
Consejo y la Asamblea. Pero, a la luz
de la experiencia, en las proposiciones
de Dumbarton Oaks se pidió una mayor
libertad para que el Consejo pudiera
actuar rápida y decisivamente en caso
necesario sin interferir la autoridad de
la Asamblea general. Las decisiones del
Consejo en prevención de la agresión
obligan a todos los miembros, pero la
ejecución de las funciones de seguri-
dad corre a cargo de los Cinco Gran-
des. Analiza la composición del Con-
sejo, en el que están representados los
Cinco Grandes y seis Estados más, y
expone la fórmula de votación de Yal-
ta. .Según ésta, las decisiones del Con-
sejo de Seguridad en materia de pro-
cedimiento se tomarán por mayoría de
siete votos. Las demás, por la misma
mayoría, pero es preciso que entre estos
votos se cuenten los de los Cinco Gran-
des. El voto negativo de uno solo de
los Cinco evita la admisión de un miem-
bro, su expulsión o suspensión de de-
rechos y privilegios, cualquier enmien-
da a la Carta y el nombramiento de
secretario general.
Relata Wilcox los esfuerzos de los
pequeños Estados en San Francisco para
equilibrar en su favor el exceso de
facultades concedidas a los Cinco, pero
se llegó a la conclusión de que se admi-
tía la fórmula de Yalta, y con ella la
posibilidad del veto, o no podría apro-
432
barse la Carta de la O. N. U-. En vista
de ello, se aceptó por los pequeños Es-
tados el mal menor. Ahora es preciso
esperar que haya amplia libertad para
decidir cuándo una cuestión cualquiera
es una cuestión de procedimiento, evi-
tando así la necesidad de la unanimi-
dad entre las cinco grandes potencias.
Es posible —dice— que una gran po-
tencia abuse de sus derechos impidien-
do que el Consejo de Seguridad solu-
cione una disputa, pero tendrá enfrente,
el Estado que obre así, la reprobación
mundial y la oposición de los otros diez
componentes del Consejo. Es de espe-
rar por ello que esta lamentable situa-
ción no se presente. En el caso de que
uno de los Cinco Grandes pierda su
condición de gran potencia, no cabe más
solución que disolver la organización y
formar otra nueva con el Consejo de
Seguridad reorganizado. Por el mo-
mento —termina—, la fórmula de Yalta
es la única solución para resolver un
problema verdaderamente difícil. —
(M. C.)
3) GOODRICII) Leland M.: Pacific Sctt-
lentent of Disputes. (Solución pacífica
de conflictos.) (Pág. 956.)
Es absolutamente necesario que toda
Carta que establezca un sistema para
mantener la paz y la seguridad interna-
cionales contenga una serie de dispo-
siciones para solucionar por medios pa-
cíficos los conflictos que puedan plan-
tearse.
Analiza el autor tales disposiciones
en la Carta de San Francisco compa-
rándolas con las disposiciones del Pacto
de la Sociedad de Naciones. Base del
sistema implantado fueron las delibe-
raciones del Comité de Juristas y su
proyecto de Estatuto del Tribunal In-
ternacional de Justicia incorporado a la
Carta. Sin embargo, el Comité aludido
no había logrado acuerdo sobre si el Tri-
bunal sería uno nuevo o el viejo exis-
tente, pero reorganizado, ni tampoco
había resuelto si su jurisdicción había
o no de ser obligatoria.
Expone los cambios introducidos en
las deliberaciones de la Carta para que
la O. N. U. esté dispuesta en cualquier
momento para tomar las medidas coac-
tivas necesarias para preservar o res-
tablecer la paz, sin tener de momento
 REVISTA DE REVISTAS

<en cuenta la justicia o injusticia de las (Medidas colectivas coactivas para

redamaciones de las partes en litigio, y preservar la paz y la seguridad.) (Pá-
para que pueda buscar mi arreglo pací- gina 970.)
fico actuando de conformidad con los
principios de la ley y de la justicia in- Afirma el autor que la exigencia del
ternacionales. El sistema de solución sevoto unánime de los Cinco Grandes en
basa en que los miembros son requeri-
dos para buscar arreglo a sus conflictoslas decisiones del Consejo de Seguri-
dad es sólo la más espectacular de las
internacionales recurriendo a medios pa-
cíficos y en forma tal que no se ponga limitaciones que tiene para poder ac-
en peligro la paz, la seguridad o la tuar libremente. El Consejo no podrá
justicia. A los no miembros no se les actuar nunca cuando un acto de agre-
obliga a solucionar sus conflictos por sión haya sido cometido por uno de
.medios pacíficos, pero ,1a organizaciónlos Cinco Grandes o por otro Estado
velará por que los no miembros actúen que tenga el apoyo incondicional de uno
con arreglo a principio.' de justicia encualquiera de ellos. Así como en la So-
tasito en cuanto todo ello sea necesariociedad de Naciones la responsabilidad
para mantener la paz o la seguridad in- estaba coordinada entre el Consejo y la
ternacionales. Mientras que los no miem-Asamblea, ahora compete sólo al Con-
bros no están técnicamente obligados sejo la responsabilidad por toda acción
por las disposiciones de San Francisco, preventiva. La agresión y stxs casos no
los miembros lo están a imponerles un se definen en la Carta' para no hacer
determinado modo de proceder. Se res- una lista que forzosamente con las cir-
peta la "domestic jurisdicción", pero nocunstancias hubiera tenido que resultar
se hace referencia al Derecho interna- incompleta. Dada la unanimidad a que
cional como factor que la regule. antes nos referimos, el autor estudia
Son órganos del sistema de solución cómo es posible, a la vista del articu-
•de conflictos: la Asamblea, el Consejo lado, que el Consejo tome rápidamente
de Seguridad, el Tribunal Internacionaldecisiones titiles en caso de flagrante
•de Justicia y la Secretaría de la orga-agresión. .Señala que, a diferencia de lo
nización. También lo son, en ciertos ca-que ocurría con la Sociedad de Nacio-
sos, los organismos de tipo regional. nes, donde los miembros eran libres de
I.a Asamblea general y el Consejo hacer lo que quisieran, por limitarse el
Consejo solamente a hacer recomenda-
intervienen en los conflictos de diferen-
tes maneras, que son analizadas por el ciones, ahora el Consejo de Seguridad
autor, liu cuanto al Tribunal, que es puede ordenar el empleo de la fuerza
completamente nuevo, aun cuando se en un caso dado. Si bien se previene en
la ("arta que es preciso un acuerdo pre-
parezca al antiguo T. P. J. I., tiene una
jurisdicción obligatoria si los miembrosvio para determinar en cada caso las
medidas que ha de adoptar cada potencia
•aceptan la llamada cláusula facultativa.
Juzga de acuerdo con .el Derecho inter- para oponerse a un agresor. Por ello cree
nacional, aunque también puede hacerlo Fox que ir elaborando estos acuerdos
ex equo et bono si las partes se ponen daría un gran prestigio ya desde ahora
previamente de acuerdo. al Consejo. Todo país que preste fuer-
Como conclusión general de su estu- zas armadas en un caso dado tiene de-
dio, afirma Goodrich que todavía sería recho a intervenir en las deliberaciones
posible una mayor perfección, pues que- del Consejo sobre su empleo. Recuerda
dan algunos de los defectos de las pro- la constitución y forma de actuar del
puestas originales de Dumbarton Oaks. Comité de Estados Mayores previsto
Censura que su jurisdicción sea obliga- por la Carta de San Francisco y, final-
toria, y aquí no se haya aclarado qué esmente, la excepción a la intervención
lo que puede ocurrir si el Tribunal fra-del Consejo en todas aquellas medidas
casa en su misión de resolver el con- que se tomen como resultado de la
flicto.-— (M. C.) guerra que acaba de. terminar para con-
trolar y organizar los países vencidos,
' así como para impedir futuras agre-
4) Fox, Wiíliam T. R.: Collective en- siones de los mismos.—(M. C.)
forcement of Pea-ce and Security.
28 433
 REVISTA DE REVISTAS
5) GILCHRIST, Huntington: Colonial
Questions at thc San Francisco Con-
ference. (Cuestiones coloniales en la
Conferencia de San Francisco.) (Pá-
gina 982.)
En las propuestas de Dumbarton
Oaks no se hacía ninguna referencia a
las cuestiones coloniales. Sin embargo,
era preciso decidir sobre la suerte de
los antiguos territorios sometidos a
mandato, sobre los territorios que se
tomaran a Italia y el Japón -^ final-
mente, sobre las aspiraciones naciona-
listas de colonias europeas en el Pací-
fico.
Recuerda el acuerdo de Yalta para
elaborar un proyecto de organización
de un sistema de fideicomisos, en el que
se incluirían: 1) los territorios bajo
mandato de la Sociedad de Naciones;
2) los territorios detraídos a Estados
enemigos como consecuencia de la se-
gunda guerra mundial, y, finalmente, los
territorios colocados voluntariamente
bajo el sistema por los Estados respon-
sables de su administración.
Con esta base el Comité 4 de la Co-
misión II de Ja Conferencia de San
Francisco elaboró un proyecto que fue
sometido a discusión.
Juzga que las propuestas sobre fidei-
comisos son una modernización del sis-
tema de mandatos. Señala que es mag-
nífica la definición establecida en la Car-
ta para designar a los territorios afec-
tados por el sistema de fideicomisos:
"aquellos cuyos pueblos no han adqui-
rido aún una medida completa de self-
govermnent". El sistema creado se ins-
pira en el bienestar de los pueblos so-
metidos al fideicomiso.
En la Carta de las Naciones Unidas
se hace primero una declaración sobre
los pueblos que no se gobiernan por
sí mismos. En capítulos posteriores se
crean los fideicomisos para sustituir a
la institución de los mandatos creados
por el Pacto de la Sociedad de Na-
ciones. Esta declaración —dice—, en rea-
lidad, no supone, nada nuevo, pues no
viene sino a recoger lo que siempre ha
sido la aspiración de la política colo-
nial de la Gran Bretaña. Por ella, las
potencias coloniales se comprometen a
transmitir regularmente información,
estadística y técnica sobre cuestiones
económicas, sociales y de educación; a
desarrollar el self-governwcnt de las co-
434
lonias y a tomar debida cuenta de las
aspiraciones políticas de los pueblos,
asistiéndolos en el progresivo desarro-
llo de sus instituciones políticas libres,
de acuerdo con las circunstancias pecu-
liares de cada uno.
En lo relativo al fideicomiso se esta-
blece la obligación de promover el avan-
ce hacia la independencia o hacia el
self-gwernment. Concretamente, res-
pecto a esta institución, se garantiza el
respeto a los derechos humanos, a las
libertades básicas de todos y el trato
igual, social, económico y comercial para
los subditos de las Naciones Unidas.
La administración de cada territorio
sometido a fideicomiso será objeto de
un acuerdo especial. Lo más interesan-
te del sistema es la división de los
mismos, según se encuentren o no en
áreas consideradas como estratégicas. En
los primeros, la potencia encargada tie-
ne una mayor libertad de acción, que el
autor analiza en todos sus detalles y
posibilidades.
Estudia la composición y facultades
del Consejo de Fideicomisos que se
crea en la O. N. U., al que correspon-
de, por encargo de la Asamblea gene-
ral, supervisar la administración de los
territorios no incluidos en zonas estra-
tégicas. Cada potencia administradora es-
miembro ipso facto del Consejo y tam-
bién forman parte de él los Cinco Gran-
des, aunque no administren nada. El
resto de los componentes del Consejo
es elegido por la Asamblea general. Los
acuerdos se toman por mayoría y el'
personal se recluta por la Secretaría de
la O. N. U. Sólo se señala, finalmente,
una causa para la terminación del fidei-
comiso : cuando el territorio adminis-
trado sea admitido como miembro en-
la organización de las Naciones Uni-
das.—fM. C.)
Foreign Policy Reports.
Nueva York.
Octubre 1945:
HOLMES, O.: Brasil: Rising Poioer in
the Americas. (Brasil: nuevo poder en
las Americas.) (Págs. 210-219.)
Es sumamente conveniente que las1
personas que quieren tener una idea
 REVISTA DE REVISTAS
aproximada de los nuevos problemas in-
ternacionales se vayan haciendo a la
idea de que los grandes poderes son
ahora en parte distintos de lo que hace
años lo eran. Es forzoso que dejen de
significar para nosotros los países en
atención a su rango histórico y a su
nombre más o menos conocido.
La guerra pasada ha puesto de relie-
ve cómo muchos de los grandes Estados
que pretendían dirigir a Europa eran
pueblos totalmente decadentes, mientras
que otros que tenían para nosotros es-
casa significación se presentaban como
verdaderas nuevas potencias.
listo es lo que sucede con el Brasil.
Hoy podemos afirmar que este país po-
see todos los elementos necesarios para
actuar como un gran país. Su contribu-
ción económica en la pasada guerra ha
sido espléndida y su industrialización ac-
tual va alcanzando cifras verdadera-
mente impresionantes. Brasil es por to-
dos los conceptos un "país del futuro".
Mas, como todos los países de la Amé-
rica latina, tiene un grave problema po-
lítico. Se trata de pueblos dominados
por los extremismos, de defectuosa ma-
durez política y, sobre todo, de total
ausencia de estabilidad política. Pare-
cen destinados al gobierno de los dicta-
dores o a la dictadura de la anarquía.
En estos momentos todo un inmenso
aparato político se está montando fren-
te a unas elecciones. Vargas, vencedor
de la guerra y vencedor en la obra de
reconstrucción económica de su país, se
ha encontrado súbitamente expuesto a
una dura crítica, que sólo tiene como
contrapartida el apoyo de un grupo de
entusiastas y la condicional aceptación
del partido comunista de Prestes, que
estima que de momento y mientras no
se reforma la convocatoria y se pro-
cede a la creación de un nuevo instru-
mento político, es preferible mantener
a Vargas que a cualquiera de los otros
políticos que pretenden hacerse con el
Poder.
Las fuerzas políticas del Brasil no
están disciplinadas, ni consolidadas: son
fuerzas de aluvión, formadas sin nin-
guna cohesión y movidas por propósitos
electorales o por odio a un sistema o
a una figura. Frente a Vargas tenemos
a Gomes, apoyado por la Unión Repu-
blicana Democrática, que es, en parte,
una lista de viejos santones políticos,
y, por otra parte, al general Dutra, mi-
litarista cien por cien, que cuenta con
el sostén de los elementos reaccionarios
y derechistas del país. Al lado de estos
grupos de vitalidad dudosa está el par-
tido comunista de Prestes y el Movi-
miento de Unidad de los Trabajadores,
nueva creación del comunismo adaptada
a los momentos presentes, en los que
tal doctrina se mueve no sólo con rasgos
de oposición, sino como quien estuviera
en la antesala del Gobierno.
¿Cabe frente a este cuadro de fuer-
zas políticas pensar en una gran de-
mocracia? Tal vez esta democracia está
en trances de irse creando, pero es cier-
to que de momento no existe.
Internacionalmente, Brasil es una gran
potencia; sus cuarenta y cuatro millo-
nes de habitantes, con una curva de-
mográfica ascendente. Sus famosísimas
industrias del acero, su sistema de co-
municaciones en franco progreso, sus
inmensos recursos hidráulicos, riquezas
en materias primas sin cuento, etc., le
convierten en un país verdaderamente
descollante. La acción del Brasil pola-
riza la dirección de las Americas en dos
puntos: Estados Unidos y Brasil; la
colaboración entre ambos es esencial.
Toda la política exterior de la América
latina está en trances de revisión como
consecuencia de la importancia clara de
esta nueva potencia.—(M. A. N.)
Vol. XXI, núm. Jó, i noviembre 1-945:
IIAEDSEL, W. N.: Allíed Military Rule
in Germany. (Acción militar aliada
en Alemania.)
Todo lo que sea indicar la importan-
cia enorme que tiene en el futuro mun-
dial el asunto alemán no podrá pecar
de superfluo. Lo han advertido los más
autorizados comentaristas y lo liemos
preconizado nosotros en varios de nues-
tros comentarios.
Y es que el asunto alemán no es sólo
pieza fundamental de la ordenación
europea, pues una Europa con el vacío
que la desaparición de Alemania pro-
duce es una Europa desequilibrada.
Sino porque Alemania, suprimida polí-
ticamente, queda constituyendo una con-
densación de fuerzas humanas, de ele-
mentos que pueden ser absorbidos o
incluidos en una constelación política
existente dándole una fuerza terrible.
435
 KEVISTA BE REVISTAS
Y este es el caso que ahora se debate
y al que Haedsel hace una serie de
atinadísimas reflexiones, de las que nos-
otros queremos hacemos eco. A ios seis
meses del día de la victoria, ¿qué es lo
que se ha hecho en Alemania por parte
de los aliados? Se ha conseguido la ren-
dición sin condiciones, como se había
lijado de antemano, lían sido los milita-
res los que han rendido al Kjército,
como se había apuntado previamente,
con el fin de hacer caer la responsa-
bilidad sobre los militares, impedir el
mito de la invencibilidad del Ejército
alemán y hacer fracasar de antemano
toda nueva propaganda sobre la trai-
ción que por la espalda sufrió el pueblo
combatiente alemán.
Se ha procedido a la ocupación total
del país, negando toda suerte de auto-
ridad gubernativa alemana y fragmen-
tando el suelo alemán bajo el mando de
americanos, ingleses, rusos y franceses.
Se han dictado unas directrices su-
mamente severas en la Conferencia de
Postdam, que conducen a la desnaci-
ficación absoluta del pueblo alemán, a
la desmilitarización y extinción del Es-
tado Mayor Central, a una reducción
territorial que implica por lo menos un
20 por loo de la Alemania de antes
de Munich.
Se han dictado medidas en lo to-
cante a la cuestión de las reparaciones,
que se muestran de una efectividad
grande, dado que se ejecutan sobre las
instalaciones alemanas existentes y ao
a base de simples créditos, como en la
guerra pasada. Y si esto no fuera bas-
tante, ha quedado condenada a desapa-
recer como gran potencia industrial, li-
mitándose a mantener en su día el nivel
de vida de los pueblos europeos sin con-
tar con los alcanzados por Inglaterra y
Rusia.
Esto es lo conseguido, que tiene un
valor afirmativo en cuanto se trata del
aniquilamiento de Alemania o la "es-
terilización" d.e Alemania como gran
potencia. Pero una cosa es este fenó-
meno, que tiene su importancia en cuan-
to hace, de Alemania una potencia que
carecerá de iniciativa propia en los asun-
tos internacionales, y otra cosa es el
problema de la relación que Alemania
ha de mantener en el futuro con las
potencias vencedoras, o mejor, según mi
terminología, la relación de aprovecha-
436
miento que han de pretender obtener
esas potencias de Alemania.
Para nosotros resulta claro, y Haed-
sel lo vislumbra con acierto, que el
punto debatido ahora ao es lo que pue-
de hacer Alemania por sí sola, sino lo
que pueden hacer otros con Alemania.
Cuanto más incapaz sea Alemania de
operar por sí misma, más importante
será el problema de con quién operará
y más egoísta la actuación que de ello
resulte y al mismo tiempo más peli-
grosa.
¿Qué naciones pueden -estar intere-
sadas en aprovecharse de esta situaciózi
de Alemania? Los Estados Unidos sólo
abordaron el problema económico, co-
mún también a los ingleses. No convie-
ne una Alemania fuertemente industrial,
pero conviene una Alemania compra-
dora. Para los Estados Unidos, lo esen-
cial será la desnazificación para evitar
un nuevo resurgimiento económico ale-
mán que ponga al traste su imperia-
lismo económico.
A Inglaterra le interesa también un
poder alemán amigo y lo suficientemen-
te fuerte para que pueda constituir un
centro en Europa y un apoyo en su
día para Inglaterra. Una Alemania de
60 millones de habitantes con un sis-
tema parecido a la Constitución de Wei-
mar y un Gobierno de la Socialdemo-
cracia o del Centro católico no es un
mal panorama para el británico.
Francia, como sabe que no es capaz
de jugar utilizando a Alemania, dada
la desproporción de fuerzas entre ambos
países, sólo piensa en debilitarla lo más
posible, y para ello privaría del Rhur,
del Sarre y de la Renania.
Ea situación, de Rusia es muy dife-
rente. Rusia es la vencedora de Ale-
mania, su poder es abrumador ahora
con relación a Alemania, no tiene peli-
gro para utilizarla como una pieza acce-
soria que se pueda hábilmente empujar
contra el Occidente. Y si esto no fuera
bastante, tiene dentro de Alemania un
partido comunista que puede servir al
mismo tiempo a Rusia y a Alemania,
porque todo alemán querrá un boquete
y sabe, que "Inglaterra no le ayudará a
abi'ir ese boquete hacia Rusia, mientras
que espera -que Rusia se lo abra hacia
Occidente.
Esta es nuestra interpretación del mo-
mento, y sobre la misma se colocan to-
dos los comentarios y todas las inquie-
 REVISTA DE REVISTAS
tudes de Haedsel. Primera gran inquie-
tud: la desunión en la acción de los
ocupantes. Segunda gran inquietud: la
confraternidad rusa con los alemanes y
la actuación del partida comunista ale-
mán. Tercera gran inquietud: la ausen-
cia de una autoridad central adminis-
trativa como consecuencia de la oposi-
ción de Francia. Si Haedsel hubiera es-
crito en estos días, tendría aún mayo-
res motivos de preocupación. Las de-
claraciones en Berlín de los jefes co-
munistas alemanes impugnando la ac-
ción de los ocupantes occidentales y ata-
cando violentamente las pretensiones
francesas con relación al Rhur le hu-
bieran hecho pensar en la posibilidad
de que Stalin haya resuelto manejar
mejor la carta alemana que la, no
siempre eficiente, de los franceses.—
(M. A. N.)
Val. XXI, nímn. iS, i diciembre 1945:
BOLLES, B.: Pillars of the United Na-
tio-ns. (Pilares de las Xaciones Uni-
das.)
Todos los que hemos leído y comen-
tado la Carta de .San Francisco sabe-
mos que, con el fin de 110 convertir la
Organización de las Naciones Unidas
en un mero aparato de policía, se con-
vino en dotarla de unas funciones ma-
teriales destinadas a facilitar el pro-
greso social y elevar el nivel de vida
de los pueblos. La alusión repetida a
las cuatro libertades, a los derechos de
la persona humana/ a los problemas so-
ciales y económicos, etc., es cosa que
se percibe con leer el texto del docu-
mento institucional. También la vieja
Sociedad de Ginebra consiguió poner
en marcha con más o menos éxito, mas
siempre con mayor resultado que en el
campo estrictamente político y militar,
una serie de órganos destinados a cola-
borar en el plano internacional en los
problemas sanitarios, económicos, cul-
turales, etc. Esta actuación ha sido re-
cogida por la O. N. U. y aumentada
enormemente, dando paso a las agen-
cias ti oficinas especiales que en es-
trecha comunicación con el Consejo
Económico y Social están destinadas a
sentar las bases que hagan posible la
Paz, evitando las causas que originan
todas las guerras.
De estas agencias especiales destacan
por su importancia la F. A. O., P. I. C.
A. O., Fondo Internacional y Banco de
Reconstrucción, la 1. T. O. y la U. N.
E. S. C. O. ¿Qué significan todas estas
instituciones? Representan una acción
conjuntada en materias de agricultura
y alimentación destinadas a elevar la
producción agrícola, mejorar el trabajo
del agricultor, seleccionar los medios y
procedimientos de cultivo, efectuar un
mejor reparto agrícola y colaborar en
el problema estadístico y de crédito al
agricultor. Una acción financiera concer-
tada desde hace tiempo en el espíritu
de conseguir una rápida reconstrucción
del mundo y evitar los inconvenientes
monetarios que se derivan del empleo
de monedas de pago diferentes. Propor-
cionar un préstamo y crear un sistema
mundial de pagos por medio de compen-
saciones : tal es el fin de las Conferen-
cias de Bretón Woods.
La importancia de las comunicacio-
nes aéreas justifica la preocupación t>or
llegar a conseguir una ordenación in-
ternacional en este sector de la vida
internacional. Los trabajos de la Con-
ferencia de Aviación Civil de Chicago
han tratado de crear un Comité per-
manente con sede en Montreal, pero no
han obtenido resultados satisfactorios
en el fondo, debido principalmente a los
puntos de vista, distintos, de Inglaterra
y Estados Unidos.
Inquietudes por el futuro comercial
del mundo y ansias de liberar al co-
mercio de las barreras arancelarias han
explicado los esfuerzos, especialmente
norteamericanos, encaminados a conse-
guir nn acuerdo sobre estos puntos. A
•ello responde la I. T. O., a la que en
parte ha tenido que acceder Inglaterra,
obligada por el préstamo obtenido de
Norteamérica. La TI. N. E. S. C. O. re-
coge y ampliará todas las preocupacio-
nes que dieran vida al Instituto de co-
operación intelectual y organismos afi-
nes de la preguerra. En él se persigue
la colaboración científica y cultural y la
mejora de medios pedagógicos, así como
el afán de evitar toda suerte de cen-
suras arbitrarias y asegurar la mayor
expansión de la verdad y el más am-
plio aprovechamiento mundial de las
creaciones culturales del hombre.
Si a esto se añade la Comisión en
materia sanitaria, los trabajos encami-
nados a integrarse en el nuevo sistema
437
 REVISTA DE REVISTAS

