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Presentado por:
Fidel Ángel Mendoza Pérez
José Daniel Alas Clavel
Marta Iris Ramírez
Noé Leonel Rivas Herrera
a. Introducción .................................................................................................................................... 3
b. Breve reseña a de la Terapia Cognitiva de los trastornos de personalidad .................................... 4
c. Descripción del enfoque ................................................................................................................. 6
Terapia cognitiva ................................................................................................................................. 7
El enfoque cognitivo-conductual de los trastornos de personalidad ................................................. 8
d. Base epistemológica de la Terapia Cognitiva de los trastornos de personalidad ......................... 10
e. Modos de intervención y principales técnicas o estrategias terapéuticas ................................... 14
Estrategias y Técnicas Cognitivas ...................................................................................................... 14
Técnicas Conductuales ...................................................................................................................... 16
f. Valoración grupal de la Terapia Cognitiva .................................................................................... 19
g. Bibliografía .................................................................................................................................... 21
ANEXOS ................................................................................................................................................. 22
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a. Introducción
El trabajo contiene cuatro temas principales. Comienza con una breve reseña historia
de la terapia cognitiva, continua con una descripción del enfoque cognitiva. Como siguiente,
tema se incluye las bases epistemológicas que sirve de sustento de la Terapia Cognitiva. Y,
como último, se incluye una valoración grupal de la terapia.
No obstante es un enfoque empírico que permite progresar en este difícil campo dirigido
a la modificación de los trastornos de la personalidad. Una posición cognitivo-conductual para
la intervención en este área de la salud mental.
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b. Breve reseña a de la Terapia Cognitiva de los trastornos de personalidad
La Terapia Cognitiva es una terapia que tiene su base histórica, en la teoría del
condicionamiento iniciada por B.F. Skinner, quien realizo investigaciones sobre los reflejos
condicionados en fisiología y el conexionismo Norteamericano del siglo pasado. Por lo tanto a
través de esta nos adentramos al análisis de la terapia cognitivo conductual, la cual fue
planteada como una combinación de diferentes teorías, encontrando en ella dualidades dentro
de la postura teórica, sin embargo actualmente se considera una disciplina compartida
universalmente por los estudiosos y practicantes de la psicología como tal, ya que pone en
juego una serie de creencias, que dan una explicación relevante del objeto de estudio, y ayuda
con ello a dar solución a las problemáticas que enfrentan pacientes con desordenes de
personalidad.
Surgió en los años 50 a partir de diversos cambios sociales y científicos. De hecho, una
parte importante de la psicología cognitiva estudia el proceso mental mediante simulaciones
informáticas e investigación centrada en la inteligencia artificial.
En su origen los enfoques cognitivos abreviaron “las ideas de los analistas del yo”,
derivadas de las obras de Adler, Horney, Sullivan y Frank. Aunque los psicoanalistas
consideran radicales, sus innovaciones terapéuticas, las terapias cognitivas primitivas, eran en
muchos sentidos terapias de insight”, ya que ocupaban en gran medida, técnicas introspectivas
para modificar la personalidad” del paciente. La teoría cognitiva surge por lo tanto a partir de
esas corrientes psicológicas, dando paso a la aproximación cognoscitiva y la conductual,
llegando a ser la fuente principal de información para las terapias cognitivas e identificándose
con la teoría del condicionamiento.
Partiendo de los tratamientos primitivos de la depresión que realizo Aarón Beck, fueron
las premisas que dieron lugar para que este autor se interesara en dar inicios a enfoques
cognitivos, que dieran respuesta a los Trastornos de Personalidad, siendo que Beck hizo énfasis
en los Niveles de Pensamiento que suelen tener las personas con estos trastornos, colocando a
esta como una área central, ya que se necesita ordenar los procesos cognitivos distorsionados
en los pacientes.
Por lo tanto mediante la Terapia Cognitiva se podrán observar, percepciones y puntos de ver
su entorno, de manera que la conducta del Trastorno de Personalidad pueda mejorar.
