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1 Feb 2020 - 12:00 AM

Por: Dolly Montoya Castaño

El compromiso de la universidad con los retos de la Misión de Sabios

El pasado 5 de diciembre se dio a conocer el informe de la Misión Internacional de Sabios 2019, que
por encargo del Gobierno Nacional debía trazar la hoja de ruta para el desarrollo de la ciencia, la
tecnología y la innovación en Colombia. Los integrantes de la Misión partieron de la premisa de que
un país no puede depender de otros países en conocimiento básico para tener un desarrollo
económico acelerado o para disputar posiciones relevantes en la economía global. Así, las
recomendaciones de la Misión constituyen una apuesta al desarrollo económico, al bienestar social
y sostenible de los colombianos.

La Misión, que reunió a 47 expertos nacionales e internacionales de las diversas áreas del
conocimiento, se organizó en ocho focos temáticos. Uno de los principales aciertos del Gobierno
Nacional, frente a la convocatoria y desarrollo de la Misión, fue el haber asignado cada uno de estos
focos a una universidad que, además de llevar la secretaria técnica de las discusiones, sirviera de
ancla para pensar y aterrizar desde sus propias experiencias cada una de las reflexiones y
recomendaciones. Así, por ejemplo, la Universidad Nacional de Colombia, además de haber
acompañado y contribuido con documentos y aportes en todos los focos, ejerció la secretaria
técnica del foco de ciencias básicas y del espacio.

Siendo el conocimiento la fuente del desarrollo y aprovechamiento de la riqueza social, ambiental


y económica, la vinculación de las universidades al trabajo de la Misión fue, además de un acierto,
un reconocimiento a nuestras instituciones como el lugar en donde se gestiona, conserva,
reproduce y produce el conocimiento que enriquece la vida simbólica y material de la sociedad. Las
universidades formamos ciudadanos, investigamos para el avance del conocimiento y trabajamos
con las poblaciones para hacer que ese conocimiento y esos ciudadanos contribuyan a mejorar sus
condiciones de vida.

La Misión ha definido tres retos para transformar el país, Colombia Bio-Diversa, Colombia productiva
y sostenible, y Colombia equitativa, son los nombres de esos propósitos de nación, que desde ahora
deben ser los sueños de todo el país.

Los sueños propuestos se corresponden plenamente con lo que hacemos las universidades: poner
el conocimiento al servicio de la población para lograr su bienestar y desarrollo económico en
armonía con el medio ambiente. Otra característica de estos sueños es que hacerlos realidad nos
beneficiará a todos y requerirá de la participación de todos.

Las universidades somos el mejor escenario para empezar a implementar las recomendaciones de
la Misión. Nuestra autonomía nos permite atesorar la memoria de lo que somos y hacemos como
sociedad. La autonomía universitaria, que nos permite acceder al conocimiento sin restricciones,
nos da un lugar de privilegio y responsabilidad para apoyar e impulsar los sueños de
transformaciones a mediano y largo plazo del país, sueños que nos ayudaran a superar la
polarización y a construir mejores condiciones de vida.
Es importante recordar que esta Misión se convocó tras más de dos décadas de su primera versión,
la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo de 1993. Aquella primera Misión presentó el informe
“Colombia al filo de la oportunidad”, que, aunque no tenía el nivel de detalle que contiene el informe
de la última Misión, sí contenía, igual que este, una serie de recomendaciones, fundamentadas en
la gestión del conocimiento, para alcanzar el beneficio económico y el bienestar social que aún hoy
anhela el país.

Si no queremos que la historia se repita y que, otra vez, el único destino del actual informe y sus
recomendaciones sea el de ocupar los anaqueles de algunas bibliotecas, las universidades debemos
asumir el liderazgo para desarrollar y concretar los retos trazados, especialmente porque todos ellos
se basan en experiencias y conocimientos con los que ya cuentan las instituciones de educación
superior del país. Esta tarea es nuestra responsabilidad como gestoras del conocimiento. Además,
si a dicha tarea sumamos la participación decidida del Gobierno Nacional, de los sectores
productivos y del conjunto de actores de la sociedad, seguramente, en un mediano plazo
transformaremos a Colombia.

La Universidad Nacional de Colombia ha iniciado un proceso de difusión dentro de su comunidad


académica del Informe y sus recomendaciones. Además, ya estamos identificando las estrategias y
experiencias universitarias que debemos fortalecer, en cuanto apoyan los retos, misiones y
programas definidos en el Informe de la Misión Internacional de Sabios. Actualmente, la Universidad
Nacional está construyendo su Plan Estratégico Institucional a 2034 en donde incluiremos
programas adecuados para trabajar, como comunidad universitaria, alrededor de las
recomendaciones hechas por la Misión de Sabios.

Además de llamar al Gobierno Nacional y a las universidades del país para que todos nos
comprometamos con el indispensable cumplimiento de las recomendaciones de la Misión, quiero
invitar a los colombianos a conocer y apropiarse de los propósitos de país que propone la Misión.
En las próximas columnas les contaré, desde nuestra experiencia y perspectiva universitaria, como
creemos que hay que asumir los tres grandes sueños propuestos por la Misión de Sabios que buscan,
desde el conocimiento, sembrar en nuestras regiones desarrollo económico, bienestar social y
cuidado del medio ambiente.

@DollyMontoyaUN

* Rectora, Universidad Nacional de Colombia.

Gracias a una perversa interpretación de la dirigencia colombiana sobre la Constitución del 91,
nuestra sociedad adolece de una formación en valores, una identidad cultural propia y una memoria
histórica bicentenario, por lo cual, la política pública que trasversaliza el accionar de ese Estado
alienado y pervertido es: la inversión de valores éticos y estéticos, la cultura del miedo que propone
la "seguridad" como remedio y la miopía histórica que pretende hacerle creer a los jóvenes que
nuestras problemáticas sociales comienzan con la violencia de los años 50s. Un sabio diagnostico de
alguien que ama y conoce nuestro pueblo, pero que nuestro establecimiento desprecia, con todo y
sus comisiones de sabios.

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