la Oficina Internacional del Trabajo, den del viejo mundo y los viejos con-
tendremos un cuadro bastante aproxi- ceptos sobre el poder de las armas.
mado de lo que en este campo, poco lla- El dicho de Michelet: "Inglaterra es
mativo, pero enormemente interesante, una isla" podría trocarse hoy en: "In-
se está haciendo. glaterra era una isla", y la realización
Es lógico y justo consignar que en de este cambio por el pueblo británico
ella está la base más firme de la futura es acaso la principal y mayor modifi-
organización, porque hoy —lo ha dicho cación que ha impuesto la guerra a los
Carr— donde mejor puede compren- puntos de vista del mundo por los in-
derse esa misión común que haga posi- gleses. El aislamiento inglés, menos jus-
ble ir creando la Comunidad Interna- tificable que el americano, no murió en
IO
cional, es en estas materias un tanto 39, sino en Munich en 1938. Y, sobre
alejadas de la política y más cercanas todo, en 1940, cuando el pueblo vio com-
a lo que el hombre hoy apetece, que batir sobre sus cabezas los bombarderos
no es otra cosa que tranquilidad y pro- alemanes y los cazas británicos. Ahora
greso social, como ha dicho claramente somos (los ingleses) vulnerables, como
León Blum. los franceses, los alemanes y los chinos.
lis de destacar el poco aprecio que la La experiencia americana ha sido en
Unión de Repúblicas Socialistas ha este aspecto muy distinta. No puede
prestado a este problema; solamente su compararse, por ejemplo, la emoción
actitud bastaría para mostrar la impor- americana, honda y evidente, durante la
tancia del asunto y el sentido político batalla en el mar del Coral, con la an-
que tiene para Occidente su solución.— gustia, humillación e impotencia que
(M. A. N.) produce la agresión directa porque el
instinto americano estaba cierto de que
los Estados Unidos no podían ser con-
quistados ni tenían peligro de una de-
The Yale Review. rrota.
Aquí surge una primera barrera entre
Publicación de la Universidad de Yale. ingleses y americanos. Para los prime-
ros, la sensación de vivir en un mundo
inexpugnable que les daba cierta supe-
Vol. XXXV, núm. 3, diciembre 1495: rioridad moral, ha sido sustituida por
un puesto pesado, difícil y peligroso,
W. MORGAN, D.: America and Britain. propicio a producir la moral caracterís-
IQ39-194Ó. (América y Gran Bretaña.) tica de los pueblos menos afortunados.
(Págs. 193-206.) .Los ingleses han sido expulsados del
edén; no los americanos. Ello es un
peligro que hace más necesario que el
Aunque pueda parecer ofensivo por pueblo más poderoso del universo adop-
5a audacia de su título, este artículo sólo te una visión ética del mundo.
se propone establecer algunas reflexio-
nes sobre lo que la guerra ha significado El decaimiento británico frente al po-
en estos dos grupos sociales, muy cerra- der americano es de tipo moral, más que
damente encadenados entre sí por tradi- físico, y consiste en reconocer el hecho
ción, por sus propias instituciones, por evidente que contrasta la situación dis-
experiencias comunes e incluso guerras minuida en el mundo de la Gran Bre-
entre ellos, tanto como guerras uno taña con el poder inmensamente aumen-
junto a otro. Y más cerradamente uni- tado de los Estados Unidos.
dos hoy por una reciente y terrible ex- Hay una segunda diferencia. Los in-
periencia común y por el alucinante po- gleses (no los escoceses o galeses) son
derío actual de América, que atrae a los más afortunados políticos desde los
Gran Bretaña hacia la órbita americana. romanos, como lo prueban su historia,
El autor ha pasado la mayor parte sus triunfos y la manera constante en
del tiempo de guerra en Londres y vi- que el mundo ha intentado imitar sus
sitó América tres veces durante la con- instrumentos políticos. Los Estados
tienda : la primera de ellas, tres meses Unidos son un gran acierto político, úni-
después de Pearl Harbour, y la última, co, porque constituyen el mayor gobier-
cuando la bomba atómica quebró el or- no fuerte y libre sobre una sola parte
438
 REVISTA DE REVISTAS
extensísima del mundo. Rusia y el Bra-
sil no son libres en el sentido político
inglés, y Canadá y Australia no son
fuertes en el sentido americano. Puede
decirse que, comparados con los ingle-
ses, los americanos son impolíticos. Aun-
que cu la última contienda los dos sis-
temas han probado su capacidad en las
duras condiciones, lo han hecho de mo-
dos diversos que han marcado las distin-
tas actitudes nacionales y resaltado las
diferencias. Es notable el contraste en-
tre la rareza de discusiones políticas en
los centros ingleses de conversación y
su frecuencia en los americanos.
En la reciente experiencia de guerra
ambos pueblos han tomado su parte y
cada uno en su caso ha reforzado ge-
nerosamente el tioder de sus gobernan-
tes. El sistema político inglés alumbró,
en su momento preciso, la oportunidad
de Mr. Churchill; el sistema americano
tuvo flexibilidad para dar su oportuni-
dad a Mr. Roosevelt,. al tiempo que per-
mitía también la suya a otros "leaders"
•como Mr. 'Willkie, frustrando así las
esperanzas nazis de que la desunión ame-
ricana era tan grande como para con-
tar con ella los agresores en sus pla-
nes. Sin embargo, ambos sistemas han
mostrado su capacidad bajo las condi-
ciones más severas, siquiera cada uno
lo haya hecho a su modo, y todas las
•experiencias comunes han servido para
sentir ambos pueblos que en cierto modo
•es miembro el uno del otro. Los ingle-
ses han pagado un elevado precio en
pérdidas de toda clase y no pueden en-
dosar el pago a América, pero su ex-
periencia puede convertirlos en unos
buenos mediadores entre América, que
no ha conocido ciertos instrumentos, y
Europa, que sabe de los mismos más que
Inglaterra y aun en mucha mayor medida.
Inglaterra, tan acrisolada en la unidad
y en la disciplina con la guerra, tiene
algo que ofrecer a los dos bandos del
dolor y la austeridad, porque la disci-
plina, cabe pensar, no ha matado en los
Ingleses su devoción por las esencias de
la libertad. En este esfuerzo, ingleses y
americanos tmeden y deben estar alia-
dos, dispuestos a aceptar cada uno las
diferencias de los otros y listos para
actuar bajo los principios comunes más
allá de posibles destinos dispares.—
<M. de la Q.)
The Annals.
Publicación de la "American Acadetny
of Political and Social Science".—•
Filadelfia.
Vol. 242, noviembre 1945:
ASCHER, Charles S.: What are cities
jor'í (¿Para qué son las ciudades?)
(Páss. 1-6.)
Un prefacio del director de la Comi-
sión de Planeamiento de Ciudades de
Filadelfia, Mr. Robert B. Mitchell, alu-
de al intenso desarrollo del urbanismo
en América, fomentado por los Comités
y Cámaras de Comercio en íntima cola-
boración con los organismos técnicos,
tendente a recuperar el obligado retra-
so impuesto por una década de depre-
sión y cinco años de guerra, sobre bases
modernas y módulos democráticos que
recojan los afanes tecnológicos, econó-
micos y sociales. La desaparición de
ciertas industrias y el nacimiento de
otras; el aumento de contribuciones y
la ampliación de funciones y poderes
de gobierno; la emancipación de la mu-
jer; la mayor inmigración y la absor-
ción gradual de ciudadanos de distaros
países; la labor de organización y otras
causas diversas han cambiado notable-
mente la fisonomía de la ciudad.
El lema de Walt Whitman ("yo so-
ñaba con una ciudad invencible a los
ataques de la multitud, que era la nue-
va Ciudad de los Amigos") inspira este
artículo de Ascher, en el que señala
como principal preocupación mundial en
los inmediatos veinte años la edificación
de ciudades.
A los especialistas se ofrece un dila-
tado campo de aplicación de sus estu-
dios. Caminos de superficie y vías en-
trecruzadas, túneles, viaductos, etc., han
de facilitar el enorme problema del trá-
fico urbano v comercial. Ingenieros y
financieros están empeñados, dentro de
sus respectivas especialidades, en esta
gran tarea, sin que hasta el momento
se haya podido dar con el qudd dentro
de las diversas soluciones ofrecidas.
Faltan casas para acoger a todos los
habitantes y es preciso adaptar nues-
tras ciudades a la vida del futuro. ¿Có-
mo alojar al medio millón de incremen-
to que se acusa en Londres y a los pro-
bables tres millones de su comarca? Tal
439
 EEV'ISTA RE REVISTAS
es la interrogante que plantea la mo-
derna urbanización de la vida. Al "lea-
der" político corresponde pulsar la opi-
nión mayoritaria que ha de condensar-
se en una minoría dirigente, capaz de
lograr que el hombre apegado a su
propia morada se avenga a los nuevos
planeamientos y se acople a la vivienda
que se le designe.
La independencia de las ciudades ha
sido generalmente un honor conquista-
do por las armas, desplazando al rey, a
menos que prestara su consentimiento.
El concepto de libertad se refleja en el
orden industrial por cuanto cada uno
puede elegir su trabajo, que resulta
más arduo en las grandes urbes donde
los servicios alcanzan mayor carestía y
las contribuciones son más elevadas.
Pero al mismo tiempo la variedad de
factorías nermite cambiar y perfeccionar
el aprendizaje y hallar un mejor acomodo
de vida: el padre puede trabajar en una
fábrica, el hijo en una estación, la hija
en una oficina. Es así como se logra,
acumulando estos medios de realización,
la solidaridad cívica v la grandeza.—
(I. I. B.)
HARRÍS, Cahuncy, y ULLMAX, Edward:
The nature of cities. (La naturaleza
de las ciudades.) Págs. 7-17.)
Las ciudades son el punto de vista
focal en la ocupación y utilización de la
tierra por el hombre. Las características
de la región influyen sobre aquéllas y
sobre éste. P'l éxito ha de consistir en
disponer de tal modo las grandes aglo-
meraciones urbanas que resulten prác-
ticamente coincidas a quienes han de
moverse dentro de su espacio.
Cada ciudad es peculiar por sus de-
talles, pero se parece a las otras por
•su función y modelación. Cuanto se
aprende respecto de una ayuda a inter-
pretar ¡as demás. Su disposición y es-
tructura interna se repiten tan a menu-
do, que las generalizaciones amplias y
sugestivas resultan válidas, especialmen-
te si se refieren a las comunidades asen-
tadas en la misma zona regional.
El soporte urbano, en sus diversos ti-
pos, plazas centrales, transportes via-
rios, puntos de concentración de servi-
cios especiales, zonas concéntricas, nú-
cleos múltiples, distrito central de ne-
gocios, mercados y establecimientos de
440
manufactura ligera y de industrias pe-
sadas, sector residencial, núcleo menor
(propio para emplazamiento de Univer-
sidades y parques), suburbios y saté-
lites, avalúo y delimitación de los cam-
pos, son objeto de ponderado estudio.
sobre planos, croquis y estadísticas, te-
niendo en cuenta las experiencias de
distintas ciudades.—(J. I. B.)
MAC LAUGHLIX, Glenn: Industrial expan-
sión and location. (Expansión indus-
trial y alojamiento.) (Págs. 25-29.)
En la preguerra las manufacturas re-
presentaban un total aproximado dt: diez
millones de trabajadores, dentro de la
masa global de treinta millones de em-
pleados. En la mitad de las 120 comu-
nidades industriales el 50 por 100 de
los trabajadores no agrícolas estaban
ocupados en producciones manufacture-
ras destinadas casi exclusivamente a la
población local, sin perjuicio del natu-
ral desplazamiento de productos a la.
ciudad, determinado por el movimiento
comercia!, especialmente en cuanto a la.
metalurgia 3' sus procesos químicos se
refiere.
Al presente, y por las diversas cir-
cunstancias de la postguerra, el aloja-
miento manufacturero ha cambiado no-
toriamente, y ya se observa una direc-
ción premeditada en la expansión in-
dustrial, promovida, en principio, por ra-
- zones estratégicas y de más fácil mo-
vilidad.
Las modernas distribuciones de las
industrias en relación con el desarrollo'
urbano y económico tienden a estabi-
lizar las relaciones entre las zonas con
diferentes funciones económico-sociales
y exigen concertar los planos metropoli-
tanos con los sectores suburbanos y dis-
tritos rurales, en virtud, de una acción
de gobierno que arranque de. la ciudad'
en sí misma, sin perder de vista los an-
tiguos usos y emplazamientos, así como
las respectivas características geográfi-
cas a base de competencia y objetivi-
dad.— (I. I. B.)
JONES, Víctor: Government in the futiire-
city. (El gobierno en la ciudad futu-
ra.) (Págs. 79-Z7-)
Hay por lo menos 140 ciudades en-
 HEVISTA DE REVISTAS
los Estados Unidos, cuya población os-
cila entre los 53.000 a los 10.500.oco ha-
bitantes, que no están organizadas po-
líticamente como tales ciudades. Los
respectivos organismos rectores 110 tie-
nen a su cargo el ejercicio de la polí-
tica en la totalidad de la población.
Dentro del número apuntado hay 172
municipios centrales, 1.697 municipios
suburbanos, 302 condados o provincias
y una gran variedad de distritos espe-
ciales. El gobierno local de las zonas
metropolitanas se ha concentrado en uni-
dades demasiado pequeñas para la ad-
ministración de las finanzas y de los
servicios públicos. Tanto que en el censo
de los Estados Unidos ni siquiera so-
lían figurar.
No obstante las dificultades de la gue-
rra, el Gobierno local ha podido cum-
plir sus fines recaudando con cierta
regularidad los tributos. Pese a lo cual,
el Gobierno federal habrá de tomar a
su cargo la financiación de determinadas
obras, si se quiere evitar el colapso en
ei progresivo avance de las ciudades.
Las contribuciones, impuestos y ser-
vicios municipales, los positivos progra-
mas de gobierno municipal, los tipos de
gobierno metropolitano, la cooperación
de los gobiernos regionales, los Consejos
oficiales y extraoficiales del planeamien-
to, el poder legislativo municipal en con-
sorcio con la dirección técnica y res-
ponsable, las relaciones con el Estado
metropolitano federal se examinan a
través de los distintos problemas que el
reajuste de la postguerra ha provoca-
do.—//. /. B.)
The American Economic
Review.
Publicación de la "American Economic
Associatiun".—Menasha, Wisconsin,
Vol. 3fi, núin. 4, septiembre 1945:
HAYER, F. A.: The Use of Kno'ívlcdge
•in Socicty. (El uso del conocimiento
en la sociedad.) (Págs. 519-530.)
El problema que pretende resolver un
orden económico racional es la utiliza-
ción óptima de los recursos disponi-
bles. Pero dicho problema no es aquel
con el cual se enfrenta la sociedad. La
razón de ello estriba en que los datos-
en que se basa el cálculo económico no
aparecen en la vida social dados a una.
sola mente, ni podrán jamás ser dados.
El problema económico para la sociedad
consiste en garantizar la mejor utili-
zación, de los recursos con arreglo a los
conocimientos que poseen los diversos
miembros de la sociedad y para fines
cuya importancia relativa solamente los
individuos conocen. En el lenguaje or-
dinario llamamos "planeamiento" al con-
junto de decisiones íntimamente rela-
cionadas sobre la distribución de los
recursos disponibles. Toda actividad
económica implica, en este sentido, un
plan. Y el problema de cuál sea el medio
más adecuado de utilizar los conoci-
mientos inicialmeiite dispersos entre los
diferentes individuos es uno de los prin-
cipales de la política económica, a sa-
ber : el de crear mi sistema económico
eficiente. La solución de este problema
se halla en estrecha relación con el de
quién debe planear. Planeamiento quie-
re decir, en el sentido específico en que
,,e emplea el término en las discusio
nes corrientes, dirección central. Com-
petencia, por otra parte, equivale a una
descentralización, esto es, a planes rea-
lizados por diferentes personas. La so-
lución intermedia de la que muchos ha-
blan, pero que a pocos agrada, es ' la
delegación de la facultad de planear
en industrias organizadas, esto es, mo-
nopolio. De estos sistemas será más en-
ciente el que sea capaz de utilizar con
mayor eficacia los conocimientos exis-
tentes. Resulta evidente, por lo que a
este punto afecta, que la posición varía
según el tipo de conocimiento de que
se trate y la solución dependerá de. la
importancia relativa que se asigne al
uue se halla a disposición de los indi-
viduos y al que pueda» poseer un orga-
nismo superior integrado por peritos es-
pecializados. Y si en ¡a actualidad se su-
pone que esta última se hallará en me-
jor posición, ello se debe a que una
clase de conocimiento, a saber: el cono-
cimiento científico, ocupa un lugar tan
destacado en la opinión de las gentes,
que tendemos a olvidar que dicho tipo
de conocimiento no es el tínico impor-
tante. Hay otro tipo de conocimiento
sumamente importante, pero desorgani-
zado, al que no es posible considerar
científico (en el sentido de conocimiento
de leyes generales); dicho conocimien-
44I
 REVISTA DE REVISTAS
to es el que se posee sobre circunstan-
cias especiales de tiempo y lugar. En
relación con él, cualquier individuo po-
see alguna ventaja respecto de los de-
más. Es curioso que se mire con cierto
desprecio este tipo de conocimiento y
que se considere poco favorablemente a
las personas que poseyéndolo obtienen
ventajas sobre otras mejor equipadas
teórica o técnicamente. Este prejuicio
Tía determinado en medida considerable
la actitud ante el comercio en compara-
ción con la producción, incluso por par-
te de los economistas. La idea más ex-
tendida parece ser la de que este tipo
de conocimiento debería hallarse a dis-
posición de todos, y los reproches que
se hacen al orden económico existente,
calificándolo de irracional, se basan fre-
cuentemente en el hecho de que así no
suceda. Esta opinión pasa por alto que
precisamente el problema que debemos
solucionar es el de hallar un método me-
diante el cual dicho conocimiento pueda
•extenderse en la medida de lo posible.
La actitud aludida, que menosprecia el
•conocimiento de tiempo y lugar, se halla
en estrecha relación con la poca impor-
tancia que se atribuye al cambio como
tal. Si de antemano pudieran trazarse
planes económicos detallados para pe-
ríodos de tiempo muy largos y ejecu-
tarse con exactitud la tarea de confec-
cionar un plan que rigiese toda la acti-
vidad económica, resultaría menos for-
midable. Vale la pena señalar que los
problemas económicos aparecen siempre
y tínicamente como consecuencia del
cambio. La creencia de que las varia-
ciones cotidianas y los reajustes que
precisan se han hecho menos .importan-
tes en los tiempos modernos implica
la afirmación de que los problemas eco-
nómicos también 4ian disminuido en im-
portancia. Por esta razón tal creencia la
comparten las mismas personas que ar-
guyen que las consideraciones de tipo
económico han quedado relegadas a se-
,gundo plano ante la creciente importan-
cia del conocimiento técnico. La expe-
riencia no confirma este modo de pen-
sar. En una industria que actúa en com-
petencia la tarea de impedir la eleva-
ción de los costes absorbe una gran par-
te de las energías del empresario. Es
muy fácil que un director poco eficiente
disipe los márgenes diferenciales en que
442
reside la rentabilidad, el beneficio. Tam-
bién es un lugar común que resulta po-
sible en condiciones técnicas iguales pro-
ducir con una gran diferencia de cos-
tes. Una de las razones por la que los
economistas no toman en la debida con-
sideración los pequeños cambios que
constantemente alteran el cuadro de la
realidad económica es su creciente pre-
ocupación por el uso de agregados esta-
dísticos que muestran una mayor esta-
bilidad que los movimientos de detalle.
Pero la estabilidad de los agregados
no está garantizada (como parecen creer
muchos profesionales de la estadística)
por la ley de los grandes números ni por
la compensación mutua de los cambios
al azar, porque el número de elementos
con que tenemos que tratar no es sufi-
cientemente grande para que tales fuer-
zas accidentales produzcan la estabili-
dad. Por esta razón, el tipo de conoci-
miento especial de tiempo y de lugar no
es susceptible de ser recogido estadís-
ticamente y puesto a disposición de un
organismo central. Por consiguiente,
siempre habrá que dejar determinadas
decisiones a cargo del hombre situado
en el lugar oportuno. Siempre deberá
existir una descentralización. Pero con
esto no queda resuelto el problema, ya
que el hombre situado en el lugar opor-
tuno no puede resolver a base de los
limitados conocimientos de que dispone,
por profundos que éstos sean. Es nece-
sario que posea informaciones adiciona-
les que le permitan acoplar sus decisio-
nes dentro del marco superior del sis-
tema económico. Debe considerarse al
sistema de precios como el mecanismo
adecuado para comunicar esta informa-
ción si queremos comprender la fun-
ción real que cumple; una función que,
por supuesto, cumple con menor perfec-
ción a medida que los precios se hacen
más rígidos. Es algo más que una metá-
fora describir el sistema de precios co-
mo una clase de maquinaria para regis-
trar el cambio o un sistema de teleco-
municación que permite a los produc-
tores individuales vigilar el movimiento
de unos indicadores, al modo que el in-
geniero sigue el de las agujas de un
aparato de medida, para ajustar sus
actividades a cambios de los cuales úni-
camente sabe que se reflejan en el mo-
vimiento de los precios. Estos reajustes
 REVISTA DE REVISTAS
¡no serán, probablemente, nunca "per-
fectos", en el sentido en que el econo-
mista los concibe en su análisis de equi-
librio. Pero me temo que nuestros há-
bitos teóricos de enfocar el problema
partiendo del supuesto de un conoci-
miento más o menos perfecto de los in-
dividuos nos ha cegado la verdadera
función del mecanismo de los precios
y nos ha llevado a juzgar de su eficien-
cia aplicando criterios de medida bas-
tante equívocos. Lo que resulta maravi-
lloso es que cuando escasea un produc-
to determinado una serie de personas,
cuya identidad no podría averiguarse
•en meses de investigación, sin necesi-
dad de dictar una orden, hagan uso del
tal producto con mayor parsimonia, esto
es, se muevan en la dirección conve-
niente. El empleo del adjetivo mara-
villoso es deliberado, con objeto de que
el lector prescinda del hábito de aceptar
•como un hecho incuestionable el fun-
cionamiento de este mecanismo. Tengo
la convicción de que si fuese producto
de un designio deliberado y la gente
•que se guía por las variaciones de los
precios comprendiese que la influencia
•de sus decisiones personales supera los
fines inmediatos que persigue, considera-
ría el mecanismo como uno de los ma-
yores triunfos del intelecto humano. La
desgracia es que sucede precisamente
lo contrario: ni es dirigido consciente-
mente, ni la gente suele saber el al-
cance de lo que hace. Pero los que cla-
man por una dirección consciente deben
recordar que el problema consiste pre-
cisamente en ampliar el campo de utili-
zación de nuestros recursos más allá del
dominio de cualquier inteligencia y, por
consiguiente, en cómo incitar a los in-
dividuos a que hagan lo que conviene
•sin que nadie se lo diga. Es una gran
suerte que la controversia en torno a
la necesidad del sistema de precios para
el cálculo racional en una sociedad com-
pleja, no tiene ya lugar entre personas
que sustentan ideas políticas totalmente
•distintas. Las divergencias que subsisten
(por ejemplo, la que representa la posi-
ción del profesor Schumpeter en su li-
bro Capitalismo, socialismo y democra-
cia), se deben a posiciones puramente
intelectuales y, más concretamente, me-
todológicas.— (J. P.)
Sociology and Social Research.
Publicación de la Universidad de Ca,~
lifornia.—Los Angeles.
Val. XXX, noviembre-diciembre 1945:
ZNAKIECKI, Florián: So ciólogical Igno-
rance in Social Planning. (Ignorancia
sociológica en el planeamiento social.)
Págs. 87-101.)
No se encuentra en la esfera social
la diferenciación de funciones y la inte-
gración de las mismas, como se observa
en la esfera tecnológica. Por ello, la for-
mación de planes, ha de ser distinta en
uno y en otro campo.
Los dirigentes y organizadores socia-
les emplean para la organización del fu-
turo métodos del pasado y del presente,
sin pensar que la realidad social puede
necesitar nuevos métodos prácticos, y
así fracasan por dar una solución insu-
ficiente a los complejos problemas so-
ciales.
Hov día los hombres de Estado, los
científicos de la política, economistas,
sociólogos, filósofos sociales y religio-
sos, hombres de letras y periodistas es-
tán "planeando para la paz", conside-
rándola como carencia de guerra, siendo
así el problema aparentemente sencillo.
Los métodos para evitarla están basa-
dos en los viejos principios del orden
legal, llegando incluso a la cooperación
internacional para el mantenimiento de
la ley. Pero esto parece insuficiente,
pues en el Estado la vida colectiva es
mucho más compleja, no puede desde-
ñarse la influencia de las fuerzas econó-
micas en las actividades internas y ex-
ternas del Estado, etc.
Otro ejemplo citado en el artículo para
demostrar el defectuoso conocimiento
sociológico en los planes sociales es el
referente al campo educativo.—{M.° P.)
HEDLEY. George: To-ward m in-mif/rai-
tion poliev. (Hacia una política inmi-
gratoria.) (Págs. 116-127.)
I-as reglas de acción en este campo
caen dentro de cuatro grandes catego-
rías : 110 inmigración, continuación del
sistema de cuota tal como existe hoy
día, mantenimiento del principio de cuo-
443
 REVISTA BE REVISTAS
ta con algunas revisiones de detalle e
inmigración sin límite?.
Se decide iur el sistema de revisión
de ¡as leyes inmigratorias, haciéndolas
más morales y más inteligentes. Pero
dice a continuación que "no debemos
resolver el problema del movimiento
internacional de los pueblos hasta que
no proporcionemos el libre movimiento
internacional de los bienes y la libre
creación internacional de riqueza".—
(M.* P.)
Social Education.
Publicación oficial del "National Coim-
cil for the Social Studies".—Wash-
ington.
Vol IX, nmn. 7, noviembre v)45~.
.EDITORIAL: International Education.
(Educación internacional.) (Págs. 293-
295-)
El éxito o fracaso de una educación
pro paz depende en una gran parte de
que las medidas orientadas en ese senti-
do paciúeador sean tomadas por todas
las naciones. Así se ha reconocido por
los pedagogos americanos, que creen ne-
cesaria una cooperación internacional y
un esfuerzo común de todas las nacio-
nes, a fin de educar a la juventud fuera
de los caminos de la guerra.—(M.° P.)
STRAYKK, Joseph R.: What is Medieval
llistoryf (¿Qué es la historia nríedie-
vsl?) (Págs. 295-299.)
Se ha abandonado en las escuelas se-
cundarias, en cierto sentido, el estudio
de la Edad Media, debido ello quizá a
la necesidad de atender con más cui-
dado a los problemas de la historia
contemporánea. Otra causa que puede
explicarlo es la falta de conocimiento
sobre los elementos esenciales de la ci-
vilización medieval y la influencia e im-
portancia que pueda tener en nuestra
sociedad occidental. El autor trata en
este artículo de mostrar los puntos bá-
sicos de la historia del Medievo y de
poner de relieve el valor de esta clase
de estudios históricos.—(M.a P.)
444
.PJXGREY, Jennie L.: Iniroducing a, Unit
OH Labor. (Introducción de una asig-
natura sobre el trabajo.) (Págs. 305-
3O7-)
Esta "unidad" se refiere a una especie
de asignatura entre las que comprenden
el grado duodécimo. El profesor de es-
tudios sociales que desarrolla eve ai"
tículo se refiere a una experiencia pro-
pia entre sus alumnos. El "trabajo" ha
sido una de las materias que mus han
atraído la atención de los discípulos,
que hasta entonces lo consideraban como
un tópico familiar a sus oídos, pero des-
conocido como concepto.
Se queja la autora de Ja falta de r.n
pequeño libro de texto que pudiera ser-
vir para facilitar esta clase de enseñan-
za.—(M.* P.)
WEIER, Leona: Study of Latín America
•in High School Hisiory Courses. (Es-
tudio de la América latina en los pro-
gramas de Historia de las escuelas
superiores.) (Págs. 307-3:1:0.)
Se trata de ayudar a los estudiantes-
fie las escuelas superiores para que pue-
dan dar satisfacción a su interés por los
datos referentes a los países de la Amé-
rica latina. Con esta finalidad se da una
especie de programa, así como biblio-
grafía (libros, revistas, folletos, etc.).—
(M." P.)
ROY LEKVY, J.: Tcaching Sociology in
a changing World. ("Enseñando Socio-
logía en un mundo que se transforma.)
(Páffs. 310-313.)
Por medio del estudio y del análisis1
de la cultura y de la filosofía de. la vida
e instituciones de. los pueblos se puede
llevar a nuestra generación y a las ve-
nideras a formular «rogramas e ideas
constructivas. La sociología se debe en-
focar lio— desde otros puntos de vista
y teniendo en cuenta que se refiere, so-
bre todo, al estudio e investigación de la
conducta de los grujios humanos. Se
abandona hoy la idea errónea de que la
sociología pudiera ser una especie de
remedio universal Tiara toda clase de
daños y enfermedades sociales. La posi-
ción teórica primitiva sobre sociología
 REVISTA DE REVISTAS

se ha convertido en un pensamiento cons- mún de todos los proyectos es la inten-

ciente de su valor real, pero relativo. ción de asegurar por medio de ellos una
Se estudia sobre ¡a vida misma y con paz duradera. JSTo hay razón para creer
ayuda de toda clase de medios posi- que un proyecto sea el que tenga toda
tivos y reales la cultura de los diferen- la razón, con exclusión de los restantes.
tes pueblos, aprendiendo así de una ma- Pero, cualquiera que sea la solución de-
nera práctica "el sentido de la conducta finitiva, habrá que adherirse totalmente
humana".—(id:' P.) a ella y apoyarla por la- fuerza. Si es
necesaria la ocupación prolongada, debe
PKRRIGO, Lynn .1.: The Social St-udies mantenerse, aunque surge un problema:
Tomorrov. (Los estudios sociales del en vista de la campaña presidencial de
mañana.) fPágs. 313-313.) 1952, por no decir la de 1948, ¿con-
vendrá políticamente hacer que los mu-
Los estudios sociales adquirieron im- chachos norteamericanos permanezcan
portancia a raíz de la trímera gran gue- en el Reich ?
rra, desplazando en gran parte a los El mejor camino de la paz duradera
clásicos y a la .Historia de Jos progra- sería un desarme general. Pero es ab-
mas y cursos escolares. surdo pensar en ello actualmente, ya que
Las necesidades urgentes y obvias de inclusive Estados Unidos e Inglaterra
•esta segunda postguerra inducen a ad- piensan establecer el servicio militar
mitir nuevas materias y programas en obligatorio. Las amenazas a la paz han
sustitución de. otros que se creen me- venido desde hace muchos años de Ale-
nos necesarios y perentorios. Se llega mania, y debe resaltarse que los pro-
incluso a la selección de cursos espe- yectos en cuestión expresan cuál ha de
ciales. ser la conducta de las otras potencias;
Ho v día la reconstrucción política, el pero no la de Alemania. Y a este país
•empleo, la rehabilitación, la reeducación, no se le puede abandonar a sí mismo,
la sociedad y el mantenimiento de la pues la Historia demuestra claramente
paz son problemas de "primera necesi- cuál es su juego. Y se trata, simple-
dad". La guerra ha estimulado extraor- mente, de impedir que Alemania repita
dinariamente el desarrollo de la tecno- la agresión, no de castigarla. Alemania
logía y de la ciencia. Los peligros de debe ser desarmada y obligada a pagar
movimientos sociales pueden evitarse reparaciones, pero que sean practica-
mediante el estudio de las ciencias so- bles y continuadas. Y no debe perderse
ciales. tiempo en tratar de distinguir los ale-
Se necesita .conocer más a fondo las manes ''buenos" de los alemanes "ma-
instituciones y vida de los pueblos que los". Los alemanes son los que lian de
la guerra ha puesto más en contacto con resolver sus problemas internos, cultu-
el ciudadano medio, y a quien antes has- rales y educativos.
ta su nombre y existencia era extraño. Una conclusión final es que para evi-
Todas estas razones obligan a que se tar el peligro alemán es preciso esíar
•cursen en las escuelas los estudios so- dispuestos a contrarrestrar sus agresio-
ciales. Además, se debe poner de relie- nes con fuerzas superiores. Tal vez Ale-
ve la responsabilidad que asume el pro- mania se convenza, con el recuerdo de
fesor al desarrollar este nuevo programa sus tremendas derrotas, de la inutilidad
•de estudios.—(M." P.) de sus agresiones; pero no debemos co-
rrer el riesgo de confiar en factores
Vol. IX, mhn. (H, diciembre 1945: que nunca han influido decisivamente so-
bre el pensamiento germano.—{L. B. B.)
ALTÍRKCTTT-CAKRTE, R.: The Germán
Probhm can be simple. (El problema
alemán puede ser sencillo.) (Pági- The Social Stndies.
nas 355-358.)
Piladelfia.
Después de cinco años y medio de lu-
cha ha sido, finalmente, derrotada Ale- Vol XXXVI, nmn. S, diciembre 194$:
mania. Sin embargo, no existe ningún
plan claro sobre el comportamiento con ROUCEK, J. S.: Ilhisions and fictions of
•este país, y el único denominador co- International .Relations. (Ilusiones y
445
 REVISTA DE REVISTAS
ficciones de las relaciones internacio-
. nales.) (Págs. «c-339.)
Los ideales sociales que a través de la
Historia se han desarrollado ponen de
manifiesto el afán de un mundo mejor.
Muchos de ellos han sido una conside-
rable pérdida de tiempo y energías por
no basarse en realidades empíricas, sino
en una pretensión de eliminar detalles
que no concuerdan con aquello que uno
desearía que fuese lo que es. Pero hay
un hecho actual: los impulsos irracio-
nales del hombre son quizá más fuertes
que antes.
á'-; un mito fundamental creer posi-
ble la eliminación de la guerra. Por él
se desarmaron los norteamericanos des-
pués de la primera contienda mundial y
la juventud fue posteriormente educada
de manera que la idea de defender su
patria la creía inútil. El éxito de su ex-
perimento parlamentario basaba la es-
peranza de paz en Norteamérica; Wil-
son creyó que la opinión pública mun-
dial bastaría nara que el universo re-
solviese pacíficamente sus disputas, y
aunque se creó la Sociedad de Nacio-
nes, no se le dio fuerza, pues se pen-
saba que la sola coacción moral haría
desistir de actitudes antipacíficas.
El reverso de este mito es soñar en
la abolición de la violencia, que desde
tiempo inmemorial ha sido empleada
para conquistar el Poder. La guerra es
la última expresión de la fuerza en el
orden internacional; la revolución lo es
en la esfera interna. Cierto que la vio-
lencia es más frecuente en aquél que
en ésta, y aunque resultaría más cómo-
do y barato no recurrir a la fuerza, lo
real es que ésta es el último arbitro en
la conquista por el Poder.
Asociado íntimamente a estos pensa-
mientos utópicos está el afán de sim-
plificar excesivamente los problemas bé-
licos, afán que ha llevado al hombre
medio británico y norteamericano a no
ver la complejidad de las causas qtie
motivan la guerra y a crear un estado
de espíritu que es el que permitió a los
poderes fascistas engañarnos fría y cí-
nicamente, reduciéndonos en la paz, con
unos cuantos tratados, a una inferiori-
dad militar y naval que nadie ha po-
dido imponernos bélicamente.'—(L. B. B.)
JEFFEKY, E.: Military History in High
School History. (La historia militar
446
en la historia" superior.) (Págs. 340-
344-)
La historia militar, por razones 110-
muy claras, era objeto de. una desaten-
ción creciente desde 1925. Los sucesos,
ocurridos a partir de la entrada en gue-
rra en 1941 afectarán a la enseñanza
de la Historia, sin que se pueda prever
en qué medida. Los educadores pueden
señalar cuál será la dirección adecuada»
Las condiciones en que el mundo se
encuentra en 1945 indican que la con-
servación de la paz depende de la fuer-
za, que consiste en recursos tecnológi-
cos sumados a las fuerzas militares.
Esta reflexión es triste desde un punto,
de vista ético, pero, a pesar de la Carta,
de las Naciones Unidas, ninguna nación
ha encontrado otro medio de garantir
su permanencia que la fuerza.
Para el estudio de las cuestiones mi-
litares se procurará ampliar la compren-
sión del alumno en relación con estos,
temas. 'Sugerimos algunos problemas
que deben plantearse: 1) El servicio mi-
litar obligatorio. Estudiarlo histórir;-
mente en diversos países. Juicio sobre
su establecimiento actual. 2) Trazar la
diferencia entre la vida civil y la mi-
li *ar. Señalar la aguda distinción que
en el Ejército se señala entre los reclu-
tados y el personal permanente. 3) Di-
ferenciación entre la táctica y la estra-
tegia. 4) Funciones de las fuerzas mi-
litares en tiempo de paz. 5) Gobierno,
militar de los países ocupados y sus.
consecuencias. 6) Coste en dinero de
los gastos militares: el aumento de los
impuestos a consecuencia de las cargas
bélicas. 7) Los progresos técnicos logra-
dos por la guerra. Cómo se acelera la.
investigación.
Las causas de las guerras no se pue-
den reducir a un sencillo esquema. In-
tervienen elementos humanos y econó-
micos. ¿ Pueden aquéllos reducirse a és-
tos? Lo económico es muy discutido y-
hav que precaverse contra sus dogmas
falaces.—/!,. B. B.)
Val. XXXVII, núm. 1, enero 1946:
ROTJCEK, Joseph: Illusions and Fictions-
of International Rclations, II. (Ilusio-
nes y ficciones de las relaciones in-
ternacionales.) (Págs. 9-16.)
El espíritu de los Estados Unidos en-
 REVISTA DE REVISTAS
tre la.s dos guerras mundiales es bastan-
te ingenuo. El país se transformó en
una nación acreedora, entusiasta de los
tratados que pretendían proscribir la
guerra, mientras una serie de mitos pe-
ligrosos tendían a justificar en el mundo
un posible conflicto militar. Estos mitos
se manifestaban:
En Ja teoría de que el capitalismo era
el principal causante de las guerras.
Pero, si es así, ¿ cómo se explica que
la guerra haya sido provocada por paí-
ses que no son ciertamente los más ca-
pitalistas?
En el mito de la "vergüenza de Ver-
salles". Cuando lo cierto es que en Ver-
salles no se imoone a Alemania más que
reparaciones por una responsabilidad
que acepta al reconocerse "culpable" de
la guerra.
Las reparaciones de Alemania han
sido la máxima estafa de la Historia,
pues si bien es cierto que pagó algo de
la suma fijada, también es verdad que
durante ese tiempo percibió más por
empréstitos de los países aliados, y en
1929. Alemania tenía más alto nivel de
vida que nunca anteriormente.
Otra ficción: la del "espacio vital".
Alemania no era el <->aís más poblado de
Europa, y si era país "sin recursos",
¿ qué eran Checoslovaquia y otros países
atacados? Los llamamientos hacia la
igualdad económica no eran más que
cortinas de humo tras las que se ocul-
taban las verdaderas intenciones nazis.
Y otro mito: el del aislamiento nor-
teamericano. Si Estados Unidos tiene li-
gada su historia a la cooperación ex-
tranjera: en las guerras de independen-
cia y secesión y hasta para llevar a cabo
la doctrina de Monroe.
Pues bien: todo ha influido sobre el
pueblo norteamericano. Se impone, para
el futuro, una revisión de estos concep-
tos y la formación de la juventud en
tinas directrices más realistas y efecti-
vas.—(X. 13. B.)
Hispania.
Publicada por la Asociación Americanas-
de Profesores de Español y Portu-
gués.—Washing Ion.
Vol. XXVIII, núm. 4, noviembre 1945:
'HOFFMAN, Louise M.: Irvin-g's use of
spanish sources in "the Canquest of
Granada!'. (Utilización de las fuentes,
españolas en La conquista de Grana-
da, de Irving.) (Págs. 483-498.)
Artículo en que se plantea una intere-
sante cuestión de fuentes literarias e
históricas con referencia expresa a La.
conquista de Granada,, de Washington.
Irving, él diplomático y escritor a quien,
asimismo se deben los famosos Cuentos
de la Alhambra, El propósito a que res-
pondió dicha obra lo expone el autor
en una carta a su hermano Peter, bió-
grafo de Washington, consignándose con.
adecuada extensión en. el presente tra-
bajo los textos de que proceden, en cada
caso, los datos y conceptos existentes
en autores españoles que ha utilizado-
el autor de La conquista de Granada.
La relación, por ejemplo, es clara entre
la descripción de la toma de Zallara, por
Washington, y el relato del mismo he-
cho en el libro clásico de Mármol Car-
vajal Rebelión y castigo dejos moris-
cos de Granada. También lo referente
a la batalla de Lucena, la presencia de
Isabel la Católica en la Zubia, frente al
sitio de Granada, etc., alternando la
fuente ya citada con las Guerras de
Granada, de D. Diego Hurtado de Men-
doza ; las Guerras civiles, de Ginés Pé-
rez de Hita; los romances moriscos y
fronterizos contenidos en compilaciones
de uso general, etc. Notoria es la nece-
sidad de valorar las fuentes de que un
autor se sirve, cualquiera que éste sea,
para que de esta suerte se forme juicio
exacto de lo que repite y de lo que aña-
de. Esta contribución investigadora que-
da bien apuntada en el caso de Washing--
to Irving.—(M. F. A.)
447'
 REVISTA DE REVISTAS