Aportación a la Psicología
Para la terapia cognitiva, los esquemas son patrones de comportamiento que tienden a
producir sistemáticamente juicios tendenciosos y una tendencia asociada a cometer errores en
ciertos tipos de situaciones.
Es típico que este grupo de pacientes acuda a terapia no presentando como problema el
trastorno de la personalidad en sí, sino con quejas sobre depresión, ansiedad, problemas
relacionales o situaciones externas que constituyen estímulos potenciales para pedir ayuda.
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A menudo las personas con trastornos de la personalidad se ven como víctimas de los
otros o, más globalmente, «del sistema». No son conscientes de cómo han llegado a un
trastorno de la personalidad, no saben por qué funcionan como lo hacen y además desconocen
cómo modificarlo. Suelen pensar que son los otros los que deben cambiar, lo que dificulta su
propio cambio.
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c. Descripción del enfoque
El conocimiento es algo con lo que las personas viven y utilizan a cada momento, pero
esto no quiere decir que siempre sean conscientes de los propios procesos mentales. A pesar
de eso, lo cognoscitivo es fundamental para la formación de la personalidad. Por ende, la
perspectiva cognoscitiva es una de las principales en este campo. Otras situaciones, tales como
los análisis que las personas hacen para saber si sus juicios fueron certeros, muestran la
importancia de la cognición en la metodología científica y en la filosofía de la ciencia. Es un
hecho, nunca un ser humano pensará o imaginará nada que jamás haya concebido primero en
su mente, siempre manejará representaciones en su cerebro que le permitirán elaborar las ideas.
De aquí se puede deducir que la cognición estará presente en cualquier campo en que
esté involucrada la curiosidad humana y con cada aspecto vital de su existencia, desde la
experiencia más banal hasta la más profunda y mística. Aunque la realidad no es exactamente
lo que está en los cerebros humanos, es con lo único con que cuenta.
De esa manera es que la persona representa el mundo que lo rodea, se concibe a sí
mismo, a los demás y lo que podría pasar en el futuro. Por medio de las ideas es que podemos
almacenar datos en nuestra cabeza, podemos crear muchas situaciones con ellos, escoger
algunas para analizarlos a fondo, desechar algunos por no considerarlos importantes e inclusive
tergiversar muchos de ellos. En este último caso, podemos inferir que la grabadora falló, ya
que la mente adulteró todo lo que percibió. Si estas distorsiones cognitivas llegan a formar un
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patrón coherente, se pueden considerar como un estilo cognitivo. Es conveniente recordar que
cada una las distintas personalidades procesan la realidad de forma diferente (Millon y otros.
(2006). Dicho todo lo anterior, no es raro, entonces, que los principales representantes de la
psicología cognitiva consideren que la cognición constituye un modelo integrado de la
personalidad.
Terapia cognitiva
Parecería que la psicología cognitiva es el camino natural para la teoría y la
investigación de los constructos cognitivos en los trastornos de personalidad. Esto no ha sido
así. Paradójicamente, la especulación teórica y la investigación son alimentadas en su mayoría
por la terapia cognitiva. Siempre se espera que una ciencia aplicada se base en algún tipo de
ciencia pura, tal como la ingeniería procede de la física. En cambio, la terapia cognitiva, como
el resto de las terapias, han evolucionado con total independencia de cualquier base científica
pura. Lo cual es habitual en la historia de las ciencias sociales aplicadas.
De acuerdo con los terapeutas cognitivos la conducta se puede explicar comenzando
por el estudio de las estructuras mentales internas llamadas esquemas. Estos han sido definidos
de diferentes maneras, pero su significado está relacionado con las palabras “esquema” y
“esquemático”, que insinúan un método de respuesta general elaborado para adaptarse a una
situación determinada. Los esquemas trabajan como un filtro, por donde pasa toda la
información que el ser humano recibe a través de los diferentes canales perceptivos. Están
siempre a la orden a fin de crear un mundo interpretable. Accionan a todo nivel, desde la
sensación a los paradigmas, pasando por todos los planes de acción que el cerebro puede
recurrir para tratar de cambiar al mundo.
