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POBLACION Y ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA

En Argentina se veían muchas diferencias en torno a la sociedad, según a qué clase


pertenecieran, y en qué región se establecían.
La capital a mediados del S.XX fue cada vez más importante, hasta imponerse sobre el resto. A
medida que se alejaban de Buenos Aires, se palpaba la pobreza y hasta la falta de producción.

La población argentina.

A) Los españoles peninsulares: Recibían un trato preferencial, independientemente de su


estatus o cargo en el “viejo mundo”. Sus actividades principales se resumían al comercio,
como el acarreo de animales o mercaderías de una provincia a la otra.
También ejercían cargos públicos. En ese momento se imponía la raza o estirpe, por lo
que para los puestos se necesitaba “pureza de sangre”. Por lo que, habían distintos
estratos sociales pero los mismos distinguían estamentos.

B) Criollos y mestizos: Eran los hijos de blancos españoles. Después de la revolución de


mayo, el criollo participa en los cabildos abiertos, juntas, y hasta adquieren el derecho al voto.
Hasta la sanción de la constitución, fue un problema llevar a cabo las cuestiones económicas para
enviar representantes a las provincias, por lo que en algunos casos asumían los que podían
sobrellevar el cargo económicamente independientemente de sus ideas.

C) Los indios: Durante la época colonial no fueron integrados, por lo que los indios sentían
desconfianza hacia el blanco. Por ello, sufrieron flagelos, como la viruela. Entre 1731 y 1740 su
población de casi 140.00 descendió a 73.910 habitantes.
Sufrieron un gran impacto con la expulsión de los jesuitas, ya que la nueva administración no dudo
en usar medidas arbitrarias hacia ellos.
Durante el S. XIX existían dos fronteras con el aborigen: La del Chaco y la del sur. En ambas
zonas se producían enfrentamientos. Durante la primera mitad del siglo XX fueron explotados en
sus trabajos, recibían su pago en bonos o vales.
Por años, sus derechos fueron olvidados, hasta 1994 con la reforma constitucional se recuerda su
existencia y se protegen.

D) Los esclavos: La trata de esclavos fue otra rama del comercio colonial. La red de tráfico se
extendía desde Angola hasta chile y Potosí. Ellos reemplazaron al indígena en el Alto Perú y
efectuaron tareas de campo y otras manuales.
Podían alcanzar su libertad de diferentes maneras: concedida por el amo, por compra de su
libertad por acto en beneficio del rey, o por habérselo abandonado. Los que la alcanzaban, se
llamaban ‘’libertos’’, pero su situación jurídica y social no estaba al mismo plano de los blancos e
indios. La condición de liberto se transmitía y desaparecía cuando el color de la piel se
desvanecía.

E) El gaucho: La figura del gaucho viene acompañada con una vasta literatura desde lo
ponderativo hasta despreciativo. Para Samuel Haigh, el gaucho era libre, independiente,
conocedor de la montaña… Por el contrario, para Miguel Cané, el gaucho era perezoso, inhábil
para trabajos de industria, lo critico como funesto que participó de las luchas civiles, pero valoraba
su lealtad a su querida, amigo y caballo.
La reivindicación del personaje la realizó en 1872 José Hernández de Martín Fierro, dibujando
rasgos de sus costumbres, hábitos, vicios, etc. Intentando reflejar la realidad que vivía.

Caracterización de la clase dominante.

En la época colonial, el blanco estaba en la cima de la pirámide de la jerarquía social.


Estos ostentaban autoridad política y económica, poseían buena parte de las tierras y su
poder residía en el control del comercio y finanzas. Con el correr de los años, sus
actividades se fueron expandiendo desde agricultura hasta empresas de construcción.
Sus hijos varones concurrían a la universidad, las mujeres eran educadas en el hogar, y su
inserción a la universidad era más tardía.