REVISTAS
Boletín de la Academia Paname-
ña de la Lengua.
Nihu. 4, noviembre is>45:
MÉNDEZ PKKEJ.RA, Octavio: Quevedo,
muy siglo XVII y muy siglo XX. (Pá-
ginas 3-16.)
Ensayo histórico-crítico con que su
•autor, rector de la Universidad de Pa-
namá, director de ia Academia panaine-
:;:; dt: ia Historia y miembro de la de
la Lengua, ha contribuido a la celebra-
ción en dicho país de! centenario de Que-
vedo. Subraya el sentido moral que. in-
forma la obra del gran polígrafo-: "Sen-
tido moral que es estoicismo y religión
práctica en Quevedo, medula, en el ion-
do, de la estirpe española." Se pone tam-
bién de manifiesto su intención satírica
y su preocupación por el porvenir de
España.—(AL F.A.)
SAMAKIEGO Y ALVAREZ, Eduardo: Sínte-
sis bolivariana. (Págs. 17-36.)
En este artículo el doctor Samaniego
fija el blasón correspondiente al apellido
Bolívar, haciendo a continuación, una
PANAMEÑAS
semblanza de esta célebre figura histó-
rica y puntualizando su obra política en
América. Glosa los cinco puntos que
mejor definen el pensamiento de Bolí-
var : libertad americana, creación y su-
pervivencia de la República y extirpa-
ción de todo germen monárquico o anti-
democrático cu el hemisferio ; unificación
de la Gran Colombia, confederación de
Hispanoamérica y alianza Sudnorteame-
ricana.—('iW. F. A.)
ISAZA CALDERÓX, Baltasar : Don Francis-
co de Quevedo y Villegas. (Pági-
nas 36-56.)
Otra aportación de la intelectualidad
panameña al centenario de Quevedo. El
doctor Isaza, catedrático y académico,
dibuja en primer término un "escorzo
biográfico" de Quevedo. Examina luego
su concepción de la vida, a la que no
mostraba "gran apego", y anota "una
impresión sombría acerca del tempera-
mento de nuestro autor". Por último,
documenta con citas en prosa y verso
la irritada actitud de Quevedo en rela-
ción con la decadencia política de Es-
paña. "En la formidable invectiva que-
vedesca hay un acento de sinceridad
desgarrada."—(M. F. A.)