Los esquemas también son susceptibles de cambio, mediante nuevos aprendizajes, pero
la verdadera razón de su existencia es dar significado a los estímulos entrantes. Trabajan
automáticamente. Permiten interpretar cualquier acción con gran eficiencia. Si ya se dispone
de varios esquemas para codificar la conducta interpersonal, por ejemplo, ya no necesita
imaginar nuevas hipótesis para interactuar con cada nueva persona a la que conoce.
Como dice el dicho popular “no hay atajo sin trabajo”, el ahorro que permiten los
esquemas también tiene un costo. Como estos se sitúan entre las sensaciones y las experiencias
subjetivas, pueden introducir desviaciones de interpretación, que terminan contaminando a
otros constructos y como resultado, puede darse una distorsión de la realidad. Los esquemas
funcionan similarmente a los paradigmas científicos, forman como una especie de primacía
conceptual que gobierna la construcción del mundo; la carga cognitiva es menor pero
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disminuye el nacimiento de otros puntos de vista. Lamentablemente la tendencia es que si lo
que se recibe no cumple con las expectativas de los esquemas no puede ser percibida para nada
(Millon y otros. (2006).
Aaron Beck, y algunos de sus seguidores, han logrado desarrollar terapias cognitivas
muy efectivas para múltiples trastornos del eje I, pero su enfoque ha sido más que todo para la
depresión (Beck, (1976), citado por Millon. (2006). Teniendo en cuenta que la mayoría de los
trastornos mentales tienen que ver con síntomas cognitivos, estas terapias son sumamente
útiles para sus tratamientos. Ellos también se ocuparon de aplicar la perspectiva cognitiva a los
trastornos de la personalidad e hicieron una descripción los esquemas nucleares que definían
la experiencia y comportamiento de los que la padecían (Beck et al. (1995), citado por Beck.
(1995). Como con todas las creencias, los esquemas siempre están presentes y listos para
ordenar las sensaciones. Lo cual quiere decir que operan a nivel subliminal y permiten que se
generen los pensamientos automáticos, que a su vez influyen en las emociones y la conducta.
Por otro lado, Beck et al. (Pretzer y Beck. 1996) se preocuparon por resaltar la
importancia de las distorsiones cognitivas. Estas se detallan como errores crónicos y
sistemáticos de razonamiento que suscitan una interpretación errónea de la realidad objetiva.
La terapia cognitiva de Beck y Freeman (1990) está basada en la evolución y relaciona
los trastornos de la personalidad con ciertas estrategias evolutivas primitivas, que en su forma
más suave ayudan a la adaptación, pero que en las patologías de la personalidad están
exageradas.
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problemática (por ejemplo, tener una conducta dependiente) (Frank, 1973)-. Dentro de la
terapia cognitiva se postula la existencia de importantes estructuras cognitivas organizadas
jerárquicamente en categorías. Muchas de las dificultades de un paciente pueden concentrarse
en una sola clase y ser influenciados por los cambios de un único esquema o de varios. Lo cual
es congruente con las más importantes teorías contemporáneas sobre la estructura cognitiva y
el desarrollo cognitivo, que ponen la mayor relevancia en la función de los esquemas como
determinantes de la conducta guiada por reglas (Neisser, 1976; Piaget, 1970,1974, 1976, 1978;
Schank y Abelson, 1977, citados por Beck. (1995)). A través de los esquemas el cerebro genera
una serie de instrucciones que guían el centro, la dirección y las cualidades de la vida cotidiana,
así como las contingencias que se salen de lo común. Al comparar la terapia cognitiva con la
psicoanalista, los teóricos de la primera, concluyen que comparten la idea de que en el
tratamiento de los trastorno de la personalidad lo ideal es identificar y modificar problemas
“nucleares”. Ambas difieren en la visión que tienen del origen de dicha estructura nuclear,
para la psicoanalítica, estas son inconscientes y no es tan fácil acceder a ellas. Para la terapia
cognitiva, la problemática que el paciente está viviendo en gran medida puede ser consciente
y, si el terapeuta está bien entrenado, más procesos pueden resultar accesibles a la conciencia.