Los nuevos burgueses

Hablamos de los inmigrantes enriquecidos, que habían llegado con un espíritu de empresa
similar al burgués de la vieja Europa. Habitaban en las ciudades y pudieron introducirse a
los sectores tradicionales que anteriormente eran ostentados por la clase élite criolla. En
las colonias las diferencias no eran tan evidentes.

Las clases medias y bajas.

Ésta incluía a los pequeños empresarios, profesionales y empresarios públicos de cierta


jerarquía. Tenían en común la aspiración a tener mayor solvencia económica para su
descendencia.
La clase baja habitaba en rancherías no lejos de las ciudades y pueblos, en ese ambiente
perduraban las enfermedades y la mortalidad infantil, pero también perduraban las viejas
costumbres y creencias.

Los extranjeros.

Fue uno de los fenómenos más característicos del siglo XIX en Argentina. Tanto Alberdi,
como Urquiza, Sarmiento y otros, fueron introduciendo el concepto de inmigración como
factor de progreso, tan así se ve reflejado en nuestra constitución de 1853.
Las colectividades extranjeras contribuyeron a definir el ser que caracterizaría al país.
Las causas de inmigración eran muchas, pero principalmente por temas socioeconómicos,
(la mayoría), religiosos (colonias israelitas) y políticos (los árabes). Con la esperanza de
‘’hacer la América’’, y cumplir el sueño de conseguir estabilidad, progreso. Sin embargo, no
todos podían conseguirlo, y debían conformarse con vivir en viviendas colectivas, llamadas
conventillos.
Los nuevos habitantes de Argentina modificaron con sus costumbres el lenguaje, la forma de
comer y vivir, y hasta la manera de sociabilizar.

Los flujos y las políticas migratorias.

Al principio, la inmigración era organizada por el estado, o por los particulares, esto fue así
hasta que se sancionó la ley 917 durante la presidencia de Avellaneda, la cual
instrumentaba mecanismos para promover la llegada de inmigrantes, y facilidad para su
estadía, como así también pasajes gratuitos, alojamiento que servían de estímulo.
Así se fueron sancionando distintas leyes para los extranjeros. Contar con estas leyes,
posibilitó que la argentina entre 1875 y 1914, recibiéramos más de 5 millones de personas,
tan así que para fines del siglo XIX haya un extranjero cada cuatro habitantes.
El siglo XX inició con numerosas huelgas, y protestas sociales, estas sociedades de
resistencia se conformaban con anarquistas europeos que llegaban a argentina a veces
hasta ilegalmente, Buenos Aires fue la ciudad más golpeada por los efectos de las mismas.
Tal así que el Estado comenzaron a justificar el derecho de expulsión a aquellos cuya
conducta afecte al orden público, o la tranquilidad social.
Con el aumento de personas en la Nación, también mejoró la ganadería, y los cultivos, lo
que tuvo efecto positivo en el área económica. Todo esto incidió para que el comercio
exterior también creciera, duplicándose las exportaciones en un corto plazo.

La política migratoria a comienzos del siglo XX.


El bienestar general incitaba a los europeos a inmigrar al país, lo cual se freno al iniciar la
primera guerra mundial. Simultáneamente, durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen hubo
despreocupación por fomentar el ingreso de inmigrantes.
Al finalizar la 1era guerra mundial se pensaba de manera optimista que Argentina tendría un
papel preponderante en la atracción de capitales y niveles de inmigración nunca vistas.
Nada más erróneo, ya que la guerra cambió la mentalidad de los emigrantes, estos y no
salían a ciegas sino que buscaban condiciones mejores que las de su propia patria.
Para esa época aumentó la emigración por parte de países vecinos, un 50% y disminuyo por
parte de italianos y españoles con respecto al pasado.
L política peronista se orientó a expandir la industria, y el mercado interno con el fin de evitar
la recesión que se preveía después de 1945, como consecuencia del fin de la 2da guerra.
Hasta 1980 la emigración rural aumentó significativamente, lo que hizo que las ciudades
crecieran cada vez más, con respecto a población las ciudades pasaron de un 62% en 1947
a un 88,4% para 1991.

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