EVISTAS PORTUGUESAS

Broteria. dores no han esclavizado menos a Polo-

nia que los invasores. Escándalo éste
Revista contetnp oran ca ctiltura.- que hipócritamente se encubre bajo so-
Lisboa. noros vocablos: democracia, libertad,
paz, solidaridad...
Vol. XLI, fase. 6, diciembre de 1945: Se hace sucinta historia de las dra-
máticas vicisitudes de Polonia. El ac-
ROCHA, A.: Utn escándalo internacional. tual "Gobierno provisional de Unidad
(Un escándalo internacional.) (Pági- Nacional" ha denunciado el Concordato
nas 497-507.) en una nación donde más del 75 por 100
de la población es católica. La Univer-
Hecho trágicamente significativo es el sidad Católica de Lublin ha sido desti-
de que más de 90.000 soldados polacos nada a la enseñanza del ateísmo. El 17
•—ex combatientes del 8.° Ejército a las de septiembre de 1939 —dos semanas
órdenes de Montgomery— no hayan que- después de estallar la guerra— los ru-
rido regresar a su patria. Los libertar sos atravesaron la frontera para atacar
448
 REVISTA DE REVISTAS
por la retaguardia al Ejército polaco,
batido por los alemanes.
El acuerdo Sikorski-Churchill (5 de
septiembre de 1940) tuvo como fruto
una ayuda efectiva de Polonia a la gue-
rra ; participación pródiga en hechos de '
armas eñcaces y brillantes. La recom-
pensa a esta conducta quedará escrita
con letras de sangre en ia Historia: se
llama Varsovia, Yalta y Lublin. La he-
roica insurrección de Varsovia contra
los invasores no obtuvo ia colaboración
deí Ejército ruso, cuyas fuerzas perma-
necieron inmóviles a 5 kilómetros de la
capital. En Yalta se consumó la gran
iniquidad: reconocimiento del llamado
Gobierno de Lublin y cesión a Rusia de
más del 46 por 100 del territorio po-
laco, con 11 millones de habitantes de
mayoría católica. Por mucho menos
—por el pasillo de Dantzig— las Na-
ciones Unidas declararon la guerra a
Alemania. Y en la Carta del Atlántico
se. declaró la intaugibilidad de las fron-
teras nacionales tal como estaban al es-
tallar lá guerra. "Las exigencias rusas
—comentó Churchill en los Comunes—
no han ido más allá de lo justo y ra-
zonable".
¿Podrá fundarse una paz duradera
entregando a los rusos territorios pola-
cos •" a los polacos territorios alemanes?
Otro espectáculo sin precedentes: en
San Francisco faltaba •—porque el Go-
bierno ruso no tenía relaciones, diplo-
máticas con el legítimo Gobierno po-
laco— la aliada de la primera hora:
Polonia. El caso de este pueblo cons-
tituye el gran escándalo internacional
ríe nuestros días.—(J. L. V. D.)
Vol. XLIIj fase, 1, enero 1946:
COSTA, Manuel G. da: Um problema ca-
tólico nú. Inglaterra, (Un problema ca-
tólico en Inglaterra.) (Págs. 31-36.)
La impresión general de los extran-
jeros es que la comunidad católica in-
glesa es muy pequeña, pero muy per-
fecta, de piedad ilustrada y sin supers-
ticiones. De hecho, el culto se caracte-
riza allí por cierta sobriedad y proto-
colo que impresionan diversamente. Por
ejemplo, ¿es tina actitud espontánea o
convencional? Comúnmente el inglés
moderno es lo que es, no de un modo
primitivo, sino por educación, y esta
segunda naturaleza la adquiere suje-
tándose a un hombre ideal sui generis,
que antepone las conveniencias a los
principios; esto hace de él un hom-
bre práctico. En el orden de los prin-
cipios morales, el concepto de respon-
sabilidad vive —más o menos—- a cu-
bierto del concepto de respetabilidad,
el cual dicta la norma de vida. El ex-
tranjero se pregunta si tal formalismo
convencional informará también la prác-
tica de la religión.
El folleto reciente de J. P. Murphy,
The adotescent & the cotvuert, prueba
que estas dudas tienen fundamento. Tie-
ne dos ensayos. En el primero presenta
a los jóvenes de más de catorce años
abandonando las prácticas religiosas,
pero siendo en extremo amables con los
sacerdotes: concilian la falta de prácti-
cas religiosas con la mayor respetabili-
dad. ¿Por qué? Se atribuye el hecho
al gran número de matrimonios mixtos
y a la escasez de escuelas católicas. La
respuesta no satisface. Hay que pensar
en esta otra: el momento de los cator-
ce años es crítico, moral e intelectual-
mente, y en él sale al encuentro del
joven inglés una opinión no católica que
aprecia utilitariamente las cosas.
La doctrina cristiana se les ha de
presentar, dada su psicología, como una
actividad y no como una teoría doctri-
nal ; como una energía que valora real-
mente nuestras acciones.
En el segundo ensayo se pregunta
Murphy si para la conversión de In-
glaterra no sería más conveniente el
"catecumenado" de la Iglesia primitiva
que las "convert's class". "La Iglesia
—dice— es una sociedad visible, y las
sociedades visibles necesitan instrumen-
tos visibles. Creo que la conversión de
Inglaterra se entorpece por la invisibili-
dad social de lo que los católicos hacen
ante los no católicos."-Aparte de la gra-
cia —dádiva divina—, hay factores ex-
ternos entre los cuales está el motivo de
la conversión. Pues bien: hay que hacer
que ese motivo perdure luego en el con-
verso.
En el centenario del Movimiento de
Oxford, tan prometedor para el catoli-
cismo inglés, hay que pensar que, por
desgracia, la posibilidad de una conver-
sión en masa parece alejarse. Las pre-
ocupaciones religiosas son nada al lado
de las materiales. La guerra, en lugar
de provocar una reacción espiritualista»
449
 REVISTA DE REVISTAS
parece haber llevado a los espíritus a
buscar indemnizaciones de bienestar v
de placer.—(J. L. V. ü.)
FREIRÉ, A.: Sófocles e a crítica moder-
na. (Sófocles y la crítica moderna.)
(Págs. 74-8S.)
Análisis de la traducción y comenta-
rios de la obra de Sófocles por el jesuí-
ta español e "insigne humanista" P. Ig-
nacio Errandonea. Sófocles y su teatro
es el fruto de veinte años de trabajo
abnegado, ''inmortaliza el nombre de su
autor y no redunda en menos gloria
para España", ya que "por la novedad
de la tesis que defiende, por la erudi-
ta y sólida investigación científica que
revela, por la intrepidez y audacia con
que en ella se impugnan las opiniones de
críticos autorizados, la obra de Erran-
donea está llamada no sólo a marcar
una época en los estudios sofocleos,
sino a imponer nuevo rumbo a la inter-
pretación del mayor dramaturgo griego".
La interpretación del Coro como ver-
dadero actor, que el helenista español
hace siguiendo a Aristóteles; la nega-
ción del fatalismo en el Edipo Rey; la
afirmación del patriotismo intencional de
Sófocles al componerlo, y, en fin, el
acierto de la traducción, consagran la
obra del P. Errandonea como "la más
completa y útil de las publicadas en
los últimos tiempos sobre el teatro del
mayor dramaturgo griego". •—• (]. L.
V. D.)
Vol. XLTI. fase. 2, febrero 1946:
ROCHA, A>: Ilipocrisia internacional.
^Hipocresía internacional.) (Págs. 151-
160.)
El autor se refiere a esa hipocresía
45O
con que las naciones —de tejado de vi-
drio— se atreven a tirar piedras a otras
mucho más honestas; con que unos acu-
sadores osan juzgar crímenes que sus
propios gobernantes cometen en mayor
escala. Es el caso de Rusia con respecto
a Alemania. Y el de España, a la cual se.
la ataca por haber derrotado al comu-
nismo en la guerra civil. Algunos sec-
tores metodistas de los Estados Uni-
dos nos atacan también por odio al Ca-
tolicismo. Pero si el metodismo fuese
nuestra religión oficial y el comunismo
saquease sus templos y asesinase a sus
pastores, hasta que la fuerza de las ar-
mas diese la victoria a los metodistas,,
¿qué dirían ahora de España? Se citan
casos de mala fe en informadores ex-
tranjeros que se niegan a relatar la ver-,
dad de lo que ven. Frente a esto se
encuentran silenciados los innumerables
crímenes soviéticos en los pueblos que
gimen bajo la tiranía rusa. Se anotan
las realizaciones sociales españolas, co-
mo defensa de la familia y seguros.
Rusia censura cosas que en España no-
suceden y sí en su propio país con gran
reiteración. Europa y el mundo nece-
sitan para reedificar sobre las ruinas de
todos sus valores culturales. La sinceri-
dad ha de volver a informar las rela-
ciones internacionales. Termina relatan-
do una significativa emisión de la
B. B. C. en enero del presente año, en
que se dieron estas dos noticias: los.
Gobiernos de las Naciones Unidas iban
a invitar al llamado Gobierno Giral a
establecerse en Europa como primer
paso para llegar a su reconocimiento, y,
a la vez, "Inglaterra no ha decidido aún-
dar autorización a D. Juan de Borbón
para salir hacia Lisboa, vía Londres,
porque el Gobierno de S. M. no quiere
en forma alguna inmiscuirse en la po-
lítica interna de España".—(I. L. V. D.p
 REVISTA DE REVISTAS
REVISTAS SALVADOREÑAS
Eca.
Revista de Estudios Centroamericanos.—
San Salvador.
Año I, núin. J, enero-febrero 1946:
MAGURKGUI, S. J., Manuel de: El capital,
factor económico y social. (Págs. 4-10.)
Al terminar la guerra, los tres Gran-
des recaban para sí el mérito de haber
conseguido el triunfo, aunque lo más
probable es que 110 corresponda a nin-
guno, sino a los tres unidos. Pues algo
parecido ocurre en el campo económico
entre el trabajo y el capital. Marx y sus
seguidores reclaman todo el mérito y
todo el provecho de la producción para
el trabajo. Pero la realidad económica,
y más que nunca la moderna industria,
está diciendo a gritos que sin capital no
hav trabajo nosible; situación que se
mantendrá en la era de la fuerza ató-
mica, si bien es posible que se palie el
problema porque el mayor rendimiento
permitirá la mejor retribución del tra-
bajo, que, en definitiva, es lo que se
busca. Y no es posible, de otro lado,
sustituir el capital privado por el capi-
tal estatal. Porque en la economía, como
en todo, hav unas leves que rigen nece-
sariamente, - una de ellas es la de la
propiedad privada, que pone el ideal del
interés, del lucro, talismán que hace flo-
recer la actividad económica, y desapa-
rece cuando la propiedad, haciéndose
pública, pierde ese interés. Cierto que
también el trabajo tiene su ideal intere-
sado. Pero mientras el capital se juega
el todo por el todo en la contienda de
la producción, el trabajo, más cauto, se
asegura por adelantado parte del resul-
tado mediante el jornal. Y ello hace
justa la exigencia del capital a una par-
te proporcional a su aportación y al
riesgo que corre. Pero no justifica la
lucha. La solución correcta es la mutua
cooperación como la predica la Iglesia
mediante su doctrina social expuesta por
León XIII, Pío XI y otros representan-
tes del Papado, y como ya se ha con-
seguido en las Empresas que la adopta-
ron.— (F. A. C.)
GUANMCJUE, Dr. José Salvador: Trayec-
toria del laborismo británico. (Pági-
nas 26-31.)
El partido laborista se plegó a las
necesidades de la guerra, cooperando con
el conservador mientras fue necesario.
Pero, cesadas las necesidades, reanuda
su actuación independiente, obteniendo
una sorprendente y espectacular victoria
sobre sus contrincantes. Churchjll, el
hombre de la guerra, cedió su puesto de
'"premier" al mayor Attlee, que puede
llegar a ser el hombre de la paz. El ar-
tículo examina las vicisitudes del movi-
miento obrero en Inglaterra, que *e ini
cia con el cartismo de Lovet en 1838,
que, después de escindirse en el Parla-
mento, fracasa en 1848. Ha de pasar el
tiempo hasta que después de los prime-
ros reveses del minero Hardie se forma
su movimiento laborista, cuyo primer
triunfo electoral se nroduce en 1892.
Pero aun ha de buscar el apoyo de los
Sindicatos obreros, creando el Comité
de Representación Laborista. En 1006
llegan al Parlamento 26 laboristas, y tras
una progresiva ascensión el laborismo
se independiza plenamente de los Ufo» vi-
les en 1918. El definidor del socinüsmr
inglés es Ramsay Mac Donald, que lo
configura con características propias, con
un sentido evolutivo, no revolucionario,
" fundado en la democracia y la legis-
lación progresiva. Hoy el programa de
gobierno es amplísimo: reorganizar 'a
reconstrucción, nacionalizar las minas,
establecer nuevos sistemas bancarios,
construcción de viviendas obreras, dis-
tribución de las cargas, etc., aparte de
algunos planes del Gobierno anterior,
recoge el laborismo por encajar plena-
mente en sus fines. La- obra está en ma-
nos de Attlee, que, si consigue realizarla
mediante el evolucionismo, será <jl hom-
bre de la paz inglesa.—(F. A. C)
IRIARTE, S. J., Isidro: Segundo semina-
rio interamericano de estudios socia-
les de La Habana. (Págs. 42-54.)
En la ciudad de La Habana, y en la
sede del Colegio de Belén, magnífica
451
 REVISTA DE REVISTAS
institución de los Padres jesuítas, que
constituye un legítimo orgullo de la en-
señanza libre católica de Cuba, se ha
celebrado del 2 al 9 de enero de 1946 el
II Seminario interamericano de estudios
sociales, bajo los auspicios de la A. C. de
Cuba A- de la floreciente organización
norteamericana National Catholic Wel-
fare Conference. Al seminario, segundo
de la serie iniciada en Washington hace
tres años, concurren representantes de
veinticuatro naciones americanas, once
delegaciones de observadores de nacio-
nes europeas (entre ellas de Kspaña) y
varios obispos. Hubo pocas fiestas y mu-
cho trabajo, pues las sesiones llevaban
de nueve a diez horas diarias; en ellas
se estudiaron numerosos e importantes
problemas, cuyo resumen, breve y claro,
presenta el articulista P. Iriarte, a quien
mej or cuadraría en esta ocasión el título
de cronista. Fueron los principales tra-
bajos, y a ellos se refiere especialmente
el P. Iriarte, los que versaron sobre
Minifundio y latifundio, Movimientos
sindicales en América, Relaciones inter-
raciales, Acuerdos internacionales y pro-
blemas económico-sociales y Acción so-
cial católica.
En relación con el minifundio, cuyo
estudio fue iniciado por la delegación
canadiense, ha de distinguirse el fami-
liar y el industrial; todas las preferen-
cias están de parte del primero, que re-
presenta la estabilidad social: los funda-
mentos de una vida honesta reparte más
justamente la riqueza y consolida la vida
religiosa parroquial. En relación con el
latifundio se presentó un interesantísi-
mo informe de la delegación mejicana
sobre la reforma agraria de 1915, que
dio lugar a un amplio y profundo de-
bate jurídico y teológico-moral sobre la
licitud de dicha reforma, hecha a base
de expropiación sin indemnización. Por
lo que respecta a los colonistas, la solu-
ción es favorable a que puedan recibir
y conservar sus parcelas, reservando al
Gobierno su responsabilidad. Por otra
parte, no es tan grave el problema, pues-
to que, como se sostuvo allí, no se anuló
la propiedad privada, sino el latifundio
improductivo. En la discusión se puso
de relieve el interés que para la Iglesia
tiene el problema del campo.
El movimiento sindical americano tam-
bién despertó gran interés. Habló en
primer lugar Mr. Fenton, director de la
American Federation of Labor, con más
452
de seis millones y medio de cotizantes,
y que lucha, en beneficio del obrero,
contra el imperialismo y el capitalismo
económicos. Muy pocos de sus dirigen-
tes son comunistas, y aunque la organi-
zación no es católica, sus fines encajan
perfectamente en la doctrina de las en-
cíclicas, y los obispos y sacerdotes ca-
tólicos americanos le han prestado a
veces valioso apoyo. También habló
M. Mac Donald, secretario-tesorero de
la Unión de Trabajadores del Acero, con
ochocientos mil afiliados, y que forma
parte de la C. I. O., afirmando que esta
organización no está influida por el co-
munismo. Y, finalmente, Mr. Kyne, re-
presentante latino-americano de la pro-
pia C. I. O., quien puso de relieve el
hecho de que "el mundo clama por una
dirección, v nadie mejor que los cató-
licos pueden dársela, ya que poseen la
doctrina de quien es la Luz, la Verdad
y la Vida"; pero con ello es preciso que
sean católicos integrales y en todo mo-
mento. A. petición del director del de-
bate, expuso la génesis y proyectos de
la World Federation of Trade Unions,
de la que, por influjo de la C. I. O. y
de la Federación Británica, se excluyó
toda posibilidad de servir de trampolín
a cualquier ideología política. A conti-
nuación, los demás miembros expusieron
el movimiento sindical en sus respectivos
países, llamando la atención la Confede-
ración Costarricense del Trabajo "Re-
rum Novarum".
Las sesiones dedicadas a relaciones
interraciales; tan importantes para los
países americanos, donde junto al blan-
co vive gran proporción de hombres de
color (indios y negros), tienen para nos-
otros un mínimo interés experimental.
Pero no podemos silenciarlas, .porque
en ellas se puso de relieve que la "cues-
tión racial" no existe apenas en los paí-
ses colonizados por España con sus ca-
tólicos ideales de hermandad e igualdad
entre los hombres, mientras que en los
Estados Unidos presenta caracteres de
cierta gravedad, a causa del prejuicio
manifiesto contra el negro.
Brevemente se ocupa el P. Iriarte de
las sesiones sobre acuerdos internacio-
nales y problemas económico-sociales, en
las que se estudiaron las Conferencias
de Dumbarton Oaks, San Francisco,
Chapultepec y Bretton Woods. Y mu-
cho más brevemente de las dedicadas a
la Acción social católica, las más inte-
 REVISTA DE REVISTAS
resantes quizá del seminario, sobre las
que se remite a Ja declaración final acor-
dada por el mismo.
Termina su informe el P. Iriarte con
unas palabras que ponen de relieve la
enorme importancia del seminario, que
dedicó su estadio a cuestiones tan gra-
tas a la Iglesia como las de la justicia
social y medios para realizarla, y como
prueba, aunque no única de esta impor-
tancia, aduce el hecho del interés que
REVISTAS
Revista Española de Teología.
Publicación del Instituto "Francisco
Suáres".—Consejo Superior de Inves-
tigaciones Científicas.—Madrid.
Vol. V, cuaderno 3°, julio-septiembre
de J945:
BELTRÁN DE HEREDIA, O. P., Vicente:
La teología en la Universidad de Al-
calá. (Págs. 405-432.)
El autor estudia el desenvolvimiento
de la teología en la enseñanza universi-
taria de Alcalá durante la primera mi-
tad del siglo xvi. La Facultad, organi-
zada por el cardenal Cisneros conforme
a las tres vías, tomista, escotista y no-
minal, vio un predominio del nominalis-
mo merced a las cualidades pedagógicas
de su regente, doctor Juan de Medina.
La ordenada preparación humanística
de la Facultad se malogra a causa de
enrevesadas disquisiciones dialécticas
durante el estudio de artes, que no sólo
no favorecen a la teología, sino que
la llevan a mostrar simpatía por el re-
formisino erasmiano; esto antes de en-
cuadrarse definitivamente en la escuela
salmantina, sobre todo por obra de Mel-
chor Cano, discípulo de Vitoria. La Fa-
cultad queda definitivamente encauzada
antes de mediar el siglo x v i ; pero al
mismo tiempo, en el conato de estable-
cer una cátedra de leyes (1541), se re-
fleja la tendencia a desviarse de los pla-
nes cisnerianos, lo cual, a la larga, ha
de hacer que. se malogren en gran parte
los afanes del cardenal por el floreci-
miento de la teología en aquella acade-
mia.— (L. E. P.)
las organizaciones comunistas cubanas y
de otros países pusieron en desfigurar
la información.
Finalmente, dedica un elogio a la de-
legación española, mies "si bien sus de-
legados concurrieron como observadores,
actuaron, sin embargo, muy acertada-
mente en varios de los asuntos allí tra-
tados, aportando datos y observaciones
que resultaron muv útiles e interesan-
tes".-—(7'"- A. C.)
ESPAÑOLAS
La Ciencia Tomista.
Publicación bimestral de los dominicos
españoles.—Salamanca.
Vol. LXIX, núms. 215-216, julio-octu-
bre 1945:
PALACIOS, Leopoldo Eulogio: La mtalo-
gía de la lógica y. la prudencia en
Juan de Santo Tomás. (Págs. 221-235.)
Es una sistematización de textos de
Juan de Santo Tomás en que se com-
para la lógica y la prudencia. Según el
autor del artículo, dos son las regla-
mentaciones primordiales a que debe
fiar su dirección el intelecto humano:
una, en la teoría; otra, en la práctica;
la primera, dictada por la lógica, y la
segunda, por la prudencia. Esto funda
una analogía de proporcionalidad pro-
pia entre ambas virtudes intelectuales.
Ahora bien: toda analogía de propor-
cionalidad propia incluye dos momen-
tos en la ratio análoga: uno, de "diver-
sidad absoluta", y otro, de "identidad
relativa". El autor estudia el momento
de "diversidad absoluta" entre las dos
virtudes intelectuales en lo referente al
objeto formal, al carácter y al uso de
una y otra, y el momento de "identidad
relativa" en la función directiva que
tiene la lógica respecto de las ciencias*
especulativas (filosofía natural, matemá-
tica y metafísica), que es proporcional-
mente idéntica a la que tiene la pru-
dencia respecto de las virtudes morales
(justicia, fortaleza y templanza). —
(L. R. P.)
453
 REVISTA DE .REVISTAS
Pensamiento.
Revista de investigaciónh e información
filosófica, publicada or las Faculta-
des de Filosofía de la Compañía de
Jesús en España.—Madrid.
Val. II, néjn. 5, encro-tnarso 1945:
ITURRIOZ, ]., S. J.: Marxismo y existen-
cialismo. Su razón histórica,. (Pági-
nas 33-51.)
El desarrollo de los estudios liistó-
ricoiilusóficos, organizados, al menos co-
mo sistema, por Dilthey, ha dado en la
interpretación de núes ira época una gran
valoración al factor ambiente. Conoci-
das son las' antinomias que encierra un
bistorismo radical. De. entre ellas, es de
destacar ésta: si el hombre es mero pro-
ducto del ambiente histórico, ¿cómo es
posible, dibujar el trazado genético del
ambiente mismo ?; pues es un hecho his-
tórico, a su vez, indiscutible y anterior
a todo historismo sistemático que el am-
biente cambia, pues en cada momento
la Historia avanza o retrocede, asimila
o elimina, sube o baja y nunca se esta-
biliza en un punto estático e inerte; lo
histórico es esencialmente algo en cuan-
to viene a ser y pasa de ser: ¿ cuál es
el factor que determina este fluir y su
sentido y término?
Entre los innumerables factores que
estructuran el momento histórico en que
vivimos hay varios difícilmente organi-
zables en una unidad. Tales son, al me-
nos a primera vista, el existencialismo y
el marxismo, fenómenos que están ahí
sin apenas conocerse ni relacionarse:
¿cómo la Historia, en su incierto fluir,
puede ser la razón suprema de ambos
fenómenos?
Hay mi punto en el que pueden ha-
cerse coincidir y cruzarse los caminos de
Marx y Kierkegaard. Ambos iniciaron
su vida filosófica en la escuela hegelíana,
Ambos, por la fuerza de su mismo tem-
peramento, se sintieron retraídos del
esencialismo teorizante, despegado de la
realidad, expuesto por el idealista ale-
mán y arrastrados hacia una filosofía
realista, concretada en un humanismo
vivo existencia!. ¿ Será el caso Kierge-
gaard-Marx uno más que confirme el
historismo de nuestros días?
Ciertamente, es coincidencia funda-
mental, ya en las fuentes mismas del
454-
existencialismo y del marxismo, el que
ambos hayan brotado por reacción con-
tra el hegelianismo y lleven un conte-
nido intensamente humano.
Marx aceptó la crítica de Hegel en
que los principios existencialistas se ba-
saban 110 menos que la orientación posi-
tiva en ellos marcada hacia el hombre
real, pero instituyó, a su vez, una crí-
tica acerada de Feuerbach, y se encon-
tró en la necesidad de superarlo para
llegar al hombre totalmente concreto e
inmanente.
Marx, para eliminar todo idealismo,
puso como base de todas sus filosofías
y de todas sus economías una defini-
ción del hombre burdamente realista: el
hombre es un ser que tiene que comer,
vestirse y habitar, y cifra en su misma
realidad su sentido propio, el de la His-
toria, en una palabra, el de todo ser.
Hacia el hombre real se orientó tam-
bién Kierkegaard, que nunca pudo com-
prender las abstracciones lógicas y qui-
' maricas de _ quienes piensan de modo
muy distinto en sus momentos de es-
peculación y en los de la vida cotidiana
y normal.
Para el existeucialista actual, toda fi-
losofía es ciencia del hombre, intento de
penetrar en sus misterios más hondos.
Por más que parezca extraño, hay
coincidencia entre ambos, aun en la in-
quietud, elemento constitucional de la
filosofía de Kierkegaard.
Marx no fue hombre de inquietud y
angustia interiores, con la interioridad
que caracterizó al danés: no era tal su
temperamento. Pero tuvo experiencia ex-
cepcional de la miseria en que vivía el
hombre de su tiempo como efecto de
una política y de una economía; ella en-
gendró en su espíritu dolores angustio-
sos que le torturaron hondamente, y se
tradujeron en un dinamismo social in-
fatigable para hacer a los hombres cons-
cientes de la degradación en que se en-
contraban y suscitar en ellos ansias de
elevación a la dignidad que como a hom-
bres les correspondía.
Si Kierkegaard provoca en el hom-
bre individual una inquietud interior an-
gustiosa que le enfrente con su autén-
tica realidad que es la nada, para así
restituirlo a un estado de elevación y
dignificación por la práctica intensa de
un Cristianismo depurado de toda hu-
manidad, Marx, por su parte, provoca
en el interior del hombre social y co-
 REVISTA DE REVISTAS
lectivo una lucha intestina destinada tam-
bién a la restitución de la dignidad
humana. El primer paso ha de ser el
remedio de la situación económica, y
para conseguirlo la lucha entre el pro-
letariado y la burguesía, la supresión
violenta e inmediata de la moneda y de
¡a propiedad privada.
Claro que Marx no da a esta inquietud
y lucha social los alcances lógicos que
el moderno existencialismo concede a la
.angustia como experiencia fundamental,
reveladora del ser humano y de su des-
tino. Pero, casi seguro, ni Kierkegaard
mismo logró esas alturas lógicas y me-
tafísicas de la existencia. En cambio, el
devenir continuo e incontenible de todo
ser, proclamado hoy como postulado o
como ley Mitológica inicial de la pro-
blemática existencialista, fue, a su modo,
formulado en forma social y colectiva
por Marx en la dialéctica materialista de
la Historia.
Son, por tanto, indudables las radica-
les afinidades entre el existencialismo
y el marxismo hasta poder quizás con-
siderar a éste como una variante de
aquél, tomado en sentido no tan sis-
temático como nos lo proponen hoy
un Heídeger o un Jaspers, por ejem-
plo. Marxismo y existencialismo en lo
nuclear son, por lo que hace a su
aspecto negativo, reacciones ante el
esencialismo absoluto v en conse-
cuencia, en el aspecto positivo son filo-
sofías esencialmente de lo concreto exis-
tente y, por lo. mismo, también filosofías
necesariamente antropológicas. Una vez
dentro de la antropología, ambas en-
cuentran al hombre derrocado de su in-
génita dignidad, tratan de redimirlo pro-
vocando una lucha de características
diferenciadas, cuyo objeto terminal es la
restitución del hombre al puesto que le
•corresponde.
I'e.ro no son menos indudables las di-
ferencias antagónicas que median entre
existencialismo y marxismo: el proble-
ma de la alienación recibe en Kierke-
gaard y Marx una solución radicalmente
opuesta. Feuerbach y Marx habían coin-
cidido en reconocer a la religión como
sostenedora de la alienación humana.
Para Feuerbaeh, se reduce la religión
a simple conciencia o conocimiento que
de la esencia humana tiene el hombre.
Marx, extremista,en esto como en todo
5o demás, encuentra demasiado satura-
das de teoremas estas doctrinas reli-
giosas. Para él todo resulta más senci-
llo : no hay más origen de la alienación
que el económico, ni más idealización
que la del dinero.
lis decir, que el marxismo nace sus-
tancialmente ateo e irreligioso. listo en
Kierkegaard es inconcebible. Precisa-
mente encontró éste en el Cristianismo
puro el remedio de la mundanidad hu-
mana: suscitó una angustia profunda-
mente cristiana y extremó el purismo
evangélico como ministro protestante,
hasta declararse en rebeldía a su misma
Iglesia, por hallarla excesivamente con-
temporizadora.
El materialismo marxista provoca, por
su parte, una nueva diferenciación entre
él y las concepciones kierkegaardianas.
El marxismo depotencia al hombre de
su individuación y personalidad hasta re-
ducirlo a simple componente de una ma-
sa amorfa abúlica e inconsciente, regida
desde fuera.
El hombre marxista pierde del hom-
bre lo más humano: su dignidad per-
sonal y elevación moral.
En cambio, el existencialismo desde
Kierkegaard es casi hasta exagerado ea
la percepción experimental directa y ex-
clusiva del hombre, de cada hombre cuaí
es en sí, centrando en cada individuo
el sentido de su propio ser y de todo
ser, interpretando desde cada persona
su destino y el de todo ser con él rela-
cionado.
El devenir existencialista tiene pleno
lugar, con plenitud trágica, en cada in-
dividuo arrastrado desde el no ser a tra-
vés de este ser y no ser, al no ser defi-
nitivo en la muerte.
El hombre-masa, el hombre-persona,
serán dos modalidades diferenciales que
harán imposible todo conato de confe-
deración unitaria de marxismo y exis-
tencialismo, por más que ambos estén
emparentados en su ascendencia antihe-
geliana. Marx combatió todo atisbo de
trascendencia observado en Feuerbaeh y,
por su parte, encerró todo valor dentro
del hombre, previamente despersonali-
zado, colectivizado. Kierkegaard partió
de un espiritnalismo radical, y desde en-
tonces el existencialismo se debate in-
cierto entre una excesiva trascendencia,
cual la del danés, y una hermética in-
manencia profesada, en general, por el
sistema existencialista.
El marxismo cierra los caminos de.
la anterioridad, porque en el interior
455
 REVISTA DE REVISTAS
humano no deja espacio espiritual en que
penetrar y moverse. El existencialismo
también los cierra, pero en sentido in-
verso: al hombre encerrado dentro de
sí no se le franquea la salida; lo más,
podrá lanzarse de un salto misterioso y
difícil hacia un algo supremo descono-
cido e inaccesible.
No es posible entender a los grandes
hombres sin situarlos con exactitud en
la época en que duró su existir.
Con todo, si a ese aforismo se le
quiere hacer enunciar como ley que la
Historia hace al hombre, y que por eso
es menester someter su vida a una mi-
nuciosa anatomía histórica, para que así
conozcamos los elementos que la inte-
graron, entonces se habrá introducido
una fatal desviación en la interpreta-
ción de la eficiencia humana. Nunca se
adivinará la grandeza de un hombre
mientras no se conozca el curso que
hasta él traía la Historia, y la trayec-
toria que, señalada por él, siguió en
adelante. Tal es el verdadero alcance
del principio historiográfico moderno.
Marx y Kierkegaard viven una mis-
ma época. Su vida traza una trayecto-
ria similar, del hearelianismo al antihege-
lianismo.
Pero las afinidades quedan desvirtua-
das por internas corrientes opuestas, que
han arrastrado a los hombres en direc-
ciones muy divergentes, dando como re-
sultado un existencialismo y un marxis-
mo, que tal como se encuentran de he-
cho en el mundo actual apenas es posi-
ble emparentar ni comparar, si de su
estudio presente no se sube por el curso
de la Historia hasta sus mismas fuentes.
La verdadera Historia fue que hom-
bres dotados de numerosos valores per-
sonales, especificando, de un sentido fino
de realidad y humanismo, se encontraron
viviendo entre hombres cegados por la
luminosidad de un idealismo ofuscante.
Pero eran dos hombres de personali-
dad cxcepcionalniente dotada de carac-
terísticas individuales que marcaron su
huella indeleble en la obra que realiza-
ron. Un Kierkegaard melancólico, sen-
timental, reconcentrado en sí, intensa-
mente religioso, espiritual; un Marx di-
námico, exterior, polémico, internacional,
materialista y ateo. Esa es la verdadera
razón histórica de las profundas distan-
cias que median hoy entre el marxismo
y el existencialismo.
El hombre, el de personalidad acusada
456
y eficiente, es quien hace y dirige la His-
toria.—("M. de la Q.)
Razón y Fe.
Revista hispanoamericana de cultura.—
Madrid.
Año 46, núm. ¡76, enero 194o:
LÓPEZ, Ulpiano, S. J.: Semana social de
los católicos italianos. (Págs. 56-63.)
Para satisfacer el deseo que el pú-
blico italiano actual muestra por oír ha-
blar sobre argumentos sociales y políti-
cos, principalmente en sentido cristiano,
la Acción Católica Italiana convocó la
XIX Semana Social, que se celebró a
fines de octubre. La concurrencia fue-
superior a las esperanzas: 1.500 inscri-
tos de toda Italia. Se celebró en Flo-
rencia. Abrió las sesiones con un va-
liente discurso el cardenal Della Costa,
quien amonestó a los católicos sobre su.
obligación de acudir a las urnas para
obtener una Constitución de inspiración
cristiana.
Esta inspiración cristiana la fijó en
los siguientes principios: a) derecho al
reconocimiento de la fe católica de la
nación; b) derecho a la libertad de la
persona humana concebida cristianamen-
te; c) derecho a la indisolubilidad del
vínculo matrimonial, a la libre educa-
ción de los hijos, a la providencia so-
cial ; d) derecho para la escuela de dar-
una educación en armonía con las leyes
de la Iglesia y con las legítimas exigen-
cias de la familia; e) derecho a la ver-
dadera justicia social.
La Semana resultó, acaso por el apre-
suramiento, de poco coherente exposi-
ción de temas. Algunos de los temas
enunciados ñor el cardenal, sobre los
cuales era necesaria una clara luz, que-
daron en la penumbra, sembrando con-
fusión en los oyentes.
De las diez conferencias, cuatro eran
doctrinales; seis, informativas sobre los
problemas constitucionales modernos y
sus sc.dciones. El problema que para
la actualidad política italiana tiene máxi-
ma importancia es el del sujeto en quien
se encarna el poder constituyente. En la
Semana, los ponentes P. Messineo, S. J-,
y el arzobispo de Reggio sostuvieron la
tesis de Suárez y Belarmino, aun dando
 KEVISTA DE EEVISTAS
alguna probabilidad a la contraria, atri-
buyendo, en consecuencia, al pueblo la
integridad del poder constituyente. Pero
se cuidó muy bien el arzobispo de Reg-
gio, monseñor Lanza, de discriminar los
límites que el Derecho natural impone
al pueblo en el ejercicio de este poder,
íundado en la naturaleza de la persona
humana, en la existencia de sociedades
naturales anteriores al Estado y en los
fines esenciales de la sociedad civil. Con
esto quedaron deslindados los campos
entre la democracia cristiana y la de-
mocracia del pacto social de Rousseau.
De esta manera, sin tocarlos, queda-
ron también resueltos, en armonía con
el pensar dominante, sobre todo entre
los partidos adheridos al "Comitato de
Liberazione Nazionale", los dos graves
problemas del momento constitucional
italiano : ¿ a quién pertenece dar la Cons-
titución : al pueblo con el rey, o al pue-
blo solo? ¿Cuál será la forma de "go-
bierno que regirá? Pero sobre estos dos
problemas en concreto evitaron pronun-
ciarse los semanistas.
Queda en pie la cuestión sobre los
derechos históricos de la Casa Saboya a
la Corona de Italia. Sobre esto no se
puede deducir lógicamente una solución,
pues en la teoría de Suárez soberanía
no es sinónimo de arbitrio, ni tampoco
de poder ilimitado. Kl pueblo italiano
se encuentra ahora ante el trance de dar-
se una nueva Constitución que le rija
en vez del Estatuto de Carlos Alberto,
dado en 1848. De aquí que los partidos
de derecha que piensen seriamente en
3a reconstrucción de Italia se preocupen
de* preparar al pueblo para el cumpli-
miento de misión tan solemne. En cam-
bio, los partidos revolucionarios prefie-
ren que la convocación de las Constitu-
yentes se realice en medio de una situa-
ción caótica y sin autoridad. Por eso
los oradores de la Semana Social Caí--',
lica se han cuidado de advertir el peli-
gro de creer a la propaganda revolu-
cionaria, que cifra la solución de los
problemas que pesan sobre el pueblo
en una nueva Constitución. La Consti-
tución no es fuente de riqueza ni una
forja de hombres competentes y honra-
dos. También mostraron los oradores
el punto débil del sufragio universal
como medio de representación de la
voluntad popular. En la situación actual
de Italia este hecho tiene especial re-
lieve, por cuanto aun no ha dado el
Gobierno una ley electoral. En reali-
dad, hoy no hay en Italia ningún par-
tido que arrastre las masas. Estas, por
otra parte, muestran gran indiferencia
por todos los partidos.
Asimismo, es índice de la confusión
reinante el que muchos católicos mili-
ten, por razones ajenas a la" fe, en par-
tidos que sostienen doctrinas contrarias
a la doctrina católica. Llegado el mo-
mento de votar, no pocos darán sus vo-
tos a diputados que en la Cámara se
sumarán a la corriente que propugna la.
total separación de la política y de la
religión. Con lo cual sucedería-en Italia
lo mismo que con la República sucedió
en España. Por eso alguien propuso en
¡a Semana que antes de las elecciones
para las Constituyentes se llamase al
pueblo a un referéndum : si quería una
Constitución de inspiración católica. El
pueblo italiano hoy, aun siendo escép-
tico para todos, 110 lo es para con la
Iglesia, que se ha prodigado para soco-
rrer todas las necesidades sociales en
esta coyuntura trágica.
El autor señala después los fallos de
la Semana. Se refiere al sufragio orgá-
nico —como remedio del sufragio in-
orgánico—, y lamenta que los semanis-
tas no se hayan atrevido a tratar este
tema. "Sólo a través de la representa-
ción corporativa pomilar puede supe-
rarse la calamitosa separación abierta
por el liberalismo entre los intereses
de los ciudadanos y la vida política."
Como sólo por la superación de los par-
tidos políticos, creación artificial y aje-
na a los fines permanentes del Estado,
puede actuarse una sana democracia.
Asimismo, entiende el autor que no se
dilucidaron estos problemas: límites de
la libertad, significado de la frase "re-
i;frión del Estado", la representación po-
pular en la vida política.—(B. M.)
Año 46, núm. 577, febrero
Guróx: Kl cuarto centén-ario de la muer-
te de T.útero. (Págs. 105-107.)
En esta mañana del 18 de febrero de
1546 el frío y la niebla se agarran des-
esperadamente a los tejados y calles
de Eisleben, espesando todavía más la
tristeza ambiente, el fúnebre doblar de-
las campanas de todas las torres. A eso
de las tres de esta madrugada ha ex-
457
 KÜVISTA DE REVISTAS
pirado en el palacio de los condes de
Mansíeld, Martín Luther. Los médicos
han diagnosticado diversamente el caso,
.atribuyéndolo a una apoplejía y a una
angina pulmonar, efecto, sin duda, de
su caudalosa y desbordante naturaleza.
El pueblo le llora, y Alemania entera
está desde esta techa de su desaparición
más llena que nunca de la presencia de
su recuerdo y de la terrible sugestión de
la voz de su profeta. Así lo han dicho
el clamor general, las angustia? y lágri-
mas que han acompañado el féretro des-
de Eisleben a Wittemberg, en cuyo his-
tórico castillo se han depositado sus ce-
nizas, al pie del célebre, pulpito de aque-
lla capilla, desde donde sacudió -'su des-
comunal aldabonazo a la vieja concien-
cia medieval de Europa con su procla-
ma subversiva de las noventa y cinco
tesis.
Kl instinto popular germano le hacía
entrar naturalmente de este modo en
el Walhala de sus héroes, ídolos y dio-
ses, adelantándose casi cuatro siglos a
la Alemania de 10.19, que en las fiestas
conmemorativas del pronunciamiento lu-
terano le abría la puerta de su mítico
panteón, proclamándole el primer hom-
bre moderno alemán, por su estilo fácil,
por el desbordante y arrollador cariño
a la patria en lo que ella posee de tnás
característico, que es el sentimiento y
arte musical: ¡melodías grandiosas,
fuertes y sugeridoras del Parsifal y de
Los maestros cantores, de La flauta en-
cantada y del Don Juan, de Mozart!, y
brevemente, por su magistral y gran-
diosa captación del alma popular ale-
mana, en la que tal vez ninguno le ha
superado. Es el aspecto luminoso de
'grandeza y fuerza material de!- héroe que
luego panegirizarían Carlyle j Nietzsche,
Lute.ro es enorme porque revolucionó
al mundo hace cuatro siglos, y aun
está sin represar la energía de su pri-
mer immilso. De su esencia se nutre la
vida de los hombres, y su influjo llega
a las mismas inaccesibles latitudes de la
inteligencia de las ideas puras. Es su
parte luminosa y de grandeza lamen-
table. Mas no sé quién dijo: "No pon-
das la mano sobre los ídolos, no se des-
doren." Y este superhombre y héroe de
selva nibelúnpica exige para su medida
exacta acercamiento, contacto y qpn-
traste.
Su ataque se dirigió con igual vio-
lencia contra la Iglesia y el Estado,
458
aplicando a los fundamentos de ambas
instituciones el formidable explosivo de
la teoría del Libre Examen y de la có-
moda práctica de la justificación por
la fe. Lo que no consiguió con su auda-
cia fue ver volar hecha añicos por los
aires la Iglesia de Dios. Precisamente,
y por 1111 providencial sincronismo, esta
misma mañana del 18 de febrero de 1546
en que yace Lulero de cuerpo presente,
la Iglesia de Cristo, reunida en Conci-
lio universal, está delimitando y fijan-
do al otro lado de Alemania, allá en
Trento, entre los nevados Alpes del Ti-
rol, la amplitud y el concepto de la tra-
dición católica agredida por el apóstata,
para después, paso a paso, ir a bus-
carle en su propio campo rindiéndole sin
condiciones.
Pero el ataque de Lutero no era sólo
dogmático. La nueva forma religiosa,
reducida por él a un fenómeno de vida
interior, rompía el vínculo social que
esencialmente presupone toda religión
colectiva. Eliminada, además, toda je-
rarquía por la conciencia individual, el
salto al libre pensamiento era fácilmente
practicable, y Europa lo dio con cla-
mor que conturbó la tierra. La acome-
tida de! fraile sajón entrañaba, además,
un atentado general contra toda Euro-
pa. El desgarró la vieja unidad de
creencias de los pueblos cristianos, sus-
tituyéndola por esa epidemia y motín
de nacionalismos, vulgar xenofobia que
desemboca siempre en la desintegración
políticosocial y religiosa de los pueblos.
Esto tenía cura más difícil y fue la
única sombra de tristeza con que se
clausuró la jornada gloriosa de Trento.
A pesar de todos los esfuerzos de la
Iglesia, quedaba rota, a lo que parece
para siempre, la unidad de fe, hasta en-
tonces poderoso aglutinante de los pue-
blos.
Los Estados europeos, como tales, no
se percataron del abismo abierto por
este nuevo mundo de concepciones y
prácticas éticas de Lutero. Fue privi-
legio de algunas mentes excelsas, y entre
los pueblos, sólo España, anclada en las
creencias tradicionales, eufórica y com-
placida de la fecunda experiencia reli-
giosa de la Edad Media, tuvo en aquel
instante de peligro general palabras car-
gadas de sentido, y Ío que aun vale más,
actitudes de la más alta idealidad cris-
tiana, acaso porque exclusivamente vio
la magnitud de la amenaza rubia del
 REVISTA DE REVISTAS
Norte y porque con su instinto de uni-
versalidad acierta en los grandes peli-
gros del mundo a hacer pronto sus sín-
tesis salvadoras.
El Concilio de Trento, réplica de la
Iglesia a Lutero, íué en su reunión y
desarrollo obra principalmente de nues-
tros reyes. Su eficacia dogmática y re-
formatoria lleva el marchamo auténti-
co español de nuestros teólogos y de
su vida pura y austera con las que acer-
taron a informar todas las decisiones
conciliares de ese acento de madurez y
eficacia que las distingue. Y apretado
con sus monarcas y sabios, el pueblo en-
tero español se hace beligerante en aquel
duelo de creencias durante más de un
siglo, hasta caer apuñalado en Westfalia,
"el Antitrento", donde se daba estado
oficial a los desvarios políticorreligiosos,
secuela de la desintegración moral de
Lutero que desde aquí se había pre-
tendido alejar.
Europa está herida desde entonces, y
la Historia, con regularidad periódica
siempre amarga y sangrienta, viene re-
gistrando estas intemperies religiososo-
ciales. Hoy mismo, el mundo, apenas
recobrado de su horrenda catástrofe,
asiste a la clausura del cielo abierto
por Lutero y mira despavorido el negro
horizonte de su porvenir. Quizá también
hoy, en medio de la inquietud ambiente,
también hoy puede ser que España tu-
viera su palabra justa y su consejo sal-
vador.
.Sólo queda por saber si hoy, como
hace cuatro siglos, se desprecia su ex-
periencia y no se hace caso de su orien-
tación, que directamente aprendida en
Trento, forzosamente ha de ser también
digna, humanitaria y, sobre todo, cris-
tiana.— (R. M.)
Revista General de Derecho.
Valencia.
Año II, núm. 14, noviembre 1945:
SEVILLA, Diego: La soherania y el mo-
mento presente. (Tágs. 624-632.)
Continúa en este número el artículo
de Sevilla, comenzado a publicar en nú-
meros anteriores, examinando los ata-
ques al carácter absoluto de la sobera-
nía. De un lado, se niega tal carácter
absoluto por la doctrina del gran es-
pacio, iniciada prácticamente con el Men-
saje de Monroe, que establece la no in-
tervención como medida de autode ten-
sa, cambiando el sentido de la frontera,
antes línea definida y después con sen-
tido más vago, espacial y orientado eco-
nómicamente. Doctrina que'alcanza su
punto álgido en las doctrinas nacional-
socialistas y que es rechazable porq'ue,
en realidad, no es más que un antídoto
de urgencia, que lleva consigo la in-
justicia de negar a unos lo que atri-
buye a otros.
También se niega el carácter absoluto
de la soberanía por la idea de la hege-
monía, de origen netamente europeo,
fundada en el "influjo dominante" que
aspira a unir las fuerzas internas bajo
un pensamiento rector. Supone la hege-
monía que el rector tenga una idea nue-
va capaz de resolver los problemas del
mundo en crisis. Se define como poder
que aspira a imponer sus conceptos jurí-
dicos y políticos a otros pueblos, de-
jando aparentemente intactas sus facul-
tades soberanas. Pero tampoco es una
solución permanente de los problemas
del orden internacional.
Estudia como final, ampliamente, el
autor, la idea de la comunidad interna-
cional como limitativa de la soberanía
del Estado; comunidad que aparece co-
mo algo objetivo, con vida propia y
sustantiva, planteando un doble proble-
ma : si han de desaparecer los listados,
y, en caso contrario, cuáles serán las ca-
racterísticas de su poder.
Al primero, la solución es favorable a
la existencia de entidades estatales; lo
abonan razones históricas y razones fi-
losóficas. El grupo familiar, el grupo
político y la comunidad internacional,
aun pasando por diversas fases, subsis-
ten a través de todos los tiempos como
unidades fundamentales. Pero, además,
el grupo político, el Estado, es nece-
sario por la diversidad natural existen-
te entre individuos de distintos luga-
res, que impide su agrupación en una
sola unidad.
El segundo, de los caracteres del po-
der, lo resuelve el autor asignándole
dos notas fundamentales: la limitación
v la autarquía. Autárquico e.s en cuan-
to no reconoce otro superior dentro de
sil propio orden; limitado, en cuanto no
niiede, ejercerse arbitrariamente, sino
únicamente dentro y dirigido a la con-
 REVISTA DE REVISTAS
secución de los fines que le están im-
puestos por su naturaleza. Doctrina que
plasma en la Carta de las Naciones
Unidas, pero cuya expresión se halla ya
en los autores clásicos y especialmente
en los teólogos españoles, Suárez, Vito-
ria, y que ha sido constantemente de-
fendida y predicada por la Iglesia cató-
lica. Estas limitaciones de la sobera-
nía parten de la existencia de la comu-
nidad internacional como bien común y
de la naturaleza de los hombres sujetos
a la soberanía, como seres con un fin
trascendente que el ejercicio del poder
no puede eliminar, so pena de "no
ser poderoso, sino desapoderado".—•
(P. A. C.)
Ecclcsia.
Órgano de la Dirección Central de la
Acción- Católica Española.—Madrid.
Año VI, núin. 235, 12 enero 1946:
EDITORIAL : La. verdadera y gran mayo-
ría, (Pág. 3.)
Las palabras pronunciadas por Su
Santidad el Papa Pío XII, al describir
ante el Sagrado Colegio Cardenalicio el
segundo presupuesto fundamental para
una paz auténtica, sirven de tema para
ahuyentar anticristianos pensamientos.
El Sumo Pontífice dijo: "Dése el de-
bido valor a la verdadera y gran ma-
yoría, formada por todos aquellos que
viven honrada y tranquilamente de su
trabajo en medio de sus familias y quie-
ren cumplir la voluntad divina."
Interpreta el editorialista que las pa-
labras del Papa distinguen en el mundo
actual dos elementos: uno disgregador,
turbulento, suma de las fuerzas del mal,
y otro simple, constructivo, honrado,
amante de la vida pacífica y honesta, que
constituye la verdadera y gran mayoría.
Si el mundo se tuviera que pronun-
ciar en un plebiscito, la humanidad, na-
turalmente buena, daría el triunfo a la
bondad y al bien, pues cuando triunfan
las ideas nocivas es porque sus sostene-
dores han acertado a darlas una apa-
riencia de honradez v justicia que las
hace caras a la masa inocente, engañada.
La afirmación del Papa tranquiliza a
tantos y tantos corazones atribulados en
e.l temor, pues una verdadera mayoría
460
humana rechaza instintivamente al mal
y quiere vivir dentro de la lev de Dios.—
(E. L.)
• ¡'I, núin. 2$6, ig enero 1946:
EDITORIAL : La tumba, de la santa liber-
tad. (Pág. 3.)
Toma como tema el editorialista las
palabras pronunciadas ante el Sagrado
Colegio Cardenalicio condenando los re-
gímenes totalitarios, y entre los dife-
rentes conceptos expresados por Su San-
tidad, es el de "Tumba de. la libertad
humana" el que cree que refleja mejor
la postura de la Iglesia.
El Papa defiende la "santa libertad
humana"; con ello no hace sino refren-
dar las doctrinas cristianas al través de
los siglos, que siempre defendieron la
libertad del hombre. Estima el articu-
lista que solamente Dios podría pedirlo
todo violentamente, pero no lo hace, deja
al hombre el arma de dos filos que es
la libertad, para que con ella gane ba-
tallas de eternidad.—(R. L.)
Discurso del Papa a los universitarios
católicos. (Pág. 5.)
Habiendo recibido Su Santidad el 6
de enero a los graduados y universita-
rios italianos, estimó procedente dirigir-
les unas palabras llenas de cariño, en
las que a los graduados se les animó
a la unidad que su actividad ocasiona,
presidida por la fe católica, que da se-
guridad en el trabajo, inspirado por la
idea de otra vida superior, que hace
que en el trabajo se perfeccione uno
profesional T esniritualmente, pues cada
vez hay posibilidad de santificarse sin
abandonar la labor que por caminos con-
vergentes Dios nos ha señalado, y la
misma fe es lo que puede, a despecho de.
las distintas facetas profesionales, crear
la gran unidad que ensalce al Señor
nuestro Dios.
A los universitarios dirigió palabras
de condolencia por la época agitada que
le.s ha correspondido vivir, y les animo
en la prosecución de su formación cien-
tífica.
"En esta formación intelectual vues-
tros años de Universidad representan
un valor que si no se sabe estimar o
se ejercita vanamente nunca se podra
 REVISTA DE REVISTAS
recuperar en el porvenir. No olvidéis,
sin embargo, que con el profundo estu-
dio de las ciencias profanas debe mar-
char a la misma altura el progreso de
la ciencia religiosa y de la perfección
de la vida interior. Efectivamente, la
experiencia demuestra que la ciencia,
cuando se la despoja de la fe en Dios
y se la separa de la vida cristiana, queda
expuesta al peligro de atrofiarse o de
resultar mutilada o espiritualmente des-
viada. Es necesario que se extienda y
reanime en vosotros el espíritu de ora-
ción, de temor de Dios, de amor a
Cristo, de fidelidad a la Iglesia. Es ne-
cesario que, como mujeres y hombres
de probada virtud, podáis decir al Se-
ñor con el corazón abierto: "Hereditas
mea, precepto tua ín eternum" (Salmo
118, n i ) . Entonces, y solamente enton-
ces, estaréis en condiciones de llevar la
verdadera felicidad a las familias que
habéis de formar y haceros sostén del
bien público, hombres y mujeres en
•quienes el porvenir de la patria podrá
fundar con seguridad su edificio." —
(E. L.)
Año VI, núm. 237, 26 enero 1946:
EDITORIAL: Pasiones, no argumentos.
(Pág. 3.)
Diferentes son las armas que en la
lucha, manejan la Iglesia y sus enemi-
gos. La doctrina, segura, celestial, es
el arma de la primera; la pasión, en-
deble, humana, mueve a sus enemigos.
No les interesa quién lleva la razón;
sólo les interesa la victoria. Contra es-
tas tiranías la Iglesia sólo responde con
el martirio.
Mucho se habla de libertad, fraterni-
dad e igualdad, pero los vicarios de
Cristo están constantemente predicando
contra las persecuciones a las concien-
cias ; actualmente, la Rutenia católica
sabe en su carne el sarcasmo de las fin-
gidas libertades.
La conclusión del editorial es que
cuando hablan las pasiones, la voz de la
verdad no es escuchada.—(E. L.)
"GOENAGA, S. J., José: Postura actual del
comunismo italiano, (Pág. 11.)
Uno de los factores decisivos en la
política europea de la postguerra es Ita-
lia y cómo se resuelve su política inte-
rior. La actual manera de actuar del
partido comunista italiana, su sujeción
a las consignas de Moscú, las particu-
lares características de su latinidad y
los problemas que son vigentes para él,
como para todas las fracciones políticas
de Italia, son analizados por este culto
jesuíta, que logra dar una visión con-
creta del tema expuesto. -(E. L.)
Año VI, núm.. 238, 2 febrero 1946:
EDITORIAL : Presencia de España, en Ro-
ma. (Pág. 3.)
Venciendo tremendas dificultades cir-
cunstanciales, doscientos peregrinos es-
pañoles, en representación de España,
acuden a Roma con tres fines principa-
les : por un lado, para asistir al magno
Consistorio, primero de la postguerra y
quizá el más importante desde la fun-
dación de la Iglesia; señalar con su pre-
sencia el agradecimiento de España por
la elevación al Cardenalato no sólo de
los prelados españoles, sino también de
los hispanoamericanos, pues la alegría
de los países de habla española la sen-
timos nosotros también, por los íntimos
vínculos que a ellos nos enlazan, y, final-
mente, y ésta es la razón más profunda
e importante de su presencia, acatar a
Pedro, piedra sillar de la Iglesia, como
reconocimiento de que sólo buscando el
Reino de Dios y su justicia, aunque
ello suponga la necesidad de renunciar
a todos nuestros egoísmos y particula-
res conveniencias, se puede llegar a con-
seguir "el férreo andamiaje del espí-
ritu con el que se edifique, sin que esté
condenada una vez más al hundimiento
la arquitectura gigantesca de una era
mejor".—(P. A. C.)
Ruiz IZQUIERDO. César: El Catolicismo
en Rusia. (Págs. 13-14.)
La propaganda política de. los soviets
ha lanzado al mundo la idea de que en
la U. R. S. S. se ha establecido la más
absoluta libertad religiosa, con el consi-
guiente beneficio para el Catolicismo.
Para nó dejarse llevar a confusión con-
viene considerar la evolución religiosa
en Rusia, que es la tarea que realiza el
461
 REVISTA DE REVISTAS
autor, partiendo de la consolidación del
Cristianismo en aquel país durante el rei-
nado de Wladimiro (980-1015), y real-
zando el proceso de apartamiento de
Roma, que culmina en 1721, cuando Pe-
dro el Grande suprime el Patriarcado
de Moscú, sustituyéndolo por el Santo
Sínodo, plenamente controlado por el
propio Zar, quien con dio se hace ca-
beza de la Iglesia rusa. Desde entonces,
la nada envidiable "posición de la Igle-
sia católica evoluciona hacia una situa-
ción de franca persecución. En 1505 se
decreta la libertad religiosa, pero no
pasa del campo de la teoría, sin que,
prácticamente, cambie la situación de
la Iglesia católica. La revolución de 1917
no lia hecho otra cosa que procurar la
total destrucción de la idea religiosa.
Ahora, por razones políticas, se preten-
de convencer al mundo de que la po-
blación rusa goza de la más absoluta
libertad religiosa, poniendo el ejemplo
de la misa oída por el general De
Gaulle en Ja iglesia de San. Luis, de
Moscú. Pero lo que 110 dicen son las
dificultades y trabas que se ponen a la
labor del regente de-dicha .iglesia, abier-
ta para el servicio casi exclusivo de los
extranjeros, servida por un vicario fran-
cés, que, habiendo vuelto a Francia en
nn viaje necesario, no pudo conseguir
el visado de entrada a Rusia; los va-
rios saqueos del templo y el temor in-
fundido a los feligreses, que apenas se
atreven a concurrir al culto. Contra to-
dos nuestros deseos —dice el autor—,
no parece verdadera la libertad de culto
de que tanta Propaganda se ha hecho.—
(F. A. C.)
Año VI, núm>. 239_ p febrero 1946:
Discurso de Pío XII ante un grupo de
patronos y obreros. (Pág. 5.)
Se recoge el discurso, breve, pero ple-
no de enseñanza, en que el Pontífice
expone la ya tradicional condenación
dictada por la Iglesia católica contra
la lucha de clases. La pacificación so-
cial, para ser razonable y humana, no
se obtiene "quitando de en medio, pura
y .simplemente, a uno de los elementos
en lucha", pues con ello sólo se extingui-
ría la paz laboriosa. Ni tampoco se re-
suelve la cuestión con un régimen co-
lectivista, que no hace sino sustituir al
462
capital privado por el capitalismo del
listado, con el peligro de la esclaviza-
ción del obrero por el organismo que
pretende liberarlo. Para obtener la con-
cordia ha nacido la organización profe-
sional, corporativa, sindical^ que busca
la unidad de patrono y obrero, de todo
el que participa en la producción, bajo el
signo del bien común. Y ni siquiera esta
fórmula sería capaz de llenar la misión
si no interviene con ella y en ella una
actividad previsora y constante que le
infunda el soplo de la vida espiritual.
(P. A. C.)
AzriAzu, S. I., Joaquín: Nacionaliza-
ción, ¿sí o no? (Pág. 10.)
En Inglaterra y en Francia se levanta
un amplio movimiento de nacionalización
que amenaza ahogar una buena parte
de la propiedad privada. En Inglaterra
es el Gobierno laborista quien, por exi-
gencias de su credo político, recién al-
canzado el Poder, se apresura a nacio-
nalizar el Banco de Inglaterra y habla
de nacionalizar las minas. En Francia,
un Gobierno en que predominan los ele-
mentos socialistas y comunistas lleva a
cabo la nacionalización de varios Ban-
cos v habla de nacionalizar la industria;
eléctrica. Ante esta tendencia, que cada
día se extiende más, hay que definir la
posición católica. El Estado, "gerente
del bien común" y su primer servidor,
"tiene poder, cuando el bien común lo
exige, para nacionalizar Empresas, in-
demnizando en justicia a los antiguos
propietarios", lo mismo que la tiene para
expropiar por causa de utilidad pública.
Pero son requisitos de la licitud de la
nacionalización: que sea por causa del
bien común y no por simples razones
políticas; que el bien común que lo
exija sea evidentemente mayor que el
que se daría en régimen de propiedad
privada, y, finalmente, que el daño cau-
sado a los particulares sea mínimo. En
las nacionalizaciones de los Bancos di-
chos no parece haberse dado estos re-
quisitos, especialmente en Francia. Me-
nos razonable, a juicio del autor, es la
nacionalización de otras Empresas, como
las de minas y energía eléctrica, porqué
en estos casos lo que ocurre es que, o-
las explota directamente el Estado, con
detrimento del proceso productor, o las
cede en arriendo a compañías privadas,.
 REVISTA DE REVISTAS
en régimen de monopolio, que, no que-
riendo perder y teniendo que compartir
los beneficios con el Estado, no hacen
otra cosa que perjudicar al consumidor,
jugar con las nacionalizaciones es ju-
gar con fuego —concluye el autor—,
coincidiendo con las conclusiones de 1
.Semana Social de Toulouse de 1945, con
el arzobispo de París, Mons. Suhard. j
con los economistas clásicos.—(F. A. C.
Año VI, núm. 240, 16 febrero 1946:
El F.piscopado de Guatemala denuncia
el peligro comunista. (Págs. 5-6 y 24.)
Con motivo del quincuagésimo ani-
versario de la coronación de Nuestra
Señora de Guadalupe, en cuya ocasión
habían de concurrir al santuario prela-
dos de todas las naciones americanas, el
Episcopado guatemalteco publica una
carta pastoral en la que exhorta a los
fieles a rechazar las doctrinas comunis-
tas que amenazan el país. Examinándo-
las, dicen que "bajo el señuelo diabóli-
co de hacernos como dioses, bajan de su
trono al Altísimo". Al destronamiento
de Dios sigue la corrupción de los
hombres, y bien lo demuestra el des-
barajuste y el odio que se han desenca-
denado en el mundo desde la Revolución
francesa y se han acentuado desde la
expansión de las ideas marxistas. El co-
munismo, que se infiltra al socaire de
la libertad, ofreciendo remedio a todos
los males, lo que realmente hace es des-
pojar al hombre de su libertad íntima,
de su dignidad, convirtiéndole en má-
quina de producción material, negar la
familia y la autoridad, y basar todo en
el orden material. Frente a él, sólo la
Iglesia católica se levanta con su doc-
trina promulgada por Dios, única que
realmente puede unir a los hombres y
aliviar sus dolores. Y en su nombre el
Episcopado se dirige especialmente a
patronos y obreros para que, bajo la
protección de Nuestra Señora se unan
en organizaciones católicas para realizar
el programa social católico.—(F. A. C.)
ROBHÍGUKZ DE YÜREE, Gregorio : La Em-
presa, problema fundamental. Pági-
nas 9-10.)
La Empresa, que es una entidad com-
pleja, se compone, fundamentalmente.,
del elemento capitalista y del elemento
trabajador, y el gran problema es el de
integrar los dos elementos, aparente-
mente contrapuestos, en la superior uni-
dad de la Empresa. El capitalismo libe-
ral influyó grandemente en la estruc-
turación de ia Empresa a base de liber-
tad contractual, como el mejor de los.
medios para la victoria del capital y la
opresión del trabajo, que desciende a la.
categoría de mercancía sujeta a la ley
de la oferta y la demanda, haciendo de-
generar el régimen de salariado hasta,
llegar a un mínimo absolutamente insu-
ficiente para cubrir las necesidades del
trabajador. El comunismo, hijo rebelde
del liberalismo (aun conserva parte de
libertad, en cuanto al amor principal-
mente, como medio de destruir la célula
social que es la familia) renuncia en el
aspecto económico a la propiedad y la-
libertad, sustituyéndola por la distribu-
ción y la igualdad, haciendo surgir el
gran amo estatal, con lo que el traba-
jador no consigue otra cosa que cam-
biar de dueño, pero no de situación. Eí
Cristianismo, mejor el Catolicismo, se
opone por igual al liberalismo capita-
lista y al comunismo. Ni todo es liber-
tad ni todo es autoridad estatal. Ni su-
prime la propiedad, ni permite que se
beneficien sólo unos cuantos. El régimen
de salario, que no es en sí mismo injus-
to, se perfecciona por el acceso del tra-
bajo al gobierno y beneficios de la em-
presa, llegando a la fórmula más per-
fecta de la empresa-comunidad, en la.
que existe una autoridad, y 110 será, en
cuanto tal organismo, un objeto de pro-
piedad particular, sino una verdadera
comunidad de personas unidas en la iden-
tidad de intereses y vida en orden a la
utilidad común.—(F. A. C.)
Año VI, núm. 241, 23 febrero 1946:
EDITORIAL: Libertad de prensa. (Pág. 4.^
Recientemente, una comisión de socia-
listas y comunistas franceses ha nega-
do que la libertad de prensa sea uno de
los derechos del hombre. Comentando el
hecho, el articulista subraya que la doc-
trina católica, a este respecto, está por
encima de los vaivenes del oportunismo.
Es aquélla admitir por razones circuns-
tanciales la censura y abogar a favor
463,
 REVISTA DE REVISTAS
•de la libertad de prensa en tiempos nor-
males, siempre y cuando no sea utilizada
para obrar mal.
La libertad en el orden católico es
amplitud de movimientos dentro del or-
den jurídico. Pide para la prensa una
determinación clara de lo lícito; sanción
del abuso; ley de prensa. Todo ello
dista mucho de la doctrina comunista,
concluye.—(C. AL E.)
Año VI, núm. ¿42, 23 febrero igfú.
EDITORIAL. : Las Naciones Unidas en Ro-
ma, (Pág. 3.)
Con motivo del Consistorio celebrado
en Roma el pasado 18 de febrero, pone
de relieve el articulista el alto signifi-
cado del mismo, pues en él se agrupa-
ron fraternalmente cardenales de todos
los países, de todos los continentes, de
todas las razas, constituyendo una asam-
blea de Naciones Unidas en la que no
hay ni grandes ni pequeños, ni vence-
dores ni vencidos.
Destaca la coincidencia de que el pri-
mer Consistorio de la t\az haya tenido
lugar en el aniversario de la muerte de
Martín Lutero, el "reformador" que
deshizo la unidad religiosa y política
de Europa, sustituyendo la Iglesia uni-
versal ñor las Iglesias nacionales y la
idea de Cristiandad imperial por nacio-
nalismos suspicaces.
En el Consistorio del 18 de febrero
se ha afirmado la unidad religiosa y la
universalidad política, que no excluye a
nación alguna. Recuerda que ese mismo
día se despedían, en Londres, cabizbajos
los políticos.—(C. M. E.)
Año VI, mítn. 243, 9 marzo 1946:
EDITORIAL: Gacetilla, no más. (Pág. 3.)
Con este título se comenta la aproba-
ción del artículo 66 de la ley Electoral
italiana, que prevé penas hasta de tres
afios para los clérigos que influyan en
la conciencia de los electores. El articu-
lista destaca el curioso fenómeno de que
en pleno siglo xx se condene a penas
temporales a los que hablan de la con-
denación eterna. La Iglesia, por lo de-
más, no debe, ni quiere terciar en asuntos
meramente políticos, lo que no le veda,
464
aun en lo político, la defensa de los
principios de la moral cristiana. —•
(C. M. E.)
Año VI, núm. 344, 16 marso 1946:
EDITORIAL ; Un paso en falso hacia el
¡suevo orden. (Pág. 3.)
Después de recordar que en nuestra
Patria brotó la fuente del Derecho in-
ternacional con Francisco de Vitoria,
lamenta el articulista, desde el punto de
vista de la filosofía moral cristiana, la
violación de Derecho público interna-
cional que constituye la campaña con-
tra España. Así como la propiedad par-
ticular es independiente de la voluntad
de los demás —dice—, las sociedades
civiles tienen derechos que sólo pueden
tocar las naciones atacando la justicia.
La extensión territorial y demás acci-
dentes no afectan la esencia jurídica-
mente intangible de estos derechos. De
ser admitida ¡a .intervención en naciones
ajenas, sólo se desarrollarán apetitos in-
justos.
Cuanto no sea completar lo que hav
de eterno en lo viejo, constituirá un
paso en falso hacia el nuevo ordea.
En el caso concreto de España, los es-
pañoles son los que han de llevar a
la práctica la necesaria evolución.—
(C. M. E.)
Mundo.
Revista semanal de_ política exterior y
economía.—Madrid.
Número 300, 3 febrero 1946:
Responsabilidades y deberes de la cien-
cia. (Pág. 161.)
El editorial de la revista afirma que,
hasta ahora, la ciencia que ha dado por
resultado la fabricación de la bomba ató-
mica ene una cotización completamen-
te negativa en lo moral y deberá jus-
tificarse hacia el futuro con otras apli-
caciones. La responsabilidad de la cien-
cia exige que ésta busque por -otros ca-
minos el progreso de la Humanidad. Sus
inventos técnicos deben huir del nacio-
nalismo científico y del monopolio por
un Estado de un sensacional descubrí-
 REVISTA DE REVISTAS
miento uülizáble en la paz y en el pro-
greso de ios hombres. "Parece —escribe
Mundo— que en adelante será forzoso
a los pueblos renunciar a parte de sus
derechos de soberanía y dejar confiada
.gran parte de la actividad exterior a
los organismos internacionales. Algunos
creen que también la renuncia llega has-
ta a los preparativos de defensa nacio-
nal, porque no serán permitidas guerras
de agresión y a los pueblos se les qui-
tará la tremenda carga del sostenimien-
to de sus ejércitos. Quizá la ciencia, con
sus avances prodigiosos, y la diploma-
cia, con sus esfuerzos de comprensión,
puedan algún día producir este esplén-
dido resultado; pero —digámoslo sin-
ceramente— no lo creemos posible, aun-
que lo desearíamos. El mundo que nace
ahora tiene abierta la promesa de una
vida mejor. Las luchas por las mate-
rias primas estratégicas —el carbón, el
hierro, el petróleo—• pueden cambiarse
en luchas por el uranio, radio y otros
'elementos de importancia para las in-
vestigaciones atómicas. Pero se entrevé
•z\ momento en que la cooperación inter-
iiacional sea efectiva; las comunicacio-
nes entre los pueblos, tan fáciles y tan
frecuentes; el intercambio de las ideas,
tan general, que las fronteras espiritua-
les entre unos v otros se derriben."—
•(/. A. C.)
El panorama industrial de los Estados
Unidos. (Págs. 168-170.)
El artículo describe el actual panora-
ma industrial norteamericano, en el que
se destaca una nube de huelgas y de
conflictos sociales surgidos de la fina-
lización de la guerra y que ponen a los
Estados Unidos en un grave peligro.
Más de dos millones de obreros se en-
cuentran actualmente en huelga, y sus
"peticiones se centran en una fundamen-
tal: la elevación de los jornales. De to-
dos los conflictos sociales planteados en
Norteamérica, el más grave, es el de la
huelga de los obreros del acero, que pa-
raliza el gigantesco esfuerzo de recon-
versión de las industrias de guerra en
industrias de paz que realiza en la ac-
tualidad la poderosa maquinaria indus-
trial de los Estados Unidos. La formi-
dable producción de guerra norteameri-
cana —207.000 aviones de combate,
'86.000 tanques y 41.000 millones de pro-
30
yectiles— no puede ser empleada ahora
en la organización de la paz por los
conflictos que amenazan impedir el des-
arrollo económico del país.—(J. A, C.)
Núm. 302, 17 de febrero de 194o:
Movilización contra el hambre. (Pági-
na 241.)
El editorial de la revista estudia el
terrible y pavoroso problema del ham-
bre que se ha planteado en numerosos
países del mundo. Varias voces se han
levantado contra él denunciando sus
efectos. Es hora ya de que los países
vencedores acudan a resolverlo en la
medida de sus fuerzas. "La guerra ac-
tual ha demostrado qué inmenso cúmulo •
de fuerzas son capaces de movilizar los
vencedores y con qué eficacia han abor-
dado las dificultades de abastecimiento
y las han resuelto." Esta misma fuerza
los lleva ahora a acometer el problema
de arrancar a millones de personas de
las garras de la muerte. Ya las Nacio-
nes Unidas habían intentado resolver la
cuestión con la creación de la U. N.
R. R. A., pero este organismo tiene una
finalidad muy limitada y sus recursos
son desproporcionalmente pequeños para
las necesidades. La U. N. R. R. A. no
aplica sus beneficios a los países, como
Alemania y sus aliados, que fueron ene-
migos de las Naciones Unidas hasta el
final de la guerra. "Quedan fuera —es-
cribe Mundo— de sus socorros varios
cientos de millones de personas para las
cuales hay también deberes de huma-
nidad y con los que debe contar una po-
lítica que aspire a mantener la paz."
Para lograr esta movilización universal
contra el hambre hay que lograr con-
vencer a las naciones más ricas que la
causa de las restantes interesa a todas,
que la protección debe estar dirigida
tanto a los vencedores como a los ven-
cidos y que las cuestiones que tanto
preocupan hoy a los Tres Grandes so-
bre las reparaciones y la destrucción
de las fuentes de riqueza de los países
vencidos deben pasar a un segundo tér-
mino. En Europa, los casos más trá-
gicos son los de Alemania, Polonia e
Italia. En ellos los vencedores deberán
proceder a una reorganización de tipo
político que haga eficaces los remedios.
La división de zonas, por ejemplo, de
465
 KEVISTA DE REVISTAS