Para esta teoría, los sentimientos y las conductas patológicas se deben en gran medida a cómo
funcionan los esquemas que tienen la tendencia a producir sistemáticamente juicios con sesgos
y una predisposición continuada a cometer fallos en cierto tipo de situaciones. Para la terapia
cognitiva la fuente principal del afecto y conductas patológicas está en la distorsión atributiva,
y no en la distorsión motivacional o de respuesta (Hollon, Kendall y Lumry, 1986; Mathews y
MacLeod, 1986; MacLeod, Mathews y Tata, 1986; Zwemer y Deffenbacher, 1984. Citados por
Beck. (1995). Existen muchas investigaciones que permiten concluir que las pautas cognitivas
clínicamente oportunas tienen relación con la psicopatología del niño, en correspondencia con
los modelos afectivos y cognitivos de relación que se encuentran entre los adultos (Beardslee,
Bemporad, Keller y Klerman, 1983; Leitenberg, Yost y Carroll-Wilson, 1986; Quay, Routh y
Shapiro, 1987; Ward, Friedlander y Silverman, 1987, citados por Beck. (1995)), y que una
terapia cognitiva eficaz puede seguir una atención semejante en niños y adultos (DiGiuseppe,
1983, 1986,1989).
Debido a que los problemas de los pacientes con trastornos de personalidad tienen un
carácter prolongado, principalmente porque evitan la psicoterapia, generalmente si logran
llegar es porque van presionados por las personas que los rodean o porque las leyes se los
exigen, unido a su resistencia al cambio por su dificultad para cambiar, estos pacientes son los
más difíciles entre los casos clínicos. Tienden a dar más trabajo en cada sesión, más tiempo de
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terapia, ponen a prueba la paciencia y la energía del terapeuta para su atención. Por eso es que
cuesta avanzar con la mayoría de ellos. Generalmente acuden a la consulta por los síntomas
más evidentes tales como una depresión o ansiedad codificadas en el eje I del DSM-III-R.
Como en todas las terapias relacionadas con los trastornos de personalidad, en la terapia
cognitiva se tienen que modificar: la duración del tratamiento, frecuencia de las sesiones, las
metas y expectativas del terapeuta y del paciente, y las técnicas y estrategias necesarias para
intervenirlos. Pese a estos inconvenientes con los trastornos de personalidad, es sorprendente
como responden los pacientes a la terapia cognitiva. A menudo ellos son testigos de primera
mano de los desórdenes con los que se enfrentan a diario en el trato con otras personas.
Frecuentemente se autodescriben como víctimas de los demás, en general, del “sistema”. Lo
curioso de estos pacientes es que no se dan cuenta de cómo llegaron a ser de esa manera, de
que ellos son los causantes de sus propios problemas, ni tienen idea de cómo poder cambiar.
Generalmente, son las personas más cercanas las que se dan cuenta de sus problemas y los
presionan para que busquen ayuda profesional. Otros son las autoridades del sistema judicial
los que los obligan a asistir, de lo contrario tendrían que ir a la cárcel (Henn, Herjanic y
VanderPearl, 1976; Moore, Zusman y Root, 1984, citados por Beck. (1995)).
El objetivo principal de la terapia es cambiar los esquemas de los pacientes, pero esto
es muy difícil de lograr. Están sumamente arraigados en su psique por elementos conductuales,
cognitivos y afectivos. Por lo tanto, la terapia debe adoptar un enfoque tripartito. Solamente
atendiendo el enfoque cognitivo que intente discutir con los pacientes sus distorsiones, no dará
resultado. Poner a los pacientes a elaborar abreaciones en las sesiones con sus fantasías o
recuerdos tampoco funcionará. Es necesario que el plan de tratamiento contemple las tres áreas.