Alemania, debilita profundamente al y la seguridad internacional. Los Esta-

país, ya que destroza sus grandes posi- dos Unidos han dirigido enérgicas no-
bilidades de unidad económica. "Con esta tas a la U. R. S. S. sobre la cuestión
fórmula —escribe el editorial— podrán iraniana y el problema manchuriano;
los aliados conseguir que ese gran pue- Inglaterra ha hecho, por. boca de Chur-
blo quede convertido en un caos, debi- chill y de Mac Millan, gravísimas acu-
litado hasta tales extremos que no pue- saciones contra el comunismo y Rusia;
da pensar en rehabilitarse como gran en fin, Rusia, por su parte, con hechos,
potencia... Pero una cosa no podrá evi- ha demostrado su desprecio para los.
tarse, y es que los hombres, reducidos derechos de los demás pueblos. El edi-
a la condición de miseria, piensen en torial de Mundo se pregunta: "¿ .Sobre
sus sufrimientos, en la organización que qué bases territorial o política han de
les es impuesta, y cada uno, en sus al- ponerse de acuerdo los grandes?" Las
mas, sea un conspirador contra tal orden. diferencias entre ellos no pueden ser
Aquella división en zonas deberá ser más afiladas. Rusia no quedaría jamás,
revisada, porque Alemania, como uni- contenta, pese a que los aliados le en-
dad económica, no ofrecería tan gene- tregaran todas sus reivindicaciones.
ral miseria." El editorial termina con "Con lo expuesto —escribe Mundo—-
estas palabras: "O el mundo moviliza querríamos curar a los ingenuos de sus
sus recursos económicos para remediar ilusiones. No hay posibilidad de apaci-
este hambre, o tendrá <jue asistir a la guamiento por la amistad; debe bus-
movilización de millones de almas que carse por la amenaza, por la precau-
se comprometerán a destruir la paz que ción, por la energía; Churchill ha dicho,
empieza ahora a ensayarse.''—(I. A. C.) con clara visión de político, que Rusia,
admira la fuerza, y es la fuerza lo
único que merece su respeto. Pues bien,
Un estadio re alisado por una Comisión siendo esto así, la única actitud es en-
económica aliada. (Págs. 248-250.) frentarle bloques de energías dispuestas
a desencadenarse en el momento en que-
El artículo de Mundo afirma que, se- perpetre una violación."—(J. A. C.)
gún un estudio realizado por una Co-
misión económica aliada, en Europa hay
en la actualidad 140 millones de ham- La iniciativa francesa, de llevar el caso
brientos. De esta ingente multitud, español ante el Consejo de Seguridad.
40 millones de personas están sometidas (Págs. 398-400.)
a una alimentación inferior a las dos
mil calorías diarias, y 100 millones no El articulista estudia la propuesta
. reciben diariamente 1.500 calorías. El francesa de llevar el caso español al
panorama trágico del hambre en Euro- Consejo de Seguridad del 25 de marzo
pa no ofrece por ahora indicios de me- y la considera antijurídica. Según él, el
joría. A pesar de ello, los Estados Uni- hecho sólo serviría nara producir roza-
dos, jjor boca de su Presidente, han mientos entre las grandes potencias, des-
hecho un angustioso llamamiento "para prestigio para la O. N. U. y daños al'
ganar esta guerra mundial contra el pueblo español. En toda esta gigantesca
hambre en masa" y han facilitado bar- maniobra contra España se descubre un
cos para el transporte de víveres.— propósito claro de convertir a España
(J. A. C.) en víctima propiciatoria del radicalismo-
político dominante.—(I. A. C.)

Niítn. 306, IJ mar so 1946: Moneda y Crédito.

Este mundo en delirio. (Pág. 398.)
La situación del mundo actual no es
precisamente la del equilibrio. En los
últimos días los Tres Grandes han ex-
presado sus dispares criterios sobre la
situación mundial, e incluso se han lle-
gado a acusar de. comprometer la paz
466
Revista, de Economía.—Madrid.
Núm. 14, septiembre 1945:
MIRANDA, A.: La construcción naval es-
pañola en la postguerra. (Págs. 3"12-)
En España la construcción naval mer-
 REVISTA DE REVISTAS
cante es consecuencia de la militar. La
primera ley de Escuadra, en igcp, re-
presenta la primera etapa. La ley Mi-
randa, de 1915, la segunda, con la crea-
ción de la Academia de Ingenieros Na-
vales. Los años 1919 a 1922 marcan el
verdadero auge de la construcción na-
val. Viene luego un período de des-
canso que dura tres. La dictadura del
general Primo de Rivera da nuevo im-
pulso a las construcciones. De esta épo-
ca datan la creación de la Unión Naval
de Levante, la nacionalización de la
Trasatlántica, la creación de los trasat-
lánticos mixtos de Ibarra y la de la
flota petrolera de C. A. M. P. S. A. Con
la República viene un descenso crecien-
te en la construcción naval hasta llegar
a la total paralización en los años 1936
a 1940. A pesar de las destrucciones
consiguientes a ésta, gracias a la pro-
tección del Estado, que se traduce en
leyes tales como la de primas y la de
crédito naval, se inician nuevas cons-
trucciones. La empresa nacional Elcano
duplicó todos los pedidos. Se amplían
los astilleros de la Constructora Naval
y de la Unión Naval de Levante, y se
mejoran las instalaciones de la Naval
de Sestao, la Maquinista Terrestre y
Marítima, de Barcelona; Babcocfc &
Wücox, y Barreras. Al propio tiempo
se crean nuevos cuadros directivos y de
personal especializado. Resumiendo, pue-
de decirse que desde 1918 a 1922 la in-
dustria naval española se limitaba a la
construcción en grada de la estructura
metálica, según planos extranjeros, y la
colocación a bordo del aparato motor y
de la maquinaria auxiliar, todo ello im-
portado. Entre 1926 y 1934 se desarro-
llaron nuestras oficinas técnicas de as-
tillero y se construyeron y ampliaron
los talleres de maquinaria, implantán-
dose en ella la construcción de motores
Diesel. Desde 1.941 hasta la fecha, la
construcción es 100 por 100 nacional.
Las consecuencias que se deducen son:
i." Sin negar la evidente influencia de
la cotización de los fletes sobre la pro-
ducción naval, ésta tiene mayor relación
con la prosperidad industrial general y,
sobre todo, con la protección estatal y
el estado de preparación de astilleros
y talleres. 2." I-a prosperidad iniciada
durante la anterior guerra mundial se
desarrolla en el período de postguerra.
3 ; a Nos encontramos en 1945 en un pe-
nodo similar al de los años 18 y 26.
Como en el 18, se ha terminado una
guerra que ha restringido la producción,
pero tenemos enseñanzas y energías acu-
muladas para aprovechar las condicio-
nes favorables que puedan presentarse;
como en el 26, se van notando las ven-
tajas de la tranquilidad política y de
la paz social. De no haber sido por la
escasez de materias primas y por la
restricción en el consumo de energía
eléctrica, la construcción naval hubiese
dado un paso gigantesco en los últimos
tres o cuatro años. La producción anual
a que nuestros astilleros pueden aspirar
es a la de 100.000 toneladas, lo que su-
pone el doble de la máxima alcanzada
hasta ahora. El desarrollo de la indus-
tria naval no ha producido, por tanto,
un aumento sensible de la flota civil,
aunque ha tenido parte importante en
la nacionalización y modernización de su
material y en la reposición de sus bajas.
Señala el carácter específico de la de-
manda para los distintos tipos de bu-
ques y el carácter predominantemente
comercial de la Marina civil, la nece-
sidad de reforzar nuestro tráfico tras-
atlántico con cuatro buques de pasaje
y la de construir bastantes buques mix-
tos para la línea de Extremo Oriente,
la creación de una flota frutera y reno-
var el material de las líneas de cabo-
taje. Examina los efectos de la compe-
tencia que pueda realizar la producción
norteamericana y la limitación que a la
producción naval impone la escasez de
nuestra producción siderúrgica. Termina
pasando revista a las instalaciones in-
dustriales existentes.—(J. P.)
CARATO»;, R.: Ballesteros en Hacienda
(1823-1832). (Págs. 22-30.)
Comentario al libro de D. Natalio Ri-
vas: IAÚS Lopes Ballesteros, gran mi-
nistro de Fernando VIL Refiriéndose a
un decreto del rey, comunicado reser-
vadamente al ministro, nlantea Carande
el problema de cuáles fueron las razo-
nes que determinaron el largo período
durante el cual desempeñó Ballesteros
la cartera. Descartado el que no fuera
su intelectualidad ni su honradez las
que le hicieran merecedor del favor re-
gio, examina su rápida carrera, la falta
de información sobre las influencias que
le inspiraron, su firmeza de carácter,
que le llevó a rechazar el cargo un año
467
 REVISTA DE REVISTAS
antes de ostentarlo efectivamente, y el
acierto de su gestión. Separa funciones
involucradas mediante el establecimiento
de nuevas Direcciones; instaura la mo-
derna ordenación presupuestaria; per-
fecciona la contabilidad; revisa la admi-
nistración antecedente; sanea el crédito,,
y encauza la obtención de recursos y
su aplicación a las obligaciones mediante
el establecimiento de la Caja de Amorti-
zación, la apertura del Libro de la Deu-
da, la creación del Banco de San Fer-
nando y la inauguración de la Bolsa de
Comercio. Se estudian las relaciones del
ministro con Canga Arguelles, hombre
de sólida preparación doctrinal. Examina
los antecedentes de la operación finan-
ciera con 1). Alejandro Aguado, que mo-
tiva el decreto antes referido. Los ata-
ques al crédito de España, que preten-
día responder Canga Arguelles, se deben
a la oposición del ministro al famoso
empréstito de Aguado, así como a la
tenacidad con que Fernando VII se negó
a reconocer la deuda emitida en su nom-
bre durante el período constitucional.
Ballesteros, que no podía renunciar al
crédito exterior, negocia con banqueros
franceses, cuya contestación recoge por
medio del emigrado D. Javier de Bur-
gos. Las propuestas francesas se basan
siempre en el reconocimiento de los bo-
nos de las Cortes. El problema quedó,
pues, sin resolver, y todo lo que pudo
conseguir Ballesteros fue sacar un arre-
glo circunstancial para cierto número de
bonos en poder de tenedores holande-
ses, en el cual interviene Aguado. La
actuación de éste no le acredita preci-
samente de escrupuloso.
El libro del Sr. Rivas recoge la na-
rración de la llegada de Aguado a Ma-
drid en 1831, acompañado del compo-
sitor Rossini, y negocia con el rey con-
diciones sumamente desventajosas para
España. El decreto antes referido sirve
para vencer la resistencia de Balleste-
ros. De su texto, como del contrato ce-
lebrado entre el director de la Caja de
Amortización y el banquero, parece des-
prenderse que la presunta "quinta parte
de los bonos de las Cortes" que habían
de recogerse mediante la conversión de
deuda que se negociaba con el emprés-
tito no era otra cosa que un paquete de
títulos comprado en la Bolsa de París a
bajo precio. La indicación "reservadísi-
mo" puesta por Fernando VII en el
decreto le convierte en cómplice y víc-
468
tima de Aguado. El tipo de negociación
de la Deuda pactado en la operación era
del 40 por 100, tipo mucho más desven-
tajoso que el ofrecido por los banque-
ros franceses en 1824. Ello justifica la
declaración en el Estamento de Procu-
radores de 18 de septiembre de 1834,
según la cual: "De reconocer la España
este empréstito, tendría que pagar cien
millones por cada veinte y siete que
había recibido (de Aguado)", así como
las razones de Ballesteros al rey de que
aquél era "el negocio más grave de la
Monarquía", y su actitud desentendién-
dose solemnemente del negocio y pi-
diendo que no se emprendiese a espaldas
del Consejo de Ministros. Otras infor-
maciones sobre este asunto se hallan en
las comunicaciones de Cea Bermúdez,
entonces embajador en Londres.—(J. P.)
Revista Nacional de Educación.
Publicación del Ministerio de Educación
Nacional.—Madrid.
Núm. 57, año V.
HAZKL 'WII.LSON : Universidades popu-
lares en Gran Bretaña. (Págs. 17-20.)
En Inglaterra hay una Universidad
mayor que Oxford y Cambridge: la
"Workers Educational Asociation" (Aso-
ciación Docente para los Trabajadores).
La cifra de sus estudiantes sobreoasa
ios 7S-0OOi más de dos veces el número
de los acogidos a las otras UmVersida-
des inglesas. Hace cuarenta y dos años
se fundó la W. E. A. Posee hoy 750 fi-
liales y sus 4.000 clases abarcan todo el
país. Sus salones de conferencias, sus
colegios y sus aulas son los centros mu-
nicipales, los clubs de los trabajadores
y las fábricas.
Nada menos que quince estudiantes
de la W. E. A. se sientan en la Cámara
de los Comunes, - algunos tienen a su
cargo un Ministerio. La W. E. A. es la
Universidad del pueblo: no conoce ran-
gos sociales. Su objetivo es el estudio,
la discusión ~ el intercambio de ideas
en toda clase de asuntos elegidos por
los propios estudiantes y discutidos en
cursos que varían entre las seis sema-
nas y los tres años. La mayor propor-
ción de • estudiantes la constituyen los
obreros manuales, de los que asisten a
 REVISTA DE REVISTAS
clases 11.725. El grupo que sigue lo
compone el sexo femenino: 10.039 amas
de casa y mujeres dedicadas a las labo-
res domésticas y al cuidado de los
niños.
Los maestros de la W. E. A. perte-
necen a las más diversas profesiones:
algunos son de plantilla fija remune-
rada; cero la gran mayoría de las cla-
ses corren a cargo de profesores que
dedican sólo parte de su tiempo a la
enseñanza y reciben sus honorarios de la
propia clase.
Las materias de estudio son diversas;
las más populares son las referentes a
cuestiones de interés mundial y relacio-
nes internacionales, así como la socio-
logía. i
La 'W. E. A. ofrece también cursos
por correspondencia. Durante las vaca-
ciones de las Universidades de Oxford
y Cambridge •—mes de agosto—• los
alumnos de la W. E. A. celebran sus
clases en estas Universidades famosas.—
(B. M.)
ROYO, José: La cooperación internacio-
nal en materia de educación. (Pági-
nas 21-27.)
Desde que el mundo aspira a ser re-
gido por las ideas más que por la fuer-
za se ha pensado que una mejor educa-
ción del individuo haría imposibles las
guerras. De aquí las tentativas, y más
en épocas de crisis, por crear una coope-
ración internacional en la labor de cul-
tura v educación de los pueblos.
El autor pasa revista a diversos in-
tentos de esta índole: el de Julien des-
pués de las guerras napoleónicas; el de
Molkemboer, que entrevio la influencia
de la educación como medio clásico de
conservar la paz; el de Kemeny, que
en su Instituto Pedagógico Internacio-
nal aspiraba a conocer los diversos sis-
temas docentes para un intercambio de
ideas y experiencias. Tras varios otros
ensayos privados, Miss Fannie Fern An-
drews logró con su entusiasmo que se
convocase para septiembre de 1Q14 una
Conferencia Internacional de Educación,
Que la guerra impidió celebrar.
Se refiere el autor a los esfuerzos lle-
vados a cabo "or la Sociedad de Nacio-
nes con su Comité de Cooperación In-
telectual y el P.ureau International
d'Education. Con ellos se aspiraba a un
intercambio de ideas y métodos entre
los diversos países. Reseña el autor
sucintamente la labor desarrollada por
esos organismos.
La nueva organización de las Xacio-
nes Unidas parece aceptar la conve-
niencia de iniciar ya en la escuela un
clima de seguridad internacional. Antes
ya de la Conferencia de San Francisco
se reunieron los Ministerios de Educa-
ción de los "aíses aliados y actuó una
Comisión de Libros y Prensa, que re-
comendó la producción de libros de His-
toria de carácter objetivo. En la Con-
ferencia de las Naciones Unidas se per-
filan todos estos esbozos y proyectos y
se acordó un anteproyecto. (El articu-
lista cita su articulado.) El pasado no-
viembre se reunieron en Londres los
delegados de treinta y cinco países. Fue
elegida presidente Miss Ellen Wilkimson,
Afhrisíro de Educación de. Inglaterra. Se
formó, tras amplias deliberaciones, un
"rapport", que el autor extracta.—
(B. M.)
Revista de Estadios de la Vida
Local.
Publicación del Instituto de Estudios de
Administración Local.—Madrid.
Núm. 24, noviembre-diciembre 1945:
AIA'AEEZ GKNDÍN, Sabino: Garantías ju-
rídicas de los ciudadanos frente a la
Administración local. (Págs. 951-970.)
El recurso de plena jurisdicción contra
los acuerdos municipales vulneradores
de derechos administrativos, ya admiti-
do por la lev de lo contencioso-admi-
nistrativo y regulado deficientemente en
la lev orgánica municipal de 1935 (ar-
tículo 223, ap. ai), se mejora en cuanto
al procedimiento por la ley de Bases de
régimen local de 17 de julio de 1945.
Podrá interponerse contra actos o acuer-
dos que lesionen un derecho administra-
tivo del reciamente, hayan causado es-
tado y no tengan asignado recurso es-
pecial.
¿ Se considerará de tal naturaleza el
que afecte a incapacidades, excusas e
incompatibilidades de los miembros de
las corporaciones? Según la base 60 de
la nueva* ley, parece, admisible el recurso
contencios'i-administrativo, puesto que
469
 REVISTA DE REVISTAS
ya sea en su modalidad de plena justi-
cia o en la de anulación puede inter-
ponerlo quien tenga interés directo en
el asunto; por ejemnlo, un elector o el
propio Ayuntamiento.
El artículo 7." de la ley de 18 de
marzo de 1944, que excluye las apelacio-
nes en materia de personal cuando no
se trate de separación del servicio o
del cuerpo, resulta virtualmente dero-
gado por !a base 59, que declara recu-
rrible la sentencia 110 sólo por las partes,
sino por las personas que hubieren con-
currido voluntariamente a sostener el
acuerdo recurrido; es decir, por los
coadyuvantes, que así resultan cualifi-
cados, indubitablemente, como parte.
Notable innovación supone la de que
no será demandado el fiscal, sino la Ad-
ministración local. Lo que confiere esta
verdadera autonomía de jure en su de-
fensa como tal persona de Derecho pvi-
blico, bien se trate del Municipio o de
la provincia.
Los recursos por exceso de poder,
desarrollados por el Consejo de. Estado
francés, pueden ir, según una clasifica-
ción sintética, contra los actos reglados
y contra los discrecionales. La impug-
nación fundada en détournement de pou-
voir da lugar en la jurisdicción objetiva
a una decisión de autoridad absoluta,
que se impone no sólo a la Administra-
ción, sino a todos los ciudadanos; re-
prime la ilegalidad en interés común y
no únicamente en el del recurrente, como
acontece en la jurisdicción subjetiva
—apunta Bonnard—, es una declaración
de nulidad crga omites.
En España se admite el recurso con-
tencioso - administrativo de ilegalidad
contra acuerdos municipales o decisio-
nes de los alcaldes, ante los Tribunales
provinciales (art. 223, ap. b, Ley Muni-
cipal). El recurso por exceso o desvia-
ción de poder, contra los actos adminis-
trativos discrecionales, quedó pendiente
de implantación mediante una ley. se-
gún el artículo 101 de la extinta Cons-
titución republicana.
Disipando las dudas de interpretación
a que se prestaba el artículo 223 de la
ley de 1935 y su precedente el 253 del
Estatuto, en cuanto a la impugnación por
infracción de disposiciones administrati-
vas con fuerza legal, la nueva ley intro-
duce el recurso cíe anulación por viola-
ción material de disposición administra-
tiva, bien sea- legal o de prescripción
47O
autónoma, considera el vicio de forma
corno una ilegalidad y aplica el recurso
de anulación contra los actos o ícuer (os
provinciales.
La acción para reclamar ante los Tri-
bunales que el artículo 35 de la ley
de 1935 otorgaba a todos los habitantes
de un término municipal, no podrá ejer-
citarse, según la de 1945, sino por aque-
llos que tengan un interés directo en la
anulación del acto. No obstante, toda
persona natural o jurídica, domiciliada
en el término, aunque sólo tenga un in-
terés indirecto en el asunto, podrá diri-
gir peticiones a las autoridades y cor-
poraciones locales en materia de su com-
petencia.
Debe recogerse en el articulado de la
nueva ley el recurso por extralimitación
contra las Ordenanzas municipales, re-
gulado en el artículo 220 de la ley del 35
y omitido en la de Bases.
l£n materia financiera, contra las reso-
luciones del delegado de Hacienda sólo
autorizaba el Estatuto municipal (ar-
tículo 302) el recurso contencioso-admi-
nistrativo, en única instancia, ante el
Tribunal provincial; pero, según la
base 65 de las recientemente aprobadas,
cabrá recurso ante el Tribunal provin-
cial económico-administrativo, cuyo fallo
será inapelable. Frente a los presupues-
tos extraordinarios, parificados en este
punto con los ordinarios por el Esta-
tuto, sólo se admitirá recurso guberna-
tivo, el de. alzada, ante el Ministerio de
Hacienda.
Los acuerdos de imposición de nuevas
exacciones, así como los simultáneos de
aprobación o modificación de sus Orde-
nanzas, podrán ser recurridos, pero con
la novedad de que los Tribunales con-
tencioso-administrativos declaren la apli-
cación provisional de los preceptos dis-
cutidos, y, en todo caso, tanto sus fallos
como los que las Delegaciones de Ha-
cienda dicten respecto a Ordenanzas de
exacciones, habrán de expresar concre-
tamente la forma en que deban quedar
redactados dichos preceptos.
Con arreglo al Estatuto (art. 254), las
multas impuestas por los alcaldes —sin
distinguir entre las meramente municipa-
les y las gubernativas— eran recurribles
ante el juez de instrucción del partido.
La base 58 dice que contra las multas
que impongan las autoridades locales y
no tengan señalado recurso especial ca-
brá el de alzada en única instancia ante
 REVISTA DE EEVISTAS
•-el gobernador. Y por recurso especial
se tiene hoy el que contra las multas
.municipales se interpone ante el juez,
como lo es el de carácter económico-
administrativo por defraudación u ocul-
tación de arbitrios. La intención de al-
.gunos de los que intervinieron en la re-
dacción de la ley de Bases era respetar
la competencia del juez, y sí en el ar-
ticulado no se aclara la cuestión, deberá
entenderse que el recurso ante el gober-
nador sólo procede contra las multas
.gubernativas de los alcaldes.
En garantía y defensa de los dere-
chos civiles contra los actos de la Ad-
ministración local no existe otro proce-
dimiento que el determinado por ¡a ley
de Enjuiciamiento civil, mediante las ac-
ciones correspondientes en la vía judi-
cial ordinaria, como dice la base 6o;
sin más variante que la de sustituir el
juicio de conciliación por la reclama-
•ción nrevia a la propia Administración.
No se admitirán interdictos contra las
•providencias administrativas de las auto-
ridades y corporaciones locales en ma-
teria de su competencia. Kn cuanto a
las que dicten los presidentes de aqué-
llas, como delegados de la Administra-
ción central, podrán ser impugnadas con
•arreglo a las leyes de aplicación, y cuan-
do éstas no determinen el recurso pro-
cedente cabrá el de alzada, ante el go-
bernador.
Las cuestiones de competencia se han
querido resolver por vía jerárquíco-
administrativa y no autónoma, sustra-
yéndolas a la competencia del Tribunal
"provincial contencioso-administrativo.
El silencio administrativo, regulado en
los Estatutos municipal (art. 368) y pro-
vincial (art. 174) y en la ley de 1935,
tque introdujo la denuncia de la mora
(art. 217), se recoge por la base 57, otor-
•gando a la Administración un plazo mí-
nimo de tres meses para resolver, de
acuerdo con lo propuesto por Royo Vi-
llanova (Problemas del régimen jurídi-
co municipal). El articulado de la ley
debe declarar si se exige o no el re-
curso de reposición en caso de silencio
administrativo, frente a la presunción
del acto denegatorio, que en opinión de
Royo es indispensable.
Manteniendo la tesis introducida por
el Estatuto municipal (art. 263) y repro-
ducida por el provincial (art. 172), la
"base 63 prohibe la interposición de los
"recursos paralelos. Los acuerdos de las
autoridades o corporaciones locales no
podrán ser impugnados simultáneamente
por una misma persona en diferentes
vías, aunque sí puede hacerse expresa
reserva del derecho a ejercitar acción
distinta de la utilizada para el caso de
que ésta no prosperase, entendiéndose
preparado en tiempo hábil -el procedi-
miento correspondiente.—(J. I. B.)
SIMÓN TOBALINA, Juan Luis de: La pro-
vincia y su diputación en el nuevo
régimen, local (Págs. 1017-1024.)
Es añeja la polémica sobre la conve-
niencia de suprimir o mantener la en-
tidad territorial denominada provincia.
Los detractores de ésta alegan su crea-
ción artificial, y los defensores su ad-
quisición en nuestra patria de carta de
naturaleza. Lo cierto es, como dice Ruiz
del Castillo, que existe una tradición
provincial y no se ve la ventaja de sus-
tituirla con cualquier otro intento' de
división territorial.
Reconociendo este hecho, la ley de
Bases de régimen local de 17 de julio
de 194^ mantiene la organización pro-
vincial y le inyecta nueva savia. La pro-
vincia es "una realidad que vive sobre
el solar de España", se proclama desde
la altura del Poder al mismo tiempo
que "su descomposición presente por
falta de medios económicos". Por eso
se trata de rectificar tan precaria situa-
ción ampliando la competencia de las
Diputaciones provinciales, sus obligacio-
nes y servicios mínimos, y se les conce-
den los medios económicos necesarios
para mejorar la estructura y funciona-
miento de sus órganos rectores.
Dos aspectos suelen distinguir los tra-
tadistas en la provincia: el de circuns-
cripción del Estado para el cumplimien-
to de sus fines y la realización más efi-
caz de sus servicios, y el de entidad
territorial con fines propios, órgano de
intereses locales. Dentro de esta última
faceta interesa especialmente examinar
la relación entre la nrovinria, represen-
tada por su Diputación, y los Municipios,
representados por sus Ayuntamientos.
La ley de Bases adopta una posición
intermedia razonable -• conforme con
la realidad administrativa de nuestro
tiempo: ni la Diputación ejerce fun-
ciones jerárquicas sobre los Ayuntamien-
tos, ni éstos tienen en su mano la posi-
471
 REVISTA DE REVISTAS
bilidad que el Estatuto autorizara de
suprimir aquélla. La Diputación es ins-
titución inconmovible, destinada más bien
a realizar los fines que a la provincia
corresponden nara el mejor servicio de
los intereses locales peculiares de su
circunscripción, sin perjuicio de com-
pletar la acción de los Municipios en
general y tutelar a los pequeños.
La cuestión relativa a la organización
de la Diputación, órgano representativo
de la provincia, reviste gran importan-
cia, como reconocía la exposición de mo-
tivos del Estatuto provincial. Preocupa-
ción básica de Calvo Sotelo fue la re-
ducción del número do diputados, de
la que se esperaba una gran utilidad
"porque la misión asignada a las cor-
poraciones provinciales requiere pocos,
pero celosos administradores"; lo que
le llevó a señalar un máximo de diecio-
cho, en vez de cuarenta y cuatro que
admitía la ley de 1882 en alguna pro-
vincia.
En la ley de Bases desaparece la Co-
misión permanente y se reducen las atri-
buciones que antes conferían una mayor
agilidad a la corporación provincial, si-
guiendo en este último punto el informe
emitido por la Diputación de Madrid,
inspirado en la Memoria de su secre-
tario D. Filiberto López.
El cargo de presidente de la Dipu-
tación ofrece en la ley de 1945 una tri-
ple novedad relacionada con su natura-
leza, forma de nombramiento y dura-
ción. Ha cambiado radicalmente el ca-
rácter del presidente. En la vieja ley
del 82 aparece desdibujado y casi borra-
do, desde el momento en que al goberna-
dor correspondía presidir la corporación
con voz y voto en sus sesiones, ejecutar
sus acuerdos v suspenderlos indefinida-
mente. En el Estatuto de 1925 adquiere,
en cambio, sustantividad y elevación de
rango por cuanto se le asigna siempre
la presidencia de la Diputación sin com-
oartirla con el gobernador, y se le con-
fiere una extensa serie de atribuciones,
confinando la ingerencia gubernativa en
el apartado rincón de un caso de nece-
sidad agudo o extremado. En la ley de
Bases, si bien se torna al viejo sistema
—con criterio discutible—• de erigir al
gobernador en presidente, nato de la Di-
putación, se configura en cambio el car-
go de presidente al modo de un verda-
dero gerente, dotado de cuantas facul-
tades de gobierno y administración de
472
los intereses peculiares de la provincia.
no estén atribuidas expresamente a la
Diputación en pleno.
La composición de las Diputaciones
provinciales lia variado también sustan-
cialmente. Mientras en la ley de 1882 to-
dos los diputados procedían del sufragio-
universal y en el Estatuto de 1925 se
establecían, elegidos en esa forma, los
diputados directos que formaban la Co-
misión provincial permanente, y los cor-
porativos, designados por los Ayunta-
mientos, la ley de 1945 se pronuncia por
un sistema corporativo puro, en vez
del proporcional que instaurara el Es-
tatuto, y sólo lleva a la Diputación re-
presentantes de corporaciones territoria-
les radicantes en la 'provincia (Ayunta-
mientos y entidades institucionales de
carácter económico, cultural o profe-
sional).
Es novedad notoria la creación de la
("omisión de Servicios Técnicos, que asu-
mirá, entre otras funciones, las atribui-
das actualmente a la Comisión Provin-
cial de Sanidad Local. Las atribuciones-
del nuevo organismo, del que serán pre-
sidente y secretario, respectivamente, los
de la corporación, se encaminan a apro-
bar planes de urbanización, ordenanzas1
de construcción de viviendas, proyectos
de ensanche y saneamiento y de insta-
lación <ie servicios municipales obligato-
rios, así como de informar los de obras
y servicios sobre los que haya de cono-
cer la Diputación. Es así, pues, en forma-
técnica como habrá de ejercerse la tu-
tela efectiva en pro de los pequeños
pueblos de cada provincia.
Para que estas interesantes innovacio-
nes introducidas en el régimen provincial'
sean eficaces, se ha preocupado la nueva
ley de dotar las Haciendas provinciales
con medios suficientes en armonía con
los elevados fines que a la Diputación-
se le señalan. Hay que esperar de la-
realización de la magna empresa, con-
cebida según el nuevo diseño de la cir-
cunscripción provincial y de sus órga-
nos de gobierno, grandes bienes pára-
los Municipios, para las provincias y
para la nación entera.-—(J. I. B.)
SKRUANO VENTURA, José: El recurso
conten cioso-adtninistrativo en materia-
municipal. (Págs. 1025-1029.)
El Estatuto simplificó el planteamien-
 REVISTA DE REVISTAS
to de los recursos contencioso-adminis-
trativos en materia municipal, reafirmó
la gratuidad del procedimiento y la op-
ción de valerse o no de dirección téc-
nica (art. 256). El Real decreto de 14
de septiembre de 1925 amplió las facul-
tades de los recurrentes y restringió
las de los fiscales y Tribunales de la
jurisdicción.
Junto con la amplia autonomía otor-
gada a los Municipios, quiso el legisla-
dor facilitar una defensa eficaz a la
persona individual o social ante los Tri-
bunales. Receloso del uso que las cor-
poraciones pudieran hacer de las atri-
buciones concedidas, rompió los moldes
tradicionales del procedimiento y cir-
cunscribió a contados casos la excep-
ción de incompetencia de jurisdicción de
los expresados recursos, como reacción
ante la tendencia de los Tribunales de
acc gerla también en otros varios.
L;. Ley Municipal de 1935, perfec-
cionando la doctrina del Estatuto, pre-
cisó los caracteres del recurso conten-
cioso-administrativo y lo bifurcó en dos
tipos: el de plena jurisdicción, que tien-
de a restablecer un derecho subjetivo
lesionado, y el de anulación, cuya fina-
lidad es el respeto al ordenamiento jurí-
dico, objetivamente considerado, cuando
por violación material de disposición
administrativa, vicio de forma o incom-
petencia por razón de la materia, se me-
noscabe.
No obstante el avance y depurada téc-
nica de esta ley, así como su sistemati-
zación del procedimiento, no se llegó a
reglamentar el recurso conforme en un
todo con los principios del Derecho pro-
cesal ni con la especial naturaleza de
las funciones del ministerio fiscal. Por
lo que la base 59 de las de régimen
local, contenidas en la ley de 17 de jun
lio de 1945, introduce notables mejoras
que perfeccionan el proceso contencioso-
administrativo.
La nueva ordenación, en la que sub-
sisten las dos indicadas clases de recur-
sos, se ajusta al principio de dualidad
de partes. En ambos será demandada la
Administración local que dictó el acuer-
do recurrido y actuará siempre el fiscal
como defensor o comisario de la ley,
sin adscribirle, como en la precedente
Ley Municipal, a la órbita de un inte-
rés o de un derecho, aunque éstos sean
públicos. Independizado respecto a las
partes, su posición en el proceso es la de
promover la acción de la justicia y d e -
fender el ordenamiento jurídico, como»
elementos espirituales del más alto rango.
La defensa de los acuerdos recurri-
dos se encomienda a la propia corpo-
ración o autoridad, que será en lo su-
cesivo la demandada al igual que un
particular, con lo que se equilibra la
postura de los contendientes. Ahora bien,.,
cuando las corporaciones locales no se
personen en el recurso, el fiscal, eti fun-
ción tutelar de los intereses públicos-
abandonados o preteridos, las represen-
tará, asumiendo su defensa e impidien-
do que los derechos afectantes a una
comunidad puedan ser menoscabados.
Este derecho que a la Administración
local recurrida se concede de ejercitar
en el nroceso la legitimación pasiva, por
su interés en sostener ante los Tribu-
nales sus propias decisiones, reviste gran
importancia en cuanto aleja al fiscal de
todo partidismo y lo sitúa en el elevado-
puesto de defensor de la ley. Pero como-
su defensa de la Administración muni-
cipal o provincial, por incomparecencia
de la respectiva corporación demandada,
se regula tan sólo para el recurso de-
lesión de derecho subjetivo, cuando
aquélla se produzca en el recurso de-
anulación, ¿quién asumirá su represen-
tación? Conviene aclarar este punto que
silencia la base en el texto de la lev
articulada.—(J. I. B.)
Revista Moderna de Administra-
cióíi ILoca].
Publicación del Centro de Administra-
ción Municipal "Luis Vives".—Barce-
lona.
Año XXXVI, núin. 420, diciembre K)45r
Pr STIXKR, José María: El problema de-
"•método" en Derecho administrativo'
(continuación). (Págs. 362-365.)
Hegel, cuyo punto de vista tanto in-
fluyó en la ciencia alemana, vio también,
en la sociedad una formación intermedia-
entre el Estado y la familia. Los mo-
vimientos revolucionarios, con el des-
arrollo de la prensa, la facilidad de-
propaganda v los mil medios de interco-
municación espiritual, han dado a la
sociedad un gran valor.
San Simón fue el primero que exaltó-
473-
 REVISTA DE REVISTAS
•a plena luz la diferencia entre las rela-
ciones sociales y la organización públi-
ca : la sociedad constituía para él el con-
junto de las clases económicas; el des-
arrollo de éstas tiende a hacer de la
clase industrial la dominante del Es-
tado.
Proudhon, pese a sus divergencias con
el socialismo, se suma a la doctrina so-
cialista de la sociedad y la distingue en
términos precisos del Estado, en el que
sólo ve al Gobierno que oprime.
Para Marx y Engels, la concepción
histórica materialista de la sociedad es
•consecuencia de las relaciones económi-
cas que dividen a las clases sociales en
explotadoras y explotadas. El Estado es
la organización que se da a sí misma la
'clase explotadora en el Poder, para sal-
vaguardar las condiciones exteriores de
•su producción. El día en que llegue a
•ejercerlo el proletariado, el Estado di-
rigirá toda la producción conforme al
interés general. La evolución habría de
conducir a la identificación del Erario
y la sociedad. He aquí la oposición irre-
ductible de las teorías socialista y anar-
quista: la primera trata de suprimir la
sociedad en beneficio del Estado; Ja se-
:gunda, de sacrificar al Estado en pro-
vecho de la sociedad.
Lorenzo von Stein entiende que el
Estado es consecuencia de la lucha de
clases que forman la sociedad, econó-
micamente diferenciadas, para apoderar-
se del Poder. Dicho Estado da mudad
a la sociedad.
Kxause, Ahrens y después Mohl, des-
arrollan también su concepción de la so-
ciedad, que es para el último una for-
mación autónoma colocada entre el in-
dividuo, la familia y la "gens", de una
parte, y el Estado de otra. Los intereses
importantes y duraderos del hombre
asignan un fin idéntico a la voluntad y
a la actividad de los miembros, lo que
origina usos, concepciones y organismos
•comunes.
Augusto Comte influye en el pensa-
miento de Speucer, esforzado difusor
de la doctrina sociológica de la sociedad,
tjue comprende todas las relaciones del
hombre sin excepción. La sociología
puede definirse como ciencia general de
la vida del hombre en común, cuyo ob-
jeto es desgajar las leyes que presiden
la evolución de la religión, de las cos-
tumbres, del derecho y de la moral, de
la economía social y del Estado. Socie-
•474
dad - Estado no se contraponen, como
en las anteriores teorías, sino que éste
aparece como una de 'as formas de
aquélla.
Los autores contemporáneos que, co-
mo Sauer, se preocupan del tema, en-
cuentran muy difícil precisar el concepto
de sociedad que con tan diversas acep-
ciones se emplea en el lenguaje corriente.
Tonnies pretende ajusfarlo mediante
esta antítesis: la comunidad nace orgá-
nicamente y se basa en la voluntad de
ser; la sociedad, por el contrario, es un
producto artificial de la cultura avan-
zada. La misma distinción se encuentra
en Scheler.
La sociedad es, frente a la comunidad,
un "minus" sociológico, pero un "plus"
cultural. Erróneamente ha visto Spen-
gler en la sociedad una decadencia de
la cultura, cuando lo único que ha dis-
minuido es el sentir social propio de las
comunidades. Sólo en la sociedad son
posibles las grandes creaciones cultura-
les: arte y ciencia, religión y moral,
únicamente pueden cultivarse por el in-
dividuo en cuanto tal. Naturalmente,
también dentro de una comunidad (la
familia, la clase, el Estado) pueden na-
cer y florecer valores culturales; pero
la comunidad no interviene ahí como
creadora en el mismo grado que en el
Derecho y la Economía; el creador es,
propiamente, el individuo y por eso se
abstiene el Estado de intervenir en aque-
llos bienes que pertenecen al estricto
patrimonio de la -"rsonalidad.
La sociología, que es descriptiva, ve en
la sociedad el último producto social
efectivo; la filosofía social, que es nor-
mativa, construve sobre él, como ideal
supremo, la comunidad cultural de la
humanidad.—(7. /. B.)
Año XXXVII, nútn. 421, enero 1946:
Pi STJÑER, José María: El problema, de
"método" en Derecho administrativo.
(Continuación.) (Págs. 7-8.)
El siglo xix se abre en Alemania, en
orden a la ciencia del Derecho, con la
escuela histórica, la cual marca el preva-
lecimiento de la ley escrita sobre el co-
mentario del texto que .inspirara a las
escuelas exegéticas.
Vico se anticipó a los que analizaron
 REVISTA DE REVISTAS