El surgimiento de un trastorno de la personalidad no significa automáticamente que el
paciente tenga o no esquemas desviados. Se pueden realizar predicciones sistemáticamente
distorsionadas a partir de esquemas erróneos, y sin embargo vivir de un modo congruente,
porque se restringe la asunción de riesgos y no se ensayan esquemas alternativos más exactos
(Jones, 1977, citado por Beck (1995).
Esto es parte de la ciencia porque a través del tiempo se ha estructurarlo como terapia
“la revolución cognitiva dio lugar a lo que se le conoce como la ciencia cognitiva; es decir una
disciplina integrativa que abarca aspectos distintos que van desde la psicología cognitiva, hasta
la inteligencia artificial, la neuroanatomía, la filosofía del conocimiento, la lingüística y la
antropología”. G. Korman (2013).
El psicoanálisis ha sido punto clave para poder utilizarlo desde varios aspectos, si lo
orientamos a la terapia cognitiva nos damos cuenta de esos elementos históricos personales que
son un pilar dentro de la construcción de la personalidad, retomando desde la cognición muchos
psicoanalistas utilizaron procesos de tratamiento direccionados por Aaron Beck donde los
aportes significativos que resultaban en un buen tratamiento daba datos curiosos a estudiar
porque los procesos de información cognitiva de un paciente se manifestaban en tratamientos
psicodinámicos “su formación inicial (terapia cognitiva) se vincula con un psicoanálisis más
pragmático y orientado a la resolución de problemas” porque los ejercicios en terapia van a la
búsqueda de cómo se construye el aparato psíquico de elementos cognitivos propiamente
dichos que no podría desligarse, siendo excelentes elementos para un tratamientos terapéutico
“Beck participó en seminarios y se ve expuesto en una gran cantidad de enfoques respecto a la
práctica psicoterapéutica; el psicoanálisis tradicional, la psicología del yo, la higiene mental
(de Adolfo Mayer), la terapia de grupo, teorías de la cognición e investigación experimental”,
pudiendo decir que para desarrollar la terapia cognitiva es de importancia conocer otros
enfoques para poder adherirla según el momento apropiado que se dé dentro del desarrollo de
las sesiones y en este caso será orientada desde la terapia cognitiva porque los otros modelos
solo son referentes y éste caso los ejercicios retoman la amplitud de acciones terapéuticas que
estimulan los procesos cognitivos que según el psicólogo y pedagogo Estadounidense B.
Bloom para que exista un aprendizaje se activaría “la memoria, comprensión, aplicación
análisis y evaluación”. G. Korman (2013).
Nos damos cuenta que como antecedentes de investigación podemos ubicar el enfoque
cognitivo dentro de la “segunda generación situándola en torno a 1970 como terapia cognitiva
conductual”, del psicoanálisis “dando origen a la terapia racional emotiva de A. Ellis y la
terapia cognitiva de la depresión de A. Beck”, son muchos los términos que han surgido dentro
del lenguaje de investigación psicológica para entender procesos “porque direcciona una
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“terapia (o modificación) de conducta cognitiva, de terapia cognitiva de la conducta, de terapia
conductual cognitiva, en fin de Terapia cognitiva conductual”, etc. M. Pérez. 2006. Pág. 161.
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irregularidades en los procesos terapéuticos ante su seguimiento cuando nos damos cuenta que
el paciente con trastornos de personalidad llega en crisis y después abandona los procesos
terapéuticos y entenderlos ha sido parte de esos postulados. M. Ruiz, M. Díaz y A. Villalobos.
(2012). Pág. 379.
Hasta hoy Aaron Temkin Beck ha sido referencia de investigación y los aportes que se
han dado, que han aportado a los procesos terapéuticos “fue el primer psiquiatra estadounidense
creador de la terapia cognitiva”, “Fue profesor emérito del depto. De psiquiatría de la
Universidad de Pennsylvania”, ha sido referente para entender lo procesos hacia el abordaje de
casos, siendo una guía para diversas investigaciones, logrando mayor explicación de resultados
encontrados en procesos terapéuticos, según datos existe “un centro llamado Beck Institute for
Cogtitive Therapy and Research desde 1994 actualmente lo dirige su hija Judith Beck. Nos
damos cuenta que hay recursos para seguir investigando. M. Ruiz, M. Díaz y A. Villalobos.