«el hecho histórico como concreción de Berlín logró, a mitad del siglo xíx, la
la vida, en la que caben el pequeño constitución de la ciencia histórica y,
sucedido, por recóndito que sea, e in- por consecuencia, señaló los fundamen-
truso el mundo de la lírica, según en- tos de las ciencias morales en general.
señara el Romanticismo. No sólo se nu- Después irrumpe en la región irrottirada
tre la Historia de los grandes aconte- que es la realidad de la vida, abre paso
cimientos, de las catástrofes, de las figu- a los estudios posteriores al historicis-
ras preeminentes, objeto de la crónica. mo e inicia la corriente contemporánea
Voltaire descubre que lo interesante en del vitalismo, compendio de las reali-
ella es la sustantividad del vivir huma- dades auténticas que se enfrenta con el
no, las costumbres y el espirita- de las artificio adjetivo y formal del criterio
épocas. El criterio clásico resulta supe- radonulista.—(J. I. B.)
rado por la crítica histórica, que se
erige en materia científica, aunque olvida
el examen de las fuerzas invisibles ge-
neradoras del propio perfil que en la /ÁSTER DURÁX, Enrique de: Comentario
Historia observa. a la ley de Bases. "Rl Ayuntamiento
Montesquieu nenetra desde la super- y el Estado."—{Págs. 9-14.)
ficie al mundo oscuro de los impulsos
para hallar, en su interpretación diná- La nación 3' el Municipio 110 pueden
mica de los heclíos, un valor simbólico ser antagónicos, porque los Municipios
de las formas diferenciadas: la Monar- son parte prima, vital e inseparable de
quía fruto del honor, !a República de aquélla, como lo son las familias res-
las virtudes. Cada manifestación con- pecto a la integración del municipio. El
creta procede de un determinado im- Estado rige la nación y el Ayuntamiento
pulso del espíritu. rige al municipio. La nación organiza
Mas no es sólo eso. Además del mun- su Estado, pero el Municipio, en cam-
do presente, importa seguir el devenir bio, es organizado por la nación y su-
histórico mediante el estudio de la trans- per-regido por el Estado. No es, pues,
formación de las formas. Esta es la el Municipio entidad natural, sino la Cor-
tarea de los ingleses Gibbon y Hume, poración municipal, por estar supedi-
y de los franceses Turgot, Condorce.t tada al Estado, la que. se "encuentra"
y Lessing. con él. Ello es consecuencia obligada de
Herder había 3'a indicado que la His- la variedad y peculiaridad de la vida
toria analiza la evolución de la vida de cada municipio por la que ha de ve-
del pueblo. He aquí cómo la escuela lar su Ayuntamiento, a la vez que la
histórica dirige su mirada sobre la His- nación encarga al Estado la acción ge-
toria en relación con el Derecho civil. nérica de coordinar y tutelar la de to-
Savigny es, sin duda, el artífice de esta dos los que la integran. No debe, en-
concordancia y Puchta su seguidor, con tenderse que el Municipio sea inferior
Mosel j ' Biener. El programa de Sa- respecto al Estado, puesto que la parte
vigny se apodera de los espíritus. "No es antes que el todo, y en tal sentido, las
hay quien pueda separarse de las téc- naciones fueron antes que la confedera-
nicas de, la escuela nara el estudio del ción. La inferioridad evidente es la del
I)erecho", llega a decir Stammler. Su Ayuntamiento.
'enorme material filológico, lingüístico, li- . Estas consideraciones doctrinales se
terario, religioso, político, recoge en un patentizan en la ejecución de servicios
pintoresco conjunto la multiplicidad in- que el Estado encomienda a las corpo-
coherente y fugitiva de la vida huma- raciones, los cuales dan lugar a entor-
na. Pero en este mirar multiforme y pecimientos por defecto del que manda
difuso acaba perdiéndose, porque no o del que obedece, o simplemente por de-
sintetiza lo visto ni formula conclu- fecto de interpretación del superior o
siones. Fabrica formales instrumentos del inferior.
para operar sobre el hecho histórico De las 68 bases de la ley, 49 son de
—afirma Ortega y Gasset—•, pero no anlicación a los Municipios y en 23 de
llega a resultados definitivos. Así, de- ellas, que. representan casi la mitad, se
genera en una ciencia de lo folklórico y puede presentar el caso señalado. La vi-
•costumbrista. gi'anria de intereses del Estado (ba-
Tras este esfuerzo, la Universidad de ses 1 y 14) afecta a la dirección que
475
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éste se reserva en los asuntos que no
son de la exclusiva competencia muni-
cipal y en cuantos actúa la Alcaldía por
delegación del Gobierno. Que el Ayunta-
miento coadyuve a los fines estatales,
costeando servicios de tal índole, puede
admitirse, puesto que éstos benefician
directa o indirectamente al vecindario.
Pero, a la inversa, es preciso declarar
en el articulado que las exenciones tri-
butarias en favor de los Municipios se
extienden a sus patrimonios y a los
actos y contratos de los organismos rec-
tores cuando la obligación de contribuir
haya de recaer en ellos.
En cuanto a la vigilancia de la propia
corporación, la parte relativa a su cons-
titución (bases 6, 8, 55 y 58) es de tipo
meramente político, y la referente a su
funcionamiento (bases 20, 37, 56, 62, 67
y 68) merma ia competencia reconocida,
porque la base 20 limita la facultad re-
glamentaria y niega ejecutoriedad a gran
parte de lo aprobado. La prudencia con
que se establece la suspensión de acuer-
dos disminuye la intromisión guberna-,
tiva, pero priva al interesado de la ga-
rantía judicial que se le da contra el
acuerdo municipal cuando es el gober-
nador quien lo suspende. Del régimen de
tutela se suprime la Comisión Gestora,
dando entrada inmediatamente a los téc-
nicos ; lo que, de llevarse con rigor,
hará que éstos tomen con frecuencia
el mando de los Ayuntamientos, afron-
tando situaciones difíciles y peligrosas
que la Comisión tenía mayor desenvol-
tura para resolver.
.La tutela de los intereses generales
se dirige, en un aspecto, a los del vecin-
dario (bases 2, 3, 4, 16 y 18), y en otro,
a la función económica (bases 10, JO., 22,
24, 64 y 65). En el primer sentido, se
regulan los límites del término munici-
pal, la creación, fusión y agregaciones
parciales de municipios y las manco-
munidades, así como la aprobación por
el Ministerio de la Gobernación de to-
dos los proyectos de urbanización y mu-
nicipalización. En el segundo, la deter-
minación de exacciones, sus ordenan-
zas y tarifas, los presupuestos, la enaje-
nación de bienes, el régimen de carta y
aun las liquidaciones de toda clase de
impuestos y arbitrios (base 56), suscep-
tibles de ser suspendidos por el Tribu-
nal Económico-Administrativo, están ín-
tegramente bajo la vigilancia de orga-
nismos duales del Estado, sin que al
476
Ayuntamiento le quepa iniciativa alguna
en materia de ingresos, ni le quede li-
bertad para gobernarlos.
El crecido mimero de reclamaciones
que en distintas direcciones habrán de
producirse dificultará su tramitación. En
todo caso, y si se quiere que las corpo-
raciones locales ejerzan plenamente las.
atribuciones que les señala la ley, esti-
muladas y vigorizadas, hay que brindar-
les la garantía judicial.—(J. I. B.)
Año XXXVII, núm. 422, febrero 194o:
Pi SUÑEK, José María: El problema de-
"método" en Derecho administrativo.
(Continuación.) (Págs. 41-42.)
La escuela histórica no ha trabajado-
para la historia del Derecho, sino para
situar la Historia como elemento fun-
damental del Derecho. Existe un cierto
determinismo: la norma jurídica res-
ponde a la necesidad del pueblo en un
momento concreto, pero a la vez es.
consecuencia del desenvolvimiento ante-
rior del mismo pueblo.
En el método histórico experimental'
caben dos direcciones científicas: una.
inductiva, de procedimiento empírico,
fundada en la marejada de los aconteci-
mientos; otra racionalista, mediante la
cual se fuerzan con normas de perfec-
ción geométrica los hechos difusos. La
entpiria y la experimentación son bási-
cas en el método de la escuela histórica.
En pugna con el "absolutismo" de Ios-
sucesos, Stahl anota como caracterís-
tica del método la relatividad. El hu-
mano existir se manifiesta, a modo de
fluencia, en un espectáculo abigarrado y
múltiple. Ante el pesimismo de quien
contempla la Historia se ofrecen mu-
chos absolutos que en realidad no pue-
den serlo porque se contraponen entre-
sí. El estoicismo es una postura natural'
ante esas singulares contradicciones. En
la vida se acusa la quiebra del absolutis-
mo más rigurosamente que en la doctri-
na; de aquélla sólo puede predicarse
relatividad, circunstancia que hace del
relativismo nota saliente del método his-
tórico : la existencia no conoce formas
perfectas; las cosas, en su modo con-
creto, son distintas según el punto de
mira del observador.
Otra característica del método Instó-
 REVISTA DE REVISTAS
rico se ha llamado irracionalismo, y en
él conviene distinguir el hecho —que es
irracional en cuanto no se sujeta a la
razón— de la idea —esencialmente ra-
cionalista—. Frente al positivismo jurí-
dico, sometido a la ley escrita, que íué
racionalista, se nos presenta el método
histórico que piensa más en la cos-
tumbre.
Las denominaciones de "anticoncep-
tualismo" e "intuiciotiismo" son meras
técnicas de estudio apoyadas -en la di-
visión que la Filosofía establece entre
razón y sentimiento. Tras la orgía ro-
mántica que parte de Hegel se vuelve al
análisis filosófico experimental fundado
en la razón y en la ciencia. Con el fon-
do de vida humana que ¡ate en Berg-
son crece el antiguo oleaje y se com-
pleta el cuadro de los pensadores his-
toricistas.- (7. /. B.)
FARDO WKIUILK, Juan: Los recursos
contencioso - administrativos. (Pági-
nas 43-47-)
El Estatuto municipal estableció, a
partir de la proclama de su preámbulo,
la gratuidad absoluta en los recursos,
para facilitar y promover la acción del
Poder judicial, después de reducir a la
nada la injerencia gubernativa. Este
principio, mantenido en la ley de 193S, se
aplica igualmente a los litigantes que a
los coadyuvantes, lo que viene ocasio-
nando una exasperante lentitud en la
tramitación de los recursos contencioso-
admínistrativos en materia municipal.
Jordana de Pozas, en una disertación,
calculó que el promedio de duración de
aquéllos es de ocho a diez años. Casos
existen en que ha llegado a veinte, y
cuando la sentencia del Tribunal Supre-
mo ha mandado reintegrar al intere-
sado en su cargo había fallecido. Lo que
en modo alguno ocurre en los proce-
dimientos civiles, porque no se da la
gratuidad.
Por otra parte, cuando la dilación no
obedece a trámites procesales que las
partes promueven por simple convenien-
cia, fácilmente se explica por motivos
injustos, pasionales o arbitrarios, en los
que se dilucidan todas las disonancias
de la vida local.
Conviene, suprimir la gratuidad de los
Tecursos y que sólo sea una excepción
para determinados casos, como los de
persona!, y aun en éstos con imposición,
de costas a la corporación si los acuer-
dos son revocados, y la exigencia de
que se resarza de quienes hubieren vo-
tado en pro de su adopción. Así se pon-
dría término al calvario de los funcio-
narios pendientes del fallo y se reduci-
ría el número de recursos, ya que nadie
se atrevería a interponerlos sin razón
muy fundada, por temor al riesgo pecu-
niario consiguiente. Sin. que se dificul-
tase la impugnación judicial de los
acuerdos de las corporaciones por quie-
nes estuviesen faltos de medios econó-
micos, puesto que el beneficio de po-
breza, ya existente en la ley, podría ser
otorgado igualmente para el procedi-
miento contencioso-administrativo.
De este modo podría aspirarse al
efectivo cumplimiento de los plazos fija-
j dos en los artículos 224. y 22$ de la
vigente ley Municipal y del precepto
contenido en el 226 de la misma, según
el cual los recursos de plena jurisdic-
ción y de nulidad deberán quedar inex-
cusablemente resueltos en el término de
tres meses, siguientes a la interposición
de la demanda; pero suprimiendo el pá-
rrafo que el legislador antepuso, que
declara el procedimiento gratuito para
todos los que en ellos intervengan.—
(J. I. B.)
Revisita de Trabajo.
Publicación del Ministerio de Trabajo.—
Madrid.
Núms. TI -13, noviembre - diciembre
de 1945:
CORDERO TORRES, José M*: Las direc-
trices internacionales- del trabajo co-
lonial. (Págs. 964-973.)
El autor hace, una detallada narración
de las vicisitudes atravesadas por los
trabajadores de color, mostrándonos el
íníciamíento del problema en su aspecto
moderno en la Declaración de Wilson y
en el Pacto de la Liga de Naciones, que
obligaba a los Estados miembros a ase-
gurar un trato equitativo en las pobla-
ciones indígenas. La Conferencia Inter-
nacional del Trabajo de 1930 aprobó un
proyecto de convenio sobre el trabajo
forzoso u obligatorio en los países de-
477
 REVISTA DE REVISTAS
pendientes. Más tarde, en la Coníerencia
del año 1935, se planteó el problema del
trabajo colonial, pasando a la Conferen-
cia del año siguiente, en donde fue dis-
cutida la cuestión, cuajando en un con-
venio que encontró la oposición de j a -
pón y Nueva Zelanda. La reglamenta-
ción del trabajo indígena se hace más
detallada en la Conferencia de la O. I. T.
de 1937, cuyos trabajos continuaron en
las reuniones de 1939: sobre seguridad,
higiene, salarios, jornada, descanso, con-
trato y colocación. Todos estos proble-
mas fueron objeto de reglamentación.
El autor pasa después a estudiar los
principios colonialistas del trabajo tal
como se desprende de los acuerdos to-
mados en la Carta del Atlántico y la
Conferencia Internacional de Filadelfia,
en lo que se refiere a los niveles míni-
mos de política social en los territo-
rios dependientes.—(H. M. C.)
I'KKEZ LKK-KRO, José: liada un nuevo
sentido de la propiedad. Preocupacio-
nes sociales de la. postguerra. (Pági-
nas 974-984.)
Ante la crisis de la teoría liberal de
¡a propiedad, han sido dos los sistemas
que han intentado en los últimos años
agruparse y sistematizar en nuevo orden
los elementos disgregados del derecho
de propiedad. Las soluciones se basaban
en tesis filosóficas que, como tales, eran,
naturalmente, una abstracción. El co-
munismo, prometía la dictadura al pro-
letariado; pero el proletariado, como
tal, no existe en el orden político ni
aun en el social. Es un término de esta-
dística. La misma abstracción encontra-
mos en el concepto del Estado totalita-
rio, y, .sin embargo, ambas abstracciones,
"proletariado" y "Estado", y precisa-
mente por serlo, pueden ser las vínicas
realidades que satisfagan el espíritu y
la emoción de la humanidad. El sentido
individual de la propiedad de las cul-
turas primeras evoluciona, como hemos
visto, en tiempos un poco posteriores
a ellos hacia un sentido social de la
misma. Hoy, cuando se identifican en
muchas ideologías políticas los concep-
tos de "sociedad" y "Estado", el sen-
tido social se ha convertido casi en sen-
tido estatal de la propiedad. Como lími-
te de esta' última y como evolución de
las tres etapas aparece hoy, a nuestro
478
juicio, el sentido humano de la pro-
piedad.
No es el individuo, ni la sociedad, ni
aun el Estado, la razón y medida de la.
propiedad, sino el hombre como tal, una
y universal. Sus necesidades y sus fina-
lidades o misión en esta vida son los
únicos límites, así como los únicos mo-
tivos de la propiedad. En el moderno,
mundo económico es el trabajo el me-
dio más universal de adquirir la propie-
dad, y por este mismo sentido humano
del derecho de. propiedad trasciende al
sentido humano del trabajo. Concebida,
la propiedad dentro de un sentido hu-
mano, podemos fácilmente llegar a la.
concepción de un sistema que suplante
al de la propiedad libre y coordine los
elementos dispersos que la moderna in-
dustria y economía han disgregado de
su núcleo central. Y tendremos que,
siendo la humanidad la razón última de-
la propiedad, será igualmente la libertad
humana el fundamento y razón última
de la libertad y disponibilidad de la'pro-
piedad. Así se coordinan las dos aspira-
ciones máximas del hombre : la espiritual
de sentirse parte de un plan universal y-
la libertad personal.—(H. M. C.)
Economía Mundial.
Madrid.
Año VI, núm. 270, 23 febrero 1946:
EDITORIAL: Inexplicable. (Pág. 177.)
Lejos de la pasión localista y libres de-
prejuicios a que lleva la observación in-
mediata de los acontecimientos, resulta
difícil, en muchas ocasiones, explicárse-
las reacciones de las gentes frente a los
acontecimientos que son reflejo de un
necesario progreso social. Y resulta di-
fícil comprender cómo no son otorgadas
de buen grado concesiones impuestas
por un imperativo de la justicia social,
sin la que no puede desenvolverse ñor--
malmente la economía de iin país en los
actuales momentos históricos.
Están inmediatas las elecciones presi-
denciales argentinas; cuando estas líneas
lleguen al lector faltarán pocas horas
para que los argentinos decidan por Pe-
rón o contra Perón, aunque tardará
semanas en conocerse los resultados del
escrutinio. No nos incumbe examinar-
los hechos desde el ángulo exclusiva-
 REVISTA DE REVISTAS

mente político, y si lo traemos a cola- Mauritania.

ción es para manifestar nuestra -extra-
ñeza —que no supone censura para na- Revista mensual ilustrada, ['adres fran-
die— por ia reacción que ha producido ciscanos.—Tánger.
en la República del Plata el decreto so-
bre aumento de sueldos y pagas extra- Núms. 218-219, enero-febrero
ordinarias con motivo de las Navida-
dcs (aguinaldos se les sigue llamando LUENGO, Fray A.: Reverendo Padre Pe-
allí). dro Martínez. (Págs. 13-14.)
Este decreto-ley, firmado por el presi- Número doble dedicado a la memoria,
dente Farrell, creó el Instituto Nacional del R. P. Pedro Martínez, cuasi párro-
de Remuneraciones, al mando de un co de Larache, abnegado y celoso mi-
Directorio y asesorado por un Consejo sionero, que el día 23 de octubre de
técnico; en él se establecía el salario 1945 fue asesinado mientras oraba ante,
vital mínimo, los salarios básicos y las el altar de María Inmaculada. Según,
normas para su fijación, y se concedía unos apuntes autobiográficos que fray
derecho a todos los empleados y obre- A. Luengo reproduce en el artículo de
ros a percibir el 31 de diciembre de que es autor, el P. Pedro Martínez na-
cada año (a partir del 31 de diciembre ció en Viilavicencio de los Caballeros
de 1945) una mensualidad, por lo menos, (Valladolid) el 3 de febrero de 1902.
en concepto de sueldo anual comple- A. los catorce años ingresó en el Colé--
mentario. gio Seráfico de Herbón (La Coruña), pa-
Semejante medida, que en España se sando luego al Convento-Noviciado de
practicaba voluntariamente por algunas San Diego de Cañedo, en Puenteareas,
Empresas y que se generalizó sin resis- donde tomó el hábito de San Francisco,,
tencia alguna cuando lo dispusieron las ordenándose de sacerdote en León el
normas laborales, ha tropezado en la año 1926. Llevado de su vocación misio-
Argentina con una resistencia enorme nal, solicitó ser enviado a las Misiones,
por parte de la industria y del comer- de Marruecos, siendo su primera resi-
cío de la República. Hasta el punto de dencia el Colegio del Sagrado Corazón,
en Tánger. Se trasladó luego a Arcila,
que ha sido un factor de gran valor en Larache y Alcazarquivir; después, a R.a-
la marcha política del país. Una asam- bat, Mazagán, Safi y Mogador, y, por
blea de la producción, de la industria y último, a Casablanca, por lo que hace
del comercio ha considerado : a esta primera etapa de su vida en el
Que el decreto es inconstitucional y Norte de África. En 1928 fue destina-
supone una extralimitación legal. do por los superiores a Alcazarquivir, y
Que hay imposibilidad financiera de luego, otra vez a Tánger y a Tetuán, de-
su cumplimiento, pues las industrias notando extraordinarias virtudes apos-
—especialmente las agropecuarias—• no tólicas. En 1932 fue nombrado superior
podrán soportar este aumento que se y cuasi párroco de Nuestra Señora del'
impone a sus costos de producción. Pilar, en Larache, donde habría de ha-
Y que socialmente es ineficaz, pues llar la palma del martirio. "Después
lo que se debe hacer no es aumentar . de una labor grande y admirable —dice
los sueldos, sino abaratar los costos de frav A. Luengo—, durante trece años,
la producción para hacer más rcmnne- en bien de las almas, obrando el bien,
radora la retribución de empleados y con toda clase de menesterosos, sin dis-
obreros. tinción de razas ni religiones, cumplien-
do su deber como párroco, sin respetos
Dios nos libre de juzgar este pleito humanos, corrigiendo los vicios y pre-
económicopolítico, que todavía sigue co- dicando las virtudes con el ejemplo y
leando, y nos libre también de juzgar con la palabra, el día 23 de octubre de
la fuerza de los argumentos de los asam- 1945, cuando, tranquilo y devoto, rezaba
bleístas representantes de la producción. eí Oficio Divino, sentado en un banco,
Pero aunque, las razones no carezcan de ante el altar de María Inmaculada, vil
fuerza, resulta inexplicable para nos- y traidoramente fue asesinado por un
otros esta actitud. Quizá sea en razón joven judío que encontró su cómplice
de distancia.—(E. M.) en el mismo asistente de la Misión, tari'

479.
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protegido y mimado por el mismo Pa- en la Curia Romana". Merece especial

dre Pedro, que le trataba con el cariño mención otro religioso franciscano, Fray
y amor que un padre tiene para sus Lorenzo de Portugal, obispo de Ceuta,
"hijos."—(M, P. A.) al que encomendó el Papa difíciles ne-
gociaciones diplomáticas.—(M. P. A.)
•GARCÍA FIGUERAS, Tomás: Un francis-
cano ejemplar: el P. Pedro Marti- GARCÍA Y GARCÍA, José Antonio: San
nes. (Págs. 15-16.) Buenaventura. (Págs. 60-62.)
"Ks un deber elemental de quienes Partiendo de una referencia al famo-
conocimos al P. Pedro Martínez —dice so profesor de la Universidad de París,
.el autor— trazar, aunque sea brevemen- Alejandro de Hales, en el siglo x i n ,
te, los rasgos más destacados de su si- pasa el autor a hacer una síntesis de la
lueta ejemplar." Uno de sus grandes doctrina luminosamente profesada por
ideales se cifró en el "Salón de Obras San Buenaventura, que fue discípulo de
Sociales", anejo a la Misión católica de aquél, con lo que en el presente tra-
Larache. "Había en esa empresa una bajo se ilustra el conocimiento, a gran-
idea certerísima de la importancia de la des rasgos, de la filosofía franciscana en
formación de las juventudes"; paralela- la Edad Media.—(M. F. A.)
mente, trabajó por mejorar en todo lo
.posible "las condiciones de la iglesia de
Nuestra Señora del Pilar, adaptándola GUASTAVESTO GAIXENT, Guillermo: La
a las necesidades de la población cris- fiesta de moros y cristianos en Juvi-
tiana de Larache". Poco después del Al- les (Granada). (Págs. 63-68.)
zamiento, organizó la Acción Católica
en todas sus ramas, y dedicó especial Artículo de carácter folklórico en que
.atención a la "Casa del Pescador", así se recogen interesantes datos acerca de
como también hizo llegar su esfuerzo a la celebración de las tradicionales fies-
toda suerte de instituciones de asisten- tas de moros y cristianos en diferentes
cia benéfica: Cruz Roja, Auxilio So- lugares de la Alpujarra, y especialmente
cial, Casa del Niño, etc. "Sus relaciones en Juviles, donde se celebran aquéllas
•con los musulmanes y con los israelitas con motivo de la festividad de Nuestra
•están llenas de celo cristiano y de com- Señora del Rosario, pero sin rigurosa
prensión franciscana."—(M, P. A.) sujeción a esta fecha. El autor recons-
truye el texto de la "Tragedia de moros
v cristianos", que se representa en la
nlaza del pueblo; texto que, como todos
Núm. 220, marzo 194o: los de elaboración popular, ha sufrido
alteraciones e interpolaciones. ".Sus de-
HAY, P. A.: San Francisco en el Mo- fectos literarios — sus anacronismos son
greb. (Págs. 49-50.) más estimables en su espontaneidad que
otras obras de autor conocido, en que
"La labor incansable que los hijos de —aunque se salve la métrica— no dejan
San Francisco venían desarrollando en de padecer, menos justificadamente, la
Marruecos con una abnegación jamás poesía y la Historia."—(M. F. A.)
liien ponderada, había dado como resul-
tado la formación de una numerosa y
•devota Cristiandad, que por estos años Boletín de la Real Sociedad Vas-
de 1257" alcanzó su mavor esplendor.
Es cuando fray Lupo entrega la misión congada de Amigos del País.
a frav Bernardo, que vence no pocas San Sebastián.
dificultades, comenzando luego la deca-
dencia. "Los misioneros tomaban toda Cuaderno IV, 1945:
suerte de precauciones ante el temor de
que pudieran enfriarse o romperse las AROCENA, Fausto: Los cuatrocientos
relaciones amistosas entre los reyes de años del "Linguete vasconum primi-
España y el sultán de Marruecos." El tia.e", de Dechepare. (Págs. 357-364.)
tercer prelado marroquí fue el P. Blan-
•co, fransicano también, "muy apreciado Es sabido que la lengua vasca, no obs-
.480
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íante contar milenios de existencia, "no dando registradas en esta segunda y úl-
se ha cuidado de asomar a los papeles tima parte las expediciones apócrifas al
-en líneas manuscritas o impresas hasta archipiélago canario y que aun consig-
tiempos que se cuentan apenas por cen- nan los historiadores de dichas islas.
tenios". De ahí la especial importancia La supuesta expedición de 1360 —se-
que tiene el libro de Bernard Deche- gún la fecha dada por el historiador
Jtare, Linguae vasconuin primitiae, de D. Pedro A. del Castillo— es sometida
cuya aparición se cumple ahora el cuar- por el autor a crítica muy puntualizada.
to centenario. "No lleva indicación de A continuación examina la relación que
.año, sino que éste se deduce de la auto- hace el cronista Abréu Galindo del viaje
rización del Parlamento de Burdeos a las Canarias del capitán Martín Ruiz
para imprimirlo." Salvo el título, en la-de Avendaño, viaje que, a juicio del
tín, y la autorización referida, en fran-Sr. Bonnet, "no ha servido hasta ahora
cés, todo el texto está redactado en sino para forjar esta leyenda, que bien
lengua vasca. De este primer testimo- puede suprimirse de la historia de las
nio literario no se conoce más que el Indias sin sufrir ésta menoscabo algu-
único ejemplar existente en la Biblio- no". Y aplicándose igual escrupuloso cri-
teca Nacional de París. El presente es- terio de revisión, se estudia el naufragio
tudio completa con nuevos datos e in- de 1380 ó 1382, que Castillo recoge en
terpretaciones un trabajo anterior de su Descripción histórica y geográfica,,
D. julio de Urquijo — (M. F. A.) "sin manifestar la fuente que utilizó", y
que constituye otra leyenda y aun falsi-
GAXDÁSEGUI LARHAUHI, José Manuel: ficación; el pretendido viaje del explo-
Un organismo laboral de conciliación rador D. Fernando de Ormel, que no
y arbitraje en la villa de Ilernan-i a tiene otro origen sino una tradición mal
principios del siglo XVII. (Págs. 403- interpretada por Abréu Galindo; la per-
4O5-) sonalidad del portugués D. Fernando de
Castro, a quien se atribuye una expe-
Transcripción y glosa de un curioso dición a las Canarias con anterioridad a
•acuerdo adoptado por el Ayuntamiento la de Juan de Béthencourt, y así con
de Hernani en 4 de octubre de 1626 otros viajes fantaseados. Completa el
sobre un problema poco frecuente, sin trabajo la transcripción del texto latino
•duda, en aquella época, por referirse a de la expedición portuguesa del año
materia social. Trátase de una reclama- 1341 a las islas Canarias, atribuido a
ción de aumento en la cuantía de los Bocaccio do Certaldo, por S. Ciampi.—
jornales, y se propuso que resolvieran (M. F. A.)
la cuestión dos personas de parte de
los señores, y otras dos por la de los
obreros. Y en caso de desacuerdo, se EGUÍA, P. Constantino: España en Amé-
dispuso el nombramiento de un tercero rica: Lenguas y lingüista'; en el an-
t;n discordia. Faltan datos en el libro tiguo Paraguay español. (Págs. 445-
de actas sobre la resolución de este 480.)
caso, en que se trató de cumplir por
vez primera un mandato social de conci- "La Compañía —de Jesús— heredó
liación y arbitraje.—(M. F. A.) de su mismo padre Ignacio el espíritu
lingüista misionero." En sus cartas ha-
bla ya San Ignacio, como en las mis-
Uevista de Indias. mas Constituciones, de la necesidad de
que se conozcan las lenguas adecuadas
Consejo Superior de Investigaciones para determinadas misiones. "Las divi-
Científicas. Instituto "Gonzalo , Fcr- siones mismas que los generales hacían
nándes de Oviedo".'—Madrid. de los territorios en provincias parece
Núm. 21, julio-septiembre 1945: que tendían principalmente a remediar
y allanar esa gran dificultad de hallar
REVERON, B.: Las expediciones
hombres prácticos en varios idiomas,
que llamaban lenguaraces, y servirse de
a las Canarias en el siglo XIV. (Pá- ellos para la evangelización de los in-
ginas 389-414.) dios." De ahí la especial atención pres-
Conclusión del trabajo reseñado, que- tada a la enseñanza de los idiomas índi-
31 481
 REVISTA DE REVISTAS
eos, allegándose a este respecto una in-
teresante documentación y demostrán-
dose el celo de dignatarios y superiores.
Señala el autor acto continuo "algunos
de los muchos que desde el principio
tomaron a pecho el dominar alguna o
algunas de las diversas lenguas indíge-
nas, más o menos oportunas, según lu-
gares y tiempos". Destaca el caso del
P. Pedro Patricio, "hombre dotado de
especiales carismas de apóstol", "apóstol
de los negros, que llegó a dominar la
lengua de suerte que escribió una gra-
mática de ella". En la línea de poliglo-
tas descuellan los filólogos que fueron
a la vez mártires, como el Padre Pedro
Romero y el P. Alonso Arias, "que
sucumbió por defender contra los mame-
lucos del Brasil a su hermano de reli-
gión y compañero de agonía, P. Cris-
tóbal de Arenas".—(M. F. A.)
Saitabi.
Revista de Historia, Arte y Arqueolo-
gía, publicada por la Facultad de Fi-
losofía y Letras de la Universidad
de Valencia.
Núm. 17, julio-septiembre 1945:
ALVAREZ RHBIANO, Pablo: Méjico, baja
el virreinato del segundo conde de
Revillagigedo. (Págs. 123-136.)
Durante cinco años, de 1789 a 1794,
desempeñó D. Juan Vicente Güemes Pa-
checo de Padilla, segundo conde de Re-
villagigedo, el virreinato de Nueva Es-
paña. En el presente estudio el profe-
sor Alvarez Rubiano allega multitud de
noticias, tanto en relación con el virrey
—-"animado de un santo celo por las co-
sas de España"— como respecto a todo
un período de nuestra colonización en
América, referido a Méjico, en sus ins-
tituciones, sus leyes, sus costumbres, etc.,
durante los últimos años del siglo xvin.
El virrey Revillagigedo, inteligente y
austero, supo ganarse las simpatías de
los indígenas, y para cabal conocimien-
to de su gestión el autor utiliza, entre
otras fuentes históricas, el testimonio
del propio virrey, según se expresa en
la "Instrucción reservada que dio a su
sucesor en el mando, marqués de Bran-
ciforte", obra interesante y de raro co-
nocimiento. A este propósito, se recons-
482
truye la figura del virrey en la varie-
dad de sus atribuciones y a través de-
todos sus aspectos; en materia de jus-
ticia, en el patronato real, en la cul-
tura, etc. Es muy concreto el estudio^
de la justicia española en Nueva Es-
paña, y en la misma línea se examina,
la gobernación económica y política de
Méjico, el municipio y el progreso ur-
bano, que se tradujo en obras de or-
nato e higiene, si bien empezadas por el
virrey D. Matías de Gálvez, sólo ulti-
madas en tiempos de Revillagigedo por
sus excelentes prendas de gobernante y
hombre de administración.—(M. F. A.)
PASTOR, María Teresa: Gastos e ingre-
sos reales en Valencia. (Págs. 137-152.)'
Trátase de un ensayo histórico-econó-
mico acerca del reino de Valencia en el
siglo xv. "El desorden de la Hacienda,
pública había llegado a extremos inve-
rosímiles; los nobles, colmados de mer-
cedes y privilegios por el débil monar-
ca —Enrique IV—, cobraban tributos,
indebidos; la moneda fue alterada; el'
número de fábricas de moneda llegó a
ser de cincuenta, y el fraude se convir-
tió en verdadero mal corrosivo de la
Administración de las rentas." De suer-
te que al comenzar el reinado de Fer-
nando e Isabel, la situación económica
de éstos era "desesperadamente angus-
tiosa", por lo que ya en las Cortes de
Madrigal gozaron los asuntos de aquel
carácter de primacía en la discusión,
acordándose, entre otras reformas, la for-
mación de un minucioso inventario de
la riqueza nacional, iniciativa desarro-
llada a lo largo de algunos años en la
forma de que dan idea doce volúmenes,
base de los censos de 1482 y de 1494.
Otros jalones de la política seguida por
los Reyes Católicos a este respecto son :
la prohibición de acuñar moneda pri-
vada, la modificación del arancel, la su-
presión de aduanas interiores, la norma-
lización de cobranzas de tributos, etc.
De los halagüeños resultados obtenidos
dan idea los siguientes datos, revela-
dores de una marcha ascendente:
Rentas nacionales en 1474: 885.000 rea-
les; ídem en 1482, 12.711.591 reales.
Pues bien: "el Reino de Valencia con-
tribuyó eficazmente a este resurgir eco-
nómico con las saneadas rentas que la
Bailía general reunía por los mil con-
 REVISTA DE REVISTAS
ceptos permitidos por la naturaleza del
reino, esencialmente agrícola y comer-
cial y en plena prosperidad". Valencia
acudió, fiel y generosa, a cubrir las es-
trecheces pecuniarias de los monarcas.
Para el conocimiento del mecanismo
económico de Valencia son de preciosa
utilidad las "cuentas del Mestre Racio-
nal", llevadas con meticuloso cuidado
por el "tauleger" Pere Capdevila, bien
entendido que el "Mestre Racional" sólo
intervenía en la revisión que se reali-
zaba de tarde en tarde de las cuentas
de la Bailía general. La autora estudia
con mucha documentación estos "Comp-
tes" y los relaciona con la situación ge-
neral económica del Reino de Valencia,
estudiando los ingresos, y dentro de és-
tos, las regalías, los tributos y las villas
reales, con todo detalle, quedando pen-
diente la continuación en número in-
mediato del trabajo de referencia. —
(M. F. A.)
BROTONS, Ramón: Expansión del virrei-
nato de Nueva España* (Págs. 153-
164.)
El subtítulo "Notas sobre las con-
quistas españolas en América del Nor-
te" denota el contenido de este ensayo.
"Emporqué de este trabajo •—declara su
autor— no es otro que facilitar algunos
materiales, dando la visión de conjunto;
la recopilación de unos datos que tan
esparcidos se encuentran... y dar a co-
nocer un simple esquema de hechos tan
SUMARIOS DE REVISTAS ESPAÑOLAS
La Ciencia Tomista.
Publicación trimestral de los Dominicos
españoles. Salamanca.
Nútn. ¿ij, n-aviembre-diciembre 1945:
Desarrollo y estado actual de algunos
problemas de Psicofisiología cerebral,
por el P. Manuel Barbado, O. P.
Dictámenes ••• escritos inéditos del maes- Bibliografía,'- Blanco Nájera: El Códi-
tro Juan de Santo Tomás, por el
P. V. Bertrán de Heredia, O. P.
Información del movimiento científico
y cultural, por el P. A. Alonso.
famosos como desconocidos de la his-
toria de nuestra conquista y coloniza-
ción de América." En primer lugar fija
su atención el autor en el virreinato de
Nueva España, y concretamente en su
Audiencia, de la que fue el primer pre-
sidente Ñuño de Guzmán, quien asu-
mió el mando de la expedición encar-
gada de llevar a efecto la conquista y
colonización de las tierras situadas
al NO. del virreinato, y que llegaron a
formar con Jalisco y Sinaloa la gober-
nación conocida con el nombre de Nue-
va Galicia. Son curiosos los pormeno-
res que animan esta narración, y cuan-
do, después de las naturales vicisitudes,
alcanza Nueva Galicia "la vida de paí-
ses civilizados", aparece en tales tierras
un joven guipuzcoano, Francisco de
Ibarra, llegado de España en busca de
su tío D. Diego, oficial que era de
Ñuño de Guzmán, y reunidos los dos
parientes, es el sobrino quien cobra en
poco tiempo mayor relieve, otorgándo-
sele la gobernación de las nuevas tie-
rras que gane para España. A Fran-
cisco de Ibarra se le une Juan de Tolo-
sa, y brillante fortuna corona esta ex-
pedición, puesto que son conquistadas
las tierras situadas "entre los dos bra-
zos de la Sierra Madre": tierras a las
que se da el nombre de Nueva Vizcaya.
"Aun quedaban hacia el Norte más tie-
rras para conquistar y colonizar, y más
indígenas a quienes llevar la luz del
Evangelio." El estudio que se reseña
continuará en números sucesivos. —
(M. F. A.)
Notas críticas: Fr. Luis de León: Obras
completas castellanas. Fr. Teófilo Ur-
dánoz. — Demetrio Mansilla Reoyo :
Iglesia castellano-leonesa y Curia ro-
mana en los tiempos del Rey San Fer-
nando. Fr. V. B. de Heredia—Mau-
ricio Legendre: Semblanza de Espa-
ña. Fr. Ricardo Fueates.—Fierre Jo-
bit: Initiation á l'Espagne. Fr. M. Fe-
rrero.
go de Derecho Canónico.—F. Mateos:
Historia General de la Compañía de
Jesús en la Provincia del Perú.-—
S. Morillo: Misa oriental: Liturgia
483
 REVISTA DE REVISTAS
bizantina.—Paláu-Rives Casamitjana:
Habla la vida (Estampas de la vida
femenina).—A. Torres, S, j . : Leccio-
nes sacras sobre los Santos Evange-
lios.—J. Pons, S. J.: Meditaciones se-
gún el método de San Ignacio.—B. Be-
j araño: San J uan Crisóstomo: Cartas
•a Santa Olimpiades.—Minucio Félix:
El Octavio.—San Agustín: El Evan-
gelio de San Juan.—Luis Ruiz: Mar-
tirologio : Actas selectas de mártires.—
San Isidoro do Sevilla: De los Sinó-
nimos.
Tomo LXX, núm. ai8, enero-marso
1946:
Los géneros literarios de la Sagrada Es-
critura. La exégesis de los apóstoles,
por el P. Alberto Colunga, O. P.
El problema de la producción de la gra-
cia y sus diversas soluciones, por el
P. Enrique Fernández, O. P.
El modo normal de obrar los hábitos in-
fusos, por el P. Ignacio G. Menéndez-
Reigada, O. P.
Jerarquía social y política según Santo
Tomás, por D. José Ignacio Alcorta.
Boletín de Edesiología, por el P. Ma-
riano Pena, O. P.
Notas críticas: García Morente y Zara-
güeta: Fundamentos de Filosofía.
(Fr. Guillermo Fraile.)—Juan Roig-Gi-
ronella, S. J.: La Filosofía de la ac-
ción. (G. F.)—Obras de San Buena-
ventura, (tj. F.)—Gerardo Kindt, C.
SS. R.: De potestate dominativa in
Religione. (Fr. S. Alonso.)—Luis de
San José, O. C. D.: Concordancia de
las obras y escritos de Santa Teresa
de Jesús. (Fr. A. Royo Marín.)—Car-
los G. Plaza, S. J.: Contemplando en
todo a Dios. (Fr. A. Royo Marín.)
Bibliografía: P. de Rivadeneyra, S. J. :
Historias de la Contrarreforma. —•
J. R. de Legísima y Luis Gómez Ca-
ñedo : Escritos completos de San Fran-
cisco de Asís y biografías de, su épo-
ca.—J. Campelo, Ó. F. M.: De Indul-
gentiis Seraphici Ordinis hodie vigen-
tibus.—A. I. Schuster, O. S. B.: Líber
Sacramentorum.—S. Hevia: El Papa
en el Nuevo orden internacional.—
L. Cristiani: Jesucristo, Hijo de Dios,
Salvador.—A. Pérez Goyena, S, J.:
Contribución de Navarra y sus hijos
a la historia de la Sagrada Escritura.—
Prohaszka: Concepción triunfal del
484
mundo.—Tucídides: El epitafio de Pe-
ricles. La peste de Atenas.—C. Galli-
na, S. C.: Los mártires de los prime-
ros siglos.—L. González Vela: Perso-
nalidad de Domingo Soto.—1. Azpia-
zu, S. J.: Tú y Ella.—A. Á. Luce:
Immaterialism.—The Arruinas Socie-
ty of London Aquinas-Papers.-r- J. La-
yard: The lady of tlie haré.—J. Ruys-
broek: Adorno de las bodas espiri-
tuales.—A. Rodríguez, S. J.: Pláticas
de la doctrina cristiana.—Los ejerci-
cios de Santa Gertrudis.—Martínez Sa-
ralegui (marianista): El ideal. La con-
quista del carácter. El corazón.—-
J. Bujanda, S. J.: Vida espiritual y
elección de estado.—L. Perroy, S. J. :
La subida al Calvario.—E. Escriba-
no: Meditaciones sacerdotales.—Abate
Fabre: Catecismo de la vida religio-
sa. —• A. Torres, S. J.: Apuntes de
ejercicios.—'"Castidad".—G. Nosengo:
Siete lecciones de activismo catequís-
tico.
Pensamiento.
Revista de investigación e información
filosófica publicada por tas Facultades
de Filosofía de la, Compañía de Jesús
en España.—Madrid.
Vol. 2, iifim. 5, enero-mareo V)4Ó:
Fundamentos de hecho de la psicología
gestaltista, por Fernando María Pal-
mes, S. I.
Marxismo y existencialismo, su razón
histórica, por Jesús Iturrioz, S. I.
Ortega y Gasset y su perspectiva de la
historia y de la vida, por Juan Roig
Gironella, S. I.
Notas, textos y comentarios: Notas so-
bre el "pensar armónico", por Ale-
jandro Roldan, S. I.
Bibliografía (siglas, p. 128): I. Libros:
J. JN ogué: Esquisse d'un sisteme des
qualités sensibles.—J. Donat: Summa
philosophiae chrístianae.'—E. de Artea-
ga: La belleza ideal.—ídem: Lettere
musico-filosofiche.—J. Rtiiz-Jiménez:
Introducción elemental a la filosofía
jurídica cristiana.—Miscelánea Comi-
llas : Dos memoriales inéditos del
B. Juan de Avila.—/ D. Sertillan-
ges: La vida intelectual.—P. Rivade-
nevra: Historias de la Contrarrefor-
ma.—J. M. Sánchez de Muniain: Es-
 REVISTA DE EEVISTAS
tética de! paisaje natural.—M. G. Ce-
rejeira: La Iglesia y el contemporá-
neo.—Truyol Serra: El Derecho y el
Estado, según San Agustín—II. Re-
vistas: Historia de la Filosofía: Edad
Antigua y Media.—III. Literatura fi-
losófica española e hispanoamerica-
na: Año 1943.
Crónica: El Congreso de Newmann.—
El P. Joseph Maréclial, S. I. (1878-
.1944)-
Libros recibidos.
Vol. 2, núm. 6, abril-junio 1946:
Primer centenario de la "Filosofía fun-
damental", por Ireneo González, S. I.
San Agustín, padre de toda filosofía
cristiana,- por Joaquín Iriarte, S. I.
El principio de causalidad en el Dere-
cho penal, por Julián Pereda, S. I.
Notas, textos y comentarios: Un anóni-
mo español citado por Leibniz, por
Ramón Ceñal, S. I.—"La filosofía de
Eugenio d'Ors", de J. L. Aranguren,
por Mauricio de Iriarte, S. I.—"Gaos
en Mascarones, la crisis del histori-
cismo y otros ensayos", de J. Sánchez
Villaseñor, por Juan Roig Girone-
lla, S. I.
Bibliografía (siglas, p. 264) : I. Libros:
P. Vila Creus: Orientaciones socia-
les,—A. de Waehlens: La filosofía de
Martín Heidegger.—E. Galán Gutié-
rrez :. Concepto y misión de la filoso-
fía jurídica.—H. R. Romero Flores:
Unamuno, notas sobre la vida y la
obra de un máximo español.—Cursus
Philosophicus Ysletensis: J. Dávila,
Crítica; J. G. Moran, Cosmología.—
I. González Moral: Philosophia mo-
ralis.—L. Rey Altuna: Qué es lo bello.
Introducción a la estética de San
Agustín.—M. Brugarola: La cristiani-
zación de las Empresas.—Ch. Bodín:
La doctrina social de la Iglesia y la
ciencia económica. — P. Vila Creus:
Teoría del conocimiento y ontología.—
II. Revistas: Historia de. la Filosofía:
Renacimiento, Edad moderna y con-
temporánea.
Crónica: España. Canadá. Bélgica. Fran-
cia. Inglaterra.
Necrología.
Libros recibidos.
Revista Internacional de Socio-
logía.
Publicación del Instituía "Balines", de
Sociología, del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas.—Madrid.
A fio III, nútns. 11-12, julio-diciembre
1945:
Secciones doctrinales: I. Sociología;
P. J. Iturrioz, S. J.: El hombre, base
de reconstrucción. —• Alberto Martín
Artajo : La misión social de la familia
según la doctrina pontificia. — Rene
Kónig: La familia en la Rusia sovié-
tica.—Rafael Gambra Ciudad: El ma-
terialismo histórico como teoría socio-
lógica.—II. Problemas de población:
Salvador Minguijón: Estudios demo-
gráficos. (A propósito de un libro.)—
Dr. J. Dantín Gallego: Introducción
al estudio del carácter.—Javier Ruiz
Almansa: Estructura y evolución de
la población de Madrid desde 1800.—
Dr. Richard Konetzke: Legislación
sobre inmigración de extranjeros en
América durante la época colonial.—
III. Sección histórico-social: P. Bruno
Ibeas : Problemática social agustiniana
del Estado.—Ricardo del Arco : La so-
ciedad española en Tirso de Molina
(conclusión).—Juan Bautista Gomis,
O. G. M.: Sociología franciscana: So-
ciología sobrenatural del P. Estella
(1524-78).
Pensamientos sociales: Dr. Pildain: El
comunismo: Fenómeno curioso.
Secciones informativas. Notas sociológi-
cas: Carmelo Viñas: Actividades bi-
bliográficas. — Actividades culturales:
o.) La Escuela Social; 6) Institución
Fernando el Católico; c) De sociolo-
gía colonial.—El problema de la tie-
rra y la ordenación económico-social
de las provincias españolas.—Semina-
rio Interamericano de Estudios So-
ciales.— Por la comunidad cristiana.
Principios del ordenamiento social.—
Pastorales sobre la cuestión social.
Notas demográficas: Javier Ruiz Al-
mansa: El Instituto Nacional de ^Es-
tadística. — Significación demográfica
de Esnaña en el mundo.—Geografía
del censo de población.—La demogra-
fía en la Escuela Social de Madrid.—
La situación económica y demográfi-
ca en Francia. — Reproductividad de
las poblaciones europeas.
485
 REVISTA DE REVISTAS
Notas bibliográficas: Hans Freyer: In-
troducción a la Sociología. (A. Per-
piñá.)—joáo Ameal: Europa e os seus
fantasmas. (Luis Legaz.)—C. A. Spahn:
Staatsmacht und Iiidividualspfaare.
(L. Legaz.) Plilaire Belloc: La crisis
de nuestra civilización. (A. Perpiñá.)—-
Silvio l'rondizi: Kl Estado moderno.
(L. Legaz.)—M. Ballesteros : Historia
de la cultura. (C. Viñas.)—Gabino
Márquez: Filosofía moral. (Salvador
Minguijón.)—Balmes, filósofo social...
(B. Ibeas.)—Borne y Henry: El tra-
bajo y el hombre. (B. Ibeas.)—
A. C. Pigou: Lapses írom full em-
ploymeat. (J. Mallar.)—S. Wyatt: A
Study oí vomen 011 war 'work in four
faetones. (J. Mallart.)—Elias de Te-
jada: El racismo. (A. Perpiñá.)—The
distribution of the industrial popula-
tion. (J. Mallart.)—W. Thomas: Young
l'eople in industry. (B. Ibeas.)—
A. Mansbridge: The Kingdom of the
Mind. (B. Ibeas.)
Fomento Social.
Revista de Sociología y de Moral eco-
nómica publicada por la Compañía de
Jesús.—Madrid.
Vol. i, núm. i, enero-marzo 1946:
Pórtico.
Editoriales: La hora de la Iglesia.—
Sentido social.
Estudios: Economía y ética, por Román
Perpiñá Grau.—Patronos: cristianizad
vuestras Empresas, por Martín Bru-
garoía.—La "antisocial" en las socie-
dades anónimas, por Antonio Rodrí-
guez Sastre.—Ni mendigos ni para-
dos. Ni muy pobres ni excesivamen-
te ricos. (Síntesis de la doctrina
social católica en el momento actual),
por Joaquín Azpiazu.—¿ El partido la-
borista inglés es anticatólico?, por
J. L. Grifíitch.
Glosas y comentarios: Rasgando el mis-
terio del comunismo ruso, por
L. A. Noble. — Dos egregias cartas
pastorales del Excmo. Sr. D. Anto-
nio Pildain, obispo de Las Palmas.—
La reconquista obrera en España por
los ejercicios espirituales.
Biblioteca del hombre de negocios: Dos
libros modelos.
Bibliografía. _
486
Revista de revistas.
Orientaciones bibliográficas modernas.
Crónica orientadora: España. — Extran-
jero.
Razón y Fe.
Revista Hispanoamericana de Cultura.—•
Madrid.
Tomo 133, fase. 1, núm. 576, enero 1946:
Guión: ¿Virilidad o decrepitud?
El momento psicológico de la India. El
neo-hinduísmo religioso-nacional, gra-
ve obstáculo para su conversión, Pe-
dro Negre, S. J.
El teatro indígena en América, C. Bay-
le, S. I.
Empirismo tradicional y "Psicología
profunda". Afinidades y posibles asi-
milaciones, Pedro Meseguer, S. I.
Crónica: Semana social de los católicos
italianos, Ulpiano López, S. I.
Notas y comentarios: Pesimismo y opti-
mismo griegos, I. Errandonea, S. I.
Bibliografía: Estudios sagrados. Filoso-
fía y Derecho. Historia y literatura.
Vida cristiana.
Obras recibidas en la Redacción.
Tomo 133, fase. 3, núm. 577, febrero
1046:
Guión: El cuarto centenario de la muer-
te de Lutero.
Los estudios profesionales en la Ense-
ñanza Media y su relación con el Ba-
chillerato universitario, José Pemar-
tín.
El teatro indígena en América, Constan-
tino Bayle, S. I.
¿ Hacia una India cristiana? El momen-
to psicológico de la India, Pedro Ne-
gre, S. I.
Reseña de Historia Natural, Ignacio Sa-
las de Castellarnau, S. I.
Notas y comentarios: Una obra monu-
mental sobre el reciente movimiento
asuncíonista, José M. Bover, S. I.
Bibliografía: Estudios sacros. Derecho.
Historia. Vida cristiana. Varia.
Obras recibidas en la Redacción.
Tomo 1.33, fase. 3, núm. 578, miarso 1946:
Guión: Paz a los muertos y piedad con
los vivos.
 REVISTA DE REVISTAS
En busca de la perdida tradición del
arte religioso, Raf. M. de Horne-
do, S. I.
Milagrerías taurinas, José M. de Cossío.
Persecución del intrusismo y revalori-
zación de títulos, Eust. Guerrero, S. I.
Dos proyectos de "Instituto Bíblico" en
España durante el siglo xvi, F. Cere-
ceda, S. I.
.Bibliografía.
Libros recibidos en la Redacción.
Revista Nacional de Educación.
Publicada por el Ministerio de Educa-
ción Nacional.—Madrid.
Año VI, mbn. 58, 1946:
Editorial.
El sentimiento religioso en las obras de
Horacio, por Lorenzo Riber.
Colegios rurales de Gran Bretaña, por
David Thurlow.
La obra del espíritu: VI reunión del
Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. — Mr. Van Horne en la
Universidad de Madrid.—Glosa al Mu-
seo barcelonés de Arte Moderno.
•Hechos: Diplomas a los ingenieros agró-
nomos. — Gratitud de la Mutualidad
escolar al ministro de Educación.—•
Nuevos rectores de la educación po-
pular española.
Notas de libros: La prudencia política,
Leopoldo Eulogio Palacios. Instituto
de Estudios Políticos. Madrid, 1945,
210 págs.—Report of the Commission
on Higher Education in West Áfri-
ca.—London, His Majesty's Stationery
Office, 1945.
Documentación legislativa,.
Revista de Estadios de la Vida
Local.
Publicación del Instituto de Estudios de La vigente legislación: La contribución
A dminis tración Lo cal.—Madrid.
Año V, núm. 2¡, enero-febrero T946:
Sección doctrinal: Enrique de Janer y La jurisprudencia del Tribunal Supre-
Duran: Las grandes ciudades.—San-
tiago Galindo Herrero: En bien de la
aldea y el agro.—Antonio Saura Pa-
checo : El presupuesto ordinario de las
«corporaciones locales. — Manuel Gon-
zález López: Una municipalización del
servicio de pompas fúnebres.—Manuel
Segura: El traspaso del impuesto de
Consumo de lujo a los Ayuntamien-
tos.—Alejandro Rebollo: El Munici-
pio de La Corufia y su Ayuntamien-
to (continuación).
Colaboración profesional: Luis Poyato
Díaz: Los escalafones de los Cuerpos
nacionales de Administración local.—
El premio "Calvo Sotelo" de 1945.—
Información nacional y extranjera.—
Actividades del Instituto.—Reunión
de técnicos urbanistas.—Otra promo-
ción de secretarios de primera catego-
ría.—Boletín informativo de las Cor-
poraciones y funcionarios de Admi-
nistración local.—Información profe-
sional.
Bibliografía: Libros y revistas.
Revista de revistas.
índice de legislación.
Jurisprudencia.
Revista Moderna de Administra-
ción Local.
Publicación del Centro- de Administra-
ción Municipal "Luis Vives".—Barce-
lona.
Núm. 422, febrero 1946:
Sección doctrinal: Ordenanzas fiscales:
Estudio de las diversas cuestiones que
plantean, por D. Fernando Sans Bui-
gas (continuación). —• Sobre los dere-
chos pasivos de los médicos de Asis-
tencia Pública Domiciliaria, por
D. Juan Guerrero.—El problema de
"método" en Derecho administrativo,
por D. José M.E Pi Suñer (continua-
ción).—La falta de pago en los arren-
damientos urbanos, por D. Ignacio Su-
birachs Ricart.—Los recursos conten-
cioso-administrativos, por D. Juan
Pardo Werhle.
rústica y pecuaria.—Los propietarios
de fincas urbanas y la tributación te-
rritorial.—El Reglamento de Sanidad
Municipal.
mo. Consultas: III. Funcionarios mu-
nicipales. Plantillas de funcionarios.
Modificación. —• IV. Ayuntamientos.
Presupuestos extraordinarios.—Ingre-
sos.
487
 REVISTA DE REVISTAS

Servicios municipales: Servicios para el through Public Finalice in 1937, Ama-

mes de febrero. ro Guerreiro. — Wilson (Harold) : A
Sección profesional: Opiniones y comen- New Deal for Coal, P. D. Hender-
tarios : Con relación a la reglamenta- son.—Industrial Record. A Review of
ción de la ley de Bases de Adminis- the ínter-War Lears, A. P. Zentler.—
tración local, por D. Rafael Esteve Pigou (A. C.): Lapses f rom Fuil Em-
Mulet. ^ pioyment, J. Sarda.—Colé (G. D. H.) :
Información. Building and Planning, Andrés Sán-
chez Arbós. — Williams (Gertrude) :
Women and Work, Beatriz Barrea-
Anales de Economía. les.—A Plan for Economic Develop-
ment for India, Andrés Sánchez Ar-
Publicación del Instituto de Economía bós. —• Lafitte (Frangois): Britain's
"Sancho de Moneada", del Consejo Way to Social Security, Beatriz Ba-
Superior de Investigaciones Científi- rreales.—Sinclair (W. A.): An Intro-
cas.—Madrid. duction to Philoso'i^- Francisco Elias,
de Tejada.—Castañeda (José) : El con-
Vol. 5, núm. 19, julio-septiembre 1945: sumo de tabaco en España y sus fac-
tores, Emilio de Figueroa.—Alvarez
La Empresa óptima y el desarrollo si- de Cienf uegos (J osé) : Hacienda pú-
derúrgico español, por F. Sánchez Ra- blica, José M." Naharro.
mos. índice de revistas.
La teoría del interés según la escuela Publicaciones recibidas.
de Estocolmo, por Simón Cano Denia. Documentos: Nacionalización del Banco
Una de las discrepancias con Sir Wil- de Francia y de los grandes Bancos.
lian H. Beveridge, por Alfonso Bosch Organización del crédito.—Proyecto de
Aymerich. ley de nacionalización del Banco de
Libros. Inglaterra.
Addendum: Los krausistas españoles y
los problemas de la Moral y de! De-
Moneda y Crédito. recho (continuación).
Revista de Economía.—Madrid.
Hispania.
Núm. 15, diciembre 1945:
Revista española de Historia, publicada
La industria de las potasas en España, por el Instituto "Jerónimo Zurita'',
por Ignacio Herrero. del Consejo Superior de Investigacio-
La desvaloración en Francia, por nes Científicas.—Madrid.
A. Pardo.
Los seguros sociales en España, por Ma- Tomo V, núm. XXI, octubre-diciem-
nuel Laraña y Leguina. bre- 1945:
Lo económico en la política de Roma,
por José Pérez Leñero, profesor de Artículos origina-es: Antonio García y
la Universidad Central. Bellido: Bandas y guerrillas en las.
Información económica: Banca: Exa- luchas con Roma.—Ismael García Ra-
men comparado de las principales par- mila: "Ordenamientos de posturas y
tidas del balance, del Banco de Espa- otros cáptalos generales" otorgados
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supuestos generales del Estado.—Re- Manescau y Filemón Arribas Arranz:
sultados del ejercicio económico de Láminas de Paleografía, por Gerardo-
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problemas económicos del Oriente tálogo de los incunables y libros anti-
Medio. guos, raros y curiosos de la Real Co-
índice legislativo. legiata de San Isidoro de León, por
Notas sobre publicaciones: Barna (Ti- J. González.—Marcel Vanhamme : Les
bor) : Redistribution of Incomes origines de Bruxelles, por J. Gonzá-
488
 BEVISTA DE REVISTAS
lez. — Enrique Fernández-Villamil y
Alegre: Documentos medievales del
Museo de Pontevedra, por Luis Váz-
quez de Parga.—Aurelio Calvo: El
monasterio de Grádeles, por Luis
Vázquez de Parga.—Florentino Pérez
Embid: El Almirantazgo de Castilla
hasta las capitulaciones de Santa Fe,
por Antonio de la Torre. — Enrique
Fernández-Villamil y Alegre: La Pre-
ceptoría y Estudios de Pontevedra a
través de cuatro siglos, por Antonio
de la Torre.—Jesús Ferro Coaselo y
Joaquín Lorenzo Fernández: La ca-
pilla y santuario del Santísimo Cristo
de la catedral de Orense, por Luis
Vázquez de Parga.—Fray Justo Pérez
de Urbel: Los monjes españoles en la
Edad Media (segunda edición), por
Luis Vázquez de Parga.—Felipe Ma-
teu y Llopis: Relaciones monetarias
entre Alfonso XI de Castilla y Alfon-
so IV de Aragón. La iconografía sigi-
lográfica y monetaria de los Reyes Ca-
tólicos. Las acuñaciones barcelonesas
de oro de Carlos I y la introducción
del escudo en España, por Luis Váz-
quez de Parga. — Garret Mattingly:
Catalina de Aragón (traducción de Ra-
món de la Serna), por Antonio de la
Torre.—Xavier de Salas: Los inventa-
rios de la "Alacena de Zurita", por
Antonio de la Torre.—Felipe Mateu
y Lüopis: Los historiadores de la Co-
rona de Aragón durante la Casa de
Austria, por Antonio de la Torre.—
Miguel Lasso de la Vega, Marqués
del Saltillo: El Señorío de Valverde,
por Emilio Clocchiatti. — Ramón Ca-
rande: Las llevaderas alcabalas, por
Cayetano Alcázar.—Miguel Gómez del
Campillo: El Conde de Aranda en su
embajada a Francia (años 1773-1787),
por Cayetano Alcázar.—Fray Joseph
Rocafort: libro de cosas notables de
la villa de Castellón de la Plana, por
Vicente Palacios.—Antoine de Meaux:
Génesis de las revoluciones, según
Agustín Cochin, por Vicente Palacio.—
Eduardo Aunós: Primo de Rivera,
soldado y gobernante, por Pablo Al-
varez Rubiano.—Historia de. la Guerra
de Liberación (1936-1939). Vol. I. An-
tecedentes de la guerra, por Vicente
Palacio.—Luis Keil: Inventario artís-
tico de Portugal, distrito de Portu-
gal, por Francisco Abbad.
Información: Condecoración a D. Luis
de Roa v Ursua.—Sexta reunión anual
del Pleno del Consejo Superior de-
Investigaciones Científicas.—Premios-
para los colaboradores del Instituto
"Zurita".—Publicaciones del Instituto
"Jerónimo Zurita".
Archivo Ibero-Americano.
Revista de historia eclesiástica Hispano-
Americana, publicada. f>or tos Padres
franciscanos españoles.—Madrid.
Año VI, núm. 21, enero-marzo 1946:
Artículos: Manuel R. Pazos: Ensayo
biográfico del P. Alonso Salizanes,
O. F. M., Ministro General y Obispo
de Oviedo y Córdoba (1617-1685).—
Fernando F. Lopes: Para a historia
da Ordem Franciscana em Portu-
gal.—Juan Meseguer: El P. Antonio
José Salinas, Comisario General de
los Franciscanos y Obispo de Tortosa
(1732-1815).
Miscelánea: Fidel de Lejarza: Las Mi-
siones del Colegio de San Fernando
de México en 1746.—Juan B. Gomis:
Sor Patrocinio. Regla (inédita) de la
nueva Orden de la Inmaculada Con-
cepción. — Lino Gómez Cañedo: El
P. Samuel Eiján Lorenzo, O. F . M.
Notas bibliográficas: Giacon: Guglielmo
di Occam (L. de M.).—Martínez Fe-
rrando : Privilegios otorgados por Car-
los V en Ñapóles (G. Cañedo).1—Mag-
daleno Redondo: Catálogo XVI del
Archivo general de .Simancas (G. Ca-
ñedo). —• Paz: Archivo de Simancas,
Catálogo I I : Secretaría de Estado
(G. Cañedo).—Millares: Catálogo del
Archivo Capitular de Mallorca (G. Ca-
ñedo).—Pijoán: Sumiaa Artis, vol IX
(Cabanelas).—Camón Aznar: La ar-
quitectura plateresca (Cabanelas).—Lo-
jendio: Savonarola (Pazos).—March:
El Comendador mayor de Castilla
D. Luis de Requesens (Pazos).—^La-
fuente Ferrari: El Virrey Iturrigaray
(Lejarza).'—Lopetegui: El P. José de
Acosta (Lejarza).—• Santos : Jesuítas
en el polo Norte (Lejarza).—Salazar:
Dominicanismo y educación (Lejar-
za).—Universidad de Santo Domingo:
La bula "In apostolatus culmine" de
Paulo I I I (Lejarza).—Enríquez Ure-
ña: Eüisodios dominicanos (Lejar-
za).—Rivera: San Julián, Arzobispo de
Toledo (Uribe).—Martínez Ferrando:
489
 REVISTA DE REVISTAS
Tragedia del Condestable D. Pedro
de Portugal (G. Cañedo). —Burgos:
España en Trento (Ibáñez).—Beltrán
de Heredia: Corrientes de espiritua-
lidad en los dominicos de Castilla
(G. Cañedo).—Platzeck: El pensar ar-
mónico (Alonso). —• Nene Zeitschrift
für Missionswissenschaft (G. C).
•Crónica: España. Portugal. América.
Libros recibidos.
.Mauritania.
Revista mensual ilustrada. PP. Francis-
canos.—Tánger.
Núm-s. 218-219, enero-febrero 1946:
La muerte del R. P. Pedro Martínez,
por el P. Alfonso Rey.
Testimonios de pésame.
•Carta del Excmo. Sr. Obispo de Teruel
y un mártir más, por el P. Vicente
Recio.
Rvdo. P. Pedro Martínez. Notas biográ-
ficas, por Er. A. Luengo.
Un franciscano ejemplar. El P. Pedro
Martínez, por Tomás García Figue-
ras.
Las obras del Padre Pedro, por Tose M."
Rossell.
Biografía apasionada de un alma, por
José Antonio García v García.
El P. Pedro y los enemigos del alma,
por José Juste de Santiago.
La catequesis de la Misión Católica de
Larache, por Salvador Negre.
El R. P. Pedro Martínez (soneto), por
R. A. L.
Unos apuntes de dolor ante el recuerdo
del llorado Rvdo. P. Pedro Martínez,
misionero de Larache, por Luis Mu-
ñoz Salillas.
El P. Pedro y el Ejército, por Manuel
Jover Mira.
No era así, por Y. J.
El P. Pedro y su caridad, por José Pla-
nas de Tovar.
Un recuerdo oración por el llorado mi-
sionero P. Pedro Martínez, por una
alumua del Colegio de Nuestra Se-
ñora de los Angeles.
Mi recuerdo al P. Pedro, por Lolita
Juste Fernández.
La catequesis del P. Pedro, por Tomás
Ascaso Mugste.
Un año que muere y otro que nace.
Bienaventurados los pacíficos. Sugeren-
490
cias del Santo Evangelio, por el
P. Benjamín Brazales.
San Francisco en el Magreb, por el
P. A. Rey.
(De nuestro archivo misional de Tán-
ger.) España misionera y los cautivos
en Marruecos, por el P. López.
Prosapia étnica ibero-africana, por Julio
Cola Alberich.
Santa Miaría del Alcázar, por Hipóli-
to Sancho.
Pasado de la colonia española de Tán-
ger, por Ricardo Ruiz Orsatti.
El libro y la miniatura en el arte árabe,
por Hamete Ben-Cobexi.
Vicariato apostólico de Marruecos. Bo-
letín mensual.
Noticias.
Necrologías.
Bibliografía.
Núm. 220, marzo 1946:
San Francisco en el Magreb, por el
P. A. Rey.
Vida ordenada. Sugerencias del Santo
Evangelio, por el P. Benjamín Bra-
zales.
El Excmo. Sr. General Orgaz ha muerto.
El Cristianismo en Marruecos, por el
P. López.
Nuestras hermanas las religiosas fran-
ciscanas de la Inmaculada en su viaje
a América.
La filosofía franciscana en la Edad
Media. San Buenaventura, por José
Antonio García y García.
La fiesta de moros y cristianos en Ju-
viles (Granada), por Guillermo Guas-
tavino Gallent.
Número de católicos y relación de los
frutos espirituales en las iglesias re-
gentadas por misioneros franciscanos
españoles en Marruecos e Ifni-Sáhara
en 1945.
Vicariato apostólico de Marruecos. Bo-
letín mensual.
Noticiario oficial.
Noticias.
Bibliografía.
África.
Revista de acción española.—Madrid.
Núm. 51, mar so 1946:
Vecindad y cortesía, por J. Martos de
Castro.
 REVISTA DE REVISTAS
"Problemas de colonización: el África
negra muere lentamente, por Maria-
no Alonso.
Introducción incompleta sobre Chafari-
nas, por Indalecio Núñez.
Figuras del Marruecos contemporáneo:
Muley Alimed Ben Si Mohammed Rai-
suni, por Tomás García Kigueras.
El plan de obras públicas en la zona del
Protectorado, por Vicente Martorell.
Invasión árabe, del África romana; los
bereberes en la independencia de las
Mauritanias (II), por Rafael Fernán-
dez de Castro y Pedrera.
El coronel Bens. Adelantado del África
occidental española, por Enrique Arro-
jas.
•Otro aspecto del problema africano, por
José Ruiz-Fornells.
Bertuchi, pintor de Marruecos, por Ce-
cilio Barbcrán.
Benin, la ciudad cruenta, por Eduardo
del Val Caturla.
La ganadería en Ifni, por el Teniente
Coronel Doemech Lafuente.
La Peña de la Cristiana: Leyenda sahá-
rica, por Angelo Ghirelli.
Mundo islámico: Intensificación de la
prospección petrolífera en Marruecos
francés, por J. C. T.—Miseria en el
Marruecos francés, por J. C. T.—
Triste conclusión, por J. C. T.—La
cuestión de Palestina, por J. M.—Acti-
vidad de la Liga Árabe durante los
últimos meses, por A. Y.—Principa-
les dirigentes del movimiento árabe:
El Hach Amin El Hussain, por A. Y.—
Por los cielos africanos: la I. A. T. A.,
por R. M.
Revista de prensa árabe.
Revista de prensa española.
Vida Ilispanoafricana: Legislación. Pu-
blicaciones. Él reino de Arabia Sau-
dita, por G. G.
491
BIBLIOGRAFÍA