(2012) Pág. 364.
Según la American Psychological Association (APA) Beck “ha sido considerado uno
de los psicoterapeutas más influyentes de todos los tiempos”, ha sido de mucha ayuda estos
cuestionarios que han sido utilizados en referencia y apoyo en diversas investigaciones
científicas entre estos instrumentos está: Beck Depression Inventory (BDI), Beck Hopelessness
Scale y Beck Anxiety Inventory (BAI). M. Ruiz, M. Díaz y A. Villalobos. (2012) Pág. 364.
Como datos de seguir entendiendo los trastornos de personalidad “En 1981 se publicó
la primera edición inglesa de la obra Trastornos de personalidad”. “el DSM III, obtuvo una
aceptación inmediata entre los profesionales de la salud mental” “después apareció los
trastornos de personalidad como eje independiente del DSM IV” siendo de guía en la
comprensión de términos referentes a la psicopatología, hasta hoy seguimos revisando como
lo expresa el CIE 10 y el DSM 5 como una manera de hablar ese lenguaje de términos de
comprensión de la conducta humana teniendo claro como referentes de la salud mental que no
son enfermedades sino trastornos. T. Millon y R. Davis. 2006.
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alteración en la transmisión dopaminergica” hasta hoy estos datos neurocientíficos has sido
puntuales y han ayudado en como intervenir ante este modelo cognitivo entendiendo esos
activadores de la atención donde ciertas actividades o acciones estimularían aprendizajes; estas
funciones cognitivas involucra a los mecanismos de neuroplasticidad y que cuando hay
problemas como parte del trastorno se manifiesta “alteración en la transmisión de glutamato
del receptor tipo NMDA (N-metil-D-aspartato, recpetor involucrado con los mecanismos de
neuroplasticidad relacionada con la experiencia), éste jugaría un rol central en modular la
actividad en diversas áreas del sistema límbico (hipocampo, amígdala, corteza cingulada
anterior) y corteza prefrontal pudiendo presentar alteraciones cognitivas (déficit de memoria,
atención, cognición social), perceptuales”. S. Guendelman. L. Garay, V. Miño. 2014. Pág.
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que permita establecer un funcionamiento más adaptativo (Beck et al, 1985). Al trabajar con
los esquemas del paciente el terapeuta puede tener varias opciones de trabajo:
1. Reestructuración esquemática
Consiste en atenuar los esquemas disfuncionales para poder desarrollar otros que sean
más adaptativos. Esto puede lograrse mediante la técnica de los “diarios de esquema”, que tiene
como objetivo establecer nuevos esquemas funcionales y poder mantenerlos a través del
procesamiento de nuevas situaciones y reformulaciones de situaciones anteriores. El paciente
podría, por ejemplo, dividir en secciones (i.e., trabajo, vida social, en soledad, etc.) y registrar
diariamente en cada una ejemplos de aptitud. Esto lo ayuda a contrarrestar su creencia absoluta
en los esquemas negativos en momentos de estrés. Otra forma de aplicar esta técnica consiste
en que el paciente prevea qué puede ocurrir en una determinada situación si actuara en base a
sus esquemas negativos, para después escribir lo que sucedió realmente y hacer una
comparación. Una tercera forma de aplicar esta técnica consiste en que el paciente, una vez que
empieza a creer en sus esquemas más adaptativos, evalúe las situaciones de la semana en bases
a sus esquemas viejos y los nuevos para ver las diferencias y beneficios que encuentra en estos
últimos.
2. Modificación esquemática
Hace referencia a lograr cambios, más atenuados que en el caso de la reestructuración, en la
manera básica de responder al mundo
Toma de decisiones
Cuando los pacientes con trastorno de la personalidad tienen problemas en la toma de
decisiones, el terapeuta debe entrar en la vida del paciente y actuar de manera colaborativa para
que este pueda ir aprendiendo a tomar ciertas decisiones importantes que ayuden a modificar
los estilos de personalidad. Una técnica consistiría en que el paciente y el terapeuta definan el
problema, a partir del cual establecerán posibles metas y luego realizar una reunión creativa
para generar distintas alternativas y proceder a la elección de la más adecuada (D’Zurilla &
Goldfried, 1971).
Otra técnica podría ser elaborar una lista de ventajas y desventajas de cada alternativa y
asignarle un valor numérico relativo para después elegir el que más adecuado resulte al
paciente.
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1) Descubrimiento guiado: le permite al paciente reconocer las pautas de interpretaciones
disfuncionales estereotipadas.
2) Búsqueda del significado idiosincrásico: puesto que estos pacientes suelen interpretar
sus experiencias de un modo inusual o extremo.
3) Rotulación de las inferencias: para que el paciente tome conciencia del carácter
distorsionado de ciertas pautas automáticas de pensamiento.
4) Empirismo cooperativo: trabajo con el paciente para poner a prueba la validez de sus
creencias, interpretaciones y expectativas.
5) Examen de las explicaciones de la conducta de otras personas
6) Ordenamiento en escalas: traducción de las interpretaciones a expresiones graduales
para contrarrestar el típico pensamiento dicotómico.
7) La reatribución: reasignación de la responsabilidad por acciones y resultados.
8) Exageración deliberada: lleva una idea a su extremo, lo que realza las situaciones y
facilita la reevaluación de una conclusión disfuncional.
9) Examen de las ventajas y desventajas de conservar o cambiar creencias o conductas y
la clarificación de los beneficios secundarios.
10) Descatastrofización: permitirle al paciente reconocer y contrarrestar la tendencia a
pensar exclusivamente en términos del peor desenlace posible de una situación.
Técnicas Conductuales
Estas técnicas apuntan a tres metas comunes.
1) En primer lugar, a veces el terapeuta necesita trabajar directamente para modificar las
conductas autodestructivas.
2) Segundo, si el paciente posee una capacidad deficiente, la terapia debe incluir un
componente de construcción de la capacidad.
3) Finalmente, se pueden plantear al paciente distintas tareas para que realice en su casa a
fi n de que practique y siga poniendo a prueba sus cogniciones disfuncionales.
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Ensayo de conductas, modelado, entrenamiento en asertividad y la dramatización: para
desarrollar habilidades ante los primeros esfuerzos tendientes a responder con más
eficacia en situaciones problemáticas antiguas o nuevas.
Empleo de la dramatización
La dramatización puede utilizarse para desarrollar aptitudes y superar inhibiciones,
como en el "entrenamiento asertivo". Cuando el tema tiene carga emocional, por lo general se
suscitan cogniciones disfuncionales. Estas son susceptibles de "elaboración", lo mismo que
cualquier otro pensamiento automático. Invirtiendo los roles, el terapeuta "modela" la conducta
adecuada, y también visualiza con más facilidad la perspectiva de la otra persona. Esa inversión
de roles es un componente crucial del entrenamiento en empatía.
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2. Empleo de evocación de imágenes
Se emplean imágenes de una determinada situación, lo más detalladamente posible, que
permita recrear las interacciones de aquel momento y poder producirse la reestructuración
cognitiva.
Plan de tratamiento
Si bien lo anteriormente expuesto hace referencia a distintas cuestiones inherentes a los
trastornos de personalidad, no debe pasarse por alto que cada trastorno se caracteriza por una
constelación propia de creencias, actitudes, afectos y estrategias o conductas específicas.
Por ello, Beck y sus colaboradores consideran que es posible dar un perfil distintivo de cada
uno de los trastornos sobre la base de sus rasgos típicos cognitivos, afectivos y conductuales.
Resulta de gran importancia tener en cuenta la tipología formulada por los autores sobre cada
trastorno y, a su vez, realizar una adecuada conceptualización de cada caso en particular,
identificando los componentes que hacen al perfil cognitivo.
Finalmente, es importante destacar que, más allá de las diferencias que existan entre los
distintos abordajes de cada trastorno, siempre existirá como objetivo común y primordial, la
construcción de una relación terapéutica basada en la cooperación. Para ello, será necesario
lograr un alto grado de acuerdo entre las expectativas del paciente y las del terapeuta acerca de
las metas y objetivos terapéuticos, así como enfocar las estrategias de modo tripartito,
atendiendo las áreas cognitiva, conductual y afectiva
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f. Valoración grupal de la Terapia Cognitiva
Interesante como lo autores pudieron deducir los principios que dirigen el accionar de
las personas en el mundo real. No es que el cerebro trabaja a lo loco, como decimos
vulgarmente, sino que está diseñado para ahorrar esfuerzo al ser humano. Como es lógico, en
la vida nada es perfecto, a veces se ahorra en algunas cosas, pero se pierde en otras. En este
caso el ser humano aprende a responder automáticamente a través de patrones preestablecido,
construidos a lo largo de la vida.
Pero luego se vuelve tan habitual que pierde su creatividad. Lo complicado es cuando
en el camino se comienza a hacer malas interpretaciones y esos patrones de vuelven en contra.
Es decir, se vuelven patológicos.
A nuestro parecer es una de las terapias más fundamentadas, cuyos argumentos pueden
ser comprendidos por alguien medianamente educado. Es muy esclarecedor para los pacientes,
sentarse a explicarles cómo es que funciona nuestro cerebro y que lo que él tiene es un mal
patrón de pensamiento. Lo difícil es querer cambiarlo. Pero que para eso existen las técnicas,
por cierto, muy comprobadas en su eficacia.
Por supuesto que no solo lo cognitivo es importante para la mente humana existe
muchas cosas más. Lo grandioso de este método es que si logramos convencer al paciente de
cuál es el mecanismo para cambiar eso alterara todo lo demás en su estructura cognoscitiva.
Otra cuestión que queda muy clara es que los pacientes que padecen trastornos de la
personalidad son de los casos más difíciles en psicoterapia. Creemos que es algo que para los
que estamos cursando al maestría ha sido un gran aprendizaje. Antes solamente pensábamos
en las patologías del eje I del DSM, y sabíamos por intuición que existen abundantes maneras
para solucionarlas, pero no éramos tan conscientes que existían patologías tan complicadas.
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Hasta el día de hoy, unos de los referentes del seguimiento terapéutico es la teoría
cognitiva de Aaron Beck, siendo un planteamiento construido de elementos claves de otros
modelos como el psicodinámicos que aborda procesos de estructuras del aparato psíquico y por
ende guarda memorias que en su construcción reflejan comportamientos que en terapia se
solucionan problemas a través del enfoque cognitivo, en la administración se da ampliar
conceptos de comportamiento donde el cerebro ordena ideas y así las conductas que se
consideraban inapropiadas disminuyen generando una buena relación entre madurez emocional
y el intelecto.
Como terapeutas seguimos recreando conocimientos de los elementos encontrados hasta hoy
que serán esos enlaces de investigación que perduraran como en seguir descubriendo al ser
humano, entendiéndolo desde una referencia psicopatológica.
20
g. Bibliografía
Beck, A. T. (1976). Cognitive therapy and the emotional disorders. New York:
International
Beck, A.T., Rush, A.J., Shaw, B.F. & Emery, G. (1979). Terapia cognitiva de la
depresión. Bilbao: Desclée de Brouwer
Beck, A.T., Emery, G. y Greenberg, R.L. (1985). Ansiedad Trastornos y fobias. Una
perspectiva cognitiva.Nueva York: Libros básicos.
Beck, A.T., Freeman, A., Davis, D.D. y otros (2005). Terapia cognitiva de los
trastornos de personalidad. Buenos Aires: Paidós Ibérica
Caballo Vicente E. (2008) “Manual de Técnicas de Terapia y modificación de conducta
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ANEXOS
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